12 de agosto de 2014

¿QUIÉN GOBIERNA WASHINGTON?

Tom Engelhardt. TomDispatch.com

La cuarta rama del gobierno
Como todo niño en edad escolar lo sabe, hay tres ramas en el gobierno de Estados Unidos: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Este es el cimiento y el concepto básico de educación cívica. Solo hay un problema: que no es exactamente así.

Durante los años de la Guerra Fría y más acentuadamente en el siglo XXI, el gobierno de EE.UU. ha experimentado un cambio. Ha desarrollado una cuarta rama: el estado de seguridad nacional, cuya principal característica podríamos decir que es un impulso insaciable para expandir su poder y alcance. Si bien aún carece de prerrogativas formales de poder gubernamental esta Cuarta Rama goza incluso de menor supervisión que el Congreso y el Ejecutivo. Esto es notable en este momento en que el ejecutivo y el legislativo brillan por la inactividad para contrarrestar sus respectivos poderes; una situación impensable en el pasado. Los líderes de seguridad nacional, amparados en una penumbra de secreto,  toman decisiones sobre asuntos cruciales, haciendo por lo general lo que quieren, en el contexto de la reciente polémica en torno a la posibilidad de hacer público un informe del Senado sobre las prácticas de tortura y transferencia ilegal de prisioneros ejecutadas por la CIA.

Todo esto es o debería ser obvio, pero sorpresivamente no es reconocido en el mundo estadounidense. El crecimiento de la Cuarta Rama comenzó en un momento de movilización por un conflicto global, la II Guerra Mundial. Ganó fuerza y se consolidó con la Guerra Fría, en la segunda mitad del siglo XX, cuando la otra superpotencia, la Unión Soviética, proveyó la excusa para la expansión.

Los funcionarios de la seguridad nacional tuvieron dificultades, después de la caída de la Unión Soviética, cuando el "terrorismo" aún no había aparecido en el horizonte y los enemigos eran escasos. En la era posterior al 11 de septiembre de 2001, en una falsa atmósfera de guerra, alimentada por billones de dólares de los contribuyentes y bajo la bandera de la "seguridad" de EE.UU., ha crecido a un nivel sin paralelo en tamaño y capacidad de poder. Tanto que ha sido la chispa para un boom inmobiliario en Washington y sus alrededores (al igual que en el resto del país). En las series del diario Washington Post del 2010 "Top Secret America", Dana Priest y William Arkin presentaron un resumen del alcance de ese boom para el sector que trabaja en inteligencia en EE.UU. Dice: "En Washington y sus alrededores, desde septiembre de 2001, se están construyendo o se han construido 33 complejos de edificios para actividad de inteligencia ultra secreta. En conjunto ocupan el equivalente de casi tres Pentágonos o de 22 edificios del Capitolio; un área de 17 millones de pies cuadrados (aprox. 1.6 metros cuadrados)". Y la construcción continúa en 2014.

En este siglo, se estableció un segundo "Departamento de Defensa" a escala completa: el Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security). Alrededor de este se ha desarrollado una mini versión del complejo militar-industrial, con el consabido conjunto de asesores, gente que hace lobby en los centros de poder de Washington, contribuciones políticas y relaciones de poder: el tipo de conglomerado sobre el cual alertó el Presidente Eisenhower en su famoso discurso de despedida en 1961. Mientras tanto, el complejo militar-industrial original ha ido ganando fuerza e influencia.

De manera creciente, después del 11 de septiembre, bajo el rótulo de "privatización", aunque para ser más precisos debería ser rotulada "corporatización", el Pentágono llevó consigo a la guerra a una serie de compañías predilectas. En el proceso, le dio al término "guerra capitalista" un significado más literal, gracias a su apoyo financiero global y al traspaso de tareas que tradicionalmente permanecían dentro del ámbito militar hacia una serie de corporaciones guerreras.

Al mismo tiempo, los 17 integrantes de la Comunidad de Inteligencia de EE.UU. --sí, hay 17 agencias de inteligencia en el estado de seguridad nacional-- han seguido creciendo, algunos a un ritmo prodigioso. Algunos de ellos se han transformado en modelos particulares de corporaciones, transfiriendo algunas de sus operaciones hacia contratistas privados de manera drástica, con lo que ahora tenemos también "servicios de inteligencia capitalistas". Con el temor post 11 de septiembre inyectado en sociedad y el viento del terrorismo soplando a sus espaldas, los Servicios de Inteligencia gozan de una notable libertad para desarrollar sistemas de vigilancia que abarcan esencialmente a todos, incluidos, según parece, las demás ramas del gobierno.

Pensemos en Edward Snowden, el ex empleado de la CIA que pasó a trabajar en el lado corporativo de la economía de seguridad nacional en desarrollo, como el primer efecto boomerang desde y contra el mundo de "inteligencia capitalista". Gracias a él tenemos una visión desde adentro sobre la magnitud de las ambiciones y operaciones de la Agencia de Seguridad Nacional. El alcance de las operaciones de vigilancia y el rango de las comunicaciones locales e internacionales que esta agencia recolecta son asombrosas, y aún existe más información que será revelada. Y tengamos en cuenta que esto se refiere a una sola de las agencias.

También sabemos que este mundo secreto ha desarrollado un conjunto de leyes secretas al igual que su propio sistema legal secreto, basado principalmente en el principio de legalizar todo lo que quieran hacer. Como lo ha reportado Eric Lichtblau en The New York Times, tiene su propia Corte Suprema equivalente: la Corte de Vigilancia de Inteligencia Extranjera. Y sobre todo esto, las otras ramas del gobierno solo tienen un conocimiento limitado mientras que los ciudadanos estadounidenses no saben casi nada.

Desde el Pentágono al Departamento de Seguridad Nacional y al laberíntico mundo de los servicios de inteligencia, el ascenso al poder del estado de seguridad nacional ha sido un verdadero espectáculo. Toda vez que alguna noticia de las operaciones especiales -con el potencial de enervar al público- comienza a surgir, la Casa Blanca y el Congreso plantean "reformas". Pero dichas reformas, en el mejor de los casos, solo controlarían de manera limitada los poderes expansivos de este estado dentro del estado. Hablando en términos generales, los poderes y prerrogativas del estado de seguridad nacional están más allá de cualquier control de la tercera rama del gobierno, el poder judicial. Con demasiada frecuencia, la Cuarta Rama del gobierno es tratada con deferencia por el poder ejecutivo y, salvo honrosas excepciones, el Congreso le rinde pleitesía y expresa muy pocas dudas sobre su accionar.

Además, hay que tener en cuenta que de las cuatro ramas del gobierno, solo dos de ellas --la Corte Suprema activista y el estado de seguridad nacional-- parecen capaces de formular políticas en este momento.

"Confundir" al Congreso
Desde esa perspectiva, examinemos un conjunto de sucesos relacionados que han sido tratados por los medios de prensa como una pelea de gatos entre los privilegiados y poderosos. Me refiero a las acusaciones y contraacusaciones, a la ira, a la indignación e irritación, al igual que a las noticias de actos ilegales alrededor de las 6300 páginas del "reporte sobre la tortura" de Agencia Central de Inteligencia (CIA, según sus siglas en inglés), compilado por el Comité de Inteligencia del Senado, que aún no ha sido publicado. Esta polémica revela mucho acerca de la naturaleza de los mecanismos de supervisión y control sobre la Cuarta Rama del gobierno en 2014.

Uno de los deberes del Congreso es vigilar el funcionamiento del gobierno usado sus poderes para investigar y supervisar. En el caso del programa de la CIA de la era Bush abarcando la "entrega" de prisioneros (rendition), los sitios negros (prisiones en el extranjero) y las "técnicas de interrogatorio perfeccionadas" (es decir, tortura), el Comité de Inteligencia del Senado inició una investigación en marzo de 2009 para averiguar qué ocurría cuando algunos sospechosos eran llevados a prisiones en el extranjero y brutalmente interrogados. "Millones" de documentos de la CIA, entregados por la Agencia, fueron analizados por los integrantes del Comité de Inteligencia en un sitio seguro de la CIA, en el norte de Virginia.

Entre los papeles entregados a los investigadores del Comité de Inteligencia del Senado, se encontraba una copia parcial del documento conocido como "Revisión interna Panetta", informe que había sido compilado para el anterior director de la CIA.  Dicho informe habría llegado a conclusiones claras sobre los excesos de los interrogatorios llevados a cabo por la CIA en esos años. Según la senadora demócrata Dianne Feinstein, quien dirige el comité, este documento estaba dentro de una pila de documentos entregados por la CIA. Nadie sabe si fue intencional o por descuido o gracias a un denunciante. (La CIA sostuvo hasta hace poco tiempo, que miembros del comité lo habían robado del sistema digital de la CIA.)

La Agencia o sus contratistas privados (¡los sistemas de inteligencia capitalista nos acechan!) hicieron diversos esfuerzos para obstruir la investigación del comité como eliminar documentos del sistema de computadoras al que tenía acceso "seguro" el comité. No obstante, el comité finalizó el reporte en diciembre de 2012, y se lo entregó a la Casa Blanca "para comentarios", y luego comenzó la diversión.

A pesar de que se filtraron pocos detalles sobre el contenido específico del informe, se dice que su efecto será devastador. Mostraría, entre otras cosas, que las "técnicas de interrogación perfeccionadas" usadas por la CIA fueron significativamente más brutales que las descriptas a los supervisores del Congreso; que fueron mucho más allá de lo delineado en el "memo de la tortura" por los abogados del gobierno de Bush (las que ya eran suficientemente brutales); de que gracias a la tortura no se descubrió ningún complot; y que figuras de alto rango de la Agencia, en declaraciones bajo juramento, "confundieron" al Congreso (un término amable para no decir "mintieron", que potencialmente implicaría un delito llamado perjurio). Senadores que han tenido acceso al informe han asegurado que cuando sea hecho público, los estadounidenses se sentirán en shock.

Recordemos que la senadora que preside el comité de inteligencia, Dianne Feinsten, era una de las congresistas que más respaldo le había brindado al estado de seguridad nacional y a la CIA. Hasta hace poco tiempo, había sido esencialmente la senadora modelo del estado de seguridad nacional. Ella y sus colegas, impactados por la información recibida, quieren que el informe sea desclasificado y que se haga público sin más demoras. Pero se  decidió que el informe sea revisado para asegurarse de que no se mencionaran nombres de agentes activos y colaboradores. Dos años y medio más tarde, luego de incontables revisiones y objeciones por parte de la CIA y de la Casa Blanca, el informe aún no ha sido hecho público (a pesar de que haya reportes sobre que será o no será revelado pronto).

