3 de marzo de 2012

SEGÚN MEDVÉDEV, LAS ELECCIONES DE 1996 NO LAS GANÓ YELTSIN SINO ZIUGÁNOV

Giulietto Chiesa. Megachip

Traducido por G.L.

"Las elecciones presidenciales de 1996 no las ganó Boris Yeltsin." Si lo hubiera dicho un opositor de los actuales, se podría dudar de ello, aunque las cosas sucedieron efectivamente así. Sin embargo, el autor de estas declaraciones es nada menos que Dmitri Medvédev, presidente ruso en funciones aún durante algunas horas. A ver si nos aclaramos. En 1996 Boris Yeltsin tenía un índice de aprobación del 6%. Lo volvieron a candidar gracias a una campaña pagada por varias fundaciones estadounidenses, bajo la dirección de Anatoli Ciubais (quien mantuvo una poltrona como ministro de Putin y también de Medvédev).

Pero, por lo que sabemos ahora - según las palabras del propio Medvédev- por más dinero y golpes bajos que se emplearon,no habría sido suficiente si no hubiera habido fuertes "retoques" de las cifras oficiales. Boris Yeltsin, según los datos oficiales, obtuvo un 35,3%, mientras que Guennadi Ziugánov, líder de los comunistas, tuvo que conformarse con el 32%. Así llegaron a la segunda vuelta, eliminando un montón de contrincantes, entre los que se encontraban Alexander Lébed y Mijail Gorbáchov (a quien se reconoció un 0,5%).

Yeltsin ganó la segunda ronda con el 53,8%, mientras que Ziuganov se quedó estancado en un 40,3%.

Muchos observadores, incluyendo quien escribe estas líneas, dudaron de ese resultado y lo pusieron por escrito. El análisis de la votación en varias regiones revelaba fraudes evidentes. Por ejemplo, de unos 600.000 votos en Tatarstán Yeltsin parecía haber perdido en el recuento en papel, mientras que los ordenadores lo daban como ganador. Pero no fue posible hacer ningún control.

Al cabo de unas semanas, las papeletas fueron destruidas.

Reconstruir la verdad fue imposible entonces, pero no ahora. Así pues, ¿qué está pasando y por qué? Veamos las circunstancias. Dmitri Medvédev, se reúne el 20 de febrero con líderes de los partidos que no fueron admitidos a las elecciones parlamentarias en el pasado mes de diciembre. Quiere discutir con ellos, a puerta cerrada, sus propuestas para reformar el sistema electoral. Es un gesto conciliador pocos días antes de las elecciones y su salida de la escena, mientras las protestas continúan en el país. La frase en cuestión no aparece en el versión oficial, pero inmediatamente se la dicen a los periodistas algunos participantes.

Medvedev dijo, al parecer, también otras cosas. "¿Hasta ahora no se habían dado cuenta? ¿Acaso las elecciones anteriores fueron todas modélicas? ". Como diciendo: no hagan como si nada, que ustedes también lo sabían. De modo que no exageren ahora con sus quejas: estamos aquí para hablar de ello pero sin montar tanto escándalo.

A continuación se dirigió a Boris Nemzov, que estaba entonces en el gobierno de Yeltsin, y le recordó que él había sido uno de los organizadores de esa victoria manipulada.

El Kremlin, donde todavía reside Medvedev, lo ha desmentido. Sin embargo, los testigos son demasiados y ha habido reacciones que confirman la magnitud del escándalo. Y que han intentado pararlo antes de que se propague. El primero en hablar ha sido precisamente Anatoli Ciubais, hombre de los oligarcas, artífice de la privatización, que mantuvo su poltrona como ministro y cerebro, como guardián de la operación, tanto bajo el gobierno de Putin como bajo Medvédev. No podía quedarse callado, puesto que era el jefe del equipo electoral de Yeltsin en esa época, y si hay alguien que sabe todo, ese es él. Pues bien: Ciubais desmintió todo, con tono algo amenazante. "Si se toma en serio la afirmación de que en 1996 ganó Ziugánov y no Yeltsin, entonces habría que reconocer la ilegitimidad de los dos mandatos presidenciales del presidente Putin y de Medvédev".

Atención, pues, a quienes toquen estos cables de alta tensión porque se muere: este es el mensaje. Se trata de un mensaje simultáneo a Putin, quien será el seguro ganador en estas nuevas elecciones.

Poner en tela de juicio la historia electoral de Rusia "democrática" significa reabrir el capítulo de la privatización, es decir, la rapiña que se hizo tras aquellas elecciones regalando a un puñado de bandidos las inmensas riquezas del país.

Queda por comprender el significado y el propósito de las revelaciones de Medvédev. ¿Fue una metedura de pata, o hay detrás un plan?

Sorprenden dos cosas: todos los medios, los amigos así como los enemigos del Kremlin, han silenciado una noticia de semejante calado.

El silencio de los periódicos y cadenas de televisión en 2012 no es menor que el que rodeaó, en Rusia y en todo el mundo, el fraude electoral que se perpetró contra la población rusa. El temor de que la verdad salga a la luz es lo suficientemente grande para petrificar todos los lugares donde reside el poder. Igual que entonces, el consenso de los oligarcas y de Occidente consiste en impedir a toda costa la elección de un comunista como presidente de la "nueva Rusia". Incluso a costa de clavar una última punta en la tapa del ataúd de la democracia rusa.

La segunda cosa curiosa es, bien vista, la más impresionante. Es el silencio del Partido Comunista de la Federación Rusa. El partido del candidato que, como entonces, en caso de segunda vuelta, competiría con Vládimir Putin. La única reacción de ese lado se la han asignado a uno de los secretarios del Comité Central, Sergei Obujov, el cual se la ha tomado con Medvédev, en lugar de aplaudirlo.

Obujov - que no estaba presente en la reunión susodicha- dijo: "Enseñe los documentos. No tenemos esos datos". Muy extraño que los ganadores de entonces se nieguen a aceptar la victoria, por tarde que se la hayan reconocido. Obujov luego se olvida de que en aquel momento Ziugánov protestó con vehemencia, aunque de pronto todas las protestas se amortiguaron, para después acabar desapareciendo de la agenda.

En vísperas de las elecciones, sin embargo, una noticia como ésta, podría no ayudarle ni siquiera a Ziugánov. Se le podría preguntar por qué aceptó la derrota sin luchar, sabiendo que había ganado. Se le podría preguntar por qué su oposición en los últimos años ha sido "leal" hasta tal punto de no haber hecho sentir su fuerza real en el país.

Pero sería como pedirle a Al Gore, que ganó las elecciones presidenciales de 2000 contra George W. Bush, por qué aceptó la derrota, decretada por la Corte Suprema por mayoría de votos.

A veces sucede que, con una pistola en la sien, uno descubre de pronto que es muy miedoso.

LA REPETICIÓN DE LA PROMESA

Walter Mignolo. Página/12

Es común hoy escuchar o leer en discusiones sobre la crisis y el (des)orden global referencias a la relación entre tecnología y economía. Pero no se habla de qué tipo de economía. Se asume que hay una sola. En esas discusiones hay un tema que interesa explorar: la idea de que la “innovación” (palabra mágica) tecnológica para el desarrollo económico sustentable, y el empleo de energías renovables que eviten la polución y el envenenamiento de campos y agua en la agricultura y la minería, nos aseguran un futuro sano y próspero. El paraíso. Estamos presenciando la repetición y renovación de la retórica de la Modernidad que promete llegar al paraíso mediante la tecnología. La “tercera revolución industrial” la denomina Jeremy Rifkin, consejero de la Unión Europea. Para explicarla se apoya en cinco columnas (toda semejanza no es intencional):


1) el cambio en el uso de la energía no renovable por la energía renovable;

2) la transformación de cada continente en microplantas para recoger y almacenar energía renovable en cada lugar;

3) el despliegue de hidrógeno y otras tecnologías de almacenamiento a través de toda la infraestructura para almacenar energía intermitente;

4) el empleo de la tecnología de redes para transformar la matriz de poder energético en cada continente y poder así compartir energía intermatricialmente. “Compartir” energía funcionará como Internet: cuando millones de unidades generen pequeñas cantidades de energía en cada lugar, será posible vender el excedente a la matriz y compartir la electricidad con los continentes vecinos;

5) convertir la flota de transporte en vehículos eléctricos que pueden comprar y vender electricidad.


Todo esto Rifkin lo anuncia como “un nuevo paradigma económico” que integra y armoniza. Es así que “la tercera Revolución Industrial” ofrece la esperanza –según él– de que podamos llegar a una era sostenible post-carbón para mediados de siglo.


Hay varios aspectos que merecen atención en esta propuesta.

El primero y más urgente es su orientación económica: presupone la economía de acumulación. La economía de la que se trata es la economía que acumula, margina y controla. La estructura propuesta estará incrustada en una estructura matricial de poder, que la tecnología no cambiará.

En segundo lugar, queda fuera de toda consideración que el horizonte social futuro sea poner la economía en primer plano y no las condiciones para vivir en plenitud y para la reproducción de la vida en y del planeta.

En tercer lugar, la propuesta no menciona quién tendrá el control de la estructura matricial intercontinental que hace circular energía como información en Internet. En este caso, el almacenamiento e intercambio de energía será como el almacenamiento e intercambio de información.

En cuarto lugar, la promesa y la esperanza hacia el futuro es una renovada retórica de la modernidad. No es, en realidad, un nuevo paradigma, sino el antiguo, renovado en su vocabulario y en sus tecnologías.


Por lo tanto se trata de una propuesta que, al mismo tiempo, mantiene la lógica de la colonialidad y reorganiza las piezas del tablero sobre la base de:


a) las necesidades energéticas de los países industriales;

b) la crisis económica de los países industriales (la Unión Europea y los Estados Unidos); y

c) la necesidad de controlar la innovación tecnológica para que China no vaya a la delantera.


Durante los años álgidos de la invasión a Irak y sus devastadoras consecuencias, asistí a una conferencia, en Duke University, dictada por una profesora de Stanford que era parte de un equipo cuyas investigaciones versaban sobre el caos y la necesidad de una organización democrática en Irak. La presentación en PowerPoint mostraba fórmulas lógico-matemáticas. Durante toda la conferencia no pude dejar de pensar cómo se había llegado a una situación en la que un grupo de académicos y académicas en Stanford proponían soluciones para la crisis interior de Irak provocada por la invasión apoyados en fórmulas lógico-matemáticas... La propuesta de Rifkin me hizo recordar aquella conferencia y me hizo volver a pensar en los malabares conceptuales y las ficciones que se construyen para mantener una creencia: la fe y la sacralización de las ideas de progreso y desarrollo que generan las crisis, y las ideas de progreso y desarrollo que se mantienen para resolver esas crisis. Lo alarmante es no sólo la incapacidad sino la falta de voluntad para aceptar que hay otras maneras de pensar y de vivir. Pero, en fin, ésa no es la tarea de Rifkin y los líderes de la Unión Europea, sino de la sociedad política global: de quienes viven/vivimos las consecuencias de castillos construidos en el aire, montados sobre metáforas que esconden consecuencias nefastas detrás de la esperanza.

2 de marzo de 2012

¡DEMASIADO!

