23 de abril de 2014

LA VIOLENCIA DE LOS FASCISTAS DE “LA BANDERA NEGRA” (RICARDO SÁENZ DE YNESTRILLAS) AL SERVICIO DE LA POLICÍA EN LAS MARCHAS DEL 22-M COMO SÍNTOMA

Tomado del blog personal del fascista Sáenz de Ynestrillas
Por Marat

1.-Conozcamos los hechos:
La información que van ustedes a conocer puede haberles llegado parcialmente a través de alguno de los textos que les iré exponiendo. Incluso puede que haya tenido acceso a todos ellos pero estoy seguro de que, en la inmensa mayoría de los casos, habrá sido como piezas de un puzzle que aquí intentaré completarles lo más posible hasta el punto en que ustedes puedan hacerse una composición de lugar y adquirir criterios por sí mismos. 

Estoy convencido de que los aspectos que detallaré sobre infiltraciones o intentos de infiltraciones de grupos fascistas en la protesta social y sobre su posible papel como agentes provocadores al servicio de las cloacas del Estado capitalista y de sus aparatos represores no son sino la punta del iceberg en el que el grupo “La Bandera Negra” podría ser sólo uno de tantos.

Creo, sin embargo, que si nos detenemos sólo en los hechos, en el detalle de la trama fascista destinada a reventar la manifestación culminante de las Marchas del 22-M estaremos, como tantas veces sucede, tomando el rábano por las hojas y muy lejos de comprender el trasfondo, las implicaciones que los hechos en sí tienen, la tendencia de futuro que señalan y los factores que han posibilitado estos hechos. Me propongo en la analizarlos en la segunda parte de este texto. 

El 23 de Enero pasado, el militar en la reserva Antonio Maira, hombre de izquierdas y Presidente del Colectivo Anemoi, una organización de militares demócratas, republicanos y de izquierdas, denuncia el intento de penetración o infiltración en dicho grupo de un grupúsculo fascista llamado “La Bandera Negra” o simplemente “Bandera Negra”.

Antonio Maira publica su denuncia a través de un artículo en rebelion.org, titulado: “La extrema derecha y “las tramas negras” intentan infiltrar a Anemoi” . Dicho artículo ha sido eliminado de la base de datos y de las entradas de dicha web. Desconozco si a petición del propio Antonio Maira o del propio colectivo editorial que dirige rebelion.org.  Ustedes mismos pueden intentar encontrar dicho artículo a través de cualquiera de los buscadores de Internet al uso y comprobarán que invariablemente dan con un mensaje que dice algo así como “noticia inexistente”. En todo caso, este hecho es altamente significativo, si bien no es claro de qué. Me pregunto si tiene algo que ver la deriva que cada vez más personas van constatando respecto de dicha web. Yo mismo ya la viví hace mucho tiempo cuando uno tras otro mis artículos eran rechazados sin explicación alguna. De cualquier modo, ellos conocen el motivo y yo también. 

No obstante, no siempre todas los rastros son eliminados. Existe un documento en pdf que recoge el mencionado artículo sobre el intento de infiltración de “Bandera Negra” en el Colectivo Anemoi. Cabe también preguntarse por qué rebelion.org no lo ha hecho desaparecer de Internet. Las especulaciones pueden ser varias pero no es mi intención entrar en ellas. 

En cualquier caso, el artículo tiene el siguiente enlace: http://www.rebelion.org/noticias/2014/2/180776.pdf. Les sugiero que lo lean detenidamente y -traten de hacer abstracción de lo que parece una intrincada película de espías con algún “detalle” un tanto bizarro- y saquen sus propias conclusiones porque es sumamente interesante el mecanismo que determinados grupos de la extrema derecha emplean para penetrar organizaciones de izquierdas.

A lo largo de este artículo ustedes se van a encontrar una serie de links que son absolutamente imprescindibles para que entiendan de qué les hablo. Sólo si leen de modo completo los contenidos de los mismos podrán seguir el presente texto.

Comprobado el intento de infiltrar al Colectivo Anemoi por parte de la organización “Bandera Negra”, el 7 de Febrero pasado, sólo 15 días después de la denuncia efectuada por Antonio Maira, el digital Público y la web La República publican un artículo titulado “Ynestrillas se vuelve ‘rojo’ y crea el grupo “La Bandera Negra”. En realidad, en lugar de rojo debiera decir “negro”, por la analogía de su enseña con los colores empleados frecuentemente por anarquistas e insurreccionalistas.

El 8 de Abril, el blog “El noticiero de Navaluenga” publicaba un interesantísimo artículo con el título “El 22M La Bandera Negra de Ynestrillas infiltró a varios de sus integrantes en una columna de veteranos del ejercito”.

En él se informaba de que más de una docena de miembros del grupo de extrema derecha “Bandera Negra” se infiltraron en la convocatoria que hicieron ex militares de cuerpos especiales del ejército español para sumarse a las Marchas del 22-M. En este caso “Bandera Negra” parece haber actuado como bandera de conveniencia porque, introdujo a miembros de Falange y de otras organizaciones de extrema derecha en la comitiva que acompañaba a los militares. 

Entre quienes se habían introducido en el grupo de veteranos del Ejército se encontraba Jorge de la Viuda, que ya había intentado penetrar al colectivo de ex militares Anemoi, tal y como afirma su dirigente Antonio Maira en el citado artículo de rebelion.org. Jorge de la Viuda sería detenido el 5 de Abril por los incidentes del 22-M, actuando como abogado defensor del mismo Sáenz de Ynestrillas

Convendría preguntarse porqué en dos ocasiones las infiltraciones, la primera fallida, la segunda lograda, se intentan en grupos de ex militares. Sobre esta cuestión volveré más adelante pero les recomiendo encarecidamente que lean al completo el artículo que les he enlazado del “Noticiario de Navaluenga”.

En relación con Jorge de la Viuda, activista de “Bandera Negra”, que se jacta de no tener nada que ver con el fascismo, algunos medios informan de su pasado político reciente como jefe territorial de Sindicato Español niversitario (SU), de ideología falangista, hasta 2013.

A Jorge de la Viuda el “Noticiario de Navaluenga” le vincula políticamente y por amistad con un sujeto que se hace llamar “Tomas Bor”, seguramente nombre supuesto, uno de los oligofrénicos de la extrema derecha que asaltaron la librería Blanquerna el 11 de Septiembre del pasado año en Madrid, dentro de la espiral anticatalana alentada y alimentada por el PP y por el Gobierno de este partido. El tal Tomas Bor seguramente sea el sobrenombre de alguno de los detenidos que aparecen mencionados en esta noticia.

