12 de febrero de 2012

15-M, DE LA INDIGNACIÓN A LA DILUCIÓN

Por Marat

"Existo. Es algo tan dulce, tan dulce, tan lento. Y leve; como si se mantuviera solo en el aire. Se mueve. Por todas partes, roces que caen y se desvanecen. Muy suave, muy suave." (Jean-Paul Sartre. 'La Nausea')

Después del 15-O de 2011, fecha de la gran conjunción cósmico-global del movimiento indignado, el M 15M, como lo denominan sus miembros, ya no ha vuelto a ser ni siquiera un pálido reflejo de lo que fue.

Lo decíamos el mismo 15 de Octubre de 2011 con motivo de tal evento:

“En realidad el 15-O no es el inicio de nada que pueda llamarse revolución sino el cierre del círculo (tan redondo como la inicial O) desde dentro. Al mundial sólo puede sucederle, en el mejor de los casos, el mundialito. Cuando la teoría y la práctica “revolucionarias” no están dispuestas a ir más allá de lo que sus líderes (que los tienen) y sus individualistas activistas de clase media pretenden, el viaje de la locomotora no puede continuar porque le faltan energía motriz, raíles y estación de destino” (1)

El movimiento de los “indignados” que, recordemos una vez más, ya que la memoria es frágil, se inició con aquello de “unos nos consideramos más progresistas, otros más conservadores” (2). Pasado el tiempo, no han cambiado tanto las definiciones o la indefinición del movimiento que tuvo su origen “oficial” en Democracia Real Ya, aunque buena parte del 15-M diga no identificarse ni sentirse representado por esa plataforma. El modo en que se defina políticamente cada miembro del 15-M es irrelevante porque las voces del propio movimiento afirman que nadie les representa y que cada miembro se representa a sí mismo.

Su rechazo al capitalismo, puro enunciado antineoliberal, es una mera protesta dentro de los límites de un Estado capitalista del Bienestar ya muerto. La prueba del algodón para conocer qué predican los indignados consiste en tratar de encontrar un documento consensuado que resuma claramente cuál es su proyecto de sociedad y que no se quede en el absurdo aserto de una “democracia real” porque, al fin y al cabo, ¿cuál es el modelo económico de esa democracia real?

"Los movimientos espontáneos son minoritarios, ni siquiera son de izquierdas, son pura manifestación de energía, no tienen tesis ni un programa político, sólo tienen frases contundentes que no son tesis políticas, apenas eslóganes. Ahora el efecto es que los movimientos se han quedado en silencio", afirma Raffaele Simone (3), uno de tantos teóricos que ha guardado mutismo mientras el 15M y la Multinacional de Franquicias Indignadas estaba en la cresta de la ola aupada por los voceros mediáticos del capitalismo.

Pero Raféale Simone dice algo más, sumamente interesante: "Esos movimientos pueden dar impulsos. No hay discursos articulados. No tenemos más". ¿Antes teníamos menos, no? (pregunta el periodista que le entrevista) "Sí. Ahora tenemos energía, pero esta energía tiene que canalizarse en partidos. Reflexionemos sobre sus exigencias. Pero ellos no son una respuesta política".

He aquí dos de las principales –no las únicas, como veremos más adelante- fuentes del fracaso de la “indignación”: la falta de proyecto y la falta de organización, del intelectual orgánico de la concepción de partido gramsciana. Pero la ausencia de organización partidaria, por mucho que se empeñen en negar la representación y la estructura partido los asambleístas indignados, implica otras carencias que se han plasmado en el efecto souflé de un movimiento que avisaba ruina desde sus inicios, dada la carencia de materia sólida en su interior. Las ideas, si se tienen, necesitan organización. La vieja tesis leninista se impone por la terquedad de los hechos como otras veces en la historia.

Una “ideología” evanescente, apoyada en un lenguaje metapoético, pretencioso y efectista, de frases “ingeniosas” sin valor operativo alguno, mero “déjà vu” del 68 francés, un mensaje dirigido a los hijos de la clase media sin acceso al estatus que ahora empiezan a perder sus propios padres, una coordinación tan pobre como unas asambleas diseñadas para perder interminablemente el tiempo hasta que las decisiones puedan ser tomadas por los incombustibles, no podían persistir más tiempo de lo que duró la moda de la performance en plazas y barrios.

Recuerdo aún cómo se sostuvo esta burbuja con el apoyo público de premios Nobel de Economía (el keyneskiano Stiglitz), ex funcionarios del FMI (Punset), la infraestructura de telecomunicaciones prestada por magnates de las TIC multimillonarios (Martin Varsavsky), el seguimiento masivo de los principales medios de comunicación, la portada de la revista TIME 2011, el reconocimiento del vocero del capitalismo financiero global Financial Times,...Y es que esa burbuja, como la del ladrillo y la financiera primero, sólo tenía aire dentro y un sospechoso impulso externo que le hacía elevarse hacia los cielos como un globo aerostático.

Pareciera que los sectores económicos más poderosos del sistema capitalista necesitasen crearse una oposición autocontrolada (pacífica y de pensamiento no violento), interclasista e integrada que denunciase la “dictadura de los mercados”, criticase a los bancos pero mucho menos al capitalismo, se declarase anticapitalista pero no partidaria de una sociedad socialista, situando el horizonte de su R-Evolución (cualquier cosa con tal de ser moderados) con una “democracia real” a la islandesa que no ha tocado nada esencial de la propiedad privada, tomase las plazas pero no los centros de trabajo,...

Cuando un sistema económico no tiene enemigos se los inventa. En tiempos de rabia e ira sociales es necesario soltar un poco de presión de la olla para relajar tensiones y evitar, a su vez, otro tipo de respuestas menos integrables o bien estallidos sociales, sin dirección política, pero peligrosos para la “paz social”. De Reykiavik a El Cairo, de Wall Street a Londres, pasando por Madrid, ninguna protesta tocó lo esencial de una sociedad dividida en clases. En unos casos porque el islamismo era la fuerza subterránea decisiva de sus sociedades, en otros porque hace demasiado tiempo la izquierda renunció a asaltar el Palacio de Invierno para convertirse en guardias de ese mismo Palacio, mientras se dejaba corromper por los ideólogos de la sociedad liquida y el poder difuso, del antineoliberalismo de cómodo paraíso de Estado del Bienestar que ya no existe y de promesa de paz, Nueva Era y amor cósmico.

Si un efecto final ha tenido el entramado indignado es el de convertirse en una fábrica de frustración. Gentes que se acercaban al escenario público, muchos de ellos por primera vez en su vida, la mayoría muy jóvenes y sin experiencia política alguna pero sobrados de prepotencia y en posesión de su verdad, como si no hubieran existido antes movilizaciones y luchas infinitamente más combativas que las suyas, sólo porque ellos no habían estado jamás allí, son las mismas gentes que después de unos meses se han vuelto a sus casas y muy probablemente, en su mayoría, ya no vuelvan a salir de allí jamás porque ya disfrutaron su particular Mayo del 2011.

Las burguesías pequeñas y medianas no van a hacer ninguna Revolución. Ya la hicieron en 1789 y en 1848. La revolución no se hace para mantener lo que se tiene y rara vez se ha hecho cuando se teme perder algo. Ante el temor a la pérdida de estatus las burguesías reaccionaron en Europa con los fascismos. Las revoluciones se han hecho siempre con el objetivo de ganar algo distinto a lo que existe y no se entiende qué sea ello que las clases medias no tuvieran antes de que crisis capitalista estallara.

En las movilizaciones del 15-M el componente fundamental ha sido el de los jóvenes universitarios y de estudios superiores, provenientes de las clases medias urbanas, por mucho que ahora quieran recibir ayuda suplementaria de los pensionistas, yayoflautas como se hacen llamar a sí mismos. La base obrera clásica, trabajadora en categoría moderna, asalariada en términos globales, ha sido muy escasa y ello por diversas razones. La primera nace de la propia crisis de la izquierda y del domesticado movimiento sindical, muy mayoritario. Si la composición social de los indignados hubiera sido otra el discurso indignado habría sido muy diferente, su relato hubiera expresado la voz de la lucha de clases, se hubiera centrado mucho más en el mundo del trabajo y de las relaciones sociales de producción y sus proclamas hubieran tenido una radicalidad de proyecto social, aunque fuera como consigna, mucho más ambiciosas. Cabe incluso pensar que muy probablemente ese movimiento respondiera a otro nombre muy distinto al pequeño-burgués de “indignados”, nacido de la mente de un anciano anticomunista y partidario de la OTAN como Hessel. Las palabras nunca son neutras salvo para los que justamente quieren colar de matute su averiada mercancía ideológica.

