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6 de marzo de 2023

FERROVIAL COMO SÍNTOMA


Por Marat

Seguramente el asunto Ferrovial dé para más de una semana. Habitualmente las miserias políticas españolas dan para menos.

“Tito Berni” y las estupideces últimas de Podemos darán juego durante meses. PP y VOX y sus juntaletras necesitan basura para las autonómicas y locales próximas. Con suerte las extenderán, con nuevas aportaciones, derivadas de las torpezas últimas del gobierno, hasta las generales. Viven de las miserias ajenas.

El asunto Ferrovial muestra el engaño al que juegan derecha e izquierda.

Para la derecha, la marcha de Ferrovial es consecuencia de un gobierno socialcomunista (que no falte la ocasión de insultarnos a los comunistas que nada tenemos que ver con este gobierno progreliberal), del agotamiento del mismo y de unas políticas impositivas insufribles para el mundo de la empresa. Aunque en decenios no haya ganado tanto.

Ferrovial cambiará su matriz (no faltará el gilipollas que crea que se llevan hasta los edificios y los trabajadores que tienen en España) a Países Bajos. Antes se lo planteó a Irlanda o a Luxemburgo . Pudo haberlo hecho al Reino Unido (Londres), como hizo en 2021 Shell, largándose de Holanda. Es lo natural. Cualquier multinacional buscará los menores impuestos de radicación. Sorprendentemente en países de una UE que dice estar en contra de los paraísos fiscales. Pero la visión cínica o estúpida dirá que hay países europeos insolidarios en lugar de reconocer que el capital necesita sus espacios de “libre disposición” con el fin de que su acumulación no se vea entorpecida por políticas impositivas.

La tontuna hipócrita podemita y sus mariachis mediáticos acusan a Ferrovial de no ser patriota. No hace tanto que consideraban benefactor al Santander, aunque supiéramos de las actividades delictivas de una parte de su consejo de administración. Ahora Belarra hiperventila disfrazada de anticapi.

Sánchez es menos ridículo. Sólo tilda a Ferrovial de no ser comprometidos, después de que la empresa facturase 1.000.000.000 de euros durante su gobierno.

El mejor de todos es el ministro de la Seguridad Social, señor Escrivá, que cuando fue Presidente de la Airef propuso los recortes de las pensiones que ahora ejecuta, mientras ha convertido el Ingreso Mínimo Vital en un sarcasmo hiriente para quienes más lo necesitan. Para todo ello le hicieron  ministro.Ahora culpa a Ferrovial de codicia. Toca demagogia preelectoral.

Codicia, falta de patriotismo o de compromiso no son otra cosa que imputaciones de tipo moral. La basura ideológica de una izquierda según la cual si los capitalistas fuesen honrados, empáticos e igualitarios viviríamos en el país feliz, de la casa de la gominola, de la calle de la piruleta, que diría Homer Simpson.

Tanta moralina progre da bastante asco. Es la misma basura que reivindica trabajo digno y salario justo cuando bajo el capitalismo la empresa determina condiciones de trabajo y sueldo y el trabajador tiene la libertad de aceptarlos o morirse de hambre.

No, el capital no es moral o inmoral, que es otra forma moral. Es amoral porque sus principios no se basan en cuestiones como justicia o equidad sino en la de beneficio. No se trata de si del Pino es un malvado sino de que las empresas necesitan crecer y acumular capital.

Y eso hoy no lo hacen sólo compitiendo sino también limitando salarios, privatizando lo público y reduciendo impuestos, en Países Bajos o donde sea, con el PP, con el PSOE o con cualquier opción que acepte sus reglas del juego.

Siempre se puede ver todo esto desde una distancia irónica


12 de enero de 2023

EEUU, ALEMANIA, BRASIL...¿SEGUIMOS TOLERANDO AL FASCISMO?

Por Marat

La democracia liberal (burguesa) está herida de muerte, por su flanco derecho y por su ala izquierda.

Por la derecha por la involución ideológica de gran parte de la misma, su complicidad reflejada incluso en sus gobiernos de coalición con organizaciones fascistas y la similitud programática, en muchos casos nacionales con determinados postulados de la extrema derecha, como las posturas antiinmigración.

De la izquierda, a la que cabe denominar como “los progresistas”, solo queda fracaso.