Pues bien, de nuevo el “Noticiario de Navaluenga” nos aporta una inestimable información y nos muestra al tal Tomas Bor en acción en fotografías y vídeos en los que ejerce la violencia al final de las Marchas del 22-M. Por cierto, la “bandera negra” ondea en diversos momentos durante los incidentes.  

Los organizadores de las Marchas del 22-M, en rueda de prensa posterior a la represión de la manifestación en Madrid, tras denunciar que ésta fue un montaje policial se preguntaban de dónde salió un grupo de personas "con una bandera negra grande que no había estado antes en la manifestación" y que bajó corriendo por calles aledañas a Colón.

Estoy plenamente convencido de que en próximos días continuará saliendo información que desvele la implicación directa en el papel de provocadores al servicio de la represión policial de esta basura fascista de los Ynestrillas boys y su asquerosa Bandera Negra a los que hemos de barrer de la calle y del mapa.

2.- Y ahora vayamos más allá de los hechos:
Infiltrarse en un grupo de militares o ex militares es la decisión natural de cualquier grupo fascista. La Patria y su unidad parecen ser elementos facilitadores y la obediencia de lo militar a la autoridad crea  una cierta expectativa de buena acogida. 

En Anemoi esos previos no funcionaron porque su carácter de izquierdas diluye, en cierta medida, los dos elementos facilitadores. 

En el caso de “Veteranos por la Justicia y la Democracia” es muy posible que la infiltración de “Bandera Negra” tuviera muchas menos dificultades. Si se toman ustedes la molestia de leer su convocatoria de cara a las Marchas del 22-M verán que hay de todo y de lo de democrático no demasiado. Si aún tienen ganas de saber más y se preocupan de ver quién convocó dicho evento en Facebook, verán que lo democrático quizá le venga más que grande. En definitiva, puede que los ex militares de “Veteranos por la Justicia y la Democracia” fueran una buena casa de acogida para los "Bandera Negra". Las imágenes que pongan por ahí de Hugo Chávez o del Ché es muy posible que no sean otra cosa que lo que en el arte de la guerra se denomina como “tácticas diversivas”.

La más que evidente conclusión sobre los hechos mencionados en la primera parte de este artículo es que la “Bandera Negra” de Ynestrillas es violencia de “falsa bandera” utilizada por las cloacas del Estado capitalista para justificar la represión sobre la manifestación del 22 de Marzo en Madrid.

El Ministerio del Interior ha llegado a acusar a grupos de izquierda independentista -justo los que le vienen bien en el contexto del proceso soberanista catalán-, después anarquistas e insurrecionistas (cuando en las fotografías publicadas en las redes sociales empezó a parecer esa extraña bandera negra que no se sabía de dónde había salido). Los anarquistas siempre vienen bien, y lo facilitan por su modo de ir a su bola en un marco más amplio -sobre todo en el que no son hegemónicos- para ser utilizados como cabeza de turco ante cualquier acción que convenga al poder. Sería deseable una respuesta más activa por su parte para desenmascarar la mentira que intenta echarles tierra y condena encima.

En ninguna manifestación del 15-M ni de ninguna movida indignada se produjo una provocación tan evidentemente destinada a provocar una intervención policial ni con tanto éxito. En la manifestación de La Castellana de los mineros del 10 de Julio de 2012, inicio de la recuperación de la conciencia de clase en la protesta social, y en la del 22 de Marzo de este año, sí que fue evidente esa confluencia entre violentos y policías. Yo nunca he intentado justificar la violencia revolucionaria bajo el falso discurso de “violencia defensiva” vs. “violencia ofensiva”. Creo que el capitalismo sólo caerá a través de la violencia revolucionaria y pienso que ésta debe ser organizada, consciente, disciplinada, dirigida por una organización de los trabajadores. Y, además, creo que ésta no es imposible ni tiene porqué estar destinada al fracaso, sobre todo si tenemos en cuenta los acontecimientos mundiales de los últimos años. 

Pero creo que entre el ghandismo agilipollante del 15M y la violencia señalada en las dos manifestaciones grandiosas, y mucho más numerosas que cualquiera de las realizadas por los indignados, hay una diferencia que explica la necesidad del Estado de infiltrar a provocadores policiales al estilo del Pope Gapón en la revolución rusa de 1905, precedente de la de 1917: eran los desesperados, no la clase media que se va de najas en esta crisis del capitalismo, los parados, la clase trabajadora, los explotados, los menestrales, los suburbiales, los que tampoco en los años dorados del consumo a crédito  recibieron su parte, los que salieron a manifestarse en ambas ocasiones. Los trabajadores, aún con sindicatos amarillos, tienen un instinto básico de clase, el que raramente se equivoca, el que dice que es el momento de ocupar el centro de la historia y, cuando lo hacen, su fuerza es atronadora, decidida y masiva. Le va a costar mucho esfuerzo sin organizaciones sindicales ni políticas que la representen pero acabará por crearlas ante la constatación de que lo que hay no le sirve y de que las asambleitas pequeñoburgesas no son el lugar en el que encuentren eco sus ansias y esperanzas. 

Por muchos vídeos que nos ponga el Ministerio del Interior -frente a los que hay muchos más de periodistas valientes- no salen ni de largo esos míticos 1.500 violentos de los que nos habla para justificar que, tras las hostias recibidas, y ya amortizadas políticamente, por los miembros de las UIPs, se esté criminalizando a la protesta de clase del 22-M. Para provocar la intervención de los antidisturbios sólo hacen falta unos cuantos “muchachos”, que, patrióticamente, la justifiquen.

Y no deja de ser llamativo que en algunas páginas alternativas, y en su propio blog, cierto chivato de la policía, y garganta profunda (en el sentido de soplón de los maderos y también del de cierta película porno) invitase a ponerse la capucha cuando otros, avezados de lo que se venía encima ante la convocatoria del 22-M, invitaban a quitársela. Por cierto, el niñato levantino lleva un mes sin  autopromocionarse en las redes sociales y en las webs alternativas.    

No es nuevo el fenómeno de la infiltración de grupos de izquierda y de movimientos de protesta por parte ya sea de policías, ya de grupos de la extrema derecha. 

