TIEMPO DE PESIMISMO (NO EXAGERAR LOS ADJETIVOS), TIEMPO DE ESPERANZA
SUMAR Y PODEMOS JUNTOS A LAS GENERALES ¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?
PROPUESTA DE EXIGENCIAS AL POSIBLE PRÓXIMO GOBIERNO DE AMPLIAS ALIANZAS
HASTA LOS COJONES DEL ASUNTO LUIS RUBIALES Y DE TODO EL SHOW
TIEMPO DE PESIMISMO (NO EXAGERAR LOS ADJETIVOS), TIEMPO DE ESPERANZA
SUMAR Y PODEMOS JUNTOS A LAS GENERALES ¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?
17 de diciembre de 2016
EL IDENTITARISMO, EL CAPITALISMO Y LA IDEOLOGÍA
Maciek
Wisniewski. La Jornada
El
identitarismo –multiculturalismo o mal llamada corrección
política–el principal leitmotiv de las elecciones en EU, las
convirtió en un choque entre sus defensores (H. Clinton) y
detractores (Trump). Ahora el mismo término se convirtió en uno de
los principales culpables por la derrota de los demócratas (véase:
P. Krugman o M. Lilla). Lo cierto es que tanto sus limitaciones como
el origen de la reacción racista-sexista del trumpismo tienen un
denominador común: la perenne negativa de las élites liberales a
desafiar (incluso paliar) el destructivo avance del capital.
2)
Desde los 70 el identitarismo fue la principal estrategia electoral
de los demócratas. Su culpa, sin embargo, no estaba en abrazarlo –al
final se trataba de integrar las minorías en el sistema político–,
sino en su simultánea capitulación ante el neoliberalismo, una
guerra de clases desde arriba para restablecer los deseados niveles
de ganancia mediante el empobrecimiento de los trabajadores y en la
internalización de todas las restricciones materiales impuestas por
él, junto con las únicas prácticas económicas posibles
(privatización, desregulación, recortes). Lo poco que se reservaron
era la crítica del racismo y el sexismo (y no por el papel sistémico
que juegan en el capitalismo, sino por ofensivos). Era lo único que
les podían ofrecer a sus votantes.
3)
Vicenç Navarro: con este giro los demócratas abandonaron también
la clase como una categoría sociopolítica y las políticas
redistributivas en general; las nuevas políticas
anti-discriminatorias sin sensibilidad de clase beneficiaron apenas a
una fracción alta de la población, sin que las clases bajas
sintieran su efecto y, en vez de cambiar el poder de la clase
dominante, sólo cambiaron su color y género (“Público”,
14/11/16).
4)
Jodi Dean, estudiando sus últimas mutaciones, apunta a un crucial
vínculo entre el identitarismo y las redes emocionales del
capitalismo comunicativo. Diseccionando el eslogan de la campaña de
H. Clinton –Yo estoy con ella [#ImWithHer]–, una hashtageable
declaración de identidad diseñada para hablar más del votante que
del candidato (mezcla de sentimiento y opinión hecha para redes
sociales, que lo hace a uno sentirse involucrado y político),
subraya un importante cambio: si antes los políticos pretendían
hablar por nosotros, ahora debemos hablar por nosotros mismos desde
la identidad individual (raza-etnia-género) más allá de las clases
[e incluso de la realidad política-social]. Hablar por sí mismo y
cuidarse por sí mismo en vez de ser lo que es –síntoma de la
destrucción de lo común por el juggernaut neoliberal– nos fueron
revendidos como importantes actos políticos (Verso blog, 26/11/16).
5)
Como subraya Nikhil Pal Singh, el último principal argumento del
identitarismo y de los liberales de que este país-gobierno
funcionaba era Obama: su ascenso, su presidencia post-racial y la
diversificación de élites que encarnaba legitimaban al sistema y
alimentaban las apariencias del progreso y el buen estándar de
justicia social, incluso a pesar de las evidencias de lo contrario
(guerras, deportaciones, estagnación (*), desigualdad). Ha sido un
error haber creído en todo esto (“Salvage”, no. 4,
11/16).
6)
El individualismo identitario –sigue Dean, que en su Crowds and
party (2016) aboga por la recuperación de lo colectivo– descansa
en la amplia desconfianza en las instituciones (fruto de la ofensiva
ideológica neoliberal que acompañaba al desmantelamiento del Estado
de bienestar) y la convicción de que uno puede contar sólo con uno
mismo, haciendo que hoy el egoísmo, no la solidaridad, sea la fuente
de la dignidad; el identitarismo convierte estos sentimientos en arma
y nuestras facetas demográficas en trinchera de donde debemos lanzar
continuos ataques para sobrevivir.
