Colección de payasos del sistema parlamentario español. Solo faltaban los de los grupos catalalanes y vascos. Sus payasadas las hacen en circos locales |
SUMAR Y PODEMOS JUNTOS A LAS GENERALES ¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?
PROPUESTA DE EXIGENCIAS AL POSIBLE PRÓXIMO GOBIERNO DE AMPLIAS ALIANZAS
HASTA LOS COJONES DEL ASUNTO LUIS RUBIALES Y DE TODO EL SHOW
TIEMPO DE PESIMISMO (NO EXAGERAR LOS ADJETIVOS), TIEMPO DE ESPERANZA
SUMAR Y PODEMOS JUNTOS A LAS GENERALES ¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?
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7 de diciembre de 2017
ANIVERSARIO DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA. 39 AÑOS DE COMPLICIDAD REFORMISTA CONTRA LA CLASE TRABAJADORA
Por
Marat
El
pasado 6 de febrero se ha conmemorado por tierra (largo puente
vacacional), mar (filibusteros mediáticos) y aire (conmilitones del
circo estatal de marcas parlamentarias) la fiesta del 39 aniversario
de la aprobación de la Constitución española.
Es
socorrido entre los progres y la socialdemocracia (no me refiero al
PSOE, social-liberal) hablar de ella con un tono de tanguista
estafado, apelando al incumplimiento de los supuestos derechos
sociales de la Constitución española.
El
señor Anguita fue el precursor socialdemócrata de esta cantinela
tontuna, manteniendo inasequible al desaliento la exigencia de que se
cumpliera la Constitución en cuanto a los citados derechos sociales.
Para él y para los posteriores coordinadores federales de la
socialdemócrata IU, una Constitución que cumpliera con dichos
derechos sería casi revolucionario.
En
el caso de los progres de Podemos nos encontramos con una combinación
calculada de estímulo de la estupidez y de mentiras a partes iguales
en cuanto a la defensa de los mágicos derechos sociales de la
Constitución española. Pablo Iglesias, a quien ahora la web
oportunista llamada Insurgente
que tanto le defendió en su día, llama traidor, ha declarado: "Uno
de los grandes acuerdos de la Constitución de 1978 era la garantía
de los derechos sociales para todos los ciudadanos y una promesa de
prosperidad que en muchos aspectos se cumplió. Ese gran acuerdo está
roto".
Decía
Lenin, a propósito de este tipo de vendedores de productos
homeopáticos que, “se denomina ilusiones constitucionalistas al
error político que consiste en tomar por existente, normal,
jurídico, reglamentado y legal, en una palabra, “constitucional”,
un régimen que en realidad no existe” (“Entre dos
revoluciones”. V. Illich).
Y
es que el régimen de democracia parlamentaria, ratificado en
referéndum el 6 de Diciembre de 1978, consagra en su artículo 38
“la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado”.
Y, por si fuera poco claro al respecto, señala que “los poderes
públicos garantizan y protegen su ejercicio y la defensa de la
productividad, de acuerdo con las exigencias de la economía
general”. Para entendernos, la clave que va a definir el lugar
que le corresponden a los mitológicos derechos sociales es el de la
rentabilidad capitalista. Si no hay un beneficio suficiente, y de
determinar cuánto es un “beneficio suficiente” de las empresas
se encargan lo economistas liberales, se pueden guardar reformistas y
progres dichos derechos en el lugar en el que se entierran las decepciones nunca admitidas: la papelera de reciclaje de sus "relatos". En
cuanto a la coletilla final que se añade al párrafo, “y, en su
caso, de la planificación” es solo un señuelo para dummies
que asocian exclusivamente planificación y sistema económico
socialista. Solo la demagogia liberal puede defender que los
ministerios de economía de los gobiernos, los bancos centrales y
otras instituciones (estadísticas oficiales, organismos sectoriales
empresariales, etc.) no llevan a cabo intentos, más o menos
logrados, a pesar del carácter cíclico de las crisis capitalistas,
de planificar la “economía libre de mercado”.
Pero
la clave de la obscena mentira que se encuentra tras la “ilusión
constitucionalista”, que promueven progres y socialdemócratas
respecto a la exigencia de cumplimiento de los famosos derechos
sociales, está en el diferente tratamiento que tienen los “derechos
fundamentales” de la sección primera del Capítulo II, “Sobre
derechos y libertades” del texto constitucional y los relativos
a los “derechos” de la sección segunda, que podemos calificar de
simples derechos o principios jurídicos de tipo potestativo o, para
entendernos, derechos respecto a los que no existe un mandato
imperativo constitucional en cuanto a su implementación.
Aclaremos
un poco más de qué estamos hablando: según señala el economista
marxista Diego Guerrero, “la
distinción [entre
ambos tipos de derechos]
no es irrelevante porque, tal y como reconoce el artículo 53.2,
"cualquier ciudadano podrá recabar la tutela" de los
primeros "ante los Tribunales ordinarios", mientras que no
ocurre lo mismo con los segundos. Pues bien, aunque curiosamente, los
derechos de sindicación y huelga se incluyen entre los de la sección
1ª (art. 28), el derecho al trabajo, que debería ser previo a los
citados, sólo aparece dentro de la segunda sección (en el art. 35),
indicando que ningún español puede reclamar ante los tribunales su
derecho al trabajo. (“Desempleo,
keynesianismo y teoría laboral del valor”.
Apartado 5. “El
derecho al trabajo y el desempleo en la Constitución española”.
Diego y Marina Guerrero)
Si el trabajo, del que emanan
todos los demás derechos (pensiones, la educación, la sanidad,
etc.), por ser la base sobre la que se sustenta la idea roussoniana
de contrato social entre trabajadores y capitalistas dentro de las
constituciones burguesas no está garantizado, imaginen lo que sucede
con los derivados citados del mismo.
Tienen razón los podemitas en
la idea de que el contrato social capital-trabajo ha sido roto pero
no porque no se cumplan los mal llamados derechos sociales en la
Constitución (en la práctica no se tienen esos derechos porque no
son de obligado cumplimiento) sino porque al agotamiento del modelo
keynesiano de acumulación capitalista le ha sobrevenido el de
acumulación por desposesión de la que habla David Harvey (vuelta a
la rapiña de la acumulación originaria señalada por Marx en
relación a los bienes comunes, que aquí sería la vía privatizadora
de lo público).
El fraude “ideológico” (en
el peor sentido del término que le da Marx, el de representación
invertida de la realidad o falsa conciencia) de podemitas, progres,
charlatanes de nuevas identidades opuestas a las de las clases
sociales,…) es el de vincular los supuestos derechos sociales del
ya mortecino Estado del Bienestar con los Derechos Humanos, esos que
pretenden que existen por el mero hecho de haber nacido y estar
vivos, como si fueran compatibles con la lógica del beneficio y la
inversión productiva para el capital. Su claudicación política es
tan indecente que intentan enterrar el carácter histórico de las
luchas de la clase trabajadora por la conquista de sus derechos
(jornada laboral de 8 horas, protección social, educación pública
y acceso a la cultura, etc.). Son los cómplices pequeñoburgueses y
servidores del Estado capitalista, necesarios para una nueva vuelta de
tuerca contra la clase trabajadora. Con su venta de la “ilusión
democrática”, según la cuál lo más grave que existe en
España es una falta de democracia, burguesa, juegan a patriotas de
una u otra bandera, según les indiquen los zigzags enloquecidos de
su oportunismo y a ocupantes parásitos de escaños del parlamento a
costa de los impuestos pagados por la clase trabajadora. Lenin
definió muy bien a esa ralea:
“Sólo
los canallas o los bobos pueden creer que el proletariado debe
primero conquistar la mayoría en las votaciones realizadas bajo el
yugo de la burguesía, bajo el yugo de la esclavitud asalariada, y
que sólo después debe conquistar el poder. Esto es el colmo de la
estulticia o de la hipocresía, esto es sustituir la lucha de clases
y la revolución por votaciones bajo el viejo régimen, bajo el viejo
poder” (V. Illich, “Saludo
a los comunistas italianos, franceses y alemanes”,
Obras Completas, Tomo X)
Hace
algún tiempo publiqué un artícuo sobre el salvaje atentado contra las pensiones que
estaba realizando el brazo político temporal del capital, el PP. Se
llamaba “Desmontando
la trampa del fin de las pensiones públicas”. Pueden
encontrarlo en la página 50 del enlace que acabo de ponerles.
