29 de junio de 2015

EL ´DRAMA GRIEGO´: PRETEXTO PARA UN GOBIERNO SUPRANACIONAL

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
El texto que les presento para reflexión y debate tiene una evidente connotación apocalíptica, al menos a medio plazo, pero no por ello descartable, ya que todos los escenarios se presentan, en mi opinión, abiertos.
La contratendencia al colapso financiero y comercial mundial es, en opinión de su autor, la ruptura de la unipolaridad representada por USA y su enfeudada UE, mediante un eje Moscú-Pekin y, fundamentalmente, BRICS y eventualmente un acercamiento de una parte de la UE a estos, lo que dejaría a USA en una posición de pérdida definitiva de su hegemonía mundial y quebraría la tendencia imperial hacia un gobierno mundial de las élites. 
En cualquier caso, este texto que no rompe con los límites del reformismo, presenta algunas opciones de futuro dentro del capitalismo, aunque supuestamente no de su racionalidad actual, muy discutibles.
El fin de la obsolescencia programada, aunque permite la amortización del alto coste de los equipos de producción tecnológica, implicaría una contracción del consumo mundial, lo que si bien, en el primer caso favorecería la recuperación tasa de ganancia por producto, en segundo, implicaría un descenso de la misma mayor que el actual por menor volumen global de producción y consumo. 
Por otro lado, el alargamiento de la vida de los productos no es algo que se desprenda del necesaramente del análisis geopolítico del presente texto y de los posibles escenarios alternativos que contempla sino que tiene más bien un aire de deseo del autor.
De cualquier manera, el capitalismo sigue sin respuestas a una crisis que volverá a agudizarse en sus siguientes fases. 
Wim Dierckxsens. La Haine
La contracción del comercio internacional
En los últimos años hubo un resultado inaudito para la era neoliberal: el comercio internacional creció menos que el Producto Mundial Bruto. La próxima corrección del Producto Mundial Bruto sin duda mostrará cifras rojas. El balance entre exportaciones e importaciones se tornó positivo en los países centrales debido a que las importaciones cayeron en EEUU y su contracción en Japón fue aún más dramática. En los países emergentes dichas importaciones crecieron de manera acelerada, pero sus exportaciones cayeron de manera notoria y sobre todo en Asia y primero que todo en China. Los gurús occidentales que predicaron hace tiempo un aterrizaje duro de la economía de China y el fin de su ascenso no han acertado. No hubo tal aterrizaje duro ni siquiera hubo un aterrizaje del todo, sino la economía china se mantuvo a flote por un endeudamiento interno y otras políticas monetarias.
Al bajar las exportaciones y con una flota navegante en ascenso, las tarifas de transporte marítimo por unidad (contenedor, metro cubico, etc. ) han bajado en un 15% desde junio del año 2014 e incluso 20% desde su máximo en marzo de 2011. Desde principios de esta década existe el miedo de medidas proteccionistas.
(Vea, Wolf Richter, Global Trade Dives Most since the Financial Crisis, http://wolfstreet.com, 25 de mayo de 2015).
Los ´bancos globales´ dejan de prestar más allá de las fronteras y las empresas multinacionales están muy escépticas ante inversiones extranjeras. Un estudio reciente del Banco de Inglaterra revela que sobre todo los megabancos se encuentran en retirada de otorgar préstamos más allá de las fronteras, lo que en la actualidad se percibe como poner en peligro la estabilidad financiera. La consecuencia es una visión más nacionalista y proteccionista. Antes que tuvo lugar la Gran Recesión (2008) el levantamiento de barreras entre naciones parecía cosa inevitable. Hoy por hoy nos hemos hecho más nacionalistas (Vea Heather Stewart, “Borders are closing and banks are in retreat; Is globalisation dead?”, www.theguardian.com, 23 de mayo de 2015).
