30 de mayo de 2019

BRONCA EN PODEMOS: QUE DIMITA ECHENIQUE...O MONEDERO, QUE NO ES NADIE

Echenique no se fía

Por Marat

Es sabido que durante el absolutismo los reyes, ante situaciones de crisis que pudiera acabar afectando a la corona, sacrificaban, mediante cese o incluso corte de cabeza a los validos, primeros ministros o nobles que pudieran llegar a representar una amenaza a sus reinados.

El problema es cuando no queda ni siquiera Corte porque el matrimonio Macbeth se basta y se sobra para serlo todo en el palacio morado. Si se mira a la sala del reino o a las habitaciones subyacentes, todo es un desierto. Solo en los descansillos, en los retretes y en la cocina, que es donde está lo nutricio, tan importante en las motivaciones reales hacia la política, se encuentran a los últimos sobrevenidos a la Corte morada. Es la hora de los mediocres saltimbanquis de saldo que pronto chapotearán en otra charca.

Iglesias no ha dimitido, ni falta que hace. Dimitir es para él un nombre propio ruso. Al fin y al cabo, Podemos es ya una ironía como marca en el supermercado electoral de la democracia virtual. Ni siquiera existe. Cuando apostaron por poner en la papeleta de las primeras elecciones a las que se presentaron la imagen de un tipo con coleta y sustituyeron, no ya militantes, que de eso ya no queda hace decenios, sino afiliados por adscritos 2.0 y fueron incubados en los platós de televisión, asumieron que el carisma doblemente digital -de ser dirigidos por el dedo divino del Mesías y de “existir” como holograma- sería lo que marcase su destino.

Hoy no es necesario ninguna conjura que ponga el puñal en la mano de un Bruto que asesine a su miniCésar. Podemos ya no existe y no es recuperable. Matar al padre solo podría obedecer a la venganza. No faltan razones para ello. El listado de las carreras políticas destruidas por los caprichos de la Divina Coleta es inmenso. No son tiempos es los que despreciar la importancia de una suculenta nómina mensual. Algunos de ellos se han refugiado en Más Madrid, esa marca improvisada por arribistas que vieron a tiempo que la enseña nodriza original tenía los días contados.

Tenía razón Errejón, ese monumento al narcisismo del discurso vacío, cuando expuso la idea de “ventana de oportunidad”. La crisis capitalista del 2007, antepenúltimo episodio de una crisis senil del capitalismo iniciada en 1973, dio lugar a movimientos de protesta protagonizados por las generaciones jóvenes de las clases medias que sentían el aliento en sus cogotes de un futuro incierto. En ellas la clase trabajadora, que venía perdiendo conquistas sociales y salarios desde mucho tiempo antes fue ignorada. Se inauguró una etapa de rabia social que quien supiera verlo podía aprovechar ¡Y vaya si lo hicieron! Muchos pasaron de las tiendas de campaña Quechua y las conexiones wifi en las plazas, facilitadas por empresarios anarcocapitlistas de la comunicación (Martín Varsavsky) a ocupar asientos en los parlamentos nacional y regionales y en los ayuntamientos, en muchos casos como primer empleo.

Pero pasó el tiempo. Lo mismo que cerca de un 40% de la sociedad española y de los países centrales del capitalismo no vio alterados sus niveles de vida por la crisis porque sus salarios, contratos y condiciones laborales no se vieron afectados, el espejismo de una cierta recuperación económica y de mejora de niveles de vida en sectores sociales antes golpeados por la crisis capitalista, fue provocando que ese contradictorio y absurdo asalto a los cielos desde los parlamentos de la burguesía se hiciera menos atractivo, quedando en evidencia no solo la falta de estrategia y de proyecto de los asaltacielos sino sobre todo la ausencia de un plan B que proponer para recorrer un período de mayor despolitización y vuelta hacia el yo privado cuando un sector de los antes indignados se viera con dinero en el bolsillo y posibilidades de utilizar Kayak hacia las Maldivas. El consumo mata la conciencia de clase de quienes nunca tuvieron exceso de ella, salvo como negación de lo que no querían ser: nuevo proletariado.

Pronto nadie reivindicará a Podemos. Incluso los que desde Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha u otros lugares se rebelan, aún tímidamente, contra la pareja pretoriana, ya están en otra cosa. La nave nodriza de Podemos, con sus mil alianzas, sus cien mil nombres locales, sus mareas, fue matando a muchos de sus socios o utilizando para su provecho una fuerza que no era capaz de dirigir por falta de cohesión interna y lateral y por miles de intereses contrapuestos salvo la unitaria ambición de ocupación institucional, que no de poder, porque la ambición de poder exige una voluntad de ruptura total y real con el orden establecido y estos solo eran trepas.