Pero la clase trabajadora tampoco podía reconocerse en unas proclamas sobre políticos y banqueros que igualaban al raso a todos los primeros y limitaban la crítica al capitalismo a los segundos, quedándose siempre a las puertas de los centros de trabajo, de esos centros de trabajo con sus EREs, sus accidentes laborales, sus sobredimensionadas jornadas laborales con horas extras impagadas, sus condiciones de trabajo deterioradas, el miedo permanente al despido, el silencio ante el despotismo del superior jerárquico por temor a las represalias,...Pasado el primer calentón tras la primeras manifestaciones públicas del 15-M vieron que era demasiado exquisito este movimiento para ser capaz de acercarse sin la prepotencia del señorito universitario, que tanto ignora, a tan “vulgares” realidades.

La paradoja de las “izquierdas sistémicas” que actúan entre los indignados ha sido la de ir imponiéndose lentamente en el control (la horizontalidad es la patraña de quienes creen que los demás nunca hemos conocido como funcionan los movimientos difusos y asamblearios) del movimiento presentando una aparente radicalidad en las formas pero manteniendo un fondo de discurso tan moderado como el existente en origen. Sus propuestas de la Comisión de Economía caen del lado del más burdo keynesianismo, restablecedor de la recuperación económica capitalista, sin apuntar en ningún caso a la ruptura del orden económico del capital. Y es que en el fondo ese es el horizonte del 15-M y de la gran mayoría de las “izquierdas” que actúan dentro de él: el restablecimiento de la situación previa a la crisis y la vuelta a los momentos de bonanza económica. Una cosa son los lemas que se corean ocasionalmente y otra muy distinta las estrategias y el fondo ideológico desde el que gritan las gargantas.

Pero por si esto no fuera suficiente para ver qué defienden las “izquierdas sistémicas” dentro del 15-M baste el botón de sus planteamientos en relación con el asunto de los desahucios de hipotecados. Es llamativo que existiendo entre 2 y 3 millones de pisos vacíos sin vender, y sin ocupar, quienes defienden a los hipotecados frente al desahucio propongan la alternativa de la dación en pago, que es la garantía de la patada en el culo al desahuciado y su familia, con la gracia dadivosa de que el banco se conforme con no embargarle la cuenta hasta que satisfaga el último céntimo del préstamo. ¿Qué hacen esos 2-3 millones de pisos vacíos, señores indignados de “izquierdas”? Alguien que tuviera menos respeto a la propiedad privada que ustedes utilizaría el ariete de la patada en la puerta y colocaría dentro a la familia desahuciada. Menos radicalismo de boquilla antibanqueros y especuladores y más consecuencia. Momentos sociales y económicos dramáticos exigen respuestas contundentes.

No se intente hacer pasar como creación combativa de los indignados al movimiento YO NO PAGO. No es un producto creado por el 15-M. Ha sido importado desde Grecia por diversos sectores de los movimientos sociales que pueden estar o no ampararse bajo el paraguas nominal de indignados. Den Plirono (YO NO PAGO) existía en Grecia mucho antes de que se crease la Plataforma de Coordinación de Grupos Pro Movilización Ciudadana (luego DRY), origen aparente de todo lo que vino después. En Grecia empezó todo. La democracia y la combatividad auténticamente revolucionaria plasmada en luchas infinitamente más dignas y anticapitalistas de lo que los DRY y el 15-M han pretendido jamás. Será por eso que allí les quitaron la careta a los indignados y su “movimiento” fue flor de un día.

Aquel discurso antipartidos de los meses pasados, aquella negación de las categorías izquierda derecha y de su antagonismo, aquella afirmación de unidad de régimen –PPSOE- han contribuido al desarme de las izquierdas, a su desmovilización bajo el mendaz argumento, sólo útil para el enemigo de clase de los trabajadores, del “todos son iguales” y a una aplastante mayoría del PP en todas las instituciones cuyas consecuencias las está pagando nuestra clase con la más salvaje agresión a nuestros derechos que podamos recordar.

Por supuesto que las políticas del PSOE abrieron las puertas al triunfo del PP. Por supuesto que el PSOE merecía ser duramente castigado pero aquella campaña basura del “NO LES VOTES”, impulsada y amparada mediáticamente por los liberales y reaccionarios de toda laya y condición fue muy útil a opciones populistas como UPyD y al propio PP, cuya base social no se desmovilizó en absoluto, antes que a cualquier opción de las izquierdas. Éstas recogieron magros resultados, cuando la reacción de la derecha y el capital hubieran debido provocar la contrareacción contundente de un giro a la izquierda, como respuesta.

Pero, paradójicamente, las propias izquierdas fueron cómplices necesarios de ese ariete llamado 15-M, utilizado contra ellas. Se ha aludido desde este movimiento con gran frecuencia a los mensajes de El Roto que, unas veces les ha adulado y que, otras, quizá aportase unos mensajes que necesitaran una segunda pensada. Aquella viñeta que decía “los jóvenes salieron a la calle y súbitamente todos los partidos envejecieron” quizá tuviera más lecturas que la interesada de quienes se han recreado en su propio ombligo durante todos estos meses. Envejecer a todos los partidos, sin distinción, es negar la esencia de la representación plural de intereses que son diversos y, cada vez más antagónicos, en nuestra sociedad. Es negar la base de la democracia política y la vertebración de la lucha política que, de otro modo, se hace amorfa e indiferenciable en objetivos, programas e ideologías.

Que los partidos de las izquierdas necesiten una profunda renovación –las derechas ya lo hacen en un baile ideológico que involuciona al siglo de Dikens en lo social y a los años 30 del siglo pasado marcando el paso de la oca alemán en lo político-, que los poderes reales de los capitalistas hayan dejado sin el mínimo resquicio de autonomía política a las instituciones –no otro han tenido siempre en la democracia burguesa- no puede significar que las formas partidarias deban ser satanizadas y disueltas bajo un transversal ciudadanismo interclasista que le saque las castañas a la pequeña burguesía urbana y a sus hijos.

La negación, de facto y de discurso, de que la crisis capitalista sólo puede tener una respuesta de clase, la de los trabajadores, en la que las organizaciones de las izquierdas son decisivas para organizar la lucha ha traído la confusión ideológica, interesadamente promovida, de las primaveras árabes y de la “revolución ciudadana islandesa”. Las primeras se han convertido ya en inviernos fundamentalistas y en revoluciones naranjas promovidas por el imperialismo y la segunda es una mera relegitimación de la democracia burguesa. La nacionalización de sus bancos no es otra cosa que la garantía del reflote de la estructura financiera de un país de clases medias en el que cerca del 30% de su población era inversora en la burbuja que les estalló tiempo antes. Nacionalizar dentro del sistema capitalista no conlleva propiedad social de los medios de producción sino sacar las castañas del fuego a empresas con pérdidas que cuando den beneficios serán devueltas a la propiedad privada. Y por supuesto no ha significado tampoco en el caso islandés un cambio en las relaciones sociales de producción. Lo que sí constituye una respuesta revolucionaria es la toma del control obrero de las empresas, como ha sucedido en el Hospital de Kilkís en Grecia (4). Eso sí supone algo radicalmente distinto al gatopardismo islandés porque es germen de socialismo.

El reformismo burgués del 15-M es, en esencia, el mismo que impregna a las izquierdas que actúan en su interior: su programa de lucha contra el capitalismo es, en palabras claves: ciudadanía, revolución islandesa, revoluciones árabes, democracia contra los mercados (como si los “mercados” no hubieran sido, desde siempre y alternativamente, perfectamente compatibles con la democracia burguesa y con la dictadura política) y Proceso Constituyente (éste entre una parte de esas izquierdas). El Proceso Constituyente que impulsan sectores de IU, algunos republicanos que están meando fuera del tiesto al dar protagonismo a la lucha por la República antes que a la lucha de clases, el grupo socialismo del Siglo XXI Y sectores de la secta trevijana del MCRC. El Proceso Constituyente representa, ante todo, una nueva Pepa (Constitución de 1812 para el siglo XXI), como colofón de una nueva revolución democrático burguesa; algo radicalmente alejado de la auténtica democracia socialista de los consejos obreros, de una política de clase, sin pactos con la burguesía, de la toma del poder económico por los trabajadores y de la construcción de un proyecto de Estado sólo por y para la clase trabajadora.

