5 de febrero de 2014

"LA CAÍDA DE LA URSS ENVALENTONÓ AL CAPITALISMO"

Canarias-Semanal

Según declaró el economista argentino Claudio Katz en una en una reciente conferencia en Buenos Aires sería un grave error que la izquierda renunciara al término "socialismo", por la debacle que se produjo en la Unión Soviética a principios de la década de los 90. "Sería algo parecido a renunciar a la palabra "democracia" porque Bush la haya degradado con el fin de invadir Irak". "Posiblemente - indica Katz - la experiencia soviética quede, al final, como precedente de la gesta humana por acceder a la igualdad económica y social".

Por otra parte, según Katz, hay otra razón por la que ese término no debe ser abandonado. "El socialismo vuelve hoy a estar en auge ante el descrédito del neoliberalismo y porque deviene una necesidad para los sujetos populares". No hay más que ver, subraya el economista argentino, las batallas del movimiento social en Perú frente a la minería; las protestas de los universitarios en Chile; las movilizaciones acaecidas en Brasil (las mayores de las últimas décadas y las batallas planteadas en la periferia europea y el mundo árabe. "Una onda de resistencia al neoliberalismo que va mucho más allá de la que tuvo lugar hace una década con el altermundismo y los foros sociales".

Según el economista argentino "un análisis integral de los logros y deficiencias históricas del socialismo exige remontarse a los orígenes. El socialismo expresó desde sus inicios las aspiraciones milenarias de liberación por parte de los oprimidos, y la lucha por conseguir una sociedad justa e igualitaria". Entonces, dice, "se definió por oposición al capitalismo". Pero, sorprendentemente, el socialismo "debutó" en un país periférico (Rusia), no en las metrópolis europeas. Después se extendió por China, Cuba, Vietnam y América Latina, y "hubo que replantear las hipótesis básicas". ¿Qué lección puede extraerse para el presente? Según Claudio Katz, "la extensión del socialismo a escala mundial produjo el pánico entre las clases dominantes". De ahí, "las concesiones posteriores a la segunda guerra mundial, que resultaban impensables en la época de Marx y Lenin".

"En las décadas de los 70 y los 80 del siglo XX - prosigue Katz - la idea del socialismo, vinculada a un imaginario de emancipación, era aún muy popular. Incontables partidos y movimientos se reclamaban como socialistas. Pero en los 90, de la mano de la implosión de la URSS y el bloque del Este, tiene lugar "el gran desencanto"... produciéndose un gran pesimismo respecto a la factibilidad del socialismo".  

Lo que ocurrió después constituye una gran lección histórica para el presente: "La caída de la URSS le quitó el miedo a la burguesía; el capitalismo recuperó la confianza y los mecanismos brutales de dominación", subraya el economista. De esa forma, se generalizaron las aventuras financieras, la liquidación del llamado "estado del bienestar" europeo, la precariedad laboral y el ensanchamiento de las brechas sociales.

En opinión de Katz “la experiencia soviética será revalorizada con el paso de los años; se la verá -augura Katz- como un modelo, aunque frustrado, que prefiguró otros que llegarán en el futuro”. Es ésta falta de linealidad una característica común a múltiples procesos históricos. Sin ir más lejos, a la Revolución Francesa". Recuerda Katz que los ideales de “igualdad” política no se plasmaron hasta mucho después: en algunos casos, tardaron dos siglos en aplicarse.

En 2008 revienta la crisis y salta a la vista, de nuevo, la inconsistencia de la argumentación neoliberal. Retorna la batalla de las ideas. De siempre, los grandes mentores del neoliberalismo han defendido que el socialismo impide la innovación, el cambio tecnológico y genera parálisis económica. Pero, según Claudio Katz, "ahora constatamos como el capitalismo  ha generado desastres financieros y productivos mucho mayores que los atribuidos al socialismo". 

4 de febrero de 2014

EVIDENCIAS DE QUE NO SON LOS “CIUDADANOS” LOS QUE PAGAN LA CRISIS SINO LA CLASE TRABAJADORA

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:

El tonto medio es el que repite aquello que otros convierten en expresiones de moda por aquello de que representa el “espíritu del tiempo”, que diría los románticos alemanes y que integraría como concepto el filósofo Hegel.

La derecha cacarea el concepto “ciudadano” sin ton ni son, tratando de que tomemos conciencia de que sólo somos eso, “ciudadanos”, la pseudoizquierda claudicante la ha aceptado como propia, hace ya bastante tiempo, repitiendo el mantra cada segundo y medio, la autodenominada izquierda revolucionaria ya se va sumando al carro del “ciudadanismo” por aquello de “si no puedes con tu enemigo, únete a él”, que el oportunismo lingüistico te hace más “moderno” y a lo mejor los aquejados de "ciudadanitis" se olvidan de que hubo un tiempo en que te sentías orgulloso de ser comunista. 

Hubo incluso un programa llamado “Ciudadanos” en el Canal de Televisión Cuatro que acabó siendo cancelado, tras un breve, y lamentable en audiencia, recorrido.

En este interminable período de la crisis capitalista, por mucho que repita la derecha, su brazo mediático y los grandes empresarios, que ésta está acabando, cualquier plataforma  de reformismo cosmético que se precie no puede dejar de incluir en su nombre el término “ciudadanos”, si lo que quiere es remachar que en el contexto de la crisis el problema está en la corrupción, la falta de “democracia real” (como si hubiera alguna en la historia o en el mundo que pudiese decir “yo soy el ejemplo de lo que es una democracia real”), la falta de transparencia en la actividad pública, la ausencia de “democracia participativa” (con unas cuantas ILPs, unas asambleitas agitando las manitas y unos cuantos referenda se soluciona el problema de la no participación para esta gente), unas “primarias” en los partidos, “un proceso constituyente” (de esto menos porque ya lo meten menos en sus estribillos de danzantes cantores) y unas gotitas de “transversalidad” y “empoderamiento” -¡qué cool y moderno!-, un concepto que los movimientos interclasistas pusieron en la circulación de la moda hace años y, por fin, ¿cómo no?, el “99%” todos ciudadanos, sin matices de clases que afeen la “unidad” frente al 1%, como si en ese 99% no hubiera al menos un 10% de sectores uncidos por interés, estructura social y papel en la producción (perdón por la grosería de emplear esta expresión, señoritos modelnos), al carro de los intereses de ese hipotético sólo “1%”. ¿Los integrantes de ese inventado “1%” no son también ciudadanos de sus países?