7)
En el camino también los supremacistas blancos –seguidores de
Trump– se apropiaron del lenguaje de la identidad. Si bien intentan
presentarse como excluidos (por migrantes, negros, latinos), en
realidad confunden la pérdida de privilegios raciales con estar
verdaderamente oprimidos. “Éste es el contexto –bien dice
Judith Butler– en que hay que entender los alegatos de la
extrema derecha” (“Die Zeit”, 28/11/16).
8)
Como subraya Arun Kundnani, siempre hubo una brecha entre lo
imaginario del multiculturalismo y el feminismo de las élites y la
vida real/brutal de la gente de color y las mujeres en los EU
(ejemplificada por B. Clinton y sus recortes al sistema de bienestar,
acompañados por la expansión del sistema carcelario racializado), y
fue justo esta contradicción la que catapultó a Trump (Open
Democracy, 19/11/16); no obstante, el golpe a una pasajera tregua
racial que los liberales y conservadores declararon en torno al
multiculturalismo neoliberal ya vino en 2008 con la irrupción de lo
real del capital: el colapso financiero y la crisis de la vivienda,
cuyas principales víctimas eran los supuestos beneficiarios del
identitarismo (negros y mujeres).
9)
Otra prueba de esterilidad del identitarismo fue ofrecida por la
misma H. Clinton y ni siquiera cuando la plataforma construida en
torno suyo fracasó, sino después de las elecciones, cuando, tras
meses de asegurar que era la única salvadora de las minorías y las
mujeres ante la amenaza que venía [Trump], legitimó al presidente
electo (un racista y un misógino) y se las entregó sin ninguna
resistencia (traicionando las políticas antirracistas y feministas).
10)
No obstante, Louis Proyect –desde su mirada marxista–, ante los
llamados a “enterrar al ‘identitarismo’”, llama a no
tirar el bebé con al agua del baño. Citando el ejemplo de los
trabajadores negros en la plagada de racismo industria metalúrgica,
que sólo gracias a su propia acción afirmativa salieron de la
marginalización, subraya que el simple retorno a clase –articulado
p.ej. en nombre de B. Sanders por J. Stein– suena atractivo, pero
es difícil de implementar dada la inherente tendencia del
capitalismo a dividir a los trabajadores usando el racismo y sexismo,
por lo que no hay que olvidar las demandas particulares: En términos
dialécticos, negar la existencia de contradicciones y oponerse a
resolverlas solo llevará a su ahondamiento (“Counterpunch”,
2/12/16).
NOTA
DEL EDITOR DE ESTE BLOG
(*)
Estagnación: es un ciclo económico marcado por el crecimiento del
Producto Nacional Bruto de
menos de un 1% por año. Se
traduce por “estancamiento”. El concepto es, en sí mismo,
discutible porque, cuando se prolonga durante varios años, lo que
hace es dificultar enormemente la reproducción del capital y, con ello, abocar a la economía a una nueva recesión.
16 de diciembre de 2016
ESPERANDO A TRUMP. LA CRISIS SISTÉMICA GLOBAL Y ALGUNOS MANOTAZOS DESESPERADOS
Jorge
Beinstein. La Haine
A
partir de la victoria de Trump los medios de comunicación
hegemónicos han lanzado una avalancha de referencias al
“proteccionismo económico” del futuro gobierno imperial y en
consecuencia al posible inicio de una era de desglobalización.
En
realidad la instalación de Trump no será la causa de esa
desglobalización anunciada sino más bien el resultado de un proceso
que dio su primer paso con la crisis financiera de 2008 y que se
aceleró desde 2014 cuando el Imperio ingresó en un recorrido
descendente irresistible.
Desde
el punto de vista del comercio internacional la desglobalización
viene avanzando desde hace aproximadamente un lustro. Según datos
del Banco Mundial en la década de los 1960 las exportaciones
representaron en promedio el 12,2 % del Producto Bruto Global, en la
década siguiente pasaron al 15,8 %, en los años 1980 llegaron al
18,7 % pero hacia fines de esa década el proceso se aceleró y en
2008 alcanzó su máximo nivel cuando llegó el 30,8 %, la crisis de
ese año marcó el techo del fenómeno a partir del cual se produjo
un descenso suave que se acentuó desde 2014-2015 (1). La propaganda
acerca de que las economías se internacionalizaban cada vez más,
condenadas a exportar porciones crecientes de su producción fue
desmentida por la realidad desde 2008 y ahora la globalización
comercial comienza a revertirse.
