NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Conste que no soy castrista, pero considero a Cuba, con todos sus enormes defectos y carencias, uno de los pocos territorios en los que aún es posible encontrar un rastro de la justicia social en la que creo. Lejana, muy lejana aún al comunismo pero en una línea que no es divergente con ese camino, siempre que los proyectos de modernización y rectificación de Raúl no le conviertan en otro Deng Xiaoping en camino a un capitalismo de aromas chinos. Este artículo es una inteligentísima crítica, en mi opinión, de un cubano que vive en Chicago pero que sigue estando con la Revolución. Hay en su artículo una visión, de fondo, muy acertada de cómo el capitalismo, ante su bancarrota, trata de reinventarse a través de la reintroducción de las "revoluciones burguesas" de 1848 para evitar nuevos estallidos de revoluciones proletarias, tanto en el centro como en su periferia. Se les olvida que, cuando los trabajadores son desposeídos de sus derechos, y aherrojados por el yugo de la pobreza, las palabras democracia y libertad se convierten en un sarcasmo que, más temprano que tarde, acabarán sembrando las calles de rabia roja. Como decía el moro (Marx), "la historia se repite siempre dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa". En fin que, como siempre, me enrollo. Lean y disfruten el bello texto de Ernesto González: http://www.kaosenlared.net/noticia/el-dulce-pajaro-de-la-libertad
De estas mujeres que protestan en La Habana, antes por sus maridos y familiares presos, ahora por una libertad que no estoy seguro de que exista, prefiero pensar que se han llenado de ignorancia, porque no puedo creer (no completamente) que el móvil sea solo dinero. La ignorancia no permite ver la realidad total sino el segmento donde el Yo reina, reinado pequeño e insignificante que la realidad, tarde o temprano, se encarga de desmontar a través del dolor.
El respeto que siento por la femineidad, por lo que esa parte de la naturaleza humana significa y realiza en este planeta tan jodido, me lleva a pensar que más que (o además de) cobradoras de un amo, a estas damas se les ha hecho imposible saber cómo van las cosas en el mundo, y preguntarse qué es (REALMENTE) la libertad.
Quienes conocen de eso señalan que de lo único que podemos librarnos es del condicionamiento, que los seres verdaderamente libres tienen la inocencia de los niños pero la conciencia de lo vivido. ¿Sabrán ellas que ya están esclavizada$$?
Si es capitalismo lo que buscan, no han acertado a comprender que no va a ser el de Suecia, el de Francia ni el de Noruega el que llegaría a Cuba. Les sugeriría mirar hacia la reciente matanza de Monterrey, hacia la violencia EXTREMA que hay en otras islas del Caribe.
Supongamos lo imposible. Que llegan las LIBERTADE$$. Que la disidencia-fragmento-tópica (ya típica) pueda expresarse en las urnas, ¿qué propuesta llevarían? Repetirán los mismos tópicos que oímos aquí, se atacarán furiosamente por el poder, prometerán primero lo que lo$ interese$ creado$ no permitirán cumplir después, organizarán el mismo espectáculo que vemos cada cuatro años, en los Estados Hundidos, jurando cambios, mejoras, trabajos, LIBERTAD DE EXPRESIÓN, de movimiento, mercado (mucho), DERECHOS.
¿Qué quieren decir esas frases, en realidad, o sea, en la REALIDAD MUNDANA, COTIDIANA, SIMPLE del ciudadano común, qué quiere decir tener derechos? ¿Que el banco se quede con la casa que han pagado durante quince o veinte años? ¿Que de un día para otro tengan que irse a vivir bajo un puente? ¿Qué le pregunten si tienen UN SEGUNDO SEGURO médico para los co-pagos y otros drenajes que nunca terminan? ¿Que la televisión les programe los calmantes, los energizantes y los neutralizantes? ¿Que un gurú les diga lo fácil que es convertirse en millonario? ¿Que acepten que un Subaru va a darle felicidad de por vida?
Sigamos suponiendo. ¿Cómo va a afectarse la vida de estas mujeres protestonas? ¿Tienen hijos, nietos? ¿Saben lo que será de ellos? ¿Cómo los visualizan disfrutando de esa libertad que piden? ¿Trancados en una habitación cuatro horas al día, enREDados en la maravillosa Red de Redes? ¿O expuestos a las adicciones? ¿Cuántas son? ¿Las conocerán? ¿Querrán verlos gordos, embobecidos, taciturnos, paseando perros el sábado por la noche en vez de estar compartiendo con sus amigos y sus novias?