Estamos ya en la fase de aterrorización de la clase trabajadora o
del juego de la aceptación de lo que se le viene encima, mientras la
vileza burguesa y sus “granujas republicanos de la democracia”
entretienen a los ingenuos y desclasados con banderas patrióticas catalanas o
españolas. Se venden 17 Ínsulas
Baratarias al cacique local más interesado en la oferta o, en su
defecto, 17 “naciones” leales al precio de “cupos” que pagará
la clase trabajadora con el sudor que le quede por ser robado. Y,
mientras tanto, venga el negocio de los planes de pensiones a los que
puedan pagárselas. Y al resto...que les vayan dando.
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27 de octubre de 2016
VUELVE EL FRAUDE DEL DILEMA REFORMA O RUPTURA
Por
Marat
En
un acto sobre una lucha obrera que interesadamente ha enterrado en la
desmemoria el entreguismo sindical, la del Campamento de la Esperanza
de los trabajadores de Sintel, planteé que hay una línea de continuidad de la pretendida “izquierda
radical” desde la transición española a la actualidad que se basa
en la ficción o “ilusión” democrática y que ésta
línea que parece oponerse al reformismo desde el concepto de
"ruptura" es igualmente reformista. Pueden verlo en la
segunda intervención.
Si
buscásemos antecedentes del concepto de ruptura frente a
reforma los encontraríamos sin duda en las posiciones del ala
derecha de la Revolución Francesa, representada por la fracción de
la burguesía frente a los restos del Antiguo Régimen, tras la
convocatoria de los Estados Generales que, finalmente, abriría paso
a la Asamblea Nacional.
Más
allá de que se asistiera entonces a una recomposición de la
estructura social en la que la nobleza era desplazada -la iglesia
contaría mucho menos a partir de entonces- por una burguesía que
usurpó la representación de todo el "estado llano" en los primeros
años de la Revolución, la gran transformación de
la Revolución Francesa fue ante todo política. Ésta afectó, antes que
a otra cosa, a la concepción del Estado que, a partir de entonces, pasaría
a ser el Estado de la burguesía. Soy consciente de estar
simplificando y de dejar a un lado importantísimas transformaciones
en la concepción de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la
ciencia, la filosofía y el laicismo entre otras muchas cuestiones
que en aquél momento histórico fueron revolucionarias.
El campesinado, el incipiente proletariado, la
pequeña burguesía y los artesanos entre otras clases sociales y
otros estratos de clase fueron olvidados en el esquema social y
político de la alta y mediana burguesías triunfantes. Solo la
aparición de grupos de izquierda como los “cordeliers”, y otros, que sí planteaban la cuestión de la propiedad privada y exigían
voz para los estratos ignorados por la gran burguesía, ya instalada en el
gobierno y en el poder económico y social, mostraría los límites y
contradicciones de aquella versión de la democracia.
En
realidad, lo que había ocurrido es que, por encima del ascenso
político de una nueva clase, que había estado ausente hasta el
momento del poder político, los cambios que se habían producido no
habían alterado el concepto de propiedad privada, aunque sí su
origen. Éste pasaba de la tierra fundamentalmente a la actividad
comercial e incipientemente fabril. El Estado había cambiado
su carcasa pero no su naturaleza de defensa de esa misma propiedad
privada para la acumulación de la riqueza.
La gran mayoría de nuestra
izquierda radical, en su palabrería, no en el significado de ir a la
raíz de las cosas, en la transición española defendía un programa
político que afectaba y a su vez apelaba directamente al Estado pero
no a la estructura de clases, a las relaciones sociales de producción
o a la propiedad privada de los medios de producción.
Me
refiero a lo que los marxistas denominamos como “demandas
democráticas” entre las que se encontraban por aquél cuestiones como
-
El referéndum sobre la forma de Estado: Monarquía o República
-
El derecho de autodeterminación de los pueblos del Estado español
-
La depuración de los aparatos del Estado franquista
-
La depuración de los dirigentes políticos del franquismo
Por
supuesto, había otras exigencias en la hoja de ruta de la llamada
“izquierda radical” -dejo fuera al PCE de entonces, no sólo
porque, de hecho, era ya socialdemócrata, sino porque sus coqueteos
con la opción rupturista duraron poco y rápidamente se apuntó a la
línea de reforma del régimen con los sectores aperturistas del propio franquismo- pero
las principales que aglutinaban a la mayoría de las organizaciones
políticas proruptura de entonces eran éstas.
En
definitiva, las más importantes propuestas de la mayor parte de la
llamada “izquierda radical” eran perfectamente integrables dentro
del modelo del “parlamentarismo democrático-burgués”. Lenin
aclara esta cuestión y su diferencia con el concepto de una
auténtica democracia obrera:
“Precisamente
Marx que aquilató mejor que nadie la importancia histórica de la
Comuna, mostró, al analizarla, el carácter
explotador de la democracia burguesa y del parlamentarismo burgués
bajo los cuales las clases oprimidas tienen el derecho de decidir una
vez cada determinado número de años qué miembros de las clases
poseedoras han de "representar y aplastar" al pueblo en el
Parlamento. Precisamente ahora, cuando el movimiento soviético, extendiéndose a todo el mundo, continúa a la vista de todos la
causa de la Comuna, los traidores al socialismo olvidan la
experiencia concreta y las enseñanzas concretas de la Comuna de
París, repitiendo la vieja cantinela burguesa de la "democracia
en general". La Comuna no fue una institución parlamentaria”
Y
añadió:
“La
"libertad de imprenta" es asimismo una de las principales
consignas de la "democracia pura". Los obreros saben
también, y los socialistas de todos los paises lo han reconocido
millones de veces, que esa libertad será un engaño mientras las
mejores imprentas y grandísimas reservas de papel se hallen en manos
de los capitalistas y mientras exista el poder del capital sobre la
prensa, poder que se manifiesta en todo el mundo con tanta mayor
claridad, nitidez y cinismo cuanto más desarrollados se hallan la
democracia y el régimen republicano, como ocurre, por ejemplo, en
Norteamérica. A fin de conquistar la igualdad efectiva y la
verdadera democracia para los trabajadores, para los obreros y los
campesinos, hay que quitar primero al capital la posibilidad de
contratar a escritores, comprar las editoriales y sobornar a la
prensa, y para ello es necesario derrocar el yugo del capital,
derrocar a los explotadores y aplastar su resistencia. Los
capitalistas siempre han llamado "libertad" a la libertad
de lucro para los ricos, a la libertad de morirse de hambre para los
obreros” (“Tesis
e informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del
proletariado”.
V. I. Lenin)
Se
podrá decir que la situación de la Rusia de 1919 era muy distinta a
la de la España de 1975 y efectivamente es así, pero los
comunistas jamás hemos ocultado cuáles son nuestros objetivos y en
esto Lenin no hacía otra cosa que seguir los pasos de Marx y Engels
en “El Manifiesto Comunista”:
“Los
comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e
intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden
alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social
existente”.
Dictadura
política (franquismo) o forma parlamentaria (lo que luego se
instauró), ambas suponían asumir la
pervivencia de la dictadura de clase de la burguesía sobre la clase
trabajadora. Por mucho que una parte de aquella izquierda hablase de
la necesidad de encausar a la oligarquía económica franquista, ello no significaba en sí mismo la exigencia de expropiación del
capital y la socialización
de los medios de producción.
Habrá
quien suelte como arma arrojadiza aquello de las condiciones
objetivas y las subjetivas, pero lo cierto es que cuando se colocaron
en primer lugar las demandas democráticas en relación al Estado, se
estaba viajando a ninguna parte con la mirada puesta en el hemiciclo
parlamentario de la burguesía y en la posibilidad de entrar en él.
Habrá
quien diga también que las demandas democráticas hubieran podido
abrir el paso a reivindicaciones superiores. Con ser cierto que
a la clase trabajadora le son útiles las libertades burguesas para
disponer de un mayor grado de “movilidad” para expresar sus
reivindicaciones, no lo es que tal tesis es una simple falacia.
En ningún país del mundo en el que se respeten los límites legales
y jurídicos que impone el Estado burgués se ha transitado hacia
otro sistema económico socialista. Dos años antes de la muerte de
Franco, el fin del gobierno de la Unidad Popular chilena, por un
golpe de Estado militar, comprobó en sus propias carnes en qué acababa la “ilusión
democrática”.