La social-liberal fue la que apostó tras el fin del modelo de Estado intervencionista, por la globalización, la deslocalización de empresas y los recortes de lo público y las coberturas sociales. Su gran preocupación se concentró en lo que llaman las clases medias.

La otra izquierda, la “radical”, es la izquierda postKumbayá, la que está transitando entré su amor al último bosquimano y su maravilloso descubrimiento de que la clase trabajadora aún existe.

Unos están siendo abandonados por segmentos de las llamadas clases medias, patrimoniales y profesionales que se descomponen o temen deshacerse hacia lo que Marx denominó como lumpemproletariado (quédense con la definición que hace Marx en El 18 Brumario porque indica con claridad lo que son determinadas clases sociales cuando se fragmentan) en brazos de la peor derecha.

Otros sin saber cómo reconquistar a la clase trabajadora ignoran aún si el camino a seguir es el de radicalizar los derechos derivados de la Revolución Francesa o la de Octubre, ignorantes de que una es heredera de la que la otra no realizó y de que su único destino lógico es asumir ambas y no limitarse a ser una socialdemocracia 2.0.

En este instante preciso, solo de un breve tiempo de oportunidad, lo que puede unir a las izquierdas pasa por actuar frente al fascismo de forma clara y decidida.

Básicamente:

  • Decreto Ley Antifascista

    • Ilegalización de las organizaciones, grupos y partidos fascistas

    • Depuración y cárcel de los elementos fascistas de la policía, el ejército, la judicatura, el empresariado, las iglesias, el funcionariado, los miembros del legislativo y del aparato mediático.

    • Identificación, persecución y represión a los trolls fascistas en redes sociales.

    • Cierre de webs, blogs y foros de debate fascistas.

    • Actuación destinada hacia las grandes redes sociales consistente en la exigencia de cierre de todo tipo de propaganda ultraderechista/fascista, so pena de que dichas redes sean bloqueadas en los países democráticos.

  • Creación de órganos específicos de unidades policiales y de inteligencia formados por elementos democráticos de amplio espectro ideológico destinados a cumplir los objetivos anteriores.

  • Apoyo, promoción y fortalecimiento de las redes democráticas antifascistas.

  • Políticas sociales que amplíen la base democrática popular de la llamada democracia liberal: ampliar las ayudas a los segmentos más depauperados de la clase media patrimonial (pequeño comercio, PyMes, pequeños agricultores,…)

  • Lucha ideológica destinada a los segmentos señalados.

  • Impedir desahucios a la clase trabajadora.

  • Ampliar los medios sanitarios hospitalarios

  • Ofrecer salidas de supervivencia a los jóvenes y viejos sin opción laboral: NO MÁS MENTIRAS FORMATIVAS Y DE EMPLEO.

  • Evitar que el cambio de modelo productivo hacia la descorbanización lo pague la clase trabajadora. En patinete o en bicicleta que vayan los empresarios, no los trabajadores

Solo con la mitad de represión al fascismo y con el 50% de las medidas sociales se salvaría la democracia liberal, lo cuál es importante para la clase trabajadora porque allá donde se impone el fascismo es dicha clase la víctima de su triunfo.

De la izquierda , la que siempre falla, porque la derecha no engaña, me queda ver lo que hará.

Las cosas no están como para una revolución proletaria….de momento.

Pero el mundo se va a poner peor que una revuelta fasciobolsonaroevangélica. Y quizá mientras piensan los burgueses en el tiempo que les queda arranquemos algo para nuestra clase.

13 de septiembre de 2022

ISABEL II, GORBACHOV Y EL FIN DE LOS TIEMPOS

Por Marat

No me apetece mucho hablar de Isabel II, tras tantos días de lameculos mediáticos, pelotilleros aúlicos, pajeros de las monarquías y cierta traidora al españolismo hortera que proclama y que ha dejado los trapos a media asta como duelo por la muerte por la ocupante de una parte de “su” patria.

No me sorprende que el ladrón putero y borracho matador de su hermano, Mitrofan y elefantes sin nombre, acuda al funeral de su “prima”. Ambos han sido grandes personajes del mundo de los negocios.

