24 de septiembre de 2015

“SEGURIDAD GLOBAL DEL AGUA” Y ALIMENTOS, SEGÚN ESTADOS UNIDOS

Alfredo Jalife-Rahme. La Jornada

El Departamento de Estado requirió una evaluación sobre la Seguridad global del agua a la comunidad de espionaje de Estados Unidos: ICA (por sus siglas en inglés), encabezada por la dupla DIA/CIA (https://goo.gl/MnNrch).

ICA se concentró en un número de países que son estratégicamente importantes para Estados Unidos y en temas transfronterizos en siete cuencas acuíferas en riesgo: Nilo, Tigris/Eufrates, Mekong, Jordán, Indus, Brahmaputra y Amu Darya (http://goo.gl/6MrckZ), que, coincidentemente, forman parte del aciago arco de la crisis de Zbigniew Brzezinski.

En su diagrama El agua del planeta (http://goo.gl/x6hxyE), ICA dramatiza la captura aplastantemente mayoritaria del sector agrícola tanto en el uso de agua fresca retirada (de consumo y no consumo) como en su uso de agua retirada por sector –respectivamente 68 y 93 por ciento– frente al minoritario uso doméstico/industrial y eléctrico, sumado a la evaporación de los depósitos.

ICA oculta la geopolítica del agua del siglo XXI (http://goo.gl/WPFeLs) y evalúa que en los próximos 10 años “varios países importantes para Estados Unidos experimentarán problemas acuíferos –escasez, calidad pobre o inundaciones– que amenazan la inestabilidad y los fracasos de los países e incrementan las tensiones regionales que los distraen de trabajar  con Estados Unidos en objetivos políticos importantes para Estados Unidos”, cuando los problemas del agua impedirán la habilidad de países clave para producir alimentos  y generar energía, constituyendo un riesgo a los mercados globales de alimentos y restringiendo su crecimiento económico.

Como resultado de las presiones demográficas y el desarrollo económico, el norte de África, Medio Oriente y el sur de Asia confrontarán los mayores desafíos  para lidiar con los problemas del agua.

A mi juicio, entre los BRICS, India es la más vulnerable, en tanto Brasil, Rusia y China son superpotencias hidráulicas.

ICA paraliza en forma perentoria la capacidad de desalinizar el agua por los países costeros afectados.

No es nada desdeñable la correlación que plantea en los países en vías de desarrollo entre el manejo del binomio agua/agricultura con su PIB.

Las oportunidades de liderazgo global de Estados Unidos son únicas –¡claro, sin contar California ni su expoliación de los ríos Bravo y Colorado!–, según ICA: el “conocimiento ( expertise) de Estados Unidos en el manejo del agua es ampliamente reconocido ”, por lo que el mundo en vías de desarrollo acudirá a Estados Unidos para encabezar a la comunidad (sic) global al desarrollo e implementación de políticas sanas para el manejo de los recursos de agua a nivel local/nacional/regional.

Juzga que existirá presión para que Estados Unidos se comprometa más a hacer del agua una prioridad global con el apoyo a proyectos de desarrollo mayores, incluyendo la ayuda financiera, mediante la “difusión satelital y otros datos sensibles remotos e instrumentos de modelo hidrológico que llevarán a que Estados Unidos apoye el desarrollo de acuerdos legales e institucionales que resuelvan las disputas del agua".

El beneficio de Estados Unidos provendrá de una incrementada demanda de exportaciones agrícolas conforme aumenta la escasez de agua en varias partes del mundo, que dependerán de mercados abiertos, en lugar de buscar acuerdos bilaterales tierra/arrendamiento en otros países para conseguir su seguridad alimentaria. ¡Ni más ni menos que el neoliberalismo global acuífero/agrícola!

Ahora entendemos los alcances del plan israelí de la fétida ley Korenfeld de Conagua (http://goo.gl/yFyEZY).

Un capítulo fundamental de la evaluación de ICA concierne a los riesgos a la agricultura y al crecimiento económico, cuando “en los próximos 10 años el agotamiento del abasto subterráneo en algunas áreas agrícolas –debido al pobre manejo– representará un riesgo al mercado alimentario tanto nacional como global”.

Resulta que numerosos países han sobrexplotado su agua subterránea para satisfacer su creciente demanda alimentaria, por lo que el agua subterránea agotada y degradada puede amenazar la seguridad alimentaria y, por ende, amenazar la disrupción social.

En el México neoliberal itamita hace mucho que fue enterrada la seguridad alimentaria (http://goo.gl/o3WHDL).

Por cierto, el tema de la pendiente reforma agrícola de México lo acabo de abordar en la Cámara de Diputados (https://goo.gl/PGJav9).

ICA cita una perogrullada: cuando el agua asequible para la agricultura es insuficiente, los trabajadores agrícolas pierden su empleo con menores cosechas para cultivar. Hoy 35 por ciento de la fuerza laboral global está empleada en la agricultura, con un alto porcentaje en varios países en vías de desarrollo donde la agricultura consume hasta 95 por ciento del uso total de agua, de acuerdo con la FAO.

Entre la laboricida automatización robótica y los drones, sumados al control tecno-agrícola, ¿cómo piensa Estados Unidos manejar tanto magno desempleo global, con su subsecuente disrupción social?

ICA juzga que varios avances en la producción agrícola se han debido al uso sin precedente de las finitas reservas subterráneas, cuando 99 por ciento del agua fresca asequible del planeta se encuentra en los acuíferos, de los que 2 mil millones de personas dependen del agua subterránea como su única fuente acuífera.

Otro problema radica en que la extracción de agua de los acuíferos excede la tasa de relleno, cuando ciertos sistemas subterráneos necesitan varios siglos para su reposición.

ICA calcula que el sobregiro anual total de los acuíferos en el mundo sean quizá el doble del flujo anual del río Nilo.

Según datos satelitales de la NASA, el agua es agotada más rápido en el norte de India que en otras zonas comparables del mundo.

