Rubén H. Vivancos. Diagonal
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Por desgracia, la capacidad de análisis de algunos supuestos “izquierdistas” se agota en el desahogo y en el regüeldo vengativo. Habrá quienes, como venganza nacida de la rabia ante la violencia policial en las manifestaciones, se alegren de que varios miles de policías británicos vayan al paro, al ser sustituidos por “policías privados” (mercenarios, ya sin eufemismos).
Pero la realidad es que, si la violencia era hasta no hace demasiado tiempo monopolio del Estado (1), esto está ya acabándose. USA utiliza sus mercenarios en las guerras (la de Irak como gran hiperrealidad de esta medievalización social), muchas cárceles eran, en ese país y en otros, privadas,..ahora la policía británica. Ya vimos el ensayo hace años de miembros de la seguridad privada protegiendo cuarteles y edificios públicos en la España del Aznarato.
La consecuencia de ello será una aceleración del extrañamiento de crecientes funciones que hasta ahora realizaba el Estado capitalista a cualquier forma de control público, parlamentario y de los medios de comunicación. No será algo inmediato. Se mantendrán, de momento ciertos controles hasta que, loncha a loncha, se haga verdad que las libertades han sido definitivamente proscritas a manos del capitalismo. Entonces los desahogos a los que antes hacía referencia evidenciarán toda su estupidez. Cuando hayan desaparecido los últimos resquicios de las libertades formales que aún no había asesinado el Estado burgués y éste haya sido sustituido por formidables ejércitos represivos de las multinacionales, dentro de la ley de la selva más monstruosa que recordemos, puede que algunos entiendan la diferencia entre público y privado, incluso ante la represión.
A esa lógica de represión y desaparición de las libertades políticas y civiles pertenecen las declaraciones del Conseller de Interior de la Generalitat de Catalunya, Felipe Puig, pidiendo restringir el derecho de reunión. No tardarán tanto en llegar las leyes de fugas. Puede que cuando ya sea demasiado tarde algunos empiecen a plantearse si abandonar su gandhismo imbécil y reaccionario y responder al poder del capital con el único lenguaje que conoce y, en el fondo, respeta: el de la fuerza
Bueno que, como siempre, me enrollo. Sin más, les dejo con el artículo sobre la privatización de la policía británica a manos del gobierno de Cameron.
CAMERON INICIA LA PRIVATIZACIÓN DE LA POLICÍA BRITÁNICA
Ni la policía se libra de los tijeretazos. La marea de recortes y privatizaciones que recorre Europa en la carrera por la reducción del déficit público se lleva por delante también, en Reino Unido, a los agentes del orden. El premier británico David Cameron ha diseñado un plan para privatizar parte de la policía, plan que se engloba dentro de un proceso de reestructuración de los servicios públicos destinado a adelgazar el Estado del bienestar. Serán empresas privadas las que se encargarán de patrullar las calles, investigar delitos, e incluso detener a sospechosos, lo que podrá dar pie a abusos policiales, según señalan los detractores del plan.
El proceso de privatización se empezará a concretar esta misma primavera. Dos de las principales fuerzas policiales de Reino Unido, en los condados de West Midlands y Surrey, ya han aceptado ofertas de compañías privadas de seguridad para que sean transferidos parte de sus servicios, según fue filtrado a la prensa británica a principios de marzo, lo que ha generado airadas críticas por parte de la oposición y los sindicatos de la policía.
Desde el sindicato Unison, que en Reino Unido agrupa a los empleados públicos, Ben Priestley denuncia que la privatización de las fuerzas policiales es un “experimento sumamente peligroso” que puede traer consecuencias “nefastas” para el país y puede significar un “grave retroceso” en los derechos de los ciudadanos. “Los agentes van a tener menos responsabilidades para con los ciudadanos, a quienes se les será negado el derecho de acudir a la Comisión Independiente de Quejas a la Policía cuando tengan un problema”, asevera Priestley.
Con la privatización, la policía de West Midlands podrá despedir a más de 2.700 agentes en los próximos dos años
El diputado John Prescott, quien fuera mano derecha de Tony Blair, lidera una campaña desde las filas laboristas para frenar la privatización policial. Exige que estas medidas sean sometidas a una consulta popular. “No se puede emprender esta transformación tan descomunal, que supondrá un severo revés en la confianza que los ciudadanos tienen en la policía, sin ofrecer la oportunidad a los electores de expresar su opinión”.
Para Prescott, las medidas privatizadoras, que el gobierno conservador justifica por el actual contexto de crisis económica –ha destinado un 20% menos de presupuesto a la policía este año– significan en realidad un cambio hacia un nuevo modelo que impulsa un deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores. “El sector privado proveerá a la función pública de empleados con sueldos inferiores a los de los agentes, que asumirán sus funciones más rutinarias”, subraya el diputado laborista. Con la externalización de servicios, la policía de West Midlands se ahorrará el sueldo de hasta 2.764 agentes, que podrán perder su empleo en los próximos dos años.
NOTAS:
(1) Weber, Max: “La política como vocación” en “El político y el científico”
4 de abril de 2012
29 de marzo de 2012
TRAS EL 29M ¿AHORA QUÉ?
Por Marat
La Huelga General ha sido un éxito indiscutible, por mucho que lo nieguen los piquetes tóxicos antihuelga de la patronal, su gobierno natural y la Brunete mediática que les acompaña.
No quiero dejar pasar la ocasión sin felicitar a la clase trabajadora del Estado español, a los huelguistas y al conjunto del movimiento sindical, con la excepción de algunas siglas de esquiroles organizados como la CSIF. Para estos todo mi desprecio.
El éxito de la huelga tiene un mérito extraordinario si tenemos en cuenta que
La Huelga General ha sido un éxito indiscutible, por mucho que lo nieguen los piquetes tóxicos antihuelga de la patronal, su gobierno natural y la Brunete mediática que les acompaña.
No quiero dejar pasar la ocasión sin felicitar a la clase trabajadora del Estado español, a los huelguistas y al conjunto del movimiento sindical, con la excepción de algunas siglas de esquiroles organizados como la CSIF. Para estos todo mi desprecio.
El éxito de la huelga tiene un mérito extraordinario si tenemos en cuenta que
1) Los piquetes de la patronal CEOE y de sus empresas asociadas se han dedicado a intimidar, coaccionar, atemorizar, chantajear y amenazar a sus empleados que secundasen la huelga. Cientos de blogs y los propios sindicatos se han hecho eco de cuáles han sido esas empresas, por lo que son fácilmente identificables las más de 1500 grandes empresas denunciadas, sólo la punta del iceberg del matonismo empresarial. En el caso de las PYMES la presión a no secundar la huelga es aún mayor. El aliento del patrón la sienten de contínuo sobre sus cogotes los trabajadores precarios que ya están padeciendo la Reforma Laboral.
2) Ha carecido de medios de comunicación masivos que la apoyen. La práctica totalidad, con la excepción del digital del rotativo ya desaparecido, Público, cuya plantilla amenazada de despido secundó la huelga, ha intentado la desmovilización de los trabajadores, afirmando la inutilidad de la huelga, la inevitabilidad de las medidas antisociales y de la Contrarreforma Laboral del gobierno del PP, el carácter antipatriótico de los huelguistas y ha llenado de insultos a los líderes sindicales y a sus organizaciones.
3) El Gobierno del PP ha intentado la desmoralización de quienes deseasen secundar la huelga afirmando su mantenella y no enmendalla; esto es, la inamovilidad de su posición y el carácter intocable de la Reforma.
4) La reproducción del discurso ideológico de la clase dominante por parte de muchos trabajadores, carentes de conciencia de clase, les ha llevado a asumir como propios los intereses de sus enemigos de clase, los capitalistas, y a atacar a las organizaciones naturales de los trabajadores, los sindicatos. Bajo el discurso de descalificación de los sindicatos mayoritarios se buscaban indecentes excusas para no secundar la huelga general. Lo importante para ellos dejaban de ser, de este modo, las razones de la huelga para justificar su rechazo a la misma por sus convocantes más conocidos, a pesar de que fuesen decenas las organizaciones sindicales que, desde diferentes territorios del Estado, la apoyasen. Es claro que, para estos analfabetos políticos, el problema no son CCOO ni UGT sino cualquier cosa que huela a sindicato. Se trata del tipo de tontos útiles que culpan a los sindicatos de la ruina del país pero jamás critican a los capitalistas, a los que secretamente admiran y respetan. Si la huelga la hubiera convocado el sindicalismo alternativo, se hubieran negado a seguirla en base a la excusa de su falta de representatividad. Cuando se nace con moral de esclavo, las cadenas se antojan collares de oro.
5) La propia actitud pusilánime de CCOO y UGT ha tenido cierto efecto disuasorio respecto al seguimiento de la huelga. Ambas organizaciones se han mostrado empeñadas en un planteamiento del conflicto de perfil bajo, repitiendo de forma machacona su voluntad de diálogo y negociación con el gobierno, de acuerdo a un modelo sindical que la muerte del Estado del Bienestar y del pacto social han enterrado ya –al menos desde las posturas de la patronal y su gobierno- y pactando servicios mínimos para evitar que se los impusiesen. A esta huelga debiera haberse ido a cara de perro, sin otra voluntad que la de exigir la retirada de la Reforma Laboral y el fin de los recortes sociales y sin pactar ningún servicio mínimo que no sea el de algunos servicios esenciales (sanidad, bomberos y muy poco más). Asumir posturas contemporizadoras significa partir de una posición débil que no da suficiente confianza de vencer a quienes deben apoyar la huelga en un contexto social y de realidades personales especialmente difícil.
6) El papel esquirol y revienta -huelgas que una parte de los “indignados” –no todos, por supuesto- ha venido haciendo en los meses y semanas previos a la huelga, entre ellos la plataforma DRY, que se sumó a la misma a regañadientes sólo 9 días antes de su realización y como consecuencia de la presión recibida desde amplios sectores, incluyendo a una parte de sus propias bases. La cínica disculpa de que necesitaban tiempo para discutirlo internamente, cuando ante otras cuestiones han sido mucho más rápidos en sus debates, trataba de ocultar su deseo de ganar tiempo para no dar su apoyo al paro. Por otra parte, en el entorno del M 15M no ha sido inusual encontrar un discurso tanto solapado como abiertamente antihuelga, más centrado en el ataque a los sindicatos que más capacidad tenían de sacarla adelante que en razonar los motivos de la huelga. En otros casos, bajo el aparente radicalismo de que una huelga de 24 horas no servía para nada justificaban una parte de los simpatizantes y miembros de dicho movimiento su rechazo a la misma. El sustrato ideológico pequeñoburgués que está en la base de este movimiento explica ese tipo de posturas de apariencia radical, en ocasiones, y posiciones políticas reaccionarias, de fondo.
Por estos formidables obstáculos que la huelga general llegase a realizarse, en un contexto de miedo a perder el puesto de trabajo por las represalias empresariales, de pesimismo como excusa para la desmovilización social, de ataques brutales desde los más variados y diversos frentes, ha sido un éxito. Y que la huelga haya paralizado sectores clave de la actividad económica del país ha sido un éxito aún mayor.
Pero la huelga ya ha finalizado.
Es el momento de preguntarse qué hacer al día siguiente de la misma porque las razones que la han justificado siguen ahí y las agresiones contra la clase trabajadora y los sindicatos van a continuar y, no lo duden, se harán más y más salvajes según vaya profundizándose la crisis y acercándose el momento de quiebra definitiva de la economía española, que entrará en este semestre en una nueva fase más aguda de depresión. Cada medida antisocial de este gobierno acelera y da bríos a una profundización en el camino de la quiebra y el rescate.
En primer lugar, es necesario romper con, denunciar y combatir el discurso de conciliación de clases y de interés nacional. El pretendido “interés nacional” es una trampa para cazar osos, el instrumento más cínico para imponer a los trabajadores el sacrificio de las consecuencias de una crisis que no han provocado ellos sino los capitalistas.
Este discurso de conciliación de clases tiene un doble origen:
Por estos formidables obstáculos que la huelga general llegase a realizarse, en un contexto de miedo a perder el puesto de trabajo por las represalias empresariales, de pesimismo como excusa para la desmovilización social, de ataques brutales desde los más variados y diversos frentes, ha sido un éxito. Y que la huelga haya paralizado sectores clave de la actividad económica del país ha sido un éxito aún mayor.
