18 de abril de 2013

REAJUSTES GEOESTRATÉGICOS EN TORNO A LA PENÍNSULA COREANA

Soldados surcoreanos participan en un ejercicio militar cerca de la zona 
desmilitarizada que separa a las dos Coreas, en Paju, al norte de Seúl. 
Foto Reuters

Alfredo Jalife-Rahme. La Jornada

Antecedentes
La desnuclearización de la península coreana estuvo a punto de ser resuelta por la intermediación del ex presidente Carter con el presidente Clinton, a quien le faltó tiempo para implementar el arreglo a cambio de una sustancial ayuda económica, proceso que fue descarrilado cuando Baby Bush colocó a Norcorea en su agenda bélica del eje del mal, al unísono de Irak (destrozada) e Irán (puesta en jaque).

Un contencioso anacrónico de la guerra fría se ha infectado ominosamente por la dinámica que se desenvuelve en el noreste de Asia debido a la escalada estratégica de la doctrina Obama y su política de contención de China, concomitante con el despliegue del cerco geoeconómico de la Alianza del Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés; al que Calderón incorporó a México).

Hechos
En forma inusitada se escenificaron coincidentes cambios de poder en cuatro de los seis participantes en la negociación de desnuclearización de la península coreana: China (presidente Xi Jingpin), Japón (premier Shinzo Abe) y las dos Coreas (Norte: Kim Jong-un, y Sur: primera mujer presidenta, Park Geun-hye), lo cual pudiera ser extensivo a la segunda administración Obama con la llegada al Pentágono de Chuck Hagel y al Departamento de Estado de John Kerry.

Tales ajustes político/administrativos –con la excepción relativa de Rusia (donde Vlady Putin transmutó su poder de primer ministro a presidente el año pasado)– se han reflejado en la escalada que llegó a su paroxismo en Semana Santa, que amainó mediante la asombrosa colaboración entre Rusia y Estados Unidos.

La escalada de retórica nuclear en la península coreana comporta específicas características interactivas a escala local, regional y, sobre todo, global entre las tres superpotencias geoestratégicas: Estados Unidos, Rusia y China.

Los juegos nucleares de guerra tanto unilaterales de Norcorea como bilaterales de Estados Unidos/Corea del Sur alcanzaron un delicado nivel que pudo haber desencadenado una guerra regional, más que en forma voluntaria, por un accidente y/o error de cálculo y/o sobrerreacción de los actores cuando la retórica bélica nuclear de Pyongyang fue superada en la puja por el envío del avión furtivo ( stealth) B-2 de Estados Unidos con una carga de 16 bombas nucleares a la frontera de Norcorea, que posee seis bombas nucleares: dato proporcionado por Mohamed El-Baradei, ex director de la AIEA, en una comida privada del canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, a la que concurrí como representante de IPPNW (premio Nobel de la Paz 1985).

La retórica bélica fue detenida el domingo de Pascua gracias a la intervención rusa que aclaró que no existía declaración de guerra de Norcorea a su país hermano Corea del Sur, sino que había sido un error de traducción ( The Voice of Russia, 31/3/13), mientras el recién ungido presidente chino Xi Jinping, después de haber fortalecido su alianza estratégica militar con Rusia (Bajo la Lupa, 20/3/13), no modificaba su gira africana.

Se notaba que Rusia, que tiene una frontera mínima de 17.5 kilómetros con Norcorea (China tiene mil 416 kilómetros), diluía el vino bélico de las partes. Un domingo después al de Pascua, el Pentágono decidió posponer por un mes la prueba de su misil estratégico intercontinental con ojivas nucleares (ICBM) Minuteman III (Afp, 7/4/13) como medida de buena voluntad hacia Rusia, lo cual fue agradecido públicamente por Vlady Putin durante su visita a la Feria de Hanover (RIA Novosti, 8/4/13), quien instó a sus socios (sic) de Norcorea a tomar en cuenta la decisión del Pentágono con el fin de desactivar la crisis.

A diferencia de la imperturbable tranquilidad de Corea del Sur (donde no existió pánico ni desplome de su bolsa), la preocupación de Vlady Putin fue notable: Si se desata un conflicto nuclear en la península coreana, Chernobyl aparecería como un cuento de niños ( Russia Today, 8/4/13).

En ese momento ya se habían ajustado a nivel nuclear las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Rusia, que curiosamente han progresado aceleradamente con la insólita declaración del muy influyente viceprimer ministro ruso Dmitry Rogozin, quien considera que el despliegue misilístico de defensa de Estados Unidos es un bluff ( The Moscow Times, 16/4/13).

Claro: días antes Chuck Hagel, flamante secretario del Pentágono, había desmantelado la cuarta fase del escudo de defensa de Estados Unidos de las fronteras rusas para recolocar su maquinaria misilística en Alaska, con el fin de defenderse de la amenaza norcoreana.
En esta partida multidimensional de ajedrez a escala global/regional/local el reajuste misilístico de Estados Unidos en Alaska favorecía la contención de China de la doctrina Obama.

De regreso a Pekín, el presidente Xi expresó que estaba en contra del caos en la península coreana con fines de satisfacer intereses egoístas: declaración inespecífica que fue interpretada por el geoestratega Zbigniew Brzezinski ( Joe Morning, 9/4/13) como un jalón de orejas al mandatario juvenil de Norcorea, pero que otros interpretaron también como una dedicatoria simultánea a la doctrina Obama.

China se ajusta así, después de Rusia y Estados Unidos, a la nueva correlación local/regional de fuerzas que implica también al vecino Japón, que participa en el nuevo reacomodo regional.

Dos semanas más tarde al clímax del domingo de Pascua, el flamante secretario del Departamento de Estado, John Kerry, realizó un viaje significativo a Corea del Sur, Japón y China con el fin de desactivar las graves tensiones en la península coreana y en el noreste asiático, que incluyó un llamado conciliador para un diálogo auténtico con Norcorea ( Global Times, 16/4/13).

Como que los seis países involucrados en el contencioso nuclear de la península coreana reajustan sus relaciones a un nuevo nivel geoestratégico.
El mismo Obama aminoró la capacidad de Norcorea en ensamblar una ojiva en sus misiles (“ delivery system”): Yonhap News (16/4/13).

Conclusión
No se puede deslindar la crisis en la península coreana de la confrontación entre China y Japón por la soberanía de las islas Diaoyu, como asienta subliminalmente el reciente Libro blanco de defensa nacional de China y sus nuevos desafíos en seguridad, cuando la región Asia/Pacífico se ha convertido en una escena significativa para el desarrollo económico del mundo y la interacción estratégica entre las grandes potencias; Estados Unidos ajusta su estrategia de seguridad en Asia/Pacífico y el escenario regional sufre profundos cambios ( Global Times, 16/4/13).

La alusión a Estados Unidos no pasa inadvertida: cierto país ha fortalecido sus alianzas militares en la región Asia/Pacífico, ha expandido se presencia militar en la región y frecuentemente hace más tensa la situación allí.

Un editorial del Global Times (16/4/13) señala que el Libro blanco está mayormente consagrado a temas marítimos y a los intereses foráneos de China, que exhibe ajustes estratégicos prácticos.