Todas las organizaciones de oposición de izquierda al franquismo fueron penetradas por la policía en mayor o menor medida. En los primeros años de la dictadura, cuando la reorganización del PCE era especialmente dificultosa, además de extraordinariamente peligrosa para las vidas de quienes intentaban crear las células comunistas, dos de las dificultades añadidas eran la comunicación del interior con la dirección en el exterior (URSS, Francia, Méjico,...) y la comunicación del PCE en el interior con la clase trabajadora española; esa comunicación era básicamente la propaganda (octavillas, Mundo Obrero,...). La policía llegó a colar falsos artículos dentro de los Mundos Obreros clandestinos, editados por entonces por la organización del PCE de forma más que artesanal, con el fin de provocar disidencias y broncas internas en la débil organización comunista de por aquel entonces. En cuanto a la caída de dirigentes al entrar en España, creo que el Archivo Histórico del PCE, abierto desde hace ya muchos años, puede ilustrar mucho mejor que yo las duras consecuencias de la cuestión de la que les hablo.

En los años 70, a finales del franquismo, el FRAP y la propia ETA, míticamente presentada por aquella época como impenetrable, fueron infiltradas policial o parapocialmente, al igual que el resto de organizaciones de la izquierda y sindicatos de oposición.

La infiltración fascista en las organizaciones de izquierda está mucho menos documentada, ya que no es del gusto de estas últimas admitir la penetración en su interior o en sus alrededores, siquiera a través del discurso y del mundo simbólico pero hay trabajos interesantes que relatan esta cuestión. Recientemente también en Italia ha sido denunciado el intento de penetrar la protesta social desde el fascismo

No voy a aludir a la penetración de fascistas y populistas de derecha en los sindicatos mayoritarios y minoritarios, tanto a nivel de direcciones como de comités de empresa. No es mi interés dañarlos.

Pero ésta, la penetración de la extrema derecha en las organizaciones de la izquierda, es una de las cuestiones que más me preocupan desde hace algún tiempo. Tomo prestado del blog de un amigo un artículo que, en su día publiqué en el que fue precursor de mi blog actual y que blogger ha tenido a bien cargarse, sin mayor esfuerzo de consulta a mi persona ¡Olé sus cojones!: “De Gustavo Bueno a los nazbol, pasando por todo lo que arrastran sus discípulos” . Cuando escribí dicho artículo me preocupaba especialmente el modo en el que el gran foro que es Internet estaba siendo empleado por fascistas y nazis con el fin de hacer que su mundo simbólico, referencial, cultural, de valores, así como sus consignas políticas y su discurso penetrasen en  el mundo de las izquierdas. 

Para ello, apuntaba entonces, la extrema derecha cambiaba su estrategia y transmutaba su apariencia más evidente bajo otra que se mimetizaba a los ojos del público más inexperto e ignorante. En la  Alemania de los últimos tiempos de Weimar esta estrategia funcionó parcialmente, al llevar a un dirigente de la Kominterm como Karl Radek a coquetear con las S.A. de Römh. Esto es algo de lo que raramente ustedes encontrarán mención, ya que Radek tuvo tanto sus veleidades trotskistas como estalinistas y, aunque fue purgado por estos últimos, tampoco es cosa de que a unos u otros este dato les afee el expediente.  
      
La crisis intelectual de la izquierda en su conjunto -la que está a la izquierda de los PPSS (Partidos Socialistas)-, un auténtico drama tras la debacle del socialismo real, su absoluta incapacidad para elaborar y llevar a cabo alternativas creíbles y válidas de lucha contra el capitalismo y la repugnante, cómplice y criminal derechización de los social-liberales, han traído como consecuencia un vacío terrible de la ideas de modernidad, progreso y revolución social, justo cuando más necesarias son, y han abierto bajo los píes de la sociedad el abismo neopopulista de la irracionalidad, el ataque sólo a los políticos, nunca o casi nunca a los empresarios y capitalistas causantes de la crisis, el antipartidismo y la indignación gritona de rabieta y taberna sin proyección de futuro transformadora.

En este contexto, la contaminación ideológica con la que el neopopulismo filofascista, prefascista o directamente con la que el neofascismo infecta el discurso social indignado y de las izquierdas es especialmente peligroso porque, frente al debate político que desde hace años lleva haciendo internamente la extrema derecha, frente a la alta formación política que poseen muchos de sus miembros, en las izquierdas y sus alrededores nos encontramos un predominio del hooliganismo, el analfabetismo intelectual e ideológico más penoso, el discurso de la rabia y la frustración más ramplonas o bien el recurso a las citas de sus biblias particulares, profanamente santificadas y, en el mejor de los casos, un tipo de análisis de sociología barata y reformista que ya era vieja cuando se inventó. Baste ver el debate, los contenidos que se difunden en las redes sociales y los textos que  aparecen en las webs alternativas para ver el nivel del debate y la propuesta política en las izquierdas.

El izquierdista medio, con la excepción de unos pocos militantes políticamente formados  y, a la vez, sin orejeras ideológicas simplistas, no está preparado ni suficientemente capacitado para evitar verse contaminando de la retórica reaccionaria con la que la extrema derecha va sazonando una parte de la protesta social.

Como además, el fascismo vuelve a presentar como nuevo lo que es viejo -esto es, su capacidad para apropiarse de banderas históricas que las izquierdas hace tiempo abandonaron-, el camuflaje resulta tan difícil de detectar para las izquierdas, y más aún para el indocumentado político que dice no ser de nada, que cuela su veneno como si de bálsamo médico se tratase.   

“Bandera Negra” es uno de los muchos proyectos en los que se ha embarcado el frikifascista, condenado por terrorismo -implicado en el asesinato de Josu Muguruza- y presuntamente aficionado a “la blanca doble” (y no me refiero ni a la revista musical ni a la ficha de dominó), Ricardo Sáenz de Ynestrillas. 

Anteriormente Sáenz de Ynestrillas ya mostró su admiración por el 15M y por Anguita y su Frente Cívico-Somos Mayoría. ¿El punto de encaje ideológico que permitía a Ynestrillas estas simpatías? La superación del antagonismo izquierda-derecha.  

"No es momento para ideologías más o menos dogmáticas. Creemos necesario el estudio de todas aquellas corrientes doctrinales que han construido vías de pensamiento alternativo al actual sistema político". Ricardo Sáenz de Ynestrillas

“No somos de izquierda ni de derecha”. Movimiento 15-M

“No quiero sólo gente de izquierdas en el Frente Cívico”. Julio Anguita

Denle tiempo y pedirá ingresar en Podemos para quienes lo de ser de izquierda o de de derecha no es un problema, además de tener un mesías "patriota". Al fin y al cabo, un ex nazi como Verstrynge ya hizo la primera avanzadilla en la casa. 