Pero la huelga ya ha finalizado.
Es el momento de preguntarse qué hacer al día siguiente de la misma porque las razones que la han justificado siguen ahí y las agresiones contra la clase trabajadora y los sindicatos van a continuar y, no lo duden, se harán más y más salvajes según vaya profundizándose la crisis y acercándose el momento de quiebra definitiva de la economía española, que entrará en este semestre en una nueva fase más aguda de depresión. Cada medida antisocial de este gobierno acelera y da bríos a una profundización en el camino de la quiebra y el rescate.
En primer lugar, es necesario romper con, denunciar y combatir el discurso de conciliación de clases y de interés nacional. El pretendido “interés nacional” es una trampa para cazar osos, el instrumento más cínico para imponer a los trabajadores el sacrificio de las consecuencias de una crisis que no han provocado ellos sino los capitalistas.
Este discurso de conciliación de clases tiene un doble origen:
a) Por un lado, el de los propios capitalistas y su partido natural, el PP, que nos hablan de la inevitabilidad y la necesidad de las brutales medidas contra la clase trabajadora. Frente a ello hay que decir que sus salvajes políticas son inútiles para recuperarse de la crisis fiscal de los Estados y de las economías nacionales porque debilitan el consumo y ello incrementa el desempleo y profundiza la propia crisis económica. El único objetivo que tienen la Reforma Laboral y los recortes sociales en educación, sanidad, pensiones,...es el de derrotar a la clase trabajadora, desarmarla de derechos, debilitar su capacidad reivindicativa y empobrecerlos para enriquecer a los grandes capitalistas. Nunca los ricos han sido tan ricos ni los pobres tan pobres. En la Europa de los mercaderes está surgiendo un Tercer Mundo en creciente expansión. Grecia es la vanguardia pero pronto España será uno de sus mejores alumnos.
b) Por otro lado, el discurso de los reformistas y los grandes sindicatos, que pretenden un equilibrio en la exigencia de sacrificios y un impulso a la economía a partir de la iniciativa pública de los Estados. Esa iniciativa ya se ha dado repetitivamente...para salvar a los bancos y para ayudar a grandes corporaciones empresariales. Hay que decirlo alto y claro: no hay salidas a la crisis capitalista dentro del capitalismo, ni por la vía liberal ni por la vía keynesiana (1). Esperar a la salida de la crisis y, posteriormente, a una recuperación que devuelva a los trabajadores los derechos hoy robados es tan inútil como esperar a Godot.
Desde lo anteriormente expuesto, pretender un pacto social que redistribuya equitativamente el peso de la crisis es, además de estúpido, una traición de clase propia de cobardes. Y un discurso que ya no se corresponde al nuevo ciclo sociopolítico generado por la crisis capitalista, el cuál nos devuelve retrospectivamente a una dialéctica de clases propia del siglo XIX. Entre otras cosas, porque el capital, y su gobierno, ya no quieren el pacto social. LO QUIEREN TODO. Y aceptar, sin luchar la dominación de clase que se nos impone desde el terrorismo de los capitalistas es una salida propia de idiotas y suicidas.
Si se asume la certeza de esta perspectiva, es de prever un largo ciclo de luchas sindicales sostenidas en el tiempo. La brutalidad de los recortes que el gobierno del PP nos va a imponer a los trabajadores a través de los más draconianos Presupuestos Generales del Estado que hayamos conocido desde la mal llamada transición política va a ser el elemento convocante de las siguientes movilizaciones, protestas y luchas laborales de este 2012. Pero esto es sólo “el principio del principio”, como en Diciembre pasado señaló la portavoz del Gobierno Soraya Saénz de Santamaría ante las primeras medidas “anticrisis” del equipo Rajoy.
La terca realidad se impone. Será ella la que irá radicalizando las posiciones de los grandes sindicatos mayoritarios –no la voluntad de sus ultrarreformistas dirigentes, que continúan mendigando diálogo-, de sus bases y, en consecuencia de amplios sectores de la clase trabajadora. No puede ser de otro modo puesto que los capitalistas y su gobierno natural han dinamitado el territorio del sindicalismo de concertación. Ya no hay espacio para el pacto social porque nada quieren ofrecer, ni siquiera prebendas para las cúpulas sindicales.
La realidad es dinámica. Todo cambia, nada permanece. Los sindicatos, no pueden ser, por definición revolucionarios porque sus objetivos son inmediatos y se centran en las condiciones de trabajo y salariales de los trabajadores pero sí pueden llegar a ser combativos. Tras la larga modorra de la conciencia de clase que generó el Estado del Bienestar y su ficción de que todos éramos “clase media”, se abre un período en el que se dan las condiciones objetivas para la recuperación de esa conciencia de clase entre los trabajadores. Es la crisis económica, como afirmaba el marxista Georg Lukcács, la que la instiga, aunque la labor ideológica es un complemento imprescindible.
Pero por mucho que quepa esperar, a medio plazo, un giro a la izquierda en las posiciones de los sindicatos mayoritarios, éste corre el peligro de ser espoleado por un mero oportunismo nacido de la necesidad de supervivencia de las cúpulas sindicales, ante el emerger de movimientos desde la base para provocar dicho giro.
Para evitar dicho riesgo, la posición más coherente desde el sindicalismo situado a la izquierda de CCOO y UGT no puede ser la de separarse de las bases de ambas organizaciones sino la de impulsar una unidad de acción que fuerce la solidez de la radicalización que previsiblemente va a darse en este nuevo ciclo de las luchas de los trabajadores.
En el llamado sindicalismo “alternativo”, referente de los indignados, hemos visto la tentación, durante las movilizaciones que prepararon la Huelga General y durante esta misma, de separarse de las acciones que debieran haber sido conjuntas para permitir una toma de contacto con esas bases sindicales de CCOO y UGT que, en buena medida, están a la izquierda de sus direcciones. Ello no sólo no beneficiaba a la huelga sino que, de hecho, la debilitaba, al dar excusas a quienes no tuvieran clara la necesidad de secundarla, de un movimiento sindical dividido, en el que cada tribu india actúa por sus lado y frecuentemente lanzándose flechas unas a otros.
De sus direcciones podemos pensar muchas cosas, creo que muy pocas buenas, pero marchar en las luchas divididos, no sólo debilita al conjunto del movimiento sindical sino a una clase trabajadora necesitada de demostraciones de la fuerza de la unidad en los momentos decisivos de la lucha.
En otras muchas cuestiones esa unidad de acción es casi imposible, salvo que se caiga en un acriticismo seguidista de la acción sindical que en muchas empresas vienen practicando de largo los sindicatos mayoritarios. Pero en esta cuestión nadie está capacitado para tirar la primera piedra.
Pero en lo fundamental, en parar las agresiones más brutales al conjunto de la clase trabajadora, no marchar juntos en los piquetes, en las movilizaciones, es renunciar a izquierdizar, por contacto, a las bases de sus sindicatos, impulsando una dinámica que imponga una combatividad basada en la convicción ante el giro y no en el oportunismo.
De lo contrario, si a unos se les puede acusar de nostálgicos del “pactismo” a otros es posible hacerlo de sectarios.
No están los tiempos para caer en la estupidez de las liebres de Iriarte que, discutiendo si eran galgos o podencos...“En esta discusión acalorada estaban cuando los perros —galgos o podencos— se les echaron encima, dando buena cuenta de ellas.” (2)
Desde lo anteriormente expuesto, pretender un pacto social que redistribuya equitativamente el peso de la crisis es, además de estúpido, una traición de clase propia de cobardes. Y un discurso que ya no se corresponde al nuevo ciclo sociopolítico generado por la crisis capitalista, el cuál nos devuelve retrospectivamente a una dialéctica de clases propia del siglo XIX. Entre otras cosas, porque el capital, y su gobierno, ya no quieren el pacto social. LO QUIEREN TODO. Y aceptar, sin luchar la dominación de clase que se nos impone desde el terrorismo de los capitalistas es una salida propia de idiotas y suicidas.
Si se asume la certeza de esta perspectiva, es de prever un largo ciclo de luchas sindicales sostenidas en el tiempo. La brutalidad de los recortes que el gobierno del PP nos va a imponer a los trabajadores a través de los más draconianos Presupuestos Generales del Estado que hayamos conocido desde la mal llamada transición política va a ser el elemento convocante de las siguientes movilizaciones, protestas y luchas laborales de este 2012. Pero esto es sólo “el principio del principio”, como en Diciembre pasado señaló la portavoz del Gobierno Soraya Saénz de Santamaría ante las primeras medidas “anticrisis” del equipo Rajoy.
La terca realidad se impone. Será ella la que irá radicalizando las posiciones de los grandes sindicatos mayoritarios –no la voluntad de sus ultrarreformistas dirigentes, que continúan mendigando diálogo-, de sus bases y, en consecuencia de amplios sectores de la clase trabajadora. No puede ser de otro modo puesto que los capitalistas y su gobierno natural han dinamitado el territorio del sindicalismo de concertación. Ya no hay espacio para el pacto social porque nada quieren ofrecer, ni siquiera prebendas para las cúpulas sindicales.
La realidad es dinámica. Todo cambia, nada permanece. Los sindicatos, no pueden ser, por definición revolucionarios porque sus objetivos son inmediatos y se centran en las condiciones de trabajo y salariales de los trabajadores pero sí pueden llegar a ser combativos. Tras la larga modorra de la conciencia de clase que generó el Estado del Bienestar y su ficción de que todos éramos “clase media”, se abre un período en el que se dan las condiciones objetivas para la recuperación de esa conciencia de clase entre los trabajadores. Es la crisis económica, como afirmaba el marxista Georg Lukcács, la que la instiga, aunque la labor ideológica es un complemento imprescindible.
Pero por mucho que quepa esperar, a medio plazo, un giro a la izquierda en las posiciones de los sindicatos mayoritarios, éste corre el peligro de ser espoleado por un mero oportunismo nacido de la necesidad de supervivencia de las cúpulas sindicales, ante el emerger de movimientos desde la base para provocar dicho giro.
Para evitar dicho riesgo, la posición más coherente desde el sindicalismo situado a la izquierda de CCOO y UGT no puede ser la de separarse de las bases de ambas organizaciones sino la de impulsar una unidad de acción que fuerce la solidez de la radicalización que previsiblemente va a darse en este nuevo ciclo de las luchas de los trabajadores.
En el llamado sindicalismo “alternativo”, referente de los indignados, hemos visto la tentación, durante las movilizaciones que prepararon la Huelga General y durante esta misma, de separarse de las acciones que debieran haber sido conjuntas para permitir una toma de contacto con esas bases sindicales de CCOO y UGT que, en buena medida, están a la izquierda de sus direcciones. Ello no sólo no beneficiaba a la huelga sino que, de hecho, la debilitaba, al dar excusas a quienes no tuvieran clara la necesidad de secundarla, de un movimiento sindical dividido, en el que cada tribu india actúa por sus lado y frecuentemente lanzándose flechas unas a otros.
De sus direcciones podemos pensar muchas cosas, creo que muy pocas buenas, pero marchar en las luchas divididos, no sólo debilita al conjunto del movimiento sindical sino a una clase trabajadora necesitada de demostraciones de la fuerza de la unidad en los momentos decisivos de la lucha.
En otras muchas cuestiones esa unidad de acción es casi imposible, salvo que se caiga en un acriticismo seguidista de la acción sindical que en muchas empresas vienen practicando de largo los sindicatos mayoritarios. Pero en esta cuestión nadie está capacitado para tirar la primera piedra.
Pero en lo fundamental, en parar las agresiones más brutales al conjunto de la clase trabajadora, no marchar juntos en los piquetes, en las movilizaciones, es renunciar a izquierdizar, por contacto, a las bases de sus sindicatos, impulsando una dinámica que imponga una combatividad basada en la convicción ante el giro y no en el oportunismo.
De lo contrario, si a unos se les puede acusar de nostálgicos del “pactismo” a otros es posible hacerlo de sectarios.
No están los tiempos para caer en la estupidez de las liebres de Iriarte que, discutiendo si eran galgos o podencos...“En esta discusión acalorada estaban cuando los perros —galgos o podencos— se les echaron encima, dando buena cuenta de ellas.” (2)
PS: Al vuelo de las últimas reflexiones de este texto sugiero la lectura del interesante artículo “¿A DÓNDE NOS LLEVA EL “ALTERNATIVISMO” DE LA IZQUIERDA SINDICAL?” (3)
NOTAS:
(1) http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2012/01/contra-keynes-y-los-keynesianos.html
(2) Iriarte, Tomás. “¿Galgos o podencos?”