Tanto los juegos nucleares de guerra bilaterales de Estados Unidos/Corea del Sur como los unilaterales de Norcorea reflejan la nueva dinámica en el noreste asiático y su dramático ajuste estratégico regional debido a la doctrina Obama de cerco a China.

16 de abril de 2013

LA OTAN TOPA DE NUEVO CON SU PASADO TERRORISTA


Rafael Poch. La Vanguardia

“Gladio” reaparece en Luxemburgo
Un testigo inesperado ha dado esta semana un extraordinario giro al “proceso del siglo” que se sigue en Luxemburgo desde febrero. Se trata del caso “Bommeleeër”, literalmente el “colocador de bombas”: una serie de veinte atentados con bomba realizados en el tranquilo ducado entre 1984 y 1986 que fueron cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad. El historiador alemán Andreas Kramer ha dado un vuelco al caso: el autor de 18 de aquellas 20 bombas, fue su padre, un agente del servicio secreto alemán, BND, que actuaba por cuenta de una estructura secreta de la OTAN, ha dicho.

Es así como la trama “Gladio”, relativamente bien conocida en países como Italia y Bélgica, asoma ahora en Luxemburgo. El testimonio de Kramer exculpa a los dos acusados del caso, Marc Scheer y Joseph Wilmes, ex miembros de la brigada móvil de la gendarmería y coloca en el primer plano de las sospechas al padre de Kramer, Johannes Kramer, fallecido en 2012 y definido por el hijo como “un prototipo de nazi”. También apunta al ex jefe de los servicios secretos de Luxemburgo (SREL), Charles Hoffmann.

Kramer es uno de los 90 testigos del proceso entre los que figuran el primer ministro Jean-Claude Juncker, el ex primer ministro y ex presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, el ex ministro de justicia Mar Fischbach y los príncipes Juan y Guillermo, hermanos del Gran Duque Enrique de Luxemburgo.

Los atentados de Luxemburgo, contra la cumbre de la Unión Europea del 2 de diciembre de 1985, contra una sede judicial y una larga serie de torres eléctricas, fue obra de un grupo de 40 personas, diez de ellas luxemburguesas, incluido el jefe de la “Brigada Móvil” de la Gendarmería local, Ben Geiben, en conexión con los servicios secretos alemanes (BND) y británicos (MI6), explicó Kremer.

“Mi padre era un terrorista, se trataba de puro terror y de asesinatos, calculaba conscientemente la muerte de personas”, declaró Kramer ante los jueces. Su padre le explicó sus hazañas porque quería que el hijo ingresara también en el BND. “Me amenazó de muerte en caso de que explicara algo, me lo tomé muy en serio”, dice el hijo.

Kramer sostiene que su padre participó en el atentado con bomba más grave de la historia alemana de posguerra, el del 26 de septiembre de 1980 en la Oktober Fest de Munich, la fiesta de la cerveza, que dejó 13 muertos y 213 heridos y fue inverosímilmente atribuido a la acción de un solo neonazi que murió en la explosión. El artefacto era complejo, una granada introducida dentro de un extintor, y requirió una notable pericia técnica.

En Luxemburgo se trataba de cultivar la estrategia de la tensión, el gran ducado era reticente en la probación de legislación de seguridad y había que motivarlo, explicó Johannes Kramer a su hijo. La operación formaba parte de la estructura “stay Behind”, una red internacional conocida en Italia como “Gladio” que creó inicialmente grupos armados preventivos para acciones de sabotaje en la retaguardia europea en caso de una invasión soviética y que acabó siendo utilizado políticamente en Europa y nutriéndose de ultraderechistas.

La existencia de Gladio, una estructura de la OTAN, secreta dentro del secreto de la Alianza, que Kramer describe como “un servicio secreto dentro del servicio secreto”, fue reconocida en Italia por el primer ministro Giulio Andreotti en agosto de 1990.
En un informe de 326 páginas de la comisión de investigación del Senado italiano sobre los sangrientos actos terroristas que Italia conoció entre 1967 y 1987, en el marco de la estrategia de la tensión para impedir, entre otras cosas, la participación de los comunistas en el gobierno, lo que le costó la vida al primer ministro Aldo Moro (491 muertos y 1181 heridos en dieciocho años), la cámara concluyó finalmente, en junio del año 2000, que, “aquellas masacres bombas y acciones militares fueron organizadas, o promovidas, o apoyadas por hombres dentro de las instituciones del Estado italiano y, como se ha descubierto más recientemente, por hombres vinculados a las estructuras de la inteligencia de Estados Unidos”.

La historia de esta estructura es parcialmente conocida gracias al estudio del profesor suizo Daniele Ganser publicado en 2005, “Gladio los ejércitos secretos de la OTAN”. El juicio de Luxemburgo es sumamente interesante porque incluye las veinte bombas del gran ducado en una serie vinculada a algunos de los mayores actos terroristas realizados en Europa en los años setenta y ochenta.

Kramer dijo el jueves en su declaración que los atentados se coordinaban a través del “Comité Clandestino Aliado”(Allied Clandestine Committee) bajo la dirección del General alemán Leopold Chalupa. Aún vivo, Chalupa fue comandante en jefe de las tropas de la OTAN en Europa Central (CINCENT) desde 1983 a 1987. Kramer ha pedido que sea llamado a declarar junto con el ex secretario de estado de defensa Andreas von Bülow y otro agente del BND vinculado al “stay Behind” llamado Norbert Zuretzko.

Los abogados de la defensa, Gaston Vogel y Lydie Lorang consideran que esta trama explica el cúmulo de irregularidades y misterios que la instrucción del proceso ha conocido a lo largo de los años, en forma de decisiones judiciales ignoradas, desaparición de más de 80 pruebas, destrucción consciente de documentos por el SREL así como informaciones sensibles que la policía de Luxemburgo no entregó a los investigadores y que habrían exculpado a sus defendidos, meros chivos expiatorios.

Kramer dijo que los atentados de Luxemburgo crearon divergencias dentro de la OTAN que llevaron a interrumpir la serie de golpe en 1986 para concentrarse más en Bélgica.

Entre 1983 y 1985 Bélgica sufrió una insólita ola de atentados que ha pasado a la historia como las “masacres de Brabante”, gran parte de ellos a cargo de unas “Células Comunistas Combatientes” (CCC) que en realidad fueron organizadas por la extrema derecha y que utilizaron armas y explosivos procedentes de una acción clandestina de entrenamiento de las fuerzas especiales americanas en la localidad de Vielsalm en la que murió un oficial de la policía belga.

Particularmente actual e inquietante ha sido la impresión manifestada por Kramer en el juicio de Luxemburgo de que la estructura del “stay Behind” continúa activa en Alemania y que el escándalo de la célula neonazi NSU, cuyo juicio comienza el miércoles en Munich podría estar relacionado. El caso “Clandestinidad nazi” (NSU) es el asunto de terrorismo más grave registrado en la Alemania de los últimos veinte años y ha venido marcado por una misteriosa ineficacia de los servicios secretos. Durante más de una década el grupo responsable de diez asesinatos, nueve de ellos xenófobos, dos atentados con bomba y más de una docena de atracos entre 1998 y 2011, actuó impunemente sin que oficialmente fuera detectado.

