27 de octubre de 2016

VUELVE EL FRAUDE DEL DILEMA REFORMA O RUPTURA

Por Marat

En un acto sobre una lucha obrera que interesadamente ha enterrado en la desmemoria el entreguismo sindical, la del Campamento de la Esperanza de los trabajadores de Sintel, planteé que hay una línea de continuidad de la pretendida “izquierda radical” desde la transición española a la actualidad que se basa en la ficción o “ilusión” democrática y que ésta línea que parece oponerse al reformismo desde el concepto de "ruptura" es igualmente reformista. Pueden verlo en la segunda intervención.
Si buscásemos antecedentes del concepto de ruptura frente a reforma los encontraríamos sin duda en las posiciones del ala derecha de la Revolución Francesa, representada por la fracción de la burguesía frente a los restos del Antiguo Régimen, tras la convocatoria de los Estados Generales que, finalmente, abriría paso a la Asamblea Nacional.
Más allá de que se asistiera entonces a una recomposición de la estructura social en la que la nobleza era desplazada -la iglesia contaría mucho menos a partir de entonces- por una burguesía que usurpó la representación de todo el "estado llano" en los primeros años de la Revolución, la gran transformación de la Revolución Francesa fue ante todo política. Ésta afectó, antes que a otra cosa, a la concepción del Estado que, a partir de entonces, pasaría a ser el Estado de la burguesía. Soy consciente de estar simplificando y de dejar a un lado importantísimas transformaciones en la concepción de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, la ciencia, la filosofía y el laicismo entre otras muchas cuestiones que en aquél momento histórico fueron revolucionarias.
El campesinado, el incipiente proletariado, la pequeña burguesía y los artesanos entre otras clases sociales y otros estratos de clase fueron olvidados en el esquema social y político de la alta y mediana burguesías triunfantes. Solo la aparición de grupos de izquierda como los “cordeliers”, y otros, que sí planteaban la cuestión de la propiedad privada y exigían voz para los estratos ignorados por la gran burguesía, ya instalada en el gobierno y en el poder económico y social, mostraría los límites y contradicciones de aquella versión de la democracia.
En realidad, lo que había ocurrido es que, por encima del ascenso político de una nueva clase, que había estado ausente hasta el momento del poder político, los cambios que se habían producido no habían alterado el concepto de propiedad privada, aunque sí su origen. Éste pasaba de la tierra fundamentalmente a la actividad comercial e incipientemente fabril. El Estado había cambiado su carcasa pero no su naturaleza de defensa de esa misma propiedad privada para la acumulación de la riqueza.
La gran mayoría de nuestra izquierda radical, en su palabrería, no en el significado de ir a la raíz de las cosas, en la transición española defendía un programa político que afectaba y a su vez apelaba directamente al Estado pero no a la estructura de clases, a las relaciones sociales de producción o a la propiedad privada de los medios de producción.
Me refiero a lo que los marxistas denominamos como “demandas democráticas” entre las que se encontraban por aquél cuestiones como
  • El referéndum sobre la forma de Estado: Monarquía o República
  • El derecho de autodeterminación de los pueblos del Estado español
  • La depuración de los aparatos del Estado franquista
  • La depuración de los dirigentes políticos del franquismo
Por supuesto, había otras exigencias en la hoja de ruta de la llamada “izquierda radical” -dejo fuera al PCE de entonces, no sólo porque, de hecho, era ya socialdemócrata, sino porque sus coqueteos con la opción rupturista duraron poco y rápidamente se apuntó a la línea de reforma del régimen con los sectores aperturistas del propio franquismo- pero las principales que aglutinaban a la mayoría de las organizaciones políticas proruptura de entonces eran éstas.
En definitiva, las más importantes propuestas de la mayor parte de la llamada “izquierda radical” eran perfectamente integrables dentro del modelo del “parlamentarismo democrático-burgués”. Lenin aclara esta cuestión y su diferencia con el concepto de una auténtica democracia obrera:
Precisamente Marx que aquilató mejor que nadie la importancia histórica de la Comuna, mostró, al analizarla, el carácter explotador de la democracia burguesa y del parlamentarismo burgués bajo los cuales las clases oprimidas tienen el derecho de decidir una vez cada determinado número de años qué miembros de las clases poseedoras han de "representar y aplastar" al pueblo en el Parlamento. Precisamente ahora, cuando el movimiento soviético, extendiéndose a todo el mundo, continúa a la vista de todos la causa de la Comuna, los traidores al socialismo olvidan la experiencia concreta y las enseñanzas concretas de la Comuna de París, repitiendo la vieja cantinela burguesa de la "democracia en general". La Comuna no fue una institución parlamentaria”