Pero los sectores más combativos de las izquierdas y del sindicalismo griegos no bebieron de las fuentes oportunistas que arrojaron a las organizaciones españolas a los brazos de un movimiento al servicio de los intereses de la pequeña burguesía, aquella que nunca se indignó antes de la crisis contra las duras condiciones de la mayoría de los trabajadores, mileuristas que nunca gozaron de sus simpatías.

Las izquierdas que participan del 15-M se han encontrado enfrente potentes corrientes, de la derecha del movimiento, la populista y, oficialmente antipartidos (en las elecciones municipales y generales han intentado poner en pie sus candidaturas reaccionarias) y también de la libertaria, rabiosamente antimarxista y siempre antipartidos. Y es cierto también que han luchado por evitar esa pauta pero lo han hecho sin combatirla frontalmente, por temor a ser acusados –lo que de cualquier modo ha ocurrido- de querer manipular al 15-M o de intentar destruirlo.

Algo empezó a cambiar en la manifestación de laicos y ateos contra la visita de Benedicto XVI en Madrid, cuando todas las izquierdas salieron con sus banderas y sus identidades a la calle (mientras la comisión de pensamiento del “movimiento” se prodigaba en abrazos con la alegre y benedictina muchachada de las JMJ), después de tener que ocultarlas en las manifestaciones del 15-M, del 15-J (Junio y Julio), por presión de los políticos antipartidos.

Continuó cambiando durante las movilizaciones de la “marea verde”, lo ha hecho después en las sucesivas manifestaciones en defensa de los servicios públicos en Madrid y contra “les retallades” en Barcelona, en las movilizaciones contra la Reforma de la Constitución y en cada sucesiva movilización que se ha producido ante las políticas antisociales del PP.

Pero este cambio se ha producido de nuevo desde el oportunismo, justo cuando el 15-M ha evidenciado su agonía tras las elecciones del 20-N, a pesar de la obstinación de los medios de comunicación de cubrir toda movilización bajo las siglas del 15-M o el nombre de indignados. Para muestra baste el último botón (5) del diario Público, cuyo titular tiene poco que ver con el desarrollo de la noticia y la evidencia de la pluralidad grupos de la última convocatoria en Sol contra la reforma laboral del PP.

El 15-M se escurre como agua entre los dedos de una mano mientras las siglas y las organizaciones van adquiriendo protagonismo. El espejismo de un 15-M vivo continuará hasta que los medios de comunicación que le dieron su bendición y relevancia decidan firmar su certificado de defunción.

Es significativo el modo en que la palabra indignado, ya desafortunada en su origen (6), se banaliza día a día. Cualquier protesta, al margen de su causa, que salta a los medios de comunicación se ve acompañada por el término en sus titulares. Se indignan los deportistas españoles al ser tratados por los medios franceses como yonkies, se indignan los participantes en los programas de telerealidad y casquería, se indigna el conductor multado por la avidez recaudatoria de la DGT, Mourinho está siempre indignado,...

Y, en el colmo del oportunismo, vemos ahora una sucesión de opiniones abiertamente críticas hacia los límites de proyecto del 15-M de quienes antes eran convencidos de las virtudes “revolucionarias” de la indignación (7), algunos de ellos martillos de herejes de quienes nos oponíamos desde el principio al carácter puramente regresivo de este movimiento (8).

El listado sería realmente largo, con la excepción de algún incombustible entusiasta para el que el aparente reflujo del 15-M es cosa de que hace mucho frío en invierno (como si la ola siberiana se hubiese anticipado ya desde Octubre, Noviembre, Diciembre y Enero), que en cuanto llegue la primavera se tornará florido, luminoso y masivo (9).

De cualquier modo, estos análisis ignoran que las razones que esgrimen para explicar el desinfle del 15-M son casi siempre superficiales.

Más allá del origen de este movimiento, sobre lo que no volveré porque lo hice en su día, su discurso vacío, su desconexión con quienes de verdad tienen razones para expresar no su indignación sino su rabia –la clase trabajadora-, su ataque visceral, aunque merezcan la repulsa social por pactistas y entreguistas, a los sindicatos mayoritarios, olvidando que en ellos están la inmensa mayoría de los asalariados organizados, su discurso “superador” de la contradicción izquierda-derecha, su vacío ideológico, la carencia de proyecto (el “vamos despacio porque vamos lejos” ya no tapa indigencias), la simplificación de su discurso a eslóganes y la percepción muy extendida de haber sido el caballo de Troya al servicio del PP explican dónde está hoy el 15-M.

La realidad es que, a pesar de que se intente negar la evidencia tanto DRY, como el asambleario 15-M apenas son ya un pálido reflejo de lo que fueron en las redes, en la propaganda de calle, en la asistencia a sus asambleas (muchas existen sólo nominalmente) y en los medios de comunicación que, no obstante, recogen cada última genialidad del “movimiento”.

De hecho, la aparición del periódico que se hace llamar Madrid 15-M pero que afirma que no hablará en nombre de tal sino sólo de las actividades de las asambleas (la vieja muletilla del somos pero no somos, nadie nos representa pero nos representamos todos y vaguedades similares) no es otra cosa que un intento de seguir en un candelero que se apaga en su protagonismo por momentos. La escasa presencia de gente en sus actos (decenas o algunos cientos en el mejor de los casos) se convierten finalmente en hechos irrebatibles que dicen mejor que cualquier opinión siempre discutible qué fue de aquél sarpullido primaveral indignado.

Nadie se engañe. No ignoro la dificultad de poner en pie un proyecto de revolución social contra el sistema capitalista. La ausencia de una izquierda que merezca llamarse tal, de un partido organizado de clase, fuerte, con un programa y una estrategia capaces de superar la esclerosis que atenaza tanto a reformistas como a grupos más radicales y la situación de una clase trabajadora que no se movilizará hasta que las circunstancias sociales, económicas y políticas hayan madurado suficientemente, lo impide.

Pero los hechos han convertido en obvio que el 15-M no es el la tarea de los revolucionaros “mientras tanto”, por mucho que la revista que en su día creó Manuel Sacristán le rinda entregado culto. Ni su orientación ideológica, ni sus propuestas, ni su sustrato de clase responde a un planteamiento que nos haga avanzar ni un solo centímetro en esa dirección. Más bien el 15-M se ha convertido en un virus inoculado a un sector de las izquierdas que si antes de él estaban desarmadas y presas de un pragmatismo vergonzoso, aunque con un viejo eco de utopía, ahora incluso han renunciado al horizonte que evocaba ese eco, justo en el momento en que es más necesaria que nunca la reconstrucción de la vieja/nueva, porque siempre lo es como aspiración más noble de la Humanidad, esperanza socialista.

Es necesario romper ya esa vieja trampa que consiste en creer que porque me manifiesto hago algo útil, ignorando si las propuestas con las que me manifiesto son realmente alternativas y ayudan a romper con el capitalismo y construir una nueva sociedad o son un trampantojo para entretener a incautos e impedir que se levante un proyecto con toda la radicalidad socialista necesaria para derrocar el capitalismo porque de eso se trata ya que sin la toma del poder todo es ilusión y narcótico.





Cuando acabo de redactar estas líneas Grecia está ardiendo tras dos días de combativa Huelga General, con la experiencia militante de dos largos años de proceso de acumulación de fuerzas en una dirección revolucionaria. Ellos, los trabajadores griegos, sí saben a dónde quieren ir y lo hacen sin agitar manitas al sol, ni narcóticos gandhianos sino con organización, dirección revolucionaria, mensajes claros y la convicción de no dar un paso atrás.




