5 de abril de 2013

FÁBRICA CERRADA, FÁBRICA TOMADA


Manuel Almisas Albéndiz. Kaosenlared

Cuando se presencian las luchas de los obreros de grandes empresas con una tradición de lucha incuestionable, a la par que el optimismo y el orgullo, la duda que nos asalta es ¿cuál es el siguiente paso a la protesta resuelta y decidida?, ¿cómo complementar esta combatividad y darle una salida para hacer avanzar al movimiento por la transformación radical de la sociedad capitalista?

Lenin escribió que la clase obrera, por causas económicas objetivas, se diferencia del resto de clases en las sociedades capitalistas por su mayor capacidad de organización (1). Y aún pensando así, no cejaba de repetir la idea de que había que aumentar la capacidad de organización del proletariado y otras capas del pueblo ruso con potencial revolucionario. Es famosa su frase “…para que los obreros y los campesinos pobres tomen el poder, para que se mantengan en él y lo utilicen con acierto hace falta organización, organización y organización” (2).

Pero el capitalismo también comprobó en sus propias carnes esta superioridad del proletariado y le alarmó el hecho de que si ellos, la burguesía, habían tardado más de tres siglos en derrotar a las castas feudales e imponer su sistema socioeconómico, a los obreros y campesinos les bastó casi la mitad, para, después de la experiencia de la Comuna de París, barrerlos del segundo país más grande del planeta, la Rusia zarista. La revolución soviética de 1917 dio la voz de alarma, y desde entonces, comenzando con la derrota de la revolución consejista de 1918 en Alemania, el sistema capitalista no ha parado de experimentar nuevas formas de debilitar la organización de la clase obrera. No solo reprimiendo a sangre y fuego, y potenciando la proliferación y penetración social y sindical de grupos reformistas y claudicadores, impidiendo con ello que las experiencias de lucha revolucionaria de las masas obreras y campesinas aumentaran la conciencia revolucionaria de clase. Sino también intentando dividir y disgregar a los obreros más combativos de las principales ramas productivas, en los que el taylorismo y el fordismo tuvieron mucho que ver. Hoy día continúa con la deslocalización de las fábricas o con la división de las mismas en pequeñas empresas disgregadas en polígonos o barrios separados unos de otros por cientos de kilómetros. Y no ha sido menos importante la planificación urbana de vaciar los barrios obreros y populares históricos del centro de las grandes ciudades y sacarlos a las periferias, a ciudades dormitorios muy separadas entre sí.

Las calles de San Petersburgo, París, Barcelona o Madrid ya no se cortarán con barricadas defendidas por obreras y obreros. El sistema se ha encargado de enviarlos fuera de sus centros de poder y de diseminarlos para restarles fuerza. A lo sumo dejará que marchas de columnas obreras dirigidos oportunistamente por sindicatos vendidos lleguen al centro de las ciudades, se manifiesten y los manden de vuelta a casa. O a lo sumo dejará durante un tiempo que jóvenes de clase media, intelectuales, y otros sectores indignados y preocupados por la falta de “democracia” ocupen las principales plazas de las ciudades; hasta que la mayor organización, la radicalización y el peligro de que la ideología proletaria penetrase en el movimiento y les hicieron ver que el experimento “ciudadano” había terminado. El espejismo de una auto-organización popular en el centro mismo del enemigo se disipó con la represión pura y dura.

Se ha gritado mucho “el pueblo unido jamás será vencido”. Pero mejor sería decir “el pueblo trabajador organizado y unido jamás será vencido”. Y mucho mejor sería empezar a hacerlo buscando alternativas que avancen en esa dirección. La ocupación de las fábricas es la solución. Hacer de los centros de trabajo cerrados, abandonados o en vías de desaparición espacios de autogestión y contra-poder obrero, zonas de asambleas permanentes que aumenten la organización y el optimismo revolucionario. Son muchas las experiencias que avalan el método. Solo falta el coraje de ponerlas en práctica y hacer propaganda escrita y oral sobre la validez de las mismas.

Frente a la situación de haber perdido el trabajo por cierre patronal como en el caso de Delphi en Puerto Real, cuyos obreros han sido engañados con interminables cursos de formación, promesas de recolocaciones y otras medidas disuasorias para limar su capacidad de lucha, la toma y recuperación de la fábrica fue y sigue siendo una verdadera alternativa.  Frente a la situación de los astilleros de la Bahía de Cádiz (Navantia), en permanente disminución de sus plantillas, de las cargas de trabajo y de la amenaza de reconversión y posible cierre de  algún centro de trabajo,  la toma de las factorías es una alternativa que debe ser tenida en cuenta antes de que la desmoralización y la disgregación de las plantillas más combativas hagan mella en esos auténticos destacamentos obreros de vanguardia a nivel andaluz.
Históricamente la toma y ocupación de las fábricas, o huelgas de brazos caídos,  nacieron como forma de potenciar las huelgas reivindicativas. El proletariado aprendió que estando encerrados en los tajos aumentaba su capacidad de unión, organización y espíritu de lucha, eliminando igualmente la posible contratación de esquiroles y asegurando que la producción se paraba y se hacía un verdadero daño al patrón y al sistema capitalista en su conjunto. En la gran crisis mundial de 1930, donde el desempleo fue tan extendido y duradero, se hizo imposible cualquier huelga contra las reducciones de salarios, porque después que los huelguistas abandonaban los talleres éstos eran invadidos de inmediato por las masas de parados con los que los patronos contaban para romper las huelgas. Así, el rechazo a trabajar en peores condiciones debía combinarse, necesariamente, con la permanencia en el lugar de trabajo mediante la ocupación de la fábrica. Un ejemplo notorio de esta práctica fue la toma de varias plantas de la General Motors de la localidad estadounidense de Flint (estado de Michigan) entre diciembre de 1936 y febrero de 1937, terminando con la victoria de los miles de obreros que terminaron imponiendo sus reivindicaciones  a la poderosa multinacional.

Sin embargo, con la ocupación de las fábricas los trabajadores y trabajadoras demostraban algo más, que su lucha entraba en una nueva fase pues tomaban conciencia de su vinculación con su centro de producción. Pronto se convirtió en una forma de demostrar que ese mismo proletariado podía convertirse en verdaderos administradores y directores de las empresas ocupadas, y que si podían realizar esta tarea también podrían dirigir y organizar a toda la sociedad, sin depender de los burgueses y su inservible sistema capitalista. En 1941, el marxista holandés Pannekoek escribía en su obra “Los consejos obreros”: “Así, en la ocupación de las fábricas el futuro proyecta su luz en la progresiva conciencia de que las fábricas pertenecen a los trabajadores, de que junto con ellos constituyen una armoniosa unidad, y de que la lucha por la libertad se librará en las fábricas y por medio de ellas.” (3)

E. P. Thompson narra que en la temprana fecha de 1819, obreros ingleses de una fábrica de tabaco, tras 11 meses de huelga, deciden prescindir de los patronos y producir por su cuenta (4). Es evidente que la gran experiencia de la autogestión obrera y del control de la producción por los propios “productores asociados” comienza con la revolución bolchevique en 1917 y continuará en los años sucesivos en las revoluciones frustradas de Alemania (1918) y Hungría (1919), y en los consejos de fábrica del norte de Italia en el llamado “bienio rojo” (1919-1920). Sin embargo, habría que esperar a procesos revolucionarios en el este de Europa, ligados a partidos socialistas y comunistas tras la derrota nazi-fascista, para asistir a ocupaciones de fábricas con fines de recuperación y autogestión obrera, como es el caso más claro de las experiencias en diversas fábricas yugoslavas en los primeros tiempos del gobierno socialista de Tito, recién acabada la II Guerra Mundial.

En la Europa capitalista industrializada, podemos situarnos en la Francia posterior a las oleadas del mayo de 1968 para asistir a nuevas y multitudinarias acciones de ocupación obrera. En 1972 en Renault se desató el conflicto que llevó a la toma de la fábrica de más de 14.000 obreros, donde el comité de base –integrado por franceses e inmigrantes- impuso en varias secciones el control obrero de los ritmos de trabajo, la rotación en los puestos y forzó a los capataces a trabajar con los operarios. Ese mismo año, una prolongada movilización obrera, con apoyo estudiantil y popular, impulsó el control obrero de la fábrica de relojes LIP en Bensançon, con sus consignas que se hicieron clásicas: «Es posible: fabricamos, vendemos, nos pagamos», «Los patrones despiden... despidamos a los patrones».