El primero como comisionista de los negocios de las grandes compañías en el extranjero. La segunda como reina del conjunto de países de la Commowealth, un lugar de encuentro económico entre metrópoli y excolonias en el que la reina ejerció sus buenos oficios.

El manto de las monarquías todo lo cubre, sobre todo los chanchullos.

Pero la monarquía inglesa es especialmente elegante. Convierte la Finca de la Corona (The Crown State), algo que nominalmente debiera ser una propiedad del Estado británico, en un negocio del que la reina, ahora el orejas, se lleva el 15%

En cualquier caso, grandes pueblos con grandes cuernos los que sustentan tales monarquías.

En las democracias liberales la diferencia entre un/a rey/reina y un/a presidente /a de república es o ves hasta que te mueres la misma imagen del parásito o te la cambian de vez en vez.

Bajo regímenes aparentemente diferentes de una democracia burguesa opera lo que realmente importa: un sistema capitalista en el que no existe otra libertad que el trabajo explotado o la submiseria de quien ni siquiera alcanza la pobreza de la precariedad laboral.

En el capitalismo liberal de formas aparentemente democráticas la realidad ha sido sarcasmo cruel -sin su “aparato” democrático, genocidio -Bajo el falso socialismo tristeza de un tiempo no hallado.

LA MUERTE DE GORBACHOV, PARADIGMA DE UN DERRUMBE IDEOLÓGICO GLOBAL

Dice el tango “que veinte años no es nada”. A pesar de que para los porteñosGardel cada día canta mejor”, en este verso de “Volver” yerra. Veinte años dan mucho de sí. Cambian una vida y a una generación. Casi tres cuartos de siglo (1917-1991) transforman a una sociedad entera, y al mundo, a través del cambio que atraviesa a varias generaciones.

"Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera el estado de cosas actual"

("Manifiesto Comunista". Marx y Engels)

La primera generación que hace una revolución triunfante consolida la conquista, encuentra un sentido a su propia existencia, pues ha vivido sólo para lograrla y, de paso, inicia una limpieza interna dentro del grupo originario que la impulsó, por aquello de que “el partido se fortalece depurándose de sus elementos oportunistas”, que dijo el amigo Dzhugashvili, en una expresión premonitoria de los tiempos venideros. Este es un período de asentamiento del poder y, a su vez, de esclerotización del proceso.

Liquidados sus elementos críticos internos y sus enemigos, la revolución ya no necesita legitimarse profundizando en los principios que la inspiraron sino reforzarse en una guerra de trinchera que detiene su proceso dialéctico.

Esto se repite históricamente tanto en las revoluciones como en los períodos de cambios contrarrevolucionarios.

La segunda generación es educada en los valores que inspiraron la transformación inicial. Un sector más o más amplio o reducido, según estemos ante cambios progresivos o reaccionarios, se beneficia de ellos, ampliándose en mayor o menor medida su base social. Agradece a la generación anterior los cambios logrados y defiende el nuevo orden pero sin la pasión que generó el movimiento inicial.

La tercera generación que defiende el ya viejo orden está formada por un conjunto de cínicos y arribistas, carentes de otra convicción que no sea su propio encumbramiento.

¿Por qué quieren que tenga hoy la misma opinión que tenía hará seis semanas? Si así fuera, mi opinión sería mi tirano”

(“Rojo y negro“. Stendhal)

Como el resto de la sociedad han descubierto el antagonismo radical entre palabras y hechos pero, al contrario, que la población sin acceso a los mecanismos de ascenso social, necesita defender el “status quo”.

Para entonces el régimen es ya un antiguo régimen. Como un gran insecto muerto y seco por dentro, su exoesqueleto amenaza ruina. El sistema económico ya no funciona y el régimen político necesita convertir el control económico del apparátchitkid y su usufructo descarado de una propiedad estatal, no social, en privada. Y el exoesqueleto del sistema-régimen cae al suelo sin demasiado estruendo ¿Por qué no hay un ruido social? Porque no representa ni a los dirigentes, que necesitan de una rapiña o capital originario para un nuevo capitalismo no de Estado ni a una clase trabajadora cuya aspiración era un Volkswagen y una hamburguesa de McDonald´s y no el control obrero de la producción. La esperanza de una clase para sí queda suspendida hasta nuevo aviso.