Y añadió:
La "libertad de imprenta" es asimismo una de las principales consignas de la "democracia pura". Los obreros saben también, y los socialistas de todos los paises lo han reconocido millones de veces, que esa libertad será un engaño mientras las mejores imprentas y grandísimas reservas de papel se hallen en manos de los capitalistas y mientras exista el poder del capital sobre la prensa, poder que se manifiesta en todo el mundo con tanta mayor claridad, nitidez y cinismo cuanto más desarrollados se hallan la democracia y el régimen republicano, como ocurre, por ejemplo, en Norteamérica. A fin de conquistar la igualdad efectiva y la verdadera democracia para los trabajadores, para los obreros y los campesinos, hay que quitar primero al capital la posibilidad de contratar a escritores, comprar las editoriales y sobornar a la prensa, y para ello es necesario derrocar el yugo del capital, derrocar a los explotadores y aplastar su resistencia. Los capitalistas siempre han llamado "libertad" a la libertad de lucro para los ricos, a la libertad de morirse de hambre para los obreros” (Tesis e informe sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado”. V. I. Lenin)
Se podrá decir que la situación de la Rusia de 1919 era muy distinta a la de la España de 1975 y efectivamente es así, pero los comunistas jamás hemos ocultado cuáles son nuestros objetivos y en esto Lenin no hacía otra cosa que seguir los pasos de Marx y Engels en “El Manifiesto Comunista”:
Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente”.
Dictadura política (franquismo) o forma parlamentaria (lo que luego se instauró), ambas suponían asumir la pervivencia de la dictadura de clase de la burguesía sobre la clase trabajadora. Por mucho que una parte de aquella izquierda hablase de la necesidad de encausar a la oligarquía económica franquista, ello no significaba en sí mismo la exigencia de expropiación del capital y la socialización de los medios de producción.
Habrá quien suelte como arma arrojadiza aquello de las condiciones objetivas y las subjetivas, pero lo cierto es que cuando se colocaron en primer lugar las demandas democráticas en relación al Estado, se estaba viajando a ninguna parte con la mirada puesta en el hemiciclo parlamentario de la burguesía y en la posibilidad de entrar en él.
Habrá quien diga también que las demandas democráticas hubieran podido abrir el paso a reivindicaciones superiores. Con ser cierto que a la clase trabajadora le son útiles las libertades burguesas para disponer de un mayor grado de “movilidad” para expresar sus reivindicaciones, no lo es que tal tesis es una simple falacia. En ningún país del mundo en el que se respeten los límites legales y jurídicos que impone el Estado burgués se ha transitado hacia otro sistema económico socialista. Dos años antes de la muerte de Franco, el fin del gobierno de la Unidad Popular chilena, por un golpe de Estado militar, comprobó en sus propias carnes en qué acababa la “ilusión democrática”.
Hoy sabemos que ni siquiera intentar sujetar y civilizar a la bestia capitalista, ajustándose al modelo parlamentario de la democracia burguesa, es posible. Que se lo pregunten al gobierno venezolano. Es lo que tiene contemporizar con el capital y no acabar con su dictadura de clase. En palabras de Lenin, “salvo el poder, todo es ilusión”. Ocupar el Estado no es tomarlo ni tener el poder sino el gobierno.
En el fondo detrás de tales posiciones políticas, se asuman desde posiciones reformistas o de “ruptura política”, hay una concepción neutral del Estado, según la cuál se supone que el margen de maniobra es muy grande, tanto a la derecha como a la izquierda. Pero esa es, de nuevo, una falacia reformista que pretende ignorar que el Estado tiene siempre una naturaleza de clase y que en una sociedad capitalista, el Estado es siempre un Estado burgués, mientras no se destruya para sustituirlo por un Estado de clase distinto, el de los trabajadores:
Si te fijas en el último capítulo de mi Dieciocho Brumario, verás que expongo como próxima tentativa de la revolución francesa no hacer pasar de unas manos a otras la máquina burocrático-militar, como venía sucediendo hasta ahora, sino demolerla” (Carta de Karl Marx a Ludwig Kugelmann)