En cualquier caso, si la pareja Macbeth quiere aparentar en su viaje hacia la nada -no llegarán ni a secretarios generales técnicos de la concejalía de Abastos de Alpedrete en su ambición de entrar en el gobierno de la nación- que no es una satrapía, puede hacer rodar una o dos cabezas, las de los bufones, que es lo que se recurre cuando ya no hay más sacrificios que ofrecer al dios del poder, mientras sueña en su chalet de Galapagar con tiempos pasados mejores.

La primera podría ser la de Echenique, el secretario...de nada. Simplemente su secretario. Como alguna vez quizá soñó Heidi respecto a su amiga Clara podrían despeñar al mediocre pampero desde el Cerro de los Ángeles.

La segunda podría ser la de sacrificar a Monedero. Condenarle al silencio de los cartujos en el Monasterio de Cazalla de la Sierra, una zona con un magnífico aguardiente que le permita continuar alimentando sus delirios, sería un castigo a la altura de sus estupideces habituales.

27 de mayo de 2019

MUNICIPALES Y AUTONÓMICAS EN ESPAÑA, CONFUSIÓN. EUROPEAS: SE APROXIMA EL CAOS

La diarrea que compone este cuadro se irá descomponiendo
de acuerdo al grado de oportunismo que le corforma

Por Marat

La izquierda, esa que dice que el PSOE no lo es, ha sido históricamente, al menos desde la transición política (cuando quieran hablamos de lo que fue desde la política de reconciliación nacional el PCE, si se atreven) el gran embuste que oponía al simbolismo celebratorio del pasado más o menos radical (también se puede evaluar a qué renunció para intentar ganar la guerra civil española apelando a una existente burguesía democrática) una práctica socialdemócrata que, cuando ha gobernado en coalición en estos últimos 40 años ha acabado siendo social-liberal.

Cuanto más se investiga sobre el pasado, más se conoce sobre la historia de las ideas políticas y mejor se contrapone la relación entre pensamiento y acción, más posible se hace entender nuestro presente, si no se sustituye lo anterior por la mentira de las palabras vacías, los memes y el chiste fácil del idiota gracioso en las redes sociales.

Con el tiempo he ido aprendiendo que la izquierda es eso que en la Revolución Francesa se opuso al veto del Monarca a la nueva Constitución y nada más. Un proyecto laico en lo político que apostaba por un nuevo orden social, el de una burguesía emergente que sustituiría al Antiguo Régimen medieval y que no iba a cambiar la composición real del poder, el de un sistema que fue feudal en su dominación y se convirtió en burgués pero no alteró la realidad social de la dominación de clases Al siervo de la gleba le sustituyó el proletario de la Revolución Industrial. Y desde entonces, en el largo períplo de la revolución burguesa, la izquierda ha sido la de las revoluciones republicanas europeas, la que se entregó a la lógica de la muerte en la I Guerra Mundial, la que se sucumbió cobardemente ante el fascismo y el nazismo, la cómplice del imperialismo tras la II GM hasta hoy.

Desde entonces ha sido comparsa en la Unión Europea del capital, en los intereses de la gran potencia de los EEUU, en los procesos de entrega de las conquistas sociales históricas de los trabajadores desde 1973 hasta el día de hoy.

La izquierda es la entrega a la burguesía desde 1789 hasta hoy del poder popular de las clases subalternas a la burguesía. Y en ella se inscriben quienes dicen combatir la desigualdad, concepto en el que se inscriben, tanto desde el reformismo histórico como desde quienes aceptaron que el mundo se dividía en bloques tras el orden surgido a partir de la II GM. Unos aceptaron que su papel era el de vendedores de tiritas a favor del capital. Otros que les bastaba durante un tiempo ser los lobos amenazantes del capitalismo. Más tarde, ser guardianes de una consigna en la que habían dejado de creer.

Desde entonces solo quedó el simulacro electoral. La mentira de una promesa de futuro que jamás se concretaría. La esperanza solo para ilusos y cómplices de la mentira que estaban dispuestos a comprar.

En este tiempo se ha producido una descomposición de la vieja clase trabajadora, un proceso de desclasamiento de la misma, una etapa de aburguesamiento brutal de su autopercepción, un retroceso contínuo en sus derechos sociales, una desagregación de las categorías sociales que la componían y el temor ante un futuro que amenazaba su posibilidad de inserción laboral.