Durante este periodo, la CIA decidió que estaba en emergencia y puso en práctica sus habilidades para espiar al Comité y a sus empleados. Esgrimiendo el argumento de que los empleados habían "hackeado" las computadoras de la CIA para obtener el informe "Revisión Interna Panetta", la CIA hackeó las computadoras del Comité. Mientras tanto, Robert Eatinger, el abogado general interino, quien había sido el jefe legal de la unidad antiterrorista a cargo del programa de interrogatorios de la CIA, y cuyo nombre fue mencionando1600 veces en el reporte del Senado, presentó (citamos a Feinstein) una "acusación de actividades ilegales contra los mismos empleados del Congreso que están investigando y elaborando un informe que detalla cómo los funcionarios de la CIA -incluyendo al mismo consejero general- proveyeron información incorrecta al Departamento de Justicia sobre el programa". (Años atrás, en 2005, Eatinger fue uno de los dos abogados responsables de no haber impedido la destrucción de cintas de videos de la CIA documentando interrogatorios brutales de sospechosos de terrorismo en prisiones secretas.)

Además, según la senadora Feinstein, cuando el director de la CIA, John Brennan se reunió con ella, le mintió y trató de intimidarla diciéndole que "la CIA había penetrado la red segura del comité donde se hallaba el producto del trabajo interno del comité y las comunicaciones entre los integrantes, y que iba a ordenar la recopilación de evidencia adicional de la red interna para averiguar más datos sobre las actividades de supervisores del comité". En otras palabras, el que estaba bajo investigación, espiaba a sus investigadores. Y más aún, en base a un episodio, en el que una de las personas que más respaldo les daba desde el Congreso, había cruzado una línea, la Agencia lanzó sus dardos contra la senadora.

El mensaje era claro: supervisión o no supervisión, "no te cruces en mi camino".

Agreguemos que, dado que la CIA es la responsable de perjurio y no la víctima, no hay razón para tomar en serio los argumentos interesados de sus funcionarios, pasados o presentes, o ninguna versión de sucesos o cargos presentados por ellos. Estamos hablando, después de todo, de una institución responsable de actos de interrogación brutales, de dar una descripción falseada de los mismos, de mentir al Congreso acerca de su accionar, de destruir evidencia de sus peores actividades, de espiar al Comité del Congreso y su sistema de computadoras, y de obtener "mensajes de e-mail legalmente fuera de su alcance y otras formas de comunicación entre denunciantes y abogados relacionados con la Agencia y el informe del Comité". Además, según un reciente artículo de portada del New York Times, el exdirector durante el gobierno de Bush, George Tenet, ha realizado maniobras conspirativas "en un contraataque contra el voluminoso informe del Comité del Senado" en conjunto con el actual director y varios exfuncionarios de la Agencia. (Y hay que tener en cuenta que "unas 200 personas bajo la responsabilidad de Tenet que han participado de alguna manera en el programa de interrogatorios" siguen trabajando para la Agencia.)

La Era de la Impunidad en Washington
En diciembre de 2012, el informe comenzó un recorrido en zigzag a través del proceso de "revisión y desclasificación", que aún no termina. La CIA se interpuso una vez más. El Senado estaba resuelto a desclasificar la evidencia recopilada en el informe, sus conclusiones y las 600 páginas del resumen. La CIA, que ya había hecho su trabajo de bloqueo del proceso de investigación del Senado, ahora se aseguró de que el proceso de aprobación fuera interminable.

Para comenzar, la Casa Blanca le otorgó a la CIA el rol central en la revisión y en el proceso de veto, lo que significa que le dio las facultades para demorar la marcha, detenerla y también para eliminar información crucial o perjudicial del informe mediante la reescritura del mismo. Para tener una idea del poder que poseen en Washington los organismos que componen la Cuarta Rama del gobierno (y cuáles son sus límites), sólo hace falta examinar este caso.

A catorce años del inicio del siglo XXI, nos hemos acostumbrado tanto a este tipo de situaciones que raramente pensamos en lo que significa que la CIA --acusada de diversos delitos-- sea la agencia que decida qué puede ser conocido por el público, en conjunción con la condescendiente Casa Blanca. El actual director de la Agencia, hay que hacerlo notar, ha sido un confidente cercano y un amigo del presidente, y durante años fue su asesor clave en el área de contraterrorismo. Para tener una idea de lo que esto realmente significa, quizás sea útil hacer el siguiente paralelo: imaginemos que en 2004, la Comisión del 11-S estaba forzada a entregarle su informe final a Osama bin Laden para que lo revisara y aprobara antes de que sea hecho público. Puede sonar como algo extremo, pero la CIA no está menos involucrada en el proceso. Y este proceso interminable que todavía continúa, aunque se suponga que la Casa Blanca debe presentar algo, posiblemente con muchas correcciones, quizás en los días tórridos de agosto.

Tengamos en cuenta también que solo estamos hablando del asombroso poder de una de las 17 agencias que componen la Comunidad de Inteligencia, que es solamente una parte de un vasto estado de seguridad nacional. Solo una. Pensemos en ella como si fuera una prueba de fuego para el estado de transformación de las relaciones de poder en el nuevo Washington. O podríamos mirarlo desde esta perspectiva: en base a un solo informe negativo del Senado sobre sus actividades, la CIA estuvo dispuesta a atacar a una legisladora conocida por ser una de las más fervientes defensoras del estado de seguridad nacional. Trató de intimidarla, intentó presentar cargos contra sus asesores, y la empujó a que ella "reticentemente" y casi con desesperación presentara frente al Senado una significativa denuncia de la agencia a la que había defendido durante mucho tiempo. Luego, la semana pasada, el director de la CIA retrocedió, quizás dándose cuenta de que habían llegado demasiado lejos, incluso para Washington en el 2014. Entre pedidos del Senado para que renunciara, pidió disculpas por las acciones extremas de empleados de bajo rango de la Agencia. (Sería una pérdida de tiempo esperar una reforma verdadera en la CIA.)

En su discurso ante el Senado, Feinstein acusó a la Agencia de atentar potencialmente contra las leyes y la Constitución. Dijo: "Estoy seriamente preocupada pues pienso que la búsqueda de la CIA [en el sistema de computadoras del Comité] podría haber violado los principios de la división de poderes que la Constitución de Estados Unidos garantiza, incluyendo la cláusula sobre libertad de expresión y debate. Podría haber afectado el marco constitucional que es esencial para que el Senado pueda ejercer una supervisión eficiente sobre las actividades de inteligencia o sobre cualquier otra función gubernamental... Además de las implicaciones constitucionales, la búsqueda de la CIA podría estar en infracción de la Cuarta Enmienda, el Acta de Abuso y Fraude relacionado con computadoras al igual que la Orden Ejecutiva 12333, que prohíbe que la CIA haga vigilancia o investigaciones internamente".

En el proceso, describió detalladamente a una agencia cubriendo sus pasos, reacia a admitir cualquier error o de brindar información crucial, mientras intentaba bloquear e incluso desmantelar toda supervisión del Congreso. El equilibrado discurso de Feinstein debería ser leído por todos los estadounidenses, especialmente porque ella no ha sido una opositora sino una constante defensora de la Cuarta Rama.

Retrospectivamente, este "incidente" podría ser considerado como un momento crítico en la todavía no finalizada evolución del poder del gobierno en EE.UU. La prensa cubrió brevemente el discurso de Feinstein, como un alboroto más de Washington, y luego lo dejó para ir tras otras noticias más candentes. Mientras tanto, el llamado proceso de aprobación del informe del Senado continuó durante otros meses adicionales en la Casa Blanca y en la sede de la CIA en Langley, Virginia, como si nada hubiera ocurrido; la Casa Blanca se negó a intervenir en el tema; y el Departamento de Justicia se negó a presentar cualquier tipo de cargo contra la agencia. Mientras que un puñado de senadores amenazó con invocar la Resolución 400 del Senado --un poder en desuso, que data de hace 40 años, y que le da al Senado la facultad de desclasificar información- pero no dejó de ser una amenaza trivial. (Para lograr poner en efecto dicha ley hubiera sido necesario que una mayoría del Senado votara contra la CIA y la Casa Blanca, algo altamente improbable.)

Suceda lo que suceda con el informe del Senado y a pesar de las disculpas pedidas por la CIA, no podemos contar con que el Senado presente cargos de perjurio contra los ex directivos de la CIA por mentir al Congreso. (No lo hizo, después de todo, en el caso previo que involucraba al Director de Inteligencia Nacional James Clapper.) Ni tampoco podemos esperar que se presenten cargos contra figuras importantes dado que el Departamento de Justicia se negó, en los años de gobierno de Obama, incluso a investigar a integrantes de la CIA que fueron responsables de la muerte de prisioneros.

El hecho es que, para la Cuarta Rama, esta sigue siendo la era de la impunidad. Ocultos por un velo de secreto, alimentados por leyes y cortes secretas, rodeados por las corporaciones y los políticos de su agrado, su poder para elaborar políticas y actuar como les plazca en nombre de la seguridad de los estadounidenses sigue visiblemente en ascenso. A pesar de los retrocesos que pueda experimentar, la tendencia hacia una mayor expansión y control pareciera ser indetenible en este momento. En el contexto del informe del Senado sobre la tortura, la pregunta sigue vigente: ¿Quién gobierna en Washington?

11 de agosto de 2014

DERRIBO DEL AVIÓN DE MALASIA: ¿EL OBJETIVO ERA ASESINAR A PUTIN?

Alfredo Jalife Rahme. La Haine

El investigador estadounidense Robert Parry comenta que “algunos analistas de EEUU piensan que Putin, cuyo avión volaba cerca, pudo haber sido el objetivo"

Se les desploma su quimérico "caso" a los mendaces propagandistas anglosajones que sin evidencias habían indiciado al presidente ruso Putin de ser el "autor" del criminal derribo del avión de Malaysia Airlines cuando, al parecer, él era a quien quisieron asesinar los neonazis (literal) del gobierno de Ucrania, que confundieron su avión.

'Russia Today' había publicado, inmediatamente después de la tragedia, la versión de que el objetivo verdadero era el avión de Vlady Putin, quien regresaba de su "gira triunfal" por Latinoamérica.

Por prudencia extrema, no descargué la versión de 'Russia Today', que dejé en el tintero, sobre los dos aviones que volaron cerca: el Boeing-777 derribado de Malasia y el IL-96 del presidente ruso con enorme parecido tricolor: rojo, blanco y azul.

Sale a colación un proverbio árabe sobre la clandestina mentalidad criminal de algunos sectores que navegan con máscara angelical: "matar a alguien para luego encabezar su entierro".

Aun en los avernos existen grados de malignidad, como ilustró el genial florentino Dante, cuando nuestras peores expectativas escatológicas suelen ser superadas por el ilimitado grado de maldad a la que han llegado las caóticas "relaciones internacionales" en el centenario de la Primera Guerra Mundial.

