5 de marzo de 2014

RUSIA, UCRANIA, LA CAVERNA Y LA “MARCA ESPAÑA”

Gustavo Vidal Manzanares. Nueva Tribuna  

Poco ha tardado la caverna celtíbera en excretar embustes y tópicos al albur del conflicto en Ucrania. Hasta el punto que muchos comenzamos a pensar que la falacia conforma la esencia cavernaria y cualquier acontecimiento es solo un pretexto que les brinda el placer de mentir.

Así, comienza a circular la tendencia del “comunista Putin” o “los comunistas rusos”. Cualquier persona informada sabe que el muro cayó en 1989 y que en Rusia se instauró una suerte de capitalismo desenfrenado presidido por privatizaciones masivas, corrupción y mafia.

Pero el problema es que hay muy poca gente informada y la caverna aprovecha para confundir: los comunistas (y ya de paso, los socialistas, izquierdistas, etc.) invaden países. De modo que no tardaremos en escuchar en bares y taxis “los comunistas, o sea la izquierda, ha invadido…”.

Al hilo de lo anterior, la caverna ha aprovechado para expender otras de sus tergiversadas píldoras: “Los progres trasnochados se manifestaron cuando el NO a la guerra… ¿Por qué no se manifiestan ahora, a ver, ¿por qué?”. No faltarán descerebrados (porque en este país “gozamos” de un overbooking  de descerebrados) que repitan ese mantra.

Por mi parte, estoy convencido de que en España se producirían encendidas manifestaciones si, como ocurrió en Irak, se perpetrara un bombardeo masivo de Ucrania y el presidente del gobierno nos embarcara en su invasión.

Es evidente que nos encontramos ante dos situaciones geopolíticas muy diferentes, pero… ¿Cuánto españolito podría captar la diferencia? Por otra parte, ¿cuántos españoles saben que en Ucrania, hace poco, se produjo un golpe de estado que aupó a los nazis al poder? “Curiosamente” esto fue presentado por la caverna como “la calle toma el poder en Ucrania”. Quienes tanto se escandalizan cuando arde un contenedor o se arroja una piedra a un antidisturbios aplauden si grupos nazis recorren las calles, fusil en mano, amedrentando rusos y sembrando el terror para tomar el poder y comenzar a perseguir judíos, izquierdistas, homosexuales…

Y sí, leyeron bien, los nazis habían protagonizado recientemente un golpe de estado en Ucrania. Unos nazis tan nazis como aquellos que, en los años 30, quemaban libros, perseguían judíos y apaleaban “disidentes” y “subversivos”.

No es casualidad que, hasta la pasada intervención de Rusia, en Ucrania se estuvieran ya propinando palizas a “disidentes y comunistas” a la vez que empezaba el ataque a sinagogas. Por no hablar de la persecución de minorías como los gays, blanco fijo de todos los fanáticos.

Sin duda la derecha usará estos acontecimientos para tergiversar, sembrar consignas falsas y manipular. Pero lo terrible no es la clase de derecha que padecemos en España. Mucho más grave es la estulticia del ciudadano medio, del “españó, españó, españó”.

De este modo, tras un golpe de estado nazi se produce una invasión militar de un terreno geoestratégico por donde circula el 85% del gas consumido en Europa. Las consecuencias asustan por lo incalculable hasta el punto de temer por una tercera guerra mundial… pero, ¡no importa!, pocas horas después de la intervención militar de Putin, el trending topic de twitter excluía las tendencias “Rusia” y “Ucrania” sabiamente desplazadas por “MonoBurgos”, “golazoMessi” e “Ikertitular”… la caverna mintiendo y manipulando groseramente, el español medio tragando esas bolas, podrido de inconsciencia, absorto en el fútbol … marca España, sin duda.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Ayer mismo viví en primera persona lo que denuncia el autor del artículo: el rebuzno del analfabeto político de la caverna de bar.

Vivo en un barrio de clase trabajadora de la zona suroeste de Madrid. En el bar al que suelo ir a tomarme una cerveza al mediodía y leer el periódico, La Sexta soltaba su veneno, cada vez con más defectuoso disfraz “progre”, que no de izquierdas. Se veían en la televisión imágenes de soldados rusos parando una avanzada de otros soldados ucranianos que iban a protestar por lo que los medios venden como invasión de Crimea (aunque por tratado lleven muchos años allí), por no decir ya de toda Ucrania.

Los soldados ucranianos resultaban patéticos en su patriotismo de hojalata frente a los rusos que se limitaron a conminarles que no dieran un solo paso más. Luego se vio como se produjo un conato de protesta y cabreo de los soldados ucranianos mientras su oficial les calmaba y discutía con el oficial ruso que en ningún momento perdió la calma.

Estas imágenes fueron seguidas por las del Presidente Putin en distintos momentos políticos de estos días.

Mientras esto sucedía un grupo de jóvenes (el mayor no pasaba de los 35 años), que no tenía aspecto ni de garrulo ni de facha (alguno llevaba incluso coleta. El coleterismo debe de ser una epidemia) empezó a burlarse de los soldados rusos –ya se sabe, el tópico del aspecto rudo de los rusos), a lanzar pullas sobre la “invasión”, a indignarse (¡qué asco le he cogido a esta palabra desde hace casi 3 años!) y a proferir sandeces acerca de Putin. 

Tengo muy claro que el señor Putin no es comunista y que tiene rasgos autoritarios. Pero también tengo claro que padezco a un Presidente de Gobierno español infinitamente más ridículo, imbécil y autoritario y que Putin está demostrando una serenidad en la crisis de Ucrania que dudo mucho que “maricomplejines” Rajoy fuera capaz de gestionar si se produjese una situación así en España. Con el Prestige se cubrió de gloria.

Como estaba ya un tanto hasta las gónadas de soportar a aquellos mastuerzos y sus finas inteligencias no pude reprimir decir en voz alta. “Seguro que os gustará más el comportamiento de Estados Unidos en esta crisis y en lo que sucede en Venezuela”. ¡Qué sabrán ellos sobre lo que está haciendo USA allí! La respuesta seca y tajante por parte de uno de ellos fue: “Claro que sí”. Y arrecieron con sus estupideces propias de un lobotomizado y ya con clara intención de buscarme las cosquillas.

La alternativa que tenía era la de recorrerles el árbol genealógico desde Adán y Eva y liarme a mamporros, estando claro que, dada la desproporción numérica entre ellos y yo, saldría malparado.

Así que terminé rápidamente mi cerveza, dado que estaba a punto de explotar y no era el ambiente más propicio, y al salir les espeté mirándoles a la cara: “Está claro que os gustan mucho más los nazis de Kiev”. La respuesta volvió a ser rotunda: “Por supuesto”.

