¿Qué razón puede haber para qué Merkel y Sarkozy encabecen una cruzada para disminuir los costes salariales en países con una proporción PIB/coste menor que en el suyo?
El objetivo fundamental de la reforma laboral que ha decretado Rajoy no es otro que bajar los salarios de los trabajadores, tanto públicos como de empresas privadas. Además hemos visto el empeño que ha puesto Merkel en la disminución salarial afirmando que era preciso trabajar más horas por menos salario.
En esta línea inició Rajoy su primera medida que no fue otra que congelar el salario mínimo. El Salario mínimo no guarda relación con la pensión contributiva mínima, es inferior en un 16% a la pensión con cónyuge a cargo (1.711 €/año) y solamente un 3,6% superior si no tiene cónyuge (315 €/año). Subir las pensiones y congelar el salario mínimo solamente se puede explicar desde una perspectiva electoralista. Obviamente no es que las pensiones deban reducir su cuantía al salario mínimo, sino al revés. La importancia de esta congelación está en la función que realiza el SMI de establecer el suelo de la negociación colectiva y de la fijación de los salarios. Con un conjunto de grupos o categorías salariales, su incremento eleva a todas y cada una de ellas, salvo que exista una política de redistribución de la masa salarial, cosa que no suele ocurrir.
La explicación puede deberse a la necesidad de establecer un cinturón en el sur de la UE que frene los incrementos salariales tanto en Alemania como en Francia
La distribución en 2010 de la masa salarial en el Estado, a partir de los datos de Hacienda de la estadística de Salarios y pensiones en fuentes tributarias, provocó que el 43,5%, algo más de dos de cada cinco asalariados percibiese menos de 1.000 euros al mes. Estos 7,8 millones de personas percibieron el 13,3% de la masa salarial repartida. Uno de cada cuatro, el 25,4%, tuvo de media un salario de 1.240 euros/mes y el 23% de la masa salarial. Entre ambos grupos se encuentran siete de cada diez asalariados. Por el contrario, el grupo de mayor retribución, con un salario medio de 4.877 euros, representando uno de cada catorce asalariados, percibe uno de cada cuatro euros (el 7% de los asalariados percibe el 25% de la masa salarial). Este abanico salarial es demasiado amplio y debería estrecharse en la medida en que el SMI pudiera servir de factor corrector. Congelado por Rajoy el salario mínimo, la pretensión de reajuste salarial, obviamente se dirige hacia esos siete de cada diez que perciben menos de 1.500 euros mensuales. Esta es la situación de los asalariados que no parece nada halagüeña.
Si relacionamos el SMI con la renta per cápita para ver en qué parte de la riqueza se le garantiza a un asalariado y lo comparamos con otros países de la UE que también tienen SMI, la comparación revela un nivel de injusticia muy superior al de nuestro entorno. El SMI garantiza más del 50% del PIB per cápita en Francia (58%), Bélgica (54%), Eslovenia y Malta (52%), Inglaterra y Grecia (51%) y Holanda (50%). Un segundo grupo que garantiza más del 40% está integrado por Polonia (48%), Irlanda (47%), Croacia (41%) y Portugal (40%). Por encima del 35%, se encuentran Hungría (39%) y España y Letonia (38%). En el último grupo se encuentran Lituania (31%), Bulgaria, Eslovaquia, Rumanía y Estonia (30%) y, finalmente, la República Checa (26%). Todavía no hay datos en Eurostat de cómo se sitúan Grecia y Portugal después de la disminución forzada de su SMI.
La amenaza de deslocalización es uno de los frenos a las reivindicaciones salariales de los trabajadores
En 2010 la renta per cápita española era muy similar a la media de la UE, 24.500 euros frente a 24.400 de media europea. Sin embargo los costes laborales por hora de trabajo eran inferiores en proporción a otros países.