El colapso del sistema financiero internacional
Lo que por años ha mantenido el modelo neoliberal a flote es un endeudamiento cada vez más grande. Hay diferentes formas de expresar la deuda con relación al PIB. El más común es la deuda pública como porcentaje del PIB. El país más endeudado en estos términos para el año 2014 fue Japón con una deuda de 230% del PIB, Italia con 132% y EEUU con 102%. Cuando se toma en cuenta la deuda total (la pública, empresarial y de consumidores juntas), la deuda de Japón alcanzaba ya 650% del PIB. Este porcentaje para el Reino Unido fue de 550%, la Eurozona 475%, EEUU 350%, Canadá 300%, etc... En el año 2008 la deuda global, en términos absolutos, fue de 157 billones de dólares para alcanzar 223 billones de dólares en 2014. Lo anterior significa un crecimiento de 42% en menos de siete años a partir de la Gran Recesión de 2008. Comparada con la economía mundial, la deuda global alcanzó en 2014 un volumen tres veces el tamaño de la primera. La deuda no puede seguir hasta el infinito y consideramos que estamos presenciando el colapso financiero internacional que confirmará la Gran Depresión del siglo XXI de hecho ya está en marcha. (Vea, David Chapman, Is the Endgame in play?, www.savehaven.com 9 de junio de 2015 y Vea, Marc O´Byrne, Titanic global economy may collapse warn HSBC, 22 de mayo 2015).
Enderezar la economía internacional es una misión casi imposible para los políticos. No es de extrañar, afirma Chapman, que ante la inminente amenaza de otra crisis financiera, EEUU, la UE y Japón hayan decidido pasar de una política de bail-out´, caracterizada por rescates gubernamentales. Mediante el recorte en las políticas sociales y vía medidas fiscales los gobiernos a su vez transfieren parte de ese salvataje a los propios ciudadanos. Ante la imposibilidad de volver al rescate gubernamental, hoy la élite financiera promueve una política de ´bail-in´. Esta política afecta a los accionistas de la banca privada pero también a los depósitos de los ciudadanos con cuentas bancarias. Serán entonces los propios ciudadanos que de manera más directa responderán para salvar a los grandes bancos. Para evitar una corrida hacia la banca y sacar los depósitos, los megabancos procuran implementar una política de limitar el acceso a dinero en efectivo, creando una especie de corralito a nivel mundial. Esta medida también es una señal que un colapso financiero está a la vista. La misma generará un caos económico sin precedente. La élite financiera procurará atribuir este caos no a su propio manejo irresponsable fraudulento y corrupto, sino a otras causas como la agresión rusa. Como este escenario al parecer no les ha funcionado pretenden atribuirlo a la bancarrota de la economía griega.
El ´Drama Griego´ como pretexto para un gobierno supranacional
Para entender el ´Drama Griego´ no tenemos que buscar una explicación en lo que nos comunican los medios de comunicación dominantes bajo control de la corrupta élite financiera internacional. Cuando se trata de la crisis en la Unión Europea, Grecia es el escenario de la obra de teatro. Las preguntas que lanzan al público son: ¿Encontrará Grecia una forma de pagar a sus acreedores?, ¿El país colapsará?, ¿Harán algún acuerdo con Rusia y los BRICS?, ¿Encontrarán de último momento una concesión para salvar al sistema? Nada de esto importa, afirma Brandon Smith. Es todo un espectáculo montado por la élite financiera internacional con ayuda de actores como el FMI. Grecia simplemente entrará en bancarrota por sus deudas. Es una mentira afirmar que una bancarrota de Grecia o su abandono de la EU o el Euro, provocaría inmediatamente un efecto dominó sobre otras naciones en la Unión. Si entran en bancarrota cada una de estas naciones mencionadas por la prensa (Italia, España, Portugal, etc.) esto se debe a su propia deuda desastrosa. La UE no está en problemas por Grecia, sino por la interdependencia forzada que se generó a través del euro (Vea, Brandon Smith, The U.S. And EU Will Collapse Regardless Of Economic Contagion’, June 27, 2015, www.siverdoctors.com).
Las instituciones globalistas como el Fondo Monetario Internacional están haciendo todo lo posible para crear un desastre financiero en la Unión Europea. Si no hubiese esta intencionalidad, no se podría comprender como el FMI continua financiando a Ucrania siendo un país en bancarrota y al mismo tiempo se pone inflexible ante Grecia para que entre en bancarrota. ¿Por qué la élite financiera de Wall Street y la City de Londres buscan ahora una desintegración al menos parcial de la Unión Europea? Lo que procuran es crear caos para presentar una solución ´mágica´ pero falsa. El malo en la película de la crisis europea será Grecia. La solución que presentará la Troika será una centralización del poder aún mayor. Plantearán, en otras palabras, un gobierno por encima de las naciones. Será el fin de toda soberanía nacional en la Unión Europea. El ´Dram Griego´ va más allá: la desintegración parcial de la UE será el medio para lograr un ´gobierno global´ de la élite financiera internacional. He ahí el fin de los globalistas (Idem).