A esa gente le he escuchado en otras ocasiones delante de la televisión del bar cabrearse con las cifras del paro, emplear el sarcasmo cuando ven la imagen de Rajoy, pero también de cualquier otro dirigente político del signo que sea.

No es sencillo calificarles aparte de definirles como imbéciles manipulados y desinformados. No toda la culpa es suya, aunque alguna tendrá aquél que se traga relamiéndose de gusto toda la mierda que les colocan los medios del capital sin tratar de buscar por su cuenta otros relatos que no sean los cocinados por las empresas, porque son empresas, de comunicación.

No son meros fascistas declarados, en algunas cuestiones pueden tener incluso posturas progresistas. Son fascistas en proceso, que es de lo que también esta sociedad española se está contaminando. Es la indignación del borrego, el discurso del cretino para el que todos son iguales, la hez con patas, como la individua que el otro día me hablaba de “la dictadura de los partidos”. En su fuero secreto quisieran un führer que piense y decida por todos y les evite el trabajo de buscar alternativas. Es la canalla del que clama contra el político pero jamás contra el empresario, el tonto cínico (la peor combinación posible porque cree ser inteligente y en ese estado ya no tiene solución) indignado sin una rabia que se dirija contra el auténtico poder autor de los males que padece.

Está claro que la caverna (los medios del populismo reaccionario) produce idiotas de ese calibre pero alguna culpa tienen las izquierdas desideologizadas y con renuncia vergonzante a ser. No voy a hablar del PSOE, que directamente me produce asco sino de personajes que se sitúan supuestamente a su izquierda como el amigo Llamazares que el otro día decía tonterías de cobarde político en el programa “Al Rojo Vivo” -cada día más azul vivo- de La Sexta, mientras el majadero de Marhuenda destilaba su rusofobia y su anticomunismo baboso, que en el caso ucraniano no venía a cuento, la amiga Tania Sánchez que al día siguiente hacia equidistancia entre Rusia y USA, cuando la primera es la única que frena los instintos asesinos e imperialistas de la segunda en buena parte del mundo, o del coletero solista Pablo Iglesias, que se cubrió de miseria eludiendo defender a la revolución bolivariana en Venezuela, atacada por elfascismo terrorista de clase media, cuando la víbora de Alfonso Rojo le lanzó el órdago de insultar al gobierno del Presidente Maduro. Alguno de los groupies del nuevo mesías podrá decir que evitó caer en su trampa. Yo digo que se cubrió de indignidad.

Cuando desde las supuestas izquierdas se hacen equidistancias, se callan los ataques de las derechas, se renuncia a hacer pedagogía de las posiciones que debieran ser propias, se busca el aplauso fácil y se pretende el voto de de los sectores más reaccionarios, bajo la máxima del “ni de derechas ni de izquierdas”, puliendo todo lo que haya que pulir para convertirse en una UPyD bis, no sólo se hace renuncia de la propia identidad sino que se traiciona a la clase trabajadora, amparándose en un ciudadanismo de derechas y desclasado que está trayendo paso a paso el fascismo porque frente a él no se opone nada.


Contra esos tipos tan “modernos” tengo algo personal.

4 de marzo de 2014

EE.UU. HA INSTALADO UN GOBIERNO NEONAZI EN UCRANIA

          
La Subsecretaria de Estado norteamericana, Victoria Nuland,
junto al líder neonazi de Svoboda, Oleh Tyahnybok (izquierda)

Michel Chossudovsky. Global Research

Según el New York Times, “EE.UU. y la Unión Europea han apoyado la revolución en este país como otro florecimiento de la democracia, un golpe al autoritarismo y la cleptocracia en el antiguo espacio soviético”. NYTimes.com, 1 de marzo de 2014.

“¿Florecimiento de la democracia, revolución”? Las sombrías realidades son diferentes. Lo que está en juego es un golpe de Estado patrocinado por EE.UU.-UE-OTAN en flagrante violación del derecho internacional.

La verdad prohibida es que Occidente ha organizado –mediante una operación encubierta cuidadosamente preparada– la formación de un régimen títere integrado por neonazis.

Como confirmó la secretaria adjunta de Estado Victoria Nuland, organizaciones clave en Ucrania, incluyendo el partido neonazi Svoboda fueron generosamente apoyadas por Washington: “Hemos invertido más de 5.000 millones de dólares para ayudar a Ucrania a lograr estos y otros objetivos… Seguiremos promoviendo Ucrania hacia el futuro que merece.”

Los medios occidentales han evitado de paso analizar la composición y apuntalamientos ideológicos de la coalición de gobierno. La palabra “neonazi” es tabú. Ha sido excluida del diccionario de los comentarios de los medios dominantes. No aparecerá en las páginas del New York Times, el Washington Post o The Independent. Los periodistas han sido instruidos para que no utilicen el término “neonazi” para designar a los partidos Svoboda y Sector Derecho.

Composición del gobierno de coalición
No estamos frente a un gobierno de transición en el cual elementos neonazis integran el margen de la coalición, dirigida formalmente por el partido Patria.

El gabinete no solo está integrado por Svoboda y Sector Derecho (para no mencionar a ex miembros del difunto UNA-UNSO), las dos principales entidades neonazis se han hecho cargo de posiciones clave que les otorgan un control de facto sobre las Fuerzas Armadas, la Policía y la Seguridad Nacional.

Mientras el Partido Patria de Yatsenuyk controla la mayoría de los cargos, y el líder neonazi de Svoboda, Oleh Tyahnybok, no obtuvo un puesto importante en el gabinete (aparentemente a solicitud de la secretaria adjunta de Estado Victoria Nuland), miembros de Svoboda y de Sector Derecho ocupan posiciones clave en las áreas de Defensa, Mantenimiento del Orden, Educación, Justicia, y Asuntos Económicos.

Andriy Parubiy, cofundador del neonazi Partido Social-Nacional de Ucrania (subsiguientemente rebautizado Svoboda) fue nombrado Secretario del Comité de Seguridad Nacional y Defensa Nacional, RNBOU, (Рада національної безпеки і оборони України), una posición clave que supervisa el Ministerio de Defensa, las fuerzas armadas, el Mantenimiento del Orden, la Seguridad Nacional e Inteligencia. El RNBOU es el órgano central de toma de decisiones. Aunque es formalmente encabezado por el presidente, es dirigido por el Secretariado con un personal de 180 personas incluyendo expertos en defensa, inteligencia y seguridad nacional.

Parubiy fue uno de los principales dirigentes detrás de la Revolución Naranja en 2004. Su organización fue financiada por Occidente. En medios occidentales se refieren a su persona como el “kommandant” del movimiento EuroMaidan. Andriy Parubiy, junto con el líder del partido Oleh Tyahnybok es un seguidor del nazi ucraniano Stepan Bandera, quien colaboró en el asesinato masivo de judíos y polacos durante la Segunda Guerra Mundial.

