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13 de enero de 2017

PRÓXIMA RESOLUCIÓN “NI-NI” Y ANTISIRIA DE “IZQUIERDA UNIDA”

Por Marat

Les presento el documento que el próximo sábado 14 de Enero será, sin lugar a dudas, aprobado por la Comisión Coordinadora Federal de IU, el equipo de Gobierno de Alberto Garzón. En el orden del día hay una resolución sobre Siria a debate y aprobación. Ha sido elaborada por la eurodiputada Marina Albiol y es de una equidistancia repugnante que sirve para ir aproximándose a las posiciones del imperialismo norteamericano defendidas por yihadistas como Santiago Alba Rico y su partido Podemos.

Como IU no puede dar un salto en el vacío sin que se le acuse de abiertamente partidario del terrorismo yihadista, lo hará por fases. Y en ese proceso esta resolución cubre una etapa.

Obama se despide queriendo dejar atado y bien atado el asunto sirio. Los servicios de orden del imperialismo norteamericano en España muestran una vez más cuál es el papel de eso que muchos se empeñan en reivindicar, la llamada “izquierda”.

He marcado en negrita los aspectos en los que mejor se percibe la naturaleza lacayuna de IU ante la guerra en Siria. Desde la equidistancia respecto a los contendientes, hasta la carga de la culpa “original” en el gobierno sirio, pasando por la negación de que dicho gobierno tenga el derecho internacional a llamar en su ayuda contra el terrorismo, con base en Washington, Israel, Turquía y Arabia Saudí, a países que puedan prestarle ayuda o el apoyo al separatismo kurdo, IU ha entrado en el museo de la infamia, cosa que no debiera sorprender porque no vienen de ahora este tipo de actitudes. Recordemos que hace 14 años Luis García Montero, el que defendía las esencias de IU frente al garzonismo, reclamaba “libertades” para Cuba y que Javier Couso firmaba en 2011 un manifiesto repulsivo, auspiciado por los trotskistas de Izquierda Anticapitalista sobre las “revoluciones árabes de 2011, también la de Siria”

Dado que habrá quienes intenten desmentir este documento, añado el enlace al mismo. La negación de su existencia tiene un cortísimo recorrido, ya que de modo casi inmediato a la reunión de los infames del sábado 14 será conocida dicha resolución.

En cualquier caso, al final del citado texto aclararé cuáles son mis posiciones sobre la guerra en Siria, ya que canallas y estúpidos suelen manipular las posiciones con el fin de hacernos pasar a todos por el tamiz de la simplificación y de la propaganda.

El pueblo sirio lleva cinco años sumido en una guerra en la que han perdido la vida más de 250.000 personas y que ha provocado el desplazamiento forzoso de hasta 11 millones de sirias y sirios. Desde Izquierda Unida siempre hemos defendido una posición de compromiso con la paz y los derechos humanos que se ha materializado en nuestro rechazo a las diferentes guerras e intervenciones armadas producidas en Oriente Medio y diferentes países africanos, y cuyas consecuencias vienen sufriendo los pueblos de estas regiones hasta hoy.

Oriente Medio es una región que ha sufrido diversas guerras que calificamos como imperialistas por el interés económico capitalista que las ha guiado, así como por la idea de dominación política indirecta que ha pretendido establecer desde el exterior para mantener este interés. Iraq o Afganistán fueron el escenario de guerras provocadas por Estados Unidos que resultaron clave para desestabilizar gravemente toda la región, afectando esta vez también a Europa, y siguieron este patrón. Dotada de grandes recursos de hidrocarburos, situada en una zona de vital importancia estratégica desde el punto de vista económico y político, Oriente Medio cuenta desde hace décadas además con la tensión añadida de la agresión sionista del Estado de Israel al pueblo palestino, así
como con diversos actores internacionales en pugna a partir de diversas y precarias alianzas.

Por ello mismo, la solidaridad de Izquierda Unida está con los sirios y sirias en esta Guerra de Proximidad. Calificamos de esta manera a las guerras en las que se miden las fuerzas potencias extranjeras, tal y como ocurre hoy en Siria, un país utilizado como tablero de juego por diferentes actores geopolíticos regionales y globales con el pueblo sirio como rehén.