En este proceso los comportamientos atribuidos a las generaciones no constituyen tipos ideales. Es posible ver entremezclados comportamientos, actitudes y pensamientos de unas y otras.

¿Gorbachov, el hombre que consiguió el fin de la Guerra Fría? Rusia y EE.UU. enfrentados, recibiendo las hostias Europa, supuestamente por la libertad de Ucrania.

¿Gorbachov, un comunista convencido que sólo buscaba mejorar la URSS? Es Andropov, su mentor a la secretaría general del PCUS, quien promueve al grupo económico de liberales anticomunistas conocidos como los editores de los “Papeles de Novosibirsk” Tatiana Zaslavskaia, Abel Agambegian (uno de los principales asesores económicos, primero de Gorbachov , después de Yeltsin, y un decidido defensor de las privatizaciones de amplios sectores de la economía soviética) o Alexander Granberg en los que plantean el paso a un sistema de economía de mercado.

¿Gorbachov, el hombre que dio la libertad a Rusia? Treinta y un años después parece que la cosecha democrática rusa es más bien parca en un país que no la conoció, al menos en el sentido burgués del término, en ningún momento de su historia.

Desde una perspectiva en absoluto estalinista la conclusión sobre la memoria de Gorbachov y el conjunto de nomenklaturistas que acompañaron su viaje al capitalismo no de Estado es que sus figuras son reivindicadas sólo por anticomunistas de derecha e izquierda.

Esta transformación hacia el capitalismo liberal desde un capitalismo de Estado fue posible porque la Nomenklatura, y no la clase trabajadora, controlaba la economía y las empresas. Que miembros y ex miembros del PCUS se adueñasen en un proceso de rapiña colosal de las grandes empresas estatales lo demuestran.

Gorbachov fue el ejecutor testamentario del viaje de una Nomenklatura -disiento del término clase que atribuyó Djilas a los apparátchiki -política y económica de un Estado sólo nominalmente socialista a otro de capitalismo liberal.

Esto es lo que sucede cuando el partido único pretende representar el conjunto de una sociedad. Marx y Engels consideraban que en el socialismo aún no habrían desaparecido las clases sociales ni sus contradicciones sino que en él se agudizarían las luchas de clases con una ventaja para las trabajadoras porque controlarían los aparatos del conjunto de poderes pero con un partido único,del que en ningún momento hablaron, ¿qué impide que las clases más formadas ocupen dichos poderes mediante su entrismo en el partido único? La NEP fue una de las vías. Desde el PCUS la nomenklatura originaria (la vieja hornada) y la adquirida (la burguesía neoconversa) acabarían siendo los viejos topos que hozasen en el capitalismo ruso actual. La gran burguesía china ha intentado aprender en cabeza ajena. Los grandes capitalistas chinos están en la dirección del PCCh e intentan planificar tanto la economía estatal como la privada para asegurar el crecimiento.

Pero es imposible planificar la economía en medio de las cada vez más frecuentes convulsiones capitalistas mundiales, las pandemias actuales e inmediatas, los costes sobre las economías mundiales de las crisis energéticas inesperadas y la escasez mundial del agua, derivada de la acción humana, que provocará nuevas guerras. 

La sociedad capitalista mundial, que incluye cualquier Estado aberrante y cualquier sociedad supuestamente cerrada, acusa siglos de descomposición evidentes.

El capitalismo de régimen político liberal también vive su crisis. La que ha derribado el mito de que socialdemocracia y keynesianismo del bienestar de las clases trabajadora y medias son compatibles con el capitalismo. Es una crisis de representación política pero no del conjunto del sistema todavía, sino de la socialdemocracia, y su izquierda, y de la derecha popular (democristiana).

Ya no hay posibilidades de igualdad redistributiva.

Los salarios están por debajo de la inflación, los tipos de interés por encima las posibilidades de pagar una hipoteca, lograr un alquiler que pueda pagarse en un piso decente, una broma sarcástica, tener un contrato indefinido significa indefinidas posibilidades de despido, ser joven o tener más de 40 años y estar en paro es una putada olímpica, acercarse a los 65 años con largo período de desempleo, el abismo.

Y, sin embargo, ¿cómo no centrarnos en las maldades de la carne y la salvación para el mundo que representa la dieta vegana, comistrajos que también nos venden muchas de las multinacionales dedicadas a la venta de carne?