En 2005, el Banco Mundial evaluó que la irrigación subterránea apoya en forma directa o indirecta 60 por ciento de la agricultura irrigada, y 15 por ciento de la producción alimentaria de India depende del uso insustentable de agua subterránea.

El enfoque de Estados Unidos es privatizador, con el manejo y las inversiones del agua mediante la tecnología que reduce la cantidad de agua necesitada para la agricultura.

A mi juicio, el golpe de Estados Unidos es doblemente letal: lidera la agricultura global y su utilización casi monopólica de la tecnología hidráulica.

El control de Estados Unidos sería total mediante una estructura integrada de manejo del recurso acuífero que evalúa el ecosistema entero y entonces usa la tecnología y la infraestructura para la utilización eficiente del agua, control de inundaciones, redistribución del agua y preservación de la calidad.

En forma perturbadora, ICA cita el aciago acuerdo entre Estados Unidos y México sobre los términos de reparto de agua de los ríos Colorado y Bravo y sus principales afluentes, que permite a Estados Unidos las contribuciones de los afluentes de los ríos mexicanos, sin el acceso de México a las contribuciones de los afluentes de los ríos de Estados Unidos.


No es ninguna novedad el entreguismo masoquista del “México neoliberal itamita”. ¿Tal sería su aplicación al resto del mundo?

23 de septiembre de 2015

LA DEFLACIÓN ES LA PEOR PESADILLA PARA ESTADOS UNIDOS

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Sin salirse de la ortodoxia de la visión puramente financiera, que obvia la caída de la tasa de ganancia del capitalismo mundializado desde al menos los últimos cuarenta años, derivada del desajuste entre una sobreoferta productiva (crisis de producción) sobre la capacidad real de demanda y consumo, como el origen de la megafinanciarización de la economía y, en suma, de la razón primera y última de esta crisis, el autor muestra, sin embargo, la cruda realidad de la economía norteamericana, atrapada entre el riego del Caribdis de la inflación y la amenaza del Escila de la deflación.

El texto fue escrito antes de que la FED pospusiese su subida de las tasas de interés, envuelta en la justificación de que “aunque la economía norteamericana va bien” los “riesgos globales” (China, países emergentes, commodities) se están incrementando. El capitalismo tanto norteamericano como mundial está atrapado sin otras salidas que la guerra, aspecto éste que, no obstante, se desatiende en este artículo.
Sin más, les dejo con el mismo.

Ariel Noyola Rodríguez. Global Research
“Desde hace varios meses la Reserva Federal viene insistiendo con que la recuperación de la economía norteamericana va viento en popa. Sin embargo, los estímulos monetarios multimillonarios (‘Quantitative Easing’) y mantener la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’) cercana a cero no ha sido suficiente para disipar por completo las tendencias recesivas. A 7 años de la quiebra de Lehman Brothers, la actual presidenta del banco central estadounidense, Janet Yellen, enfrenta un serio dilema: detener el auge bursátil bajo el riesgo de convertir en realidad la peor pesadilla de Estados Unidos, la deflación.”

La economía de Estados Unidos muestra aparentemente señales de recuperación. Durante el segundo trimestre de 2015 el Producto Interno Bruto (PIB) registró un aumento de 3.7% –en términos anuales–, muy por encima de la primera estimación de 2.3% que se publicó hace 2 meses.

Esta nueva revisión del crecimiento del PIB colmó de optimismo a los dirigentes de Washington, ya que, según ellos, logró disolver la desconfianza que surgió durante el último trimestre de 2014, cuando la actividad económica se desplomó 0.7 puntos porcentuales[1].

Washington se vanagloria de que el mercado laboral se repone a paso veloz. El sector privado generó más de 13 millones de empleos a lo largo de los últimos 5 años y medio[2]. En agosto, la nómina no agrícola sumó 173,000 plazas, que si bien representa un monto menor comparado con el promedio de 247,000 de los últimos 12 meses, por lo menos resultó suficiente para disminuir la tasa de desempleo de 5.3 a 5.1%, la más baja desde abril de 2008[3].

Estados Unidos prácticamente se encuentra en un nivel de «pleno empleo», asevera Loreta J. Mestter, la presidenta del Banco de la Reserva Federal de Cleveland. No obstante, esa presunción contrasta con la precariedad que padece la mayoría. El «modo de vida americano» (‘American way of life’) es una ficción que únicamente aparece en el cine y la televisión. Los estadounidenses que viven en los suburbios más pobres se han convertido en las principales víctimas de una política económica que favorece a menos de 1% de la población.

La Reserva Federal de Estados Unidos tiene un doble mandato, por un lado, promover la creación de empleo y, por otro lado, garantizar la estabilidad de precios, según se lee en los estatutos del banco central. Sin embargo, esos objetivos no se cumplen, son ‘letra muerta’.

En primer lugar, el nivel rentabilidad empresarial no es tan alto como para producir un ciclo expansivo de largo plazo. En consecuencia, la inflación se mantiene demasiado baja, incluso corre el peligro de convertirse en deflación (caída de precios). En segundo lugar, el «dinamismo» del mercado laboral estadounidense está muy sobredimensionado por la Casa Blanca. La tasa de desempleo cercana a 5% oculta que el subempleo todavía se mantiene muy elevado[4].

De acuerdo con una definición mucho más amplia de desempleo (metodología U-6), que incluye a los trabajadores a tiempo parcial (6.5 millones de estadounidenses) –pero que estarían dispuestos a ocupar plazas de tiempo completo–, así como a las personas que abandonaron la búsqueda de empleo durante el último año (1.8 millones de estadounidenses) –pero que eventualmente regresarían a sumarse a la fuerza laboral–, la tasa de desempleo se ubica en 10.3%.