Por su parte, Dmytro Yarosh, dirigente de la delegación del Sector Derecho en el parlamento, ha sido nombrado secretario adjunto de Parubiy en el RNBOU.
Yarosh fue el líder de los camisas pardas paramilitares neonazis durante el movimiento de “protesta” EuroMaidan. Ha solicitado la disolución del Partido de las Regiones y del Partido Comunista.

El partido neonazi también controla el proceso judicial con el nombramiento de Oleh Makhnitsky del partido Svoboda a la posición de fiscal general de Ucrania. ¿Qué clase de justicia prevalecerá con un notorio neonazi a cargo de la Oficina del fiscal de Ucrania?

También se han asignado puestos en el gabinete a ex miembros de la organización neonazi marginal Asamblea Nacional Ucraniana – Autodefensa Nacional Ucraniana (UNA-UNSO):

Tetyana Chernovol, presentada en la prensa occidental como una periodista investigativa militante sin referencia a su participación pasada en la antisemita UNA-UNSO, fue nombrada presidente del comité anticorrupción del gobierno.

Dmytro Bulatov, conocido por su supuesto secuestro policial, pero también con conexiones con UNA-UNSO, fue nombrado ministro de juventud y deportes.

Yegor Sobolev, dirigente de un grupo cívico en la Plaza de la Independencia y políticamente cercano a Yatsenyuk, fue nombrado jefe del Comité de Purificación, encargado de purgar a seguidores del presidente Yanukovych del gobierno y de la vida pública. (Vea: Ukraine Transition Government: Neo-Nazis in Control of Armed Forces, National Security, Economy, Justice and Education, Global Research, 2 de marzo de 2014).

El Comité de Purificación debe organizar una cacería de brujas neonazi contra todos los oponentes al nuevo régimen neonazi. Los objetivos de esa campaña son gente en posiciones de autoridad dentro del servicio civil, de los gobiernos regionales y municipales, educación, investigación, etc. El término purificación (*) se refiere a la “descalificación masiva” de personas asociadas con el antiguo gobierno. También tiene matices raciales. Es muy probable que se dirija contra comunistas, rusos y miembros de la comunidad judía.

Es importante reflexionar sobre el hecho que Occidente, comprometido formalmente con los valores democráticos, no solo estuvo a la cabeza del derrocamiento de un presidente elegido, ha instalado un régimen integrado por neonazis.

Se trata de un gobierno títere que posibilita que EE.UU., la OTAN, y la UE interfieran en los asuntos internos de Ucrania y desmantelen sus relaciones bilaterales con la Federación Rusa. Debe tenerse en cuenta, sin embargo, que los neonazis no son los que deciden en última instancia: Bajo un “régimen de gobierno indirecto” reciben sus órdenes respecto a temas militares y de política exterior cruciales –incluyendo el despliegue de tropas dirigidas contra la Federación Rusa– del Departamento de Estado, el Pentágono y la OTAN.

El mundo se encuentra en una encrucijada peligrosa: Las estructuras y composición de este gobierno títere instalado por Occidente no favorece el diálogo con el gobierno y los militares rusos.

El RNBOU
Un escenario de escalada militar conducente a un enfrentamiento de Rusia y la OTAN es una clara posibilidad. El Comité de Seguridad Nacional y de Defensa Nacional de Ucrania (RNBOU), que es controlado por neonazis, juega un papel central en los asuntos militares. En la confrontación con Moscú, las decisiones tomadas por el RNBOU dirigido por el neonazi Parubiy y su adjunto camisa parda Dmytro Yarosh –en consulta con Washington y Bruselas– puede tener potencialmente devastadoras consecuencias.

“El florecimiento de la democracia” en Ucrania –para usar las palabras del New York Times– es apoyado por republicanos y demócratas. Es un proyecto bipartidista. Para que no lo olvidemos, el senador John McCain es un firme partidario y amigo del líder neonazi de Svoboda, Oleh Tyahnybok.

Sin embargo, sobra decir que el “apoyo” a la formación de un gobierno neonazi no implica de ninguna manera el desarrollo de “tendencias fascistas” dentro de la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Congreso de EE.UU.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:

(*) En lugar del término “purificación” se emplea también el de “lustración”, según la jerga al uso de los “cazadores de brujas” comunistas en los antiguos países socialistas. En realidad es una depuración política que sirve para inhabilitar a personas que militaron en los PPCCs de esos países o que colaboraron de algún modo con los regímenes socialistas (y no sólo como pretenden hacernos creer como miembros de los aparatos de seguridad del Estado). Se ha puesto en práctica ya en países como Polonia, Chequia, etc. Cosas de “demócratas”

3 de marzo de 2014

CRIMEA

Alejandro Teitelbaum. Aporrea.org

Las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, protestan y amenazan a Rusia por la presencia de tropas rusas en Crimea, a la que los medios de comunicación llaman indistintamente provincia de Crimea o directamente Ucrania.

El parlamento ruso aprobó una resolución autorizando el empleo de tropas para proteger a sus nacionales.

Obama agrega que la presencia de tropas rusas en Crimea “viola el derecho internacional”.

El muerto se asusta del ahorcado. ¿Cuántas veces Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y otros países invadieron países extranjeros? Especialmente Francia y Estados Unidos, a veces con el pretexto de proteger a sus nacionales.

Pero veamos los hechos y un poco de historia.

Crimea no es una provincia sino una República Autónoma dentro de Ucrania.

Su población actualmente está compuesta de 60 por ciento de rusos, 24 por ciento de ucranianos, 10 por ciento de tártaros, 1,45 por ciento de bielorrusos y otras minorías que no alcanzan al uno por ciento.

Crimea formó parte del imperio ruso desde 1783. Cuando se produce la revolución bolchevique en 1917 estalla la guerra civil y comienza la intervención militar extranjera contra la Revolución que dura hasta 1922. Parte de esa intervención fue el desembarco en Crimea de tropas inglesas, francesas, estadounidenses y turcas, que finalmente fueron derrotadas por el Ejército Rojo.

Entonces Crimea formó se integró en la Unión Soviética y en 1957, dentro de la URSS, pasó a formar parte de Ucrania.

Luego de la implosión de la URSS, en 1992, Crimea adquirió el estatuto de República Autónoma dentro de Ucrania y Rusia, que tiene una importante flota de guerra con base en Sebastopol, celebró un acuerdo con Ucrania para mantener la base, con derecho a estacionar 25000 soldados en la región, un centenar de tanques y unos cuantos aviones. Acuerdo que actualmente rige hasta 2042.

De modo que la presencia de soldados rusos en Crimea no viola el derecho internacional, como dice Obama, siempre tan respetuoso del derecho internacional y reputado pacifista, según el Comité Nóbel.

