SUMAR Y PODEMOS JUNTOS A LAS GENERALES ¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?
PROPUESTA DE EXIGENCIAS AL POSIBLE PRÓXIMO GOBIERNO DE AMPLIAS ALIANZAS
HASTA LOS COJONES DEL ASUNTO LUIS RUBIALES Y DE TODO EL SHOW
TIEMPO DE PESIMISMO (NO EXAGERAR LOS ADJETIVOS), TIEMPO DE ESPERANZA
SUMAR Y PODEMOS JUNTOS A LAS GENERALES ¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?
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29 de diciembre de 2017
DE 2017 A 2018: LA POLÍTICA-FICCIÓN EN BUCLE PERMANENTE
Por
Marat
1.-Hiperrealismo,
máscara que esconde el mundo de lo real
Seguramente
muchos de ustedes habrán pasado alguna vez delante de la fachada de
un edificio en rehabilitación, cubierto por una lona que representa
una escena, generalmente muy marcadamente “realista”, cuyo
objetivo es engañar a la vista, creando efectos ópticos de una
realidad intensificada, que sustituye la fealdad de la obra de
construcción en proceso que se oculta tras ella. Es lo que se conoce
como trampantojo.
El
simulacro, la creación de una ilusión a través de una realidad
virtual que sustituya a la real es hoy la práctica generalizada de
las redes sociales, los medios de íncomunicación y aislamiento
estanco de las opiniones, según se atienda a una audiencia de
derechas o de “izquierdas”, “facha” (hoy es fascista todo el
que no piensa y jalea lo que uno mismo cotorrea) o “progre”,
“indepe” o “unionista” -cada lector/espectador parece pensar
“mi medio me engaña muy bien”-.
Hace tiempo que lo importante ya no es la realidad; es
decir, las condiciones materiales que afectan a la vida de los seres
humanos y que determinan sus vidas, sino la opinión publicada por el
periodista mercenario de turno o por el “cuñao” más falsario de
cualquier red social de enajenación colectiva.
Lo
que los cursis llaman el imperio de la “posverdad”, o de las
noticias falsas, no necesita atiborrar de mentiras a una audiencia
cada vez más inerme para distinguir ficción de realidad sino que
basta con esconder ésta bajo montañas de “información” más o
menos veraz o distorsionada. La mentira más eficaz es la que no
se basa en un dato falso sino la que es capaz de esconder otras
realidades que al poder, siempre económico y siempre origen y
superior de todos los demás “pseudopoderes” que le son vicarios,
le interesa encubrir o reordenar dentro de la jerarquía de
importancias que construyen la percepción
social de un mundo de “realidades virtuales”.
2.-Antecedentes
de la política-ficción
Hace ya unos cuantos años, el
mundo entró en el escenario de la representación virtual, del como
si, del cosmorama. El primer ejemplo que alcanza mi recuerdo es el
del debut de la guerrilla zapatista. Un hijo universitario de la
burguesía mejicana, enfundado en un pasamontañas, lanzó a un grupo
de guerrilleros, más
virtuales que reales, aunque el sacrificio mortal de una parte de
dicho grupo no lo fue en absoluto, a las noticias de alcance mundial.
El llamado “relato posmoderno” se había hecho carne y empezó a
habitar entre nosotros. En lugar de las explosiones revolucionarias,
se hizo teatro, mientras los esclavos modernos eran bautizados bajo
el fuego de artillería del neocapitalismo, ahora sin frenos ni
temores a la esperanza de los desheredados de la tierra, una vez
destruido a manos de sus dirigentes el principal enemigo del
capitalismo mundial en 1991. Fukuyama parecía tener razón con
aquello del “fin de la historia”.
El conflicto, la barricada, la
representación del clase contra clase en el cuerpo a cuerpo de un
proletariado organizado y consciente sería sustituida, a partir de
entonces, por la flashmob, y la propia representación, televisada,
guionizada, filmada e incluso grabada en vídeos de móviles por los
propios participantes, que se habían convertido, a sabiendas, en
“rebeldes empotrados” en los medios de comunicación.
La pretendida resistencia
mundializada vivió su Thermidor al pasar de Seattle, con sus bloques
negros, al Porto Alegre de un Lula colaborador del capital mundial,
donde los “antiglobalización” debatían abierta y amigablemente
con Fundaciones como la Open Society Foundations o la Ford. Entonces,
quienes tuvimos cierta sensación de que había algo que no era como
nos decían, que el concepto de explotación había sido escamoteado
para ocultarlo bajo el de cien mil menores opresiones y con antídotos
“empoderadores” y “economías colaborativas”, empezamos a
sospechar que la revolución, si lo era de verdad, no iba a ser
televisada.
Y llegaron, más tarde, las
revoluciones árabes, que luego darían lugar a los inviernos
yihadistas, con sus community manager financiados por fundaciones
globalistas. Y aún después un 15M y un Podemos convertidos en
grandes platós de televisión. Cuando estos últimos empezaron a
fallarles a ambos, el soufflé se vino abajo.
Toda forma de protesta o de
rebelión que no cuestiona la dominación capitalista, allí donde
ésta y su plusvalía se producen, perpetúa y legitima a la misma
como expresión de la democracia burguesa ligada a su orden, aún
cuando se vea más o menos reprimida. Son válvulas de escape y, casi
siempre, luchas entre fracciones de la propia burguesía.
3.-Danza
espectral de simulacros en cascada
Es
demasiado tedioso hacer un
resumen de todo este año
que acaba para dar paso a uno nuevo aún más vacío pero,
contradiciendo
a Machado, solo “pasajero” porque, con cada cambio de fecha,
nuestra realidad colectiva
se hará aún más
estomagante, dando vueltas
sobre sí mismo en un contínuo sin fin.
Debiera
bastar con un análisis
somero de algunas de las
últimas noticias-trampantojo de
estos días últimos para contraponer luego las realidades que en la
agenda política y mediática y el cacareo de los tontos amplifican.
