28 de abril de 2013

ANDREAS KRAMER: "HE GOLPEADO UN NIDO DE AVISPAS"

El historiador Andreas Kramer explica la relación con su padre 
como algo digno de Dostoyevski, que pasa de la adoración 
adolescente al rechazo, como resultado de un gran 
crimen Rafael Poch

Entrevista con el testigo que denuncia a su padre como autor del atentado de la Oktoberfest de Munich en 1980, la peor masacre terrorista de la Alemania de posguerra

Rafael Poch. La Vanguardia
"Me entrenaba. No confiaba en nadie pero en mí sí, e hizo algo a lo que no tenía derecho: rompió el secreto de Gladio con su hijo" | "El día del atentado, cuando salió la noticia por la tele, mi padre estaba ante el televisor con nosotros y dijo, 'yo no quería eso'" | "En Europa la mayoría de los gobiernos de nuestro entorno eran socialistas y subvertidos por los comunistas, la meta era eliminar a esos gobiernos"

Estación central de Duisburg, a cuatro horas de tren de Berlín. Si no fuera porque su realidad supera toda ficción, Andreas Kramer podría ser un personaje de John le Carré. Este hombre de 48 años, sensible, historiador interesado en Bizancio y de hablar un tanto atropellado, ha jurado este mes ante un tribunal de Luxemburgo que su padre, Johannes Kramer, un oficial de los servicios secretos alemanes (BND) que trabajaba para los grupos terroristas de la OTAN (Gladio-stay Behind), fue el autor no solo de la mayoría de los 24 atentados con bomba registrados en el Gran Ducado entre 1984 y 1985, sino también del más mortífero atentado terrorista de la Alemania de posguerra: el de la Oktoberfest de Munich, el 26 de septiembre de 1980, con 13 muertos y 213 heridos, una carnicería nunca aclarada con niños entre las víctimas y muchos miembros amputados.

Esta información ha causado revuelo en Luxemburgo, en lo que se conoce como el “juicio del siglo”, pero no en Alemania. Ningún juez alemán se ha interesado por el asunto, ni ha llamado a declarar a Kramer. Nadie le ha acusado de mentir, ni de ser un charlatán. Ningún medio de comunicación importante se ha hecho eco. Silencio. Ese silencio es lo que me lleva a Duisburg. Kramer me recibe en la estación de esa ciudad del Ruhr y me conduce a una cafetería, donde espera Giselle, su compañera, postrada en una silla de ruedas. Ambos son seres frágiles, pero determinados. Dos individuos se sientan en la mesa de al lado y nos cambiamos de sitio.

¿Le vigila la policía?
Nadie me ha denunciado, no hay ningún proceso judicial contra mí.

¿Controlan su teléfono, su correo electrónico?
Eso sí. Hace dos semanas mi ordenador fue intervenido. Especialistas detectaron que habían instalado en él un programa de espionaje.

¿Cómo es que su padre le contaba sus secretos?
Quería que entrara en Gladio-Stay Behind (la red terrorista de la OTAN, reconocida en resoluciones del Parlamento Europeo y del Senado Italiano) y que fuera director de operaciones. Me entrenaba. No confiaba en nadie pero en mí sí, e hizo algo a lo que no tenía derecho: rompió el secreto de Gladio con su hijo.

¿Acaso era Gladio un asunto familiar?
Claro que no. No era normal reclutar a parientes. Mi madre no sabía nada. Yo era su único hijo varón y confiaba.

¿Cómo era la relación entre ustedes?
Complicada y difícil de resumir. Una relación de confianza basada en mi admiración y respeto. Eso cambió después del atentado de Munich. Para mí fue un punto de inflexión porque me di cuenta de que era un asesino.

Usted tenía 16 años entonces, ¿qué papel tuvo su padre en aquello?
Era oficial de coordinación de Gladio-Stay Behind y tenía el encargo de la ACC (Allied Clandestine Commission) de la OTAN de preparar un atentado. Para eso necesitaba utilizar a otros, gente a la que embarcar como autores. Mi padre los llamaba “tontos útiles”. Mi padre tenía contacto con círculos de extrema derecha e implicó al “Grupo deportivo militar Hoffmann” (la banda neonazi Wehrsportgruppe Hoffmann) en el asunto. Mi padre contactó con Karl-Heinz Hoffmann como camarada, los dos eran de 1937, y se ofreció a ayudarle en su guerra contra la República Federal Alemana. El grupo de Hoffmann estaba a punto de ser ilegalizado. También conocía a Gundolf Köhler (autor del atentado de Munich y único culpable indentificado, fallecido al estallar la bomba) desde la época del Das Kommando, un periódico que editaba el grupo. En una edición de los setenta se ve a Köhler con un casco nazi. Mi padre decía que Köhler era el tipo ideal y que daba igual si moría. No se identificó como agente de la OTAN porque si Hoffmann lo hubiera sabido le habría mandado a sus matones contra él.
"Mi padre creó un equipo con dos oficiales del BND, cuyos nombres no voy a dar, además de Köhler y Naumann, y confeccionaron la bomba en un garaje de Donaueschingen. Mi padre era el principal porque era especialista en explosivos. La bomba tenía que ser fácilmente manipulable y verosímil, en el sentido de que se creyese que gente como Köhler la hubiese podido fabricar. Construyeron varias, hicieron pruebas. Tardaron año y medio. El detonador vino de Uelzen, el explosivo de la Naval Weapons Station de Den Helder (Holanda) y fue entregado por el servicio secreto holandés, donde mi padre tenía contactos con oficiales del Gladio-Stay Behind. Ellos trajeron el explosivo junto con el extintor que se usó. El extintor venía de Inglaterra, era material del MI-6 de los años cincuenta. El explosivo fue transportado en coches particulares, incluido el de mi familia, matrícula BN-AE 500, hasta Donauschingen. Mi padre me informó a lo largo de año y medio de los preparativos. El día del atentado, cuando salió la noticia por la tele, mi padre estaba ante el televisor con nosotros y dijo, “yo no quería eso”. Salimos de la sala, fuimos a otra habitación a hablar, le dije, “¿por qué lo hiciste?”. “Déjame en paz”, me respondió. Estuvo dos días sin hablar."

