6 de octubre de 2010

POR QUÉ LAS POLÍTICAS DEL GOBIERNO ZAPATERO DEBEN CAMBIAR


Vicenç Navarro | Sistema Digital


Digan lo que digan los medios, lo que ocurrió el 29 de septiembre mostró que la convocatoria de huelga general de los sindicatos mayoritarios del país, CCOO y UGT, fue exitosa en la mayoría de centros urbanos de España. El consumo de electricidad de las horas punta del día 29 descendió casi al nivel de un día de vacaciones, mostrando que la actividad laboral se había interrumpido significadamente en el periodo laboral. Este éxito debiera hacer reflexionar al gobierno socialista español y a sus defensores en los medios. No dudo de que la mayoría de dirigentes del gobierno socialista creen sinceramente que las medidas tomadas por el gobierno (que no pueden negar representan un recorte sustancial de los derechos de los trabajadores y una reducción de la ya escasa financiación del estado del bienestar) son necesarias para calmar a los mercados financieros (frase repetida mil veces) y, como decía Carlos Solchaga, el ex Ministro de Economía del gobierno Felipe González, “atraer así inversión extranjera que servirá para impulsar la obra pública y, por lo tanto, crear empleo” (El País. 29.09.10). Esta visión ha alcanzado una categoría de dogma, no sólo entre los dirigentes del gobierno (y medios de difusión afines a ellos), sino también entre la derecha española, tanto en su versión española (PP), como en la periférica catalana (CIU) y vasca (PNV). Se tiene que hacer una distinción, sin embargo, entre el dogma sostenido por las derechas y el sostenido por los defensores del gobierno socialista. Las primeras han asumido siempre que lo que beneficia al mundo empresarial y a la banca beneficia automáticamente al país, identificando los intereses de los primeros con los intereses de los segundos. Este supuesto se hace a pesar de la enorme evidencia de que ello no es así (la crisis actual la ha creado la banca con la complicidad del mundo empresarial). No obstante, repiten machaconamente aquel argumento promoviendo una versión de la realidad que favorece los intereses de clase que siempre han representado. La evidencia de ello es abrumadora. Una mayor consecuencia de sus políticas ha sido la polarización de las rentas en el país.
Pero gran parte de los dirigentes del gobierno socialista y sus defensores apoyan estas políticas porque creen sinceramente que no hay alternativas a las que el gobierno está haciendo. Pero en este dogma (término que utilizo sin deseo insultante, sino con el intento de remarcar que se basa más en fe que en evidencia) hay tesis y supuestos que son sujetos a la comprobación empírica. Es decir, que pueden ser falsificables por la evidencia existente. Como bien decía John K. Galbraith (uno de los economistas más agudos que haya existido en EEUU) la sabiduría convencional económica suele estar equivocada. Y la crisis actual así lo ha mostrado. Es irracional que se continúe dando tanto protagonismo a tal sabiduría convencional cuando su fracaso en interpretar la realidad económica ha sido tan acentuado.

Veamos los datos. Y sería de desear que los que están defendiendo tales políticas de austeridad aportaran datos que muestren que los que yo presento son erróneos. En realidad, un indicador claro de que las propuestas que se hacen son de carácter ideológico en lugar de científico es que nunca (repito, nunca) responden a las críticas, lo cual se debe, en parte, a una cultura autoritaria heredada de la dictadura, con escasa capacidad y/o motivación de debate (acentuado por el problema de que deliberadamente los medios de mayor difusión censuran y marginan a las voces críticas de la sabiduría convencional que reproducen) y en parte a que no tienen argumentos, hecho que enmascaran y ocultan con la arrogancia de que no es bueno para mantener su autoridad rebajarse a responder a las críticas. Leído todo esto, vamos a los datos (a los que no responderán)

¿QUÉ EVIDENCIA EXISTE DE QUE LA AUSTERIDAD ES BUENA PARA LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA?

Toda la evidencia científica que existe para sostener tal tesis ha sido resumida en el trabajo de los profesores de economía Alberto Alesina y Silvia Ardagna, de la Universidad de Harvard, titulado “Large Changes in Fiscal Policy: Taxes versus spending”.
Tax Policy and the Economy 2009. En este artículo, los autores muestran que en gran número de países de la OCDE (el club de países más ricos del mundo) las reducciones de los déficits han ido seguidas de etapas de gran crecimiento económico. Concluyen con estos resultados que las políticas de consolidación fiscal incrementan la confianza de los inversores y de los consumidores, generándose así el estímulo económico que genera mayor crecimiento económico. De ahí el énfasis en reducir el déficit a base de reducir el gasto público.

Este trabajo, sin embargo, ha sido ampliamente cuestionado. Así, Arjun Jayadev, del Massachussets Institute of Technology (M.I.T.), y Mike Konczal, del Roosevelt Institute, han señalado en su artículo “The Boom, not the Slump: The right time for Austerity”, (Roosevelt Institute, 2010) que en todos los países que Alesina y Ardagna analizan, las inversiones y el incremento del consumo precedieron a la reducción del déficit y no al revés, tal como aquellos autores habían señalado. El crecimiento económico fue la causa principal de que se generara la confianza entre inversores y consumidores, lo cual es lógico, pues las empresas no invertirán para aumentar la producción a no ser que haya un aumento de la demanda de sus productos. Es más, era el crecimiento económico el responsable de la reducción del déficit del estado, no al revés. En realidad, Arjun y Konczal concluyen que no hay ni un país en recesión que haya salido de ella a base de políticas de austeridad de gasto público. Tal estudio viene a confirmar una larga lista de trabajos, citados por el profesor Robert Pollin, del Political Economy Research Institute de la Universidad de Massachussets (“Austerity is not a solution: Why the Déficit Hawks are wrong”. PERI, 2010) que concluyen que las medidas de austeridad son erróneas. En todos ellos, la condición sine qua non para la recuperación económica era la existencia de un estímulo económico tendente a incrementar el gasto público y la creación de empleo. En realidad, nada menos que el Banco de Inglaterra ha indicado que existe un gran escepticismo en el mundo de los negocios de que las economías se recuperen, expresando gran nerviosismo, consecuencia de que los gobiernos estén siguiendo políticas de austeridad de gasto público que dificultarán tal recuperación. En una encuesta realizada por el Banco de Inglaterra, entre los inversores y compradores de deuda, (citada en el Financial Times del 18/08/10) se concluía que “muchos inversores relacionan la pérdida de confianza en la recuperación económica a los recortes en gasto público, lo cual interpretan causa una disminución de la demanda en aquellos sectores especialmente afectados por tales recortes, así como por la disminución de empleo público que reduce el consumo de las familias”.

LA RECUPERACIÓN ALEMANA NO SE BASA EN POLÍTICAS DE AUSTERIDAD

La tesis de que las políticas de austeridad son necesarias para la recuperación económica se basa también en otro supuesto que se puede mostrar que es profundamente erróneo. Se asume que el estímulo de la economía española va a venir principalmente del exterior, a través del crecimiento de las exportaciones. De ahí que se considere que la bajada de los salarios y la reducción del gasto público aumentarán la competitividad de las empresas españolas, aumentando así las exportaciones y facilitando la salida de la crisis. En este argumento se toma la economía alemana como el punto de referencia, asumiendo erróneamente que la recuperación de aquella economía se debe a las políticas de austeridad, olvidándose que la mayor causa de que aquella economía haya crecido ha sido, precisamente, un crecimiento muy notable de su gasto público y del gasto público de los países que le han comprado sus productos.

Veamos los datos. Y uno de los más importantes es que Alemania ha tenido uno de los mayores crecimientos del déficit público estatal entre los países de la Eurozona. En 2008, las cuentas del estado no mostraban un déficit, sino un superávit (0,2% del PIB). En 2010, se había convertido en un déficit de 5,4% del PIB. Ni Francia ni Italia vieron aumentado su déficit de una manera tan notable. Pero, tan importante como el incremento del déficit fue el origen de este déficit, que fue consecuencia del aumento muy notable del gasto público, principalmente en subsidios a las empresas para que retuvieran a sus trabajadores (en una medida que merecería se aplicara a España, pues explica, en parte, su relativamente bajo desempleo), así como a las industrias exportadoras. Estos subsidios, además de la devaluación del euro facilitaron las exportaciones, las cuales han sido el motor de la economía alemana.