Si
hace casi 3 meses la República catalana se declaró de forma
“simbólica”, proclamándose y desproclámandose - “levantándose
y sentándose”, que
dijo cierto político de cuyo nombre no quiero acordarme-, dejando
incólume la bandera española en el Palau de la Generalitat, yéndose
de fin de semana buena parte del Govern y la otra al dorado turismo
belga, todo el resto de lo que ha protagonizado la política del
corral de comedias ibérico con posterioridad, salvo el
encarcelamiento de un grupo de Consellers y de los Jordis, ha sido
pura y simplemente una
performance dentro de un mundo virtual, de ficción y pose.
En
torno a la convocatoria del 1-O vino el delirio del diario El País
con los hacker rusos que interferirían en el recuento de las
votaciones, y su correlato “indepe” de que habría pucharazo, a
pesar de que en varias ocasiones los gobiernos nacionalistas catalanes
habían recurrido a la empresa Indra, sobre la que ahora lanzaban
sus sospechas. La frase de Mao de que “cuando un Estado no tiene
enemigos, se los crea” se hacía realidad en sentido bidireccional.
O al menos, demostraba que los necesita, imaginarios o reales.
En
ese proceso, como afirmé en
un anterior artículo, la clase trabajadora había carecido de
representación política, toda vez que el debate electoral y previo,
durante los últimos meses del procés, había sido ocultado y hasta
rechazado tanto por los partidos burgueses (de las dos formaciones
nacionalistas catalanas, de las tres españolas, así como de la
progre de la CUP y de la transversal de los Comunes-Podemos, en cuyos
programas los intereses de la clase trabajadora estaban absolutamente
ocultados por el debate sobre el procés porque “esto
va de democracia”. Y
en relación a ese discurso en el que la pequeña burguesía catalana
llevaba la voz cantante, tomaron postura todos los partidos
parlamentarios españoles y catalanes.
Otra
cosa es que el procés fuera o no, de verdad, “de democracia” y
no de los intereses de una fracción de la pequeña y mediana
burguesía catalana en afirmarse sobre su idea del “mercado único”
de su territorio. Y sobre todo, otra cosa muy distinta es cómo
empieza a pintarles, por encima de la aritmética parlamentaria, en
la partida que juegan frente al Estado español.
“Pero
el demócrata, como representa a la pequeña burguesía, es decir, a
una clase de transición, en la que los intereses de dos clases se
embotan el uno contra el otro, cree estar por encima del antagonismo
de clases en general. Los demócratas reconocen que tienen que
enfrente a una clase privilegiada, pero ello, con todo el resto de la
nación que los circunda, forman el pueblo. Lo que ellos representan
es el interés del pueblo. Por eso, cuando se prepara una lucha, no
necesitan examinar los intereses y las oposiciones de las distintas
clases. No necesitan ponderar con demasiada escrupulosidad sus
propios medios. No tienen más que dar la señal, para que el pueblo,
con todos sus recursos inagotables, caiga sobre los opresores. Y si,
al poner en práctica la cosa, sus intereses resultan no interesar y
su poder ser impotencia, la culpa la tienen los sofistas perniciosos,
que escinden al pueblo indivisible en varios campos enemigos, o el
ejército, demasiado embrutecido y cegado para ver en los fines puros
de la democracia lo mejor para él, o bien ha fracasado por un
detalle de ejecución, o ha surgido una casualidad imprevista que ha
malogrado la partida por esta vez. En todo caso, el demócrata sale
de la derrota más ignominiosa tan inmaculado como inocente entró en
ella, con la convicción readquirida de que tiene necesariamente que
vencer, no de que él mismo y su partido tienen que abandonar la
vieja posición, sino de que, por el contrario, son las condiciones
las que tienen que madurar para ponerse a tono con él”.
(“El 18 Brumario
de Luis Bonaparte”.
Karl Marx)
Luego
vendría la resaca posterior, en la que todo
lo virtual se precipitó. Casi todos los actores principales se lanzaron como posesos a emitir gestos, por aquello de que la democracia
burguesa es no solo representación en cuanto a simbolización de un
supuesto pueblo-universo, del que se esconden los antagonismos de
clase, por una muestra de diputados, sino porque es pura
escenificación y apariencia.
Así
el PP, casi desaparecido del Parlament exigía a Arrimadas que se
postulase para Presidenta del Govern, a sabiendas de que a ésta solo
le quedaba “hacer un Rajoy”, al estilo de cómo éste hizo tras
las elecciones del 20 de Diciembre del 2015, dada la imposibilidad de
que los constitucionalistas sumaran los votos suficientes para formar
gobierno.
El
ex President Puigdemont, con
poco cuerpo de mártir, pero mucho
de turista de lujo, que
había mantenido curiosos rifirrafes con su ex vicepresident
Junqueras, que ocupaba una celda en la cárcel de Estremera, acerca
de la dignidad con la que cada uno afrontaba las consecuencias del
1-O y de quién debía ser President tras las elecciones del 21-D, a
pesar de ser el más votado de las candidaturas independentistas
demostraba una querencia por su “exilio” de pegote digna de mejor
causa.
El
ex portavoz del Govern, Jordi Turull, manifestaba recientemente la
posibilidad de que el candidato de los independentistas, Carles
Puigdemont fuera ungido “urbi
(a la ciudad sagrada de la
patria catalana) et
orbe” (y al mundo, en
Bruselas) President
de forma telemática o, en palabras de desaprobación de tal
despropósito del Lehendakari Urkullu, “por Internet”. Con un
Iphone de última generación, siempre se podrían hacer Consells de
Govern por whatsapp. Al fin y al cabo, la wikidemocracia o democracia
2.0 creó la frikada del Partido X y permite disponer de una app para
saber dónde hay bolsas para recoger excrementos caninos. Las
Carmenadas del cambio nunca defraudan… a las extravagancias de los
pijoprogres y animalistas.
Pero
como todo lo que degenera tiende a empeorar aún más, el efecto
Arrimadas, asociado a la
tendencia del independentismo catalán a no respetar su propio
sentido del ridículo, dio alas a una iniciativa que, partiendo de lo
estrambótico, ha alcanzado altas cotas de popularidad. Me refiero a
la iniciativa Tabarnia
(Tarragona y Barcelona).
