Alfredo
Jalife-Rahme. La Jornada
En
espera de la supuesta sexta extinción
masiva, el planeta se encamina a una crisis catastrófica del
agua que presagia una sequía sin precedentes en California.
Es
curioso que los voraces megabancos de Wall Street propalen el riesgo
por la crisis global del agua: desde Goldman Sachs hasta Bank of
America Merrill Lynch (BAML).
¿Pretende
Wall Street financiarizar las catástrofes globales?
Durante
la conferencia “Los cinco principales riesgos en el mundo”,
Goldman Sachs colocó en primer lugar a la crisis acuífera, que
sería mucho mayor que el alza de los
alimentos y el agotamiento de las reservas de energía.
Allí
Nicholas Stern advirtió que los acuíferos subterráneos podían
secarse al mismo tiempo que el derretimiento de los glaciales en el
Himalaya, mientras Donald Kennedy, académico de Stanford, explayó
que el cambio climático global ha desatado una espiral que se
retroalimenta: “tenemos sequías combinadas con un exceso
psicótico (sic) de
lluvias.”
Los
analistas de BAML aducen que la sequía que lleva cuatro años en
California “ha causado una
devastación sin paralelo en la región” y sentencian que
“la sequía en California es el presagio de la crisis global del
agua que viene.”
Proyectan
que para 2050 el 45% del PIB global estará en peligro “con 50
países con riesgos de conflicto por el agua.”
Las
cifras son escalofriantes: abrupto descenso de los niveles de los
acuíferos, que alcanzó 30 metros, al unísono del derretimiento de
la capa de nieve en Sierra Nevada (California), que se encuentra a 5%
de sus niveles históricos.
Su
impacto económico es ya disruptivo: la sequía tendrá un costo de
2.700 millones de dólares para la agricultura de California, lo cual
redundará en “restricciones obligatorias de agua”,
afectaciones a la salud humana y daño a la fauna, hundimientos de
terrenos, intrusión marina e incendios forestales.
Para
2060, “el abasto de agua de California será deficitario en más
de 13 billones (trillones, en
anglosajón) de galones (nota:
un galón=3.78 litros) con 80% de probabilidad de una
megasequía durante varias décadas de este siglo.”
BAML
expone en un diagrama perturbador el porcentaje de California para
cada categoría de sequía que divide en cinco rubros: excepcional,
extremo, severo, moderado y anormalmente seco.
Shane
Ferro, de Business Insider, asevera que, como consecuencia del
cambio climático, la asequibilidad
del agua constituye "el mayor problema global del siglo XXI",
basado en un previo reporte del BAML.
Los
analistas de BALM diagnostican que “a escala global, 750
millones de personas carecen de acceso a una fuente salubre de agua
potable y 2.400 millones no tienen acceso a instalaciones sanitarias
adecuadas”, cuando “cerca de 50 países son oficialmente
clasificados como estresados (sic)
por carencia de agua, y hasta 70% de los acuíferos subterráneos del
mundo han alcanzado su pico”, en similitud al célebre “pico
del petróleo” que anuncia su posterior decaimiento después de
su nivel máximo.
La
demanda global del agua excederá la oferta en 40% de 2030 hasta
2050, mientras 3.900 millones de personas vivirán bajo severo estrés
acuífero.
Cabe
señalar que el devaluado “México neoliberal itamita” se
encuentra entre los 50 países estresados, por lo que destaca la
misántropa letalidad consustancial a la megacorrupta ley
Korenfeld, donde están implicadas las altas esferas del
racista gobierno infanticida del primer ministro de Israel, Bibi
Netanyahu, cada vez más aislado del concierto universal.
World
Resources Institute cataloga a los 36
países “extremadamente estresados por carencia de agua (más de
80%)”, donde México es colocado en el inmediato nivel
“alto (entre 40 y 80%.”
La
quiebra acuífera de California no es menor, como metáfora de la
crisis global del agua en ciernes que afecta a un estado inmensamente
rico que, si fuera país, sería la octava economía a escala global.
En
fechas recientes, la NASA advirtió que “el agua potable de
California se agotará en un año”, por lo que sus científicos
“abogan adoptar medidas urgentes
para lograr sostenibilidad en el consumo de agua potable en
California”.
Jay
Famiglietti, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA,
juzga que “el volumen total
de agua en las cuencas de los ríos Sacramento y San Joaquín
(California) que comprende la nieve derretida, las reservas y el agua
subterránea, ha disminuido desde 2014 en 42.000 millones de metros
cúbicos”.
Según
la NASA, California “desde 2002 viene perdiendo agua almacenada
y dos terceras partes de estas pérdidas se derivan del uso de aguas
subterráneas por los agricultores que han tratado de combatir los
efectos de las sequías, por lo que los presentes almacenamientos del
líquido en California podrían acabarse en un año.”
Según
el portal Business Insider, los expertos aseguran que
California ha sufrido su peor sequía en los últimos mil 200 años.
Expone una serie de fotos
impresionantes al cuarto año de sequía en California.
California
ya no cuenta con su principal fuente de agua de superficie, que
proviene de la nieve almacenada en las montañas más elevadas y que
ha desaparecido debido a la sequía y que se ha derretido en forma
dramática.
Pese
a que representa sólo 1,5% de toda la economía de California, su
industria agrícola, puesta en la picota hidráulica por su excesivo
consumo, enarbola la más alta producción comparada a otros estados
de Estados Unidos (EU).
La
otrora mirífica California, tercer estado en extensión de EU
después de Alaska y Texas con 423 mil 968 kilómetros cuadrados, es
el más poblado con casi 39 millones de habitantes –casi 13% de
todo EU, lo cual le otorga 55 relevantes votos en el colegio
electoral– donde habita 31% de mexicanos (dentro del 38% de
latinos).
Sin
tomar en cuenta la ominosa letalidad criminal del fracking –que
dilapida colosales masas del líquido–, la simultánea crisis
acuífera en California y México es ya transfronteriza y
bidireccional, en el aspecto humano, con graves reverberaciones
migratorias, que no aborda ninguno de los irredentistas esquemas
financieristas/militaristas del Tlcan,
Aspan, Plan Mérida, NorthCom, NorthAmerica, TPP, TTIP, TISA.
¡Es
increíble que no exista una tripartita política hidráulica del
invasivo esquema de Norteamérica!
Como
si lo anterior fuera poco, Russia Today expone que detrás de
las ofensivas de los barbáricos yihadistas “se
encuentra una lucha mucho más cruel: el control del agua”,
una de cuyas medidas ha sido reducir
el suministro de agua en las áreas controladas por el gobierno de
Irak.
De
por sí la contaminación y el calentamiento global han agravado la
escasez acuífera en Medio Oriente, donde se prevé que para 2025 las
sequías provocarán hambrunas masivas.
Lo
que no destruye la naturaleza lo acaban por aniquilar los
depredadores “humanos.”