La inquietud y el rechazo de los rusos de Crimea frente a las nuevas autoridades de Kiev está plenamente justificada , pues han surgido de un golpe de Estado -groseramente propulsado por las potencias occidentales- donde el protagonismo principal lo tuvieron el partido de derecha Svoboda y los neonazis, perfectamente organizados y armados (véase Tea Party And The Right AlterNet / By Max Blumenthal Is the U.S. Backing Neo-Nazis in Ukraine?
Exposing troubling ties in the U.S. to overt Nazi and fascist protesters in Ukraine.February 24, 2014 http://www.alternet.org/tea-party-and-right/us-backing-neo-nazis-ukraine).

Una prueba de la desconfianza de los habitantes de Crimea en el partido Svoboda es que en las elecciones parlamentarias de 2010, dicho partido obtuvo en la República Autónoma el 0,19 por ciento de los votos (1361 votantes).

Las potencias occidentales encendieron el fuego propulsando el golpe de Estado para desprender a Ucrania de la influencia rusa y someterla a los dictados de la Troika (FMI, Unión Europea y Banco Central) como es el caso de Grecia y de otros países de Europa Occidental.

Una solución pacífica del conflicto sería la aplicación del acuerdo a que se llegó entre las partes un día antes del golpe de Estado.

Lo que no excluye que el pueblo de Crimea decida ejercer plenamente su derecho inalienable a la autodeterminación

LAS CÁRCELES PRIVADAS EN EEUU: UN NEGOCIO QUE CRECIÓ CON LA MANO DURA

María Laura Carpineta. Télam

Décadas de políticas xenófobas y de mano dura, y un sistema penal anclado en el encierro, crearon en Estados Unidos la mayor población carcelaria del mundo y una industria multimillonaria de prisiones privadas.


Hace poco más de 15 años, la investigadora estadounidense y activista de los años 60, Angela Davis, acuñó el término de “complejo industrial carcelario” y lo comparó al poderoso y tan temido complejo industrial militar estadounidense.

“Las cárceles no hacen desaparecer los problemas, hacen desaparecer a los seres humanos. Y la práctica de hacer desaparecer a grandes números de personas de las comunidades pobres, inmigrantes y racialmente marginadas se ha vuelto literalmente un gran negocio”, escribió la dirigente comunista.

La mayor empresa de cárceles en Estados Unidos, Corrections Corporation of America (CCA), fue también la primera de esta innovadora industria.

Creada en 1983, fue ideada por Jack Massey, el mismo hombre que a fines de los años 60 fundó Hospital Corporation of America, hoy la mayor empresa de hospitales y centros de cirugía privados de Estados Unidos.

Al año siguiente, Wackenhut Corrections Corporation apareció en el mercado, una empresa que más tarde sería comprada por el Grupo Geo, la segunda compañía más grande del complejo industrial.

“La industria surgió en un contexto dominado por la mentalidad conservadora de la época de Ronald Reagan y por políticas de mano dura, que crearon la suficiente demanda para convencer a un grupo de inversionistas de que existía una oportunidad empresarial”, explicó a Télam Donald Cohen, director ejecutivo de la organización In the Public Interest.

Según relató por teléfono desde su oficina en Washington, las empresas comenzaron construyendo “cárceles especulativas”, es decir que lo hacían pese a no tener contratos con los gobiernos locales o estaduales.

Las primeras cárceles fueron construidas en pueblos pequeños y pobres con la promesa de garantizar empleos, aumentar la recaudación y abaratar los costos que provocaba la creciente población carcelaria a los gobiernos.

Cumplían las mismas reglamentaciones que las prisiones públicas y una vez en funcionamiento estaban bajo el control de los mismos entes gubernamentales, pero, como toda empresa, su objetivo último era el lucro.

Según Cohen, desde el principio la expansión de esta industria se basó en el “cortejo a los funcionarios”.

Primero fueron los municipios, luego los gobiernos de los estados, principalmente en el sur del país, cerca de la frontera con México, y finalmente, con la llegada de Bill Clinton a la Casa Blanca, el Estado nacional.

Clinton endureció aún más la política criminal del país, pero fue su compromiso con el fin de “la era del gran Estado” la que redujo dramáticamente la burocracia pública y abrió la puerta a que el Departamento de Justicia comenzara a contratar cárceles privadas para decenas de miles de inmigrantes indocumentados y criminales.

“Para mediados de los 90, CCA era una de las empresas que mejor cotizaba en Wall Street”, destacó Judy Green, directora de la organización Justice Strategies, una organización especializada en política criminal con base en Brooklyn, Nueva York.

Pero el mayor boom para el incipiente complejo industrial carcelario llegó después de la declaración de la “guerra contra el terrorismo” en 2001 y, especialmente, con la política para frenar la inmigración del segundo mandato del republicano George W. Bush.

Para fines de 2010 el complejo industrial carcelario concentraba el 8% de los presos en los sistemas federal y estadual, y se había instalado con distinta fuerza en 30 de los 50 estados del país, según la Oficina de Estadísticas de Justicia estadounidense.


El porcentaje parece pequeño, pero lo que llama la atención es el ritmo al que creció la industria en relación al aumento de personas detenidas en el país.

Entre 1999 y 2010, la población carcelaria en Estados Unidos creció un 18%, pero el número de presos en cárceles federales y estaduales privadas aumentó alrededor de un 80%.

CCA posee 66 cárceles con capacidad para 91.000 presos, mientras que el Grupo Geo tiene 65 prisiones y puede albergar más de 65.700 detenidos. Sus ganancias anuales en 2011 fueron de 1.700 millones y 1.600 millones de dólares, respectivamente.

A nivel federal este crecimiento se basó en la privatización de gran parte del sistema de detención de inmigrantes indocumentados, mientras que a nivel de los estados se consiguió gracias al “cortejo” de las autoridades locales, que permitió la firma de contratos poco convencionales.

Un informe de 2012 de In the Public Interest analizó 62 contratos de empresas de cárceles con gobiernos estaduales y reveló que más del 65% contiene cláusulas que obligan al Estado a garantizar una ocupación mínima del 80 hasta el 100% de “las camas”, incluso si la tasa de criminalidad disminuye.

Por ejemplo, en Colorado, el número de crímenes se redujo en un tercio en la última década y eso permitió el cierre de cinco cárceles públicas desde 2009.

Originalmente, el gobierno de Colorado había defendido la firma de contratos con prisiones privadas argumentando que el sistema carcelario público estaba desbordado.

Sin embargo, en 2012 y tras el cierre de cinco prisiones, el gobierno local firmó un acuerdo con CCA para garantizar durante 2013 al menos 3.300 presos en las tres cárceles que la empresa tiene en ese estado, con un costo anual de 20.000 dólares por preso.