¿Estaba deprimido?

¿O sea que no deseaba aquel baño de sangre?
En aquel momento se dio cuenta de que era un vulgar asesino, de que ya no podía volver atrás. Ya no tenía nada que ver con ser soldado, con matar con cierta legitimación en acciones dirigidas contra los rusos enemigos, sino liquidar civiles, contra el propio pueblo. Algunos de los muertos eran jóvenes de mi edad, “has matado a gente como yo”, le dije.

¿Y qué contestó?
“Calla, eso no es asunto tuyo”.
Un año después del atentado de Munich se detuvo a un guardabosques de extrema derecha llamado Heinz Lembke que había dado explosivos al grupo de Hoffmann, pero el día antes de que declarara ante el juez fue encontrado ahorcado en su celda…
Mi padre me dijo que la víspera de aquel 1 de noviembre de 1981, Lembke fue visitado por gente del BND de su equipo en la cárcel y que no había muerto de muerte natural.

En Munich hay un grupo de abogados y de familiares de víctimas que sigue buscando, sin ningún éxito, explicaciones a aquel atentado, ¿se han puesto en contacto con usted tras su declaración en Luxemburgo?
No. Tampoco yo me he puesto en contacto con ellos: cuanta más gente meta en esto, más peligro para mí….

Pero la publicidad es la mejor protección…
Esa gente tiene derechos como víctimas, pero hasta el día de hoy, la fiscalía de Munich ha impedido cualquier clarificación, denegando las reclamaciones de abogados y familiares. Igual que en Luxemburgo (más de 80 documentos) en el caso de Munich se han destruido pruebas, en mi opinión por obra del BND. De lo contrario no es posible destruir pruebas de un caso tan importante.

En Luxemburgo usted dijo que no habló antes de todo esto porque su padre, fallecido en noviembre, le había amenazado.
Sí, pero ya antes de que muriera contacté con Daniele Ganser (el profesor suizo, autor de la gran investigación sobre este tema, “Los ejércitos secretos de la OTAN”, 2005). Mi padre me advirtió expresamente contra cualquier contacto con Ganser. “Se ha acercado demasiado a nuestros secretos y tú sabes demasiado sobre ellos, si contactas con él, me encargaré de que os liquiden a los dos”, me dijo. Eso me animó a contactar con Ganser. Me encontré con él en algún lugar de Europa. Lo importante es que aparezcan los documentos secretos, que el adversario los ponga en circulación. ¿Cómo? Muy simple: yo he golpeado un nido de avispas, les he puesto la trampa de la miel poniendo las cosas encima de la mesa, ahora tienen que venir las moscas. Es un nido de avispas porque Gladio no es un problema alemán, sino internacional. En los años ochenta todos los estados miembros de la OTAN tenían sus grupos Gladio-Stay Behind. Todos. En Italia se investigó, hubo una comisión de investigación en Bélgica, y ahora en Luxemburgo, pero en Alemania no se aclara nada. La justicia alemana está ciega del ojo derecho. Me podrían haber abierto un proceso por difamación desde el BND o el BfV (la policía política), pero no han hecho nada. Algunos periodistas de grandes medios me han llamado pero no han escrito nada. El segundo canal (ZDF) me grabó una entrevista, pero no la ha emitido.

Además de su participación en Munich y Luxemburgo, usted afirma que su padre también estuvo implicado en las llamadas “masacres de Brabante” en Bélgica…
En Luxemburgo no hubo víctimas, en Bélgica 28, que se suman a los 13 muertos de Munich…

¿Cómo justificaba su padre toda esa locura?
Se trataba de quitarse de en medio a los comunistas. En Europa la mayoría de los gobiernos de nuestro entorno eran socialistas y subvertidos por los comunistas, la meta era eliminar a esos gobiernos. En Europa solo se querían gobiernos de derecha para tener un baluarte contra el comunismo ya que en Europa el Pacto de Varsovia superaba ala OTANen3 a1 en armas convencionales. Se pensaba que los comunistas tenían demasiada influencia.

Pero, ¿podía creer alguien en serio que en un país como Luxemburgo existiera un peligro comunista?
Si se empaqueta bien cualquier mentira puede ser vendida como verdad, como un caramelo…

¿…y cuál era el envoltorio en este caso?
Crear miedo y fortalecer la seguridad interna. Para eso había que escenificar un terrorismo. Y la gente que lo hizo eran oficiales en contacto con Estados Unidos, gente que tenía que ver con la guerra de Vietnam. Los atentados sucedieron no mucho después de la guerra de Vietnam concluida en 1975. No aprendieron nada de aquellas barbaridades y aterrorizaron a sus propios aliados europeos. Así creían luchar contra el comunismo.

RED SECRETA EN EL SERVICIO SECRETO
Venecia, septiembre de 1980. Pocos días
antes del atentado de Munich, Johannes
Kramer y su hijo Andreas. Cedida
por Andreas Kramer

Johannes Kramer (1937-2012), el hombre al que su hijo describe como una pieza importante del ejército subversivo de la OTAN, era un buen padre de familia, un hombre cariñoso y emocional. “Nunca me pegó”, dice el hijo, que tenía 16 años cuando el atentado de Munich y le profesaba una adoración de adolescente que solo la masacre de 1980 alteró para siempre.

Fumador empedernido, Johannes Kramer no cometía excesos de alcohol. Su personalidad es descrita por su hijo como la del dios Ianus de la primera mitología romana, dios del principio y el fin que tiene una doble cara.