15 de abril de 2013

EL MINISTRO DE ECONOMÍA, LUIS DE GUINDOS, TAMBIÉN VENDIÓ ‘PREFERENTES’

El diputado Antonio Hurtado muestra los
documentos en los que se demuestra que
Lehman Brothers, compañia de la que De
Guindos fue Presidente para España y
Portugal, vendió preferentes
Luis Díez. Cuarto Poder
Cuando el hombre de la pajarita subió a la tribuna de oradores, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, mantenía el dominio de la situación y parecía tranquilo. No esperaba que el hombre de la pajarita, Antonio Hurtado, diputado socialista por Córdoba y portavoz adjunto en la Comisión de Economía, fuese tan peligroso. Pero lo era. Hurtado desveló que cuando el ahora ministro De Guindos era presidente ejecutivo de Lehman Brothers vendió una gran cantidad de participaciones preferentes a muchos ahorradores estafados, algunos de los cuales seguían el debate desde el palco de invitados. El ministro frunció el entrecejo y elevó el tono en la réplica, pero no pudo desmentir a Hurtado. La estafa de las preferentes afecta a más de 100.000 personas en toda España.

Dijo el economista Hurtado: “He estado viendo unas 20 sentencias judiciales favorables a estas personas (los ahorradores engañados). Nunca con la intención de encontrarme con lo que me he encontrado y que creo que debe conocer la Cámara, porque para mí ha sido una sorpresa, desde la más absoluta sinceridad. De las 20 que he visto, me he encontrado que un tercio de ellas corresponde a la comercialización de preferentes de Lehman Brothers. Participaciones comercializadas a través de otras entidades, emitidas por Lehman Brothers, y comercializadas durante los años 2006 a 2008, siendo usted presidente ejecutivo de esa entidad (quebrada) en España y Portugal. ¿Qué le quiero decir con esto? Que usted no está legitimado para hablar de herencia, porque usted ha sido parte del sistema financiero, parte de los causantes”.

No terminó ahí la acusación, pues Hurtado recordó que antes del primer movimiento de la “puerta giratoria”, De Guindos amplió en 2003, como Secretario de Economía del último gobierno de Aznar, las desgravaciones fiscales para que se emitiesen muchísimas más preferentes, en contra de las advertencias del Banco de España. “¿Ha leído usted el último informe del Defensor del Pueblo? El Informe dice que en 2002, siendo usted secretario de Estado de Economía, el Banco de España advirtió que las participaciones preferentes tenían un peso muy elevado en los recursos bancarios y señaló que la comercialización estaba siendo inadecuada. Ese informe le llegó a usted, pero en 2003 adoptó una medida, no para evitar lo que le estaba informando el Banco de España, sino, justamente, lo contrario: ampliar las desgravaciones fiscales para que se emitiesen muchísimas más preferentes”.

Al ministro se le atragantó el sapo. En la réplica, Hurtado se interesó por las buenas prácticas de De Guindos en el otro lado de la puerta giratoria, y le preguntó si siendo presidente ejecutivo de Lehman Brothers había avisado a las entidades que comercializaban sus preferentes de que la entidad iba a quebrar, y si él había perdido dinero en ese producto bancario. Unas preguntas molestas que tampoco merecieron la respuesta del ministro, cuyo objetivo fue presentar el decreto gubernamental para que una comisión de arbitraje examine, caso por caso, los depósitos de los ahorradores en participaciones preferentes y determine si les devuelven el dinero o solo una parte.

Los afectados que asistían al debate no pudieron contenerse y estallaron en gritos de protesta–“¡Queremos nuestro dinero!”–, lo que obligó al presidente Jesús Posada a ordenar a los ujieres y policías que los desalojaran. Dos que imprecaron a sus señorías y a los miembros del Gobierno presentes, llamándoles “chorizos, ladrones, sinvergüenzas”, fueron fichados y no podrán entrar en el Congreso en dos años. Pese a la aparente tranquilidad del ministro, muchos periodistas saben que los “escraches” de los estafados por el sistema financiero rescatado por Bruselas le molestan muchísimo. El martes pasado, un grupo de “preferentistas” le esperó a las 9 de la mañana ante el Hotel Ritz para manifestar su protesta. Después, los escoltas del ministro se emplearon a fondo en revisar los bolsos de las periodistas y en exigir el carné de identidad a los informadores en una sala del interior del hotel desde la que seguían su intervención y la de su colega de Agricultura, Miguel Árias Cañete, en un “desayuno informativo”, no fuera a ser que hubiera escrachadores entre ellos.
Una de las personas afectadas por las preferentes que
fueron desalojadas de la tribuna de público del Congreso
La sesión plenaria del jueves estuvo marcada por los desalojos; el presidente Posada también desalojó de la tribuna de oradores a los diputados de ERC Joan Tardà, Alfred Bosch y Teresa Jordà porque, uno tras otro, insistieron en hablar en su “lengua materna”, el catalán, “en lógica correspondencia” con la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obliga al sistema educativo catalán a impartir la clase en castellano si un alumno lo pide. Posada no aceptó “esa correspondencia” invocada por Tardà y pidió a los de ERC que intenten reformar el reglamento, como ya hicieron hace seis años sin ningún resultado.

Tampoco el Gobierno de Mariano Rajoy acepta la “correspondencia” del uso del catalán en la Administración General del Estado. El ejemplo más reciente es el de la viuda de un funcionario de Hacienda destinado en Barcelona que para solicitar su pensión remitió a la Delegación de Hacienda de Madrid el certificado de defunción de su cónyuge redactado en catalán y le fue rechazado. El diputado de CiU Carles Campuzano preguntó al Gobierno si “consideraba razonable” ese rechazo, máxime cuando las diferencias en este tipo de escritos son mínimas: “defunció por defunción, mort el día por muerto el día y tom por tomo”. Y el Gobierno le contestó el 21 de enero pasado: “La lengua de los procedimientos tramitados en la Administración General del Estado es y será el castellano”. O como diría Cristóbal Montoro, concernido en este caso: “¿Les queda claro?”

14 de abril de 2013

¿POR QUÉ FOUCAULT SE ESTUDIA TANTO EN LA ACADEMIA?


John Zerzan (* ). Grupo Antimilitarista Tortuga
En 1985, el sida se llevó a la influencia más ampliamente conocida del posmodernismo, Michel Foucault. Llamado a veces "el filósofo de la muerte del hombre" y considerado por muchos como el mayor de los discípulos modernos de Nietzsche, sus amplios estudios históricos (por ejemplo, sobre la locura, las practicas penales o la sexualidad), lo hicieron bien conocido, aparte de que éstos por sí mismos sugieren diferencias entre Foucault y el relativamente más abstracto y ahistórico Derrida. Como hemos dicho, el estructuralismo había devaluado con energía al individuo a partir de fundamentos mayormente lingüísticos, en tanto que Foucault caracterizaba al "hombre (como) sólo una invención reciente, una forma que no ha cumplido aún los doscientos años, un simple pliegue de nuestro conocimiento que pronto desaparecerá". Su énfasis está puesto en la explicación del "hombre" como aquello que se representa y se produce como un objeto, específicamente como una invención implícita de las modernas ciencias humanas. A pesar de su estilo personal, las obras de Foucault se hicieron mucho más populares que las de Horkheimer y Adorno (por ejemplo, la Dialéctica de la Ilustración) o las de Erving Goffman[1], en la misma línea de descubrir el programa secreto de la racionalidad burguesa. Foucault señaló que fueron las tácticas "individualizadoras" puestas en juego por las instituciones clave a comienzos del siglo XIX (la familia, el trabajo, la medicina, la psiquiatría, la educación), con sus roles disciplinarios y normalizadores dentro de la modernidad capitalista emergente, las que crearon al "individuo" por y para el orden dominante.

