20 de mayo de 2018

CUANDO CAMBIAR DE CASA SIGNIFICA SALTAR DE BARCO Y CUANDO UN REFERÉNDUM ES UN PLEBISCITO


Por Marat

Imagino a algunos lectores de este texto con suficiente recorrido de vida y memoria para evocar en la referencia al barco del título la imagen en blanco y negro de cierto expresidente sentado en traje de baño en la cubierta de un yate del extinto “señor a caballo que mandaba en Madrid” (“De aquel tiempo pasado”. José Antonio Labordeta).

No era esa mi intención primera, quizá tampoco la última porque una y otra pretenden señalar la gran farsa que representan políticos que, encumbrados en el apoyo popular nacido de un discurso que condena la desigualdad, la pobreza (más que sus causas profundas, que limitan al IBEX, la mafia, la trama y la casta ¡Ay la casta!) y el estilo de vida de los poderosos, cuando la representación política, los programas de televisión y los libros -que le vienen por ser el secretario general de la todavía tercera fuerza política del país y menguando, según las últimas cantadas, como se dice en el fútbol- le da buenos dividendos, cambia una vivienda en la media de millones de ellas por un chalé de 268 metros cuadrados en Galapagar; zona residencial de la clase alta. Vivienda, por cierto, con gran piscina y casa para invitados.

No se trata de un problema de coherencia, como pretenden señalar algunos que critican este hecho con sordina, al indicar que no se puede criticar la compra de un ático por un ministro del actual gobierno y luego hacer lo mismo con la compra de un chalé de similar valor.

Eso significaría lo mismo que afirmar que si el personaje puesto ahora en la picota por tirios y troyanos no hubiera escrito ese tuit, cuando aún no era un político profesional sino un ambicioso candidato a serlo y su partido aún no existía, su compra del famoso chalé no fuese condenable.

Mucho menos es algo que no deba criticarse porque no se usa para especular o porque el dinero proviene de una pareja de muy conocidos políticos del mismo partido que lo han ganado honradamente y no proviene de la corrupción. Que se apele a la honradez económica de los flamantes propietarios del chalé tiene guasa, sobre todo porque implica que el hecho de no robar tiene un mérito extra. Por muy extendida que esté la corrupción en España, no robar no es un mérito sino lo deseable en cualquier político, por mucho que el capitalismo y el Estado como Consejo de Administración de los intereses de las burguesía, que diría Marx, ponga esto de modo realmente difícil. Es evidente que en la fase actual del capitalismo, de acumulación por desposesión, no encontraremos gobernantes honrados porque a la legislación hay que untarla con un buen aceite que mejore el engranaje de las decisiones políticas en el Estado del Bienestar en extinción y la privatización de los servicios públicos.

Me interesa hablar del comentario en redes sociales de cierto profesor de ¿¿¿¿Ciencias???? Políticas de la Universidad Complutense ironizando, o eso creía él, acerca de comprar una “vivienda” pagando 1.000 € al mes (luego hemos sabido que serían 1.600 entre los dos políticos), en lugar de 500 € de alquiler ¿En qué planeta vive este pelotillero fiel de su secretario general que no sabe el precio al que están las viviendas en Madrid para una pareja, con dos hijos a la vista? ¿Desconoce la brutal especulación que se está produciendo en ciudades como Madrid y Barcelona sobre el alquiler a manos de las SOCIMIs y fondos buitre o es que cree que todos somos lo bastante ignorantes como para colarnos un gol en defensa de su amo y de su miniyo política?

Prosigue este poeta frustrado, ex miembro de las Juventudes Socialistas y postulante a favor del SÍ en el Referéndum de la OTAN con su ironía cuando afirma aquello de “Malditos rojos que no viven debajo de un puente. Terminarán por querer estudiar en la universidad”.

En primer lugar, de rojos los dirigentes de su partido nada de nada. La socialdemocracia histórica, no la que vino después de los Felipe González, los Blair o los Miterrand les quedan a ustedes, que jaleaban al león de Atenas “bravo Alexis”, luego reconvertido en corderito al servicio del FMI, la dictadura capitalista de la UE y la OTAN, y que ahora han optado por el modelo ciudadano de un gobierno portugués de izquierda que ha convertido el país en un paraíso fiscal con más empelo precario aún que en España, lo que tiene mérito porque es difícil.

En segundo lugar, entre vivir debajo de un puente o en chalé de Galapagar de 600.000 € seguro que tiene que haber soluciones “dignas” e intermedias, ¿no cree usted, señor politólogo?

Sobre estas reflexiones del cancerbero fiel a su secretario general se articula el “relato” (que es un modo de contar cuentos), expresión tan del gusto de los trinos posmodernos, de la moralina o el culto a la pobreza y simplezas semejantes.

Las justificaciones del esforzado secretario de organización del partido respecto a las decisiones inmobiliarias de sus jefes resultan un tanto reveladoras de su ideología profunda: 


Hay un planteamiento que dice que es "incoherente" tener un buen sueldo y una buena casa y querer un país mejor en el que nadie lo pase mal. Es un planteamiento reaccionario que niega la posibilidad de ser clase media y decente al mismo tiempo.”

Su defensa de la clase media no es otra cosa que ese discurso de Albert Rivera, de ni empresarios ni trabajadores, que busca el “justo” término medio conciliador. De casta le viene al galgo ex Ciudadanos y ahora inasequible al desánimo en el combate por su puesto de trabajo político.

Ahora quiero explicar qué “significa saltar de barco”, a lo que aludo en el título del presente artículo, para desmontar tanta patraña.

En la historia del movimiento obrero hay sobradas experiencias de dirigentes (los líderes son un invento del parlamentarismo burgués) que vivieron en condiciones muy parecidas a las de la clase social que defendían. Desde Marx a Lenin en el exilio y en nuestras latitudes desde Pablo Iglesias, el de verdad, el que fundó la UGT y el PSOE, cuando eran organizaciones respetables, hasta Marcelino Camacho, cuando CCOO no era un sarcasmo, que no salió de su piso sin ascensor en Carabanchel a una vivienda horizontal hasta que al hombre sus piernas ya no le permitían el lujo de subir escaleras. Y desde luego, con muchos más méritos que los del chalé de quienes hablo, no era una vivienda como la de ambos.

Quien haya leído “La verdad sobre el caso Savolta”, de Eduardo Mendoza, habrá comprobado cómo era la vida de los dirigentes y militantes anarcosindicalistas. No eran personas que quisieran medrar a costa de la caja di lel sindicato. Ni las convicciones de los militantes se lo hubieran permitido.

Todo esto no lo hacían por una mística cristiana sobre la pobreza sino por la convicción de que, si no vives como la media de la clase social a la que dices defender, te separarás de ella.