El galardonado investigador estadounidense Robert Parry ahora vuelve a la carga y, después de haber filtrado que el ejército de Ucrania había derribado el fatídico avión, comenta que “algunos analistas de EEUU piensan que Putin, cuyo avión volaba cerca, pudo haber sido el objetivo de los ucranios de línea dura que derribaron erróneamente el avión”.

El célebre Robert Parry detonó el pestilente escándalo del Irán-contras y ahora emitió la huérfana "hipótesis contraria" a la grotesca cuan masiva cacofonía propagandística anglosajona que exorcizó a Putin.

Afirma que "en caso de ser verdadera, la dirección de la investigación en el derribo del 17 de julio ha virado dramáticamente de los alegatos iniciales del gobierno de EEUU de que los rebeldes orientales ucranios, usando una batería antiaérea provista por Rusia, fueron responsables de haber derribado el avión matando a 298 personas a bordo" y cuya consecuencia fue la "histeria antirrusa" del gobierno de Obama, que orilló a los europeos a sancionar a Moscú y desembocó en una "incipiente guerra comercial".

Ni existió misil ruso ni los rebeldes poseían tales misiles letales, por lo que los analistas de EEUU plantean un escenario distinto, en el que la "línea dura" del gobierno de Ucrania –¿cuál será su indetectable "línea suave"?–, en colusión "con elementos de la fuerza aérea, pudieron haber intentado emboscar el avión de Putin, pero en su lugar derribaron el avión malasio".

Dos cazabombarderos del gobierno de Kiev acompañaron al avión derribado, que fue obligado extrañamente a cambiar su ruta por la torre de control.

Según Robert Parry, los dos cazabombarderos de la fuerza aérea de Ucrania pudieron haber liquidado al avión malasio golpeado por el misil lanzado por el ejército de Ucrania en la parte oriental.

Las implicadas autoridades de Ucrania contaban con pocos minutos para detectar el avión de Putin y es "plausible que los atacantes tomaron una decisión precipitada para derribar antes de darse cuenta de que habían cometido un trágico error".

¿Un "error" a esas alturas? ¿Quién sopló el mapa de ruta del avión de Putin sobre Ucrania oriental? ¿Quien conmutó las rutas tanto del avión ruso como del avión malasio?

El deseo de los extremistas de Ucrania de asesinar a Putin está plasmado en intercepciones telefónicas y en "datos de espionaje", y Robert Parry da mucho crédito a las amenazas de muerte contra Putin de la ex premier Yulia Tymoshenko y, sobre todo, de su "aliado", el banquero oligarca Iho Kolomoyskyi (con una fortuna de 6 mil 500 millones de dólares, quien ostenta la triple nacionalidad ucrania, israelí y chipriota), que literalmente compró la gobernación de la región suroriental de Dnipropetrovsk, no muy lejos del lugar donde fue derribado el avión.

La biografía crapulosa del banquero Kolomoyskyi no es nada edificante y se desprende de las investigaciones que es uno de los principales sospechosos de haber teledirigido el derribo del avión malasio.

Las amenazas de muerte contra Putin de la dupla Tymoshenko/Kolomoyskyi "son estudiadas como posible motivo del ataque al avión malasio", asevera Robert Parry.

En paralelo al fallido asesinato de Putin, otra línea de investigación en EEUU apunta a que "los militares de Ucrania derribaron el avión de pasajeros simplemente para crear una provocación que pudiera ser volteada contra los rebeldes y Rusia".

El viejo zorro caribeño Fidel Castro nunca se fue con la finta y sin titubeos señaló la culpabilidad de Ucrania en el derribo del avión, en "coincidencia" con el inicio del infanticidio de palestinos por la potencia nuclear Israel.

Robert Parry se inclina más por la hipótesis del asesinato de Putin, lo cual hubiera desencadenado represalias nucleares de Rusia y la invasión de Ucrania, con una alta probabilidad de una confrontación con EEUU.

La imperturbabilidad de Putin es proverbial: a diferencia del locuaz Obama, actúa más de lo que vocifera. Dejó pasar tres semanas de exorcismos en las portadas de las revistas anglosajonas ('Time', 'Newsweek' y 'The Economist') que, más que con Hitler, lo compararon con Mefistófeles.

Ahora Obama puede partir de vacaciones por dos semanas, mientras las bolsas regresan a las cotizaciones triunfales y Robert Parry se refocila con sus notables filtraciones que subtienden a una desescalada en Ucrania.

Como excepcional judoka cinta negra, Putin resbaló el diluvio de golpes "occidentales" y con un solo revire magistral pasó a la contraofensiva tanto con la extensión del asilo a Snowden por tres años como con sus demoledoras sanciones alimentarias a Europa y EEUU, que pusieron puerilmente el grito en el cielo.

Esta semana se escenificó la extraña cuan súbita dimisión del jefe de seguridad nacional de Ucrania, el anterior líder nazi Andrij Parubiy. ¿Habrá sido ya desenmascarado Andrij Parubiy por los servicios de inteligencia de EEUU?

La contumaz prensa anglosajona en el caso del avión malasio se degradó hasta el noveno círculo de los avernos dantescos al padecer el “síndrome Mamá Rosa”: "defender" la indefendible criminalidad mediante el control orwelliano de sus multimedia carentes de sindéresis y sin contraste dialécticamente antitético. Que sólo sirven los intereses plutocráticos neoliberales de sus dueños al precio de aniquilar la verdad ética y estéticamente luminosa, ya no se diga de colocar irresponsablemente al planeta al borde de una guerra nuclear.

9 de agosto de 2014

WIKILEAKS: BAN KI-MOON COLABORÓ EN SECRETO CON ISRAEL PARA SOCAVAR UN INFORME DE LA ONU

Russia Today (RT)

El secretario general de la ONU colaboró en secreto con Israel para rebajar los términos del informe de investigación que confirmaba la responsabilidad israelí en los ataques mortales a instalaciones de la ONU entre diciembre de 2008 y enero de 2009.

La embajadora de EEUU en el Consejo de Seguridad de la ONU, Susan Rice, conversó con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, hasta en tres ocasiones el 4 de mayo de 2009 para expresarle su “preocupación acerca del alcance del informe de la junta de investigación sobre los incidentes en las instalaciones de la ONU en diciembre de 2008 y enero de 2009″, revela Wikileaks.

En el mencionado informe se resumió la investigación de los ataques perpetrados contra las instalaciones de ONU, donde además de personal se albergaba a civiles palestinos. La junta de investigación reveló que en siete de estos casos la responsabilidad de agresión la tuvieron las Fuerzas de Defensa de Israel, que atacaron con el pretexto de que las pertenencias de la ONU estaban siendo utilizadas con fines militares. Ello sería desmentido por los investigadores. La junta, basándose en los resultados de su investigación, elaboró once recomendaciones para que fueran presentadas ante el Consejo de Seguridad de la ONU.

La primera de ellas instaba a “buscar el reconocimiento formal y disculpas por parte del Gobierno de Israel después de haber asegurado que los palestinos dispararon desde dentro de la escuela Jabalia y la sede del OOPS” (Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente) ya que la investigación demostró que no había munición alguna en las instalaciones ni que estas hubieran sido utilizadas con fines militares.

Sin embargo, la mayor preocupación de la consejera de Seguridad Nacional de EEUU se la provocó el contenido de las recomendaciones 10 y 11 del informe, que llamaban a realizar “la oportuna investigación de otros incidentes relacionados con instalaciones de la ONU y del personal que no se incluyeron” en el citado trabajo de la junta. El documento también instaba a que los nueve incidentes de la ONU se investigaran “más a fondo y que incidentes no relacionados con la ONU que afectan a civiles también [fueran] investigados como parte de una investigación imparcial”, revela Wikileaks.

En su conversación con Ban Ki-moon, Susan Rice afirmó que se establecería un mal precedente si el informe de la junta de investigación iba más allá de sus términos de referencia. La representante estadounidense demandó al secretario general de la ONU que esas dos recomendaciones no fueran incluidas en el resumen del informe. Ban Ki-moon explicó a Rice que su capacidad de actuación era “limitada” debido a la independencia de la junta de investigación. “Este fue su informe y sus recomendaciones y no podía alterarlos”, remató Ban Ki-moon según evidencia el cable.

No obstante, “la embajadora Rice instó al secretario general a que dejara claro en su carta de presentación al transmitir el resumen del informe al Consejo de Seguridad que las recomendaciones excedían el alcance de los términos de referencia y que no era necesaria adoptar ninguna acción posterior”. A ello Ban Ki-moon contestó admitiendo que “su personal estaba trabajando con una delegación israelí en el texto de la carta de presentación”.

La embajadora de EEUU ante la ONU pidió al secretario general que se pusiera en contacto con ella antes de que la carta y el resumen fueran presentados al Consejo. Después hablaría con Ban Ki-moon hasta en dos ocasiones más. En la segunda de las conversaciones, la representante estadounidense nuevamente “subrayó la importancia de contar con una fuerte carta de presentación que dejara claro que no era necesaria ninguna otra acción [investigaciones más profundas de ataques de Israel] y que había que cerrar el tema”.

Tras finalizar su carta, el secretario general llamó a Rice para informar de que su equipo y la delegación israelí habían logrado, en su opinión, redactar una carta de presentación satisfactoria. “Rice agradeció al secretario general sus excepcionales esfuerzos en un tema tan sensible”, concluye el cable.

8 de agosto de 2014

FILTRAN EL MANUAL SECRETO ISRAELÍ PARA LA “GUERRA MEDIÁTICA”

Mèdia.cat

"Propiedad de The Israel Project. No distribuir ni publicar", puede leerse en cada una de las 112 páginas del Diccionario Global del Lenguaje 2009, destinado sólo a aquellas personas "situadas en la primera línea de combate en la guerra mediática a favor de Israel".

En su interior contiene, ordenados en 18 capítulos, los principales argumentos a utilizar para convencer a la audiencia de EEUU y Europa de los motivos de la política israelí. Así, el manual instruye sobre qué lenguaje es el más adecuado, como personalizar las respuestas a públicos diferentes -hay un capítulo específico para "la izquierda americana" - y cuáles son los temas que hay que enfatizar y cuáles obviar o esquivar. Cada capítulo incluye una lista de las palabras y frases a emplear y las que hay que evitar.

Así, por ejemplo, cuando se habla de fronteras, recomienda evitar las referencias a 1967: "los estadounidenses están de acuerdo en que Israel 'tiene derecho a unas fronteras defendibles'. Pero no le aporta ningún beneficio definir exactamente cuáles deberían ser estas fronteras. (...) El apoyo al derecho de Israel a tener fronteras defendibles cae de un embriagador 89% a menos del 60% cuando se habla en términos de 1967".