Oficialmente, Kramer era un mero capitán del Bundeswehr, el ejército federal alemán. En realidad tenía el rango de coronel en el departamento G-4 del BND, los servicios secretos, con el nombre de guerra de “Cello”, dice el hijo. El ejército subversivo dela OTAN era una estructura secreta e internacional dentro de los propios servicios secretos nacionales.

“Un día, cuando yo tenía 16 años,  mi padre me llevó a su despacho. Nunca había visto una mesa tan ordenada”. Le pregunté, “¿Dónde están tus papeles, las cosas en las que estás trabajando?”. Me dijo que todas las carpetas estaban en la caja fuerte. “¿No te fías de nadie?”, le pregunté. “No, de nadie”, me respondió. “Con ello me quiso demostrar que tenía confianza en mí”, explica el hijo. “Me quería reclutar cuando fuera mayor y me preparaba para ello, pero yo no habría trabajado para el servicio secreto, sino para él, esto es importante entenderlo porque Gladio-stay Behind era una red secreta dentro del secreto”, dice.

La prueba de que Johannes Kramer no era un mero capitán del ejército está en sus voluminosos ingresos, muy superiores a los de un capitán, que se pagaban con fondos reservados. Como jubilado, a Johannes Kramer le correspondía una pensión de 2.000 euros, pero recibía, oficialmente, 3.121. El número de su certificado de pensiones, delata que pertenecía al BND, explica su hijo al mostrar el documento.

MÁS INFORMACIÓN

23 de abril de 2013

ASÍ FUNCIONA EL "FACTOR DE SOSTENIBILIDAD" DE LAS PENSIONES EN ALEMANIA

El excanciller alemán social-liberal, Gerhard Schroeder,
bajo cuyo mandato se introdujeron los minijobs y el
factor de sostenibilidad en el cálculo de los subsidios
públicos / DAS BLAUES SOFA
La herencia de las reformas alemanas de los 2000

La reforma de la edad de jubilación y de las pensiones, así como la introducción del "factor de sostenibilidad" alemán, han multiplicado el número de ciudadanos que no tiene derecho a una pensión contributiva.



Carmela Negrete. Berlín (Alemania). Diagonal
El factor de sostenibilidad de las pensiones se concibió en 2004 y entró en vigor en 2005. A raíz de los cambios introducidos, los trabajadores alemanes "han de cotizar un mínimo de 30 años con un ingreso medio de 330 euros de forma ininterrumpida. Quien cotice menos de la media o se vea obligado a recibir complementos del Estado tendrá que contar en el futuro con una jubilación no contributiva“, según la Federación Alemana de Sindicatos (DGB, del alemán Deutscher Gewerkschaftsbund).

A raíz de la introducción de los minijobs y del aumento del trabajo temporal, son cada vez más las personas que, a pesar de tener un empleo han de recibir ayudas estatales para completar su salario. Son los candidatos a recibir en el futuro una renta no contributiva por haber recibido menos del salario medio. Al no existir un salario mínimo en Alemania, y completarse los ingresos con dichas ayudas estatales, existe en la actualidad un dumping en los sueldos que reduce los mismos hasta tres euros la hora o incluso a un euro. Los famosos Ein-Euro-Job (trabajos de un euro la hora), son ofrecidos por las oficinas de empleo a los receptores de los subsidios. En algunos casos, cuando las personas se niegan a aceptar dichos empleos, se les retiran las ayudas.

A pesar de que en 2004 hubo manifestaciones masivas contra el gobierno de socialdemócratas y verdes a raíz de la introducción de los recortes de la Agenda 2010, en el caso de las jubilaciones el factor de sostenibilidad es algo contra lo que no hubo tanta resistencia. Las consecuencias del mismo se van viendo lentamente a medida que avanzan los años, ya que en dicho factor se contabilizan la población activa y la población jubilada, de forma que se produce un ajuste entre ambas. La tendencia es que la población jubilada va creciendo, por lo que cada año son más los jubilados que han de sobrevivir con una renta no contributiva.

Es por eso que el término "pobreza en la tercera edad" (altersarmut) cobra un nuevo sentido en la sociedad alemana en este momento, pues las previsiones son espeluznantes. Según un estudio de Walter Hanesch, profesor de la Universidad de Darmstadt, se espera que en la ciudad de Hesse en 2020 se haya duplicado el número de personas que reciben una jubilación no contributiva en comparación con 2008. En zonas del este como Turingia el número sería hasta seis veces superior. Esto se explica porque en la antigua república comunista había pleno empleo y tras la reunificación y el desmantelamiento industrial llevado a cabo, los estados del este son los más afectados por el paro.

Pero el elemento más sorprendente del mecanismo es que, incluso aunque haya crecimiento económico en general en el país, las jubilaciones pierden cada año poder adquisitivo real. La reforma de las pensiones en Alemania ha obligado al pago de impuestos que no solamente afectan a los ciudadanos alemanes. Ahora el estado alemán reclama los impuestos a cerca de 150.000 austríacos que trabajaron hace años en Alemania y reciben una pensión alemana. Alemania les exige los impuestos que les corresponden desde 2005 hasta ahora, y  reclama sumas que van de cinco a varios miles de euros por pensionista. Después de pascua el ministro de finanzas austríaco enviará una delegación a Alemania para tratar de negociar los casos más complicados. ¿Pasará esto también con los españoles que trabajaron en Alemania y reciben la pensión del estado alemán?

19 de abril de 2013

FALLIDA "REVOLUCIÓN DE COLOR" EN VENEZUELA


Renán Vega Cantor. La Haine
Lo que se viene presentando en términos políticos en Venezuela desde mucho antes del 14 de abril -cuando se celebraron las elecciones presidenciales- forma parte de una estrategia calculada por la llamada “oposición” y sus voceros mediáticos a nivel mundial y, sin ninguna duda, es el resultado de un guión establecido en las usinas intelectuales del imperialismo que se conoce con el eufemismo de la “revolución de colores”, una típica estrategia 'Made in USA'.