Una de las explicaciones más claras de porqué las aristocracias obreras han convertido sus sindicatos, hoy del sistema, es porque se separaron de sus bases. Cuando estás más en contacto con tu enemigo de clase en las negociaciones de fábrica y sector a nivel local, regional y nacional que de unos compañeros de empresa a los que cada vez ves menos, salvo para elecciones sindicales y conflictos decisivos, cuando vives en urbanizaciones de lujo, cuando tus hijos van a colegios privados o concertados, cuando tu representación sindical te permite viajar mucho más que a la gran mayoría de tus afiliados, cuando negocias en restaurantes de lujo, cuando tienes tarjetas oro del sindicato (no hablo siquiera de las black), tus vivencias sobre lo que es el día a día de la clase trabajadora vienen de lo que te cuentan los cargos intermedios del sindicato o del partido, menos privilegiados que tú pero también por encima de la media del nivel de tu clase. No la comprendes, no la conoces, tus vecinos son otros, te vas de vacaciones con otra gente que no es la de origen de tu clase. De otro modo no se entienden los Fidalgo, ni los Méndez, los Toxo o los Felipe González. Eso independientemente de que los trabajadores sean más o menos combativos o aspiren a vivir todos en Galapagar o en Pozuelo.

Pero la realidad es la que es. Los trabajadores, salvo los espabiladillos sin escrúpulos y con una inteligencia media, no hace falta que sea muy elevada, si comprobamos el cociente intelectual medio de los políticos, no pueden permitirse el ascenso social que conlleva la representación política dentro del Estado burgués. Alejarse de ellos, cuando dices representarlos, es perder tu identidad política.

Cierto que los tiempos cambian, que la clase trabajadora ya no vive en los niveles de miseria de principios del siglo XX -nadie pide tanto sacrificio- pero la realidad es que un dirigente que pretenda representar a la clase trabajadora y gozar del respeto y la credibilidad de buena parte de ella no debe separarse demasiado de la misma.

Lo que ha hecho la pareja del chalé es intentar de saltar de clase social. Sospecho que porque no cree ya en que su proyecto llegue muy lejos (desde luego no a asaltar los cielos, ya que nunca lo intentaron) y que ellos, muy posiblemente, pronto no estén llamados a liderar, que no dirigir, lo que quede del proyecto.

En cualquier caso, no sirve ya como coartada poner por delante la protección y la intimidad de sus futuros hijos, como ha señalado la pareja del secretario general de su partido. Desde luego, su intimidad nunca estaría asegurada entre los vecinos de una burguesía que siempre les considerará unos “parvenus”. Mucho más lo estaría entre sus próximos en un barrio popular. Pero si has hecho de tu vida un show y has defendido que lo personal es político, al estilo de la ideología pequeñoburguesa, tan del gusto del vodevil, ni siquiera ese argumento es creíble.

Solo un último apunte antes de referirme al segundo punto que quiero tratar aquí, el del referéndum.

La famosa hipoteca concedida por la Caja de Ingenieros, una entidad cercana al independentismo catalán, a la pareja es realmente llamativa:
Tras esto mis dudas sobre la concesión de la hipoteca no vienen acerca de por cuanto, ya lo sabemos, sino a cambio de qué.

Al final, en los tratos de favor, todo tiene una explicación y no siempre, cuando sale a la luz, es edificante. 

Según informa el medio El Plural, Podemos ingresó 4,5 millones en la entidad que le concedió la hipoteca a Iglesias y MonteroEl partido al servicio de la felicidad de su caudillito y de su miniyo. Llamadlo acoso a sus vidas privadas.

Pero, si quedaban dudas acerca de las posibles evoluciones de este culebrón podemita, cojan palomitas. Más allá de las referencias acerca de que el precio real del chalé fueran 1.240.000 € y no 600.000 o de que pudo haberse comprado en 2016, con lo que ello significaría de intento de ocultación, y salir ahora a la luz pública, lo mejor viene ahora: el genial "estratego" Echenique pide una participación masiva en el plebiscito para salvar a Iglesias y a Montero y que los círculos saquen urnas a la calle con el fin de que los inscritos en el "partido de la gente" puedan participar al máximo en la farsa. Va a ser de traca. Quizá se encuentren por respuesta alguna fresca o comentarios más o menos chuscos, en los mejores casos, y abiertamente hostiles en los peores. Si hay algo que me queda claro es que a estas alturas no hay nadie al mando de la nave intergaláctica podemita. O quizá un chimpancé. 

Para ir finalizando, frente a los discursos que últimamente se han propagado por ahí de que convocar el referéndum es una muestra de democracia interna o una trampa que les ha impuesto el sistema para dañar a su partido, niego ambas.
  • La cabeza del secretario general ya venía siendo cuestionado de largo y cada vez con mayor osadía. La convocatoria del referéndum es la oportunidad para intentar cerrar, al menos de momento, su liderazgo. Ya veremos si se ve “obligado” a sacrificar a alguien para salvarse a sí mismo.
  • No hay trampa que valga por parte del sistema hacia el líder: éste ha situado, a menos de un año de las elecciones autonómicas y locales, la cuestión de su permanencia en el máximo órgano de dirección como “o yo o el caos”. Y sus palmeros a sueldo están difundiendo este fantasma.
Lo que está por ver es hasta cuando y si caerán juntos Macbeth y lady Macbeth o por fases. En cualquier caso, están llegando más temprano que tarde al final del camino. Y no hay consejos de administración del IBEX para todo el mundo. Aún hay clases y niveles.

18 de mayo de 2018

LA CLASE TRABAJADORA PUEDE TOMAR LA INCIATIVA EN LA LUCHA SI SE ORGANIZA

Por Marat
Tras un período de larga sequía en la que los conflictos eran particulares, específicos de empresas concretas y circunscritos a colectivos limitados en su número, hemos ido viendo cómo ha ido multiplicándose su número, aumentando el número de sus afectados y participantes y generalizándose de un modo amplio.

Mucho antes hubimos de pasar por el sarampión ciudadanista, inclusivo y desclasado de los sectores menos concienciados en la lucha de clases. Acabamos de pasar el séptimo aniversario de un 15M que se ha ido convirtiendo en huérfano de padres y defensores.

Luego habría de llegar su subproducto, Podemos, que de prometer asaltar los cielos acabó por convertirse en una nueva alternativa, junto con Ciudadanos, de intercesores para el mantenimiento del status quo político legitimador del sistema capitalista.

