Por
Marat
Mucho
se ha escrito sobre el oportunismo de Sánchez al sacar de
Cuelgamuros el cadáver del genocida Francisco Franco. No voy a poner
en duda las imputadas intenciones del presidente provisional del
gobierno de España. No se trata de eso.
De
lo que sí se trata es de que la permanencia del cuerpo de un traidor
a un gobierno legitimamente constituido (el de la II República), que
arrastró, junto con la peor tradición militar española y la
oligarquía de la nación a una guerra civil que costó centenares de
miles de muertos, alrededor de 100.000 ejecutados sumariamente por
consejos de guerra militares según el historiador Hugh Thomas y en
torno a 750.000 exiliados (todo eso en un país con alrededor de
25.000.000 de habitantes) en un mausoleo dedicado, no a la
reconciliación como afirman los fascistas, sino a la glorificación
de un criminal de guerra no juzgado es una anomalía histórica y
democrática.
Ni
los cadáveres de Salazar, Mussolini, Ante Pavelic, ni por supuesto
Hitler, cuyos restos desaparecieron, han gozado de tal reconocimiento
público. Las tumbas de tales monstruos, salvo la inexistente del
führer, están ajenas a cualquier monumento de glorificación de sus
crímenes.
Las
democracias capitalistas son democráticas sólo en las formas, ni
siquiera siempre. No lo son en absoluto para las clases trabajadoras
que pagan las crisis del capital al que todos los gobiernos del signo
que sean obedecen ciegamente. Pero las formas que sí mantienen son
importantes porque significan que, al menos públicamente, abominan
de las monstruosidades del más horrendo crimen contra la humanidad
que representaron el fascismo y el nazismo. Esas y algunas otras
cuestiones son las que distinguen la barbarie más indecente de
cierto atisbo de dignidad y civilización humanas.
Que
a estas alturas, 44 años después de que reventara la bestia, haya
quienes se indignen, solivianten y agiten sus bestiales extremidades
porque se traslade la momia del mayor asesino en serie de la historia
de España desde esa especia de pirámide del sacrificio que
constituyó para los condenados que la elevaron al mausoleo de su
degenerada familia de herederos del latrocinio del dictador solo
indica que nos encontramos ante la peor escoria que puede albergar un
país.
Decir
que no se respeta a un muerto que jamás respetó ni a los que
asesinó ni a sus familias, ni a la memoria de las cunetas en las que
yacieron sus víctimas es propio de la peor calaña subhumana.
Aludir
a que trasladar el cuerpo, con el máximo respeto, desde lo público
(basílica del Valle de los Caídos) a lo privado (panteón familiar
en Mingorrubic fofnoso) -eso sí, pagado con fondos públicos- es reabrir las heridas de la guerra civil es la
pataleta del fascista que se queda sin uno de sus lugares de patética
peregrinación y afirmación histérica.
Pretender
que hay muchas otras cuestiones más importantes para el país,
(paro, crisis, pensiones,...) cuando se hace desde la basura
mediática de El Mundo, La Razón, OKDiario y demás morralla de la
Brunete “opinática” es una hipérbole cínica cuando son
precisamente esos vertederos los que más se han empeñado en
justificar las políticas de los gobiernos que decretaron la pobreza
que exigía el capital para rapiñar como beneficio privado en el
antiguo gasto social.
Que
de todo ello haga su agosto electoral un partido fascista, cuyo líder
lleva pistola, defiende la empresa privada pero siempre ha vivido de
chupar de los chiringuitos públicos que le montaron los que
organizaron la Gürtel, defensor divorciado de la familia y el
matrimonio canónico, es como para preguntarse a qué juegan sus
votantes y de qué material están hechos.
Que
Iglesias haya planteado que se debiera haber retrasado el traslado de
los restos de Franco hasta después de las elecciones porque le
parece electoralista demuestra que su ataque de cuernos, tras no haber
logrado ser Vicepresidente de la nada, tiene rasgos patológicos
severos. Él sabe bien que era ahora o nunca porque lo que viene ya no irá por derrotero alguno de verdad, justicia y reparación.
No
creo que Sánchez pase a la historia por muchas cosas, ni siquiera
que renueve su mandato, no lo merece. Pero sí lo hará por haber
hecho lo que sucesivos Presidentes del período “democrático”
(Suárez, Calvo Sotelo, González, Aznar, Zapatero y Rajoy no
hicieron), unos porque el de la mojama era su caudillo en el fondo,
otros por cobardía.
Si aquellos presidentes ante la obscenidad de que un asesino masivo de seres humanos permaneciese entronizado en su tumba hubieran querido no ser oportunistas con la cuestión podrán haber escogido el momento para trasladar su cadáver. No lo hicieron.
Sí, Sánchez es un oportunista que busca sumar votos donde quizá no encuentre tantos. Pero en tiempos en los que se blanquea al fascismo, se le normaliza y presenta casi como respetable opción dentro del parlamentarismo burgués, quizá ciertos antifascismos deban tomar nota y preguntarse si no la están cagando olímpicamente cuando defienden a las peores burguesías de ciertos territorios por eso de que es revolucionario romper un país mientras se inhiben de celebrar que un monstruo salga de su pirámide.
Si aquellos presidentes ante la obscenidad de que un asesino masivo de seres humanos permaneciese entronizado en su tumba hubieran querido no ser oportunistas con la cuestión podrán haber escogido el momento para trasladar su cadáver. No lo hicieron.
Sí, Sánchez es un oportunista que busca sumar votos donde quizá no encuentre tantos. Pero en tiempos en los que se blanquea al fascismo, se le normaliza y presenta casi como respetable opción dentro del parlamentarismo burgués, quizá ciertos antifascismos deban tomar nota y preguntarse si no la están cagando olímpicamente cuando defienden a las peores burguesías de ciertos territorios por eso de que es revolucionario romper un país mientras se inhiben de celebrar que un monstruo salga de su pirámide.
Eso
sí, si Sánchez hubiera sido mi Presidente no hubiera trasladado a
la momia desde el mostrenco del Valle de los Caídos a Mingorrubio
sino al vertedero de basuras de Valdemingómez.