Hoy
sabemos que ni siquiera intentar sujetar y civilizar a la bestia
capitalista, ajustándose al modelo parlamentario de la democracia
burguesa, es posible. Que se lo pregunten al gobierno venezolano. Es
lo que tiene contemporizar con el capital y no acabar con su dictadura de clase. En
palabras de Lenin, “salvo el poder, todo es ilusión”. Ocupar el Estado no es tomarlo ni tener el poder sino el gobierno.
En
el fondo detrás de tales posiciones políticas, se asuman desde
posiciones reformistas o de “ruptura política”, hay una
concepción neutral del Estado, según la cuál se supone que el
margen de maniobra es muy grande, tanto a la derecha como a la
izquierda. Pero esa es, de nuevo, una falacia reformista que pretende
ignorar que el Estado tiene siempre una naturaleza de clase y que en
una sociedad capitalista, el Estado es siempre un Estado burgués, mientras no se destruya para sustituirlo por un Estado de clase
distinto, el de los trabajadores:
“Si
te fijas en el último capítulo de mi Dieciocho Brumario, verás que
expongo como próxima tentativa de la revolución francesa no hacer
pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como
venía sucediendo hasta ahora, sino demolerla” (Carta de Karl
Marx a Ludwig Kugelmann)
Y
es que ésta es una condición indispensable, aunque no suficiente si
no se toma, a su vez, el poder en las empresas para transformar la
sociedad en un sentido revolucionario.
A
la muerte del dictador gran parte de la llamada “izquierda radical”
e incluso, en un primer momento” de la abiertamente reformista
(PSOE, PCE) asumió un discurso “constituyente”.
Lenin
fue, al respecto de los planteamientos constituyentes, muy claro:
“La
república democrática es la mejor envoltura política de que puede
revestirse el capitalismo, y por lo tanto el capital, al dominar esta
envoltura, que es la mejor de todas, cimienta su poder de un modo tan
seguro, tan firme, que ningún cambio de personas, ni de
instituciones, ni de partidos, dentro de la república democrática
burguesa, hace vacilar este Poder” (“El
Estado y la Revolución”. V.
I. Lenin)
No
se trata de negar las demandas democráticas que defendían los
rupturistas pero colocarlas como exigencia principal frente a un
programa de clase es tan reformista como las posiciones de quienes no cabe dudar que sí son reformistas.
Y
es que la apelación al Estado burgués, se revista de dictadura o de
democracia burguesa, de monarquía o de república, como eje
principal de acción política, es asumir de hecho que la
lucha no está tanto en trabajar para agudizar las contradicciones
del capitalismo como en arrancar reformas o cambios al Estado
burgués. Esto después de 1789 hubiera debido quedar claro.
Pues
bien, hoy organizaciones que
incluso como reformistas son más que moderadas, Podemos e IU, donde
una ha renunciado abiertamente a un discurso de clase (la “gente”)
y para la otra es terminología hueca a la que contradice su práctica
diaria, reclaman abiertamente el mismo “proceso constituyente”
que abrió en su día la Asamblea Nacional francesa y que pretendió
en su momento gran parte de la llamada izquierda radical española. Y ello lo hacen en un momento en el que la crisis del
capitalismo golpea más duramente incluso que en la transición sobre
las conquistas históricas de la clase trabajadora, creando unos
niveles de pobreza entre nuestra clase que no recordábamos quienes
tenemos menos de 60 años.
¿Es ese el discurso que necesita la clase
trabajadora?, ¿de
verdad creen estos vendedores de “ilusión” que cambiar aspectos
concretos del Estado burgués, sin que éste cambie su naturaleza de
clase, transforma
algo que no sea la mejora de su estatus como profesionales bien
pagados de la maquinaria institucional del capitalismo? ¿De
verdad cree esa Coordinadora 25S que su convocatoria “Ante el Golpe
de la Mafia, Democracia”, tiene algo que ver con las necesidades
reales de la clase trabajadora? ¿Es
que su patético reformismo no se ha dado ya de bruces en Grecia? ¿Acaso
su “proceso constituyente” habla de algo que no sea de una crisis
del régimen del 78, jugando
a confundir al personal para que olvide que el régimen que, de
verdad nos golpea, es el capitalista y que la mera fachada
institucional, a la que se aprestan a dar un lavado de cara, no es
otra cosa que su “consejo de Administración”, en palabras de
Marx?
La
charlotada del próximo día 29 de Octubre servirá para algo,
ciertamente. En primer lugar, para que algunos se desahoguen, con un
efecto similar al que tendría hacerlo en un campo de fútbol. El
segundo para que se evidencie el divorcio real existe entre sus
demandas democráticas y el abandono al que los demandantes de las
mismas han sometido a los trabajadores. Renuncian a plantear la
cuestión en términos de clase y a oponerse al vigente sistema
capitalista, apuntando a la cuestión de fondo, la sobreexplotación
de nuestra clase y el asunto de la propiedad de los medios de
producción.
Gobernase
quien gobernase, aceptando las reglas del juego de la legalidad
burguesa, los nuevos sacrificios que se seguirán imponiendo a la
clase trabajadora sólo podrán ser combatidos desde una política
clasista y organizándonos de forma absolutamente independiente de
cualquiera de las fracciones políticas que hoy representan al
capital (inmovilistas, reformistas y pseudorupturistas). Es
fundamental reorientar las reivindicaciones hacia la lucha contra
este sistema de dominación económica, sin olvidar las necesidades
inmediatas de los trabajadores, que no se reducen a echarles unas
migajas o a transmitir el falso mensaje de que se limita el alcance
de los recortes por supuestos acuerdos entre distintos grupos
parlamentarios.
Quien siga esperando cambios que vengan del
parlamentarismo burgués volverá a desilusionarse y a ser cómplice
del retraso en la organización de la clase trabajadora para
recuperar la iniciativa en la lucha por su emancipación.
30 de mayo de 2016
EL PLAN B DE VAROUFAKIS DIO EL GOLPE DE GRACIA A LAS MARCHAS POR LA DIGNIDAD
Por
Marat
Las
Marchas por la Dignidad del 28 de Mayo han sido un fracaso
estrepitoso. 1.000 personas en Madrid, 200 en Valladolid, 200 más en
Córdoba, aproximadamente 1.000 en Sevilla y lo que reste de otras
ciudades, no permiten otro calificativo más compasivo.
Estas
cifras nada tienen que ver con aquella impresionante manifestación
de alrededor de un millón y medio de personas de 2014 que
probablemente superase a las mayores manifestaciones antiOTAN de la
transición, las del NO a la Guerra y las del Prestige.
¿Qué ha pasado para que hayamos llegado a esto?
No
hay una única respuesta. La manifestación del 22 de Marzo de 2014
fue el último canto del cisne de una movilización contra las
medidas antisociales de los dos gobiernos de la crisis -PSOE y PP-
que venía dando síntomas de cansancio.
La
falta de claridad política en las propuestas, la ausencia de una
organización fuerte de la clase trabajadora en las luchas con una
radicalidad clara en su proyecto y en sus demandas, el ciudadanismo
interclasista y transversal nacido del 15M, disolvente de la
conciencia de clase entre los trabajadores, y su bucle permanente en
un viaje a ninguna parte, junto con la gestión claudicante y
pactista de las huelgas convocadas por CCOO y UGT, generaron un
sentimiento de frustración y posterior pasividad entre los sectores
populares golpeados por la crisis capitalista. Esto por lo que se
refiere a la protesta social en general.
En
el caso de las Marchas por la Dignidad hay además factores propios
que explican el hundimiento de las mismas.
La
finalización de la primera edición de las mismas con una
provocación
fascista que
sirvió a la policía de la ex Delegada del Gobierno en Madrid,
Cristina Cifuentes, para llevar a cabo una represión salvaje contra
los manifestantes que nada tenían que ver con la violencia ejercida
por el reducido grupo de los
Bandera Negra infiltrados en la manifestación.
Ello
seguramente produjo un fondo de temor entre un sector de personas que
probablemente no habían acudido con anterioridad a una
manifestación. El altísimo número de manifestantes, que en muchos
casos incluían familias con niños da, en mi opinión, fuerza a esta
hipótesis.