NOTAS:

(1) http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com/2011/10/15-o-cerrando-el-circulo-desde-dentro.html
(2) http://www.democraciarealya.es/manifiesto-comun/
(3) http://www.publico.es/culturas/420264/esta-izquierda-huele-a-derechas
(4) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144408&titular=hospital-bajo-control-obrero-
(5) http://www.publico.es/espana/421422/el-15-m-protesta-contra-la-reforma-laboral-y-los-recortes-en-igualdad
(6) http://antigonia.com/2011/10/16/por-que-no-siento-nada/
(7) http://laprisionmental.wordpress.com/2011/05/31/no-hay-objetivos-comunes-reconozcamoslo-de-una-vez-movimiento-15-m/ y también http://jsmutxamel.blogspot.com/2012/01/el-15m-mayo-noviembre-relato-de-un.html
(8) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=142551
(9) http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144178

UNA REFORMA LABORAL "CLASISTA"

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:

No comparto la pretensión del autor del presente artículo de oponer la Constitución Española a la salvaje Reforma Laboral recientemente aprobada por el PP. Más allá del rechazo que me merece una Constitución fruto del pacto entre la oposición mayoritaria al franquismo, por un lado y los postfranquistas y buena parte de los franquistas, por otro, tras la Reforma, pactada por PSOE y PP, del Artículo 135 de la Constitución se consagró el fin de los contenidos sociales de dicho ordenamiento jurídico en aras del objetivo de la recuperación de la tasa de beneficio capitalista y del control draconiano del déficit de las Administraciones Públicas. Apelar ahora a ella para condenar este ataque criminal a los derechos de los trabajadores carece de sentido y de efecto. Cualquier salvajada que a los capitalistas y a su partido natural, el PP, se les ocurra tendrá encaje perfecto, por la fuerza de los hechos, en una Constitución a la que su última reforma ha convertido en papel mojado.

Tampoco comparto la esperanza del autor en la voluntad de unas “izquierdas sistémicas” y de unos sindicatos amaestrados para oponerse frontalmente contra este último atentado del capital y su brazo político contra los trabajadores. Preveo que las movilizaciones de CCOO y UGT seguirán la misma pauta del 29-S: obligadas al haber sido convocadas por Rajoy (su “involuntaria” indiscreción a micrófono abierto advirtiendo de que la Reforma Laboral le iba a costar una Huelga General sólo es creíble para los crédulos) pero con el freno y la marcha atrás puestos. Después del amago sin consecuencias volverán a las mesas de imposiciones patronal/gobierno para escenificar una “difícil negociación siempre al límite” y continuar justificando la función social de sus burocracias sindicales ante una clá cada vez más reducida y más cabreada. Aún así, si se convoca Huelga General yo iré a ella, con el planteamiento de desbordar los "tímidos" y autocontrolados objetivos de las burocracias sindicales. Y, por favor, no más tonterías sobre huelgas de consumo como alternativa a una lucha sindical combativa. Estos llamamientos pueden estarse haciendo desde la ignorancia más profunda de quien parece desconocer que, de hecho, la huelga "forzada" de consumo ya la practican millones de trabajadores, por la fuerza de las circunstancias. O bien desde un "ciudadanismo", desligado de la realidad de la explotación de clase y de la lucha de clases y con intenciones cada vez más evidentes. Las huelgas de consumo, como otras fórmulas de lucha social, pueden ser útiles pero siempre desde la claridad de que la primera de las explotaciones se produce en el marco natural de la lucha de clases -la producción- y es en ella donde ha de ponerse el mayor esfurzo de lucha.

Hace demasiado tiempo que las izquierdas y los sindicatos en su conjunto debieron haber tomado el camino de los trabajadores griegos, una vez que el capital ha roto el contrato social con la liquidación del Estado del Bienestar y la legislación que protegía derechos históricos conquistados, no adquiridos, de los asalariados.

Pero sí comparto el fondo de lo que este artículo sostiene en relación al carácter clasista y de revancha contra la clase trabajadora y por eso lo presento ante ustedes.

Una reforma laboral "clasista"
Antonio Baylos. NuevaTribuna
Ya está aquí la “agresiva” reforma laboral tantas veces anunciada. Se define como “equilibrada” aunque la noción de equilibrio que tienen sus autores dista mucho de la que poseemos los comunes mortales. Es un texto legal que impone elementos centrales de desregulación de las relaciones laborales, acompañada de un profundo rechazo de la acción sindical, lo que efectúa mediante diversas vías. Son las más destacadas el encumbramiento de la decisión unilateral del empresario como fuente principal de determinación de reglas sobre el trabajo en sustitución de la negociación colectiva, el disciplinamiento de los trabajadores en torno a un despido barato y siempre definitivo y a unos contratos con salarios cada vez más reducidos y períodos de prueba larguísimos, la funcionalización de los acuerdos colectivos a la decisión empresarial, y una fortísima reducción del contenido laboral del derecho al trabajo tal como se desprende de su reconocimiento constitucional. Todo ello se justifica mediante el recurso, cada vez menos creíble, a la estimulación del empleo.

Es realmente una norma clasista que impone la confiscación violenta de espacios decisivos de poder contractual colectivo y de derechos laborales básicos

Pese a lo que afirman las autoridades de gobierno, los creadores de opinión afectos y un preámbulo afectado de esquizofrenia legislativa entre lo que afirma y lo que realmente hace, el RDL 3/2012 es realmente una norma clasista que impone la confiscación violenta de espacios decisivos de poder contractual colectivo y de derechos laborales básicos ligados a las garantías de empleo, alterando de forma sustancial la arquitectura de equilibrios que caracteriza la relación entre capital y trabajo, entre libre empresa y derecho al trabajo, y que se corporeiza en la estructura institucional del derecho del trabajo desarrollado en nuestro ordenamiento.

La norma nace acompañada del desprecio a los procedimientos democráticos. No ha respetado el derecho de información y consulta previa con los sindicatos representativos que garantizan tanto nuestro ordenamiento como el europeo en materia de política social, no reúne en absoluto los requisitos de urgente necesidad que la constitución exige para que el gobierno pueda legislar por vía de urgencia, y se ofrece un texto cerrado en el que la hostilidad hacia la acción sindical y las condiciones de empleo y trabajo es su principal característica.

La norma se inserta en un proceso paulatino de deterioro de la estabilidad normativa como base de cualquier política laboral y de la seguridad jurídica derivada. Modifica de forma profunda normas básicas del ordenamiento laboral que ya se habían ido cambiando en un proceso de idas y venidas a partir de mayo de 2010, y en especial supone una modificación sustancial de la Ley 35/2010 y del RDL 7/2011, que constituían el núcleo de la anterior etapa reformadora, con afectación de las mucho más recientes leyes de Seguridad Social y de Jurisdicción Social. Pulveriza por tanto el marco legal que se había ido generando en los últimos dos años con vocación de permanencia. Permanencia que una vez más se pretende definitiva, como señala el preámbulo de la norma, sin que se conciba de forma temporal. Ni un paso atrás en el proceso de desregulación.

La norma desprecia la buena fe de los sindicatos que han desarrollado en el espacio de la autonomía colectiva un diseño de cesiones de derechos mediado por la contratación de sus aspectos concretos –la flexibilidad interna negociada– que está acotado temporalmente hasta el 2014 en razón de unas expectativas razonables de duración de la emergencia económica y social. Por el contrario, la ley hace permanente el contenido del Acuerdo, lo arranca del espacio de la autonomía colectiva y lo desnaturaliza de forma definitiva al eliminar paralelamente los más importantes mecanismos de contratación de la restructuración de empleo y fortalecer doblemente tanto la “decisión empresarial de carácter colectivo” como la decisión unilateral del empresario en la extinción de los contratos de trabajo. El RDL 3/2012 además, expulsa al convenio colectivo y su función normativa de las condiciones de trabajo de todas las empresas en dificultades económicas, lo que tendrá especial incidencia en las PYMEs. Introduce en el sector público mecanismos de extinción generalizada de contratos sin las garantías colectivas ni de estatuto que antes tenían los trabajadores de aquél. Es hostil al sindicato y a su capacidad de regular colectivamente la situación del empleo. Quiere al empresario como autoridad incontestable en los lugares de producción, en donde se sustituye la procedimentalización y contratación de las decisiones sobre las condiciones de trabajo y las previsiones de empleo por la unilateralidad de la decisión del poder empresarial a la que se dota siempre de carácter definitivo para modificar sustancialmente el contrato de trabajo y para extinguir la relación laboral. El poder contractual del sindicato sólo es aceptado en la medida en que coincida con la decisión del empleador, con su proyecto organizativo y directivo. La decisión empresarial de carácter colectivo es la nueva fuente de creación del derecho en los lugares de trabajo.

Ese autoritarismo normativo doble – en cuanto que ignora los mecanismos de publicidad y debate en la creación de la norma y en cuanto que impone la autoridad incontestable del poder privado empresarial sobre las personas – actúa tanto en la vertiente colectiva como en la individual de garantía de los derechos de los trabajadores. El asociacionismo empresarial ha saludado esta reforma como necesaria y conveniente. De esta manera, reniega expresamente de la vía del diálogo social que parecía haber elegido hace tan sólo unas semanas con la firma del Acuerdo con los sindicatos más representativos.