Sin embargo, esta forma de movilización consciente del proletariado prendió con especial fuerza en diversos países latinoamericanos, donde todavía continua marcando un camino que en los estados europeos recién está empezando, como luego apuntaremos.

Ocupaciones y control obrero de fábricas en Latinoamérica: el espejo donde mirarnos.
En la semana santa de 1952, una insurrección de sectores populares y obreros armados, principalmente mineros con fusiles y dinamita de explotaciones cercanas a La Paz y de Oruro, derrotó en solo tres días al régimen militar del general Ballivián, verdadero apéndice armado de la oligarquía minera. En los años que duró esta revolución boliviana, de carácter popular y obrero, al contrario de otras de posguerra donde el campesinado era el estamento de vanguardia (como el caso de China o de Cuba años más tarde) ya se impulsaron sistemas de autogestión de trabajadores en centros de trabajo, ocupando principalmente numerosas minas.

Entre los años 1959 y 1963, los valles peruanos andinos de La Convención y Lares fueron escenario de la mayor revuelta campesina desde los tiempo de Tupac Amaru y foco de un poderoso movimiento campesino indígena que se extendió por otras zonas del país y donde los latifundios capitalistas, principalmente cafeteros, fueron expropiados y reconquistados por cientos de miles de arrendatarios comuneros y trabajadores agrícolas. Al calor de estas movilizaciones y de la extensión de las guerrillas peruanas del MIR y del ELN en los años posteriores, se gestó el triunfo del golpe de estado del general Velasco Alvarado que formó el Gobierno Revolucionario de la Fuerza armada de 1968, de carácter nacionalista, antiimperialista  y progresista que en los años que gobernó impulsó un régimen de cooperativas y comunidades industriales,  estimulando la participación del trabajador en la gestión, utilidad y propiedad de las empresas.
      
En Argentina, aunque después hablaremos de experiencias más actuales, hay que recordar que en 1964, en el marco de una gigantesca huelga general se producen las ocupaciones de fábricas más importantes en número y en calidad de participación realizadas en estos años. Los investigadores Celia Cotarelo y Fabían Fernández (5) estiman que entre mayo y junio de 1964 se ocuparon 4.398 empresas, dándose el caso de que en las mismas participaron principalmente obreros fabriles de las principales industrias (metalúrgicas y textiles, sobre todo) y en las grandes ciudades del país, lo que le confirió un carácter proletario genuino y lo dotó de un grado de disciplina y organización sin igual.   Estas cifras concuerdan con las aparecidas en la obra de Mandel antes citada (“alrededor de 3 millones de obreros ocuparon 4.000 empresas e iniciaron la organización de la producción por sí mismos”), aunque las ocupaciones, acompañadas de toma de rehenes de empresarios, técnicos o personal de seguridad, solo duraron varias horas y los obreros no se resistieron a los desalojos policiales.
    
En Chile, bajo el Gobierno de la Unidad Popular de Allende (1970-1973), a pesar de la oposición institucional, más de 125 fábricas estaban manejadas por obreros, organizados en Cordones industriales y Comandos Comunales, que aunaban las ocupaciones de talleres e industrias y de tierras abandonadas por latifundistas. Después de la derrota del “paro patronal” de octubre de 1972, en su Pliego del Pueblo, estas organizaciones de base sentenciaban: “La experiencia de estos días ha demostrado que los trabajadores no necesitan de los patrones para hacer funcionar la economía. En sus desesperados intentos por paralizar al país, sólo han conseguido mostrar su carácter parasitario... La conclusión es clara: sobran los patrones”.

La primera experiencia de recuperación de empresas en quiebra en Brasil fue en 1991, con la fábrica de calzado Makerli que cerró sus puertas dejando en la calle a 482 trabajadores. En 1994 se funda la Asociación Nacional de Empresas Autogestionadas (ANTEAG) para coordinar las diversas experiencias que surgían a causa de la crisis de la industria. Actualmente existen 160 proyectos que la asociación propicia junto con algunos gobiernos estatales y comunales, involucrando a unos 30 mil trabajadoras y  trabajadores brasileños. Los momentos más importantes tuvieron lugar entre 2002 y 2005, cuando más de 35 fábricas fueron ocupadas y pasadas a control obrero. A finales de 2002 tuvieron lugar grandes huelgas en la zona industrial de Joinville (Estado de Santa Catarina), hasta que un millar de obreros de las multinacionales CIPLA (materiales de construcción) e INTERFIBRA (plásticos y vidrio) deciden tomar el control de la producción y organizarse mediante asambleas y a través de los consejos de fábrica. El mismo camino de ocupación y control obrero siguieron un año más tarde los 64 trabajadores de la empresa de contenedores plásticos industriales FLASKO, del barrio de Sumare.  Dos años más tarde, en 2005, la fábrica ocupaba tan sólo una cuarta parte de los 14 mil metros cuadrados del total del terreno, pero la asamblea popular, coordinada con los trabajadores, decidió ocupar y construir la llamada “Vila Operaria”, un conjunto habitacional donde actualmente viven más de 350 familias. Y más tarde en el 2007, la Flasko impulsó el surgimiento del Centro de Memoria Operaria y Popular (CEMOP), el cual funciona como un archivo que reúne documentos, videos y fotografías sobre el movimiento de las fábricas recuperadas y realiza y apoya diversos seminarios, simposios, etcétera. Esto da una idea del grado de compromiso político que han adquirido las ocupaciones de fábricas en Brasil, a pesar de los numerosos intentos de desalojos y la feroz represión del movimiento.

En Argentina, el paso del siglo XX al siglo XXI la sorprende con una crisis económica brutal e insostenible que se había gestado desde 1991 con un proceso de des-industrialización. Producto de dicha crisis es la enorme tasa de desempleo y el alto porcentaje de personas pobres y sin viviendas. Son miles las empresas y fábricas que cierran y se declaran en quiebra con el despido de las plantillas. En este contexto es como se generalizan las tomas de fábricas y las recuperaciones de empresas diversas (incluidos hospitales, colegios, hoteles, etc.).  Frente al abandono de los capitalistas, el proletariado argentino se 'atrinchera' en su territorio laboral: ocupan las plantas primero, resisten los desalojos después -por medio de batallas legales y físicas- y por último gestionan su producción. Con ello hacen suyos la consigna del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil: “Ocupar, resistir producir”. A las legendarias ocupaciones de la empresa de cerámicos Zanón (en Neuquén),  cuando a finales de 2001 los 271 obreros deciden oponerse al despido patronal y acampan en las afueras de la empresa para posteriormente poner en funcionamiento cuatro hornos y dar comienzo a la producción bajo control obrero, y de la textil Bruckman (en Balvanera, Buenos Aires), cuyas 50 trabajadoras tomaron la empresa el 18 de diciembre de 2001 y posteriormente, ante la huida de los empresarios, controlaron la producción, le siguieron la de cientos de fábricas recuperadas y ocupadas más, otorgando al proletariado argentino una experiencia reconocida en esta faceta de la lucha de clases.  
    
Sin más dilación y para no abundar en otros ejemplos (Uruguay, México o Colombia) debemos pasar al caso de Venezuela, donde en las últimas décadas el movimiento obrero se ha impulsado al calor de la Revolución Bolivariana. Las numerosas ocupaciones y control obrero de las fábricas han sido apoyadas por el gobierno, que ha terminado por nacionalizar a muchas de ellas. Entre los patronos y los trabajadores, los dirigentes venezolanos han sabido decantarse desde el principio. No es casualidad que en 2005 el presidente Chávez proclamara en Brasil que no había nada que buscar dentro del capitalismo y que el camino de la revolución era el socialismo. Ese mismo año nacionalizó la papelera Venepal ocupada por los trabajadores desde hacía tiempo, y meses después hizo lo propio con la  Constructora Nacional de Válvulas (llamada después Inveval), ocupada también desde que en 2002 la plantilla quedara en la calle tras un cierre patronal. Las pocas decenas de trabajadores son los que impulsaron la creación del FRETECO (Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas Cogestionadas y Ocupadas) para sacar la lucha a la calle y organizar a otros trabajadores en situaciones similares Tampoco por eso es casualidad que en Caracas se celebrara el I Encuentro Latinoamericano de Empresas Recuperadas, donde el propio Chávez hizo suya la consigna del encuentro: "fábrica cerrada, fábrica tomada".
       