Pierre Verhas. La Haine

Nunca en la historia europea, fuera de periodos de ocupación extranjera, un país ha soportado un «diktat» semejante proveniente del exterior. Los drásticos planes de austeridad impuestos a Grecia por lo que se llama la «troika» (Comisión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional) han sido ratificados casi inmediatamente por una mayoría de parlamentarios que se han visto forzados a hacerlo.


Este fenómeno inquietante quebranta los principios de base de la vida común. Primero el de la soberanía, segundo el del proceso democrático de decisión, tercero el de la solidaridad.
Ningún tratado no dio hasta ahora poderes a la «troika»… Es una especie de gobierno supranacional nacido de la crisis de la deuda soberana, que en realidad sirve para decidir lo necesario para pagar a los acreedores -es decir los bancos privados- de los Estados endeudados, actualmente Grecia. Impone planes de pago acompañado de «curas» de austeridad, sin ningún poder de control del Estado deudor, practica el chantaje respecto a la ayuda financiera vital para este país virtualmente en quiebra. No acepta ninguna discusión. En realidad, este gobierno no tiene ejército, pero posee un arma de destrucción masiva: el dinero.

Así, la soberanía está muerta y el proceso democrático de decisión paralizado, ante el chantaje a la ayuda financiera, las instancias democráticas se ven obligadas a inclinarse.

El bocazas de Daniel Cohn Bendit que, a pesar de estar muy mediatizado, no representa más que un grupo minoritario en el Parlamente Europeo, ha denunciado «los talibanes neoliberales que reinan en Europa». ¡Muy bien! Ya ha tardado en darse cuenta: olvida que ha militado en favor del modelo liberal europeo presente en todos los tratados desde el de Maastricht. Además, sabe muy bien que ninguna formación política importante representada en esta Asamblea le tomará en serio. Es ese tipo de contradicción que debilita cualquier oposición a la doctrina dominante. ¡El tiempo de la demagogia se ha acabado! Sobre todo si se tiene en cuenta que Dany justificó unos días más tarde el famoso MES (Mecanismo Europeo de Estabilidad, es decir, la segunda parte del tratado «Merkozy»)…

El 12 de febrero, el Parlamente griego adoptó el nuevo plan de rigor preparado por el ministro de Finanzas Evangelos Venizelos a la demanda de la «troika» para desbloquear un nuevo préstamo de 130 mil millones de euros a Atenas. El plan será presentado el 15 de febrero en el Eurogrupo, cuya aceptación es necesaria para que Grecia pueda lanzar una oferta pública de reestructuración de su deuda con sus acreedores privados el 17. El plan prevé una reducción del 22% del salario mínimo (que será de 586 euros brutos para 14 meses), la supresión de 15.000 empleos públicos en 2012, nuevos recortes en las jubilaciones complementarias y en los salarios de los funcionarios, así como la reducción del presupuesto de la seguridad social, del ejército y la privatización de cuatro empresas del Estado.

¿Es algo voluntario? Reducción de salarios, supresión de empleos públicos, privatizaciones. Estos planes se aplican por donde pasan los «talibanes neoliberales». En efecto, esto no es nuevo. Cada vez que se han impuesto desde fuera planes de reestructuración van en la misma dirección. Empezó en 1973 después del golpe de Estado en Chile. Los «talibanes» eran en esa época los golden boys de la escuela de Chicago.

La austeridad impuesta a la fuerza a Grecia, pero también, muy pronto, a todos los Estados de la zona euro es absurda. El economista Jean-Paul Fitoussi en Le Monde del 16 de febrero explica: «Esta cabeza de cola de las estrategias europeas -luchar contra una insuficiencia de la demanda a través de una política de austeridad con el fin de aumentar la oferta- es, lo mínimo que puede decirse, enigmática». ¡No tanto, Sr. Fitoussi! ¿Esta política absurda, violenta, destructora no forma parte de una estrategia muy elaborada? Difícil de contestar, pero está claro que todo va en la misma dirección y que ninguna fuerza política intenta cambiar nada de nada.

En todo caso, todos están de acuerdo en admitir que el última plan impuesto a Grecia es el más violento de todos. Algunos, como el italiano Monti, piensan incluso que se ha ido demasiado lejos. Lógico: ¡nadie tiene ganas de ver estallar una revolución en su país!

Pero, en una bella unanimidad, el mecanismo es adoptado por el Eurogrupo el 21 de febrero.

¿Estos tratados, estos planes, estas nuevas medidas, para qué sirven exactamente?
El plan «Merkozy» estaba inscrito en la evolución europea desde hace tiempo. Se encontraba en el pacto «de estabilidad y de crecimiento» (PSC) adoptado por el Consejo Europeo de Amsterdam en 1997, cinco años después del tratado de Maastricht que fundó el euro.
Este pacto es un instrumento de coacción y de coordinación de políticas presupuestarias de los países de la zona euro para evitar los déficit presupuestarios excesivos. Impone a los Estados de la zona euro tener presupuestos próximos al equilibrio o excedentarios. El PSC comporta dos tipos de disposiciones:


La vigilancia multilateral, disposición preventiva: los Estados de la zona euro presentan sus objetivos presupuestarios a medio término en un programa de estabilidad actualizado cada año. Un sistema de alerta rápida permite al Consejo Ecofin, que reúne los ministros de Economía y de Finanzas de la Unión, de dirigir una recomendación a un Estado en caso de derrapaje presupuestario.

El procedimiento de déficits excesivo, disposición apremiante, ver represiva, se pone en marcha desde el momento en que un Estado sobrepasa el criterio de déficit público, es decir el saldo presupuestario acumulado de las administraciones centrales, locales y de la seguridad social, fijado en el 3% del PIB, excepto en circunstancias excepcionales. El Consejo Ecofin dirige entonces recomendaciones para que el Estado acabe con esta situación. Si no lo consigue, el Consejo puede decidir sanciones: presentar la situación ante el BCE que puede decidir una multa a pagar al Tesoro Público, siendo la cantidad fijada por la ley (de 0,2 a 0,5% del PIB del Estado en cuestión) si el déficit excesivo no desaparece.

Una declaración anexionada al Acta final del tratado de Lisboa prevé una reforma del Pacto de estabilidad y de crecimiento, sin que eso signifique que se cuestiona el futuro de este Pacto. Este Pacto de estabilidad nunca ha sido aplicado hasta la crisis griega a petición de Alemania y de Francia… los dos países que habían sido los inductores. Sin embargo, el PSC queda en vigor según el modelo inicial.

La crisis de la deuda soberana lo ha despertado. El 28 de diciembre de 2011, el Parlamente europeo aprobaba seis textos -el famosos «six packs»- que fueron oficialmente adoptados el 16 de noviembre por el Consejo y que refuerzan el pacto de estabilidad. Se habló en ese momento de la fundación de una «gobernanza económica europea». Este «six packs» está compuesto por seis textos que comportan tres disposiciones principales.

1) Reforzar el pacto de estabilidad y de crecimiento así como la parte de las sanciones
Los tres primeros textos buscan a mejorar el pacto de estabilidad y de crecimiento y de reforzar las sanciones inherentes a este pacto.
2) Creación de un procedimiento de desequilibrio macro-económico

Seguidamente, dos textos añaden nuevos instrumentos, puesto que las reglas de vida en común en la zona euro no cubrían las realidades macro-económicas. Por ejemplo, en lo que se refiere a España e Irlanda que respetaban muy bien la disciplina presupuestaria impuesta por Europa y que se han encontrado en dificultades a causa del endeudamiento privado después de que estallara la burbuja inmobiliaria en España y del endeudamiento de un banco en Irlanda. Se trata del control de los desequilibrios macro-económicos.

3) Aumentar los marcos presupuestarios nacionales

El sexto texto es una directiva que los Estados miembros deberán trasladar a su derecho interno. Se les invita a mejorar su marco presupuestario nacional. Por ejemplo: tener institutos estadísticos independientes, órganos de control de la hacienda pública independientes para verificar que las hipótesis de crecimiento planteadas por el gobierno son realistas, etc.
Además, aumentar las sanciones en materia presupuestaria, estas disposiciones tienen por objetivo socializar las deudas privadas. Es lo que pasó con las deudas de los bandos en 2008 y que tuvo como consecuencia un aumento considerable de la deuda pública, y por consiguiente el aumento de la deuda aumenta el déficit del Estado.

Todo está orientado hacia la problemática de la deuda, es decir del interés del sector bancario. Así, se ha introducido una noción de «umbral de alerta» en relación a ciertos indicadores económicos. Este umbral de alerta tiene por objetivo prevenir y corregir los desequilibrios macroeconómicos susceptibles de perjudicar la sacrosanta estabilidad de la Unión Europea.
Así, en materia de intercambios comerciales, el umbral se ha fijado en el 4% del PIB para la balanza deficitaria, y del 6% del PIB en el caso contrario, en el caso en el que Estado tuviera un excedente corriente. O sea, que hay clemencia hacia los países exportadores. Esto concierne sobre todo a Alemania.

Los umbrales se han fijado por los flujos de créditos al sector privado (25%), el aumento anual del precio inmobiliario (6%), la tasa de paro, etc.

La última parte se refiere a los instrumentos de vigilancia económica, como los institutos de estadística, por ejemplo, que deben ser «independientes», es decir privados.
Este famoso dispositivo «six packs» no constituye una política europea común. Enmarca la política económica de cada Estado miembro en límites que constituyen garantías en el único interés de los bancos. No constituye en ningún momento un instrumento europeo de recuperación económica. El PSC reforzado por el «six packs» implica la palabra «crecimiento». Este término no aparece en ningún momento en esta nueva caja de Pandora reglamentaria. ¡Y no es un azar! Por otra parte, los mecanismos de vigilancia son privatizados y por lo tanto están únicamente al servicio del sector bancario.

Con tales disposiciones, es inútil chillar como una rata ante las famosas agencias de notación…
Se puede ver claramente qué es esta mentalidad bancaria, lo increíble que es, en este ejemplo.
Veamos la respuesta puramente tecnócrata del francés Benoît Cœuré, nuevo miembro del directorio del BCE, en la entrevista de Jean Quatremer, corresponsal de Libération en Bruselas, a la pregunta sobre la injusticia de la diferencia de intereses de los préstamos de la BCE a los Estados y a los bancos privados denunciado hace algunas semanas por Michel Rocard y el economista Pierre Larrouturou: «Los préstamos de la BCE a los bancos no son de la misma naturaleza que los que los bancos comerciales conceden a la economía o a los Estados. Los primeros son, esencialmente, préstamos a corto término […]. Sobretodo, son préstamos perfectamente securizados […]. En cambio, los préstamos a los Estados son muchas veces a largo término, algunas veces a treinta o cincuenta años. Y presentan riesgos…». ¡Cuando se ve la situación de algunos bancos en Europa, especialmente de Dexia, es bastante audaz hablar de «seguridad»! En estas declaraciones se nota el odio visceral hacia el Estado considerado como un factor de riesgo. Más grave, el interés general está ausente en este análisis financiero que no tiene en cuenta más la situación a corto término.