El colapso financiero internacional al aumentar la tasa de interés: pretexto para crear un gobierno global
La caída de EEUU no será muy diferente al ´Drama Griego´ en este aspecto. Es altamente probable que la Reserva Federal de EEUU en septiembre aumente las tasas de interés. No es que no hay de otra que alzarlas ya que podrán continuar con tasas de interés hasta negativas. Un alza en las tasas de interés provocará una salida masiva de las bolsas de valores y en primer lugar de los bonos del Tesoro que se compraba con crédito gratuito empujándolos para arriba. Otro tanto sucedió con las acciones. Cuando se acaba la creación de dinero a tasas de interés reales cero, todas las deudas acumuladas (públicas y privadas) generarán rápidamente dificultades de pago e incapacidad de pago, es decir, bancarrotas. El pánico financiero estallará.
Cuando esto suceda la élite financiera de Wall Street y la City de Londres, a través de sus actores globalistas como el FMI el Banco de Basilea (el banco central de todos los bancos centrales), se presentarán como los salvadores de la humanidad (occidental al menos) al plantear la solución creando un gobierno global. Solo hay un obstáculo muy grande: los BRICS. Ante el proyecto de un gobierno global China, Rusia y los BRICS en general están buscando un mundo multipolar y no pretenden supeditarse a la élite financiera de Wall Street y la City de Londres. En este contexto la amenaza de una nueva guerra se torna más concreta que nunca. (Vea, Brandon Smith, OB. Cit. ).
Nos encontramos en la antesala de un colapso del sistema financiero internacional que afectará directamente a los centros financieros de Wall Street y la City de Londres. El dólar colapsará pero no con ello la élite financiera internacional. Wall Street y la City de Londres están haciendo todos los esfuerzos a través de sus actores como el FMI de promover los Derechos Especiales de Giro. La crisis en EEUU podrá ser desastrosa pero la élite financiera no tiene compromiso alguno con países ni ciudadanos. Con el gobierno global, todas las naciones, incluyendo a EEUU estarán sometidas a este gobierno. Para poder mantener la hegemonía esta élite financiera ha presionado que EEUU impida que China tenga un asiento con voto correspondiente en el FMI. Como respuesta, sin embargo, China, Rusia y los BRICS en general están buscando su propio sistema financiero internacional. En esta confrontación, los EEUU y con ello la élite financiera, han logrado lo contrario de su objetivo, pues han empujado la integración paulatina de Eurasia. No es del todo inimaginable que Alemania y Europa se unan a la iniciativa y abandonen su pacto con EEUU. La salida de Grecia de la EU puede también provocar una desintegración mayor de la EU en cuya crisis la mirada se vira más bien hacia Eurasia.
Con el colapso del dólar y la crisis del sistema financiero internacional, la instauración de un gobierno supranacional es el objetivo final. Con ello quedará para la historia los estándares de vida de la población en EEUU en particular y la de Occidente en general. Las grandes corporaciones que durante el proceso de ´outsourcing´ han buscado su vinculación con el factor trabajo en los países emergentes como China podrán perder todo vínculo con su nación de origen. Un conflicto mayor con China podría conllevar a la nacionalización de las mismas y, con la creación de un gobierno global, las corporaciones no guardarán compromiso con fronteras ni ciudadanos, es decir perderán todo vínculo con su nación de origen.
A partir de ello podemos esperar una descomposición y desintegración de EEUU. La caída de EEUU será peor que la de la URSS. La Perestroika en Occidente y primero que nada en EEUU podrá conllevar a la desintegración de los propios EEUU y la Unión Europea. Una parte nada insignificante de la población norteamericana podría migrar hacia América Latina. Es irónico afirmarlo pero será hasta cuestión de poner los perros del otro lado de Río Grande. La inseguridad económica y social generará protestas sociales masivas no vistas antes en EEUU o la UE. La indignación adquirirá dimensiones impresionantes y una internacionalización de la lucha está a la vista (Vea, Dave Kranzler , Military Site Deagel.com Predicts Economic Collapse And Massive 78% U.S. Depopulation, www.silverdoctors.com, 25 de mayo 2015).