Y es que ésta es una condición indispensable, aunque no suficiente si no se toma, a su vez, el poder en las empresas para transformar la sociedad en un sentido revolucionario.
A la muerte del dictador gran parte de la llamada “izquierda radical” e incluso, en un primer momento” de la abiertamente reformista (PSOE, PCE) asumió un discurso “constituyente”.
Lenin fue, al respecto de los planteamientos constituyentes, muy claro:
La república democrática es la mejor envoltura política de que puede revestirse el capitalismo, y por lo tanto el capital, al dominar esta envoltura, que es la mejor de todas, cimienta su poder de un modo tan seguro, tan firme, que ningún cambio de personas, ni de instituciones, ni de partidos, dentro de la república democrática burguesa, hace vacilar este Poder” (“El Estado y la Revolución”. V. I. Lenin)
No se trata de negar las demandas democráticas que defendían los rupturistas pero colocarlas como exigencia principal frente a un programa de clase es tan reformista como las posiciones de quienes no cabe dudar que sí son reformistas.
Y es que la apelación al Estado burgués, se revista de dictadura o de democracia burguesa, de monarquía o de república, como eje principal de acción política, es asumir de hecho que la lucha no está tanto en trabajar para agudizar las contradicciones del capitalismo como en arrancar reformas o cambios al Estado burgués. Esto después de 1789 hubiera debido quedar claro.
Pues bien, hoy organizaciones que incluso como reformistas son más que moderadas, Podemos e IU, donde una ha renunciado abiertamente a un discurso de clase (la “gente”) y para la otra es terminología hueca a la que contradice su práctica diaria, reclaman abiertamente el mismo “proceso constituyente” que abrió en su día la Asamblea Nacional francesa y que pretendió en su momento gran parte de la llamada izquierda radical española. Y ello lo hacen en un momento en el que la crisis del capitalismo golpea más duramente incluso que en la transición sobre las conquistas históricas de la clase trabajadora, creando unos niveles de pobreza entre nuestra clase que no recordábamos quienes tenemos menos de 60 años. 
¿Es ese el discurso que necesita la clase trabajadora?, ¿de verdad creen estos vendedores de “ilusión” que cambiar aspectos concretos del Estado burgués, sin que éste cambie su naturaleza de clase, transforma algo que no sea la mejora de su estatus como profesionales bien pagados de la maquinaria institucional del capitalismo? ¿De verdad cree esa Coordinadora 25S que su convocatoria “Ante el Golpe de la Mafia, Democracia”, tiene algo que ver con las necesidades reales de la clase trabajadora? ¿Es que su patético reformismo no se ha dado ya de bruces en Grecia? ¿Acaso su “proceso constituyente” habla de algo que no sea de una crisis del régimen del 78, jugando a confundir al personal para que olvide que el régimen que, de verdad nos golpea, es el capitalista y que la mera fachada institucional, a la que se aprestan a dar un lavado de cara, no es otra cosa que su “consejo de Administración”, en palabras de Marx?
La charlotada del próximo día 29 de Octubre servirá para algo, ciertamente. En primer lugar, para que algunos se desahoguen, con un efecto similar al que tendría hacerlo en un campo de fútbol. El segundo para que se evidencie el divorcio real existe entre sus demandas democráticas y el abandono al que los demandantes de las mismas han sometido a los trabajadores. Renuncian a plantear la cuestión en términos de clase y a oponerse al vigente sistema capitalista, apuntando a la cuestión de fondo, la sobreexplotación de nuestra clase y el asunto de la propiedad de los medios de producción.
Gobernase quien gobernase, aceptando las reglas del juego de la legalidad burguesa, los nuevos sacrificios que se seguirán imponiendo a la clase trabajadora sólo podrán ser combatidos desde una política clasista y organizándonos de forma absolutamente independiente de cualquiera de las fracciones políticas que hoy representan al capital (inmovilistas, reformistas y pseudorupturistas). Es fundamental reorientar las reivindicaciones hacia la lucha contra este sistema de dominación económica, sin olvidar las necesidades inmediatas de los trabajadores, que no se reducen a echarles unas migajas o a transmitir el falso mensaje de que se limita el alcance de los recortes por supuestos acuerdos entre distintos grupos parlamentarios. 
Quien siga esperando cambios que vengan del parlamentarismo burgués volverá a desilusionarse y a ser cómplice del retraso en la organización de la clase trabajadora para recuperar la iniciativa en la lucha por su emancipación.  