La izquierda estaba en otras cosas: las identidades sexuales, la defensa del animalismo, el feminismo desclasado, el ecologismo socialmente neutro, la ideología social y políticamente transversal, el cosmopolistismo oenegero, que no internacionalismo de clase,...

Y hasta aquí hemos llegado. La izquierda es un discurso agotado. Es una opción electoral y blanda frente al prefascismo, una alternativa entre una dinámica más rápida hacia la absoluta y definitiva desposesión de la clase trabajadora de sus conquistas y migajas sociales y la más lenta que les ofrece el social-liberalismo de los progres.

De otro modo no se entiende ese encendido-apagado del votante pogre, que pega una arrancada en las elecciones generales y que se desinfla en unas autonómicas y municipales en las que lo único que se mantiene es la vocación de las derechas clásicas (PP, C´s a la baja respecto a sus expectativas de "sorpasso" al PP, VOX aparentemente a una baja que no lo es tanto porque carecía de estructura y se ha ido implantando territorialmente y un nacionalismo ultra catalán), junto con un PSOE que crece como única esperanza, a la baja ideológicamente, frente a ese engendro cadavérico llamado Unidas Podemos, que ya no ofrecerá a su líder ni la alternativa de ser secretario general técnico del Ministerio de Relaciones con las Cortes e Igualdad, quizá del de Cultura y Deporte. A los de IU de ahora y de antes nada que decirles. Solo el desprecio de lo que fueron en el pasado posibilitó lo que son el presente porque lo de la traición como explicación sobre lo que les ha pasado no cuela.

Puede que aquello de "Madrid será la tumba del fascismo" se convierta en Madrid, Zaragoza, Barcelona, las ciudades de las mareas, que han acabado en resaca, la tumba de Pablito. Ironía: en Cádiz, otra ciudad donde no se ha hecho nada a favor de la clase trabajadora, se mata a Podemos y a Iglesias a través de otro matrimonio cínico, progre y anticapi en la pose. 

Como los de Unidas Podemos sigan "resistiendo bien" frente a lo que les ha pasado a no se sabe quienes en Europa, acabarán por sentirse esperanzados por conseguir un concejal en Perbes. 

Si Podemos llega al Vistalegre III las fraternales hostias van a ser como mazapanes y alguno perderá hasta la coleta. En Público, el panfleto digital que fue padrino de Iglesias, ya se la están cortando en el artículo de opinión de David Bollero, auténtico editorial del día titulado "¿Dónde está Pablo Iglesias?" Será más fácil encontrar a Wally.  A estas alturas por fin sabemos que el pegamento que le une a su asiento de secretario general de la cosa deja al Loctite a la altura adhesiva de moco de bebé y que su querencia por un Ministerio, aunque fuera de Feminismos Varios está fuera de toda conexión con un gramo de cordura. 

Ni en el Ayuntamiento de Madrid, ni el Sánchez Mato tan combativo pero que tragó tanto tiempo como los de IU y los Anticapis, que ha estado pillando cacho durante estos años y viviendo como dios, ni en la Comunidad de Madrid tienen donde agarrarse. La basura ideológica postpodemita que abanderan Doña Manolita y el falangista Errejón, por mucho que haya acabado por destruir lo que merecía ser destruído, Podemos, podrá subsistir solo a corto plazo porque depende de una señora cuyo ego era permanecer (dijo que si perdía dejaba el ayuntamiento, luego que no y ahora, de nuevo, que sí), y que ya se ha ido, y de un sinvergüenza sin proyecto ni ideas, salvo su sonrisa de melindre. 

En la Comunidad de Madrid a los podemitas les han mojado la oreja hasta los prefascistas de VOX, esa sociedad limitada cuyos diputados autonómicos y concejales van a ser decisivos en la conformación de las mayorías de derechas allá donde suman. 

De Carmena solo decir que gastó en el barrio Salmanca de Madrid mucho más en limpieza que en todos los barrios del Sur, que dejó llenos de socavones los barrios obreros, que esos barrios estaban desprovistos de infraestructuras, que ha sido la candidata que querían los mafiosos de la construcción. Es en los barrios populares, que se han sentido traicionados por la alcaldesa, donde se ha fraguado su derrota, lo mismo que le ha sucedido en Barcelona a Ada Colau y los comunes.