En marzo de 2011 comenzaron una serie de protestas en Damasco contra las políticas económicas del Gobierno de Bashar al-Assad, así como para reivindicar mayores libertades democráticas. El Partido Árabe Socialista Baath ha gobernado Siria desde 1963, y a pesar de su posicionamiento económicamente progresista y laico en sus inicios, desde la década de los noventa se vivió una oleada de privatizaciones, así como la apertura del país al capital privado proveniente, mayoritariamente, de las petro-dictaduras del Golfo Pérsico. Esta política tuvo su corolario en el acuerdo firmado con el Fondo Monetario Internacional en 2006 que imponía duras medidas de congelación de los salarios, recortes en servicios públicos, y el fin de la financiación pública de sectores productivos como la industria o la agricultura. Esto llevó a un encarecimiento de productos básicos y a una subida sustancial de la tasa de paro (con un desempleo juvenil cercano al 40%, en un país en el que 2011 el 55% de la población era menor de 25 años) y de pobreza. Las protestas que nacen de este descontento son las que pasan a ser duramente reprimidas por el Gobierno de al-Assad, quien además no duda en caracterizar estas reivindicaciones de clase como si de un conflicto religioso se tratasen, una instrumentalización de este elemento con fines tanto internos como externos por parte de un Gobierno que aunque nominalmente laico no duda en apoyarse en
las autoridades religiosas.

Las aspiraciones populares legítimas y movimientos de protesta que conformaron los Comités de Coordinación Locales, tras la represión del Gobierno y la entrada de elementos extranjeros en 2012 dan paso a un conflicto armado, en el que fuerzas imperialistas luchan para controlar el territorio. A través de la financiación procedente de una serie de fundaciones con sede en las monarquías teocráticas del Golfo Pérsico, se arma y entrena a elementos terroristas para el combate en Siria. Estas milicias, cuya financiación a través de estas fundaciones muchas veces tiene su origen en las potencias otanistas, se hacen fuertes sobre el terreno y sustituyen progresivamente a la mayoría de la oposición democrática. Con la presencia sobre el terreno de al-Qaeda (que ahora se denomina Fatah al-Sham en Siria) y, sobre todo, con la fundación del grupo terrorista Daesh en 2014, se consolida una toma de poder por parte de estos grupos sin precedentes, con las consecuencias de represión y asesinatos que ha conllevado. Cabe destacar y condenar la injerencia que supone la complicidad de los Gobiernos occidentales con estos grupos, a los que han armado y entrenado, además de las intervenciones directas de ejércitos como el estadounidense, el francés o el turco. Además, se ha colaborado en la creación de una serie de estructuras que les han dado continuidad a partir de los beneficios que se han generado por el comercio de armas o recursos naturales a través de la frontera con Turquía. Se produce además en el marco de un Oriente Medio devastado por una serie de guerras imperialistas para situar una región rica en recursos naturales al servicio de los intereses económicos de las grandes empresas transnacionales.

Por otra parte, el Gobierno de al-Assad llama a la participación de fuerzas extranjeras para defender sus posiciones, y entran en el país milicias del partido libanés Hezbollah, del ejército de la República Islámica de Irán, y comienza a participar en la Guerra el Ejército ruso. De esta manera (y con la posterior entrada de Turquía), queda clara la naturaleza de un conflicto de carácter global, en el que combaten los dos grandes bloques políticos que actualmente existen en Oriente Medio (y sus respectivos valedores internacionales) para controlar una zona de elevadísimo valor geoestratégico.

Este conflicto tiene además una vertiente de género, en el que las mujeres han sufrido la violencia de una forma mucho más cruel. La violencia sexual o la trata de mujeres han sido utilizadas como arma de guerra, particularmente por grupos como Daesh o Fatah al-Sham que han hecho de la opresión y la violencia de género una parte central de su proyecto fascista.