El RDL 3/2012 genera fuertes dudas sobre la inserción constitucional de algunas de sus prescripciones. Se renuncia implícitamente al papel que el art. 40.2 CE asigna a los poderes públicos de llevar adelante una política orientada al pleno empleo, al anular el sistema de control administrativo y colectivo de los despidos colectivos, y es muy cuestionable que la vulneración del derecho al trabajo mediante el despido sin causa o arbitrario, se regule permitiendo en todo caso al empleador prescindir del trabajador injustamente despedido abonándole una indemnización reducida y limitada que pierde su carácter disuasorio y sancionatorio del acto lesivo del derecho constitucional al trabajo. Por otra parte, la fijación de un período de prueba de un año no sólo descausaliza esta institución – que busca verificar si el trabajador es competente para el trabajo para el que fue contratado - sino que implica una situación en la que se permite el libre desistimiento prohibido en nuestro sistema constitucional. La aplicación que realiza de la irretroactividad de la aplicación de las indemnizaciones reducidas por despido improcedente, de manera que la “rebaja” indemnizatoria comienza a contar a partir del día de publicación de la norma para los despidos de aquellos contratados con anterioridad a la misma, no respeta el principio establecido en el art. 9.3 CE. Es también llamativo la configuración de la "decisión empresarial de carácter colectivo" como una nueva fuente de producción de normas laborales que se opone de forma excluyente a la negociación colectiva, que es el instrumento que privilegia el art. 37 CE para la regulación de las condiciones de trabajo y de empleo, y que se relaciona directamente con la libertad de acción sindical protegida en el art. 28 CE. Y así sucesivamente.

Este Real decreto de urgente necesidad– cuyos contenidos concretos ya irán siendo analizados en su momento – nos aboca a una situación irremediable de conflicto social, lo que sin duda ha sido valorado como un coste asumible por parte del gobierno legislador. Quizá un daño colateral que se tiene ya amortizado, como se dice en la jerga al uso. Una situación de conflicto difuso, no sólo en el enfrentamiento frontal entre el sindicalismo y el poder público, sino en una buena parte del panorama económico y social tanto en el sector público– donde la extinción de los contratos por razones presupuestarias y de liquidez de las administraciones va a abrir la espita de los despidos en masa –como en el sector privado. Que el gobierno haya sacado la norma adelante tal como se comprometió ante los reguladores del mercado financiero europeos y la defienda con convicción fanática es una cosa, y otra es comprobar que esta (des)regulación ha hecho las delicias de los representantes de la (cada vez más) libre empresa y de la economía del mercado.

Una parte del empresariado exulta ante esta pieza legislativa expresiva de un clasismo que hace mucho tiempo no veíamos en el BOE

En efecto, una parte del empresariado exulta ante esta pieza legislativa expresiva de un clasismo que hace mucho tiempo no veíamos en el BOE. Llevados por la satisfacción que produce ser reconocidos públicamente como clase dirigente que normativiza sus deseos e intereses de forma directa, sin mediaciones ni contrapesos, demuestran su seguridad aplastante en la violencia del poder privado como única forma de encarar la regulación de las relaciones de trabajo. Confían plenamente en que el sindicalismo confederal, el único realmente organizado en los lugares de producción y en enclaves sociales muy relevantes, sea incapaz de mantener una conflictividad permanente que ponga en riesgo sus expectativas de negocio y su tasa de beneficio. Piensan posiblemente que será el espacio de la política de gobierno y el del sector público el que las fuerzas sindicales recorrerán prioritariamente, de forma que el sector privado, sobre el que pesan como losas los más de cinco millones de parados, será poco o apenas alcanzado por esa onda conflictiva. El desgaste de la reforma lo endosan por tanto al gobierno legislador y a sus recortes en el sector público, sin que se genere demasiado coste en el sector privado. Ya veremos si estas razonables previsiones se cumplen en la realidad ante una fractura social tan intensa como la que se está generando con la cooperación necesaria del empresariado español.

La situación es crítica, y la acción de los poderes públicos como salida de la crisis demuestra su alineamiento claro con el privilegio económico y el autoritarismo no sólo económico y empresarial. Ahora comienza una larga marcha de conflictividad y de crítica política que tiene que culminar en el medio plazo con la abolición de esta normativa clasista. Y que sin duda conducirá a la renovación de la acción sindical, de las formas de conflicto y de incidencia social de los sujetos sociales, en torno a un proyecto de regulación garantista de los derechos de los trabajadores y trabajadoras de este país. Hay que confiar en que en esa dirección los partidos políticos progresistas cooperen eficazmente. El camino es largo y es difícil, no sólo porque son muy fuertes las posiciones de los adversarios y la desigualdad entre las partes de la confrontación se incrementa cada día, sino porque el contexto cívico es muy estrecho y las carencias en la difusión generalizada de un pensamiento democrático se revelan decisivas en orden a dar la vuelta a esta situación de opresión y de domesticación del trabajo como punto de partida de una sociedad más igualitaria.

11 de febrero de 2012

LOS EMPRESARIOS PODRÁN MODIFICAR JORNADA, SALARIO Y PACTOS FUERA DE CONVENIO

La reforma laboral de Rajoy elimina también la autorización oficial de los despidos colectivos

Diagonal

La reforma laboral del Gobierno da mayor libertad a las empresas para salirse de los convenios y ofrece nuevas bonificaciones para la contratación de personas desempleadas y menores de 30 años.

Con una constante retórica de apoyo a las pequeñas y medianas empresas y a los autónomos, "que son quienes crean el 90% del empleo que existe en España", el Gobierno ha enumerado desde las 14 horas de la tarde las medidas incluídas en su primera reforma laboral, que abren la posibilidad a las empresas del descuelgue de los convenios colectivos para modificar "la jornada, el horario y el salario" en situaciones de crisis, según ha precisado la ministra de Empleo, Fátima Báñez.
Báñez se ha referido al acuerdo de salarios alcanzado por los sindicatos de concertación y las patronales como "la base y la pista" para esta nueva reforma laboral, en referencia al acuerdo alcanzado entre patronales, CC OO y UGT para facilitar que las empresas en dificultades se "descuelguen" del pacto salarial acordado en la negociación colectiva, así como a las medidas más generales de flexibilidad que también estaban previstas en el pacto.
En su comparecencia, Báñez no ha aclarado en este apartado a qué se refiere la norma con "situación de crisis" para que las gerencias puedan tomar decisiones unilaterales sobre jornada, salario y horario. Sí ha precisado que el Gobierno respetará "los acuerdos que han llegado los empresarios con los sindicatos en el itinerario de descuelgue", pero ha comentado que irá "más allá para que una empresa no tenga que despedir a los trabajadores cuando atraviesa dificultades financieras". De los puntos detallados por escrito, la presentación del Gobierno sólo concreta que los convenios colectivos no serán aplicables después de dos años desde su vencimiento.
En esta línea de argumentación, que han mantenido tanto Báñez como la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en su comparecencia, el Gobierno ha anunciado que objetivará más las causas de despido. En concreto, Báñez ha detallado que la "disminución persistente en ingresos y ventas, durante tres trimestres consecutivos" será causa de despido objetivo. La interpretación sobre las causas objetivas y de circunstancias de la producción que convierten a un despido en procedente (con indemnización de 20 días por año trabajado para los indefinidos) siempre ha levantado dudas jurídicas entre laboralistas, como ocurrió tras la reforma laboral de 2010, que también amplió las causas objetivas de despido.

Bonificaciones y fin de la autorización para despidos colectivos
Con la misma retórica de apoyo "a los emprendedores", el Gobierno ofrecerá la posibilidad a las empresas con plantillas inferiores a las 50 personas de efectuar un nuevo contrato indefinido con un periodo de prueba de un año. Esto permitirá a las empresas el despido sin indemnización de las personas contratadas en estas condiciones después de un año de trabajo.

Quienes estuvieran cobrando la prestación por desempleo en el momento de firmar el contrato podrán cobrar un 25% de la prestación mientras estén trabajando. A la vez, la empresa se ahorrará un 50% de sus cotizaciones sociales correspondientes a ese trabajador durante el mismo periodo.
Dentro de este apartado, el Gobierno detalla que aquellas empresas que contraten a su primera empleado o empleada serán bonificadas con 3.000 euros por la contratación de forma indefinida de menores de 30 años que estén en paro. Como en el caso anterior, esta bonificación se hará a través de las cotizaciones sociales. La bonificación para mayores de 45 años con desempleo de larga duración alcanzará los 4.500 euros.
Por otro lado, con el argumento de que "sólo España y Grecia" manteían dentro de la UE el requisito de que los despidos colectivos sean supervisados por la autoridad, el Gobierno ha eliminado dicha traba y a partir de ahora los Expedientes de Regulación de Empleo podrán presentarse sin la autorización del ministerio de Trabajo.

