17 de enero de 2011

SOBRE EL "PACTO GLOBAL DE CCOO...CARGARSE DE SINRAZÓN


Miguel Romero. anticapitalistas.org  
Desde comienzos de semana, se nos viene machacando con el señuelo del “pacto social” o “pacto global” como medio para lograr
“una salida justa y equilibrada de la crisis”. Suena parecido a la “gran coalición” en forma de gobierno PSOE-PP que algunos tertulianos proponen desde hace unos años para marear la perdiz, que es finalmente su oficio y su beneficio. La novedad, y la gravedad, del asunto es que ahora el principal valedor del “pacto global” sea el secretario general de CC OO y, lo que es peor, que esta política haya obtenido un apoyo prácticamente unánime en el Consejo Confederal (158 votos a favor, 1 en contra y 15 abstenciones).
Todo lo que se ha estado haciendo, y sobre todo no haciendo, desde el 29-S por parte de los sindicatos mayoritarios está debilitando las posibilidades abiertas por la huelga general para la reconstrucción del tejido sindical militante y de las capacidades de movilización y resistencia social a medio plazo, necesarias para hacer frente con posibilidades de éxito a la crisis capitalista.
Por ejemplo, no se ha respondido con fuerza  y convicción a la campaña político-mediática que condenaba a la huelga como un “fracaso”, con el fin de obstaculizar futuras movilizaciones. No se ha hecho nada para revitalizar los sectores en los que la huelga no alcanzó sus objetivos (banca, administración pública, sanidad…). No se ha creado opinión pública crítica de las reformas del Gobierno, capaz de comprender las trampas del viejo cuento sobre “los sacrificios de hoy son la prosperidad de mañana” e identificada con alternativas justas, aunque no se puedan conseguir inmediatamente. En fin, por no hacer la lista interminable, no se ha organizado un plan sostenido de acciones y movilización, que mantuviera activa a la gente que se movilizó el 29-S y animara a quien no lo hizo a reactivarse.
Tareas como éstas, razonables y posibles, han sido sustituidas por una actitud pasiva, que cedió toda la alternativa al gobierno, y que convirtió en el gran acontecimiento “social” del último trimestre el nombramiento del nuevo ministro de Trabajo.

Desde entonces, ha ido creciendo una calculada ambigüedad en la posición de CC OO y UGT ante las “reformas” del Gobierno (no retirada la “reforma laboral” sino de sus “aspectos más negativos”; no rechazo global de la reforma de las pensiones sino de la “línea roja” de los 67 años…) y unas advertencias de “movilización si no hay acuerdo” dichas cada vez con la boca más chica, salvo las calenturas programadas de los discursos al final de las manifestaciones. Manifestaciones, por cierto, convocadas muy tardíamente, con bastante flojera, con un lema absurdo (“En defensa del Estado social”: ¿dónde está aquí y ahora ese “Estado social”? ¿No saben que éste es uno de los países de la Unión Europea con menor gasto social y con una fiscalidad más injusta? Se trata de cambiar radicalmente esta situación, no de defender entelequias). Así no es de extrañar que los resultados de las manifestaciones del 18 de diciembre fueran, en general, malos. Y da la impresión de que, en una espiral negativa, esos malos resultados se han convertido en argumento, no para corregir errores y buscar las condiciones para que las movilizaciones futuras sean fuertes, sino para abandonar la vía de la movilización.

A la vuelta de las fiestas navideñas hemos entrado en una pendiente de despropósitos que nos están aproximando a una derrota cuyas consecuencias son duras hasta de imaginar.
Veamos un ejemplo. El secretario de Comunicación de CC OO Fernando Lezcano declaraba el pasado 9 de agosto: "El movimiento sindical debe combatir la dictadura de los mercados y defender el valor de la democracia". Pero el 11 de enero se despachaba diciendo: “CC OO aboga por ensayar la posibilidad de un acuerdo global, mas allá de la reforma de las pensiones, que daría más tranquilidad a la sociedad para afrontar la crisis y enviaría un mensaje más nítido a los mercados". ¿Qué pasa? ¿Han cambiado los mercados entre agosto y enero? ¿Ha cambiado Lezcano? ¿Qué historia es ésta de que el portavoz del mayor sindicato del país hable como un consultor de inversiones en Bolsa? Eso es lo que ha cambiado: desde la apertura de la negociación con el gobierno, CC OO y UGT no se dirigen a la gente trabajadora: hablan para los que mandan, para los poderes políticos, económicos y mediáticos.

Veamos otro ejemplo: a la hora de definir los perfiles del “pacto global” algunos periodistas han recordado a Toxo los Pactos de la Moncloa y éste no parece sentirse incómodo con la analogía. ¿No recuerda Toxo las consecuencias sociales y políticas de los Pactos de la Moncloa, instrumento clave de la Transición? Seguro que hay gente en su equipo que puede recordárselas. Nadie puede albergar ahora la menor duda de que los perdedores de entonces fueron las clases trabajadoras. Los sindicatos que apoyaron los pactos sufrieron una auténtica sangría en su afiliación, a la vez que  recibían elogios entusiastas de los poderes establecidos por su “sentido de la responsabilidad”. El “mensaje nítido” que envió el movimiento obrero a “los mercados” de entonces es que dejaba de luchar. Así nos fue.