Pero
las dos décadas de globalización acelerada fueron principalmente un
movimiento de financiarización, de hegemonía total del parasitismo
financiero sobre el conjunto de la economía mundial, su centro motor
se encontraba en los Estados Unidos, extendiendo sus fortalezas hacia
el conjunto de Occidente y el socio oriental Japón. Los llamados
“productos financieros derivados”, negocios especulativos
altamente volátiles, verdadero corazón del sistema, llegaban en el
año 1999 a unos 80 billones (millones de millones) de dólares,
aproximadamente dos veces y media el Producto Bruto Mundial, luego
esa masa se expandió vertiginosamente y en 2008, un poco antes del
desastre financiero tocaba los 683 billones de dólares, casi 12
veces el Producto Bruto Mundial de ese año. Allí alcanzó su techo
histórico, creció luego muy poco en términos nominales de
tal manera que hacia fines de 2013 llegaba a los 710 billones de
dólares (9,3 veces el Producto Bruto Global de ese año), fue el
comienzo del desinfle ya que en diciembre de 2015 había caído a 490
billones (6,6 veces el Producto Bruto Global de 2015). La oligarquía
financiera había entrado en declinación lo que acentuó su
canibalismo interno y sus tendencias depredadoras no solo en la
periferia sino también en el centro del sistema.
A
esos procesos económicos se agregó una profunda crisis geopolítica,
el expansionismo políticomilitar del Imperio fue frenado en su
principal territorio de operaciones: Asia. Los dos rivales
estratégicos de Occidente: China y Rusia, estrecharon su alianza y
fueron arrastrando hacia su espacio a grandes, medianos y pequeños
estados de la región: desde India, hasta Irán, pasando por las
naciones de Asia Central. Los recientes giros de Turquía y Filipinas
alejándose de la influencia norteamericana y acercándose al espacio
chino-ruso marcan desde el Mar Mediterráneo y desde el Océano
Pacífico, en los dos extremos geográficos de Eurasia, el declive de
la dominación periférica del imperialismo occidental. El fracaso
estadounidense en Siria señala el principio del fin de su
omnipotencia militar.
Sin
embargo la decadencia de Occidente no implica el seguro ascenso de
los capitalismos de estado ruso y chino como nuevos amos del mundo,
la crisis está llegando a China, su crecimiento se va desacelerando,
Rusia se encuentra en recesión, ambas potencias son afectadas por la
declinación de los mercados occidentales y de Japón, sus
principales clientes. Tratan entonces de compensar esas pérdidas
extendiendo sus negocios y acuerdos políticos hacia la periferia,
especialmente hacia el espacio asiático. Tal vez el más ambicioso
proyecto chino sea el de la “Nueva Ruta de la Seda”,
gigantesca masa de inversiones en infraestructura y sistemas de
transporte terrestre y acuático distribuidas en Asia apuntando hacia
la integración comercial del espacio eurasiático, llegaría a unos
890 mil millones de dólares según Financial Times (2). Esa cifra
podría ser comparada con la del Plan Marshall que a valores actuales
representaría cerca de 130 mil millones de dólares, China estaría
empujando hacia esa zona inversiones equivalentes a más
de seis planes Marshall.
El
problema es que todas esas economías que China busca integrar están
siendo golpeadas por la crisis, la caída de los precios de las
materias primas deprime al conjunto de la periferia, acorralan a
Rusia, a Irán, a las repúblicas centroasiáticas... mientras Europa
declina.
La
crisis es global, obedece a la dinámica del capitalismo como sistema
planetario, a su degeneración
parasitaria que degrada tanto a los países centrales como a los
periféricos, emergentes
o no.
America
Latina es ahora víctima de esos cambios.
En
su repliegue hacia el patio trasero histórico imperial los Estados
Unidos vienen allí ejecutando una estrategia flexible y arrolladora
de reconquista y saqueo que en unos pocos años ha conseguido
desplazar a los gobiernos de Honduras, Paraguay, Brasil y Argentina,
acorralar a Venezuela y poner de rodillas a la cúpula de la
insurgencia colombiana. Sin embargo esa reconquista se produce en el
marco de la crisis económica, social-institucional, cultural y
geopolítica de Occidente que lleva hacia el pantano a los regímenes
lacayos del continente. Las victorias derechistas en Paraguay,
Argentina o Brasil anuncian profundas crisis de gobernabilidad, donde
sus “gobiernos”, en realidad bandas de saqueadores, generan con
sus acciones grandes destrucciones del tejido económico e
inevitablemente el ascenso de protestas sociales masivas y
crecientes. Dicho de otra manera, la actual arremetida derechista no
es el comienzo de la reconversión
colonial de la región, de la instauración de un nuevo orden
elitista sino de una etapa de desorden, de rebeliones populares
amenazando a las élites dominantes.
