Imagen del videoclip "Are You Lost In The World Like Me?" |
Juan
Andrés Pérez Rodríguez. canarias-semanal.org
El
más reciente videoclip del cantante de música electrónica
estadounidense Richard Melville Hall, más conocido por sus
seguidores como Moby, puede interpretarse como una paráfrasis
artística de la concepción de Marx acerca del fetichismo. Cuanto
más se enajenan las personas proyectándose en las mercancías que
adquieren, más le pertenece a estos objetos su propia existencia.
En
el videoclip del célebre músico se representa una sociedad, como la
actual, aparentemente interconectada pero que, en realidad, se ve
reducida a individuos atomizados, que actúan como autómatas
dependientes de los teléfonos móviles y otros aparatos electrónicos
similares. La obra pone de manifiesto la frivolidad, la soledad y la
angustia que este tipo de vida puede generar en los sujetos.
La
canción , publicada en el canal de YouTube del artista, "Are
You Lost In The World Like Me?" (¿Te encontrarás
perdido en el mundo como yo?), forma parte de su último trabajo
discográfico de estudio, These Systems Are Failing (Estos sistemas
están fallando), lanzado el pasado 14 de octubre.
La
labor de animación del vídeo ha corrido a cargo de Steve Cutts, un
artista de la imagen londinense que se inspira en los dibujos
animados de los años '30 de Max Fleischer-(productor de
cortometrajes de animación de Betty Boop y Popeye, el marino-. A
través de sus imágenes, y en correspondencia con el texto de la
canción, Cutts logra recrear artísticamente el asfixiante y
vertiginoso mundo que emerge de las sociedades de consumo.
En
opinión de Cutts, el vídeo que acompaña al texto y la música de
Moby es un intento por mostrar "el incremento de la
dependencia a la tecnología y la falta de interacción humana".
Para
nadie es un secreto que hoy un porcentaje creciente de las
poblaciones de los países desarrollados comienza a desarrollar
diferentes niveles de adicción a sus smartphones Varios estudios al
respecto lo confirman. A día de hoy, un 77% de las personas que
posee un teléfono inteligente padece temor y ansiedad ante el hecho
de no poder consultarlo cada vez que lo desea. A ese estado emocional
se le denomina “nomofobia”.
El
Estado español no es una excepción en lo que respecta a este nuevo
tipo de adicciones relacionadas con las nuevas tecnologías. Este
país ocupa el primer puesto europeo en lo que respecta al número de
adolescentes adictos a Internet. El 21,3% de los jóvenes está
"atrapado" en la Red, frente a la media del 12,7%
del resto de la UE.
Lo
peligroso de esta dependencia a los smartphone o la Red es su fuerte
carácter adictivo, comparable a con los trastornos relacionados con
la ludopatía y que, igualmente, pueden llegar a producir altos
grados de angustia. Especialmente, si pensamos que cuando alguien
está solo, ensimismados con el teléfono, el “yo” se siente
“glorioso”, sin apercibirse de que se hunde en un pantano del que
será muy difícil salir.
Está
claro que la cuestión de las adicciones no se puede abordar
solamente desde un punto de vista moral. Sin embargo, ello no impide
que en la en la lucha contra las nuevas formas de alienación,
propias de las sociedades capitalistas contemporáneas, el arte
pueda jugar un papel importante.
Dentro
del mundo de la de la industria musical de reproducción en seria, la
obra de Moby - de canciones progresivas, rockeras, de estilo
techno o de género ambiente - se presenta, de alguna manera, como
reveladora del fetichismo burgués.
Seguramente,
su trabajo no se podría enmarcar rigurosamente dentro del llamado
arte político-crítico. Ese “arte que desafía las tramas de
poder y dominancia ideológico-sociales y culturales, generando
alternativas de sentido en las brechas e intervalos del sistema
hegemónico”. Pero no es desdeñable, en cualquier caso, como
un disparo de significación que interpela a la reflexión crítica.