He visto jóvenes en el tren comiendo snacks, compartiéndolos con esa naturalidad que solo ellos son capaces de mantener aun en este territorio supremamente marcado por la individualidad. Esos jóvenes que no han almorzado sino un puñado de porquería salada ESTÁN DESPERTANDO; no son muchos por ahora, pero los he visto asistiendo a películas provocadoras, al Festival Cubano con T-Ché(rs) y otros símbolos intratables en esos predios, preguntándose por qué no saltan a las calles como los chilenos de su misma edad, exigentes de un gobierno que se responsabilice en algún grado con el futuro que ellos representan.
La cultura dominante ya no tiene nada que aportar como no sea condicionamiento constante que nos capacite para comprar Más, Más Rápido y de forma Más CONVENIENTE (y estar Más solos que nunca apretando teclas y ansiosos por la próxima y millonésima foto de match.com.) .Occidente implanta con la tecnología de la soledad y las compras, la Presidencia del Yo que vive en su concha donde satisface cómodamente sus necesidades biológicas, y que solo abrirá la boca para confirmarle a los demás lo bien que vive y lo feliz que le hace LO SUYO. Si esta felicidad es real, por qué entonces tanta constante intoxicación visual/líquida/polvorienta…¿? (la lista es legión).
El Yo está vacío, no puede hacer contacto con la humanidad que compartimos todos, sus paredes son cada vez más altas, como lo son sus miedos, sus angustias. Y el vacío no se llena. Es imposible.
No sé cómo se llamará el sistema económico/político/social que permita a los niños, esos recién llegados a esta debacle que hemos creado, permanecer felices más tiempo de la cuenta, aunque no sea tanto como el que merecen; no sé si ese sistema no se ha inventado, se está inventando o definitivamente es imposible de lograr. Sé que los he visto felices bajo un frío horrible, jugando con la nieve, junto a las quejas de sus padres por la congelación y la grisura que los pequeños parecen ignorar; y los he visto bajo un calor tremendo, en Cuba, correteando, riéndose, sin pensar en el último NINTENGO salido al mercado, sin saber lo que es POSEER ni identificarse con los objetos y convertirse en uno de ellos. Es como si estuvieran por encima de la pobreza, de la riqueza, de la acumulación o la dejación.
No sé tampoco cómo ha de llamarse el estilo de vida que le permita a los jóvenes conocerse sin que medie el millón de fotos de match.com o el flirt de Facebook o de otro millón de redes sociales diseñadas para tenerlos aislados (¿privacidad?) en sus habitaciones; no sé cómo se podría llamar (ni me importa nombre alguno), ese estilo de vida que permita la espontaneidad, la conversación lenta en un Malecón inmenso, los dedos que tocan una piel cercana, un beso que no mira el reloj, la interacción humana con el vecino, con el amigo y el enemigo. No sé cómo se llama ese sistema que nos permitiría a todos vivir como seres humanos y no como tragantes insaciables y cada vez más inconfesablemente infelices.
Ernesto González, escritor cubano residente en Chicago, publica artículos en revistas locales y electrónicas, ha enseñado español en la East-West University y en la escuela Cultural Exchange, y fue asesor de la prueba de español creada por Riverside Publishing Sus novelas están disponibles en amazon.com (EEUU) y lulu.com (Europa y Latinoamérica), y pueden leerse fragmentos en Google Books. Su último texto “Rosario, Fuego y Vacilón” en:
http://www.lulu.com/product/paperback/rosario-fuego-y-vacilon/16439148
El respeto que siento por la femineidad, por lo que esa parte de la naturaleza humana significa y realiza en este planeta tan jodido, me lleva a pensar que más que (o además de) cobradoras de un amo, a estas damas se les ha hecho imposible saber cómo van las cosas en el mundo, y preguntarse qué es (REALMENTE) la libertad.
Quienes conocen de eso señalan que de lo único que podemos librarnos es del condicionamiento, que los seres verdaderamente libres tienen la inocencia de los niños pero la conciencia de lo vivido. ¿Sabrán ellas que ya están esclavizada$$?
Si es capitalismo lo que buscan, no han acertado a comprender que no va a ser el de Suecia, el de Francia ni el de Noruega el que llegaría a Cuba. Les sugeriría mirar hacia la reciente matanza de Monterrey, hacia la violencia EXTREMA que hay en otras islas del Caribe.
Supongamos lo imposible. Que llegan las LIBERTADE$$. Que la disidencia-fragmento-tópica (ya típica) pueda expresarse en las urnas, ¿qué propuesta llevarían? Repetirán los mismos tópicos que oímos aquí, se atacarán furiosamente por el poder, prometerán primero lo que lo$ interese$ creado$ no permitirán cumplir después, organizarán el mismo espectáculo que vemos cada cuatro años, en los Estados Hundidos, jurando cambios, mejoras, trabajos, LIBERTAD DE EXPRESIÓN, de movimiento, mercado (mucho), DERECHOS.