La
criminalización posterior de la protesta social a través de la
reforma del Código Penal y de la Ley de Protección de la Seguridad
Ciudadana, con penas de cárcel y multas de hasta 600.000 € sería
otro de los factores fuertemente disuasorios para las posteriores
Marchas de la Dignidad. Ello también afecto a otras movilizaciones,
como las reformistas, constituyentes y poco más que limitadas a
exigencias de cambios institucionales de las distintas convocatorias
de Rodea el Congreso. Éste además tuvo el añadido de verse
reprimido de manera brutal, como sucedió a la primera Marcha,
mediante golpes, cargas, detenciones multas y condenas.
Al
desinfle contribuiría también la sensación de que las
movilizaciones que, no olvidemos, fueron planteadas siempre como
meras luchas de resistencia, sin proyecto real de avance, no habían
logrado arrancar a ninguno de los dos gobiernos del capital
concesiones concretas, retiradas de leyes regresivas y mucho menos
dimisiones de ministros o de gobierno. Se amplificó este ambiente
interesadamente, difundiéndose un discurso de cesión de la
soberanía activa de la lucha a la delegación pasiva mediante el
voto a “opciones de cambio”. Como si cualquier gobierno,
independientemente del signo que diga tener, fuese a ser más
garantista de una política progresiva hacia las clases trabajadoras
sin presión que con presión. El objetivo del relato naciente sobre
la inutilidad de la movilización era el de desactivar ésta para
hacer cómoda la gestión de otros gobiernos por venir y dejarlos las
manos libres a futuro.
No
es necesario
un ejercicio intelectual excesivamente intenso para deducir que
aquella campaña de “las
manifestaciones no sirven para nada, lo que hace falta es votar”
estaba orquestada por sectores del reformismo claudicante que
ha convertido a sus insensatos apóstoles en propagandistas
fervorosos del poder mágico de las urnas. Todo
ello a pesar de
que el obsceno cambiazo, no
tan imprevisible en cualquier caso, de Syriza tras llegar al
gobierno, demostró
lo ilusorio de creer en
proyectos que conduzcan
al cacareo
parlamentario.
Mientras
tanto, llegó la segunda Marcha por la Dignidad, la de 2015, que fue
ya un primer fracaso, aunque algo menos rotundo que este último.
Por
entonces se notaban ya los efectos de la desmovilización con la que
los nuevos gatopardos del sistema regaban a la opinión pública. La
tensión que en la coordinación de las marchas se había manifestado
entre rupturistas y posibilistas en la primera de las marchas
(PCE/IU, Podemos y otros especímenes: ATTAC, EQUO,…).
La
consolidación de Podemos como partido tras las elecciones
municipales ( a través de sus marcas blancas) y autonómicas traería
el discurso de la “ilusión” política, el concepto más
irracional que pueda existir pues no se sustenta sobre ningún
argumento mínimamente racional ni sobre hechos probados. Todo lo
contrario, un año más tarde hemos podido ver en el comportamiento
prepotente en sus protagonistas (Kichi: “yo tengo una carrera y
usted no”), condescendiente con el capital (Carmena: “vamos
a convocar a corresponsales económicos extranjeros para hacer todo
lo posible por animar las inversiones”), insensible y despótico
con los débiles (Colau: manteros, huelga del metro de Barcelona).
Mientras
tanto, alguno de los grupos supuestamente rupturistas de las Marchas
empezaba a fraguar alianzas tácitas en ámbitos concretos como las
plataformas de parados, ciertos espacios pacifistas o las propias
marchas, con los nuevos gatopardos. El oportunismo de cierta supuesta
izquierda radical es algo tan viejo como la existencia del
reformismo.
Y
en esto apareció el esforzado campeón de la defensa de “otro
capitalismo es posible”,
Varoufakis
Tras
su salida intempestiva y teatral del gobierno Tsipras, Varoufakis
se presentó
en
un primer momento como
sacrificada víctima
en el altar de la Troika para pasar a representar durante unos
brevísimos instantes el papel de Tisífone vengadora de la tragedia
griega y, finalmente, se
destapó
como compinche de refresco del capitalismo europeo: “La
cuestión que concierne a los radicales es esta: ¿deberíamos darle
la bienvenida a esta crisis del capitalismo europeo como una
oportunidad para reemplazarlo por un mejor sistema? ¿o
deberíamos estar preocupados respecto a como embarcarnos en una
campaña para estabilizar al capitalismo europeo?").
Por si hubiera dudas, con un
mohín de repugnancia
de vieja beata ante
lo que supuestamente escandaliza a su moral, proclamó:
[Debemos]
"defender a
un repugnante capitalismo europeo cuya implosión, a pesar de sus
muchos males, debe ser evitada a toda costa".
Pero
el fariseo Varoufakis no nos explica cuáles son esos muchos males
del capitalismo y, de ser tantos, por qué se toma la hercúlea tarea
de salvarlo y,
sobre todo, por qué debemos creer que los males del capitalismo a
los que alude compensarán el sostenerlo, sobre
todo cuando no serán los políticos como él y sus secuaces quienes
los sufran sino las clases trabajadoras europeas.
Como
todo tendero que alaba las excelencias
de sus
mercancías
caducadas,
Varoufakis se saca de la manga una de esas categorías abstractas
mitoflolklóricas: “la identidad europea”,
que el mismo reconoce que no existe. Objetivo: salvar a
la UE, que como la casa Usher amenaza ruina y hundimiento:
“Los problemas y las luchas de los europeos son tan
comunes que se puede crear una identidad paneuropea. Si no lo
hacemos, la UE se romperá. Somos la mejor oportunidad para que la UE
sobreviva”.
Y
tras tantos peregrinos
“argumentos” a favor de que otro capitalismo y otra UE son
posibles, como aquí afirman los cipayos IU y Podemos, Varoufakis
inventó su Plan B para Europa, algo así como un botiquín de
últimos recursos para contingencias mayores.
Conferencias
generosamente pagadas, viajes, entrevistas, actos de presentación
del nuevo divertimento varoufakiano, dejan la sensación de que
estamos ante una marca (Plan B para Europa) empleada como reclamo
publicitario pero carente de otro producto real que no sea la venta
de humo de artificio que oculte la realidad de la naturaleza
explotadora e irreformable del capitalismo europeo expresada en unas
siglas de dos letras: UE.
De
momento, una parte de los promotores del Plan B hablan de salir del
euro, mientras otros no aclaran su posición al respecto. Lo que
parece claro es que no muestran dudas sobre su permanencia en la UE,
otra UE dicen ellos, porque en cualquier caso, según afirman,
la UE ha impulsado el “internacionalismo”.
E invocan la “democracia”
como talismán salvador de todos los males; su democracia burguesa y
representativa, por supuesto. Tampoco
explican
cómo acabar con las políticas de austeridad, ni su hoja de ruta
para rechazar
el pago de la deuda. Lo fían
todo a un hipotético cambio de signo de unos cuantos gobiernos en
Europa, como si el capital necesitara pasar por las urnas o como si
el poder no residiese en él
sino en las instituciones políticas.
Este
brindis al sol es un señuelo para no ir a ningún lado y echar las
energías de la protesta social en saco roto.
No
insistiré sobre
los vínculos de algunos de los participantes en la reunión de
febrero pasado para presentar el Plan B de Varoufakis en Madrid con
fundaciones globalistas, algunas de ellas ligadas a George Soros,
dado que en su momento escribí
sobre ello. Sólo esta cuestión debiera ser ya causa de repudio
del Plan B desde una posición no ya revolucionaria sino simplemente
de izquierda, un concepto tan secuestrado en los últimos años. Eso
sin contar con la carencia absoluta de planes de algo que se hace
llamar Plan B para Europa, nombre que sugiere que aparece cuando un
Plan A ha fracasado.
No estaría de más preguntarse a
quiénes les ha fallado, a
quiénes interesa el Plan B que no sea
la
propia UE,
y si no está pensado para sacarle
las castañas del fuego a través de personajes, turbios unos,
vedettes otros, aventureros y arribistas todos ellos.
Merece
la pena que nos detengamos en dos acciones concretas que promueve el
Plan B para Europa para que comprendamos sus intenciones reales
respecto a los llamados “movimientos sociales”:
1.
“Reforzar y ampliar la red de movimientos europeos contra la
deudocracia y la austeridad”
4.