Durante todo este proceso, en las zonas de mayoría kurda del norte de Siria se ha producido un proceso emancipador en la zona de los tres cantones de Rojava, que se ha convertido en un auténtico ejemplo de transformación social. Las Unidades de Protección del Pueblo (YPG) no sólo han luchado sobre el terreno contra el Daesh, sino que a través de la organización popular han puesto en práctica una serie de medidas conocidas como confederalismo democrático basadas en la autonomía local, la igualdad de género y la colectivización de las tierras y los recursos. Este empoderamiento del pueblo kurdo ha generado la intervención sobre el terreno de Turquía, que ha atacado sus posiciones tras haber asistido con pasividad, cuando no complicidad, al auge del Daesh en su entorno y el uso que hacían de su propio territorio para sostenerse económicamente.

Durante todo este proceso se ha vivido además el movimiento de población más grande que se conoce desde la Segunda Guerra Mundial. Más de 11 millones de personas se han visto forzosamente desplazadas, y hasta cinco millones de ellas han tenido que salir del país. Ante esta situación la Unión Europea no sólo ha mirado hacia otro lado, sino que en su afán por asemejarse a la extrema derecha ante el auge de ésta ha endurecido activamente su política de fronteras, con la reforma de todos los reglamentos de migración y asilo que han reforzado las fronteras, militarizado el mar Mediterráneo, e imposibilitado el cumplimiento de la legalidad internacional en materia de asilo. Además, ha puesto en práctica el modelo de externalización de fronteras con Turquía, que viola los derechos de quienes huyen y genera una situación de precariedad de la que se están
aprovechando los poderes económicos, que obtienen así mano de obra en condiciones de esclavitud. De esta manera la UE está dando además sostén político al Gobierno de Erdogan, que está cometiendo una auténtica masacre en las zonas de mayoría kurda, reprimiendo y encarcelando a la izquierda social y política, y recortando derechos y libertades a través de los despidos masivos entre el funcionariado o el cierre de medios de comunicación y encarcelamiento de periodistas.

Por todo ello desde Izquierda Unida:
- Mostramos nuestra solidaridad con el pueblo sirio frente a la devastación sufrida por esta Guerra imperialista y nuestro compromiso con la paz y los derechos humanos. Condenamos cualquier tipo de injerencia extranjera en este conflicto que debe resolverse aportando soluciones políticas para el pueblo sirio y no en beneficio de actores internacionales que buscan controlar una zona de elevado valor geoestratégico por su posición geográfica y su espacio como puente para el paso de hidrocarburos a Europa.

- Apoyamos el proceso de transformación social que se está produciendo en los cantones de Rojava, y defendemos su derecho a la autodeterminación. Damos nuestro apoyo además a la YPG y la YPJ (su organización hermana formada por mujeres) en la batalla que libran contra el Daesh, así como el Partido de la Unión Democrática (PYD). Están demostrando cada día que la lucha contra el fascismo y la transformación social no sólo pueden, sino que deben darse a la vez. El modelo de confederalismo democrático es ahora mismo un rayo de luz en una región asolada por la violencia y las posiciones reaccionarias.

- Condenamos firmemente la acción de los grupos terroristas Daesh, Fatah el- Sham, y el resto de grupos que instrumentalizan la religión para imponer una agenda fascista. La agenda de estos grupos, financiados, armados, y entrenados desde Occidente y las monarquías teocráticas del Golfo Pérsico, es incompatible con la resolución de la Guerra en Siria, con la defensa de los derechos humanos y con el fin del terrorismo internacional.

- Condenamos la acción de Turquía, que no sólo ha entrado en terreno sirio para reprimir al pueblo kurdo, sino que ha utilizado la guerra para imponer una política interna de represión y violencia contra la oposición y el conjunto de la izquierda social y política kurda y turca ante el silencio cómplice de Occidente.