Típicamente posmodernista, Foucault rechaza el pensamiento originario y la noción de que hay una "realidad" detrás o por debajo del discurso prevaleciente de una época. Además, el sujeto es una ilusión creada esencialmente por el discurso, un "yo" constituido más allá de los usos lingüísticos imperantes. Y así, ofrece sus detalladas narraciones históricas, llamadas "arqueologías" del saber, en lugar de concepciones teóricas, como si ellas no llevaran consigo ninguna ideología o supuestos filosóficos. Para Foucault no hay fundamentos de lo social que puedan ser aprehendidos más allá del contexto de los variados períodos, o epistemes, como los denomina; los fundamentos cambian de una episteme a otra. El discurso dominante, que constituye a sus sujetos, aparentemente se da forma a sí mismo; es éste un planteamiento bastante inútil para la historia, que resulta sobre todo del hecho de que Foucault no hace referencia alguna a los grupos sociales, sino que se centra por completo en sistemas de pensamiento. Otro problema surge de su concepción de que la episteme de una época no puede ser conocida por aquellos que actúan dentro de ella. Si la conciencia es precisamente la que, según el propio Foucault, no logra ser consciente de su relativismo, o saber lo que podría tener en común con epistemes precedentes, entonces la propia conciencia elevada y abarcadora de Foucault resulta imposible. Esta dificultad es reconocida al final de La arqueología del saber (1972), pero permanece sin respuesta, como un problema inocultable y obvio.

El dilema del posmodernismo es este: ¿cómo es posible afirmar la categoría y validez de sus enfoques teóricos, si no se admiten ni la verdad ni los fundamentos del conocimiento? Si eliminamos la posibilidad de fundamentos o modelos racionales, ¿sobre qué base podemos operar? ¿Cómo podemos entender qué clase de sociedad es aquella a la que nos oponemos y, menos aún, llegar a compartir semejante entendimiento? La insistencia de Foucault en el perspectivismo nietzscheano nos traslada al pluralismo irreductible de la interpretación. Sin embargo, Foucault relativizó el conocimiento y la verdad sólo en cuanto estas nociones se vinculan a sistemas de pensamiento distintos a los suyos. Cuando se lo presionaba sobre este punto, admitía que era incapaz de justificar racionalmente sus propias opciones. De tal modo, el liberal Habermas declara que los pensadores modernos como Foucault, Deleuze o Lyotard son "neoconservadores", al no ofrecer ninguna argumentación coherente para orientarnos en una dirección social antes que en otra. La adopción posmodernista del relativismo (o "pluralismo") significa también que no hay nada que pueda impedir la perspectiva de que una tendencia social reclame el derecho a imponerse sobre otra, ante la imposibilidad de determinar los modelos.

El tema del poder, de hecho, fue central para Foucault y los modos en que lo trató son reveladores. Escribió sobre las instituciones significativas de la sociedad moderna como unidas por una intencionalidad de control, un "continuum carcelario" que expresa la lógica final del capitalismo, de la cual no hay escape. Pero el poder en sí mismo, determinó, es una red o campo de relaciones donde los sujetos son constituidos como los productos y los agentes de aquél. Todo participa así del poder, y de tal forma nada se obtiene intentando descubrir un poder opresivo, "fundamental", para luchar en contra de él. El poder moderno es insidioso y "viene de todas partes". Como Dios, está en todos los sitios y en ninguno a la vez.

Foucault no encuentra ninguna playa debajo de los adoquines, ningún orden "natural" en absoluto. Sólo existe la certeza de regímenes de poder sucesivos, a cada uno de los cuales se debe resistir de algún modo. Pero la aversión típicamente posmodernista de Foucault a la entera noción de sujeto humano hace muy difícil ver de dónde podría provenir esa resistencia, no obstante su concepción de que no hay resistencia al poder que no sea una variante del poder mismo. Respecto al último punto, Foucault alcanzó un callejón sin salida adicional, al considerar la relación del poder con el conocimiento. Llegó a verlos como inextricable y ubicuamente ligados, implicándose directamente el uno al otro. Las dificultades para seguir diciendo algo sustancial a la luz de esta interrelación hizo que renunciara a la larga a una teoría del poder. El determinismo implícito significó, en primer lugar, que su compromiso político se hiciera cada vez más superficial. No resulta difícil entender por qué el foucaltismo fue enormemente promovido por los medios, mientras que el situacionismo, por ejemplo, era ignorado.

Castoriadis se refirió una vez a las ideas de Foucault sobre el poder y la oposición a éste, como "Resistid si eso os divierte, pero sin una estrategia, porque entonces ya no seréis más proletarios, sino poder". El propio activismo de Foucault ha intentado encarnar el sueño empirista de una teoría -y una ideología- libre de teoría, la del "intelectual específico" que participa en luchas limitadas, particulares. Esta táctica considera a la teoría sólo en su uso concreto, como un maletín de herramientas ad hoc para campañas específicas. Sin embargo, a despecho de sus buenas intenciones, la circunscripción de la teoría a una serie de "herramientas" inconexas y perecederas no sólo rechaza una concepción general explícita de la sociedad, sino que también acepta la división general del trabajo que está en el corazón de la alienación y la dominación. El deseo de respetar las diferencias, el saber particular y demás rechaza la sobrevaluada tendencia totalitaria y reductiva de la teoría, pero sólo para aceptar la atomización del capitalismo avanzado con su fragmentación de la vida en las estrechas especialidades que son el ámbito de tantos expertos. Si "estamos atrapados entre la arrogancia de analizar el todo y la timidez de inspeccionar sus partes", como señalara adecuadamente Rebecca Comay, ¿de qué modo la segunda alternativa (la de Foucault) representa un avance sobre el reformismo liberal en general? Esta parece ser una cuestión especialmente pertinente cuando se recuerda hasta qué punto la empresa total de Foucault estuvo orientada a desengañarnos de las ilusiones de los reformadores humanistas a lo largo de la historia. De hecho, el "intelectual específico" viene a ser un intelectual más experto, un intelectual más liberal que ataca problemas específicos antes que la raíz de éstos. Y al contemplar el contenido de su activismo, que se desarrolló principalmente en el campo de la reforma penal, la orientación es casi demasiado tibia como para calificarla incluso de liberal. En los años 80, Foucault "intentó reunir, bajo la égida de su cátedra del Colegio de Francia, a historiadores, abogados, jueces, psiquíatras y médicos relacionados con la ley y el castigo", de acuerdo con Keith Gandal. A todos los policías. "El trabajo que hice sobre la relatividad histórica de la forma prisión", dijo Foucault, "fue una incitación para tratar de pensar en otras formas de castigo". Obviamente, aceptaba la legitimidad de esta sociedad y la del castigo; no más sorprendente fue su descalificación final de los anarquistas como seres infantiles por sus esperanzas en el futuro y su fe en las posibilidades humanas.

