Ejercicio
de brainstorming en un entorno creativo
a cargo de expertos-jefe
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Luis
Casado. Alainet
Brainstorming:
literalmente, ‘tormenta de ideas’. Cuando las
multinacionales ven con horror que los beneficios bajan, reúnen a
sus ‘genios’ con el sano propósito de estrujarles el
hemisferio derecho del cerebro, y obtener las últimas gotas de
creatividad. Para lograrlo, sacan a los ‘genios’ de su
entorno cotidiano: la ‘investigación científica’ sugiere
que eso les aviva la pensadora. De ahí que las reuniones y
conferencias corporativas se desarrollen en hoteles y resorts
situados lejos del mundanal ruido.
La
Reserva Federal, banco central de los EEUU, fue a elucubrar nuevas
ideas en Jackson Hole (Wyoming). Acompañada de un areópago de
“expertos”, gente que sabe, influye y decide: banqueros
centrales, agentes privados, académicos y legisladores. Ya era
tiempo. Una semana antes, Kevin Warsch, ex gobernador de la FED,
publicó una columna en el Wall Street Journal titulada: “La
Reserva Federal necesita un Pensamiento Nuevo”.
He
aquí el producto del brainstorming, una ‘tormenta de ideas’
como se pide.
Cada
año los bancos centrales fijan un objetivo de tasa de inflación. La
FED, el Banco Central Europeo (BCE) ponen un 2%. ¿Por qué? La
respuesta es de una sencillez bíblica: ¿por qué no? De ahí que en
un destello de creatividad, en una fugaz pero genial ocurrencia,
alguien preguntase: “En vez de fijar un objetivo de inflación
del 2%... ¿por qué no lo fijamos en 4%?”
La
estupefacción de la sala fue inferior sólo a la que provocó otra
idea aún más genial que la primera: “En vez de inquietarnos
por el PIB… ¿por qué no nos centramos en el PIB nominal?”
Es
poco probable que tales “chisperas” relancen el
crecimiento y el empleo. No pocos financial experts dudan. Entre
ellos John Mauldin, consultor financiero del que ya te he hablado. Y
junto a Mauldin, decenas de millones de parados que buscan curro en
los EEUU, en Europa, en Japón y otros lugares del mundo.
Mauldin
piensa que el Simposio sólo buscaba ampliar el número de
herramientas de que dispone la FED, habida cuenta que ni el relajo
monetario ni la manipulación de las tasas de interés han logrado
estimular la inversión. Tú me dirás que dos herramientas es poco,
pero hasta ahora nadie había imaginado que necesitasen otras. La
teoría económica y la ortodoxia monetarista son así: dogmáticas.
Temblando
de pavor, y contra la opinión de más dogmáticos que ellos, los
genios de la FED entraron en lo que llaman uncharted waters, mares
desconocidos: “Si las ZIRP, tasas de interés a cero por ciento,
no motivan a nadie, probemos con las NIRP, las tasas de interés
negativas.”
El
tema trae tela: con las NIRP un banco debe pagar para prestar plata.
He aquí el mundo al revés. El griterío de los bancos es
ensordecedor y alguno, para compensar, cobra hasta por el Guten
morgen. El Raiffeisenbank cobrará un 0,4% anual por los depósitos
que superen los € 100 mil. En vez de pagarte por tu dinero, te
cobrarán por él. El mundo al revés te digo.
El
BCE ya le había aplicado tan novedosa regla a los bancos privados,
con la loable intención de obligarles a ofrecer créditos en vez de
almacenar su liquidez en el banco central. Aun así, la banca privada
no mueve pieza. De paso, los Fondos de Pensión deberán pagar por
colocar tus dineritos y, en vez de hacerte ganar dinero para tu
jubilación te empobrecerán cada día más.
¿No
me crees? Hace algo más de una semana, el periodista Tom Keene de la
Radio Bloomberg, entrevistó a Stanley Fischer, vicepresidente de la
FED.
-Tom
Keene: (…) “Hay un duro debate sobre la eficacia de las tasas
de interés negativas para los bancos centrales, para los gobiernos y
para los bancos privados. ¿Cuál es la eficacia de las tasas
negativas para quien ahorra?”