- Exigimos el cumplimiento de la legislación internacional para con los millones de personas que huyen de la violencia en Siria, empezando por la Convención de Ginebra de 1951 sobre refugiados. Reclamamos la apertura de vías legales y seguras de acceso a Europa, la expedición de visados humanitarios en las embajadas y consulados europeos en Oriente Medio, y la concesión del estatus de refugiado a quienes cumplan los requisitos para ello, sin entrar en criterios cuantitativos que contravienen los tratados internacionales en materia de asilo.

- Defendemos un proceso de paz auspiciado por la ONU en el que se dé una salida política al conflicto, comenzando por un alto al fuego que incluya a todas las fuerzas beligerantes y que incluya la retirada de cualquier tipo de presencia militar extranjera de Siria, incluidos los grupos terroristas. En dicho proceso de paz han de tener cabida todos los actores políticos, sin vetos, que apuestan por una salida democrática y laica al conflicto, garantizando los derechos democráticos del pueblo sirio, sin la tutela de potencias extranjeras, tal y como señalan las diferentes resoluciones de las Naciones Unidas al respecto. Dicho proceso de paz debe contener además una investigación que esclarezca los crímenes de guerra cometidos, y debe establecerse una justicia para la paz para que éstos sean juzgados. Exigimos el final inmediato de la ocupación sionista de los Altos del Golán.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG (2):
Ignoro si fue el senador estadounidense Hiram Jonhson o el dramaturgo griego Esquilo el autor de la frase “la primera víctima en una guerra es la verdad”. Es muy cierto este aserto. Quiero dejar claro que no soy ciego ante él ni caigo en la trampa de ser un propagandista de un lado u otro del sistema imperialista mundial en liza en medio del tablero sirio.

Cuando hablo del sistema imperialista mundial lo hago desde la fidelidad al análisis de Lenin sobre el imperialismo como sistema global con distintas potencias enfrentadas entre sí.

Dicho esto, soy consciente de que hay pueblos y gobiernos que no tienen la oportunidad de elegir ni a sus enemigos, que caen sobre ellos como aves de rapiña, ni a sus amigos que, con frecuencia, han de elegir entre lo “disponible”.

Y todo eso con las contradicciones de la naturaleza imperialista y geoestratégica de los países que ayudan al gobierno sirio. Pero en el lado contrario, quienes armaron, financiaron y aún apoyan al terrorismo yihadista no pueden dar lecciones de nada, salvo que sea de cómo extender la muerte y el terror en espera de lograr sus propios objetivos imperialistas.

El gobierno del presidente al Assad no es socialista. Ni falta que le hace para contar con mi apoyo y el de cualquier antifascista y ser humano que sepa distinguir que la pelea no es ya, ni siquiera entre el progreso y la reacción, sino entre la civilización y la barbarie asesina. Cierto que la lucha por defender la civilización hay ocasiones en las que no puede sustentarse en la bandera blanca de la paz sino que ha de defenderse desde la boca de los fusiles. Pasó lo mismo en el Madrid del “no pasarán” contra las hordas del nazifascismo, mientras las “democracias” capitalistas occidentales miraban a otro lado, cómplices de ese monstruo que luego les haría pagar su colaboración en el hundimiento de la II República española.

Hoy los partidos quintacolumnistas de los “progres” representan un sicariato de los amigos de la guerra aún más indigno que el que significó durante la I Guerra Mundial la gran mayoría de la socialdemocracia europea.

Ni esa república hubiera sido a lo que yo aspirase, de haber vivido en ella, ni el gobierno sirio es la sociedad socialista por la que lucho, si viviese en ese país. Solo representaba/representa un bastión contra el terror fascista y criminal occidental o con barba yihadista. Nada más y nada menos. Entonces y hoy no entender eso o negarlo es ser un criminal y un secuaz de lo monstruoso o un imbécil.

Que el panfleto llamado El Diario publicase una bazofia en la que se comparaba la defensa del Madrid antifascista con la del yihadista Alepo indica bien a las claras lo que representa hoy el mundo de los progres, que algunos siguen empeñados en llamar “la izquierda” y que no es otra cosa que parte integrante de la gendarmería ideológica capitalista.


