19 de abril de 2013

FALLIDA "REVOLUCIÓN DE COLOR" EN VENEZUELA


Renán Vega Cantor. La Haine
Lo que se viene presentando en términos políticos en Venezuela desde mucho antes del 14 de abril -cuando se celebraron las elecciones presidenciales- forma parte de una estrategia calculada por la llamada “oposición” y sus voceros mediáticos a nivel mundial y, sin ninguna duda, es el resultado de un guión establecido en las usinas intelectuales del imperialismo que se conoce con el eufemismo de la “revolución de colores”, una típica estrategia 'Made in USA'.

LAS “REVOLUCIONES” DE COLORES
El primer caso de una pretendida revolución de color (en verdad una contrarrevolución) se presentó en 1989 en la antigua Checoslovaquia cuando los disidentes y opositores sustituyeron el gobierno existente mediante una maniobra que denominaron la “revolución de terciopelo”. Los personajes que dirigieron el hecho rápidamente mostraron su verdadero rostro y convirtieron a la República Checa en un país incondicional a los intereses de Washington y al capitalismo, lo que han rubricado con la implantación de un modelo abiertamente neoliberal y privatizador, con su participación militar en las guerras imperialistas en el oriente medio, con su racismo contra los gitanos y su respaldo a la política anticubana de Estados Unidos y la Unión Europea que se sustenta en la pretendida defensa de los “derechos humanos”.

Con posterioridad a este caso se han presentado, en forma otras “revoluciones coloridas”. Entre las exitosas se pueden mencionar la Revolución Bulldócer del 2000 en Serbia (un nombre poco vistoso que al parecer se originó por el papel que desempeñaron los chóferes que manejan este tipo de vehículo), la Revolución Rosa en Georgia en el 2003, la Revolución Naranja en Ucrania en el 2004 y la Revolución de los Tulipanes en Kirguistán en el 2005. Entre las fracasadas están la Revolución Blanca en Bielorrusia, la Revolución Verde en Irán y la Revolución del Twiter en Moldavia.

Todos estos acontecimientos tienen muchas cosas en común. Se presentan después del fin de la Guerra Fría y, en gran medida, en el espacio postsoviético, con la finalidad de implantar regímenes títeres e incondicionales a los Estados Unidos y a esa entelequia que se autodenomina como “occidente”. Esos movimientos se suelen pintar a sí mismos como democráticos, liberales y enemigos de la dictadura y el totalitarismo, lo cual resulta significativo porque siempre se generan en lugares en los cuales, por variadas razones, no se ha podido implantar de manera clara y directa el proyecto neoliberal o se encuentran gobernantes incómodos y poco obedientes a los designios de los Estados Unidos y del sistema financiero internacional. De igual forma, una particularidad notable de las tales “revoluciones de colores” es que en ellas no intervienen en forma directa las fuerzas armadas, como en los golpes clásicos, ni fuerzas militares de tipo convencional, con lo que queda la impresión que los gobiernos son derrocados por la lucha heroica de jóvenes desarmados que enfrentan con voluntad y coraje a un régimen opresivo.

Esas “revoluciones de colores” son impulsadas por jóvenes aparentemente despolitizados que se muestran inconformes con un gobierno determinado y reciben el inmediato respaldo de la prensa autodenominada libre e independiente (entre la cual sobresale la CNN), la cual se encarga de amplificar sus demandas y de denunciar al gobierno escogido para ser derrocado. Se inicia entonces una campaña mediática, planificada y constante, que presenta a los “revolucionarios” como expresión de un nuevo tipo de movimientos sociales y de inéditas formas de protesta, que no buscan el derrocamiento violento de un gobierno sino su sustitución aparentemente pacífica por la vía electoral, y los muestra como pluralistas, pacíficos y respetuosos de los métodos democráticos, mientras al mismo tiempo cataloga como dictatorial y autoritario al gobierno que se pretende sustituir.
Antes de que se inicien las “revoluciones”, la mano visible de Estados Unidos opera a través de varios instrumentos, entre los que se encuentran la financiación a dirigentes y movimientos universitarios, la creación de ONG de fachada, que reciben cuantiosos fondos de la USAID y de la CIA, y la entrada en escena de otras ONG internacionales, entre las que sobresalen las del especulador George Soros.

Los símbolos utilizados son similares, sobresaliendo una mano empuñada, y suelen ser del color que se le da a la “revolución” y los portan los jóvenes, por lo general de clase media, que se comunican por teléfono celular, usan el twitter y se expresan a través de las redes sociales. Estos jóvenes empiezan a actuar antes de una elección presidencial, y de antemano se sabe que su finalidad es declararla ilegal y fraudulenta, si no triunfa su candidato favorito. La “prensa libre” del mundo se hace eco de esas denuncias y desde semanas antes de las elecciones pone en duda la legalidad de los resultados. El día de las elecciones se crea un ambiente de pánico y miedo entre los electores, se sabotean los sistemas electrónicos y se difunden toda clase de mentiras y calumnias contra los enemigos de la “democracia” y la “libertad”, tal y como la entienden los opositores de la “sociedad civil”, por supuesto incondicionales a los mandatos de los Estados Unidos.

En la noche de las elecciones, en las que resultan perdedores los “revolucionarios” de colores, se denuncia el fraude, se convocan estudiantes y jóvenes en el centro de la ciudad capital y se inicia la protesta para que se cambie el resultado electoral o se vuelvan a realizar los comicios. Estas manifestaciones han sido preparadas con antelación y organizadas por las embajadas de los Estados Unidos, por la USAID y por las ONG “democráticas”. Cuando se efectúan las protestas, en forma automática la prensa mundial reproduce la noticia del supuesto fraude, algo que casi nunca se confirma, y la mentada “comunidad internacional” (un seudónimo de Estados Unidos y sus lacayos) afirma que no reconocerá dichas elecciones y presiona para que se cambie el veredicto o se realicen nuevamente, y cuando eso sucede salen victoriosos los “revolucionarios”, como sucedió en Ucrania en 2004.

