5 de febrero de 2012

DE LA DEMAGOGIA RACISTA A LA DISCRIMINACIÓN INSTITUCIONAL

Inmigración, servicios públicos y prestaciones sociales

Vidal Aragonés. Mientras tanto

En los últimos años viene imponiéndose un mensaje que caracteriza la inmigración desde la negatividad, estableciendo la misma como oportunista respecto a prestaciones sociales y no como una posibilidad de alejarse de la pobreza y conseguir una vida digna.

Esta construcción se inició con el discurso de algunos medios de comunicación sobre el concepto “inmigrante ilegal”, estableciendo una imagen peyorativa sobre trabajadores y trabajadoras extranjeros: curiosamente, nunca hemos escuchado que refieran “empresa ilegal” o “conductor ilegal” para esos sujetos cuando cometen ilícitos administrativos. “Ninguna persona es ilegal” no es tan solo una consigna en defensa de la igualdad, sino rigurosidad jurídica: tan sólo los actos son ilegales. Además, instrumentos jurídicos internacionales establecen la migración como un Derecho. Se ha transformado un mero ilícito administrativo, la falta del permiso de trabajo o de residencia, en una construcción de ilegalidad. Esta realidad no combatida en su día ha logrado parcialmente la fragmentación de la clase trabajadora, según país de origen, a la vez que puso las bases para que la derecha y la extrema derecha lanzasen un discurso demagógico sobre la inmigración, en el cual se transformaba a los sectores más explotados en supuestos aprovechados de ayudas y prestaciones sociales, cuando la realidad demuestra que el uso es inferior al que por su participación en el total de población con menos recursos les correspondería. Curiosamente los mismos que establecen el demagógico discurso sobre inmigración y prestaciones nunca protestan por los recortes que sufren en conjunto de los derechos sociales.

El populismo racista traslada que los inmigrantes realizan un uso desproporcionado de los servicios públicos, como si tener que recurrir a la educación o la sanidad pública fuese una opción viciosa y no una necesidad. Desde el rigor todos los estudios sobre la cuestión van en sentido contrario. Por citar el de una empresa privada separada de cualquier visión progresista, La Caixa, en Inmigración y Estado del bienestar en España indicaba: “Menos del 1% de los pensionistas son extranjeros” “Los inmigrantes consultan un 7% menos el médico de cabecera y un 17,5% a especialistas” “Tan sólo el 6,8% de las intervenciones de los servicios sociales y el 11,2% de rentas mínimas de inserción se dirigen a inmigrantes” y todo ello teniendo en cuenta que el 30% de los inmigrantes están situados en lo que son considerados umbrales de pobreza, siendo el porcentaje de los nacionales españoles del 18%.

Debería no ser necesario afirmarlo, pero no existe ninguna ayuda, prestación o subsidio sobre el que la inmigración tenga un derecho preferente; más bien lo contrario: existen diferentes prestaciones de las que son privados algunos extranjeros. Así, a los inmigrantes que no cuentan con permiso de trabajo se les niega la prestación de desempleo, con independencia que hayan trabajado el tiempo requerido para la misma y se haya procedido a levantar las correspondientes actas de cotización. De la misma manera, es excusa para no aprobar el subsidio para mayores de 52 años o las pensiones de invalidez por enfermedad común el carecer de permiso de trabajo y residencia. En un paso más, según denuncian diferentes asociaciones, desde el SPEE se está procediendo a enviar instrucciones para que se requiera pasaportes a inmigrantes de determinadas nacionalidades con el objeto de controlar sus periodos de ausencia del Estado español y retirar así las prestaciones que perciben, lo que supondría en todo caso un acto de discriminación directa. De la misma manera se empieza a establecer para ayudas sociales requisitos de hasta 5 años de residencia, lo que supone una vulneración de los principios de libertad de circulación y puede ser constitutivo de una discriminación indirecta por razón de nacionalidad. En todo caso, más allá del análisis jurídico, tendrá como efecto la imposibilidad de acceder a esas ayudas a un sector importante de la inmigración.

Difícilmente se podrá ahora solicitar ese confuso discurso de la integración a quien se discrimina. Al poder político le correspondería establecer medidas para evitar actuaciones discriminatorias en las prácticas privadas, evitando así una construcción del gueto por el cual, con independencia del esfuerzo y el trabajo, se margina por origen nacional y de clase. Por el contrario empezamos a encontrar regulaciones públicas que suponen actos discriminatorios. Mañana, los populistas de las tertulias se preguntarán por qué arden los barrios de la periferia.

4 de febrero de 2012

EL AÑO DE TODOS LOS PELIGROS

Ignacio Ramonet. Le Monde Diplomatique

¿Será 2012 el año del fin del mundo? Es lo que vaticina una leyenda maya que incluso le pone fecha exacta al apocalipsis: el 12 de diciembre próximo (12-12-12). En todo caso, en un contexto europeo de recesión económica y de grave crisis financiera y social, los riesgos no escasearán este año, que verá además elecciones decisivas en Estados Unidos, Rusia, Francia, México y Venezuela.

Pero el principal peligro geopolítico seguirá situándose en el Golfo Pérsico.¿Lanzarán Israel y Estados Unidos el anunciado ataque militar contra las instalaciones nucleares iraníes? El gobierno de Teherán reivindica su derecho a disponer de energía nuclear civil. Y el presidente Mahmud Ahmadineyad ha repetido que el objetivo de su programa no es en absoluto militar; que su finalidad es simplemente producir energía eléctrica de origen nuclear. También recuerda que Irán firmó y ratificó el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), mientras que Israel nunca lo hizo.

Por su parte, las autoridades israelíes piensan que no se debe esperar más. Según ellas, se acerca peligrosamente el momento en que el régimen de los ayatolás dispondrá del arma atómica, y a partir de ese instante ya no se podrá hacer nada. El equilibrio de fuerzas en Oriente Próximo se habrá roto, e Israel ya no gozará de una incontestable supremacía militar en la región. El gobierno de Benjamín Netanyahu estima que, en esas circunstancias, la existencia misma del Estado judío estaría amenazada.

Según los estrategas israelíes, el momento actual es tanto más propicio para golpear cuanto que Irán se encuentra debilitado. Tanto en el ámbito económico, a causa de las sanciones impuestas desde 2007 por el Consejo de Seguridad de la ONU, basadas en informes alarmantes del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), como en el contexto geopolítico regional, porque su principal aliado, Siria, a causa de la violenta insurrección interna, se halla imposibilitado de prestarle una eventual ayuda. Y esta incapacidad de Damasco repercute en otro socio local iraní, el Hezbolá libanés, cuyas líneas de aprovisionamiento militar desde Teherán, han dejado de ser fiables.

Por estas razones, Israel desea que el ataque se lleve a cabo cuanto antes. En aras de preparar el bombardeo, ya hay infiltrados en Irán, efectivos de las fuerzas especiales. Y es muy probable que agentes israelíes hayan concebido los atentados que, estos dos últimos años, causaron la muerte de cinco importantes científicos nucleares iraníes.

Aunque Washington acusa igualmente a Teherán de estar llevando a cabo un programa nuclear clandestino para dotarse del arma atómica, su análisis a propósito de la oportunidad del ataque es diferente. Estados Unidos está saliendo de dos decenios de guerras en esa región, y el balance no es halagador. Irak ha sido un desastre y ha quedado finalmente en manos de la mayoría chií, la cual simpatiza con Teherán... En cuanto al lodazal afgano, las fuerzas estadounidenses se han mostrado incapaces de vencer a los talibanes, con los cuales la diplomacia norteamericana ha tenido que resignarse a negociar antes de abandonar pronto el país a su destino.