(*) Fragmento del Ensayo  La catásfrofe del posmodernismo (el título del artículo no es el original)

13 de abril de 2013

EL GOBIERNO PREPARA UNA LEY QUE PERMITA PRIVATIZAR TAREAS DE SEGURIDAD Y ORDEN PÚBLICO


Vigilante jurado y policía, equiparados en pie de igualdad

Manuel Arias.Diario Progresista        
                                                       
Después de privatizar la Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales, ahora le llega turno al Orden Público y la Seguridad. El Consejo de Ministros ha aprobado el informe presentado por el ministro de Interior, Jorge Fernández, sobre el Anteproyecto de Ley de Seguridad Privada, que abre la puerta a transformar la seguridad ciudadana en un nuevo negocio privado. Además de permitir nuevas actividades a las empresas, el Gobierno establece la "complementariedad" entre seguridad pública y privada.

Sin complejos, como le gustaba alardear al anterior jefe de la derecha, el siempre recordado José María Aznar. El Gobierno pretende reforzar el papel de las empresas privadas de seguridad, abriendo la puerta –de par en par- para la transformación de una actividad tan tradicionalmente pública, como garantizar la seguridad, la vida y las propiedades de los ciudadanos convirtiéndolo en un lucrativo negocio para que sea explotado a conciencia por grupos empresariales.

El primer paso para sentar las bases de esta privatización es alterar el status tradicional que ambas entidades, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, por una parte, y las compañías privadas de seguridad, por otra, mantenían desde 1992, cuando se aprobó  la normativa que regulaba los servicios privados de seguridad. En aquella Ley, se establecía la subordinación de lo privado a lo público. Ahora, el PP quiere poner en pie de igualdad los dos estamentos y establece la “complementariedad” en pie de igualdad, de un guarda jurado y un policía o guardia civil. Además, las empresas privadas tendrán acceso a las investigaciones y ficheros de la Policía, ‘en justa reciprocidad’ a que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado puedan acceder a las investigaciones que realicen estas empresas.

Por si quedaba alguna duda, la reseña del Consejo de Ministros establece que “el nuevo texto incorpora el principio de complementariedad entre la seguridad privada y pública, considerando aquélla un recurso externo de ésta, mientras que la normativa aún vigente pone el acento exclusivamente en el principio de subordinación de la seguridad privada a la pública. En este contexto, los principios de irrenunciable preeminencia de la seguridad pública sobre la privada y de complementariedad, cooperación y corresponsabilidad constituyen los ejes rectores de esta nueva norma”.

Además, una vez establecida la equiparación, el ministerio de Interior, en su informe, establece lo que, a todas luces, parece anticipar una amortización de funcionarios públicos. Así, tras felicitarse por el extraordinario crecimiento que en los últimos años ha experimentado el sector privado, el sector está compuesto por casi 1.500 compañías, con una plantilla de unas 90.000 personas y una facturación de 3.600 millones de euros, según los últimos datos disponibles correspondientes al ejercicio 2011 y citados en el informe.

Tras recordar que estas cifras sitúan a  “España como uno de los países que lidera este sector”, el informe lamenta que nuestro país es uno de los Estados de Europa con más policías por habitante (528 agentes por cada 100.000 habitantes, frente a los 385 de media de la Unión Europea). Mientras, el número de los vigilantes privados se sitúa en unos 200 por cada 100.000 habitantes, 71 menos que la media de la Unión Europea. Vamos, que blanco y en botella.

Nuevas "áreas de negocio"

Con la excusa de dotar de “mayor seguridad jurídica” a las empresas privadas, la nueva Ley, según el informe, fijará el ámbito material y la finalidad a la que sirve la seguridad privada y determina las actividades compatibles con las propias de la seguridad privada. Además, incorpora la investigación privada a las actividades de las empresas de seguridad y matiza el principio de exclusión de la seguridad privada en espacios públicos, excesivamente rígida y obsoleta. Traducido, los vigilantes jurados podrán actuar en cualquier lugar y podrán desarrollar labores de investigación, algo hasta ahora acotado a los servidores públicos.

Por si fuera poco, el informe señala, a título de ejemplo y no como enumeración exhaustiva, algunos de los nuevos negocios que se ofrecerán en bandeja de plata a las compañías privadas, detrayendo esta funciones, como parece obvio de unos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad que el informe, recordemos, juzga como excesivamente dimensionados.

Así, entre las nuevas actividades que la Ley permitirá realizar a las empresas privadas, además del amplísimo y nebuloso cometido ya citado de labores de investigación policial, figura la gestión y respuesta a las alarmas en domicilios y empresas, hasta ahora atendido por la Policía o Guardia Civil cuando el incidente podía cobrar alguna importancia, la vigilancia integral de polígonos, urbanizaciones y zonas comerciales peatonales y, como guinda, la vigilancia perimetral de las prisiones. Gracias al ministro Fernández, los barrios y urbanizaciones exclusivas ya podrán contar con su propia y exclusiva policía privada y, además, los malhechores arrestados en estas privilegiadas zonas, también podrán ser vigilados –caso de ser condenados a prisión- por estos cuerpos de seguridad privados. 

12 de abril de 2013

LA “RECESIÓN PROLONGADA” CONDUJO A LA GRAN RECESIÓN


Barbara Garson. TomDispatch
Si tuviera que poner fecha a la Gran Recesión, podría decir que comenzó en septiembre de 2008 cuando Lehman Brothers se volatilizó en un fin de semana y un masivo esquema Ponzi comenzó a derrumbarse. Hasta 2008, sin embargo, la mayoría de los trabajadores estadounidenses ya había sufrido 40 años de pérdidas en salarios, seguridad y esperanza, su propia recesión prolongada.

En los años sesenta me entrevisté con un joven que estaba a punto de licenciarse del Ejército y, por casualidad, volví a hablar con él en cada una de las dos décadas siguientes. Aunque murió dos meses antes del colapso de Lehman Brothers, esos breves encuentros me enseñaron la forma en que la recesión prolongada condujo directamente a nuestra Gran Recesión.

A finales de los años sesenta yo estaba trabajando en un café contrario a la guerra cerca de una base del ejército de la cual los soldados salían hacia Vietnam. Un joven larguirucho, que hacía poco que había vuelto de “Nam”, era particularmente hábil y reparaba nuestro tocadiscos o hacía que nuestro viejo mimeógrafo funcionara correctamente. Pocas veces hablaba de la guerra, excepto para decir que su compañía estaba drogada todo el tiempo. “Nuestra consigna”, me dijo una vez, “era ‘no lo hagamos y digamos que lo hicimos’”. Duane no tenía la menor intención de convertirse en un veterano profesional de Vietnam como John Kerry cuando lo sacaran de las filas. Su plan era volver a su casa a Cleveland y compensar el tiempo perdido en la contracultura civil de esa era.