El 8M del feminismo de la sororidad de todas las mujeres, independientemente de la clase social a la que unas y otras perteneciesen, logró un éxito mediático y solo parcialmente ideológico pero de escasa repercusión en su capacidad de convertir su pretendida huelga en una paralización del país. Su resultado final es la conversión del feminismo burgués en un intento fallido de enfrentamiento de sustituir la lucha de clases por la de géneros -la lucha de clases está volviendo a llenar las calles y a parar centros de producción- y a generar un enfrentamiento interno del todas contra todas: trans contra sectores feministas y viceversa, partidarias de legalizar la prostitución contra partidarias de abolirla, partidarias de la gestación subrogada contra enfrentadas a la venta de sus úteros,...Desde la realidad del caos actual de un feminismo que no es capaz de resolver sus propias contradicciones, la afirmación de que “la revolución será feminista o no será” empieza a ser tan cierta como la esperanza de que la revolución sea televisada, salvo que no sea revolución sino involución y que, no esté protagonizada por la clase trabajadora sino por su vieja enemiga, la burguesía.

En otro plano identitario, el de las patrias, el procés catalán va llegando hasta sus últimas consecuencias, las de su regresión ideológica hacia la xenofobia, el supremacismo y el ridículo de ver cómo los pretendidos procesistas de izquierda son solo nacionalistas que ponen toda cuestión de clase al servicio de un bien superior: el de la burguesía que dirige el proyecto hacia la supervivencia de los miembros de la misma instalados en las instituciones que les han permitido acumular capital por la vía de la acumulación por desposesión y de la autosubvención institucional.

Por mucho que intenten los defensores del independentismo catalán lanzar balones fuera sobre el agotamiento de su procés en base al nacionalismo español centralista y reaccionario lo cierto es que los intereses de clase de unos y otros se acercan mucho más de lo que se separan cuando votan juntos PdeCat, PP, Ciudadanos y PNV para defender el sagrado derecho a la propiedad de la vivienda o cuando PP y PdeCat lo hacen para evitar una legislación que incremente el control sobre los partidos (la corrupción no se toca. Cada territorio es un cortijo de quien lo controla) o cuando lo hacen directamente para proteger al corrupto . No tiene sentido continuar señalando casos que demuestran hasta qué punto una cosa es la bandera, tras la que hacer formar a sus mesnadas, y otra muy distinta la cartera.

Pero la realidad se impone.
Los expertos y gurús económicos del capital ya no discuten sobre la llegada de la próxima crisis. Su s únicas divergencias son las de cuándo llegará y si su efecto será mayor, igual o menor que la fase actual de la que dicen los gobernantes que estamos saliendo y que no es sino una fase más de la que se inició con la crisis de acumulación del pasado siglo, en 1973 y que no ha hecho otra cosa que replicarse en fases sucesivas como una gran matrioska que crece exponencialmente.

A pesar del optimismo que vende el gobierno del PP y de los últimos 4 años de fabricación mediática de ilusión, solo comprada por los sectores con capacidad de recuperar ciertos niveles de consumo, lo cierto es que la crisis capitalista ha dejado un coeficiente de Gini relativo a los índices de desigualdad económica realmente calamitoso en comparación a las fases de recuperación de los distintos momentos de esta crisis sistémica que se acerca a los 50 años de existencia.

No es de extrañar que esto suceda cuando el precio de la vivienda nueva se ha disparado ya por encima de 2007, año clave en la conformación de la burbuja especulativa, cuando las viviendas de alquiler han subido una media de un 7,8% según cifras del mes de abril, en ciudades como Madrid, cuando los sueldos (lo que los marxistas llamamos salario directo) continúan congelados, salvo en algunas grandes empresas y para los empleos de cualificaciones medias-altas, cuando la capacidad adquisitiva de las pensiones (el salario diferido) ha caído, como mínimo, cuatro puntos desde 2010, cuando siguen los recortes en Sanidad y Educación (salario indirecto). Estas son las previsiones de recortes de “los presupuestos más sociales de la historia”

Renace la conciencia de lucha pero aún desarticulada
Quienes pensaban que la clase trabajadora y su capacidad de intervención en medio del escenario general había desaparecido para siempre -progres posmodernos y liberales- deberán hacer un cierto acopio de paciencia y esperar un poco más, del mismo modo que los partidarios de mil identidades contrapuestas entre sí y los de las patrias. Aún queda aire dentro recinto que tantos sueñan cerrado para enterrar la lucha de clases. Ésta ni siquiera nace de la conciencia política sino de la necesidad de supervivencia física de una clase social que, como en tantos momentos de la historia, debe pasar su propio Rubicón para conocerse a sí misma.

De esa falta de conciencia para llegar a ser parte su debilidad. De la explosión de mil necesidades perentorias de supervivencia y del fin de la rabia contenida nace su potencialidad. Como clase, aúnen sí, necesita comprender que bajo el capitalismo, y de un modo agudo, en su fase senil actual, basada en la rapiña de lo que en el pasado conquistaron los trabajadores, ya no hay posibilidad de componendas. El futuro de capital y de trabajo está en saber qué clase aniquilará a la otra pero eso es parte de un largo camino por recorrer.