LAS “REVOLUCIONES” DE COLORES
El primer caso de una pretendida revolución de color (en verdad una contrarrevolución) se presentó en 1989 en la antigua Checoslovaquia cuando los disidentes y opositores sustituyeron el gobierno existente mediante una maniobra que denominaron la “revolución de terciopelo”. Los personajes que dirigieron el hecho rápidamente mostraron su verdadero rostro y convirtieron a la República Checa en un país incondicional a los intereses de Washington y al capitalismo, lo que han rubricado con la implantación de un modelo abiertamente neoliberal y privatizador, con su participación militar en las guerras imperialistas en el oriente medio, con su racismo contra los gitanos y su respaldo a la política anticubana de Estados Unidos y la Unión Europea que se sustenta en la pretendida defensa de los “derechos humanos”.

Con posterioridad a este caso se han presentado, en forma otras “revoluciones coloridas”. Entre las exitosas se pueden mencionar la Revolución Bulldócer del 2000 en Serbia (un nombre poco vistoso que al parecer se originó por el papel que desempeñaron los chóferes que manejan este tipo de vehículo), la Revolución Rosa en Georgia en el 2003, la Revolución Naranja en Ucrania en el 2004 y la Revolución de los Tulipanes en Kirguistán en el 2005. Entre las fracasadas están la Revolución Blanca en Bielorrusia, la Revolución Verde en Irán y la Revolución del Twiter en Moldavia.

Todos estos acontecimientos tienen muchas cosas en común. Se presentan después del fin de la Guerra Fría y, en gran medida, en el espacio postsoviético, con la finalidad de implantar regímenes títeres e incondicionales a los Estados Unidos y a esa entelequia que se autodenomina como “occidente”. Esos movimientos se suelen pintar a sí mismos como democráticos, liberales y enemigos de la dictadura y el totalitarismo, lo cual resulta significativo porque siempre se generan en lugares en los cuales, por variadas razones, no se ha podido implantar de manera clara y directa el proyecto neoliberal o se encuentran gobernantes incómodos y poco obedientes a los designios de los Estados Unidos y del sistema financiero internacional. De igual forma, una particularidad notable de las tales “revoluciones de colores” es que en ellas no intervienen en forma directa las fuerzas armadas, como en los golpes clásicos, ni fuerzas militares de tipo convencional, con lo que queda la impresión que los gobiernos son derrocados por la lucha heroica de jóvenes desarmados que enfrentan con voluntad y coraje a un régimen opresivo.

Esas “revoluciones de colores” son impulsadas por jóvenes aparentemente despolitizados que se muestran inconformes con un gobierno determinado y reciben el inmediato respaldo de la prensa autodenominada libre e independiente (entre la cual sobresale la CNN), la cual se encarga de amplificar sus demandas y de denunciar al gobierno escogido para ser derrocado. Se inicia entonces una campaña mediática, planificada y constante, que presenta a los “revolucionarios” como expresión de un nuevo tipo de movimientos sociales y de inéditas formas de protesta, que no buscan el derrocamiento violento de un gobierno sino su sustitución aparentemente pacífica por la vía electoral, y los muestra como pluralistas, pacíficos y respetuosos de los métodos democráticos, mientras al mismo tiempo cataloga como dictatorial y autoritario al gobierno que se pretende sustituir.
Antes de que se inicien las “revoluciones”, la mano visible de Estados Unidos opera a través de varios instrumentos, entre los que se encuentran la financiación a dirigentes y movimientos universitarios, la creación de ONG de fachada, que reciben cuantiosos fondos de la USAID y de la CIA, y la entrada en escena de otras ONG internacionales, entre las que sobresalen las del especulador George Soros.

Los símbolos utilizados son similares, sobresaliendo una mano empuñada, y suelen ser del color que se le da a la “revolución” y los portan los jóvenes, por lo general de clase media, que se comunican por teléfono celular, usan el twitter y se expresan a través de las redes sociales. Estos jóvenes empiezan a actuar antes de una elección presidencial, y de antemano se sabe que su finalidad es declararla ilegal y fraudulenta, si no triunfa su candidato favorito. La “prensa libre” del mundo se hace eco de esas denuncias y desde semanas antes de las elecciones pone en duda la legalidad de los resultados. El día de las elecciones se crea un ambiente de pánico y miedo entre los electores, se sabotean los sistemas electrónicos y se difunden toda clase de mentiras y calumnias contra los enemigos de la “democracia” y la “libertad”, tal y como la entienden los opositores de la “sociedad civil”, por supuesto incondicionales a los mandatos de los Estados Unidos.

En la noche de las elecciones, en las que resultan perdedores los “revolucionarios” de colores, se denuncia el fraude, se convocan estudiantes y jóvenes en el centro de la ciudad capital y se inicia la protesta para que se cambie el resultado electoral o se vuelvan a realizar los comicios. Estas manifestaciones han sido preparadas con antelación y organizadas por las embajadas de los Estados Unidos, por la USAID y por las ONG “democráticas”. Cuando se efectúan las protestas, en forma automática la prensa mundial reproduce la noticia del supuesto fraude, algo que casi nunca se confirma, y la mentada “comunidad internacional” (un seudónimo de Estados Unidos y sus lacayos) afirma que no reconocerá dichas elecciones y presiona para que se cambie el veredicto o se realicen nuevamente, y cuando eso sucede salen victoriosos los “revolucionarios”, como sucedió en Ucrania en 2004.