Adios a la indemnización de 45 días
La reforma laboral termina definitivamente con el despido de 45 días por año trabajado. Aquellos contratos indefinidos firmados a partir de la entrada en vigor de la norma pasarán a tener una indemnización de 33 días en caso de que el despido sea declarado improcedente. No obstante, la indemnización de 45 días por año ha ido perdiendo peso desde que la reforma de 1997 creara el llamado contrato de fomento del empleo, que ahora se generaliza a todos los supuestos. Actualmente sólo estaban excluídas de este contrato aquellas personas que llevaran menos de un mes en el paro.

El Gobierno restablecerá a partir del 31 de diciembre de 2012 la prohibición de encadenar contratos temporales por periodos de más de 24 meses. Esta prohibición había sido eliminada por el Gobierno de Zapatero en agosto de 2011.

Resumen de la reforma distribuido por el Ministerio de Empleo.
http://www.diagonalperiodico.net/IMG/pdf/REF_LABORAL.pdf

10 de febrero de 2012

HOSPITAL GRIEGO BAJO CONTROL OBRERO

La ocupación se da en respuesta a la aceleración de las impopulares medidas de austeridad en Grecia

Rebelión.

Las y los trabajadores del Hospital de Kilkís en Grecia han ocupado su hospital y han declarado públicamente que a partir de ese momento el hospital se encuentra bajo control obrero.

El hospital general de Kilkís en Grecia (Macedonia central) se encuentra bajo control obrero. Las trabajadoras y trabajadores del hospital han declarado que los problemas que arrastra desde hace tiempo el sistema de salud nacional (SNS) no encuentran solución.

La ocupación se da en respuesta a la aceleración de las impopulares medidas de austeridad y el hospital se encuentra bajo control directo y total del personal del hospital. En adelante todas las decisiones serán adoptada en asambleas generales.

El hospital declaró que "El Gobierno no está exento de cumplir con sus obligaciones económicas de proveer de personal y suministros al hospital. Si no lo hace, nos dirigiremos a las autoridades locales para obtener el máximo apoyo posible a fin de garantizar un servicio público gratuito y echar abajo al gobierno y sus políticas neoliberales".

Desde el 6 de febrero, el personal del hospital sólo atiende las urgencias hasta que sus salarios y las cantidades que se les adeuda sean pagadas. También exigen que la recuperación de sus niveles salariales tenga prioridad frente a las medidas de austeridad. La próxima asamblea general tendrá lugar el 13 de febrero y la conferencia de prensa se realizará el día 15.

Declaración de los trabajadores y trabajadoras del Hospital de Kilkís:
1. Consideramos que los problemas actuales y los que arrastraba de antes el Sistema Nacional de Salud y las instituciones con las que colabora no se pueden resolver a partir de nuestras particulares demandas concretas dado que estos problemas son el fruto de una política gubernamental antipopular más general y del neoliberalismo global.
2. Consideramos, asimismo, que insistiendo en estas reivindicaciones concretas no hacemos más que el juego a unas autoridades despiadadas. Autoridades que para hacer frente a su enemigo, que no es otro que el debilitado y dividido pueblo, hacen todo lo posible para impedir la creación de un frente unido y popular que plantee a escala nacional y global exigencias comunes contra el empobrecimiento social al que conducen las políticas gubernamentales.
3. Por todo ello, enmarcamos nuestras reivindicaciones en reivindicaciones políticas y económicas planteadas por una gran parte del pueblo griego que actualmente está sometido al ataque del capitalismo más brutal. Para obtenerlas deberán ser defendidas conjuntamente por las clases medidas y populares de nuestra sociedad.
4. La única manera de obtenerlas es poniendo en cuestión, a través de la acción, no sólo la legitimidad política sino también la legalidad del poder arbitrario, autoritario, antipopular y jerárquico que avanza a pasos agigantados hacia el totalitarismo.
5. Las trabajadoras y trabajadores del hospital de Kilkís respondemos a este totalitarismo con la democracia. Hemos ocupado el hospital y lo ponemos totalmente bajo nuestro control directo. A partir de ahora, el hospital de Kilkís será auto-gestionado y el único medio legítimo para tomar decisiones será la asamblea general de trabajadores.
6. El Gobierno no está exento de cumplir con sus obligaciones económicas de proveer de personal y suministros al hospital, pero si continúa ignorando estas obligaciones, nos veremos obligados informar públicamente de la situación y pedir el apoyo de las autoridades locales y, sobre todo, de la sociedad civil, para:
a. Garantizar el futuro del hospital.
b. Defender el derecho a una sanidad y cuidados públicos y gratuitos.
c. Echar abajo, a través de la lucha popular conjunta, al actual gobierno y las políticas neoliberales que impulsa.
d. Exigir una democratización profunda y radical, es decir una democratización que permita a la sociedad, y no a terceros, tomar las decisiones sobre su futuro.

7. A partir del 6 de febrero, el sindicato del hospital de Kilkís impulsará una huelga, garantizando los servicios de urgencia, hasta que sean abonadas el total de las horas trabajadas y que los salarios sean aumentados hasta el nivel a que estaban hasta la llegada de la troika (UE-BCE-FMI). Mientras tanto, conscientes de nuestra responsabilidad social y nuestras obligaciones morales, protegeremos la salud de los ciudadanos y ciudadanas que acudan al hospital, realizaremos una atención gratuita a quienes lo necesiten y exigiremos al gobierno que se haga cargo de sus responsabilidades y, aunque sea en el último minuto, renuncie a su inmoderada crueldad social.

8. La próxima asamblea general tendrá lugar el 13 de febrero en el hall del nuevo edificio del hospital a las 11 h, con el objetivo de adoptar las medidas necesarias para poner en marcha de forma eficiente la ocupación de los servicios administrativos y realizar con éxito la auto-gestión del hospital, que comenzará a partir de ese día. Las asambleas generales tendrán lugar todos los días y serán el instrumento primordial para la toma de decisiones en lo que concierne a los empleados y al funcionamiento del hospital.

Llamamos a la solidaridad del pueblo griego y de todos los trabajadores y trabajadores del resto de los sectores, a la colaboración de todos los sindicatos obreros y las organizaciones progresistas, así como al apoyo de todos los media que optan por contar la verdad. Estamos decididos a continuar hasta que los traidores que venden nuestro país se vayan. ¡O ellos o nosotros!

Haremos públicas las decisiones adoptadas a través de una conferencia de prensa, a la que invitamos a todos los medios de comunicación, el miércoles 15/02/2012 a las 12:30 h. Las asambleas diarias comenzarán el 13 de febrero. Informaremos a la ciudadanía de cada hecho importante que acontezca en nuestro hospital a través de comunicados y conferencias de prensa. Además de eso, utilizaremos todos los medios disponibles para dar a conocer estos hechos con el fin de lograr el éxito de esta movilización.

Llamamos
a) A la ciudadanía a solidarizarse con nuestro movimiento
b) A todos los ciudadanos y ciudadanas maltratada de nuestro país a oponerse a través de acciones de protesta a sus opresores y opresoras.
c) A nuestros colegas de otros hospitales a adoptar decisiones similares.
d) A los empleados de otras áreas del sector público y privado, a la afiliación de las organizaciones sindicales y a los miembros de asociaciones progresistas, a actuar de la misma forma con el objetivo de que nuestra movilización pueda transformarse en una resistencia obrera y popular general, y levantarnos hasta la victoria final contra la elite económicas y política que oprime nuestro país y el mundo entero.

9 de febrero de 2012

CRISIS, CLASE MEDIA Y HASTA SAMPEDRO (JOSE LUIS) INDIGNADO

El blog de la sala de máquinas. Rebelión

Hay una gran ficción que se ha activado con fuerza en el entorno de la crisis económica: la vilipendiada clase media. Fíjense que, gracias a las teorías económicas humanistas a lo Sampedro, la dicotomía clásica de la modernidad (esa que nos diferenciaba según la distinción fijada en el contrato de trabajo, obrero/empresario) se ha transformado ahora, como en una deslumbrante reconcepción mágica del panorama, en la dualidad cuasi-ética super-especulador-multimillonario-hijodeputa / ciudadano normal que solo quiere vivir en paz y tranquilo. Esta dicotomía, que funciona porque es muy fácil de aprender y porque puede ilustrarse con mucho gracejo en las redes sociales, nos convoca a todos en esa clase media abocetada por el estado del bienestar. Nuestra labor, si acaso, pasa por añorar sus buenos tiempos y empeñarnos en demandar la integridad de aquellas leyes del trabajo, en general, que protegían la dignidad de los ciudadanos medios, nosotros, casi todos.