Con más conciencia y fuerza que en el caso de Argentina, el mensaje de la clase obrera venezolana para los proletarios de todo el mundo es claro: los trabajadores sí pueden dirigir y administrar las empresas, y si pueden realizar esta tarea también pueden dirigir y organizar a toda la sociedad.

Los escasos ejemplos europeos
En el otoño del año 2007, las 124 trabajadoras y trabajadores de la fábrica de bicicletas “Strike Bike” en Nordhausen, pequeña ciudad del este de Alemania, comenzaron la ocupación y control de la producción tras el cierre patronal y despido de la plantilla. Era un caso insólito en el panorama sindical de Alemania en las últimas décadas.

La empresa francesa de televisores “Philips” en Dreux ha sufrido un proceso de desaparición que puede ser otro ejemplo paradigmático de lo que ha pasado y está pasando en otros estados europeos en estos años de crisis galopante. De tener 7000 obreros en el año 2005 pasaron a tener casi doscientos en el año 2009 y cuya única salida era esperar la subvención y el seguro de desempleo. A principios de enero de 2010, los obreros decidieron poner la fábrica a producir para demostrar, ante el plan de cierre de la patronal, que la fábrica era productiva y podría seguir funcionando. Este intento de control obrero solo duró diez días y tuvo que seguir fuera de la planta, pero en marzo de 2010 consiguieron su objetivo de mantener los puestos de trabajo.

Y más recientemente, en medio de una crisis económica que no se le ve el final, el martes 12 de febrero de 2013 fue el primer día oficial de producción bajo control obrero en la fábrica de azulejos y materiales de construcción Viomijaniki Metalleftiki (Industrial Minera) en Tesalónica, Grecia. En mayo de 2011 la Administración de esta filial de Filkeram-Johnson abandonó la empresa dejando sin pagar a los trabajadores los sueldos de varios meses de trabajo. En respuesta, los trabajadores de la fábrica se abstuvieron de trabajar desde septiembre de 2011 hasta que en asamblea se decidió, casi por unanimidad, el 25 de enero de 2013  la auto-gestión y el funcionamiento de la fábrica por sus trabajadores, “sin patrones y otros parásitos y mediadores” (6)

En mayo de 1973, los trabajadores de la cadena de montaje de la fábrica de maquinaria agrícola John Deere en la ciudad alemana de Mannheim iniciaron con su huelga uno de los ciclos de lucha (principalmente en la industria del metal) más memorable de la historia proletaria en Alemania, según cuentan Roth y Ebbinghaus (7). Para estos autores, tras las lecciones extraídas de la oleada de huelgas de obreros y obreras alemanes,  “la fábrica se ha convertido hoy en una fortaleza empresarial llena de armas que aplastan las necesidades de los trabajadores. La respuesta solo puede ser convertir la fábrica en una fortaleza, en un punto de partida desde el cual los trabajadores cortocircuiten la maquinaria socializada del sistema” (op. cit, pág. 368).

O como decía un representante obrero de la empresa venezolana de artes gráficas Asertia, filial de la española Indra, primero ocupada y después nacionalizada por el gobierno bolivariano: “Cuando vemos estos escenarios, ves un ejemplo de cómo es el sistema capitalista en el país, de cómo destruye a la sociedad, de cómo juega con el salario, con la estabilidad laboral de los trabajadores en el país. Este sistema capitalista se tiene que acabar de una vez por todas.  Y ¿Cómo se tiene que acabar? Pues con el apoderamiento de todo el sector obrero del país sobre las fábricas, porque debe existir el control obrero en toda fábrica y medio de producción, no puede seguir sucediendo que los capitalistas se llenen los bolsillos sacando el dinero fuera del país a través de las trasnacionales (8).

Ellos cierran las fábricas, nosotros abrimos.
Ellos roban las tierras y nosotros las ocupamos.
Ellos hacen las guerras y destruyen naciones,
nosotros defendemos la paz y la integración soberana de los pueblos.
Ellos dividen, nosotros unimos.
Porque somos la clase trabajadora,
Porque somos el presente y el futuro de la humanidad.

(Declaración del I Encuentro Latinoamericano de empresas recuperadas por los trabajadores y trabajadoras, Caracas, Venezuela, Octubre de 2005) (9)

NOTAS
 1: “Naturalmente, la condición fundamental de este éxito fue que la clase obrera, cuyos mejores elementos crearon la socialdemocracia, se diferencia en virtud de causas económicas objetivas, de todas las demás clases de la sociedad  capitalista por su mayor capacidad de organización. Sin esta condición, la organización de revolucionarios profesionales sería un juego, una aventura. . .” (VI. Lenin. Obras completas. Ed. Cartago, Buenos Aires, 1960; t. XIII, p. 97.)
2: Publicado el 16 (3) de mayo de 1917 como anejo al núm. 13 del periódico "Soldátskaya Pravda". T. ül, págs. 454–457.
3.- Anton Pannekoek. Los Consejos obreros.  Ámsterdam, 1941-42.http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/politica/pannekoek/caratula.html
4.- Citado en el prefacio de la obra de E. Mandel “Control obrero, consejos obreros, autogestión, antología”, Editorial la Ciudad del Futuro, Buenos Aires, 1973.
5.- María Celia Cotarelo y Fabián Fernández. “La toma de fábricas. Argentina, 1964”. En:http://www.razonyrevolucion.org/textos/revryr/prodetrab/ryr3Cotarelo.pdf
6.- “En el corazón de la crisis, los obreros de Viomijanikí Metaleftikí (Industrial Minera) atacan el corazón de la explotación y de la propiedad”: Comunicado de Iniciativa Abierta de Solidaridad y Apoyo a la Lucha de los Trabajadores de Viomijanikí Metaleftikí. En: http://verba-volant.info/es/comienza-a-funcionar-la-fabrica-autogestionada-de-viomijaniki-metaleftiki-industrial-minera/
7.- KH Roth y Angelika Ebbinghaus. El “otro” movimiento obrero y la represión capitalista en Alemania (1880-1973). Ed. Traficantes de sueños, Madrid, 2011.
8.- Entrevista a trabajadores de la fábrica ocupada ASERTIA GC. Jueves 20 de Diciembre de 2012. Disponible en:  http://www.luchadeclases.org.ve/lucha-obrera-leftmenu-166/7273-entrevista-asertia
9.- Lia Tiriba. Reflexiones sobre fábricas ocupadas y recuperadas por los trabajadores. Revista OSERA (Observatorio Social sobre Empresas Recuperadas y Autogestionadas) nº 6, 1º Semestre de 2012, Buenos Aires-Argentina. Disponible en:http://webiigg.sociales.uba.ar/empresasrecuperadas/PDF/PDF_06/Tiriba_revisado_.pdf

 ** Una referencia obligada debe ser la lectura y discusión del exhaustivo trabajo de Iñaki Gil de San Vicente, donde se encontrará una impresionante y diversa bibliografía:
“Cooperativismo obrero, consejismo y autogestión socialista. Algunas lecciones para Euskal Herria”. Iñaki Gil de San Vicente (2002). Disponible en: http://www.rebelion.org/docs/121970.pdf

Documentales sobre la ocupación de fábricas:
 1.- La hora de los hornos (Argentina- Getino/Solanas, 1969- 260 minutos), en:http://www.youtube.com/watch?v=2osTsDH5sUc
2.- La toma (Argentina, A. Lewis y Naomi Klein, 2004-87 minutos), en:http://www.youtube.com/watch?v=bpRjxJH6qQc
3.- Les Lip, l'imagination au pouvoir (Francia, Christian Rouaud, 2007- 118 min.)

3 de abril de 2013

ZARZUELA ESTÁ "RECABANDO" INFORMACIÓN DE LAS CUENTAS SUIZAS DEL PADRE DEL REY


Europa Press

Hacienda responde a los partidos que la Ley no permite dar datos sobre las cuentas de Juan de Borbón

La Casa del Rey está "recabando información" sobre las cuentas en Suiza que tenía Don Juan y que habría dejado en herencia a sus hijos, entre ellos Don Juan Carlos, según han explicado a Europa Press fuentes del Palacio de la Zarzuela.

Estas fuentes no han precisado cuál será el procedimiento que seguirá Zarzuela una vez tenga toda la información sobre este extremo, que desveló el pasado domingo el periódico 'El Mundo', y sobre el que han pedido detalles varios partidos políticos, entre ellos el PSOE.

Al ser preguntado este martes sobre este asunto, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha remitido al titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, porque es "quien sabe el tema de la situación fiscal y de cuentas".

