Carlos Sánchez. El Confidencial
La crisis ha hecho estragos en el mercado laboral. Pero no sólo
por la destrucción de puestos de trabajo, sino también por los elevados índices
de precariedad. Un
dato lo acredita: cuatro de cada diez contratos de trabajo de naturaleza
temporal duran ya menos de un mes. En concreto, el 40,4% de los contratos
eventuales duró menos de 31 días durante
los primeros once meses del año.
Lo relevante, sin embargo, no es sólo el porcentaje, sino también la evolución. Al comenzar la crisis, en 2008, apenas el 32% de los trabajadores tenía un contrato inferior a un mes, pero desde entonces el proceso de deterioro del mercado de trabajo no ha dejado de crecer de forma imparable. En 2012, el año en que se puso en marcha la reforma laboral, la inestabilidad laboral en su grado máximo (menos de siete días) afectaba el 39,7% de los temporales. Es decir, un punto menos que ahora, pero con una trayectoria ascendente.
Lo relevante, sin embargo, no es sólo el porcentaje, sino también la evolución. Al comenzar la crisis, en 2008, apenas el 32% de los trabajadores tenía un contrato inferior a un mes, pero desde entonces el proceso de deterioro del mercado de trabajo no ha dejado de crecer de forma imparable. En 2012, el año en que se puso en marcha la reforma laboral, la inestabilidad laboral en su grado máximo (menos de siete días) afectaba el 39,7% de los temporales. Es decir, un punto menos que ahora, pero con una trayectoria ascendente.
Los datos más recientes indican que de los 1,46 millones de
contratos temporales que se firmaron en octubre de este año, nada menos que
545.344 duraron menos de un mes. Aunque es todavía más significativo que 351.646 contratos tuvieron una duración incluso menor de
una semana, lo que significa que el 24% de los contratos eventuales tiene una
vigencia inferior a sólo siete días. Durante ese tiempo, como es lógico, no
computan como trabajadores en paro.
Otros 67.334 contratos de trabajo tienen una duración situada
entre una semana y quince días, mientras que 126.364 están en vigor entre dos
semanas y cuatro. Apenas 56.800 duran más de seis meses sin contar los de duración indeterminada (fundamentalmente de obra y servicio o
eventuales por circunstancias de la producción).
El mapa de la precariedad
¿Y a qué sectores afecta en mayor medida la inestabilidad
laboral? Los datos
de los servicios públicos de empleo muestran que la duración media de los
contratos temporales se sitúa en 59 días, pero en el caso de la agricultura(un sector cada vez más residual en la
economía española) asciende a 27 días. En el otro extremo está la industria, donde la duración media de los
contratos temporales alcanza los 102 días, mientras que en el caso del sector servicios esta
es de 60 días. En la construcción, se sitúa en 82 días.
La degradación es todavía mayor si se tiene en cuenta que no todos los contratos de trabajo son de jornada completa. Prácticamente la tercera parte son parciales, lo que pone de relieve el grado de inestabilidad laboral.
Cabe destacar, igualmente, otro factor que está emergiendo con la crisis. La precariedad, que durante los años de expansión económica se cebaba en empleos no cualificados u ocupados por jóvenes, afecta ya a todos los segmentos de edad. Hasta el punto de que más de la mitad de los contratos que duran menos de siete días (el 52%) los han firmado trabajadores con 35 años o más. Es decir, están al inicio de la parte central de su carrera laboral.
Tanto las actividades relacionadas con la hostelería como
las que se dedican a tareas administrativas y de servicios son las que utilizan en mayor medida
los contratos de más baja duración (siete días). Incluso hay 120 directores o
gerentes de empleo que han firmado un contrato inferior a una semana.
Hay que tener en cuenta,
en todo caso, que de los 1,5 millones de contratos que se firmaron en octubre,
apenas 119.000 fueron de naturaleza indefinida, independientemente de si están
bonificados o no o son conversiones. Es decir, casi el 92% de los contratos que
se firman en España son temporales.
La contratación temporal no sólo afecta a la precariedad laboral, sino también a la productividad del país. Y eso explica la creciente diferencia entre empleo en términos de Encuesta de Población Activa (que sólo cuenta a quienes tienen un puesto de trabajo independientemente de su naturaleza) y el empleo a tiempo completo que refleja