El ‘estancamiento secular’
Si bien la Reserva Federal mantiene desde diciembre de 2008 la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’) entre 0 y 0.25%, ello no ha logrado detonar inversiones masivas para, en esa misma proporción, impulsar la creación de empleo en todo el país. Lo mismo sucede en el caso de los programas de flexibilización cuantitativa (‘Quantitative Easing’), son medidas que en poco o nada han contribuido a aliviar el deterioro económico del estadounidense ordinario.

Ben S. Bernanke, el anterior presidente de la Reserva Federal, anunció en diciembre de 2008 la compra de activos sustentados en hipotecas (‘asset-backed securities’), y en noviembre de 2010 la adquisición de bonos del Tesoro (‘U.S. Treasury bonds’), acciones que, según su propia lógica, ayudarían a incrementar el otorgamiento de crédito de parte de los bancos, y mantener las tasas de interés de largo plazo en niveles mínimos.
Nunca en la historia del capitalismo se había llevado a cabo un plan de estímulo monetario de tal magnitud: inyecciones mensuales de liquidez por un monto de 85,000 millones de dólares. Como consecuencia de esa política, las compras multimillonarias de activos multiplicaron por 5 el tamaño de la hoja de balance (‘balance sheet’) de la Reserva Federal, que pasó de 870,000 millones de dólares a más de 4.5 billones de dólares entre agosto de 2007 y noviembre de 2014.

Los mayores beneficiarios resultaron ser los grandes bancos de inversiones: Citigroup, Goldman Sachs, J.P. Morgan Chase, Bank of America, Morgan Stanley, etcétera. En lugar de apoyar el desarrollo de la actividad productiva y la generación de empleos de calidad, la política monetaria «no convencional» implementada por la Reserva Federal promovió la «exuberancia irracional» de los inversionistas que operan en Wall Street. En cambio, en el grueso de la economía el «proceso de recuperación» continuó siendo débil y desigual.
Larry Summers, quien estuvo a cargo del Departamento del Tesoro de 1999 a 2001 bajo la presidencia de Bill Clinton, tomó prestado a finales de 2013 el concepto de ‘estancamiento secular’ para analizar las condiciones de la economía norteamericana, el mismo que el economista Alvin Hansen (1887-1975) hilvanó en la década de 1930, en plena ‘Gran Depresión’[5].

Según Summers, si bien es cierto que las bolsas de valores alcanzaron ya los niveles de capitalización observados antes del estallido de la crisis hipotecaria (‘subprime’) –gracias a la política de estímulos de los bancos centrales–, los países que integran el G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) continúan registrando tasas de crecimiento decepcionantes.

En el caso específico de Estados Unidos, no hay duda de que desde hace varios años se viene consolidando una «nueva normalidad» económica, caracterizada por altos niveles de endeudamiento tanto público como privado, muy poca inversión de capital y creación de empleo marginal. El problema es que el arsenal del Estado norteamericano se ha mostrado cada vez más incapaz de combatir las tendencias recesivas que acechan de cerca a la economía[6].

La Reserva Federal está dividida
Aún no hay consenso entre los integrantes de la Reserva Federal sobre si aumentar o no la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’). Antes de deliberar se reúnen hoy y mañana[7]. La mayor preocupación de las autoridades monetarias de Estados Unidos es el surgimiento de la caída de precios. Y es que la deflación es mucho más dañina para la economía que la inflación elevada.

Como las empresas disminuyen los precios de sus mercancías, los consumidores comienzan a postergar sus compras, con la esperanza puesta en que los precios continuarán cayendo. Los capitalistas se encuentran con un nivel de demanda en caída libre, y en consecuencia, disminuyen sus niveles de producción y realizan despidos masivos.

Los ingresos de los consumidores se desploman, contrayendo aún más el nivel de demanda. Entonces, los empresarios eliminan todavía más producción y empleos, hundidos en una espiral depresiva que combina deflación y caída del PIB. Asimismo, las deudas de las empresas se vuelven onerosas, los impagos aumentan y la solvencia de los bancos se pone en un serio predicamento.

El gran enigma para el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal es que a pesar de los estímulos fiscales y monetarios, el nivel de precios se mantiene por debajo de 2% desde hace 3 años –a excepción de un ligero repunte a mediados de 2014. Durante julio el Índice de Precios al Consumidor (CPI, por sus siglas en inglés) apenas aumentó 0.2% en la comparación interanual. Si se excluyen los precios de los alimentos y la energía, la inflación se ubicó en 1.2%.

Para varios miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), aunque la inflación se ha visto presionada hacia abajo, no se trata sino de un fenómeno transitorio, que se propicia por el alza del dólar y la deflación de las materias primas (‘commodities’). «Dada la aparente estabilidad en las expectativas de inflación, hay buenas razones para creer que la inflación se acelerará al tiempo que las fuerzas que la mantienen a la baja se disipen aún más», sostuvo a finales de agosto Stanley Fischer, el vicepresidente de la Reserva Federal.

Su actual presidenta, Janet Yellen, considera que elevar los tipos de interés es decisivo para evitar distorsiones en la economía. Si se mantienen los tipos de interés cercanos a cero durante un largo período, argumenta Yellen, se corre el peligro de fomentar la formación de burbujas financieras, pues el crédito barato alimenta la apuestas especulativas de los bancos de inversión.

Sin embargo, si se eleva el costo de crédito, aumentarían también las probabilidades de sumergirse en la recesión. Toda vez que los salarios permanecen estancados desde la década de 1970, su impulso sobre la inflación es marginal. Los nuevos empleos han resultado insuficientes para incrementar el nivel general de precios. El mes pasado las remuneraciones salariales por hora únicamente crecieron 2.2% en comparación con 2014, mientras que antes de la crisis aumentaban por encima de 4%.

¿Y ahora qué sigue?
La Reserva Federal está atrapada. Es imposible que detenga el auge bursátil sin aumentar al mismo tiempo los riesgos deflacionarios sobre la economía. Si la tasa de interés de los fondos federales (‘federal funds rate’) permanece intacta, será entonces evidente que Estados Unidos es mucho más vulnerable de lo que todo el mundo cree.