Mientras
tanto la desglobalización sigue su curso, la élites dominantes del
planeta buscan desesperadamente preservar sus posiciones, acentúan
sus disputas internas, empiezan a producir salvadores pragmáticos de
todo tipo. Así es como ha irrumpido un personaje grotesco como
Donald Trump buscando combinar xenofobia, concentración de ingresos,
reindustrialización y recomposición del esquema geopolítico
global. O los neofascismos europeos emergentes y los ya instalados en
América Latina. Se trata de tentativas ilusorias de recomposición
de sistemas decadentes profundizando al mismo tiempo el saqueo,
dinámica parasitaria ya vista a lo largo de la historia humana
acompañando, acelerando las declinaciones imperiales.
NOTAS:
(1)
World Bank, “World development Indicators”, 17-11-2016
(2)
James Kynge, “How the Silk Road plans will be financed”,
Financial Times, Mai 9, 2016.
12 de diciembre de 2016
EL YOUTUBER “MRGRANBOMBA”, SIGNO DE UN TIEMPO DE MISERIA MORAL
Por
Marat
Hasta
que vi el vídeo del bofetón al niñato, desconocía la existencia
de tal “figura”. No me interesa el “youtuberismo” de
autopromoción. Quienes desean hacerse un sitio en la notoriedad de
lo banal no me motivan a perder un solo segundo de mi vida para ver sus
“gracietas”.
Vivimos
tiempos en los que el autobombo es un medio de convertir, mediante el
chiste fácil, la provocación porque sí, la extravagancia, el
frikismo o la mala uva, la efímera -la fama la mayoría de las veces
lo es- popularidad de tener cientos de miles o millones de seguidores
en un medio de lucro mediante el empleo en alguna página digital o,
cuando menos, el patrocinio. Muchos son los que lo intentan, pocos
los que lo consiguen. Seguramente El Rubius sea, por el momento, el
paradigma más acabado de éxito en cuanto a estas, llamémosles,
“actividades”.
Por
en medio, y dependiendo lo que cada uno lleve dentro en materia
moral, puede que haya quienes crean que en lo que se hace para colgar
en redes sociales y/o en youtube, con el fin de autopromocionarse,
vale todo. O no.
Lo
cierto es que el fenómeno de la fama sin otro mérito que hacer el
mamarracho no es algo que haya nacido en las redes sociales. Se hizo
fuerte en la telebasura, con los programas de casquería y cotilleo
macarra, hasta tal punto que ya toda la televisión es reality show,
quizá con la excepción de El Tiempo.
Y
fuera de la televisión la cosa no va mejor. Tenemos hasta
presidentes de países que son un reality en sí mismos.
El
deseo de huir de la realidad en una forma de alienación
“autoelegida”, o eso creen algunos, porque no nos gusta esa
realidad produce el monstruo de lo feo, lo grosero, la falso, el
regüeldo como argumento y la renuncia a la inteligencia por bandera.
Hemos
banalizado el mundo, repitiéndonos que toda postura u opinión es
respetable, cuando lo cierto es que no es así porque hay
pensamientos que llevan en sus entrañas el desprecio al otro, su
humillación o incluso su eliminación física.
Tranquilos,
ya entro en materia.
Que
un niñato, con cazadora de las que antes gustaban a los neonazis y
corte de pelocepillo al estilo militar, insulte en sus vídeos a la
gente, cuando se la acerca con cualquier excusa peregrina para
preguntarles por algo, no es algo trivial, ni de importancia menor.
Su “gracia”, que la tendrá para los muchos sujetos que le
siguen, se me escapa. No le encuentro la chispa a filmar a personas
mientras las intentas humillar con tus calificativos y que una panda
de descerebrados celebren y se rían luego de ese chiste y de paso de
la persona ofendida. No, claro, que no Sergio Soler, hijo de un
fotógrafo del diario ABC, que es uno de los que casi desde el
principio de tus andanzas te hace propaganda.
Me
hace menos gracia aún, Sergio Soler o MrGranBomba, como te haces
llamar en esa promoción de tu marca personal, que tengas la
querencia de elegir frecuentemente a personas que están trabajando
por la calle para hacerlas reas de tus chistes de patoso sádico. Eso
sí, logrando con ello dinerito por cada fracción de reproducciones
con tu video. Cuando escribo esto ya llevas ganados unos 1.000 euros,
menos de 24 horas después de haber colgado tu vídeo ¿Te merece la
pena? Cuando se es alguien que tiene la indecencia de mofarse de los
demás está claro que te da igual.