Pero es que además mienten cuando tratan de legitimar el levantamiento contra el gobierno sirio desde una represión previa basada en unas supuestas protestas cívicas, pacíficas y democráticas. Falsifican la realidad y lo saben. la represión comenzó, de forma razonable cuando en las protestas sectores violentos comenzaron a disparar y a matar policías. Lo que en un país pretendidamente democrático se "justifica" como legítima defensa del Estado frente a la provocación violenta parece tener para los cínicos "progres" otra vara de medir si se trata de Siria.  

Este tipo de canalladas que hoy perpetra Izquierda Unida no deben sorprender en un engendro político dirigido por el Partido (Anti) Comunista de España, ese que tiene por medio de propaganda un libelo llamado “Mundo (Anti) Obrero” que premió el pasado año a una amiga de los yihadistas, la progre de El Diario, Olga Rodríguez.

De la inmundicia de resolución que será, sin ningún lugar a dudas, aprobado por la dirección de la organización-zombie IU cabe extraer algunas conclusiones:
  • El momento en el que se hace: cuando más evidente es lo que representa la agresión de los terroristas mercenarios extranjeros contra Siria y su Estado y cuando ha sido derrotado dicho terrorismo. Ello indica la debilidad de ese conglomerado internacional de agresores y la supeditación de IU a tales objetivos, cuyo precio acabaremos sabiendo más temprano que tarde. La exigencia en la propuesta de resolución, cuando el Daesh, Al Nusra y otros grupos asesinos están siendo derrotados, de “alto al fuego que incluya a todas las fuerzas beligerantes y que incluya la retirada de cualquier tipo de presencia militar extranjera de Siria”, indica la degeneración, de arriba a abajo, de IU y su prostituido papel político al servicio del imperialismo norteamericano. Si los criminales han sido derrotados que, al menos, puedan negociar y si Estados Unidos ya no pinta nada en Siria, que no pinte nada tampoco cualquier otra potencia que haya ayudado al gobierno sirio. Esto es lo que hay detrás de tal propuesta.
  • El carácter de comparsa de IU respecto a personajes siniestros como Santiago Alba Rico y su secta podemita, que coinciden en tal demanda.
  • La obsesiva carrera de dicha pandilla “política” por homologarse dentro de la UTE (Unión Temporal de Empresas) de voceros mediáticos, progres de salón e "intelectuales" a sueldo de los intereses de Estados Unidos y ser aceptados mediante un lenguaje que les aproxime al papel de todos ellos como cortejo de lameculos de dicho país.
A partir de las 21 horas del viernes 13 de Octubre parece que la victoria de los que aún tragan dentro de IU es haber logrado que Marina Albiol finalmente no presente esa propuesta de resolución. 

Jamás se preguntarán qué hay en la naturaleza política de la militancia de IU/PCE que permite que se llegue hasta donde ha llegado Marina Albiol sin mayor escándalo que hasta  el día en el que sus siglas (quizá crean que las de IU son tan heroicas como las del PCE de la clandestinidad o que los méritos se heredan) empezaron a estar en peligro.

La base que conforma IU va o viene según suene la trompeta. Hace 3-4 años gran parte de ella decía "esto se resuelve con 40 diputados" y hasta hace 3 meses algunos proclamaban "lanzaron Podemos cuando teníamos un 15% en las encuestas". Tienen cabeza de urna, como todo pequeñoburgués. La llamada resistencia jamás se preguntará qué hay en la naturaleza de ese lugar de indignidad que permite que se haya llegado hasta donde se ha llegado y solo con un cierto escándalo de una parte de la militancia ahora y no cuando nació IU con el Partido Humanista, los Carlistas, serios problemas del PCE para decir "bases fuera" y etc, etc. 


9 de noviembre de 2016

EEUU, LA MARCA Y EL EQUIPO DE MARKETING GANARON LAS ELECCIONES

Por Marat

Muchas son las lecciones que ha dado al mundo -o al menos para quienes tengan la capacidad de entenderlas- el triunfo de Trump.