La burbuja financiera se sigue hinchando y más temprano que tarde terminará por estallar[8]. Durante el mes de agosto se registraron mayores turbulencias en la economía global: desplome del índice Dow Jones en más de 1,000 puntos, caídas sucesivas en la bolsa de valores de Shanghái, nueva recesión en Japón, estancamiento en Francia y Reino Unido, aumento de la deflación en Grecia, drástica desaceleración en los países de América Latina y el Caribe, etcétera.

Ahora bien, si la Reserva Federal apuesta por aumentar los tipos de interés, los elementos «transitorios» que supuestamente socavan la inflación –según la opinión de Stanley Fischer–, tomarían mayor fuerza. Esto es, el alza del dólar sería más pronunciada ante las salidas masivas de capitales de los mercados emergentes. Lo mismo sucedería con la caída de los precios de las materias primas (‘commodities’), los inversionistas se desprenderían de inmediato de los títulos financieros relacionados con la energía, con lo cual, Estados Unidos pasaría de registrar una tasa de inflación muy baja a de plano ahogarse en la deflación.

La fragilidad de la economía mundial ha saboteado hasta ahora las pretensiones de los bancos centrales de apretar (‘tightening’) la política monetaria en los años recientes[9]. El Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Japón y el Riksbank (el banco central de Suecia), dieron marcha atrás poco después de aumentar las tasas de interés de referencia. Como la inflación volvió a caer, la economía entró de nuevo en recesión, y el nivel de endeudamiento creció, los bancos centrales de los países industrializados no tuvieron otra alternativa que volver a establecer las tasas de interés cerca de cero.

La Reserva Federal por su parte, ha puesto en claro que el aumento de los tipos de interés será muy lento. Esto decir, después del primer incremento –que si no se concreta en septiembre, puede tener lugar en octubre y diciembre de este año, o bien como lo sugieren el Fondo Monetario Internacional (FMI)[10] y el Banco Mundial[11], hasta 2016– pasará bastante tiempo antes de otra subida.

No obstante, si la medida precipita el desplome del PIB y consolida la deflación, la Reserva Federal no únicamente quedaría enterrada en el descrédito absoluto, sino que luego de regresar a disminuir las tasas de interés, incluso se vería obligada a poner en marcha una cuarta etapa de su programa de flexibilización cuantitativa (‘Quantitative Easing’)[12], mismo que concluyó en noviembre de 2014.

En suma, a 7 años de la quiebra de Lehman Brothers la economía estadounidense se encuentra en vilo. Los miles de millones de dólares gastados para salvar a los banqueros de Nueva York colocaron a las finanzas públicas en la bancarrota y hundieron a centenares de familias en la miseria. La maldición de una nueva crisis aún no desaparece. Si la Reserva Federal se equivoca, la pesadilla de la deflación se puede convertir en una dolorosa realidad para Estados Unidos.

NOTAS 
[1] «As Economies Gasp Globally, U.S. Growth Quickens», Nelson D. Schwartz, The New York Times, August 27, 2015.
[2] «The Employment Situation in August», Jason Furman, The White House, September 4, 2015.
[4] «The Federal Reserve: More red lights than green», The Economist, September 12, 2015.
[5] «Why stagnation might prove to be the new normal», Lawrence Summers, The Financial Times, December 15, 2013.
[6] «U.S. Lacks Ammo for Next Economic Crisis», Jon Hilsenrath & Nick Timiraos, The Wall Street Journal, August 17, 2015.
[7] Nota del Editor: el autor se refiere a la reunión llevada a cabo los días 16 y 17 de septiembre.
[8] «Fears grow over US stock market bubble», John Authers, The Financial Times, September 13, 2015.
[9] «A brief history of rate rises: Tightening pains», The Economist, September 12, 2015.
[10] «IMF Urges Fed to Postpone Rate Liftoff to First Half of 2016», Kasia Klimasinska & Andrew Mayeda,Bloomberg, June 4, 2015.
[11] «World Bank chief economist warns Fed to delay rate rise», Shawn Donnan & Sam Fleming, The Financial Times, September 9, 2015.
[12] «Market talk suddenly turns to specter of QE4», Jeff Cox, CNBC, August 24, 2015.

22 de septiembre de 2015

¡POBRE GRECIA!

Pedro Olalla. CTXT

“Merkel, Schäuble, Juncker, Tusk, Dijsselbloem, Schulz y Draghi están de enhorabuena: ahora es nada menos que la “izquierda radical” la que defiende su proyecto y la que aplicará el nuevo memorándum”

Por desgracia, estaba ya muy claro que Grecia era llamada el 20 de septiembre a las urnas para legitimar una nueva comparsa de títeres dispuesta a ejecutar los designios de sus acreedores, recogidos en el Acuerdo de Préstamo de 2010 y en el nuevo Memorándum. El NO del referéndum fue interpretado hace semanas como un SÍ, y las elecciones fueron convocadas por la vía rápida con el único fin de ratificar en las urnas esta misteriosa asunción.

Esto explica –aunque no justifica– que el voto mayoritario fuera aplastantemente la abstención (45%). Lo explica, porque refleja el desengaño, la desconfianza y el “castigo” de buena parte del electorado; pero no lo justifica en absoluto porque, mientras no haya una ley electoral que declare nulas las elecciones a partir de una cierta tasa de abstención, la abstención se traduce únicamente en un mayor peso específico de cada voto que entra en las urnas. Y así, el desengaño y el supuesto castigo se ha traducido, por arte matemática, en un Parlamento arrasadoramente pro-rescate, donde no ha conseguido entrar siquiera un nuevo diputado disidente.