¿Quién
te ha dado permiso para llamar “caraanchoa” a nadie o los
insultos que dedicas en todos tus vídeos a los demás, incluyendo el acoso a chicas jóvenes?
Incluso
si, como se ha sugerido en algún caso, se tratase de una
vídeo-montaje de autopromoción del youtuber en cuestión, la vileza
moral de hacer vídeos en los que se insulta a la gente para sacar lo
peor de quienes se carcajean con tal acción, demuestra que hay algo
que no funciona bien e esta sociedad del todo vale para trabajarse
algunos su propia marca personal.
Siendo
mucho lo que nos dice de sí mismo y de su total falta de calidad
humana el niñato, mucho más es lo que nos dice de la gente que le
ríe la gracia y que le baila el agua.
Que
el trabajador que le respondió con el bofetón pueda verse en el
riesgo de caer en manos de un juez que busque la forma no tanto de
hacer justicia como de ganarse sus 5 minutos de fama, cogido a la
cola de la notoriedad que el caso ha adquirido, diría también mucho
de una justicia que mira para otro lado ante los auténticos
delincuentes de esta sociedad, los desaprensivos que sobreexplotan a
sus empleados, los políticos que dejan sin cobertura de desempleo a
los parados, los plutócratas cuyas decisiones dejan en la miseria a
millones de personas y los corruptos que se lo llevan crudo. Pero los
jueces, como las leyes que aplican, son solo unos mandados del Estado
de una clase social concreta, a la que seguro que los MrGranbomba
quieren pertenecer. Su crueldad les define.
Que
el tal Sergio Soler pueda ganar dinero impunemente ofendiendo a las
personas y que, tras el parte de lesiones -¡que solo fue una
bofetada!, eso sí, precisa, sonora, de una ejecución perfecta y de una belleza plástica indudable-, se permita decir que le ha denunciado en comisaría
“porque sí, porque me da la gana” es
indignante.
Que
haya millones de individuos que le ríen la gracia es un síntoma de
una sociedad enferma que ha “educado” en contravalores del todo
vale, del y tú más, de la falta de respeto a las personas y del
éxito a costa de lo que sea a individuos que han
alcanzado lo más bajo de la
escala involutiva. Esta sociedad se está fascistizando a pasos
agigantados. Y eso que tenemos “la juventud más
preparada de la historia”. Si
lo dudan, ahí tienen a Sergio Soler y sus fans.
Solo
espero una cosa. No encontrármelo por Madrid y que venga a
insultarme porque le iba a faltar cielo para dar volteretas. Y luego
que me apliquen el Código Penal por violento o por apología de la
violencia.
10 de diciembre de 2016
TRUMP AL GOBIERNO, GOLDMAN SACHS AL PODER
Página12
El
presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ofreció al
presidente de Goldman Sachs, Gary Cohn, hacerse cargo del Consejo
Económico Nacional de la Casa Blanca, según informó ayer, sin
citar fuentes, el canal de televisión NBC News.
Cohn
es un veterano directivo de Goldman Sachs que dirige en la actualidad
las operaciones del banco de inversiones. La propuesta ya está
encima de la mesa pero todavía no está claro que Cohn vaya a
aceptarla, según las mismas fuentes, que añadieron que a finales de
noviembre pasado el presidente de Goldman Sachs empezó a barajar la
posibilidad de abandonar el banco. El Consejo Económico Nacional es
el principal órgano económico del presidente de Estados Unidos que
se encarga de coordinar la política económica de la administración,
un puesto con gran influencia dentro de la Casa Blanca.
Cohn,
de 56 años, fue presidente y director de operaciones de Goldman
Sachs durante diez años. Comenzó su carrera en Wall Street en 1983
en la Bolsa Mercantil de Nueva York, donde vendía acciones. En 1990,
se unió al grupo de Renta Fija, Divisas y Materias Primas de Goldman
Sachs y siguió a Lloyd Blankfein (Director General de Goldman Sachs)
en posiciones gerenciales en la División de Valores de la compañía.
Cohn se reporta con Blankfein y ha sido un candidato claro para
sucederle, aunque Blankfein no ha dado indicios de que planea
renunciar y finalmente no padece cáncer tras someterse el año
pasado a quimioterapia por un linfoma.