En ocasiones he visto y escuchado emplear el término “ciudadanos” como equivalente de “consumidores”, lo que es coherente con el hecho de que buena parte de la protesta “molona” se dirija hacia el sector servicios, más concretamente financiero y energético, en tanto que los “protestantes” se autoperciben como “clientes”

Hay incluso quienes hablan de “huelga ciudadana” e incluso de “huelga general ciudadana”. ¿Será que los empleados de Coca-Cola en Fuenlabrada, Alicante, Asturias y otros centros de la marca USA en España son ciudadanos pero no trabajadores? ¿Será que los empleados de la limpieza en Alcorcón están haciendo una huelga de ciudadanía? ¿Será que los 6 millones de parados en España han sido despedidos de la empresa Ciudadanía S.A.? ¿Será que en el barrio de Gamonal en Burgos las condiciones materiales de vida y el carácter de clase de sus habitantes no tenían importancia alguna en el detonante de su protesta? ¿Será que las crecientes protestas, manifestaciones y huelgas en torno a EREs, privatizaciones y despidos son ciudadanas? ¿Será que los que iban a las manifestaciones mareadas, en las que estaban presentes los sindicatos, de toda orientación y pelaje, no eran ante todo trabajadores del sector público y usuarios, muy mayoritariamente trabajadores, de sus servicios? ¡Ah no, es que yo gano un buen sueldo y soy clase media! ¿Qué pasa, que el sueldo te lo pagas tú, que no estás contratado en una empresa o no eres un autónomo dependiente de esa empresa? ¿A qué clase crees que pertenecerás y perteneces si despiden de una empresa? ¿A la burguesa? Perdón, hay que decir clase media amplia y alta, que eso de burgueses y trabajadores es una antigualla.

Cuando a las huelgas de la clase trabajadora se adosan los “apoyos ciudadanos”, como estamos viendo últimamente, lo hacen supuestamente para impedir que esas huelgas queden sin el apoyo “ciudadano” o para que no se emplee a estos últimos contra el derecho a la reivindicación de esos trabajadores pero la realidad es que se le pone sordina al carácter de lucha de clases que entraña la protesta, mezclándose el concepto de usuario de los servicios con el de la lucha nacida desde el centro de trabajo, sin unir el hecho de que los usuarios se esos servicios son muy mayoritariamente trabajadores que se verán abocados, en uno u otro momento, a salir a la calle en defensa de su puesto de trabajo o de sus conquistas de clase.

No es la mera solidaridad ciudadana la que se necesita sino la alianza desde los trabajadores de unos miembros de la clase con otros, forjar la unidad solidaria de las luchas particulares de unos sectores de la clase trabajadora con la lucha general de la misma y eso se hace desde el sindicalismo y desde una posición política que sitúe la lucha de clases en el centro de las resistencias contra el capitalismo; algo que hace mucho tiempo no sucede en el sindicalismo ni en las izquierdas pero que necesita ser recuperado con urgencia.

Lo que los reivindicadores del término “ciudadanos”, izquierdas degeneradas y otros 15Memos, recalcitrantes o en proceso de amnésico camuflaje sobre su pasado reciente, no desean es que se hable de clase trabajadora, de lucha de clases entre empresarios y trabajadores, de socialismo, de… porque entonces se les jode el concepto “hegemonía”, -olvidándose de que las hegemonías no vienen dadas, no son conceptos estadísticos ni estáticos, se construyen mediante la lucha ideológica y de clases- otro término de papagayo, el único concepto de Gramsci que conocen, junto con las frases aquellas sobre “lo nuevo y lo viejo”, sin entender en absoluto su significado anclado en la dialéctica marxista, o sobre la necesidad de “instruirse, conmoverse, organizarse”. No les reproduciré las frases exactas para que no las repitan como loros sin tener ni puta idea de lo que están diciendo. Conocer un pensamiento y al pensador es mucho más que meterse en el Google a buscar “frases de…”.

La revolución, ese término tan prostituido por quienes jamás querrían una revolución que mereciese tal nombre y que cambiara radicalmente el orden social y económico en el que se asienta el auténtico poder y las relaciones sociales que lo expresan, no la traerán los naïf del tipo soy un hombre mágico que vive en el país feliz, en la casa de gominola de la calle de la piruleta, ni las ideologías de comeflores y mingafrías desclasados. La traerá la clase trabajadora –empleada en un banco, en una gasolinera, en un call center, de pasante en una notaría, en la mensajería, en la recogida de basuras o en el sector de la automoción, por citar sólo algunos ejemplos de lo que es la clase trabajadora- o no la traerá nadie porque ella es la explotada y oprimida, no por un 1% sino por todo empresario con empleados, que son más que ese 1%, pero que siguen siendo una minoría

Señores, han de ser los propios burgueses y capitalistas quienes les ilustren sobre a quién afecta, de verdad, la crisis capitalista y quienes la pagan. Veremos cuántos de los que hoy lean este artículo y puedan llegar a compartir su contenido no dicen hoy más de 10 veces la palabra ciudadanos. Se admiten apuestas. En este mundo del consumo fácil de información y de pereza intelectual todo se comparte, una cosa y su contraria.

Venga, a disfrutar de ciudadanía un ratito.

LA SEGURIDAD SOCIAL PIERDE 184.031 AFILIADOS EN ENERO


La Marea

Un total de 184.031 personas dejaron de trabajar en España durante el mes de enero, según los datos de afiliación a la Seguridad Social dados a conocer esta mañana por el Ministerio de Empleo. Al finalizar el mes de enero había un total de 16.173.610 personas cotizando, lo que supone un retroceso del 1,13% respecto a finales del mes de diciembre.

La cifra, que el Gobierno vende en su nota de prensa como “Enero registra el menor incremento de paro desde 2007”, demuestra una evolución en la destrucción de empleo y, en algo mucho más grave, la disminución de afiliados a la Seguridad Social.

En números fríos, en España el paro registrado en el mes de enero creció en 113.097 personas respecto al mes de diciembre, lo que sitúa el número total de personas en búsqueda activa de empleo en 4.814.435. De ellas, casi la mitad (más del 40%) no recibe ningún tipo de prestación y/o ayuda.

Pese a estas cifras, el ministerio de Fátima Báñez resalta que “en los últimos 5 años, el paro registrado en el mes de enero ha crecido por término medio en 152.837 personas”. Además, resaltan que se formalizaron 1.259.240 nuevos contratos, un 14,29% más que el mismo mes de 2013. Es decir, para el Gobierno, es un dato malo, pero menos malo.

Lo cierto es que el fin de la campaña navideña y la continuación de la crisis de la construcción arrastran los datos. Por sectores, la pérdida de afiliados a la Seguridad Social se ha dejado notar especialmente en el comercio (36.000 menos) y la hostelería (24.0000 menos), seguidos de la construcción (21.000 menos) y la industria (21.000 menos).


EL OBSERVATORIO DE SEGUIMIENTO DE LA REFORMA LABORAL DESMIENTE AL GOBIERNO: LOS SALARIOS BAJARON UN 10%

Diariocrítico/EFE 

Los salarios se han reducido un 10% de media desde el inicio de la reforma laboral hace ahora dos años, según los resultados del tercer Observatorio de Seguimiento de esta reforma, presentado hoy y procedentes de 200 encuestas a otras tantas empresas, en su mayoría con más de 50 empleados.

El tercer Observatorio, puesto en marcha por el Club de Excelencia en Sostenibilidad, la Fundación Sagardoy y Adecco, también ha estimado en 26 días la media de indemnizaciones por despidos colectivos procedentes.

Según ha expuesto, en rueda de prensa, el director de Relaciones Laborales de la Fundación Sagardoy, Jesús Mercader, "estos datos demuestran que las indemnizaciones abonadas se están reduciendo en línea con los objetivos de la reforma laboral si bien siguen siendo superiores a los 20 días previstos para el despido procedente".

