La diarrea que compone este cuadro se irá descomponiendo de acuerdo al grado de oportunismo que le corforma |
Por
Marat
La
izquierda, esa que dice que el PSOE no lo es, ha sido históricamente,
al menos desde la transición política (cuando quieran hablamos de
lo que fue desde la política de reconciliación nacional el PCE, si
se atreven) el gran embuste que oponía al simbolismo celebratorio
del pasado más o menos radical (también se puede evaluar a qué
renunció para intentar ganar la guerra civil española apelando a
una existente burguesía democrática) una práctica socialdemócrata
que, cuando ha gobernado en coalición en estos últimos 40 años ha
acabado siendo social-liberal.
Cuanto
más se investiga sobre el pasado, más se conoce sobre la historia
de las ideas políticas y mejor se contrapone la relación entre
pensamiento y acción, más posible se hace entender nuestro
presente, si no se sustituye lo anterior por la mentira de las
palabras vacías, los memes y el chiste fácil del idiota gracioso en
las redes sociales.
Con
el tiempo he ido aprendiendo que la izquierda es eso que en la
Revolución Francesa se opuso al veto del Monarca a la nueva
Constitución y nada más. Un proyecto laico en lo político que
apostaba por un nuevo orden social, el de una burguesía emergente
que sustituiría al Antiguo Régimen medieval y que no iba a cambiar
la composición real del poder, el de un sistema que fue feudal en su
dominación y se convirtió en burgués pero no alteró la realidad
social de la dominación de clases Al siervo de la gleba le
sustituyó el proletario de la Revolución Industrial. Y desde
entonces, en el largo períplo de la revolución burguesa, la
izquierda ha sido la de las revoluciones republicanas europeas, la
que se entregó a la lógica de la muerte en la I Guerra Mundial, la
que se sucumbió cobardemente ante el fascismo y el nazismo, la
cómplice del imperialismo tras la II GM hasta hoy.
Desde
entonces ha sido comparsa en la Unión Europea del capital, en los
intereses de la gran potencia de los EEUU, en los procesos de entrega
de las conquistas sociales históricas de los trabajadores desde 1973
hasta el día de hoy.
La
izquierda es la entrega a la burguesía desde 1789 hasta hoy del
poder popular de las clases subalternas a la burguesía. Y en ella se
inscriben quienes dicen combatir la desigualdad, concepto en el que
se inscriben, tanto desde el reformismo histórico como desde quienes
aceptaron que el mundo se dividía en bloques tras el orden surgido a
partir de la II GM. Unos aceptaron que su papel era el de vendedores
de tiritas a favor del capital. Otros que les bastaba durante un
tiempo ser los lobos amenazantes del capitalismo. Más tarde, ser
guardianes de una consigna en la que habían dejado de creer.
Desde
entonces solo quedó el simulacro electoral. La mentira de una
promesa de futuro que jamás se concretaría. La esperanza solo para
ilusos y cómplices de la mentira que estaban dispuestos a comprar.
En
este tiempo se ha producido una descomposición de la vieja clase
trabajadora, un proceso de desclasamiento de la misma, una etapa de
aburguesamiento brutal de su autopercepción, un retroceso contínuo
en sus derechos sociales, una desagregación de las categorías
sociales que la componían y el temor ante un futuro que amenazaba su
posibilidad de inserción laboral.
La
izquierda estaba en otras cosas: las identidades sexuales, la defensa
del animalismo, el feminismo desclasado, el ecologismo socialmente
neutro, la ideología social y políticamente transversal, el
cosmopolistismo oenegero, que no internacionalismo de clase,...
Y
hasta aquí hemos llegado. La izquierda es un discurso agotado. Es
una opción electoral y blanda frente al prefascismo, una alternativa
entre una dinámica más rápida hacia la absoluta y definitiva
desposesión de la clase trabajadora de sus conquistas y migajas
sociales y la más lenta que les ofrece el social-liberalismo de los
progres.