El modelo alemán basado en las exportaciones se enraiza en unos salarios bajos en relación a la productividad laboral existente. En realidad, la demanda doméstica ha bajado un 1,4% en lo que va de año. Las exportaciones, sin embargo, han crecido un 18%, mucho más que las importaciones (que han subido sólo un 2%). El objetivo del establishment financiero alemán ha sido crear grandes plusvalías, con la consiguiente acumulación de divisas (euros), resultado de que las dos terceras partes de las exportaciones van a los países de la Eurozona. Esta concentración de euros la ha utilizado la banca alemana para prestar a los bancos (incluyendo a los españoles) y a los estados, de los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), comprando deuda pública. Pero al estallar la crisis (consecuencia de la contaminación de la banca alemana por parte de los productos tóxicos de la banca estadounidense), la banca alemana tuvo un pánico enorme de no recuperar el dinero prestado. De ahí la imposición de políticas de austeridad a los PIGS para que le pagasen las deudas. Por otra parte, en Alemania, el estímulo para el crecimiento de las exportaciones procedió del Este Asiático, de China y de EEUU (países que han tenido grandes estímulos económicos).

Pero, el mayor problema para Alemania es que el crecimiento económico no se está distribuyendo internamente aumentando el consumo doméstico para que éste contribuya a la recuperación económica. El éxito del modelo alemán se basa en un estancamiento de los salarios durante los últimos diez años. El crecimiento de la productividad durante este periodo no ha repercutido en una mejora de los salarios. Y ahí está el problema. El porcentaje de población empleada con salarios por debajo del salario medio ha aumentado enormemente. Es más, el relativamente bajo desempleo (7,6%) oculta el gran crecimiento de trabajos a tiempo parcial y precarios. En realidad, según las cifras de la Oficina de Estadística del gobierno federal alemán, el porcentaje de desempleados aumentaría a un 20% si se incorporaran como desempleadas aquellas personas que desearían trabajar pero que han abandonado la búsqueda de trabajo como consecuencia de no encontrarlo. En España, si tales personas se incluyeran en el cálculo del desempleo, este alcanzaría el 32% de la población activa. Estos datos comienzan a dar las pistas sobre que el mayor problema no es, como constantemente se indica, la globalización de los mercados (incluidos los financieros), sino las relaciones de poder en la relación capital-trabajo dentro de cada país. Ni que decir tiene que la globalización de los mercados, incluidos los financieros, juegan un papel muy importante en configurar el marco de este conflicto. Pero el conflicto es a nivel estatal, como mostraré cuando veamos el caso español. Pero antes quisiera responder con datos otro argumento. El que los estímulos del Presidente Obama en EEUU han fracasado.

¿HA FRACASADO EL ESTÍMULO ECONÓMICO DEL PRESIDENTE OBAMA?

Y por último, otro argumento que se utiliza por parte de los neoliberales, tanto en EEUU como en España para mostrar el error de incrementar el gasto público como medida de estímulo de la economía es el supuesto fracaso del estímulo del gobierno Obama en crear empleo en EEUU. En esta argumentación se ignoran varios hechos. Uno es que el 24% del total de la cantidad de gasto público utilizado para estimular la economía (787.000 millones de dólares) eran recortes de impuestos que, como bien se sabe, tiene un impacto menor en crear empleo, pues los fondos del recorte de impuestos favorecen, en general, a las rentas superiores (que son las que pagan más impuestos), las cuales ahorran más que gastan estos fondos, perdiendo capacidad estimulante del consumo. Otro 22% de los 787.000 millones de dólares proveídos por el estado federal se gastaron por los estados y ayuntamientos para mantener a los empleados públicos en los servicios del estado del bienestar que habrían sido despedidos y serían desempleados si las autoridades públicas estatales (el estado es la unidad política en EEUU comparable a las CCAA en España) y locales no hubieran tenido tales fondos (proveídos por el gobierno federal), pues sus propios ingresos descendieron mucho, resultado de la crisis económica.

Los gastos en crear nuevos empleos fueron, por lo tanto, menos de la mitad de los 787.000 millones de dólares. Pero éstos sí que crearon nuevos puestos de trabajo, sobre todo en nuevas áreas de inversión (como energías verdes) y servicios del estado del bienestar (como sanidad, educación y servicios sociales), entre otras. Según los datos de la oficina del presupuesto del Congreso de EEUU (The Congressional Budget Office) -respetada y considerada por los dos partidos, el Demócrata y el Republicano, como una Agencia de gran competencia y objetividad- ha indicado que tales fondos crearon 3.3 millones de nuevos puestos de trabajo sólo en el primer año del estímulo, habiendo sido responsable de que el crecimiento del PIB hubiera sido un 4,5% en el segundo cuarto del año, habiéndose convertido en el motor de la economía, responsable de la salida de la recesión. El hecho de que el desempleo sea todavía muy alto (para los estándares de EEUU) se debe a que la destrucción de empleo fue enorme, como resultado de las pérdidas de 13.000.000 millones de dólares, consecuencia de la explosión de la burbuja inmobiliaria que creó el enorme bajón de la demanda. 787.000 millones no pueden equilibrar los 13.000.000 millones que se destruyeron. El problema, pues, no es tanto que el estímulo fuera excesivo, sino que era limitado. El asesor económico del Presidente Obama, Larry Summers, así lo ha indicado, subrayando que se necesitarían al menos 200.000 millones de dólares más, en inversión para crear nueva ocupación.

¿POR QUÉ EL DÉFICIT DEL ESTADO ESPAÑOL ES TAN GRANDE Y EL CRECIMIENTO ECONÓMICO ES TAN LENTO?

El déficit del estado español es de los más elevados de la Unión Europea, mientras que el crecimiento económico es de los más lentos, hecho que, por cierto, caracteriza a los países referidos en la terminología anglosajona como los PIGS (Portugal, Grecia, Irlanda y España). ¿Por qué? Veamos qué tienen estos países en común. Todos ellos, resultado de haber estado gobernados por regimenes dictatoriales de ultraderecha (España y Portugal) y gobiernos autoritarios de derecha muy acentuada (Grecia e Irlanda), tienen estados muy débiles, con escasa capacidad recaudatoria y con muy limitada voluntad y habilidad redistributiva. Es cierto que durante la época democrática en todos estos países tal capacidad mejoró, sobre todo en periodos de gobiernos socialdemócratas. Pero el retraso era tal que todavía persisten aquellas características del estado treinta años después de democracia. España (junto con Grecia, Portugal e Irlanda) son los países con mayores desigualdades de renta en la UE-15.

Contribuyó a esta situación la manera como se hizo la integración de España y de los otros países PIG en el euro. La necesaria reducción del déficit del estado para alcanzar el criterio de Maastricht se alcanzó a base de reducir el gasto público (incluyendo el gasto público social) por habitante. Esta reducción tuvo lugar en términos absolutos, durante el periodo 1993-1995. Y más tarde, en la época PP (1996-2004) en términos relativos; es decir, el gasto público social en España creció mucho más lentamente que en el resto de la UE-15, ya que el gobierno PSOE primero y el gobierno PP después, consideraron como tema prioritario la disminución del déficit del estado, incluso a costa de aumentar el déficit social de España con el resto de la UE-15. Y lo mismo está ocurriendo ahora con el gobierno Zapatero.

Había otra alternativa para bajar el déficit, tanto entonces como ahora, que era subir los impuestos, corrigiendo el enorme déficit de ingresos al Estado español. Esto no se hizo entonces, y hasta hace poco no se ha hecho ahora. Antes al contrario. La sensibilidad Nueva Vía dentro del socialismo español (la versión española de la Tercera Vía) que lideró el candidato Zapatero en las primarias del PSOE en 2004, consideraba que bajar los impuestos era ser de izquierdas. Y los bajó, uno tras otro. Y ahí está la raíz del déficit actual. Incluso Angel Laborda, el Presidente de la Fundación de las Cajas de Ahorro, lo reconocía en un reciente artículo “El déficit público, un problema estructural” en El País (26.09.10). Y la otra razón (también reconocida por tal autor) de que el déficit haya subido tanto con la crisis (que contrasta con el hecho de que el descenso del PIB no ha sido tan acentuado como para crear tal déficit) se debe a la regresividad fiscal. Es decir, las cuentas del estado dependen excesivamente de las rentas del trabajo, y muy en especial de los salarios, y muy poco de las rentas del capital y de rentas no ligadas al salario. De ahí que cuando se destruye trabajo y empleo, el estado se resiente inmediatamente. Estas son las consecuencias de las políticas fiscales de la Nueva Vía (sostenidas también por los partidos conservadores y neoliberales de la oposición, CIU y PNV). Estas políticas no eran inevitables. Se podían haber hecho otras distintas, corrigiendo la escasa capacidad adquisitiva del estado y su progresividad. Pero se escogió no hacerlo. Subir impuestos y su progresividad fiscal fue considerado ser socialdemócrata tradicional, lo cual era la expresión amable de decir “anticuado”. Ser moderno era ser liberal (que quiere decir neoliberal). Es incluso sorprendente que en un momento como el actual, el gobierno se resista a tomar las medidas fiscales necesarias para corregir el déficit social a base de aumentar los ingresos al estado mediante reformas fiscales progresivas (ausentes en el Presupuesto del Estado aprobado hace unos días). Técnicos del Ministerio de Hacienda han calculado que podrían haberse obtenido fácil y rápidamente 38.000 millones de euros corrigiendo algunas de las inequidades más palpables en las políticas fiscales del Estado español.