Por su parte, el secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre, ha advertido de que la Ley General Tributaria no permite al Gobierno informar sobre las cuentas suizas de Don Juan Carlos, un "mandato legal" que, según ha dicho, también afecta a las preguntas parlamentarias que harán los partidos que así lo han anunciado.

El secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ferre, advirtió hoy de que la Ley General Tributaria no permite al Gobierno informar sobre las cuentas suizas de Don Juan, el padre del Rey Don Juan Carlos.

Miguel Ferre respondió así durante la rueda de prensa que tuvo lugar hoy en el Ministerio para presentar la campaña de la declaración de la renta de 2012. Al ser preguntado si Don Juan había declarado a Hacienda los fondos que tenía en sus cuentas en Suiza, el secretario de Estado afirmó que "el Ministerio de Hacienda no puede difundir datos de obligados tributarios" y alegó: "no podemos hacer otra cosa que lo que nos marca la Ley General Tributaria".

Ante la pregunta de si el Gobierno informará a los grupos parlamentarios que han registrado ya o tienen previsto hacerlo preguntas sobre estas cuentas y la herencia recibida por el Rey Don Juan Carlos, Miguel Ferro aseguró: "una pregunta parlamentaria tampoco nos permite saltarnos el mandato legal de la Ley General Tributaria".
Miguel Ferre se refería al artículo 95 de la citada Ley en el que se dice que "los datos, informes o antecedentes obtenidos por la Administración tributaria en el desempeño de sus funciones tienen carácter reservado y sólo podrán ser utilizados para la efectiva aplicación de los tributos o recursos cuya gestión tenga encomendada y para la imposición de las sanciones que procedan, sin que puedan ser cedidos o comunicados a terceros".

Este principio general tiene salvedades, ya que estos datos sí pueden ser cedidos si tienen por objeto: colaborar con la Justicia y el Ministerio fiscal en la investigación de delitos; colaborar con otras administraciones tributarias; colaborar con la Inspección de Trabajo y Seguridad Social; colaborar con las Administraciones públicas para la lucha contra el delito fiscal y contra el fraude en la obtención de ayudas a cargo de fondos públicos; la colaboración con comisiones parlamentarias de investigación en el marco legalmente establecido; o la colaboración con el Tribunal de Cuentas en el ejercicio de sus funciones de fiscalización de la Agencia Estatal de Administración Tributaria; entre otros.

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2 de abril de 2013

EL REY “ESPAÑOL” CON DINERO EN SUIZA


Unidad y Resistencia

La monarquía española ha tenido cuentas opacas en Suiza. Al menos una en manos del actual rey, según reveló este domingo el diario derechista El Mundo. Juan Borbón, hijo de Alfonso XIII y conde de Barcelona, legó a sus hijos bienes y fondos por un valor de 1.100 millones de pesetas tras su muerte, el 1 de abril de 1993.

La mayor parte de ese patrimonio se encontraba fuera de España, en tres cuentas en Suiza, dos en Lausanne y una en Ginebra. En ellas había fondos por un valor de 728,75 millones de pesetas, que al cambio actual, y aplicando el IPC de estos últimos 20 años, serían unos 7,85 millones de euros.

A esa cantidad se sumaría un patrimonio inmobiliario cercano a los 350 millones de pesetas, entre el que destacan el chalet familiar de Puerta de Hierro en Madrid, un edificio en la Gran Vía de la capital y un apartamento en la ciudad portuguesa de Estoril.

El grueso de las cantidades depositados en las cuentas suizas de Juan Borbón acabó en manos del actual rey de España, unos 375 millones de pesetas. Juan Carlos Borbón los recibió a través de tres cheques que fueron ingresados el 21 de octubre de 1993, momento en el que se procedió al reparto de la herencia, en la cuenta 10.031 de Sogenal -Société Générale Alsacienne de Banque-, de Ginebra.

Buena parte de los fondos que recibió el rey procedían de una de las cuentas de Lausanne denominada en el testamento "cuenta de usufructo". Esta cuenta, de la Société de Banques Suisse, fue parcialmente vaciada, pero siguió abierta con un saldo de 24 millones de pesetas. No hay constancia de que el monarca impuesto por Franco haya pagado impuestos por ese dinero.

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1 de abril de 2013

EL PAPEL DE WALL STREET EN LA CRISIS DE CHIPRE

Rob Urie.CounterPunch
Los recientes acontecimientos en Chipre, la confiscación de los depósitos bancarios que afectarán a los rescates de los grandes bancos privados y la implementación de controles de capital para limitar la velocidad a la que los depósitos bancarios restantes se pueden mover fuera del país, sugieren que la crisis bancaria global está todavía muy presente en la corriente mainstream que presiona a Occidente. La canciller alemana, Ángela Merkel, estableció como marcos respecto a Chipre los problemas que se derivan de una combinación de laxitud fiscal para la que la austeridad económica es la cura y del descontrol de los bancos chipriotas para el que la resolución “interna” es el remedio. Deja al margen el papel que los bancos centrales occidentales, los bancos alemanes, y más ampliamente Wall Street, han desempeñado en la catástrofe económica mundial que continúa desarrollándose.

La causa inmediata de la crisis, la chispa que encendió el fuego, fue que dos de los mayores bancos privados de Chipre fueron encontrados insolventes y con necesidad de "resolución", dándose la circunstancia de que habían recibido depósitos de dentro y fuera del país que excedían la capacidad de éste para resolverlos internamente. La causa de las insolvencias alcanzan a los préstamos que no podían ser devueltos y a los activos de inversión que habían disminuido en valor. La mayoría de las grandes firmas de Wall Street estaban en posiciones similares en el año 2008 cuando, debido a la capacidad de Estados Unidos para producir los fondos para el 'rescate' ilimitado a través de la 'imprenta' digital de la Reserva Federal, simplemente se les entregaron los fondos que necesitaban para volver a la apariencia de solvencia. Pero debido a Chipre pertenece a la Unión Monetaria Europea, no tiene esta opción de 'imprimir' al estilo americano, lo que llevó a la catatonía a sus bancos.

En una serie de movimientos que indican que el BCE (Banco Central Europeo) se ve a sí mismo como libre de culpa de los problemas en Chipre, se convirtieron los préstamos necesarios para el gobierno chipriota en resolución “interna” de los bancos, es decir, los fondos que los bancos necesitaban para sus 'rescates' tenían que encontrarse en algún lugar y en algún lugar que estaba en las cuentas de los depositantes. El BCE tomo por asalto una parte de las cuentas de los depositantes y aseguró que el resto de ellos tomarán su dinero de la otra parte cuando puedan, por lo que el gobierno chipriota ha establecido controles de capital para manejar la cantidad de fondos que permite salir del país. Los resultados son probablemente una profunda depresión económica que se desarrollará en Chipre y la eventual anulación del proyecto de ampliación de la Unión Europea.

Se ha dejado fuera de esta historia cuál es el papel que los EE.UU. y la Unión Europea han desempeñado como defensores principales del capitalismo financiero neoliberal, el papel de Wall Street, incluyendo grandes bancos alemanes, en la producción de los bienes basura en los que el sistema bancario mundial se sigue ahogando, y las prácticas actuales de extracción económica y la depredación personificada en los acontecimientos que tienen lugar en Chipre. Las teorías económicas del neoliberalismo estaban detrás de la ausencia de controles de capital que habría limitado el tamaño de los depósitos externos en bancos chipriotas a niveles manejables. Los bonos basura estadounidenses respaldados por hipotecas y otros productos financieros “estructurados "creados por Wall Street han encontrado su camino en las carteras de inversión de casi todos los bancos en Europa. Y los esfuerzos de forzar cada vez más las políticas neoliberales sobre los ciudadanos del mundo continúan sin cesar bajo los EE.UU., encabezados por el Acuerdo de Asociación Transpacífico.

Pero limitar la culpa a Wall Street, incluyendo el Deutsche Bank de Alemania, en la creación y venta de activos basura subestima el papel más amplio que el sistema del capitalismo financiero ha jugado en la rodadura de las catástrofes económicas de la “periferia” de la Unión Europea. Los flujos de capital sin trabas han sido una fuente de perturbación económica desde hace varias décadas, pero ellos no son sino aspectos del problema más amplio: el sistema del capitalismo financiero global en sí mismo. Tanto el exceso de crédito bancario creado (privado) como la falta de coordinación de la inversión capitalista hacen del capitalismo financiero una máquina del fin del mundo en la que no hacen falta ni siquiera corruptos y / o incompetentes banqueros  detrás de las catástrofes que crea.

