NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Es llamativo que el término”
revoluciones de colores” sea admitido en
los medios “alternativos” de la “izquierda” para referirse a lo ocurrido en
muchos países en los que ha habido revueltas inducidas a través de Internet,
con los jóvenes como masa activa (los menos formados políticamente y los más
fáciles de manipular) y medios exteriores de apoyo pero no lo sea en el caso
español.
Cualquiera con dos dedos de
frente entenderá que ciertas reclamaciones en España de “democracia real”,
cuando lo que soportábamos y soportamos principalmente es una crisis
capitalista, por encima de la institucional, a la que las manifestaciones que
se iniciaron hace casi 2 años pretendían afrontar con reformas cosméticas, se
parecen mucho a las llamadas revoluciones de colores, iniciadas con la naranja
de Ucrania y continuadas tanto en el Este de Europa como en los países árabes.
Da lo mismo. Muchas webs de
la “izquierda alternativa” continuarán reproduciendo artículos (no muchos, para
evitar que acaben surgiendo las comparaciones entre allí y aquí) como el que les presento sobre las “revoluciones
de colores”, tanto del Este como del mundo árabe, pero evitarán hablar del caso
español. Es lógico. En España, las falsas izquierdas han sido cómplices
necesarias en unas “revoluciones” diseñadas por las élites globalistas USA y
narradas en directo por los medios del capital.
Se permiten ser antiimperialistas en la solidaridad internacional pero cuando les enredan en revoluciones de colores diseñadas desde el centro mismo del Imperialismo entran gustosas al enredo e incluso algunos de ellos, cínica o estúpidamente, se atreven a insinuar que, si ello es así, el propio movimiento puede volverse incontrolable para quienes lo diseñaron. Ya hemos visto en qué ha acabado y qué defiende. Ello explica que en sus
movimientos indignados hayan existido también sus alas derechas, justo las que
han impregnado de reformismo institucional sus propuestas, sin tocar el
capitalismo, la propiedad y las relaciones sociales de producción, claro ésta.
Mientras las falsas izquierdas ponían su militancia en la calle para defender
las porquerías de la “democracia líquida”. Si no defendieron otras propuestas
es porque tales “izquierdas” están tan
degeneradas que no reconocerían un programa de transición al socialismo ni aunque
les estuviera mordiendo sus narices.
Sin más les dejo con este
interesante artículo.
CÓMO PREPARÓ EE.UU. LA “REVOLUCIÓN TWITTER" EN
MOLDAVIA
Simon de Beer.
michelcollon.info
Hace
exactamente cuatro años, miles de jóvenes moldavos manifestaban en las calles
su oposición a la victoria de los comunistas en las elecciones. Estas
manifestaciones fueron presentadas como un nuevo episodio de las “revoluciones de colores” que desde hacía
diez años barrían a una serie de regímenes considerados “no democráticos“ en Europa del Este. Revoluciones cuyo terreno
había sido preparado en todos los casos por los EE.UU. detrás de las bambalinas
y que nada tenían de espontáneas. Una situación que también se dio en Moldavia,
país ubicado en el límite entre Europa y Rusia.
En
el momento de estos acontecimientos, en abril de 2009, Moldavia se hallaba
gobernada desde hacía una decena de años por el Partido Comunista, que parecía
predispuesto a ganar una vez más las elecciones. Este partido, que había
adoptado la economía de mercado llevaba a cabo una política considerada por
Washington demasiado independiente. Bajo su dirección Moldavia se negaba a
unirse a la OTAN, mantenía profundos vínculos con Rusia y según la definición
de Soros se limitaba a “una europeización
solo de fachada”. De modo que los EE.UU. preferían poner a la cabeza del
país la Alianza para la Integración europea (AIE) una coalición de partidos de
derecha que le era absolutamente fiel.
Un
año antes de las elecciones el embajador de los EE.UU. organizó una reunión
para “debatir el tema de la ayuda de los
EE.UU. en relación con las elecciones parlamentarias del 2009”. Asistían
tres miembros eminentes de la USAID, los dirigentes de la fundación Eurasia del
IREX, del Instituto Democrático internacional (NDI) y del Instituto republicano
internacional (IRI). Luego de reconocer que “las
elecciones nacionales de 2009 serían severamente disputadas” y que “el partido en el poder estaría tentado de disponer
de todos los medios para perpetuarse”, se pusieron de acuerdo en una serie
de medidas para “preparar” dichas
elecciones. Esas medidas estaban dirigidas a favorecer a los partidos de la
oposición (ayudar a la creación de una coalición, visualizar las preferencias
de los electores indecisos, crear secciones locales, etc) o a formar
observadores que “supervisaran” el
escrutinio. El embajador se comprometió a hacerse cargo de la coordinación de
toda la asistencia y prometió ofrecer becas a las ONG cuyas actividades se
orientaran en el mismo sentido.