¿Acaso Ynestrillas ha cambiado su ideología fascista y falangista, ha cruzado su Rubicón particular hacia otra orilla política, es que Ynestrillas ha caído del caballo y ha visto la luz en algún viaje hacia un Damasco de las ideas distinto al lugar del que viene? No, en absoluto. 

Cuando “La Bandera Negra”, -por cierto sus referencias no son ni los bucaneros ni los anarquistas sino éstos :http://labanderanegra.wordpress.com/-,  enésimo experimento de camuflaje de Ynestrillas y sus compinches, afirma que los cinco pilares del “período constituyente que debe abrirse en España” son República, Soberanía, Autogestión, Democracia y Federalismo no se aleja excesivamente de lo que es el pensamiento fascista joseantoniano, al menos en lo que es el principio activo del preparado. El resto es sólo excipiente.   

En efecto, más allá de que Franco hiciese de la Falange su putita particular, el falangismo de origen era republicano, de una República corporativa, totalitaria, dictatorial y sin partidos, más concretamente. Del mismo modo en que era y es soberanista en el sentido nacionalista del término. 

El término autogestión, en el sentido de la autogestión obrera, nada tiene que ver con el fascismo en general ni con el falangismo en particular, por mucho que la Falange Auténtica, un fascismo disfrazado de socialismo democrático, lo reivindique para sí. En realidad, autogestión y fascismo son términos antagónicos porque el primero es, en el marco político originario (no en lo que luego se ha querido vender como tal), esencialmente antiautoritario y el fascismo es tiranía.

La autogestión, expresión de origen ruso (“samoupravlenie”; no confundir con la redefinición de la misma que se hizo en la URSS con Gorbachov) fue estudiada por el propio Marx en relación con formas de propiedad de comunismo primitivo del campesinado ruso. Formas autogestionarias de poder social se llevaron a cabo en la Comuna de París. Estuvo presente en los primeros soviets y en el socialismo yugoslavo (Edvard Kardelj) durante más de 20 años. Bakunin y los anarquistas la han empleado tanto en el plano teórico como práctico, aunque con la convicción de que la idea de la autogestión les pertenece en exclusiva, muy en su línea de creer que el mundo empieza y acaba en ellos. Las fabricas y empresas recuperadas por los trabajadores, tras sus cierres patronales, han funcionado (en Argentina, en Grecia o en España, por citar sólo tres ejemplos), en muchos casos, bajo formas autogestionarias de autoorganización obrera de la producción.

El sindicalismo revolucionario (Labriola, Sorel,...) -no me refiero al de raíz fascista que se autodenomina así-, el anarcosindicalismo y un sector consciente del sindicalismo cristiano se reivindican autogestionarios y ahí está la clave por la que el engendro de “Bandera Negra” se autodenomina tal. Necesita conectar con  el sindicalismo, del mismo modo que el fascismo, el falangismo y el nazismo trataron de hacer en el pasado respecto al movimiento obrero y el sindicalismo. Como Ramiro Ledesma Ramos en las JONS y Manuel Hedilla en Falange, Strasser en el NSDAP y Röhm en las SA, los fascismos han tenido siempre sus “izquierdas” de la extrema derecha; es decir, sus sectores obreristas y “revolucionarios”, lo que no les impedía dar palizas a los anarcosindicalistas, comunistas y socialistas, sabedores, en el fondo, de que su pretendido anticapitalismo era sólo la pantalla necesaria para disputar a marxistas y libertarios su, por entonces, hegemonía dentro de la clase trabajadora. Saben que sin una penetración en el mundo obrero jamás podrán imponer sus objetivos por una vía que no sea la del cuartelazo.

De hecho, las teorizaciones (Nacional-Sindicalismo italiano) y los experimentos autogestionarios (República Social Italiana de 1943) fascistas se dan de bruces con la base intelectual de la auténtica autogestión obrera: horizontal, participativa, democrática, electiva, antiautoritaria.

Pero ni siquiera en el intento de aggiornar, pulir y limpiar su pasado y el del fascismo a través de conceptos como el de autogestión, Ynestrillas y su “Bandera Negrea” son originales. Antes ya lo intentaron  la Falange Auténtica y el Frente Sindicalista Revolucionario. Lo que no pueden hacer olvidar es que son herederos de José Antonio Primo de Rivera, el señorito de “la dialéctica de los puños y las pistolas” .  

Ni siquiera debe sorprendernos demasiado que reivindiquen el concepto “democracia”. Se ha convertido en un comodín que indignados clase media, desclasados, turboreformistas y reaccionarios con caparazón progre reivindican como el gran hallazgo de lo que afirman ha desaparecido en esta crisis del capitalismo. Mentira.

Con la crisis del capitalismo, que no es ninguna estafa, como pretenden hacer creer los fabricantes de ignorantes sobre lo que es el capitalismo y sus crisis, la primera y gran víctima sacrificada han sido la igualdad y sus expresiones prácticas: conquistas y derechos sociales, condiciones de laborales, salariales y de trabajo,...

¿Qué ha cambiado para que sea la “democracia” el concepto a poner en valor, como ahora pretenden hacernos creer los fascistas de “Bandera Negra”, imitando a esa candidatura de frikis al Parlamento Europeo que no hace demasiado tiempo sintetizaban su programa bajo la expresión “Democracia y punto”, bastante autoritaria, por cierto? ¿Acaso no siguen siendo pluripartidistas los sistemas políticos europeos, no siguen incumpliendo sus programas los partidos en los gobiernos, no se sustenta ya la “democracia” formal en un formato representativo, no es la democracia liberal, el sistema de la gran mayoría de los países, una representación de los intereses de la burguesía, como siempre ha sido?  ¿Mudó la “democracia” en dictadura tal cuál entendemos ésta? ¿Qué tontería es esa de hablar de cleptocracia, oligarquía de partidos o partitocracia? ¿Acaso no ha sido siempre así desde que el sistema político se asienta en la  representación de los intereses diversos de la población a través de una muestra parlamentaria de los  mismos? ¿Pretenden hacernos creer que Montesquieu y su división de poderes no estaban ya muertos mucho tiempo antes de esta crisis? ¿Tendrá alguien el cinismo de atreverse a decir que eran antes más democráticos los sistemas políticos? 