¿Qué quieren decir esas frases, en realidad, o sea, en la REALIDAD MUNDANA, COTIDIANA, SIMPLE del ciudadano común, qué quiere decir tener derechos? ¿Que el banco se quede con la casa que han pagado durante quince o veinte años? ¿Que de un día para otro tengan que irse a vivir bajo un puente? ¿Qué le pregunten si tienen UN SEGUNDO SEGURO médico para los co-pagos y otros drenajes que nunca terminan? ¿Que la televisión les programe los calmantes, los energizantes y los neutralizantes? ¿Que un gurú les diga lo fácil que es convertirse en millonario? ¿Que acepten que un Subaru va a darle felicidad de por vida?
Sigamos suponiendo. ¿Cómo va a afectarse la vida de estas mujeres protestonas? ¿Tienen hijos, nietos? ¿Saben lo que será de ellos? ¿Cómo los visualizan disfrutando de esa libertad que piden? ¿Trancados en una habitación cuatro horas al día, enREDados en la maravillosa Red de Redes? ¿O expuestos a las adicciones? ¿Cuántas son? ¿Las conocerán? ¿Querrán verlos gordos, embobecidos, taciturnos, paseando perros el sábado por la noche en vez de estar compartiendo con sus amigos y sus novias?
He visto jóvenes en el tren comiendo snacks, compartiéndolos con esa naturalidad que solo ellos son capaces de mantener aun en este territorio supremamente marcado por la individualidad. Esos jóvenes que no han almorzado sino un puñado de porquería salada ESTÁN DESPERTANDO; no son muchos por ahora, pero los he visto asistiendo a películas provocadoras, al Festival Cubano con T-Ché(rs) y otros símbolos intratables en esos predios, preguntándose por qué no saltan a las calles como los chilenos de su misma edad, exigentes de un gobierno que se responsabilice en algún grado con el futuro que ellos representan.
La cultura dominante ya no tiene nada que aportar como no sea condicionamiento constante que nos capacite para comprar Más, Más Rápido y de forma Más CONVENIENTE (y estar Más solos que nunca apretando teclas y ansiosos por la próxima y millonésima foto de match.com.) .Occidente implanta con la tecnología de la soledad y las compras, la Presidencia del Yo que vive en su concha donde satisface cómodamente sus necesidades biológicas, y que solo abrirá la boca para confirmarle a los demás lo bien que vive y lo feliz que le hace LO SUYO. Si esta felicidad es real, por qué entonces tanta constante intoxicación visual/líquida/polvorienta…¿? (la lista es legión).
El Yo está vacío, no puede hacer contacto con la humanidad que compartimos todos, sus paredes son cada vez más altas, como lo son sus miedos, sus angustias. Y el vacío no se llena. Es imposible.
No sé cómo se llamará el sistema económico/político/social que permita a los niños, esos recién llegados a esta debacle que hemos creado, permanecer felices más tiempo de la cuenta, aunque no sea tanto como el que merecen; no sé si ese sistema no se ha inventado, se está inventando o definitivamente es imposible de lograr. Sé que los he visto felices bajo un frío horrible, jugando con la nieve, junto a las quejas de sus padres por la congelación y la grisura que los pequeños parecen ignorar; y los he visto bajo un calor tremendo, en Cuba, correteando, riéndose, sin pensar en el último NINTENGO salido al mercado, sin saber lo que es POSEER ni identificarse con los objetos y convertirse en uno de ellos. Es como si estuvieran por encima de la pobreza, de la riqueza, de la acumulación o la dejación.
No sé tampoco cómo ha de llamarse el estilo de vida que le permita a los jóvenes conocerse sin que medie el millón de fotos de match.com o el flirt de Facebook o de otro millón de redes sociales diseñadas para tenerlos aislados (¿privacidad?) en sus habitaciones; no sé cómo se podría llamar (ni me importa nombre alguno), ese estilo de vida que permita la espontaneidad, la conversación lenta en un Malecón inmenso, los dedos que tocan una piel cercana, un beso que no mira el reloj, la interacción humana con el vecino, con el amigo y el enemigo. No sé cómo se llama ese sistema que nos permitiría a todos vivir como seres humanos y no como tragantes insaciables y cada vez más inconfesablemente infelices.
Ernesto González, escritor cubano residente en Chicago, publica artículos en revistas locales y electrónicas, ha enseñado español en la East-West University y en la escuela Cultural Exchange, y fue asesor de la prueba de español creada por Riverside Publishing Sus novelas están disponibles en amazon.com (EEUU) y lulu.com (Europa y Latinoamérica), y pueden leerse fragmentos en Google Books. Su último texto “Rosario, Fuego y Vacilón” en:
http://www.lulu.com/product/paperback/rosario-fuego-y-vacilon/16439148