El manual no evita ningún tema, incluso aquellos que reconoce que son especialmente "espinosos" para Israel, como el del derecho al retorno de los refugiados. Aquí avisa de que el discurso oficial israelí parece demasiado al "separados pero iguales" de los segregacionistas estadounidenses o del Apartheid sudafricano y este "es un concepto que no gusta ni acepta". Así que prefiere que se hable de "inmigración masiva" para referirse al retorno de los palestinos a las tierras que eran suyas hasta 1948, ya que los estadounidenses les da miedo la idea. También sugiere que recordar que los palestinos "exigen" es una palabra que no gusta e incluso recomienda decir literalmente que "los palestinos no están satisfechos con su propio Estado. Ahora exigen territorio dentro de Israel". Otra alternativa propuesta es incluir el derecho al retorno dentro de un posible acuerdo final "en algún momento en el futuro". Si nada de esto funciona, hay que recordar que un retorno palestino "haría descarrilar los esfuerzos para lograr la paz".

Sobre los asentamientos israelíes en los territorios ocupados-otro de los temas más criticados internacionalmente-recomienda ante todo evitar la palabra "asentamiento" y tratar de alejar el tema del conflicto y vincularlo a "trabajo, prosperidad y esperanza para todas las partes del conflicto". También propone cuestionar que los asentamientos sean un obstáculo para la paz, ya que "si hay árabes viviendo en Israel, ¿por qué no puede haber judíos en un estado palestino" y reforzar la idea de que una palestina "sin judíos" es una propuesta "racista". Finalmente recomienda no emplear nunca argumentos bíblicos ni históricos para defender la "propiedad" de Israel sobre estas tierras, "ni siquiera ante una audiencia judía".

Este Diccionario Global del Lenguaje fue publicado en 2009, después de la Operación "Plomo Fundido" por The Israel Project, una organización con sedes en Israel y EEUU con la misión "de ofrecer información precisa y detallada a los medios de comunicación, instituciones y opinión pública sobre temas que afecten Israel". Aunque se filtró a la revista Newsweek Online casi inmediatamente, la actual ofensiva sobre Gaza lo ha vuelto a poner de actualidad y ha sido denunciado por el periodista Patrick Coburn en el diario londinense The Independent -aquí traducido al castellano-.

El autor, el estratega político republicano Frank Luntz, considera absolutamente crucial demostrar empatía hacia los palestinos: "A la gente le preocupa saber si tu te preocupas. Tienes que mostrar empatía hacia los dos lados". En una frase marcada en negrita, subrayada y escrita con letras mayúsculas, Luntz sostiene que los portavoces y líderes políticos israelíes no deben justificar nunca "la masacre deliberada de mujeres y niños inocentes" y deben desafiar agresivamente a quienes acusen a Israel de este crimen. También cita como ejemplo de "eslogan eficaz", repitió que "quiero dirigirme especialmente a las madres palestinas que han perdido a sus hijos. Ningún padre debería tener que enterrar a su hijo".

El manual recuerda que la mayoría de los estadounidenses desea que Israel haga la paz, así que hay que enfatizar los mismos deseos por parte de Israel, pero remarcando que se debe avanzar "paso a paso, día a día", sin presiones y aceptando un "enfoque razonable de la ecuación tierra por paz".

El estudio admite que en realidad el gobierno israelí no quiere una solución de dos estados, pero hay que esconder esto porque es la opción preferida del 78% de los estadounidenses. En cambio hay que poner el acento en la esperanza de una mejora económica de los palestinos, hasta ahora imposible por la incapacidad de sus propios dirigentes y se pone como ejemplo una cita del primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu donde afirma que "es hora de que alguien le pregunte a Hamas: ¿Qué está haciendo para llevar la prosperidad a su pueblo? "

5 de agosto de 2014

1914-1945, DESTELLOS DEL PASADO EN EL FUTURO

Por Marat

“Al sueño americano,
se le han ido las manos
y ya no tiene nada que ofrecer,
sólo esperar y ver si cede
la gran bola de nieve
que se levanta por doquier.”
(“Hay que vivir”. Joan Baptista Humet)

Parece existir un amplio consenso entre los historiadores de las dos Guerras Mundiales en considerar a la II como una continuación de la I, hasta el punto de que con frecuencia se alude a la última como Guerra de Continuación. Se evidencia esta realidad tanto desde los aspectos y causas comunes de las dos como desde las derivadas de la I guerra en la II: 
  • En ambas guerras intereses de tipo económico, financiero y de dominación mundial tienen un peso decisivo en la participación de determinadas potencias: Inglaterra, USA, que siempre interviene cuando el enfrentamiento bélico ha debilitado a los contendientes (con el objetivo de avanzar hacia una posición imperial mundial, en medio de una Europa y un mundo con otras potencias debilitadas en su peso relativo), Alemania, Francia, Rusia/URSS.
  • El factor de lucha por el reparto territorial de áreas de influencia está muy presente. Si en la de 1914 el débil papel alemán en el reparto colonial de África tiene su importancia, en la que se inicia en 1939 la “necesidad” de expansión de Alemania en Europa es una motivación evidente como desencadenante de la misma. Es lo que subyace en los principios del “anschluss” alemán (Austria, Sudetes checoslovacos, parte de Polonia,...).  
  • La búsqueda de materias primas y fuentes de energía que permitiesen mantener en funcionamiento y desarrollar los nuevos sectores productivos y estratégicos del capitalismo (industria química, automoción, bélica, naval,...)
  • La existencia de una oligarquía financiera y de grandes monopolios que confluirán en una alianza entre capital financiero e industrial.
  • El sentimiento de orgullo herido que supuso el tratado de Versalles tras la derrota de Alemania en la I G.M. para muchos ciudadanos de aquel país explicaría, en parte, el ascenso del nazismo y la entrada de este país en una nueva conflagración mundial con el objetivo de tomarse la revancha por las humillaciones sufridas a manos de otras potencias europeas. 
  • La guerra como fenómeno que se mueve alrededor de las crisis capitalistas. En 1913 se inicia la crisis derivada del abandono del patrón oro (USA concentrará a partir de entonces un creciente monto de la reserva mundial de oro) que durará oficialmente hasta 1936. En realidad la II G.M. no será sino una estrategia de salida mundial de la crisis mediante un intervencionismo económico de guerra, que en lo civil había fracasado como solución a dicha crisis de onda larga. La más conocida del 29 es un hito álgido del largo período de depresión económica. 
  • Una visión cínica y dura de las Relaciones Internacionales (RR.II) basada casi exclusivamente en la geopolítica, la geoestrategia y en el viejo principio del escritor romano Vegecio “Si vis pacem, para bellum”
  • El militarismo creciente de los principales países posteriormente contendientes, que representa un rearme brutal tanto en inversión para la defensa, como en ingenios bélicos y, por supuesto, en dimensiones de los ejércitos, es una constante en ambas conflagraciones. 
  • El fracaso de la Sociedad de Naciones, nacida tras la I G.M., y de la diplomacia para resolver los conflictos de intereses entre las grandes potencias, lo que reforzaría una política de alianza de bloques, precursora del clima previo a ambas guerras. Frente a la carrera armamentista previa a la II G.M. la Sociedad de Naciones se mostraría especialmente ineficaz
  • El elemento étnico, muy visible en los Balcanes en la guerra del 14, lo estará también en la que se inicia en el 39. 

Desempolvando los viejos tambores de guerra:
Seguramente existan muchos otros factores comunes, causas y consecuencias que arrastran la transición desde la I conflagración mundial hasta la II pero creo que las expuestas son lo bastante poderosas para explicar dicha continuidad.

Posiblemente más de un lector, al repasar los puntos anteriores, haya sentido la inquietante desazón de comprobar que muchos de ellos vuelven a aparecer, tras la espesa bruma de la Historia, en la perspectiva presente.

Hoy, el declinante imperio mundial USA, trae la tensión a Europa a través de las distintas fases de la “revolución naranja” ucraniana, que en otros lugares del mundo han sido sus “revoluciones de colores” -especialmente en el mundo árabe/ musulmán- y que en dicho país han traído como últimas consecuencias un Maidan nazi y el genocidio contra los antifascistas del Donbass. Su objetivo no es otro que el del chantaje de la violencia, la amenaza y la guerra, potenciando el incremento de la tensión en las relaciones internacionales (RR.II.), el realineamiento de sus satélites en una nueva política de bloques que ha resucitado la guerra fría que ocupó desde 1947 hasta la disolución de la Unión Soviética en 1991.   

El fracaso de la política imperial USA en Afganistán, Irak, Libia -tres Estados fallidos por la guerra-, en su agresión a Siria, armando a grupos terroristas yihadistas, derrotados una y otra vez por el ejército de este país, se ha visto acompañado de una pérdida del peso económico relativo de la que está dejando de ser primera potencia mundial ante el empuje de China y del resto de los BRICS, que cooperan hacia la desdolarización de las relaciones económicas mundiales, lo que impedirá a USA continuar exportando su inflación, la mayor del mundo, en medio de la más grande crisis económica en la historia del capitalismo. 

La política de presión y amenazas contra Cuba, Venezuela, Bolivia y en menor medida Ecuador, el chantaje financiero contra Argentina están fracasando y previsiblemente lo seguirán haciendo, a pesar de la virulencia con la que se practican -incluso mediante atentados de falsa bandera, “guerras de baja intensidad”, "guerras de cuarta generación" o revueltas bien programadas de las franquicias “indignadas” de las clases medias argentinas, brasileñas o venezolanas- porque los gobiernos de dichos países han establecido con sus clases populares sólidas alianzas basadas en políticas sociales y resistentes a la hegemonía imperialista, que en algunos casos han abierto procesos de avance hacia el socialismo. 

Ante el evidente fracaso del imperialismo USA en Oriente Medio y en América Latina, la cuál ha dejado de ser su patio trasero, el gendarme se vuelve hacia una Europa dócil, siempre dispuesta a recibir las patadas del amigo americano a Rusia en su propio culo. 

El papel de los gobiernos europeos y de la gran mayoría de los medios de desinformación de los países de la UE en la crisis ucraniana desatada desde el Maidan nazí ha sido tan complaciente con los intereses USA que las sucesivas provocaciones contra Rusia, que se han plasmado no sólo en el atentado de falsa bandera contra el avión de pasajeros MH17 de Malaysia Arlines del que se intenta culpar alternativamente a los antifascistas del Donbass como al gobierno ruso, sino también tras las sanciones económicas a Rusia resultantes de la adhesión por referéndum de Crimea a este país o del tímido apoyo de ésta a los antifascistas del Este de Ucrania.