El salvamento no puede venir de esa gente. La independencia del BCE acordada por el tratado de Maastricht es un grave error. El señor Cœuré habla como un banquero del sector privado, como si la Institución que codirige fuera un organismo financiero ordinario.
En realidad, todo esto no tiene nada que ver con la construcción europea. Es la puesta en marcha de un poder supranacional asociado al todo poderosos sector bancario. Su embrión ya existe: se le llama la «troika».

Un tratado inútil y peligroso
Además, todo esto no funciona. Estos nuevos reglamentos no aportan ninguna solución al crisis de la deuda soberana. Solo sirven para garantizar la supervivencia del sector bancario y los intereses de algunos Estados miembros de la Unión. La negativa obstinada de Merkel de poner en marcha los euro-bonos, las dificultades de puesta en marcha del Fondo Europeo de Solidaridad financiera han llevado el tándem «Merkozy» a imponer la adopción de un nuevo tratado, el Tratado sobre la Estabilidad, la Coordinación y la Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria (TSCG) y el «Mecanismo Europeo de Solidaridad» (MES) que se discutieron después de julio de 2011 y que fueron aprobados por el Consejo el 2 de febrero de 2012.
Este nuevo tratado es inútil y peligroso. Es inútil porque el «six-packs» ya ha reforzado el poder coercitivo de la Comisión en materia de «disciplina» presupuestaria.


Es peligroso porque poner en marcha un sistema intergubernamental y rompe el método comunitario y todo lo que podía ser común a escala de la Unión Europea. La Comisión Europea cuyo papel era la de ser la «guardiana de los tratados» se convierte, a la vez, en policía y tribunal de los Estados miembros. Esto es algo que molesta a ciertos comisarios, como el finlandés Olli Rehn, encargado de los asuntos económicos.

Este proyecto de Tratado prevé:
- bajar el nivel de déficit presupuestario al 0,5% del PIB, dejando sin embargo el procedimiento de sanción por déficit excesivo aplicable a los únicos déficit superiores al 3% del PIB;
- obligar a los Estados firmantes a aplicar una regla de oro constitucional que les obligue a respetar el nivel del 0,5%;
- enviar, por parte de los Estados que estén bajo una tramitación por déficit excesivo, a la Comisión un programa de asociación económica;
- reforzar el nuevo procedimiento de decisión, llamado de «mayoría invertida»[1], aplicable únicamente a los miembros de la zona euro;
- un procedimiento con el objetivo de que todas las grandes reformas de política económica consideradas por los Estados miembros de la zona euro sean debatidas y coordinadas a escala de la zona euro.

El MES es la «troika»
Al segunda parte es el Mecanismo Europeo de Estabilidad, o MES, adoptado definitivamente el 2 de febrero de 2012. Completa el TSCG y para estar en él los Estados están obligados a aplicar las medidas de austeridad presupuestaria inscrita en el Tratado.


Dotado de personalidad jurídica, el MES podrá entablar un acción judicial. El MES, que tiene la sede en Luxemburgo, está dotado de estatutos propios de una institución internacional beneficiando de las inmunidades propias a las instituciones internacionales. Por lo tanto no debe rendir cuentas al Parlamento Europeo, ni a los parlamentos nacionales, ni a los ciudadanos de los Estados miembros y no puede ser en ningún caso objeto de ningún tipo de diligencias. Está eximido de cualquier obligación impuesta por la legislación de un Estado miembro. El MES, sus bienes, fondos y haberes gozan de inmunidad ante cualquier procedimiento judicial.
El objetivo del MES es de «movilizar recursos financieros y de proveer, bajo unas estrictas condiciones» un apoyo a la estabilidad de uno de sus Estados miembros que tuviera graves dificultades financieras susceptibles de amenazar la estabilidad financiera de la zona euro. A este fin, está autorizado a pedir fondos. Su capital se fija en 700 mil millones de euros.
Los Estados miembros, por este tratado, se comprometen «de manera irrevocable e incondicional» a proporcionar su contribución al capital del MES. Se comprometen a abonar los fondos pedidos por el MES.

Cuando un Estado miembro solicita una petición de apoyo a la estabilidad, es la Comisión Europea conjuntamente con el Banco Central Europeo (BCE) quien se encarga de evaluar el riesgo para la estabilidad de la zona euro, de evaluar, en colaboración con el FMI -es decir la «troika»- la viabilidad del endeudamiento público del país demandador y de evaluar las necesidades reales de financiamiento de este último. Vemos bien que, a través del MES, la «troika» es institucionalizada.

Cuando el MES decide conceder una ayuda a la estabilidad, es la Comisión Europea, conjuntamente con el BCE y el FMI, la que negocia las condiciones para esta ayuda. Esta negociación debe inscribirse en el respeto del pacto presupuestario (TSCG). La «troika» se encarga de que se respeten las condiciones impuestas.

Los gobiernos signatarios de este tratado han creado un monstruo institucional contra el cual los Estados mismos y “a fortiori” los pueblos se encuentran completamente impotentes. Así, se continúa, bajo la presión del mundo de las finanzas y de los negocios, el desmembramiento de la sede de la soberanía popular, el Estado, en beneficio de las instituciones que escapan a su control.
Este proyecto significa simplemente el fin de lo político. Limitar los déficit al 0,5% del PIB por una disposición constitucional -la famosa regla de oro- es lo mismo que obstaculizar cualesquier poder político. Es fundamentalmente contrario a los principios democráticos de base que defiende que una asamblea elegida por sufragio universal -por lo tanto, representando al pueblo- pueda decidir sobre todas las disposiciones que juzgue necesaria a su política. La limitación del déficit inscrita en las leyes fundamentales es lo mismo que excluir las inversiones públicas, cualquier disposición nueva relativa a la seguridad social, por ejemplo.

Estos dos tratados, el MES y el TSCG, confirman que la construcción europea se ha alejado definitivamente del ideal democrático. Instauran que los Estados y los pueblos estén bajo una total y completa tutela financiera y presupuestaria, sin que haya a cambio una soberanía europea.

Un federalismo de coacción
Continuamente se repite que esta avalancha de nuevas reglamentaciones «refuerza el federalismo». Sería necesario ponerse de acuerdo sobre esta palabra. El «federalismo» no es simplemente transferir la soberanía nacional hacia una entidad supranacional.
Esta política refuerza el déficit democrático, especialmente por la regla de la «mayoría inversada» que da a la Comisión poderes exorbitantes (véase la nota 1) sin ningún tipo de control. Además de poner bajo tutela los Estados miembros que tengan déficit estimados demasiado elevados, divide Europa en dos, puesto que el proceso de decisión no será el mismo para los Estados miembros de la zona euro y para los otros. Finalmente, según numerosos juristas, este nuevo tratado no respecta los tratados europeos existentes. Esto puede significar simplemente el fin de Europa.


En realidad, la crisis financiera desemboca en la perspectiva de una Unión Europea a dos niveles: uno federal (la Comunidad) con los Estados que escogen la moneda única al precio de perder una parte más grande que nunca de su soberanía; la otra confederal (la Unión) con todos los otros Estados que han preferido quedarse en una simple zona intergubernamental de librecambio. Este poder «federal» militado a los Estados de la zona euro sería en realidad un «federalismo de imposición» dando todo el poder a los mercados ayudados por una policía «eurócrata», sin ningún control parlamentario, lo que es contrario a la idea federalista.

¿Hacia el final de Europa?
El proyecto de los tratados «Merkozy» anuncia ya una división de la Unión puesto que dos países no se han adherido: la Gran Bretaña y Chequia. El verdadero-falso balón de oxígeno acordado a Grecia el 20 de febrero no cambiará sin duda nada. Los «diktats» de la «troika» llevarán sin duda a Grecia a salir de la zona euro, el gobierno alemán lo desea manifiestamente. Esto significa la expulsión de un Estado miembro, puesto que las disposiciones relativas a la moneda única son la base del tratado de Maastricht confirmado por los tratados siguientes hasta el de Lisboa. la ausencia de dos Estados miembros en el proyecto del nuevo tratado y la expulsión de otros no significa más que el fin de la Unión Europea. Otros Estados están amenazados de expulsión de hecho como Italia y Portugal.


El nuevo «big brother» se llama «mercados financieros». Es peor que todos sus predecesores.
Pierre Verhas
24 de febrero de 2011
http://www.legrandsoir.info/trop.html
Traducido del francés por Boltxe kolektiboa.
[1] Mientras que antes una recomendación de la Comisión debía, para ser adoptada, estar explícitamente apoyado por el Consejo, ahora es la lógica inversa la que predomina.
En efecto, mientras que la mayoría cualificada sirve para adoptar una posición «en favor de alguna cosa», la regla de la «mayoría inversada» significa que las sanciones propuestas por la Comisión no pueden ser impugnadas por el Consejo que por mayoría cualificada. Esta nueva forma de decisión, no prevista en los tratados ha sido anunciada por Herman Van Rompuy el 27 de septiembre de 2010:
«Siempre que sea posible, las reglas de toma de decisión respecto a las sanciones deberán ser automáticamente basadas en la regla de la mayoría invertida, lo que implica que una proposición de la Comisión es adoptada excepto si es rechazada por el Consejo».
Esta automaticidad excluye cualquier deliberación parlamentaria de cualquier tipo que sea. Es una negación pura y simple de los principios más elementales del federalismo que prevé una cámara de representación de los ciudadanos con poderes esenciales.
Esto significa además que un recurso contra una sanción de la Comisión es casi imposible. Si los déficit de las finanzas públicas son prohibidos y se hace al precio del déficit democrático.

1 de marzo de 2012

DE LA REFUNDACIÓN DEL CAPITALISMO A LA REVOLUCIÓN CONSERVADORA

Enrique Tordesillas. Nuevatribuna.es


La crisis económica, si las movilizaciones de la ciudadanía no consiguen evitarlo, va a tener unas consecuencias tremendas. El capital, descolocado en un primer momento (el anterior presidente de la CEOE, Díaz Ferrand, pedía hacer un paréntesis en el capitalismo), se ha recuperado rápidamente y viendo la desorientación y la debilidad de la izquierda, ha tomado la iniciativa y en colaboración con la derecha política han emprendido una batalla por recuperar el terreno perdido en las últimas décadas. Hemos pasado de la necesidad de refundar el capitalismo a la revolución conservadora iniciada por el PP.

La derecha española está empezando a desmantelar el Estado del Bienestar. No es cuestión de que en tiempos de crisis sea necesario recortar, es que, mientras se transfieren actividades y recursos a la iniciativa privada, ya se anuncia (la presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, lo decía hace unos días) que en el futuro no se va a poder mantener el actual sistema de servicios y prestaciones públicas. Esta afirmación solo se sostiene si se acepta la descapitalización del Estado, si se apuesta por mantener la tendencia de estos últimos 10 años en el reparto de la riqueza nacional, que ha llevado a incrementar en 6 puntos del PIB las rentas empresariales a costa de las salariales y la recaudación de impuestos.