Las “revoluciones de colores” en realidad son una orquestada maniobra de desestabilización política que tiene un guion preestablecido, que no por casualidad cuenta con un texto de cabecera que fue redactado por el estadounidense Gene Sharp de la 'Albert Einstein Institution' y que se titula de La dictadura a la democracia, que constituye un manual del Perfecto Golpe de Estado. El triunfo de una “revolución colorida” depende de la debilidad interna del gobierno atacado o de su incapacidad de entender lo que está en juego y de no proceder con firmeza para rechazar las maniobras desestabilizadoras. Su objetivo, como se evidencia en los países en donde han triunfado, es el de implantar un orden por completo favorable y proclive a los Estados Unidos, a la Unión Europea y a la OTAN.

Como resultado, los nuevos gobernantes rápidamente muestran su verdadera cara antidemocrática y antipopular e incurren en peores niveles de corrupción de los que denunciaban, aplican a rajatabla los dogmas neoliberales y abren las puertas de sus países a las multinacionales de los países imperialistas. Con esto queda claro que no constituyen ninguna revolución, sino que simplemente se han apropiado de esa palabra, quitándole su sentido radical, para presentarse como los portavoces de un sentimiento de descontento y rechazo ante un determinado gobierno. Dicen basarse en la no violencia y en la desobediencia pacífica, algo que nada tiene que ver con sus verdaderos intereses, como se demuestra cuando están en el gobierno, en donde ponen en marcha medidas antipopulares respaldadas en la violencia bruta, como se ha demostrado en casos como el de Georgia o Serbia.

LA REVOLUCION VINOTINTO (¿?) EN VENEZUELA
Todo este guion ya conocido y repetido en múltiples ocasiones por Estados Unidos y sus perros falderos es el que se ha intentado implantar en Venezuela desde hace varias semanas. Esto se complementa con todos los métodos de subversión y saboteo impulsados por los Estados Unidos desde cuando Hugo Chávez ganó las elecciones de 1998, porque van quince años de una prolongada acción contrarrevolucionaria contra el pueblo venezolano. Lo que sucede es que ante el fracaso del golpe de estado clásico en el 2002, las sucesivas derrotas de la “oposición” en las elecciones y ante la desaparición física del líder del proceso bolivariano, Estados Unidos, junto con la burguesía venezolana, ideó como plan estratégico del momento efectuar una revolución de color, y puso en marcha el guion previamente conocido en otras latitudes.

No es casual que a comienzos de este año hubiera aparecido un grupo de estudiantes que se declaró en huelga de hambre y que reclamó la presencia física del presidente Hugo Chávez, que estaba enfermo en Cuba. Al mismo tiempo, 'CNN' y todos los miembros de falsimedia empezaron a difundir el rumor que las elecciones iban a ser fraudulentas y la oposición manifestó que no aceptaría los resultados, si su candidato perdía.

Aunque el intento no ha sido exitoso si les fue favorable la coyuntura electoral, en la cual disminuyeron los votos chavistas y aumentaron los del candidato proestadounidense y el resultado final fue más estrecho de lo pensado. Este hecho facilitó la labor golpista y desestabliizadora que se puso en marcha desde el momento en que se supo oficialmente del triunfo de Nicolás Maduro. Durante la jornada electoral, además, fueron saboteadas las comunicaciones virtuales y electrónicas de los principales dirigentes de Venezuela y se intentó bloquear al Consejo Nacional Electoral. En forma simultánea, la 'CNN' y los canales privados de gran parte del mundo desinformaban y mentían y daban de antemano, sin ningún dato, confiable como ganador al candidato de la derecha.

Como estaba cantado, luego de que se dieron a conocer los resultados oficiales, Capriles los desconoció, presentó unas supuestas pruebas del fraude, se negó a aceptar la autoridad del Consejo Nacional Electoral y pidió un conteo manual del cien por ciento, es decir, el regreso al viejo sistema electoral. Como para que no quedara duda llamó a sus seguidores a manifestarse en la calle en repudio al pretendido fraude. Al mismo tiempo, 'CNN' y la casi totalidad de la prensa internacional empezó a hablar del resultado incierto, que no se sabía quién había ganado, de la polarización reinante y del triunfo por ligero margen de Henrique Capriles.

En Colombia, por ejemplo, los medios de incomunicación que nos contaminan con su brutalidad, han recurrido a todos los instrumentos del engaño y la mentira para deslegitimar el triunfo de Nicolás Maduro. Llama la atención en ese sentido que el Canal Capital en Bogotá –dirigido por un reconocido periodista- le haya prestado toda la noche del domingo a una politóloga de la Universidad de los Andes, de dudosa idoneidad, para que junto con unos mercachifles de la propaganda antibolivariana llegaran a decir, incluso antes de que se conociera el primer boletín del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, que Henrique Capriles había ganado. Esa fue la misma infamia de la cobertura de 'CNN' y compañía a nivel mundial.

Hasta la noche del 14 de abril, Capriles y sus partidarios se habían presentado como demócratas, pluralistas, defensores del Estado de derecho y mil embustes por el estilo, siguiendo las directrices de las “revoluciones de colores”, pero desde el mismo momento en que se conoció el veredicto electoral todos ellos se quitaron la máscara y empezaron a actuar como lo que son, unos fascistas, como lo pusieron de presente hace exactamente once años durante el fallido golpe de Estado del 2002. Y como en esa ocasión procedieron con los mismos métodos: atacaron a los pobres, evidenciaron su racismo y su rechazo al pueblo chavista, destruyeron hospitales y centros de salud atendidos por médicos cubanos, quemaron varias sedes del Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV), golpearon a cientos de personas que celebraban el triunfo de Nicolás Maduro, intentaron quemar viva a una persona, y han matado hasta el momento que se escriben estas líneas a siete personas.