Semanas después de un insólito referéndum –el único de los últimos cuarenta años de “democracia”– en el que, con los bancos cerrados y contra todo pronóstico mediático, el 62% de los votantes expresaron un rotundo NO a un nuevo memorándum, gana las elecciones el mismo partido que, haciendo caso omiso al resultado del plebiscito convocado por su propia iniciativa, acaba de firmar el más oneroso de los memoranda y de conseguir que sea aprobado por el Parlamento… ¡gracias a los votos de la oposición! ¡Europa está encantada! Merkel, Schäuble, Juncker, Tusk, Dijsselbloem, Schulz y Draghi están de enhorabuena: ya no es sólo el neoliberalismo, ni el bipartidismo tradicional, ni la vieja democracia cristiana, ahora es nada menos que la “izquierda radical” (sic) la que defiende su proyecto y la que aplicará el nuevo memorándum. ¡Arrepentidos los quiere Europa!

Los votantes que hoy celebran el triunfo de Syriza son quienes creen aún en el discurso cándido de que es posible cambiar Europa desde dentro, de que un amplio frente de partidos de nueva creación conseguirá vencer al núcleo duro del euro y de la Unión y convertir Europa en un paraíso democrático y solidario. Pero los tiros no van por ahí: lo demuestra la intransigencia de las Instituciones y del Eurogrupo en las “negociaciones” del nuevo rescate, lo demuestra la creciente creación de superorganismos y tratados opacos y ajenos al control de los gobiernos y de los ciudadanos, lo demuestra la renuncia a la soberanía aparejada a cada cláusula de los memoranda, y lo demuestra, abiertamente, la reciente negativa en bloque de los países de la Unión Europea –a instancias del Ecofin– a aprobar la Resolución de Naciones Unidas sobre el marco de principios básicos para la reestructuración económica de los Estados endeudados: una resolución muy moderada que trata de salvaguardar en lo posible la soberanía nacional, la legalidad, la transparencia y los derechos de los Estados soberanos ante sus acreedores, y que, hace apenas diez días, el Gobierno de Syriza-ANEL se ha abstenido de firmar, pese a estar supuestamente reivindicando ante sus socios la reestructuración de una deuda inviable.

No sorprende, en el fondo: dicho gobierno tampoco ha apelado, para argumentar su reivindicación, a las declaraciones del propio Parlamento Europeo (14/5/2014) sobre la violación del derecho originario de la Unión por parte de los acuerdos firmados con la Troika; ni ha invocado la reciente declaración del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas acerca de que las políticas de austeridad aplicadas en Grecia contravienen la Carta de Derechos Humanos de la ONU, la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, y otros acuerdos internacionales; ni ha hecho suyos los recelos del propio FMI sobre la viabilidad de la deuda; ni siquiera ha hecho uso alguno del revelador informe de la Comisión de la Verdad sobre la legitimidad de la deuda, encargado por la propia presidencia del Parlamento griego a un equipo internacional de auditores encabezado por Eric Toussaint. La intención, pues, parece clara: adelante con el plan.

La aplicación del nuevo memorándum ya ha sido sancionada en las urnas. Aplicarlo será, a partir de ahora, “dar cumplimiento a la voluntad popular”. El nuevo “presidente” de Grecia será el tecnócrata holandés Maarten Verwey, director general de la Comisión Europea para asuntos de reformas estructurales, y el Parlamento soberano sancionará sus planes, sesión tras sesión, para sosiego de los acreedores y avance del proceso de consumación europea.

Las medidas del nuevo memorándum no tienen nada que ofrecer al pueblo griego: lo prueba la experiencia de los últimos años, y nadie puede ya decir honestamente que dicha afirmación rotunda es sólo ideología o cábala. Todas las onerosas medidas que se han aplicado desde 2010 para afrontar la deuda pública la han elevado del 120% al 180% del PIB, y sigue creciendo. Mientras el PIB sigue disminuyendo, siguen disminuyendo los salarios, las pensiones, las prestaciones sociales, los derechos laborales, la riqueza nacional, la soberanía, la esperanza de vida. Y mientras siguen aumentando los impuestos, y el paro, y la emigración, y la tasa de suicidios, y la tasa de mortalidad. El nuevo memorándum traerá nuevos recortes en salarios, pensiones y gasto social; pero también aumentará la deuda en 83.000 millones más, de los que el 85% irá directamente a amortizar capital e intereses y a recapitalizar a la banca privada; y también aumentará el expolio, pues, ahí donde Grecia está desde hace años sometida al mayor plan de privatizaciones del mundo, ahora se le exige vender nuevos activos por la ingente suma de 50.000 millones de euros; y disminuirá la transparencia, pues se le exige eliminar los mecanismos de control estatal sobre los presupuestos y transferirlo directamente a Europa; y disminuirán, si aún es posible, los últimos reductos de soberanía, pues la firma con el Mecanismo Europeo de Estabilidad implica la acatación sin condiciones de sus directrices.

Grecia no tiene tiempo para esperar a que Europa cambie desde dentro. ¿Cuántas elecciones, cuántos gobiernos, cuántos memoranda han de sucederse todavía para que despertemos de una vez y pongamos fin a esta locura?

20 de septiembre de 2015

DE HACERNOS TONTOS, EMPLEO Y TASAS DE INTERÉS EN ESTADOS UNIDOS

Óscar Ugarteche. Alainet

En América latina vivimos prendidos de la noticia de la tasa de interés de Estados Unidos. La excepción es el Perú donde parece que la noticia que reúne a la opinión pública en esta temporada son las elecciones del próximo año. La razón por la que vivimos prendidos de esa noticia es porque un alza a niveles más normales de la tasa de interés básica americana va a encarecer nuestro costo de la deuda pero va a acentuar aún más la baja en los precios de las materias primas que aumentaron de precio desde el 2003 y luego del 2008, cuando el techo de la tasa básica de interés fue rebajada a 0.25%; lo que con una inflación de 2% aproximadamente da una tasa efectiva de interés de -1.75% convirtiendo el ahorro en dólares en una gran pérdida; pero la toma de préstamos de diversos plazos en un gran regalo.