Por otra parte, el problema del endeudamiento de las familias se debe, precisamente al crecimiento de las desigualdades y consiguiente empobrecimiento de la mayoría de la población trabajadora, hecho al cual contribuyeron las políticas fiscales regresivas. La disminución de las rentas del trabajo como porcentaje de la renta nacional ha sido la mayor causa del enorme endeudamiento, endeudamiento que ha sido rentable para la banca y para las cajas. Pero éstas a su vez necesitaron dinero que les prestaron las bancas alemanas, francesas y holandesas, que al colapsar su confianza (debido a estar intoxicadas por los productos contaminantes, importados de la banca estadounidense) crearon el enorme problema de falta de crédito. La presión para que el gobierno Zapatero lleve a cabo las políticas de austeridad que se exigen a los países PIGS es que la sociedad y el estado de España y aquellos países paguen las deudas a aquellos bancos alemanes, franceses y holandeses. Por cierto, Irlanda, el país que ha seguido primero y a pies juntillas las recetas del FMI y de la UE está en una crisis enorme como resultado de tales recetas.

EL COLAPSO DE ESTAS POLÍTICAS PÚBLICAS Y SUS CONSECUENCIAS ELECTORALES

Es un error creer que Zapatero puede vencer las próximas elecciones con estas políticas. El fracaso de la Tercera Vía es un indicador de ello. Así, en Gran Bretaña, los gobiernos Blair y Brown, pertenecientes a la Tercera Vía (la máxima expresión del socioliberalismo), perdieron popularidad rápidamente. El triunfo de la Tercera Vía fue en 1997, cuando el Partido New Labour ganó las elecciones por primera vez. El Partido Laborista consiguió el 43% del voto popular (es decir, de la población que votó), que era el 33% del total del electorado (es decir, de la población que podía votar). Su victoria se debió (tal como documentaron las encuestas a pie de urna) al enorme rechazo hacia las políticas neoliberales del partido conservador, imbuido de thatcherismo. Pero a partir de aquel año, el descenso del partido Laborista (convertido en New Labour) fue espectacular. En el año 2001 ganó sólo el 25% del total del electorado, y en el año 2005 descendió todavía más, al 22%. Este gran descenso no se reflejó en un descenso notable de su presencia en el Parlamento debido al sesgo electoral británico a favor del sistema bipartidista. Así, en 1997, el Partido Laborista, con el 33% del total del electorado, consiguió nada menos que el 64% de todos los escaños en el Parlamento Británico. En el año 2001, el Partido Laborista perdió sólo 5 escaños (pasó de 418 a 413, pasando del 64% al 62% de todos los escaños) y ello a pesar del gran descalabro electoral (que pasó del 33% al 25% del total del electorado). Y en 2005, cuando el voto del total del electorado bajó incluso más, al 22%, perdió escaños pero en número mucho menor de lo que hubiera ocurrido en un sistema proporcional. En realidad, continuó manteniendo la mayoría de escaños (el 55%).

Cito estos datos porque cuestionan la visión generalizada e interesada de definir la Tercera Vía como exitosa por su permanencia en el poder. Ello no se debió a su popularidad (que descendió enormemente), sino a un sistema electoral extremadamente sesgado, favorable al bipartidismo, y a la enorme crisis del Partido Conservador. Las políticas de la Tercera Vía fueron profundamente impopulares y muy en especial, entre sus bases electorales (las clases populares), como documento en mi artículo “El Fracaso del Nuevo Laborismo y del Socioliberalismo”, Sistema Digital (21.05.10), también expuesto en mi blog (www.vnavarro.org). En realidad, tales políticas crearon una enorme movilización y desmoralización entre los miembros del Partido Laborista, habiendo perdido casi la mitad de sus miembros durante su mandato. Una situación semejante ocurrió en Alemania, donde las políticas de Schroeder llevaron a un enorme descalabro del partido socialdemócrata.

Seguir estas políticas quiere decir el descalabro electoral del PSOE. La abstención entre las bases electorales es la mayor consecuencia de estas políticas, y están llevando a un descalabro semejante en España. Las encuestas así lo muestran. La única solución es un cambio muy marcado de tales políticas. La Huelga General podría tener esta consecuencia, pues la pervivencia del partido socialista en el poder está claramente relacionada con el cambio de tales políticas. La alternativa, de no hacerse tales cambios, sería el debilitamiento, por un largo periodo, de la socialdemocracia en España y la victoria de las derechas por muchos años. Si así ocurre, y deseo naturalmente que no sea así, la culpa no la tendrán los sindicatos y su exitosa huelga general, sino la falta de respuesta del gobierno a esta protesta.


30 de septiembre de 2010
Vicenç Navarro, Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

5 de octubre de 2010

COMUNICADO DE CGT: Y DESPUÉS DEL 29-S, ¿QUÉ?

El pasado día 29 una parte importantísima de la clase trabajadora del estado español secundamos la Huelga General. Y lo hicimos con el decidido espíritu de derogar las actuales medidas y leyes antisociales impuestas por el gobierno del PSOE.


 
SPCC-CGT
mardi 5 octobre 2010


Estemos o no de acuerdo con los índices de seguimiento publicados hasta ahora, lo cierto es que la Huelga General fue secundada por un número de trabajadoras y trabajadores más alto de lo esperado.
Sin duda alguna, el trabajo realizado para la preparación de la Huelga y el seguimiento que ha tenido la misma representan un éxito para el conjunto de las clases populares.
No obstante, a lo que no estamos dispuestas la mayoría de las personas que secundamos esta jornada de Huelga es a que a nuestro esfuerzo militante contra esta Reforma Laboral y el Plan de Ajuste Económico, sea manipulado y traicionado en nuevas mesas de negociación que desarrollen la normas de estasmedidas tan lesivas para todas y todos nosotros.
No podemos consentir que, al mismo tiempo que se sale a la calle para derogar las leyes, en paralelo, a espaldas de las y los trabajadores y por la vía de los hechos consumados, las organizaciones UGT-CCOO se sienten a negociar cómo se va a aplicar las reformas en el marco de las medidas impuestas.
Todos estamos viendo cómo, desde la puesta en marcha del Plan de Ajuste y la Reforma Laboral lo único que estas medidas y leyes han generado es más paro, como lo indican los datos que nos proporciona el mismo gobierno el cual ha repetido hasta la saciedad que se creará empleo con esta reforma, y la eliminación y privatización de cada vez más servicios públicos.
Por todo ello, y siendo coherentes con lo que venimos diciendo y haciendo desde hace ya dos años, la Confederación General del Trabajo hace un llamamiento al conjunto de las organizaciones sociales y sindicales del estado español para continuar con las movilizaciones con el fin de eliminar la Reforma Laboral y el Plan de Ajuste Económico.
Así las cosas, nos vemos en la necesidad como clase trabajadora de tomar de nuevo las calles, aprovechando el impulso de la Huelga General, y continuar con la movilización sostenida en el tiempo hasta que veamos realizado el objetivo por el cual la CGT y el resto de organizaciones sociales y sindicales convocamos esta Huelga General.