La visión económica de la a corriente dominante (capitalista) de la inversión internacional es que el comercio basado en las marcas de un país hace que otro país compre sus productos. La diferencia entre el dinero recibido y los costos de producción-"ahorro" puede mantenerse en su forma original o cambiar por otra moneda. Si el “exceso de ahorro” se queda en un país, por ejemplo, cuando China vendió más bienes a los EE.UU. que lo que compró en la década de 2000, se invirtió en capital buscando un retorno, y esto se supone que ha conducido al crecimiento económico con una inflación baja, la "gran moderación" en la tradición de los economistas. Si este excedente es lo suficientemente grande, dice la teoría, podría incluso llegar a impulsar a una burbuja de crédito, lo que es la versión de la explicación que da la corriente económica principal de la burbuja inmobiliaria en los EE.UU. Pero queda fuera de esta formulación el crédito bancario y la asignación de la inversión en lo que economista Hyman Minsky llamó el capitalismo "administrador de dinero".

Los bancos crean crédito para financiar la inversión relacionada con los desequilibrios comerciales. Varios tipos de banca, banca de inversión y gestión de activos, en particular, existen para facilitar la inversión del crédito bancario creado a nivel mundial. E incluso los banqueros racionales que hacen préstamos prudentes se enfrentan a una "coordinación" de problemas ya que no saben quién más está financiando préstamos similares y qué cantidad de dinero puede invertirse eficazmente en un negocio o región. Añádase a esto el sistema en el que los banqueros obtienen pagos por hacer préstamos que sólo pueden reembolsarse ​​a partir de los valores de activos eternamente ascendentes o que nunca se destinaron a ser reembolsados, las prácticas tras el fiasco de los títulos de propiedad en el Oeste en la década de 2000, y de repente las crisis económico- financieras precipitadas en los últimos 30 años adquieren mucho más sentido.

A través de los bancos y directamente a la "sombra” del sistema bancario el crédito privado ha crecido de manera exponencial en las últimas décadas y ha dado la vuelta al mundo a una velocidad cada vez mayor. La visión de los "excesos de ahorro" de la inversión mundial oculta el papel de Wall Street en la creación y distribución de crédito. Por ejemplo, el Deutsche Bank, el banco alemán más grande, fue uno de los principales creadores y distribuidores de productos financieros basura de Wall Street en la década de 2000. Así es como los bancos crean dinero tanto a través de la financiación de crédito como de los productos financieros que se compran con el dinero así creado, literalmente, una licencia para imprimir dinero. Y tanto la creación del crédito como la producción y distribución de productos financieros basura remuneran a los banqueros extremadamente bien mientras casualmente aumenta el riesgo de una catástrofe económica a través del apalancamiento de flujo de efectivo que ahora se distribuye a nivel mundial.

Más fundamentalmente, reimplantando controles de capitales, la escuela de los "excesos de ahorro" busca soluciones para la gestión de los flujos de capital, y la re-regulación de los bancos y los banqueros, dirigidos a la solución neo-liberal, ambos miran más allá del problema de coordinación fundamental para el capitalismo. El fundamento básico del capitalismo es que los individuos y las empresas capitalistas que actúan de forma independiente en sus propios intereses producen juntos los mejores resultados posibles. La eliminación de los controles de capitales precedió a la serie de debacles económicas vinculadas a las finanzas mundiales y también lo hizo la desregulación de los bancos. Sin embargo, la re-implementación de controles de capital y re-regulación de los bancos, iban a producirse (La ley Dodd - Frank es ineficaz), son la evidencia de que los individuos y las empresas que actúan de hecho por su propio interés, no producen buenos resultados en común. ¿Por qué entonces mantener el "capitalismo" del "capitalismo administrado" cuando sus premisas más fundamentales están en contradicción con el hecho de que el bienestar social sufre si las consideraciones hacia el mismo que están detrás de la "gestión" del capitalismo no son empujados a un primer plano?

Dicho de otro modo, ¿qué mejor sistema podría concebirse para saquear y saquear el mundo que aquel en el que los banqueros llegan a crear crédito, así como los productos financieros que representen derechos sobre los activos "reales" que se puede comprar con ellos? En la actualidad los fondos de cobertura en los EE.UU. están comprando casas a granel a centavos de dólar por vía privada (banco), a partir del crédito que fue utilizado para inflar los precios de la vivienda en un boom alimentado que fue a la quiebra. Los "dueños" de las casas todavía deben decenas de miles de millones a los bancos a pesar de que las han perdido en ejecución hipotecaria y habrá apalancamiento en la adquisición de viviendas a granel (con crédito bancario) para cobrar a los inversores en hedge funds, vendiéndose el valor residual a la sombra de los bancos que han creado "flujo de caja" y que dependen de bajos costes de financiación y de la expansión continua del crédito en los valores residuales de las casas. Y esta misma dinámica se ha estado jugando con el "estado" a través de la Europa periférica a medida que las economías se estrellaron con los bancos (con la ayuda de los bancos centrales y de actores estatales como Ángela Merkel y Barack Obama), comprándose los activos en centavos de dólar a cambio de flujos de efectivo cautivo (servicios públicos de agua y sistemas energéticos).

Pero para ser claros, este sistema también es exactamente destrucción al azar, no una conspiración brillante. A medida que la consolidación de la riqueza en torno a capital financiero se manifiesta, existen maneras claras para pequeños grupos de iniciados conectados de beneficiarse del saqueo económico y el pillaje. Pero el problema de coordinación (comprendido por los economistas capitalistas desde mucho tiempo antes de que apareciese el neoliberalismo) es fundamental tanto para la producción capitalista como, como resultado de la falta de información en lugar del saqueo planificado, para el azar dentro del propio sistema.

Las crisis monetaria asiática de la segundo mitad de 1990 es el resultado de múltiples "gestores dinero" independientes decidiendo al mismo tiempo "invertir" en economías con una capacidad limitada para darles un uso rentable de la producción capitalista. El asunto de la "coordinación" es que si estos gestores de fondos hubiesen conocido la cantidad de dinero que tenían la intención de invertir colectivamente en relación con la cantidad que podría ser absorbido podrían, en teoría, haber tomado la decisión de poner el dinero que no debían poner a “buen uso” en otros lugares, pero ellos no lo sabían. El resultado fue un exceso de inversión, con el dinero invertido en muchos proyectos que no tenían ninguna función útil en la «economía». Una vez que se entiende que el exceso de inversión ha dado lugar a (provocado) una mala inversión, el dinero restante se retira rápidamente dejando cadáveres humeantes donde operan, aunque menos "ricos" en términos occidentales, las economías indígenas que habían existido previamente.

En Europa y en los EE.UU. gran parte de la creciente deuda “soberana” tras las convocatorias de austeridad fiscal se deriva de los gobiernos que cambian pasivos en los balances de los bancos públicos. Tres mil millones de euros de la “deuda pública de Chipre supuestamente provenían de su contribución al rescate del BCE de Grecia”, que de hecho fue para pagar a los bancos y fondos europeos occidentales la cobertura para" inversiones "que habían hecho en bonos del gobierno griego. Los EE.UU. han sido más exitosos que Europa en ocultar los costos de rescate del sistema bancario que finalmente terminan en el balance público a través de programas del New Deal residuales que son buenos escondites para guardar los activos bancarios falsos. Y "estabilizadores automáticos", como el seguro de desempleo federal de Obama, que es en gran medida parte del plan de estímulo republicano, están detrás de la creciente deuda pública que se citan por parte de los partidarios de la austeridad USA como razones para recortar los programas de seguridad social.

Chipre y el resto de la periferia europea afrontan la complicación de haber renunciado a sus propias monedas al pertenecer a la Unión Monetaria Europea. Esto probablemente significa que la Unión Europea, a trancas y barrancas y en diversos escenarios, finalmente se deshará. Pero el otro problema del capitalismo depredador y extractivo de finanzas globales continuará hasta que caiga. Los economistas ortodoxos eventualmente obtienen sus reformas graduales con las crisis en curso y sus nuevas erupciones. Pero de nuevo, ¿cuál es la justificación para "gestionar" un sistema económico cuya premisa fundamental es que funciona mejor cuando se deja sin gestionar?