El
nuevo papel de Cohn en el gobierno vendría con un gran beneficio,
más allá de ocupar uno de los dos papeles más importantes de la
política económica en la administración entrante de Trump. Bajo
una regla de 1989, Cohn puede vender sus 190 millones de dólares en
acciones de Goldman Sachs, lo que, gracias a un aumento en las
acciones de los bancos después de las elecciones, está en su punto
más alto. En la tasa más alta de impuestos, es un beneficio por
valor de 38 millones de dólares en pagos atrasados a la hacienda. En 2013,
Susana Craig del diario The New York Times, describió a Cohn como
“El Príncipe Carlos de Wall Street”, un hombre para quien la
corona parece estar más allá de su alcance. De aceptar finalmente
la oferta, Cohn se convertiría en otro hombre de Goldman Sachs en
entrar en la próxima administración, después de que Trump
propusiera a Steven Mnuchin, ex directivo del banco, para el
cargo de secretario del Tesoro. También trabajó durante años en
Goldman Sachs Stephen Bannon, que fue elegido por el presidente
electo como estratega jefe y consejero principal de su administración
unos días después de su victorias en las elecciones del 8 de
noviembre.
A
su vez nombró al inversor privado multimillonario, Wilbur Ross, como
Secretario de Comercio. Ross es propietario de una mina de carbón
que tenía citaciones por más de 200 violaciones de seguridad, antes
de que un accidente matase una docena de trabajadores. Además, es
miembro de una fraternidad secreta de Wall Street, en la cual vestido
con zapatillas de terciopelo, cantaba canciones de teatro burlándose
de la gente pobre. Al mismo tiempo, Trump eligió a una millonaria
para dirigir el Departamento de Educación, Betsy DeVos, y a un
multimillonario con casi ninguna cualificación más allá de ser un
multimillonario como subsecretario de comercio, Todd Ricketts, un
hombre de negocios que es dueño del equipo de béisbol Chicago Cubs.
La
decisión de Trump de invitar a varios empleados de Goldman Sachs a
unirse a su administración, ciertamente desafía la imagen populista
que cultivó mientras se postulaba para el cargo presidencial. El
presidente electo cerró su campaña con un anuncio que golpeó el
establishment político y financiero, emparejando clásicamente
frases antisemitas con imágenes del presidente y CEO de Goldman
Sachs, Lloyd Blankfein, el multimillonario George Soros, la
presidenta de la Reserva Federal Janet Yellen y otras figuras
financieras.
Cohn
es el último de una larga lista de ex ejecutivos de Goldman Sachs
para asumir cargos gubernamentales en materia de política económica
y regulación financiera y se convertirá en el tercer socio de
Goldman Sachs en liderar el Consejo Económico Nacional. Robert Rubin
y Stephen Friedman, que sirvieron juntos como co-jefes de Goldman a
principios de la década de 1990, también tuvieron el mismo trabajo.
Rubin sirvió a la administración de Clinton de 1993 a 1995 y
Friedman sirvió a la administración de George W. Bush de 2002 a
2004. Rubin dejó el Consejo Económico Nacional para convertirse en
secretario del tesoro, un papel que tuvo otro presidente anterior de
Goldman Sachs, Hank Paulson, llenado durante el Presidencia de George
W. Bush.
Fuera
de la rama ejecutiva, la Reserva Federal está llena de banqueros
Goldman. Cuatro de las 12 sucursales regionales del banco central
están dirigidas por ex ejecutivos de Goldman. La Reserva Federal es
responsable de elaborar la política monetaria estadounidense y tiene
importantes obligaciones regulatorias.
NOTA
DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Los
sectores que despreciaron la orientación ideológica y de clase tras
el conglomerado que ha proyectado a Donald Trump a la Casa Blanca, y
se centraron en sus declaraciones geopolíticas y geoestratégicas,
empiezan a sentirse decepcionados, una vez que comprueban que las
intenciones del futuro nuevo Presidente son las de romper el tándem
China-Rusia, atrayéndose al segundo y combatiendo, en un primer
momento, comercialmente al primero.
Los
de la “multipolaridad” aún creen que hay potencias mundiales
buenas y malas.
Al
carácter imperialista del capitalismo le liman toda su condición
económico-financiera, la principal, y priman de modo absoluto su
condición belicista, que es absolutamente dependiente de la primera.
Soslayan
que el imperialismo es un sistema mundial, a la vez que una forma de
competencia entre las grandes potencias mundiales, por lo que limitan
aquél a una sola potencia, salvando de tal carácter a cualquier
otra que no sea solo Estados Unidos. Y lo hacen en función de
cuestiones que son de tipo coyuntural, “olvidando” cómo se
disputan en el tablero económico y geoestratégico mundial sus
repartos de influencias.