En ese año aparecieron, en medio de múltiples luchas laborales, algunos protagonistas:
  • Los portuarios como sector histórico y muy organizado pero encapsulado en su capacidad de generar emulación en sectores de la clase trabajadora.
  • Las camareras de piso en hoteles, las Kellys, trabajadoras con gran capacidad de irradiación en sus luchas respecto a la idea del “orgullo de clase” y a la realidad de muchas otras mujeres trabajadoras precarias (obreras manuales, limpiadoras de hogar, cuidadoras de niños, ancianos y dependientes, la mayoría no regularizadas).
  • Los trabajadores de algunos sectores ligados a la los niveles menos cualificados de las TIC (Tecnologías de la Comunicación y la Información) que en las plataformas externalizadas de servicios de bancos, seguros, proveedores de servicios de telecomunicaciones, exigían una mejora de sus condiciones laborales y salariales.
  • Algunos sectores amenazados con la desregularización, como el del taxi, en el que cabe distinguir asalariados de empresas y pequeños autónomos por un lado y flotistas por el otro, atacados todos, pero de distinto modo, por los tiburones de Cabify y de Uber, entre otros.
Entre el final de 2017 y el momento actual de 2018 surgen nuevos conflictos, no todos situados en el marco de trabajadores activos y ocupados (la lucha de los pensionistas es clave por su relevancia, su capacidad de enfrentamiento al gobierno actual del capital y su resistencia) pero en el que su aparición en escena señala el fin del antiguo Estado welfarista (del Bienestar) y de su voluntad/capacidad de regulación del marco laboral:
  • Los anteriores protagonistas de los conflictos del pasado año que, por tiempo, seguirán entre nosotros batallando por sus derechos.
  • La ya citada pelea de los jubilados, nacida del agotamiento del sistema de financiación de las pensiones del Pacto de Toledo. La característica de este conflicto es que sus dirigentes se sitúan al margen del sindicalismo de concertación, que son la generación que protagonizó la lucha por la democracia durante la transición y que conforman un colectivo dirigente bien cohesionado y con capacidad de iniciativa y resistencia. Su riesgo está en agotarse si no doblegan a medio plazo al goberno.
  • Los trabajadores de plataformas de servicio y desregulación de las relaciones laborales: Amazon, Glovo o Deliveroo. Comprenden bien la pérdida de derechos que significa trabajar para esas nuevas formas de esclavitud y están dispuestos a la lucha. Falta en ellos la resolución y la capacidad de resistir un conflicto en el que puedan resistir vitalmente. Requieren una caja de resistencia especialmente fuerte y una conciencia del derecho a relaciones laborales establecidas que no les tienten al permanente nomadismo en la búsqueda de empleo. Ello debilitaría su lucha.
  • La lucha aún no reconocida públicamente de los empleados de la administración ante el mayor ERE de la historia. Entre 700.000 y 900.000 de ellos pueden perder sus empleos. Su potencialidad de conflicto requiere de componentes de experiencia y compromiso. Necesitan autoorganizarse y llegar a ser auténtica fuerza de presión, más allá de sí misma. Su riesgo es ser divididos por las competencias autonómicas o la relevancia numérica de lo que cada colectivo afectado representa a la hora de negociar.
  • Pero estén atentos porque su propia necesidad de supervivencia y su número pueden llevarles a hacer historia, si saben sortear las trampas que pronto les llegarán, entre ellas las de los sindicatos que nunca les defendieron pero que, escarmentados de su derrota en la batalla de las pensiones, están tomando posiciones
  • De momento, así fue el jueves 17 de Mayo ante la Asamblea de Madrid (parlamento regional)

Necesidad de organizar la lucha como respuesta frente al capital y su gobierno de turno:
Si algo define al conjunto de los colectivos de trabajadores emergentes o en fase de perdida de conquistas sociales es la precarización creciente de sus condiciones laborales y la desconexión de sus luchas que en gran medida se producen frente al viejo modelo de estabilidad, ya rechazado por el capital ,de los sindicatos del pacto social.

La correlación de fuerzas actual, la desorientación de las organizaciones que dicen ser de clase, no permiten proyectar pasos demasiado avanzados respecto a éxitos o siquiera estabilidades de lo conquistado en el pasado. Ese tren ya partió hace mucho tiempo, aunque muchos, por pereza intelectual o la profesionalización institucionalizada del conflicto -o en su condición de apagafuegos-, pretendan hacer creer que puede lograrse otras cosas.

Incluso los pasos modestos, si son sólidos, pueden significar grandes avances frente a los límites con los que se encuentra actualmente la lucha de clases desde el lado de los trabajadores.

Avanzar en una solidaridad de cada grupo de trabajadores con los de otros en combate es una necesidad imperiosa. Hay que superar el nivel de las declaraciones públicas para acoger en la pelea de cada sector obrero las de otros compañeros de clase implicados en parecidas circunstancias frente al capital. Es necesario superar los recelos y temores a que el aliento a una lucha ajena le dé tal protagonismo que oscurezca la propia. Si la acción del apoyo mutuo implica a todos, no desdibuja el protagonismo de cada reivindicación sino que lo fortalece al hacerle aparecer ante nuestros enemigos de clase reforzado por un frente común.

Es necesario desencapsular cada lucha parcial y particular de un entorno que le es limitado. Salvo el caso de los pensionistas, porque son muchos años y, sobre todo, porque todos aspiramos a alcanzar esa condición, el resto de las luchas carecen de los conflictos laborales y, de forma más general, planteados desde la clase trabajadora y sus necesidades, carecen de la capacidad para generalizarse. Por sí mismos no pueden hacerlo, requieren superar su inmediatez y la reivindicación propia del grupo afectado para convertirse en un bandera bajo la cuál puedan reconocerse otros muchos miembros de nuestra clase. Se trata de hacer ver qué hay más allá de una reivindicación concreta que permita que muchos más se reconozcan en ella.

Es necesario construir argumentarios que muestren que lo que en cada momento afecta a cada sector de trabajadores pronto lo hará a otros (desregulación laboral), que la situación de bajos salarios la sufre la gran mayoría de los empleados y no solo los que en cada momento reivindican su mejora, que las batallas ganadas en cada empresa son un acicate para otros que pronto se verán empujados a la pelea,....

La clase trabajadora necesita un rearme ideológico que pasa, inevitablemente, por percibirse a sí misma como un conjunto desde su condición de asalariada, de agredida por el capital y sus gobiernos y de necesitada de reivindicar sus derechos para no quedarse en un mero agregado estadístico (clase en sí) y ser dueña de su futuro. Y en el inmediato, antes de alzar el vuelo hacia otras conquistas superiores, la clase trabajadora necesita no solo pan sino respeto. No logrará éste último sin creer merecerlo.

Pero las ideas no viven sin organización. Entre los burócratas vendeobreros y la sospecha permanente y agresiva contra toda forma articulación de los trabajadores hay enormes posibilidades de coordinarnos y de dotarnos de formas organizativas flexibles pero eficaces, democráticas pero útiles para nuestros objetivos.

Pero ello exige compromiso, trabajo de quienes se impliquen en las tareas que en cada ocasión surjan. La democracia obrera en las relaciones entre compañeros exige la corresponsabilidad con lo que en cada momento se apruebe y el sacrificio personal antes que el medre particular.

Hay una contradicción esencial en cada combate de clase que no debe ser olvidado: si ante cada agresión del capital debe responderse de modo proporcional y, al menos tan contundente, como la amenaza potencial, es necesario el realismo que tiene en cuenta el nivel de enfrentamiento que en cada momento están dispuestos a asumir los afectados por dicha agresión.

En la tensión dialéctica de ambas cuestiones se encontrará el camino de la lucha en cada ocasión, siempre que se sea capaz de superar los obstáculos y no de convertirlos en imponderable para la claudicación.

Nada me queda por decir, salvo aquella alusión de Lenin a la célebre frase de Gohete: «la teoría es gris amigo mío, pero el árbol de la vida es eternamente verde».

10 de mayo de 2018

EL GOBIERNO BUSCA DESPEDIR DE LA ADMINISTRACIÓN ENTRE 700.000 Y 900.000 TEMPORALES INTERINOS. EL MAYOR ERE DE LA HISTORIA.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG

Reproduzco a continuación el texto elaborado por el Área de Movimiento Obrero del Espacio de Encuentro Comunista (EEC). La gravedad del ataque contra un amplio sector de trabajadores de las administraciones públicas me obliga a ello, sin añadir ninguna otra consideración por mi parte. 