Ésta,
nacida años atrás, encontró, ante las vacaciones de los políticos
y la menor generación de ridiculeces mediáticas propias de ellos,
su oportunidad en las redes sociales. Sin duda, el triunfo de
Ciudadanos en Cataluña dio alas a los sectores españolistas para
relanzar la idea. Con la complicidad del renacido patriotismo español
fuera de la República Simbólica de Catalunya, la operación
Tabarnia alcanzó rápidamente una difusión inconcebible en otras
fechas.
A
través del simétrico juego de las ideas fuerza y los conceptos que
el propio independentismo catalán había acuñado a lo largo de
años: Barcelona
is not Catalonia/ Catalunya
is not Spanish, Catalunya ens roba/Espanya ens roba, Tabarnia da a
Cataluña mucho más de lo que recibe/Cataluña da a España mucho
más de lo que recibe,
etc.,
los
tabarneses plantearon una reivindicación autonómica al margen de Cataluña y dentro del
Estado español tan real como la República catalana, han puesto el
dedo en la llaga del soberanismo catalán y le ha dejado sin
discurso, hasta el punto de que algunos de ellos les acusan de
insolidarios, de ricos y privilegiados contra el resto de Cataluña y
de secesionistas ¿Quien
iba a decir a los “indepes” que iban a españolear tanto en sus
argumentos?
Sea
como sea, Tabarnia contra Cataluña, Cataluña contra Tabarnia,
constituyen la expresión más evidente de que un discurso
identitario en términos de pueblo y de patria conducen al absurdo de
olvidar que hay otras realidades no nacionales, constituidas por las
clases sociales, siempre antagónicas entre sí. Cuando las
organizaciones políticas “progres” (esa cosa que hoy siguen
reclamando muchos como la izquierda) abandonan la defensa de la clase
trabajadora, lo que encontramos es el discurso de una gran burguesía
que no quiere perder un mercado más amplio, el español y el
internacional asociado al mismo a través de la UE), que dan eco a
Tabarnia, contra una pequeña y mediana burguesías, potenciadas al
calor del dinero público de la Generalitat. Sus enfrentamientos
solo los puede pagar la clase trabajadora silenciada en dicha
confrontación.
Y
mientras tanto, si Ferreras, el reportero más dicharachero de toda
La Sexta, que se cayó de pequeño en el plató de Al Rojo Vivo, se
va a de vacaciones y no puede retransmitir la política del circo
parlamentario en plan “atención: minuto y resultado” del
“furbo”, siempre nos quedará el diputado de guardia “indepe”,
superRufián, haciendo honor a su nombre y, desde la máquina de
escribir a las esposas de sexo divertido (pudo haber sacado un pollo
de plástico de un maletín, ¿porqué no?), involucionar ahora hacia
la adolescencia de un “niño
rata” de los videojuegos
Pero
no hay culebrón que no sea eterno. Antes de brindar con cava, la
señora Colau seguirá poniendo en aprietos a sus socios podemitas,
que culparon a los indepes de romper el consenso del 78, poniendo un
lazo marillo gigante en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona por
la libertad de los Jordis. Tampoco es cosa de encadenarse o convocar
una mani, que al fin y al cabo otros le han descubierto que es más
cómodo y sencillo, en lugar de salir a las calles frías y llenas de
gente que va en masa a terminar de hacer las compras para Nochevieja,
firmar en change.org la petición del premio Nobel de la Paz a los
dirigentes de dos entidades supersubvencionadas por la Generalitat,
como si fueran Nelson Mandela.
En
fin, puedo imaginarme todo lo que no ha sucedido, a partir de este
mundo de política virtual, incluido a Puigdemont dando las
campanadas de las 12 de la última noche del año para TV3.
4.-La
realidad que oculta el trampantojo catalán
Estoy
convencido de que ustedes me van a disculpar de que, llegados a este
punto, sea algo más parco en su extensión.
El
catalán que no haya leído La
Vanguardia, El
Periódico (impuesta o no la austeridad de la que se habla en en este segundo enlace por Montoro. Esto último importaba
poco a los patriotas pequeñoburgueses) a comprobar como el Govern de
Catalunya ha liderado los recortes sociales en el Estado español,
dato que también pueden encontrar en
otros medios, debe de pensar, sobre todo si va a colegios
privados y utiliza una sanidad de pago, que tiene el mejor de los
sistemas de protección pública posibles. Los trabajadores catalanes
no son de esa opinión.
Y
ahora hablemos de cómo el gobierno español ha usado el asunto de la
“amenaza independentista”, que veremos que acaba como rosario de
la aurora, para tapar golpe tras golpe contra la clase trabajadora. Y
solo me voy a referir a cuestiones muy cercanas en el tiempo.
Noticia
de hoy mismo: el
gobierno español endosa el pago de 96,38 millones de € a Castor,
la empresa de Florentino Pérez, a los consumidores a través del
recibo del gas. Si piensas que, porque "el Barça es
mes que un club", lo que está haciendo el gobierno español es apoyar
al Real Madrid y no al capitalismo, como hizo a Generalitat con Aguas
de Barcelona, el Banco
de Sabadell, o La
Caixa es que eres muy, muy parcial, amigo.
Seguimos:
Quinto
año en el que las pensiones suben el mínimo legal establecido, el
0,25%. Así van a quedar sus porquerías de pensiones, si ustedes no
ganaron lo suficiente para aspirar a una vejez digna. Culpa suya les
dirán. Ustedes saben que no y conocen a quienes señalar como
culpables: sus empresarios. Esos a los que los políticos protegen
¿No será hora de ir por el poder real a reclamar lo nuestro?
Continuamos:
La
subida del salario mínimo en 2018 será de 29 €. La de la luz al
inicio de 2018 se estima en un 2,6% (unos 10 euros) y la del 6,2%,
según la OCU entre un 7,1 y un 8,2%, Vean ustedes en qué se les
queda esos 29 euros.