¿Y ahora? Es muy improbable que llegue a existir algo parecido a los Pactos de la Moncloa, entre otras cosas, porque hoy no hacen falta instrumentos de ese calibre para desorganizar al movimiento obrero.
Los “mercados” pueden conseguir sus objetivos por procedimientos más simples, que además en este país les vienen funcionando muy bien desde hace años, tipo “diálogo social”. En eso parece que estamos.
Desde el comienzo de la negociación gobierno-sindicatos, ha caído sobre éstos una formidable presión política y mediática para empujarles  a evitar, por encima de todo, la convocatoria de una nueva huelga general y a buscar unos cuantos retales de cambios menores en las “reformas”, para tapar las vergüenzas de un acuerdo que ratifique básicamente la política gubernamental.
Es verdad que no existe una presión social potente en sentido contrario, que esté exigiendo a los sindicatos una defensa con firmeza de los objetivos básicos del 29-S, al menos. Pero, aunque sólo fuera por sentido de la autodefensa, los sindicatos deberían estar contribuyendo a que esa presión se cree y, en primer lugar, manteniendo en pie la convocatoria de una nueva huelga general si esos objetivos no se obtienen lo cual es hoy una certeza.
Pero están actuando al revés: Méndez habla de “aparcar las movilizaciones”; Toxo envía la HG a improbables calendas griegas. Ambos ensalzan la “flexibilidad” que estaría mostrando el Gobierno. ¿Flexibilidad del gobierno? Lo que se conoce es un cambio irrisorio en la reglamentación de la reforma laboral (no se podrá recurrir al despido barato por pérdidas… si son “meramente coyunturales”) y un calendario de aplicación del retraso en la edad de jubilación a los 67 años que, al menos hasta ayer, Toxo consideraba “disparatado”.

Es tan obvio que no habría ni que escribirlo: el gobierno está comprometido hasta el tuétano en su programa de “reformas”, no hará el menor cambio sustancial en él en una mesa de negociaciones y sólo podrían obtenerse esos cambios mediante un cambio de relación de fuerzas resultado de una movilización social sostenida a medio plazo.
“Aparcar” la Huelga General porque ahora tocaría, como dice Toxo, “elevar la mirada y ampliar el perímetro de las materias a negociar” es, por decirlo de un modo suave, una insensatez. En una situación de debilidad como la que están exhibiendo los sindicatos en la mesa de negociaciones, cuanto más se amplíe “el perímetro”, mayor será el riesgo de recibir compensaciones minúsculas a cambio de cesiones sustanciales. Y cuanto más “eleven” la mirada, mayor será el riesgo de que se caigan de bruces. En realidad, ese es el problema: los sindicatos están “elevando la mirada” y sólo se dirigen a quienes están arriba, o sea, las elites políticas y económicas y, por supuesto, los “mercados”. Por el contrario, tendrían que “bajar la mirada” y dirigirla hacia las víctimas de la crisis, que serían también las víctimas del “pacto global”.

Hay quien piensa que estamos solamente ante “maniobras tácticas” y que CC OO y UGT estarían buscando “cargarse de razón” ante la sociedad para convocar una nueva huelga general. Si así fuera, están consiguiendo justamente el objetivo contrario: se están cargando de sinrazón, especialmente hacia la gente que se partió el alma por sacar adelante la huelga general, confiando en que se iniciaba por fin una etapa de reconstrucción de la moral y de la fuerza social de la izquierda.

¿Es posible aún una rectificación? Pudiera ser: si CC OO y UGT se tomaran en serio incluso su “programa mínimo” de cambios respecto a las reformas, no habría acuerdo. Aún en ese caso, costaría trabajo recuperar la confianza perdida en estos días de desatinos.
No hay razones para confiar en que mantengan los arrestos necesarios para levantarse de la mesa de negociaciones, pero quizás no consigan ni esos mínimos resquicios que están buscando desesperadamente para poder no ya aparcar, sino mandar al desguace a la huelga general. En cualquier caso, si se decidieran, aún de mala gana a convocarla, sería una buena noticia. En los días que quedan hasta el 25 de enero, habría que intentar que se expresara una oposición, y una indignación, social, que efectivamente existe, frente a todo lo que representa el “pacto global” y se reclamara desde la calle una rectificación urgente a CC OO y UGT.

Dice John Berger que “pensar estratégicamente implica que uno se imagine en los zapatos del enemigo”. Parece que el Gobierno, y los mercados, conocen muy bien los zapatos de CC OO y UGT. Pero lamentablemente CC OO y UGT no piensan estratégicamente, ni siquiera saben identificar al enemigo.