Las “revoluciones de colores” en realidad son una orquestada maniobra de desestabilización política que tiene un guion preestablecido, que no por casualidad cuenta con un texto de cabecera que fue redactado por el estadounidense Gene Sharp de la 'Albert Einstein Institution' y que se titula de La dictadura a la democracia, que constituye un manual del Perfecto Golpe de Estado. El triunfo de una “revolución colorida” depende de la debilidad interna del gobierno atacado o de su incapacidad de entender lo que está en juego y de no proceder con firmeza para rechazar las maniobras desestabilizadoras. Su objetivo, como se evidencia en los países en donde han triunfado, es el de implantar un orden por completo favorable y proclive a los Estados Unidos, a la Unión Europea y a la OTAN.

Como resultado, los nuevos gobernantes rápidamente muestran su verdadera cara antidemocrática y antipopular e incurren en peores niveles de corrupción de los que denunciaban, aplican a rajatabla los dogmas neoliberales y abren las puertas de sus países a las multinacionales de los países imperialistas. Con esto queda claro que no constituyen ninguna revolución, sino que simplemente se han apropiado de esa palabra, quitándole su sentido radical, para presentarse como los portavoces de un sentimiento de descontento y rechazo ante un determinado gobierno. Dicen basarse en la no violencia y en la desobediencia pacífica, algo que nada tiene que ver con sus verdaderos intereses, como se demuestra cuando están en el gobierno, en donde ponen en marcha medidas antipopulares respaldadas en la violencia bruta, como se ha demostrado en casos como el de Georgia o Serbia.

LA REVOLUCION VINOTINTO (¿?) EN VENEZUELA
Todo este guion ya conocido y repetido en múltiples ocasiones por Estados Unidos y sus perros falderos es el que se ha intentado implantar en Venezuela desde hace varias semanas. Esto se complementa con todos los métodos de subversión y saboteo impulsados por los Estados Unidos desde cuando Hugo Chávez ganó las elecciones de 1998, porque van quince años de una prolongada acción contrarrevolucionaria contra el pueblo venezolano. Lo que sucede es que ante el fracaso del golpe de estado clásico en el 2002, las sucesivas derrotas de la “oposición” en las elecciones y ante la desaparición física del líder del proceso bolivariano, Estados Unidos, junto con la burguesía venezolana, ideó como plan estratégico del momento efectuar una revolución de color, y puso en marcha el guion previamente conocido en otras latitudes.

No es casual que a comienzos de este año hubiera aparecido un grupo de estudiantes que se declaró en huelga de hambre y que reclamó la presencia física del presidente Hugo Chávez, que estaba enfermo en Cuba. Al mismo tiempo, 'CNN' y todos los miembros de falsimedia empezaron a difundir el rumor que las elecciones iban a ser fraudulentas y la oposición manifestó que no aceptaría los resultados, si su candidato perdía.

Aunque el intento no ha sido exitoso si les fue favorable la coyuntura electoral, en la cual disminuyeron los votos chavistas y aumentaron los del candidato proestadounidense y el resultado final fue más estrecho de lo pensado. Este hecho facilitó la labor golpista y desestabliizadora que se puso en marcha desde el momento en que se supo oficialmente del triunfo de Nicolás Maduro. Durante la jornada electoral, además, fueron saboteadas las comunicaciones virtuales y electrónicas de los principales dirigentes de Venezuela y se intentó bloquear al Consejo Nacional Electoral. En forma simultánea, la 'CNN' y los canales privados de gran parte del mundo desinformaban y mentían y daban de antemano, sin ningún dato, confiable como ganador al candidato de la derecha.

Como estaba cantado, luego de que se dieron a conocer los resultados oficiales, Capriles los desconoció, presentó unas supuestas pruebas del fraude, se negó a aceptar la autoridad del Consejo Nacional Electoral y pidió un conteo manual del cien por ciento, es decir, el regreso al viejo sistema electoral. Como para que no quedara duda llamó a sus seguidores a manifestarse en la calle en repudio al pretendido fraude. Al mismo tiempo, 'CNN' y la casi totalidad de la prensa internacional empezó a hablar del resultado incierto, que no se sabía quién había ganado, de la polarización reinante y del triunfo por ligero margen de Henrique Capriles.

En Colombia, por ejemplo, los medios de incomunicación que nos contaminan con su brutalidad, han recurrido a todos los instrumentos del engaño y la mentira para deslegitimar el triunfo de Nicolás Maduro. Llama la atención en ese sentido que el Canal Capital en Bogotá –dirigido por un reconocido periodista- le haya prestado toda la noche del domingo a una politóloga de la Universidad de los Andes, de dudosa idoneidad, para que junto con unos mercachifles de la propaganda antibolivariana llegaran a decir, incluso antes de que se conociera el primer boletín del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, que Henrique Capriles había ganado. Esa fue la misma infamia de la cobertura de 'CNN' y compañía a nivel mundial.

Hasta la noche del 14 de abril, Capriles y sus partidarios se habían presentado como demócratas, pluralistas, defensores del Estado de derecho y mil embustes por el estilo, siguiendo las directrices de las “revoluciones de colores”, pero desde el mismo momento en que se conoció el veredicto electoral todos ellos se quitaron la máscara y empezaron a actuar como lo que son, unos fascistas, como lo pusieron de presente hace exactamente once años durante el fallido golpe de Estado del 2002. Y como en esa ocasión procedieron con los mismos métodos: atacaron a los pobres, evidenciaron su racismo y su rechazo al pueblo chavista, destruyeron hospitales y centros de salud atendidos por médicos cubanos, quemaron varias sedes del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), golpearon a cientos de personas que celebraban el triunfo de Nicolás Maduro, intentaron quemar viva a una persona, y han matado hasta el momento que se escriben estas líneas a siete personas.