-Stanley
Fischer: “Bueno, claramente hay diferentes respuestas a las
tasas negativas. Si Ud. es un ahorrador, es difícil lidiar con
ellas, aun cuando impulsan un mejor precio de los activos. Pero
nosotros consideramos todo eso. En economía tenemos que tomar
soluciones intermedias todo el tiempo, y la idea es, mientras más
bajas sean las tasas de interés mejor para los inversores.”
Si
cotizas en una AFP, ya sabes cuál es tu triste suerte: los bancos
centrales (FED, BCE, Bank of England, Bank of Japan, etc.) prefieren
servir los intereses de los inversionistas, aun cuando eso signifique
hundir en la miseria a millones de futuros jubilados. John Mauldin se
escandaliza:
“Leamos
la frase de nuevo… ‘la idea es, mientras más bajas sean las
tasas de interés mejor para los inversionistas.’ Están
sacrificando a las familias de clase media de los EEUU, a los
esforzados trabajadores que respetaron las reglas y ahorraron y se
jubilaron esperando disfrutar de sus nietos y de algo de descanso, y
encuentran que no pueden porque la Reserva Federal piensa que
proteger a Wall Street, a los ricos inversionistas y a los bancos es
más importante”.
Ya.
Pero lo importante es que la caja de herramientas de la FED dispone
de otro utensilio: las NIPR.
No
sólo la FED: Nestlé, gigante suizo del sector agro-alimentario,
obtuvo créditos a 4 años a una tasa negativa del -0,008%. Otras
multinacionales se aprestan a aprovechar la ganga, mientras los
analistas financieros europeos ponen el grito en el cielo. Uno de
ellos publicó en marzo de este año una nota titulada: “BCE: de la
estupidez de las tasas a 0% a la incuria de las tasas negativas”.
¿Quién
iba a imaginar que el sueño de Keynes, “la eutanasia de los
rentistas”, se cumpliría de este modo?
Por
otra parte, Stanley Fischer le aseguró a Tom Keene: “Estamos en
un mundo en el que (las tasas de interés negativas) parecen
funcionar”. John Mauldin se pregunta: “Ah, ¿sí? ¿Para
quién? ¿En qué realidad?”, antes de disparar:
“Alemania
está flirteando con la recesión, endeudada más allá de cualquier
esperanza de salir del problema. Italia acaba de abandonar el puerto
de los acuerdos Presupuestarios europeos para regresar a los agitados
mares de los déficits aún más grandes, con una deuda aún mayor,
compitiendo con Grecia. La deuda italiana representa hoy el 132% del
PIB, y si Italia aprueba sus anunciadas políticas impositivas y de
gasto fiscal, la deuda pronto llegará al 150% del PIB.”
Desolador
panorama. Ahora bien, si los bancos prestan a tasas negativas, los
Fondos de Pensión pagarán el pato de la boda recibiendo una
remuneración aún más negativa. El futuro de los sistemas de
previsión por capitalización se anuncia tormentoso.
Pero,
ya se dijo, los bancos centrales disponen de una nueva y flamante
herramienta. Que según Stanley Fischer –no muy seguro de sí
mismo– “parece funcionar”, mientras crece el
escepticismo de un lado y la certidumbre de un desastre del otro.
Ocurre
que hay un precedente: Japón. El gigante asiático, tercera economía
del planeta, ha conocido dos décadas de crecimiento cero. A pesar de
haber inaugurado las ZIRP, y luego las NIRP, sin resultados. Nadie
espera que ahora las NIRP hagan por Japón lo que no hicieron en
veinte años.
La
otra genialidad de Jackson Hole, el PIB nominal, tampoco ayuda. El
PIB nominal evalúa el valor añadido de bienes y servicios al precio
del año corriente, mientras que el PIB real lo hace al precio de un
año de referencia considerado como año “base”. En otras
palabras, el PIB real corrige el efecto inflacionario. Uno no ve qué
cambia, a los efectos del crecimiento, medir el PIB nominal.