A menudo me sentaba con él durante mis descansos, disfrutando de su calor y de su sentido consciente de sí mismo del humor. Pero miles de soldados pasaron por ese café y, para decir la verdad, en realidad apenas me di cuenta cuando partió.

A principios de los años setenta, General Motors estableció la línea de montaje más rápida del mundo en Lordstown, Ohio, y la dotó de personal cuya edad promedio era de 24 años. La administración de GM esperaba que esos trabajadores saludables e inexpertos pudieran producir 101 coches por hora sin reclamar como lo harían trabajadores automovilísticos más experimentados. Lo que GM obtuvo en lugar de reclamos fue una serie de huelgas de celo y situaciones caóticas que la gerencia calificó de “sabotaje” sistemático hasta que se dio cuenta de que la palabra afectaba la venta de coches.

Visité Lordstown la semana antes de una votación para decidir una huelga, en medio de especulación en todo el país sobre si una generación de “trabajadores hippies” podría “humanizar la línea de montaje” y así cambiar para siempre la forma de trabajar en EE.UU. En un tour guiado de la planta me sorprendió ver a Duane colocando radios en coches con una pistola de aire. Me reconoció y me pasó una nota con su número de teléfono.

Lo llamé y más tarde esa noche, en su casa, me hizo un breve resumen de su vida desde  que dejó el ejército: “Recuerdas, el día que me desmovilizaron oficialmente me disteis un gigantesco banana split. Bueno, desde entonces las cosas han ido de mal en peor. Volví a Cleveland y me quedé con mi padre que estaba cesante. Te digo que fue una experiencia desalentadora. Pero me imaginé que las cosas iban a mejorar con ruedas, de modo que me compré un coche. Pero resultó que el coche no era humano y eso fue un problema. De modo que me imaginé, que necesitaba una chica. Pero resultó que la chica era humana y eso fue un problema. De modo que terminé trabajando en GM para pagar el coche y la chica”.

Me presentó a su esposa embarazada, a la que parecía querer mucho más de lo que sugería su historia. La joven pareja no tenía quejas sobre la paga de GM. A pesar de todo, Duane quería progresar una vez que su mujer tuviera el bebé. “Me quedo para poder usar el plan hospitalario”.

¿Y cuál pensaba que sería su siguiente paso? “Tal vez iremos a vivir en el campo”, me dijo. Si eso no resultaba buscaría trabajo en un sitio menos regimentado, algún sitio donde pudiera hacer algo “que valga la pena”. Para Duane, un trabajo que valiera la pena no significaba necesariamente lanzar un transbordador espacial o curar el cáncer. Significaba ver lo que había logrado –como esas reparaciones de nuestro mimeógrafo en el café– en lugar de hacer ajustes, retorceduras y retoques en los coches que pasaban cada 36 segundos.

Cuando Duane y sus amigos hablaban de abandonar trabajos bien pagados no solo se desahogaban. En aquellos había suficiente trabajo como para que si un amigo se mudaba a Atlanta o si había un grupo musical que te gustaba en Cincinnati, podías pedir un aventón y encontrar un trabajo en un día o dos que bastaba para pagar el arriendo y la comida.
Eso, por supuesto, hacía que fuera más difícil administrar una empresa. GM se hizo eco de muchos empleadores en sus quejas sobre absentismo y alto índice de rotación entre jóvenes trabajadores. En retrospectiva, ese fue probablemente el momento en que muchos fabricantes estadounidenses comenzar a buscar cómo encarar su problema laboral. Pero ni Duane ni yo teníamos alguna premonición sobre la subcontratación y la deslocalización que pronto iniciarían las décadas de la Gran Recesión para tantas familias de trabajadores. Para nosotros era todavía una época en la que abundaba el empleo y los estadounidenses no hablaban de encontrar trabajo, sino de “humanizarlo”.

A mediados de los años ochenta, hablé en una universidad en Michigan y volví a ver a Duane, esa vez entre el público. Después de la conferencia conversamos y lo invité a salir junto a los profesores que habían auspiciado mi conferencia, pero tenía que ir a buscar a sus hijos al colegio y dejarlos con la niñera a tiempo para llegar a su turno vespertino. Su esposa, me dijo, los iría a buscar cuando terminara su turno de día.
“¡Logística complicada!” dije.

“Es una maniobra más complicada que cualquiera realizada por mi compañía en Nam”, dijo sarcásticamente.

En el poco tiempo que teníamos, Duane me habló de su vida laboral. No había vuelto al campo, pero tampoco seguía trabajando en la industria automovilística. “Demasiados despidos” fue su resumen de los años pasados. A fin de “mantener la delantera”, había mejorado sus conocimientos y llegó a ser un maquinista capacitado. En realidad había seguido mejorado su habilidad hasta el punto en el que, como explicó, “programo las máquinas que programan a los otros maquinistas”. Se encogió de hombros como si quisiera decir: “¿Qué se le va a hacer?”

En esos días se estaban introduciendo los ordenadores en las tornerías y tuvieron el efecto de arrebatar la planificación a los operadores en sus bancos y centralizar gran parte de la preparación de la producción en una oficina de administración o departamento de planificación. Duane comprendió perfectamente que estaba “tomando la delantera” al utilizar su propia pericia para afectar la de otros, de ahí su encogimiento de hombros.
El trabajo de su mujer lo estaban automatizando de forma similar. Era procesadora de datos en una compañía aseguradora y regularmente volvía a casa con dolor de cabeza por mirar fijamente los monitores inmóviles parpadeantes de esa época. Pero tenían pocas alternativas. Entonces se necesitaban dos sueldos para mantener una casa de clase media.
En el verano de 2008, sonó el teléfono y la voz de un hombre comenzó a explicarme que él y sus hermanas estaban tomando contacto con personas cuyos nombres habían encontrado en el libro de direcciones de su padre para informarles de que había muerto. Duane había muerto repentinamente en Arizona. Se había mudado unos años antes para trabajar en un negocio que, me dijo su hijo, tenía algo que ver con láseres industriales (“tomando la delantera” hasta el fin).

El funeral estaba programado para un fin de semana y gracias al trabajo manual de Duane había mucho sitio para invitados de fuera de la ciudad, me dijo su hijo. En su casa en Arizona, “mi padre construyó esos hermosos dormitorios integrados”. Sus hermanas, mencionó, estaban jugando con la idea de mudarse a la casa porque no se podían imaginar que un extraño apreciara integralmente el trabajo de su padre. Incluso estaban explorando la situación laboral en el lugar. Una era recepcionista médica, la otra conductora de un camión de reparto.

Dos meses después la economía colapsó. No era exactamente el momento adecuado para renunciar a empleos seguros. Para entonces, la burbuja inmobiliaria de Arizona había estallado totalmente dejando la casa, con todo el hermoso trabajo de su padre, “sumergida”. Incluso si pudieran venderla a un precio razonable posterior al crac, todavía deberían al banco más de 200.000 dólares.