Todos estos procedimientos criminales, apoyados por todo el poder mediático internacional, no son contrarios al verdadero sentido de los mal llamados “revolucionarios de colores”, sino su verdadera esencia, a la vez que expresan la catadura del imperialismo estadounidense. Ese proceder tenía como finalidad generar el caos, para dar la impresión que en Venezuela no había gobierno, reinaba la inestabilidad y estaban creadas las condiciones para pasar a otra fase, de golpismo abierto. Afortunadamente la reacción tanto del CNE como de Nicolás Maduro –luego de que este tuviera un desafortunado discurso en la noche del 14 de abril- fue rápida y efectiva y entendió que un factor clave para no dejar prosperar una “revolución de colores” es el tiempo y la firmeza. Actuar con decisión y rápido, sin dudas de ninguna clase. En este caso eso fue lo que se hizo, porque el lunes 15 el CNE proclamó oficialmente a Nicolás Maduro como presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela y se negó a aceptar un conteo manual de votos, maniobra con la que Capriles y los Estados Unidos buscaban el tiempo necesario para sembrar no sólo la duda sino para actuar a sus anchas y realizar sus maniobras de saboteo y terrorismo que tanto les gustan.

Fue esta actuación rápida lo que desesperó a Capriles y lo llevó a incitar al odio y a la violencia, con el resultado trágico que se conoce. Y por esa misma razón, Estados Unidos, su ministerio de colonias, la moribunda e insepulta OEA, y, como no podía faltar, el Reino de España –los mismos que respaldaron el golpe del 2002- han sido los únicos que se han atrevido a poner en duda la legitimidad del nuevo gobierno y su triunfo legal. Como esta vez el guion de las Revoluciones coloridas no salió como en las películas de Hollywood, en la que los que se presentan como los buenos vencen a sus malvados enemigos, Estados Unidos respira por la herida al decir por boca de uno de sus funcionarios de quinta categoría que la proclamación de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, por parte del Consejo Nacional Electoral, "fue un acto imprudente" y refleja "una crisis institucional", según las palabras de Kevin Withaker, Subsecretario asistente para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos. Claro, si lo que ellos querían era tiempo, para montar una cabeza de playa aparentemente legal, basándose en el conteo manual de los votos y en la incertidumbre y vacío legal que eso hubiera provocado, para consumar su “revolución de colores”

Por esta vez fracasó la revolución vinotinto (color de la camiseta de la selección venezolana de fútbol), pero el gobierno de Maduro y la conducción del proceso bolivariano deben aprender de esta dura experiencia y de los errores cometidos (entre ellos una desastrosa campaña electoral) para enderezar el proceso e impedir el triunfo de la contrarrevolución. Eso ya no sólo le interesa a Venezuela sino a los revolucionarios de América y del mundo que comprendemos que es necesario un proceso de rectificación para afrontar los diversos problemas económicos, productivos, sociales y políticos que enfrenta la patria de Bolívar y de Chávez, que es la misma de todos los que entendemos lo que significa una derrota al estilo de las que se vivió en Nicaragua en 1990.

18 de abril de 2013

REAJUSTES GEOESTRATÉGICOS EN TORNO A LA PENÍNSULA COREANA

Soldados surcoreanos participan en un ejercicio militar cerca de la zona 
desmilitarizada que separa a las dos Coreas, en Paju, al norte de Seúl. 
Foto Reuters

Alfredo Jalife-Rahme. La Jornada

Antecedentes
La desnuclearización de la península coreana estuvo a punto de ser resuelta por la intermediación del ex presidente Carter con el presidente Clinton, a quien le faltó tiempo para implementar el arreglo a cambio de una sustancial ayuda económica, proceso que fue descarrilado cuando Baby Bush colocó a Norcorea en su agenda bélica del eje del mal, al unísono de Irak (destrozada) e Irán (puesta en jaque).

Un contencioso anacrónico de la guerra fría se ha infectado ominosamente por la dinámica que se desenvuelve en el noreste de Asia debido a la escalada estratégica de la doctrina Obama y su política de contención de China, concomitante con el despliegue del cerco geoeconómico de la Alianza del Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés; al que Calderón incorporó a México).

Hechos
En forma inusitada se escenificaron coincidentes cambios de poder en cuatro de los seis participantes en la negociación de desnuclearización de la península coreana: China (presidente Xi Jingpin), Japón (premier Shinzo Abe) y las dos Coreas (Norte: Kim Jong-un, y Sur: primera mujer presidenta, Park Geun-hye), lo cual pudiera ser extensivo a la segunda administración Obama con la llegada al Pentágono de Chuck Hagel y al Departamento de Estado de John Kerry.

Tales ajustes político/administrativos –con la excepción relativa de Rusia (donde Vlady Putin transmutó su poder de primer ministro a presidente el año pasado)– se han reflejado en la escalada que llegó a su paroxismo en Semana Santa, que amainó mediante la asombrosa colaboración entre Rusia y Estados Unidos.

La escalada de retórica nuclear en la península coreana comporta específicas características interactivas a escala local, regional y, sobre todo, global entre las tres superpotencias geoestratégicas: Estados Unidos, Rusia y China.

Los juegos nucleares de guerra tanto unilaterales de Norcorea como bilaterales de Estados Unidos/Corea del Sur alcanzaron un delicado nivel que pudo haber desencadenado una guerra regional, más que en forma voluntaria, por un accidente y/o error de cálculo y/o sobrerreacción de los actores cuando la retórica bélica nuclear de Pyongyang fue superada en la puja por el envío del avión furtivo ( stealth) B-2 de Estados Unidos con una carga de 16 bombas nucleares a la frontera de Norcorea, que posee seis bombas nucleares: dato proporcionado por Mohamed El-Baradei, ex director de la AIEA, en una comida privada del canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, a la que concurrí como representante de IPPNW (premio Nobel de la Paz 1985).

La retórica bélica fue detenida el domingo de Pascua gracias a la intervención rusa que aclaró que no existía declaración de guerra de Norcorea a su país hermano Corea del Sur, sino que había sido un error de traducción ( The Voice of Russia, 31/3/13), mientras el recién ungido presidente chino Xi Jinping, después de haber fortalecido su alianza estratégica militar con Rusia (Bajo la Lupa, 20/3/13), no modificaba su gira africana.