John
Williams, presidente de la FED de San Francisco (la Reserva Federal
está constituida por doce FED regionales), sugirió fijar un
objetivo de inflación del 3%. El ya mencionado Kevin Warsh señala
que “un cambio numérico en el objetivo de inflación no es una
reforma”, agregando que “sirve como un subterfugio para
distraer la atención de los errores monetarios, regulatorios y
fiscales”. Ya ves el ambiente de coherencia y camaradería…
John
Mauldin opina que en Jackson Hole “nadie tuvo ninguna idea
nueva”. Y señala, caustico: “Para empezar, el discurso de
Janet Yellen, que fue notable sólo en lo aburrido y lo poco
inspirado. No entregó ninguna nueva información”. Hace unos
días te comentaba que los economistas-jefe y otros “expertos”
habían parado de respirar esperando la alocución de Yellen: ya ves
el resultado.
Tenaz,
Mauldin llama la atención sobre un elemento del discurso de Yellen
que pasó inadvertido: la Footnote 8. En ella Yellen se refiere,
favorablemente, a una fórmula matemática que podría poner las
tasas de interés en piloto automático. Aun cuando hasta ahora no es
el caso, que figure en los papeles de Yellen sugiere que su uso
podría constituir otra “herramienta”.
Si
conoces los Automated Trading Systems (ATS), es como para sentir
escalofríos en la espalda. Los ATS son programas informáticos que
ejecutan órdenes de compra/venta de cualquier activo negociable en
un mercado financiero. A una velocidad inimaginable, provocando
reacciones en otros ATS. En un par de ocasiones, algún bug (error de
programación) ha puesto en peligro los equilibrios del mercado
financiero planetario.
Que
los banqueros centrales se queden sin trabajo es lo de menos. Pero
ver un ejército de economistas-jefe obedecer las “señales”
enviadas por un algoritmo instalado en un ordenador como el de 2001:
Odisea en el Espacio…
John
Mauldin precisa que si se hubiesen seguido las reglas descritas en la
Footnote 8, (con un algoritmo que tomando en cuenta variables como la
tasa de inflación subyacente –core PCE price index– el objetivo
de inflación de la FED y la tasa de desempleo, calcula una tasa de
interés óptima para los Fondos Federales), y si se aplicasen las
reglas utilizadas durante la última recesión… la tasa de interés
resultante hubiese sido de -9,0%.
¡Una
tasa negativa de -9,0%! Vivan los automatismos y la cibernética…
¿Todo bien HAL?
El
propósito es acostumbrar a todo el mundo a la idea de las tasas
negativas. Marvin Goodfriend, de la Carnegie Mellon University, llamó
a hacer de modo que “las tasas de interés negativas puedan
estar libremente disponibles y completamente efectivas como una
opción frente a una futura crisis”.
Actualmente,
el BCE opera con una tasa efectiva del -0,04%, y el banco central de
Suecia con una tasa del -0,05%. Vistos los resultados… no es hora
de organizar un carnaval.
Christopher
Sims, de la Princeton University, clausuró el Simposio de Jackson
Hole. Una vez no es costumbre, un premio Nobel de economía (2011)
habló de economía real. Fue para comentar la ineficacia de las
políticas fiscales y las incógnitas que surgen de la compra de
activos tóxicos por parte de los bancos centrales. Anota: incógnitas
(misterioso, oculto, desconocido). En su día, Alan Greenspan
–presidente de la FED durante 18 años– declaró que para él las
tasas de interés eran una incógnita. Si a eso le sumas que los
bancos centrales (FED, BCE…), gracias a sus ‘nuevas
herramientas’ generan más incógnitas… quiere decir que no
saben dónde están y, peor aún, no saben dónde van.
El
buen Christopher Sims comenzó su discurso preguntando: “¿Por
qué han sido ineficaces las políticas monetarias en los EEUU, en
Europa y en Japón?”
Uno
imagina que a Janet Yellen, a Mario Draghi y a Haruhiko Kuroda les
debe haber dado hipo…
Ya
ves, los enteraos que venden retiros espirituales, simposios,
cónclaves, reuniones, conferencias, convenciones y otras juntas en
hoteles caros y resorts exclusivos con el pretexto de estimularle la
cafetera a los participantes, son tan estafadores como los
gobernadores de los bancos centrales. Para no hablar de los
economistas-jefe que viven amorrados a esa teta.
Tal
vez por esa razón Thomas Jefferson dijo alguna vez:
“Me
parece que, de vez en cuando, una rebelión es una cosa tan buena y
tan necesaria en el mundo político como las tormentas en el mundo
físico.”
Ya
sabes lo que te queda por hacer.
Ps:
thanks to John Mauldin for his accurate sources and thoughtful
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