Seguramente para quienes lo sufren vivir en un mundo heteronormativo, dominado por el cisgénero siendo fluide no binario o asexual calentorre debe de ser mucho más terrible que acabar en la calle por no poder pagar el alquiler, que te corten la luz por no poder pagarla (siguen haciéndolo) o vivir la humillación de ir a buscar comida a un centro solidario/ de caridad.

Francamente, que el Congreso de Chile aprobase este año un proyecto de ley para sustituir la palabra mujer por “persona menstruante”, cuando ese país vive diferencias sociales tan abismales creo que explica mucho de la patada en la boca recibida por la coalición progre-liberal de izquierda de Boric y compañía.

La izquierda actual ofende a cualquier trabajador, especialmente siendo tan desclasado y, a la vez, tan necesitado de ser comprendido en su necesidad material.

Si el enfrentamiento ideológico ha dejado de representar a la lucha de clases entre el derecho a una buena vida y el derecho liberal a la opresión de clase y hoy va de la confrontación entre carne y vegetal, las consecuencias sólo pueden ser fascistas porque el antagonismo ya ha apostado por lo irracional.

Más del 50% de la población no cree en la democracia actual, al menos en su forma de representación.

¿Les sorprende a ustedes que los nazis de DS de Suecia hayan sido el segundo partido más votado o que la fascista Meloni pueda ganar las elecciones en Italia?

Tranquilos. Ya no llevan cruces gamadas, ni fasces, ni uniformes. Tienen incluso negros en sus filas y amigos árabes. La democrática derecha europea les ha bendecido.

Cuando ya puedan empezar a actuar en serio casi no se notará. Familias desahuciadas que ocuparon pisos vacíos de bancos irán a las cárceles, algunos Menas especialmente conflictivos serán apalizados por su democrática policía, sin papeles perdidos en el oceano serán acosados por lanchas policiales hasta hundirse en el mar, mendigos que duermen en las calles morirán en extrañas circunstancias, muchos más sindicalistas que en el pasado serán encarcelados, partidos minoritarios serán prohibidos.

Total, poca cosa. Siempre habrá quienes digan que si nada has hecho, nada has de temer. Son las sabandijas que callan bajo los regímenes fascistas y que en democracias burguesas exigen tolerancia...con su peste.

28 de abril de 2021

EL ESTADO SIGUE SIENDO LA CUESTIÓN CENTRAL


Por Marat

Creyó que si trabajaba duro estaría protegido en su vida ,cuando se quedase en paro, al enfermar, en la vejez, cuandosus hijos necesitasen aprender. Pero habían cambiado las reglas del juego y nadie se lo había advertido”

(El texto es mío pero alguien lo convertirá en un meme y se lo atribuirá a un personaje histórico o un periodista se lo apropiará como suyo. Son cosas de Internet)

Hablar de lo que pasa hoy en términos de cómo le va a la clase trabajadora y a los sectores populares – esas clases medias que, a lo largo de la historia, siempre han querido verse reflejadas en la clase dominante y nunca en las subalternas y que ahora están siendo laminadas por la concentración del capital que acaba con el trabajo profesional autónomo- puede parecer algo propio de arqueólogos o de nostálgicos de la historia. Pero la historia es terca y devuelve a la realidad lo que antes nació de sus cimientos.

Cuando en 1973 empezó a quebrarse el crecimiento capitalista basado en inversiones del Estado en coberturas sociales y en consumo de masas como medio de expansión de los mercados, los Estados empezaron a involucionar sus políticas sociales y a crecer, en paralelo las tendencias autoritarias y la vigilancia tanto por parte de las empresas como de aquellos.

Los años posteriores han ido haciendo que los recortes, primero tentativos y muy finos, al Estado del Bienestar capitalista fueran casi imperceptibles. De hecho, creo que las protestas sindicales de los 70 y 80 en Europa fueron más producto de la capacidad de movilización sindical del momento que de la conciencia de la clase trabajadora en aquella época.