Secretariado Permanente del Comité Confederal - CGT
 

ACTO PRÓXIMO VIERNES 8 DE OCTUBRE A LAS 19:30 HORAS: EL MOVIMIENTO INDÍGENA EN AMÉRICA LATINA




















Los días 7 y 8 de octubre estará en Barcelona y Madrid Hugo Blanco, histórico dirigente indígena campesino y guerrillero peruano. Nacido en 1935 en Cuzco, Hugo Blanco ha sido uno de los dirigentes campesinos indígenas más relevantes de Perú y una de las figuras emblemáticas de la izquierda latinoamericana.
A finales de los años cincuenta se afilió al Sindicato de Campesinos de Chaupimayo y fue l principal dirigente del levantamiento campesino durante la presidencia de Fernando Belaúnde en Perú en 1963.
A comienzos de los años sesenta, como reacció na la represión, el movimiento campesino fundó la columna guerrillera Brigada Remigio Huamán que fue desarticulada en 1963. Blanco fue capturado y tres años después fue condenado a 25 años de cárcel. Gracias a una importante campaña de solidaridad internacional evitó la pena de muerte.
En 1970 el gobierno le concedió la libertatd y el año siguiente fue deportado. En 1975 retornó a Perú donde participó en las fuertes protestas contra el gobierno militar de Francisco Morales, siendo deportado de nuevo.
En el año 1978, de regreso a Perú, fue elegido miembro de la Asamblea Constituyente que aprobaría una nurva constitución que puso fin a la dictadura militar. Durante la década de los años ochenta resultó elegido diputado varias veces como integrante de una amplia coalición de izquierdas.
En el año 2002 le fue diagnosticado un tumor cerebral, causado según los médicos por el impacto acumulado de los golpes de porra en la cabeza sufridos a lo largo de su vida, y gracias a una campaña de solidaridad internacional pudo financiarse la operación que le extrajo el tumor.
En las últimas décadas ha estado vinculado a las luchas de los campesinos de la región de Cuzco y de los cocaleros.
En la actualidad es el director de la revista Lucha Indígena.

4 de octubre de 2010

ANTONIO GUTÍERREZ PREVÉ MÁS HUELGAS GENERALES


Según el ex secretario general de CCOO la reforma laboral es "reiterativa" en la precariedad y, por lo tanto, "sólo queda ser reincidentes en la huelga".

España | Elena Nieto-TerceraInformacion | 04-10-2010

Antonio Gutierrez, diputado del PSOE y presidente de la Comisión de Economía del Congreso fue el único diputado del grupo socialista que se abstuvo en la votación de la reforma laboral. Esta discrepencia en la reforma laboral llegó a suponer que presentase su dimisión que no fue aceptada.
Según ha recogido la agencia Efe durante la participación del ex dirigente de CCOO en un debate sobre huelgas generales, mostró su convencimiento de que la huelga, que apoyó, dará resultados como han dado todas.
Para Gutierrez decir que la reforma laboral ha venido impuesta desde Europa es "una fácil excusa" para eludir responsabilidades nacionales y sugirió que detrás de la nueva ley están los despachos de abogados de las empresas que "se van a poner las botas" asesorando a los pequeños empresarios para que despidan más barato.
Denuncia que estas alusiones a Bruselas son "excusas" con las que se pretende llevar a la ciudadanía "a la impotencia" haciéndola pensar que los poderes que tiene que combatir están tan lejos que no tiene sentido ir a la huelga. "Hay que rechazar ese tipo de argumentos", aseveró.

REFLEXIONES DE UN JURISTA SOBRE EL DERECHO A LA HUELGA. DISCURSO DE MIQUEL FALGUERA EN EL ACTO DEL PARANINFO DE LA UNIVERSITAT DE BARCELONA

Miquel Falguera · · · · ·





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Permítanme que en este importante acto haga reflexiones de un simple jurista. Y permítanme también que recuerde que los juristas no hablamos de dinero, sino de derechos. Que nuestra razón de ser no pasa por el incremento de las riquezas, sino por el avance de la civilidad. Tengo la impresión de que vivimos en unos tiempos tan inciertos en los que es necesario recordar obviedades como, por ejemplo, recuperar el sentido de las palabras. Así, habrá que recordar que, contra lo que se nos quiere hacer creer, la democracia no es sinónimo sólo de libertad, sino algo más. Huelga decir que no existe democracia sin libertad, pero la democracia es también igualdad. Y la democracia es también la fraternidad, esto es, el derecho de todos los hombres y todas las mujeres a desarrollarse como personas, a partir del reconocimiento social de unos mínimos de subsistencia. O, como afirmaban los padres constituyentes norteamericanos, el “derecho a la felicidad”. Nadie puede ser libre si carece de la posibilidad de desarrollar todas sus potencialidades como ser humano. De ahí que Aristóteles caracterizara la democracia como “el gobierno de los hombres pobres libres”, a diferencia de la oligarquía ─“el gobierno de los hombres ricos libres”─.
De estos conceptos surgieron las ideas centrales de la Ilustración, de la que somos hijos. Y habrá que recordar también, porque a menudo se olvida, que los actuales marcos constitucionales no surgieron de la nada, sino que son fruto del inmenso esfuerzo de las personas pobres ─más o menos libres─ durante dos siglos. Que son la consecuencia de la lucha, de la sangre y el sufrimiento, de la pobreza laboriosa. Después de que dos generaciones de trabajadores europeos y norteamericanos dejaran sus vidas en los campos de batalla en dos guerras mundiales se logró un pacto social trascendental que implicó unas nuevas normas en el reparto del pastel de la riqueza (que bien es cierto que obviaba la realidad de los países menos desarrollados), recuperando un modelo social que ya había sido mínimamente diseñado por las constituciones de Weimar y Querétaro.
No obstante, hace un cuarto de siglo ─a raíz de la aparición de lo que se conoce como neoliberalismo, las condiciones contractuales han cambiado y se han pervertido los valores constitucionales. A pesar de que nadie lo diga, ocurre que los textos de nuestras cartas magnas se han quedado en papel mojado, en meras declaraciones sin contenido. A lo largo de estos años, los juristas hemos visto estupefactos cómo las anteriores conquistas de civilidad eran puestas en solfa, cómo el derecho tenía que someterse a la economía.
Con demasiada frecuencia oímos discursos que cuestionan la igualdad y la fraternidad por “antiguas” y reivindican una supuesta “sociedad del riesgo”, que implica la instauración del neodarwinismo social. Actualmente somos más desiguales que hace unas décadas. En otras palabras: los ricos son más ricos y los pobres, más pobres. Y ello no sólo a escala de los países opulentos, sino también a nivel mundial, como constata la OIT. Discursos y políticas que reclaman “menos Estado” y “menos regulación”, es decir, el abandono de la intervención de la sociedad como colectivo en las relaciones privadas, de tal modo que los poderosos acaben imponiendo sus intereses.
En este contexto, los juristas hemos asistido boquiabiertos a la negación de que la propiedad tiene una finalidad social, tal y como afirma la mayor parte de los textos constitucionales occidentales. Y, así, el triunfo en la vida parece pasar por el mero enriquecimiento un enriquecimiento a cualquier precio y a costa de los demás, y no por la autoemancipación individual y colectiva y la mejora de nuestras sociedades, por el declive del concepto de ciudadanía social en favor del individualismo descarnado. Hemos asistido a la negación de los derechos y los valores colectivos, contra lo que afirman las constituciones, en favor de este individualismo. Son cada vez más frecuentes las políticas, declaraciones y normas que cuestionan a los sindicatos, la negociación colectiva o el derecho de huelga. En estos precisos momentos tenemos ejemplos claros. Se nos dice y se nos pretende hacer creer que estas instituciones colectivas conquistadas por históricas luchas desiguales impiden el crecimiento económico. Se ha recortado la solidaridad social a través de una política fiscal regresiva. Y eso ha implicado el incremento de la desigualdad en derechos básicos, como el derecho a la enseñanza, el derecho a la vivienda, el derecho a la tutela judicial efectiva, los derechos de conciliación de la vida laboral y familiar o las situaciones de dependencia.
El sistema de la Seguridad Social la gran conquista de la pobreza laboriosa y el máximo exponente de la fraternidad social es también negado, porque se nos dice que afecta a la economía y que nos incapacita para afrontar los riesgos de las sociedades modernas. Constantemente aparecen estudios directa o indirectamente pagados por entidades financieras que indican la imposibilidad de pervivencia del actual modelo de previsión social y que obtienen un gran eco en los medios de comunicación, que nada dicen de las elevadas pérdidas de los sistemas privados de previsión. Mientras tanto, nuestras pensiones se van reduciendo y los requisitos de acceso, endureciendo.
Con la excusa del empleo que la práctica ha demostrado falsa, llevamos veinticinco año de recortes de derechos de los trabajadores ante los empresarios. Y asistimos a la regulación de mayores facilidades para el despido, el abaratamiento de su coste para el empresario y a graves limitaciones de control judicial posterior. Asistimos a un uso abusivo de la mano de obra foránea, en un diseño consciente de reclutamiento de un auténtico ejército industrial de reserva que abarate los gastos salariales. Y, en paralelo, asistimos también al preocupante incremento de discursos xenófobos, con actuaciones de los gobiernos de los países ricos que incumplen los tratados internacionales.
Pero ocurre que, contra lo que se nos repite, con estas políticas contrarias a la igualdad y la fraternidad, somos cada vez menos libres, porque estamos en unos momentos en que el voto de los hombres pobres libres no sirve en nada para delimitar las grandes políticas sociales y económicas. Estas políticas se diseñan en organismos y empresas transnacionales que no ha votado ni votará nadie. Y somos menos libres porque cualquier voz mínimamente crítica es omitida, cuando no quemada inquisitorialmente en una plaza pública.
La actual crisis no es imputable a los trabajadores y a los hombres pobres libres, sino a estas políticas neoliberales. No deja de resultar sorprendente que poco después del inicio de la crisis, voces destacadas empezaran a hablar de reformar el sistema, de regular la economía. No obstante, ésa fue una idea efímera. Una vez más los hombres pobres libres han pagado de su bolsillo los excesos financieros, y la conclusión de los poderosos ha sido que dichas políticas suicidas debían incrementarse. Decidieron que eran los pensionistas, los empleados públicos y las personas dependientes quienes debían pagar las consecuencias, que la solución para la crisis era menos igualdad y menos fraternidad, que había que seguir recortando derechos a los trabajadores y a los sindicatos. Han omitido que la causa de la situación actual no es la igualdad, sino precisamente el recorte de los derechos constitucionales, de los derechos de las personas. Por eso mi asociación profesional, Jueces para la Democracia, ha decidido apoyar públicamente la huelga general del próximo día 29 de septiembre, porque esencialmente somos juristas y nuestra pasión es el derecho. Alguien podría dudar y pensar que los motivos de la huelga no le afectan en nada, que eso es cosa de los trabajadores y de los sindicatos. Quien piense eso se equivoca. Lo que nos jugamos el próximo día 29 es mucho más que el redactado de unas leyes. Lo que nos jugamos es si nuestro futuro lo decidirán nuestros votos o las organizaciones financieras internacionales. Lo que nos jugamos es si optamos por la democracia o por la oligarquía.
Miquel Falguera es magistrado de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña
Traducción para www.sinpermiso.info: Daniel Escribano
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EL PARO SUBE EN 48.102 PERSONAS EN SEPTIEMBRE