Los "disidentes" de IU sacarán pecho porque han ganado de nuevo las municipales en Zamora con ese alcalde rojísimo que solo hace unos días señaló la posibilidad de pactar con Ciudadanos si hacía falta. 

El PSOE ha ganado las elecciones municipales y autonómicas dejando que el PP salga vivo. Me equivoqué respecto a la muerte de Casado. Sobrevivirá. La tonta del bote de Díaz Ayuso destapará el tarro de las esencias, convitiendo su gobierno regional en otra charca de ranas al estilo de la olvidada Aguirre. La próxima crisis política golpeará a Ciudadanos, que quiso ser y no pudo porque su identidad política diferenciada frente al PP ya no existe. Solo le queda ser suma y pegote dependiente.

Al PSOE su gobierno del país se le va a indigestar con un PP que salva los muebles, resiste en la joya territorial del país, la Comunidad de Madrid, y reconquista su ayuntamiento. Vamos hacia la inestabilidad gubernamental y una práctica política que pronto girará de  nuevo hacia la derecha, tras aquello de los viernes de "política social" de su pasado gobierno en funciones.

El votante medio progre es ese sujeto que hoy se lanza indignado frente a la supuesta amenaza que le acecha y que mañana se retrae y se queda en casa. Es lo que ha sucedido entre las generales y las autonómicas y municipales. Mientras el progre evalúa, piensa y valora lo que gana o pierde, el bruto al que desprecia permanece y resiste.

Aunque parezca que VOX ha caído, ha creado una red territorial de la que carecía. Puede que la extrema derecha española deba recomponerse pero ya tiene una red perfecta de abusadores sexuales, defraudores, ladrones, falsarios e inventores del nivel de la indecencia de Monasterio, violentos, nazis y falangistas como para ser el camino que abra el futuro. Españoles no han de faltarles y de la peor naturaleza.

Mientras tanto, no faltarán ni el chantaje prefascista del nazionalismo catalán ni el nacionalismo “sensato” vasco que jugará a lo que sea para beneficio de su buurguesía.

¿Europa? Se abre el camino hacia su descomposición. Ya no hay ni derecha clásica ni izquierda llamada socialdemócrata (social-liberal) . Marine Le Pen, la mujer que representa el prefascismo más atractivo de Europa, ha derrotado a Macron. Ahora el “freno” al prefascismo son liberales y verdes. Justo lo necesario para que el fascismo sea ya pronto la alternativa. Quienes solo ofrecerán mentiras, blandura, la peor complicidad y la puerta abierta ya no tienen nada que ofrecer ni con qué parar al monstruo. Pronto lo contrarán sus patrones económicos.

El último español en campos de concentración nazis murió hace unos días.

Tranquilos, ya no hay comunistas. En el mejor de los casos sujetos que usurpan su digno nombre. Los hay que, con 100 afiliados, y hasta con escisiones, se presentan a las eleciones y pelean por ver quien consigue la mitad de los votos de sus familiares. Si en toda España unos han conseguido 29.000 votos y le han sacado 10.000 a la escisión, ambos están justificados. Quizá unos y otros crean que deben calcular cuantos "electores" están dispuestos a validar su supuesta ideología. Alguien debiera empezar a dejar claro que esos ni son comunistas ni tienen nada que ver con el concepto, salvo su secuestro de las herramientas. 

Sigan ustedes insultando al comunismo que lucha por la vuelta a la lucha de clases, que denuncia la explotación y la sobreexplotación de los trabajadores y que propugna que la clase trabajadora se organice al margen de la mentira parlamentaria que ustedes representan y traten de vendernos su mentira de que sin representación no hay política. Existe y acabará por enterrarles a ustedes y al podrido sistema que defienden, lo hagan bajo el ropaje político que lo hagan

20 de mayo de 2019

CHARLATÁN

Todo es un show. La banalización de la realidad política
como parte del gran circo que aliena mentes y voluntades

Por Marat

charlatán: “Que habla mucho y sin sustancia...embaucador” RAE

Existe un sector social difuso, no organizado, pero consciente, y sospecho que creciente que se niega a tragar las píldoras “roja” (pseudoroja) o “azul” del Matrix de nuestro presente político colectivo.