“Promover espacios de confluencia entre movimientos sociales,
técnicos y grupos políticos para compartir metodologías y
experiencias en realización de auditorías ciudadanas".
No
hace falta ser un lince para detectar en ellas
el deseo de influir e incluso de “orientar” a
los movimientos sociales en una determinada dirección,
algo legítimo para
cualquier grupo, si no fuera por las evidentes intenciones de
llevarlos
-es
el caso de las Marchas de la Dignidad- a un terreno que no es
el suyo.
A
tal fin, el Plan B para
Europa hacía coincidir la fecha de la manifestación en Madrid (28
de Mayo) con la convocatoria
de las Marchas en la misma ciudad, sabedores los primeros de que la
notoriedad del ex ministro griego y de su muy
publicitada nueva marca
eclipsarían, con la complicidad de los medios de desinformación del
capital, en buena medida a las propias Marchas. Al
ponerse el foco mediático sobre la capital de España la envolvente
sería perfecta.
La
alianza de una parte de los despojos del 15M, los minireformistas de
IU/PCE/UJCE, Frente
Cívico,
Podemos, Anticapitalistas y algún oportunista
convidado de piedra, que usa las luchas de los trabajadores para sus
propias orientaciones políticas, daría el golpe de gracia a las
Marchas.
Y
así fue. Les salió la jugada mejor de lo que creían. Dos días
antes de la manifestación del 28M, las
Marchas de la Dignidad de Madrid informaban en algún medio
alternativo de su desconvocatoria. Y se reafirmaba dicha
desconvocatoria en un comunicado
realizado en el propio blog de las mismas.
En
general se criticaba el oportunismo de los convocantes del Plan B
para Europa al
hacer coincidir ambas movilizaciones, se explicaba que el peso
mediático de algunos
participantes en la primera de ellas (en alusión indirecta a los dos
protagonistas del pacto Unidos Podemos) no garantizaba la
independencia de las Marchas respecto “al proceso
electoral en curso” y se
rechazaba su intento de salvar a la UE desde posiciones reformistas.
El
éxito del golpe de los promotores del Plan B estaba asegurado. No
sólo se había echado de la carretera a las Marchas en Madrid sino
que se las había dividido, pues en el resto de territorio español
se mantenía su
convocatoria, en ocasiones con la firma de los del Plan B. Peor
aún, la unidad de la
coordinadora de las Marchas de Madrid, siempre
muy frágil por la tensión entre rupturistas y posibilistas,
ha quedado rota.
A
esa tarea se han aplicado algunos medios indignos como Cuarto
Poder, una especie de voz de su amo mixta entre los medios
“alternativos”, de los que una parte cada vez lo son menos, y los
del capital.
Sería
un error pensar en que el propio Plan B para Europa ha fracasado
también en número de convocantes. Su objetivo no era llenar Sol. Es
evidente que aunque el poder movilizador de Podemos e IU haya caído
muchos enteros, no así su proyección electoral, son capaces de
juntar más de mil personas en Madrid. En realidad su objetivo era
dar la puntilla a las Marchas, con el fin de desacreditarlas a futuro
y de lograr que la calle sea
una balsa de aceite ante un posible gobierno de “cambio”. Lo irán
haciendo, o al menos lo intentarán, con todas las organizaciones,
plataformas y coordinadoras que consideren un obstáculo. En esta
ocasión lo han logrado precisamente porque las Marchas ya estaban
muy debilitadas. Pero que no se descuiden los del caballo de Troya
porque, si
llegan
al gobierno, su obediencia a la Troika, más que segura cuando les
toque continuar con los recortes que, de momento, ya son de más de
8.000 €, puede que deje los silbidos de hace 15 días en Sol en un
sutil
reproche.
Mientras
tanto no estaría de más pedirle a cierta organización, que se
dice comunista y de izquierda
radical, y a determinado sindicato pastoreado por Podemos y con algún
dirigente ambicioso
por
saltar a la política nacional, explicaciones por su doble juego de
reivindicaciones combativas y aproximaciones a los nuevos gatopardos.
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22 de enero de 2015
¿ZAPIGLESIAS O IGLESZAPA?
Por Marat
Cuentan los gacetilleros que un día de Diciembre de 2014, poco antes de las navidades, la casa del católico José Bono se iluminó por la presencia de tres estrellas de talla mundial que habrían fundido los plomos de la vivienda y de las de toda la ciudad, si las hubiera colocado en el abeto: allí estaban el Champions League José Luis Rodríguez Zapatero, el Clint Eastwood (lo dijo él mismo) Pablo Manuel Iglesias Turrión y el efebo pastorcillo de Belén Íñigo (¡qué nombre de reminiscencias tan jesuíticas!) Errejón-me-faltó-un-papel.
Desconozco si el encuentro fue comida o cena y si a los postres, tras el consabido Ángelus o Rosario, según horario, oficiados en cualquier caso por el pater Bono y auxiliado por el monaguillo Errejón, hubo o no roscón prenavideño, ese en el que le tocó el haba a Monedero cuando lo probó en casa de Carmen Lomana, acompañado de la pijo-ultra-democrática-y-tolerante jet-set.
Estoy convencido de que ectoplasmáticamente flotaban en el ambiente las imágenes de Susana Díaz apuñalando sanguinaria pero fraternalmente al “compañero” Pedro Sánchez "el breve", mientras una sonrisa mefistofélica pasaba por el rostro de Zapatero y se reflejaba cual aura de santo sobre la cabeza del miembro numerario del Opus Dei, empresario, terrateniente, ex Presidente del Congreso, ex ministro y ex Presidente de la Comunidad de Castilla La Mancha, hoy asolada por María Dolores de Cospedal, José Bono.
¿Quién iba a decirle a Pablo Manuel Iglesias Turrión que un día estaría ante el ídolo de su juventud, ante el campeón del concurso “invente usted nombre para esquivar la palabra crisis”, ante el hombre al que en su tesis doctoral definió como “referente progresista mundial”, quizá inspirado por el ex afilado al PSOE y más tarde “empresario-emprendedor-no-enseño-las-facturas” Juan Carlos Monedero.
Enorme e indescriptible debió ser la emoción que embargara al joven politólogo-como-dice-Carl-Schmitt al ver tan de cerca a su ídolo de juventud. Sin duda el abrazo entre ambos debió ser tan poderoso que bien pudieron fundirse uno y otro, de tal modo que el podemita y Mr artículo 135 de la Constitución acabasen siendo uno solo.
Dicen que hablaron de todo, de la situación del país, ¡de teoría política! (debe haberse rebajado mucho el nivel de ésta en los últimos años), de economía (Zapatero la aprendió en unas tardes), de América Latina, del euro, según Zapatero y, según Iglesias, de las perspectivas de España, término éste aparentemente más difuso pero que bien podría estar señalando posibles evoluciones futuras de las relaciones entre PSOE y Podemos, cosa ésta que siempre niegan con la boca grande los dirigentes podemitas, mientras con la pequeña acaban diciendo eso de “hombre, si el PSOE cambia mucho y se hace autocrítica...”. No hará falta tanto al día siguiente de las municipales y autonómicas.
Y es que las sintonías personales son algo que acerca incluso más que unas afinidades políticas, siempre negadas, pero evidentes desde el marco ideológico del reformismo. No obstante en la traslación a los medios de esas simpatías es significativo que Zapatero fuese más mesurado que los dirigentes podemitas. Para el expresidente del gobierno fue “cordial y correcto” y se preguntaba enfáticamente: "¿Vamos a convertir a Pablo Iglesias en algo diferente de lo que es, un político de este país?". En cualquier caso, de ese encuentro, lo relevante para el señor de las cejas circunflejas era señalar que se toma a su actual secretario general como a Perico de los los Palotes: "La agenda que tengo cada día no suelo compartirla con Pedro Sánchez". Al chico de la camisa blanca hace tiempo que los pocos barones que quedan y el enorme antiguo aparato del PSOE le tienen más enfilado que Arias Cañete a un chuletón de buey.
En cambio Iglesias y Errejón se deshicieron en halagos respecto al “referente progresista mundial”. El de Juego de Tronos hablo de “la altura de miras de Zapatero y de Pepe Bono” por tratarles de un modo mucho más acogedor que la dirección del PSOE actual. El más locuaz ha sido Errejón, que últimamente, intentando que todo el mundo se olvide del asuntillo de su beca, habla por los codos.