Para los jóvenes que no habían visto una tasa de interés negativa en dólares antes, esto ha pasado únicamente en los años post crisis del petróleo de los 70 del siglo XX. Eso llevó a un endeudamiento alto para el desarrollo de infraestructura y empresas públicas dado que estando el dinero regalado, no había pierde, como ahora. Lo que siguió a la tasa negativa de los años 70 fue el record histórico de la tasa de interés americano que llegó a 18%, quebrando todo y a todos en el camino, incluida varias visiones teóricas; países socialistas y economías desarrollistas; y empresas, americanas y extranjeras.

Ahora, tras casi siete años seguidos de tasas negativas, la más larga serie continuada de la historia monetaria americana; y casi quince años en total, la más larga de la historia económica (con intervalos positivos en los años del 2003 al 2007) parecería que la economía americana va a intentar regresar a la normalidad. El indicador clave es el empleo.

El empleo en Estados Unidos se mide de un modo diferente al modo Europeo donde el que no tiene empleo está desempleado. En Estados Unidos el que no tiene empleo merece un seguro de desempleo durante un periodo corto. En Estados Unidos desempleado está quien ha estado buscando trabajo las últimas cuatro semanas.  Si se deja de buscar empleo, la estadística del desempleado desaparece.  La persona no está desempleada sino que no trabaja, que no es lo mismo. Al dejar de buscar trabajo deja de percibir seguro de desempleo. El seguro de desempleo cubre 26 semanas de un año que es lo que se puede solicitar como máximo.

La proporción de la fuerza de trabajo empleada en septiembre del 2008 era del 66% de la fuerza de trabajo, definidos como aquellos en edad de trabajar, total de Estados Unidos; en diciembre del 2014 la población empleada fue del 62.7% de la fuerza de trabajo. De este modo el desempleo de agosto del 2008 se calcula sobre el 66% de la fuerza de trabajo que estaba empleada y en diciembre del 2014 sobre 62.7%. Así, no es lo mismo decir que la tasa de desempleo bajó entre el 2008 y el 2014 si hay que agregarle 3.3% de población desempleada que dejó de buscar empleo porque no lo encontró y se desanimó. 
Cuando se lee que el desempleo en agosto 2014 fue de 6.1%, hay que agregarle 3.3% más para hacerlo comparable con la situación en setiembre del 2008. Según el Bureau of Labor Statistics entonces, en agosto del 2014 el desempleo si se incluye ese 3.3% de contracción de la fuerza de trabajo, suma 9.4% versus 6.1% en setiembre del 2008. Hay menos desempleo total, incluido el de los que no buscan ya empleo por desesperanza, en el 2014 que en el 2008. Ajustado a agosto del 2015 esto cambia con 6 millones de personas no contempladas como desempleadas que están buscando trabajo a la que hay que sumar a los 8 millones de desempleados que buscan trabajo. Esto aumenta en 80% el desempleo real en Estados Unidos y se asemeja más a lo que se ve en las calles y en las protestas sociales.

Fuente Bureau of Labor Statistics visto 17 September 2015.

Los datos del recuadro son descendentes desde Agosto del 2014 pero son casi 80% más grandes que los datos oficiales que solo contemplan a los de la categoría (a). El fenómeno es que las personas pierden la esperanza y dejan de buscar trabajo constantemente para poder ganarse la vida en el sector informal. El seguro de desempleo cubre 26 semanas en un año y es una fracción del salario del desempleado. Así se trasladan de la categoría de desempleados en la fuerza de trabajo a la categoría de fuera de la fuerza de trabajo aunque responden en las encuestas del Bureau of Labor Statistics que quieren trabajar. Esto mismo pasó en las economías latinoamericanas de los años 80.

En el marco del 9.4% de la población económicamente activa buscando empleo en agosto del 2008 es que se redujo el techo de la tasa de interés básica a 0.5% primero y a 0.25% después. No hay las condiciones de empleo para regresar las tasas a sus niveles normales históricos, salvo que el nuevo normal del desempleo total sea el 8.5% de la fuerza de trabajo. Lo que no se mide es cuánto de esta fuerza de trabajo está siendo sustituida por migrantes ilegales que tienen un salario infinitamente menor. Estas son buenas razones para no haber subido el techo de la tasa de interés básica el 17 de septiembre, nueve trimestres después del primer anuncio efectuado por Bernanke de que sería bueno subirlas pero “no ahora”, en junio del 2013.

El reflejo de este alto nivel de desempleo total, que no incluye a los migrantes informales, es la dinámica del consumo. El crecimiento de la economía estadounidense históricamente ha sido arrastrada por el consumo. El problema actual es que el crecimiento de esta variable es frágil y volátil, con una tendencia decreciente desde 1980, como se puede apreciar en el grafico debajo.
FUENTE: BEA
Para que pueda la FED estar tranquila que la crisis ya pasó, el consumo debería de regresar a tasas de crecimiento similares a las de los años 90. Esa recuperación aún se ve muy endeble en el 2015.

El otro lado de esto es si la tasa de interés se puede mantener negativa en términos reales por más tiempo. La respuesta es que mientras las expectativas sean que va a subir, los efectos financieros son idénticos, como se ha visto en los precios de los commodities, los tipos de cambio, los índices de bolsa y las tasas de crecimiento del PIB de las economías emergentes. Estados Unidos sin hacer nada, tiene los precios de las materias primas y la energía abajo, el costo de capital en cero y un dólar fuerte. Algún día subirán la tasa de interés, de todas maneras. El lado positivo es que cuando lo hagan ya no nos va a importar en las economías emergentes porque el daño ya está hecho.

19 de septiembre de 2015

FINLANDIA VIVE LA MAYOR PROTESTA OBRERA DE LAS DOS ÚLTIMAS DÉCADAS

Librered

Decenas de miles de trabajadores finlandeses colapsaron este viernes el centro de Helsinki en una multitudinaria manifestación en protesta contra los recortes sociales anunciados por el Gobierno derechista del primer ministro Juha Sipilä.

La manifestación, convocada por las tres grandes centrales sindicales de Finlandia (SAK, STTK y Akava), ha venido acompañada de huelgas en muchos sectores, lo que ha paralizado buena parte de la producción y los servicios de todo el país.