Estos costosos conflictos han debilitado a Estados Unidos y revelado a los ojos del mundo los límites de su potencia y su incipiente declive histórico. No es hora de nuevas aventuras. Menos en un año electoral en el que el presidente saliente, Barack Obama, no tiene la certeza de ser reelegido. Y cuando todos los recursos están siendo movilizados para combatir la crisis y reducir el desempleo.

Por otra parte, Washington está tratando de cambiar su imagen en el mundo árabe-musulmán, sobre todo después de las insurrecciones de la “primavera árabe” del año pasado. De cómplice de dictadores –en particular del tunecino Ben Alí y del egipcio Mubarak– desea ahora aparecer como mecenas de las nuevas democracias árabes. Una agresión militar contra Irán, en colaboración además con Israel, arruinaría esos esfuerzos y despertaría el antinorteamericanismo latente en muchos países. Sobre todo en aquellos cuyos nuevos gobiernos, precisamente surgidos de las revueltas populares, están dirigidos por islamistas moderados.

Una importante consideración complementaria: el ataque contra Irán tendría consecuencias no sólo militares (no se puede descartar que algunos misiles balísticos iraníes alcancen el territorio israelí o consigan golpear las bases norteamericanas de Kuwait, Bahréin u Omán) sino, sobre todo, económicas. La réplica mínima de Irán a un bombardeo de sus sitios nucleares consistiría, como sus responsables militares no cesan de prevenir, en el bloqueo del estrecho de Ormuz. Cerrojo del Golfo Pérsico, por él pasa un tercio del petróleo del mundo y unos 17 millones de barriles de crudo cada día. Sin ese aprovisionamiento, los precios de los hidrocarburos alcanzarían niveles insoportables, lo cual impediría la reactivación de la economía mundial y la salida de la recesión.

El Estado Mayor iraní afirma que “nada es más fácil de cerrar que ese Estrecho” y multiplica las maniobras navales en la zona para demostrar que está en condiciones de llevar a cabo sus amenazas. Washington ha respondido que el bloqueo de la vía estratégica de Ormuz sería considerado como un “caso de guerra”, y ha reforzado su V Flota que navega por el Golfo.

Es muy improbable que Irán tome la iniciativa de ocluir el paso de Ormuz (aunque siempre podría intentarlo en represalias a una agresión). En primer lugar porque se daría un tiro en un pie, ya que exporta su propio petróleo por esa vía, y que los recursos de esas exportaciones le son vitales.

En segundo lugar porque dañaría a algunos de sus principales socios, quienes le apoyan en su conflicto con Estados Unidos. Principalmente China, cuyas importaciones de petróleo, que alcanzan un 15%, proceden de Irán; y su eventual interrupción paralizaría parte de su aparato productivo.

Las tensiones están pues al rojo vivo. Las cancillerías del mundo observan minuto a minuto una peligrosa escalada que puede desembocar en un gran conflicto regional. Se verían implicados en él no sólo Israel, Estados Unidos e Irán, sino también otras tres potencias de Oriente Medio: Turquía, cuyas ambiciones en la región vuelven a ser considerables; Arabia Saudí, que sueña desde hace decenios con ver destruido a su gran rival islámico chií; e Irak, que podría romperse en dos partes, una chií pro-iraní, y otra suní pro-occidental.

Asimismo un bombardeo de los sitios nucleares iraníes causará una nube radiactiva nefasta para la salud de todas las poblaciones de la zona (incluidos los miles de militares estadounidenses y los habitantes de Israel). Todo ello conduce a pensar que si los belicistas están alzando con fuerza la voz, el tiempo de la diplomacia aún no ha terminado.

MUJERES MILITARES

Osvaldo Bayer. Página/12
Desde Bonn, Alemania

El ser humano no aprende de sus fracasos. Evidentemente. Abro la revista Der Spiegel (El Espejo). Tal vez la mejor revista europea de actualidad. Me encuentro con un aviso a toda página. Desde él me sonríen un joven varón con la boina de las tropas de infantería, una hermosa mujer con gorra de la marina de guerra y otra mujer con el birrete de la fuerza aérea. Hacen propaganda para que jóvenes hombres y mujeres ingresen en las fuerzas armadas de la Alemania Federal. El texto del aviso no tiene desperdicio: (textual) “Fuerzas Armadas Federales. Nosotros servimos a Alemania. Una carrera con futuro”. Luego, en letras grandes como título: “Estudiar con sueldo”. En el medio, las fotos y este texto: “¿Usted busca una profesión interesante con responsabilidad de mando y exigencias especiales así como un compromiso con la República Federal Alemana? ¿Usted se interesa por una educación académica bajo condiciones óptimas?”. Y entonces con letras que resaltan: “Ofrézcase ahora como oficial”. Y después de las direcciones para más información, algo que verdaderamente sorprende: “Se desea el ingreso de mujeres: ellas tendrán prioridad en caso de calificaciones iguales”.

Repaso los textos y las sonrisas de las fotos del aviso varias veces. Para el ejército son preferidas las mujeres. Tengo que abrir la ventana y tomar aire. Pienso: un país que en las dos últimas guerras mundiales perdió a millones de jóvenes en batallas absurdas ahora prefiere a las mujeres para ser soldados.

Pienso en esos libertarios y libertarias que hace ya dos siglos salieron a las calles de todo el mundo para pedir la eliminación de los ejércitos y lograr la paz eterna en el mundo. Recuerdo cuando llegué a la Alemania de posguerra con sus ciudades totalmente convertidas en ruinas y a sus mujeres levantando los ladrillos sueltos y tratando de reconstruir lo destruido por los hombres mientras sus hijitos las tomaban de las piernas para que no los olvidaran. Y ahora, las nuevas generaciones las quieren hacer soldados y las prefieren a los hombres, según el aviso oficial.

Sabemos ya que esto no es nada bueno, hace años que las puertas de los cuarteles se abrieron para las mujeres en casi todos los ejércitos del mundo, pero que ahora las prefieran a ellas como soldados antes que a los hombres, no, no es ni siquiera imaginable, ni se puede interpretar como una fantasía de la realidad humana. “Ahora prefieren a las mujeres porque dicen que son más obedientes que los hombres”, me responde un sociólogo ante mi desesperación.
No, me digo, no pueden ser obedientes a la muerte. En el diario de esta mañana viene un reportaje a un octogenario que luchó en Stalingrado. Allí murieron 150.000 jóvenes soldados alemanes. Jóvenes, recién salidos a la vida. Me imagino sus rostros. Muertos destrozados por las balas de fusiles, de ametralladoras, de cañones; destrozados por bombas. Destrozados. Algunos ya habrían llegado a la edad del amor y habrán pensado en esos últimos momentos en los rostros de sus amadas que los esperaban en la lejana patria. ¿Y ahora? Ahora también han sido enviadas a Afganistán mujeres uniformadas que hacen la venia mejor que los hombres. Ya en casi todos los ejércitos del mundo hay mujeres en uniforme.