La que quiero destacar en primer lugar, aunque no más importante, es que la mercantilización de la política y del parlamentarismo burgués ha traído como consecuencia, y no es una novedad, que cuando la marca es muy potente, hay un equipo de marketing que sabe detectar las “necesidades” del mercado político y pasta gansa para la campaña, se pueden ganar unas elecciones por encima y contra los aparatos de los partidos.

Trump no es el único que ha logrado eso. Antes ya sucedió en “la vieja Europa”, como dicen los estadounidenses. Y eso lo hizo Berlusconi, aunque con la ventaja a su favor, de la que careció Trump, de contar con un imperio mediático. En su caso la innovación de Berlusconi fue total porque creó incluso sus propios partido y aparato contra el resto de partidos y aparatos italianos.

Pero cuando algo sucede en EEUU, aunque esta vez no haya sido la pionera, se convierte rápidamente en tendencia mundial.

La “hazaña” de Trump fue, con el establishment mediático en su contra, vencer a dos aparatos, el de su partido, fulminando a todos los candidatos que se le opusieron, y siendo ninguneado por toda la dirección del Partido Republicano, desde que se postuló hasta el fin de la campaña electoral, y obviamente el del Partido Demócrata.

Trump, un gran capitalista, inició su carrera de plutócrata convirtiéndose a sí mismo en marca personal. Sus empresas llevaban su apellido. Ha tenido siempre claro cuál era la estrategia para triunfar: ser el primer embajador y promotor de sí mismo. En los negocios le ha funcionado, en política también. Obviamente, sabiendo rodearse en ambos espacios, muy próximos entre sí, de gente muy inteligente, que maneja las herramientas de marketing como nadie.

La investigación de mercados y la político-electoral emplea las mismas técnicas para conocer la realidad sobre la que quiere intervenir la marca, el partido o el Estado: la encuesta (metodología cuantitativa) y el grupo de discusión (metodología cualitativa). Y el marketing económico y político se parecen también mucho entre sí.

El equipo de Trump supo conectar con una necesidad real: la situación depauperada de la clase trabajadora norteamericana, no sólo blanca, como han demostrado los votos de importantes sectores de otras etnias, que estaba ajena a la agenda electoral del equipo de Killary. Para quien crea que acabo de cometer una errata, le aclaro que es un apodo de la señora Clinton que ha hecho fortuna por sus celebraciones ante la destrucción de países como Libia o Siria, por citar sólo dos ejemplos, de cuyos desastres era coautora, junto con Obama.

Killary Clinton, y su equipo de estrategas de campaña, siguieron al dedillo las precedentes de Obama, pero con mucha menos credibilidad de la que él tuvo en sus inicios. No voy a entrar en la percepción social dominante sobre ella en EEUU porque de sobra se ha hablado ya. Fijó unas desigualdades que señalar y unos públicos a los que dirigirse: el machismo que sufren las mujeres, la situación de discriminación de los gais y de los inmigrantes y etnias no blancas norteamericanas, entre otros. Y se olvidó, error en el que no cayó Trump, de la clase trabajadora. Él, en cambio, tuvo en cuenta que las clases sociales existen y que la trabajadora de EEUU lleva perdiendo capacidad adquisitiva durante decenios. Tuvo claro que el paro, menor que en Europa, es ya estructural en su país y que la clase trabajadora era muy consciente de haber sido olvidada en los discursos de los políticos del establishment norteamericano. Aclaro, porque sé que hay mucho lector malintencionado y con mala baba, que creo en la igualdad de derechos de tales colectivos y que me parecen repugnantes las expresiones de Trump sobre ellos. Dicho esto, tengo claro que la contradicción capital-trabajo está por encima de la lucha contra la discriminación como palanca potencial para acabar con el capitalismo.