Más tarde las lonchas del salchichón social han ido siendo cada vez mayores y afectando a lo nuclear sobre lo que la socialdemocracia asentó su pacto social con el capital y su Estado: la sanidad pública, las coberturas de desempleo y las pensiones. Todo hacia la privatización, nada hacia su mantenimiento. Tampoco con los gobiernos social-liberales de los Partidos Socialistas ni con los de coalición europea de socialistas y excomunistas”, aunque llamar tal cosa a estos últimos sea como admitir que algún día lo fueron...y eso sería exagerar mucho, no para el neofascismo, que combina violencia política en sus proclamas y ultraliberalismo en sus propuestas económicas, y para el que un liberal compasivo como el Presidente de Canadá, como Justin Trudeau es un comunista.

Pero todas esas políticas antisociales han sido aplicadas por el Estado y éste es un Estado de clase, de la clase capitalista.

Confundir Gobierno y Estado puede ser fruto de la ignorancia o de la intencionada voluntad de la izquierda, la progresía.

No hace falta recurrir a Marx ni a Lenin para entender la esencia del Estado bajo el capitalismo. Debieran bastar casi 50 años de retrocesos de los derechos de la clase trabajadora, de recortes sociales y de privatizaciones para entender que el Estado responde a los intereses del capital y que las Constituciones que dicen proteger los derechos sociales y económicos de los más débiles no encuentran obstáculos del poder judicial para ser violadas por las nuevas leyes.

Retrocedemos como clase, no de un modo disciplinado sino en desbandada, vemos cómo los neutrales economistas nos venden el regreso hacia formas laborales neoesclavistas, aprendemos a pensar al modo en el que nos enseñan los medios de comunicación, sean los tradicionales o las redes sociales, aceptamos como válido el modelo ideológico de nuestros sobreexplotadores, porque explotados somos desde el momento en que aceptamos vender nuestra capacidad de trabajar a quien obtiene un beneficio por ello. Toda esa normalidad es parte del Estado capitalista porque él organiza la enseñanza, paga a las religiones, sostiene con subvenciones a todos los medios de comunicación, independientemente de su ideología, da legitimidad a los jueces que justifican el derecho de pernada de los peores salteadores de la política y del mundo empresarial, protege o hace la vista gorda ante sectores golpistas militares y ante policías criminales y fascistas porque algún día los necesitará ¿Ven ustedes muchas diferencias entre derecha e izquierda en estás cuestiones? Yo no y sé porqué no y porqué creo que confundir izquierda y comunismo es insultarnos a los comunistas.

Ayer, en un contexto que no viene al caso, me tocó hacer de ambulancia para una señora mayor de Getafe a la que las ambulancias privadas contratadas por la Comunidad de Madrid le habían dejado claro que no llegarían a atenderla hasta pasados 20 ó 25 minutos. No tenía buen aspecto la señora como para esperar tanto tiempo. Afortunadamente el Hospital Universitario estaba cerca, no tanto Urgencias, que estaba lo más alejado posible de la entrada. Me pregunto porqué se diseñan así muchos hospitales. 

En cualquier caso, la inexistencia de un servicio de medicina de urgencia, en lo referente a ambulancias rápidas cuando se necesitan, es lo que pasa cuando recortas y privatizas los servicios públicos y la lógica del mercado se impone por encima del derecho a la salud y la vida.

También es cierto que la señora afectada era mayor y, ya que la pandemia en Madrid ha sido una oportunidad para matar viejos en residencias, señora Ayuso, tampoco es cuestión de dejar pasar las posibilidades que se nos presentan en la vida para corregir el coste de las pensiones, ¿verdad? Matar viejos se va a convertir en un deporte federado en no demasiado tiempo. Lástima que los edadistas, los que odian a los mayores, no se suiciden, en coherencia con su fobia, antes de llegar a esa jodida etapa de la vida. 

Por todo lo anterior creo que para combatir al capitalismo no valen las tiritas que la progresía de izquierda le pone a las situaciones terribles de la clase trabajadora y los sectores populares. Hasta el grado del parche, siempre inútil, absolutamente insuficiente e insultante para quien sufre las peores condiciones de vida, es una burla patética porque está sujeto a la política partidaria de quien gobierne.

Ahora que la pandemia ya va acercándose a lo que los países venden como nueva normalidad, el capital, sus gobiernos de turno, pero siempre sus Estados permanentes, están preparando las peores recetas por parte del capital que puedan caber en la mente de los trabajadores y de los sectores populares.