Voy a mi biblioteca, tengo más de veinte libros de autores pacifistas. Páginas inolvidables, plenas de generosidad y de almas emocionadas. La paz eterna. Como contrapartida, hoy, mujeres en uniforme. A las que traen la vida en sus cuerpos les enseñan a matar. Voy a ir a golpear las puertas de las feministas, me digo, y les voy a llevar los libros de los pacifistas. Miro el aviso de mujeres sonrientes en uniforme. Sí, el aviso dice que las mujeres tendrán prioridad en el ingreso militar a los hombres en el caso de calificaciones iguales. Si lo leyera Kant, si lo leyera Schopenhauer...

No, no puede ser. Sí, lo es. Pienso en los pacifistas que se negaron a ir a la guerra y fueron presos o fusilados. Pienso cuando me negué en el servicio militar a ir a la instrucción militar y fui destinado a barrer y encerar pisos de los despachos de los señores oficiales durante dieciocho meses.

¿Qué hago con los libros pacifistas? ¿Los beso? ¿Los pongo abiertos en la mesa del comedor, hago cuadros con los retratos de sus autores para llenar las paredes de la casa donde vivo?
Salgo a caminar por el bosque, hay árboles de más de cien años que nos miran. Me acerco y acaricio sus cortezas. Pasan corriendo unos niños que pegan gritos alegres. Vuelvo y me pongo a escribir esta nota. Ojalá la lean mujeres y que salgan después a la calle con carteles: “La mujer trae la vida, no la muerte”.

Porque ahora vamos a otra realidad indiscutible y publicada por la mayoría de los diarios: los niños bajo el nivel de pobreza en Europa. Una discusión profunda que se ha iniciado en la Unión Europea. Comenzó con el plan alemán de aprobar una ayuda a los hogares con niños, un dinero de “asistencia”, es decir, una ayuda de cien euros por niño menor de tres años que no son enviados a jardín de infantes porque la madre no trabaja afuera. Esto se debe a que se ha comprobado que en Alemania –el mejor país europeo de nivel económico–, en Berlín, el 36,3 por ciento de los niños está bajo el nivel de pobreza; en Hamburgo, el 24 por ciento; en Baden-Württemberg, el 11,2 por ciento; en Sajonia, el 26,4 por ciento, etc. Este estudio ha sido realizado por la Fundación Bertelsmann. El otro plan es construir lo más rápido posible jardines de infantes para la totalidad de los niños. Y, por supuesto, con comedores infantiles.

Sorprende, de pronto, esta realidad. Sería muy informativo que también, países europeos como España, con alto grado de desocupación, Grecia, Portugal, etc. realizaran un estudio así. Los niños son lo más sagrado de la vida humana y a ellos tiene que estar destinado lo necesario para darles un futuro digno. Y no emplear el dinero que les corresponde en construir aviones de guerra, tanques blindados y armas cada vez más sofisticadas. Pareciera que la humanidad no aprende, pese a los grandes pensadores. Es que se hace cada vez más necesario discutir el sistema. Hasta Francis Fukuyama, el politólogo norteamericano defensor acérrimo del capitalismo, ha puesto en duda el sistema en sus últimas declaraciones, donde considera “amenazado el sistema actual de las naciones industriales occidentales” y exige “un cambio firme en la política”. “Pienso en la búsqueda de un justo crecimiento de la economía –sostiene Fukuyama–; nuestro modelo social occidental ha caído fuertemente por la erosión de la clase media. Eso es muy malo para la democracia. Cuando las ganancias sean repartidas de manera igualitaria, la ciudadanía confiará más en sí misma y no existirá entonces una elite que goce de una entrada privilegiada entre los políticos que hacen valer sus intereses.”

Aunque mínima la reacción, se nota que hasta los más fieles al sistema están preocupados por la crisis tanto en Estados Unidos como en Europa.

Pero no todo suena como para entrar en depresiones ni desconsuelos. En Francia acaba de ocurrir un episodio que nos llena de orgullo. El Senado francés aprobó una ley que pena con un año de prisión y 45.000 euros de multa a todo aquel que niegue el genocidio armenio cometido por los turcos. El gobierno turco, en vez de aprender de la historia, tomó las represalias de siempre: retiró su embajador de Francia, no permite la entrada de aviones militares franceses a su territorio ni tampoco barcos de guerra franceses a sus aguas ni realizar maniobras militares conjuntas. Cuando no se puede responder a la verdad se toman esas medidas sin ningún sentido humano. Como decimos siempre, la verdad tarda a veces mucho tiempo, pero finalmente llega. Francia recibió en 1915 a miles de armenios que pudieron salvarse del genocidio. Hoy la colonia armenia en tierras francesas cuenta con más de 600.000 habitantes.

Mujeres soldados, niños en la pobreza en esa Europa que hace ya más de dos siglos comenzó a cantar aquel: “Libertad, Igualdad, Fraternidad” de la revolución de 1789. Pero entre lo injusto, de pronto la ventana de aire fresco que se abre: no al genocidio de pueblos

3 de febrero de 2012

EMPIEZA A OLER A CONFLICTO ARMADO...Y LA GUERRA COTIZA AL ALZA EN WALL STREET

María Igartua. Cotizalia.com

Huele a conflicto armado y eso cotiza al alza en Wall Street. Si hay algo que ha enseñado la historia es que todas las grandes crisis han sido precursoras de una guerra capitaneada por Estados Unidos y las crecientes tensiones del avispero árabe hacen sospechar que no será ahora cuando se rompa la regla.

La posibilidad de un conflicto armado de mayores proporciones de lo que ha supuesto finalmente la revolución libia cobra estos días fuerza con el cruce de acusaciones, amenazas y tensiones entre Estados Unidos e Irán con el programa nuclear de este último como punto de partida.

De hecho, el primero ya ha comenzado una gira de contactos por Asia para allanar el terreno aconsejándoles alternativas a sus importaciones de petróleo procedentes del país de oriente medio por lo que pueda pasar. Por su parte, el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ha buscado el apoyo de líderes afines a su antiamericanismo en América Latina en un tour en el que se ha reunió, entre otros con su homólogo venezolano, Hugo Chávez, quién expresó su apoyo político y económico a su hermano árabe.

La situación tiene todos los ingredientes para que prenda la mecha y el sector armamentístico se frota las manos, más después de la retirada de las tropas estadounidenses de Iraq y la pérdida progresiva de intensidad de la guerra en Libia una vez muerto el dictador Muamar el Gadafi el pasado mes de octubre.

Basta con echar un vistazo al gráfico de las mayores compañías de defensa en EEUU para ver que su comportamiento en bolsa se ha calentado al mismo ritmo que las tensiones entre oriente y occidente. De hecho, desde verano -cuando registraron sus mínimos de 2011 tras el fuerte subidón del primer semestre de la mano de la primavera árabe- todas ellas registran ganancias de dos dígitos.

Y es que 2011 ha supuesto un punto de inflexión para estas empresas, que venían de experimentar tres años de fuertes caídas. Así, desde sus mínimos de agosto, Lockheed Martin, el mayor fabricante armamentístico del mundo por ventas según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz, acumula una subida superior al 21% y los analistas fijan su precio objetivo en los 81,92 euros, un 17% más de lo que cotiza a día de hoy.

Lockheed Martin es el artífice del primer cazabombardero del mundo indetectable, el F-35 Joint Strike Fighter y de la bomba racimo M30, que tiene un alcance de 70 km.

Pero no es la única, Raytheon que es el sexto fabricante de armas y está especializado en sistemas inteligentes utilizados en escudos antimisiles sube más de un 24% en los últimos seis meses y no parece que vaya a pisar el freno. “Esperamos que la acción se muestre relativamente mejor que sus competidoras en términos de ganancias”, asegura el último informe sobre el sector de JP Morgan.