De
otro modo no se entiende ese encendido-apagado del votante pogre, que
pega una arrancada en las elecciones generales y que se desinfla en
unas autonómicas y municipales en las que lo único que se mantiene
es la vocación de las derechas clásicas (PP, C´s a la baja respecto a sus expectativas de "sorpasso" al PP, VOX
aparentemente a una baja que no lo es tanto porque carecía de
estructura y se ha ido implantando territorialmente y un nacionalismo
ultra catalán), junto con un PSOE que crece como única esperanza, a
la baja ideológicamente, frente a ese engendro cadavérico llamado
Unidas Podemos, que ya no ofrecerá a su líder ni la alternativa de
ser secretario general técnico del Ministerio de Relaciones con las
Cortes e Igualdad, quizá del de Cultura y Deporte. A los de IU de
ahora y de antes nada que decirles. Solo el desprecio de lo que
fueron en el pasado posibilitó lo que son el presente porque lo de
la traición como explicación sobre lo que les ha pasado no cuela.
Puede que aquello de "Madrid será la tumba del fascismo" se convierta en Madrid, Zaragoza, Barcelona, las ciudades de las mareas, que han acabado en resaca, la tumba de Pablito. Ironía: en Cádiz, otra ciudad donde no se ha hecho nada a favor de la clase trabajadora, se mata a Podemos y a Iglesias a través de otro matrimonio cínico, progre y anticapi en la pose.
Como los de Unidas Podemos sigan "resistiendo bien" frente a lo que les ha pasado a no se sabe quienes en Europa, acabarán por sentirse esperanzados por conseguir un concejal en Perbes.
Si Podemos llega al Vistalegre III las fraternales hostias van a ser como mazapanes y alguno perderá hasta la coleta. En Público, el panfleto digital que fue padrino de Iglesias, ya se la están cortando en el artículo de opinión de David Bollero, auténtico editorial del día titulado "¿Dónde está Pablo Iglesias?" Será más fácil encontrar a Wally. A estas alturas por fin sabemos que el pegamento que le une a su asiento de secretario general de la cosa deja al Loctite a la altura adhesiva de moco de bebé y que su querencia por un Ministerio, aunque fuera de Feminismos Varios está fuera de toda conexión con un gramo de cordura.
Si Podemos llega al Vistalegre III las fraternales hostias van a ser como mazapanes y alguno perderá hasta la coleta. En Público, el panfleto digital que fue padrino de Iglesias, ya se la están cortando en el artículo de opinión de David Bollero, auténtico editorial del día titulado "¿Dónde está Pablo Iglesias?" Será más fácil encontrar a Wally. A estas alturas por fin sabemos que el pegamento que le une a su asiento de secretario general de la cosa deja al Loctite a la altura adhesiva de moco de bebé y que su querencia por un Ministerio, aunque fuera de Feminismos Varios está fuera de toda conexión con un gramo de cordura.
Ni
en el Ayuntamiento de Madrid, ni el Sánchez Mato tan combativo pero
que tragó tanto tiempo como los de IU y los Anticapis, que ha estado
pillando cacho durante estos años y viviendo como dios, ni en la
Comunidad de Madrid tienen donde agarrarse. La basura ideológica
postpodemita que abanderan Doña Manolita y el falangista Errejón,
por mucho que haya acabado por destruir lo que merecía ser
destruído, Podemos, podrá subsistir solo a corto plazo porque depende de una señora
cuyo ego era permanecer (dijo que si perdía dejaba el ayuntamiento, luego que no y ahora, de nuevo, que sí), y que ya se ha ido, y de un sinvergüenza sin proyecto ni ideas,
salvo su sonrisa de melindre.
En la Comunidad de Madrid a los podemitas les han mojado la oreja hasta los prefascistas de VOX, esa sociedad limitada cuyos diputados autonómicos y concejales van a ser decisivos en la conformación de las mayorías de derechas allá donde suman.
En la Comunidad de Madrid a los podemitas les han mojado la oreja hasta los prefascistas de VOX, esa sociedad limitada cuyos diputados autonómicos y concejales van a ser decisivos en la conformación de las mayorías de derechas allá donde suman.