Pues bien, los principales expertos económicos europeos y grandes dirigentes empresariales ya reconocen abiertamente que las sanciones a Rusia tendrán un efecto rebote sobre la economía de los países miembros de la UE, y específicamente de Alemania, hasta el punto de que reducirán a la mitad el crecimiento esperado, con anterioridad a dichas sanciones, de la zona euro para 2015. Y es que el entrelazamiento financiero y empresarial de las economías de estos países con la rusa en un marco mundial globalizado trae este tipo de consecuencias que pueden dar incluso al traste con la prevista pero muy débil recuperación europea.  

Para USA este riesgo, lejos de ser un freno al sacrificio de los intereses europeos por parte USA, actuará como acicate, ya que ello puede, mediante una combinación de propaganda belicista y antirusa de la guerra fría que vuelve, presiones sobre las cancillerías europeas, militarismo OTAN y claudicante subordinación de los países de la UE a los intereses del imperialismo, exacerbar las tensiones UE-Rusia y acabar con las veleidades alemanas de buscar en dicho país un socio económico que permita al gobierno Merkel un acercamiento al gran mercado postsoviético. 

Actualmente la OTAN trata de cercar a Rusia, una vez satanizada la figura de su Presidente como causante de todos los males de Occidente. En Polonia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Estonia, Ucrania, Azerbaiyán, Tayikistán, Armenia y Georgia se realizan operaciones, entrenamientos y maniobras de la OTAN, con el fin de amenazar a Rusia y mostrarle el poder de aislamiento de la organización armada al servicio del Imperio. 

En paralelo la OTAN chantajea a China, un país que a pesar de su gran crecimiento económico, no exento de riesgos de burbujas, apenas ha incrementado su gasto militar en los últimos años, a través de la operación Rimpac 2014, la mayor maniobra militar del mundo, con más de 50 buques de guerra, unos 200 aviones y 25.000 soldados de 22 países. Este objetivo, que no es el otro que el de disuadir a China de su colaboración militar y económica recientemente establecida con Rusia, complementa a las tensiones militaristas que USA anima en la disputa de Japón -su gran aliado en el Pacífico- con China sobre los islotes Senkaku-Diaoyu. 

Provocación tras provocación, el imperialismo USA busca, por un lado, lograr que el Kremlin dé un  traspiés en su política internacional al sentirse acorralado. Hasta ahora la diplomacia y los estrategas  moscovitas han demostrado ser infinitamente más sensatos y mesurados que los expertos y asesores de la Casa Blanca y el Pentágono que recuerdan al demente y desproporcionado doctor Strangelove de la magnífica película de Stanley Kubrick “¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú”. Del mismo modo, el Ministro de Exteriores ruso Serguéi Lavrov es claramente más conciliador que su homólogo norteamericano John Kerry o que su predecesora Hilary Clinton. 

El efecto de una presión constante y creciente del Imperialismo norteamericano sobre Rusia es el de exacerbar sus tendencias nacionalistas, ya muy marcadas en el Kremlin, pero que están reforzando a los sectores de extrema derecha de la sociedad rusa, como los representados por Alexander Duguin y Eduard Limonov, lo que abre vías a un posible descontrol futuro de la situación interna, algo por el momento evitado, dado el auge de popularidad de Putin, y, consecuentemente, de una tensión internacional que si hasta ahora no se ha incrementado más es precisamente por la templanza rusa.

Asistimos a una reedición de la Nueva Jerusalén, como forma física de una visión espiritual de la Ciudad de Dios, representada en la figura de pueblo elegido o, en su versión laica, en la vieja doctrina del Destino Manifiesto, que ahora no puede aplastar a los pueblos de América Latina sino que trata de sojuzgar a un mundo (Europa, Rusia, Sudeste Asiático, Oriente Medio) que rechaza y se muestra cada vez más insumiso a la unipolaridad impuesta por el gendarme norteamericano.

El riesgo de esta escalada belicista es no sólo la patologización de las RR.II sino también la creciente fascistización de la política interior y exterior USA, u riesgo para el resto de las potencias mundiales, que se ven sometidas al albur de la paranoia de una Casa Blanca y un Pentágono que perciben el mundo con la aguda desconfianza de quien sólo ve enemigos a su alrededor -incapaz de aceptar el nuevo mundo que está naciendo en el que Norteamérica ya no será más la primera potencia mundial y tendrá que compartir con otras potencias emergentes el protagonismo internacional-, la posibilidad de establecer estrategias diplomáticas sólidas, racionales, previsibles y duraderas.

Hoy ya no es necesario que la paz mundial sea amenazada por el ascenso a los gobiernos de psicópatas tipo Hitler, Hirohito o Mussolini. La institucionalización de esa psicopatología como vía de acción política internacional a través de la amenaza de la guerra, empleada para intentar revertir la decadencia de un Imperio es, en sí, cien veces más peligrosa que la figura de un político loco y genocida, por mucho que no falten personajes así entre los asesores y políticos norteamericanos o entre la extrema derecha del Tea Party, todos ellos alimentados por el complejo militar-industrial norteamericano. Ahora es el sistema político USA el que se ha instalado en la locura, sin necesidad de que la acción carismática de ningún dirigente lo transforme con posterioridad. La demencia es sistémica en origen. 

Los herederos de los teóricos del realismo político en las RR.II. (Morgenthau, Carr, Kennan,...), para los que los Estados son las entidades supremas y actores cuasi únicos de las mismas, son hoy los halcones de Washington que conciben un mundo en el que el respeto a los derechos humanos, a la soberanía de los pueblos, a la cooperación internacional entre las naciones y a la opinión pública internacional son obstáculos que han de ser abatidos para desplegar, sin oposición alguna, su voluntad de poder; algo muy parecido a la concepción de prusiana y nacionalsocialista del oponente como enemigo. 

Por otro lado, la guerra aparece hoy como la gran tentación capitalista para unas élites políticas y económicas que saben que la actual crisis del sistema económico mundial puede encontrar alguna onda corta de recuperación pero que, a largo plazo, es irresoluble porque no es sólo financiera, económica y de sobreproducción sino también alimentaria, energética, ecológica y de civilización y por tanto irresoluble dentro del marco capitalista. 

Es algo que el imperialismo comprende muy bien. Algunos teóricos sobre el origen de los Estados, vinculan la formación de estos al control de los recursos hídricos, del agua. Seguramente la última guerra de la humanidad pudiera ser por el control de los últimos humedales, si no lo impedimos. De momento, las agresiones USA a Irak, porque ha habido varias, han tenido las mismas motivaciones que la destrucción de Libia, el petroleo, y las provocaciones a Rusia a través de Kiev tienen  que ver con el interés por hacerse con parte del gas ruso que atraviesa Ucrania o de las formidables reservas del gas del lignito, de metano, de petróleo o de uranio que se encuentran en su subsuelo.

Como tras el inicio de la crisis del 29, con un New Deal que fracasó, la guerra mundial aparece hoy en el horizonte como una tentación deseable para unos poderes sistémicos que no piensan sino en su propia supervivencia, aunque ello pueda suponer el riesgo de la devastación total y de la desaparición de la especie humana, dentro de un tablero de ajedrez en el que las piezas principales son ojivas nucleares y misiles de largo alcance. La destrucción del excedente mediante el negocio de la carrera armamentista y de la conflagración bélica de grandes dimensiones primero, y de la reconstrucción después, es la visión enloquecida de quienes ven en la guerra su oportunidad para la supervivencia de un sistema que está revelando toda la perversión que lleva en sus entrañas. 

Como si del gran potlatch pirómano de los kwakiult se tratara, la orgía destructora sería el gran festín ceremonial del derroche y el impulso irracional de la manifestación de poder.   

Necesidad de un poderoso movimiento mundial por la paz:
“Ara que som junts
diré el que tu i jo sabem
i que sovint oblidem:
Hem vist la por
ser llei per a tots.
Hem vist la sang
—que sols fa sang—
ser llei del món.”
(“Digem no”. Raimon)

100 años después del inicio de la I Guerra Mundial y 75 del comienzo de la II, éste es el retrato de la nueva amenaza que se yergue sobre los seres humanos y las naciones. 

Seguramente serán muchos quienes consideren mis palabras exageradas y el cuadro que les he pintado un tanto fantasioso. Así debió parecerles en el inicio de aquel verano de 1914 a muchos más pero apenas un mes más tarde los campos de Europa se llenaban de muertos. Seguramente también en el verano de 1939 fuesen muchos los que desestimasen como muy improbable una nueva conflagración pero el 1 de Septiembre de ese mismo año las tropas de la Wehrmacht entraban en Polonia y Francia e Inglaterra, como consecuencia de ello, declaraban la guerra al Tercer Reich. 

Las sociedades humanas a menudo actúan demasiado tarde frente a los desafíos que se les vienen encima, rara vez muestran su capacidad de anticipación y, cuando responden, muchas veces es ya demasiado tarde para evitar las consecuencias de esa imprevisibilidad. 

Una de las razones de ello es la desinformación tan hábilmente practicada por los medios de adocenamiento y desinformación actuales. Otra es la más diversa oferta de opio narcotizante en forma de entretenimiento.

No podemos olvidar tampoco la mal entendida forma de autoprotegerse el ser humano de aquello que le produce miedo, pesar o dolor y que no es otra cosa que la de mirar para otro lado o hacer como el avestruz que entierra su cabeza en un hoyo.

Sea como sea, y sin ánimo de pontificar o adoctrinar, creo imprescindible y urgente ponerse manos a la obra para levantar un poderoso movimiento por la paz a nivel mundial; un poderoso movimiento por la paz capaz de desenmascarar las políticas guerreras a las que el imperialismo pretende conducir a la humanidad para salvar su poder mundial y al sistema económico de muerte, explotación y depredación al que lleva siglos condenándonos; un movimiento por la paz que informe, denuncie, organice y movilice a la inmensa mayoría de la sociedad humana del horror bélico al que los tambores de guerra capitalistas pretenden arrastrarnos. 

Quizá sólo dos agresiones armadas del imperialismo -la de Vietnam y la de Irak- en los últimos 40 años hayan generado tanta solidaridad antibelicista internacional pero ellas fueron en mucho mayor medida una reacción “ex post” frente a una iniciativa militarista que ya había tomado sus decisiones por anticipado. Ni siquiera el genocidio sionista de Israel contra el pueblo palestino, perpetrado estos días en Gaza por el gran amigo del inquilino de la Casa Blanca, moviliza hoy las conciencias en un movimiento tan activo e insurgente como lo hicieron aquellas luchas contra la guerra.      

En 1914 el movimiento obrero socialista fue derrotado bien por ponerse del lado de los señores de la guerra desde el primer momento, bien por oponerse inicialmente a ellos para acabar claudicando después. 