También General Dynamics se ha unido al rally que vive el sector en los últimos meses. Con una subida del 26,8% desde octubre, los analistas de JP Morgan esperan que “la mayoría de la atención de los inversores recaiga tanto en los resultados como en la dirección del segmento aeroespacial y de combate”. Así, según la estimación media de los analistas recogidos por Bloomberg, la acción tiene un potencial de revalorización del 11%.

En cuanto a otro ‘clásico’ del sector armamentístico, Northrop Grumman, las posibles operaciones llevadas a cabo en el golfo pérsico pueden ser un filón para su división naval, aeroespacial y de radares. Sus títulos se anotan una subida del 19,45% desde agosto.

Y es que el sector sabe que después de una crisis siempre se ha producido un conflicto bélico. Aunque no hay ninguna teoría escrita al respecto, casualidad o no lo cierto es que la I Guerra Mundial, la II gran guerra, la del golfo, la de Vietnam… todas han seguidos a periodos de depresión económica.

Pero no hace falta irse tan lejos. Tras el pinchazo de la burbuja tecnológica en el año 2000, que desencadenó una recesión de la Economía estadounidenses en 2001, Estados Unidos respondía a los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas el 7 de octubre, estallando así la guerra de Afganistán, que precedió a la II Guerra del Golfo, en marzo de 2003, más conocida como la Guerra de Irak.

2 de febrero de 2012

RECESIÓN Y CRISIS DEL CAPITALISMO MUNDIAL

Adrián Sotelo V. Rebelión

Las draconianas medidas de austeridad y precariedad social, impuestas en los países avanzados por el gran capital internacional y el Estado en los últimos años, han sido completamente insuficientes para "resolver" la profunda crisis de la Unión Europea, de la cual son corresponsables el FMI y el BM. Estos han encendido los focos rojos para "alertar" sobre la posibilidad real de que la economía mundial entre en recesión en este año de 2012, afectando severamente, por vez primera, al conjunto de la economía capitalista y ya no solamente a alguna de sus regiones macroeconómicas.

Según estos organismos, la crisis obedece a los déficits financieros que exhiben los países de la Unión Europea, en especial, los que constituyen la llamada eurozona. "Crece el riesgo de colapso", "Amenazada la leve recuperación de la economía mundial", "Europa: a un paso de la recesión", "En América Latina la desaceleración es mayor a la esperada", son algunas de las consignas proclamadas por los voceros de dichos organismos internacionales. Incluso, el megaespeculador de las finanzas internacionales, George Soros, alertó que existe un riesgo real de "desintegración" de la Unión Europea, a la par que criticó la gestión imperialista de Alemania en la crisis financiera y recomendó la intervención del Estado para "salvar" al capitalismo (véase: La jornada on line: http://www.jornada.unam.mx/2012/01/26/politica/002n1pol, 26 de enero de 2012).

El FMI y el BM coinciden en que la desaceleración de la economía mundial es todavía más profunda y articulada que la que ocurrió en la pasada crisis de 2008-2009, ya que en esa oportunidad afectó principalmente a la economía de Estados Unidos.

Hoy todos los pronósticos de crecimiento económico están disminuyendo, incluso, los relativos a la economía China, la cual a partir de 2011 también ha ingresado en el camino de la desaceleración —aunque más lenta y con menor intensidad—, lo que va a afectar de manera importante a países que se han vinculado, como los del Cono Sur de América Latina, a través de su comercio exterior con ese país.

Si bien en la crisis de 2008—2009 los países más afectados fueron aquellos que, como México y los de Centroamérica, estaban más fuertemente vinculados a la economía norteamericana la cual constituyó el centro de la crisis, en la actual coyuntura internacional todos salen afectados, pero ahora se agregan los que dependen en buena medida de las importaciones Chinas, como Brasil y Argentina. Estos, que venían presentando ascensos importantes en sus tasas de crecimiento económico, están resintiendo los efectos de la crisis y, al igual que en la coyuntura anterior, tendrán que impulsar políticas de recuperación del mercado interno que soporta la recesión mediante programas que por lo menos no disminuyan el poder de compra de la población. Pero este objetivo, en la actual situación, está muy lejos de conseguirse dado que uno de los recursos para contrarrestar la caída de las tasas de ganancia del gran capital en todo el mundo, particularmente en los países de la Unión Europea, en Estados Unidos y Japón, consiste justamente en reducir los salarios, aumentar las tasas de explotación del trabajo —mediante procedimientos como el incremento de su intensidad (a lo que coadyuvan el toyotismo y la automatización flexible del proceso de trabajo)—; el aumento de la jornada laboral y, finalmente, mediante la reducción de los salarios reales y los ingresos medios de la población por debajo del valor de la fuerza de trabajo. Es decir, auspiciando la superexplotación, categoría esta última que se convierte en la tablita de salvación del gran capital internacional y la refuerza en los países dependientes.

Esta hipótesis gana credibilidad frente a los pronósticos pesimistas de los propios organismos internacionales que son corresponsables de la crisis del capitalismo contemporáneo. Es así como el FMI asienta que: "En 2012 la economía mundial crecerá 3,3%, 0.7 puntos menos que lo previsto en septiembre pasado. Por primera vez desde que comenzó a agudizarse la crisis de deuda pública en Europa, la eurozona caerá en recesión este año. Su producto interno bruto (PIB) se contraerá 0,5%, después de haber crecido 1,6 en 2011. En septiembre pasado, se había previsto que el PIB de los países del euro avanzaría este año 1,1%. América Latina y el Caribe crecerán este año, 3,6%, 0,4 puntos menos que lo previsto en septiembre. El PIB de México repuntará (¿?) en 2012, a una tasa de 3,5%, una décima menos que el cálculo de hace cuatro meses. Estados Unidos, la mayor economía del mundo y principal socio comercial de México, tendrá este año de 2012 un crecimiento de 1,8%, el mismo nivel considerado en septiembre pasado" ("Véase: "Crece el riesgo de colapso. Amenazada, la leve recuperación de la economía mundial: FMI", en: La Jornada on line: http://www.jornada.unam.mx/2012/01/25/economia, 25 de enero de 2012).

En el caso de México su situación es extremadamente complicada debido a que, junto a la tradicional dependencia histórico-estructural de la economía norteamericana, se agrega hoy la caída que viene observando en sus tasas de crecimiento, las cuales desde el desplome del PIB en 2009 en el orden de -6,3%, y la leve recuperación de 2010 (5,6%), en 2011 vuelve a descender para situarse en 4% y proyectar un descenso aún mayor en 2012 que se situará en alrededor de 3% o menos. Situación que, en las condiciones estructurales de la crisis de la economía mexicana fuertemente dependiente de las importaciones de Estados Unidos y de los flujos hacia este último país de sus exportaciones en más de 80%, redundará en menor creación de empleos productivos, en el aumento inusitado del desempleo y de la informalidad —que en la actualidad bordea alrededor del 60% de la población económicamente activa— y en mayor aumento de la pobreza y pobreza extrema, en un contexto de grave crisis social y de violencia que afectan fundamentalmente a las clases proletarias mayoritarias del país.