Lo que las teorías humanistas de Sampedro, el indignado, no cuentan es que el nuevo orden productivo hace tiempo que viene dejando atrás cualquier dicotomía formal en su funcionamiento, inhabilitando, así, la consiguiente trasposición cuasi-ética: por un lado Botín y por el otro nosotros, la clase media, sí, aunque... tal vez no haya que irse hasta Botín para encontrar los desajustes del sistema, porque... ¿de qué clase media hablamos? Están ustedes rodeados por una clase media que, gradualmente, imperceptiblemente, sin hacer ruido, sin grandes fallas, sin mucho lustre, acumula derechos, salarios, dividendos y otros beneficios que, de repente, la transfiguran en clase alta… altísima: asalariados exitosos, ahorradores con varios inmuebles en la cartera, personal que medra y acumula diez cargos, personal estatutario que asienta derecho subjetivo tras derecho subjetivo, jefes de servicio, de sección o de baldosa, directores generales o directores en general, responsables de esto o de eso otro aún más importante, catedráticos meritorios y eméritos como Sampedro… buena gente, en definitiva (tan buena gente que los sindicatos solo se toman en serio su causa y no la de esos otros indeterminados, el resto). Ellos son el corazón de la clase media. Visto que el resto compartimos con ellos ciertas características (el teléfono móvil, no tener un yate de más de 8 metros de eslora y no ser máximos accionistas de multinacionales), y visto que todos queremos alcanzar su estatus (algunos lo conseguirán y otros caerán desde él), consideramos que, tras oír a Sampedro, puestos a trazar dicotomías, ellos, la clase media que nos rodea –esos con los que tomamos café de vez en cuando– son de los buenos. No nos enteramos, gracias a clasemedistas como Sampedro, de que las contradicciones del capital han deshabilitado ya cualquier estructura real de economía global –en la que unos pocos príncipes maquiavélicos moverían los hilos– para habilitar tantas economías como individuos, es decir, tantas clases sociales como sujetos jurídicos.

Es en esta batalla caótica donde cada uno defiende su propia valía, cada uno construye su victoria y cada uno lucha por esos ya escasos derechos laborales como por una camiseta que lanza el futbolista estrella a la grada… Y una vez construida y asentada la victoria, todos la llaman derrota para que la despistada izquierda siga luchando por leyes formales que aboceten el utopos soñado: un lugar de trabajo común y homogéneo. Se trata de leyes que, aplicadas, garantizan el bienestar de algunos –los que ya son estables–; se trata de leyes inadaptadas e incapaces de poner freno a la colonización capitalista de otros muchos –los inclasificados–. Porque hace tiempo que las dicotomías no agotan la complejidad social y laboral. Porque hace tiempo que deberíamos luchar por un derecho social que trascienda estabilidades privilegiadas y selectas, como las de la alta clase media. Pero ni Sampedro, ni la izquierda, se quieren enterar.

8 de febrero de 2012

LA USAID EN BOLIVIA

José Steinsleger. La Jornada

La notable entrevista con el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera (Luis Hernández Navarro, La Jornada, 7/2/12), sacudió al yermo escenario político de México y llenó de enseñanzas a las conciencias del país que reconocen su identidad nacional en la única América posible: la triétnica, la insurgente.

En la misma edición, Luis publicó un sentido homenaje a quien fue látigo del México envilecido y entreguista, y brújula del digno y combativo: el insobornable Luis Javier Garrido.

García Linera habló en nombre del presidente Evo Morales, gran tlatoani que tuvo el coraje de expulsar al embajador de Washington Philip Goldberg, a la oficina antidrogas de ese país (DEA, por sus siglas en inglés) por conspiración y narcotráfico, y a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID) por el desvío fondos multimillonarios hacia los grupos separatistas que buscan la desestabilización del país andino-amazónico.

Para el vicepresidente de Bolivia, la USAID es una entidad racista, de derecha e imperialista (19/6/10), y para el presidente una agencia de penetración ideológica-política en organizaciones sociales que buscan consolidar intereses específicos del imperialismo en territorio nacional (23/6/10).

Pese a ello, ninguna de esas fuerzas del neocolonialismo imperial ha dejado de operar. Según los alcaldes del departamento amazónico de Pando, la USAID y sus agentes violan leyes financieras y están involucradas en el lavado de dinero.

Añaden: Decenas de organismos no gubernamentales, colonizadas y colonizadoras, operan en nuestros territorios y varios millones de dólares circulan clandestinamente por las comunidades.

¿Es muy probable (como relativizó un chamán de los movimientos sociales), o la USAID categóricamente alienta por la izquierda a ciertos movimientos que se oponen a proyectos del gobierno boliviano?

Juan Ramón Quintana, ex ministro de Evo, aseguró que la caminata de un millar de indígenas amazónicos que en 2011 recorrió 600 kilómetros con rumbo a La Paz, en protesta por el trazado de una ruta que divide en dos una reserva ecológica, fue financiada por la USAID.

William Mozdzierz, el encargado de negocios de la embajada estadunidense, negó la acusación, al tiempo de reconocer que sus funcionarios recababan información directa de los movimientos sociales (Afp y Dpa, 25/8/11).

Documentos desclasificados del gobierno yanqui prueban que la USAID fomenta conflictos entre partidarios del desarrollo (¿extractivistas?) y defensores del medio ambiente (imperialismo verde).

Legítimas (o no), las demandas de ambos grupos se dirimen en territorios ricos en petróleo como los del Parque Nacional Aguaragüe, donde Petróleos de Venezuela (PDVSA, asociada a la boliviana Petroandina) invirtió 115 millones de dólares de un total de 888 millones en la búsqueda de nuevos campos de gas y petróleo.

Las riquezas de Aguaragüe representan, casualmente, 90 por ciento de las exportaciones de gas y constituyen una fuente vital de fondos que el gobierno utiliza para encarar la pobreza y desarrollar la economía del país (Federico Fuentes, Bolivia Rising, septiembre 2011).

Por otro lado, ningún boliviano ignora que Mark Feierstein, el director de USAID para América Latina y el Caribe, fue uno de los asesores electorales del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, prófugo de la justicia por una masacre de campesinos.

Empresas contratistas de USAID en Bolivia, como Casals & Associates Inc (asociada a la llamada Oficina para las Iniciativas hacia una Transición (¿?, OTI), cuentan con clientes como Radio Martí, Voz de las Américas y Worldnet Televisión (Televisión Martí).

Durante tres años (2004-07), Casals repartió 18.8 millones de dólares a más de 450 organizaciones bolivianas que trabajaron en las iniciativas de la Asamblea Constituyente, el fomento del separatismo en Santa Cruz y Cochabamba, y algunas comunidades indígenas que, por equis causa, mantienen sus diferencias con el gobierno.

En un artículo de la revista cubana Entorno (julio 2007), Néstor García Iturbe anticipó que la estrategia de Washington en Bolivia se encaminaba a dividir las fuerzas revolucionarias, aplicando la política de regresión que tuvo éxitos en tiempos de Ronald Reagan: poner de manifiesto la ingobernabilidad del país, para instaurar la intervención humanitaria de las fuerzas armadas de Estados Unidos.

El objetivo principal de este plan apuntaría a la eliminación de la coalición de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA). García Iturbe precisa: Cada gobierno que caiga será un golpe contra Cuba, sus relaciones internacionales, sus posibilidades de desarrollo económico y el bienestar de su pueblo.

En enero pasado, el senador Isaac Ávalos manifestó sentirse molesto porque la USAID continúa conspirando en Bolivia. Ávalos denunció la formación de una bancada de seis diputados indígenas liderados por Pedro Nuni y dos legisladores de la oposición, que se desmarcarían del Movimiento al Socialismo, la coalición de partidos y movimientos que respaldan a Evo Morales

6 de febrero de 2012

EL GOBIERNO REGIONAL QUIERE PRIVATIZAR METRO DE MADRID

06.02.2012 Miles Johnson. Financial Times

La Comunidad de Madrid prepara un macroprograma de privatización que incluirá la empresa de aguas Canal de Isabel II y el metro de la capital.