Ir a contracorriente hoy y no comprar falsas ilusiones tiene un precio: el de ser acusado de radical y de no ofrecer alternativas porque la de organizarse como clase, al margen de los flautistas de Hamelín del momento, combatir allá donde se producen y reproducen las contradicciones capital- trabajo y preparar la resistencia, formándose políticamente para no ser tratados como idiotas, exige demasiado esfuerzo. Por eso para muchos en el mientras tanto, hay que reincidir en el bucle eterno de seguir una y un millón de veces la senda que, inevitablemente, nos lleva a la derrota porque ello permite esquivar el sacrificio y los caminos más duros y difíciles.

Se nos rechaza a quienes estamos en otra cosa distinta al circo del parlamentarismo porque pone en evidencia que el rey está desnudo y que los ilusos de la ilusión democrática son cómplices acomodados y conscientes de la mentira que se autoadministran a sí mismos.

Pero lo cierto es que las mentiras tienen las patas cada vez más cortas, que los charlatanes no son parte de la solución sino de un problema que demora la solución necesaria del enfrentamiento de clase contra clase, vendiendo el falso elixir curalotodo del “si se quiere, se puede”, cuando sabemos que ocupar el poder, como inquilinos sin tomarlo, no es otra cosa que convertirse en asalariados del capital que marca los límites del juego, sus tiempos y los ritmos de aplicación de sus curas de caballo contra la clase trabajadora; unas veces a cargo de progres, otra de ultraliberales y pronto de un fascismo que llegará por abandonar la perspectiva de clase, mentir y autoengañarse en que basta con desear el cambio social para que este llegue y repetir lo mismo una y otra vez, esperando resultados diferentes, que diría Albert Einstein.

El momento político actual español, europeo y mundial es el idóneo para los charlatanes de feria de la gran demagogia democrática, vendedores de crecepelos para calvos, oferentes de soluciones definitivas, fáciles y al alcance de la mano, sin sacrificio militante alguno para el votante. De Revilluca, el aldeano, hoy demócrata al que se le entiende todo, y ayer franquista, al peronista Errejón, que es como un falangista pero con verborrea hueca y pedante importada de Argentina, pasando por el siempre crispado don Crispín Iglesias que, ante tanto desafuero, nos ofrece como bálsamo de Fierabrás el caducado ungüento que ayer vendía el youtuber- predicador Anguita, su maestro. Y es que no hay nada como ir de “influencer”, aunque decreciente, en el gallinero parlamentario.

En esta campaña electoral, Pablo Iglesias Turrión -nada que ver con Pablo Iglesias Posse-, sería comparar la noche con el día, no para de repetir una media verdad que como todo el mundo sabe es peor que una mentira. Me refiero a los supuestos derechos de la Constitución que no se cumplen. El economista marxista Diego Guerrero también lo aborda en el Capítulo 5 del texto “Desempleo, keynesianismo y teoría laboral del valor”. En el EEC (Espacio de Encuentro Comunista) lo hemos trabajado con detenimiento. Pueden encontrarlo ustedes en el siguiente enlace: https://encuentrocomunista.org/static/media/medialibrary/2019/05/EEC-SituacionTrabajo2019.pdf

En lo que sigue me limito en extractar un parte del mismo con el objetivo de por lo menos se sepa de qué está hablando el charlatán cuando dice que la Constitución dice eso que no dice y que él dice que dice en relación al Derecho al trabajo, al derecho a la vivienda, etc.

Y es que este charlatán olvida conscientemente la lógica del capital: la de la rentabilidad sustentada en la explotación del trabajo asalariado y esta lógica funciona sí o sí por encima de la voluntad de las personas y por supuesto de todo gobierno por muy progre que quiera ser. Si esto no fuera así no sería capitalismo sino otra cosa.

Les dejo con el extracto. Es algo largo pero clarificador.