Hace demasiado tiempo que los exaltadores de la irracionalidad de la muerte y las patrias armadas hasta los dientes llevan la iniciativa y lo hacen quizá porque quienes amamos la paz entre los pueblos no hemos sido capaces de construir una cultura de la misma; una cultura y unos valores de la paz capaces de imponerse a la pulsión destructora de Thánatos, con la inteligencia suficiente para no ir a la zaga de los acontecimientos que los halcones marcan en cada una de sus arremetidas sino de condicionar decisivamente las relaciones entre los países y los Estados. 

Pero ello no significa caer en la ingenuidad del aséptico “ni-nismo” político o de un gandhismo reaccionario en el fondo porque ambos pretenden hacernos ignorar que a las guerras las alimentan, junto a la demagogia patriotera de los mercaderes de la muerte y de los gobernantes criminales, la injusticia, la desigualdad, la opresión, la pobreza o el temor a ella y, en consecuencia, un capitalismo que ve en la guerra un medio “alternativo” para la realización de su beneficio.  Y que, en tanto que el capitalismo sea el modo bajo el que los seres humanos “organicen” sus vidas, no existirá una auténtica oportunidad para la paz. 

Esa cultura de la paz debe ser ante todo una visión de cómo deben regirse las relaciones entre los pueblos y entre los Estados. Pretender extenderla hacia una cooperación desigual entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos sería una lectura interesada de conciliación de intereses entre clases sociales que son antagónicas por definición, como hoy pretenden hacernos creer discursos supuestamente transideológicos y que son, en realidad, cómplices del mismo capitalismo que nos lleva a las guerras. Paz entre los pueblos no significa en absoluto concordia entre las clases.

Ese movimiento por la paz debiera afirmar también su carácter antifascista porque el fascismo es hoy una de las banderas del capitalismo que conducen hacia la guerra, como queda más que patente con el actual gobierno ucraniano o el lenguaje matonesco de los "recuperados" fascismos europeos, y un enemigo declarado de la razón y la humanidad.

Tampoco significa alinearse con los intereses específicos de Estado de ningún país, por justas que puedan parecer o ser sus posiciones. Una cosa es denunciar el acoso belicista del imperialismo a otras naciones o su furor guerrero y algo muy distinto reproducir errores, hoy afortunadamente superados por la propia historia, como aquellos en los que en su momento cayeron organizaciones como el Consejo Mundial por la Paz.      

Es necesario, frente al creciente nacionalismo reaccionario y de confrontación que amenaza la convivencia de las gentes que habitan Europa, recuperar una conciencia de pertenencia universal al único pueblo al que merece la pena pertenecer, el de la especie humana, esa idea que estaba tras la frase de Samuel Johnson para quién “el patriotismo es el último refugio de los canallas”. El derecho a la soberanía de los pueblos no puede legitimar el “ius belli” como razón fundacional y última de los Estados.

Del mismo modo que en el ejército sionista israelí ha crecido la objeción de conciencia ante la barbarie criminal contra el pueblo palestino, es necesario que la cultura de la paz penetre en los cuarteles de las potencias agresoras, especialmente de los ejércitos de la OTAN, empapando  las conciencias de los militares hasta el punto de que, en caso de riesgo de confrontación bélica, la insumisión a coger las armas y la deserción sean auténticas opciones incluso entre los militares profesionales. Ello exige permeabilizar las relaciones entre civiles y soldados, haciendo que estos últimos se vean cada vez más influidos por una nueva sensibilidad antibelicista.

Sólo la creación de una conciencia de que habitamos un único mundo, al que no podemos sustituir porque no tenemos otro, y que debemos hacerlo mejor para nosotros y para las generaciones venideras, puede llegar a sobreponerse frente a una visión de las patrias y las naciones concebida como oposición y antagonismo al otro, algo tan absurdo e idiota como que cada ejército reza a su dios para que le dé la victoria en las batallas. 

No hay honor ni gloria en la muerte. Sólo muerte definitiva...para siempre.

4 de agosto de 2014

BRASIL Y EL TERRORISMO FINANCIERO

Eric Nepomuceno. La Jornada

veces –ahora, por ejemplo– me pregunto dónde diablos fue a parar la famosa alegría permanente de los brasileños. En pocas ocasiones se vivió, como ahora, bajo la presión permanente de las fuentes que chorrean pesimismo. Basta con recordar qué pasó en las vísperas del Mundial de fútbol: se auguraba algo que oscilaba entre una catástrofe y un colapso, y ocurrió exactamente lo contrario: todo funcionó bien (excepto, es verdad, la selección). Ahora, el blanco del pesimismo es otro: el escenario político y económico. El objetivo, tanto en un caso como en otro, es el mismo: derrotar a Dilma Rousseff.

Esta semana, y por novena vez seguida, el sondeo que el Banco Central lleva a cabo junto a las instituciones financieras brasileñas indica una proyección negativa para la economía. Ahora, dicen los analistas y agentes del mercado, la previsión para el crecimiento del PIB del país en 2014 es de 0.9 por ciento. Con idéntica insistencia se golpea la tecla de la inflación. De nada sirven los datos oficiales, que en Brasil son creíbles, indicando que sí existe presión, pero que la inflación está bajo control y que cerraremos el año dentro de la meta. Cercano al tope, es verdad, pero cumpliendo.

Se sabe que las instituciones financieras gastan océanos de dinero encargando sondeos electorales reservados, o sea, cuyos resultados no son divulgados a la opinión pública. Y que con base en esos sondeos la banca anticipa a los que, debidamente registrados junto a la justicia electoral, sí tienen sus conclusiones divulgadas. Cuando la presidenta Dilma Rousseff, candidata a reelegirse, sube o se estabiliza o cae, según el caso, la gran banca y los grandes especuladores entran en un frenético ritmo de compra y venta de papeles. Así, dejan claro que con un escenario positivo para Dilma, las acciones se desploman. Y cuando ese escenario se complica para la presidenta candidata, suben.

Esa clase de maniobra no es propiamente una novedad. En 2002, el Goldman Sachs alcanzó niveles olímpicos de manipulación al crear el Lulómetro, que medía, a cada subida de Lula da Silva en los sondeos, cuánto se devaluaría el real frente al dólar. Y así mucha gente ganó toneladas de dinero especulando con el cambio. Perdón: mucha gente no. Muchos banqueros.

Ahora, con Dilma la campaña se extiende de manera insólita. De un lado, los medios hegemónicos de comunicación, haciendo malabarismos formidables para demostrar un caos económico, una inflación galopante, un desastre interminable en la gestión nacional. De otro, el terrorismo financiero del mercado. Resultado: tensión y pesimismo en el electorado.

A todo eso se suma un brote de polarización entre los que están con y los que están contra Dilma, Lula y el PT. Eso se nota claramente en dos importantes estados, Sao Paulo y Minas Gerais. No por coincidencia, estados muy ricos y conservadores. En Sao Paulo, que reúne 23 por ciento del electorado, Dilma tiene, según los sondeos, 30 por ciento de intención de voto, y Aécio, 25 por ciento, pero con tendencia a crecer. En Minas Gerais, estado natal de los dos, Aécio aparece con 41 por ciento de votos, y Dilma, 31. En Río, que tiene 9 por ciento del total de electores brasileños, la ventaja de la presidenta sobre su adversario más directo es impactante: 35 por ciento frente a 15 de Neves. La cuestión ahora, para Dilma, es fortalecerse en otras regiones del país. Y para la oposición, debilitarla al máximo.

Y es en este punto donde se destacan el empresariado y la banca. En julio, primer mes oficial de campaña, Aécio Neves logró recaudar 10 millones de reales, unos 4 millones 500 mil dólares. Dilma, poco más de 9 millones de reales, es decir, 4 millones.

Claro que frente a la previsión de gastos de campaña de los dos –290 millones de reales cada uno, unos 135 millones de dólares– son volúmenes insignificantes. Pero es muy significativo que Dilma haya logrado, en este primer mes, el mismo dinero logrado en este periodo de la campaña de 2010 que la eligió, mientras que el candidato actual del PSDB haya doblado el volumen captado hace cuatro años por el frustrado José Serra.

A todo eso se suma algo muy grave en la escalada financiera que, en última instancia, no tiene como blanco solamente a Dilma, pues afecta a todo el país. Ahora en julio el Santander, que tiene a Brasil como su principal fuente de lucro (superando con creces a la España matriz), distribuyó a sus clientes de alta renta un análisis que dice claramente, y por escrito, lo que se rumorea en el mercado financiero: si la candidatura de Dilma se estabiliza o vuelve a crecer, el escenario económico sufrirá una reversión, con alza en las tasas de interés, caída en la Bolsa de Valores y devaluación del real.

El texto es de un atrevimiento inadmisible, dijo Dilma con razón. No se ocupa de prever qué pasaría en caso de que uno de los dos adversarios saliera victorioso en octubre. No se trata, pues, de un análisis del escenario económico, sino de una pieza de campaña política. De una clara muestra de hasta qué punto puede llegar el terrorismo financiero que actúa en Brasil.

3 de agosto de 2014

UCRANIA: UN TABLERO DE AJEDREZ EMPAPADO EN SANGRE

Pepe Escobar. La Haine

«Los datos de inteligencia y los hechos están ajustados a la política». Todo el mundo recuerda el Memorando de Downing Street, que reveló la «política» de Bush/Blair en el período que llevó al bombardeo / invasión / ocupación de Irak en 2003. La «política» era deshacerse de Saddam Hussein a través de una guerra relámpago. La justificación era el «terrorismo» y (las inexistentes) armas de destrucción masiva (ADM), que han «desaparecido», montadas en camiones, profundamente en Siria. Olvidemos los datos de inteligencia y los hechos.

La tragedia de MH17 -convertida incidentalmente en un ADM- puede ser vista como una retorcida repetición deformada de la política imperial en Irak. Esta vez no hay necesidad de un memo. La «política» del Imperio del Caos es clara, y multifacética; diversificar el «pivote hacia Asia», estableciendo una cabeza de playa en Ucrania para sabotear el comercio entre Europa y Rusia; expandir la Organización del Tratado del Atlántico Norte a Ucrania; romper la asociación estratégica entre Rusia y China; evitar por todos los medios la integración económica y comercial de Eurasia, desde la asociación entre Rusia y Alemania para la Nueva Ruta de la Seda convergiendo desde China hasta (la cuenca del) Ruhr; mantener a Europa bajo la hegemonía de EE.UU.

La razón clave por la que el presidente ruso, Vladimir Putin no «invadió» el Este de Ucrania -tanto como él fue tentado por Washington / OTAN- para detener un facilitado asesoramiento militar de EE.UU. que va hacia la matanza de civiles es que él no quiere antagonizar con la Unión Europea, el principal socio comercial de Rusia.

De manera crucial la intervención de Washington en Kosovo invocando R2P -Responsabilidad de Proteger- se justificaba en su momento exactamente por las mismas razones que una intervención rusa en Donetsk y Lugansk pueden justificarse totalmente ahora. Salvo que Moscú no va a hacerlo -ya que el Kremlin está jugando un juego de muy largo alcance.

