Por Marat
Un PP cuyo objetivo es impedir ser
sobrepasado por la ultraderecha de VOX tratando de convertirse en
ella. No porque intente pararla sino porque su intención es salvar
al aparato de profesionales de la política que viven de ella.
Un partido que se arrepiente de su
pasado más glorioso, aquél en el que Marinano Rajoy demostró ser
el mejor presidente posible para su clase, la capitalista, en el
período más álgido de la actual crisis, que volverá pronto a ser
agudo, y que quiere envolver la realidad presente de millones de
personas en la pobreza en un discurso patriótico y antinacionalista,
haciendo nacionalismo.
Un C´s cuyo “mejor” logro es haber
sido el puente necesario para entendimiento entre la derecha clásica
y la ultraderecha en Andalucía y cuyo destino decreciente es el de
sumar, en lo posible, al intento de reeditar el mismo pacto a nivel
nacional.
Un C´s cada vez más liberal en lo
economíco, mientras juega a “progre” en cuestiones, que también
son liberales como los vientres de alquiler o la “muerte digna”,
seguramente su más decente y compartible posición política.
Un VOX de Don Pelayo, la Reconquista,
la unidad de la patria, los cazadores, los toreros y alguna otra
tontería eficaz en la taberna y twitter, mientras está dispuesto a
acabar con conquistas sociales tan básicas como las pensiones y la
sanidad públicas y pretende dar ventajas a la educación privada
mediante el cheque escolar a la concertada, de interés privado para
los padres pero pagado públicamente.
El VOX de un ser coherente como
Abascal, partidario de la economía privada que siempre ha vivido de
la pública, el patriota del “novios de la muerte” que se escqueó
de la mili a base de prórrogas.
El PSOE, el de la revonversión
industrial de Felipe González, que destruyó gran parte del tejido económico del país para ser admitido en la UE y asumir el papel de
España dentro del marco capitalista europeo -país de camareros-, el
mismo presidente que aumentó los años de cotización de las
pensiones, de lo que ustedes ni se acuerdan ni queren. El mismo PSOE
que, con Zapatero, aplicó dos reformas de las pensiones y una de la
reforma laboral que dejó la indemnización al empleado en 20 días
por año trabajado y facilitó el concepto de los “despididos
objetivos”. El PSOE de Sánchez, que ha logrado la aprobación de
muchos decretos pero se ha reído de las pensiones, no revolviendo su
futuro, pero vendiendo una “actualización” de las mismas.
Podemos y su miniyo IU. El primero
pregonaba la democracia de base y digital, y demostraró que se
carcajeaba del primer concepto y que de las primarias 2.0 hacía un
tongo habitual.
Podemos, la gente que nunca fue clase,
pero ahora quiere quiere disfrazarse de tal, que iba de ciudadana y
que veía “empresarios patriotas”, que enarbolaba la idea de
patria pero que tiene un lío impoortante con el concepto en Cataluña
y en Canarias, que iba a asaltar los cielos pero ha decidido destruir
las calzadas en las grandes ciudades con cráteres inmensos, que iba
a romper el candado constitucional pero ahora tiene a un cómico
presentando un librito tamaño mini diciendo que hay que cumplir la
Constitución, al estilo Anguita, aunque lo que reivindique sean
artículos meramente declarativos pero no obligatorios. Iglesias, el
que exigíó no se cuantos ministerios para impedir un gobierno de
colación de progres y acaba tratando de convencernos de que lo que
mejor que puede pasar a no se sabe qué cosa (¿la clase, la gente,
los ciudadanos?) es votarle.
En medio de todo esto, ni los que
sobreviven en la desesperación, ni los que cobran algún tipo de
ayuda pública, ni los que aún no llegan a ser mileuristas, ni los
que sobrevivimos dentro de la oscura economía del búscate la vida,
ni los que rebuscan en la basura, ni los pobres de toda condición,
vamos a mejorar ni un ápice de condición si esperamos de todos
estos canallas (incluidos los corruptos de PNV y los sinvergüenzas
indepes de Cataluña, los peores recortadores sociales) algo que nos
dé un solo minuto de esperanza.
La única que nos queda es organizarnos
como clase, pegarnos al que anda tan doblado como nosotros, organizar
la solidaridad desde lo más inmediato y necesario de cada uno, no
fallar al de al lado, consttruir organización, plantear la batalla
allá donde nos afecte, ver que cada lucha concreta debe mirar más allá de esta.
¡Tal cual, Marat, tal cual! Más claro agua "cruda". La farsa se repite: la derecha vota a la extrema derecha y los progres a la derecha. La primera lo tiene claro, los segundos se venden por un plato lentejas o... un pisito de 600mil euritos. ¡Malditos demócratas! ¡Por la dictadura del proletariado! Un saludo proletario, Arturo Acosta.
ResponderEliminarMira la farsa en Ucrania, el Poroshenco le pasa el puestito al payaso. Y lo trágico no es que sea payaso, sino que sigue los dictámenes del capital. Vamos bien...¡jodidos!
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