No, no son menos democráticos los sistemas políticos ahora que antes. En 1848, en el “Manifiesto Comunista”, afirmaban Marx y Engels que “El gobierno del Estado es pura y simplemente el consejo de administración de los negocios comunes de la burguesía"

Sencillamente lo que ahora sucede es que se hace mucho más evidente que los gobiernos y la mayoría de los partidos son los representantes de la fracción social más poderosa, la burguesía capitalista, y que vivimos un proceso de deslegitimación de las formas políticas habituales del Estado capitalista en los países centrales del sistema, auspiciado y estimulado por el propio capitalismo, con el fin de preparar el recambio político por los fascismos: su producto preferido cuando la guerra de clases se intensifica al máximo. Mientras tanto diseñan populismos que allanen el camino al fascismo, a través de jueces campeadores que continúen la labor de grupos como la extrema derecha de Manos Limpias, de candidaturas reaccionarias de ficción democrática digital, de derechas que basan su ideario en la sangre o de sectas de emboscados.

Otra cosa muy distinta es que estén amenazadas una parte de las libertades formales (reunión, expresión, manifestación, opinión,...) pero ello no tiene que ver con la situación de la democracia, porque aunque libertades y democracia suelan ir juntas, no son lo mismo. Pueden existir sistemas autoritarios que, sin embargo, permitan el ejercicio de las libertades formales y sistemas formalmente democráticos que las repriman. Y de hecho, hay ejemplos en la historia. La amenaza a las libertades formales no viene siquiera de la crisis del capitalismo sino de su consecuencia social: la agudización de la lucha de clases y el temor del sistema político a ser desbordado en demandas que no acaben en la tontuna democrática porque lo contrario de capitalismo no es democracia (al menos no de la burguesa tal como la conocemos desde su origen) sino socialismo. 

Por eso los quintacolumnistas del capital piden “democracia real” como señuelo para dirigir la protesta social hacia los escollos de lo inútil y no en una dirección socialista de la historia. Quienes hablan de que quieren “otra cosa distinta a lo que hay”, pretenden reformas asumibles por el sistema capitalista o pretenden “otro sistema” al que no dan nombre, no lo hacen porque crean que hay que llegar a él gradualmente y por convicción de la “audiencia” sino porque ocultan lo que realmente desean, que quizá sea aún peor que la democracia burguesa, o porque se avergüenzan de dar nombre a sus objetivos, no tanto porque el nombre no goce hoy de su mayor prestigio social sino porque no quieren lo que representa.  

En el caso de los “Bandera Negra” su demanda de democracia no es sino su vía para contribuir a la deslegitimación de la democracia actual, no por lo que es, sino por lo que de garantista de las libertades le quede y, de paso, colgarse oportunistamente de la estela del cometa de la tendencia mayoritaria en las demandas políticas. Un intento de maquillaje y planchado de traje del fascismo. 

Se entiende, en ese sentido, su apelación al “sin líderes, sin jefes, frente a cualquier autoridad: la asamblea”. La verdad es que no veo a Ynestrillas poniéndose rastas, aunque no me sorprende este llamado a la agitación epiléptica de manitas al aire. Al fin y al cabo sabe muy bien que las asambleas se manipulan fácilmente, preparándolas con antelación, y que oponer asamblea -que nada tiene que ver con la democracia de los soviets o de los consejos obreros- entre otras cosas por la composición social de quienes participan en ellas- a democracia representativa es un modo de contribuir al socavamiento de lo que de conquistas históricas populares tenga esa democracia burguesa, al poner en cuestión a toda ella en su conjunto. ¿Qué esperaban ustedes? Ynestrilas y sus secuaces son fascistas. Como el alacrán, sucumben a su propia naturaleza.   

En cuanto al “federalismo” que reivindican los chicos de Yestrillas, creo que congenia mal con las concentraciones patrióticas y por la unidad de España en Rentería y en Lizarra, organizadas por su jefe, a los gritos de “Arriba España” y “Por la reconquista de España, para recuperar nuestra nación”. A esta chusma de ultras violentos autonomía les parece desacato y federalismo traición a la caverna.  

Vivimos tiempos en los que las izquierdas se hacen ciudadanas en sentido genérico, avergonzándose de haber tenido un día un carácter de clase, y los fascismos, detectando su cobardía ideológica, reivindican a los trabajadores.

Vivimos tiempos en los que las izquierdas se permiten el lujo de dejarse arrebatar por el fascismo la consigna de la revolución social. 

Vivimos tiempos en los que populismos y fascismos han logrado que las izquierdas se avergüencen de creer en los partidos y se sumen, junto con los idiotas de ultraderecha que no saben que lo son, al ataque a toda forma partidaria, sea la que sea.

Vivimos tiempos en los que los reaccionarios han logrado que las izquierdas se desentiendan de defender el sindicalismo porque existan sindicatos corruptos y sistémicos, cuando el sindicalismo es mucho más que eso. 

Vivimos tiempos en los que un juez cobarde que no se atreve a defenderse en un juicio, por muy amañado que esté, se presenta a unas elecciones con un montaje a su medida que pretende continuar la labor de un grupo fascista.

“La Bandera Negra”  ha sido uno de los gadgets del capital y su gobierno contra la clase trabajadora, un comodín la servicio del monopolio de la violencia  por el Estado capitalista. Pero el siguiente paso de esos tiempos será dado el 25 de Mayo próximo, cuando en Europa los extremopopulismos, los falsos euroescépticos y los fascismos empiecen a caminar marcialmente sobre la alfombra que les tiendan las izquierdas muertas. 

VALLS SE ENFRENTA A UNA REBELIÓN SOCIALISTA

Lo primero que hizo Valls al asumir el gobierno
francés fue presentar un plan destinado
a reducir en unos 50 mil millones de euros
los gastos públicos. Imagen: AFP
El Primer Ministro francés pierde apoyo interno a su política económica de austeridad. 

Eduardo Febbro. Página 12

El gobierno francés está a un paso de no contar con la mayoría parlamentaria necesaria para aprobar el 29 de abril el “programa de estabilidad”, considerado por el ala más de izquierda del PS como un plan de ajuste.

La política de austeridad promovida por el presidente socialista François Hollande encontró su mejor adversario en el seno de la mayoría socialista gobernante. El jefe del Estado y su primer ministro, Manuel Valls, están a un paso de no contar con la mayoría necesaria para aprobar el “programa de estabilidad” que debe ser votado el próximo 29 de abril en la Asamblea Nacional a raíz de una rebelión protagonizada por un grupo de parlamentarios socialistas. Los apoyos internos necesarios al despliegue de un plan de costosas consecuencias sociales y privilegios para las empresas tambalean cada semana. El bloque presidencial lleva meses tratando de evitar la fractura. Esta, sin embargo, se plasmó luego de la estruendosa derrota de los socialistas en las elecciones municipales de finales de marzo, donde perdieron una gran parte de las ciudades medianas que controlaban. Hollande operó un cambio de gabinete y puso a la cabeza del Ejecutivo a un representante del llamado socialismo liberal, Manuel Valls. La figura fue distinta pero no la línea política. Lo primero que hizo Valls fue presentar un plan destinado a reducir en unos 50 mil millones de euros los gastos públicos. El cambio fue histórico porque el ahorro tocaba en buena medida la política de protección social.