Por su parte, el responsable del Club de Excelencia Juan Alfaro y el secretario general de Adecco,Santiago Soler, han señalado que aunque la reforma "va bien" y las grandes empresas han hecho sus ajustes, "hay que seguir trabajando y seguir haciendo retoques".

El Observatorio también ha puesto de manifiesto un ligero aumento de las contrataciones a tiempo parcial y del contrato de formación y aprendizaje, especialmente en las firmas de mayor tamaño. Así las compañías con más de 50 empleados han duplicado esta última modalidad de contrato, pasando del 8,1 % al 16,6 %.

Mercader ha explicado que el Observatorio ha evidenciado "una reducción en el número de empresas que no han realizado ningún ajuste en su plantilla o en las condiciones de trabajo" y ha precisado que se ha pasado del 28 % al 23,8 %.

Respecto a la media de indemnizaciones que se sitúa en 26 días, Mercader ha explicitado que sólo en el 10,6 % de los casos se ha abonado la indemnización legal de 20 días.

Este experto en Relaciones Laborales ha avanzado que el barómetro evidencia un mayor recurso a las Empresas de Trabajo Temporal (ETT) y, de hecho, la mitad de las compañías encuestadas han contratado o piensan hacerlo a través de las ETT.

Mercader ha subrayado que los resultados demuestran que las empresas que han necesitado despedir por razones objetivas han acompañado estas medidas de otras de flexibilidad interna, como la movilidad funcional o el tiempo de trabajo.

De las empresas encuestadas, casi un tercio ha reducido la jornada por debajo del 15 % de las horas totales, atendiendo al artículo 34.2 del Estatuto de los Trabajadores.

Además, ha informado de que, según este barómetro, los despidos colectivos "siguen siendo notablemente menos frecuentes que los despidos de carácter individual, representando sólo el 24 % del total".

El Observatorio ha corroborado que los despidos siguen respondiendo, en su mayoría, a razones económicas, técnicas, organizativas o de producción.

Así, el 77 % de las empresas que despiden por razones objetivas utilizan otras medidas de ajuste y el 34 % combina acciones de flexibilidad externa e interna, mientras que un 35 % recurre a medidas que no afectan a la cantidad de trabajo.

En la rueda de prensa, el secretario general de Adecco ha hecho hincapié en que "los grandes bloques de la reforma se van cumpliendo" y ha destacado, por ejemplo, "el capítulo de la flexibilidad y la moderación salarial".

Soler ha puesto de relieve que "los ajustes fuertes ya se han hecho y la reforma cumple, en general, sus objetivos" si bien ha admitido que las reformas laborales no generan empleo "y sí suponen palancas que ayudan a dinamizar los cambios fruto de cómo va la evolución de la economía".

En este contexto, Soler ha reiterado que "una reforma única y exclusiva no ayudará a solucionar el problema" y ha abogado por "retoques continuos y un futuro de reformas más gordas".

Soler ha puesto el foco sobre las políticas de empleo y ha apelado a "redefinir" el sistema, dinamizar el empleo joven y abrir una reflexión sobre el sistema de formación, "que dista mucho de lo que las empresas necesitan".

3 de febrero de 2014

UCRANIA: EL SILENCIO QUE FAVORECE EL AUGE DEL FASCISMO

Alberto Pradilla. Naiz

Europa tiene que recuperar los momentos de gloria que tuvo hace 400 ó 500 años. Necesitamos una nueva reconquista». Andrei Tarasenko, de 31 años, es el líder del Pravy Sektor, una alianza ultraderechista levantada durante los primeros días de la ocupación de «Euromaidan», la plaza que concentra las protestas en el centro de Kiev, y que se está haciendo fuerte en un campamento donde, progresivamente, el carácter paramilitar se impone. Cada vez más uniformes, cada vez más desfiles marciales, cada vez más entrenamientos y una estética castrense que se complementa con los cascos, escudos artesanales o robados a los antidisturbios y palos. Si en lugar de estacas exhibiesen armas hablaríamos ya de un miniejército en el centro de Kiev. Sin embargo, al menos entre los detractores del presidente, Viktor Yanukovich, todo el mundo mira aquí para otro lado u observa a las «fuerzas de choque» con simpatía. En parte, porque comparten sus ideas sobre un renacimiento nacional basado en alejarse de Rusia y recuperar valores como el orden o la moral. Por otro, porque al margen de palabras, los ultras se han ganado un sitio por derecho propio en la barricada, donde ejercen como barrera que repele las embestidas de los antidisturbios. Así que del «no soy tan extremista» se ha pasado al «laissez faire» que les convierte en los grandes beneficiados del progresivo descrédito de una clase política en manos de los mismos oligarcas que controlan el país desde la caída de la URSS. Es con este silencio, con la comprensión, con la tolerancia al considerarlo un «mal menor» en un contexto de caos e incertidumbre, como se construye el fascismo. Como dijo un pensador (precisamente conservador) como Edmund Burke, «la única cosa necesaria para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada».

Frente a la simplista imagen proyectada desde diversos medios internacionales de que en Ucrania se juega un partido entre proeuropeos y fieles a Moscú, Tarasenko evidencia que existen matices. Porque, para él, lo de Europa es secundario. «Lo verdaderamente importante es que Ucrania sea un país que se preocupe por sí mismo», insiste. De hecho, da la sensación de que, al menos en este momento, ni siquiera ve con buenos ojos sumarse ahora a una unión que considera «sometida al totalitarismo liberal». ¿A qué se refiere exactamente con ese concepto? A la «desnacionalización» entre instituciones que trascienden a los gobiernos y a la «descristianización», las grandes lacras que, en su opinión, se han convertido en los «signos de Sodoma» para el continente.

Contra el «totalitarismo liberal»
«No puedes llevar la cruz, las están retirando de los colegios públicos», protesta este antiguo estudiante de Económicas que, según cuenta, fue expulsado de la universidad por cuestiones relacionadas con su militancia. Su ideología se basa en tres principios: «Dios, Ucrania y libertad». Y aunque el primero y el tercer concepto puedan parecer antagónicos, Tarasenko los une con un contundente «Dios debería de estar por encima de los humanos». El peso de las diferentes confesiones cristianas ortodoxas es patente, tanto entre los opositores como entre quienes defienden al mandatario. Son cruces distintas, pero tienen el mismo peso. También la religión sirve para rechazar las acusaciones de antisemitismo: «las tres religiones monoteístas tenemos que buscar lazos en común», afirma, cuando se le pregunta por los ataques a judíos que se incrementaron en las últimas semanas.