CCOO
y UGT dicen que esto abre el camino a un cambio de tendencia, el de
ir subiendo el resto de los salarios. Están convencidos de que el interés de
las empresas porque consumamos justificará los ascensos salariales
que necesitamos y merecemos ¿Sin luchas? ¿Dijeron algo de las horas que nos
obligaban a trabajar gratis? ¿Han planteado alguna lucha, fuera de
las que imponen sus afiliados en alguna empresa porque les va la vida en ello? ¿Creéis que no
han merecido estos años de silencio del sindicalismo vertical algo más que la esperanza
de que caigan las migajas que necesita repartir el patrón para mantener el consumo sin
movilizarnos?
5.-¿Y
ahora qué?
Si
no eres un tonto a las tres, de los que siguen creyéndose lo de que
va a caer “el régimen del 78”, pasando de cuestiones como
correlación de fuerzas, organización política, compromiso
militante y cuestiones que no atañen al mero cambio de cosmética
política sino que van al fondo de la dominación de una clase por
otra, creo que es el momento de plantearse qué hacer.
En
realidad, proponer esto es muy cansado en medio de tanto Che Guevara
del twitter y de tanto niñato desclasado que cree que meterse con
Carrero Blanco o con Franco, hoy 40 y tantos años después de que uno de ellos reventará en la cama y el otro alcanzase altos vuelos, es
revolucionario.
Tú,
que sustituyes los gritos del bar de antaño por tus tonterías en
las redes sociales, ¿qué has hecho para comprometerte? ¿Cuándo
has dicho a la empresa que te estaban escamitando incluso el salario
de convenio? ¿Qué has hecho, más allá de ir a una de esas manis
“ciudadanistas” que pedían democracia, sin mayor riesgo; desde
luego no para organizar un grupo sindical alternativo y de clase a
las porquerías
de CCOO y UGT?
Si
lo has hecho: gracias tovarich, eres de los míos.
No
pido imposibles. Solo la coherencia necesaria para no subir los
decibelios si eres un puñetero cuñao desclasado o un cibercapullo
de los que se pasa el día tomando el poder o perdiendo su vida en un
mundo virtual que no cambiará jamás nada.
COMPROMISO
COTIDIANO EN EL MUNDO REAL.
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15 de noviembre de 2017
GATOPARDISMO Y PASTELEO EN EL REINO DE ESPAÑA Y EN LA REPÚBLICA SIMBÓLICA DE CATALUÑA.
Por
Marat
El
exPresident Puigdemont de la República virtual, perdón, proclamada
simbólica de Catalunya, en la que no dejó de ondear ni un segundo
la bandera rojigualda española, creada a partir de una bandera de
señales marítimas de la antigua Corona de Aragón, ha declarado al
diario belga Le Soir que “otra relación con España es
posible”. De modo más concreto afirmó: "Estoy
dispuesto y siempre lo he estado a aceptar la realidad de otra
relación con España". En palabras propias dejó claro que
él ha trabajado durante décadas para lograr otro "anclaje"
de Cataluña en España.
Unos
días antes, el Ministro de Asuntos Exteriores del gobierno español
Alfonso Dastis había expresado la posibilidad de que el Estado
modifique la Carta Magna con el fin de que en un futuro se pueda
llegar a celebrar un referéndum sobre la independencia de Cataluña.
"Hemos creado un comité en el parlamento para explorar las
posibilidades que existen de reformar la Constitución para poder
amoldarla mejor a las aspiraciones de algunos catalanes".
Las
manifestaciones del gobierno español, expresando una voluntad
benévola respecto a los “insurrectos” catalanes, en la semana de
la declaración de los miembros del la Mesa del Parlament ante el
Supremo, indicaban la voluntad del pasteleo que ahora empieza a
configurarse entre los partidos de la mediana y pequeña burguesía
catalana, en un bloque, y del gran capital catalán y español, en el
otro.
La
declaración de Carme Forcadell en su comparecencia ante un Tribunal
Supremo que había manifestado sus intenciones - “Tranquilos,
esto no es la Audiencia Nacional”, en palabras del magistrado
de este órgano Pablo Llaneras-, allanó el camino hacia el
reconocimiento de una proclamación de independencia inexistente por
parte de la Presidenta de la Mesa del Parlament, Forcadell, para la
cuál aquella fue puramente “simbólica”. Y era muy cierto: en
ningún momento el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya
recogió que se hubiera producido dicha independencia. Y, vamos al
detalle, veremos que la parte resolutiva del acuerdo del 27 de
Octubre, en el que supuestamente se declaraba la independencia de
Cataluña respecto al Estado español, se limitó a pedir a
Puigdemont que buscase la manera de implementar la ley de
transitoriedad jurídica. Es ahí donde debemos entender la carta de
Puigdemont a Rajoy, tras la exigencia del segundo de retractación al
primero, tan reacia a admitir sus propias limitaciones, tan poco
enunciativa respecto a la declaración, y tan sobrada de soberbia.
La
vía Forcadell ha sido anunciada por los voceros mediáticos del
gobierno español como la idónea para la salida de la cárcel de
los consellers y el vicepresident encarcelado e incluso para los
“solidarios” con los presos huidos a Bélgica, Puigdemont y su
cuarteto de la tocata y fuga. Tanta manga ancha presenta esta vía
que ni Puigdemont ni Junqueras, ni ninguno de los consellers,
encarcelados, huidos o en libertad provisional, ni ninguno de los
miembros de la Mesa del Parlament han sido inhabilitados hasta el
momento para presentarse a las elecciones catalanas del 21D.
Llama
la atención que PP y PSOE hayan rechazado la propuesta de Ciudadanos
de multar a
los miembros del PDeCat y de ERC por
su incomparecencia a las sesiones del Parlamento español,
los cuáles por coherencia política y decencia personal debieran
haber abandonado dichas instituciones, toda vez que, una vez
declarada la República catalana, no tenía sentido sentarse en los
escaños de representación de otro parlamento nacional distinto al
suyo. Claro que, tanto a ellos como al gobierno español les cabe
argumentar que dicha
proclamación fue puramente simbólica y no ejecutiva. Si el partido
del gobierno español y el PSOE hubiesen
esgrimido este argumento
habrían admitido
tácitamente que tanto ellos como los independentistas jugaron a
una performance, algo
tan común en tiempos de política virtual, guerrillas digitales y
hasta manifestaciones
de hologramas. La
política convertida en la cultura del simulacro muestra ya que la
mentira se ha instalado en una especie de reino de Matrix.