Supera los 4 millones de desempleados

El número de parados registrados en las oficinas de los servicios públicos de empleo (antiguo Inem) subió en 48.102 personas en septiembre, un 1,2% respecto al mes anterior, encadenando así dos meses al alza tras aumentar en agosto en más de 61.000 personas.

Ep - Madrid - 04/10/2010
De esta forma, el total de desempleados al finalizar septiembre volvió a superar la barrera de los cuatro millones de personas, al situarse el volumen total de parados en 4.017.763, según informó hoy el Ministerio de Trabajo e Inmigración.
La subida del paro en septiembre, mes en el que suele aumentar el desempleo, es, sin embargo, inferior a la registrada en igual mes de 2009, cuando el desempleo subió en 80.367 personas.
La secretaria general de Empleo, Maravillas Rojo, reconoció que este aumento de personas en paro "no es un buen dato", aunque subrayó que la economía española empieza a mostrar síntomas de mejora que todavían no se han traducido en una recuperación del empleo, pues se precisa "un periodo más prolongado de crecimiento sostenido".
En los últimos doce meses, el paro ha aumentado en 308.316 desempleados, un 8,3% más, de los que 133.572 son varones y 174.744 mujeres, con incrementos del 7,2% y del 9,4%, respectivamente.
En términos mensuales, el paro femenino se incrementó en 33.512 mujeres, un 1,6% respecto a agosto, mientras que el masculino subió la mitad, con 14.590 desempleados más (+0,7%). Así, al finalizar septiembre, el número de hombres en paro sumaba 1.984.933, mientras que el de mujeres desempleadas era de 2.032.830.
Por sectores económicos, el desempleo bajó en tres sectores económicos: en la construcción descendió en 9.738 personas (-1,3%), en la industria se redujo en 4.299 personas (-0,9%), y en la agricultura cayó en 3.552 personas (-2,9%). Por el contrario, se registraron incrementos del paro en los servicios, con 53.585 parados más (+2,3%) y en el colectivo son empleo anterior, donde el desempleo aumentó en 12.106 parados (+3,5%).
El 8,8% de los contratos, indefinidos
En cuanto a la contratación, en septiembre se registraron en los servicios públicos de empleo un total de 1.390.283 contratos, un 2,6% más que en igual mes de 2009. De ellos, el 8,8% del total, es decir 122.090 contratos, fueron de carácter indefinido, un 4,9% menos sobre igual mes del año anterior.
La secretaria general de Empleo destacó que, aunque aún es pronto para valorar los efectos de la reforma laboral, los datos de contratación de agosto y septiembre muestran un incremento del número de contratos de fomento del empleo (los de indemnización de 33 días por año) respecto al mismo periodo de 2009.

http://www.cincodias.com/articulo/economia/paro-sube-48102-personas-septiembre/20101004cdscdseco_3/cdseco/

3 de octubre de 2010

CONTINUAR LAS MOVILIZACIONES HASTA ECHAR ATRÁS LA POLÍTICA DEL GOBIERNO Y DE LA PATRONAL


Comunicado de Izquierda Anticapitalista
Ya no cabe duda. Los medios tenían preparadas sus portadas con mucho tiempo de antelación para proclamar que la huelga había sido un fracaso. Pero la respuesta en la calle el día 29 fue todo un éxito. Hemos parado este país gracias al esfuerzo de sindicatos, organizaciones políticas de la izquierda y movimientos sociales.
Estos meses de preparación de la huelga han servido para que miles de activistas dejaran de lado el “diálogo social” y la concertación para volver a la senda de un sindicalismo combativo. Esto ha permitido la reintroducción en la sociedad, al menos en parte, de debates asociados a las condiciones de vida de la gente trabajadora. Sin embargo la situación que se abre está llena de incertidumbre. Una agresión como la que se pretende realizar sobre nosotros por parte del gobierno, la mayor parte de la oposición (fundamentalmente el PP , PNV y CiU), la Unión Europea y la patronal, requiere de una movilización prolongada en el tiempo, que modifique la conciencia y el nivel de organización de los y las trabajadoras (también de los sectores precarios y de otros que no se han incorporado de manera mayoritaria a las movilizaciones), y que, en definitiva, cambie la correlación de fuerzas en este periodo. Algo indispensable para afrontar el escenario de crisis que vivimos, y que el coste de ésta no sea asumido nuevamente por las clases trabajadoras.
Sería muy peligroso volver a la ilusoria senda de la concertación y no hacer un balance sobre los efectos desmovilizadores que ha tenido esta orientación sindical en estos últimos 15 años. Después del 29S hay mejores condiciones para recuperar la unidad, basada en una orientación combativa, entre movimientos sociales, organizaciones políticas de la izquierda y sindicatos. En base a esta orientación es necesario defender la unidad del sindicalismo alternativo, disperso en varias organizaciones; de los movimientos sociales que se han comprometido con la huelga, de la izquierda anticapitalista y combativa; y de los sectores combativos que están en los grandes sindicatos. Es preciso también, junto a lo anterior, impulsar la autoorganización de la gente trabajadora en centros de trabajo, barrios y localidades; algo muy importante a la hora de romper las inercias sindicales y controlar futuras derivas desmovilizadoras.
El objetivo común debe ser seguir empujando desde abajo en favor de la removilización social, y hacer que las direcciones sindicales mayoritarias tengan que seguir moviéndose. No podemos dejar que la brecha abierta el 29S se cierre.
Muchos cuadros medios y de las bases de los sindicatos mayoritarios, en particular CCOO, han mostrado en esta huelga una incipiente pero real voluntad de removilización, que hay que intentar consolidar y profundizar, con una orientación unitaria desde el sindicalismo alternativo hacia ellos, sobre la base de una política de movilización para el futuro. Se tienen que evitar derivas sectarias que confundan las orientaciones conciliadoras de las grandes burocracias con la actitud combativa de los sectores citados.
En la huelga, junto con la izquierda anticapitalista y combativa han estado también muchos militantes de base de IU que han participado en los piquetes y manifestaciones mientras sus direcciones siguen manteniendo pactos de gobierno con el PSOE y aplicando políticas social-liberales en comunidades, diputaciones y ayuntamientos. Ésta no es la señal clara y creíble de lucha que millones de trabajadores y trabajadoras necesitan ver para echarse a la calle y oponerse a las políticas de este gobierno.
Por lo tanto y a la espera de que los diversos marcos unitarios puedan discutir como continuar la movilización a partir de ahora, desde Izquierda Anticapitalista defendemos la necesidad de poner en marcha un plan de lucha sostenido que debe incluir toda una batería amplia de propuestas a tales efectos e incluso la de la preparación de una nueva Huelga General. Porque es precisa una movilización social continuada que imponga desde abajo una salida distinta a la crisis de aquella planeada por la “dictadura de los mercados”, patronales y gobiernos. Lo decimos claro: la Huelga General no es para Izquierda Anticapitalista el final de un trabajo sino el comienzo de un combate.