Mientras que los pueblos sufren las perniciosas consecuencias de la crisis del capitalismo, el capital y los gobiernos de la Unión Europea implementan una serie de medidas que consisten, entre otras, en el recorte de los déficit fiscales —con cargo en la disminución del gasto social— para recuperar la confianza de los inversionistas; "achicar" el tamaño de los gobiernos para hacerlos más "eficientes" y "competitivos"; alentar y presionar a los trabajadores para que prolonguen sus jornadas laborales, en muchas ocasiones sin la debida compensación salarial y en buscar, con la implementación de leyes y reglamentos sancionados jurídicamente por el Estado, penalizar el retiro temprano del mundo del trabajo con el objetivo de que el trabajador promedio obviamente produzca más valor y plusvalía para el capital.

La recuperación o la "salida" de la crisis no se consigue mediante medidas circulacionistas y monetarias que operan en la esfera de los mercados, tales como reducción del déficit y de la tasa de interés; redistribución de las inversiones públicas y privadas en beneficio de estas últimas mediante privatizaciones, fusiones y adquisiciones de las empresas del Estado, como está ocurriendo en países como Grecia, España o Portugal; reducción de las deudas soberanas a partir de su recolocación en otros instrumentos financieros como pueden ser los bonos gubernamentales que no hacen más que fortalecer el capital ficticio. Tampoco mediante recomendaciones tipo FMI-BM que plantean que las economías que tienen grandes déficit deben apoyarse en la "demanda externa", mientras que las que acusan superávit externos —como las de los países llamados "emergentes"—deben hacerlo en función de la "demanda interna". Estos son sólo paliativos cortoplacistas que no producen otro resultado sino el de postergar la crisis y proyectarla en el futuro con mayor intensidad. Y allí está como ejemplo la crisis de 2008 -2009 que, al amparo de estas políticas circulacionistas y neoliberales, efectivamente consiguió una cierta recuperación, pero muy débil, en 2010 para entrar de nuevo en la senda de la desaceleración en el curso de 2011 y en una marcada tendencia a caer en la recesión y el desplome estructural en el curso de 2012.

Los intentos de recuperación y salida, relativa, de la crisis sólo se consigue, en la economía capitalista global sustentada en un modo de producción y reproducción de capital, mediante la explotación de la fuerza de trabajo asalariado, incrementando la cantidad y el volumen de la plusvalía extraída, la cual se convierte en una fuente adicional de ganancias extraordinarias para el capital. Así, una mayor explotación constituye la verdadera y real fuente de valorización que puede incrementar, cuantitativa y cualitativamente, la composición orgánica del capital que redunde en una auténtica recuperación de la tasa promedio de ganancia en escala global con cargo en la desvalorización del capital constante y del aumento del variable, es decir, de la cuota de explotación del trabajo.

El desarrollo tecnológico, la aplicación de la ciencia y la técnica a los procesos productivos y de trabajo, las inversiones en fuentes de materias primas, recursos naturales y alimentos, en sí mismas, no producen ni un átomo de valor tal y como demostró Marx en sus obras fundamentales. Sólo la fuerza de trabajo colectiva de la humanidad, articulada a dichos desarrollos e instrumentos, puede producir ese resultado. Y lo más contradictorio de la actual crisis del capitalismo mundial es justamente la reducción cuantitativa y cualitativa de la fuerza promedio de trabajo por la que pugnan los empresarios y las políticas neoliberales del Estado —que el Banco mundial reconoce se habrá de reducir en 1 millón de efectivos de la fuerza laboral cada año en las próximas décadas en Europa. El resultado de este proceso a largo plazo es, evidentemente, —si no ocurre una profunda y radical revolución social— la reducción de la masa y de la magnitud relativa y absoluta de la plusvalía social que sumergirá al capitalismo en una crisis aún más difícil de superar.

LA USAID EN VENEZUELA

José Steinsleger. La Jornada

El castigado contribuyente de Estados Unidos (tan celoso de su bolsillo) podría preguntarse qué sentido tiene el despilfarro oficial de millones de dólares para acabar con el ultrademocrático presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Desde el fallido golpe de abril 2002, la ecuación no ha sido refutada: a mayor ayuda para fortalecer la oposición, mayor popularidad del líder bolivariano.

El año entrante Chávez cumplirá 15 años al frente del architolerante proceso que viró de raíz el falso republicanismo del país andino-caribeño. Y en la actualidad, cuando se apresta para la tercera reelección, los sondeos de opinión dan a Chávez más de 60 por ciento de popularidad.
¿Qué hizo la oposición con los 57 millones de dólares que recibió de la Agencia Internacional para el Desarrollo de Estados Unidos (USAID, por sus siglas en inglés)? ¿Cómo se financia hoy, cuando la Ley de Defensa de la Soberanía Política y la Autodeterminación Nacional prohíbe desde finales de 2010 el financiamiento externo para fines políticos?
La impetuosa investigadora y abogada estadounidense Eva Golinger nos recuerda que en enero 2002, cuando el señor Russell Porter llegó a Venezuela para dirigir la Oficina de Iniciativas hacia una Transición (sic, OTI, división de la USAID dedicada a la promoción de transiciones en países estratégicamente importantes para Washington), su tarea era ayudar con una transición hacia la democracia (sic).
Venezuela contaba desde finales de 1998 con un gobierno democrático que apoyaba la mayoría del país. Mas no a la medida del imperio… ¿Se entiende? Y a pesar de que Mark Feierstein (actual titular para América Latina de la USAID), tras mucho investigar descubrió (sic) que Chávez era “…extremadamente popular entre sus partidarios, aunque muchos se sienten incómodos con él” (sic). ¿Se refería a los que anhelaban radicalizar la revolución, o a los que lucran con el discurso revolucionario?
Porter no quiso ser menos, y luego de consultar a la oposición, escribió en un informe de 2002 (luego del golpe): “Hay un consenso de que Chávez no terminará el año como presidente. Para preservar la democracia, un apoyo inmediato es necesario para los medios independientes y la sociedad civil… Una de las grandes debilidades en Venezuela es la falta de una sociedad civil vibrante” (sic).
Según informes públicos emitidos en España por la Fundación de Relaciones Internacionales y Diálogo Exterior (FRIDE) –vinculada a la ingerencista National Endowment Democracy (NED)–, la USAID/OTI desembolsó 10 millones de dólares (2001-05) para financiar alrededor de 64 grupos y programas.
La USAID aumentó su presupuesto y reorientó la estrategia de su gestión enfocándola en la juventud (sector que no había sido explotado), con talleres sobre cómo utilizar redes como Twitter y Facebook. Desde 2006, USAID gastó más de 34 por ciento del presupuesto en el país (15 millones), hasta completar 57 millones de dólares en 2010.
El patrón de financiamiento ha sido más o menos igual al de otros países peligrosos (Ecuador, Bolivia, Nicaragua…): apoyar a líderes e instituciones calificadas de moderadas, pero que en la práctica buscan la desestabilización de los gobiernos democráticos.
Documentos desclasificados del gobierno estadounidense revelan que en los meses previos al golpe de 2002, seis oficinas del Departamento de Estado gastaron 695 mil dólares para financiar conferencias y seminarios que favorecían a la oposición. La NED tenía un programa de 900 mil dólares que trabaja con el Instituto Demócrata (NDI), el republicano (IRI) y el Centro de Solidaridad Laboral, para fortalecer a la central sindical CTV.
Los programas de la USAID/NED/OTI, o sellos no lucrativos como Transparencia Internacional, de Alemania (TI), y Development Alternatives Inc (DAI, contratista del Departamento de Estado), financian y asesoran a partidos políticos, organizaciones no gubernamentales (ONG) y medios de comunicación vinculados al antichavismo.
El bosque de siglas y grupos mercenarios que viven de la USAID es frondoso. Sólo el Plan Consenso País aglutina organizaciones como Alianza Bravo Pueblo (Antonio Ledezma), Fedecámaras (Hugo Fonseca y Jorge Botti), Asamblea de Ciudadanos (Maxim Ross), RCTV (William Echeverría), Sinergia (Jorge Reyes), Cedice (Aurelio Concheso), la Iglesia Católica ( Mikel de Iana), Gente de Petróleo (Nelson Benítez), Alianza Cívica (Elías Santana), COPEI (Eduardo Fernández), Un Solo Pueblo (William Ojeda), Coordinadora Democrática (Diego Urbaneja), Asamblea de Ciudadanos (Axei Carriles), Acción Democrática (Ramón Rangel), CTV (Alfredo Padilla), Liderazgo y Visión (Alonso Domínguez), Red Democrática Universitaria (Tomás Páez), Visión Emergente (Cipriano Heredia) y Bandera Roja (Carlos Hermoso).