Paralelamente se preparan leyes que recortan o eliminan derechos (aborto, píldora poscoital, políticas de igualdad); se diseña una reforma para hacer de la enseñanza un instrumento de formación de trabajadores, no de ciudadanos; se pretende resolver los posibles conflictos recurriendo al autoritarismo, se dota de “autoridad” al personal docente y sanitario…El tercer eje de este proyecto involucionista es la reforma laboral, una reforma orientada a facilitar la competitividad de nuestra economía en base a la reducción de costes laborales, una reforma de escaso recorrido (no podemos competir en costes con los países asiáticos) y apropiada para el sector más conservador, menos dinámico del empresariado español. Para facilitar esta rebaja se reduce la capacidad de defensa de los trabajadores, debilitando el carácter protector que debe tener el Derecho Laboral y restringiendo enormemente los ámbitos de negociación colectiva.

Pero a los empresarios todavía les parece poco, reclaman también limitar el derecho de huelga (que el Gobierno ha dicho que va a estudiar, a lo mejor considera que crea empleo) y retirar la prestación por desempleo a quien rechace un trabajo “aunque sea en Laponia”. Cuantos menos derechos y más miedo tengan los trabajadores más sencillo le resultará al empresario obtener beneficios, Lo importante, en palabras de Jesús Morte, presidente de los empresarios aragoneses, es el orden y la disciplina.

Las aportaciones de la CEOE, aceptadas por el Gobierno, para superar la crisis se limitan a recortar derechos e introducir el autoritarismo en las relaciones laborales. Los trabajadores junto con los estudiantes y cualquier colectivo que reivindique sus derechos somos díscolos y pendencieros a los que solo se puede tratar con mano firme, con autoridad. No es de extrañar que algún jefe de policía nos considere el enemigo.

Los populares, amparándose en la legitimidad de las urnas, se consideran con derecho a gobernar como les plazca y en esa deriva de criminalizar a quienes osen oponerse a su política, no dudan en retomar la campaña contra los sindicatos en cuanto estos han rechazado frontalmente la reforma laboral y han convocado movilizaciones. Una campaña en la que, a falta de otros argumentos, recurren permanentemente a la mentira y la demagogia, como es el atribuirle al Secretario General de UGT-Madrid un salario que no cobra. Parece ser que para la derecha, como en la dictadura, los sindicalistas tienen que demostrar su inocencia.

Aunque el objetivo no son CCOO y UGT, ni siquiera el movimiento sindical en general. No es una batalla contra los sindicatos sino contra los trabajadores, para limitar su capacidad de acción. Por eso, a pasar de las críticas que se les pueda hacer, de los errores y deficiencias de las organizaciones sindicales, hay que secundar sus convocatorias. No podemos olvidar que siguen siendo el instrumento más útil para la defensa de los trabajadores y la mayoría de la sociedad, especialmente en estos momentos en los que son el único dique de contención de las políticas liberales. No quiero pensar de lo que sería capaz la derecha sin contrapoder sindical.

Las líneas maestras de la política del Partido Popular están claras, solo nos falta saber con qué profundidad las pretende desarrollar. Los recortes que se deriven de los próximos Presupuestos Generales clarificarán el panorama, pero lo más importante será la capacidad de movilización ciudadana, no solo sindical, contra la estrategia involucionista de la derecha. No podemos olvidad que destruir es mucho más fácil que construir y que lo que perdamos ahora nos puede costar décadas recuperarlo.

28 de febrero de 2012

LA HUMILLACIÓN DE GRECIA

Mike Whitney. Counterpunch

“¿Cómo puede alguien hablar de impago en tiempo futuro cuando estamos ya en una total bancarrota…? ¿Es que no ven cómo la gente escarba entre la basura y duerme en las aceras? Los que nos llevaron a la bancarrota –la troika y el gobierno- proclaman ahora que quieren salvarnos de la quiebra. ¡Es increíble!”
(Mikis Theodorakis, compositor y cantante)

“Todo está cambiando. Todo es terrorífico”, (Kathimerini, periódico griego)

Si Grecia utilizara el préstamo de 130.000 millones de euros en estímulos fiscales, entonces valdría la pena el compromiso. Porque ese dinero podría hacer que mucha gente volviera a tener trabajo y que la economía se pusiera en marcha rápidamente. Pero el préstamo no va a utilizarse para estimular nada. Va a emplearse en recapitalizar los bancos y en pagar a los acreedores, ninguno de los cuales hará lo más mínimo para impulsar la actividad económica o crear puestos de trabajo. Entonces, ¿para qué molestarse? ¿Por qué cavar un agujero aún más profundo si no se va a conseguir nada? Si ese va a ser el caso, entonces Grecia no debería pagar ahora y sí empezar a reconstruir su economía tan rápido como sea posible. No tiene sentido dejarlo para más adelante.

La troika (el Banco Central Europeo, la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional) están exigiendo otros 3.000 millones de euros en recortes del gasto público aunque el desempleo alcance el 20% y la economía se haya hundido un 7% en el último trimestre. ¿Qué sentido tiene hacer eso? No necesitan ser unos genios para darse cuenta de que Grecia no alcanzará sus objetivos presupuestarios si los ingresos fiscales continúan cayendo porque a la gente la han despedido o le han recortado los ingresos. Solo van a conseguir que una mala situación empeore.

Pero a la troika le trae al pairo este tipo de cosas. No les preocupa que sus absurdas teorías económicas hayan fallado miserablemente hasta ahora o que sus medidas de austeridad no hayan sido más que un fracaso total. Siguen empeñados en cometer los mismos errores una y otra vez, insensibles a las críticas de acreditados economistas, ajenos a los pésimos resultados, siguen ahí firmes en su idea de que los griegos tienen que seguir apretándose el cinturón, seguros de que una dieta estricta a base de migas de pan y agua es la mejor forma para nutrir una economía enferma y hacer que recupere la salud. Sin que les altere lo más mínimo que los hechos demuestren lo contrario.

Fitch no está convencido de que la austeridad vaya a funcionar, en realidad las agencias de calificación bajaron la de Grecia a “C” el pasado martes, diciendo que en estos momentos piensan que es “muy probable” que Grecia no pueda pagar. De forma parecida, un “informe confidencial” entregado el pasado 19 de febrero a los ministros de finanzas de la Eurozona indica que hay una alta probabilidad de que la crisis griega empeore y que la deuda del país respecto a la ratio del PIB esté aún en un 160% en 2020, toda una década después de la puesta en marcha de las medidas de austeridad. Por tanto, aunque Grecia se azote con el cilicio y siga los diktats de la troika, su deuda podría estar aún en niveles “insostenibles” dentro de ocho años.

Entonces, ¿por qué empezar aceptando el préstamo? ¿Por qué no declarar rápidamente el impago y acabar de una vez? Que los acreedores (principalmente los bancos alemanes, franceses e ingleses) afronten las pérdidas. Ese es su problema. Verán, si vds. no pueden pagar sus facturas, se declaran en quiebra, ¿no? Así es como se supone que funciona el sistema. La misma regla se aplica a los países. Cuando vds. han intentado abarcar más de lo que pueden y no pueden pagar sus deudas, se pide “Tiempo Muerto”, se saca bandera blanca y a empezar otra vez. Ya es hora de que Grecia admita que el juego se acabó y ponga fin a la historia.

Todos hemos oído ya hablar mucho sobre “los flojos de los griegos” y del “despilfarro en el gasto” durante los últimos dos años, pero la verdad es esta: que la culpa la tienen siempre los prestamistas. Siempre. No importa si Grecia es el mayor gorrón de la historia; eso es completamente irrelevante. Es responsabilidad del prestamista hacer las diligencias debidas para asegurarse de que el prestatario es solvente. El prestatario no tiene responsabilidad en ese sentido. Ninguna. Su misión no es olfatear alrededor para ver si fulano de tal está empleado o si paga sus facturas o si tiene un buen historial de crédito o lo que sea. Ese es el trabajo del banco; y son bastante buenos en eso también (cuando no están estafando al sistema con hipotecas tóxicas). Y tienen criterios muy estrictos a la hora de prestar y si un solicitante no cumple con esos criterios, entonces, bum, de patitas a la calle. Por tanto, si los bancos de la UE pierden una tonelada de dinero porque no hicieron sus deberes y fueron tan estúpidos que no se dieron cuenta que prestarle a Grecia era más arriesgado que prestarle a Alemania, ¿a quién van a culpar de ello? ¿A Grecia? Para nada.

Desde luego, la gente en el poder rechaza esta línea de razonamiento porque no creen que los bancos o los tenedores de bonos deban siquiera perder un céntimo. De eso es de lo que va el último fiasco del rescate, de intentar proteger a incultos banqueros de las pérdidas en sus apuestas de mierda. Pero si los banqueros no asumen las pérdidas, entonces, ¿quién lo hará? ¿Los trabajadores? Eso es lo que se pretende en estos momentos, pero también es por eso por lo que Atenas se ha convertido en una zona de guerra, porque se está culpando a las personas equivocadas de una crisis que no crearon y por la que no deberían pagar… Así es como Satyajit Das resume el capitalismo salvaje: “Ya no se pretende en modo alguno ‘ayudar’ a Grecia. Solo se trata de asegurar que los bancos alemanes y franceses minimicen sus pérdidas”.

¿Ven? Eso no tiene nada que ver, en absoluto, con Grecia. Es solo otro rescate de los grandes capitostes de las finanzas. Veamos que más nos cuenta Das: “Es probable que los fondos no se le entreguen a Grecia sino que se coloquen en una cuenta especial de dónde se irán sacando para satisfacer las obligaciones de deuda del país… Alemania y los Países Bajos han sugerido que la UE asuma el control de las finanzas griegas y que se suspendan las elecciones a favor de un gobierno tecnocrático que cuente con la confianza de Berlín, París y Bruselas. Al final, el comunicado exigía que Grecia aprobara una ley humillante en la que se dé prioridad a la amortización de la deuda por encima de cualquier otra obligación del gobierno”. (“It’s all Greek to me”, Satyahit Das)

Ahora que Grecia ha aceptado un contrato de esclavitud para el próximo milenio, o algo así, los eurócratas han decidido imponerle más condiciones onerosas, como colocarles un capataz en Atenas que supervise el presupuesto para asegurar que los acreedores extranjeros consiguen su dinero antes que los pensionistas, que las madres que atienden a personas dependientes, que los pacientes de cáncer, que los veteranos minusválidos, los huérfanos y los parados. ¿Qué es eso de las prioridades? Al mismo tiempo, los partidarios de la línea dura en Alemania quieren que el parlamento griego apruebe un proyecto de ley que haga imposible que futuros parlamentarios puedan rechazar los términos del rescate. Es decir, se espera que Grecia derogue los principios fundamentales del gobierno democrático para pagar a los degolladores que emitieron los préstamos. Lo siguiente será que los griegos tendrán que enviar a sus primogénitos como garantía de los préstamos. ¿Dónde acaba esta historia?

Y –como hemos dicho antes-, el plan de rescate ni siquiera soluciona el problema. La economía griega continuará desacelerándose mientras la deuda de la nación respecto al PIB siga creciendo. Así pues, una vez más, ¿por qué aceptar un acuerdo que solo va a servir para empeorar las cosas?