1 de octubre de 2010

TRAS LA HUELGA DEL 29-S: CHEQUES EN BLANCO NI UNO














1.-Saldando cuentas: hasta el 29-S incluido, todos unidos en la huelga.
A partir del 30, cada palo que aguante su vela:

La Huelga General del 29-S ha sido un éxito, especialmente si tomamos en consideración el pesimismo de partida de buena parte de los partidarios de la misma y el papel comprometido en el que se encontraban los convocantes mayoritarios de la misma.

Si la huelga salía bien, siempre cabía la posibilidad de que se interpretase como un espaldarazo al “sindicalismo oficial” y de concertación, como así lo ha interpretado CCOO, ya que UGT, “chikilikuatradas” y penosas intervenciones de Méndez en “Sálvame” aparte, estuvo desaparecida durante su preparación y en el día de la misma, sin combate alguno. Sustituirlo por “cantinfladas” es llamar a la gente directamente imbécil. En todo caso, esto es algo coherente en un sindicato que sustituye la lucha obrera por pronunciamientos. Mucho más coherente si tenemos en cuenta que quien tiene dificultades para manejar ahora la careta PSOE, luego la careta sindical, prefiere la “performance” a la lucha real. Esa es una de las muchas razones, por supuesto no la única, por las que una parte de los trabajadores no la secundaron, no nos engañemos. El bajo nivel de conciencia de clase entre amplios sectores de los trabajadores era un serio obstáculo para entender que se debía estar activamente con la huelga sin que ello significase apoyar a un sindicalismo burocratizado.

Si la huelga salía mal, el resultado sólo podía interpretarse como la constatación de que la clase trabajadora se había derrotado a sí misma, aceptando resignada y fatalistamente todos los golpes que el capital y su gobierno quisieran infligirla. Y de paso, para satisfacción del capital, la expectativa para el PP, de que su llegada al poder político encontraría la puerta abierta a un paseo militar para sus planes de represión sindical futura y la aplicación de los flecos antisociales que el PSOE no hubiera tenido tiempo de imponer. Eso sí, contando con la comprensiva radicalidad de la alegría por el fracaso de la Huelga General y el castigo a los sindicatos burocráticos y de concertación de los torero-revolucionarios de salón, partidarios de una huelga indefinida, (y no de esta “huelga de pega”), que ellos sabían bien que no iban a tenerse que ver en la tesitura de afrontar.

Y sin embargo, una lectura más a fondo y relajada de los resultados de esta huelga puede dejar un cierto desasosiego en quien la haga desde una posición netamente de izquierda y de un sindicalismo combativo.

El éxito de la misma se ha producido fundamentalmente por su seguimiento entre los sectores más tradicionales de la estructura social de los trabajadores españoles: industria, construcción, metal, limpiezas,...

Grandes centros de aprovisionamiento alimentario como los Mercas, la Universidad, o parcialmente, el transporte en las grandes ciudades y amplios sectores de la enseñanza media y primaria contribuyeron a transmitir sensación y ambiente de huelga.

Pero junto a ello, el fracaso de la huelga en el resto de las administraciones públicas, el seguimiento inferior de la misma al marcado por los servicios mínimos en la sanidad pública, el bajo nivel de apoyo entre sectores profesionales y autónomos (no es suficiente el argumento de que estos últimos se sienten poco concernidos por la Ley de Reforma Laboral porque sí están afectados por el próximo pensionazo y contra él iba también la huelga), el fracaso de la huelga en el Metro de Madrid, el relativo nivel de participación de los trabajadores de las grandes superficies y la baja incidencia de la jornada de paro entre el pequeño comercio, muestran claros síntomas de que hay amplios sectores que no conectan no ya con un sindicalismo domesticado sino simplemente con el sindicalismo de clase. Y lo hacen crecientemente con el sindicalismo corporativo, gremial y amarillo en unos casos (profesionales, sanidad según categorías, taxi, autónomos,...) o con ninguno, por el ambiente represor con cualquier tipo de sindicación, protesta o movilización, en otros (comercio, grandes superficies,...)

Es cierto que asistimos a descomposiciones y recomposiciones, de modo continuado, de la clase trabajadora. Profesionales que se salarizan en un número creciente, al ser absorbidos por grandes corporaciones (mutualidades médicas, grandes despachos de abogados, grandes estudios de arquitectura,...), autónomos que pierden su “romántica” independencia, pasando a ser autónomos dependientes, a menudo de no más de 1 ó 2 contratantes de servicios. Por su parte, el pequeño comercio está desapareciendo de las grandes ciudades en beneficio de las grandes y medianas superficies en las que el vendedor es un asalariado.

En muchos casos nos encontramos un comportamiento de viejos reflejos en algunos de esos segmentos de los nuevos asalariados; viejos reflejos que miran más hacia antiguas posiciones privilegiadas de clase, confrontánose a los segmentos más tradicionales de la clase trabajadora. En otros, condiciones de trabajo realmente duras, derechos laborales mínimos y salarios de miseria.

Sin embargo, en unos y otros casos no se detecta un auténtico esfuerzo de ese sindicalismo de gabinete de prensa y negociación para conectar con los nuevos segmentos que debieran integrarse dentro de la lucha sindical. Este sindicalismo burocratizado se ha refugiado en los segmentos más tradicionales de la clase trabajadora, sin que ello les impida pactar ERE tras ERE o mezclar, cuando la ocasión lo requiere, un discurso obrerista con una práctica de “gestión” vertical y similar al de una empresa y renuncia a ensanchar su base social en todos los ámbitos salariales.

Una labor de captación para la lucha de los trabajadores de una parte de estos nuevos segmentos (comercio en medianas y grandes superficies, autónomos dependientes,...) representaría, en muchos casos, volver al viejo sindicalismo del contacto con los trabajadores a la puerta de las empresas, cuando la represión de cualquier intento de concienciarlos desde dentro podría significar la expulsión de los candidatos a afiliados de sus centros de trabajo. Ese es un esfuerzo y un riesgo que ese sindicalismo burocrático apenas ha hecho, más que en una ínfima parte, porque tampoco parece querer dar una imagen de combatividad ante el empresariado que vaya más allá que la realizada en fechas señaladas.     

En el caso de los profesionales salarizados parece predominar la circunstancia de que deban ser estos quienes conecten con dichos sindicatos, cuando la iniciativa debiera ser a la inversa. Se deja el campo abonado para el trabajo entre aquellos de los Colegios Profesionales y los sindicatos corporativos y se obstaculiza, por omisión, la ampliación de las alianzas de clase.

Por su parte, los más que débiles resultados de la Huelga General entre los funcionarios muestran que el discurso de CCOO y UGT en las administraciones públicas está agotado. No basta con hablar de desclasamiento, de privilegiados con trabajo fijo que no son solidarios con la Huelga General de todos los trabajadores. La demagogia puede que conforte y tranquilice a quien la ejerce pero es inútil para reflejar la realidad, más que en una pequeña parte de la misma, y sobre todo es absolutamente ineficaz para transformarla. La gente puede estar desinformada, o incluso intoxicada informativamente por los contrarios a la huelga, pero no es tonta.