Lo cierto es que más allá de lo que se opine sobre Chávez, los expertos de la USAID que entrenan y capacitan a la oposición democrática, aseguran el futuro exitoso de la revolución bolivariana. Pues los unos han probado ser más torpes y brutos que los otros. Y hasta la fecha, no han podido encontrar un solo líder que los represente.

1 de febrero de 2012

LA AMARGURA DEL POLICÍA ALEMÁN HENSCH

Un testigo evoca la manipulación con la que el gobierno alemán fabricó el consenso belicista para intervenir en Kosovo

Rafael Poch. La Vanguardia
Henning Hensch, un policía alemán retirado con carnet del SPD, se declara aun dolido por lo que vivió en 1999, pero, ¿a quien le interesa hoy la guerra de Kosovo, si ya nos hemos olvidado de la de Libia y preparamos la de Irán? Este jubilado de la localidad de Lütjenburg, en el extremo norte de Alemania, continúa dándole vueltas.
En 1998 fue uno de los seleccionados por el ministerio de exteriores para engrosar los equipos de observadores de la OSCE en Kosovo. En esa calidad actuó como perito en Rachak y Rugovo, dos localidades albanesas en las que su gobierno, socialdemócrata, engañó a la opinión pública escenificando dos masacres que no lo fueron. La primera guerra con participación de Alemania desde Hitler, comenzó con esas mentiras.
"Este era un país opuesto a la guerra y consiguieron que, por primera vez en más de cincuenta años, se metiera en una", explica por teléfono Hensch, que confiesa que, "antes de esa experiencias nunca imaginé que en mi país pudiera pasar algo así, es decir que el gobierno y la prensa mintieran al unísono y engañaran a la población".
Todavía hoy, trece años después, se confiesa "amargado" por ello. El día 15 Hensch explicó su historia en un documental de la televisión NRD. En 1999 habría sido una bomba, pero ¿hoy?

La masacre que no fue
Rachak y Rugovo son dos pueblos del noroeste de Kosovo, al sur de la capital de distrito de Pec. Con la frontera albanesa muy cerca, en 1998 la región era zona de acción de la guerrilla albanesa UCK, sostenida y financiada por la OTAN, la CIA y el servicio secreto británico.
Aquel año la UCK cometió tantos desmanes con civiles serbios, gitanos y albaneses "colaboracionistas" que su jefe local, Ramush Haradinaj, luego primer ministro de Kosovo, hasta llegó a ser juzgado en La Haya por crímenes de guerra por un tribunal que era comparsa de la OTAN.
Haradinaj fue absuelto, entre otras cosas porque diez de los nueve testigos que debían declarar contra él fueron eliminados antes de que pudieran hacerlo, unos en "accidentes de tráfico", otros en "peleas de bar", otros en atentados. Así hasta nueve.
En cualquier caso, a principios de 1999 el ejército yugoslavo respondió con gran fuerza a aquella ofensiva de la UCK teledirigida por la OTAN, con una contraofensiva.
Cerca de Rachak y de Rugova varias decenas de guerrilleros albaneses cayeron en emboscadas ante el ejército. Hensch estuvo allí. Vio a los guerrilleros muertos con sus armas, carnets y emblemas de la UCK cosidos en sus guerreras. En Rugovo, los yugoslavos juntaron los cadáveres en el pueblo y los observadores de la OSCE hicieron fotos.
"Esas fotos, convenientemente filtradas de todo rastro de armas y emblemas de la UCK, hicieron pasar lo que fue un enfrentamiento militar con grupos armados, por pruebas de una masacre de civiles", dice Hensch. "Ambos bandos cometían exactamente los mismos crímenes, pero había que poner toda la responsabilidad sólo sobre uno de ellos", dice el policía jubilado.
El 27 de abril el entonces ministro socialdemócrata de defensa alemán, Rudolf Scharping, presentó en rueda de prensa aquellas fotos en las que se veía los cadáveres de los guerrilleros amontonados en el papel de civiles inocentes masacrados.
Al día siguiente, el diario Bild publicaba una de ellas en portada con el titular: "Por esto hacemos la guerra".

Cambiar un consenso pacifista
La generación de Hensch estaba cansada de guerras. Hasta los años ochenta en la sociedad había un enorme consenso pacifista, algo que atravesaba incluso a los partidos de la derecha y por supuesto al SPD, el partido de Hensch.
"Teníamos una guerra terrible a nuestras espaldas y decíamos "nunca más", así fuimos socializados", recuerda Albrecht Müller, antiguo funcionario de la administración de Willy Brandt, que desempolva el programa de su partido de diciembre de 1989:
"Nuestra meta es disolver los bloques militares mediante un orden de paz europeo. El hundimiento del bloque del Este reduce el sentido de las alianzas militares e incrementa el de las alianzas políticas (...) se abre la perspectiva para un fin del estacionamiento de las fuerzas armadas americanas y soviéticas fuera de su territorio en Europa".
"El Bundeswehr tiene que limitarse exclusivamente a la defensa del país". Desde la guerra contra Yugoslavia ese estado de ánimo se ha cambiado por un nuevo catálogo: El uso del ejercito es posible sin haber agotado los escenarios de negociación, la OTAN puede ser utilizada fuera de su área, el Bundeswehr ya no limita su función a la defensa del país, sino que puede usarse en Kosovo o en el Hindukush, y el ejercito puede utilizarse para proteger las rutas comerciales, el abastecimiento de materias primas, explica.
Para cambiar ese consenso nacional la OTAN, el gobierno de socialdemócratas y verdes (1998-2005) y los medios de comunicación, se tuvieron que emplear a fondo.
El "Media Operation Center" de la OTAN dirigido por el infame Jamie Shea, fue una fábrica de mentiras, que los periodistas retransmitían. Shea, un hombre deshonesto, decía que el truco era, "mantener a los periodistas lo más ocupados posible, alimentándoles constantemente con briefings, de tal manera que no tengan tiempo para buscar información por si mismos".
Años después Shea dijo que, "si hubiéramos perdido la opinión pública alemana, la habríamos perdido en toda Europa".