Entre
tanto, los dos “paros país”, en el que el primero fue convocado
por más sindicatos que el segundo, contaron con el beneplácito de
una Omnium Cultural y de una ANC, de las que algún día sabremos
todas sus conexiones con la burguesía catalana, todas sus
subvenciones y sus vínculos con sectores ultracatólicos, de algunas
asociaciones de PyMEs y de sectores altos funcionarios de la
Generalitat, junto con el pequeño y mediano comercios. Pero por más
que se empeñe el diputado del PDeCat, Lluis Llach, estas dos veces no
le compró la clase trabajadora catalana su “estaca”. No paró
porque, en ambos casos, supo que la fiesta no iba con ella y que no
tenía que nada que ganar en una lucha entre burguesías.
Llamativamente,
no hubo ni un solo detenido en el llamado “paro país” porque no
podían llamar huelga, ya que el ordenamiento jurídico lo limita a
la reivindicación de derechos laborales, que la burguesía catalana
ha destruido tanto o más que la española, ni general porque ni lo
era ni tenía legalidad, por la falta de representación de los
convocantes, para serlo. En las huelgas generales de los últimos
años en España ha habido cargas policiales (también de mossos),
heridos, detenidos, tiros de la policía, represión salvaje y más
de 200 amenazados con cárcel, alguno de ellos llevado preso (Alfon,
entre ellos).
Tiene
sentido preguntarse por los motivos reales y no declarados del
procés. Distinguir entre catalanismo, soberanismo, independentismo e
identidad nacional o colectiva es académicamente sugerente pero, en
el contexto de una globalización que debilita a los Estados, y que
encuentra su terreno abonado en países que, como España, no han
resuelto satisfactoriamente el encaje de buena parte de los
territorios que integran su Estado, la lógica de las patrias, con
discursos sobre naciones que exigen sus propias soberanías
estatales, se irá imponiendo progresivamente con componentes
identitarios cada vez más reaccionarios y excluyentes. En cualquier
caso, y más allá de este análisis de urgencia, la clave de las
razones por las que hoy determinados partidos nacionalistas e
independentistas se han lanzado a este simulacro de independencia se
me escapa por el momento y está en algún lugar que hoy por hoy
nadie está en condiciones de explicar porque su complejidad tiene
forma de ovillo sin un hilo suelto único que deshaga la madeja. El
argumento de que pretenden tapar sus propios asuntos de corrupción o
de que intentan chantajear al Estado me parece insuficiente para
explicar tanto la polvareda como los lodos actuales.
Es
evidente que el catalanismo necesitaba su propio clientelismo o masa
social. Omnium Cultural y la ANC eran una parte de esa base pero esa
base ya existía sin ellos. Estaba en la iglesia católica, la
cultura popular, las tradiciones, los casals, el asociacionismo
catalanista, la educación. Lo obtuvo también en la administración
autonómica.
Es
evidente que el catalanismo siempre ha buscado una intervención en
relación al Estado español claramente interesada en lo económico y
que la redistribución del poder entre una y otra burguesías era uno
de sus objetivos más deseados. Pero fue el propio Govern de la
Generalitat el que renunció a una forma de financiación similar al
cupo vasco. No obstante, conviene no ignorar que Artur Mas lanzó en
2012, en un momento especial de la crisis económica su exigencia al
gobierno del PP de un pacto fiscal para Cataluña para no sacar los
pies del tiesto constitucional.
Es
evidente que la corrupción de CiU (3%) y de su patriarca (Pujol)
desestabilizaba su futuro pero cuesta entender que un partido
aparentemente limpio como ERC aceptase unirse en su proyecto
político, siquiera tácticamente, con dicho partido.
Es
evidente desde la aparición de la coalición CiU que existía una
competencia brutal entre una pequeña y mediana burguesías más
pactistas, representadas por aquella, y la de ERC, aparentemente más
radical. Y que hemos conocido el abrazo del oso de ésta sobre la
heredera de la primera, el PdCat.
Es
evidente que la suma de Junts x Sí (PDeCat y ERC) era insuficiente
parlamentariamente para el proyecto independentista y que eso les
entregó en parte a la dependencia de las CUP pero éstas se
rindieron en términos de sometimiento a un proyecto burgués mucho
más que al de uno rupturista en términos socializantes.
Y,
sin embargo, algo me hace pensar que faltan algunas claves, que aún
no se han desvelado, y que tienen que ver con la posición de
determinados estratos de la pequeña y la mediana burguesías
catalanas respecto a las expectativas de futuro que éstas esperaban
en el juego de un órdago a la grande que, sin embargo, no era
realmente independentista.
Mi
tesis es la siguiente:
-
La lucha entre los diferentes intereses y estratos de las burguesías busca una permanente recomposición en la correlación de fuerzas de los sectores que la componen.
-
La afirmación de Marx y Engels en “El Manifiesto Comunista” de que “Hoy, el poder público viene a ser, pura y simplemente, el consejo de administración que rige los intereses colectivos de la clase burguesa” nunca ha sido más cierto que en el presente. En ese sentido se entiende el uso de los mecanismos institucionales de las administraciones políticas para sus propios objetivos tanto de las burguesías que sostuvieron y pactaron después con el nuevo poder triunfante tras la guerra civil española sus hegemonías dentro del bloque del capital como de las periféricas, reforzadas al calor de las administraciones autonómicas posteriores a 1978.
-
Durante cerca de 40 años la administración de la CAV (Comunidad Autónoma Vasca) o Gobierno de Euskadi fue conformando un nuevo sujeto burgués, nacido de las oportunidades que creaba la reconversión industrial de las grandes empresas del INI, las Kutxas (Cajas de Ahorro vascas), la Universidad de Deusto y las apuestas milmillonarias del Gobierno Vasco hacia una I+D+i en proyectos de innovación y desarrollo industrial dentro de los cuáles los parques tecnológicos fueron su punta de lanza. El capital de Neguri, franquista y pactista con el franquismo fue arrollado.