Las experiencias laborales que hemos puesto en común en todo el bloque anterior de intervenciones, nos muestran el estado actual de un proceso que ha sido conducido sistemáticamente desde mediados de los años setenta.
Lo que vamos a intentar ahora es mostrar una panorámica de cómo se ha conducido este proceso. Para ello necesitaremos entrar en varias áreas: desde dar algunas pinceladas de derecho -como por ejemplo, explicar por qué en la práctica no tenemos derecho al trabajo- hasta ir viendo cómo se ha ido modificando el tipo de contratación para que ahora se hayan generalizado las situaciones que acabamos de poner en común. Al final del documento se incluyen los enlaces a la legislación mencionada.
Y es que para moldear las relaciones laborales de manera que satisfagan los intereses del capital, se hacen leyes que quitan las líneas de protección que los trabajadores habían arrancado anteriormente con sus luchas. Esto se lleva haciendo sistemáticamente desde el inicio de la Transición Política en todos los ámbitos legislativos y de negociación social, cualquiera que haya sido el partido que ocupara el poder. Lo adornan como leyes para mejorar el empleo, luchar contra el paro juvenil, para aumentar la competitividad del país, etc. Pero la esencia es abaratar el factor trabajo y, como consecuencia, incrementar la tasa de explotación y de plusvalía.
Las leyes deben ser vistas en su conjunto, más allá del ámbito, del título o del epígrafe donde decidan poner las palabras más altisonantes y bonitas. Si se clasifica un derecho como fundamental pero luego no se establece quién debe garantizar su cumplimiento, o si la ley que lo desarrolla le quita en la práctica tal rango, el concepto jurídico de fundamental no coincide con lo que los trabajadores entendemos por tal. La cosa se hace más evidente si comprobamos que los derechos del capital experimentan un trato opuesto.
Desde este punto de vista, lo primero que debemos poner negro sobre blanco es que la Constitución Española no contempla como derechos fundamentales y, por lo tanto, no garantiza ni obliga a los poderes públicos su defensa y cumplimiento, aquellos que para cualquier persona lo son; nos referimos, por ejemplo, a la vivienda, a la educación en todos sus niveles y, por supuesto, el derecho al trabajo. Teniendo presente que, en una sociedad capitalista como la nuestra, el trabajo es lo único que te permite tener y mantener regularmente unos ingresos y, por lo tanto, unos mínimos niveles de subsistencia, el carecer del mismo y de la posibilidad de exigirlo es la condición para verte sometido a las condiciones de explotación que impongan los empresarios.
La Constitución contempla en su artículo 53 cuáles son los derechos de los que podemos reclamar su cumplimiento. Esta distinción entre derechos reclamables (los derechos contemplados entre los artículos 14 y 29) y los simples derechos, es básica, ya que solo los primeros permiten que cualquier persona puede exigir su aplicación, y son los que los poderes públicos están obligados a proteger; el resto de “simples” derechos sólo pueden ser reclamables si la ley que los desarrolla lo contempla.
Vemos por ejemplo que el derecho a la vivienda no lo contempla la Constitución como un derecho fundamental en la práctica y, por lo tanto, como un derecho que podamos exigir. La Constitución lo trata en los siguientes términos en el artículo 47: Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Es curioso que se utilice el verbo “disfrutar”, pero no diga “tener” ni “poseer”. Es decir, defiende que podamos disfrutar una vivienda cuando la tengamos, es decir, cuando la compremos o la podamos alquilar. Todos sabemos que, cuando no pagamos la hipoteca o no pagamos el alquiler, los poderes públicos junto a la policía te quitan el derecho a disfrutar de la vivienda de la que te desalojan.
Hay un derecho que sí está catalogado como fundamental, pero con un ámbito de actuación restringido. Nos referimos a la educación, que solo es reclamable y gratuita en el período de enseñanza obligatoria (Artículo 27.4), desde los 6 a los 16 años. El resto de la enseñanza ya no es un derecho fundamental en la práctica. Ello es lo que permite que, en la nueva educación superior, los dos últimos años de máster estén disponibles solo para quien pueda pagárselos, restringiendo el acceso del resto -todos ellos hijos de trabajadores- a los futuros trabajos menos cualificados.
Para poder apreciar el contraste, antes de entrar de lleno con el derecho al trabajo, vamos a echar un breve vistazo a cómo se tratan los derechos del capital. En principio, éstos figuran, junto con el trabajo, en el mismo rango que el artículo 53 establece como no reclamables. Sin embargo, los propios artículos que recogen los derechos del capital se encargan de dar un rango especial a estos. Así, el artículo 33 reconoce el derecho a la propiedad privada, y en su apartado 3 nos aclara que nadie podrá ser privado de sus bienes y derechos. Mientras tanto, en el artículos 38 se reconoce la libertad de empresa en el marco de la economía de mercado indicando seguidamente con claridad que los poderes públicos garantizan y protegen su ejercicio. De esta forma quedan salvaguardados en virtud del artículo 24, que indica que todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derecho e intereses legítimos. Para que no quede nada sin atar, los códigos civiles, mercantiles y penales refuerzan esta protección en innumerables ámbitos.