EL GOBIERNO BUSCA DESPEDIR DE LA ADMINISTRACIÓN ENTRE 700.000 Y 900.000 TEMPORALES INTERINOS. EL MAYOR ERE DE LA HISTORIA.
Área de Movimiento Obrero del ESPACIO DE ENCUENTRO COMUNISTA (EEC)
En septiembre de 2016 el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) dicta una sentencia que reconoce que los trabajadores temporales interinos tienen derecho a indemnización en caso de extinción de contrato al igual que los trabajadores del sector privado.

La llama la encendió una extrabajadora interina del Ministerio de Defensa que denunció la exigencia de una indemnización por despido objetivo como el resto de trabajadores. El caso de esta trabajadora no es el único. Hay más de 700.000 trabajadores en esta situación, un tercio de ellos con una antigüedad superior a seis años.

El Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha reconocido con esta sentencia que los diferentes gobiernos estatales y autonómicos han estado durante años contratando en fraude de ley, encadenando nombramientos, contratos o relaciones laborales de duración determinada, que en realidad son de carácter estructural y permanente, incumpliendo lo establecido en la directiva 99/70/CE sobre trabajo de duración determinada. No se han convocado las plazas en el plazo que la ley lo exigía, por lo que ha dado lugar a un aumento de los trabajadores temporales frente a los fijos. Entre 700.000 y 900.000 trabajadores temporales están contratados en fraude de ley.

Por ello, dicho tribunal insta a que la ley española incluya más elementos disuasorios para evitar esta temporalidad, y expresa que los funcionarios interinos que encadenen fraudulentamente este tipo de contratos podrán ser considerados trabajadores indefinidos no fijos. La sentencia señala que la condición de indefinido no fijo es una condición aplicable al personal funcionario y estatutario víctima de un fraude en su contratación por las Administraciones Públicas, sin que ello suponga el reconocimiento de una categoría nueva para este personal. También declara que el personal estatutario y funcionario que ocupa una plaza vacante durante más de tres años, incumpliendo el art. 70 del EBEP (Estatuto Básico del Empleado Público), está en situación de “fraude de ley” y puede ser declarado indefinido.

La sentencia señala así mismo que el fraude debe ser sancionadocon una multa de 100 millones de euros- para que se cumpla el mandato de la Directiva 99/70 de la UE, reconociendo a los funcionarios y estatutarios declarados indefinidos una indemnización de 20 días por año trabajado desde 2012, y de un máximo de 35 días en el caso de los trabajadores cuya relación contractual con la administración fuera anterior al 2012.

Las consecuencias económicas para la administración de esta sentencia son incalculables. De ahí las muchas objeciones que se pusieron para adaptar la directiva europea a la legislación española, ante una previsible avalancha de demandas por despido de trabajadores temporales de la administración.
La tasa de temporalidad de la administración se encuentra entre el 20% y el 40% que varía según los sectores. Esta alta tasa de interinidad genera la necesidad de regularización. De ahí el Acuerdo de Mejora de Empleo Público de 29 de marzo -actualmente recurrido- firmado por el gobierno y los sindicatos de concertación (UGT, CCOO y CSIF). Estos últimos sin consultar a sus bases, como de costumbre en decisiones de gran envergadura para los trabajadores, al amparo del artículo 19 de los PGE (Presupuestos Generales del Estado) de 2017, pretenden convocar todas las plazas que hayan estado ocupadas durante 3 años por personal temporal; es decir, plazas en situación irregular, por lo que no se reconoce el fraude de ley

Pero las trampas del Gobierno español no acaban ahí:
  • Por un lado, el gobierno y los principales sindicatos firmaron el acuerdo de estabilización de empleo, en el que el gobierno se compromete a convocar 250.000 plazas ocupadas interinos para convertirlas en fijas con personal más barato al que no hay que pagar antigüedad.
  • Por el otro, el gobierno hace presión en Europa para que el criterio de la nueva abogada general de la UE, que no reconoce el derecho a indemnización de interinos, salga adelante, dando el pistoletazo de salida para poner en marcha el mayor ERE de la historia de nuestro país y probablemente de la UE.
Con este plan de estabilización, lo que se pretende es despedir entre 700.000 y 900.000 interinos de todas las administraciones (estatal, autonómicas, locales...) muchos de ellos con más de 20 años en la administración, años que han estado a la espera de la convocatoria de su plaza, que nunca salía con la excusa de la crisis, y que ahora se pueden ver despedidos de forma fulminante y gratis, si al final se revoca la sentencia que reconoce el derecho a indemnización de los interinos en el caso de cese.

El plan de estabilización firmado entre gobierno y sindicatos de concertación esconde el mayor ERE encubierto de la historia de este país, superando los ya conocidos de Seat y Telefónica con 10.000 afectados en cada caso.

El impacto de este ERE va a tener consecuencias no vistas antes, no solo por cantidad de trabajadores que se va a ir a la calle gratis después de trabajar muchos años en la administración, sino que también se verán afectados los servicios públicos. Históricamente, en la administración la plantilla de trabajadores ha sido escasa, pero si echa a la calle a cerca de un millón de trabajadores, un tercio de todos los empleados públicos de este país, a lo que se le añade la amortización de plazas fijas por jubilación, abre dos vías que le vienen de perlas al gran Capital. Por un lado, el compromiso del estado español con la UE de reducir el Estado a la mínima expresión, para que la carga del pago de salarios a empleados públicos a través de los PGE no afecte por la vía del gasto a las rentas del capital, lo que generaría un gran ahorro a los más tienen, fundamentalmente empresas. Por otro lado, con la reducción por el Estado de la plantilla de la administración, los servicios de gestión y titularidad pública no estarían garantizados, lo que abriría la puerta a la gestión de esos mismos servicios desde el ámbito privado.