En
cualquier caso, el desprecio que hicieron al carácter ideológico y
de clase de Trump, que no es muy distinto del de Obama, salvo en los
aspectos relativos a las minorías, merece el consecuente repudio desde una posición marxista y de clase.
LIBIA: UN PUZLE SANGRIENTO
Guadi
Calvo. alainet.org
Estado
Islámico, al igual que en Raqqa, su capital en Siria, y en Mosul, la
capital en Irak, está dando los últimos estertores de resistencia
en Sirte, capital de Estado Islámico en Libia. Esta situación, de
ningún modo, como en los dos primeros casos, significa la derrota de
la organización del Califa Ibrahim. Y habrá que preparase, tal cual
lo practica el EI en Irak, para atentados contra lugares de alta
concentración de civiles y que comenzarán a ser mucho más
frecuentes, ya no solo en los territorios perdidos, sino en cualquier
geografía en que las condiciones le sean propicias.
Sirte,
desde junio de 2015, se convirtió en el epicentro de la actividad
salafista en la patria del Coronel Gadaffi, donde llegaron después
de haber sido expulsados de la ciudad de Derna, 600 km al este,
próxima a la frontera con Egipto.
Desde
entonces diferentes fuerzas que componen el complejo entramado de
organizaciones armadas en la Libia post Gadaffi, han intentado
desplazar a los califados de Ibrahim, de la ciudad de Sirte, plaza
comandada por el libio Usama Karama.
Desde
mayo, un conjunto de fuerzas pro occidental, entre las que destaca el
Congreso Nacional General (GNA), que es uno de los tantos
pretendidos embriones de ejército, que se han intentado generar
desde 2011.
Todos
estos grupos armados han mantenido un cerco sobre el Daesh en Sirte y
se han encontrado con una férrea resistencia, que en casi nueve
meses no han podido vulnerar.
Como
prueba de ello el hospital central de Misrata, a unos 350 km de
Sirte, se encuentra desbordado por la permanente llegada de
sitiadores heridos en la dura batalla.
El
número de bajas solo de los combatientes del GNA, sobrepasarían los
mil, mientras que los heridos se estiman en más de 4.000.
Desde
este último lunes 5, han corrido serios rumores que las fuerzas GNA,
habrían tomado las últimas posiciones salafistas en el barrio de
Giza en el corazón de Sirte, donde un puñado de fieles combatientes
del Califa, seguían resistiendo, ya sin ninguna posibilidad de
escapar. Aunque en este tiempo fueron varias las oportunidades en las
que se afirmó la toma de Sirte, en esta ocasión pareciera ser
cierta.
Desde
agosto, los sitiadores contaron con el apoyo de la aviación
norteamericana que, a solicitud de Fayez Serraj, el seudo Primer
Ministro, impuesto la Unión Europea y los Estados Unidos, con el
obvio beneplácito de Naciones Unidas, atacaron posiciones del Daesh,
sin nunca precisar el número de víctimas civiles. Es, por lo menos
curioso que en el caso de los bombardeos de la aviación rusa en
Siria, las ONG y los medios de información occidentales, cuentan con
listados de víctimas civiles llamativamente precisos.
De
ser real la caída de Sirte, el Primer Ministro Serraj, tendrá un
trabajo homérico a la hora de rearmar Libia, si eso fuera de algún
modo posible.
Tras
el ataque e invasión de la OTAN y sus mercenarios a comienzo de
2011, y tras seis años de guerra, Occidente ha sabido una vez más
construir un estado fallido en un país que tuvo los más altos
índices de calidad de vida del continente. Ahora Libia es un país
sin instituciones, sin economía, sin nada parecido a un sistema de
salud o de educación, sin fuerzas armadas, y con una única
producción, el petróleo, monopolizado por empresas occidentales que
están sacando excelentes dividendos como la Eni de Italia, la
austríaca OMV, la francesa Total, la británica BP, la
estadounidense ExxonMobil o la griega Hellenic Petroleum, entre otra
veintena.
En
Libia, hoy lo único que cuenta es el poder de fuego de cada una de
las 1700 bandas que operan por la libre y son contratadas por
organizaciones de contrabandistas (cigarrillos y medicamentos, nafta
y gasoil) y tráfico de personas (más de 110 mil personas salieron
de las costas libias en lo que va del año, lo que produjo que
Estado Islámico se embolsaran casi 90 millones de dólares, solo por
ese rubro, mientras que la totalidad de lo “facturado” por las
organizaciones de traficantes redondearían unos 300 millones de
dólares) armas y obviamente droga.
