NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG
EL GOBIERNO
BUSCA DESPEDIR DE LA ADMINISTRACIÓN ENTRE 700.000 Y 900.000
TEMPORALES INTERINOS. EL MAYOR ERE DE LA HISTORIA.
Área
de Movimiento Obrero del ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA (EEC)
En
septiembre de 2016 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea
(TJUE) dicta una sentencia que reconoce que los trabajadores
temporales interinos tienen derecho a indemnización en caso de
extinción de contrato al igual que los trabajadores del sector
privado.
La
llama la encendió una extrabajadora interina del Ministerio de
Defensa que denunció la exigencia de una indemnización por despido
objetivo como el resto de trabajadores. El caso de esta trabajadora
no es el único. Hay más de 700.000 trabajadores en esta situación,
un tercio de ellos con una antigüedad superior a seis años.
El
Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha reconocido con esta
sentencia que los diferentes gobiernos estatales y autonómicos
han estado durante años contratando en fraude de ley,
encadenando nombramientos, contratos o relaciones laborales de
duración determinada, que en realidad son de carácter
estructural y permanente, incumpliendo lo establecido en la
directiva 99/70/CE sobre trabajo de duración determinada. No se han
convocado las plazas en el plazo que la ley lo exigía, por lo que ha
dado lugar a un aumento de los trabajadores temporales frente a los
fijos. Entre 700.000 y 900.000 trabajadores temporales están
contratados en fraude de ley.
Por
ello, dicho tribunal insta a que la ley española incluya más
elementos disuasorios para evitar esta temporalidad, y expresa que
los funcionarios interinos que encadenen fraudulentamente este tipo
de contratos podrán ser considerados trabajadores indefinidos no
fijos. La sentencia señala que la condición de indefinido no
fijo es una condición aplicable al personal funcionario y
estatutario víctima de un fraude en su contratación por las
Administraciones Públicas, sin que ello suponga el reconocimiento de
una categoría nueva para este personal. También declara que el
personal estatutario y funcionario que ocupa una plaza vacante
durante más de tres años, incumpliendo el art. 70 del EBEP
(Estatuto Básico del Empleado Público), está en situación de
“fraude de ley” y puede ser declarado indefinido.
La
sentencia señala así mismo que el fraude debe ser sancionado
– con
una multa de 100 millones de euros- para que se cumpla el mandato
de la Directiva 99/70 de la UE, reconociendo a los
funcionarios y estatutarios declarados indefinidos una indemnización
de 20 días por año trabajado desde 2012, y de un máximo de 35 días
en el caso de los trabajadores cuya relación contractual con la
administración fuera anterior al 2012.
Las
consecuencias económicas para la administración de esta sentencia
son incalculables. De ahí las muchas objeciones que se pusieron para
adaptar la directiva europea a la legislación española, ante una
previsible avalancha de demandas por despido de trabajadores
temporales de la administración.
La
tasa de temporalidad de la administración se encuentra entre el 20%
y el 40% que varía según los sectores. Esta alta tasa de
interinidad genera la necesidad de regularización. De ahí el
Acuerdo de Mejora de Empleo Público de 29 de marzo -actualmente
recurrido- firmado por el gobierno y los sindicatos de concertación
(UGT, CCOO y CSIF). Estos últimos sin consultar a sus bases, como de
costumbre en decisiones de gran envergadura para los trabajadores, al
amparo del artículo 19 de los PGE (Presupuestos Generales del
Estado) de 2017, pretenden convocar todas las plazas que hayan
estado ocupadas durante 3 años por personal temporal; es decir,
plazas en situación irregular, por lo que no se reconoce el fraude
de ley
Pero
las trampas del Gobierno español no acaban ahí:
Por
un lado, el gobierno y los principales sindicatos firmaron el
acuerdo de estabilización de empleo, en el que el gobierno se
compromete a convocar 250.000 plazas ocupadas interinos para
convertirlas en fijas con personal más barato al que no hay que
pagar antigüedad.
Por
el otro, el gobierno hace presión en Europa para que el criterio de
la
nueva abogada general de la UE, que no reconoce el derecho a
indemnización de interinos, salga adelante, dando el pistoletazo de
salida para poner en marcha el
mayor ERE de la historia de nuestro país y probablemente de la UE.
Con
este plan de estabilización, lo que se pretende es despedir entre
700.000 y 900.000 interinos de todas las administraciones (estatal,
autonómicas, locales...) muchos de ellos con más de 20 años en
la administración, años que han estado a la espera de la
convocatoria de su plaza, que nunca salía con la excusa de la
crisis, y que ahora se pueden ver despedidos de forma fulminante y
gratis, si al final se revoca la sentencia que reconoce el
derecho a indemnización de los interinos en el caso de cese.
El
plan de estabilización firmado entre gobierno y sindicatos de
concertación esconde el mayor ERE
encubierto de la historia de este país, superando los ya
conocidos de Seat y Telefónica con 10.000 afectados en cada caso.