Las
organizaciones estadounidenses se pusieron a trabajar durante los meses
siguientes. El IREX con la ayuda de la USAID lanzó la campaña “Hai la vot!” (Vamos a votar) destinada
a motivar a los indecisos y a los abstencionistas. Una camioneta llena de jóvenes
activistas recorrió las carreteras de Moldavia para convencer a la gente de que
fuera a votar y sobre todo de que votara reflexivamente. Presentada como no
partidista, esta campaña priorizaba a los jóvenes, base electoral de la Alianza
para la Integración Europea. Los partidos de la oposición tuvieron igualmente
derecho a organizarse. De modo que en un encuentro privado ocurrido unos meses
después de las elecciones, el presidente del Partido Liberal dio las gracias
personalmente al embajador de los EE.UU. por la asistencia que había prestado a
su equipo, en particular el Instituto Democrático Internacional y el Instituto
Republicano Internacional.
Sin
embargo, como era probable una nueva victoria de los comunistas, fue en la “supervisión” del proceso electoral
donde los EE.UU. hicieron la mayor inversión. Su objetivo no era tanto
verificar la validez de la elección como encontrar los errores a cualquier
precio. De tal modo pensaban favorecer el desencadenamiento de una “revolución de colores” como había sucedido,
con su apoyo, en Ucrania, Georgia y Kirzikistán.. En julio de 2008 un antiguo
miembro del Instituto Republicano Internacional denunció a la prensa la
preparación de esa revolución con el apoyo de la USAID, el IRI y el NDI, que
ocasionó preocupación en la embajada de Estados Unidos. Sin embargo las
organizaciones estadounidenses pudieron seguir normalmente su trabajo.
Un
verdadero ejército de observadores la “Coalición
Cívica 2009” se puso en marcha con el apoyo de la NED, la USAID
y la Fundación Eurasia. Esta coalición totalmente financiada por
Washington reunía un total de 70 ONG. Preveía controlar las elecciones con la
participación de 2.000 observadores y tener informada a la opinión pública de
las irregularidades que se comprobaran. Los EE.UU. distribuyeron también en
toda Moldavia decenas de observadores internacionales escogidos por la USAID,
muchos de los cuales fueron reenviados a las fronteras por haber estado
implicados en las revoluciones ucraniana y kirguiza.
El
5 de abril, día de las elecciones, comenzaron a actuar los 2.000 observadores
de la Coalición. Se publicaron cuatro comunicados de prensa dando cuenta de las
más pequeñas irregularidades comprobadas. Aunque no culpaban solamente al
Partido Comunista, los comunicados daban a entender una situación globalmente
negativa. El 7 de abril, cuando los primeros resultados daban vencedor al
Partido Comunista, se publicó un nuevo comunicado informando de que las
elecciones no habían sido “equitativas”
ni “libres en su conjunto”. No se
volvieron a referir a ninguna crítica vinculada a los partidos de la oposición
sino solamente a las que acusaban a los comunistas. Dicho comunicado fue ampliamente difundido por el conjunto de los medios que apoyaban la Alianza y
ampliamente en las redes sociales.
Como
reacción a la sospecha de fraudes difundida por los medios, miles de jóvenes
moldavos salieron a las calles a reclamar nuevas elecciones. Los manifestantes
se reunieron frente al Parlamento que fue saqueado por una pequeña minoría.
Entre los saqueadores había nacionalistas pro rumanos y miembros bien conocidos
de organizaciones de extrema derecha como Noua Dreapta. Estos últimos trataban
visiblemente de provocar a las fuerzas del orden para incentivar la cólera de
los manifestantes. Estas revueltas no prosperaron y al final solo quedó el
nombre de una “revolución”. Luego del
escrutinio nuevamente el partido Comunista fue declarado ganador Por su parte
una misión de observación conducida por la OSCE, la Unión europea y el Consejo
de Europa llegó a la conclusión de que las elecciones se habían llevado a cabo
de modo satisfactorio y sin mayores incidentes quitando a la oposición sus
principales motivos de protesta.
Solo
luego de las elecciones anticipadas de 2010 –sin relación con los
acontecimientos de 2009– el campo pro occidental logró encabezar el país, al
final de una campaña otra vez con un gran apoyo de los EE.UU. Al año siguiente,
cuando estuvo de visita el vicepresidente Joe Biden de los EE.UU. no podía
ocultar su alegría: “¡Es realmente un
privilegio estar aquí en este momento determinante de vuestra historia!,
exclamó, ¡La libertad se siente en el aire!”. Después añadíó que Moldavia
se hallaba en el buen camino pero que había aún mucho por hacer, agregó “Estaremos a vuestro lado hasta que el trabajo
haya concluido”. Una buena prenda de libertad sin duda.