25 de octubre de 2016

TE VAN A CRUJIR Y TÚ MIRANDO A PAMPLONA, IMBÉCIL

Por Marat

Seguro que cada uno tiene sus razones para pasar de tanta basura política.

Seguro que cada uno tiene sus motivos para preocuparse, asustarse o pensar que todo lo que nos sucede como país es una gran peonza política que gira en movimiento continuo sin ir a ningún lado.

Seguro que a muchos se les ha pasado por la cabeza mandar a tanto granuja al pedo.

Seguro que a ti, a mí, a nosotros,...a tantos, se nos ha ocurrido muchas veces que no merece la pena torturarse por el destino de una nave colectiva que se nos va al carajo.

Pero lo cierto es que ellos quieren vernos ignorar nuestro futuro y más cierto es aún que en esa nave no todos viajamos en la misma clase de pasajeros. Todos somos ciudadanos pero hay clases sociales y los intereses entre ellas son irreconciliables. Que a lo mejor no lo sabías o no lo querías saber porque te parece antiguo.

Si miramos sólo la apariencia de este sindiós político en el que un tipo aparentemente imbécil, más inteligente que sus oponentes, será investido Presidente con la complicidad de un partido que se hace el harakiri por mandato superior, otro que jugó con los dos anteriores vive sin vivir en sí y el que pretende vender que es diferente sólo intenta heredar el estatus del que va camino de convertirse en irrelevante, sólo encontraremos el humo de la mentira que se desvanece entre los dedos de nuestras manos.

Si eres de los que crees que los políticos de todos esos grupos políticos son unos sinvergüenzas, no te faltará razón, pero no dejarás de ser uno de esos ciegos a los que el sol calienta en sus ojos muertos sin darles el más leve rayo de luz. Te quedas en la superficie de las cosas. Tu indignación de taberna es incapaz de comprender más allá de tu deseo de ahorcar a algún político. Me preocupa más que puedas entender hasta dónde ha de llegar tu rabia y quieras detenerla antes porque seas uno de esos que piensan que siempre hay que acercarse al que tiene dinero y que el actual sistema económico te parece bien mientras te caiga algo de pitanza.

Admito que ante gente como tú me irrito menos que ante los cándidos y los cínicos (de todo hay en la viña del señor) de la ilusión democrática; esos que dicen que con un poco de honestidad de los políticos, algo de corazón de los empresarios, unas dosis de economía colaborativa (la ponzoña de la “economía del bien común” ya se les va gripando como expresión), un par de bobadas sobre participación en proyectos municipales en los que no opina casi nadie y dos propuestas sobre transparencia (cómo legalizar la corrupción) se acaban todos los problemas y hasta se le cura el acné a Carlitos, que lo suyo era un poema.

La ingenuidad sobre el proceso político español, la mala baba que sólo se acaba en los políticos o la estupidez que habla de crisis de régimen cuando el capitalismo goza de la mejor de las saludes como sistema incuestionado (la fórmula del capitalismo refrenado es complicidad obscena a estas alturas) no resuelve nada. Los millones de españoles en paro, los cientos de miles que ya no cobran o nunca cobrarán desempleo, los enfermos que mueren por desatención médica en una sanidad pública que está siendo destruída, los también millones de españoles que no cobrarán una pensión, la enorme cifra de personas que están bajo el umbral de la pobreza; todos esos, y muchos otros castigados por algo que llamamos crisis pero queremos ignorar qué la produce, no creo que vayan a ser mejor o peor tratados si les gobernase el PP, con mayor o menor colaboración del PSOE, o una coalición de un montón de alternativos a no se sabe qué, con o sin coleta.

Nos van a fundir de nuevo. Nos van a meter un recorte de al menos 15.000 millones de euros antes de que acabe 2017. Van camino de acabar con las pensiones (contigo no va si tienes menos de 40 años, crees, pobriño). Nos van a crujir de nuevo con el IVA. Hay planes para recortar aún más el gasto en sanidad y en farmacia. Puedes seguir haciéndote selfies y contemplando el universo de las pelusillas de tu personal ombligo, despreciando lo que pasa a tu alrededor.