Los socialistas que ya se habían manifestado antes de las elecciones municipales para poner en tela de juicio la carga impositiva, los recortes y el conjunto de medidas destinadas a respetar en 2015 el límite del 3 por ciento de déficit del PIB impuesto por la Unión Europea volvieron a la carga. Unos cien parlamentarios del PS le escribieron a Manuel Valls y denunciaron un “plan económicamente peligroso”, cuyas consecuencias, para ellos, implicaba “retrocesos sociales y perturbaciones en los servicios públicos ineluctables”. El segundo acto de esta revuelta consiste hoy en poner sobre la mesa un plan de economía, distinto al que preparó Valls, es decir, en evitar que se recorten los beneficios sociales previstos inicialmente. Hasta esta semana, inamovible, el gobierno siguió promoviendo su panacea liberal como única alternativa, mientras varios parlamentarios de la mayoría se declaraban “aterrados” o confesaban que sentían que se habían “burlado” de ellos. En resumen, Hollande se fijó una meta diametralmente distinta a la hoja de ruta presentada durante la campaña electoral que condujo a su victoria en 2012. Debe haber pocos ejemplos tan descarados como el que simboliza el presidente Hollande: hacer caso omiso de las promesas, de la mayoría que lo votó, de su propia mayoría parlamentaria y seguir una política más aguda que la derecha que estaba en el poder hasta hace dos años ha sido su “frecuencia” política. Mi “enemigo” es “la finanza”, había dicho Hollande cuando se lanzó en la campaña.

La aritmética de las reformas se le complica ahora con la rebelión de los parlamentarios que promueven una iniciativa alternativa a la que el Ejecutivo busca implementar. En las filas del PS se habla de “bronca mayor y de “desasosiego”. Para muchos, se hace obvio que, en su versión actual, el programa económico chocará con la oposición de un consistente segmento de los socialistas. Para evitar ese desastre, diputados del PS que integran la Comisión de Finanzas han elaborado medidas alternativas a fin de garantizar la aprobación del coquetamente llamado “programa de estabilidad”. El gobierno les pone nombres muy lindos a las cosas. Por ejemplo, el dispositivo mediante el cual las empresas se beneficiarán con unos 50 mil millones de euros de reducción de las cargas patronales se llama “pacto de responsabilidad”, y el que el gobierno prometió para las familias se llama “pacto de solidaridad”. Estabilidad, solidaridad, responsabilidad y, al final, una colosal fractura.

Se trata en estos momentos de encontrar un punto de equilibrio entre el Ejecutivo y la mayoría, ya que, hasta ahora, el gobierno hizo como si esa mayoría no existiera o estuviera a sus pies. El diario Le Monde reveló una nota del grupo de trabajo informal oriundo de la Comisión de Finanzas en la cual este núcleo de parlamentarios socialistas evoca “otra trayectoria para las economías”. Los parlamentarios cuestionan tanto la forma como el propósito diseñado por el Ejecutivo para ahorrar 50 mil millones de euros. Estos socialdisidentes alegan que “el poder adquisitivo de los franceses se ha visto muy afectado por los esfuerzos presupuestarios y no es posible pedir más”. Entre los cambios que adelantan, figura la idea de que no se congelen los beneficios sociales previstos en el plan oficialista –cerca de dos mil millones de euros de economías–. De hecho, desde que llegó al poder, Hollande viene dando tijeretazos múltiples en las ramas de los beneficios sociales. El jefe del Estado corta con tijeras de oro los magros ahorros de quienes poco tienen.

Los sectores más liberales celebran con champagne helado la osadía del presidente: terminar de sepultar el socialismo. Los conjurados socialistas no se oponen a que se economicen 50 mil millones de euros, pero sí a que esto recaiga en las clases medias y menos medias que ya pagaron un alto tributo. El ajuste fiscal teledirigido desde Bruselas, ideado por Alemania y defendido por el Ejecutivo, contempla el congelamiento de los salarios de los funcionarios, de varias prestaciones sociales –jubilación por ejemplo– sin la más tímida contrapartida exigida al gran patronato, el cual, sin explicar ni cómo ni de dónde, jura sobre el código laboral que esas medidas crearán cientos de miles de empleos. Ese optimismo liberal se ve diariamente matizado por otros estudios que advierten que, contrariamente a lo que se cree, el cóctel de austeridad y recortes en vez de impulsar la economía sólo creará más pobreza y, desde luego, beneficios para las empresas.

El gobierno no tiene otro camino que consensuar con los rebeldes. Hollande ya no cuenta ni con el voto de los comunistas ni con el del Frente de Izquierda, de JeanLuc Mélenchon, ni con el de los ecologistas. Sólo le quedan sus propios parlamentarios para cuajar una mayoría. Ello no quita ni un solo ingrediente a la lamentable comedia política que ofrecen los socialistas. El nuevo primer secretario del PS, Jean Christophe Cambadélis, se ofuscó con los rebeldes en nombre del principio según el cual está bien protestar contra la derecha, mientras que al primer ministro Valls se le debe una “exigente solidaridad”. Los electores que votaron a los parlamentarios que hoy salen a la arena contra su propio gobierno no parecen tener existencia alguna. El socialismo gobernante se asemeja mucho a esas actrices de comedia musical que se cambian muchas veces de ropa durante el espectáculo. Rojo, azul, harapos, polleras, escotes y ropa de monja. Jean Christophe Cambadélis dirige hoy el PS, pero hace un año, cuando era vicepresidente del Partido Socialista Europeo (PSE), escribió un rotundo alegato contra las políticas que defiende en estos días. El texto de Cambadélis denunciaba el hecho de que el “proyecto comunitario está herido por una alianza de circunstancia entre los acentos thatcherianos del primer ministro británico –quien sólo concibe Europa como un menú y a bajo precio– y la intransigencia egoísta de la canciller Merkel, la cual sólo piensa en los ahorristas de Alemania, en la balanza comercial de Berlín y en su porvenir electoral”. La misma farsa está en el origen con el famoso “mi enemigo es la finanza” de Hollande. El poder cambia las ideas. En la Francia del siglo XXI parece que para contener la dicta-austeridad hay que votar a la derecha.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
La insistencia en llamar socialistas a cualquiera que milite en los autodenominados PP.SS. (Partidos Socialistas) es digna de mejor causa. Hoy no hay socialistas en dichos partidos -tampoco en el PSF-.  A lo sumo algún socialdemócrata despistado (la fracción que ahora se rebela en las filas parlamentarias de dicho partido) entre la inmensa mayoría de social-liberales, ya estén en estos en sus direcciones, en los parlamentos o en las bases. 