En «Euromaidan», las banderas de la UE y de Ucrania compiten en número con las rojinegras, que han simbolizado los movimientos de «nacionalistas ucranianos» desde su surgimiento a principios del siglo XX. Entre ellos destacó el Ejército Insurgente de Ucrania, liderado por Stepán Bandera, que combatió a la URSS y terminó aliado con Adolf Hitler para declarar la independencia. Cierto es que, durante un breve período, la ocupación nazi condujo a Bandera y los suyos a los campos de concentración del III Reich, pero el avance del Ejército Rojo los terminó exonerando y acabaron nuevamente peleando, codo con codo, junto a Hitler. Toda esta iconografía ha resurgido (probablemente nunca se marchó) entre las barricadas y las tiendas de campaña del centro de Kiev. Porque el anticomunismo es otra de las bases que mueven al Pravy Sektor y sus aliados. «Esa ideología se construye a través del odio a la gente. En el futuro, el Partido Comunista no estará permitido», afirma Tarasenko, que vaticina un futuro «nuevo Nüremberg» para ajustar cuentas.

«Si somos fascistas, hay miles de ellos»
Consciente de que grupos como el suyo o como Spilna Sprava («Causa Común», uno de los colectivos ultras que ocupó la semana pasada el Ministerio de Justicia) ganan progresivamente adeptos, Tarasenko saca pecho. «¿Son ustedes fascistas?» «Si lo somos, tendrán un problema, porque hay cientos de miles de personas que piensan como nosotros», responde. No hay más que pasearse por ese microcosmos opositor para comprobar que, entre la liturgia nostálgica con muchas referencias al pasado cosaco, crece la simbología ultraderechista, con referencias al «white power», que se ha reforzado con la progresiva (para)militarización de la zona.

«Nosotros estamos en la vanguardia de la revolución. No solo en las barricadas, sino también ideológicamente», afirma el líder del Pravy Sektor, que no se separa de un inmenso guardaespaldas. «La gente no solo nos sigue por los cócteles molotov. También porque comparte nuestras ideas», insiste. Si uno pregunta entre quienes, al menos en apariencia, se mantienen a distancia de esos grupos que desfilan y se adiestran, encuentra un «sí, pero» como respuesta más crítica. Y, en general, una creciente simpatía. «Sin ellos no tendríamos nada de esto», dice Tania, estudiante de Medicina, mientras señala las barricadas de hielo y los autobuses calcinados que forman la primera línea frente a los antidisturbios. También afirma estar de acuerdo con muchas de las afirmaciones de Tarasenko. «Son extremistas, pero ahora, nuestros aliados para expulsar al presidente», añade Valery Bidnoshev, director de una agencia de cooperación con fondos europeos. Y eso que se refiere a Slovoda, la formación ultra que, junto a UDAR y Batkivschina, configuran el triunvirato opositor.

La falta de expectativas, la certeza extendida entre buena parte de la población de que ni siquiera unas nuevas elecciones cambiarían absolutamente nada, es su caldo de cultivo. Tarasenko se reafirma: «no vale con ciertas concesiones. Hay que cambiarlo todo». Yuyislav, uno de los jefes de la tienda de campaña del Pravy Sektor en el corazón de «Euromaidan», insiste en esta tesis: «solo hay una opción, cambiar el país». Apenas se le ven los ojos, entre el grueso abrigo militar y una capucha con la que se cubre el rostro. Descansa junto al fuego a la espera de que le llegue el turno de colocarse en la barricada o custodiar alguno de los accesos a la plaza. Asegura que está aquí porque «todos los gobiernos de los últimos 23 años han sido corruptos». Y se reafirma en la idea de que, en tiempos de caos, «son los radicales quienes toman fuerza. Ya lo vimos con Hitler».

Exmilitares en afganistán como líderes de las fuerzas de choque
Comenzaron como «fuerzas de autodefensa» pero cada vez más se asemejan a grupos paramilitares. Son entrenados por antiguos soldados que combatieron en Afganistán con el uniforme de la URSS o que estuvieron presentes en la guerra de los Balcanes. No permiten acceder a sus cuarteles generales (como, por ejemplo, el ubicado en el Ayuntamiento) ni a sus tiendas, aunque verles desfilar o realizar instrucción no es difícil. Están por todos lados en la zona ocupada por los opositores a Viktor Yanukovich. Frente al descrédito de los partidos, han cogido fuerza. Y solo aceptan la renuncia del presidente, aunque tampoco dejan claro qué harían el día después. «¿Armas? Seguro que las tenemos. Y si ellos disparan, nosotros responderemos. Aunque nadie te lo confirmará», afirma una de las jóvenes que duerme a diario en el cuartel general de la oposición. Por ahora, aunque se han disparado, las escaramuzas se han limitado a los cócteles molotov. Pero el riesgo está latente, porque se sabe quién dispara el primero pero no cuándo acaba. 


2 de febrero de 2014

LA MUSICA EN LOS CAMPOS DE CONCENTRACION NAZIS Y FASCISTAS

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Recuerdo aún cuando, de niño, los domingos sonaba en el templete de uno de los parques más conocidos de la que entonces era mi ciudad la banda municipal con distintas piezas de música clásica.

Quizá de ahí provenga mi afición hacia este tipo de composiciones, que se ha ido ampliando a otros géneros, aunque mi abanico de gustos en melodías sea más bien limitado. El oído infantil es espontáneamente receptivo a cualquier tipo de música, incluso a la que no es otra cosa que ruido con pretensiones. Son los años, las experiencias vividas, el endurecimiento de nuestras mentes y nuestras propias manías los que estrechan un camino que en la infancia está tan abierto como el propio horizonte.

No tiene nada que ver el placer que supone la música disfrutada en libertad y en unas condiciones mínimamente dignas para ejecutante y oyente con la que se realiza y escucha cuando la vida se encuentra entre los límites de la supervivencia y la antesala de la muerte y ello sucede en las condiciones más crueles e indecentes para el ser humano.

Hoy ha llegado a mí, por ese tipo de casualidades que ocurren cuando uno busca el diario texto que compartir con ustedes en este blog, un artículo sobre la música en los campos de concentración nazis, a partir de la investigación realizada por un joven pianista devenido en historiador por mor de su circunstancial estudio sobre un aspecto muy concreto de la que sin duda es la parte más monstruosa del pasado de la humanidad.

En estos tiempos en los que el fascismo y el nazismo vuelven a levantar cabeza en el viejo continente, amenazando de nuevo las libertades y la razón humana, no está de más aprovechar la ocasión para, tomando como excusa la música en los campos de concentración nazis y fascistas, recordar lo que significaron estos centros de terror, exterminio y muerte en un momento concreto de la historia.

Conviene recordarle a la autora del artículo -Elena Llorente- que les presentaré a continuación que Auschwitz no fue liberado por los genéricos aliados sino concretamente por el Ejército Rojo de la Unión Soviética, cuyo papel en la derrota de la locura y el genocidio ha sido minimizado desde incluso antes de que ésta se produjese definitivamente. Baste el ejemplo de la filmografía bélica de propaganda norteamericana desde que USA entró en la II G.M. para constatarlo.

Para quien desee adentrarse algo más en la cuestión de las bandas de música de prisioneros en los campos de exterminio nazi-fascistas le añado otros dos textos que espero sean de su interés.

LA MÚSICA DE LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
Reúne música escrita en centros de exterminio de Europa, Africa septentrional y colonial y Asia, entre 1933 y 1945, en plena dominación del nazismo en Europa y de sus aliados japoneses en Asia y fascistas en Africa.