(3) http://arevolucionarianopasaran.wordpress.com/2012/03/25/panfleto-a-donde-nos-lleva-el-alternativismo-de-la-izquierda-sindical/
NOTAS:
(1) http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2012/01/contra-keynes-y-los-keynesianos.html
(2) Iriarte, Tomás. “¿Galgos o podencos?”
(3) http://arevolucionarianopasaran.wordpress.com/2012/03/25/panfleto-a-donde-nos-lleva-el-alternativismo-de-la-izquierda-sindical/
28 de marzo de 2012
DE CÓMO EL SEÑOR ARTURO GONZÁLEZ (PÚBLICO) HACE EL RIDÍCULO
Por Marat
Tras la lectura del texto correspondiente al miércoles 28 de Marzo, titulado “LA GENTE PASA” (1), que les pido que lean por su tono de desarme de las luchas, del periodista Arturo González, enfant terrible que gusta, mediáticamente, de hacer tal papel en los medios de comunicación, me quedó el deseo de respuesta a una columna en la que no soy especialmente prodigo en comentarios.
El motivo de la respuesta fue la preocupación que me dejó un artículo profundamente derrotista, pusilánime, pesimista y desmovilizador en un momento en el que necesitamos especialmente del “optimismo de la voluntad” del que nos habló en su día el extraordinario Antonio Gramsci.
El texto del comentario que en ese momento le envié fue el siguiente:
“Menos mal, señor González, que al final, en su último párrafo ha llamado usted a la resistencia porque, de lo contrario, su texto se quedaría en un lloro de plañidera.
Parece que dentro de la izquierda el lamento del tanguista es algo que se ha puesto de moda. Sin ir más lejos, Julio Anguita acaba de hacerlo recientemente en su artículo "¿DÓNDE ESTAMOS?". Creo que ese diagnóstico pesimista, llorón, tremedista, desolador, es cierto como foto fija. Pero es una gran falacia cuando sirve a lo contrario de lo que pretende: el fatalismo resignado al que critica. A estas alturas todos hemos hecho ya alguna vez ese ejercicio masoquista.
Debiéramos interrogarnos bajo la clave de esa pregunta romana "Qui prodest?" (¿A quién beneficia?) A la clase trabajadora, desde luego, no -ya estoy hasta las narices de ese "ciudadanismo interclasista, pequeñoburgués y 15-Memo- Seguramente nos falta la prognosis acertada y la herramienta (una izquierda que, de verdad, lo sea) pero le aseguro que, lo mismo que la realidad es dialéctica, el mundo no se detiene y llegará el día en que, una vez que el capitalismo haya traspasado las barreras de los trabajadores consideramos infranqueables en esta Europa que las clases medias acomodadas y hoy "indignadas", la rebelión será imparable. Así ha sido en otros momentos históricos y nada dice que la historia haya acabado. Hasta Fukuyama se arrepiente un tanto de las tonterías que un día escribió.
Como Gramsci opongo "frente al pesimismo de la razón el optimismo de la voluntad", entre otras cosas porque es mucho más útil para cambiar el mundo. Y cambiar el mundo hoy como ayer pasa por destruir- sí, destruir, con la violencia constructora que ello implica- el capitalismo. Así lo creía cuando a mis 14 años me convertí en un joven comunista y así lo creo, más aún, hoy a mis 50.
Por cierto, Marx nunca se fue. Sólo que ahora la realidad que describió en su siglo se nos antoja una fotografía más próxima de la muestra. Recomiendo la lectura de la obra de su amigo y compañero Engels "la situación d la clase obrera en Inglaterra". Explicaría bastante porqué a él y a Marx les gustaba tanto Dickens y la vuelta de Dickens en este segundo aniversario de su nacimiento.
De momento, la tarea que toda la clase trabajadora española tiene mañana es la Huelga General (http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2012/03/ahora-mas-que-nunca-la-huelga-si.html y http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2012/03/la-huelga-companero_28.html) Pasado mañana la tarea será la de continuar las movilizaciones hacia una larga lucha sostenida de derribo del capitalismo. Ah, por cierto, a los esquiroles que buscan excusas para no ir a ella les apunto una lectura interesante (si saben leer, y entender, que lo dudo poderosamente): http://www.rebelion.org/noticia.php?id=146990&titular=decálogo-de-mentiras-contra-la-huelga-general- “
Pasadas 5 horas sin que mi comentario entrase (enviado a las 10 de la mañana del miércoles 28 de Marzo),, y tras la entrada de todo lo habido y por haber en comentarios enviados más tardíamente, decidí darle respuesta, esta vez harto ya de anteriores censuras, con el encabezamiento siguiente:
“El señor González ha de ser, necesariamente, divino, a tenor de la libre arbitrariedad con la que decide quién/es escribe/n en su nube. Hace unas 5 horas mandé un texto que aún no he visto publicado, sin que encuentre las razones, aunque no se me escapan los motivos: no bailarle el agua, ni formar, tampoco, parte de su grupo de pelotas.
El señor González es caprichoso. Yo también. Arbitrario. Ahí no coincidimos. Yo suelo mantener el mismo criterio para decir sí o decir no. En este caso, creo que no coincide con los motivos por los que otras veces ha aceptado mis comentarios ni con aquellos por los que en otras ocasiones los rechazó, ya que no fue ésta la única, ni mucho menos. Sus caricias “democráticas” son similares a las de Ignacio Escolar. Sólo que las de éste son más permanentes: desde hace unos 10 meses.
Señor González, puede usted publicar el texto que me ha censurado o bien irse a la mierda; a pie o a caballo, como prefiera.
El texto CENSURADO era éste:”
El resto del texto es el mismo que envié con anterioridad.
Soy bronco y directo en mis expresiones y modos de argumentar. No pido, por tanto, comprensión ni tampoco empatías que yo mismo no esté dispuesto a conceder.
Ahora bien cuando uno se encuentra en el enlace http://blogs.publico.es/arturo-gonzalez/2012/03/28/la-gente-pasa-2/, que en la sección de notas se reproduce también, las siguientes respuestas a mis dos envíos
· #148 Comentario por Arturo González
28/03/2012 15:33
Para JPMarat: 1. No se había recibido ningún txt o suyo
· #151 Comentario por Arturo González
28/03/2012 15:37
Para JPMarat: 1. No se había recibido ningún texto suyo y por tanto no había sido censurado. 2. Ahora sí, pero ahora es censurado no por el texto, sino por sus soeces comentarios previos. Por tanto, sea usted muy feliz y hasta nunca.
no es extraño preguntarse ante qué tipo de sujeto se encuentra uno.
Alguien que acusa a otra persona de soez sin permitir que se conozcan los motivos de tal epíteto, que antes ha censurado su comentario y que se permite la prepotencia de decidir qué es de su gusto y qué no debiera ser desenmascarado en su supuesto izquierdismo.
Yo mismo he censurado en mi propio blog algunos comentarios que he considerado más que fuera de lugar pero, en ese caso, no les he dado respuesta; más que nada por no ponerme en evidencia. El colmo de ser un fascista no es el de negar la palabra. Es el de condenar algo que otros no conocen. Pone en evidencia a su autor.
El señor Arturo González es uno de esos izquierdistas a los que IU les parece demasiado rojo, cuando tantos lo consideramos excesivamente reformista (sus ataques justifican mi respeto a una organización con la que dejé de identificarme hace 22 años), que cree que la figura de Juan Carlos I no es tan censurable porque, al fin y al cabo, no representa algo de mayor importancia, o que considera revolucionario que los banqueros (¡ay los banqueros sin otros capitalistas a los que denunciar!) paguen más, sin preocuparle en absoluto la explotación que representan las condiciones sociales de producción. Todo un ideólogo para el 15-M y Democracia Real Ya, siendo estos últimos los que han estado esperando hasta la última semana para decidir si apoyaban la Huelga General del jueves 29-M,. después de haber estado agrediendo a quienes más capacidad tenían para convocarla. Tampoco esperaba yo más del émulo de Maria Antonia Iglesias, la falangista del PSOE en Tele 5.
Al final, este desahogo mío tiene mucho de crítica a las formas porque soy un convencido de que la ética tiene mucho que ver con la estética. Del mismo modo en que creo que la apisonadora de tener la última palabra contra alguien que al no se ha permitido saber porqué se les responde es propio de fascistas, tengan de sí mismos la imagen que tengan.
NOTAS:
(1) http://blogs.publico.es/arturo-gonzalez/2012/03/28/la-gente-pasa-2/
Tras la lectura del texto correspondiente al miércoles 28 de Marzo, titulado “LA GENTE PASA” (1), que les pido que lean por su tono de desarme de las luchas, del periodista Arturo González, enfant terrible que gusta, mediáticamente, de hacer tal papel en los medios de comunicación, me quedó el deseo de respuesta a una columna en la que no soy especialmente prodigo en comentarios.
El motivo de la respuesta fue la preocupación que me dejó un artículo profundamente derrotista, pusilánime, pesimista y desmovilizador en un momento en el que necesitamos especialmente del “optimismo de la voluntad” del que nos habló en su día el extraordinario Antonio Gramsci.
El texto del comentario que en ese momento le envié fue el siguiente:
“Menos mal, señor González, que al final, en su último párrafo ha llamado usted a la resistencia porque, de lo contrario, su texto se quedaría en un lloro de plañidera.
Parece que dentro de la izquierda el lamento del tanguista es algo que se ha puesto de moda. Sin ir más lejos, Julio Anguita acaba de hacerlo recientemente en su artículo "¿DÓNDE ESTAMOS?". Creo que ese diagnóstico pesimista, llorón, tremedista, desolador, es cierto como foto fija. Pero es una gran falacia cuando sirve a lo contrario de lo que pretende: el fatalismo resignado al que critica. A estas alturas todos hemos hecho ya alguna vez ese ejercicio masoquista.
Debiéramos interrogarnos bajo la clave de esa pregunta romana "Qui prodest?" (¿A quién beneficia?) A la clase trabajadora, desde luego, no -ya estoy hasta las narices de ese "ciudadanismo interclasista, pequeñoburgués y 15-Memo- Seguramente nos falta la prognosis acertada y la herramienta (una izquierda que, de verdad, lo sea) pero le aseguro que, lo mismo que la realidad es dialéctica, el mundo no se detiene y llegará el día en que, una vez que el capitalismo haya traspasado las barreras de los trabajadores consideramos infranqueables en esta Europa que las clases medias acomodadas y hoy "indignadas", la rebelión será imparable. Así ha sido en otros momentos históricos y nada dice que la historia haya acabado. Hasta Fukuyama se arrepiente un tanto de las tonterías que un día escribió.
Como Gramsci opongo "frente al pesimismo de la razón el optimismo de la voluntad", entre otras cosas porque es mucho más útil para cambiar el mundo. Y cambiar el mundo hoy como ayer pasa por destruir- sí, destruir, con la violencia constructora que ello implica- el capitalismo. Así lo creía cuando a mis 14 años me convertí en un joven comunista y así lo creo, más aún, hoy a mis 50.
Por cierto, Marx nunca se fue. Sólo que ahora la realidad que describió en su siglo se nos antoja una fotografía más próxima de la muestra. Recomiendo la lectura de la obra de su amigo y compañero Engels "la situación d la clase obrera en Inglaterra". Explicaría bastante porqué a él y a Marx les gustaba tanto Dickens y la vuelta de Dickens en este segundo aniversario de su nacimiento.
De momento, la tarea que toda la clase trabajadora española tiene mañana es la Huelga General (http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2012/03/ahora-mas-que-nunca-la-huelga-si.html y http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2012/03/la-huelga-companero_28.html) Pasado mañana la tarea será la de continuar las movilizaciones hacia una larga lucha sostenida de derribo del capitalismo. Ah, por cierto, a los esquiroles que buscan excusas para no ir a ella les apunto una lectura interesante (si saben leer, y entender, que lo dudo poderosamente): http://www.rebelion.org/noticia.php?id=146990&titular=decálogo-de-mentiras-contra-la-huelga-general- “
Pasadas 5 horas sin que mi comentario entrase (enviado a las 10 de la mañana del miércoles 28 de Marzo),, y tras la entrada de todo lo habido y por haber en comentarios enviados más tardíamente, decidí darle respuesta, esta vez harto ya de anteriores censuras, con el encabezamiento siguiente:
“El señor González ha de ser, necesariamente, divino, a tenor de la libre arbitrariedad con la que decide quién/es escribe/n en su nube. Hace unas 5 horas mandé un texto que aún no he visto publicado, sin que encuentre las razones, aunque no se me escapan los motivos: no bailarle el agua, ni formar, tampoco, parte de su grupo de pelotas.