El capitalismo financiero está fatalmente viciado en la teoría como en la práctica. Su producto final es lo que está ante nosotros: una plutocracia mundial que depende de la captura del Estado, el poder y el control de saquear y saquear lo que provocará, por necesidad, poblaciones cada vez más resistentes. La "moderación" de la posguerra citada por la corriente dominante de los economistas que trabajaron en la medida se logró mediante la limitación de la creación de la deuda privada. Sin embargo, el imperativo de la base del capitalismo financiero está hoy en la expansión infinita de la deuda (privada); ésta es la fuente de su poder político y económico. Aquellos que en los EE.UU. siguen en la división Demócrata / Republicana son ciegos a las mentiras del poder real. Los acontecimientos en Chipre han proporcionado una visión para quienes se preocupan de ver.

30 de marzo de 2013

¿QUIÉN ES TONI NEGRI?


Corría el año 2005, dos antes de que detonase la gran crisis capitalista que hoy arroja a la miseria y a la desesperación a millones de trabajadores en los países centrales del sistema, seis antes de que apareciese de modo organizadamente “espontáneo” el fenómeno de ingeniería social del 15-M y fuera, en poco tiempo, poniendo sus huevos en forma de franquicias indignadas por medio mundo.

Toni Negri, con motivo del Foro Social Mundial, visitaba el Chile en el que los Chicago Boys del neoliberalismo de Milton Friedman habían hecho sus experimentos económicos durante la sangrienta dictadura pinochetista.  Un autor desconocido, pero no por ello, menos interesante en el desenmascaramiento de este profeta de los “indignados” que cacarean, como loros de pico desatado y descerebrada cabeza, en místico arrobamiento cada uno de sus vacíos y tramposos conceptos, al igual que los del esotérico Žižek, y que hacen el caldo gordo al capital que los maneja como títeres con cabeza de serrín; este autor, como antes decía, explicaba bien la biografía político-ideológico del apóstol de la contrarrevolución, Toni Negri.

Quién quiera entender que entienda y quien no, que siga agitando sus pacifistas manitas en las performances del movimiento-viaje a ninguna parte.

Les dejo, sin más con el texto:

¿QUIÉN ES TONI NEGRI Y PORQUÉ VISITÓ CHILE?

Un apagafuegos de la lucha de clases

Texto distribuido antes, durante y después del Foro Social Mundial

En un día especial para la izquierda burguesa, uno de los ideólogos más prestigiosos de los últimos tiempos, un precursor de "nuevas" ideas, de nuevos conceptos, visitó por fin Chile, ese gran "laboratorio" del capitalismo mundial.

Título original: ¿QUIÉN ES TONI NEGRI Y POR QUÉ ESTÁ AQUÍ?
En torno a los inventores de nuevos valores gira el mundo, gira de modo invisible. Sin embargo, en torno a los comediantes giran y se retuercen el pueblo y la fama; y así marcha el mundo” - Nietszche.

Desde joven Toni Negri soñó con ser dirigente intelectual de la clase trabajadora. La historia le dio su oportunidad: poco después de titularse como filósofo, la lucha de clases experimentó un notable ascenso en todo el mundo. En esa época (los años 60) los proletarios confiaban bastante en su propia capacidad de lucha, así que les tenía sin cuidado que un intelectualillo pretencioso se metiera en las fábricas a decirles lo que tenían que hacer. Esa actitud despreocupada de los obreros le permitió a Toni conocer la realidad de los centros industriales de Italia, donde los trabajadores acostumbraban hacer huelgas salvajes, quemar los autos de sus jefes, apalear a los soplones y cosas así. De esos combates, Toni sacó una conclusión banal, pero que anunció como su gran descubrimiento teórico: en los lugares de trabajo está el epicentro de las luchas contra el régimen salarial y la ganancia capitalista. Naturalmente, los explotados siempre han sabido esto; pero a Toni le gustaba retorcer las palabras para ganar notoriedad pública. Así, supo servirse del movimiento Autonomía Obrera (una corriente semi-anarquista, amorfa y heterogénea), para hacerse notar como un "intelectual comprometido".

A mediados de los 70 la lucha de clases en Italia alcanzó altísimas temperaturas, produciendo diversos agrupamientos combativos del proletariado. Grupos como Insurrección, la sección italiana de la Internacional Situacionista y las Brigadas Rojas, trataron de estimular la lucha mediante clarificaciones teóricas y acciones de propaganda armada. Toni llevaba algunos años moviendo los hilos del grupo Poder Obrero, pero era casi desconocido en los ambientes más extremistas del proletariado italiano. Para solucionar ese problema se hizo fotografiar y entrevistar por cuanto periodista se le cruzara por delante, hasta que su nombre empezó a sonar en la prensa. El resultado de esa fama fue bien grotesco: cuando a fines de los 70 las fuerzas represivas se abalanzaron sobre el movimiento para aniquilarlo, escogieron al pobre Toni como chivo expiatorio para darle una lección al proletariado. En una atmósfera de paranoia, delaciones, arrepentimientos y montajes, Toni Negri fue acusado de ser el ideólogo de las Brigadas Rojas y del secuestro y asesinato del líder democratacristiano Aldo Moro (atentado que las Brigadas Rojas perpetraron cuando ya estaban infiltradas y bajo el control de la policía secreta). En realidad nadie en las Brigadas Rojas conocía a Negri, y el asesinato de Moro había sido organizado por los partidos gobernantes para contener la crisis. Pero Toni el Astuto supo aprovechar la oportunidad que se le ofrecía: organizó una campaña de apoyo centrada en él mismo (cuando en Italia había miles de luchadores sociales en prisión); y se defendió a medias, dando a entender que no era un terrorista pero que tampoco era del todo inocente. Entonces se hizo famoso.

Toni pasó cuatro años a la sombra. En 1983 sus seguidores aprovecharon un resquicio legal para sacarlo de la cárcel: lo llevaron a las elecciones parlamentarias como candidato del Partido Radical, salió elegido diputado y el fuero parlamentario le permitió salir en libertad sin más trámite. Luego se exilió en Francia, donde se vinculó con la elite intelectual posmoderna. En ese ambiente escribió su primer superventas: Marx más allá de Marx, donde afirmó que El Capital, la conocida obra de Marx, había llevado al proletariado a la derrota. Esa estupidez le valió un gran reconocimiento por parte de la izquierda, que calificó su libro como “uno de los documentos más cruciales del marxismo europeo” (por esa misma época la izquierda describía a Foucault como el pensador más crítico del mundo, por haber dicho que el capitalismo jamás podrá ser abolido). En realidad a la burguesía progresista de Europa le importaba poco la calidad teórica de Negri, pero vio en él a un charlatán que podría serle de gran utilidad en su guerra ideológica contra los proletarios. Y eso fue lo que pasó. Veamos: cuando Negri entró por primera vez en contacto con las luchas proletarias, éstas tenían un nivel de combatividad tan alto, que sólo cabía decir: “Marx tenía razón: en la fábrica está la lucha contra el trabajo asalariado y la propiedad”.

Toni sólo estaba repitiendo lo que todos los teóricos marxistas siempre habían sabido: que los combates de la clase obrera en los lugares de trabajo eran y debían ser el eje de la lucha social. ¿Qué pasó entonces? La reacción lanzó una violenta campaña de terrorismo encubierto, infiltró soplones y provocadores en los medios insurgentes, metió drogas en los barrios pobres y organizó una oleada de despidos en las fábricas más conflictivas. Entonces quedó claro que el “obrerismo” de los marxistas italianos como Tronti y Panzieri -enfoque que Negri repetía como un loro- era insuficiente para explicar el carácter de la lucha y su derrota. Algunos intentaron desentenderse del fracaso aprobando el “compromiso histórico” entre estalinistas y demócratacristianos. Otros siguieron viviendo y luchando oscuramente entre los explotados, pues comprendieron que las explicaciones tendrían que surgir del propio movimiento obrero, obligado a asimilar el desastre para retomar la ofensiva. ¿Qué hizo Negri, además de aprovechar la derrota para convertirse en una celebridad? Guardó silencio.

