3 de noviembre de 2010
BAUMAN Y LAS NUEVAS DINÁMICAS DE LA DESIGUALDAD
Cambios en las estructuras del mercado y globalización de la miseria
La última edición de los premios Príncipe de Asturias facilitó la llegada a España de Zygmunt Bauman. El creador de conceptos como la ’modernidad líquida’ expuso en Barcelona su pensamiento acerca de las mutaciones en el sistema capitalista y de la falta de instrumentos que pongan coto a la devaluación de las democracias occidentales.
Carles SÁNCHEZ. Periódico “DIAGONAL” / Barcelona
Martes 2 de noviembre de 2010. Número 136
El polaco Zygmunt Bauman es uno de los más importantes pensadores de la post modernidad.
El 23 de octubre Zigmunt Bauman, flamante premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades junto con Alain Touraine, dio una conferencia en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona en la que disertó sobre la estrategia universal de la lucha por el poder y de cómo ésta, mientras los estados desarrollados han creado estructuras burocráticas que han dado visos de razonabilidad y modernidad a sus sociedades, ha llevado a cabo un proceso de transversalización de la economía mundial a través de la globalización, poniendo en peligro el futuro de las democracias.
Bauman explica cómo los Estados, preocupados por conseguir que el comportamiento de sus ciudadanos fuera previsible ha permitido que el poder económico manipulara los niveles de incertidumbre rompiendo el contrato social entre empresa y trabajadores, en el que ambas partes estaban confinadas a una ausencia de libertad de elección por estar ligadas a un espacio geográfico que no podían romper so pena de incrementar los costes finales de los productos al consumidor por la vía de las barreras arancelarias de acceso a los mercados internos. Capital y trabajo estaban obligados a entenderse. Era necesario para el capital poner coto a esa dependencia mutua abriendo las barreras arancelarias que permitieran deslocalizar la producción, rescindiendo unilateralmente aquel contrato mutuo que tanto permitió a las sociedades industriales alcanzar los niveles de bienestar que las caracterizó. Este contrato, enfatiza Bauman, ha sido rescindido unilateralmente porque mientras el capital ha pasado a moverse a escala planetaria con total libertad, la fuerza de trabajo ha continuado atada a unas fronteras políticas. La imagen que propone Bauman a este fenómeno es la de una fuerza de trabajo enraizada al territorio mientras que el capital sólo está anclado cual barco en un puerto, con la posibilidad de zarpar en cualquier momento.
Una consecuencia directa de estos hechos ha sido la rotura de una tendencia que ha sido permanente durante todo el siglo XX: el crecimiento económico de las naciones ricas era variable explicativa directa del crecimiento de sus clases medias y del empobrecimiento de las naciones pobres. Esta tendencia ha cambiado con la consolidación de la globalización económica: mientras disminuyen las distancias entre naciones ricas y naciones pobres, están aumentando las diferencias sociales internas de las economías ricas alcanzando niveles de concentración de la riqueza análogos a los del siglo XIX. También estamos asistiendo a un desvío del capital inversor hacia las economías emergentes (20.000 millones de euros en 2010 hasta el momento) que ya está causando una burbuja en los activos de aquellas economías. Otra de las consecuencias de esta dinámica que ha quedado evidenciada con la crisis ha sido la pérdida de poder de la política local frente a las fuerzas económicas mundiales. En palabras de Bauman, nos encontramos en un campo minado y sin instrumentos de intervención a escala planetaria.
En referencia a la afirmación de Bauman con respecto al peligro que corren nuestras democracias, la deriva del Tribunal Supremo estadounidense culminada por Bush ha puesto fin a los esfuerzos por controlar la financiación de las campañas electorales permitiendo la creación de unas sociedades opacas que vehicularán el dinero de forma secreta hacia los partidos. Los demócratas y liberales temen que se conviertan en un instrumento para apoyar a los aspirantes republicanos más conservadores. Las próximas elecciones americanas prevén una mayoría republicana en el Congreso que facilitaría la aprobación de este instrumento y que pondría a la política americana, todavía más si cabe, al servicio de los intereses empresariales.
Pero aquí no acaba todo, los conservadores de todo el mundo se están planteando si la democracia continúa siendo un instrumento válido para el crecimiento económico o, por el contrario, está suponiendo un exceso de trabas a sus aspiraciones económicas, tomando como referencia la pujante economía China y su ausente sistema de libertades.
No es casual que Bernie Ecclestone, propietario de la Fórmula 1, haya declarando su ausencia de fe en la democracia y poniendo como ejemplo cómo la democracia ha traído el desastre a Irak. Bien podría el sr. Ecclestone haber cuestionado la guerra inventada con documentos falsos de la CIA o denunciado las atrocidades cometidas por ejército estadounidense sobre la población local y que han sido reveladas por Wikileaks, o la tradicional ingerencia de occidente en el resto del mundo impidiendo, como alertaba Terzani en El fin es mi Principio, la supervivencia de otros oasis económicos. Como pueden ver, aquella “estrategia universal de la lucha por el poder” a la que aludía Bauman, camina con paso firme en su intención de convertir al mundo, como bien dice Josep Fontana, en una sociedad anónima.
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