El señor González es caprichoso. Yo también. Arbitrario. Ahí no coincidimos. Yo suelo mantener el mismo criterio para decir sí o decir no. En este caso, creo que no coincide con los motivos por los que otras veces ha aceptado mis comentarios ni con aquellos por los que en otras ocasiones los rechazó, ya que no fue ésta la única, ni mucho menos. Sus caricias “democráticas” son similares a las de Ignacio Escolar. Sólo que las de éste son más permanentes: desde hace unos 10 meses.
Señor González, puede usted publicar el texto que me ha censurado o bien irse a la mierda; a pie o a caballo, como prefiera.
El texto CENSURADO era éste:”
El resto del texto es el mismo que envié con anterioridad.
Soy bronco y directo en mis expresiones y modos de argumentar. No pido, por tanto, comprensión ni tampoco empatías que yo mismo no esté dispuesto a conceder.
Ahora bien cuando uno se encuentra en el enlace http://blogs.publico.es/arturo-gonzalez/2012/03/28/la-gente-pasa-2/, que en la sección de notas se reproduce también, las siguientes respuestas a mis dos envíos
· #148 Comentario por Arturo González
28/03/2012 15:33
Para JPMarat: 1. No se había recibido ningún txt o suyo
· #151 Comentario por Arturo González
28/03/2012 15:37
Para JPMarat: 1. No se había recibido ningún texto suyo y por tanto no había sido censurado. 2. Ahora sí, pero ahora es censurado no por el texto, sino por sus soeces comentarios previos. Por tanto, sea usted muy feliz y hasta nunca.
no es extraño preguntarse ante qué tipo de sujeto se encuentra uno.
Alguien que acusa a otra persona de soez sin permitir que se conozcan los motivos de tal epíteto, que antes ha censurado su comentario y que se permite la prepotencia de decidir qué es de su gusto y qué no debiera ser desenmascarado en su supuesto izquierdismo.
Yo mismo he censurado en mi propio blog algunos comentarios que he considerado más que fuera de lugar pero, en ese caso, no les he dado respuesta; más que nada por no ponerme en evidencia. El colmo de ser un fascista no es el de negar la palabra. Es el de condenar algo que otros no conocen. Pone en evidencia a su autor.
El señor Arturo González es uno de esos izquierdistas a los que IU les parece demasiado rojo, cuando tantos lo consideramos excesivamente reformista (sus ataques justifican mi respeto a una organización con la que dejé de identificarme hace 22 años), que cree que la figura de Juan Carlos I no es tan censurable porque, al fin y al cabo, no representa algo de mayor importancia, o que considera revolucionario que los banqueros (¡ay los banqueros sin otros capitalistas a los que denunciar!) paguen más, sin preocuparle en absoluto la explotación que representan las condiciones sociales de producción. Todo un ideólogo para el 15-M y Democracia Real Ya, siendo estos últimos los que han estado esperando hasta la última semana para decidir si apoyaban la Huelga General del jueves 29-M,. después de haber estado agrediendo a quienes más capacidad tenían para convocarla. Tampoco esperaba yo más del émulo de Maria Antonia Iglesias, la falangista del PSOE en Tele 5.
Al final, este desahogo mío tiene mucho de crítica a las formas porque soy un convencido de que la ética tiene mucho que ver con la estética. Del mismo modo en que creo que la apisonadora de tener la última palabra contra alguien que al no se ha permitido saber porqué se les responde es propio de fascistas, tengan de sí mismos la imagen que tengan.
NOTAS:
(1) http://blogs.publico.es/arturo-gonzalez/2012/03/28/la-gente-pasa-2/
27 de marzo de 2012
¿A DÓNDE NOS LLEVA EL "ALTERNATIVISMO" DE LA IZQUIERDA SINDICAL?
No Pasarán. Kaos en la Red
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Descartando el lenguaje bronco del texto que les adjunto, que insiste en explicar la deriva ideológica de las direcciones de CCCCO y UGT como causada por un comportamiento “traidor”, y que parece ignorar la relación dialéctica entre clase, bases sociales del sindicalismo y momento histórico en cada ocasión, como explicaciones de cuáles son las prácticas de los dirigentes, el citado artículo me parece un intento apreciable de buscar una posición correcta ante la Huelga General del próximo jueves 29-M y las luchas venideras.
Debieran tomar nota de ella los revolucionarios de hojalata, una parte –no toda- del sindicalismo “indignado” y sus perroflautas de clase media y pseudoizquierdismo con fondo antiobrero, antisindical y realidad que acaba confluyendo en posturas abierta o camufladamente antihuelga, propias de esquiroles.
Sin más les dejo con un texto que tiene algo de paja pero mucho y muy interesante grano.
¿A dónde nos lleva el “alternativismo” de la izquierda sindical?
En las semanas de preparación de esta huelga general se ha abierto un importante debate sobre la política que debemos tener los sectores más combativos del movimiento obrero de cara a pelear contra la política de las direcciones de CCOO y UGT.
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Descartando el lenguaje bronco del texto que les adjunto, que insiste en explicar la deriva ideológica de las direcciones de CCCCO y UGT como causada por un comportamiento “traidor”, y que parece ignorar la relación dialéctica entre clase, bases sociales del sindicalismo y momento histórico en cada ocasión, como explicaciones de cuáles son las prácticas de los dirigentes, el citado artículo me parece un intento apreciable de buscar una posición correcta ante la Huelga General del próximo jueves 29-M y las luchas venideras.
Debieran tomar nota de ella los revolucionarios de hojalata, una parte –no toda- del sindicalismo “indignado” y sus perroflautas de clase media y pseudoizquierdismo con fondo antiobrero, antisindical y realidad que acaba confluyendo en posturas abierta o camufladamente antihuelga, propias de esquiroles.
Sin más les dejo con un texto que tiene algo de paja pero mucho y muy interesante grano.
¿A dónde nos lleva el “alternativismo” de la izquierda sindical?
En las semanas de preparación de esta huelga general se ha abierto un importante debate sobre la política que debemos tener los sectores más combativos del movimiento obrero de cara a pelear contra la política de las direcciones de CCOO y UGT.
Toxo y Méndez son los principales responsables de que los trabajadores estemos viendo cómo la ofensiva patronal, del PSOE, el PP y CiU avanza contundentemente. Ahora quieren “negociar” la Reforma Laboral, y es muy posible que después del 29M quieran hacer como en 2010, cuando tras el 29S se sentaron con ZP y pactaron el “Pensionazo”.
Para derrotar a estas direcciones e imponer una verdadera alternativa ¿Qué podemos hacer los sectores combativos y de clase del movimiento obrero?
¿Unidad sin crítica con las direcciones de CCOO y UGT?
Esto es justamente lo contrario a lo que debemos hacer. Es necesario que los trabajadores enfrentemos unitariamente a la patronal y el Gobierno, pero esto no es sinónimo de una “unidad sindical” en la que la crítica a las direcciones pactistas y traidoras esté ausente. Al contrario, los sectores combativos debemos luchar unitariamente con el resto, pero sin dejar de dar lucha política a los dirigentes vendidos, a los procesos de negociación trampa, los acuerdos traidores... y planteemos una alternativa de lucha a sus planes de acción que se suelen quedar en los “simbólico” o la pataleta.
¿Unidad sin crítica con las direcciones de CCOO y UGT?
Esto es justamente lo contrario a lo que debemos hacer. Es necesario que los trabajadores enfrentemos unitariamente a la patronal y el Gobierno, pero esto no es sinónimo de una “unidad sindical” en la que la crítica a las direcciones pactistas y traidoras esté ausente. Al contrario, los sectores combativos debemos luchar unitariamente con el resto, pero sin dejar de dar lucha política a los dirigentes vendidos, a los procesos de negociación trampa, los acuerdos traidores... y planteemos una alternativa de lucha a sus planes de acción que se suelen quedar en los “simbólico” o la pataleta.
La política de la IAC en el conflicto de funcionarios, sentándose a negociar con la Generalitat junto a los dirigentes de CCOO y UGT, sin salirse ni un milímetro de la hoja de ruta marcada por éstos -sin jornadas de huelga, ni unidad de los distintos sectores...- es un ejemplo de la unidad que no ayuda a avanzar el levantar una verdadera alternativa de lucha.
Más escandalosa fue la política de CGT-metro en la huelga fallida de TMB, poniéndose a la cabeza, junto a los delegados del Comité de CCOO y UGT, para romper la unidad con los buseros y levantar la huelga. Una actitud abiertamente traidora.
¿Separarse de las bases de CCOO y UGT?
En el otro extremo está la política de querer separarse por completo de las manifestaciones, piquetes y demás protestas en las que participan los trabajadores que hoy por hoy dirigen CCOO y UGT. Son estos sectores obreros los que pueden parar el país. Separar a los sectores más combativos de ellos sólo beneficia a la burocracia sindical, que así se siente menos cuestionada. Conseguir que éstos sectores o una parte significativa de ellos, junto a la izquierda sindical y los sectores más explotados que no están en ningún sindicato, confluyan en una política de clase y combativa, es clave para acabar con el nefasto papel que hoy juegan los Toxo y Mendez de turno.
La CGT, CNT y otros sindicatos han optado por manifestarse separados el 29M. Así el mensaje de “negociar” la Reforma laboral -que muchos trabajadores de CCOO y UGT tampoco comparten- es más difícil que sea contestado en las manifestaciones donde marchará la mayoría de los que hoy han hecho posible la huelga.
¿Separarse de las bases de CCOO y UGT?
En el otro extremo está la política de querer separarse por completo de las manifestaciones, piquetes y demás protestas en las que participan los trabajadores que hoy por hoy dirigen CCOO y UGT. Son estos sectores obreros los que pueden parar el país. Separar a los sectores más combativos de ellos sólo beneficia a la burocracia sindical, que así se siente menos cuestionada. Conseguir que éstos sectores o una parte significativa de ellos, junto a la izquierda sindical y los sectores más explotados que no están en ningún sindicato, confluyan en una política de clase y combativa, es clave para acabar con el nefasto papel que hoy juegan los Toxo y Mendez de turno.
La CGT, CNT y otros sindicatos han optado por manifestarse separados el 29M. Así el mensaje de “negociar” la Reforma laboral -que muchos trabajadores de CCOO y UGT tampoco comparten- es más difícil que sea contestado en las manifestaciones donde marchará la mayoría de los que hoy han hecho posible la huelga.
Esto también se expresa en una política de “alternativismo” en los piquetes. Para no hacerlos en común con trabajadores de CCOO y UGT, muchas organizaciones prevalecen los piquetes de barrio, olvidándose de que hay millones de trabajadores de PYMES, ETT, subcontratas... que necesitan piquetes en los polígonos y empresas para poder garantizar su derecho a huelga. El querer “separarse” de los trabajadores de CCOO y UGT les lleva a hacerlo también de una tarea crucial: lograr que los sectores más explotados de la clase obrera puedan avanzar en organizarse, hacer huelga...
¿Hacer de esquiroles en la “huelga de CCOO y UGT”?
Llevada hasta el final esta política de “separarse” puede llevar a posiciones abiertamente reaccionarias, que de hecho se sitúan al lado del Gobierno. Nos referimos a aquellos sindicatos y sindicalistas que están dispuestos a que una protesta como la de hoy, una Huelga general, no salga para así “castigar” a los dirigentes de CCOO y UGT. Lo que olvidan es que la más castigada sería la clase trabajadora, y los más beneficiados Rajoy y la patronal, e incluso Toxo y Méndez que tendrían la “excusa” perfecta para no volver a convocar ninguna otra protesta.
Esta política ya la vimos en 2010, cuando Solidaridad Obrera decidió no convocar la huelga del 29S, lo que tuvo nefastas consecuencias en el metro de Madrid donde tienen peso. En esta ocasión esta misma posición ha sido defendida por un conocido dirigente de la CGT en TMB-buses -no por la sección sindical de la CGT que ha dejado claro que sí están por la huelga- consiguiendo que asambleas poco numerosas la refrendaran (sumando los votos de los “sectarios” a los de los “esquiroles” de siempre).