Si ustedes siguen creyendo que cambiando el gobierno se cambian las políticas sociales realmente y no se limita la cuestión a una mera exhibición de algunos éxitos que no son ni para el conjunto de la clase ni le cambian el futuro real; si ustedes siguen creyendo que un gobierno cambia a un Estado, a ustedes no tengo nada que decirles. Sigan con su mentira.

El coletas tenía razón en una cosa, lo de que el cielo no se toma por consenso sino por asalto. Ahora solo falta decirle que su mentira es obscena porque la frase de Marx de tomar el cielo por asalto, referido a la Comuna de París, aludía a la necesidad de destruir el Estado burgués para construir, en su lugar, otro proletario y lo de Iglesias se limitaba a ocupar electoralmente esferas del gobierno y de otras áreas de influencia. Ahora su asalto se limita a sobrevivir. Es lo que pasa cuando disfrazas de transformación social la mera ocupación temporal, durante cuatro años, del gobierno y no del Estado.

Y es que de eso se trata, amiguitos progres de izquierda. De tomar, violentamente, porque no existe otro modo, el Estado burgués, y luego ya hablamos de tofu con sabor a pollo, de tíos embarazadEs, o de combatir al fascismo (ya veremos luego que solo es en campaña), nenes.

Ah, y vais a perder frente a Ayuso y VOX, no solo por impresentables de derechas como Gabilondo sino porque los barrios son para vosotros los lugares que visitar en campaña para hacer algo guayy ellos han sido capaces de transformar el cansancio y la frustración en fiesta y en su concepto de “libertadsin que vosotros, los progres, hayáis sido capaces de ofrecer una esperanza que valga en el aquí y ahora.

Tomar por la fuerza el Estado haría que la situación de los trabajadores fuese respetable, sencillamente porque, en el peor de los casos, el capital empezaría a estar interesado en pactar. En el mejor se abriría la posibilidad de aplastarlo. A partir de ahí vendrían las victorias que arrancásemos, si quisieramos hacerlo y nos importasen.

Pero es posible que estuviéramos hablando de elecciones y no de la realidad del Estado capitalista y de cómo acabar con él, ¿verdad? 



22 de marzo de 2021

RUIDO

Por Marat

A mitad del camino de mi vida,

en una selva oscura me encontraba

porque mi ruta había extraviado


¡Cuán dura cosa es decir cuál era

esta salvaje selva, áspera y fuerte

que me vuelve el temor al pensamiento!”

(“La Divina Comedia”. Infierno. Canto I. Dante Alighieri)

Posiblemente uno de los hechos más necesarios para los seres humanos que reflexionan sobre el presente en el que viven como colectividad - una rara virtud en tiempos de inmediateces, banales simplificaciones sobre el mundo y gritos airados, interesadamente insuflados sobre los espectadores envenenados del mundo de la política – sea el de sentirse perdidos entre tanto ruido mediáticamente propagado.

Solo desde la perplejidad que causa la cacofonía vociferante de la falsa política, de los envenenadores de la opinión publicada que inducen a la sinrazón de las emociones más primarias y salvajes, es posible comprender las intenciones que subyacen a los fabricantes de odio social, a los manipuladores de las conciencias. Y llegar a tomar distancia de toda esa patraña.

Frente a la gentuza reaccionaria y fascista, propagadora del enfrentamiento civil y el odio en la calle, las tabernas, los medios de comunicación e Internet, solo nos encontramos a una izquierda vociferante cuyos hechos son incapaces de sustentar las bravuconadas de sus palabras; una izquierda inútil que apela a las emociones blandas antes que a las prácticas políticas que golpeen a la caverna donde más le duele: educar políticamente y organizar a la clase trabajadora y a los sectores populares y tomar medidas económicas que rompan la iniciativa del fascio-liberalismo y mejoren realmente las condiciones de vida de dichas clases.

Cuando se toma distancia del cacareo de la vulgar politiquería es posible detectar que hay una evidente asimetría entre el matonismo amenazante y crecientemente violento de la derecha extrema y de la extrema derecha y la oscilación entre la frívola ridiculización de las mismas por parte de la izquierda y las fanfarronadas de un aparente hacerles frente pero solo de palabra.