-
En su lugar, la economía catalana, ha pasado por una tensión entre los intereses del antiguo INI y del modelo de supercajas de ahorro actuando como grandes bancos de empresas industriales y de servicios privatizados y convertidos en punta de lanza del capitalismo español y los de una pequeña y mediana burguesías amamantadas por el clientelismo institucional, al modo en el que sucedió en el franquismo con las grandes fortunas, y de un modo también “estufero” y dependiente pero con la diferencia de que los tiempos han cambiado. Hoy el capitalismo necesita una mundialización creciente y el catalán de la pequeña y mediana burguesías intenta su supervivencia, ya que ha llegado tarde a su consolidación. Es desde aquí desde donde quizá podríamos entender la revuelta burguesa de las clases medias catalanas, su conexión con los estratos de la burguesía que representan la ANC, Omnium Cultural y ERC antes que un PDeCat que ha dejado de ser el referente de los Brufau, los Carceller o los Vilarasau, por citar solo tres ejemplos. Es la hora de los condotieri (capitanes de mercenarios) y los aventureros, tipo Oriol Soler, hombre clave en la sombra del procés (recomiendo la lectura del artículo que enlazo) y de sujetos como Jaume Roures (Público), un personaje que haría las delicias de Marx al describir al perfil de ambiciones que entronizaron a Luis Bonaparte.
Tras
la imposición por el gobierno español, sin auténtica resistencia,
del artículo 155, el encarcelamiento de algunos consellers, la
convocatoria electoral por parte del citado gobierno, el acatamiento
de todos los partidos independentistas de dicha convocatoria (la
actuación de la CUP decidiendo participar en unas elecciones que
considera “ilegítimas” es digna de mención), la admisión de
que Cataluña no estaba preparada para la independencia (Mas y el
resto), vemos cuál es la fase actual del esperpento catalán.
La
reciente rehabilitación de la propuesta de la “interdependencia”,
esbozada por Puigdemont en Enero del presente año, y relanzada ahora
por el mismo, no deja de ser una variante de la teoría del Estado
vasco asociado al español, o plan Ibarretxe. Todos sabemos el
recorrido que tuvo. No deja de ser una pose hacia el posibilismo y la
retirada táctica hacia aguas menos turbulentas para el
independentismo.
El
intento de portavoces y del entorno social y mediático
independentista de esconder que sus instituciones y los líderes del
procés habían engañado al pueblo catalán, al admitir hace unas
semanas que Cataluña no estaba preparada para la independencia, con
la nueva teoría de que no es que no estuvieran preparados para la
independencia sino que no estaban preparados para desarrollar la
república catalana “haciendo frente a un Estado autoritario sin
límites para aplicar la violencia”, en
palabras del portavoz de ERC Sergi Sabrià, les devuelve la imagen de
su indignidad y de la estupidez de sus propios argumentos. Si durante
años el entorno soberanista e independentista ha estado difundiendo
la idea del “déficit democrático” del Estado español, de su
carácter franquista y fascista, no
cabe la salida de la ingenuidad respecto al comportamiento
del aparato represivo del Estado español. Y tampoco vale acudir a
que esperasen que las instituciones de la UE limitasen su actuación
represora, por cuanto sus demandas independentistas no tuvieron eco
alguno que no fuese el de determinados sectores identitarios de
algunos grupos políticos europeos ligados a la extrema derecha.
Las
declaraciones del portavoz de
ERC en el Congreso, Joan Tardá, admitiendo
que en Cataluña no hay aún una mayoría social que quiera
independizarse de España (“todavía
no somos independientes porque no ha existido una mayoría de
catalanes que así lo hubieran querido”),
cuando con un 47% quisieron imponerse a un 53% de la sociedad
catalana y entonces no ser mayoría no era un problema para las
aspiraciones independentistas, remachan la evidencia del engaño. Y
lo ha dicho sin despeinarse ni soltar el brazo del cabestrillo, con
el que seguirá en campaña hasta pasado el 21-D, cual manco de
Ciutadella.
Pero
lo cierto es que ha habido una rendición indigna de los promotores
del procés, que estamos ante una fase de pasteleo que pronto se
volverá empalagoso entre los representantes políticos de una y otra
parte (el catalán y el español) de la burguesía, que ésta es que
la impone los acuerdos, que vamos a conocer un quinto pacto de ambas
élites políticas (la primera la de Cambó, la segunda la de
Compayns, la tercera la de Tarradellas y la cuarta la de Pujol) y que
la frustración catalana es sólo parangonable al comportamiento
históricamente posibilista de sus élites políticas, como lo fue
tras la guerra civil con un franquismo al que su burguesía se
entregó, como agradecimiento al aplastamiento fascista de una
revolución proletaria que temió su burguesía desde finales del
siglo XIX y el primer tercio del XX.
Esto
no acabará ni con las demandas de una Cataluña que 5 siglos después
no ha logrado un acomodamiento satisfactorio dentro del Estado
español, ni con los objetivos de su burguesía que ha dejado en
pañales a los impugnadores de un “régimen del 78” pero no de un
sistema capitalista al que burgueses y pseudoradicales acatan, unos
por convicción, otros por incapacidad política de oponerlo.
La
derrota actual y sin paliativos del independentismo puede incluso
encontrarse con una vuelta a la casilla de salida tras unas
elecciones que pudieran ser ganadas por los hoy derrotados pero, en
ese caso, veremos, con sorpresa de muchos a un Junqueras actuar como
un hombre con visión de Estado (burgués), quizá como un Íñigo
Urkullu, con altura de miras y capacidad de aunar voluntades en pro
del bien común...del capital catalán y español ¿Quién se lo iba
a decir a él, ex Conseller d'Economia i Hisenda de la Generalitat de
Catalunya? Al fin y al cabo, él
es un hombre que cree necesario que haya misas por televisión.
Casi estoy por llamarle Jordi...Pujol. Quien tenía el objetivo primero y fundamental, antes que cualquier otro, de sobrepasar a un partido concreto del catalanismo y de abrir camino a la burguesía pequeña y mediana era él, quien más responsabilidades tuvo en que fuera posible poner en marcha los procedimientos del día siguiente a la declaración que nunca se implementaron era él, quien siempre aparecía en las fotos del procés con cara de distancia y hasta de cierto disgusto también era él.