Todos estos procedimientos criminales, apoyados por todo el poder mediático internacional, no son contrarios al verdadero sentido de los mal llamados “revolucionarios de colores”, sino su verdadera esencia, a la vez que expresan la catadura del imperialismo estadounidense. Ese proceder tenía como finalidad generar el caos, para dar la impresión que en Venezuela no había gobierno, reinaba la inestabilidad y estaban creadas las condiciones para pasar a otra fase, de golpismo abierto. Afortunadamente la reacción tanto del CNE como de Nicolás Maduro –luego de que este tuviera un desafortunado discurso en la noche del 14 de abril- fue rápida y efectiva y entendió que un factor clave para no dejar prosperar una “revolución de colores” es el tiempo y la firmeza. Actuar con decisión y rápido, sin dudas de ninguna clase. En este caso eso fue lo que se hizo, porque el lunes 15 el CNE proclamó oficialmente a Nicolás Maduro como presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela y se negó a aceptar un conteo manual de votos, maniobra con la que Capriles y los Estados Unidos buscaban el tiempo necesario para sembrar no sólo la duda sino para actuar a sus anchas y realizar sus maniobras de saboteo y terrorismo que tanto les gustan.

Fue esta actuación rápida lo que desesperó a Capriles y lo llevó a incitar al odio y a la violencia, con el resultado trágico que se conoce. Y por esa misma razón, Estados Unidos, su ministerio de colonias, la moribunda e insepulta OEA, y, como no podía faltar, el Reino de España –los mismos que respaldaron el golpe del 2002- han sido los únicos que se han atrevido a poner en duda la legitimidad del nuevo gobierno y su triunfo legal. Como esta vez el guion de las Revoluciones coloridas no salió como en las películas de Hollywood, en la que los que se presentan como los buenos vencen a sus malvados enemigos, Estados Unidos respira por la herida al decir por boca de uno de sus funcionarios de quinta categoría que la proclamación de Nicolás Maduro como presidente de Venezuela, por parte del Consejo Nacional Electoral, "fue un acto imprudente" y refleja "una crisis institucional", según las palabras de Kevin Withaker, Subsecretario asistente para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos. Claro, si lo que ellos querían era tiempo, para montar una cabeza de playa aparentemente legal, basándose en el conteo manual de los votos y en la incertidumbre y vacío legal que eso hubiera provocado, para consumar su “revolución de colores”

Por esta vez fracasó la revolución vinotinto (color de la camiseta de la selección venezolana de fútbol), pero el gobierno de Maduro y la conducción del proceso bolivariano deben aprender de esta dura experiencia y de los errores cometidos (entre ellos una desastrosa campaña electoral) para enderezar el proceso e impedir el triunfo de la contrarrevolución. Eso ya no sólo le interesa a Venezuela sino a los revolucionarios de América y del mundo que comprendemos que es necesario un proceso de rectificación para afrontar los diversos problemas económicos, productivos, sociales y políticos que enfrenta la patria de Bolívar y de Chávez, que es la misma de todos los que entendemos lo que significa una derrota al estilo de las que se vivió en Nicaragua en 1990.

18 de abril de 2013

REAJUSTES GEOESTRATÉGICOS EN TORNO A LA PENÍNSULA COREANA

Soldados surcoreanos participan en un ejercicio militar cerca de la zona 
desmilitarizada que separa a las dos Coreas, en Paju, al norte de Seúl. 
Foto Reuters

Alfredo Jalife-Rahme. La Jornada

Antecedentes
La desnuclearización de la península coreana estuvo a punto de ser resuelta por la intermediación del ex presidente Carter con el presidente Clinton, a quien le faltó tiempo para implementar el arreglo a cambio de una sustancial ayuda económica, proceso que fue descarrilado cuando Baby Bush colocó a Norcorea en su agenda bélica del eje del mal, al unísono de Irak (destrozada) e Irán (puesta en jaque).

Un contencioso anacrónico de la guerra fría se ha infectado ominosamente por la dinámica que se desenvuelve en el noreste de Asia debido a la escalada estratégica de la doctrina Obama y su política de contención de China, concomitante con el despliegue del cerco geoeconómico de la Alianza del Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés; al que Calderón incorporó a México).

Hechos
En forma inusitada se escenificaron coincidentes cambios de poder en cuatro de los seis participantes en la negociación de desnuclearización de la península coreana: China (presidente Xi Jingpin), Japón (premier Shinzo Abe) y las dos Coreas (Norte: Kim Jong-un, y Sur: primera mujer presidenta, Park Geun-hye), lo cual pudiera ser extensivo a la segunda administración Obama con la llegada al Pentágono de Chuck Hagel y al Departamento de Estado de John Kerry.

Tales ajustes político/administrativos –con la excepción relativa de Rusia (donde Vlady Putin transmutó su poder de primer ministro a presidente el año pasado)– se han reflejado en la escalada que llegó a su paroxismo en Semana Santa, que amainó mediante la asombrosa colaboración entre Rusia y Estados Unidos.

La escalada de retórica nuclear en la península coreana comporta específicas características interactivas a escala local, regional y, sobre todo, global entre las tres superpotencias geoestratégicas: Estados Unidos, Rusia y China.

Los juegos nucleares de guerra tanto unilaterales de Norcorea como bilaterales de Estados Unidos/Corea del Sur alcanzaron un delicado nivel que pudo haber desencadenado una guerra regional, más que en forma voluntaria, por un accidente y/o error de cálculo y/o sobrerreacción de los actores cuando la retórica bélica nuclear de Pyongyang fue superada en la puja por el envío del avión furtivo ( stealth) B-2 de Estados Unidos con una carga de 16 bombas nucleares a la frontera de Norcorea, que posee seis bombas nucleares: dato proporcionado por Mohamed El-Baradei, ex director de la AIEA, en una comida privada del canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, a la que concurrí como representante de IPPNW (premio Nobel de la Paz 1985).