Aún así ya podríamos habernos dado los trabajadores españoles con una piedra de granito en mitad de los dientes si dentro del PSOE hubiera habido algún conato de rebelión ante la brutalidad de las medidas del último período Zapatero, no digo de un tercio de sus parlamentarios, como en el caso francés, sino siquiera de una décima parte de los mismos. 

Aquí, desde que llegó a la dirección del PSOE el "clan sevillano de la tortilla", todos son, casi sin excepción, otánicos, liberales y desclasados.

LA CRISIS ES CULPA DE… ¿LOS POLÍTICOS?

marxismoirreverente.wordpress.com

Llevamos más de seis años de crisis económica, y parece que ya hemos olvidado cuando, cómo y por qué empezó. Un batiburrillo de ideas que se lanzan a diario contra el público impiden ver lo que ocurre con claridad.


Bancos, hipotecas subprime, corrupción política, las empresas quiebran, paro, coches oficiales, el rey mata elefantes, desahucios, ¡cuidado! ¡la prima de riesgo!, más paro, la deuda, despilfarro de dinero público, Urdangarín, aeropuertos sin aviones, “los sindicatos están demasiado subvencionados”, Bárcenas, más paro, austeridad, recortes, la marca España, “la culpa es de los políticos”, el techo de gasto, “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, la culpa es del PP, la “herencia recibida”, pues tú más, “no podemos pagarles la sanidad a los inmigrantes”, el IBEX 35, las cajas de ahorro son el demonio, rescate, “todos son iguales”, más recortes… ¿alguien tiene claro lo que ocurre?

Resulta difícil para el común de los mortales hacerse una idea clara sobre las causas últimas de la situación actual. Cada día aparece algo nuevo que le añade complejidad al asunto, o nos hablan de cifras que suben y bajan y de cuyo resultado depende que el país resista o se venga abajo. ¿Recordáis cómo empezó todo? En un primer momento culpamos a los bancos, ya que la quiebra de muchos de ellos fue lo que provocó que los grandes medios comenzaran a usar la palabra “CRISIS”. Es así como las voces que apuntaban al capitalismo como causa última de la misma comenzaron a escucharse. Sin embargo, y como viene siendo natural, comenzamos a querer echarle la culpa a “los que mandan”, o por lo menos, a aquellos que la gente cree que son los que mandan: los políticos. “El capitalismo” en abstracto es algo a lo que no podemos poner cara, resulta difícil echarle la culpa puesto que es imposible señalarlo con el dedo y decir “¡ahí está, él tiene la culpa, a por él!”.

¿Podemos encontrar un sentido lógico a toda esta información, de forma que nos aclare quienes son los verdaderos culpables de la situación actual?

El relato oficial sobre la crisis
Lo cierto es que no podemos hablar de un único relato oficial sobre la crisis, dado que la estrategia de las clases dominantes se basa más en la confusión por saturación de información, que en mantener una idea bien definida que logre engañar a la gente. Por un lado están los que pretenden hacernos creer que la crisis es algo parecido a un desastre natural, que no responde a causas ni personas concretas, y que absolutamente nadie habría sido capaz de preverla.

Algunos le echan la culpa a los hipotecas subprime, tratando de hacer ver que la crisis se debe a una mala gestión coyuntural de determinados activos financieros, y que no responde a cuestiones estructurales del sistema económico. (¿No os acordáis de aquel simpático jubilado que salía en Buenafuente explicando la “teoría ninja”, dónde la culpa de la crisis poco menos que la tenían los negros pobres de EEUU y su vida de lujo a base de créditos?)

Otros, los más atrevidos, acusan a la desregulación del capital financiero (presentado como malo) frente al capitalismo productivo (presentado como bueno); planteándolo cómo si fueran independientes o cómo si se pudiera impulsar “el bueno” sin tener que desregular “el malo”. De esta última teoría, esgrimida especialmente por la social-democracia europea, llegaron los llamamientos para “refundar el capitalismo” que quedaron en el más absoluto papel mojado.

El relato oculto sobre la crisis:
Desde los años 70, 80 y 90 el sistema económico capitalista a nivel global fue tomando nuevas formas derivadas de su propia evolución interna. La expansión sin límite del capitalismo financiero se volvió indispensable para seguir manteniendo el crecimiento del sistema productivo. Los trabajadores y trabajadoras no ganaban el suficiente salario como para seguir comprando en un mercado en constante expansión, situación que hizo necesaria la introducción del crédito, para que la gente pudiera seguir aumentando su nivel de consumo al mismo tiempo que aumentaba el nivel de producción.

Lo que pretendemos exponer aquí es que, dado que las empresas no eran capaces de vender todos sus productos a la clase trabajadora mundial, invitaron/obligaron a ésta (y a los estados) a endeudarse constantemente y cada vez en mayor medida, para así igualar el nivel de consumo al de producción y evitar así lo que desde el marxismo llamamos “crisis de sobreproducción“. Sin embargo, y como se ha comprobado, una economía basada en una creciente especulación financiera se vuelve excesivamente inestable; por lo que la crisis de sobreproducción llegó finalmente. No se trata por tanto de un problema de política coyuntural, ni tampoco de la gestión concreta de uno u otro gobierno (la cual puede acelerar o retrasar el proceso, pero nunca evitarlo mientras se acepten las lógicas del mercado capitalista). Estamos hablando de un proceso económico de gran calado que pasa por encima de gobiernos y estados, a pesar de que haya sido impulsado y facilitado por éstos.

Para concluir con la explicación, expondremos lo que consideramos los puntos fundamentales. El ciclo de expansión económica se ha roto, y nos encontramos con la siguiente situación:

1) Como explicábamos antes, se trata de una crisis de sobreproducción. Esto implica que las empresas no son capaces de vender sus productos, y que por tanto, no logran obtener el dinero que necesitan para volver a reimpulsar el ciclo productivo.