Fabricar la versión del conflicto
El relato del conjunto de la guerra en los Balcanes se basó en una fenomenal sarta de mentiras, amnesias y omisiones. Primero los croatas, luego los bosnios y finalmente el UCK, utilizaron los servicios de la misma empresa de relaciones públicas norteamericana, Ruder Finn, que entre los años sesenta y los noventa había sido contratada por Philip Morris para enturbiar la evidencia de los nocivos efectos del tabaquismo. La opinión pública europea fue intoxicada.
Como hoy se conoce perfectamente, antes de la intervención de la OTAN no había en el conflicto de Kosovo la "catástrofe humanitaria" que las potencias se inventaron para intervenir, sino una violencia que en 1998 partió de la UCK y a la que el ejército yugoslavo respondió con la misma violencia, explicaron miembros del equipo de la OSCE como el general alemán retirado Heinz Loquai y la diplomática estadounidense Norma Brown en el documental de la cadena de televisión alemana "Es began mit einer Lüge" (comenzó con una mentira).
Los medios alemanes ignoraron tres datos fundamentales: la tradicional hostilidad de su país hacia Yugoslavia, que medios como el Frankfurter Allgemeine Zeitung, Der Spiegel y Die Welt consideraban una "creación artificial".
El hecho de tanto croatas como bosnios musulmanes, liderados en los noventa por dirigentes de la misma calaña que Milosevic, habían sido aliados de la Alemania nazi en la segunda guerra mundial y partícipes, junto con los alemanes, del genocidio de un millón de serbios desencadenado entonces por los nazis.
Y en tercer lugar, la naturaleza ilegal de las acciones militares de la OTAN desde el punto de vista de la ley internacional. El ministro de exteriores verde Josef Fischer comparó a "los serbios" con los nazis y al conflicto de Kosovo con Auschwitz, comparaciones que el General Loquai califica de monstruosas, "espacialmente en boca de un alemán". Algunas de las mentiras concretas y puntuales fueron las siguientes:

Mecanismo con futuro
El ministro de defensa Rudolf Scharping dijo antes de la intervención que los serbios habían matado a 100.000 albaneses en Kosovo. La realidad es que se contabilizaron entre cinco mil y siete mil, entre muertos y desaparecidos, todos los bandos juntos e incluidas las víctimas de bombas de la OTAN.
-Scharping suscribió la leyenda del "plan herradura" de Milosevic: rodear a la población albanesa y deportarla antes del inicio de los bombardeos. Mencionó la "expulsión de millones" y "400.000 refugiados" albaneses antes del inicio de la operación de la OTAN.
La realidad fue que para verano de 1999, a las pocas semanas de la ocupación de Kosovo por la OTAN, 230.000 serbios, montenegrinos, gitanos y albaneses "colaboracionistas" fueron expulsados de Kosovo mientras en la región había 46.000 soldados de la OTAN, es decir uno por cada cuatro expulsados.
-Pueblos que habían sido destruidos después de iniciada la guerra por la OTAN se presentaron como destruidos antes, como incentivo para iniciarla.
-Se ocultó que la miseria de los refugiados albaneses y su estampida también era consecuencia de los ataques de la OTAN.
-Scharping informó del inexistente "campo de concentración" de Milosevic en el estadio de Pristina con "varios miles de internados". Diez años después, el ministro dijo que sólo eran "sospechas".
-Se informó falsamente de "cinco dirigentes albaneses" ejecutados y de "veinte profesores" albaneses fusilados antes sus alumnos.
Todo ello se hizo para justificar más de 6000 ataques de la OTAN sin mandato de la ONU cuyo sentido era demostrar que la OTAN tenía razón de ser y aprovechar las violencias –agravadas por la intervención de las potencias – para disolver Yugoslavia, un estado anómalo en el nuevo orden europeo posterior al fin de la guerra fría. Ningún político y medio de comunicación se ha disculpado y la misma constelación actúa, y está preparada para actuar, en los conflictos del presente y el futuro.

31 de enero de 2012

¿QUÉ TEORÍA?, ¿QUÉ CRISIS? Y ¿QUÉ PODER?

Iñaki Gil de San Vicente. Tercera Información


Hoy vamos a debatir en esta Venezuela tan vibrante algunas ponencias sobre el contexto mundial. Debido al poco tiempo disponible voy a hablar casi telegráficamente para poder explicar que no podemos realizar un buen análisis del contexto si no utilizamos el método marxista, si no utilizamos la teoría marxista de la crisis y si no fijamos el objetivo de la toma del poder, según lo explica la teoría marxista de la revolución.

1. Un comentario generalizado dentro de las organizaciones internacionales del capital, de la gran banca, de los Estados imperialistas, de la prensa burguesa especializada, es que apenas se sabe nada seguro sobre qué está ocurriendo en la actualidad, sobre sus causas, su duración y su desenlace. Recordemos que cuando estalló la crisis financiero-inmobiliaria en el Japón de 1990 se nos dijo desde la pomposa “ciencia económica” que aquello pasaría pronto, que era un simple “catarro” de la entonces segunda economía del mundo. Recordemos que la crisis de los “tigres asiáticos” de 1997 fue negada como tal por el FMI. Recordemos que el argentinazo de 2001 sorprendió hasta a dios, y que la crisis actual crisis iniciada en 2007 ha sido negada como tal hasta prácticamente 2009 o 2010. Hemos recurrido sólo a unos muy pocos y recientes ejemplos del estrepitoso fracaso de la “ciencia económica”. Ahora mismo, aparte de constatar la gravedad de la situación, la intelectualidad burguesa no sabe realmente qué es lo que sucede. Pero no creamos que lo sabe el reformismo, de hecho el fracaso teórico y político del reformismo es aun mayor, si cabe, que el del imperialismo. Recordemos que fue el reformismo el que elaboró o ayudó a elaborar las famosas “nueva economía”, “economía inmaterial”, “economía de la inteligencia” y otras que venían a decir que el capitalismo había superado las crisis para siempre, que eran cosa del pasado, que nunca volverían a producirse.

Por tanto, no estamos sólo ante una crisis sistémica, también estamos ante una crisis de la “ciencia económica” burguesa, que es una ideología destinada a ocultar la realidad objetiva de la explotación asalariada. Este punto es central para definir el contexto mundial ya que no debemos abordarlo exclusivamente desde un economicismo mecanicista, sino a la vez desde el fracaso histórico del pensamiento burgués. Tomar conciencia de este hecho nos vacuna contra la superficialidad y la unilateralidad ya que nos pone ante una lección histórica: las clases propietarias de las fuerzas productivas son tanto más inhumanas y salvajes cuanto más ignorantes y ciegas son, porque entonces ni siquiera prestan oídos a las propuestas reformistas que siempre quieren ayudarles, sino que más temprano que tarde terminan recurriendo a la violencia reaccionaria más atroz.

Si ha fracasado la “ciencia económica” ¿a qué teoría explicativa debemos recurrir? El marxismo se enfrenta a la ideología burguesa en todo, pero especialmente en cuatro puntos irreconciliables: uno, la teoría de la explotación asalariada y de la economía en general; dos, la teoría del Estado, de la democracia y de la violencia en general; tres, la teoría del conocimiento, la dialéctica materialista; y, cuatro, la teoría ética y moral. Se trata de un choque frontal, inevitable y obligado, sobre todo en los períodos de crisis sistémica como el actual. Hasta no hace mucho, la casta intelectual había jurado que el marxismo era un cadáver putrefacto. Ahora incluso sectores de esta casta empiezan a citar a Marx descontextualizándolo, pero no al marxismo como corriente rica y compleja, crítica y creativa, para no perder audiencia.