Señaló las coincidencias respecto a América Latina: "La verdad es que teníamos posiciones bastante similares", puntualizando además que “Ahí, muchas de las transformaciones están teniendo que construir un Estado y por lo tanto trazar cualquier semejanza con nuestro país sería una cosa absurda en la medida en que en nuestro país hay un Estado ya construido. Y esa es una diferencia que no es de matiz, es central". Esto para la Brunete mediática de la ultraderecha que se empeña en que estos chicos son malvados castro-bolivarianos. Su referente es Dinamarca y, tras la última entrevista de Iglesias en El País, incluso los Estados Unidos y Obama del que pillaron slogan. La extrema derecha mediática y política lo sabe pero mantiene la farsa porque lo que se juega no es el sistema económico, ni siquiera unas medidas más o menos realmente sociales, sino unos cuantos sillones políticos y los de algunos periodistas y medios ligados a ellos.
Insistió el monaguillo becario en que "es un lujo poder intercambiar pareceres sobre cómo han sido las cosas en el pasado reciente, cómo son ahora y las perspectivas hacia adelante" y en que fue una charla “cordial y agradable”. Y es que en palabras suyas "A mí me produjo muy buena impresión. Me pareció una persona honesta. Una persona que tenía pensada las cosas que decía, y que creía las cosas que decía. Y me pareció un buen conversador, informado y respetuoso. La verdad es que da gusto conversar así". Y no se despisten de lo señalado respecto a las "grandes realizaciones" de Zapatero: "El expresidente decía que era lo que tenía que hacer y que no tenía margen. Nosotros le decíamos que sí era posible, que había otro margen. Pero en todo caso teníamos mucha voluntad de escuchar también cómo lo presenta alguien que dice: mira, a mí no me gustaba mucho pero había que hacerlo". Aviso a futuros votantes por si algún día no les cuadran las cuentas a los podemitas.
Se le nota a Errejón el entusiasmo de haber alcanzado unos niveles de relación con “el poder” o con quien pareció representarlo, aunque fuese un mandado del capital y del imperialismo, más elevado que el contacto con jefes de gobierno de América Latina. ¡Menudo líder mundial fue Zapatero!
Si me importase algo que más que una higa me quedaría en la evidente, pero insuficiente como análisis, alianza de civilizados enemigos de la actual dirección del PSOE y en cómo ésta entrevista se realizó en medio de los ataques de la señora Susana Díaz contra su secretario general, así como en la coincidencia de que la difusión del encuentro por el Huffington Post y la entrevista de la SER en el mismo día a Zapatero, dónde se le preguntó por dicha reunión. Es decir, esto aparece cuando la Presidenta de la Junta, modelo de personaje chabacano, tan del estilo de la audiencia de “Sálvame” o de los programas de “tertuliadas” nocturnas de fin de semana de La Sexta, más está arreciando en su cuestionamiento a su secretario general.
Y es muy cierto que al mediocre pero templado Pedro Sánchez le han metido un viaje de no te menees con un encuentro que sería adecuada y oportunamente filtrado a los medios y que en ese golpe estaban interesados tanto sus enemigos internos -según Bono no hay hijos de puta como los del propio partido- como sus rivales externos; los segundos por la desestabilización que le supone al PSOE el cuestionamiento de su secretario general y porque éste les hace frente.
En los últimos tiempos, siempre lo ha sido, pero últimamente más que nunca, la política nacional se ha convertido en un inmenso estercolero, un lodazal en el que los políticos demuestran ser perdularios de la peor condición, Pedronavajas en barrio de putas, matones de esquina, payasos vocacionales, un patio de Monipodio en el que el tonto sin complejos ni escrúpulos es el rey, maleantes que merecen ser tratados como carne de presidio, imbéciles sin el menor sentido del ridículo, desleales Brutos a su partido y a sus compañeros, vulgares funcionarios del capital que les coloca donde está -solo el ignorante dice que lo hace “el pueblo”, ese villano que vota lo que le dicen que debe votar-. Y de esa condición no hay partido, organización política o coalición que se salve. Eso sin hablar de corrupción económica porque creo que la peor es la de tipo moral, ya que de ella vienen todos los males. Es el signo de una crisis de capitalismo que no es mera crisis económica sino degradación general de los valores mínimamente humanistas, lo que permite medrar al más trepa, al más canalla, al más idiota con soberbia suficiente para pisar fuerte y decir “aquí estoy yo”. El majadero y el sinvergüenza a menudo van de la misma mano.
Pero con ser todo eso cierto, creo que lo importante es quedarnos con el recado que una y otra parte de la reunión nos ha querido trasladar y con el mensaje que aflora con su filtración a los medios.
Desde un nacional-católico y cacique como Bono, desde un progre de chichinabo como Zapatero y desde una fontanera como Susana Díaz -que no estaba de físicamente allí pero sí en espíritu- a punto de convocar adelanto electoral en Andalucía, por muchos aspavientos antipodemitas que haga la fontanera se nos está diciendo “con estos chicos se pueda hablar”. Y es que estamos a cuatro meses de las elecciones autonómicas y municipales en la mayoría del territorio del Estado, y posiblemente a menos en Andalucía. Y en cualquier caso los sondeos, manipulados para generar opinión entre el elector sin criterio propio que vota a caballo ganador, pero eficaces en su manipulación le dan malas expectativas al PSOE mientras, curiosamente empiezan a mostrar un despegue de la distancia del PP respecto a Podemos. No tardará Teresa Rodríguez en decir menos tonterías por minuto en su twitter desde el que liga el embarazo de la fontanera, con la demanda de elecciones en Andalucía y con su deseo de sustituirla porque, por mucho que quiera, no será ella la Presidenta de Andalucía sino, en el mejor de los casos la vicepresidenta. Y lo gracioso es que la necedad del votante podemita tragará con ello cuando hasta hace muy poco les decían que bajo ninguna circunstancia pactarían con el PSOE.
Y tienen razón los Zapatero, Bono y compañía cuando afirman que con estos chicos se puede hablar porque no son sino una reedición de lo que fue el PSOE en 1977 que, del radicalismo de boquilla -somos los “descamisaos”, decía Guerra- llegó hasta un compromiso con la banca y el gran capital nacional y extranjero que fue asombro sólo para quienes viven en el mundo de las apariencias. Y ese camino que el PSOE hizo en unos años lo está recorriendo Podemos con zancadas de botas de siete leguas en su viaje hacia el extremo-centro. El centro, ese punto imaginario en la política, de falso enunciado. Como si pudiera haber un centro entre un sistema capitalista y otro socialista (eso que los ignorantes llaman llenos de odio cretino “el comunismo”), entre la propiedad individual de las empresas y la propiedad colectiva de las mismas. Si usted no entra en esa cuestión estará siempre en la derecha, extrema, moderada o como quiera llamarla, pero en la derecha, que no es otra cosa que capitalismo, puro y duro o compasivo y de rostro humano, pero capitalismo.
Me descojono de esos “demócratas” para los que la democracia es hacer más referéndums, votar mucho electrónicamente, algo si cabe más manipulable, como nos han demostrado los propios jefes podemitas, que con urna física y mucha app desde donde se nos pregunta lo que quiere preguntar el que controla la herramienta, pero que no tocan el asunto de la economía desde su base, que no es otro que el de la propiedad.
Y, desde Podemos, con dicha reunión se estaba enviando un mensaje sobre todo dirigido a esas bases socialistas -su gran caladero de votos- a esos que, si vivieron el franquismo, fueron gente callada y de orden y que, si no lo vivieron, creen que ser de “izquierdas” es no votar PP, algo para muchos de ellos rechazable no tanto por cuestiones económicas -el PSOE ha demostrado tener el mismo modelo de sociedad que el PP con algo más de vaselina- como por cuestiones “estéticas” (la caspa, el talante) y de derechos civiles. A poco liberal en lo político que hubiese sido el PP, muchos de ellos no hubieran tenido empacho en votarle.