Es cierto que estamos ante un sector que siente de un modo menos acusado los zarpazos de la crisis capitalista. Por contra, también lo es que a los funcionarios les ha sido recortado el salario en un 5%, que llevan años perdiendo capacidad adquisitiva, a pesar de alguna subida puntual, que la administración perderá trabajadores de aquí a los próximos años por jubilaciones que no serán cubiertas con nuevos puestos de trabajo y que hay un plan para eliminar el mutualismo administrativo en la Administración Central del Estado. La tentación de alegrarse de que a otros trabajadores les empiece a ir mal para nivelar las ya malas condiciones de vida de crecientes sectores de trabajadores es reaccionario y estúpido. Y lo es porque esa pretendida “nivelación” iguala siempre a los trabajadores a la baja y nunca a la alza y porque les enfrenta y divide, creando contradicciones y enfrentamientos de clase.

Pero lo cierto es que en las Administraciones Públicas nos encontramos una fuerte presencia del sindicalismo “amarillo” de organizaciones como CSI-CSIF y sus variantes escindidas que se agarran a viejos privilegios funcionariales pero no a una auténtica defensa de los trabajadores de este sector, como tampoco lo han hecho de verdad CCOO y UGT. La ausencia de seguimiento de la Huelga General entre ellos y el apoyo al llamamiento desmovilizador del sindicalismo amarillo así lo expresa. Hay razones que explican la desconexión entre un sindicalismo que se dice de clase pero, en realidad, es un sindicalismo burocratizado, poco ejemplificador en su coherencia y que prefiere los focos de las cámaras en las mesas de concertación que la asamblea y el contacto directo y permanente con los trabajadores. Esa desconexión la hemos analizado en un artículo anterior (1) a la que hemos denominado como “causas de honda larga” La pretensión de que los funcionarios volvieran a repetir huelga, cuando había sido convocados el 8 de Junio, en vez de haber hecho coincidir la Huelga General y la de funcionarios en la citada fecha, cuando aún la Ley de Reforma Laboral era más proyecto parlamentario que realidad asentada, tenía más de sabotaje contra las luchas que intención de suma. Y UGT no estaba lejos de tales jugarretas.

¿Qué decir del casi nulo seguimiento de la huelga entre los conductores de Metro de Madrid? Sólo el 1% de los conductores de las unidades del metropolitano no acudieron a trabajar y el 80% del personal de metro acudió a sus puestos de trabajo (2). Analizar las causas de esta respuesta laboral tiene su miga.

La huelga del metropolitano de Madrid en la última semana de junio y buena parte del mes de julio del presente año marcó, en sus orígenes, el camino a seguir por los trabajadores de otros sectores, en cuanto a combatividad y dignidad en la defensa de sus derechos laborales y en la negativa a aceptar “servicios mínimos” máximos (la Comunidad de Madrid pretendía el 75%). Hemos de recordar que, al inicio de la misma, todos los sindicatos apoyaron esta huelga: Solidaridad Obrera, Sindicato de Conductores del Metro, CCOO, UGT y Sindicato Libre.

Desde el principio el piquete tóxico antihuelga de la Brunete mediática de la derechuza, encabezado por su lideresa Esperanza Aguirre lanzó contra los huelguistas todo tipo de insultos, descalificaciones y amenazas: insolidarios, terroristas, violentos,...lo de siempre pero ahora con mayor virulencia y despliegue de medios. Y lo acompañó del chantaje de amenazas de despido o incluso de militarizar el Metro. Tan provocador intento de intimidación de los huelguistas sólo se recuerda en el inicio de la transición hacia esto que llaman democracia y no lo es. Como medio de echar más presión antihuelga los voceros contrarios a la misma y la Comunidad de Madrid trataron de enfrentar a los usuarios de Metro con los huelguistas.

La presión obtuvo sus resultados. El portavoz del Comité de Huelga del Metro fue reemplazado, en un auténtico “coup de force” (en francés suena más fino pero si golpe de fuerza lo sustituimos por golpe de estado interno contra los huelguistas, será más exacto lo ocurrido) realizado por CCOO y UGT, mayoritarios en el Comité de Empresa. Descabalgaron a Vicente Rodríguez, duro y combativo en sus posiciones, para cambiarle por otro mucho más “dialogante”,  Antonio Asensio, de CCOO. La sentada en la mesa de negociaciones con la patronal de Metro que vino después supuso vender como victoria que sólo se hubiesen rebajado los salarios en un 1%, en vez del 5% previamente aplicado. Pero a cambio se asumió discutir sobre masa salarial (salarios indirectos y derechos sociales), lo que conllevó reducciones en las partidas dedicadas a formación profesional de los empleados, reestructuración del transporte nocturno de personal, primas salariales,...Y la voluntad de la Comunidad de Madrid y el Consorcio de Metro, tras un acuerdo en el que estos no se sintieron derrotados, de aplicar la represión contra los trabajadores más activos en la huelga (3). ¿Nos extrañamos ahora de que el Sindicato de Conductores y Solidaridad Obrera no apoyaran la Huelga General después de la traición de estos burócratas sindicales? No se puede disculpar la falta de unidad de los sindicatos de Metro de Madrid que no se sumaron a la Huelga General del 29-S, porque era una huelga de toda la clase trabajadora y no meramente sindical, pero es necesario entender sus porqués. Disculpar y entender no significan, ni de lejos, lo mismo. Negarse a entender es continuar por el sendero de las derrotas, bajo un criterio de falsa lealtad a la huelga, que la gran mayoría de los trabajadores hemos secundado, sin por ello dar cheques en blanco a quienes nos han estado apuñalando por la espalda durante estos años de la crisis capitalista, que hemos soportado los trabajadores, mientras nuestros apuñaladores, y ahora pretendidos dignos “sindicatos de clase”,  CCOO y UGT, continuaban con sus nalgas pegadas en las mesas de negociación y frenando las luchas sociales.


2.-¿Cuál es el siguiente paso que deben dar los trabajadores?:

Las primeras horas del día 1 de Junio ya nos anuncian el peligro de un intercambio de cromos: La ley de Reforma Laboral es intocable, dice el Gobierno, pero podemos discutir de la Ley de Pensiones (4).

De hecho, el lema de la convocatoria de la Huelga General no anunciaba un deseo de mayor combatividad que la justa: “Así (adverbio modal) no”. Expresaba la intención latente de jornada reivindicativa autolimitada en sus fines (ellos prefieren llamarla de “sindicalismo responsable”) que evidenciaba que para dichos sindicatos el problema era más de forma (trágala) que de fondo (aplicación del bebedizo por dosis).

El “si amo, yo pacto los servicios que usted me diga” permitió al señor Blanco apuntarse el tanto de calificarlos como “históricos”. Cuando Huelga General significa “huelga sí pero dentro de un orden” y ese argumento se exhibe como triunfo del “sindicalismo responsable” se está apostando por transmitir una imagen de pasteleo, por desactivar a la huelga y por traicionarla por parte de los que la convocaron a regañadientes. Los servicios mínimos de una Huelga General en la que la agresión contra los trabajadores ha sido tan salvaje y terrorista (violencia inusitada en detenciones y atropellamientos de piquetes, disparos de la policía,...) no se pactan. Se limitan a aquellos que los sindicatos consideren esenciales (bomberos, hospitales, protección civil,...). Lo contrario es claudicar de un modo indecente. ¿O tenemos ya amnesia voluntaria sobre el apagón de TVE en la Huelga General del 14 de Diciembre de 1988? Que hoy sea particularmente difícil, en un entorno televisivo múltiple, un acto de ese tipo no quiere decir que haya que plegarse a hacer de la Huelga General un hecho que deba de pasar por ventanilla.