Por una verdadera alternativa de clase y combativa
Es necesario y urgente levantar una verdadera alternativa a las direcciones de CCOO y UGT. La izquierda sindical tiene la oportunidad y la responsabilidad de ponerse a la cabeza de esto, pero de momento la política que llevan adelante sus dirigentes no apunta en esta dirección.
¿Hacer de esquiroles en la “huelga de CCOO y UGT”?
Llevada hasta el final esta política de “separarse” puede llevar a posiciones abiertamente reaccionarias, que de hecho se sitúan al lado del Gobierno. Nos referimos a aquellos sindicatos y sindicalistas que están dispuestos a que una protesta como la de hoy, una Huelga general, no salga para así “castigar” a los dirigentes de CCOO y UGT. Lo que olvidan es que la más castigada sería la clase trabajadora, y los más beneficiados Rajoy y la patronal, e incluso Toxo y Méndez que tendrían la “excusa” perfecta para no volver a convocar ninguna otra protesta.
Esta política ya la vimos en 2010, cuando Solidaridad Obrera decidió no convocar la huelga del 29S, lo que tuvo nefastas consecuencias en el metro de Madrid donde tienen peso. En esta ocasión esta misma posición ha sido defendida por un conocido dirigente de la CGT en TMB-buses -no por la sección sindical de la CGT que ha dejado claro que sí están por la huelga- consiguiendo que asambleas poco numerosas la refrendaran (sumando los votos de los “sectarios” a los de los “esquiroles” de siempre).
Por una verdadera alternativa de clase y combativa
Es necesario y urgente levantar una verdadera alternativa a las direcciones de CCOO y UGT. La izquierda sindical tiene la oportunidad y la responsabilidad de ponerse a la cabeza de esto, pero de momento la política que llevan adelante sus dirigentes no apunta en esta dirección.
Es necesario desterrar todo el “sectarismo” que lleva a confundir el enemigo, a equiparar a Toxo y a Méndez con los cientos de miles de trabajadores que están afiliados o votan las listas de CCOO y UGT en las empresas. Igualmente hay que combatir las políticas de “unidad sin crítica” o el esquirolaje con palabrería izquierdista, ambas políticas son abiertamente contrarias a los intereses de los trabajadores.
Hay que buscar la confluencia con las bases de las centrales mayoritarias que empiecen a romper con la política de sus dirigentes, e impulsar una práctica alternativa desde las empresas. Promover asambleas, que los sectores con más derechos asuman todas las reivindicaciones de los más explotados, que ayuden a su organización... y desde ahí discutir e imponer un plan de lucha contundente que destierre las negociaciones trampa, hasta derrotar la Reforma laboral y todos los recortes.
Agrupación Revolucionaria No Pasarán Clase contra Clase junto a jóvenes y trabajadores revolucionarios
Agrupación Revolucionaria No Pasarán Clase contra Clase junto a jóvenes y trabajadores revolucionarios
10 de marzo de 2012
AHORA MÁS QUE NUNCA: A LA HUELGA, SÍ
Por Marat
1.-De las razones de la Huelga, que no debieran siquiera tener que enunciarse:
De todas las Huelgas Generales realizadas en el Estado español desde el inicio de la mal llamada transición política ninguna ha estado tan justificada como ésta, estándolo más que sobradamente todas las demás anteriores.
El escenario sociolaboral español ha cambiado de modo tan profundo y radical que no llevar a cabo esta huelga el próximo 29 de Marzo sería el mayor suicidio que tanto la clase trabajadora como el conjunto del movimiento sindical podrían realizar.
A esta Huelga General los sindicatos y los trabajadores no vamos porque creamos que debemos ir sino porque sabemos que no tenemos otro remedio que ir. No hacerlo sería afirmar y dar por buena nuestra nueva condición de esclavos reducidos a la penuria económica en beneficio de los grandes capitalistas, los plutócratas y el capital financiero.
La Reforma Laboral que justifica sobradamente la convocatoria de esta Huelga General, que debiera ser indefinida si no es porque la realidad de la clase trabajadora española y de su sindicalismo es la que es, marcará un antes y un después en nuestras vidas, hasta el punto de devolvernos a una realidad que desconocíamos y que sólo nuestros abuelos y padres, en el caso de los que somos más viejos, conocieron.
No ir a esta Huelga General significaría traicionar nuestra condición de trabajadores, dar por buenas todas las medidas que se han tomado y que están previstas contra nosotros y aceptar nuestra derrota por anticipado sin siquiera haber hecho un mínimo amago de lucha y resistencia.
1.-De las razones de la Huelga, que no debieran siquiera tener que enunciarse:
De todas las Huelgas Generales realizadas en el Estado español desde el inicio de la mal llamada transición política ninguna ha estado tan justificada como ésta, estándolo más que sobradamente todas las demás anteriores.
El escenario sociolaboral español ha cambiado de modo tan profundo y radical que no llevar a cabo esta huelga el próximo 29 de Marzo sería el mayor suicidio que tanto la clase trabajadora como el conjunto del movimiento sindical podrían realizar.
A esta Huelga General los sindicatos y los trabajadores no vamos porque creamos que debemos ir sino porque sabemos que no tenemos otro remedio que ir. No hacerlo sería afirmar y dar por buena nuestra nueva condición de esclavos reducidos a la penuria económica en beneficio de los grandes capitalistas, los plutócratas y el capital financiero.
La Reforma Laboral que justifica sobradamente la convocatoria de esta Huelga General, que debiera ser indefinida si no es porque la realidad de la clase trabajadora española y de su sindicalismo es la que es, marcará un antes y un después en nuestras vidas, hasta el punto de devolvernos a una realidad que desconocíamos y que sólo nuestros abuelos y padres, en el caso de los que somos más viejos, conocieron.
No ir a esta Huelga General significaría traicionar nuestra condición de trabajadores, dar por buenas todas las medidas que se han tomado y que están previstas contra nosotros y aceptar nuestra derrota por anticipado sin siquiera haber hecho un mínimo amago de lucha y resistencia.
Renunciar a una de las pocas armas de autodefensa que tenemos los trabajadores –la huelga-, que ya tienen previsto recortar los empresarios y su gobierno natural, significaría decirnos a nosotros mismos que no nos basta con estos cuatro años de resignación borreguil que llevamos practicando sino que deseamos, que necesitamos, que exigimos, el palo y el látigo como instrumentos de relación del poder económico con nosotros.
No secundar esta Huelga General del 29-M significaría aceptar que se despida a los padres para contratar a precio de saldo a sus hijos que deberían aceptar sin rechistar un nuevo marco de relaciones laborales en el que los derechos del trabajador ya no existen y el despido es parte del libre capricho del empleador.
Negarse a ir a esta huelga es poner nuestras cabezas bajo la cuchilla de la guillotina de un empresariado que ya no tendrá ningún límite a aplicar despidos individuales y colectivos a los que Magistratura de Trabajo considerará, de partida, siempre procedentes.
Rechazar esta huelga significará avanzar cien mil pasos hacia una individualización de las relaciones laborales, ya que predominarán los convenios de empresa, donde las negociaciones se adaptarán, como nunca lo hicieron antes al “sí señor”, por encima de los de rama o sector. En esa individualización de las relaciones laborales se hará más cierto que nunca que no existe un libre acuerdo entre iguales –nunca lo han sido patrón y trabajador- sino la conocida imposición del “esto son lentejas...”. ¿Se imaginan las posibilidades no de negociar un convenio, sino de defender condiciones de trabajo, de despido, de respeto al trabajador, en una pequeña empresa en la que no exista representación de los trabajadores y en la que ya no será posible acogerse a un convenio de sector o rama productiva? Por cierto, la Reforma Laboral permite también al empresario saltarse los acuerdos de empresa casi en cualquier situación ordinaria en cuanto se invente una causa económica, técnica o productiva. Lo dicho: las relaciones laborales seguirán más que nunca el principio de “esto son lentejas”
No participar en esta Huelga General es permitir que se institucionalice la figura del mobbing, al dar carta blanca al empresario para degradar de categoría al trabajador, obligarle a realizar tareas que no le corresponden por su categoría profesional o desplazarle geográficamente a donde aquél considere oportuno en cada momento. Y le permitirá hacerlo con la ley de la Reforma Laboral en la mano.
No estar en Huelga General el 29-M es considerar que el trabajador no tiene derecho a ponerse enfermo y aún menos derecho si es una gripe un poco complicada, cuya convalecencia llegue a los 10 días, porque será motivo de despido por causas objetivas; es decir, de forma indisutible, para que nos entendamos.
No apoyar esta Huelga General significa dar una puñalada trapera a la capacidad de representación de los intereses y derechos de los trabajadores por parte de los sindicatos. Y eso no es otra cosa que atentar el trabajador contra sí mismo, contra su derecho a protegerse de los abusos empresariales.
Podría seguir enunciando los cientos de motivos que esta Reforma Laboral del PP da para ir a la Huelga General, entre otros que no es una reforma pensada para crear empleo sino para lograr la más brutal vuelta de tuerca de los capitalistas contra los trabajadores y lograr, de este modo, que disciplinadamente acepten estos salarios de miseria, despidos casi gratuitos, explotaciones laborales odiosas y humillantes y la mayor transferencia que han conocido los tiempos de las rentas del trabajo a las del capital. Todo eso con una disciplina en la empresa de preso condenado a galeras.
Pero insistir en la Reforma Laboral como motivo para la ir a la Huelga General sería un modo de ocultar que hay infinitas más razones para hacerlo.
Vivimos tiempos en los que el capital ha decidido que los trabajadores habíamos disfrutado de demasiados derechos. A la educación gratuita (que nunca lo fue del todo), a una sanidad pública, que han arruinado para enriquecer a sus amigos de las mutuas, a una jubilación que nos proteja de los peores temores de la vejez, que ya amenazan como insostenible. A unos servicios sociales que protegieran y cuidaran de los desfavorecidos.
Acabar con todo eso que comúnmente conocemos como Estado del Bienestar es una oportunidad de negocio privado para el poder económico que siempre hipotecó nuestras vidas pero que ahora lo hace con total impunidad.
Lo que el empresariado busca es colocar a la clase trabajadora en su sitio. Ese del que, en su opinión, nunca debimos salir, el que corresponde a los subordinados que no hemos mejorado nuestra condición porque no nos esforzamos y no somos como esos chicos master de clase media emprendedores, el que corresponde a la plebe que, en su opinión, somos.
Nada para comprenderlo como leer a Salvador Sostres, en El Mundo. Las columnas de este misógino filonazi, que odia a las mujeres (1) quizá como a su propia madre, son todo un editorial ideológico de lo que la derecha –sí, la derecha del PP- y la clase capitalista a la que representa tienen pensado para nosotros los trabajadores:
“Lo que los empresarios necesitan es que los dejen en paz. Que dejen de ahorcarles con impuestos, que dejen de molestarles con absurdas regulaciones y demenciales burocracias. Que dejen de ponerles bajo sospecha y que alguien, de vez en cuando, les dé las gracias por pagarlo todo y hacer posible que el invento funcione. Y sobre todo, necesitan poder adaptar su empresa a cada momento, adelgazándola sin coste cuando la situación económica no permita excesos. Es imprescindible que las empresas puedan hoy despedir sin arruinarse, porque así podrán sobrevivir y volver a contratar cuando el susto pase. 33 días por año trabajado es una barbaridad. 20 días por año trabajado continúa siendo un disparate.
No secundar esta Huelga General del 29-M significaría aceptar que se despida a los padres para contratar a precio de saldo a sus hijos que deberían aceptar sin rechistar un nuevo marco de relaciones laborales en el que los derechos del trabajador ya no existen y el despido es parte del libre capricho del empleador.
Negarse a ir a esta huelga es poner nuestras cabezas bajo la cuchilla de la guillotina de un empresariado que ya no tendrá ningún límite a aplicar despidos individuales y colectivos a los que Magistratura de Trabajo considerará, de partida, siempre procedentes.