Grupos
de al-Qaeda y Estado Islámico, operan en todo el territorio libio y
en todos los países limítrofes. Estas bandas salafistas han entrado
y salido del Libia cada vez que lo ha necesitado sin ningún tipo de
obstáculos, ya que los controles fronterizos han desaparecido desde
el derrocamiento de Gadafi en 2011.
A
Fayez Serraj, en las proximidades de Misrata, han llegado por las
rutas transaharianas cerca de un millón de refugiados, provenientes
de todos los rincones de África, en espera de poder embarcarse hacia
el sur de Italia.
Estas
bandas mafiosas siguen generado verdaderas fortunas fletando
refugiados hacia Europa o hasta donde las embarcaciones naufraguen, a 2.000 dólares por plaza.
Quien
quiera rearmar este puzzle sangriento, en que se ha convertido Libia,
tras el derrocamiento y martirio del Coronel Mohammad Gadafi, tendrá
que pugnar con las fuerzas internas que podrían pretender
independizarse de Trípoli.
No
solo era el petróleo
Las
exigencias de los muchos centros de poder que tiene Libia harán
prácticamente imposible el trabajo del pseudo Primer Ministro
Serraj, de convertir ese terreno desvastado en una nación. Los
deseos de Occidente chocarán con el mismo muro que han chocado en
Afganistán y en Somalia.
Los
analistas del Pentágono, quienes han diseñado este caos en Libia,
parecen no haber entendido que la fórmula que les sirvió para
horadar el poder de Gadafi, la de enfrentar a las tribus (cerca de
140, aunque son 30 las que han tenido peso político) entre si, que
fueron la base de sustentación de Gadafi durante sus cuarenta y dos
años en el poder, ahora están enfrentadas irremediablemente. El
complejo equilibrio tribal ha sido definitivamente roto, y ese fue el
único poder histórico y constante en Libia, por lo que, atomizado,
no tiene posibilidades de estructurar el país como se conoció hasta
el 2011.
La
reconstrucción del tejido de confianza entre las tribus, tardará
décadas en realizarse, y no podrá hacerlo justamente un hombre como
Fayez Serraj, colocado con fórceps por los extranjeros.
No
es casual que la sublevación contra Gadafi, se haya iniciado en
Benghazi, capital de la provincia de Cirenaica, rival histórica de
Trípoli. Benghazi, que ha declarado su autonomía, en agosto de
2013, cuenta con grupos armados propios y negocia por separado “su”
petróleo con las empresas occidentales. Tobruk, donde rige un
parlamento autónomo desde 2014, es la base de sustentación del
controvertido general Khalifa Hafner, quien se auto postuló como el
hombre fuerte de Libia, tras haber traicionado a Gadafi. Cansado de
que sus pedidos de apoyo nunca hayan sido escuchados por Washington,
más allá de haberle prestado grandes servicios al Pentágono y la
CIA, Hafner ha cambiado de estrategia y ha iniciado una serie de
reuniones con altas autoridades rusas y chinas, buscando apoyo
militar y financiero.
La
sureña provincia de Fezzan, desde septiembre de 2013 ha declarado su
autonomía. Históricamente Fezzan, han manejado el tráfico de
personas y el contrabando, actividad que diferentes tribus que se
afincan en el territorio como los tuareg y los toubou siguen
explotando.
En
1953, en búsqueda de yacimientos petroleros en la provincia de
Fezzan, se descubrieron grandes acuíferos, estimándose que cada
cuenca tiene entre los 4800 y 20000 kilómetros cúbicos de agua, lo
que lo convierte en el tercer acuífero del mundo.
En
1984, el coronel Gadafi comenzó quizás su proyecto más ambicioso,
el Gran Río Artificial, el proyecto de riego más grande del mundo,
que proveería de agua a todo el país. Para eso fueron cavados 1300
pozos algunos de hasta 500 metros de profundidad, para bombear agua
de las reservas de agua subterráneas, que era distribuida a casi
siete millones de personas, llegando a Trípoli, Benghazi, Sirte y a
otros puntos a través de una red de tuberías subterráneas de 4 mil
kilómetros de extensión y que permitían abastecer de agua a más
de 150 mil hectáreas para cultivo.
En
julio de 2011, la OTAN, atacó el suministro de agua, cerca de la
ciudad de Brega, e incluso destruyó la fábrica que producía las
tuberías. Estos ataques dejaron sin agua al 70% de la población,
que no solo la utilizaba de manera personal, sino también para el
riego.
Occidente
ha hecho sin duda las cosas demasiado “bien” en Libia,
como que para alguien alguna vez pueda volver a armar ese puzle
sangriento.
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