Madrid, la más endeudada de entre las grandes ciudades españolas, espera vender una participación minoritaria del Canal antes de verano y ha comenzado a explorar la privatización del metro, uno de los diez mayores del mundo por extensión.

La venta del sistema de aguas, valorado en entre 3.000 y 3.500 millones de euros, se encuentra en una fase más avanzada, según fuentes cercanas a la operación. Mientras, las administraciones local y regional siguen discutiendo el destino del metro y aún no habrían tomado una decisión formal.

El metro de Madrid facturó 1.100 millones de euros en 2009 y su valoración en la actualidad rondaría los 2.000 millones, después del incremento del precio de los billetes acometido el año pasado.

La administración es consciente del coste político que podría tener la venta parcial del metro, o un posible nuevo incremento de los precios, con lo que podrían buscar otras vías para recaudar financiación.

LA "ERA DE LA DECLINACIÓN DE EU" Y EL "CAOS GLOBAL" QUE VIENE, SEGÚN BRZEZINSKI

Alfredo Jalife-Rahme. La Jornada

El connotado geoestratega Zbigniew Brzezinski, quien fue asesor de Seguridad Nacional del presidente James Carter y es íntimo de Obama, anda muy nervioso (con justa razón) –artículo en DeDefensa.org (La cólera de Brzezinski, 15/12/11)– expresa cosas muy interesantes que nadie se atreve a decir en la cúpula del poder en Estados Unidos, hoy en franca decadencia, y que aborda en su próximo libro: “Visión estratégica: EU y la crisis del poder global”, sintetizado en un artículo para Foreing Policy (diciembre 2011 /enero 2012, "Después de EU: ¿cómo se ve el mundo en la era del declive estadounidense peligrosamente inestable?").

Mas allá de que la condescendiente visión del mundo de Zbigniew Brzezinski provenga de la otrora superpotencia unipolar, su abordaje, aunque ultrarreduccionista (muy parecido al síndrome Sansón: me caigo pero los demás se caen conmigo), es muy significativo, porque representa la asimilación de la triste realidad por la que atraviesa Estados Unidos de parte de un sector muy influyente de los hacedores de su política exterior.

De los supuestos 4 mil millones de años que lleva de vigencia el planeta y los alrededor de 5 millones desde la aparición del ser humano (de los cuales solamente cuenta con 6 mil años de presunta civilización), Estados Unidos únicamente tiene un magro historial de 236 años. La vida humana, con o sin civilización, ha transcurrido la mayor parte del tiempo sin la existencia y/o participación de Estados Unidos. Este dato trascendental se le pasa totalmente por alto a Brzezinski quien juzga que la declinación de Estados Unidos desembocará ineluctablemente en el caos global, lo cual es sumamente discutible.

Cita que no hace mucho, un funcionario chino de alto rango –seguro de la inevitable decadencia de Estados Unidos y el ascenso de China– deseaba que el declive de Estados Unidos no ocurriese tan rápido.

Afirma que si Estados Unidos se tambalea, el mundo es improbable que sea dominado por un único sucesor prominente, ni siquiera China. La moneda está en el aire y, según parece, todo dependerá del grado cualitativo del descenso de Estados Unidos y el ascenso de China, lo cual determinará la nueva correlación global de fuerzas.

Considera que la incertidumbre internacional, la tensión incrementada entre los competidores globales y aun el pleno caos serán de lejos los epílogos más probables. Quizá este escenario suceda en la fase de ajuste del finiquito del caduco orden unipolar al incipiente nuevo orden multipolar, lo cual, como ha sucedido en etapas similares de la humanidad, tomará su tiempo de ajuste, en donde emergerán los correlatos de la nueva supremacía.

Mi tesis anterior versaba en un reducido orden hexapolar –Estados Unidos, Unión Europea y el BRIC (Brasil, Rusia, India y China)–, pero el desempeño europeo ha sido decepcionante, y probablemente nos dirijamos más bien hacia un orden pentapolar, sin la Unión Europea, al borde de la balcanización, ni Japón, sobredimensionada por los geoestrategas anglosajones.

Zbigniew Brzezinski aduce que otra crisis financiera masiva de Estados Unidos produciría una reacción vertiginosa en cadena llevando a un desorden económico y político global. De nuevo la obsesión con el síndrome Sansón, que elimina la posibilidad de regeneración del resto del mundo.
Arguye que una deriva continua de Estados Unidos a un decaimiento expansivo o la ampliación de una guerra sin fin con el islán sería improbable que produzca, aun en 2025, a un sucesor global efectivo. Aquí Brzezinski se equivoca: el mundo no pasará, ni lo desea, de la unipolaridad de Estados Unidos a otra unipolaridad, como por ejemplo la de China. El mundo es ya multipolar (ver el libro “El híbrido mundo multipolar: un enfoque multidimensional”, Orfila, 2010) y los dolorosos ajustes serán multivectoriales.

Le asiste la razón cuando sentencia que ningún poder único estará listo entonces a ejercer el papel que el mundo, a la caída de la URSS en 1991, esperaba que Estados Unidos jugaría: líder de un nuevo orden mundial globalmente cooperativo. La desgracia es que el unilateral belicismo global de Baby Bush dilapidó toda la esperanza que el mundo había invertido en Estados Unidos para reordenar con mayor justicia la vida en el planeta. Estados Unidos, al contrario, pretendió adueñarse del mundo entero mediante su bárbara globalización.

Vaticina que ocurra con mayor probabilidad una fase prolongada de alineamientos inconclusos tanto del poder global como regional, sin grandes (sic) vencedores y muchos más perdedores, en un entorno internacional de incertidumbre y de riesgos potencialmente fatales al bienestar global.

No puede haber mayores perdedores en el incipiente orden multipolar, que los que hubo en el caduco orden unipolar donde Estados Unidos fue el único gran vencedor y el resto del mundo fue orillado al parasitario papel de eterno derrotado.

La cosmogonía futura de Zbigniew Brzezinski es fatalista: más que un mundo donde los sueños de democracia florezcan, puede advenir un mundo hobbesiano de seguridad nacional mejorada (sic) basada en fusiones variadas de autoritarismo, nacionalismo y religión. ¿No es acaso el choque de civilizaciones que abogó su ex asociado Samuel Huntingon desde 1993, en pleno paroxismo de la unipolaridad de Estados Unidos y su tóxica globalización?

Mientras que unos avizoran regionalismos creativos (v.gr. Unasur), Zbigniew Brzezinski apuesta implícitamente a la balcanización global, lo cual también es muy discutible. Es evidente que por imperativos geopolíticos la dupla anglosajona (Estados Unidos y Gran Bretaña) busque la balcanización de sus adversarios geoeconómicos con el fin de prolongar estérilmente el caduco orden unipolar. Los regionalismos creativos en todos los rincones del planeta pueden constituir el óptimo antídoto para descarrilar los planes aviesos de la balcanización global.

Un tanto despectivamente, define a los “lideres de las potencias mundiales de segundo rango" (se infiere que China se encuentra en el primer rango, pero, obviamente, debajo de Estados Unidos): India, Japón, Rusia y algunos países europeos, quienes ya están evaluando el impacto potencial de la declinación de Estados Unidos para sus intereses nacionales respectivos. Vuelve a sobredimensionar a Japón, a quien coloca absurdamente por delante de Rusia (a quien por fin se digna clasificar), mientras desprecia a Brasil.

Maneja dos conceptos (a discutir en artículos ulteriores): 1) Las ocho especies geopolíticas en vías de extinción (Georgia, Taiwán (sic), Corea del Sur, Bielorrusia, Ucrania, Afganistán, Pakistán, Israel y el gran Medio Oriente); y 2) El peligro de la asociación estratégica de Estados Unidos con México.

A mi juicio, más que manejar el síndrome Sansón en forma determinista, los geoestrategas de Estados Unidos deberán admitir con humildad y resignación (lo cual no es fácil para una superpotencia acostumbrada a la arrogancia unilateral) y adaptarse a la tesis del ex presidente Clinton, quien formuló que Estados Unidos tiene la capacidad de posicionarse como “primum inter pares” (el primero entre iguales), lo cual, a mi juicio, pudiera representar la matriz operativa para asentar el nuevo orden multipolar y así evitar el caos global. Porque también es cierto que ninguno de los grandes actores multipolares exhibe la capacidad de liderazgo global que posee Estados Unidos, quien por desgracia lo ha usado para sus fines egoístas y plutocráticos.