Sabe Podemos que su base para ganar unas elecciones está en ese sector que creía ser clase media, satisfecho de la vida y de cómo le iba en ella, conservador en la dinámica social, poco dado a la protesta, si la cosa económica no le afecta, y cuyo modelo de sociedad sea el de capitalismo del bienestar. Si esto último no es ya posible porque el capitalismo ha mutado en su nueva fase ya se irá parcheando políticamente con otro tipo de propuestas y circo. Quien busca su base social en ese tipo de “gente” y la quiere, ante todo como votante, está claro que no es un peligro para ningún poder real y ese mensaje se lo está mandando no sólo a los poderes fácticos y económicos, al reunirse con la derecha civilizada, que representa el PSOE, o sus emisarios informales, sino también a los votantes con los que quiere fraguar su mayoría: “la buena gente de orden”. Esos tontos de los cojones que con mandar a unos cuantos corruptos (políticos siempre claro, no va a ser cosa de morder la mano empresarial que corrompe y que ellos creen que les da de comer) a la cárcel ya han satisfecho sus ansias de justicia social porque lo que a ellos les “indigna” es que lo hayan hecho cuando se estaban realizando recortes sociales, más que los recortes sociales en sí mismos y que las clases sociales beneficiarias de ellos. Pues en eso también les defraudarán los podemitas porque no va a ser cosa de aplicar contra “la casta” unas medidas de justicia que luego, una vez perdido el gobierno, porque nada es eterno, pudieran aplicarles a ellos mismos, que sin llegar a tener todavía un sólo concejal apuntan maneras. La justicia que en ese hipotético gobierno podemita se aplicase iba a venir del esfuerzo particular de un reducido puñado de jueces, exactamente igual que sucede ahora con la metástasis corrupta del PP.
Estoy convencido de que Pablo Iglesias no hubiera dicho esta vez aquella frase suya de “me siento como una mujer guapa que entra al bar y se encuentra rodeada de babosos”, como tampoco eso de rechazar los encuentros en “despachos cerrados”. Al fin y al cabo no fue en un despacho cerrado sino en casa de Bono, que por arte de magia ha debido dejar de ser “casta”. Cosas de la neocasta.
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Puede que también el interese: Podemos, nuevo títere del gran capital y de la derecha española más rancia: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2015/01/podemos-nuevo-titere-del-gran-capital-y.html
"Un nauseabundo olor a cloaca": http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2015/03/un-nauseabundo-olor-cloaca.html
Cuentan los gacetilleros que un día de Diciembre de 2014, poco antes de las navidades, la casa del católico José Bono se iluminó por la presencia de tres estrellas de talla mundial que habrían fundido los plomos de la vivienda y de las de toda la ciudad, si las hubiera colocado en el abeto: allí estaban el Champions League José Luis Rodríguez Zapatero, el Clint Eastwood (lo dijo él mismo) Pablo Manuel Iglesias Turrión y el efebo pastorcillo de Belén Íñigo (¡qué nombre de reminiscencias tan jesuíticas!) Errejón-me-faltó-un-papel.
Desconozco si el encuentro fue comida o cena y si a los postres, tras el consabido Ángelus o Rosario, según horario, oficiados en cualquier caso por el pater Bono y auxiliado por el monaguillo Errejón, hubo o no roscón prenavideño, ese en el que le tocó el haba a Monedero cuando lo probó en casa de Carmen Lomana, acompañado de la pijo-ultra-democrática-y-tolerante jet-set.
Estoy convencido de que ectoplasmáticamente flotaban en el ambiente las imágenes de Susana Díaz apuñalando sanguinaria pero fraternalmente al “compañero” Pedro Sánchez "el breve", mientras una sonrisa mefistofélica pasaba por el rostro de Zapatero y se reflejaba cual aura de santo sobre la cabeza del miembro numerario del Opus Dei, empresario, terrateniente, ex Presidente del Congreso, ex ministro y ex Presidente de la Comunidad de Castilla La Mancha, hoy asolada por María Dolores de Cospedal, José Bono.
¿Quién iba a decirle a Pablo Manuel Iglesias Turrión que un día estaría ante el ídolo de su juventud, ante el campeón del concurso “invente usted nombre para esquivar la palabra crisis”, ante el hombre al que en su tesis doctoral definió como “referente progresista mundial”, quizá inspirado por el ex afilado al PSOE y más tarde “empresario-emprendedor-no-enseño-las-facturas” Juan Carlos Monedero.
Enorme e indescriptible debió ser la emoción que embargara al joven politólogo-como-dice-Carl-Schmitt al ver tan de cerca a su ídolo de juventud. Sin duda el abrazo entre ambos debió ser tan poderoso que bien pudieron fundirse uno y otro, de tal modo que el podemita y Mr artículo 135 de la Constitución acabasen siendo uno solo.
Dicen que hablaron de todo, de la situación del país, ¡de teoría política! (debe haberse rebajado mucho el nivel de ésta en los últimos años), de economía (Zapatero la aprendió en unas tardes), de América Latina, del euro, según Zapatero y, según Iglesias, de las perspectivas de España, término éste aparentemente más difuso pero que bien podría estar señalando posibles evoluciones futuras de las relaciones entre PSOE y Podemos, cosa ésta que siempre niegan con la boca grande los dirigentes podemitas, mientras con la pequeña acaban diciendo eso de “hombre, si el PSOE cambia mucho y se hace autocrítica...”. No hará falta tanto al día siguiente de las municipales y autonómicas.
Y es que las sintonías personales son algo que acerca incluso más que unas afinidades políticas, siempre negadas, pero evidentes desde el marco ideológico del reformismo. No obstante en la traslación a los medios de esas simpatías es significativo que Zapatero fuese más mesurado que los dirigentes podemitas. Para el expresidente del gobierno fue “cordial y correcto” y se preguntaba enfáticamente: "¿Vamos a convertir a Pablo Iglesias en algo diferente de lo que es, un político de este país?". En cualquier caso, de ese encuentro, lo relevante para el señor de las cejas circunflejas era señalar que se toma a su actual secretario general como a Perico de los los Palotes: "La agenda que tengo cada día no suelo compartirla con Pedro Sánchez". Al chico de la camisa blanca hace tiempo que los pocos barones que quedan y el enorme antiguo aparato del PSOE le tienen más enfilado que Arias Cañete a un chuletón de buey.
En cambio Iglesias y Errejón se deshicieron en halagos respecto al “referente progresista mundial”. El de Juego de Tronos hablo de “la altura de miras de Zapatero y de Pepe Bono” por tratarles de un modo mucho más acogedor que la dirección del PSOE actual. El más locuaz ha sido Errejón, que últimamente, intentando que todo el mundo se olvide del asuntillo de su beca, habla por los codos.
Señaló las coincidencias respecto a América Latina: "La verdad es que teníamos posiciones bastante similares", puntualizando además que “Ahí, muchas de las transformaciones están teniendo que construir un Estado y por lo tanto trazar cualquier semejanza con nuestro país sería una cosa absurda en la medida en que en nuestro país hay un Estado ya construido. Y esa es una diferencia que no es de matiz, es central". Esto para la Brunete mediática de la ultraderecha que se empeña en que estos chicos son malvados castro-bolivarianos. Su referente es Dinamarca y, tras la última entrevista de Iglesias en El País, incluso los Estados Unidos y Obama del que pillaron slogan. La extrema derecha mediática y política lo sabe pero mantiene la farsa porque lo que se juega no es el sistema económico, ni siquiera unas medidas más o menos realmente sociales, sino unos cuantos sillones políticos y los de algunos periodistas y medios ligados a ellos.
Insistió el monaguillo becario en que "es un lujo poder intercambiar pareceres sobre cómo han sido las cosas en el pasado reciente, cómo son ahora y las perspectivas hacia adelante" y en que fue una charla “cordial y agradable”. Y es que en palabras suyas "A mí me produjo muy buena impresión. Me pareció una persona honesta. Una persona que tenía pensada las cosas que decía, y que creía las cosas que decía. Y me pareció un buen conversador, informado y respetuoso. La verdad es que da gusto conversar así". Y no se despisten de lo señalado respecto a las "grandes realizaciones" de Zapatero: "El expresidente decía que era lo que tenía que hacer y que no tenía margen. Nosotros le decíamos que sí era posible, que había otro margen. Pero en todo caso teníamos mucha voluntad de escuchar también cómo lo presenta alguien que dice: mira, a mí no me gustaba mucho pero había que hacerlo". Aviso a futuros votantes por si algún día no les cuadran las cuentas a los podemitas.