Les refiero un párrafo de un artículo en Der Speigel que saca la misma conclusión:
“Desde luego que los 130.000 millones de euros no van a resolver el problema. Solo se intenta comprar tiempo. Tiempo hasta que los mercados financieros se hayan estabilizado a un nivel en que puedan manejar la bancarrota real de Grecia sin una reacción en cadena. Sin quiebras bancarias, no hay consecuencias a través de la pérdida del seguro del crédito y para el problema existente de explosión de los países de la Eurozona.” (“Stop the 130 billion bank transfer!” Der Speigel)

Por tanto, están sacrificando a Grecia para impedir otro Lehman Brothers, ¿no es así? Le están arrancando su soberanía y abocando a su pueblo a una década de miseria absoluta porque las infracapitalizadas, superextendidas y poco reguladas instituciones financieras están amarradas a una línea de conga que podría estallar en cualquier momento y echar abajo con ellas todo el sistema financiero. ¿Verdad? ¿Es el sistema realmente tan frágil o se está invocando a Lehman (al igual que con el 11-S) para conseguir además un objetivo diferente?: Sustituir a los representantes elegidos con agentes de la mafia bancaria que planean convertir el país en una mina a cielo abierto para arrancarle todos sus tesoros mientras aplastan los sindicatos bajo los tacones de sus botas.

Pero, ¿es Grecia responsable, al menos en parte, de la crisis actual?
Seguro que sí. La corrupción, el caciquismo y la evasión de impuestos están a la orden del día, pero los problemas reales no aparecieron hasta 2009, como el compositor Mikis Theodorakis explica en este escrito editado en su página web:

“Hasta 2009, no había problemas económicos graves. Las mayores heridas de nuestra economía eran los enormes gastos relacionados con la compra de material bélico y la corrupción de una parte del sector político, económico y periodístico. De ambas heridas, los extranjeros son conjuntamente responsables. Los alemanes, por ejemplo, al igual que los franceses, ingleses y estadounidenses, ganaron miles de millones de euros de las ventas anuales de material bélico, en detrimento de nuestra riqueza nacional. Esa continua hemorragia nos puso de rodillas y no nos permitió avanzar, mientras que al mismo tiempo hacía que naciones extranjeras prosperasen. Lo mismo ocurrió con el problema de la corrupción. Por ejemplo, la compañía alemana S mantenía un departamento especial para conseguir accionistas a fin de colocar sus productos en el mercado griego. Por lo tanto, el pueblo griego ha sido víctima de ese dúo depredador de griegos y alemanes que se han enriquecido a costa suya.
Es obvio que esas dos grandes heridas podrían haberse evitado si los dirigentes de los dos partidos pro-estadounidenses en el poder no hubieran sido erosionados por elementos corruptos que recurrieron a préstamos excesivos para cubrir la fuga de riqueza (el producto de la clase trabajadora griega) a manos de países extranjeros, provocando una deuda pública que alcanzó los 300.000 millones de euros, i.e. el 130% del PIB.”


¿Les resulta familiar? Los bancos prestan montones de dinero a contratistas corruptos y a políticos venales que ponen sus bolsillos mientras se dedican a comprar gran cantidad de equipamiento militar inútil con gran frenesí. Todo el mundo se atraca en el pesebre público; todo el mundo engorda y es feliz. ¿Cuántas veces hemos oído esa historia antes? Y, oh, yeah, algunos pesos pesados de Wall Street también ayudaron a que el gobierno griego escondiera la tinta roja que había en sus libros contables para poder mantener el mayor tiempo posible el latrocinio de esos tiburones. Ahora que las facturas han vencido, las cucarachas se han dispersado y es a los trabajadores a quienes les toca pagar las cuentas.

¿Hay alguien que se pregunte por qué las víctimas de esta obscena estafa han tomado las calles e incendiado Atenas en vez de aceptar su destino sin protestar?

Nadie piensa que este último rescate griego sea algo más que un ejercicio de pataleo diseñado para prolongar lo inevitable. Finalmente, Grecia no podrá pagar y la razón de ello es porque las políticas puestas en marcha hacen que el fracaso sea inevitable. El feroz régimen de apretarse el cinturón impuesto por Bruselas y Frankfurt no pretendía hacer que la economía recuperara la productividad y el crecimiento; el objetivo era castigar, humillar y crear un “estado permanente de dependencia colonial”. Es tan solo una “terapia de choque” con un envoltorio diferente.

27 de febrero de 2012

A PROPÓSITO DE JUAN TORRES LÓPEZ Y SU ARTÍCULO "LA DACIÓN EN PAGO NO ES LA SOLUCIÓN"

Por Marat

En Septiembre de 2011 redacté un artículo titulado “LA GRAN MENTIRA DE LA DACIÓN EN PAGO” (http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com/2011/09/la-gran-mentira-de-la-dacion-en-pago.html)

En él sostenía la tesis de que la dación en pago era una trampa para los cientos de miles de personas que se veían ante la eventualidad de perder su casa porque, aunque saldasen su deuda pendiente con el banco con la devolución de la vivienda, se encontrarían en la calle. Esta tesis ya había sido sostenida por mí en Junio del mismo año en otro artículo anterior (http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com/2011/07/publico-dacion-en-pago-y-ecologistas.html)

Como quiera que mis posiciones contrarias al “ingenio” nacido en torno al 15-M son de sobra conocidas por parte de quienes se han tomado la molestia en conocerlas, que son muchos, estos artículos y otros relativos a este movimiento indignado de clases medias no vieron su difusión en páginas alternativas como Rebelión, que sistemáticamente les aplicaba la censura de su no publicación, y otras. Si lo hicieron en Kaosenlared.net, en donde dejé de colaborar asqueado por los insultos que en un artículo sí y en los demás también recibía sistemáticamente.

Junto a esta tesis central del artículo exponía una contrapropuesta frente a la reivindicación de la dación en pago sostenida tanto por la PAH como por el 15-M. Mi propuesta, en esencia, consistía en que se plantease ante el Parlamento una proposición que defendiese a la vivienda como un Derecho Humano fundamental y que impidiese que la persona afectada por no poder pagar su hipoteca perdiese su vivienda, aplicándosele una moratoria de aplazamiento de su deuda, garantizándose de este modo que nadie perdiese aquella.

Cuál ha sido mi sorpresa cuando ayer domingo 26 de Febrero encuentro el artículo de Juan Torres López, que reproduzco íntegramente, titulado LA DACIÓN EN PAGO NO ES LA SOLUCIÓN.

Les sugiero que se fijen en cómo, “creativamente”, el autor se apropia de ideas ajenas que le vienen bien para arrogarse en sostenedor “original” de una tesis de la que no es autor. No creo en la propiedad privada, tampoco de las ideas, ya que éstas nacen siempre de reflexiones que, consciente o inconscientemente, han tenido un magma genético que ha podido llevar hasta ellas, aunque sólo lo estuvieran de modo latente. Pero sí creo en el reconocimiento del esfuerzo de cada uno, por aquello de “de cada uno según su capacidad, a cada uno según su trabajo”, que debe presidir la relación entre gentes de izquierdas.

A tal efecto comparativo les sitúo ante la tesis central que defendí en mi artículo del 27 de Septiembre y el que en estos días ha empezado a aparecer en diversos medios de la red publicado por el señor Torres López:

Mi tesis: “¿en qué se benéfica una familia que pierde su vivienda, y acaba viviendo en la calle, quizá incluso después de haber pagado cada mensualidad de su hipoteca durante 10, 15 o 20 años, sin haber faltado a un solo pago ni retrasarse siquiera en él? ¿En que se beneficia alguien que tras haber pagado una buena parte de su deuda con el banco acaba echando todo ese dinero al vacío para, en el mejor de los casos, vivir ahora pagando un alquiler de una vivienda que pasará a ser propiedad del banco y que, por tanto, el banco siempre tendría derecho a vender? De hecho, ahora casi las únicas hipotecas que las entidades bancarias conceden son sobre viviendas de su propiedad. ¿De qué le servirá la dación en pago a una pareja que después de perder su vivienda y que, careciendo de medios para pagar si quiera su usufructo en alquiler acabará debajo de un puente (no sé si habrá tantos en el Estado español) o en una chabola y, muy posiblemente, perdiendo incluso la tutela sobre sus hijos? ¿Se han preguntado estos señores de la PAH y el 15-M de qué modo perder el trabajo y la vivienda puede convertir a una persona en un paria, menos aún, en un mendigo, con una vida arruinada para siempre?¿Es que acaso el hecho de que salga de la lista de morosos y deje de tener una deuda importará mucho en el caso de ancianos expulsados de su vivienda o de personas que no podrán ya salir del circuito de la marginalidad, al haber perdido los dos principales medios de arraigo social, como son el trabajo y la vivienda?”

La tesis del señor Torres López: “Frente a ello no es solución la simple aceptación de la dación en pago, que al fin y al cabo viene a significar la pérdida de la vivienda”...” Hay que tener mucho cuidado a la hora de elaborar nuestras reivindicaciones porque si no está bien planteadas podemos llevar a la gente por el mal camino, como creo que puede ocurrir con la dación en pago que en la práctica es sustituir la muerte horrenda por otra más llevadera pero, al fin y al cabo, morir pues se pierde la vivienda.”

Y ahora la comparación se establece entre mi propuesta frente a la dación en pago y la del señor Torres López. Vean o no si hay similitudes entre ambas:

Mi contrapropuesta: “infinitamente más justo y social me parece exigir del Parlamento, incluso a través de esas vías de “revitalización de la democracia”, que son las ILPS, por ser concesivo, o las que consideren pertinentes, una ley que declare· que la vivienda es un Derecho Humano Fundamental,· que nadie puede ser desposeído de la misma ante situación de no poder pagar su hipoteca y· que en tanto persistan las condiciones económicas que le impidan a esa persona satisfacer su deuda la entidad financiera le aplicará una moratoria de aplazamiento de la deuda, cuya satisfacción posterior no podrá penalizarse mediante un incremento de los intereses de la deuda.”

La contrapropuesta del señor Torres López: “el reconocimiento efectivo del derecho constitucional a disfrutar de ella. Para ello sería necesario crear, por el contrario, mecanismos de arbitraje que permitan establecer acuerdos de prórroga o reestructuración de la deuda hipotecaria, al estilo de los que existen en otros países europeos, con el fin primordial de que no se pierda el bien fundamental que es la vivienda y el derecho a habitarla (...)”

La ética no es una palabra que deba ser esgrimida como bonito concepto con el que adornarse uno mismo sino un valor que debe presidir los actos de cada persona, salvo que ésta se limite a proclamarla como bandera mientras se limpia el culo con ella en su comportamiento con los demás. Y esto es lo que, a mi juicio, ha hecho el señor Torres López. Espero que en su faceta académica no se emplee de tal modo pues podría ser acusado de plagio de un modo que afectase negativamente a su carrera profesional. Y en los tiempos que corren eso no es bueno para nadie y tampoco se lo deseo al señor Torres López.

Eso sí, yo seguiré escribiendo en mi blog, donde se me puede plagiar pero no censurar en unos momentos en los que las ratas abandonan el barco del 15-M y las críticas que sostuve de ya muy antaño con otros muy pocos son ahora repetidas, casi como si fueran virginales productos “ex novo”, por parte de gentes que hasta ayer jaleaban este movimiento y formaban parte del mismo. Como muestra del botón de estos días tómense también los siguientes enlaces:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=145280&titular=se-marchitaron-mis-flores-
http://www.diagonalperiodico.net/Latidos-el-15M-y-la-revuelta.html (aunque éste último, para justificar su distanciamiento, hable de los “latidos subterráneos” que deja el 15-M)

Como quiera que mi forma de proceder no es la misma que la de los medios que censuran mis críticas al 15-M ni tampoco la de ocultar de dónde extraigo mis conclusiones, aquí les dejo con el artículo del señor Torres López.