Elena Llorente. Página/12
Francesco Lotoro se define a sí mismo como un pianista. Así dice su tarjeta de presentación. Pero en realidad se ha transformado en un personaje especial, un historiador musical, un recopilador de partituras escritas nada menos que en los campos de concentración, civiles y militares, que existieron en Europa, Africa septentrional y colonial y Asia, entre 1933 y 1945, en plena dominación del nazismo en Europa y de sus aliados japoneses en Asia y fascistas en Africa. Se trata de miles de partituras que ha ido recopilando desde 1989. Cuando comenzó, dado que es judío, pensó en concentrarse en la música hebrea solamente. Pero después se dio cuenta de que la producción era tal que no podía limitarse sólo a ella. Según contó en una entrevista con Página/12, entre las partituras recopiladas en efecto hay varios tangos.

La Jornada de la Memoria, que se celebró el 27 de enero en Europa y recuerda la apertura por los aliados del campo de concentración de Auschwitz en Polonia, fue la ocasión para que Lotoro y otros investigadores presentaran su trabajo referido a la música y los músicos de aquel período en una conferencia en el municipio de Roma. “Empecé todo esto por curiosidad. Recuerdo que una vez decidí ir 15 días a Praga para investigar sobre el campo de concentración de Terezin. Llevaba una valija. Pero me tuve que comprar otra para poder traer toda la música que descubrí. Entonces comprendí que tenía que dedicarle mucha más atención”, contó a Página/12. Con el material recuperado en casi 24 años de investigaciones, Lotoro ha publicado el primer volumen de una Enciclopedia de música de los campos de concentración (Thesaurus musicae concentrationariae, Ed. Rotas), interpretando él mismo y otros músicos las partituras que aparecen en los CD. Y ha fundado en Barletta, su ciudad natal al sur de Italia, un instituto dedicado a este tema.

La música en los campos de concentración fue usada con varios fines. En algunos se dice que para humillar a los prisioneros o cubrir los gritos de las cámaras de gas. En otros, en cambio, donde bandas u orquestas de prisioneros recibían a los trenes que traían a los deportados, era para controlarlos mejor, haciendo que con la música se sintieran más tranquilos y trabajaran más. Por último, algunas orquestas fueron creadas para deleitar los oídos de los carceleros nazis, muchos de los cuales eran amantes de la música clásica. El campo de Auschwitz y sus numerosos subcampos, por ejemplo, llegaron a tener seis orquestas, una de ellas sólo femenina. Pero los músicos no sólo reproducían partituras de autores famosos, sino que sentían la necesidad de escribir su propia música. “Yo razono como músico –dijo Lotoro–. Creo que gradualmente las fuerzas de ocupación se dieron cuenta de que el fenómeno musical no podía ser reprimido. Un músico tiende a crear música instintivamente. Se le puede quitar la libertad, se puede limitar su actividad física, pero no se le puede quitar el alma.” Contó además que pese a que en algunos campos se les daba espacio y horarios para practicar la música, los músicos debían igualmente cumplir con los trabajos forzados a los que estaban obligados todos los prisioneros.

¿De dónde sacaban los instrumentos? “En algunos casos los campos de concentración fueron abiertos en cuarteles militares abandonados, donde había tal vez un piano y algunos instrumentos de viento –explicó–. Los campos de concentración civiles no fueron dotados inmediatamente de instrumentos. Los instrumentos en otros casos fueron incautados en los negocios que los vendían. Muchos testigos hablan de un famoso tren que partió de Praga al campo de Terezin, uno de cuyos vagones estaba lleno de instrumentos. En otros campos, como en Dachau (Alemania), se sabe que a los prisioneros que eran carpinteros y artesanos se les pidió que construyeran instrumentos y así se logró hacer una orquesta con 14 de ellos.”

Las partituras son un capítulo aparte de esta historia. En algunos campos, sobre todo donde había prisioneros políticos como en Westerbork (Países Bajos), no se les permitía escribir. Entonces los detenidos, mientras estaban preparando los terrenos para cultivar papas, dibujaban los pentagramas y las melodías en la tierra y las memorizaban. Por la noche, las transcribían en pedacitos de papel higiénico y a veces las interpretaban cantando en las letrinas, que eran colectivas, como pequeños teatros, explicó el investigador.

¿Dónde fueron a parar esas partituras? “Mucho material se ha perdido –continuó–. En algunos campos les daban incluso papel o cuadernos de música para escribir. En Terezin, por ejemplo. Y las partituras eran entregadas al bibliotecario del campo. Así se salvó parte de la producción del maestro Viktor Ullman, músico y compositor austríaco-judío muerto en Auschwitz en 1944. En los campos donde estaban recluidos los militares, ellos podían mandar por correo militar las partituras a sus familiares y así se logró salvar gran parte de esa producción.” Otro ejemplo es el Ghetto de Varsovia, donde los nazis obligaron a los judíos a vivir desde 1940. “En el Ghetto había lugares secretos donde muchos escondieron su música”, añadió.

Entre las partituras hay salmos, sonatas, sinfonías, música religiosa, tanto judía como cristiana, óperas, canciones de cuna y hasta tangos. Es que el tango estaba muy de moda en Europa en los años del nazismo. Lotoro recordó en particular al compositor polaco-alemán Józef Kropinski, quien recluido en el campo de concentración de Buchenwald, en Alemania, y de Auschwitz, compuso numerosos tangos y muchísimas otras obras. También mencionó a otro polaco, Zygfryd Maciej Stryjecki, internado en dos campos diferentes, autor de “Tango argentynskie”, y un tango anónimo escrito en lengua idisch, el idioma que hablaban los judíos alemanes y del este de Europa, que algunos han atribuido a una muchachita de 13 años que lo habría escrito en Auschwitz. “Hay material que yo debería recuperar en Buenos Aires y en Santiago, Chile”, dijo, lamentando que su organización no cuente con los fondos suficientes para continuar su tarea investigativa como corresponde y criticando a Italia por esa falta de apoyo. “Me he asumido la tarea de recuperar toda la música escrita en los campos, también aquella de sacerdotes y monjes que fueron obligados a trabajos forzados y que murieron allí. Quién sabe si el argentino más famoso del mundo, el papa Bergoglio, puede dar una mano a un judío desconocido como yo”, dijo. Pero su referencia a la Argentina no termina aquí. El cineasta franco-argentino residente en Francia, Alexandre Valenti, autor entre otros de Los 500 bebés robados por la dictadura, lo ha contactado para filmar un documental sobre él y sus investigaciones, que se comenzará a rodar en las próximas semanas en varias localidades de Francia.





LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN Y EXTERMINIO




Guido Jochen Fackler. http://holocaustmusic.ort.org/

En las últimas dos décadas, el público comenzó a darse cuenta de que en los campos de concentración nazis se componía música. Esto queda de manifiesto principalmente a través de las presentaciones contemporáneas de compositores de Theresienstadt y de las canciones de los guetos y campos de concentración, como el estreno de la ópera de Viktor Ullmann, “El emperador de la Atlántida o la muerte abdica”, que se llevó a cabo en Ámsterdam en 1975. También se evidencia en los recuerdos de los músicos sobrevivientes y en películas como “Playing for Time” de Daniel Monn (1980) y “El pianista” de Roman Polanski (2002). Sin embargo, la música de todos los tipos, estilos y géneros constituía un aspecto fundamental de la vida en los campos de concentración, incluyendo los campos de la muerte. Esto hace que uno se pregunte: ¿cómo se podía crear música en esas circunstancias y qué funciones y significados tenía la música en los campos?

La música comandada
Cuando se establecieron los primeros campos de concentración en 1933, los guardias de los campos rutinariamente le ordenaban a los prisioneros que cantaran mientras marchaban, hacían ejercicio o durante los castigos. Lo hacían para burlarse, humillar y disciplinar a los reclusos. Como le ocurrió a Eberhard Schmidt en Sachsenhausen, los internos que desobedecían las reglas o que las llevaban a cabo incorrectamente (‘¡Parejos! ¡Marchen! ¡Canten!’) les daban una excusa a las SS para que pudieran golpearlos arbitrariamente: 

Aquellos que no conocían la canción recibían una golpiza. Aquellos que cantaban en voz muy baja recibían una golpiza. Aquellos que cantaban en voz muy alta recibían una golpiza. Los hombres de las SS infligían palizas salvajes.

Normalmente los prisioneros eran obligados a cantar canciones de los nazis, de los soldados y canciones folclóricas y marchas de las SS. Además, debían cantar canciones de valor simbólico para grupos de reclusos puntuales con el fin de humillarlos. Por ejemplo, a los comunistas y a los socialdemócratas los obligaban a cantar canciones del movimiento laborista; aquellos que eran religiosos eran forzados a cantar canciones religiosas relacionadas con su credo.

La música de los programas de radio y de tocadiscos sonaba por altoparlantes instalados en algunos campos. Además de discursos de propaganda, marchas militares y música ‘alemana’, entre 1933 y 1934, los guardias de Dachau pasaban música de Richard Wagnerpara ‘reeducar’ a los oponentes políticos. En Buchenwald, establecido en 1937, se transmitían conciertos nocturnos de radio alemana por los altoparlantes, lo cual impedía que los prisioneros pudieran dormir. Asimismo, se tocaba música de marcha para tapar los ruidos de las ejecuciones.

Por indicación del comando del campo, las bandas musicales estaban conformadas por músicos prisioneros profesionales y amateurs. Los coros de prisioneros eran frecuentes, particularmente durante los primeros años del sistema de campos; aunque luego del estallido de la guerra, las bandas de reclusos moldearon la vida musical de los campos de concentración más grandes. Las primeras de estas orquestas de campo oficiales ya existían en 1933, por ejemplo, en los primeros campos de concentración de Duerrgoy, Oranienburg, Sonnenburg y probablemente también en Hohnstein. Luego de la reorganización del sistema de campos -cuando se disolvió la primera generación de campos de concentración (con excepción de Dachau) y, luego de 1936, cuando se reemplazaron por campos nuevos y más grandes-, hubo orquestas de prisioneros (todavía antes de la guerra) en Sachsenhausen (como una continuación de la banda de Esterwegen), en Buchenwald y en Dachau. Con la expansión del sistema de campos y la fundación de un sistema satélite de subcampos, existieron orquestas oficiales en casi todos los campos de concentración principales, en los subcampos más grandes y en algunos campos de exterminio. En ocasiones, había varios grupos en un mismo lugar, como en Auschwitz, entre los cuales había una banda de música compuesta por 120 músicos y una orquesta sinfónica de 80 músicos. Su repertorio incluía marchas, himnos del campo, música de salón, música ligera y dance, canciones populares, melodías de películas y operetta, fragmentos de ópera y música clásica como la Sinfonía nº 5 de Beethoven. En varias ocasiones, se creaban nuevas composiciones y arreglos originales como, en Auschwitz, la marcha del campo de concentración de Mieczyslaw Krzynski y Henryk Krol. Y mientras, según Benedikt Kautsky, las marchas militares alemanas estaban prohibidas, “uno no era de criticar en los campos de concentración de Buchenwald o Auschwitz, donde se escuchaban varias antiguas marchas prusas formales”.

El repertorio de las orquestas oficiales del campo dependía de las preferencias de las SS, de su sofisticación musical y de las ocasiones en las que la banda actuaba. Las bandas de reclusos no sólo tocaban en conciertos de domingo para los oficiales de las SS más abocados a la cultura, sino también (con la aprobación de los oficiales) para otros reclusos. Durante las inspecciones del campo, los comandantes orgullosos exhibían a los conjuntos como ‘atracciones especiales’ y como prueba de la actuación ejemplar de ‘su’ campo. Sin embargo, las principales obligaciones de los músicos estaban relacionadas con brindar música de fondo para los comandos de trabajo entrantes y salientes en las puertas de los guetos y tocar música para acompañar las ejecuciones que se realizaban, como elemento disuasivo, frente a toda la población del campo. En los campos de exterminio, particularmente en Birkenau, las orquestas de prisioneros tocaban en las condiciones más inhumanas, algo que hizo que algunos músicos sobrevivientes experimentaran sentimientos de culpa y depresión por el resto de sus vidas. Algunas bandas tenían que tocar durante el denominado proceso de selección: se suponía que esto iba a engañar a los prisioneros recién llegados para que no pensaran que se enfrentaban a una muerte inmediata. Algunos miembros de la orquesta incluso tenían que tocar cerca del crematorio por orden de las SS. No obstante ello, la llegada de nuevos prisioneros, las selecciones y las caminatas hacia las cámaras de gas eran acompañadas por música sólo ocasionalmente, no como norma.

Finalmente, se convocaba a las bandas del campo y a otros músicos reclusos para que tocaran exclusivamente para los guardias. Por otra parte, se les garantizaba a los músicos un estatus especial que les daba protección frente a actos arbitrarios y también privilegios esenciales para sobrevivir: tareas ‘más livianas’, mejores vestimentas y raciones de comida adicionales. En este sentido, componer música servía como una estrategia de supervivencia. Por otra parte, la cercanía entre los músicos y los perpetradores tuvo como consecuencia auto-acusaciones, envidia de otros prisioneros y una relación con las SS peligrosamente dependiente.  

La música iniciada por los prisioneros
A diferencia de los ejemplos previamente mencionados de composición de música forzada, los prisioneros también tocaban y componían música por iniciativa propia, para sí mismos y para sus compañeros reclusos. En este caso, la música funcionaba como una técnica de supervivencia cultural y como medio de resistencia psicológica: servía para superar la situación de amenaza de vida en el campo y ayudaba a aliviar el miedo. Con el simple hecho de tararear o silbar una melodía los reclusos podían combatir el temor y la soledad en la celda de castigo. La música ayudaba a los prisioneros a mantener su identidad y tradiciones y a contrarrestar la intención destructiva de las SS, que estaba dirigida tanto a la existencia física de los reclusos como a su cultura.