Se notaba que Rusia, que tiene una frontera mínima de 17.5 kilómetros con Norcorea (China tiene mil 416 kilómetros), diluía el vino bélico de las partes. Un domingo después al de Pascua, el Pentágono decidió posponer por un mes la prueba de su misil estratégico intercontinental con ojivas nucleares (ICBM) Minuteman III (Afp, 7/4/13) como medida de buena voluntad hacia Rusia, lo cual fue agradecido públicamente por Vlady Putin durante su visita a la Feria de Hanover (RIA Novosti, 8/4/13), quien instó a sus socios (sic) de Norcorea a tomar en cuenta la decisión del Pentágono con el fin de desactivar la crisis.

A diferencia de la imperturbable tranquilidad de Corea del Sur (donde no existió pánico ni desplome de su bolsa), la preocupación de Vlady Putin fue notable: Si se desata un conflicto nuclear en la península coreana, Chernobyl aparecería como un cuento de niños ( Russia Today, 8/4/13).

En ese momento ya se habían ajustado a nivel nuclear las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Rusia, que curiosamente han progresado aceleradamente con la insólita declaración del muy influyente viceprimer ministro ruso Dmitry Rogozin, quien considera que el despliegue misilístico de defensa de Estados Unidos es un bluff ( The Moscow Times, 16/4/13).

Claro: días antes Chuck Hagel, flamante secretario del Pentágono, había desmantelado la cuarta fase del escudo de defensa de Estados Unidos de las fronteras rusas para recolocar su maquinaria misilística en Alaska, con el fin de defenderse de la amenaza norcoreana.
En esta partida multidimensional de ajedrez a escala global/regional/local el reajuste misilístico de Estados Unidos en Alaska favorecía la contención de China de la doctrina Obama.

De regreso a Pekín, el presidente Xi expresó que estaba en contra del caos en la península coreana con fines de satisfacer intereses egoístas: declaración inespecífica que fue interpretada por el geoestratega Zbigniew Brzezinski ( Joe Morning, 9/4/13) como un jalón de orejas al mandatario juvenil de Norcorea, pero que otros interpretaron también como una dedicatoria simultánea a la doctrina Obama.

China se ajusta así, después de Rusia y Estados Unidos, a la nueva correlación local/regional de fuerzas que implica también al vecino Japón, que participa en el nuevo reacomodo regional.

Dos semanas más tarde al clímax del domingo de Pascua, el flamante secretario del Departamento de Estado, John Kerry, realizó un viaje significativo a Corea del Sur, Japón y China con el fin de desactivar las graves tensiones en la península coreana y en el noreste asiático, que incluyó un llamado conciliador para un diálogo auténtico con Norcorea ( Global Times, 16/4/13).

Como que los seis países involucrados en el contencioso nuclear de la península coreana reajustan sus relaciones a un nuevo nivel geoestratégico.
El mismo Obama aminoró la capacidad de Norcorea en ensamblar una ojiva en sus misiles (“ delivery system”): Yonhap News (16/4/13).

Conclusión
No se puede deslindar la crisis en la península coreana de la confrontación entre China y Japón por la soberanía de las islas Diaoyu, como asienta subliminalmente el reciente Libro blanco de defensa nacional de China y sus nuevos desafíos en seguridad, cuando la región Asia/Pacífico se ha convertido en una escena significativa para el desarrollo económico del mundo y la interacción estratégica entre las grandes potencias; Estados Unidos ajusta su estrategia de seguridad en Asia/Pacífico y el escenario regional sufre profundos cambios ( Global Times, 16/4/13).

La alusión a Estados Unidos no pasa inadvertida: cierto país ha fortalecido sus alianzas militares en la región Asia/Pacífico, ha expandido se presencia militar en la región y frecuentemente hace más tensa la situación allí.

Un editorial del Global Times (16/4/13) señala que el Libro blanco está mayormente consagrado a temas marítimos y a los intereses foráneos de China, que exhibe ajustes estratégicos prácticos.

Tanto los juegos nucleares de guerra bilaterales de Estados Unidos/Corea del Sur como los unilaterales de Norcorea reflejan la nueva dinámica en el noreste asiático y su dramático ajuste estratégico regional debido a la doctrina Obama de cerco a China.

16 de abril de 2013

LA OTAN TOPA DE NUEVO CON SU PASADO TERRORISTA


Rafael Poch. La Vanguardia

“Gladio” reaparece en Luxemburgo
Un testigo inesperado ha dado esta semana un extraordinario giro al “proceso del siglo” que se sigue en Luxemburgo desde febrero. Se trata del caso “Bommeleeër”, literalmente el “colocador de bombas”: una serie de veinte atentados con bomba realizados en el tranquilo ducado entre 1984 y 1986 que fueron cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad. El historiador alemán Andreas Kramer ha dado un vuelco al caso: el autor de 18 de aquellas 20 bombas, fue su padre, un agente del servicio secreto alemán, BND, que actuaba por cuenta de una estructura secreta de la OTAN, ha dicho.

Es así como la trama “Gladio”, relativamente bien conocida en países como Italia y Bélgica, asoma ahora en Luxemburgo. El testimonio de Kramer exculpa a los dos acusados del caso, Marc Scheer y Joseph Wilmes, ex miembros de la brigada móvil de la gendarmería y coloca en el primer plano de las sospechas al padre de Kramer, Johannes Kramer, fallecido en 2012 y definido por el hijo como “un prototipo de nazi”. También apunta al ex jefe de los servicios secretos de Luxemburgo (SREL), Charles Hoffmann.

Kramer es uno de los 90 testigos del proceso entre los que figuran el primer ministro Jean-Claude Juncker, el ex primer ministro y ex presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, el ex ministro de justicia Mar Fischbach y los príncipes Juan y Guillermo, hermanos del Gran Duque Enrique de Luxemburgo.

Los atentados de Luxemburgo, contra la cumbre de la Unión Europea del 2 de diciembre de 1985, contra una sede judicial y una larga serie de torres eléctricas, fue obra de un grupo de 40 personas, diez de ellas luxemburguesas, incluido el jefe de la “Brigada Móvil” de la Gendarmería local, Ben Geiben, en conexión con los servicios secretos alemanes (BND) y británicos (MI6), explicó Kremer.

“Mi padre era un terrorista, se trataba de puro terror y de asesinatos, calculaba conscientemente la muerte de personas”, declaró Kramer ante los jueces. Su padre le explicó sus hazañas porque quería que el hijo ingresara también en el BND. “Me amenazó de muerte en caso de que explicara algo, me lo tomé muy en serio”, dice el hijo.