Como el complejo industrial militar, la industria carcelaria adquirió sus dones de negociación a fuerza de millones de dólares invertidos en lobby y consiguió parte de su influencia gracias al grupo ALEC (Consejo de Intercambio Legislativo Estadounidense).

ALEC no es un grupo de lobby formalmente.

Su slogan es “gobierno limitado, libertad de mercados, federalismo”, su función es redactar y promocionar proyectos de ley y sus miembros incluyen más de 2.000 legisladores estaduales y directores ejecutivos de grandes corporaciones (hasta hace unos años, CCA y el Grupo Geo).

La agrupación está organizada por comisiones, como los del Poder Legislativo, y cada una está liderada por un legislador en funciones y un empresario vinculado con esa área.

Medios estadounidenses, entre ellos el diario The New York Times y la revista The Nation, vincularon a ALEC con leyes de mano dura, como la que permite a los ciudadanos disparar cuando sienten que su vida está en peligro, y las principales normas que permitieron la privatización del sistema penitenciario.

“Las empresas de cárceles no crearon las leyes, pero ayudaron a que sean aprobadas… y tiene sentido. Si cotizas en Wall Street, tienes que crecer. Y para que tus acciones suban, tu mercado tiene que agrandarse”, sintetizó Judy Green.

Los últimos 30 años demostraron que la única forma que tiene el complejo industrial carcelario de aumentar su mercado es con políticas criminales más duras.

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Quizá también sea de su interés: "La reforma migratoria de Obama beneficiará a la industria carcelaria"http://www.telam.com.ar/notas/201403/53793-la-reforma-migratoria-de-obama-beneficiara-a-la-industria-carcelaria.html

2 de marzo de 2014

POLONIA, NUEVA CABEZA DE PLAYA EN EL PLAN DESESTABILIZADOR DE LA OTAN

El ministro polaco de Relaciones Exteriores, Radek Sikorski, con los tres principales 
dirigentes de la oposición ucraniana, en Kiev.

DESPUÉS DEL MODELO TURCO… LA COPIA ESLAVA 

Andrew Korybko. Red Voltaire

Como celoso servidor de los intereses de Estados Unidos, Polonia está desempeñando oficialmente, en su relación con Ucrania, el papel del turco de guardia. Al igual que Turquía, utilizada como trampolín para el envío de hombres y medios a los terroristas que operan en Siria, Polonia está prestando el mismo tipo de apoyo en el caso de Ucrania.

El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, declaró el 22 de febrero de 2014 que su país ya estaba garantizando los cuidados necesarios a los opositores heridos en Kiev y que se había ordenado al ministerio del Interior polaco y a las fuerzas armadas que reforzaran esa ayuda poniendo varios hospitales a la disposición de esos elementos [1]. El ministro de Salud confirmó los contactos entre Varsovia y los rebeldes de Kiev para «organizar los cuidados [médicos] a los heridos ucranianos».

De lo anterior se desprende que Polonia extendió de hecho en cerca de 500 kilómetros dentro del territorio ucraniano la zona sobre la cual pretende ejercer su influencia, tanto a través de la acción clandestina como mediante la diplomacia. En Ucrania, los servicios de inteligencia de Polonia no se limitan a «ayudar a los heridos ucranianos» [de los grupos terroristas]. Razón de más para suponer que las regiones ucranianas fronterizas con Polonia –Lvov y Volyn– están más expuestas aún a la influencia de Varsovia. Casualmente o no, el hecho es que la región de Lvov ya trató de declararse independiente. Al igual que Varsovia –que lo hizo en el pasado y lo está haciendo actualmente–, Ankara ejerció su influencia dentro del territorio sirio en el momento más álgido de la crisis que sacude ese país árabe. No podemos olvidar que Turquía también ha albergado y prestado ayuda médica en su propio territorio a los combatientes (terroristas) heridos en Siria.

Para entender mejor cómo se ha aplicado el método de intervención de «dirección desde la retaguardia», es importante analizar aquí la similitud entre las relaciones que Polonia y Turquía mantienen con sus respectivos vecinos –Ucrania y Siria.

En primer lugar, la estrategia de «dirección desde la retaguardia» ha sido definida como «un apoyo militar de Estados Unidos, que se mantiene en la sombra y deja a otros los eslóganes y la propaganda». Es esa la estrategia adoptada para las guerras que se libran en teatros de operaciones donde, por diversas razones, Estados Unidos prefiere no implicarse abiertamente. Se basa esa estrategia en el uso de aliados, de «caciques» regionales a quienes se confía la misión de avanzar en la consecución de objetivos geopolíticos y geoestratégicos de Estados Unidos a través de un dispositivo de guerra asimétrica, mientras que Washington redespliega sus propias fuerzas en Asia, donde quiere llevar a cabo ante China una disuasión de tipo convencional.

En el escenario europeo, al igual que en el Medio Oriente, es Estados Unidos quien mueve los hilos. Polonia y Turquía son para Washington las mejores marionetas que podía soñar, dirigidas ambas contra sus respectivas vecinas: Ucrania y Siria. Los estadounidenses se encargan principalmente del entrenamiento de las bandas de «oposición» y de la labor de inteligencia. Por su parte, Polonia y Turquía hacen el trabajo que se les asigna aportando un respaldo directo al despliegue de esos grupos dentro del territorio de los países atacados.

En Ucrania, Estados Unidos ha estado infiltrando ONGs durante más de 10 años para penetrar la plaza, asignándoles –entre otras cosas– 5 000 millones de dólares para «ayudar el país a instaurar instituciones democráticas» [2]. En la campaña desatada contra Kiev, la NED (National Endowment for Democracy) [3] desempeñó un importante papel en hacer que la opinión pública ucraniana se tragara una reedición del engañoso video Kony 2012, utilizado como pretexto para reforzar la presencia militar de Estados Unidos en África central [4]. En el caso de Siria, los aterradores reportajes de «Danny» en la CNN fueron utilizados de la misma manera, en 2012, para desacreditar al régimen de Damasco [5].

Pero la similitud no termina ahí.

Tanto Polonia como Turquía son Estados situados en las fronteras de la OTAN. Polonia es presentada como «el más importante de todos los países fronterizos de la Alianza en términos de poderío económico, político y militar». Polonia y Turquía, comparadas con sus vecinos –Ucrania y Siria– presentan un importante interés geoestratégico y una aplastante superioridad en el plano demográfico. Ambos países padecen además de un complejo de inferioridad provocado por su gloria imperial perdida (en el caso de Polonia, pérdida de su unión con Lituania y, en el caso de Turquía, pérdida del imperio otomano). También comparten una larga frontera terrestre con los países que están en el colimador de «una transición democrática». Y tienen en común importantes lazos culturales y políticos con sus vecinos, vínculos heredados de los imperios desaparecidos, que se remontan a épocas lejanas, muy anteriores al inicio de sus crisis respectivas. Todo lo anterior confiere a Polonia y Turquía cartas de gran importancia para intervenir en el futuro campo de batalla, de manera oficial o no, y para realizar operaciones de inteligencia.