Todo lo que Duane dejó como herencia fue esa casa, una prestación por fallecimiento de 15.000 dólares y una deuda en la tarjeta de crédito de 6.000 dólares. Sus hijos no tenían posibilidad alguna de seguir pagando la hipoteca y, por lo tanto, por consejo de un abogado, enviaron por correo las llaves al banco y se fueron.

Su hijo dijo sobre esa situación: “Mi padre habría hecho un comentario socarrón, ‘cuando estaba vivo una vez impedí que os fuerais de la casa, pero os enseñé a partir de una casa después de muerto’. Algo así. Solo habría parecido divertido”.

Volví a pensar en el café de los soldados y los chistes de Duane sobre su desventurada unidad militar. Sí, si hubiera estado vivo, podría ciertamente haber contado chistes sobre un desventurado trabajador estadounidense subiendo difícilmente una cuesta, quien, como su casa hipotecada, terminó en todo caso sumergido y probablemente también habría parecido divertido.

Esto no quiere decir que Duane haya vivido una vida indigna o de privaciones. Su propiedad ha sido víctima de la catástrofe económica de 2008, pero él había trabajado continuamente en tareas cada vez más capacitadas y posiblemente incluso más “meritorias”. Había criado tres hijos que todavía admiraban a su padre. Y parecía haber conservado hasta el final su humor consciente de sí mismo pero sin subestimarse.

Por otra parte, se trataba de un trabajador, parte de una familia con dos ingresos, que había previsto la subcontratación, la deslocalización, y la automatización y se fue adaptando regularmente. Trabajó duro durante cuatro décadas, pero murió sin ahorros, con un valor negativo de su casa y una deuda en la tarjeta de crédito.

A pesar de su creciente conjunto de habilidades, los ingresos de Duane parece que no aumentaron significativamente durante su vida. Estuvo, parece, siempre muy cerca del límite. Por cierto, no puedo pretender que lo conocí bien. Tal vez desperdició su dinero en vicios secretos, pero la probabilidad de que sus ingresos simplemente se estancaran durante cuatro décadas ciertamente corresponde a un modelo nacional.

Entre 1971 y 2007, los salarios por hora en EE.UU. solo aumentaron en un 4%. (¡No 4% por año, sino 4% en 36 años!) Durante esas mismas décadas, la productividad se duplicó esencialmente y aumentó 99%. En otras palabras, la productividad del trabajador promedio aumentó 25 veces más que el salario.

Fue, por cierto, una bonanza para las corporaciones y los estadounidenses más ricos. En 1976 el 1% de las familias estadounidenses poseía un 19% de la riqueza del país. En el año 2000, poseía el 40%. En los mismos años, el 58% de cada dólar de aumento de los ingresos lo percibió ese 1%.

Hubo, sin embargo, un pequeño problema: los estadounidenses se venden unos a otros más de un 70% de lo que producen. Si la mayoría de los trabajadores estadounidenses producían más, sin ganar más, ¿quién iba a comprarlo todo?

Los directores ejecutivos y los financistas estaban desesperados por responder a esa pregunta, porque durante esos años de alta productividad y bajos salarios, inmensos beneficios y “rendimientos” se acumularon en cuentas de corretaje y bancos. Pero un banco no puede conservar su dinero en el banco. Bajo la presión de esos crecientes cúmulos de capital, la respuesta que ofrecieron a trabajadores-consumidores como Duane fue: en lugar de pagaros lo suficiente para comprar lo que producís, os prestaremos el dinero.

Primero prestaron para cosas de valor: coches, casas, educación universitaria; luego, a través de las tarjetas de crédito, para los gastos diarios del hogar. Como llegamos a comprender después de la catástrofe de 2008, el máximo esquema Ponzi de la era involucraba la combinación y reventa de préstamos hipotecarios a gente que para empezar no podía permitirse una casa.

La respuesta a los que cada vez tenían menos dinero para gastar era: pedid más préstamos. La locura de prestar dinero a gente con salarios estancados o en disminución podrá parecer obvia ahora, pero como muchos castillos de naipes debió de parecer bastante sólida entonces. A pesar de todo no subestimemos a nuestros principales financistas. En un programa de CNBC preguntaron al expresidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, por qué nadie había previsto la llegada de la crisis hipotecaria y dijo a los banqueros: “¿Saben? Esto va a terminar mal”.

Greenspan respondió: “No es que no hayan sabido que los riesgos existían, quiero decir que hablé con ellos. No es que hayan sido tontos. Sabían precisamente lo que estaba sucediendo. La vasta mayoría pensaba que sabía cuándo retirarse”.

De hecho, la creatividad financiera había mantenido en pie ese vehículo desequilibrado durante un tiempo notablemente largo. A pesar de todo acabó colapsando como cualquier otro esquema Ponzi, y entonces la recesión prolongada de Duane se convirtió en la Gran Recesión del mundo.

11 de abril de 2013

FIESTA POR LAS LIBERTADES


CÓMO PREPARÓ EE.UU. LA “REVOLUCIÓN TWITTER" EN MOLDAVIA


NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:

Es llamativo que el término” revoluciones de colores”  sea admitido en los medios “alternativos” de la “izquierda” para referirse a lo ocurrido en muchos países en los que ha habido revueltas inducidas a través de Internet, con los jóvenes como masa activa (los menos formados políticamente y los más fáciles de manipular) y medios exteriores de apoyo pero no lo sea en el caso español.

Cualquiera con dos dedos de frente entenderá que ciertas reclamaciones en España de “democracia real”, cuando lo que soportábamos y soportamos principalmente es una crisis capitalista, por encima de la institucional, a la que las manifestaciones que se iniciaron hace casi 2 años pretendían afrontar con reformas cosméticas, se parecen mucho a las llamadas revoluciones de colores, iniciadas con la naranja de Ucrania y continuadas tanto en el Este de Europa como en los países árabes.

Da lo mismo. Muchas webs de la “izquierda alternativa” continuarán reproduciendo artículos (no muchos, para evitar que acaben surgiendo las comparaciones entre allí y aquí) como el que les presento sobre las “revoluciones de colores”, tanto del Este como del mundo árabe, pero evitarán hablar del caso español. Es lógico. En España, las falsas izquierdas han sido cómplices necesarias en unas “revoluciones” diseñadas por las élites globalistas USA y narradas en directo por los medios del capital. 

Se permiten ser antiimperialistas en la solidaridad internacional pero cuando les enredan en revoluciones de colores diseñadas desde el centro mismo del Imperialismo entran gustosas al enredo e incluso algunos de ellos, cínica o estúpidamente, se atreven a insinuar que, si ello es así, el propio movimiento puede volverse incontrolable para quienes lo diseñaron. Ya hemos visto en qué ha acabado y qué defiende. Ello explica que en sus movimientos indignados hayan existido también sus alas derechas, justo las que han impregnado de reformismo institucional sus propuestas, sin tocar el capitalismo, la propiedad y las relaciones sociales de producción, claro ésta. Mientras las falsas izquierdas ponían su militancia en la calle para defender las porquerías de la “democracia líquida”. Si no defendieron otras propuestas es porque tales “izquierdas”  están tan degeneradas que no reconocerían un programa de transición al socialismo ni aunque les estuviera mordiendo sus narices.