Kramer sostiene que su padre participó en el atentado con bomba más grave de la historia alemana de posguerra, el del 26 de septiembre de 1980 en la Oktober Fest de Munich, la fiesta de la cerveza, que dejó 13 muertos y 213 heridos y fue inverosímilmente atribuido a la acción de un solo neonazi que murió en la explosión. El artefacto era complejo, una granada introducida dentro de un extintor, y requirió una notable pericia técnica.

En Luxemburgo se trataba de cultivar la estrategia de la tensión, el gran ducado era reticente en la probación de legislación de seguridad y había que motivarlo, explicó Johannes Kramer a su hijo. La operación formaba parte de la estructura “stay Behind”, una red internacional conocida en Italia como “Gladio” que creó inicialmente grupos armados preventivos para acciones de sabotaje en la retaguardia europea en caso de una invasión soviética y que acabó siendo utilizado políticamente en Europa y nutriéndose de ultraderechistas.

La existencia de Gladio, una estructura de la OTAN, secreta dentro del secreto de la Alianza, que Kramer describe como “un servicio secreto dentro del servicio secreto”, fue reconocida en Italia por el primer ministro Giulio Andreotti en agosto de 1990.
En un informe de 326 páginas de la comisión de investigación del Senado italiano sobre los sangrientos actos terroristas que Italia conoció entre 1967 y 1987, en el marco de la estrategia de la tensión para impedir, entre otras cosas, la participación de los comunistas en el gobierno, lo que le costó la vida al primer ministro Aldo Moro (491 muertos y 1181 heridos en dieciocho años), la cámara concluyó finalmente, en junio del año 2000, que, “aquellas masacres bombas y acciones militares fueron organizadas, o promovidas, o apoyadas por hombres dentro de las instituciones del Estado italiano y, como se ha descubierto más recientemente, por hombres vinculados a las estructuras de la inteligencia de Estados Unidos”.

La historia de esta estructura es parcialmente conocida gracias al estudio del profesor suizo Daniele Ganser publicado en 2005, “Gladio los ejércitos secretos de la OTAN”. El juicio de Luxemburgo es sumamente interesante porque incluye las veinte bombas del gran ducado en una serie vinculada a algunos de los mayores actos terroristas realizados en Europa en los años setenta y ochenta.

Kramer dijo el jueves en su declaración que los atentados se coordinaban a través del “Comité Clandestino Aliado”(Allied Clandestine Committee) bajo la dirección del General alemán Leopold Chalupa. Aún vivo, Chalupa fue comandante en jefe de las tropas de la OTAN en Europa Central (CINCENT) desde 1983 a 1987. Kramer ha pedido que sea llamado a declarar junto con el ex secretario de estado de defensa Andreas von Bülow y otro agente del BND vinculado al “stay Behind” llamado Norbert Zuretzko.

Los abogados de la defensa, Gaston Vogel y Lydie Lorang consideran que esta trama explica el cúmulo de irregularidades y misterios que la instrucción del proceso ha conocido a lo largo de los años, en forma de decisiones judiciales ignoradas, desaparición de más de 80 pruebas, destrucción consciente de documentos por el SREL así como informaciones sensibles que la policía de Luxemburgo no entregó a los investigadores y que habrían exculpado a sus defendidos, meros chivos expiatorios.

Kramer dijo que los atentados de Luxemburgo crearon divergencias dentro de la OTAN que llevaron a interrumpir la serie de golpe en 1986 para concentrarse más en Bélgica.

Entre 1983 y 1985 Bélgica sufrió una insólita ola de atentados que ha pasado a la historia como las “masacres de Brabante”, gran parte de ellos a cargo de unas “Células Comunistas Combatientes” (CCC) que en realidad fueron organizadas por la extrema derecha y que utilizaron armas y explosivos procedentes de una acción clandestina de entrenamiento de las fuerzas especiales americanas en la localidad de Vielsalm en la que murió un oficial de la policía belga.

Particularmente actual e inquietante ha sido la impresión manifestada por Kramer en el juicio de Luxemburgo de que la estructura del “stay Behind” continúa activa en Alemania y que el escándalo de la célula neonazi NSU, cuyo juicio comienza el miércoles en Munich podría estar relacionado. El caso “Clandestinidad nazi” (NSU) es el asunto de terrorismo más grave registrado en la Alemania de los últimos veinte años y ha venido marcado por una misteriosa ineficacia de los servicios secretos. Durante más de una década el grupo responsable de diez asesinatos, nueve de ellos xenófobos, dos atentados con bomba y más de una docena de atracos entre 1998 y 2011, actuó impunemente sin que oficialmente fuera detectado.

15 de abril de 2013

EL MINISTRO DE ECONOMÍA, LUIS DE GUINDOS, TAMBIÉN VENDIÓ ‘PREFERENTES’

El diputado Antonio Hurtado muestra los
documentos en los que se demuestra que
Lehman Brothers, compañia de la que De
Guindos fue Presidente para España y
Portugal, vendió preferentes
Luis Díez. Cuarto Poder
Cuando el hombre de la pajarita subió a la tribuna de oradores, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, mantenía el dominio de la situación y parecía tranquilo. No esperaba que el hombre de la pajarita, Antonio Hurtado, diputado socialista por Córdoba y portavoz adjunto en la Comisión de Economía, fuese tan peligroso. Pero lo era. Hurtado desveló que cuando el ahora ministro De Guindos era presidente ejecutivo de Lehman Brothers vendió una gran cantidad de participaciones preferentes a muchos ahorradores estafados, algunos de los cuales seguían el debate desde el palco de invitados. El ministro frunció el entrecejo y elevó el tono en la réplica, pero no pudo desmentir a Hurtado. La estafa de las preferentes afecta a más de 100.000 personas en toda España.

