Por
Marat
La
expresión “hacer un pan como unas hostias” proviene
precisamente del mundo de la panadería y alude a una elaboración
frustrada de este alimento básico en el que la masa no sube porque
la levadura no ha hecho su función y en lugar de un producto con
una miga alta y esponjosa nos encontramos con una torta delgada y
compacta, lo que recuerda a la forma de la hostia, que ni llena ni
alimenta, a menos que lo haga, para el creyente, espiritualmente.
En
definitiva, la frase sugiere una idea o acto malogrado.
Esto
es lo que ha ocurrido con la “operación Errejón”, que ha
arrancado con menor fuerza que la que tuvo en su día la “operación
coleta”.
Establecida
en anteriores artículos la valoración de los resultados de la
“oleada
electoral”
(como la definimos en el Espacio de Encuentro Comunista) de abril y
mayo pasados para Podemos y su marca electoral, así como las
consecuencias que ello le está trayendo, me ha parecido oportuno
dedicarle al menos uno a la no demasiado feliz idea del estratego
Íñigo Errejón.
Conviene
conocer algunos presupuestos del ex socio de Iglesias para entender
los resultados electorales de la escisión de Podemos llamada Más
Madrid (como ya he analizado en su momento los resultados de la nave
nodriza espero que nadie venga a importunarme con quien gana o pierde
más).
Hablaba
Errejón en 2017, cuando aún era secretario de Análisis Estratégico
y Cambio Político de Podemos, de la “competición virtuosa”,
una expresión según la cual era positivo que compitieran varios
grupos políticos en el en el segmento progre de la oferta de marcas
políticas del supermercado electoral porque, al confrontar entre sí,
si posteriormente existía voluntad de acordar, orientarían la línea
ideológica de la sociedad en una misma dirección -progresista, se
entiende-, saliendo beneficiados ambos, mucho más con su voluntad
final de acordar programáticamente.
La
realidad es que la estrategia de la “competición virtuosa”
en las elecciones generales, cuando ya Errejón había abandonado el
barco podemita, habiendo sido elegido candidato para la Presidencia
de la Comunidad de Madrid por su expartido, y puesto en marcha la
formación de Más Madrid, si tuvo algo de “virtuosa” fue la de
contribuir a la recuperación del voto del PSOE. No debe de
sorprendernos, ya que la mayor parte del voto podemita era prestado
de este partido y se asentaba principalmente en el segmento de clase
media que ha venido integrando históricamente una parte del voto
PSOE. La otra, mayoritaria en el caso de este partido, es la clase
trabajadora, le pese a quien le pese. En el mundo real, las cosas
suelen ser como son, no como quisiéramos que fueran.
Por
supuesto, no es Errejón un elemento tan decisivo en la caída del
voto de Podemos, por mucho que se haya pasado muchas noches
maquinando su venganza frente a su antiguo amigo y compinche político
del pasado. Pero ha sido el golpe de gracia definitivo sobre su
anterior partido y sobre su secretario general, mucho más cuando la
dimensión política que había alcanzado el ex secretario de
Análisis Estratégico y Cambio Político de Podemos transcendía a
lo meramente local para alcanzar dimensión nacional e incluso
internacional, dadas sus relaciones con el populismo neoreformista
latinoamericano del hoy descacharrado Socialismo del Siglo XXI.
Sobre
las causas profundas que habrían de llevar a la crisis terminal que
hoy vive Podemos escribí a lo largo de más de 20 artículos sobre
este partido. Pueden consultarlos en este blog. Podemos nació en
crisis. Baste recordar la primera trifulca en el primer círculo
podemita, el de Lavapiés, nada más nacidos: el enfrentamiento entre
horizontalidad y verticalidad, luego resuelto mediante la
oligarquización máxima del mismo. Siendo la cuestión de la
democracia interna un asunto central, mal camuflado con su
wikidemocracia participativa, sus referenda internos y sus
apelaciones a la gente, no era ésta ni con mucho, por más que se
enfrentaran una visión acratoide proveniente del 15M y una
bonapartista, nacida del cesarismo clásico, la razón principal de
la crisis en la que hoy agoniza Podemos.