En Polonia y en Turquía existen también importantísimas instalaciones militares. La US Air Force dispone de una gran base aérea en Incirlik (sur de Turquía) donde también hay un importante radar del sistema de defensa antimisiles posicionado en el este. Por su parte, Polonia puso a disposición de Estados Unidos la base aérea de Lask y un puesto avanzado de la defensa antimisiles en el noreste de su territorio, cerca de Kaliningrado.

Cuando se observa el desarrollo de la campaña de los sublevados, que están cumpliendo en Ucrania una misión ya previamente establecida, salta a la vista una evidencia extremadamente inquietante: los métodos de los fascistas ucranianos se parecen cada vez más a los de los yihadistas que operan en Siria. Al igual que en Damasco, en 2011, donde francotiradores bien ubicados (posteriormente identificados como rebeldes) disparaban al azar contra la multitud, una lluvia de balas se abatió sobre los civiles en Kiev, donde incluso un reportero de la televisión rusa Russia Today se vio bajo fuego.

El reclamo de independencia de Lvov puede compararse con la declaración de autonomía de los kurdos del norte de Siria. En ambos casos se trata de regiones colindantes con el Estado que se inmiscuye en los asuntos internos de su vecino, por cuenta del amo estadounidense.

Aparece también el mismo paralelismo en la toma de control –por los rebeldes ucranianos y sirios– de los puestos fronterizos que les garantizan el contacto con el Estado que los respalda. Para Ankara y Varsovia, esas acciones tienen el evidente mérito de facilitar el envío de armas, hombres y medios a los terroristas cuyo surgimiento han estimulado. Y cuando los sublevados ya no logran mantener el control de las zonas fronterizas, recurren al saqueo de las instalaciones de las fuerzas gubernamentales de las que han logrado apoderarse y roban armas, ya sea arrebatándoselas a los miembros de las fuerzas del orden que logran capturar o asaltando edificio oficiales [6]. En el caso de Siria, los yihadistas acostumbran a secuestrar gente que utilizan como rehenes y a perpetrar ejecuciones sumarias. Sus émulos ucranianos van por el mismo camino, como lo demuestra la captura de 60 policías en Kiev.

Los ejemplos mencionados demuestran claramente que las operaciones de desestabilización emprendidas en Ucrania y Siria siguen un plan bien establecido. Estados Unidos está al mando de las operaciones y aplica su estrategia de «dirección desde la retaguardia». Manipula para ello a Estados traumatizados por el derrumbe de los imperios de los que algún día formaron parte. Apunta hacia territorios de gran importancia para los intereses de Estados Unidos, situados allí donde Washington prefiere no intervenir directamente, mantener en secreto su propio papel y poder negar fácilmente su propia implicación.

Existe también otra práctica que se extiende cada vez más: la utilización de grupos extremistas regionales fanatizados para orquestar a través de ellos un trabajo de desestabilización a largo plazo. En el Medio Oriente se recurre a los islamistas radicales para organizar y exportar el caos. En Ucrania, el equivalente local de los wahabitas a los que se recluta para la realización de ciertas operaciones parecen ser –cada vez más frecuentemente– los grupos de extrema derecha, léase nazis. Ucrania puede perfectamente convertirse en campo de entrenamiento para otros grupos de la extrema derecha europea. Es de temer además que los grupos de facciosos que actualmente operan en Ucrania decidan vender su experiencia al mejor postor en los demás Estados europeos.
Así como Turquía amamantó a los extremistas islámicos mediante el apoyo de Ankara a los grupos que luchan en Siria, Polonia flirtea hoy muy peligrosamente con la extrema derecha nacionalista ucraniana, como lo demuestran sus declaraciones de apoyo a los grupos que recurren a la violencia y su reciente decisión de evacuar y ayudar a los heridos de los sublevados, sin entrar a mencionar por el momento las demás formas de respaldo que se han mantenido en secreto y cuya importancia aún se desconoce.

Los extremistas islamistas se han salido del control de quienes antes los manejaban, convirtiéndose ahora en un peligro para todo el Medio Oriente. De la misma manera, los grupos nacionalistas de extrema derecha pueden acabar haciéndose incontrolables en Ucrania y poniendo en peligro toda la Unión Europea.
Cuando se establece la comparación entre Polonia y Turquía y entre Ucrania y Siria, no queda más remedio que reconocer que el concepto de «primavera árabe» se ha extendido ahora, mucho más profundamente de lo que parece, al panorama europeo.

Nota de Oriental Review: 
La feroz campaña anti-Assad que Turquía ha venido orquestando durante los 3 últimos años ha provocado en ese país un verdadero desastre político.

El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan se esfuerza actualmente por reequilibrar su política, evidentemente desafortunada, hacia Siria. Está tratando de recuperar respaldo regional y de reconquistar el favor de la opinión pública luego de la caída de su popularidad, resultado de su calamitosa implicación en la tragedia siria. Su más reciente visita a Teherán es una muestra del espectacular cambio de actitud del gobierno turco, tanto en su manera de razonar como en cuanto a la manera de abordar la cuestión siria. Todo parece indicar que Turquía ha aprendido las amargas lecciones de su experiencia y que ha entendido lo caro que resulta hacerle el juego a otros gobiernos cuando se trata de las relaciones con sus propios vecinos. ¿Será Polonia capaz de reevaluar de la misma manera el papel que está desempeñando en la terrible crisis ucraniana? Eso está por ver.

[1] «Poland on standby to receive Ukraine’s wounded» por Mathew Day, The Telegraph, 20 de febrero de 2014.
[2] “Remarks by Victoria Nuland at the U.S.-Ukraine Foundation Conference”, por Victoria Nuland, Voltaire Network, 13 de diciembre de 2013.
[3] «La NED, vitrina legal de la CIA», por Thierry Meyssan,Однако/Red Voltaire, 11 de octubre de 2010.
[4] Kony 2012 es un vídeo de propaganda de la asociación Invisible Children destinado a promover el arresto del jefe del Ejército de Liberación del Señor, Joseph Kony. Más de 100 millones de personas pudieron verlo a través de Internet, principalmente en Estados Unidos. Basado en afirmaciones simplificatorias y otras manipulaciones, ese vídeo impresionó emocionalmente a un gran público.
[5] «Danny» era el nombre de un activista sirio, corresponsal de los canales de televisión al-Jazeera y CNN en Baba Amro, barrio asediado de la ciudad siria de Homs. «Danny» era en realidad un delincuente remunerado por los servicios de inteligencia de Qatar para hacer creer que el gobierno sirio estaba bombardeando a la población de Homs. Durante 3 meses utilizó todo tipo de trucos para que los telespectadores de al-Jazeera y CNN creyeran que estaban oyendo y viendo bombardeos que nunca existieron en la vida real.
[6] “Rioters seize over 1500 guns in Ukraine mayhem –security servicesRussia Today, 19 de febrero de 2014.