Dijo el economista Hurtado: “He estado viendo unas 20 sentencias judiciales favorables a estas personas (los ahorradores engañados). Nunca con la intención de encontrarme con lo que me he encontrado y que creo que debe conocer la Cámara, porque para mí ha sido una sorpresa, desde la más absoluta sinceridad. De las 20 que he visto, me he encontrado que un tercio de ellas corresponde a la comercialización de preferentes de Lehman Brothers. Participaciones comercializadas a través de otras entidades, emitidas por Lehman Brothers, y comercializadas durante los años 2006 a 2008, siendo usted presidente ejecutivo de esa entidad (quebrada) en España y Portugal. ¿Qué le quiero decir con esto? Que usted no está legitimado para hablar de herencia, porque usted ha sido parte del sistema financiero, parte de los causantes”.

No terminó ahí la acusación, pues Hurtado recordó que antes del primer movimiento de la “puerta giratoria”, De Guindos amplió en 2003, como Secretario de Economía del último gobierno de Aznar, las desgravaciones fiscales para que se emitiesen muchísimas más preferentes, en contra de las advertencias del Banco de España. “¿Ha leído usted el último informe del Defensor del Pueblo? El Informe dice que en 2002, siendo usted secretario de Estado de Economía, el Banco de España advirtió que las participaciones preferentes tenían un peso muy elevado en los recursos bancarios y señaló que la comercialización estaba siendo inadecuada. Ese informe le llegó a usted, pero en 2003 adoptó una medida, no para evitar lo que le estaba informando el Banco de España, sino, justamente, lo contrario: ampliar las desgravaciones fiscales para que se emitiesen muchísimas más preferentes”.

Al ministro se le atragantó el sapo. En la réplica, Hurtado se interesó por las buenas prácticas de De Guindos en el otro lado de la puerta giratoria, y le preguntó si siendo presidente ejecutivo de Lehman Brothers había avisado a las entidades que comercializaban sus preferentes de que la entidad iba a quebrar, y si él había perdido dinero en ese producto bancario. Unas preguntas molestas que tampoco merecieron la respuesta del ministro, cuyo objetivo fue presentar el decreto gubernamental para que una comisión de arbitraje examine, caso por caso, los depósitos de los ahorradores en participaciones preferentes y determine si les devuelven el dinero o solo una parte.

Los afectados que asistían al debate no pudieron contenerse y estallaron en gritos de protesta–“¡Queremos nuestro dinero!”–, lo que obligó al presidente Jesús Posada a ordenar a los ujieres y policías que los desalojaran. Dos que imprecaron a sus señorías y a los miembros del Gobierno presentes, llamándoles “chorizos, ladrones, sinvergüenzas”, fueron fichados y no podrán entrar en el Congreso en dos años. Pese a la aparente tranquilidad del ministro, muchos periodistas saben que los “escraches” de los estafados por el sistema financiero rescatado por Bruselas le molestan muchísimo. El martes pasado, un grupo de “preferentistas” le esperó a las 9 de la mañana ante el Hotel Ritz para manifestar su protesta. Después, los escoltas del ministro se emplearon a fondo en revisar los bolsos de las periodistas y en exigir el carné de identidad a los informadores en una sala del interior del hotel desde la que seguían su intervención y la de su colega de Agricultura, Miguel Árias Cañete, en un “desayuno informativo”, no fuera a ser que hubiera escrachadores entre ellos.
Una de las personas afectadas por las preferentes que
fueron desalojadas de la tribuna de público del Congreso
La sesión plenaria del jueves estuvo marcada por los desalojos; el presidente Posada también desalojó de la tribuna de oradores a los diputados de ERC Joan Tardà, Alfred Bosch y Teresa Jordà porque, uno tras otro, insistieron en hablar en su “lengua materna”, el catalán, “en lógica correspondencia” con la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obliga al sistema educativo catalán a impartir la clase en castellano si un alumno lo pide. Posada no aceptó “esa correspondencia” invocada por Tardà y pidió a los de ERC que intenten reformar el reglamento, como ya hicieron hace seis años sin ningún resultado.

Tampoco el Gobierno de Mariano Rajoy acepta la “correspondencia” del uso del catalán en la Administración General del Estado. El ejemplo más reciente es el de la viuda de un funcionario de Hacienda destinado en Barcelona que para solicitar su pensión remitió a la Delegación de Hacienda de Madrid el certificado de defunción de su cónyuge redactado en catalán y le fue rechazado. El diputado de CiU Carles Campuzano preguntó al Gobierno si “consideraba razonable” ese rechazo, máxime cuando las diferencias en este tipo de escritos son mínimas: “defunció por defunción, mort el día por muerto el día y tom por tomo”. Y el Gobierno le contestó el 21 de enero pasado: “La lengua de los procedimientos tramitados en la Administración General del Estado es y será el castellano”. O como diría Cristóbal Montoro, concernido en este caso: “¿Les queda claro?”

14 de abril de 2013

¿POR QUÉ FOUCAULT SE ESTUDIA TANTO EN LA ACADEMIA?


John Zerzan (* ). Grupo Antimilitarista Tortuga
En 1985, el sida se llevó a la influencia más ampliamente conocida del posmodernismo, Michel Foucault. Llamado a veces "el filósofo de la muerte del hombre" y considerado por muchos como el mayor de los discípulos modernos de Nietzsche, sus amplios estudios históricos (por ejemplo, sobre la locura, las practicas penales o la sexualidad), lo hicieron bien conocido, aparte de que éstos por sí mismos sugieren diferencias entre Foucault y el relativamente más abstracto y ahistórico Derrida. Como hemos dicho, el estructuralismo había devaluado con energía al individuo a partir de fundamentos mayormente lingüísticos, en tanto que Foucault caracterizaba al "hombre (como) sólo una invención reciente, una forma que no ha cumplido aún los doscientos años, un simple pliegue de nuestro conocimiento que pronto desaparecerá". Su énfasis está puesto en la explicación del "hombre" como aquello que se representa y se produce como un objeto, específicamente como una invención implícita de las modernas ciencias humanas. A pesar de su estilo personal, las obras de Foucault se hicieron mucho más populares que las de Horkheimer y Adorno (por ejemplo, la Dialéctica de la Ilustración) o las de Erving Goffman[1], en la misma línea de descubrir el programa secreto de la racionalidad burguesa. Foucault señaló que fueron las tácticas "individualizadoras" puestas en juego por las instituciones clave a comienzos del siglo XIX (la familia, el trabajo, la medicina, la psiquiatría, la educación), con sus roles disciplinarios y normalizadores dentro de la modernidad capitalista emergente, las que crearon al "individuo" por y para el orden dominante.

