El
excanciller alemán social-liberal, Gerhard Schroeder, bajo cuyo mandato se introdujeron los minijobs y el factor de sostenibilidad en el cálculo de los subsidios públicos / DAS BLAUES SOFA |
La herencia de las
reformas alemanas de los 2000
La reforma de la edad de jubilación y de las pensiones, así
como la introducción del "factor de
sostenibilidad" alemán, han multiplicado el número de ciudadanos que
no tiene derecho a una pensión contributiva.
Carmela Negrete. Berlín (Alemania). Diagonal
El factor de sostenibilidad de las pensiones se concibió en
2004 y entró en vigor en 2005. A raíz de los cambios introducidos, los
trabajadores alemanes "han de
cotizar un mínimo de 30 años con un ingreso medio de 330 euros de forma
ininterrumpida. Quien cotice menos de la media o se vea obligado a recibir
complementos del Estado tendrá que contar en el futuro con una jubilación no
contributiva“, según la Federación Alemana de Sindicatos (DGB, del alemán
Deutscher Gewerkschaftsbund).
A raíz de la introducción de los minijobs y del aumento del
trabajo temporal, son cada vez más las personas que, a pesar de tener un empleo
han de recibir ayudas estatales para completar su salario. Son los candidatos a
recibir en el futuro una renta no contributiva por haber recibido menos del
salario medio. Al no existir un salario mínimo en Alemania, y completarse los
ingresos con dichas ayudas estatales, existe en la actualidad un dumping en los
sueldos que reduce los mismos hasta tres euros la hora o incluso a un euro. Los
famosos Ein-Euro-Job (trabajos de un
euro la hora), son ofrecidos por las oficinas de empleo a los receptores de los
subsidios. En algunos casos, cuando las personas se niegan a aceptar dichos
empleos, se les retiran las ayudas.
A pesar de que en 2004 hubo manifestaciones masivas contra
el gobierno de socialdemócratas y verdes a raíz de la introducción de los
recortes de la Agenda 2010, en el caso de las jubilaciones el factor de
sostenibilidad es algo contra lo que no hubo tanta resistencia. Las
consecuencias del mismo se van viendo lentamente a medida que avanzan los años,
ya que en dicho factor se contabilizan la población activa y la población
jubilada, de forma que se produce un ajuste entre ambas. La tendencia es que la
población jubilada va creciendo, por lo que cada año son más los jubilados que
han de sobrevivir con una renta no contributiva.
Es por eso que el término "pobreza en la tercera edad" (altersarmut) cobra un nuevo
sentido en la sociedad alemana en este momento, pues las previsiones son
espeluznantes. Según un estudio de Walter Hanesch, profesor de la Universidad
de Darmstadt, se espera que en la ciudad de Hesse en 2020 se haya duplicado el
número de personas que reciben una jubilación no contributiva en comparación
con 2008. En zonas del este como Turingia el número sería hasta seis veces
superior. Esto se explica porque en la antigua república comunista había pleno
empleo y tras la reunificación y el desmantelamiento industrial llevado a cabo,
los estados del este son los más afectados por el paro.
Pero el elemento más sorprendente del mecanismo es que,
incluso aunque haya crecimiento económico en general en el país, las
jubilaciones pierden cada año poder adquisitivo real. La reforma de las
pensiones en Alemania ha obligado al pago de impuestos que no solamente afectan
a los ciudadanos alemanes. Ahora el estado alemán reclama los impuestos a cerca
de 150.000 austríacos que trabajaron hace años en Alemania y reciben una
pensión alemana. Alemania les exige los impuestos que les corresponden desde
2005 hasta ahora, y reclama sumas que
van de cinco a varios miles de euros por pensionista. Después de pascua el
ministro de finanzas austríaco enviará una delegación a Alemania para tratar de
negociar los casos más complicados. ¿Pasará esto también con los españoles que
trabajaron en Alemania y reciben la pensión del estado alemán?
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