Estas tres organizaciones sindicales suman un total de 2,2 millones de afiliados, una cifra que equivale a cerca del 80 % de la población activa de Finlandia.

Aunque los sindicatos descartaron convocar una huelga general, se trata de la mayor protesta obrera que ha tenido lugar en las últimas dos décadas en el país nórdico.

La movilización ha provocado el cierre durante 24 horas de los puertos de mercancías y de las fábricas de papel y celulosa, así como paros parciales en gran parte de las industrias y comercios.

Las huelgas han obligado a suspender durante varias horas el transporte público y han generado cancelaciones en el tráfico aéreo nacional y retrasos en los vuelos con salida o llegada a los aeropuertos finlandeses del país.

Finlandia encadena tres años consecutivos de contracción económica, debido principalmente al declive de sus dos industrias clave, la forestal y la tecnológica -con Nokia a la cabeza-, lo que ha provocado que la deuda pública se haya duplicado desde el inicio de la crisis financiera en 2008, hasta superar el 60 % del producto interior bruto (PIB).

Actualmente es el país de la Unión Europea (UE) con menor crecimiento económico y mayor índice de despidos de trabajadores.

La coalición liberal del primer ministro Juha Sipilä, en el poder desde el pasado mayo, presentó la semana pasada una serie de medidas que incluyen pérdida de derechos laborales para la clase trabajadora.

Este programa aboga, por ejemplo, por la reducción de las vacaciones de los funcionarios, desde el máximo actual de 38 días laborables hasta los 30 días.

Además, contempla reducir por ley la compensación por trabajar horas extraordinarias o en días festivos, así como dejar de pagar el primer día de las bajas por enfermedad y recortar la paga de los demás días de baja del 100 % al 75 %.

También establece una rebaja del 1,72 % de la cotización que las empresas pagan a la seguridad social por cada trabajador y convertir dos días festivos al año en días libres no remunerados.

Las tres centrales sindicales se oponen unánimemente a los recortes anunciados por Sipilä, ya que, en su opinión, afectan sobre todo a los empleados públicos y a los trabajadores con empleos más precarios.

Los sindicatos critican lo que consideran “una injerencia sin precedentes” del Gobierno en la negociación de los agentes sociales, al sustituir de forma unilateral los convenios entre patronal y sindicatos por una serie de leyes laborales que empeoran las condiciones de los trabajadores.

17 de septiembre de 2015

EL DESAFÍO DEL ENCUENTRO COMUNISTA DEL 26-S

Por Antonio Marín Segovia, Marat, Nicolás García-Pedrajas, Vigne

Los blogueros comunistas que firmamos este artículo, comprometidos con el proceso que se abre el sábado 26 de Septiembre en Madrid para la creación de un espacio de encuentro comunista con vocación permanente, somos conscientes de los desafíos que dicha convocatoria ha de afrontar.

Nuestra aportación mediante este texto no es la de presentarnos como representantes del grupo promotor de dicho encuentro sino la de meras voces ocasionales que, siendo miembros del citado grupo, quieren contribuir a la necesaria reflexión que ha de producirse antes, durante y después de la mencionada fecha.

Entre esos desafíos no se encuentra el éxito en número de asistentes a la reunión del sábado 26 de Septiembre. Sabemos desde hace días que el interés que ha suscitado y la conciencia entre amplios sectores de comunistas del Estado español de la necesidad de una propuesta como ésta ha impulsado a muchos de ellos a confirmar su asistencia.
Pero el proyecto de crear un espacio de encuentro comunista, algo nuevo porque no nace impulsado por partidos de este pensamiento, sino desde la base y en gran medida por quienes hoy no están en un partido pero creen en la necesidad de que los comunistas sin y con carné se organicen, piensen, debatan, elaboren, mantengan entre sí relaciones de fraternidad y trabajen colectivamente con  la clase trabajadora en defensa de sus intereses, del derribo del capitalismo y de la construcción de una sociedad socialista, carece de antecedentes similares y de carta de navegación ya construida sino que ha de ser desarrollada entre tod@s nosotr@s.

El que entre quienes promovemos está convocatoria haya tanto quienes en el pasado militaron en alguna organización comunista, como quienes no lo han hecho nunca pero se sienten tales, como de personas que aún mantienen vínculos partidarios comunistas diversos, creemos que puede tener las virtudes de que ninguna organización en particular pretenda apropiarse de esta iniciativa y de que pongamos todo el esfuerzo para evitar cualquier tentación sectaria.

De igual modo, que la propuesta tomase inicialmente forma entre comunistas madrileños es algo puramente circunstancial, ya que fue en Madrid donde nació, en un primer momento, la convicción de la necesidad de este proyecto. Esto ha dejado a día de hoy de ser así y comunistas de distintas tierras del Estado español han hecho suya la iniciativa y se han incorporado al grupo promotor. Es de desear que en otros territorios que aún no lo han hecho vayan conformándose grupos de naturaleza hermana a este. Somos conscientes de que hay muchas personas con dificultades de desplazarse a Madrid y de que existen lugares en los que conformar grupos de comunistas conscientes es particularmente difícil. Sabemos que el grupo promotor estudia el modo que dé respuesta a esas aspiraciones. De momento, el ritmo de los tiempos y las capacidades humanas, siempre limitadas, sugiere que quienes se sientan aislados en sus territorios aporten al menos un apoyo difusor de la convocatoria y de los textos que la han secundado y avalado y se pongan en contacto con el equipo que coordina el proyecto (encuentrocomunista@yahoo.es).

Todo lo anterior plantea, en nuestra opinión diversos retos de distinta naturaleza; unos de tipo interno (propios del proceso), otros de tipo externo (cómo llegar a nuestra clase y abrir paso de nuevo al discurso comunista, en gran medida desaparecido durante todo este período de la crisis capitalista).