LA DACIÓN EN PAGO NO ES LA SOLUCIÓN
Juan Torres López: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=145293&titular=la-dación-en-pago-no-es-la-solución- y también: http://www.juantorreslopez.com/impertinencias/158-impertinencias-de-febrero-de-2012/2607-la-dacion-de-pago-no-es-la-solucion
Ahora que el Ministro de Economía propone aprobar la dación en pago me parece oportuno recordar lo que Vicenç Navarro, Alberto Garzón y yo afirmamos en HAY ALTERNATIVAS. PROPUESTAS PARA CREAR EMPLEO Y BIENESTAR EN ESPAÑA (pp 114-115):
(...) Una manifestación especialmente vergonzosa del problema social al que lleva la insuficiente o mal orientada financiación de la vivienda es el incremento desmesurado de los desahucios que se producen y del número de familias que pierden sus viviendas en manos de bancos que, mientras tanto y con ayudas públicas, obtienen miles de millones de euros de beneficios.

Según el Consejo Superior del Poder Judicial en el primer trimestre de 2011 hubo 15.491 desahucios, lo que supone una nueva cifra récord y un 36,9 por ciento más que en el mismo trimestre de 2010. Pero la Plataforma de Afectados Por la Hipoteca que está en contacto mucho más directo y real con este problema afirma que en muchos miles de casos más se produce "autodesahucio" porque las familias entregan las viviendas cuando ya no pueden más, o, aunque no haya orden judicial de lanzamiento, se produce el desalojo real que luego no reflejan las cifras oficiales de la Justicia. Lo que le lleva a estimar que en 2010 se registraron 93.000 desalojos de viviendas, cuando las cifras oficiales reflejaron 48.000. Y esa misma fuente estima que a mediados de 2011 podrían estar en curso un millón de expedientes de desahucio que se unirían a los 250.000 que se han realizado desde el inicio de la crisis.

En la mayoría de estos casos se puede producir, además, que las familias deban seguir pagando una parte de sus hipotecas puesto que el gran poder de los bancos se traduce en el establecimiento prácticamente unilateral de la tasación del valor de la vivienda.

Frente a ello no es solución la simple aceptación de la dación en pago, que al fin y al cabo viene a significar la pérdida de la vivienda, sino el reconocimiento efectivo del derecho constitucional a disfrutar de ella. Para ello sería necesario crear, por el contrario, mecanismos de arbitraje que permitan establecer acuerdos de prórroga o reestructuración de la deuda hipotecaria, al estilo de los que existen en otros países europeos, con el fin primordial de que no se pierda el bien fundamental que es la vivienda y el derecho a habitarla (...).

Hay que tener mucho cuidado a la hora de elaborar nuestras reivindicaciones porque si no está bien planteadas podemos llevar a la gente por el mal camino, como creo que puede ocurrir con la dación enpago que en la práctica es sustituir la muerte horrenda por otra más llevadera pero, al fin y al cabo, morir pues se pierde la vivienda.

26 de febrero de 2012

¿POR QUÉ ALEMANIA ALIENTA LA REFORMA LABORAL DE RAJOY PARA BAJAR LOS SALARIOS?

Enrique Negueruela. Nueva Tribuna.


¿Qué razón puede haber para qué Merkel y Sarkozy encabecen una cruzada para disminuir los costes salariales en países con una proporción PIB/coste menor que en el suyo?

El objetivo fundamental de la reforma laboral que ha decretado Rajoy no es otro que bajar los salarios de los trabajadores, tanto públicos como de empresas privadas. Además hemos visto el empeño que ha puesto Merkel en la disminución salarial afirmando que era preciso trabajar más horas por menos salario.

En esta línea inició Rajoy su primera medida que no fue otra que congelar el salario mínimo. El Salario mínimo no guarda relación con la pensión contributiva mínima, es inferior en un 16% a la pensión con cónyuge a cargo (1.711 €/año) y solamente un 3,6% superior si no tiene cónyuge (315 €/año). Subir las pensiones y congelar el salario mínimo solamente se puede explicar desde una perspectiva electoralista. Obviamente no es que las pensiones deban reducir su cuantía al salario mínimo, sino al revés. La importancia de esta congelación está en la función que realiza el SMI de establecer el suelo de la negociación colectiva y de la fijación de los salarios. Con un conjunto de grupos o categorías salariales, su incremento eleva a todas y cada una de ellas, salvo que exista una política de redistribución de la masa salarial, cosa que no suele ocurrir.

La explicación puede deberse a la necesidad de establecer un cinturón en el sur de la UE que frene los incrementos salariales tanto en Alemania como en Francia

La distribución en 2010 de la masa salarial en el Estado, a partir de los datos de Hacienda de la estadística de Salarios y pensiones en fuentes tributarias, provocó que el 43,5%, algo más de dos de cada cinco asalariados percibiese menos de 1.000 euros al mes. Estos 7,8 millones de personas percibieron el 13,3% de la masa salarial repartida. Uno de cada cuatro, el 25,4%, tuvo de media un salario de 1.240 euros/mes y el 23% de la masa salarial. Entre ambos grupos se encuentran siete de cada diez asalariados. Por el contrario, el grupo de mayor retribución, con un salario medio de 4.877 euros, representando uno de cada catorce asalariados, percibe uno de cada cuatro euros (el 7% de los asalariados percibe el 25% de la masa salarial). Este abanico salarial es demasiado amplio y debería estrecharse en la medida en que el SMI pudiera servir de factor corrector. Congelado por Rajoy el salario mínimo, la pretensión de reajuste salarial, obviamente se dirige hacia esos siete de cada diez que perciben menos de 1.500 euros mensuales. Esta es la situación de los asalariados que no parece nada halagüeña.

Si relacionamos el SMI con la renta per cápita para ver en qué parte de la riqueza se le garantiza a un asalariado y lo comparamos con otros países de la UE que también tienen SMI, la comparación revela un nivel de injusticia muy superior al de nuestro entorno. El SMI garantiza más del 50% del PIB per cápita en Francia (58%), Bélgica (54%), Eslovenia y Malta (52%), Inglaterra y Grecia (51%) y Holanda (50%). Un segundo grupo que garantiza más del 40% está integrado por Polonia (48%), Irlanda (47%), Croacia (41%) y Portugal (40%). Por encima del 35%, se encuentran Hungría (39%) y España y Letonia (38%). En el último grupo se encuentran Lituania (31%), Bulgaria, Eslovaquia, Rumanía y Estonia (30%) y, finalmente, la República Checa (26%). Todavía no hay datos en Eurostat de cómo se sitúan Grecia y Portugal después de la disminución forzada de su SMI.

La amenaza de deslocalización es uno de los frenos a las reivindicaciones salariales de los trabajadores

En 2010 la renta per cápita española era muy similar a la media de la UE, 24.500 euros frente a 24.400 de media europea. Sin embargo los costes laborales por hora de trabajo eran inferiores en proporción a otros países.

El coste/hora de un trabajador en la industria alemana es un 39% superior a uno de España cuando su renta es solamente un 18% superior. En el conjunto de sectores, salvo el primario del que se carecen de datos, el coste/hora de Alemania es un 28% superior al coste/hora en España. Esa relación coste/PIB se mantiene en el conjunto de los sectores, con alguna excepción que conviene analizar, salvo el cote/hora en el sector energético. En hostelería es mayor en España en 14 céntimos de euro, un 1%, y en actividades sanitarias y servicios sociales en un 4,4%, 1,07 euros. No existen datos más desagregados que nos permitiesen comparar el sector sanitario y los servicios sociales por separado. La atención a la dependencia está mucho más desarrollada que aquí y obviamente tiene un coste/hora muy inferior a la sanidad. El segundo factor que opera son los “mini jobs” alemanes. Tanto en hostelería como en dependencia es en las actividades donde se dan con mayor profusión. Estas actividades no compiten, de momento, en el conjunto de la Unión porque son muy locales.

Si hacemos una comparación similar con Francia, el otro estado proclive aunque sin tanta presencia, el resultado es similar. El PIB per cápita francés es un 7,3% superior al nuestro. El coste hora de la mano de obra en la industria es un 34,2% superior y en el conjunto de los sectores es un 34,4% mayor. En todos los sectores, salvo el energético, su coste es mucho mayor. En general, es posible afirmar que el coste/hora de los asalariados españoles se sitúa por debajo de los costes medios de los países con un nivel similar de PIB per cápita.

Intentan, con el aplauso de Rajoy, forzar a los países del sur a ser el freno de la justa expansión salarial de los asalariados franceses y alemanes

La distribución de las rentas que aparece en el cuarto trimestre de 2011 quisiera llevarle la contraria a Merkel, Sarkozy y Rajoy. Por primera vez desde que hay series, la proporción de renta de los asalariados es inferior al excedente bruto empresarial. Este trasvase de rentas salariales de los asalariados al excedente bruto empresarial se ha venido realizando de forma más aguda desde el segundo trimestre de 2010, coincidiendo con el giro de la política social y económica.

Entre el 2º trimestre de 2010 y el 4º del 2011, la retribución de los asalariados ha cedido 4,2 puntos al excedente empresarial, pasando de ser el 54,1% a solamente el 49,9%. Esta situación es diferente tanto a la de la zona euro, donde las retribuciones de los asalariados suponen 10,6 puntos más que el excedente empresarial, como a la del conjunto de la UE donde la diferencia es de 11,4 puntos. Es a caballo de la crisis cómo se han ido invirtiendo los términos. En el primer trimestre de 2008 las retribuciones salariales eran 0,2 puntos superiores a la zona euro y solamente 0,7 puntos menos que la Unión.

Hasta ahora hemos visto cómo existe un gran número de trabajadores con salarios bajos, dos de cada cinco cobrando menos de 1.000 euros y siete de cada diez menos de 1.500 euros. También que el salario mínimo se sitúa, en relación con nuestra riqueza en los umbrales más bajos de la UE, en un nivel más próximo a algunos de los antiguos países del este que a los países con una renta similar a la nuestra, aunque hay otros del este que nos superan con creces. España es el sexto país, de los 20 que tienen SMI, por renta y el treceavo por la relación entre renta y SMI. Además comprobamos cómo la crisis ha sido utilizada para trasladar 4,2 puntos de rentas salariales a excedentes empresariales, situándose esta distribución muy por debajo de la media europea.

¿Qué razón puede haber para qué Merkel y Sarkozy encabecen una cruzada para disminuir los costes salariales en países con una proporción PIB/coste menor que en el suyo? La explicación puede deberse a la necesidad de establecer un cinturón en el sur de la UE que frene los incrementos salariales tanto en Alemania como en Francia. La amenaza de deslocalización es uno de los frenos a las reivindicaciones salariales de los trabajadores. Intentan, con el aplauso de Rajoy, forzar a los países del sur a ser el freno de la justa expansión salarial de los asalariados franceses y alemanes.