En
el presente, esas burguesías ya no tienen nada que temer. La clase
trabajadora ha vuelto a ser solo clase en sí. Sobrevive en su
cotidianedad como puede, ha dejado de ser peligrosa hace mucho
tiempo, se ha vuelto descreída. No tiene hacia dónde volverse, ni
banderas que la representen, ni esperanza futura a la que agarrarse,
ni quien eleve su voz desde dentro de ella,...ni siquiera desde
fuera. Eso sí, de momento, miren ustedes donde están las esteladas
y las rojiguldas en los balcones y verán que los que lo pasan mal no
les compran esa película que ustedes los patriotas de cada tribu
intentan imponer. Y ahí están, desde luego, muy por encima y lejos
de sus supuestos voceros, hasta ahora y afortunadamente.
Pero,
a pesar de todo este pasteleo, apaño y arreglo y entre las
burguesías de uno y otro lado del Ebro, hay un hecho positivo que
nace de su dominio del escenario político e ideológico. Se trata de
la derrota de las izquierdas. Sin ella la clase trabajadora podría
empezar a crear su propio relato autónomo y a generar sus propias
organizaciones porque lo que hoy se llama izquierda no responde ni a
sus necesidades ni a sus demandas.
Solo
quien cree en la quimera de que la II República fue revolución y
que una III sería socialismo, solo quien cree en que una revuelta
democrático-burguesa pueda abrir camino a una revolución obrera,
sin querer ver la realidad del poder absoluto que hoy tiene la
burguesía, solo quien cree que democracia equivale a igualdad,
cuando la primera es siempre burguesa, solo quien cree que cambiar
las figuras políticas del parlamentarismo puede cambiar la realidad
social de verdad, puede esperar otra cosa que la que hay.
Las
“izquierdas” podemitas y las más soberanistas de los Comunes se
han enredado en la miseria del catalanismo independentista.
El
papel de Ada Calau, cada vez más próxima al independentismo
catalán, tendrá su respuesta en un buen sector de sus votantes. No
es que sea una política que ha abandonado una posición social,
que nunca de clase, en beneficio del soberanismo. Es que para un
demócrata burgués progresista y bienintencionado empieza a no ser
demasiado confiable, tras cada uno de sus juegos que empezaron por la
ambivalente equidistancia y han acabado en un discurso del gusto de
ERC e incluso del PDeCat.
Su partido, En Común, con sus constantes juegos de una cosa y la contraria, ha acabado por jugar en el terreno de la burguesía catalanista, con un perfil progre cada vez menos definido y una capacidad de interlocución en España cada vez más débil. Sus alianzas con Podemos se resistirán en un futuro próximo pues sus intereses electorales van a ir difiriendo cada vez más claramente.
Su partido, En Común, con sus constantes juegos de una cosa y la contraria, ha acabado por jugar en el terreno de la burguesía catalanista, con un perfil progre cada vez menos definido y una capacidad de interlocución en España cada vez más débil. Sus alianzas con Podemos se resistirán en un futuro próximo pues sus intereses electorales van a ir difiriendo cada vez más claramente.
Si
Iglesias intenta ahora desligarse, no lo logrará sin perder pelos en
la gatera y sin la consecuencia en Cataluña de las contradicciones
entre lo que dejó hacer y lo que ahora intenta reconducir. En el
resto del Estado, el precio que pagará Podemos, al intentar restañar
las heridas catalanas, le irá conduciendo hacia la evidencia de que
ni es un partido de clase ni tampoco es ya siquiera un partido
democrático radical burgués sino un grupo cuyas contradicciones
internas le harán saltar en pedazos o le conducirán a una IU bis
pero con una base más inestable.
Su
alianza con la IU actual está comprometida a medio plazo. El intento
de Garzón de marcar diferencias en relación a Cataluña es un paso
más en lo que ya se observa en cuestiones como la la gestión
municipal en Madrid y otras cuestiones que se irán marcando con el
tiempo. Los restos de IU se irán disolviendo en un piélago de
miserias cada vez más contradictorio, reformista y agotado.
El
PSC podría cosechar a muy corto plazo algunos réditos en el marasmo
del catalanismo no radical pero, a medio plazo, generará muevas
contradicciones con el PSOE, por la diferencia de intereses
espuriamente electorales y tácticos dentro de la dinámica
contradictoria Cataluña-España.
El
resto, la llamada izquierda radical o izquierda a la izquierda de la
izquierda, es nada hoy. Mañana será menos aún. Su incapacidad
teórica, su sectarismo, su naftalina ideológica, su tendencia al
coyunturalismo oportunista, dispuesta a encontrar crisis de
legitimidad del Estado burgués desde los propios agitadores
burgueses, antes que construcción de organización autónoma de
clase, desde la clase y para la clase trabajadora, les ha convertido
en prisioneros de Zenda del soberanismo independentista, primero del
idealizado vasco, luego del catalán. Atrapados entre la teoría de
un febrero que conduce a un octubre, hace ya muchos años que habían
demostrado ser inoperantes desde una teoría del antiimperialismo
incapaz de operar en terreno propio contra el capitalismo más
inmediato y de acercarse a la realidad de la clase trabajadora
realmente existente y no fantaseada en sus ritualizadas
conceptualizaciones.
La
izquierda reformista y la que se autodenomina revolucionaria serán un deshecho a medio plazo, por muchos más motivos, y quizá, más profundos
que el hecho catalán. Desde hace decenios ni tienen función
transformadora ni poseen utilidad real para una clase a la que o han sustituido por “la gente” o solo ritualizan. Son “izquierdas morralla”. Su vacío no dejará necesidad de la misma sino
oportunidad de un nuevo comienzo absolutamente distinto.
Pero esa,
como dijo Kipling, es otra historia.