La tragedia MH17 quizás ha sido un error terrible. Pero puede también haber sido una maniobra desesperada de los esbirros de Kiev al servicio del Imperio del Caos. Por ahora, los datos de inteligencia rusos ya han quizás dominado los hechos claves. El predecible modus operandi de Washington era disparar desde la cadera, encendiendo y en teoría ganando la guerra de cómo presentar los hechos, y doblando la apuesta mediante la presentación del proverbial ejército de «altos funcionarios» rebosantes de pruebas de los medios sociales. Moscú tomará su tiempo para constituir un meticuloso expediente, y sólo entonces lo presentará en detalles.

La hegemonía perdida
La «gran imagen» nos muestra a las elites del Imperio del Caos como extremadamente incómodas. Tomemos al Dr. Zbigniew «El Gran Tablero de Ajedrez» Brzezinski, quien como ex mentor de la política exterior tiene los oídos del cada vez más abatido repartidor de periódicos de la Casa Blanca. Este domingo el Dr. Zbig estaba en CNN desafiando a los líderes europeos para que «hagan frente a Putin». Se preguntó si «Europa quiere convertirse en un satélite» y se preocupa por «el momento de importancia decisiva para el futuro del sistema -del sistema mundial».

Y todo es culpa de Putin, por supuesto:... «No estamos comenzando la Guerra Fría. Él [Putin] la ha comenzado. Pero él mismo se ha metido en un atasco terrible. Yo tengo la firme sospecha de que una gran cantidad de personas en Rusia, incluso cercanas a él están preocupadas de que el estatus de Rusia en el mundo está siendo socavado de manera dramática, que desde el punto de vista económico está comenzando a caer, que Rusia está amenazada por la perspectiva de convertirse en un satélite de China, que Rusia está aislándose y desacreditándose».

Obviamente el Dr. Zbig es dichosamente ignorante de los puntos más finos de la asociación estratégica entre Rusia y China, así como de sus voces concertadas dentro de los BRICS, el G-20 y una miríada de otros mecanismos. Al final su conocida rusofobia siempre saca lo mejor de él. ¡Y pensar que en su último libro, Strategic Vision (2012), el Dr. Zbig estaba a favor de un «Occidente» ampliado que anexaría Turquía y Rusia, con el Imperio del Caos actuando como «promotor» y «garante» de la unidad más amplia en el Occidente, y actuando como «equilibrador» y «conciliador» entre las grandes potencias en el Este. Una mirada rápida en el registro desde 2012 -Libia, Siria, Ucrania, el cerco a China- revela el Imperio del Caos sólo como fomentador de, qué otra cosa, el caos.

Ahora comparemos el temeroso Dr. Zbig con Immanuel Wallerstein -quien fue de una gran influencia en mi combado libro de viaje geopolítico Globalistan, en el 2007. En esta obra (en español) Wallerstein sostiene que el Imperio del Caos simplemente no puede aceptar su decadencia geopolítica -y que es por eso que se ha vuelto tan peligroso. Restaurar su hegemonía en el sistema-mundo se ha convertido en la obsesión suprema; y ahí es donde toda la «política» que es el trasfondo esencial para la tragedia MH17 revela a Ucrania como el campo de batalla definitivo.

En Europa, todo gira en torno a Alemania. Sobre todo después de que el escándalo de la Agencia de Seguridad Nacional y sus ramificaciones, el debate clave que hace estragos en Berlín es cómo posicionarse geopolíticamente pasando por alto a EE.UU. Y la respuesta, como presionan amplios sectores del gran capital alemán, se encuentra en una asociación estratégica con Rusia.

Muéstrame el misil
Poco a poco, sin exageraciones y sin sesgar, los militares rusos están empezando a entregar las mercancías. Aquí, por cortesía del blog Vineyard of The Saker, es su presentación clave hasta este momento. Como lo pone The Saker, Rusia tenía -y tiene- una «visión radar 20/20», o vigilancia de espectro completo, sobre todo lo que sucede en Ucrania. Y así, sin duda, lo hace la OTAN. Lo que el Ministerio de Defensa ruso está diciendo es tan importante como las pistas que está presentando para que las sigan los expertos.

El dañado motor a reacción de estribor del MH17 sugiere deformaciones por la explosión de un misil aire-aire -y no un Buk; eso es consistente con la presentación gráfica del Ministerio de Defensa de Rusia, que destacó un SU-25 ucraniano siguiendo el vuelo MH17. Cada vez más, el escenario Buk -histéricamente pregonado por el Imperio del Caos- está siendo descartado. Por no hablar, de nuevo, que ni un solo testigo ocular vio el muy gráfico grueso trazo de un misil, que habría sido claramente visible de haberse utilizado un Buk.

Mucho más allá del hecho establecido de un SU-25 ucraniano seguía el MH17, hay un montón de preguntas sin respuesta, algunas sobre un turbio procedimiento de seguridad en el aeropuerto de Ámsterdam Schiphol -donde la seguridad es operada por ICTS, una empresa israelí con sede en los Países Bajos y fundada por ex oficiales de la agencia de inteligencia israelí Shin Bet. Y luego está la presencia inexplicable de asesores «extranjeros» en la torre de control de Kiev.

Por mucho que Bashar al-Assad en Siria no tenía absolutamente ningún motivo para «gasear a su propio pueblo» -como afirmaba la histérica narrativa del momento- los federalistas del Este de Ucrania no tienen motivo alguno para derribar un avión civil. Y de la misma manera que a Washington le importa un comino la masacre actual de civiles en Gaza, también le importa un comino las muertes de civiles del MH17; la única y sola obsesión es forzar a los europeos a sancionar a Rusia a la muerte. Traducción: romper la integración comercial y geopolítica de Europa y Rusia.

Una semana antes de la tragedia MH17, el Instituto Ruso de Estudios Estratégicos ya estaba sonando la alarma en relación con la «política» del Imperio del Caos y su negativa a «adherirse a los principios y normas del derecho internacional y a las normas y el espíritu del sistema existente de las relaciones internacionales».

Moscú, al constituir su caso sobre la tragedia del MH17, aguardará el momento propicio para desacreditar las afirmaciones de Kiev y maximizar su propia credibilidad. El juego ahora se traslada a las cajas negras y el registrador de voz de cabina. Pero Ucrania seguirá siendo el campo de batalla de vida o muerte -un tablero de ajedrez empapado en sangre.


NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Puede que también le interese:
"1914-1945, destellos del pasado en el futuro": http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/08/1914-1945-destellos-del-pasado-en-el.html

2 de agosto de 2014

TIANANMEN, LA PRIMERA "REVOLUCIÓN DE COLORES" QUE FRACASÓ

Domenico Losurdo. Canarias Semanal

La gran prensa de «información» se dedica por estos días a recordar el  aniversario de la «masacre» de la plaza Tiananmen. Las alusiones «llenas de emoción» a aquellos acontecimientos, entrevistas de «disidentes» y editoriales «indignados» así como los múltiples artículos ya publicados o en preparación buscan cubrir la República Popular China de infamia y rendir solemne homenaje a la civilización superior delOccidente liberal.
Pero, ¿qué fue lo que ocurrió realmente entonces?

En 2001 fueron publicados, y posteriormente traducidos a los principales idiomas del mundo, lo que ha dado en llamarse los Tiananmen Papers [1] que, según sus presentadores, reproducen informes secretos y actas o minutas confidenciales del proceso de toma de decisiones que condujo a la represión del movimiento de protesta. Este libro, según las intenciones expresadas por sus promotores y editores, debería mostrar la extrema brutalidad de una dirección (comunista) que no vacila en reprimir una protesta «pacífica» desatando un baño de sangre. Pero una lectura cuidadosa del libro muestra un panorama muy diferente la tragedia que se desarrolló en Pekín entre mayo y junio de 1989.

Veamos algunas páginas:
«Más de 500 camiones del ejército fueron incendiados simultáneamente en decenas de intersecciones […]

En el boulevard Chang’an, un camión del ejército se detuvo por causa de un problema en el motor y 200 individuos asaltaron al chofer y lo mataron a golpes […]

En la intersección Cuiwei, un camión que transportaba 6 soldados frenó para evitar golpear a la multitud. Un grupo de manifestantes comenzó entonces a lanzar piedras, cocteles Molotov y antorchas contra el camión, que en poco tiempo comenzó a inclinarse hacia el lado derecho ya que uno de sus neumáticos se había desinflado a causa de los clavos que los revoltosos habían regado. Los manifestantes incendiaron entonces varios objetos y los lanzaron contra el vehículo haciendo explotar el depósito de combustible. Los 6 soldados murieron en medio de las llamas.» [2]

Los manifestantes no sólo recurrieron a la violencia sino que también utilizaron armas sorprendentes:
«Un humo verde-amarillo se levantó súbitamente al extremo de un puente. Provenía de un blindado averiado que se había convertido así en un elemento del bloqueo de la vía […] Los blindados y tanques que habían acudido para despejar la vía se vieron inesperadamente detenidos uno detrás de otro al extremo del puente. Súbitamente, un joven llegó corriendo, lanzó algo sobre un blindado y huyó. En cuestión de segundos, se vio salir del vehículo el mismo humo verde-amarillo mientras que los soldados salían arrastrándose, se acostaban en el suelo y se agarraban la garganta, agonizantes. Alguien dijo que habían inhalado un gas toxico. Pero los oficiales y soldados, a pesar de su rabia, lograron mantener el control sobre sí mismos.» [3]

Esos actos de guerra, con uso repetido de armas prohibidas por las convenciones internacionales, se combinan con iniciativas que dejan al lector aún más pensativo, como la difusión de una «imitación de la primera plana del Diario del Pueblo» [4].

Veamos ahora, del otro lado, las directivas que los dirigentes del Partido Comunista y del gobierno chino impartían a las fuerzas militares a cargo de la represión:
«Si llegase a suceder que las tropas sufriesen golpes y heridas hasta la muerte por parte de las masas oscurantistas, o si llegasen a verse atacadas por elementos fuera de la ley con barras de hierro, piedras o cocteles Molotov, [las tropas] deberán mantener la calma y defenderse sin hacer uso de las armas. Los bastones serán sus armas de autodefensa y las tropas no deben abrir fuego contra las masas. Las violaciones [de esta orden] serán castigadas de inmediato.» [5]

O sea, según un libro publicado y promocionado en Occidente, ¡quienes dan muestras de prudencia y moderación no son los manifestantes sino más bien el Ejército Popular de Liberación!