La retórica bélica fue detenida el domingo de Pascua gracias a la intervención rusa que aclaró que no existía declaración de guerra de Norcorea a su país hermano Corea del Sur, sino que había sido un error de traducción ( The Voice of Russia, 31/3/13), mientras el recién ungido presidente chino Xi Jinping, después de haber fortalecido su alianza estratégica militar con Rusia (Bajo la Lupa, 20/3/13), no modificaba su gira africana.

Se notaba que Rusia, que tiene una frontera mínima de 17.5 kilómetros con Norcorea (China tiene mil 416 kilómetros), diluía el vino bélico de las partes. Un domingo después al de Pascua, el Pentágono decidió posponer por un mes la prueba de su misil estratégico intercontinental con ojivas nucleares (ICBM) Minuteman III (Afp, 7/4/13) como medida de buena voluntad hacia Rusia, lo cual fue agradecido públicamente por Vlady Putin durante su visita a la Feria de Hanover (RIA Novosti, 8/4/13), quien instó a sus socios (sic) de Norcorea a tomar en cuenta la decisión del Pentágono con el fin de desactivar la crisis.

A diferencia de la imperturbable tranquilidad de Corea del Sur (donde no existió pánico ni desplome de su bolsa), la preocupación de Vlady Putin fue notable: Si se desata un conflicto nuclear en la península coreana, Chernobyl aparecería como un cuento de niños ( Russia Today, 8/4/13).

En ese momento ya se habían ajustado a nivel nuclear las relaciones bilaterales entre Estados Unidos y Rusia, que curiosamente han progresado aceleradamente con la insólita declaración del muy influyente viceprimer ministro ruso Dmitry Rogozin, quien considera que el despliegue misilístico de defensa de Estados Unidos es un bluff ( The Moscow Times, 16/4/13).

Claro: días antes Chuck Hagel, flamante secretario del Pentágono, había desmantelado la cuarta fase del escudo de defensa de Estados Unidos de las fronteras rusas para recolocar su maquinaria misilística en Alaska, con el fin de defenderse de la amenaza norcoreana.
En esta partida multidimensional de ajedrez a escala global/regional/local el reajuste misilístico de Estados Unidos en Alaska favorecía la contención de China de la doctrina Obama.

De regreso a Pekín, el presidente Xi expresó que estaba en contra del caos en la península coreana con fines de satisfacer intereses egoístas: declaración inespecífica que fue interpretada por el geoestratega Zbigniew Brzezinski ( Joe Morning, 9/4/13) como un jalón de orejas al mandatario juvenil de Norcorea, pero que otros interpretaron también como una dedicatoria simultánea a la doctrina Obama.

China se ajusta así, después de Rusia y Estados Unidos, a la nueva correlación local/regional de fuerzas que implica también al vecino Japón, que participa en el nuevo reacomodo regional.

Dos semanas más tarde al clímax del domingo de Pascua, el flamante secretario del Departamento de Estado, John Kerry, realizó un viaje significativo a Corea del Sur, Japón y China con el fin de desactivar las graves tensiones en la península coreana y en el noreste asiático, que incluyó un llamado conciliador para un diálogo auténtico con Norcorea ( Global Times, 16/4/13).

Como que los seis países involucrados en el contencioso nuclear de la península coreana reajustan sus relaciones a un nuevo nivel geoestratégico.
El mismo Obama aminoró la capacidad de Norcorea en ensamblar una ojiva en sus misiles (“ delivery system”): Yonhap News (16/4/13).

Conclusión
No se puede deslindar la crisis en la península coreana de la confrontación entre China y Japón por la soberanía de las islas Diaoyu, como asienta subliminalmente el reciente Libro blanco de defensa nacional de China y sus nuevos desafíos en seguridad, cuando la región Asia/Pacífico se ha convertido en una escena significativa para el desarrollo económico del mundo y la interacción estratégica entre las grandes potencias; Estados Unidos ajusta su estrategia de seguridad en Asia/Pacífico y el escenario regional sufre profundos cambios ( Global Times, 16/4/13).

La alusión a Estados Unidos no pasa inadvertida: cierto país ha fortalecido sus alianzas militares en la región Asia/Pacífico, ha expandido se presencia militar en la región y frecuentemente hace más tensa la situación allí.

Un editorial del Global Times (16/4/13) señala que el Libro blanco está mayormente consagrado a temas marítimos y a los intereses foráneos de China, que exhibe ajustes estratégicos prácticos.

Tanto los juegos nucleares de guerra bilaterales de Estados Unidos/Corea del Sur como los unilaterales de Norcorea reflejan la nueva dinámica en el noreste asiático y su dramático ajuste estratégico regional debido a la doctrina Obama de cerco a China.

16 de abril de 2013

LA OTAN TOPA DE NUEVO CON SU PASADO TERRORISTA


Rafael Poch. La Vanguardia

“Gladio” reaparece en Luxemburgo
Un testigo inesperado ha dado esta semana un extraordinario giro al “proceso del siglo” que se sigue en Luxemburgo desde febrero. Se trata del caso “Bommeleeër”, literalmente el “colocador de bombas”: una serie de veinte atentados con bomba realizados en el tranquilo ducado entre 1984 y 1986 que fueron cometidos por miembros de las fuerzas de seguridad. El historiador alemán Andreas Kramer ha dado un vuelco al caso: el autor de 18 de aquellas 20 bombas, fue su padre, un agente del servicio secreto alemán, BND, que actuaba por cuenta de una estructura secreta de la OTAN, ha dicho.

Es así como la trama “Gladio”, relativamente bien conocida en países como Italia y Bélgica, asoma ahora en Luxemburgo. El testimonio de Kramer exculpa a los dos acusados del caso, Marc Scheer y Joseph Wilmes, ex miembros de la brigada móvil de la gendarmería y coloca en el primer plano de las sospechas al padre de Kramer, Johannes Kramer, fallecido en 2012 y definido por el hijo como “un prototipo de nazi”. También apunta al ex jefe de los servicios secretos de Luxemburgo (SREL), Charles Hoffmann.