1 de marzo de 2014

ILEGALIZACIÓN DEL PARTIDO COMUNISTA DE UCRANIA, UNA PELIGROSA FARSA EN TIEMPOS SANGRIENTOS

El primer secretario de la ciudad de Lviv
del Partido Comunista de Ucrania, Rostislav Vasilko,
fue torturado por los miembros de EuroMaidan.
Elena Koroleva. La Haine   

Ucrania con paso firme avanza en dirección al fascismo

Un signo evidente de ello no son solo los chavales de “autodefensa” que se pasean con antorchas en la mano por las calles de las ciudades buscando una nueva víctima que incendiar, también lo es el reavivar la vieja cantinela de la ilegalización del PCU. La paradoja es que a los comunistas los prohíben los regímenes nazistas y dictatoriales, como el de Hitler o Pinochet, para que no estorben en la construcción de Auschwitz, o en la puesta en marcha de reformas, sobre la sangre de los fusilados en el estadio de Santiago. Tampoco faltaron las ilegalizaciones del Partido Comunista tras la disolución de la URSS. Pero las repeticiones en la historia, son por lo general una farsa. En este nuevo intento, la farsa comienza ya por el promotor, el diputado Oleg Lyashko, conocido por sus escándalos.

En este momento, cuando no han pasado los cuarenta días (de luto) por los caídos en la guerra de Maidán, tanto civiles como policías, las bromas se convierten en algo indecente. Pero hay momentos tan paradójicos, que una no puede evitar ponerse sarcástica.

Por ejemplo, ¿qué hacer con los comunistas, que en Ucrania son 115 mil militantes? Después de la ilegalización, en algún sitio habría que meterlos. Especialmente a los que no estuviesen de acuerdo. Así que aquí los ultraderechistas, los de “Svoboda” y demás no podrían evitar tener que recurrir a la práctica hitleriana de los campos de concentración. Cierto que para mantener bajo arresto a todos los comunistas activos en un país completamente arruinado, no habría presupuesto. Habría que dirigirse a Occidente a por ayuda. Siempre está la esperanza de que el extranjero te ayude. Si no da dinero, al menos podría descongelar Auschwitz, para una solución más radical del problema…

¿Les suena salvaje, poco creíble? ¿Y quién podía imaginar hace 10 días, que la pacífica Ucrania, un caserío en los confines de Europa, se convertiría en epicentro de pogromos y de la agresión incontrolada de bandas paramilitares? ¿Quién podía imaginar que el orden en el país lo iban a imponer gente vestida de camuflaje, con fusiles, que iban a acudir de esa guisa a un pleno de una administración local, como el que vuelve a su tienda de campaña en el cuartel?

Una cuestión aún más delicada que se le plantease a “la dictadura de la democracia” sería qué hacer con el ejército de electores, con esos 2 millones, 687 mil 246 personas, que dieron su voto al PCU? Eso es prácticamente lo mismo que consiguiera UDAR, con todos los cinturones de campeón de Vitali Klichkó, y más de lo que obtuviera “Svoboda”, teniendo como tenían posibilidades ilimitadas en Ucrania Occidental. El Partido Comunista por el contrario ha estado trabajando siempre bajo presión por todas las partes; tanto del gobierno, como de la oposición. Mientras que el gobierno recurría a la palanca de la presión administrativa, los propagandistas de la oposición buscaban algún escándalo que los comprometiese o descalificase. Pero apenas consiguieron nada y la desacreditación no surtió efecto.

Mientras que después de la que han armado los clanes oligárquicos en disputa, en estos 3 meses de “revolución”, empezaron a dirigir sus esperanzas hacia los comunistas, incluso aquellos que las tenían depositadas en otras fuerzas políticas. Como dice el sabio refranero, “los señores se pelean y el siervo paga los platos rotos”. En estos tres meses de confrontación, cuando por un lado morían románticos revolucionarios y del otro policías y soldados, cada uno dejando huérfanos y familias desconsoladas, ningún político ha sufrido el menor daño. Ni un rasguño. Igual que en el anterior gobierno bebían coñac del caro, seguirán bebiendo en el nuevo. Y el pueblo se ha quedado sin trabajo, sin pensión, sin medios para subsistir. Y encima bajo la amenaza del terror criminal desatado por la “Autodefensa” (Samooborona). ¿Cómo no va a crecer la popularidad de los comunistas en estas condiciones?

Los que mueven los hilos de sus marionetas y han dirigido esta representación revolucionaria con numerosas víctimas, comprendiendo bien esto, han incluido a los comunistas en la lista de elementos peligrosos que hay que exterminar. En esa lista hay figuras del más variado signo; todos los que de un modo u otro pueden influir en la correlación preelectoral de fuerzas en mayo.

Empezando por la mismísima Yulia Timoshenko, quien nada más salir de la cárcel, anunciara sus ambiciones presidenciales. O el líder de “Praviy Sektor” Dmitri Yárosh, al que esa popularidad repentina le ha provocado un ataque de la enfermedad de las estrellas y también aspira a hacerse con el cetro. De Yárosh ya sabemos que la víspera de la muerte de la “centuria de los cielos” se reunió con Yanukóvich.

Le fue a pedir al todavía presidente el cargo de viceministro del interior. ¿Y Timoshenko? Ella estaba en la cárcel. Pero su hija, en lugar de estar sacando heridos en Maidán, estaba celebrando su cumpleaños, con su novio en Roma, en el hotel más lujoso. No es de extrañar que después de todas estas revelaciones, Yarosh haya tenido que bajar las revoluciones de su ambición, mientas que Timoshenko, simplemente ha huido a Alemania, renunciando al cargo de primera ministra. Y seguirá allí recuperándose, mientras el escándalo de su hija Zhuzha, no se le olvide a los electores.

Pero eso son minucias comparado con la munición pesada con la que disparan contra los comunistas. Primero soltaron el bulo de que al líder del PCU se le había visto en Moscú, rodeado de oligarcas y funcionarios del gobierno depuesto. No les resultó. Él estaba en su sitio. Luego asaltaron la sede del PCU. Es una guerra de nervios en la que eso solo era el preludio. Casi al mismo tiempo, destruyeron la casa del hijo de Piotr Simonenko, en la que durante un tiempo vivió con la mujer y los hijos. Al pueblo le mostraron un piano blanco y una taza de váter (no dorada, normal), lo que provocó un efecto bumerang: a juzgar por las reacciones en Facebook, la gente se indignó, poniéndose en el lugar de los afectados.