La
ausencia de homogeneidad ideológica, que no monolitismo, donde 100
visiones políticas entrechocaban en cada momento, la ligazón de su
crecimiento a lo electoral antes que a la construcción de
militancia, algo muy distinto a los adscritos vía Internet, la
cultura del activista frente a la del militante, la transversalidad
política y social, que no se asienta en ninguna posición ideológica
coherente y definida ni en ninguna clase concreta a la que apelar,
aunque en la práctica se dirigía hacia una clase media que se ha
ido estrechando, antes que a la clase trabajadora y sus necesidades
inmediatas, el discurso de las identidades múltiples que no suman
sino que son cacofonías dispersas y hasta contradictorias, los mil
giros oportunistas que han ido desde la impugnación del régimen
político, que no del sistema capitalista, hasta la exhibición de la
Constitución como libro sagrado en el que esperar justicia e
igualdad, cuando sus sus artículos sociales eran meramente
enunciativos, la percepción para un sector de los electores de que
Podemos ha sido el medio por el que convertir la protesta social en
domesticación institucionalizada vía parlamentaria, han sido los
principales factores que han traído a ese partido al lugar en el que
se encuentra.
Y
sobre todo hay algo respecto a lo que no dejaré de insistir.
Podemos, lejos de haber nacido como un proceso de reflexión, debate
y agrupamiento militante, “vino al mundo chorreando”
oportunismo mediático por los cuatro costados. Hoy es posible decir
que, en gran medida los éxitos iniciales de Podemos se gestaron en
la Sexta, antes, y durante un año entero con Iglesias de colaborador
habitual, en Intereconomía y, sin que quepa demasiada discusión en
medios progres como Público y eldiario.es. Luego ha ido viniendo
primero el apagón y después la desafección mediática, conforme
Podemos había cumplido su función de domesticar la protesta social
en forma de representación institucional. Su tiempo se ha cumplido,
como se cumplirá el de otros novísimos que, como él, envejecen tan
rápido, Ciudadanos y VOX. Tiempo suficiente para que el bipartidismo
se reorganice.
Pero
volvamos a la operación Errejón, que es lo que toca en este caso.
Si
su primera “pedrada” era la de dejar sonado a un Podemos que iba
de bajada, objetivo cumplido. El resto de pasos posteriores, ya tal,
que diría Rajoy.
Si
la primera fase de la Operación Errejón ha sido la de sumarse a la
candidata Carmena al ayuntamiento de Madrid, ésta por mucho “Manuela
te queremos” que organice su grupo ha sido un acto fallido. Perder
las elecciones municipales, cuando tienes a tu favor todo un aparato
municipal y propagándistico, cuando has vendido tu gobierno como
modernidad, tolerancia, buen rollo, alegría, cariño y sonrisas mil,
es un fracaso sin paliativos, por mucho que digas que ha fallado el
PSOE, que perdió dos concejales y que tú te has mantenido. Pero
justamente has defraudado a los barrios del sur, desde Carabanchel
hasta Villaverde, desde Vallecas Villa hasta El Pozo, desde Puente de
Vallecas hasta Aluche, pasando por Usera. En todos ellos vive la
clase trabajadora que fue mileurista cuando las vacas gordas de la
clase media y que hoy es la pagana principal de todas las políticas
austericidas y del olvido del Ayuntamiento de Madrid frente al mimo
de los barrios centrales y del norte de la capital, los burgueses
medios. Y no me vengan con que quiénes eran los concejales de
algunos de esos barrios y distritos, que si los díscolos, que si la
abuela le da al jaco. La alcaldesa era la máxima responsable de todo
Madrid y quién proyectaba la imagen en todos ellos. Cuando te unes,
como “nueva izquierda”, término que rehuías hace solo un año,
a la línea de actuación de quien ignora quiénes son las mayorías
reales, siempre olvidadas de Madrid, tu operación política es un
pan como unas hostias.