La geopolítica en torno a Eurasia
En un momento anterior ya hemos hecho referencia al proyecto keynesiano de integrar Eurasia como respuesta ante la crisis de la deuda en el mundo. No menos importante es ver la dimensión geopolítica del proceso de integración de Eurasia. En trabajos anteriores del Observatorio Internacional de la Crisis hemos hecho referencia a la actualidad de los trabajos al respecto de Sr. Halford MacKinder (Vea, Wim Dierckxsens y Antonio Jarquin, Crisis y sobrevivencia ante guerreros y banqueros, Ed. Comares, Granada, España, 2013). Sus análisis son citados cada vez es más por otros autores y recientemente por Alfred McCoy, por ejemplo. El último autor hace una excelente síntesis de la relevancia geopolítica del trabajo de MacKinder no solo durante el siglo pasado sino también en la actualidad.
En 1904, Sir Halford Mackinder, en su calidad de director de la ´London School of Economics´, dio una conferencia con el título "The Geographical Pivot of History" ("El pivote geográfico de la historia"). Su nuevo mapa no mostraba África, Asia y Europa como tres continentes separados, sino como una masa de tierra unitaria, una auténtica "isla mundial". El ancho y profundo "heartland" ("corazón continental") de la ´isla mundial´ mide 6.437 km y va desde el golfo Pérsico hasta el mar de Siberia Oriental. En su visión, era tan enorme que solo podría ser controlado desde sus "rimlands" ("márgenes continentales") [Vea, cita 2 de Mc Coy] en Europa Oriental o desde los mares circundantes (Vea, Alfred McCoy, La geopolítica del declive mundial de Estados Unidos, www.rebelion.org , 13 de junio de 2015).
MacKinder consideraba el "heartland" de esta vasta masa de tierra, una "región pivote" que se extiende desde el Golfo Pérsico hasta el río Yangtzé en China. En su tiempo el transporte en barcos a vapor había incrementado la movilidad del poder marítimo con relación al poder terrestre. Pero, en su visión, los futuros ferrocarriles podían tener "un papel muy destacado en la estepa", disminuyendo los costes del transporte y desplazando el centro neurálgico del poder geopolítico tierra adentro. Con el tiempo, el "Estado pivote" de Rusia podría, aliado con otra potencia como Alemania, expandirse "por las tierras marginales de Eurasia", (Reino Unido y Japón) permitiendo "el uso de amplios recursos continentales para la construcción de una flota, y con ello un imperio de alcance mundial estaría a la vista" (Entre comillas MacKinder citado por McCoy). Al leer estas frases, pareciera que estamos analizando tiempos actuales.
"El futuro del mundo", afirmaba MacKinder, "depende del mantenimiento de [un] equilibrio de poder" entre las potencias marítimas como Gran Bretaña y Japón situados en el marginal marítimo y "las fuerzas internas expansivas" dentro del heartland euro-asiático que pretendían contener. Durante los siguientes 110 años las palabras de Sir Halford MacKinder no solo han ofrecido un prisma de excepcional precisión en torno a dos guerras mundiales y una Guerra Fría, sino incluso nos echa luz sobre la geopolítica actual.
La Primera Guerra Mundial fue, como el propio MacKinder explicó, "un duelo directo entre el poder terrestre y el poder marítimo". En la Segunda Guerra Mundial Hitler arriesgaría su Reich en un intento frustrado de apropiarse del heartland ruso como Lebensraum. La ambiciosa estrategia de Washington de la "contención" anticomunista de la época de la Guerra Fría fue poco más que un proceso de sucesión del imperio británico. Con bastiones imperiales en Europa Occidental y Japón, Washington construyó un arco de bases militares siguiendo el patrón marítimo británico, con las que fue rodeando la ´isla mundial´. Un envejecido MacKinder publicó su último artículo, "The Round World and the Winning of the Peace" ("El mundo redondo y la conquista de la paz") en el cual recordaba a los estadounidenses que incluso su "sueño de poder aéreo mundial" no cambiaría las bases geopolíticas. (Vea McCoy, ob cit). De nuevo pareciera que no son simplemente frases históricas, sino incluso para este tiempo.
Hoy en día las élites políticas estadounidenses no sacan las mejores lecciones de los fundamentos de la geopolítica de MacKinder. La "sabiduría" interna en Washington revela una concepción del mundo sorprendentemente insular. Kissinger presenta la política mundial como si fuera plástico, es decir, susceptible de ser modelada por grandes líderes con deseos de poder. Brzezinski, en cambio, planteó a finales de los 80 ya que movilizar combatientes musulmanes para atacar el blando vientre centro-asiático de la Unión Soviética para abrir una brecha profunda de radicalismo islamista en el heartland soviético. Hoy por hoy esta es la política norteamericana que se sigue en torno a ISIS. De como la ´crisis´ en Ucrania ha de separar la Unión Europea del proyecto ´Eurasia´, así también el imperio proyecta separar a Rusia de China con un avance de ISIS.