Miguel Romero es editor de VIENTO SUR y militante de Izquierda Anticapitalista

ASÍ, SEGURO QUE NO. FRENTE AL PACTO CON LAS ÉLITES QUE PROPONEN CCOO Y UGT, FRAGUAR UN GRAN ACUERDO DE LA IZQUIERDA SINDICAL, SOCIAL Y POLÍTICA


Izquierda Anticapitalista
ASÍ, SEGURO QUE NO. FRENTE AL PACTO CON LAS ÉLITES QUE PROPONEN CCOO Y UGT, FRAGUAR UN GRAN ACUERDO DE LA IZQUIERDA SINDICAL, SOCIAL Y POLÍTICA
Desde la Huelga General del 29-S  hemos asistido a grandes movilizaciones contra las políticas neoliberales en Francia, Grecia, Portugal y en menor escala en Irlanda y Reino Unido. A pesar de no haber logrado frenar las agresiones, han demostrado el rechazo social a estas políticas, así como la voluntad de amplios sectores de las clases trabajadoras y de jóvenes de movilizarse contra ellas. En estas protestas, fundamentalmente en Francia donde han sido prolongadas en el tiempo, se han acumulado las fuerzas necesarias para resistir  los ataques de unos enemigos que no van a cejar en su empeño hasta quedarse con todo. También han puesto en pie marcos de unidad de acción de todos los sindicatos y han incorporado a otros sectores (parados, estudiantes). Este combate es de largo aliento y no valen movilizaciones de un solo día, sino planes de movilización sostenidos en el tiempo que incluyan Huelgas Generales, paros sectoriales, manifestaciones, etc.
Esta es la tarea fundamental que tiene por delante  toda la izquierda social, sindical y política aquí. Y por eso es aún más incomprensible la actitud de los sindicatos mayoritarios en su búsqueda desesperada de un “pacto global” con el Gobierno la patronal e, incluso, con el PP. Las direcciones sindicales  de CCOO y UGT  han retomado de forma lamentable  una negociación que no va a conducir a ninguna conquista por parte de los trabajadores, más aún utilizando argumentos inaceptables y desmovilizadores como los de “dar tranquilidad a los mercados”, como ha manifestado el portavoz de CCOO Fernando Lezcano y el propio Toxo. El anuncio que hicieron en diciembre de una nueva Huelga a finales de enero o la prevista movilización estatal para el 22 de este mes han quedado olvidados en esta estrategia suicida emprendida por las direcciones sindicales, que esperamos tenga expresiones de rechazo firme entre las bases sindicales .En este sentido, el resultado de la votación en el Consejo Confederal de CCOO es muy decepcionante, no solo por el alto número de apoyos a la propuesta pactista de Toxo ( 154 a favor, 15 abstenciones y 2 votos en contra), sino porque el sector crítico ni siquiera votó contra la misma , salvo dos honrosas excepciones. La patronal y el gobierno sí tienen una estrategia clara frente a esta desorientación dramática de los sindicatos.  ZP anunció hace unos días delante, una vez más, de toda la elite empresarial que habrá reformas en cualquier caso, consensuadas o no. CCOO y UGT están perdiendo un tiempo precioso y  están desorientando a los y las trabajadoras, que en condiciones durísimas sacaron adelante la Huelga General del 29-S cuyos réditos ahora están siendo tirados por la borda. La crisis ha venido para quedarse y sólo de movilizaciones masivas saldrán los cambios posibles en las correlaciones de fuerza que puedan dar una salida de izquierdas a la crisis. De la mesa de negociación sólo van a salir derrotas. ¿A quién se dirigen las direcciones sindicales con estas declaraciones? . Ni a sus propios militantes, delegados y afiliados, ni mucho menos a los sectores más golpeados por la crisis. Las bases sindicales deben presionar a la dirección de CCOO para salir de la mesa de negociación de inmediato y pedirle que cite a todos los sindicatos alternativos y movimientos sociales para preparar otra huelga general cuanto antes y un plan sostenido de movilizaciones. De esta forma, desde Izquierda Anticapitalista creemos que es necesario levantar un gran acuerdo, pero con los y las de abajo y sus organizaciones sociales, sindicales y políticas, para defender un programa mínimo contra la dictadura de los mercados y por nuestro derecho a vivir dignamente  dentro de un plan de lucha, al que se puedan adherir entidades y personas, y que diseñe un calendario de actividades de todo tipo, que incluyan manifestaciones para presionar por otra Huelga General.
En este contexto, el papel de los sindicatos alternativos, de los movimientos sociales y de las plataformas locales que se crearon al calor de la convocatoria del 29-S va a ser fundamental, así como mantener una orientación unitaria hacia las bases de CCOO y UGT que rechacen la orientación suicida de sus direcciones.
Seguimos insistiendo: No hay nada que negociar. Es la hora de luchar

14 de enero de 2010