Kramer es uno de los 90 testigos del proceso entre los que figuran el primer ministro Jean-Claude Juncker, el ex primer ministro y ex presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, el ex ministro de justicia Mar Fischbach y los príncipes Juan y Guillermo, hermanos del Gran Duque Enrique de Luxemburgo.

Los atentados de Luxemburgo, contra la cumbre de la Unión Europea del 2 de diciembre de 1985, contra una sede judicial y una larga serie de torres eléctricas, fue obra de un grupo de 40 personas, diez de ellas luxemburguesas, incluido el jefe de la “Brigada Móvil” de la Gendarmería local, Ben Geiben, en conexión con los servicios secretos alemanes (BND) y británicos (MI6), explicó Kremer.

“Mi padre era un terrorista, se trataba de puro terror y de asesinatos, calculaba conscientemente la muerte de personas”, declaró Kramer ante los jueces. Su padre le explicó sus hazañas porque quería que el hijo ingresara también en el BND. “Me amenazó de muerte en caso de que explicara algo, me lo tomé muy en serio”, dice el hijo.

Kramer sostiene que su padre participó en el atentado con bomba más grave de la historia alemana de posguerra, el del 26 de septiembre de 1980 en la Oktober Fest de Munich, la fiesta de la cerveza, que dejó 13 muertos y 213 heridos y fue inverosímilmente atribuido a la acción de un solo neonazi que murió en la explosión. El artefacto era complejo, una granada introducida dentro de un extintor, y requirió una notable pericia técnica.

En Luxemburgo se trataba de cultivar la estrategia de la tensión, el gran ducado era reticente en la probación de legislación de seguridad y había que motivarlo, explicó Johannes Kramer a su hijo. La operación formaba parte de la estructura “stay Behind”, una red internacional conocida en Italia como “Gladio” que creó inicialmente grupos armados preventivos para acciones de sabotaje en la retaguardia europea en caso de una invasión soviética y que acabó siendo utilizado políticamente en Europa y nutriéndose de ultraderechistas.

La existencia de Gladio, una estructura de la OTAN, secreta dentro del secreto de la Alianza, que Kramer describe como “un servicio secreto dentro del servicio secreto”, fue reconocida en Italia por el primer ministro Giulio Andreotti en agosto de 1990.
En un informe de 326 páginas de la comisión de investigación del Senado italiano sobre los sangrientos actos terroristas que Italia conoció entre 1967 y 1987, en el marco de la estrategia de la tensión para impedir, entre otras cosas, la participación de los comunistas en el gobierno, lo que le costó la vida al primer ministro Aldo Moro (491 muertos y 1181 heridos en dieciocho años), la cámara concluyó finalmente, en junio del año 2000, que, “aquellas masacres bombas y acciones militares fueron organizadas, o promovidas, o apoyadas por hombres dentro de las instituciones del Estado italiano y, como se ha descubierto más recientemente, por hombres vinculados a las estructuras de la inteligencia de Estados Unidos”.

La historia de esta estructura es parcialmente conocida gracias al estudio del profesor suizo Daniele Ganser publicado en 2005, “Gladio los ejércitos secretos de la OTAN”. El juicio de Luxemburgo es sumamente interesante porque incluye las veinte bombas del gran ducado en una serie vinculada a algunos de los mayores actos terroristas realizados en Europa en los años setenta y ochenta.

Kramer dijo el jueves en su declaración que los atentados se coordinaban a través del “Comité Clandestino Aliado”(Allied Clandestine Committee) bajo la dirección del General alemán Leopold Chalupa. Aún vivo, Chalupa fue comandante en jefe de las tropas de la OTAN en Europa Central (CINCENT) desde 1983 a 1987. Kramer ha pedido que sea llamado a declarar junto con el ex secretario de estado de defensa Andreas von Bülow y otro agente del BND vinculado al “stay Behind” llamado Norbert Zuretzko.

Los abogados de la defensa, Gaston Vogel y Lydie Lorang consideran que esta trama explica el cúmulo de irregularidades y misterios que la instrucción del proceso ha conocido a lo largo de los años, en forma de decisiones judiciales ignoradas, desaparición de más de 80 pruebas, destrucción consciente de documentos por el SREL así como informaciones sensibles que la policía de Luxemburgo no entregó a los investigadores y que habrían exculpado a sus defendidos, meros chivos expiatorios.

Kramer dijo que los atentados de Luxemburgo crearon divergencias dentro de la OTAN que llevaron a interrumpir la serie de golpe en 1986 para concentrarse más en Bélgica.

Entre 1983 y 1985 Bélgica sufrió una insólita ola de atentados que ha pasado a la historia como las “masacres de Brabante”, gran parte de ellos a cargo de unas “Células Comunistas Combatientes” (CCC) que en realidad fueron organizadas por la extrema derecha y que utilizaron armas y explosivos procedentes de una acción clandestina de entrenamiento de las fuerzas especiales americanas en la localidad de Vielsalm en la que murió un oficial de la policía belga.

Particularmente actual e inquietante ha sido la impresión manifestada por Kramer en el juicio de Luxemburgo de que la estructura del “stay Behind” continúa activa en Alemania y que el escándalo de la célula neonazi NSU, cuyo juicio comienza el miércoles en Munich podría estar relacionado. El caso “Clandestinidad nazi” (NSU) es el asunto de terrorismo más grave registrado en la Alemania de los últimos veinte años y ha venido marcado por una misteriosa ineficacia de los servicios secretos. Durante más de una década el grupo responsable de diez asesinatos, nueve de ellos xenófobos, dos atentados con bomba y más de una docena de atracos entre 1998 y 2011, actuó impunemente sin que oficialmente fuera detectado.