Sin embargo, el derecho al trabajo, ubicado en la misma sección de no reclamables que los del capital, no goza de la misma elevación de rango en su desarrollo. El artículo 35 se limita a afirmar en el punto 1 que “todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo...” y en el punto 2 se limita a estipular que La ley regulará un Estatuto de los Trabajadores. Si nos vamos al susodicho Estatuto de los Trabajadores, que desarrolla este supuesto derecho al trabajo, contemplamos que no hay a quién reclamarlo y el derecho que se contempla no es el derecho al trabajo sino el derecho a trabajar cuando tengas un empleo. El Artículo 4 apartado 2 del Estatuto nos dice que: en relación al trabajo, los trabajadores tienen derecho a la ocupación efectiva. Más arriba indicábamos en relación al derecho a la vivienda un trabalenguas parecido.
La Constitución no puede reconocer el trabajo como un derecho exigible por dos motivos: primero, porque en el capitalismo el trabajo es una mercancía que los trabajadores vendemos, y el legislador no puede garantizar por decreto su venta; segundo -y no menos importante-, porque la inseguridad al buscar trabajo es necesaria para poder sacar el máximo provecho desde el punto de vista de la explotación. No en vano, en el artículo 38, que ya vimos que pedía a los poderes públicos garantizar la economía de mercado, afirma además que los poderes públicos también tienen que velar por la defensa de la productividad de acuerdo con las exigencias de la economía. Mas adelante veremos como esta exigencia de ser productivos es una constante.
Pero no solo no garantizan el trabajo ni la Constitución ni el Estatuto, sino que este último deja claros los condicionantes que aplican cuando se tiene. En el artículo 5, apartado a) se indica que: los trabajadores deben cumplir las órdenes e instrucciones del empresario en el ejercicio regular de sus facultades directivas…”, y en el apartado e) se indica expresamente que los trabajadores deben contribuir a la mejora de la productividad. Así que “nuestro” Estatuto no solo no hace efectivo el derecho al trabajo, sino que se encarga de dejar clara nuestra dependencia: cuando trabajamos debemos ser rentables y obedecer lo que diga el empresario, que es el que tiene las facultades directivas. En este sentido, se hace patente el juego de nombres y de discurso para que las leyes del capital se naturalicen por parte de los trabajadores. El nombre de Estatuto de los Trabajadores no se corresponde con su contenido. Lo que contempla esta ley no es ni más ni menos que una relación social entre empresarios y trabajadores, y esta relación es una relación de explotación. De una forma mucho más apropiada, la ley anterior al Estatuto de los Trabajadores tenía el descriptivo título de “Ley de Relaciones Laborales”.
A partir de este cuerpo legal, lo que vamos a exponer brevemente a continuación es cómo esta ley de “derechos” de los trabajadores nació y se ha ido modificando en favor del capital y en detrimento de los trabajadores. El conjunto de Reformas Laborales, Acuerdos de Negociación Colectiva y todo tipo de negociaciones que se han dado bajo el paraguas del denominado Diálogo Social -nombre que no designa más que la aceptación falaz de que los trabajadores y empresarios tenemos intereses comunes-, ha supuesto una constante pérdida de derechos que en la práctica suponen un trasvase del salario de los trabajadores en beneficio del capital. El gráfico 1 que vimos más arriba permite contemplar de un vistazo cómo, siendo el trabajo el único que crea valor añadido -el único que crea valor-, pierde cada año más de la mitad de él, apropiado (expropiado legalmente), por los empresarios. Veamos el proceso.
Partimos de una situación previa de mediados de los 70, en los que la Ley de Relaciones Laborales, de abril de 1976, contemplaba algunos derechos clave que protegían al trabajador. Unos derechos que se han ido desmontando paulatinamente con las sucesivas Reformas Laborales. Empezando esta tarea en los Pactos de la Moncloa y en el Estatuto de los Trabajadores.
Para ponernos en contexto: el año 1976, después de la muerte de Franco, es cuando confluye el mayor número de huelgas que se ha dado en este país. Es el año en el que se producen los conocidos como “sucesos de Vitoria”, del 3 de marzo de 1976, ciudad que estaba en Huelga General, y en los que la represión policial ordenada por los luego demócratas Fraga y Martín Villa, provocó la muerte de seis trabajadores. Pues bien, en ese año es cuando se consigue la mayor protección al trabajo en España, y eso ocurre con un criminal fascista como era el presidente Arias Navarro. No porque fuera bueno, sino porque la presión en ese momento de tal aluvión de huelgas tenía al régimen contra las cuerdas.
Si nos atenemos al contrato de trabajo, la redacción actual del Estatuto de los Trabajadores en su artículo 15 dice: el contrato de trabajo podrá concertarse por tiempo indefinido o por una duración determinada. Sin embargo, lo que decía la Ley de Relaciones Laborales del 76 era: “el contrato de trabajo se presume por tiempo concertado indefinido sin más excepciones de las siguientes...”. Si con la ley actual da lo mismo hacer un contrato indefinido que temporal, antes del Estatuto de los Trabajadores todos los contratos eran por defecto fijos, una vez pasaban el período de prueba de quince días. Las excepciones eran las que, por su razón, hacían de un trabajo algo temporal (vendimia, etc.). Es decir, el contrato obedecía a las condiciones del trabajo.
¿Qué ha hecho el Estatuto de los Trabajadores que tenemos ahora? Copiar la redacción de la Ley de Contratos de Trabajo que tenía Franco en el año 1942: el contrato de trabajo podrá celebrarse por tiempo indefinido, por tiempo cierto, expreso, tácito o por una duración determinada. Después de dar la vuelta a lo largo de cuarenta años, la democracia española coincide punto por punto con la redacción que tenía Franco en su ley de Contratos de Trabajo de 1942”.