Los prisioneros tocaban música para sí mismos incluso en los primeros campos de concentración. Sin embargo, había pocos grupos instrumentales en ese momento. Los reclusos fundamentalmente introdujeron en los campos varias canciones de grupos, solistas y canto sin acompañamiento. Las primeras canciones de los campos y los himnos de los campos de concentración (“KZ-Hymnen”), como la conocida canción “Los soldados de la turbera” o ''Moorsoldatenlied', fueron escritos por los prisioneros. Estas canciones se podían cantar en cualquier momento y no requerían de mucha práctica o preparación. Las sesiones de canto grupales generaban una sensación de compañerismo y pertenencia. En las etapas iniciales del sistema de campos, el estilo dominante era la música amateur de los movimientos juveniles y obreros, puesto que la mayoría de los prisioneros de aquella época eran opositores políticos de los nazis. En los primeros años, los músicos profesionales eran la excepción. A principios de 1939, luego del inicio de la Segunda Guerra Mundial, se expandió el nivel de las habilidades musicales y la diversidad. Desde ese momento en adelante, cada vez más prisioneros de diversos países y clases sociales fueron deportados a los campos, entre los cuales había un mayor porcentaje de intelectuales, artistas y músicos profesionales. El incremento en el número de prisioneros también amplió el alcance de los eventos musicales y las diferentes tradiciones nacionales, reflejadas a través de los reclusos, contribuyeron con el crecimiento de la vida musical de los campos.

Las actividades musicales alcanzaron su máximo esplendor a partir de 1942 - 1943. En ese período, el trabajo de los prisioneros se utilizaba para la industria de armas. Asimismo, el sistema de campos de concentración se expandió con la construcción de campos satélites. El 15 de mayo de 1943, las SS implementaron un sistema de beneficios (Prämiensystem), que les daba a los prisioneros ciertos ‘privilegios’. Estas concesiones, por supuesto, fueron diseñadas principalmente para incrementar la producción de trabajo y para evitar disturbios (de cualquier modo, se aplicaban fundamentalmente a los reclusos alemanes, a los funcionarios prisioneros y a los ‘destacados’). Sin embargo, como resultado de estos beneficios, se volvió más sencillo conseguir instrumentos y partituras del exterior, crear canciones u otras composiciones para el campo, armar algunas bandas musicales, dar conciertos y organizar otros eventos culturales como funciones de cabaret y de teatro. 

Contrario a la opinión general, estas actividades eran ilegales sólo en algunos casos, no en todos. Cuando la música estaba ligada a algún hecho político u otro contenido prohibido era ilegal. En esos casos, sólo se podía tocar secretamente y con temor a ser descubierto. Por ejemplo, el 7 de noviembre de 1933, en Börgemoor, los reclusos conmemoraron secretamente el 16º aniversario de la Revolución de Octubre. Los eventos musicales más importantes (como las funciones para la cuadra o para el campo) sólo se podían organizar con la aprobación del director del campo y el apoyo de los funcionarios. Una de las primeras actuaciones para el campo fue planificada por los prisioneros el 27 de agosto de 1933 en Börgermoor. 'Circus Konzentrazani', planeada por el actor Wolfgang Langhoff, se produjo en respuesta a las golpizas nocturnas por parte de las SS. Este evento incluyó música, humor y arte como medio para dar ánimo a los reclusos. Los guardias del campo también se divertían con esta forma de entretenimiento. En ese evento, la canción “Los soldados de la turbera” ('Moorsoldatenlied') se presentó por primera vez. En algunos campos, este tipo de eventos se llevaban a cabo regularmente. En una de las cuadras de Buchenwald, donde se había instalado un cine, entre agosto de 1943 y diciembre de 1944, se realizaron un total de 27 ‘conciertos’ de este estilo, que incluían exhibiciones, sketches teatrales, funciones artísticas y pasajes de teatro y cabaret representados por varios grupos de reclusos. En la medida en que las operaciones ‘normales’ del campo no se veían afectadas, las SS toleraban implícitamente o de un modo semi legal otras actividades musicales.

Dentro de la libertad limitada otorgada por los guardias del campo y los funcionarios, los prisioneros armaron una amplia selección de espectáculos musicales. Sólo se podía componer música en el ‘tiempo libre’ restringido, o sea, luego del tomado de lista vespertino o los domingos, cuando por lo general no se trabajaba. En el principal campo de Auschwitz, por ejemplo, había actividades musicales de dos cuartetos vocales, de un grupo vocal más pequeño y de tres coros. Los instrumentalistas también tocaban música. Todo esto ocurría en un entorno inhumano, no propicio para la actividad artística, y marcado por el hambre constante, el abuso físico y psicológico, por enfermedades, epidemias, terror y miedo a la muerte. A diferencia de la composición de música forzada, que los reclusos debían llevar a cabo casi a diario, las actividades musicales realizadas por iniciativa propia de los prisioneros fue un aspecto memorable de la vida en el campo. Sin embargo, cuanto más grandes eran las diferencias sociales entre los grupos de reclusos de un campo, más importante era el papel que jugaba la música en separar a los prisioneros privilegiados (o sea, los funcionarios prisioneros, los reclusos ‘destacados’ y su séquito más cercano) de los menos privilegiados. Luego la mayoría de los reclusos luchaba por pura supervivencia. .

Conclusión
La vida musical en los campos de concentración y exterminio se caracterizaba por una doble naturaleza. Por un lado, la música actuaba como medio de supervivencia para los reclusos. Por otro lado, funcionaba como un instrumento de terror aplicado por las SS. El personal penitenciario se abusaba de los músicos prisioneros para sus propios beneficios. Con las funciones musicales diarias forzadas, avanzaban con el proceso de quebrar la voluntad de los prisioneros y con la degradación humana. Así, la música en los campos nazis funcionaba no sólo como medio de distracción necesaria y como un método de supervivencia cultural para las víctimas, sino también como un medio de dominación por parte de los perpetradores.