Retos de naturaleza interna
El primero de ellos tiene que ver con el modo en que quienes asistamos a dicha jornada, motor de arranque de un trabajo posterior que ha de ir construyéndose de modo progresivo y trabajoso, llegamos a la misma. Si lo hacemos en clave de asistir a un acto-mitin de afirmación comunista habremos fracasado desde el minuto 1. Este acto no puede ser concebido como una liturgia en la que los “sacerdotes” oficiantes declaman las bondades de la ideología comunista y los fieles asistentes aplauden y repiten fervorosamente partes del mantra ritual. El marxismo que nos une, como visión laica de la política, requiere de nosotros que abordemos esa reunión como una actividad de trabajo, reflexión y propuesta colectiva por parte de quienes asistamos a la misma: convocantes y convocados.

Otro desafío es el de comprender, asumir, interiorizar y definir bien entre tod@s qué es eso del espacio de encuentro comunista que queremos construir, cómo lo entendemos, qué implicaciones puede tener, en qué puede ayudar a devolver las ideas comunistas al protagonismo necesario y hoy perdido, de qué modo puede abrir paso a una nueva cultura de cooperación, apoyo mutuo y habituación a trabajar y luchar juntos los comunistas tengamos o no carné de partidos marxistas preexistentes.

Y a la vez creemos que debiéramos sortear el riesgo de confundir la defensa de nuestra ideología con el ideologismo reduccionista que calma los ánimos pero que no construye, que se encierra en sí mismo, que no llega a quienes debemos hacer comprensible nuestro proyecto de sociedad, que nos pudiera dividir (centrarnos en lo que nos une, apartar de momento lo que nos separe e impida avanzar) y que no extrae del marxismo todo su potencial emancipador de la explotación y la alienación humanas ayer, hoy y mañana.

En el lado opuesto está también la cuestión de diferenciar lo que dice ser comunista de lo que realmente lo es. No nos sirven las propuestas constituyentes, ni la interpretación de que la historia se cambia desde las instituciones burguesas, ni el lenguaje postmoderno y claudicante que renuncia al hilo rojo de nuestra identidad compuesto por conceptos como clase, lucha de clases, destrucción, que no reforma, del capitalismo o dictadura del proletariado, por citar sólo algunos ejemplos. No creemos compatible declararse comunista y seguir los modelos de las nuevas formaciones socialdemócratas europeas y españolas. No nos sirve tampoco el electoralismo, ni el ciudadanismo ni las apelaciones a conceptos amorfos como “la gente” o a mitos como el supuesto 99% contra el 1%, pretendiendo que ignoremos que la explotación capitalista tiene entre ese 99% su porcentaje de delegados de clases medias patrimoniales y empresariales que no necesitan ser grandes plutócratas para oprimir a la clase trabajadora.

Tenemos también por delante la necesidad de evitar caer en los vicios que se han ido instalando en la cultura política de muchas personas durante estos años: el ciberactivismo (con sus foros de entretenimiento y de debate por el debate) y las adhesiones de aluvión. La lucha está en la calle, la transformación social se hace en el mundo real y ello exige altos grados de compromiso y esfuerzo personales, incluso en la formación política de los militantes. No se trata de hacer bulto, de ser muchos sino de cualificarnos, de capacitarnos, de dedicarle tiempo y trabajo a la militancia y a la lucha de clases.

Debemos también abordar el reto de señalar a modo de apunte (una primera jornada no da para más) dónde están las palancas transformadoras de una lucha anticapitalista, y no sólo antineoliberal, hoy y de detectar que reivindicaciones conectan con las necesidades reales de nuestra clase. Ese primer apunte ha de servirnos de pivote y base inicial para un desarrollo analítico y propositivo posterior. Y, muy importante, es fundamental que entendamos que el acto del 26 de Septiembre no es una convocatoria circunstancial sino el inicio de un camino y de una tarea de largo recorrido, si existe voluntad colectiva para ello, por delante.

Retos de naturaleza externa
Hacer llegar nuestro discurso a nuestra clase exige tanto una capacidad didáctica y un mensaje sencillo y comprensible como un compromiso activo con sus necesidades y problemas, así como una presencia en sus principales luchas.
De nada nos serviría convertirnos en un grupo de propagandistas si no experimentamos y vivimos con la clase trabajadora su propia realidad y somos instrumento que contribuya y refuerce su autoorganización.

Debemos ser capaces de ser ejemplo útil que lleve a que los sectores oprimidos y golpeados por la crisis del capital sientan que los comunistas somos gente distinta, una fuerza que sea percibida como algo completamente diferente y ajeno a los partidos burgueses del sistema o a los reformismos que sólo quieren actuar como paliativos de los peores efectos de la crisis pero sin cambiar nada esencial de las causas ni del sistema que la ha creado.

De nada nos serviría reunir en torno a nosotros a unas decenas o centenares de militantes conscientes y luchadores si no somos capaces de traspasar el círculo inmediato de los ya convencidos para actuar como semilla de conciencia política entre nuestra clase, despertar de la misma, acumulación de fuerzas y rebelión. L@s trabajador@s deben llegar a ver en nosotros los comunistas el puño con el que ellos mismos golpean sobre sus enemigos de clase.

Ello va a exigirnos que seamos capaces de afirmarnos en nuestra identidad, que a la vez seamos abiertos en la relación con amplios sectores de la clase trabajadora menos consciente, que contemplemos el marxismo como teoría para iluminar nuestra tarea y no como farola a la que abrazarnos y, algo muy importante, que seamos conscientes de que las ideas no viven sin organización y que el coordinarnos y organizarnos del modo más eficaz y, a la vez, útil en relación con el tiempo que vivimos, es una necesidad imperiosa a la que tendremos que responder en un segundo encuentro.

Dar respuesta positiva a todos estos retos no es garantía infalible de éxito pero nos acercará, seguramente, un poco más a él. Ese es el gran desafío que se abre ante nosotros el mismo día 26 de Septiembre y a partir de él.