Aunque sería más exacto decir que, además de quedarse callado para no tener que hablar de su vergonzosa conducta, llamó a los proletarios a callarse también, afirmando que “la memoria proletaria es sólo la memoria de la alienación pasada: la transición comunista es la ausencia de memoria”. En el preciso instante en que escribió eso, Negri se convirtió en un colaborador de la policía. Pero no se quedó ahí. Al mismo tiempo que llamaba a los explotados a olvidar su propia lucha, Toni el Memorioso aprovechaba la tranquilidad de la prisión para estudiar la historia del pensamiento político moderno. No intentó ningún balance de la desesperada lucha que se libraba en las calles y fábricas, ninguna explicación de la derrota, ninguna propuesta para reconstruir el movimiento obrero. Pero ¿qué más se podía esperar? Toni Negri no es un militante revolucionario ni un estratega de la lucha comunista; es un pensador a sueldo, un metafísico y un oportunista: un títere. Por eso no aportó ningún análisis concreto sobre el desarrollo de la lucha de clases, ni sobre una estrategia de combate internacional de los explotados: en lugar de eso Negri se pasó la década del 80 especulando sobre “poder constituyente”, “multitud”, y “subjetividad radical”; tratando de combinar teoría revolucionaria con teoría contrarrevolucionaria, comunismo con posmodernismo, fuego con agua... ¿Cómo se le pudo ocurrir a nuestro Profesor esa estúpida amalgama?

Cuando la lucha proletaria iba en ascenso, Negri describió el capitalismo como una dominación política sobre el proceso de producción en el lugar de trabajo, y las ocupaciones y huelgas como combates directos contra el régimen salarial y la propiedad (todo eso era marxismo para escolares). Más tarde Toni se dio cuenta de que el dominio capitalista se extendía más allá del lugar de trabajo, sobre todos los aspectos de la vida cotidiana, cosa que los situacionistas habían comprendido antes y mejor que él. Entonces vino la derrota, y Negri, que no había hecho ninguna contribución real al movimiento, decidió que los culpables del fracaso eran los propios obreros, quienes al luchar por salarios más altos y por el control de la producción se habrían hecho “cómplices de la estafa capitalista”. Marx nunca idealizó a los asalariados; sólo dijo que eran la principal fuerza revolucionaria porque al estar ubicados en la base de la producción capitalista, podían hacerla saltar en pedazos si convertían su lucha económica en una lucha política para tomarse el poder. Ese fue el salto que los trabajadores no dieron en Italia y el resto del mundo en la crisis de los 70, y esa debilidad es lo que había que explicar para superarla en los próximos combates.

Pero eso era demasiado para el Profesor Negri. Su solución fue mucho más simple: despreció a los proletarios asalariados que antes amaba (los llamó “obreros masa”) y se enamoraró de los proletarios no asalariados: estudiantes, desempleados, precarios (los “obreros sociales”), descritos ahora como el “nuevo sujeto autónomo”, la fuerza motriz de la revolución, la “multitud”. El problema de su “teoría” es que no da ninguna orientación sobre cómo organizar la lucha de ese proletariado difuso, ni contra qué dirigirla, ni con qué fin preciso. Mientras la lucha de los trabajadores amenaza directamente la base productiva del capital, la lucha de la “multitud” se reduce a elegir entre diversos estilos de vida dentro de la sociedad actual, disolviéndose en una multiplicidad de resistencias superficiales, estéticas y simbólicas, sin finalidad ni estrategia común, y por lo tanto inofensivas para el orden capitalista. Estas “resistencias autónomas” teorizadas por Negri equivalen a la “microfísica del poder” de Foucault, pero en lenguaje marxista.

La admiración de la burguesía hacia ambos personajes no es ninguna coincidencia: Foucault criticó al marxismo diciendo que la lucha de clases era un asunto del pasado y que sólo hay microrrelaciones de poder, localizadas y dispersas, que sólo pueden ser contestadas con microprácticas de resistencia local, etc. Negri por su lado afirmó que el propio Marx había definido la lucha de clases como un asunto de pequeñas resistencias dispersas, descentralizadas y locales, y que las grandes ideas sobre la lucha de clases no habían sido más que un malentendido. Más allá de lo imbéciles que sean esas afirmaciones, lo cierto es que a mediados de los 80 los millonarios de todo el mundo necesitaban escuchar cosas así: suaves, pequeñas y tranquilizadoras, porque todavía temblaban de miedo a causa de los últimos enfrentamientos de clase. Por eso no dudaron en financiar los libros, revistas, cátedras y viajes que quisiera hacer el distinguido Profesor Negri, con tal de que siguiera produciendo su chatarra ideológica. Tal coincidencia de intereses entre el filósofo y los inversionistas le fue dando forma al autonomismo de Negri: una vulgar mezcla de retórica marxista, palabrería posmoderna y misticismo barato.

En otras palabras: la fraseología radical de Negri esconde su servilismo a los intereses del capital. Ya a principios de los 80 su afinidad con Foucault se daba en un momento en que éste defendía el uso de drogas como una forma de “resistencia al poder”, mientras todos los Estados fomentaban el consumo de narcóticos para liquidar al proletariado insurrecto. Más tarde, en su libro Imperio, Negri dijo que el aislamiento entre las diversas luchas y la ausencia de estructuras organizativas es la mayor fuerza de los trabajadores, cuando en realidad esas limitaciones los han llevado una y otra vez a las más sangrientas derrotas. Asimismo, al decir que la lucha de clases ha sido superada por una realidad “híbrida, plural, flexible, multicultural”, Negri insinúa que la sociedad ha ido más allá del capitalismo, que las clases en pugna se han fundido en una “multitud deseante” y que el enemigo está “en todas partes y en ninguna”, lo cual no significa nada. Cuando describe al “Imperio” y a la “multitud”, el Profesor Negri celebra las debilidades del proletariado y las fortalezas del capital, y ni siquiera en eso es original, porque sólo repite los viejos temas del liberalismo burgués: hace desaparecer a la clase trabajadora en una masa amorfa de sujetos singulares con intereses autónomos; reduce la lucha social a un agregado caótico de resistencias localizadas; niega la posibilidad de destruir violentamente las estructuras capitalistas; reemplaza toda consideración estratégica del enfrentamiento social con ideas metafísicas sobre la singularidad del individuo, la potencia infinita de la voluntad, la omnipresencia del poder, etc. Negri es un idealista demócrata.

¿Por qué Negri es constantemente invitado a conferenciar en Foros Sociales “alternativos” y en universidades progresistas? Porque su palabrería confusa y vacía sirve al izquierdismo burgués en su lucha ideológica contra las masas. Así, por ejemplo, cuando en el 2002, en medio de una violenta crisis, el problema central del proletariado argentino era unificar su lucha en un sentido claramente anticapitalista, Negri dijo que “lo importante es discutir las formas de gestión colectivas, toda la atención está sobre las formas de gestión”. Consecuente con esta visión cretina, en su libro Imperio Negri afirma que el objetivo de los oprimidos no es resistir a los procesos de la mundialización mercantil, sino “reorganizarlos y redirigirlos hacia nuevos fines". Pero dichos procesos, que surgen del modo de producción capitalista, inevitablemente fortalecen a las clases dominantes y debilitan al proletariado, y es imposible “reorganizarlos” en torno a “nuevas formas de gestión”.

Negri, al reducir la lucha a un problema de “formas de gestión”, está afirmando que la lucha proletaria no debe superar el nivel económico ni plantearse la superación del capitalismo como objetivo político general. Ese énfasis en las formas inmediatas en desmedro del contenido histórico de la lucha es la negación absoluta de lo que han afirmado siempre los comunistas revolucionarios. Negri está llamando a los trabajadores a resignarse. Y para hacernos tragar su mierda reformista, quiere convencernos de que no estamos determinados por la esclavitud asalariada y la producción de mercancías, sino por la “producción de lenguajes y de subjetividad” en un mundo de “trabajo inmaterial”. ¿Esclavos asalariados? Nada de eso. Según el Profesor Negri, debemos reconocernos como una “multitud” que lucha no para destruir el actual modo de producción, sino para expresar su subjetividad y para autogestionar las relaciones capitalistas. Los piquetes, ocupaciones y asambleas están bien para él, siempre que no pasen de la autogestión de lo existente, siempre que no superen los límites del buen entendimiento democrático y civilizado, donde los capitalistas siempre ganan.

