29 de agosto de 2015

LA CRISIS CHINA Y EL PETRÓLEO: LA VUELTA DE LA GRAN RECESIÓN

Jaime Nieto. Liverdades.es

El gigante asiático ha pasado de una tasa de crecimiento medio del 7’4% entre 2010 y 2014 a una previsión de tan solo el 2,8% para 2015 según el Banco Mundial. Esa caída de más de 1/3 en el crecimiento de la economía China no tiene tan solo consecuencias inmediatas para el resto de la economía mundial, sino otras indirectas. En su expansión hacia una economía de mercado, China se convirtió en 2014 en la primera economía por PIB a nivel mundial, superando a EE.UU., por lo que si no nos extrañó que la crisis financiera del país americano hiciera temblar a la economía mundial, haríamos mal en quedarnos de brazos cruzados ante esta sacudida.

China, cuyo crecimiento se ha sostenido durante estos años en la expansión inmobiliaria y, sobre todo, en lasexportaciones, ha tomado la determinación de devaluar su moneda nacional (el yuán) para impulsar a las mismas. Esto efrenta a EE.UU. a un doble problema:

La capacidad de financiación de la economía China fue a parar en buena medida a comprar deuda estadounidense. Esta deuda se compró con yuanes que, tras la devaluación, tienen menor valor.

EE.UU. estaba a punto de llevar a cabo una operación para fortalecer el dólar, que se encuentra perdiendo valor frente al Euro en los últimos años. Si ya era difícil competir con las exportaciones chinas en la situación actual, la devaluación China hace la apreciación del dólar más peligrosa para la economía estadounidense.

Además, China cuenta con reservas de prácticamente todos los recursos (incluso hay recursos, de alto valor económico, cuyas reservas se encuentran exclusivamente en territorio Chino). Las turbulencias en su economía han hecho que los precios internacionales de los recursos se desplomen, afectando directamente a otros grandes exportadores de recursos como Brasil.

Pero quizá lo más grave está pasando desapercibido. Como ya es sabido, la llegada del pico del petróleo en 2006 ha inaugurado una etapa de alta volatilidad en los precios del crudo, haciendo las inversiones en la búsqueda de nuevos yacimientos o nuevas técnicas de extracción, crecientemente inciertas. Los clásicos shocks del petróleo han respondido históricamente a su encarecimiento (crisis del 73 y del 79), pero en el futuro, la crisis probablemente adquiera un carácter más sistemático vinculado a la volatilidad de su precio. En la actualidad nos encontramos en una fase bajista, con los precios del petróleo por los suelos.

El petróleo es una materia prima que, en el mercado internacional, se comercia en dólares. Esta es una cuestión geoestratégica de tanta importancia, que fue uno de los principales motivos de la invasión de Irak en 2003, pues Saddam Hussein había amenazado muy seriamente con empezar a vender en Euros su crudo. No solo es que al ralentizarse la economía China el propio sistema socioeconómico vaya a demandar menos petróleo para sus automóviles, aviones, industrias, etc. La devaluación del yuán, es decir, su pérdida de valor, hace más difícil la compra de dólares para adquirir el petróleo (máxime si la Fed lleva a cabo la apreciación de su moneda). La doble caída de la demanda China de petróleo, es muy probable, empujará los precios todavía más hacia abajo. Para un país importador como España esto, de manera directa, es una buenísima noticia en términos macroeconómicos, ya que tendría un efecto positivo sobre el crecimiento del país. No obstante, en EE.UU. esto puede desatar una crisis de consecuencias nefastas.

La crisis china y el petróleo: la vuelta de la Gran Recesión. 
Línea de rentabilidad de los pozos de fracking. La línea representa 
el precio del petróleo hace unos meses, la barra, el precio al que 
cada yacimiento es rentable.

El llamado “milagro del fracking” en EE.UU. ha consistido en lograr que el país vuelva a liderar las listas de países productores de petróleo. Lo ha conseguido a través de una nueva técnica que simplemente dejará de ser rentable si los precios siguen cayendo. Ya había expertos que cuestionaban su rentabilidad con los precios anteriores a la última caída (superiores a 100 $/barril), pero es que con los niveles de los últimos meses la mayoría de los pozos estadounidenses estaban en serio peligro -como se puede apreciar en el gráfico adjunto- y, si estaban logrando sobrevivir, era fundamentalmente por la protección de los seguros de precios que tenían contratados y por la burbuja especulativa que rodea a este ‘boom’, espoleado sin disimulo por el Gobierno de Obama. Es tal la euforia que los más exaltados hablaban de América Saudí y, en las regiones donde se ha utilizado esta técnica de extracción se ha desatado una fiebre similar a la del oro en el siglo XIX. La burbuja del ‘fracking’ ha motivado la aparición en estos Estados de proyectos tan estúpidos que recuerdan al despilfarro que hemos vivido en España, como es el caso de la gran piscina de olas construida en Dakota.

Es difícil exagerar las consecuencias del pinchazo de la burbuja del fracking (que habría tenido lugar de todos modos, más tarde o más temprano, pues las tasas de agotamiento de estos pozos son exponenciales), pues sus mismos promotores son los que la han elevado a motor económico en EE.UU.

Nos encontramos ante un panorama de una complejidad extraordinaria y que nos conduce, aparentemente y si no cambian muchas cosas, hacia una nueva Gran Recesión.

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