América Latina dentro de la geopolítica
En un momento en que su crecimiento económico ha comenzado a disminuir y que varias burbujas podrán estallar en el futuro cercano, China, no ha elegido estimular su economía en primer lugar a través del gasto militar. Lo que China busca es el paso de un mundo occidental a un mundo global liderado por China con un keynesianismo de otro tipo. Lo que China ha puesto en marcha es otro proyecto a escala global con la creación del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructuras (BAII). Habiéndose convertido en la fábrica del planeta, el poder económico de China (y de las transnacionales) no es el tamaño de su país, sino el del planeta en su conjunto. Lo que procura China de esta forma es consolidar Eurasia como una sola economía. De lograrlo obtendría la hegemonía en el mundo sobre EEUU. No por nada los europeos se apresuraron a aceptar la invitación de China de participar en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII) y curiosamente fue Londres que se afilió en primer lugar, seguido por París, Roma y Berlín.
En total armonía con la geopolítica de MacKinder, China está adentrándose en la isla mundial en un intento de rediseñar minuciosamente los fundamentos geopolíticos del poder mundial. El paso inicial ha sido un impresionante proyecto de crear la infraestructura para la integración económica del continente con la llamada ´Ruta de Seda´. Las autoridades de Beijing esperan con ello trasladar el centro neurálgico del poder geopolítico desde la periferia marítima al interior del continente, el heartland. Para sortear el Estrecho de Malaca, controlado por la armada estadounidense, la verdadera solución china ha sido buscar vías por tierra adentro. La CNPC abrió el gasoducto Sino-Myanmar en 2013 para trasladar el petróleo de Oriente Medio y el gas natural birmano a lo largo de 2.414 km desde la Bahía de Bengala hasta la remota región suroccidental de China. China ha construido una red integrada de gasoductos y oleoductos transcontinentales para importar combustibles de toda Eurasia. Las autopistas, conexiones ferroviarias, oleoductos y gasoductos tan solo desde Kashgar, en Xinjiang, la provincia más occidental de China, hasta las instalaciones portuarias conjuntas en Gwadar, Pakistán, inauguradas en 2007 sumarán casi 3.248 km.
El proyecto de la Ruta de Seda va más allá del ´heartland´ y el ´rimland´ y llega incluso a América Latina. El Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII) busca en América Latina un excelente proveedor de materias primas y recursos energéticos que necesita para alimentar su voraz desarrollo. Poco a poco, pero inexorablemente China –y en menor medida Rusia– han estado nada menos que reestructurando el comercio y la infraestructura en toda Latinoamérica, afirma Pepe Escobar en su artículo El BRICS arrolla a EE.UU. en Suramérica publicado en la página de Rebelión. Los BRICS y las naciones suramericanas -que convergen en UNASUR (la Unión de Naciones Suramericanas)– apuestan a un orden mundial multipolar garantizando la soberanía nacional y a un proceso continental de independencia.
Proyectos de infraestructura importantes están siendo financiados por capital chino. El objetivo es la transformación del mapa económico latinoamericano para apuntalar el protagonismo de la región Asia-Pacífico. Para lograrlo China necesita dar impulso del yuan en territorio sudamericano y lo está haciendo a través del lanzamiento de la primera plaza financiera del Yuan en Santiago de Chile. Con ello Chile mira más hacia el proyecto de los BRICS y ya no exclusivamente hacia la Alianza del Pacífico liderado por Washington. Se pondrá asimismo en marcha la construcción de una red ferroviaria de más de 5.000 kilómetros para conectar los océanos Atlántico (el puerto de Santos) y Pacífico (el puerto peruano de Ilo). Con ello no solo aumentan los montos y la velocidad de los intercambios comerciales del CONO SUR con China, sino vincula otro miembro de la Alianza del Pacífico (Perú) con los BRICS. Por ende está el megaproyecto de la construcción del canal de Nicaragua –más grande, más ancho y más profundo que el de Panamá– que comenzó el año 2014, realizado por una firma de Hong Kong y que hace virar la mirada de Centroamérica también más hacia China.