Pero como el objetivo de los recortes no se limita a pasar del 4,6% del déficit presupuestario de 2016 al 3,1% en 2017, los recortes no se quedarán ahí sino que continuarán porque el objetivo real es el déficit 0%. Eso significa que, sobre las cifras anteriores, los recortes han de llegar a 26.000 millones más. Suma y sigue ¿Qué te parece?

Por encima de los políticos que hacen como que gobiernan está un sistema económico (se llama capitalismo) que sólo puede obtener ganancias arrebatándote las migajas con las que te conformaste en su día y que te parecían grandes porque hubo una época en la que podías gastar más allá de tus necesidades. La fiesta hace tiempo que acabó pero puede que aún creas que la cosa puede mejorar. Van ya 8 años de la crisis y a ti te va a ir a peor, a mucho peor de lo que imaginabas. Y en eso poco importa quién gobierne o si lo hace sin mayoría absoluta porque todos los partidos que aceptan este sistema económico están para obedecer al capital.

Puedes seguir disfrutando de García Ferreras en Al Rojo Vivo, de Mujeres y Hombres y Viceversa, del Sálvame o del Salvados para progres pero, si no te organizas, si no estás dispuesto a salir a la pelea, apártate y no entorpezcas porque toca pelear y zombies y esquiroles no aportan nada.

¿A ti no te han dicho que hay una cosa que se llama capitalismo y que te va dejar hech@ unos zorros, pimpollo?

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Puede que también le interese: VUELVE EL FRAUDE DEL DILEMA REFORMA O RUPTURA http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2016/10/vuelve-el-fraude-del-dilema-reforma-o.html

24 de octubre de 2016

EL INQUIETANTE RETRATO DE UNA SOCIEDAD DE AUTÓMATAS ALIENADOS (VÍDEO)

Imagen del videoclip "Are You Lost In The World Like Me?"
Juan Andrés Pérez Rodríguez. canarias-semanal.org

El más reciente videoclip del cantante de música electrónica estadounidense Richard Melville Hall, más conocido por sus seguidores como Moby, puede interpretarse como una paráfrasis artística de la concepción de Marx acerca del fetichismo. Cuanto más se enajenan las personas proyectándose en las mercancías que adquieren, más le pertenece a estos objetos su propia existencia.

En el videoclip del célebre músico se representa una sociedad, como la actual, aparentemente interconectada pero que, en realidad, se ve reducida a individuos atomizados, que actúan como autómatas dependientes de los teléfonos móviles y otros aparatos electrónicos similares. La obra pone de manifiesto la frivolidad, la soledad y la angustia que este tipo de vida puede generar en los sujetos.

La canción , publicada en el canal de YouTube del artista, "Are You Lost In The World Like Me?" (¿Te encontrarás perdido en el mundo como yo?), forma parte de su último trabajo discográfico de estudio, These Systems Are Failing (Estos sistemas están fallando), lanzado el pasado 14 de octubre.

La labor de animación del vídeo ha corrido a cargo de Steve Cutts, un artista de la imagen londinense que se inspira en los dibujos animados de los años '30 de Max Fleischer-(productor de cortometrajes de animación de Betty Boop y Popeye, el marino-. A través de sus imágenes, y en correspondencia con el texto de la canción, Cutts logra recrear artísticamente el asfixiante y vertiginoso mundo que emerge de las sociedades de consumo.

En opinión de Cutts, el vídeo que acompaña al texto y la música de Moby es un intento por mostrar "el incremento de la dependencia a la tecnología y la falta de interacción humana".

Para nadie es un secreto que hoy un porcentaje creciente de las poblaciones de los países desarrollados comienza a desarrollar diferentes niveles de adicción a sus smartphones Varios estudios al respecto lo confirman. A día de hoy, un 77% de las personas que posee un teléfono inteligente padece temor y ansiedad ante el hecho de no poder consultarlo cada vez que lo desea. A ese estado emocional se le denomina “nomofobia”.

El Estado español no es una excepción en lo que respecta a este nuevo tipo de adicciones relacionadas con las nuevas tecnologías. Este país ocupa el primer puesto europeo en lo que respecta al número de adolescentes adictos a Internet. El 21,3% de los jóvenes está "atrapado" en la Red, frente a la media del 12,7% del resto de la UE.

Lo peligroso de esta dependencia a los smartphone o la Red es su fuerte carácter adictivo, comparable a con los trastornos relacionados con la ludopatía y que, igualmente, pueden llegar a producir altos grados de angustia. Especialmente, si pensamos que cuando alguien está solo, ensimismados con el teléfono, el “yo” se siente “glorioso”, sin apercibirse de que se hunde en un pantano del que será muy difícil salir.