Se le nota a Errejón el entusiasmo de haber alcanzado unos niveles de relación con “el poder” o con quien pareció representarlo, aunque fuese un mandado del capital y del imperialismo, más elevado que el contacto con jefes de gobierno de América Latina. ¡Menudo líder mundial fue Zapatero!
Si me importase algo que más que una higa me quedaría en la evidente, pero insuficiente como análisis, alianza de civilizados enemigos de la actual dirección del PSOE y en cómo ésta entrevista se realizó en medio de los ataques de la señora Susana Díaz contra su secretario general, así como en la coincidencia de que la difusión del encuentro por el Huffington Post y la entrevista de la SER en el mismo día a Zapatero, dónde se le preguntó por dicha reunión. Es decir, esto aparece cuando la Presidenta de la Junta, modelo de personaje chabacano, tan del estilo de la audiencia de “Sálvame” o de los programas de “tertuliadas” nocturnas de fin de semana de La Sexta, más está arreciando en su cuestionamiento a su secretario general.
Y es muy cierto que al mediocre pero templado Pedro Sánchez le han metido un viaje de no te menees con un encuentro que sería adecuada y oportunamente filtrado a los medios y que en ese golpe estaban interesados tanto sus enemigos internos -según Bono no hay hijos de puta como los del propio partido- como sus rivales externos; los segundos por la desestabilización que le supone al PSOE el cuestionamiento de su secretario general y porque éste les hace frente.
En los últimos tiempos, siempre lo ha sido, pero últimamente más que nunca, la política nacional se ha convertido en un inmenso estercolero, un lodazal en el que los políticos demuestran ser perdularios de la peor condición, Pedronavajas en barrio de putas, matones de esquina, payasos vocacionales, un patio de Monipodio en el que el tonto sin complejos ni escrúpulos es el rey, maleantes que merecen ser tratados como carne de presidio, imbéciles sin el menor sentido del ridículo, desleales Brutos a su partido y a sus compañeros, vulgares funcionarios del capital que les coloca donde está -solo el ignorante dice que lo hace “el pueblo”, ese villano que vota lo que le dicen que debe votar-. Y de esa condición no hay partido, organización política o coalición que se salve. Eso sin hablar de corrupción económica porque creo que la peor es la de tipo moral, ya que de ella vienen todos los males. Es el signo de una crisis de capitalismo que no es mera crisis económica sino degradación general de los valores mínimamente humanistas, lo que permite medrar al más trepa, al más canalla, al más idiota con soberbia suficiente para pisar fuerte y decir “aquí estoy yo”. El majadero y el sinvergüenza a menudo van de la misma mano.
Pero con ser todo eso cierto, creo que lo importante es quedarnos con el recado que una y otra parte de la reunión nos ha querido trasladar y con el mensaje que aflora con su filtración a los medios.
Desde un nacional-católico y cacique como Bono, desde un progre de chichinabo como Zapatero y desde una fontanera como Susana Díaz -que no estaba de físicamente allí pero sí en espíritu- a punto de convocar adelanto electoral en Andalucía, por muchos aspavientos antipodemitas que haga la fontanera se nos está diciendo “con estos chicos se pueda hablar”. Y es que estamos a cuatro meses de las elecciones autonómicas y municipales en la mayoría del territorio del Estado, y posiblemente a menos en Andalucía. Y en cualquier caso los sondeos, manipulados para generar opinión entre el elector sin criterio propio que vota a caballo ganador, pero eficaces en su manipulación le dan malas expectativas al PSOE mientras, curiosamente empiezan a mostrar un despegue de la distancia del PP respecto a Podemos. No tardará Teresa Rodríguez en decir menos tonterías por minuto en su twitter desde el que liga el embarazo de la fontanera, con la demanda de elecciones en Andalucía y con su deseo de sustituirla porque, por mucho que quiera, no será ella la Presidenta de Andalucía sino, en el mejor de los casos la vicepresidenta. Y lo gracioso es que la necedad del votante podemita tragará con ello cuando hasta hace muy poco les decían que bajo ninguna circunstancia pactarían con el PSOE.
Y tienen razón los Zapatero, Bono y compañía cuando afirman que con estos chicos se puede hablar porque no son sino una reedición de lo que fue el PSOE en 1977 que, del radicalismo de boquilla -somos los “descamisaos”, decía Guerra- llegó hasta un compromiso con la banca y el gran capital nacional y extranjero que fue asombro sólo para quienes viven en el mundo de las apariencias. Y ese camino que el PSOE hizo en unos años lo está recorriendo Podemos con zancadas de botas de siete leguas en su viaje hacia el extremo-centro. El centro, ese punto imaginario en la política, de falso enunciado. Como si pudiera haber un centro entre un sistema capitalista y otro socialista (eso que los ignorantes llaman llenos de odio cretino “el comunismo”), entre la propiedad individual de las empresas y la propiedad colectiva de las mismas. Si usted no entra en esa cuestión estará siempre en la derecha, extrema, moderada o como quiera llamarla, pero en la derecha, que no es otra cosa que capitalismo, puro y duro o compasivo y de rostro humano, pero capitalismo.
Me descojono de esos “demócratas” para los que la democracia es hacer más referéndums, votar mucho electrónicamente, algo si cabe más manipulable, como nos han demostrado los propios jefes podemitas, que con urna física y mucha app desde donde se nos pregunta lo que quiere preguntar el que controla la herramienta, pero que no tocan el asunto de la economía desde su base, que no es otro que el de la propiedad.
Y, desde Podemos, con dicha reunión se estaba enviando un mensaje sobre todo dirigido a esas bases socialistas -su gran caladero de votos- a esos que, si vivieron el franquismo, fueron gente callada y de orden y que, si no lo vivieron, creen que ser de “izquierdas” es no votar PP, algo para muchos de ellos rechazable no tanto por cuestiones económicas -el PSOE ha demostrado tener el mismo modelo de sociedad que el PP con algo más de vaselina- como por cuestiones “estéticas” (la caspa, el talante) y de derechos civiles. A poco liberal en lo político que hubiese sido el PP, muchos de ellos no hubieran tenido empacho en votarle.
Sabe Podemos que su base para ganar unas elecciones está en ese sector que creía ser clase media, satisfecho de la vida y de cómo le iba en ella, conservador en la dinámica social, poco dado a la protesta, si la cosa económica no le afecta, y cuyo modelo de sociedad sea el de capitalismo del bienestar. Si esto último no es ya posible porque el capitalismo ha mutado en su nueva fase ya se irá parcheando políticamente con otro tipo de propuestas y circo. Quien busca su base social en ese tipo de “gente” y la quiere, ante todo como votante, está claro que no es un peligro para ningún poder real y ese mensaje se lo está mandando no sólo a los poderes fácticos y económicos, al reunirse con la derecha civilizada, que representa el PSOE, o sus emisarios informales, sino también a los votantes con los que quiere fraguar su mayoría: “la buena gente de orden”. Esos tontos de los cojones que con mandar a unos cuantos corruptos (políticos siempre claro, no va a ser cosa de morder la mano empresarial que corrompe y que ellos creen que les da de comer) a la cárcel ya han satisfecho sus ansias de justicia social porque lo que a ellos les “indigna” es que lo hayan hecho cuando se estaban realizando recortes sociales, más que los recortes sociales en sí mismos y que las clases sociales beneficiarias de ellos. Pues en eso también les defraudarán los podemitas porque no va a ser cosa de aplicar contra “la casta” unas medidas de justicia que luego, una vez perdido el gobierno, porque nada es eterno, pudieran aplicarles a ellos mismos, que sin llegar a tener todavía un sólo concejal apuntan maneras. La justicia que en ese hipotético gobierno podemita se aplicase iba a venir del esfuerzo particular de un reducido puñado de jueces, exactamente igual que sucede ahora con la metástasis corrupta del PP.
Estoy convencido de que Pablo Iglesias no hubiera dicho esta vez aquella frase suya de “me siento como una mujer guapa que entra al bar y se encuentra rodeada de babosos”, como tampoco eso de rechazar los encuentros en “despachos cerrados”. Al fin y al cabo no fue en un despacho cerrado sino en casa de Bono, que por arte de magia ha debido dejar de ser “casta”. Cosas de la neocasta.
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
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"Un nauseabundo olor a cloaca": http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2015/03/un-nauseabundo-olor-cloaca.html
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