Para el Espacio de Encuentro Comunista (EEC), las exigencias que debemos plantear en relación a esta cuestión desde una posición de clase son claras:
  • En primer lugar, la defensa de todos los puestos de trabajo ahora amenazados en el conjunto de las administraciones públicas (estatal, autonómicas y locales) de los empleados temporales interinos. La defensa de estos puestos no solo tiene la importancia del mantenimiento del puesto de trabajo de los afectados, sino que también supone defender la estabilidad de los puestos de los empleos futuros en la administración. No debemos caer en la trampa de creer que lograr mañana un puesto en una administración, que continuará con la precariedad y el interinato en el empleo nos garantiza nada. La estrategia del Estado capitalista no será nunca la de garantizar el empleo estable entre sus empleados sino la de ir adelgazando la administración pública con el fin de que los servicios de titularidad y gestión pública que ahora desempeña su personal se conviertan en el futuro en un suculento negocio para el sector privado. Defender que los puestos en fraude de ley se conviertan en empleos fijos y consolidados hoy, es defender que lo sigan siendo mañana en futuras convocatorias de empleo público.
  • En segundo lugar, la exigencia de que el Gobierno español cumpla con la sentencia de Septiembre de 2016 del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en todas sus consideraciones.
  • En tercer lugar, la exigencia del reconocimiento de oficio por parte de la Administración del fraude de ley para todos los empleados públicos temporales, ya sean funcionarios, laborales o estatutarios.
  • En cuarto lugar, la exigencia de la suspensión inmediata de ofertas de empleo público y convocatoria de oposiciones que “incluyan plazas de estabilización”, hasta que las plazas que ocupan los trabajadores y trabajadoras que se encuentran en fraude de ley no se regularicen.
  • En quinto lugar, la exigencia de la articulación de los mecanismos legales que permitan habilitar procesos de concurso de méritos abierto basado en el cómputo de la antigüedad como único criterio objetivo de valoración. Toda medida que no conlleve la consolidación del 100% de las personas afectadas -entre 700.000 y 900.000 trabajadores y trabajadoras- no será aceptada.
No es solo a un gran número de empleados públicos a los que se va a golpear con este ERE encubierto. Es a toda la clase trabajadora en su conjunto. Al adelgazar la administración se ataca al concepto de “salario indirecto” (el de los servicios públicos) de los trabajadores, dado que el funcionamiento de aquella con menor personal redundará en un empeoramiento de dichos servicios públicos, como ya se ha visto en sectores como la sanidad o la enseñanza, por citar solo dos ejemplos.
Igualmente, con este ERE encubierto se está atacando a nuestro “salario diferido” (las pensiones). Todos aquellos empleados públicos que pasen a engrosar las listas del paro verán disminuidos sus períodos de cotización para el cálculo de sus pensiones.

Ello nos lleva desde el EEC a plantear que la lucha por el mantenimiento de todos los puestos de trabajo de los empleados públicos que hoy ven amenazados sus puestos de trabajo no solo les concierne a ellos sino a toda la clase trabajadora en su conjunto.

Es necesario organizar esta lucha, ligarla solidariamente en un frente común con otros trabajadores de los sectores privados que ven amenazados sus empleos y con la pelea de los jubilados en defensa de sus pensiones, organizarse como clase para dar la batalla desde la clase, que el sindicalismo combativo y que las organizaciones políticas que se dicen de clase se impliquen en ella decidida y resueltamente, impidiendo que el “sindicalismo de pacto social”, así como los partidos reformistas, puedan pactar a espaldas de los trabajadores para rebajar los objetivos de esta lucha y consumar una nueva traición a cambio de nuevos favores para sus burocracias.


No os lamentéis, organizaos. Nos va la vida en ello.

25 de abril de 2018

CUANDO HABLAR DE UN MÁSTER SIRVE PARA TAPAR LA PRIVATIZACIÓN DE LA ENSEÑANZA PÚBLICA


Por Marat

Seguramente estaré iniciando otro de esos artículos míos que pasan sin pena ni gloria.

En primer lugar por ser extemporáneo. Hablar de másteres, salvo que sea para ofrecer los de las universidades privadas, llega tarde. Tras un mes de escándalo, el tema ha durado hasta hoy miércoles 25 de Abril solo porque la afectada se negaba a dimitir, cosa que acaba de hacer, pero ocarece ya del menor interés periodístico. En bares y tontódromos (redes sociales) mañana se estará a otra cosa, la que dicten los medios del capital en cada ocasión.

En segundo lugar porque cualquier texto que invite al análisis, y no al morbo de ingestión y digestión inmediatas, tiene menos futuro que un submarino descapotable. Dedicar tiempo a la reflexión es de otras épocas y clases ociosas que podían echar toda una mañana o una tarde en leer la prensa. Dedicarlo al fútbol, los videojuegos, la tele o a dar vueltas por Internet es una necesidad imperiosa y no ocupa tiempo ni lugar.

Hace unas dos semanas, hablando con un joven profesor de primaria, muy inteligente y comprometido a su manera con la transformación social y la igualdad, le plantee mi intuición (no era otra cosa) sobre si el asunto del máster de Cifuentes no tendría un objetivo de fondo mucho más grave: el descrédito de la enseñanza pública. No supo qué responderme.

Si no hubiera sido por una conversación posterior con un amigo muy querido y camarada del Espacio del Encuentro Comunista (EEC) mi intuición se habría agotado ahí, sin dar una segunda vuelta sobre los intereses que se estaban moviendo tras las bambalinas políticas. A él debo este artículo.

En cualquier caso, y antes de que ustedes terminen de aburrirse definitivamente y abandonen la lectura del texto, plantearé la cuestión central de este artículo de modo directo: la pillada de Cifuentes es el modo último que ha empleado el capital para asestar otro gran golpe al crédito de la enseñanza pública y a ello han jugado tanto los poderes económicos y los sectores de la derecha (Ciudadanos) interesados en el desplazamiento de lo público hacia lo privado como los de izquierda (los progres), ávidamente interesados en sustituir a las élites políticas del momento.

El capital y su brazo político son conscientes de su necesidad de rentabililizar lo que antes se sostenía sobre otros presupuestos: estabilidad y consenso social con el sistema económico y político, redistribución y ficción de movilidad social mediante el salario indirecto (los servicios públicos), apariencia de igualdad, etc.

Hoy el capitalismo tiene serios problemas para encontrar en la producción industrial la acumulación de capital que necesita para reproducirse. El proceso de desmonte del Estado del Bienestar le brinda la ocasión de convertir su crisis en oportunidad.

Si el Tratado de Maastrich, en sus criterios de convergencia, consagraba la lucha contra el déficit público mediante el objetivo de rebajarlo a menos del 3%, lo que representaba recortes sociales evidentes y abría nuevos pasos a la privatización, el Plan o Proceso de Bolonia consagraba la “colaboración público-privada” en la enseñanza pública. Hablando en plata, la entrada del capital privado en la enseñanza pública.

La URJC (Universidad Rey Juan Carlos) es una de las avanzadillas de ese modelo educativo. Los convenios de colaboración en la formación de cuadros dirigentes, en la política, las administraciones públicas y en las empresas   han sido la tónica habitual en la concesión de estos estudios postgrado. Los medios del capital han preferido no hablar  apenas de las connivencias público-privadas.

Lo que la URJC representa como ejemplo concreto de penetración de la “iniciativa privada” (capital privado, para entendernos)  en la educación pública, lo encarna la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas), compuesta por 50 universidades públicas y 26 privadas.

