1 de mayo de 2016

1º DE MAYO: SOBRAN LOS MOTIVOS PARA LA LUCHA


Como comunistas, nuestro deber es romper eso que llaman paz social, que no es otra cosa más que aceptación resignada de la explotación.

El constante empeoramiento de las condiciones de vida de las clases trabajadoras no es consecuencia de la corrupción de un puñado de políticos, ni de la gestión de un gobierno reaccionario, ni el resultado de un repunte de la crisis económica. Esto se llama lucha de clases.

La caída de la tasa de beneficios del capitalismo significa que van a procurar explotarnos más, disminuir la masa salarial, incrementar la jornada laboral y recortar las prestaciones sociales, es decir, eliminar formas de salario indirecto y diferido como son los servicios públicos o las pensiones. Esto tiene un efecto especialmente negativo en las mujeres de clase trabajadora, ya que, al carecer de medios para adquirir estos servicios en el mercado, hace recaer sobre ellas (sobre su trabajo impagado y no reconocido) todo el peso de la reproducción de los trabajadores y las personas dependientes. De los recortes en las pensiones también se llevan la peor parte, pues son las mujeres quienes acaparan los contratos a tiempo parcial y eventuales e incluso el empleo sumergido, que no cotiza.

La solución no vendrá de la mano de ningún candidato mediático, ni de tertulianos convertidos en tribunos de la plebe. Mientras no encuentren una oposición contundente y no se lesionen sus beneficios, tendrán vía libre para seguir esta senda.

No hay espacio ya para seguir practicando el sindicalismo de concertación y de co-gestión de las políticas económicas que venimos conociendo desde la transición. El capital ya no tiene interés en mantener un nivel de consumo elevado entre las clases trabajadoras; ese añorado Estado del Bienestar sólo se mantuvo mientras había una palpable amenaza de cambio revolucionario. Dejemos de alimentar la ilusión de que se puede recuperar.

Desde los Pactos de la Moncloa de 1977 –que imponían la pérdida de salario para conseguir la respetabilidad de nuevos actores dentro de la monarquía parlamentaria- hasta la Reforma de la Jubilación de 2011 –que alargaba la vida laboral y disminuía las pensiones -, los acuerdos firmados han supuesto cesiones sin contrapartidas visibles. Esta política de pactos sólo ha contribuido a fortalecer a determinados aparatos sindicales, lo cual es muy distinto que beneficiar al conjunto de la clase obrera.

Nuestra referencia la constituyen una serie de luchas consecuentes de la clase trabajadora: la movilización de los mineros, la resistencia de la plantilla de Coca Cola, las huelgas de los barrenderos de Madrid, de Panrico, de Movistar… Desde la firmeza, desde la unidad en la lucha, desde la conciencia de clase, estos compañeros y compañeras son la prueba visible de que es posible vencer.

Una premisa indispensable para triunfar en esta batalla es que ejerzamos nuestra solidaridad como clase con los focos de resistencia obrera. El movimiento vecinal y todos los organismos populares deben arropar a los sectores en lucha.

El movimiento obrero tampoco debe olvidar nunca que su horizonte es la consecución de una sociedad sin clases. Si carecemos de este referente político, todos los triunfos acabarán por ser victorias pírricas. Esas mejoras de orden material, que tanto esfuerzo cuesta lograr, pueden perderse en cuanto bajemos mínimamente la guardia, porque esta es la esencia del capitalismo.

La necesidad de que el movimiento obrero tenga un carácter sociopolítico y no se limite a las reivindicaciones económicas más inmediatas no se debe confundir ni con el sectarismo ni con la acción sujeta a consignas partidistas o electorales. Este carácter sociopolítico se traduce en la necesidad de enfrentarse al racismo y el imperialismo, asumir la lucha contra las discriminaciones que sufren las mujeres, enfrentar las políticas de ajuste y privatización que emanan de la Unión Europea, denunciar la creciente represión contra los movimientos populares, hacer nuestra la lucha contra los desahucios, oponerse con fuerza al TTIP (que amenaza con derribar los últimos obstáculos que ejercían las legislaciones estatales frente al liberalismo más salvaje), o denunciar la deuda que han contraído los estados como el resultado de socializar las pérdidas de los especuladores privados.

La clase obrera es la única fuerza capaz de emancipar a la sociedad. La clase obrera debe tomar el poder.

EL PARLAMENTO EUROPEO FINANCIA A LOS PARTIDOS NEONAZIS

Movimiento Político de Resistencia

La revista sueca Expo denuncia que el Parlamento Europeo ha financiado con más de medio millón de euros una reunión neonazi de “Europa Terra Nostra” que se va a celebrar en Estocolmo, la capital de Suecia, este verano.

Europa Terra Nostra” aparenta ser una fundación, pero su presidente en Suecia, Dan Eriksson, es un conocido dirigente del desaparecido Partido de los Suecos (SVP) y del movimiento neonazi escandinavo.

En enero el Parlamento Europeo aprobó una primera entrega de 400.000 euros a “Europa Terra Nostra”, una fundación vinculada a la asociación fascista “Alianza Pan-Europea por la Paz y la Libertad” (APF) de la que forman parte grupos como el griego de Amanecer Dorado.

Ahora se dispone a entregar una suma suplementaria de otros 196.000 euros. El dinero lo utilizarán para organizar el “Manhem Day”, una reunión en Estocolmo en la que van a participar miembros de organizaciones neonazis procedentes de varios países europeos.

Entre las actividades que planifican realizar hay varias conferencias que van a impartir neonazis como Magnus Söderman, antiguo militante de la organización Motståndsrörelsen (Resistencia Nórdica), que se unió al SVP en 2012, o Jonas De Geer, conocido dirigente fascista que también acabó en el SVP.

En 2014, tras una campaña antifascista en varios países, el Parlamento Europeo se vio obligado a reformar las normas de financiación de los grupos políticos europeos para evitar que el dinero cayera en manos de los movimientos fascistas que operan con denominaciones europeístas.

De manera expresa los defensores de la reforma indicaron que trataban de impedir que el dinero llegara a manos de la Alianza de los Movimientos Nacionales Europeos, una federación -ya desaparecida- de la que formaban parte los neonazis húngaros de Jobbik, los británicos del BNP y otros partidos abiertamente fascistas.

Precisamente el grupo “Europa Terra Nostra” también estuvo ligado a la referida Alianza. Su presidente es Roberto Fiore, un conocido fascista desde hace muchos años.

La revista inglesa “Hope Not Hate” fue la que impulsó en 2014 la campaña para exigir a la Unión Europea que no entregara más dinero a las organizaciones fascistas, señalando expresamente a la Alianza entre ellas.

Según un informe de Thilo Janssen, el Parlamento Europeo ha entregado a los diferentes grupos fascistas cerca de 19 millones de euros sólo entre 2012 y la primera mitad de 2014, sin incluir los sueldos y los gastos pagados que tienen todos los eurodiputados.

No cabe extrañarse, pues, de que en las elecciones europeas los partidos fascistas obtengan tan buenos resultados, hasta llegar al 22 por cientos de escaños que ocupan en la actualidad en la Eurocámara: uno de cada cinco diputados de Bruselas es un fascista declarado.