Qué mejor ejemplo que las dos últimas estrofas del soneto de Cervantes, Al túmulo del rey Felipe II en Sevilla para definir el falso enfrentamiento desde una de las partes:

Esto oyó un valentón y dijo: "Es cierto

cuanto dice voacé, seor soldado,

Y el que dijere lo contrario, miente."


Y luego, incontinente,

caló el chapeo, requirió la espada

miró al soslayo, fuese y no hubo nada.

La derecha extrema y la extrema derecha tienen muy bien tomadas las medidas a la izquierda. Saben que en cuanto le acusen de socialista o de comunista y contrapongan ambos términos a la sacrosanta libertad de empresa, que siempre ha de estar por encima del derecho a la protección de la vida y de no ser sobreexplotado, se achantará. Quien se jacta de lo que no es, en cuanto le acusan de serlo, tiembla.

Cuánto más digno hubiera sido por parte de la izquierda responder a esos indecentes eslóganes de marketing electorero del fascio-liberalismo de socialismo o libertady de comunismo o libertad con algo parecido a esto Tienen ustedes mucha suerte de que no seamos socialistas sino social-liberales ni comunistas sino socialdemócratas porque, si fuésemos una u otra cosa, ustedes encontrarían en nuestros hechos la respuesta que merecen”. La realidad es que ni unos, los fascio-liberales, ni otros, los progres de izquierda, se engañan. Ambos saben que juegan con mentiras pero, mientras los primeros amenazan en serio, los segundos practican juegos de artificio.

Creo que no somos pocos quienes sabiendo quiénes y qué somos, sin negarnos a nosotros mismos ni a nuestras convicciones, asistimos al simulacro de un enfrentamiento asimétrico del que nos sentimos totalmente ajenos porque percibimos el tufo de la mentira y nos negamos a ser parte de tan denigrante espectáculo.

En mi caso puedo decir que hace mucho que no me reconozco en la categoría izquierda”, nacida de la ubicación de dónde se sentaron una parte de los representantes de la Asamblea Nacional, al inicio de la Revolución Francesa, cuyas aspiraciones eran fundamentalmente las de impedir el derecho de veto legislativo del monarca y dar paso a una nueva clase, la burguesía. Hay quienes creemos que la cuestión fundamental de cualquier proceso político se encuentra en lo social -qué clases serán las hegemónicas– y en lo económico - bajo qué sistema de propiedad de los medios de producción, las empresas para entendernos, vivirán los seres humanos- . Y eso no lo representa la izquierda.

Concretando, que es gerundio, en medio del griterío, la propagación del odio, el enfrentamiento entre siglas, que no proyectos realmente diferentes de sociedad, y el seguidismo acrítico, no creo ni en la ideología de los charcuteros y dueños de bares, que hacen como que no se enteran de que sus enemigos son las grandes cadenas de la distribución y de la hostelería, a los que apoyan los políticos a quienes ellos votan, ni en la de los progres universitarios de clase media, que temen ser desalojados de las instituciones burguesas y que defienden la política de la izquierda asentada en el sindicalismo de concertación,como tampoco la de cierta ministra del diálogo social, bien apreciada por los grandes empresarios.

Así que si ustedes creen que a la derecha extrema y a su infantería fascista se les para con el voto, no seré yo quien critique las decisiones que tomen. Pero creo que no está de más decirles que no les pararán con ello, porque hace tiempo que muchos de los desesperados saben que la izquierda no cambiará sus vidas sino que les abandonará a una frustración que les conduzca a entregarse a los representantes políticos de sus enemigos. En el mejor de los casos, solo retrasarán en un par de años el triunfo de los que dicen combatir. Nadar, nadar y ahogarse en la orilla.

Yo, en su caso, me plantearía si lo que toca hacer es otra cosa. No me gusta ser cargante a fuer de repetirme. Lo he explicado unos párrafos más arriba. Cada uno ha de cabalgar sus propias contradicciones.

EPÍLOGO: Mi más merecido aplauso que resume las miserias del parlamentarismo burgués y del oportunismo actual. a la serie Vamos Juan”. Aplausos a Javier Cámara al representar al político oportunista.

Ustedes verán cuál es el nivel de sus tragaderas.