Dar un cheque en blanco a estos sindicatos mayoritarios, dispuestos a vendernos al primer canto de sirena de las mesas de concertación es convertir a la Huelga General en inútil. Ésta fue el resultado de muy diversas irritaciones de los trabajadores, convertidas en movilización el pasado día 29: irritación con la reforma laboral, con los Presupuestos del Estado más austeros desde hace más de 30 años, con el próximo pensionazo, con unas SICAV intocables e inyectadas de dinero por el Gobierno, con el indecente dinero ganado por la banca española en estos años y por las principales empresas del país, con la ausencia de un impuesto para las grandes fortunas, con el chantaje y amenaza de las empresas a despedir al que hiciera huelga, con las provocaciones del indecente Díaz Ferrán contra la huelga, al asociar su resultado a la actividad de los piquetes (5),...con tantas humillaciones sufridas por trabajadores y parados (esos últimos han sido un elemento activo de la huelga mayor del que pudiera imaginarse. No todo es parar)

El único modo de impedir que la vuelta a las mesas de negociación de los sindicatos oficiales sea un nuevo trágala para los trabajadores pasa por mantener activas las luchas y acampar, más simbólica que realmente, pero no tan simbólicamente, frente a los Ministerios de Trabajo, de Economía y Hacienda, las sedes de CCOO, UGT y CEOE, para decirles que vigilamos sus pasos atentamente, que no nos dejaremos arrebatar este éxito de la huelga para convertirla en humo.

Eso pasa por fortalecer al sindicalismo alternativo, con CGT al frente, por superar viejas divisiones de ese sindicalismo, por unir en fechas contenidos reivindicativos, objetivos y unidad de acción las diferentes luchas que vendrán. La de limpiezas en Madrid está a puntito, toda vez que sabemos que el Ayuntamiento de Madrid debe 8 meses a las contratas y que éstas no pagarán las nominas de Septiembre a sus empleados.

El sindicalismo alternativo debe de empezar a conocer su propia fuerza y a creérsela: enseñanza, transporte público, banca, metal, sanidad, telemarketing, mensajería, sector agrario,...y muchos otros. Es un momento en el que deben de superarse sectarismos internos a este tipo de sindicalismo, tejer alternativas, buscar la unidad de acción, hacer que confluyan las luchas, ir hacia la convergencia de un tercer espacio sindical combativo y de clase.   

Ese sindicalismo alternativo necesita superar los márgenes de las luchas de ámbito local y nacional para proyectarse hacia reivindicaciones de más alta proyección. Europa es el contexto en el que se nos imponen las políticas de austeridad y contención del gasto social.  Aislado cada combate obrero parcial dentro de los constreñidos límites estatales, se bloquea la posibilidad de hacer frente a las estrategias internacionales del capital con un frente de hierro de unidad de los trabajadores europeos, como primera etapa hacia una unidad mundial de la clase trabajadora y sus luchas. Las movilizaciones del pasado día 29 de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) son sólo actos convocados por la presión social de sus bases, sin intención de ir más allá en las luchas. Pero existe, también en Europa un sindicalismo alternativo con el que hemos de converger en revueltas de escala continental. De lo contrario, las huelgas generales nacionales carecerán de la fuerza necesaria para oponerse a la Europa de los banqueros y el gran capital y acabarán agotándose en los límites que les marquen gobiernos obedientes de decisiones tomadas en Bruselas. Es algo que la Marcha a Bruselas ha comprendido muy bien.

Este sindicalismo alternativo es el idóneo, por su naturaleza horizontal, de base, no autoritaria, ni burocrática, para establecer y ampliar las alianzas de la clase trabajadora con los movimientos sociales y cívicos, a los que los sindicatos mayoritarios han despreciado olímpicamente, después de aprovecharse de su meritoria labor en los barrios y sacar la huelga de los centros de trabajo a la calle.

Y es también el llamado, por su mayor sensibilidad con otras explotaciones venidas de fuera (“nativa o extranjera, la misma clase obrera”), a implicar los derechos de los inmigrantes en nuestras reivindicaciones, para insertarlos en ellas y evitar que, pasado el tiempo, sea empleada esta fuerza de trabajo como contrapiquete de esquirolaje por el capital, algo que viene intentando ya desde hace algún tiempo. 

Son muchos los desafíos para un nuevo sindicalismo de lucha y de clase, realmente sociopolítico y no de palabra, como predican algunos, pero no tenemos nada que perder. Sólo nuestro propio miedo a creer en nosotros mismos.  





NOTAS:

OTRO FRAUDE MÁS A LA CLASE TRABAJADORA: CCOO Y UGT DAN AHORA MARCHA ATRÁS Y ACEPTAN NEGOCIAR CON EL GOBIERNO


Kaosenlared.net. Laboral y Economía | el economista | Viernes 1 de Octubre de 2010




CCOO y UGT dan ahora marcha atrás y aceptan negociar con el Gobierno


El pacto de no agresión entre Gobierno y sindicatos que presidió la jornada de la huelga general se transformó el día después en una escena de sofá, en la que todos se mostraban abiertos al diálogo.
Todo parecía como si los rumores de un acuerdo no escrito sobre el desarrollo de la huelga entre los contendientes, en teoría enfrentados, empezaran a hacerse realidad y la negativa rotunda a negociar de CCOO y UGT en los días previos a la movilización se convertía ahora en un "si quiero" con reparos.
Y eso que desde las cúpulas de los dos sindicatos convocantes se sigue transmitiendo una imagen de victoria que, de momento, sirve para frenar los incipientes movimientos internos contra las actuales direcciones, especialmente en UGT, aunque eso sí, responsables de la central socialista admiten que, a pesar de la euforia interna, "no estamos mas fuertes que antes".
"Hemos cumplido suficientemente, dentro de lo que es la capacidad de convocatoria de los sindicatos y en nuestro colectivo habitual", matiza otro dirigente sindical quien, dentro del optimismo que reina entre las bases, reconoce que "donde sí hemos fracasado ha sido en la función pública" y eso va a obligar a un replanteamiento de responsables y en las estrategias.
Tal vez por eso de la intransigencia inicial a negociar se pasa ahora tender los brazos al diálogo. Cándido Méndez y Fernández Toxo van a esperar a que el Gobierno mueva ficha, aunque personas de su entorno aseguran que ya ha habido contactos informales.
El primer acto de la representación lo protagonizaban dos personajes estelares de la trama. La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, y el llamado "cuarto vicepresidente", Cándido Méndez. Ambos coincidieron, de mañana, en los estudios de la Cadena Ser, y allí se confesaron abiertos al diálogo y al acuerdo, a pesar de que las discrepancias son muy serias.
"Sin género de dudas estamos por la negociación y el acuerdo pero hay que saber para qué, y como consideramos que la reforma laboral es tremendamente perjudicial no la compartimos y queremos que se rectifique para que pase de tener como esencia el despido a proteger el empleo", aseguraba Méndez.
"Me gustaría que pudiéramos sentarnos a hablar, ayer el objetivo era garantizar los derechos, hoy el objetivo es retomar el diálogo para el acuerdo" le respondía De la Vega.
Acuerdo a tres bandas
Y para completar el trío de vicepresidentes, también la segunda y responsable de Economía, Elena Salgado apostillaba que el Ejecutivo "quiere reanudar el proceso de diálogo" con los sindicatos para impulsar las reformas necesarias".
Claro que tras estas buenas palabras se esconden intenciones contrapuestas y condiciones que habrá que suavizar. Porque desde el bando sindical se insiste en que ellos sólo están dispuestos a negociar modificaciones sustanciales en el texto de la reforma laboral aprobada por el Parlamento. "Negociar los reglamentos no tiene sentido", aseguran, aunque confirman que "acudiremos a todas las reuniones que nos convoquen".
Y aquí está el principal escollo, porque también ayer el portavoz del PSOE en el Congreso, que sabe de esto y manda mucho, no tenía pelos en la lengua para asegurar que "la reforma laboral hay que aplicarla en los términos en que ha sido aprobada", para posteriormente negar, rotundamente, que la aplicación de esta norma vaya a ser un punto a negociar con las centrales sindicales.
Con los sindicatos solos no. Pero, en fuentes sindicales y parlamentarias, se comenta que la vía que maneja el Gobierno es dialogar también con CEOE para dejar en manos de sindicatos y empresarios las posibles modificaciones a la reforma y si entre ellos hay acuerdo, tendría la coartada para proponer los cambios que se le soliciten desde los agentes sociales.
De momento todo esperan los movimientos de Moncloa y a las reuniones de las ejecutivas que UGT y CCOO preparan para la semana entrante. Serán el punto de partida en el devenir de la huelga general.

Estaba cantado: donde dije digo digo Diego. Ahora el objetivo no es la retirada de la reforma laboral, no. Ahora es negociar algunos cambios... y detrás vendrá el "pensionazo".