Está claro que la cuestión de las adicciones no se puede abordar solamente desde un punto de vista moral. Sin embargo, ello no impide que en la en la lucha contra las nuevas formas de alienación, propias de las sociedades capitalistas contemporáneas, el arte pueda jugar un papel importante.

Dentro del mundo de la de la industria musical de reproducción en seria, la obra de Moby - de canciones progresivas, rockeras, de estilo techno o de género ambiente - se presenta, de alguna manera, como reveladora del fetichismo burgués.

Seguramente, su trabajo no se podría enmarcar rigurosamente dentro del llamado arte político-crítico. Ese “arte que desafía las tramas de poder y dominancia ideológico-sociales y culturales, generando alternativas de sentido en las brechas e intervalos del sistema hegemónico”. Pero no es desdeñable, en cualquier caso, como un disparo de significación que interpela a la reflexión crítica.

20 de octubre de 2016

LA ZOMBIFICACIÓN DEL SECTOR BANCARIO EUROPEO

Alejandro Nadal. La Jornada

Hoy las hojas de balance de los bancos en Europa están en malas condiciones. La cartera vencida que aqueja al sector bancario alcanza niveles muy altos en muchas regiones de Europa. Otro componente es un monumental revoltijo de derivados cuyo precio ni siquiera se puede determinar. Y la rentabilidad en el sector sigue muy castigada y amenaza los bajos niveles de capitalización. La situación es crítica.

El sector bancario en algunos países europeos está saturado y muchos bancos ni siquiera operan con un modelo de negocios eficiente. Por eso ni siquiera han podido pasar de manera decorosa las pruebas de estrés (que no son muy estrictas). Lo más grave es el volumen de la cartera vencida, resultado en buena medida de la irresponsabilidad de los bancos y de la incapacidad de pago de los deudores que siguen agobiados por la crisis macroeconómica, la austeridad y el desempleo.

Los bancos afectados se encuentran distribuidos en toda la Unión Europea. Desde el Commerzbank alemán y el holandés ING, hasta el emblemático Deutsche Bank, grandes, medianos y pequeños, son legión los bancos europeos que se encuentran en dificultades por muchas razones.

En el caso de Deutsche Bank destaca la multa de 14 mil millones de dólares que le impuso el Departamento de Justicia estadunidense por su papel en la venta de títulos respaldados por hipotecas de mala calidad antes del estallido de la crisis. La multa provocó una caída de 42 por ciento del valor de las acciones de Deutsche Bank. Y como sus hojas de balance incluyen una montaña de derivados cuyo precio es un enigma, carece de buenos incentivos para atraer inversionistas.

Quizás la situación más grave se encuentra en Italia, donde la cartera vencida alcanza el 17 por ciento del crédito total (su valor real se reduce hasta 22 por ciento del valor nominal). Hasta el banco más viejo de Europa, la Banca Monte dei Paschi di Siena (fundada en 1472) se encuentra en una muy difícil situación con más de 46 mil millones de euros de préstamos malos.

Las dificultades de los bancos italianos son bien conocidas. El monto de créditos con problemas es de 360 mil millones de euros y sigue creciendo. Muchos bancos han descontado parte de la cartera vencida hasta en 44 por ciento, pero muchos analistas de mercado consideran que el valor real se acerca más a 25 por ciento (lo que reduce esos créditos al rango de cartera incobrable).

Para el caso de muchos pequeños bancos italianos, los accionistas son pequeños ahorradores que verán sus ahorros evaporarse si el gobierno no acude al rescate. Por eso Roma está buscando la manera de darle la vuelta a las estrictas reglas impuestas por la Comisión Europea en Bruselas que impiden el empleo de recursos públicos para recapitalizar un banco en problemas. Hoy hasta se habla de un enfrentamiento inminente entre Roma y Bruselas.

Desde 2007 la Unión Europea (UE) ha inyectado cantidades astronómicas para apuntalar a los bancos. Esa es una de las razones por la que la crisis financiera se transformó tan rápidamente en una crisis fiscal y después en una crisis de deuda soberana. En total, el apoyo al sector bancario en la UE ya se ha comido la friolera de 2 billones (castellanos) de euros entre ayudas para capitalización, créditos suaves y garantías. Todo esto no sólo no ha podido servir para reactivar la economía, sino que ni siquiera ha sido suficiente para estabilizar y sacar de peligro a los bancos europeos. Hoy por hoy la tan celebrada (en su momento) Unión Bancaria Europea no ha rendido frutos, ha propiciado la inacción y se ha convertido en una fuente de inestabilidad.