Rechazar esta huelga significará avanzar cien mil pasos hacia una individualización de las relaciones laborales, ya que predominarán los convenios de empresa, donde las negociaciones se adaptarán, como nunca lo hicieron antes al “sí señor”, por encima de los de rama o sector. En esa individualización de las relaciones laborales se hará más cierto que nunca que no existe un libre acuerdo entre iguales –nunca lo han sido patrón y trabajador- sino la conocida imposición del “esto son lentejas...”. ¿Se imaginan las posibilidades no de negociar un convenio, sino de defender condiciones de trabajo, de despido, de respeto al trabajador, en una pequeña empresa en la que no exista representación de los trabajadores y en la que ya no será posible acogerse a un convenio de sector o rama productiva? Por cierto, la Reforma Laboral permite también al empresario saltarse los acuerdos de empresa casi en cualquier situación ordinaria en cuanto se invente una causa económica, técnica o productiva. Lo dicho: las relaciones laborales seguirán más que nunca el principio de “esto son lentejas”
No participar en esta Huelga General es permitir que se institucionalice la figura del mobbing, al dar carta blanca al empresario para degradar de categoría al trabajador, obligarle a realizar tareas que no le corresponden por su categoría profesional o desplazarle geográficamente a donde aquél considere oportuno en cada momento. Y le permitirá hacerlo con la ley de la Reforma Laboral en la mano.
No estar en Huelga General el 29-M es considerar que el trabajador no tiene derecho a ponerse enfermo y aún menos derecho si es una gripe un poco complicada, cuya convalecencia llegue a los 10 días, porque será motivo de despido por causas objetivas; es decir, de forma indisutible, para que nos entendamos.
No apoyar esta Huelga General significa dar una puñalada trapera a la capacidad de representación de los intereses y derechos de los trabajadores por parte de los sindicatos. Y eso no es otra cosa que atentar el trabajador contra sí mismo, contra su derecho a protegerse de los abusos empresariales.
Podría seguir enunciando los cientos de motivos que esta Reforma Laboral del PP da para ir a la Huelga General, entre otros que no es una reforma pensada para crear empleo sino para lograr la más brutal vuelta de tuerca de los capitalistas contra los trabajadores y lograr, de este modo, que disciplinadamente acepten estos salarios de miseria, despidos casi gratuitos, explotaciones laborales odiosas y humillantes y la mayor transferencia que han conocido los tiempos de las rentas del trabajo a las del capital. Todo eso con una disciplina en la empresa de preso condenado a galeras.
Pero insistir en la Reforma Laboral como motivo para la ir a la Huelga General sería un modo de ocultar que hay infinitas más razones para hacerlo.
Vivimos tiempos en los que el capital ha decidido que los trabajadores habíamos disfrutado de demasiados derechos. A la educación gratuita (que nunca lo fue del todo), a una sanidad pública, que han arruinado para enriquecer a sus amigos de las mutuas, a una jubilación que nos proteja de los peores temores de la vejez, que ya amenazan como insostenible. A unos servicios sociales que protegieran y cuidaran de los desfavorecidos.
Acabar con todo eso que comúnmente conocemos como Estado del Bienestar es una oportunidad de negocio privado para el poder económico que siempre hipotecó nuestras vidas pero que ahora lo hace con total impunidad.
Lo que el empresariado busca es colocar a la clase trabajadora en su sitio. Ese del que, en su opinión, nunca debimos salir, el que corresponde a los subordinados que no hemos mejorado nuestra condición porque no nos esforzamos y no somos como esos chicos master de clase media emprendedores, el que corresponde a la plebe que, en su opinión, somos.
Nada para comprenderlo como leer a Salvador Sostres, en El Mundo. Las columnas de este misógino filonazi, que odia a las mujeres (1) quizá como a su propia madre, son todo un editorial ideológico de lo que la derecha –sí, la derecha del PP- y la clase capitalista a la que representa tienen pensado para nosotros los trabajadores:
“Lo que los empresarios necesitan es que los dejen en paz. Que dejen de ahorcarles con impuestos, que dejen de molestarles con absurdas regulaciones y demenciales burocracias. Que dejen de ponerles bajo sospecha y que alguien, de vez en cuando, les dé las gracias por pagarlo todo y hacer posible que el invento funcione. Y sobre todo, necesitan poder adaptar su empresa a cada momento, adelgazándola sin coste cuando la situación económica no permita excesos. Es imprescindible que las empresas puedan hoy despedir sin arruinarse, porque así podrán sobrevivir y volver a contratar cuando el susto pase. 33 días por año trabajado es una barbaridad. 20 días por año trabajado continúa siendo un disparate.
La gente tiene que interiorizar que va a cobrar una parte del beneficio que genere y que éste es el único trato. Ni despidos improcedentes ni días personales. Un empleado es un proveedor como otro cualquiera. Tanto aporta, tanto cobra. Y si quiere vacaciones, que se las pague. Y si quiere un seguro médico, que se lo pague. Y si quiere poder retirarse a una edad, que contrate un plan de pensiones, y que también se lo pague. Yo le pago a usted su trabajo, y basta. Yo me casé sólo con mi mujer y a usted no le debo nada”. (2)
Frente al ataque más salvaje que ha sufrido la clase trabajadora sólo nos queda la rebelión y la Huelga General no como punto y aparte sino como punto y seguido de una respuesta colectiva que diga alto y claro que no podrán imponernos la dictadura capitalista, ya sin la máscara de “capitalismo de rostro humano”, que tanto añoran algunos que se indignan hoy sin haberse indignado antes, sin encontrarnos en frente y dispuestos a pelear.
En esta España que sufre el pánico hacia lo que los cursis llaman el ataque de los mercados, y que no es otra cosa que la vieja rapacidad capitalista, llevamos demasiado tiempo sintiendo miedo de tener miedo, recitando entre dientes el “Virgencita, que me quede como estoy”, esperando inútilmente una recuperación económica que no esperan los propios capitalistas porque saben que no se recuperará el consumo a crédito y no se plantean el crecimiento sino sólo la supervivencia de los más poderosos. Cerca de cinco millones y medio de parados y Amancio Ortega, el empresario modelo, se aupa al quinto puesto de la lista Forbes de los más asquerosamente ricos del mundo.
Este capitalismo, en su etapa senil, morirá matando. Los hombres más ricos del mundo ya no piensan en la supervivencia de su estirpe, ni en el futuro de su camada. El negocio para ellos es hoy, no dentro de cinco minutos y, en esa espiral enloquecida, saben que su ganancia reside en nuestra miseria, la de los trabajadores. Dos horas más de trabajo no remunerado, un despido aún más barato, unas condiciones de trabajo más inseguras y precarias, unos salarios aún más bajos, unos impuestos que pagamos nosotros antes que las clases medias y las rentas altas,...Todo vale para lograr un poco más de beneficio empresarial. Al salchichón le fueron cortando rodaja tras rodaja, primero finas, luego más gordas. Finalmente, ya les falta poco para llegar a la cuerda.
Sólo los tontos creen todavía que esto es un asunto sólo de políticos y banqueros. Los trabajadores mileuristas, y los millones de mucho menos que tales, saben desde siempre que su peor enemigo lo tienen en su centro de trabajo, aunque si éste es grande, quizá nunca hayan llegado a verle la cara.
2.-Algunas consideraciones acerca de la naturaleza de la Huelga General:
Es contra el miedo a tener miedo, contra el estar hartos de estar hartos, contra la miseria de esperar que, si nos portamos bien, pronto vendrá la recuperación económica que haga que caigan de la mesa del opulento hacia nosotros, sus títeres, unas migajas que nos conformen contra lo que debemos levantarnos, gritar nuestra rabia, poner en marcha nuestra insumisión, expresar nuestra voluntad de pinchar el balón de la fiesta de los vampiros.
Esta Huelga General no puede ser una Huelga General más. No podemos volver al día siguiente, con las orejas gachas, al triste cubículo laboral que cada uno ocupamos, la mordiente realidad de un paro que nos desespera y nos asusta, a pensar qué pasará mañana, hasta cuándo resistiremos sin gritar basta, sin levantar nuestro puño amenazante sobre las cabezas de nuestros verdugos.
Esta Huelga General tiene que ser un levantamiento general de nuestra clase, la trabajadora, contra nuestra modorra y nuestros temores, contra nuestro conformismo y contra el fatalismo del “no se puede hacer nada”, “no hay salidas”, “no hay alternativas” contra lo que debemos presentar la batalla a muerte de la huelga.
En primer lugar siempre es posible decir NO. No hacerlo forma parte de la comodidad de quienes nunca se hacen preguntas, de los analfabetos políticos que transitan por la vida sin preguntarse si quieren ser matillo o yunque, de aquellos que prefieren ser borrego blanco por temor a ser considerados ovejas negras por sus patrones, de quienes creen que hundiendo sus cabezas hasta lo más profundo de sus hombros pasarán desapercibidos ante los ojos del poder económico y la crisis capitalista no llegará siquiera a rozarles. Ignoran que todos los trabajadores estamos llamados, unos antes, otros después, a sentir en nuestras carnes el hierro candente de la precariedad y la pobreza a la que nos condena el capitalismo depredador porque nuestras miserias son su opulencia. Decir NO es el único camino para que nuestras vidas tengan mañana un SÍ de esperanza.
En segundo lugar es mentira que las huelgas sean inútiles. Lo que es inútil es aceptar resignadamente lo que nos sucede, no poner pie en pared y no rebelarnos para que vuelvan a temernos nuestros enemigos de clase, quienes detentan los poderes económicos.
Si Rajoy ha sacado pecho, rechazando cumplir con los objetivos del déficit del 4,4% para fijarlo en el 5,8%, es porque, como el mismo ha admitido, teme “un incendio social”. Es evidente: la huelga paga pero, para que lo haga, la huelga debe adquirir un carácter de revuelta social y sus llamas tienen que iluminar los balcones de la Moncloa.
Hay mucho lumbreras que predica que los griegos, a pesar de tanta huelga no han conseguido nada. ¿Se han preguntado cuál sería su situación si no hubieran llevado a cabo esas huelgas? Falta demasiada imaginación en quienes creen que ya no se puede triturar más nuestros cuerpos, mentes y vidas.
Los griegos nos están dando un ejemplo a los europeos y a los ciudadanos –tanto ciudadanismo y tan poco sentido de clase me repatea- españoles como clase y como pueblo. Como clase expresan su voluntad de no dejarse oprimir más sin resistir a esa opresión con su lucha. Como pueblo están demostrando la tenacidad de quienes dicen no a la Europa de los mercaderes y a los dictados de sus especuladores.
Esa lección que nos dan los trabajadores griegos debe inspirar el espíritu de un 29-M del que nazca un proceso combativo, sostenido en el tiempo, de resistencia en la que forjar la recuperación de nuestra conciencia como clase oprimida.
El 29-M debe ser el momento de arrojar por la borda esa estúpida pretensión de ser clase media, que nunca fuimos, a través de la ilusión que producía la tarjeta de crédito, las compras aplazadas y los préstamos personales. Ese barco ya partió y no volverá al mismo puerto. Somos clase trabajadora y nuestra emancipación pasa, no por creernos lo que nunca seremos, sino por darnos cuenta de que el mundo se para si nosotros lo hacemos, que sin el valor que aportamos a lo que producimos el beneficio empresarial no existiría, que las empresas pueden funcionar sin empresarios pero jamás sin trabajadores.
El 29-M debe ser también una huelga contra las prácticas sindicales que hemos conocido hasta ahora. Contra el pacto social y un sindicalismo de concertación que nos ha llevado a debilitarnos como clase con capacidad de hacernos temer por nuestros explotadores. La Reforma Laboral significa el acta de defunción que la patronal y su gobierno natural le han dado al pacto social. Ya no necesitan un modelo sindical de concertación, ni unos sindicatos apagafuegos, porque ya no quieren un Estado del Bienestar que se asienta precisamente en la conciliación de clases.
Es necesario hacerles llegar a los señores Toxo y Méndez un aviso contundente de parte de los trabajadores que secundaremos esta Huelga General. NO MÁS PASTELEOS. NO HAY NADA QUE PACTAR. Entre otras cosas porque los capitalistas y su gobierno natural han dejado de temer a los sindicatos y a los trabajadores y el único medio de arrancarles algo es por la fuerza de los hechos. No se trata de pactar una reforma laboral menos mala, como pretenden CCOO y UGT, que han avisado de que desconvocarían la huelga el mismo día 28 de Marzo, si el Gobierno se atiene a razones. El único acuerdo que cabe establecer es la derogación de la Reforma Laboral y la paralización de los planes antisociales de privatizaciones, recortes sociales, desmonte de la enseñanza y la sanidad pública y planes para acabar con las pensiones públicas. No estamos dispuestos a jugar a la mentira del mal menor. El que se nos ha provocado es ya mayor. Queremos que la crisis la paguen los que la provocaron, los capitalistas.