Típicamente posmodernista, Foucault rechaza el pensamiento originario y la noción de que hay una "realidad" detrás o por debajo del discurso prevaleciente de una época. Además, el sujeto es una ilusión creada esencialmente por el discurso, un "yo" constituido más allá de los usos lingüísticos imperantes. Y así, ofrece sus detalladas narraciones históricas, llamadas "arqueologías" del saber, en lugar de concepciones teóricas, como si ellas no llevaran consigo ninguna ideología o supuestos filosóficos. Para Foucault no hay fundamentos de lo social que puedan ser aprehendidos más allá del contexto de los variados períodos, o epistemes, como los denomina; los fundamentos cambian de una episteme a otra. El discurso dominante, que constituye a sus sujetos, aparentemente se da forma a sí mismo; es éste un planteamiento bastante inútil para la historia, que resulta sobre todo del hecho de que Foucault no hace referencia alguna a los grupos sociales, sino que se centra por completo en sistemas de pensamiento. Otro problema surge de su concepción de que la episteme de una época no puede ser conocida por aquellos que actúan dentro de ella. Si la conciencia es precisamente la que, según el propio Foucault, no logra ser consciente de su relativismo, o saber lo que podría tener en común con epistemes precedentes, entonces la propia conciencia elevada y abarcadora de Foucault resulta imposible. Esta dificultad es reconocida al final de La arqueología del saber (1972), pero permanece sin respuesta, como un problema inocultable y obvio.

El dilema del posmodernismo es este: ¿cómo es posible afirmar la categoría y validez de sus enfoques teóricos, si no se admiten ni la verdad ni los fundamentos del conocimiento? Si eliminamos la posibilidad de fundamentos o modelos racionales, ¿sobre qué base podemos operar? ¿Cómo podemos entender qué clase de sociedad es aquella a la que nos oponemos y, menos aún, llegar a compartir semejante entendimiento? La insistencia de Foucault en el perspectivismo nietzscheano nos traslada al pluralismo irreductible de la interpretación. Sin embargo, Foucault relativizó el conocimiento y la verdad sólo en cuanto estas nociones se vinculan a sistemas de pensamiento distintos a los suyos. Cuando se lo presionaba sobre este punto, admitía que era incapaz de justificar racionalmente sus propias opciones. De tal modo, el liberal Habermas declara que los pensadores modernos como Foucault, Deleuze o Lyotard son "neoconservadores", al no ofrecer ninguna argumentación coherente para orientarnos en una dirección social antes que en otra. La adopción posmodernista del relativismo (o "pluralismo") significa también que no hay nada que pueda impedir la perspectiva de que una tendencia social reclame el derecho a imponerse sobre otra, ante la imposibilidad de determinar los modelos.

El tema del poder, de hecho, fue central para Foucault y los modos en que lo trató son reveladores. Escribió sobre las instituciones significativas de la sociedad moderna como unidas por una intencionalidad de control, un "continuum carcelario" que expresa la lógica final del capitalismo, de la cual no hay escape. Pero el poder en sí mismo, determinó, es una red o campo de relaciones donde los sujetos son constituidos como los productos y los agentes de aquél. Todo participa así del poder, y de tal forma nada se obtiene intentando descubrir un poder opresivo, "fundamental", para luchar en contra de él. El poder moderno es insidioso y "viene de todas partes". Como Dios, está en todos los sitios y en ninguno a la vez.

Foucault no encuentra ninguna playa debajo de los adoquines, ningún orden "natural" en absoluto. Sólo existe la certeza de regímenes de poder sucesivos, a cada uno de los cuales se debe resistir de algún modo. Pero la aversión típicamente posmodernista de Foucault a la entera noción de sujeto humano hace muy difícil ver de dónde podría provenir esa resistencia, no obstante su concepción de que no hay resistencia al poder que no sea una variante del poder mismo. Respecto al último punto, Foucault alcanzó un callejón sin salida adicional, al considerar la relación del poder con el conocimiento. Llegó a verlos como inextricable y ubicuamente ligados, implicándose directamente el uno al otro. Las dificultades para seguir diciendo algo sustancial a la luz de esta interrelación hizo que renunciara a la larga a una teoría del poder. El determinismo implícito significó, en primer lugar, que su compromiso político se hiciera cada vez más superficial. No resulta difícil entender por qué el foucaltismo fue enormemente promovido por los medios, mientras que el situacionismo, por ejemplo, era ignorado.

Castoriadis se refirió una vez a las ideas de Foucault sobre el poder y la oposición a éste, como "Resistid si eso os divierte, pero sin una estrategia, porque entonces ya no seréis más proletarios, sino poder". El propio activismo de Foucault ha intentado encarnar el sueño empirista de una teoría -y una ideología- libre de teoría, la del "intelectual específico" que participa en luchas limitadas, particulares. Esta táctica considera a la teoría sólo en su uso concreto, como un maletín de herramientas ad hoc para campañas específicas. Sin embargo, a despecho de sus buenas intenciones, la circunscripción de la teoría a una serie de "herramientas" inconexas y perecederas no sólo rechaza una concepción general explícita de la sociedad, sino que también acepta la división general del trabajo que está en el corazón de la alienación y la dominación. El deseo de respetar las diferencias, el saber particular y demás rechaza la sobrevaluada tendencia totalitaria y reductiva de la teoría, pero sólo para aceptar la atomización del capitalismo avanzado con su fragmentación de la vida en las estrechas especialidades que son el ámbito de tantos expertos. Si "estamos atrapados entre la arrogancia de analizar el todo y la timidez de inspeccionar sus partes", como señalara adecuadamente Rebecca Comay, ¿de qué modo la segunda alternativa (la de Foucault) representa un avance sobre el reformismo liberal en general? Esta parece ser una cuestión especialmente pertinente cuando se recuerda hasta qué punto la empresa total de Foucault estuvo orientada a desengañarnos de las ilusiones de los reformadores humanistas a lo largo de la historia. De hecho, el "intelectual específico" viene a ser un intelectual más experto, un intelectual más liberal que ataca problemas específicos antes que la raíz de éstos. Y al contemplar el contenido de su activismo, que se desarrolló principalmente en el campo de la reforma penal, la orientación es casi demasiado tibia como para calificarla incluso de liberal. En los años 80, Foucault "intentó reunir, bajo la égida de su cátedra del Colegio de Francia, a historiadores, abogados, jueces, psiquíatras y médicos relacionados con la ley y el castigo", de acuerdo con Keith Gandal. A todos los policías. "El trabajo que hice sobre la relatividad histórica de la forma prisión", dijo Foucault, "fue una incitación para tratar de pensar en otras formas de castigo". Obviamente, aceptaba la legitimidad de esta sociedad y la del castigo; no más sorprendente fue su descalificación final de los anarquistas como seres infantiles por sus esperanzas en el futuro y su fe en las posibilidades humanas.