El coste/hora de un trabajador en la industria alemana es un 39% superior a uno de España cuando su renta es solamente un 18% superior. En el conjunto de sectores, salvo el primario del que se carecen de datos, el coste/hora de Alemania es un 28% superior al coste/hora en España. Esa relación coste/PIB se mantiene en el conjunto de los sectores, con alguna excepción que conviene analizar, salvo el cote/hora en el sector energético. En hostelería es mayor en España en 14 céntimos de euro, un 1%, y en actividades sanitarias y servicios sociales en un 4,4%, 1,07 euros. No existen datos más desagregados que nos permitiesen comparar el sector sanitario y los servicios sociales por separado. La atención a la dependencia está mucho más desarrollada que aquí y obviamente tiene un coste/hora muy inferior a la sanidad. El segundo factor que opera son los “mini jobs” alemanes. Tanto en hostelería como en dependencia es en las actividades donde se dan con mayor profusión. Estas actividades no compiten, de momento, en el conjunto de la Unión porque son muy locales.
Si hacemos una comparación similar con Francia, el otro estado proclive aunque sin tanta presencia, el resultado es similar. El PIB per cápita francés es un 7,3% superior al nuestro. El coste hora de la mano de obra en la industria es un 34,2% superior y en el conjunto de los sectores es un 34,4% mayor. En todos los sectores, salvo el energético, su coste es mucho mayor. En general, es posible afirmar que el coste/hora de los asalariados españoles se sitúa por debajo de los costes medios de los países con un nivel similar de PIB per cápita.
Intentan, con el aplauso de Rajoy, forzar a los países del sur a ser el freno de la justa expansión salarial de los asalariados franceses y alemanes
La distribución de las rentas que aparece en el cuarto trimestre de 2011 quisiera llevarle la contraria a Merkel, Sarkozy y Rajoy. Por primera vez desde que hay series, la proporción de renta de los asalariados es inferior al excedente bruto empresarial. Este trasvase de rentas salariales de los asalariados al excedente bruto empresarial se ha venido realizando de forma más aguda desde el segundo trimestre de 2010, coincidiendo con el giro de la política social y económica.
Entre el 2º trimestre de 2010 y el 4º del 2011, la retribución de los asalariados ha cedido 4,2 puntos al excedente empresarial, pasando de ser el 54,1% a solamente el 49,9%. Esta situación es diferente tanto a la de la zona euro, donde las retribuciones de los asalariados suponen 10,6 puntos más que el excedente empresarial, como a la del conjunto de la UE donde la diferencia es de 11,4 puntos. Es a caballo de la crisis cómo se han ido invirtiendo los términos. En el primer trimestre de 2008 las retribuciones salariales eran 0,2 puntos superiores a la zona euro y solamente 0,7 puntos menos que la Unión.
Hasta ahora hemos visto cómo existe un gran número de trabajadores con salarios bajos, dos de cada cinco cobrando menos de 1.000 euros y siete de cada diez menos de 1.500 euros. También que el salario mínimo se sitúa, en relación con nuestra riqueza en los umbrales más bajos de la UE, en un nivel más próximo a algunos de los antiguos países del este que a los países con una renta similar a la nuestra, aunque hay otros del este que nos superan con creces. España es el sexto país, de los 20 que tienen SMI, por renta y el treceavo por la relación entre renta y SMI. Además comprobamos cómo la crisis ha sido utilizada para trasladar 4,2 puntos de rentas salariales a excedentes empresariales, situándose esta distribución muy por debajo de la media europea.
¿Qué razón puede haber para qué Merkel y Sarkozy encabecen una cruzada para disminuir los costes salariales en países con una proporción PIB/coste menor que en el suyo? La explicación puede deberse a la necesidad de establecer un cinturón en el sur de la UE que frene los incrementos salariales tanto en Alemania como en Francia. La amenaza de deslocalización es uno de los frenos a las reivindicaciones salariales de los trabajadores. Intentan, con el aplauso de Rajoy, forzar a los países del sur a ser el freno de la justa expansión salarial de los asalariados franceses y alemanes.