Pero también debe significar decir NO a ese sindicalismo supuestamente más radical que, sin embargo, se ha limitado a anunciar, en un brindis al sol, durante casi un año un camino “hacia la huelga general” que sólo ha convocado gracias a la valentía previa del sindicalismo vasco y gallego, que le pusieron fecha, y ante la evidencia de que la misma era manejada por los sindicatos mayoritarios.
Los trabajadores no necesitamos unos sindicatos que utilicen su fuerza y su representación para vendernos a bajo precio ni tampoco unos sindicatos que cacareen como el desplumado gallo de Morón al grito de ¡huelga, huelga! pero que son incapaces de tomar en sus manos la combatividad que otros abandonaron hace tiempo.
Pero sí necesitamos, indiscutiblemente, sindicatos porque es el mejor tipo de organización que hemos sabido crear para defender nuestros intereses en la empresa, a menos que hayamos decidido comprar la mercancía averiada que nos vende la Brunete Mediática de la extrema derecha, dedicada a agredir inmoralmente al movimiento sindical, callando en su indecencia habitual las prácticas mafiosas de la patronal, sus cuantiosas subvenciones y sus numerosos liberados y el carácter delictivo de muchos de los dirigentes empresariales de dicha patronal.
Es importante reseñar esta cuestión porque en ciertos espacios, de mayor impacto virtual que real, y de supuesta orientación radical se han producido, justo en el proceso de calentamiento hacia la Huelga General, discursos que muy bien podrían haber sido hechos por incalificables personajes como Jiménez Losantos o alguno de los “cómicos” habituales de las tertulias de Intereconomía.
Cuando estos comportamientos, que sólo buscan debilitar el éxito de la huelga, vienen de jóvenes universitarios de clase media no debe sorprendernos. Es parte de la ideología en la que se criaron, enaltecedora del individualismo pequeñoburgués que les define, que repele todo lo que huela a clase trabajadora y a sus organizaciones porque les recuerda la tensión entre su aspiración a ocupar el estatus ahora amenazado de sus padres y el riesgo de proletarizarse, que tanto les repugna.
Es más grave cuando viene de trabajadores y de miembros de otros sindicatos que ponen por delante sus propios desahogos personales, muy justificados, pero inoportunos al momento porque es justamente éste en el que no toca.
Algunos debieran entender que, cuando ante el proceso hacia la huelga, se dedican al ataque sistemático a quienes mayor capacidad tienen de sacarla adelante lo que están haciendo en realidad es disparar contra la huelga, sin obtener sus opciones organizativas, cuando las tienen, ventaja alguna porque contribuyen a desacreditar a quienes tienen mayor capacidad de sacarla adelante.
A partir del 30 de Marzo leña al mono hasta que cante La Marsellesa. Pero ahora la huelga debe de ser de todos, dentro de que cada corriente sindical intente llevarla en la dirección que considere más correcta. Desde mi perspectiva, desbordar los objetivos de las direcciones burocráticas de CCOO y UGT para crear una conflictividad social que mande a este Gobierno de extrema derecha liberal el mensaje que continuar robándonos nuestros derechos y conquistas sociales le puede salir muy caro, a él y a la clase a la que representa.
El sindicalismo, no el reformista o el combativo, sino el sindicalismo en general, está siendo atacado por nuestros enemigos de clase porque saben que, más temprano que tarde, acabará siendo, aunque durante estos años haya sido el convidado de piedra de la lucha de clases, el valladar más poderoso contra sus desmanes.
En nuestras manos está cambiarlo en lo que sea necesario, remover burocracias, denunciar las corrupciones donde las haya, combatir a quienes defienden prácticas entreguistas o mandar al paro a los que han hecho del sindicato su “modus vivendi” y convertido su cargo en vitalicio. Pero esto no en determinados sindicatos sino en todos porque lo que en unos es más visible en otros pasa más desapercibido pero es igualmente rechazable.
Pero sin sindicatos los trabajadores somos carne de cañón de la reacción capitalista. En defender al sindicalismo como forma de organización de los trabajadores nos va en gran medida nuestro futuro; algo que quizá comprendiésemos mucho mejor si los convenios colectivos fuesen de aplicación sólo para los afiliados a los sindicatos, quienes los defienden, y no para los esquiroles y quienes los atacan pero no renuncian a las ventajas que de dicho convenio pudieran obtener. Con ello los sindicatos ganarían en independencia, al no ser ya subvencionados por el Estado, por no representar a todos los trabajadores sino sólo a los sindicados, y se eliminaría el parasitismo de quienes maldicen contra ellos pero obtienen beneficios de su acción en la empresa, lo que sería provechoso para la conciencia de clase de los trabajadores.
3.-Apéndice final: de los “argumentos” de la Brunete mediática y sus compañeros de viaje:
De entre el amplio abanico de tonterías y artilugios que la reacción capitalista y sus compinches se sacan, huelga tras huelga, para actuar como piquetes contra la misma, hay algunas perlas a las que me gustaría responder, del mismo modo en que lo hice el 29-S de 2010 (3)
Perla primera: Las encuestas revelan que los españoles están contra las medidas del gobierno pero también contra la Huelga General porque creen que no servirá de nada. Existen mentiras, embustes y estadísticas. Éstas últimas son siempre las que se hacen por encargo del poder económico, que es el que puede pagarlas.
Los medios de comunicación de la burguesía ya han puesto el titular sobre el resultado de la huelga antes de que se produzca, en una muestra más de su “democrático” proceder. La respuesta debemos dársela de modo consciente, organizado y disciplinado en la calle el 29-M.
Perla segunda: los parados no podemos ir a la huelga y los sindicatos nunca defienden nuestros intereses. Hay que decir que la autoorganización de los parados es algo complejo de lograr porque el objetivo del propio parado es dejar de estarlo y ello no suele generar una conciencia colectiva que les lleve a crear estructuras permanentes y amplias.
Pero es llamativo que las víctimas del sistema se conviertan en monedas de cambio de sus propios enemigos de clase. Así sucedió en la pasada Huelga General del 29-S en donde alguna organización de parados trabajó conscientemente para los medios de comunicación de la ultraderecha, enfrentándose a la propia huelga general. El antagonismo natural no es entre trabajadores ocupados y desempleados ya que unos no son culpables de la situación de los otros, sino ambos víctimas de un mismo sistema económico al que deben enfrentarse.
Es falso que porque un trabajador esté en paro no pueda hacer huelga porque carece de un empleo del que ausentarse. Participar en la Huelga para un parado es tan posible como para un trabajador activo. La autoorganización de los parados bien puede hacer cosas prácticas de gran interés para el éxito de la huelga como ayudar a los demás piquetes de trabajadores ocupados para bloquear las entradas a los bancos y grandes empresas, actuar como piquetes en el transporte o cerrar las entradas a los centros de distribución. Y el parado no organizado bien puede unirse a los piquetes informativos de su zona. Nada de se lo impide. Es cuestión de voluntad o de no tenerla e inventarse excusas.
Perla tercera: Los piquetes se dedican a impedir el derecho a trabajar a quienes no están con la huelga. El Madrid republicano de 1936 a 1939 sufrió los atentados fascistas de la quintacolumna. Ésta sigue actuando. Su derecho a ser un esquirol busca el fracaso de la huelga para impedir que defendamos eficazmente nuestros derechos. La mejor respuesta a estos sujetos es el piqueteo en acción directa.
Perla cuarta: La huelga sólo busca fortalecer a los burócratas sindicales de CCOO y UGT. Una variante del “argumento” tercero, frecuentemente utilizado por los esquiroles, aunque también se encuentra entre miembros de un autodenominado “bloque crítico”. No debe sorprender. Dentro de ese discurso se dan la mano los aventureros con los reaccionarios, los desclasados con los ignorantes políticos, el radicalillo de salón con el fascista mal camuflado.
Está huelga está convocada por todos los sindicatos de clase, incluyendo también a los de la mayoría sindical nacional vasca y gallega, los de corte anarcosindicalista y los alternativos. Es pues una huelga de los trabajadores, no de unos u otros sindicatos. Y si puede fortalecer algo es al sindicalismo en su conjunto.
NOTAS:
(1) http://sociedad.elpais.com/sociedad/2011/04/07/actualidad/1302127203_850215.html
(2) Salvador Sostres. “Cómo se nota”. El Mundo, 14 de febrero de 2012
(3) http://asaltarloscielos.blogspot.es/1284511418/
Frente al ataque más salvaje que ha sufrido la clase trabajadora sólo nos queda la rebelión y la Huelga General no como punto y aparte sino como punto y seguido de una respuesta colectiva que diga alto y claro que no podrán imponernos la dictadura capitalista, ya sin la máscara de “capitalismo de rostro humano”, que tanto añoran algunos que se indignan hoy sin haberse indignado antes, sin encontrarnos en frente y dispuestos a pelear.
En esta España que sufre el pánico hacia lo que los cursis llaman el ataque de los mercados, y que no es otra cosa que la vieja rapacidad capitalista, llevamos demasiado tiempo sintiendo miedo de tener miedo, recitando entre dientes el “Virgencita, que me quede como estoy”, esperando inútilmente una recuperación económica que no esperan los propios capitalistas porque saben que no se recuperará el consumo a crédito y no se plantean el crecimiento sino sólo la supervivencia de los más poderosos. Cerca de cinco millones y medio de parados y Amancio Ortega, el empresario modelo, se aupa al quinto puesto de la lista Forbes de los más asquerosamente ricos del mundo.
Este capitalismo, en su etapa senil, morirá matando. Los hombres más ricos del mundo ya no piensan en la supervivencia de su estirpe, ni en el futuro de su camada. El negocio para ellos es hoy, no dentro de cinco minutos y, en esa espiral enloquecida, saben que su ganancia reside en nuestra miseria, la de los trabajadores. Dos horas más de trabajo no remunerado, un despido aún más barato, unas condiciones de trabajo más inseguras y precarias, unos salarios aún más bajos, unos impuestos que pagamos nosotros antes que las clases medias y las rentas altas,...Todo vale para lograr un poco más de beneficio empresarial. Al salchichón le fueron cortando rodaja tras rodaja, primero finas, luego más gordas. Finalmente, ya les falta poco para llegar a la cuerda.
Sólo los tontos creen todavía que esto es un asunto sólo de políticos y banqueros. Los trabajadores mileuristas, y los millones de mucho menos que tales, saben desde siempre que su peor enemigo lo tienen en su centro de trabajo, aunque si éste es grande, quizá nunca hayan llegado a verle la cara.
2.-Algunas consideraciones acerca de la naturaleza de la Huelga General:
Es contra el miedo a tener miedo, contra el estar hartos de estar hartos, contra la miseria de esperar que, si nos portamos bien, pronto vendrá la recuperación económica que haga que caigan de la mesa del opulento hacia nosotros, sus títeres, unas migajas que nos conformen contra lo que debemos levantarnos, gritar nuestra rabia, poner en marcha nuestra insumisión, expresar nuestra voluntad de pinchar el balón de la fiesta de los vampiros.
Esta Huelga General no puede ser una Huelga General más. No podemos volver al día siguiente, con las orejas gachas, al triste cubículo laboral que cada uno ocupamos, la mordiente realidad de un paro que nos desespera y nos asusta, a pensar qué pasará mañana, hasta cuándo resistiremos sin gritar basta, sin levantar nuestro puño amenazante sobre las cabezas de nuestros verdugos.
Esta Huelga General tiene que ser un levantamiento general de nuestra clase, la trabajadora, contra nuestra modorra y nuestros temores, contra nuestro conformismo y contra el fatalismo del “no se puede hacer nada”, “no hay salidas”, “no hay alternativas” contra lo que debemos presentar la batalla a muerte de la huelga.
En primer lugar siempre es posible decir NO. No hacerlo forma parte de la comodidad de quienes nunca se hacen preguntas, de los analfabetos políticos que transitan por la vida sin preguntarse si quieren ser matillo o yunque, de aquellos que prefieren ser borrego blanco por temor a ser considerados ovejas negras por sus patrones, de quienes creen que hundiendo sus cabezas hasta lo más profundo de sus hombros pasarán desapercibidos ante los ojos del poder económico y la crisis capitalista no llegará siquiera a rozarles. Ignoran que todos los trabajadores estamos llamados, unos antes, otros después, a sentir en nuestras carnes el hierro candente de la precariedad y la pobreza a la que nos condena el capitalismo depredador porque nuestras miserias son su opulencia. Decir NO es el único camino para que nuestras vidas tengan mañana un SÍ de esperanza.