Ni la URJC (ligada al PP), ni la CRUE (creada en el último período PSOE de Felipe González) pueden hacerse el harakiri de una autocrítica sobre sus procedimientos, más que dudosos, respecto a la manera en la que han corrompido la valoración de sus estudiantes a partir de la fabricación masiva de títulos. La transición desde el prestigio de la universidad pública hacia su descrédito requiere de cierta cautela y "savoir faire". No se puede ir demasiado a lo loco y poner en evidencia la manera en la que se intentan cargar la enseñanza pública superior. Todavía queda cierta masa crítica, cierto que incapaz de denunciar este proceso dentro del ruido mediático iniciado por un medio progre (El Diario), que no habla de estas cosas, y seguido por todos los demás interesados en el mismo objetivo.

Mientras tanto les sugiero que se interesen por cómo en determinados ámbitos privados, y les aseguro que proliferan, se están ofreciendo titulaciones de máster, sobre todo en MBA, asunto tan buscado no solo entre candidatos a nuevos tiburones económicos sino también por los políticos al alza, con el fin de prestigiarse.

Se da el caso de que dichas titulaciones en universidades privadas se ofrecen incluso online, sin ir a la clase ¡Qué casualidad!, como en el caso de Cristina Cifuentes, que tampoco apareció por las aulas.

En un mundo dominado por el fetichismo de la mercancía del título universitario, luego que la diferencia entre diplomado y licenciado se borró con el invento del grado, tras la superinflación de titulaciones superiores porque la Formación Profesional era para tontos, a pesar de su alta cualificación y mejores salidas laborales, sólo el máster podía ser el salto superior a la carrera universitaria. Y así andamos. No aprendemos.

A los hijos de la clase trabajadora nos van poniendo nuevos escalones que nos distancien en la pirámide social, sin que nos planteemos si el objetivo de nuestras vidas debe pasar por desclasarnos y competir en un mundo en el que el asalariado siempre irá a la baja, y más si viene de la universidad pública, porque se trata de desprestigiarla. Si nuestra clase de origen no nos permite saltar los nuevos obstáculos que nos crean las dominantes ante la inflación de títulos y el exceso de demanda del candidato a un puesto de trabajo, tanto peor para nosotros.

Si ustedes permiten que deje algunas reflexiones finales, aportaré las siguientes. Espero que les sean útiles:
  • El momento de cada generación viene determinado por lo que ésta considera sus urgencias. Las de quienes creen que en el tiempo histórico que les ha tocado vivir se les imponen, por ejemplo. Hace solo 20 años que se aprobó el Plan o Proceso de Bolonia, del que ahora vemos algunos de sus frutos en la enseñanza superior. A los universitarios actuales ni siquiera parece sonarles o importarles lo que esta ley significa aún hoy. No se ha hablado de esto en relación al asunto Cifuentes. Lo que se está atacando, por encima de la imagen de una política poco respetable desde su pasado, es mucho más importante de lo que ella es y representa.
  • Nuestros progres políticos han decidido que lo que toca es utilizar el asunto de una política que no ha hecho un máster y tratar de sustituir a la élite gobernante sin plantearse que debieran denunciar el ataque a la enseñanza pública y defenderla.
  • El señor Escolar (El Diario), la señora Pardo de Vera y de Roures (Público) y el señor Maraña (Infolibre) nos someten al mismo entretenimiento político que El País, El Mundo, La Razón, y otras hierbas, al disfazar la lucha de clases, ejercida desde el capital, bajo un duelo de máscaras políticas.
Y ahora, si no abuso en exceso de su paciencia, les diré que si ustedes creen que el asunto es una cuestión de corrupción personal que se cambia con voluntad política, si ignoran que el Estado tiene naturaleza de clase, que quien gobierne aceptando las reglas "democráticas" hará lo mismo que sus antecesores, que estamos viviendo la lucha de clases más descarnada que podamos recordar y que el affaire Cifuentes es una cuestión política y no del único poder real (el del capital), están muy despistados.

Con o sin su permiso, les vuelvo a soltar mi rollo de siempre: el capital necesita obtener beneficio para su acumulación convirtiendo lo público en privado y desposeyéndonos de conquistas, que no son derechos porque no son naturales sino históricos, que debemos integrar los conflictos en la lucha de clases y adquirir una perspectiva de clase ante la realidad política y, por supuesto, que necesitamos organizarnos como clase. 

Mientras tanto pueden ustedes seguir tuiteando sobre la información de OK Diario (¿filtrado por el propio PP?) sobre la pillada de Cifuentes en 2011 robando cremas antiedad (¿regeneradoras?) en Eroski, cuando ya era diputada de la Asamblea de Madrid. Los árboles seguirán sin dejarles ver el bosque. Con sus risas continuarán sin reflexionar sobre lo que un máster fake esconde. 

19 de abril de 2018

PODEMOS Y LA CONSPIRACIÓN. AL FINAL PARIÓ LA ABUELA


Por Marat

Ha estallado la madre de todas las crisis en Podemos dirá probablemente algún avispado periodista ¿La madre de todas las crisis? Seguro que no. El culebrón mediático tendrá muchos más capítulos antes de que la galaxia podemita estalle en mil direcciones distintas al son de los versos “he defraudado a todos/empezando por mí” de “lo niego todo” de Joaquín Sabina, otro progre redimido hacia la derecha, ahora que la serie “Perdidos” vuelve a una de las cien mil televisiones digitales.

El documento de propuesta de acuerdo entre Bescansa y Errejón para derrocar al ya mustio Mesías podemita y repartirse entre ambos los girones de su túnica puede ser un posado robado (me pillaron el documento los malvados periodistas) o un robado posado (haz como que me has pillado y luego hago como que lo niego o matizo). La cuestión es lo de menos, aunque podría variar la intención dentro de la alianza de conspiradores según se tratara de una u otra circunstancia. El lodazal de la política parlamentaria española no debe sorprender ante cualquier posible eventualidad.

Podemos, la “máquina del amor” de la que habló en su día Monedero, ha sido declarada oficialmente gripada el miércoles 18 de Marzo de 2018, 4 años casi exactos (fue fundado el 11 de Marzo de 2014) después de nacer.

Pero Podemos ya nació seriamente tocado en cuanto a su salud. Su primer paso nació de una filtración del periodista Ignacio Escolar y su alusión a la “operación coleta”, filtrada por Izquierda Anticapitalista al diario del que es director.

Luego vino la puñalada a Willy Meyer nacida del interior prepodemita de IU, en concreto de los aledaños de la oficina europarlamentaria de esta formación y del entorno de la familia del ex eurodiputado. Meyer, un socialdemócrata honesto de la socialdemócrata IU, dimitió por la terrible falta moral de tener un plan de pensiones que, de forma automática, otorgaba el Parlamento Europeo a sus diputados, salvo que estos lo rechazasen, cuestión que él dijo desconocer.