Una parte del problema es que el sector bancario en varios países de Europa (especialmente Alemania) se encuentra saturado de prestamistas, lo que dificulta el acceso a economías de escala y hace que la rentabilidad se pulverice. Pero la consolidación excesiva lleva al gigantismo y al riesgo sistémico cuando hay amenaza de quiebra.

La respuesta de política macroeconómica a la crisis en Europa agravó la situación de los bancos. Primero la austeridad fiscal intensificó la recesión, con sus secuelas en materia de desempleo. Las repercusiones sobre la cartera vencida de los bancos no se hicieron esperar. Después la postura de política monetaria con tasas de interés cercanas a cero e incluso en nivel negativo castigó todavía más la ya maltrecha rentabilidad de los bancos. Claro, el Banco central europeo (BCE) niega este daño colateral cada vez que sale a relucir el tema. Pero el FMI considera que los bancos europeos no podrán generar suficiente rentabilidad aún en el caso de que la economía europea fuera el escenario de un crecimiento robusto, prospecto que no se ve nada probable para los próximos años.

Las lecciones de la crisis de los bancos en Europa son claras. La ayuda con recursos públicos puede mantener como zombies a los bancos con problemas para proteger a los banqueros ricos. Pero eso no ayuda a nadie en la economía. La conclusión es inmediata. Esta actividad tan rentable y pro-cíclica no puede estar en manos privadas.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Por más que nuestros “progres” keynesianos, como el señor Nadal, insistan en la naturaleza financiera de la crisis, los marxistas sabemos bien que la causa real de la crisis estaba en la sobreproducción de valores de uso. El ejemplo más evidente es que lo que se llamó crisis de las hipotecas subprime, que los vendeburras de la economía capitalista y el keynesianismo también lo es, venden como crisis financiera. ¿Qué producto compraban quienes adquirieron hipotecas subprime, señores? Repitan conmigo: V-I-V-I-E-N-D-A-S.

¿Qué significa esto? Que la capacidad de producción del sistema productivo capitalista no podía vender todos sus productos de forma rentable en el mercado porque una parte de la demanda carecía de la capacidad económica para absorberla. Dicho de otro modo: al capitalismo no le resultaba posible convertir todas las mercancías en dinero. Y esto, señores, acaba por afectar a la capacidad del capital para reproducirse. Por este motivo desde los años 70 al menos al consumo se le estimuló para comprar a crédito. Un ejemplo de cómo funcionó la cuestión de la compra de vivienda en España lo tenemos en cómo se pasó de unos 8-10 años en amortizar una vivienda media para una familia de la clase trabajadora a los 25-30 años en que se estaba demorando su pago cuando estalló la crisis en España. Aún así, amplios sectores de la clase trabajadora de los países de capitalismo desarrollado seguían sin poder alcanzar el deseado sueño de la “democracia de consumo”. Ante ello, los bancos decidieron asumir riesgos en la concesión de los créditos por encima de un nivel racional de expectativas de amortización de los mismos y, para cubrirlos y deshacerse de algo que les quemaba las manos, los vendieron a terceros (fondos de inversión, entre otros), titularizando el crédito y no informando al nuevo comprador de las hipotecas del riesgo real de las deudas contraídas por el hipotecado. Lo demás ya es conocido por la gran mayoría de los interesados en conocer las características de esta crisis.

La cuestión de si el origen de la crisis estaba en la producción o en el sistema financiero no es baladí ni corresponde a una discusión de tipo “académico” sino que va directamente al meollo de lo que es el capitalismo: un sistema de producción determinado con unas relaciones de producción concretas que es incapaz de resolver a largo plazo su contradicción principal, que consiste en que mientras la producción es social (colectiva), la forma capitalista de apropiarse el producto del trabajo (el beneficio) es privada. Dado que los salarios son los que son, ya tenemos montado el cuello de botella a medio-largo plazo.

En todo caso, la utilidad del artículo del señor Nadal estriba en darnos un retrato bastante aproximado de cómo están las cosas ahora mismo en la banca europea.