8 de mayo de 2019

IU Y GARZÓN TIENEN RAZÓN


Lo más sencillo es difundir el texto sin molestarse en leer y comprender el contenido

Por Marat

Según un artículo publicado en el medio Cuartopoder bajo el título de “IU destaca la alta sintonía política con Podemos y se reafirma en la unidad” el coordinador de Izquierda Unida Alberto Garzón afirma que “la unidad ha aportado diputados que, por separado, ni IU ni Podemos habrían logrado”. No le falta razón. Quizá le haya faltado aclarar si ese “por separado” se refiere, para IU, a cuando esta se mostró acobardada y se fue achantando ante las presiones y chantajes de Podemos en el proceso en el que este fue encumbrado mediáticamente hacia el mal amago de no se sabe a qué asalto a los cielos. Quizá también haya faltado aclarar porqué en las tres ocasiones en las que IU y Podemos se presentaron juntos hayan tenido menos votos de los que hubieran tenido por separado, en el caso de IU contando su última trayectoria independiente, en el de Podemos la de las expectativas de voto en solitario previas a los acuerdos electorales. Mejor no mirar de dónde provenían los diputados que IU y Garzón se atribuyen como “logros”, sobre todo teniendo en cuenta que buena parte de ellos eran de Comunistes de Catalunya, de los que el gran comunista Joan Josep Nuet ha acabado por convertirse en un adalidid del independentismo burgués. No hay otro.

Garzón e IU tienen razón. Por separado no hubieran logrado mejor resultado político. Sobre todo para sus profesionales. El PCE tuvo algunos miembros que acabaron de Ministros, diputados generales y autonómicos del PSOE. Pero solo durante la época de González. En la etapa de Zapatero acabaron de inspectores de abastos en grandes capitales y de concejales en pueblos remotos. Tampoco le quedaban al PCE e IU grandes cuadros.

Con el tiempo veremos a los cadáveres del PCE/IU y a la metástasis en la que se haya transformado Podemos representado el papel más triste que quepa esperar de un bufón prosistema, no necesariamente del PSOE. La síntesis entre falangismo y peronismo que representa Errejón es una avanzada de lo que se avecina.

Y en esto le viene a uno preguntarse porqué lo que ha roto con IU/PCE lo ha hecho por la derecha (mil fragmentos aún menos derechistas) y porqué Podemos se alió electoralmente con tanto nacionalismo (Mareas, Compromís,...) que ahora también les abandonan. Quizá, si el lector se interrogase por las razones encontrase la pregunta básica ¿De verdad hay una identidad entre izquierda y clase trabajadora?

Yo creo que no. Creo desde hace tiempo que defender a la clase trabajadora, la que “de verdad” madruga, no la que han estado contado los facciosos ultraprivatizadores de todo (pensiones, sanidad, enseñanza,...) de Vox no significa tener una posición política electoral sino una muy básica, humana, la de defender algo principal: no ceder un milímetro más en las conquistas sociales que un día lograron nuestros padres y abuelos. Apostar por una vida decente, a la altura de un mundo civilizado. Y eso no nos lo van a regalar con las papeletas de los votos. Solo lo podremos lograr organizándonos como clase trabajadora. Lo ideológico viene después. Los comunistas no tenemos porqué ser “políticos”, al menos no en el sentido más indecente del término que le dan nuestros progres y burgueses.