(*) Fragmento del Ensayo  La catásfrofe del posmodernismo (el título del artículo no es el original)

13 de abril de 2013

EL GOBIERNO PREPARA UNA LEY QUE PERMITA PRIVATIZAR TAREAS DE SEGURIDAD Y ORDEN PÚBLICO


Vigilante jurado y policía, equiparados en pie de igualdad

Manuel Arias.Diario Progresista        
                                                       
Después de privatizar la Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales, ahora le llega turno al Orden Público y la Seguridad. El Consejo de Ministros ha aprobado el informe presentado por el ministro de Interior, Jorge Fernández, sobre el Anteproyecto de Ley de Seguridad Privada, que abre la puerta a transformar la seguridad ciudadana en un nuevo negocio privado. Además de permitir nuevas actividades a las empresas, el Gobierno establece la "complementariedad" entre seguridad pública y privada.

Sin complejos, como le gustaba alardear al anterior jefe de la derecha, el siempre recordado José María Aznar. El Gobierno pretende reforzar el papel de las empresas privadas de seguridad, abriendo la puerta –de par en par- para la transformación de una actividad tan tradicionalmente pública, como garantizar la seguridad, la vida y las propiedades de los ciudadanos convirtiéndolo en un lucrativo negocio para que sea explotado a conciencia por grupos empresariales.

El primer paso para sentar las bases de esta privatización es alterar el status tradicional que ambas entidades, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, por una parte, y las compañías privadas de seguridad, por otra, mantenían desde 1992, cuando se aprobó  la normativa que regulaba los servicios privados de seguridad. En aquella Ley, se establecía la subordinación de lo privado a lo público. Ahora, el PP quiere poner en pie de igualdad los dos estamentos y establece la “complementariedad” en pie de igualdad, de un guarda jurado y un policía o guardia civil. Además, las empresas privadas tendrán acceso a las investigaciones y ficheros de la Policía, ‘en justa reciprocidad’ a que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado puedan acceder a las investigaciones que realicen estas empresas.

Por si quedaba alguna duda, la reseña del Consejo de Ministros establece que “el nuevo texto incorpora el principio de complementariedad entre la seguridad privada y pública, considerando aquélla un recurso externo de ésta, mientras que la normativa aún vigente pone el acento exclusivamente en el principio de subordinación de la seguridad privada a la pública. En este contexto, los principios de irrenunciable preeminencia de la seguridad pública sobre la privada y de complementariedad, cooperación y corresponsabilidad constituyen los ejes rectores de esta nueva norma”.

Además, una vez establecida la equiparación, el ministerio de Interior, en su informe, establece lo que, a todas luces, parece anticipar una amortización de funcionarios públicos. Así, tras felicitarse por el extraordinario crecimiento que en los últimos años ha experimentado el sector privado, el sector está compuesto por casi 1.500 compañías, con una plantilla de unas 90.000 personas y una facturación de 3.600 millones de euros, según los últimos datos disponibles correspondientes al ejercicio 2011 y citados en el informe.

Tras recordar que estas cifras sitúan a  “España como uno de los países que lidera este sector”, el informe lamenta que nuestro país es uno de los Estados de Europa con más policías por habitante (528 agentes por cada 100.000 habitantes, frente a los 385 de media de la Unión Europea). Mientras, el número de los vigilantes privados se sitúa en unos 200 por cada 100.000 habitantes, 71 menos que la media de la Unión Europea. Vamos, que blanco y en botella.

Nuevas "áreas de negocio"

Con la excusa de dotar de “mayor seguridad jurídica” a las empresas privadas, la nueva Ley, según el informe, fijará el ámbito material y la finalidad a la que sirve la seguridad privada y determina las actividades compatibles con las propias de la seguridad privada. Además, incorpora la investigación privada a las actividades de las empresas de seguridad y matiza el principio de exclusión de la seguridad privada en espacios públicos, excesivamente rígida y obsoleta. Traducido, los vigilantes jurados podrán actuar en cualquier lugar y podrán desarrollar labores de investigación, algo hasta ahora acotado a los servidores públicos.

Por si fuera poco, el informe señala, a título de ejemplo y no como enumeración exhaustiva, algunos de los nuevos negocios que se ofrecerán en bandeja de plata a las compañías privadas, detrayendo esta funciones, como parece obvio de unos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad que el informe, recordemos, juzga como excesivamente dimensionados.

Así, entre las nuevas actividades que la Ley permitirá realizar a las empresas privadas, además del amplísimo y nebuloso cometido ya citado de labores de investigación policial, figura la gestión y respuesta a las alarmas en domicilios y empresas, hasta ahora atendido por la Policía o Guardia Civil cuando el incidente podía cobrar alguna importancia, la vigilancia integral de polígonos, urbanizaciones y zonas comerciales peatonales y, como guinda, la vigilancia perimetral de las prisiones. Gracias al ministro Fernández, los barrios y urbanizaciones exclusivas ya podrán contar con su propia y exclusiva policía privada y, además, los malhechores arrestados en estas privilegiadas zonas, también podrán ser vigilados –caso de ser condenados a prisión- por estos cuerpos de seguridad privados.