El carácter armado de la revuelta se hace más evidente durante los días siguientes. Un dirigente de primer plano del Partido Comunista llama entonces la atención sobre un hecho particularmente alarmante:
«¿Los insurgentes han capturado blindados y han instalado en ellos ametralladoras sólo para exhibirlas?»

¿Se limitarán a una exhibición amenazante? A pesar de todo, las directivas impartidas al ejército se mantienen sin cambio substancial:
«El Mando de la Ley Marcial quiere que quede claro para todas las unidades que es necesario no abrir fuego más que en última instancia.» [6]

Hasta el episodio del joven manifestante que cierra el paso a un tanque, propagandizado en Occidente como símbolo del heroísmo no violento en lucha contra una violencia ciega e indiscriminada, es visto por los dirigentes chinos, también según el ya citado libro, desde una perspectiva muy diferente, de hecho completamente opuesta:
«Todos hemos visto las imágenes de un joven que cierra el camino a un tanque. Nuestro tanque le cedió el paso varias veces, pero el joven se mantenía ahí en medio del camino, e incluso cuando trató de subirse en el tanque, los soldados se contuvieron y no le dispararon. ¡Eso es muy significativo! Si los militares hubiesen disparado, las repercusiones habrían sido muy diferentes. Nuestros soldados siguieron a la perfección las órdenes del Partido. ¡Es asombroso que hayan logrado mantener la calma ante ese tipo de situación!» [7].

El hecho que los manifestantes utilizaran gases asfixiantes o tóxicos, y sobre todo la edición pirata del Diario del Pueblo, demuestra claramente que los incidentes de la Plaza Tiananmen no son una cuestión exclusivamente interna. Otros detalles aparecen en el libro tan celebrado en Occidente:
«[La radio gubernamental estadounidense] Voice of America hizo un papel poco glorioso con su manera de echar leña al fuego.»

De manera incesante, The Voice of America:
«transmite noticias infundadas y estimula los desórdenes».

Además:
«Desde Estados Unidos, Gran Bretaña y Hong Kong llegaron más de un millón de dólares de Hong Kong. Una parte de los fondos fue utilizada en la compra de tiendas de campaña, alimentos, computadoras, impresoras rápidas y material sofisticado para las comunicaciones.» [8]

Como revelara Thierry Meyssan, los incidentes de Tiananmen fueron el primer intento de la CIA de organizar y realizar una «revolución de color». El teórico de esa forma de subversión, Gene Sharp, y su asistente Bruce Jenkins, dirigían personalmente –en Pekín– a los manifestantes. Ver «La Albert Einstein Institution: no violencia según la CIA».

Otro libro, obra de dos autores orgullosamente anticomunistas, permite deducir lo que querían Occidente y Estados Unidos. Estos autores recuerdan que, en aquella época, Winston Lord –ex embajador en Pekín y consejero de primera línea del futuro presidente Bill Clinton– no había dejado de repetir que la caída del régimen comunista en China era «cuestión de semanas o de meses». Aquella predicción parecía basarse en el hecho que la figura de Zhao Ziyang se destacaba cada vez más en la cúpula del gobierno y del Partido. Y los dos autores estadounidenses subrayan que Zhao Ziyang debe ser considerado «probablemente el líder chino más proestadounidense de la historia reciente» [9].

En estos días, en entrevista concedida al Financial Times, Bao Tong, ex secretario de Zhao Ziyang y actualmente bajo arresto domiciliario en Pekín, parece deplorar el fracasado golpe de Estado al que aspiraban ciertas personalidades y círculos importantes en China y en Estados Unidos en 1989 mientras que el «socialismo real» se caía a pedazos.

Pero, «ni un soldado prestó atención a Zhao», los soldados «seguían a sus oficiales, los oficiales a sus generales y los generales a Deng Xiaoping» [10].

Vistos retrospectivamente, los acontecimientos de hace 20 años en la Plaza Tiananmentienen todos los ingredientes de un golpe de Estado abortado y de un intento fracasado de instauración de un Imperio mundial dispuesto a desafiar los siglos, etc.

Otro aniversario de aquellos acontecimientos tendrá lugar dentro de poco. En diciembre de 1989, sin haber sido precedidos ni siquiera por una declaración de guerra, los bombarderos estadounidenses desataban su fuego contra Panamá y su capital. Como demuestra el trabajo de reconstrucción de un autor, también estadounidense, la población de barrios [panameños] densamente poblados fue sorprendida en plena noche por una lluvia de bombas y fuego. Quienes perdieron la vida fueron principalmente «civiles pobres y de piel oscura». Más de 15 000 personas se vieron súbitamente sin techo. De hecho se trata del «episodio más sangriento» en toda la historia de Panamá [11]. Podemos dar por seguro que los diarios que tanto empeño ponen en llorar por lo sucedido en Tiananmen, apenas mencionarán el aniversario de la agresión [estadounidense] contra Panamá. En todo caso, ese ha sido su comportamiento a lo largo de todos estos años.

Los grandes órganos de «información» son, en realidad, grandes órganos de selección de la información y de orientación y control de la memoria.

NOTAS
[1] The Tiananmen Papers, documentos presentados pr Andrew J. Nathan, Perry Link, Orville Schell y Liang Zhang, PublicAffairs, 2000, 513 pp. Publicado en francés con el título Les Archives de Tiananmen, presentado por Liang Zhang, éditions du Félin, 2004, 652 pp.
[2] Op. cit., p. 444-45.
[3] Op. cit., p. 435.
[4] Op. cit., p. 324.
[5] Op. cit., p. 293.
[6] Op. cit., p. 428-29.
[7] Op. cit., p.486.
[8] Op. cit., p. 391.
[9] The coming Conflict with China, por Richard Bernstein y Ross H. Munro, Atlantic Books, 1997 (245 pp.), p. 95 et 39.
[10] «Tea with the FT: Bao Tong», por Jamil Anderlini, in Financial Times, 29 de mayo de 2009.
[11] Panama. The Whole Story, por Kevin Buckley, Simon & Schuster, 1991 (304 pp.).

1 de agosto de 2014

LA «SOLUCIÓN» PARA GAZA

Moshe Feiglin, vicepresidente del parlamento israelí
y miembro del Likud
En 2014 igual que en 1948: ¿Una segunda Nakba?

Manlio Dinucci. Red Voltaire

La ola de violencia impune contra la población de Gaza exacerba los apetitos de las diferentes facciones israelíes. El vicepresidente del parlamento israelí y rival de Netanyahu en el seno del Likud, Moshe Feiglin, propone expulsar de una vez a toda la población de Gaza (1,5 millones de personas), territorio que el «Estado judío» anexaría de inmediato. Según Ahmed Abul Gheit, ex ministro egipcio de Exteriores, Estados Unidos organizó en 2011 la caída de Hosni Mubarak precisamente porque este último se oponía a la solicitud de Washington de desplazar la población de Gaza para el Sinaí.

A la sombra del secretario de Estado John Kerry, el secretario general de la ONU Ban Ki-moon, altamente agradecido ante el «compromiso dinámico» del jefe de la diplomacia estadounidense, está buscando en Jerusalén la manera de «poner fin a la crisis de Gaza». Pero Ban Ki-moon parece ignorar que existe alguien que ya encontró esa solución. El vicepresidente del parlamento de Israel, Moshe Feiglin, ha presentado, en efecto, un plan para «una solución en Gaza» [1].

Ese plan se compone de 7 fases:

1) El ultimátum, impuesto a la «población enemiga» a la que se insta a abandonar las áreas donde se encuentran los combatientes del Hamas «trasladándose al Sinaí, no lejos de Gaza».

2) El ataque, desencadenado por las fuerzas armadas de Israel «en toda Gaza con el máximo de fuerza» (y no con una parte minúscula de esa fuerza) contra todos los objetivos militares y la infraestructura «sin consideración alguna por los escudos humanos y daños al medio ambiente».

3) El asedio, simultáneo con el ataque, para que «nada pueda entrar en Gaza ni salir de Gaza».

4) La defensa, para «golpear con plena fuerza y sin consideración por los escudos humanos» cualquier lugar de donde haya partido un ataque contra Israel o contra sus fuerzas armadas.

5) La conquista, emprendida por las fuerzas armadas israelíes, que «acabarán con todos los enemigos armados en Gaza» y «tratarán conforme al derecho internacional a la población enemiga que no haya cometido fechorías y que se haya separado de los terroristas armados, [población] que será autorizada a abandonar Gaza».

7) La soberanía, sobre Gaza, «que se convertirá para siempre en parte de Israel y será poblada por judíos», contribuyendo así a «aliviar la crisis de alojamiento en Israel». A los habitantes árabes, quienes «según los sondeos en su mayoría quieren abandonar Gaza», se les ofrecerá «una generosa ayuda para la emigración internacional», ayuda que sin embargo se concederá solamente a «aquellos que no estén implicados en actividades antiisraelíes». Los árabes que opten por quedarse en Gaza recibirán un permiso de estancia en Israel y, después de cierto número de años, «los que acepten la dominación, las reglas y el modo de vida del Estado judío en su propia tierra» podrán convertirse en ciudadanos israelíes.

Ese plan no sale de la mente de un simple fanático sino del cerebro de un político que está obteniendo un creciente consenso en Israel. Moshe Feiglin es el jefe de Manhigut Yehudit (en español, «Liderazgo judío»), la facción más grande en el seno del Comité Central del Likud, o sea el partido en el poder. En 2012, durante la elección de la dirección del Likud, Moshe Feiglin hizo campaña en contra de Benyamin Netanyahu y obtuvo un 23% de los votos. Su ascenso ha sido continuo desde aquel momento, tanto que en julio de 2014 agregó a su cargo de vicepresidente del parlamento israelí el de miembro de la influyente Comisión de Relaciones Exteriores y de Defensa.

Si se analiza el plan que Feiglin está promoviendo activamente, tanto en Israel como en el extranjero (principalmente en Estados Unidos y Canadá), puede comprobarse que la actual operación contra la franja de Gaza incluye casi íntegramente las 4 primeras de las 7 fases previstas.

Visto desde esa perspectiva se percibe además que el verdadero objetivo de la retirada de los colonos israelíes de la región de Gaza –en 2005– no era otro que dejar el campo libre a las fuerzas armadas de Israel para la posterior realización de la operación «Plomo fundido» –en 2008/2009.

También se percibe que la actual operación «Margen protector» no es una simple respuesta a una acción anterior sino que, al igual que las operaciones anteriores, forma parte de un plan preciso, respaldado al menos por una parte consistente del Likud y tendiente a ocupar de manera permanente la franja de Gaza y a colonizarla expulsando de allí la población palestina. Y Feiglin seguramente ya tiene listo también el plan para «una solución en Cisjordania».

NOTAS:
[1] «El plan de Moshe Feiglin para una “solución” en Gaza», por Moshe Feiglin, Red Voltaire, 15 de julio de 2014.