El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII), propuesto por China, y actualmente con 57 miembros fundadores, se posiciona como una institución multilateral alternativa para el financiamiento de infraestructura de las economías emergentes en general y de los megaproyectos en América latina en especial. El BAII tiene cincuenta y siete gobiernos miembros fundadores, repartidos entre treinta y siete asiáticos y veinte europeos. Ni Estados Unidos ni Japón se encuentran en la lista de los miembros fundadores. La presencia de veinte países europeos con Francia y Alemania de por medio significa un éxito diplomático para China, pues el apoyo de las grandes economías de Europa representa un incremento de poder e influencia del gigante asiático en el occidente. Lo anterior significa al mismo tiempo un gran desafío para las instituciones multilaterales tradicionales como son el Banco Asiático de Desarrollo (BAD) controlado por Japón, y el Banco Mundial (BM) encabezado por Estados Unidos (Vea, Oscar Ugarteche y Tesalia Valencia Belén, El Banco Asiático de Infraestructura y el Banco del Sur: dos ejemplos de regionalismo financiero, ALAI, 25 de junio de 2015).
La iniciativa de un Banco dedicado a la inversión para infraestructura junto con el Fondo de la Ruta de la Seda y el nuevo banco de los BRICS, ratificado por el parlamento chino el 24 de junio del 2015, tiene que ver con el cambio hacia un nuevo orden económico mundial que no sea la creación de un gobierno global. Cada institución sola no amenaza el poderío financiero global montado en Estados Unidos; sin embargo, todas sumadas son un elemento a tomar en cuenta seriamente. Una motivación económica del BAII va dirigida al uso internacional de la moneda internacional de China el renminbi (RMB) ya que la moneda de referencia será el RMB. Con esto China estará empujando la acumulación de activos financieros en yuanes fuera de sus fronteras afirmando la internacionalización de su moneda. El tamaño inicial del patrimonio del BAII es de 100.000 millones de dólares que puede catapultarse con la participación de capital foráneo. Se estima que podrá llegar a tener un patrimonio 5 veces mayor que el del BID, doce veces el del Banco Latinoamericano de Desarrollo, tres veces el BNDES de Brasil y dos veces y medio el patrimonio del Banco Mundial. Con ello se convertiría en el banco más grande del mundo. La oposición de Estados Unidos hacia el BAII podrá entenderse como una expresión de la creciente debilidad estadounidense sobre su influencia en el mundo (Ibid).
La inevitabilidad de otra racionalidad económica
Hay otro escenario posible ante la instauración de un gobierno global o un mundo multipolar. Como vimos hasta China ha entrado en la fase de deudas y burbujas cada vez más grandes. La deuda se torna ´eterna´ y la recesión se globaliza y profundiza. La deuda global aumenta para poder sostener la acumulación del capital globalizado. Se trata de una acumulación con una recesión cada vez más gigantesca y generalizada. Tarde o temprano se manifestará la crisis sistémica a nivel global. En medio de esta Gran Depresión del Siglo XXI queda, en nuestra opinión, otra solución que es invertir la racionalidad económica existente, es decir la negación del Keynsianismo.
En medio de la Gran Depresión del Siglo XXI, la opción obligada parece ser regular la vida media de los bienes de producción y de consumo duradero. Con este keynesianismo invertido, la vida media de la tecnología se alargaría bajo controles reguladores mundialmente. Con ello, el ciclo de reproducción del capital se alargaría, bajaría el costo tecnológico a transferir al producto de consumo final, elevando temporalmente la tasa de ganancia en el sector de bienes de consumo. Los costos de Investigación y Desarrollo suelen a incrementarse sin encadenarse con el ámbito productivo, es decir estas inversiones se tornan improductivas. Con ello se dará una caída de las ganancias transnacionales en este ámbito. En los países centrales habrá una des-inversión y des-acumulación y primero que nada en el sector de bienes de capital.
Ante la evidente crisis prolongada que resulta en Occidente, la salida dentro de la racionalidad económica capitalista parece agotarse. No solo será irreversible regular la vida media en el sector de medios de producción sino también la vida media de los bienes de consumo duradero. Con ello hay una ruptura definitiva con la racionalidad económica capitalista. El resultado es que la producción se orientará cada vez menos hacia la forma del valor y más hacia su contenido. La riqueza en general se medirá cada vez menos en términos de valor y más en términos de valor de uso. Esta lógica significa sobreponer el interés social al interés privado, aunque fuese en primera instancia para salvar la racionalidad económica. Sin duda este proceso de transición se verá acompañado de fuertes movimientos sociales y políticos, tema para otro análisis.