Trump es un capitalista que cree religiosamente en el sistema capitalista, exactamente lo mismo que Obama y que Killary. Pero ha sabido con qué reclamo ganar: dirigirse a la clase trabajadora de EEUU, hablarles de sus miedos ante el presente y de sus incertidumbres ante el futuro, concentrarse en la política nacional y dar mucho menos peso a la internacional, de la que sus votantes estaban descontentos porque consideraban que el intervencionismo militar de su país estaba gastando energías y dinero ingentes, en lugar de combatir la situación interior de un país muy orgulloso en el pasado del “american way of life”, pero que hoy está en decadencia en cuanto a situación económica. Y ha conseguido, con ello, atraerse a la clase trabajadora blanca y a no menos de un tercio de la de otras etnias. Y eso a pesar de muros en la frontera porque es sabido que el inmigrante legal, con frecuencia, para no ser satanizado, tiende a marcar distancias con el sin papeles y el espalda mojada. Los apellidos españoles no son una rareza, ni mucho menos en el Frente Nacional francés. Algún día deberemos hablar de mitos de la izquierda, como el de la solidaridad, porque, aunque imprescindible, cuando no se basa en la clase y en la igualdad de clases sino en oenegerismo de monja progre, acaba por ayudar al discurso reaccionario de los Trump que en el mundo son y a romper la idea de identidad y de conciencia de clase.

La banalización de la política, convertida en un circo mediático, en la que lo que importa es epatar, lograr titulares que hablen de ti, aunque sea mal, ha sido un factor fundamental que Trump ha sabido conjugar muy bien. Habrá que ver hasta qué punto Trump es un incontrolado -si lo es, el complejo militar-industrial y Wall Street le “ayudarán a controlarse”- o todo es una pose para magnetizar a sus bases electorales.

Killary es una progre, que es lo que son los procapitalistas que defienden, solapada o abiertamente, el capitalismo de rostro humano dentro de sus países y destruyen o justifican las destrucciones de pueblos (los partidos progres que llevan bombardeadores de Libia en sus filas y que están a favor de la permanencia de su país en la OTAN, por ejemplo) que son necesarios para desvalijarles de sus riquezas naturales e imponerles su “modelo de democracia”. Por cierto, no recuerdo ninguno de esos países en los que predominen los blancos. Puestos a hablar de racismo, Killary lo practicaba vía bombardeo con una soltura digna de mejor causa. Y con Obama la policía ha matado más negros en su país que durante el mandato de muchos presidentes precedentes.

Y Killary es también una progre porque niega las clases sociales, al dotar de protagonismo en sus programas a colectivos, sectores, ONGs controladas por los think tanks y fundaciones globalistas que han sustituido revolución social por “movimientos sociales”. Como en España y en Europa.

No siento nostalgia alguna de Sanders que, aunque hablase de clase trabajadora, no estaba lejos del lobby sionista, no planteaba la desaparición de la OTAN y, acabó como los progres españoles, optando por la criminal Killary para parar al fascista Trump. La lógica del "mal menor" acaba causando males mayores porque legitima lo hecho y lo por hacer.

Lo que hoy se autodenomina como izquierda española o europea -algún día hablaré del camelo del socialismo del siglo XXI, que no ha hecho nada para ser socialista en sentido marxista, ni para cambiar las relaciones sociales de producción en sus países- no es otra cosa que una inmensa fosa séptica progre, beata, monjil, acobardada, procapitalista, vociferente pero de tasca que, como Killary ha sustituido clase por colectivos sociales, a cuyos dirigentes compra con subvenciones. Como comunista creo que existen clases sociales, que hay que luchar por su abolición, que el parlamentarismo es hoy la gran trampa del capital para que continúe la falacia de la “ilusión democrática”, que el cambio no vendrá por las urnas sino por una revolución y, desde luego, no soy “de izquierda/s”; algo que indicaba la posición en la que sentaron determinados políticos en la Asamblea Nacional Constituyente -¡cómo les gusta esa última palabra!- en 1789.

Y como comunista, señalo a los progres como los principales cómplices, por haber abandonado y traicionado a la clase trabajadora, de que el fascismo campe por Europa y de que reaccionarios como Trump triunfen hablándole a ella, a la que golpearán no de forma muy diferente a como lo hacen los liberales clásicos.

De cómo actuará en política nacional e internacional Donald Trump no hablo porque, además de ser una incógnita en estos momentos, quienes mandan no son los Presidentes sino los poderes económicos.