¡Pobre Toni, no puede soportar la visión de las terribles luchas que se avecinan! Para conjurar esa pesadilla, visitó a los piqueteros argentinos y pocas horas después a los políticos que ordenaron la brutal represión contra ellos, ¡y a todos los felicitó por su desempeño! ¡Negri, pobre desgraciado! Con su sonrisa helada llamó a los proletarios argentinos a luchar de forma pacífica al mismo tiempo que brindaba con los burócratas que recién habían ordenado disparar contra ellos. Así es Toni Negri, esa basura contratada para confundir y desarmar a los explotados: amigo de piqueteros, asambleístas, empresarios y policías. Por eso el New York Times, bastión mundial de la propaganda burguesa, describió su libro Imperio como “la próxima Gran Idea”; por eso el best-seller fue publicado por la universidad de Harvard, semillero de ideólogos liberales, y por eso la reaccionaria revista Time lo calificó como “el libro inteligente del momento”. Por eso cuando Negri fue a conferenciar a la fábrica ocupada Grissinópolis en Argentina, ningún obrero quiso escucharlo y tuvo que parlotear frente a un pusilánime auditorio de reporteros, académicos y activistas pagados. Por eso las muertes de violadores y asesinos con uniforme europeo en Irak le hacen llorar. Y por eso, porque es un apagafuegos de la lucha de clases, está hoy día en Chile.

En Chile los patrones de izquierda y de derecha temen que los explotados volvamos a levantarnos. Saben que cuando llegue nuestra hora haremos mucho más que gritar “que se vayan todos”. Por eso la izquierda burguesa trae a Negri para atontarnos con sus mentiras. Igual que en 1973, nos tienen miedo y quieren mantenernos sometidos. Hoy día usan contra nosotros la basura ideológica de Toni Negri, pero cuando eso ya no sirva van a usar balas de plomo... Por todo esto, hombres y mujeres del proletariado: ¡Basta de rumiar ideologías adormecedoras! ¡Hay que prepararse para combatir!.

29 de marzo de 2013

SOBRE LA CLASE “MEDIA”


Mikhail Khazin. Worldcrisis.ru

¿En general qué es la clase “media”? Se trata de una construcción, inventada en Occidente, con el objetivo de destruir el concepto de clases del marxismo. Desde el punto de vista del marxismo no tiene sentido – es una quimera, que existe gracias a los recursos financieros sobrantes, en la que entran tanto la cúpula de la clase obrera, como la pequeña y mediana burguesía, así como los que sirven a las clases altas. Desde el punto de vista del actual estado burgués con su modelo de capitalismo financiero, la clase “media” es el grupo humano con un comportamiento de consumo tipo, y no únicamente en cuanto a los bienes y servicios, sino también en cuanto a los servicios políticos. Hacia este grupo se orienta todo el sistema de publicidad total y educación, dirigido al máximo aumento del consumo y la prohibición de hecho de los valores más meditados. En consecuencia, precisamente este grupo proporciona la base para la estabilidad político-social del actual estado occidental. Señalemos también que su creación también fue posible en parte, gracias al desplazamiento de la industria masiva y “burda” a los países del “tercer mundo” y, la posterior redistribución de los beneficios a favor de los países desarrollados.

Al mismo tiempo hoy ha surgido un serio problema con esta misma clase “media”. Está relacionado con que la principal fuente de su subsistencia tiene poca relación con los ingresos reales, percibidos por este grupo de población. Más exactamente, cuando apareció el concepto de la clase “media” durante el período del máximo esplendor de la URSS en los años 60 -70, las fuentes para su formación eran la redistribución de los beneficios en el interior de toda la sociedad occidental (en los años 60 en los EE.UU. la tasa superior del impuesto sobre la renta superaba el 90%) y el saqueo de las colonias y los países del “tercer mundo”. Pero tras la crisis de los años 70 comenzaron los problemas – estos recursos ya no eran suficientes. A principios de los años 70 en Occidente incluso hubo una seria sensación de que la URSS estaba ganando la competición entre los dos sistemas. Entonces aparece la comprensión de que, en primer lugar, había que aumentar considerablemente el volumen de la clase “media” y, en segundo lugar, que la única manera de hacerlo consistía en proporcionar el crédito a los consumidores.

Esta segunda comprensión tenía que ver con el hecho de que en los años 70 los ingresos reales de los hogares habían bajado considerablemente. De hecho, si tenemos en cuenta la inflación real y no la oficial (que la estadística estatal siempre rebaja), veremos que estos por su capacidad adquisitiva no crecen desde los principios de los 80 y se corresponden aproximadamente a los ingresos de 1962-63. Está claro que, teniendo en cuenta el serio aumento de todo tipo de pagos obligatorios, como, por ejemplo, los seguros, que semejantes ingresos no pueden asegurar de ninguna manera una vida confortable en las condiciones actuales. Y todavía menos, aumentar considerablemente el número de personas que viven esta vida confortable.

Como resultado, a principios de los años 80 comenzó a realizarse el programa de “reaganomía”, cuyo principal significado no estaba tanto en la liberalización de la economía, como en la estimulación del consumo privado a costa del crédito. Este programa, como es natural, tenía sus contras, el principal consistía en que los créditos había que devolverlos. Hasta el principio de los años 80 era prácticamente imposible obtener el nuevo crédito si antes no se devolvía el anterior (salvo la excepción de los créditos hipotecarios, pero estos también se tenían en cuenta a la hora de valorar la solvencia del solicitante). Pero en semejantes condiciones era imposible estimular la demanda durante un tiempo prolongado: cuando la persona recibe el crédito a corto plazo, la demanda no crece, sino que cae, dado que además del “cuerpo” del crédito hay que devolver los intereses.

Como resultado, hubo que cambiar todo el sistema de crédito para los particulares, permitiéndose de manera encubierta su refinanciación, cuando el resto del crédito anterior se devolvía a costa del nuevo crédito y como garantía de pago servían diferentes avales, en primer lugar, los bienes inmuebles. Pero para que dentro del marco de semejante esquema la deuda no se acumulara con excesiva rapidez, había que rebajar continuamente el precio del crédito. Lo que efectivamente ocurría en la práctica: la tasa de descuento del Sistema de la Reserva Federal, el acreedor en última instancia en los EE.UU. y el mundo, que en 1980 era de 19%, a finales de 2008 había bajado prácticamente hasta cero.

Después de que la tasa fue rebajada hasta el cero, la deuda acumulada (para el otoño de 2008 en los Estados Unidos para el hogar medio ya suponía el 130%, cuando antes del comienzo de la “reaganomía” no superaba el 65%) se había convertido en un serio problema, del que nos informan los periódicos prácticamente a diario. Pero lo importante no es eso. Si ya no se puede conceder más créditos, si ahora hay que devolver las deudas ¿qué pasará con la clase “media”?

Recordemos que los ingresos reales de los hogares hoy corresponden a los comienzos de los años 60 (sin contar el peso de la deuda crecido considerablemente). Si los representantes de la clase “media” comienzan a rebajar su consumo, lo cual es prácticamente inevitable, sus ingresos ya de por sí bajos, también descenderán – porque bajarán los salarios y se cerrarán las empresas. Lo que, teóricamente, significa que la estructura de los ingresos tendrá que volver como mínimo a los años 50, pero por entonces no existía ni de lejos ninguna clase “media”. Y lo más importante – la gente estaba acostumbrada a vivir pobremente, aún era desconocida la propaganda del “consumismo”.

Y no se trata de centenares de miles y ni siquiera de millones, sino de decenas o incluso de centenares de millones de personas. Volver a traer la industria llevada al sudeste de Asia no podrá salvar a nadie (en referencia a las promesas de Obama – N. del T.) – podría crear algunos puestos de trabajo, pero no podrá aumentar los salarios – en el caso contrario tal cosa no sería rentable. Es decir, que esencialmente no cambiaría nada.

Así que no se puede hablar de conservar la clase “media” – para ello simplemente no hay recursos. Señalemos que en la Unión Europea la situación es aún peor, porque en general la población es más pobre. La cuestión de cómo los estados burgueses actuales piensan salir de la situación en la que se destruye su principal pilar social no es solamente seria, sino que además es extremadamente actual. Creo que esta cuestión ya se está discutiendo, aunque evidentemente, no en público y, a juzgar por las filtraciones, la solución se reduce al fortalecimiento del control estatal sobre el pueblo (“la plebe” por usar el lenguaje al uso de las clases dominantes). Lo malo es que tal fortalecimiento del control en absoluto puede cambiar el modelo económico – lo que significa que también hacen falta acciones constructivas. Y en esta dirección por el momento nadie hace nada, en primer lugar, debido a que los economicsistas (así llama Khazin a los economistas liberales, de economics con la que sustituyeron a la economía política – N. del T.) mantienen el monopolio sobre la ciencia económica.

Traducción directa del ruso de Arturo Marián Llanos