En segundo lugar es mentira que las huelgas sean inútiles. Lo que es inútil es aceptar resignadamente lo que nos sucede, no poner pie en pared y no rebelarnos para que vuelvan a temernos nuestros enemigos de clase, quienes detentan los poderes económicos.
Si Rajoy ha sacado pecho, rechazando cumplir con los objetivos del déficit del 4,4% para fijarlo en el 5,8%, es porque, como el mismo ha admitido, teme “un incendio social”. Es evidente: la huelga paga pero, para que lo haga, la huelga debe adquirir un carácter de revuelta social y sus llamas tienen que iluminar los balcones de la Moncloa.
Hay mucho lumbreras que predica que los griegos, a pesar de tanta huelga no han conseguido nada. ¿Se han preguntado cuál sería su situación si no hubieran llevado a cabo esas huelgas? Falta demasiada imaginación en quienes creen que ya no se puede triturar más nuestros cuerpos, mentes y vidas.
Los griegos nos están dando un ejemplo a los europeos y a los ciudadanos –tanto ciudadanismo y tan poco sentido de clase me repatea- españoles como clase y como pueblo. Como clase expresan su voluntad de no dejarse oprimir más sin resistir a esa opresión con su lucha. Como pueblo están demostrando la tenacidad de quienes dicen no a la Europa de los mercaderes y a los dictados de sus especuladores.
Esa lección que nos dan los trabajadores griegos debe inspirar el espíritu de un 29-M del que nazca un proceso combativo, sostenido en el tiempo, de resistencia en la que forjar la recuperación de nuestra conciencia como clase oprimida.
El 29-M debe ser el momento de arrojar por la borda esa estúpida pretensión de ser clase media, que nunca fuimos, a través de la ilusión que producía la tarjeta de crédito, las compras aplazadas y los préstamos personales. Ese barco ya partió y no volverá al mismo puerto. Somos clase trabajadora y nuestra emancipación pasa, no por creernos lo que nunca seremos, sino por darnos cuenta de que el mundo se para si nosotros lo hacemos, que sin el valor que aportamos a lo que producimos el beneficio empresarial no existiría, que las empresas pueden funcionar sin empresarios pero jamás sin trabajadores.
El 29-M debe ser también una huelga contra las prácticas sindicales que hemos conocido hasta ahora. Contra el pacto social y un sindicalismo de concertación que nos ha llevado a debilitarnos como clase con capacidad de hacernos temer por nuestros explotadores. La Reforma Laboral significa el acta de defunción que la patronal y su gobierno natural le han dado al pacto social. Ya no necesitan un modelo sindical de concertación, ni unos sindicatos apagafuegos, porque ya no quieren un Estado del Bienestar que se asienta precisamente en la conciliación de clases.
Es necesario hacerles llegar a los señores Toxo y Méndez un aviso contundente de parte de los trabajadores que secundaremos esta Huelga General. NO MÁS PASTELEOS. NO HAY NADA QUE PACTAR. Entre otras cosas porque los capitalistas y su gobierno natural han dejado de temer a los sindicatos y a los trabajadores y el único medio de arrancarles algo es por la fuerza de los hechos. No se trata de pactar una reforma laboral menos mala, como pretenden CCOO y UGT, que han avisado de que desconvocarían la huelga el mismo día 28 de Marzo, si el Gobierno se atiene a razones. El único acuerdo que cabe establecer es la derogación de la Reforma Laboral y la paralización de los planes antisociales de privatizaciones, recortes sociales, desmonte de la enseñanza y la sanidad pública y planes para acabar con las pensiones públicas. No estamos dispuestos a jugar a la mentira del mal menor. El que se nos ha provocado es ya mayor. Queremos que la crisis la paguen los que la provocaron, los capitalistas.
Pero también debe significar decir NO a ese sindicalismo supuestamente más radical que, sin embargo, se ha limitado a anunciar, en un brindis al sol, durante casi un año un camino “hacia la huelga general” que sólo ha convocado gracias a la valentía previa del sindicalismo vasco y gallego, que le pusieron fecha, y ante la evidencia de que la misma era manejada por los sindicatos mayoritarios.
Los trabajadores no necesitamos unos sindicatos que utilicen su fuerza y su representación para vendernos a bajo precio ni tampoco unos sindicatos que cacareen como el desplumado gallo de Morón al grito de ¡huelga, huelga! pero que son incapaces de tomar en sus manos la combatividad que otros abandonaron hace tiempo.
Pero sí necesitamos, indiscutiblemente, sindicatos porque es el mejor tipo de organización que hemos sabido crear para defender nuestros intereses en la empresa, a menos que hayamos decidido comprar la mercancía averiada que nos vende la Brunete Mediática de la extrema derecha, dedicada a agredir inmoralmente al movimiento sindical, callando en su indecencia habitual las prácticas mafiosas de la patronal, sus cuantiosas subvenciones y sus numerosos liberados y el carácter delictivo de muchos de los dirigentes empresariales de dicha patronal.
Es importante reseñar esta cuestión porque en ciertos espacios, de mayor impacto virtual que real, y de supuesta orientación radical se han producido, justo en el proceso de calentamiento hacia la Huelga General, discursos que muy bien podrían haber sido hechos por incalificables personajes como Jiménez Losantos o alguno de los “cómicos” habituales de las tertulias de Intereconomía.
Cuando estos comportamientos, que sólo buscan debilitar el éxito de la huelga, vienen de jóvenes universitarios de clase media no debe sorprendernos. Es parte de la ideología en la que se criaron, enaltecedora del individualismo pequeñoburgués que les define, que repele todo lo que huela a clase trabajadora y a sus organizaciones porque les recuerda la tensión entre su aspiración a ocupar el estatus ahora amenazado de sus padres y el riesgo de proletarizarse, que tanto les repugna.
Es más grave cuando viene de trabajadores y de miembros de otros sindicatos que ponen por delante sus propios desahogos personales, muy justificados, pero inoportunos al momento porque es justamente éste en el que no toca.
Algunos debieran entender que, cuando ante el proceso hacia la huelga, se dedican al ataque sistemático a quienes mayor capacidad tienen de sacarla adelante lo que están haciendo en realidad es disparar contra la huelga, sin obtener sus opciones organizativas, cuando las tienen, ventaja alguna porque contribuyen a desacreditar a quienes tienen mayor capacidad de sacarla adelante.
A partir del 30 de Marzo leña al mono hasta que cante La Marsellesa. Pero ahora la huelga debe de ser de todos, dentro de que cada corriente sindical intente llevarla en la dirección que considere más correcta. Desde mi perspectiva, desbordar los objetivos de las direcciones burocráticas de CCOO y UGT para crear una conflictividad social que mande a este Gobierno de extrema derecha liberal el mensaje que continuar robándonos nuestros derechos y conquistas sociales le puede salir muy caro, a él y a la clase a la que representa.
El sindicalismo, no el reformista o el combativo, sino el sindicalismo en general, está siendo atacado por nuestros enemigos de clase porque saben que, más temprano que tarde, acabará siendo, aunque durante estos años haya sido el convidado de piedra de la lucha de clases, el valladar más poderoso contra sus desmanes.
En nuestras manos está cambiarlo en lo que sea necesario, remover burocracias, denunciar las corrupciones donde las haya, combatir a quienes defienden prácticas entreguistas o mandar al paro a los que han hecho del sindicato su “modus vivendi” y convertido su cargo en vitalicio. Pero esto no en determinados sindicatos sino en todos porque lo que en unos es más visible en otros pasa más desapercibido pero es igualmente rechazable.
Pero sin sindicatos los trabajadores somos carne de cañón de la reacción capitalista. En defender al sindicalismo como forma de organización de los trabajadores nos va en gran medida nuestro futuro; algo que quizá comprendiésemos mucho mejor si los convenios colectivos fuesen de aplicación sólo para los afiliados a los sindicatos, quienes los defienden, y no para los esquiroles y quienes los atacan pero no renuncian a las ventajas que de dicho convenio pudieran obtener. Con ello los sindicatos ganarían en independencia, al no ser ya subvencionados por el Estado, por no representar a todos los trabajadores sino sólo a los sindicados, y se eliminaría el parasitismo de quienes maldicen contra ellos pero obtienen beneficios de su acción en la empresa, lo que sería provechoso para la conciencia de clase de los trabajadores.
3.-Apéndice final: de los “argumentos” de la Brunete mediática y sus compañeros de viaje:
De entre el amplio abanico de tonterías y artilugios que la reacción capitalista y sus compinches se sacan, huelga tras huelga, para actuar como piquetes contra la misma, hay algunas perlas a las que me gustaría responder, del mismo modo en que lo hice el 29-S de 2010 (3)
Perla primera: Las encuestas revelan que los españoles están contra las medidas del gobierno pero también contra la Huelga General porque creen que no servirá de nada. Existen mentiras, embustes y estadísticas. Éstas últimas son siempre las que se hacen por encargo del poder económico, que es el que puede pagarlas.
Los medios de comunicación de la burguesía ya han puesto el titular sobre el resultado de la huelga antes de que se produzca, en una muestra más de su “democrático” proceder. La respuesta debemos dársela de modo consciente, organizado y disciplinado en la calle el 29-M.
Perla segunda: los parados no podemos ir a la huelga y los sindicatos nunca defienden nuestros intereses. Hay que decir que la autoorganización de los parados es algo complejo de lograr porque el objetivo del propio parado es dejar de estarlo y ello no suele generar una conciencia colectiva que les lleve a crear estructuras permanentes y amplias.
Pero es llamativo que las víctimas del sistema se conviertan en monedas de cambio de sus propios enemigos de clase. Así sucedió en la pasada Huelga General del 29-S en donde alguna organización de parados trabajó conscientemente para los medios de comunicación de la ultraderecha, enfrentándose a la propia huelga general. El antagonismo natural no es entre trabajadores ocupados y desempleados ya que unos no son culpables de la situación de los otros, sino ambos víctimas de un mismo sistema económico al que deben enfrentarse.
Es falso que porque un trabajador esté en paro no pueda hacer huelga porque carece de un empleo del que ausentarse. Participar en la Huelga para un parado es tan posible como para un trabajador activo. La autoorganización de los parados bien puede hacer cosas prácticas de gran interés para el éxito de la huelga como ayudar a los demás piquetes de trabajadores ocupados para bloquear las entradas a los bancos y grandes empresas, actuar como piquetes en el transporte o cerrar las entradas a los centros de distribución. Y el parado no organizado bien puede unirse a los piquetes informativos de su zona. Nada de se lo impide. Es cuestión de voluntad o de no tenerla e inventarse excusas.
Perla tercera: Los piquetes se dedican a impedir el derecho a trabajar a quienes no están con la huelga. El Madrid republicano de 1936 a 1939 sufrió los atentados fascistas de la quintacolumna. Ésta sigue actuando. Su derecho a ser un esquirol busca el fracaso de la huelga para impedir que defendamos eficazmente nuestros derechos. La mejor respuesta a estos sujetos es el piqueteo en acción directa.
Perla cuarta: La huelga sólo busca fortalecer a los burócratas sindicales de CCOO y UGT. Una variante del “argumento” tercero, frecuentemente utilizado por los esquiroles, aunque también se encuentra entre miembros de un autodenominado “bloque crítico”. No debe sorprender. Dentro de ese discurso se dan la mano los aventureros con los reaccionarios, los desclasados con los ignorantes políticos, el radicalillo de salón con el fascista mal camuflado.
Está huelga está convocada por todos los sindicatos de clase, incluyendo también a los de la mayoría sindical nacional vasca y gallega, los de corte anarcosindicalista y los alternativos. Es pues una huelga de los trabajadores, no de unos u otros sindicatos. Y si puede fortalecer algo es al sindicalismo en su conjunto.
NOTAS:
(1) http://sociedad.elpais.com/sociedad/2011/04/07/actualidad/1302127203_850215.html
(2) Salvador Sostres. “Cómo se nota”. El Mundo, 14 de febrero de 2012
(3) http://asaltarloscielos.blogspot.es/1284511418/
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