Referencias
Aleksander Kulisiewicz: Musik aus der Hölle. Ed. by Guido Fackler. Würzburg: Königshausen & Neumann, 2007 (in preparation).
Ausländer, Fietje / Brandt, Susanne / Fackler, Guido: „O Bittre Zeit. Lagerlieder 1933 bis 1945“. Ed. by Dokumentations- und Informationszentrum (DIZ) Emslandlager, Papenburg, in cooperation with musik archive of Akademie der Künste, Berlin, and Deutsches Rundfunkarchiv (DRA), Potsdam-Babelsberg/Wiesbaden. Papenburg: DIZ Emslandlager, 2006 (http://www.diz-emslandlager.de/cd03.htm, mail@diz-emslandlager.de). – This new collection offers a wide range of camp songs on three cd’s and two booklets.
Fackler, Guido: „Des Lagers Stimme” – Musik im KZ. Alltag und Häftlingskultur in den Konzentrationslagern 1933 bis 1936. Mit einer Darstellung der weiteren Entwicklung bis 1945 und einer Biblio-/Mediographie (DIZ-Schriften, Bd. 11). Bremen: Edition Temmen, 2000.
Fackler, Guido: Music in Concentration Camps 1933–1945. In: Music and Politics. Online:http://www.music.ucsb.edu/projects/musicandpolitics/fackler.html.
Fackler, Guido: „Musik der Shoah“ – Plädoyer für eine kritische Rezeption“. In: John, Eckhard / Zimmermann, Heidy (Hg.): Jüdische Musik. Fremdbilder – Eigenbilder. Tagungsband des Musikwissenschaftlichen Symposiums „Die Politisierung der ‚jüdischen Musik‘ im 20. Jahrhundert“ der Freien Akademie und Hochschule für Musik und Theater in Bern 2001. Köln / Weimar: Böhlau, 2004, S. 219-239.
Gilbert, Shirli: Music in the Holocaust: Confronting Life in the Nazi Ghettos and Camps. Oxford University Press 2005.
Kautsky, Benedikt: Teufel und Verdammte. Erfahrungen und Erkenntnisse aus sieben Jahren in deutschen Konzentrationslagern. Zürich 1946, quote on 222.
Knapp, Gabriele: Frauenstimmen. Musikerinnen erinnern an Ravensbrück. Berlin 2003.
Kuna, Milan: Musik an der Grenze des Lebens. Musikerinnen und Musiker aus böhmischen Ländern in nationalsozialistischen Konzentrationslagern und Gefängnissen. 2. Aufl. Frankfurt a.M.: Verlag 2001, 1998.
KZ Musik. Music composed in concentration camps (1933–1945). Dir. by Francesco Lotoro. Rome: Musikstrasse, starting 2006 with 4 CDs (http://www.musikstrasse.it). – This cd-collection tries to record all compositions and songs created in the different nazi camps.
Langhoff, Wolfgang: Die Moorsoldaten. Mit einem Vorwort von Werner Heiduczek. Köln 1988, see 165-186, quote on 165.
Schmidt, Eberhard: Ein Lied – ein Atemzug. Erinnerungen und Dokumente. Gesprächspartner und Hg. Manfred Machlitt. Berlin 1987, quote on 130.
Staar, Sonja: Kunst, Widerstand und Lagerkultur. Eine Dokumentation (Buchenwaldheft 27). Weimar-Buchenwald 1987.


AUSCHWITZ, MÚSICA Y REPRESIÓN: ¿QUÉ SE ESCUCHABA EN EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN?
El Comercio. Perú

Una investigación ha logrado crear un mapa musical de Auschwitz, lo que permite apreciar el uso de diferentes melodías para amedrentar a los cautivos o como muestras de rebeldía.
El campo de concentración de Auschwitz fue el lugar donde 1,3 millones de personas murieron durante la represión nazi en Alemania. Pero en aquel espacio lleno de sufrimiento y temor hubo sitio para la música, de acuerdo a una investigación que ha conseguido crear un mapa musical del lugar.

Según informa la agencia Materia, El resultado del trabajo realizado por Melissa Kage, doctora de Estudios Germánicos de la Universidad de Stanford, permite apreciar los diferentes espacios físicos en los cuales la orquesta sinfónica de internos y los 120 músicos que tocaban para los nazis interpretaban diferentes melodías con fines completamente distintos.

Por ejemplo, se indica que desde que llegaban en tren, los prisioneros eran recibidos con valses de Strauss, temas de Franz Lehár o canciones sentimentales de los 30, con la finalidad de disipar los temores de los recién llegados. En cambio, a los que salían a trabajar al campo los obligaban a escuchar marchas militar, como el Horst Wessel Lied, el himno nazi.

Sin embargo, la música también fue utilizada como gesto de rebeldía, como expresión de una añoranza por la libertad perdida. Kagen muestra que, en el Campo I, donde se albergaban los prisioneros de guerra y los alemanes de la resistencia, una canción frecuente era Die Gedanken Sind Frei (los pensamientos son libres), una canción popular de la revolución de 1848.

En Birkenau, otra zona del campo, la poetisa Krystyna Zywulska compuso 54 obras que describían la vida cotidiana dentro del lugar donde sabía que miles perdían la vida en las cámaras de gas contiguas. Los versos musicalizados era interpretados secretamente a lo largo de todo Auschwitz.

Para Kagen, en este choque de melodías, la música forzada era sentida como una agresión. “Los prisioneros deseaban morir en paz, querían un mínimo espacio de autonomía en el que morir. Pero esta música, que se ven obligados a escuchar, les agrede no sólo porque altera el espacio, sino porque se mete dentro de sus cuerpos”, explica la investigadora.


1 de febrero de 2014

EL BANCO CENTRAL DE ESTONIA ADVIERTE SOBRE EL BITCOIN: ES UN ESQUEMA PONZI

ElEconomista


En paralelo a la creciente aceptación del pago en bitcoin por parte de las empresas, surgen de vez en cuando voces que alertan sobre el potencial riesgo de la divisa virtual. El último en lanzar un mensaje de advertencia en torno a los peligros del bitcoin ha sido el banco central de Estonia, que ha pedido a los ciudadanos que se mantengan alejados de la moneda porque podría funcionar como un fraude piramidal.

El bitcoin "es un esquema problemático", afirmó Mihkel Nommela, director del departamento de sistema de pagos del supervisor bancario estonio. "En general, las monedas virtuales son una innovación que merece cierta precaución, teniendo en cuenta la falta de garantías y de responsables que las avalen a largo plazo", añade en declaraciones a Bloomberg.

Estas declaraciones están en línea con las recientes advertencias de  la Autoridad Bancaria Europea (EBA) ha alertado a los consumidores de una serie de riesgos que presenta la compra, la posesión o las operaciones comerciales con divisas virtuales, como el bitcoin, que podrían hacerles perder su dinero.

En opinión del alto responsable del banco central de Estonia, tampoco hay ninguna evidencia de que no se trate de un esquema Ponzi (*). "El usuario asume todos los riesgos y no tiene a quien acudir en busca de ayuda", aseguró.

El bitcoin, que se mueve hoy sobre los 800 dólares, se caracteriza por su elevada volatilidad y los sentimientos encontrados que genera en reguladores y consumidores. Importantes empresas como Zynga, Virgin, Tiger Direct o incluso el portal de viajes Destinia.com han comenzado a aceptar pagos en esta moneda, pero aún no existe una normativa clara que delimite su potencial riesgo y las voces de alerta se suceden.

El escándalo ha vuelto a relacionarse con la divisa virtual esta semana después de que dos operadores fueran detenidos en EEUU acusados de intentar blanquear un millón de dólares vendiendo bitcoins a los usuarios de la web Silk Road, que fue cerrada por las autoridades en septiembre.

Las autoridades arrestaron el domingo a Charlie Schrem, consejero delegado del mercado BitInstant.com, y el lunes a Robert Faiella, quien dirige un mercado clandestino llamado BTCKing.

La moneda superó la barrera de los 1.000 dólares por primera vez el pasado mes de noviembre y alcanzó su máximo nivel el 4 de diciembre, cuando marcó los 1.238 dólares. Acto seguido, registró caídas continuadas hasta los 640 dólares después de que Baidu, el principal motor de búsqueda en Internet de China, anunciase a sus usuarios de servicio de música que dejaba de aceptar la moneda.