24 de febrero de 2012

PAPADEMOS APURA EL AJUSTE

Página/12
Después de que los acreedores internacionales dieran luz verde al rescate, el Ejecutivo griego debe responder con nuevos recortes. El país heleno está sumido en una crisis desde hace dos años.

El gobierno del primer ministro griego, Lucas Papademos, trabaja a toda velocidad para traducir en leyes el nuevo plan de rescate europeo, mientras miles de personas protestaban ayer de nuevo en las calles contra las políticas de austeridad impuestas por la Unión Europea (UE). El Parlamento debatió ayer la ley relativa a una quita forzosa, que permitiría al Estado obligar a acreedores privados a condonar las cantidades adeudadas si su participación en la quita voluntaria no es lo suficientemente generosa.

El gabinete griego prevé que la norma se apruebe hoy con los votos de 199 de los 300 diputados.
Las nuevas medidas de austeridad exigidas por los acreedores internacionales encuentran a los griegos sumidos en una creciente penuria desde hace dos años, con la economía en caída libre, el desempleo en niveles record y las finanzas del Estado en una situación peor que la que se creía, según datos conocidos ayer.

En otra muestra del descontento de una ciudadanía agotada y exprimida por el ajuste, más de 6000 personas se manifestaron ayer pacíficamente frente al Parlamento, en el centro de Atenas, para ventilar su bronca contra las nuevas medidas de austeridad que impulsa el gobierno de Papademos. La manifestación llegó un día después de que los países que usan el euro aprobaran el segundo rescate financiero para Grecia de los últimos dos años, que consta de otro préstamo de la UE y el FMI por 130.000 millones de euros y una condonación de la deuda por parte de bonistas por 107.000 millones de euros.

En respuesta al acuerdo de quita de deuda con bancos, aseguradoras y otros tenedores de deuda, la agencia Fitch rebajó aún más la nota de crédito griega, de CCC a C, el nivel más bajo de la tabla antes de la suspensión de pagos parcial. La agencia dijo que una cesación de pagos griega es “altamente probable en el corto plazo” y que considerará poner a Grecia en estado de “default restrictivo” (RD) una vez que se complete el canje de los bonos, una advertencia que ya había hecho en 2011.

Atenas sostiene que su nota de crédito será para entonces sólo un tecnicismo dado que el doble acuerdo que logró el martes le permitirá al país superar el mes próximo un reembolso de un vencimiento de su deuda por 14.500 millones de euros, evitando así un default desordenado y una expulsión de la Zona Euro. En virtud del acuerdo, Grecia debió ceder su soberanía y aceptar una vigilante presencia permanente de la UE y el FMI en Atenas, una especie de comisariato político que el bloque comenzó a ejercer ayer al convocar a una reunión dentro de ocho días para ver si Grecia cumplió con el ajuste requerido. La reunión, según informaron fuentes diplomáticas de Bruselas, tendrá lugar horas antes de la cumbre de mandatarios de la Eurozona prevista para el 1º y el 2 de marzo.

En cuanto a los griegos de a pie, en tanto, deberán pagar un enorme precio por su salvación. La nueva ley de ajuste enviada anoche al Parlamento contempla recortes del gasto adicionales por 3200 millones de euros acordados la semana pasada por el Ejecutivo, incluyendo un “tijeretazo” de 400 millones de euros en las ya depredadas pensiones y de más de 170 millones en educación y salud. El proyecto de ley también revisó drásticamente el presupuesto para 2012, estableciendo una nueva meta de reducción del déficit en un 6,7 por ciento del PBI, por encima del 5,4 previsto inicialmente.

Ayer, el Parlamento aprobó en comisión un proyecto de ley separado, que adopta la quita de deuda con los bonistas privados y que será votado hoy por el Legislativo en sesión plenaria. El premier Papademos se reunió ayer con el presidente Karolos Papoulias para informarle sobre el acuerdo de la Eurozona. No está claro si la combinación de crédito y quita de deuda será suficiente para evitar un default de Grecia, cuya economía podría contraerse aún más con la pérdida de poder adquisitivo o capacidad de inversión que seguramente resultará de los nuevos ajustes.

Incluso con el acuerdo con los bonistas, la deuda pública de Grecia se reducirá, en el mejor de los casos, desde su actual 170 por ciento del PBI a un 120 en 2020, volviendo al mismo nivel que tenía en 2009.

La asociación de comerciantes minoristas griegos dijo ayer que las medidas de ajuste costarán otros 100.000 puestos de trabajo en el sector sólo en la primera mitad de 2012, luego de la pérdida de 65.000 empleos en el segundo semestre del año pasado. Más de un millón de griegos, o el 21por ciento de la fuerza laboral, está desocupado, según los últimos datos, de noviembre pasado. El desempleo trepa hasta el 50 por ciento en los menores de 25 años. El gobierno también rebajará un 22 por ciento el salario mínimo de los trabajadores privados, que quedará en 580 euros.

23 de febrero de 2012

DE QUÉ VA ESTA CRISIS

Joaquín Arriola. rpublica.org

Los análisis de la crisis que proliferan últimamente se centran en la dimensión financiera o macroeconómica de la misma. Se suele señalar como “culpable” de la crisis a un largo periodo de incremento del crédito que, unido a la liberalización financiera, ha permitido crear un mercado financiero mundial que ha alimentado burbujas especulativas en el sector inmobiliario e inflación de activos. Tras varios episodios de crisis financiera (caracterizadas por el hundimiento de los precios de activos del capital ficticio y situaciones de insolvencia bancaria que se trasladan a destrucción de empleo y capital productivo con mayor o menor virulencia, y de impacto sobre todo regional (Países Nórdicos 1991, Japón 1992, México 1995, Tigres y Dragones de Asia 1997, Rusia 1998, dotcom 2001…), en agosto de 2007 se produce una crisis financiera en Estados Unidos que a finales de 2008 se traslada al conjunto de las economías desarrolladas, articuladas en el negocio bancario internacional. Ese momento es señalado como el del inicio de “la crisis” por antonomasia.

Sin embargo, las crisis se sitúan en los principios del funcionamiento del sistema económico vigente basado en los mercados privados de trabajo, crédito y bienes. Su expresión más evidente es la caída de la tasa media de ganancia o de rentabilidad del capital, que obedece, en última instancia, a la constante tendencia del capital de reducir los trabajadores ocupados a tiempo completo y con plenos derechos y sustituirlos por máquinas. En breves términos, ese fenómeno no daña la producción a corto plazo, porque el creciente aumento de la tecnología de los procesos se combina con una expansión general de la actividad basada en la inversión productiva. A largo plazo, sin embargo, el proceso de tecnologización se traduce en una relación inversión/ocupación siempre mayor, que, y esto es lo fundamental, no se compensa por aumentos de la productividad equivalentes. En consecuencia, la presión sobre la rentabilidad de la inversión se traduce en crisis recurrentes y en seguida en reducciones salariales y despidos, y a continuación en caídas de la demanda que presionan todavía más a la baja la rentabilidad de la inversión.

Es de ese modo que, en forma periódica, el modo de producción capitalista genera un exceso de producción como consecuencia de su constante objetivo de poder alcanzar un nivel de ganancia siempre mayor, que a corto plazo se obtiene mediante la tecnificación, pero que a largo plazo pasa por una desvalorización masiva del capital, con cierre de empresas y líneas de producción que abastecen a una demanda insolvente, una crisis que conduce al establecimiento de un nuevo camino de crecimiento cuantitativo y de expansión del capital sobre la base de la reconstrucción y el relanzamiento de otras actividades inaugurando un nuevo ciclo de acumulación más o menos regular, hasta el siguiente batacazo.

Lo que expresa la crisis es la dificultad que está encontrando el sistema para reconstruirse, generando una fase de acumulación más o menos estable. Por tanto, son ya varias décadas instalados en la crisis global y la crisis financiera no es sino el síntoma de que las pretendidas soluciones aplicadas desde los años ochenta no eran tales.

Crisis estructural
Ya en los primeros años 70 la crisis internacional de acumulación adquiere un carácter fuertemente estructural. Hay varios factores que señalan cierto agotamiento del fordismo hacia finales de los años sesenta. Por un lado, la saturación del mercado sobre la base de los productos existentes introducidos de forma masiva al final de la segunda guerra mundial. Cuando los habitantes de los países centrales empiezan a tener todos los artículos necesarios de consumo (TV, lavadoras, teléfono, vacaciones pagadas, etc.), se comienza a producir una ralentización en las ventas y por lo tanto en el crecimiento. El mercado potencial que son las grandes mayorías empobrecidas de los países periféricos, no están incorporados al consumo porque su función en el modelo de desarrollo fordista consiste precisamente en trabajar a cambio de un ingreso de subsistencia, y producir a bajo coste las materias primas y algunos bienes de lujo y de consumo obrero que se demandan desde los países centrales. Es sintomático que desde el desencadenamiento de la crisis, a principios de los setenta, solo dos productos nuevos se han incorporado al consumo masivo de los hogares de los países desarrollados: el video y el ordenador, y donde más cambios se observan es en el contenido de los productos, más que en la aparición de nuevos productos con nuevas funciones: transistores por chips, acero por plástico, cobre por fibra óptica etc.

Otro factor fundamental fue la redistribución del poder en el interior de la fábrica desde el capital hacia el trabajo. Una de las características del modelo es que se alcanzó de hecho el pleno empleo de la fuerza de trabajo. Aunque esta característica solamente abarcó al 20% de la población mundial y durante un lapso de tiempo de no más de dos décadas, entre 1948 y 1968 –en los otros doscientos años del capitalismo, antes y después, no ha existido el pleno empleo de la fuerza de trabajo, de modo que este rasgo es una rareza. Pese a las limitaciones temporales y espaciales del fenómeno, su combinación con el fortalecimiento de los sindicatos y al crecimiento de la negociación colectiva facilitó la organización de la resistencia obrera frente a los cambios tecnológicos en curso. Esto se tradujo, entre otros, en los siguientes acontecimientos:

- Aumento de las tasas de absentismo laboral
- Rechazo a la tecnología de la cadena de montaje y el control numérico de las máquinas
- Sabotajes a la propia cadena de montaje y a las máquinas automáticas
- Reducción impuesta por los trabajadores de los ritmos de trabajo

Como resultado, la disminución progresiva de la productividad, unida al aumento constante de los salarios, da lugar a la consiguiente reducción del excedente empresarial y de la rentabilidad.
Otro elemento que influye en el proceso de crisis es el aumento de los precios de las materias primas en 1973. Hasta ese momento había unos altos costes salariales unido a una productividad creciente y a unos costes bajos de las materias primas. Esta situación cambia, y el aumento de los precios de las materias primas, en particular la energía (petróleo) agrava la crisis de rentabilidad iniciada con la ralentización de la productividad a finales de los sesenta y las ganancias de las empresas se van a pique, por lo que muchos países experimentan incluso unos PIB anuales negativos – es decir, que. no solo no crecen, sino que se encoge su economía.

Esta sucesión de acontecimientos es enfrentada por los gobiernos de la época con los recursos a los que están acostumbrados: como se experimenta severas recesiones, se aplican las recetas tradicionales de aumento del gasto público para contrarrestar la caída de la economía. Pero como la crisis es de largo plazo, el incremento del gasto, unido a la disminución o ralentización de los ingresos, desembocó en una crisis fiscal del Estado.