2) Las clases dominantes necesitan soltar lastre, y deciden sacrificar a esas clases intermedias (pequeños y medianos empresarios) que habían florecido con el ciclo de expansión del crédito. Es lo que desde el marxismo llamamos la “proletarización de la pequeña burguesía”. Los dueños de los pequeños negocios, que tendían a alinearse con los grandes empresarios en lo referente al debate sobre los derechos de los trabajadores, abandonan ahora el bloque dominante por una cuestión más material que ideológica; se cierran sus empresas y pasan a engrosar la lista de personas desempleadas a la búsqueda de que alguien pague a cambio de alquilar su fuerza de trabajo.

3) El gran capital necesita de una gran cantidad de dinero de la que no dispone, para volver a poner en marcha el ciclo productivo sin tener que perder su tasa de beneficio o ganancia. Para lograr esto los gobiernos deciden ceder el dinero público (destinado originalmente al mantenimiento de los servicios públicos) a los grandes bancos, que lo usarán para volver a poner en marcha la economía. Eso sí, tras quedarse con un buen pellizco para sus directivos y accionistas.

4) La falta de dinero en las arcas públicas hace que se privaticen empresas públicas y se cierren o recorten los servicios sociales que el estado debe garantizar como derechos humanos que son. Esta situación también hace que aumente la deuda pública con la gran banca internacional, ya que nos vemos obligados a pedir dinero prestado.

5) Las grandes empresas, gracias al crédito obtenido por el rescate bancario, compran empresas públicas y ocupan con el sector privado los servicios abandonados por el sector público; y es aquí donde observamos el doble beneficio para el sector privado. Por un lado consiguen que el Estado les pague la deuda impuesta para rescatar a la banca, y por otro consiguen empresas de sectores estratégicos a precio de saldo, lo que repercutirá en grandes beneficios para las mismas.

6) El rescate a la banca se realizó mediante la imposición de la deuda al Estado. La Troika o santísima trinidad del capitalismo europeo (FMI, BCE y la Comisión Europea), decidió que no era bueno financiar por su cuenta a la gran banca en crisis, y que “la mejor opción” era realizar un préstamo a los grandes bancos europeos con un tipo de interés del 1%, para que éstos, volvieran a prestar ese dinero al Estado al 6% de interés (negocio redondo). El Estado se ha endeudado con la gran banca europea, para poder pagar el rescate a la banca española en crisis; es decir, que los diferentes gobiernos (tanto del PSOE como del PP) han puesto a los ciudadanos como avalistas del rescate bancario, del cual ya se ha confirmado que cerca de 40.000 millones se han cedido a fondo perdido, a lo que hay que sumar los recientes 30.000 millones que el gobierno “ha regalado” a la banca en forma de exención de impuestos.

La deuda impuesta y el golpe de estado constitucional
Tal y como hemos explicado, el pago de la deuda a la gran banca europea no corre a cargo de los bancos rescatados, sino que la responsabilidad de devolverla pesa sobre los hombros del Estado, es decir, sobre los hombros de la ciudadanía.

Esta estrategia fue acordada por el PSOE y el PP durante el gobierno de Zapatero, mediante un gran pacto de Estado que se materializó en la reforma constitucional express del artículo 135, gracias al cual se hacía ley constitucional la obligatoriedad de anteponer el pago de la deuda al mantenimiento de los servicios públicos. Es así como la ideología neoliberal se hizo orden constitucional, es aquí donde se produce el golpe de estado que vuelve papel mojado los artículos constitucionales que salvaguardaban el poco carácter social que tiene la constitución del 78.

Hemos asistido a una reforma de la carta magna que ha supuesto la transformación de la filosofía de la misma, la reforma de los objetivos que nos marcábamos como país. Y sin embargo, esta reforma no ha salido de un fuerte debate social democrático, sino que fue pactada y firmada en la sombra por los dos partidos del régimen, de tal forma que casi ha pasado desapercibida en la agenda de debate público y mediático.

Los grandes objetivos que una sociedad se marca a través de una constitución, que entienden al pueblo como una entidad que construye su propio futuro para alcanzar unos objetivos económicos, sociales, políticos y morales, son ahora sustituidos por una nueva concepción del mundo. El país ha dejado de verse a sí mismo como un ente soberano que actúa dentro del marco del estado/nación, gestionando sus recursos naturales y humanos en pos de unos objetivos. Ahora es representado como una empresa que debe competir en el mercado mundial, y que como empresa, debe estructurar como tal tanto sus objetivos como su funcionamiento interno. Somos “la marca España”. Lo no rentable, es desechable. El crecimiento, es la salvación.

“Show must go on” (El espectáculo debe continuar)
Una vez que los dos partidos del régimen han encadenado el futuro del país al pago de la deuda, y por lo tanto, han condicionado por completo las políticas que se podrán realizar en el futuro, el bipartidismo debe continuar con su teatro. Tras ocultar el gran pacto de estado, el PP y el PSOE deben seguir mostrándose como dos cosas completamente opuestas, tal y como venía haciendo hasta el momento. Una vez más se impone mediáticamente y por saturación informativa la cultura pos-moderna del olvido, tal y como analizaba un viejo sociólogo polaco. Se vuelve a poner en marcha la función y los nuevos enfrentamientos hacen olvidar los viejos pactos, intentando ocultar la realidad de que cualquier futuro gobierno que no logre los dos tercios de la cámara de diputados, estará obligado constitucionalmente a pagar la deuda por encima del pago a los servicios sociales.

La política económica que determinará el futuro del país, ha sido pactada bajo la mesa y sin la suficiente atención mediática. Sin embargo, ahora los partidos del orden (PP y el PSOE) tienen que seguir representándose como dos partidos diferentes que se presentan ante la sociedad como dos alternativas políticas completamente opuestas; cuando la realidad, es que sólo nos dan a elegir entre diferentes técnicos que van a gestionar el mismo modelo económico ya pactado.

En definitiva…
La culpa de la crisis no la tiene una gestión coyuntural de un partido u otro, sino la dinámica propia del sistema capitalista.

Entendemos por tanto que la crisis se ha generado por las contradicciones propias del funcionamiento del sistema; sin embargo la salida que se le da a esa crisis de sobreproducción, es la que está determinada por la lucha de clases. Y es ahí donde entra la cuestión política; es ahí dónde se representan las diferentes alternativas políticas que favorecen a uno u otro sector. Porque “los políticos” no son más que el reflejo de otros intereses, de los intereses de diferentes clases.

No existe la clase política. Lo que existen son políticos que sirven al interés de una u otra clase. Los que sirven a la minoría privilegiada o los que sirven a la mayoría explotada.