Si
con el objetivo de que revalide tu alcaldesa su mandato propones que,
para aislar a VOX, con el que estabas
dispuesto a hablar hace solo dos meses, un partido cuya amenaza
antidemocrática inmediata ha caído en las municipales y autonómicas
muy por debajo de las generales, estás dispuesto a llegar a acuerdos
con Ciudadanos, es que te has convertido en el brazo tontiprogre
español del ultraliberal Macron, el mismo que reprime salvajemente y
criminaliza a los sectores populares de los chalecos amarillos. Un
pan como unas hostias.
Si
en las elecciones autonómicas Más Madrid, cuya papeleta llevaba tu
careto y el de Carmena, que no se presentaba a esa convocatoria, para
que no hubiera dudas sobre a quién se votaba, del mismo modo en que
aparecías en las municipales junto al rostro de Carmena, a pesar de
no presentarte, sacaste menos votos (471.538, el 14,65%) que los que
consiguió tu plataforma electoral en el municipio (503.990, el 30,94
%), es que has hecho un pan como unas hostias.
Si
crees que tu victoria principal es la de vencer a un muerto, tu ex
partido, es que eres un necrófago mucho menos inteligente de lo que
te gustaría parecer porque, al menos el engendro Podemos fue aupado
por los medios del capital a partir de una potencialidad de voto muy
superior, la que dejaba abierta un PSOE tras la dimisión de
Rubalcaba, muchos millones de votos potenciales. Hoy el PSOE ha
recuperado la mayoría de los que que les dejó en préstamo
a Podemos para que se los guardase (he observado que el artículo que escribí en su día ha vuelto a ser visitado con cierta frecuencia en estas semanas) y tú intentas levantar un
techo de voto a partir de los restos de un partido que ha perdido la
mitad de los que tuvo en su día. Como buitre, perteneces a la parte
inferior de la cadena trófica y estás haciendo un pan como unas
hostias.
En
un tiempo en el que todo se sabe, salvo entre los fanáticos y los
desinformados que, aunque carezcan de cultura política se enteran de
más de lo que parece, tu camino desde el coqueteo con Izquierda
Anticapitalista, hasta tu presencia en Podemos, combatiéndoles,
ahora tu posición a la derecha y enfrentado a muerte con la
dirección de los podemitas, que tiene bemoles, con lo que se han ido
corriendo hacia el “realismo”, y tus intentos de congraciarte con
los anticapi Kichi y Teresa Rodríguez, se hace tortuoso y lleno de
miserias. Es con tu imagen de trepa oportunista con la que vas
labrando tu destino. Con ella estás haciendo un pan como unas
hostias.
Tus
zigzagueos ideológicos últimos desde el peronismo reaccionario, vía
Laclau, hasta tu propuesta de partido verde y feminista, a caballo
entre Dïe Grünen y Ocasio y, según sople el viento lo que toque, son una evidencia más de que eres una especie de veleta a lo Rivera,
sin principios ni decencia política. Haces de tu trayectoria
política un pan como unas hostias.
Que
repitas el esquema estúpido de Podemos -construcción desde arriba,
dependencia de los medios del capital, imágenes en las papeletas
(hiperliderazgo), plataforma de amiguetes “notables” (mediocres,
como en Podemos, con ambición de vivir de la política como
profesión. Se os nota que leísteis a Max Weber), ausencia de línea
política coherente y declarada, proyecto de alianzas de “totum
revolutum” -ese en el que, en cuanto se harten de verte de gran
timonel, te dejarán solo en la chalupa- y picoteo de oportunidad
allá donde haya hueco, transversalidad ideológica más elástica
que la del chicle Boomer- indica que tu condición de teórico de la
política está la altura de cualquiera de esos vendedores del
capitalismo “win-win” y de uno de tantos predicadores de
las virtudes de la economía colaborativa y las “start tups”.
Lo tuyo es hacer panes como hostias, aunque los vendas como si fueran de masa madre.
Pero no se fíen. Aunque los constructores de hostias que venden panes tengan las patas cortas, siempre habrá desde el poder del capital quienes no les desdeñen como posibles juguetes de la ilusión democrática para ilusos. Quizá el reloj parado acierte en su hora cuando quien dicta el sentido del tiempo decida que lo haga. La ruleta gira y gira....
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