Sin más les dejo con este interesante artículo.

CÓMO PREPARÓ EE.UU. LA “REVOLUCIÓN TWITTER" EN MOLDAVIA

Simon de Beer. michelcollon.info

Hace exactamente cuatro años, miles de jóvenes moldavos manifestaban en las calles su oposición a la victoria de los comunistas en las elecciones. Estas manifestaciones fueron presentadas como un nuevo episodio de las “revoluciones de colores” que desde hacía diez años barrían a una serie de regímenes considerados “no democráticos“ en Europa del Este. Revoluciones cuyo terreno había sido preparado en todos los casos por los EE.UU. detrás de las bambalinas y que nada tenían de espontáneas. Una situación que también se dio en Moldavia, país ubicado en el límite entre Europa y Rusia.

En el momento de estos acontecimientos, en abril de 2009, Moldavia se hallaba gobernada desde hacía una decena de años por el Partido Comunista, que parecía predispuesto a ganar una vez más las elecciones. Este partido, que había adoptado la economía de mercado llevaba a cabo una política considerada por Washington demasiado independiente. Bajo su dirección Moldavia se negaba a unirse a la OTAN, mantenía profundos vínculos con Rusia y según la definición de Soros se limitaba a “una europeización solo de fachada”. De modo que los EE.UU. preferían poner a la cabeza del país la Alianza para la Integración europea (AIE) una coalición de partidos de derecha que le era absolutamente fiel.

Un año antes de las elecciones el embajador de los EE.UU. organizó una reunión para “debatir el tema de la ayuda de los EE.UU. en relación con las elecciones parlamentarias del 2009”. Asistían tres miembros eminentes de la USAID, los dirigentes de la fundación Eurasia del IREX, del Instituto Democrático internacional (NDI) y del Instituto republicano internacional (IRI). Luego de reconocer que “las elecciones nacionales de 2009 serían severamente disputadas” y que “el partido en el poder estaría tentado de disponer de todos los medios para perpetuarse”, se pusieron de acuerdo en una serie de medidas para “preparar” dichas elecciones. Esas medidas estaban dirigidas a favorecer a los partidos de la oposición (ayudar a la creación de una coalición, visualizar las preferencias de los electores indecisos, crear secciones locales, etc) o a formar observadores que “supervisaran” el escrutinio. El embajador se comprometió a hacerse cargo de la coordinación de toda la asistencia y prometió ofrecer becas a las ONG cuyas actividades se orientaran en el mismo sentido.

Las organizaciones estadounidenses se pusieron a trabajar durante los meses siguientes. El IREX con la ayuda de la USAID lanzó la campaña “Hai la vot!” (Vamos a votar) destinada a motivar a los indecisos y a los abstencionistas. Una camioneta llena de jóvenes activistas recorrió las carreteras de Moldavia para convencer a la gente de que fuera a votar y sobre todo de que votara reflexivamente. Presentada como no partidista, esta campaña priorizaba a los jóvenes, base electoral de la Alianza para la Integración Europea. Los partidos de la oposición tuvieron igualmente derecho a organizarse. De modo que en un encuentro privado ocurrido unos meses después de las elecciones, el presidente del Partido Liberal dio las gracias personalmente al embajador de los EE.UU. por la asistencia que había prestado a su equipo, en particular el Instituto Democrático Internacional y el Instituto Republicano Internacional.

Sin embargo, como era probable una nueva victoria de los comunistas, fue en la “supervisión” del proceso electoral donde los EE.UU. hicieron la mayor inversión. Su objetivo no era tanto verificar la validez de la elección como encontrar los errores a cualquier precio. De tal modo pensaban favorecer el desencadenamiento de una “revolución de colores” como había sucedido, con su apoyo, en Ucrania, Georgia y Kirzikistán.. En julio de 2008 un antiguo miembro del Instituto Republicano Internacional denunció a la prensa la preparación de esa revolución con el apoyo de la USAID, el IRI y el NDI, que ocasionó preocupación en la embajada de Estados Unidos. Sin embargo las organizaciones estadounidenses pudieron seguir normalmente su trabajo.

Un verdadero ejército de observadores la “Coalición Cívica 2009” se puso en marcha con el apoyo de la NED, la USAID y la Fundación Eurasia. Esta coalición totalmente financiada por Washington reunía un total de 70 ONG. Preveía controlar las elecciones con la participación de 2.000 observadores y tener informada a la opinión pública de las irregularidades que se comprobaran. Los EE.UU. distribuyeron también en toda Moldavia decenas de observadores internacionales escogidos por la USAID, muchos de los cuales fueron reenviados a las fronteras por haber estado implicados en las revoluciones ucraniana y kirguiza.

El 5 de abril, día de las elecciones, comenzaron a actuar los 2.000 observadores de la Coalición. Se publicaron cuatro comunicados de prensa dando cuenta de las más pequeñas irregularidades comprobadas. Aunque no culpaban solamente al Partido Comunista, los comunicados daban a entender una situación globalmente negativa. El 7 de abril, cuando los primeros resultados daban vencedor al Partido Comunista, se publicó un nuevo comunicado informando de que las elecciones no habían sido “equitativas” ni “libres en su conjunto”. No se volvieron a referir a ninguna crítica vinculada a los partidos de la oposición sino solamente a las que acusaban a los comunistas. Dicho comunicado fue ampliamente difundido por el conjunto de los medios que apoyaban la Alianza y ampliamente en las redes sociales.

Como reacción a la sospecha de fraudes difundida por los medios, miles de jóvenes moldavos salieron a las calles a reclamar nuevas elecciones. Los manifestantes se reunieron frente al Parlamento que fue saqueado por una pequeña minoría. Entre los saqueadores había nacionalistas pro rumanos y miembros bien conocidos de organizaciones de extrema derecha como Noua Dreapta. Estos últimos trataban visiblemente de provocar a las fuerzas del orden para incentivar la cólera de los manifestantes. Estas revueltas no prosperaron y al final solo quedó el nombre de una “revolución”. Luego del escrutinio nuevamente el partido Comunista fue declarado ganador Por su parte una misión de observación conducida por la OSCE, la Unión europea y el Consejo de Europa llegó a la conclusión de que las elecciones se habían llevado a cabo de modo satisfactorio y sin mayores incidentes quitando a la oposición sus principales motivos de protesta.

Solo luego de las elecciones anticipadas de 2010 –sin relación con los acontecimientos de 2009– el campo pro occidental logró encabezar el país, al final de una campaña otra vez con un gran apoyo de los EE.UU. Al año siguiente, cuando estuvo de visita el vicepresidente Joe Biden de los EE.UU. no podía ocultar su alegría: “¡Es realmente un privilegio estar aquí en este momento determinante de vuestra historia!, exclamó, ¡La libertad se siente en el aire!”. Después añadíó que Moldavia se hallaba en el buen camino pero que había aún mucho por hacer, agregó “Estaremos a vuestro lado hasta que el trabajo haya concluido”. Una buena prenda de libertad sin duda.