Después vendría el enaltecimiento de Iglesias como Cristo resucitado en el logo inicial de la inscripción de Podemos como partido político y en las papeletas para las elecciones del Parlamento Europeo.

No tardarían en emerger los primeros síntomas de lo que sería, a lo largo del tiempo, una crisis larvada de podemos respecto a la cuestión de la democracia interna y de la estructura organizativa del nuevo partido: se enfrentaban, en un partido que se decía heredero del 15M, el asambleismo en bucle antiorganización con la jerarquización vertical de un partido tradicional. Y a la pelea asambleista jugó un partido interno dentro de Podemos, que nunca dejó de ser su fracción trotskista, con lo que ello significa, como Izquierda Anticapitalista. De la pelea del perro de presa Monedero contra ellos y de la respuesta posterior de los anticapis nacería un ten con ten muy inestable entre Iglesias y Urbán. Inestable porque los sucesivos comportamientos con las listas electorales o con intentos de autonomía allí donde estos conspiradores natos tienen peso (Andalucía) han jugado a minar la autoridad del semidiós de la des-organización.

A lo largo de gran parte de este período el poder bonapartista de Iglesias se ha ejercido contra sus críticos tanto externos como internos a través de un comportamiento que sustituía el concepto de militante como librepensador voluntariamente autodisciplinado por el de miembro de una secta. Las respuestas a cualquier crítica hacia Podemos eran acompañadas con anatemas como ser del PP, del PSOE, un fascista, alguien pagado por el IBEX35 o un comunista rancio.

Un partido piramidal y bonapartista en su dirección y tan cerrado a la crítica hacia el exterior, a pesar de que esto último fuera en parte entendible porque fueron encumbrados mediaticamente para ser ridiculizados por esos mismos medios, tenía necesariamente que convertir su crisis latente y, tantas veces, imposible de disimular en una crisis creciente que, si no mantenía sus manipuladas intenciones de voto y las hacía crecer, habría de provocar frustración, abandonos y una enorme tristeza.

Hay algo que no se ha entendido al encuadrar a Podemos como populista, que lo es. El modelo de Podemos no ha sido Melenchón, un ex PSF que ha hecho de Saint-Just (no da para más), ni Tsipras (de ese ya no sabe ni que existe) sino Grillo, el del M5S. Ambos partidos han intentado unir la crítica a las élites, antes que a la dictadura del capital, con un patriotismo peligroso. Podemos haciendo dirigente de Madrid al ex Jefe de la Junta del Estado Mayor del Ejército, Julio Rodríguez. Pero al histérico Grillo le ha sustituido un gestor político, Luigi di Maio. Alguien que, como Errejón, conspira quemando sus naves contra Iglesias, es realista, dado a buscar salidas institucionales y que sabe que oportunismo viene de oportunidad. Que uno u otro logren salir de sus propios, y no reconocidos, laberintos dependen de algo ajeno a ellos. Los actores económicos y políticos que no juegan oficialmente en la liga pero que la dictan.

Y es desde estos parámetros desde los que debemos entender que medios como Público, el de Roures, que ha sido el gran valedor de Podemos tanto en su periódico como en La Sexta, le haya abandonado ahora, después de hacerlo el medio televisivo, distribuyendo el documento enviado por Bescansa a Errejón.

A estas alturas de la película no creo que nadie que conozca mínimamente Podemos pueda creer que Bescansa y Errejón tengan la menor oportunidad interna. Pero lo que se dirime no es en el interior de ese partido sino entre sus votantes, gentes aún menos politizadas que los adheridos al partido.

En cualquier caso, a nadie de Podemos puedo considerarle militante. El militante es otra cosa: alguien políticamente formado, con sentido crítico, capaz de distinguir la fantasía de lo real, capaz de resistir bajo el fuego más allá de la presión porque no necesita validar electoralmente sus convicciones.

Podemos fue creado en un momento en el que se daba un vacío político respecto, no nos engañemos con lo del régimen del 78, en la estabilidad del sistema parlamentario. Era necesario para el capital y su “sistema democrático” encontrar alternativas críticas al mismo que le fueran útiles.

Y lo encontraron:
  • Con Podemos y su simplificación de que lo que la clase trabajadora soportaba no era una guerra de clases sino un abuso del IBEX35, lo que indica que muchos de sus dirigentes no trabajan por un salario, y que según ellos vivimos no en la pobreza sino en la energética, la infantil, la vegetal, la habitacional y cualquiera otra que niegue que somos pobres porque el capital y sus gobiernos nos han arruinado,
  • Con Ciudadanos, que era aparentemente muy transparente y partidario de la honestidad pública de los políticos pero siempre ha mercadeado y calculado el momento en el que demostrar que lucha contra la corrupción. Solo que ahora no importan ni sus famosas mochilas (austriacas y otras) sino la oportunidad y el cálculo de lo que han de hacer mediante encuestas.
El momento de Podemos ya pasó. El tapado ha sido, al menos hasta ahora, ya veremos, Ciudadanos. Todo es cambiante, todo muda.

Solo los majaderos pueden creer que es el "régimen del 78" el que está en crisis. Son todo el sistema político y sus actores de representación quienes lo están. Sume usted a los imbéciles que creen que se producirá la independencia de Cataluña y que ello hundirá al Estado español (cómo gozan algunos independentismos). El resultado será cero.  

El momento actual es el del poder capitalista. El único poder real. Ese va a marcar la evolución de los partidos del sistema parlamentario y de casi todos los demás, ya que su lógica está en cómo sumar electores y no en cómo viven los sectores más sobreexplotados de la clase trabajadora, aquellos que más necesitan organizarse.

Aún vendrán tiempos en los que quienes levantaron mediáticamente a Podemos, elevarán el atractivo que antes negaron de una IU que fue en gran medida madre del propio Podemos.

Veremos cómo ayer los que eran afiliados y ex afiliados muy ofendidos, se reincorporan, vuelven a las riendas de quien pronto estará mucho ante los focos: Garzón. La nueva vedette que sustituirá a Pablito pero...si levanta las siglas...La política solo la conciben desde su mentalidad de urna.

Y sí, creo que ante tanta broma la clase trabajadora necesita organizarse en torno a ideas, de momento muy básicas: defender los salarios, el derecho al contrato laboral en los sectores de la nueva economía, la defensa de las conquistas sociales, la reconquista del empleo estable, la defensa de unas pensiones que dependan, como la sanidad o la educaión, de los Planes Generales del Estado y el derecho a una vivienda que no sea negada, ni como alquiler ni como propiedad por los fondos buitres