“Sería bueno saber cómo se hubiera sentido Tiagnibok, sentado en las cenizas de su casa, mientras los telespectadores veían como era su retrete”. “Ya le llegará la hora, la vida da muchas vueltas”, escribía un chaval, que a juzgar por lo demás participó activamente en el primer Euromaidán “estudiantil”.

Otros usuarios de las redes sociales, proponían recordar la historia. Por ejemplo, la llegada de Adolf Hitler al poder y la prohibición del Partido Comunista alemán, en enero de 1933. Por una de esas extrañas casualidades, entonces todo comenzó con un incendió. Claro que entonces se trató del incendio de Reichstag, del que se acusó a los comunistas, para desatar la represión contra ellos.

El 3 de marzo de 1933 fue arrestado el presidente del PCA, Ernst Thälmann. De los 300 mil miembros del PCA (a comienzos de 1933), cerca de la mitad sufrió persecución, acabaron en cárceles o campos de concentración y decenas de miles fueron asesinados. 222 dirigentes del PCA cayeron víctimas de los nazis.

¿Por qué los nazis no le pegaron fuego a la Rada, para culpar luego a los comunistas, sino que se presentaron en la casa del líder del partido? La respuesta es clara: "no tienen ni tiempo, ni ganas de desatar una bufonada con proceso judicial incluido contra los comunistas. Y después de todo, tienen miedo de analogías directas con Hitler. Por eso van por un camino corto, directo e ilegal. Ilegalizar el PCU, amedrentar a Simonenko y demás líderes y desmoralizar a las bases, para de cara a las elecciones, despejar el terreno político de un competidor peligroso”, escriben en las redes sociales.

“El gato sabe de quién es el tocino que come”, escribe otro usuario de Facebook. Fíjense a quién se le ha encomendado la vituperable misión de presentar la propuesta de ilegalización del PCU: a un payaso como Lyashko. Así, llegado el caso, se podría dar marcha atrás y culpar de todo a este “mariposón”. Si alguien se ha olvidado de cómo comenzó su carrera este Oleg Lyashko, puede volver a ver el vídeo. Felicito a los comunistas: Si contra ellos están usando “flechas mágicas” como Lyashko, es que todavía les queda pólvora.

No es casualidad que esté recurriendo a citas sacadas de las redes sociales, ya que es ahí donde vive precisamente la libertad de expresión, aplacada por la censura y autocensura de los medios oficiales. Son precisamente Facebook y Twitter los que reflejan el sentir de diferentes grupos sociales y donde llegan las noticias más frescas o habladurías.

Uno de los temas que más se debate ahora en las redes es la “lustración” (colaboración con el “régimen” comunista) en Ucrania. Y la pregunta más frecuente es: ¿Y quiénes serían los jueces? ¿Tiagnibok con su pasado en el Komsomol? ¿la comunista Irina Farion? ¿el funcionario soviético E. Gurbits, gran amigo de los extremistas chechenos? ¿no deberían empezar por ellos mismos?

Los juristas, a su vez, le recomiendan a Lyashko que se lea la Constitución. El artículo 43 garantiza a todo ciudadano de Ucrania, “el derecho a la libertad de pensamiento y palabra y a la libre expresión de sus convicciones e ideales”. Incluidos los políticos. El artículo 36, reza que “los ciudadanos de Ucrania tienen derecho a la libertad de agrupación en partidos políticos y organizaciones sociales…”.

El artículo 37, establece la prohibición y actividad de partidos políticos u organizaciones sociales, que en sus tesis programáticas persigan la supresión de la independencia de Ucrania, la modificación del orden constitucional por la vía violenta, la violación de la soberanía y la integridad territorial del Estado, la conquista del poder de modo ilegal, la propaganda de la guerra, la violencia, la incitación al odio interétnico la discriminación por motivo de raza, religión, el atentado contra los derechos y libertades de la persona y la salud de la población”.

Si alguien tiene algo que alegar en lo referente a la propaganda de la violencia y la incitación del odio interétnico, que se dirija por favor al señor Tiagnibok y “Praviy Sektor”. También va para ellos el artículo 15 de la Constitución: “ninguna ideología puede ser reconocida por el Estado como obligatoria”. Ya habéis oído chavales: ninguna. Ni el nacionalismo, ni el anticomunismo, tienen el derecho constitucional a convertirse en la ideología dominante del Estado. Tampoco pueden tener los partidos políticos ni las organizaciones sociales formaciones paramilitares. Por eso la denominada “Centuria de San Stanislav”, de la que presume “Svoboda”, es motivo para iniciar el trámite de ilegalización de “Svoboda”.


P.S. Escribir un artículo y limitarse a postear del Facebook, sin escuchar la postura de los dirigentes del PCU no sería propio de una periodista. “Estamos acostumbrados a sobrevivir en tiempos difíciles” dice el líder del PCU Piotr Simonenko. Hablamos con él en Kiev, cerca de la sede central asaltada. Se le ve tranquilo, convencido. A la pregunta del incendio de Gorenko responde de modo escueto: “Como decía aquella canción: 'Los enemigos quemaron mi Jata…' (casa rural). No es eso lo más terrible: Hay mucha gente que ha perdido a sus familiares; ellos lo están pasando peor…”.

A la pregunta sobre la ilegalización del Partido Comunista, dice que estaba previsto, que era algo que no podía faltar. “Ya cuando comenzaron a destruir en plan masivo los monumentos a Lenin, a los héroes de la Gran Guerra Patria y cuando comenzaron los ataques contra nuestra sedes y a aterrorizar a nuestros militantes, estaba claro que los radicales nazis, alimentados por el entorno de Yanukóvich, iban a intentar usurpar el poder. Y no se van a conformar con la represión de determinados dirigentes del partido o de militantes de base. Pero no debemos tener miedo, hay que estar preparados para esto”.


Piotr Simonenko dice que la tarea más importante en las actuales condiciones es mantener la estructura, los cuadros del partido, estar alerta y no caer en provocaciones. “El Partido Comunista no se rinde, ni se va a la clandestinidad. La vida trabaja para nosotros. La gente verá los frutos de lo que están haciendo nuestros opositores. La mejor de sus maquinarias propagandísticas no podrá ocultar el drástico empeoramiento de la economía, el crecimiento del desempleo, los impagos de pensiones y salarios, la subida de precios y tarifas, de la delincuencia, el creciente empobrecimiento de la gente: nuestro pueblo no es tonto. Sabrá entender lo que pasa. Ya hemos vencido en muchas otras ocasiones y volveremos a vencer en esta ocasión”, responde sonriente Simonenko, mientras me estrecha fuertemente la mano…