El
impacto de este ERE va a tener consecuencias no vistas antes, no solo
por cantidad de trabajadores que se va a ir a la calle gratis después
de trabajar muchos años en la administración, sino que también se
verán afectados los servicios públicos. Históricamente, en la
administración la plantilla de trabajadores ha sido escasa, pero si
echa a la calle a cerca de un millón de trabajadores, un tercio de
todos los empleados públicos de este país, a lo que se le añade la
amortización de plazas fijas por jubilación, abre dos vías que le
vienen de perlas al gran Capital. Por un lado, el compromiso del
estado español con la UE de reducir
el Estado a la mínima expresión, para que la carga del pago
de salarios a empleados públicos a través de los PGE no afecte por
la vía del gasto a las rentas del capital, lo que generaría un gran
ahorro a los más tienen, fundamentalmente empresas. Por otro lado,
con la reducción por el Estado de la plantilla de la
administración, los servicios de gestión y titularidad pública no
estarían garantizados, lo que abriría la puerta a la gestión de
esos mismos servicios desde el ámbito privado.
Para
el Espacio de Encuentro Comunista (EEC), las exigencias que
debemos plantear en relación a esta cuestión desde una posición de
clase son claras:
En
primer lugar, la defensa de todos los puestos de trabajo ahora
amenazados en el conjunto de las administraciones públicas
(estatal, autonómicas y locales) de los empleados temporales
interinos. La defensa de estos puestos no solo tiene la importancia
del mantenimiento del puesto de trabajo de los afectados, sino que
también supone defender la estabilidad de los puestos de los
empleos futuros en la administración. No debemos caer en la trampa
de creer que lograr mañana un puesto en una administración, que
continuará con la precariedad y el interinato en el empleo nos
garantiza nada. La
estrategia del Estado capitalista no será nunca la de garantizar el
empleo estable entre sus empleados sino la de ir adelgazando la
administración pública con el fin de que los servicios de
titularidad y gestión pública que ahora desempeña su personal se
conviertan en el futuro en un suculento negocio para el sector
privado. Defender que los puestos en fraude de ley se conviertan en
empleos fijos y consolidados hoy, es defender que lo sigan siendo
mañana en futuras convocatorias de empleo público.
En
segundo lugar, la exigencia de que el Gobierno español cumpla con
la sentencia de Septiembre de 2016 del Tribunal de Justicia de la
Unión Europea en todas sus consideraciones.
En
tercer lugar, la exigencia del reconocimiento de oficio por parte de
la Administración del fraude de ley para todos los empleados
públicos temporales, ya sean funcionarios, laborales o
estatutarios.
En
cuarto lugar, la exigencia de la suspensión inmediata de ofertas de
empleo público y convocatoria de oposiciones que “incluyan plazas
de estabilización”, hasta que las plazas que ocupan los
trabajadores y trabajadoras que se encuentran en fraude de ley no se
regularicen.
En
quinto lugar, la exigencia de la articulación de los mecanismos
legales que permitan habilitar procesos de concurso de méritos
abierto basado en el cómputo de la antigüedad como único criterio
objetivo de valoración. Toda medida que no conlleve la
consolidación
del 100% de las personas afectadas -entre
700.000 y 900.000 trabajadores y trabajadoras- no será aceptada.
No
es solo a un gran número de empleados públicos a los que se va a
golpear con este ERE encubierto. Es a toda la clase trabajadora en su
conjunto. Al adelgazar la administración se ataca al concepto de
“salario indirecto” (el de los servicios
públicos) de los trabajadores, dado que el funcionamiento de
aquella con menor personal redundará en un empeoramiento de dichos
servicios públicos, como ya se ha visto en sectores como la sanidad
o la enseñanza, por citar solo dos ejemplos.
Igualmente,
con este ERE encubierto se está atacando a nuestro “salario
diferido” (las pensiones). Todos aquellos empleados
públicos que pasen a engrosar las listas del paro verán disminuidos
sus períodos de cotización para el cálculo de sus pensiones.
Ello
nos lleva desde el EEC a plantear que la lucha por el mantenimiento
de todos los puestos de trabajo de los empleados públicos que hoy
ven amenazados sus puestos de trabajo no solo les concierne a ellos
sino a toda la clase trabajadora en su conjunto.
Es
necesario organizar esta lucha, ligarla solidariamente en un frente
común con otros trabajadores de los sectores privados que ven
amenazados sus empleos y con la pelea de los jubilados en defensa de
sus pensiones, organizarse como clase para dar la batalla desde la
clase, que el sindicalismo combativo y que las organizaciones
políticas que se dicen de clase se impliquen en ella decidida y
resueltamente, impidiendo que el “sindicalismo de pacto social”,
así como los partidos reformistas, puedan pactar a espaldas de los
trabajadores para rebajar los objetivos de esta lucha y consumar una
nueva traición a cambio de nuevos favores para sus burocracias.
No
os lamentéis, organizaos. Nos va la vida en ello.