En realidad el marxismo no ha “vuelto” porque nunca se fue. Siempre que exista explotación económica, opresión estatal, dominación cultural y miseria ético-moral, además de otras injusticias, el marxismo estará activo porque es la teoría-matriz que explica por qué todas las opresiones por pequeñas que sean, por aisladas que parezcan estar, todas, sin embargo están relacionadas entre sí mediante una dinámica interna, un hilo rojo que las recorre y conecta por debajo de la apariencia inmediatamente visible, y eso que las une no es otra cosa que la propiedad capitalista de las fuerzas productivas. Por eso el marxismo afirma contundentemente que las crisis resurgirán una y otra vez siempre que siga existiendo el capitalismo, como sucede ahora mismo. El contexto actual vuelve a certificar la validez científico-crítica del marxismo. Pero el marxismo es la única concepción del mundo, la única praxis, que reafirma y asume que su destino es desaparecer, extinguirse a la vez que se extingue y desaparece el capitalismo, que es su causa. Después, con el avance del socialismo al comunismo surgirá una nueva forma de ser humano, con un pensamiento que ahora no podemos ni imaginar.

2. Las primeras interpretaciones de la crisis, entre 2007 y 2009, echaban la culpa a los préstamos de “mala calidad”, a la insolvencia de la gente pobre, explotada, que se había dejado llevar por su afán consumista sin disponer de recursos para devolver la deuda. Más tarde, bajo la presión de los hechos, se añadió la responsabilidad de los banqueros “irresponsables” y hasta corruptos, y, por último y en general, a la “mala gestión” financiera. Verdades a medias destinadas a ocultar la responsabilidad última, la del capitalismo en cuanto tal. No se podía ni debía criticar la raíz del mal: la propiedad privada, y por ello había que recargar la culpa en diversas expresiones de la personalidad humana tal cual la entiende la burguesía, o sea, una interpretación psicologicista, biologicista, esotérica e idealista. De la misma forma en que se habla de la “mano invisible del mercado” -negando el puño de acero del Estado- se recurre también a los “instintos consumistas” y a la “naturaleza humana” cegada por el afán de lucro.

Lenin decía que la realidad es tozuda. Los hechos terminaron imponiéndose y se supo que poco antes de otoño de 2007 la CEOE había reconocido que los beneficios mundiales estaban a la baja, pero esta verdad cruda no convenía airearla porque surgirían las preguntas: ¿no confirma eso una de las críticas marxistas al capitalismo, que la tasa media de beneficio tiende a la baja? Era una verdad tan incómoda que la misma burguesía la negó incluso aunque ya la habían descubierto sus dos fundamentales economistas, Smith y Ricardo. La verdad es revolucionaria, decía con razón Gramsci, y por eso el capital necesitaba negarla. Pero la avalancha de verdades rompió todos los diques de censura: la burguesía estaba invirtiendo en masa capitales sobrantes, excedentarios e improductivos en la corrupta ingeniería financiera de alta rentabilidad inmediata y decreciente soporte material; invertía también en masa en el ladrillo, en el cemento, en las armas y menos en industria. La razón es que esta rama productiva daba poco beneficio en comparación con las otras. Y el beneficio máximo en el menor tiempo posible es el dios de la civilización del capital.

A la vez fueron conociéndose más en detalles otras contradicciones que también forzaban a la financiarización y a la baja del beneficio por los sobrecostos y gastos improductivos que generaban a la larga. La crisis energética, ecologista y alimentaria sobrecarga los costos totales y anima a la burguesía a refugiarse en la “economía del cemento” y en el capital ficticio. La crisis de hegemonía política del imperialismo le obliga a multiplicar sus gastos militares para asegurarse los recursos energéticos cada día más escasos, y la crisis de legitimidad del imperialismo occidental en el mundo merma su poder. Estas tres grandes subcrisis, o crisis parciales, venían de antes pero se agudizan con el tiempo e interactúan con la crisis estrictamente económica produciendo una sinergia demoledora. Más aún, estas cuatro subcrisis tienen todas ellas la misma raíz profunda: la lógica del máximo beneficio, aunque se han gestado cada una de ellas con ritmos y en áreas diferentes, pero siempre dentro de la unicidad del capitalismo.

El contexto actual no es sino la síntesis política de la dialéctica de estas cuatro crisis parciales que crean una crisis global superior, más grave que ninguna otra en la historia humana. Hasta ahora, las anteriores crisis estructurales o civilizacionales han provocado revoluciones, contrarrevoluciones y devastadoras guerras mundiales. Las teorías marxistas de la crisis y del imperialismo aportan las herramientas teóricas necesarias para conocer e intervenir en las tendencias que fuerzan el choque mortal entre las contradicciones irreconciliables del capitalismo, aprendiendo que la tendencia a la sobreproducción, al subconsumo, a la desproporción entre el sector I y el sector II, más la presión de la caída tendencial del beneficio medio, hacen que se vaya cuarteando el sistema desde sus bases profundas. Allí donde además este resquebrajamiento se acelera por la debilidad sociopolítica del Estado burgués, allí tiende a reproducirse lo que se define como eslabón débil de la cadena imperialista, aumentando las posibilidades de salto revolucionario.

3. Hablamos siempre de tendencias y de posibilidades, y es que la dialéctica, el materialismo histórico, insisten en el papel crucial de la acción humana, de la lucha de clases y de emancipación nacional en las salidas que puedan tener las crisis sistémicas. La importancia clave de la acción humana, siempre dentro de los encuadres objetivos dados, es la que explica la función del poder de clase, del Estado como centralizador estratégico de las violencias del capital contra el trabajo y de las decisiones socioeconómicas. El marxismo no oculta sus objetivos: acabar con la propiedad burguesa mediante la revolución social que instaure un poder popular y un Estado obrero, defendido por el pueblo en armas. Estado que debe buscar conscientemente su autoextinción en la medida en que se avanza al socialismo.

Pues bien, la tercera característica del contexto mundial es que ha puesto a la orden del día el problema radical del poder. Ninguna de las cuatro subcrisis aisladas, ni menos aún la crisis civilizacional en sí misma, tienen solución democrático-socialista si la humanidad trabajadora no instaura su poder, del mismo modo, pero a la inversa, de que no tienen salida para la burguesía si no refuerza brutalmente su criminal poder, terrorista en última instancia. La lucha de poderes irreconciliables va a adquirir cada vez más rango decisorio porque cada día se va a pudrir más la civilización del capital. La democracia-burguesa, ya muy debilitada desde la anterior gran crisis, la que desembocó en la guerra mundial de 1939-1945, es desahuciada por la clase dominante que gira ostensiblemente a la derecha, a la tecnocracia burocrática, al bonapartismo, al caudillismo, al poder oculto de la alianza financiero-industrial militarizada, con el apoyo descarado y desesperado del fundamentalismo cristiano.

La democracia en abstracto existe sólo en los delirios de algún intelectual idiota y en las mentiras propagandísticas. Sí existe la dictadura encubierta del capital, su sorda coerción que estalla estrepitosamente cuando recurre a la violencia injusta. Frente a esto se yergue el proceso que va del contrapoder popular y obrero a la democracia-socialista y a su Estado, pasando por el doble poder y el poder popular. El contexto actual actualiza la cuestión del poder, de saber qué clase social es propietaria de las fuerzas productivas, la burguesía o el proletariado, porque la irracionalidad capitalista está llevando a la humanidad al borde del desastre. La democracia-socialista, el poder popular y obrero son la única fuerza consciente que puede detener esta marcha desquiciada que mediante una escabechina sangrienta reactive una nueva fase capitalista, hasta su siguiente e inevitable gran crisis. En este contexto nos encontramos luchando a muerte por el comunismo como única alternativa al caos.