8 de septiembre de 2017
EL DÍA DESPUÉS DEL 1-O. VAMOS A REÍRNOS UN POQUITO
Cuando tú tengas que dar la cara en lugar de tus jefes |
Por Marat
He
llegado a un punto en el que la convicción me dice que no tengo
obligación de respetar ni al lerdo ni al que miente y
tergiversa. Voy a dejar algunas nociones claras para todos estos "amigos":
a)
Marx habló del derecho de autodeterminación de Irlanda, como Lenin
del de Finlandia o Polonia. Ambos hablaban de dos imperios que
sometían naciones: el británico y el ruso. Vale para imperios. Este argumento lo ignoráis algunos con el desprecio de vuestra infamia.
Calificar de imperialismo, un sabio término leninista que nada tiene
que ver con las viejas estructuras de los antiguos imperios, a un
Estado para justificar la independencia del territorio que no se
estructura desde la relación metrópoli-colonia sino desde una
posición de privilegio de dicho territorio respecto a otras muchas
zonas de dicho Estado, entre otras motivos por las inversiones de
dicho Estado hacia el supuestamente sometido, muy superiores a las
del resto de las regiones, es propio de demagogos que hablan para sectarios.
b)
Cuando algunos grupúsculos, de vida cuasivirtual dicen que la
independencia de Cataluña ayudaría a acabar con el régimen del 78
manipulan hasta la indecencia. Saben muy bien esos degenerados
políticos que tal choque de trenes solo traerá un cierre
nacionalista por la derecha en Cataluña y en España. De hecho, las derechas del PdCat (sí señores, no solo la ex CiU es derecha,
también los pequeñoburgueses de ERC) y las del PP han
logrado polarizar las posiciones del resto de grupos políticos en
torno a la dualidad independencia vs. Estado unitario. Incluso los
discursos matizados de Podem, Unidos Podemos y toda la farfolla
progre no es sino un intento de equidistancia malogrado que, según
matices, personas y zonas, bascula hacia uno u otro lado, dentro del
eje nacionalista catalán vs. español.
c)
Cataluña no es una nación oprimida sino la heredera del Reino de
Aragón, entidad que, mediante pacto dinástico con el Reino de
Castilla, dio lugar al nacimiento del Estado español.
d)
Mientras los progres y los revolucionarios de chichinabo
pequeñoburgueses os vendéis a la burguesía catalana, del mismo
modo que lo han hecho las putillas de la CUP (putillas que ceden un puesto al PdCat en la
Mesa del Parlament o que apoyan los presupuestos regresivos
contra los trabajadores de ese grupo), habéis logrado, con vuestra
miseria moral, que no se hable de la situación de la clase
trabajadora en España, del mismo modo que hacen la Vanguardia, El
Periódico, la televisión catalana, las teles y los periódicos
españoles y toda la basura parlamentaria de España y de Cataluña.
e)
Bajo cualquier forma de Estado, capitalista o socialista, lo que ha
pasado en estos últimas días en Cataluña sería tratado como una
forma de sedición y sus actores obtendrían el trato pertinente.
Dicho
esto, la bufonada independentista en la que no creen ni la sociedad
catalana ni la del resto de España, se va a resolver con un grado
mucho menor de dignidad que la que sostuvo el Lehendakari
Ibarretxe cuando fue al Parlamento español a proponer su
extravagante plan de libre asociación entre Euskadi y España en
2005 y le vinieron a decir aquello de “casi que no”. La sociedad
vasca ha sabido, sin los superhéroes de ETA, ir viendo como
renqueaba, como la española, su búsqueda del día a día.
Este
breve texto no va a pasar a la memoria colectiva de los pseudorevolucionarios del cuanto peor mejor, ni de los de si
algún sector de la burguesía nos facilita la labor que somos
incapaces de hacer entre la clase trabajadora, le lamemos el ojete,
le ponemos alfombra roja y le nombramos camarada del año.
La
frustración colectiva del independentismo catalán, cuando al día
siguiente del 1-O descubra que ha de seguir gestionando un gobierno
autonómico no independiente hasta unas elecciones que abran paso a
una coalición entre independistas de ERC con partidos españolistas
de pseudoizquierda, dará lugar a una nueva fantasmagoría de mentiras
políticas.
La
burguesía catalana, que continuará en el gobierno, esta vez con
pequeñoburgueses radicales de variado pelaje, ya no necesitará a
l@s felador@s del viento de las CUP.
Los rastafaris del 15M anticapis volverán a los chalets de sus papás
y algunos pasarán a engrosar ciertos
organismos autonómicos e incluso cargos medianamente relevantes de empresas catalanas con proyección española e internacional.
Pero no llames putillas de la burguesía catalana a es@s
criaturas de la CUP tan guays y modernas, no sea que ofendas a
algún/a tont@ de los cojones.
Y,
mientras tanto, allá arriba en los consejos de administración de la
gran burguesía, algunos capitanes de
empresa y los consejeros de administración de las que de verdad
cuentan en este país de mierda, se partirán el culo de risa,
mientras los trabajadores obtienen aquello que se han ganado a través
de la pelea por sus derechos que no hicieron: nada.
"Quien no se mueve no siente sus cadenas" (Rosa Luxemburgo)
"Quien no se mueve no siente sus cadenas" (Rosa Luxemburgo)
PD: Parece que el término "putillas" es ofensivo, no porque la CUP se haya vendido ideológicamente a la burguesía catalana por el precio de adquirir un peso mediático y de influencia política mayor del que le corresponde a su peso real en la sociedad. Parece también que el hecho de que sea un término femenino ofende aún más, aún cuando el ejercicio de tal actividad sea solo anecdóticamente también masculino. Parece incluso que el término polariza cualquier consideración sobre el resto del texto, aún cuando no haya argumentario capaz de echar abajo lo que en dicho texto se expresa.
Pues bien, ampliaré el concepto para hacerlo más democrático y menos ofensivo a los castos oídos neoinquisidores. Diré putillas y putillos, al estilo de como hacía el lehendakari Ibarretxe con lo de los vascos y las vascas. También lo puedo poner en el lenguaje progre 15Mero de "putillxs" pero me da risa tener que retractarme ante la dictadura de lo políticamente correcto. Como dijo aquél "eppur si muove"
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Puede que también le interese: A CUENTA DE DESCEREBRADOS Y 1-O http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2017/09/a-cuenta-de-descerebrados-y-1-o.html
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