De Carmena solo decir que gastó en el barrio Salmanca de Madrid mucho más en limpieza que en todos los barrios del Sur, que dejó llenos de socavones los barrios obreros, que esos barrios estaban desprovistos de infraestructuras, que ha sido la candidata que querían los mafiosos de la construcción. Es en los barrios populares, que se han sentido traicionados por la alcaldesa, donde se ha fraguado su derrota, lo mismo que le ha sucedido en Barcelona a Ada Colau y los comunes.
Los "disidentes" de IU sacarán pecho porque han ganado de nuevo las municipales en Zamora con ese alcalde rojísimo que solo hace unos días señaló la posibilidad de pactar con Ciudadanos si hacía falta.
El
PSOE ha ganado las elecciones municipales y autonómicas dejando que el PP salga vivo.
Me equivoqué respecto a la muerte de Casado. Sobrevivirá. La tonta del bote de Díaz Ayuso destapará el tarro de las esencias, convitiendo su gobierno regional en otra charca de ranas al estilo de la olvidada Aguirre. La próxima crisis
política golpeará a Ciudadanos, que quiso ser y no pudo porque su identidad política diferenciada frente al PP ya no existe. Solo le queda
ser suma y pegote dependiente.
Al PSOE su gobierno del país se le va a indigestar con un PP que salva los muebles, resiste en la joya territorial del país, la Comunidad de Madrid, y reconquista su ayuntamiento. Vamos hacia la inestabilidad gubernamental y una práctica política que pronto girará de nuevo hacia la derecha, tras aquello de los viernes de "política social" de su pasado gobierno en funciones.
El votante medio progre es ese sujeto que hoy se lanza indignado frente a la supuesta amenaza que le acecha y que mañana se retrae y se queda en casa. Es lo que ha sucedido entre las generales y las autonómicas y municipales. Mientras el progre evalúa, piensa y valora lo que gana o pierde, el bruto al que desprecia permanece y resiste.
Aunque
parezca que VOX ha caído, ha creado una red territorial de la que
carecía. Puede que la extrema derecha española deba recomponerse
pero ya tiene una red perfecta de abusadores sexuales, defraudores,
ladrones, falsarios e inventores del nivel de la indecencia de
Monasterio, violentos, nazis y falangistas como para ser el camino
que abra el futuro. Españoles no han de faltarles y de la peor
naturaleza.
Mientras
tanto, no faltarán ni el chantaje prefascista del nazionalismo
catalán ni el nacionalismo “sensato” vasco que jugará a lo que
sea para beneficio de su buurguesía.
¿Europa?
Se abre el camino hacia su descomposición. Ya no hay ni derecha
clásica ni izquierda llamada socialdemócrata (social-liberal) .
Marine Le Pen, la mujer que representa el prefascismo más atractivo
de Europa, ha derrotado a Macron. Ahora el “freno” al prefascismo
son liberales y verdes. Justo lo necesario para que el fascismo sea
ya pronto la alternativa. Quienes solo ofrecerán mentiras, blandura,
la peor complicidad y la puerta abierta ya no tienen nada que ofrecer ni con qué parar al monstruo. Pronto lo contrarán sus patrones económicos.
El
último español en campos de concentración nazis murió hace unos
días.
Tranquilos,
ya no hay comunistas. En el mejor de los casos sujetos que usurpan su
digno nombre. Los hay que, con 100 afiliados, y hasta con escisiones, se presentan a las eleciones y pelean por ver quien consigue la mitad de los votos de sus familiares. Si en toda España unos han conseguido 29.000 votos y le han sacado 10.000 a la escisión, ambos están justificados. Quizá unos y otros crean que deben calcular cuantos "electores" están dispuestos a validar su supuesta ideología. Alguien debiera empezar a dejar claro que esos ni son comunistas ni tienen nada que ver con el concepto, salvo su secuestro de las herramientas.
Sigan
ustedes insultando al comunismo que lucha por la vuelta a la lucha de
clases, que denuncia la explotación y la sobreexplotación de los
trabajadores y que propugna que la clase trabajadora se organice al
margen de la mentira parlamentaria que ustedes representan y traten
de vendernos su mentira de que sin representación no hay política.
Existe y acabará por enterrarles a ustedes y al podrido sistema que defienden, lo hagan bajo el ropaje político que lo hagan