A partir de 1980 se produce un cambio fundamental. Una nueva conciencia se va adueñando de los líderes del mundo capitalista, que aceptan las dimensiones estructurales de la crisis y las interpretan a su manera.: el neoliberalismo se presenta como la estrategia más adecuada para resolver la pandemia reinante. Las medidas más importantes aplicadas han sido orientadas en cuatro direcciones:

A. Rearme ideológico
Continuar la guerra fría con el rearme ideológico del proyecto conservador significa pasar de la lucha defensiva interna, Estado social “keynesiano”, a la lucha ofensiva interna: postmodernismo, nuevo individualismo y combatir el espacio ocupado por el comunismo, utilizando la penetración de los nuevos medios de comunicación de masa (cine, música, televisión, videos, etc.).
Un factor político clave en el triunfo del neoliberalismo, con importantes consecuencias en el panorama político mundial, ha sido la victoria estadounidense sobre la Unión Soviética en la carrera armamentística. Estados Unidos debe este hecho a que los recursos destinados a los armamentos se obtienen disminuyendo los beneficios sociales.

Resulta paradójico que aquellos que han visto vacilar las propias ideas con la caída del sistema soviético hayan investigado tan poco sobre las causas reales de esta derrota. La crisis del sistema soviético reside en sus limitaciones políticas, y no en el hecho que su sistema de organización económica fuese menos eficiente que el capitalista.

El nuevo individualismo se fundamenta en la creación de una sociedad de consumo de masas internacional; para realizar esto se fragmenta internacionalmente la clase obrera que se había unificado política y culturalmente en el contexto nacional (ahora una parte de la clase obrera textil alemana está formada por trabajadores que trabajan en Singapur y Malasia; una parte de la clase obrera del sector del automóvil en Estados Unidos está compuesta por trabajadores mejicanos o argentinos de la Ford, etc.).

B. Rearme militar
En Estados Unidos la carrera armamentística forma parte del sistema de acumulación del capital. Esta ha servido al funcionamiento del sistema capitalista, desde el punto de vista de la acumulación, ya que ha logrado transformar el empeño militar en producción de bienes y servicios para la distribución universal. Las inversiones militares han sido financiadas con el presupuesto público y el Pentágono sigue siendo la unidad económica planificada más grande del mundo. En estos últimos años los Estados Unidos han vuelto a tener una cuota de alrededor de un cuarto del PIB global gracias a los gastos militares. Estados Unidos es consciente de que, sin hegemonía militar, no podrían imponer al mundo el financiamiento de sus déficit, que le permite mantener la posición guía incluso en el campo económico, pero de modo absolutamente artificial, ficticio, sin ninguna base estable ni estructural en ningún fundamento macroeconómico sólido. Una disminución de los gastos militares en Estados Unidos implicaría hoy una crisis profunda y aún más aguda del sistema económico americano total y agravaría la ya sistémica y violenta crisis económica.

La única salida de la gestión de la crisis es, según parece, la del mantenimiento de la demanda y del dominio capitalista en una especie de “macartismo globalizado”, es decir, desarrollar, una vez más, un keynesianismo militar como tentativa para resolver las dificultades de relanzamiento productivo.

De hecho, todas las grandes crisis se han resuelto inicialmente acudiendo a la planificación del gasto y de la inversión que supone el militarismo. Por ejemplo, la crisis económica de finales del XIX se resuelve con la primera guerra mundial, cerrando la fase del imperialismo inglés. La crisis de los primeros años 20 registra su manifestación más evidente con la explosión de la burbuja financiera del 29, que golpea la capacidad de crédito y hace precipitar la demanda real, y no se resuelve simplemente con el New Deal en 1933; se soluciona definitivamente con la segunda guerra mundial, cuando se abre la fase de reconstrucción de post guerra, que pone al centro el poder político y económico a los Estados Unidos.

La “guerra de las galaxias” de Ronald Reagan y la guerra contra Iraq de Bush son dos manifestaciones de la búsqueda de reconstruir el keynesianismo militar como salida a la crisis. La propia UE trata de afirmarse en términos de expansión geográfica, pero también manu militari (basta recordar la “guerra humanitaria” de los demás gobiernos de centro izquierda europeos para destruir Yugoslavia y despejar el campo a la llegada de los gasoductos y de los corredores económicamente estratégicos al corazón de Europa, y el esfuerzo de generar una industria militar europea también con fines civiles (EADS).

C. El fin del pacto social
En los países desarrollados, el pacto social del período post bélico entre el capital y el trabajo se fundamentó en el miedo al comunismo, o sea, por la eventualidad de perder nuevos territorios y poblaciones para la acumulación del capital. En este contexto, el modelo de keynesianismo social juega un rol de amortiguador en el conflicto capital-trabajo, ya que está preparado para redistribuir ingresos a los trabajadores. Estos últimos, gracias a la fuerza expresada por el gran ciclo de luchas laborales exitosas de los años 50 y 60, conquistan mayor capacidad adquisitiva y por lo tanto una fuerte propensión al consumo apoyada en los propios salarios; con esta alta capacidad de compra se logra incluso crear fuentes abundantes de ahorro destinado, a través de los bancos, a facilitar el endeudamiento de las empresas para efectuar inversiones y por lo tanto apoyar el ciclo de acumulación del capital.


Desaparecido el miedo del capital hacia el comunismo, la fuerza política de los trabajadores, que buscaba imponer la propia participación en la distribución de la riqueza social generada, se debilita considerablemente, gracias también a la deriva adaptativa y moderada de los partidos y de las organizaciones históricas del movimiento obrero. Así, se va facilitando la puesta en marcha de otros componentes del ajuste neoliberal, como la flexibilización salarial y de empleo y la desreglamentación legal, (es decir la inseguridad institucionalizada), la reducción del conjunto de normas que regulan el funcionamiento de la economía y las privatizaciones, es decir la limitación de la capacidad de intervención directa en la economía del Estado y del sector público.

El Estado se aleja progresivamente de cualquier forma de participación social efectiva y se pone al servicio de la recuperación de la rentabilidad empresarial (políticas de ”desreglamentación y competitividad”, de “ajustes y privatizaciones”), para menoscabar duramente el poder de los trabajadores y de los sindicatos (lo que a continuación ha sido denominad política de la “flexibilidad”). Esta medida económica ha sido completada con la activación de nuevas tecnologías de automatización de los procesos de producción, que han reducido, en forma drástica, la necesidad de trabajo y por lo tanto han reducido decididamente el costo del trabajo.

La flexibilización es también un componente de desreglamentación, que consiste en reducir los obstáculos al despido y facilitar al mismo tiempo la contratación parcial. A su vez, se busca sustituir la flexibilización salarial ligada a la negociación colectiva por la individualización salarial para reforzar la disciplina en el trabajo, de modo que aumente la productividad individual; esto lleva a la legitimación legal a través de las decenas de modelos de contratos del trabajo denominado atípico, es decir precario, que se traducen en una creciente decadencia de grupos sociales enteros, a un empobrecimiento de clases sociales que se consideraban inmunes a cualquier crisis de sistema.

D. La globalización
En términos generales, se puede definir la globalización como un proceso a escala mundial de redistribución del poder entre clases sociales (de los trabajadores hacia los capitalistas) y entre territorios (de las zonas rurales a las urbanas (China, o las nuevas perespectivas finacieras de la UE 2007-2013 lo ejemplifican: menos poder a la PAC, más poder a la política de competitividad/I+D.), de las periferias de las ciudades a los centros de negocios (la gentrificacion, anglicismo que denota la revalorización del precio del suelo y la expulsión de los residentes de menos ingresos de los centros urbanos, refleja esta transferencia de poder), de las regiones menos desarrolladas a las más desarrolladas, de las periferias a los centros). Así por ejemplo, en la Unión Europea las disparidades regionales de renta no se reducen (a diferencia de lo que ocurre con las medias nacionales, que sí se aproximan), y eso a pesar de las importantes trasferencias implicadas en los fondos estructurales. Obviamente, a escala internacional, sin transferencias del centro a las periferias de ningún tipo, no es de extrañar que las diferencias se hayan incrementado: en 1960 el 10% de la población mundial en los países más ricos tenía una renta media 46 veces mayor que el 10% de la población en los países más pobres (11.080 US$ frente a 256 US$ dólares constantes de 1995). En 2000 la diferencia era de 144 veces (35.210 US$ frente a 245 US$ : los más pobres se empobrecieron en esos 40 años, mientras los más ricos multiplicaron tres veces su riqueza). (Datos calculados a partir de World Development Indicators 2004).

Un proceso que reconoce la propia OCDE -el club de los países industrializados-, que recientemente constató estadísticamente un periodo largo de deterioro de la participación de las rentas del trabajo (asalariado y autónomo) en el PIB de todos los países desarrollados. En treinta años, el trabajo en los países centrales ha perdido diez puntos de participación en el PIB. Esto significa que, cada año, el capital genera más plusvalía, por un volumen equivalente a 5 billones de dólares (a precios de 2008), de la que ingresaba treinta años antes, no como consecuencia de una desarrollo de la fuerza productiva del trabajo, sino mediante una modificación estructural de la distribución del ingreso.

Así, mientras el número de asalariados ha aumentado más de un 20% en los países de la OCDE desde 1993, las rentas salariales y cotizaciones sociales sólo lo han hecho en términos constantes en un 10%. Por el contrario, el consumo y la inversión rentista, no productiva, de los capitalistas, ¡han aumentado en un 211%! Estas rentas del capital, que solo para el año 2008 equivalen a cerca de 1,7 billones de euros (más que toda la economía italiana de ese año, de 1,6 billones) no se han destinado a mejorar la productividad (la inversión privada en capital fijo en la OCDE fue de 8 billones de euros en 2008), sino a perseguir su multiplicación en forma de rentas de la propiedad por medio de su inversión en activos sometidos a un proceso acelerado de revalorización especulativa, proceso que ha encontrado su límite con el agotamiento del ciclo especulativo desde el verano de 2007.

Estos procedimientos de gestión de la crisis, aplicados desde los años ochenta, pretendían recomponer la tasa de beneficios y relanzar la acumulación a escala global. Sin embargo, la crisis financiera anuncia el fracaso de esta estrategia. EL volumen de crédito se amplió enormemente en los últimos quince años, sobre la base de que la estrategia puesta en marcha iba a rendir sus frutos, es decir que el relanzamiento de la acumulación permitiría pagar las deudas. Pero esa esperanza no se cumplió: el PIB mundial creció en los setenta menos que en los sesenta, pero tras la primera dosis de medicina neoliberal, en los ochenta creció aun menos que en la década anterior, y en los noventa menos que en los ochenta. Tan sólo las deslocalizaciones permitieron un crecimiento extensivo de la acumulación en China y otras plataformas de la fábrica mundial, insuficiente para compensar el estancamiento de los países centrales.
Por eso, la crisis financiera de la primera década del siglo XXI es expresión de la vía muerta en que se encuentra el sistema social vigente. Lo que resulta paradójico es que tras tres décadas de fracaso, se insista en la misma vía para intentar solucionar los problemas.