15 de abril de 2013

EL MINISTRO DE ECONOMÍA, LUIS DE GUINDOS, TAMBIÉN VENDIÓ ‘PREFERENTES’

El diputado Antonio Hurtado muestra los
documentos en los que se demuestra que
Lehman Brothers, compañia de la que De
Guindos fue Presidente para España y
Portugal, vendió preferentes
Luis Díez. Cuarto Poder
Cuando el hombre de la pajarita subió a la tribuna de oradores, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, mantenía el dominio de la situación y parecía tranquilo. No esperaba que el hombre de la pajarita, Antonio Hurtado, diputado socialista por Córdoba y portavoz adjunto en la Comisión de Economía, fuese tan peligroso. Pero lo era. Hurtado desveló que cuando el ahora ministro De Guindos era presidente ejecutivo de Lehman Brothers vendió una gran cantidad de participaciones preferentes a muchos ahorradores estafados, algunos de los cuales seguían el debate desde el palco de invitados. El ministro frunció el entrecejo y elevó el tono en la réplica, pero no pudo desmentir a Hurtado. La estafa de las preferentes afecta a más de 100.000 personas en toda España.

Dijo el economista Hurtado: “He estado viendo unas 20 sentencias judiciales favorables a estas personas (los ahorradores engañados). Nunca con la intención de encontrarme con lo que me he encontrado y que creo que debe conocer la Cámara, porque para mí ha sido una sorpresa, desde la más absoluta sinceridad. De las 20 que he visto, me he encontrado que un tercio de ellas corresponde a la comercialización de preferentes de Lehman Brothers. Participaciones comercializadas a través de otras entidades, emitidas por Lehman Brothers, y comercializadas durante los años 2006 a 2008, siendo usted presidente ejecutivo de esa entidad (quebrada) en España y Portugal. ¿Qué le quiero decir con esto? Que usted no está legitimado para hablar de herencia, porque usted ha sido parte del sistema financiero, parte de los causantes”.

No terminó ahí la acusación, pues Hurtado recordó que antes del primer movimiento de la “puerta giratoria”, De Guindos amplió en 2003, como Secretario de Economía del último gobierno de Aznar, las desgravaciones fiscales para que se emitiesen muchísimas más preferentes, en contra de las advertencias del Banco de España. “¿Ha leído usted el último informe del Defensor del Pueblo? El Informe dice que en 2002, siendo usted secretario de Estado de Economía, el Banco de España advirtió que las participaciones preferentes tenían un peso muy elevado en los recursos bancarios y señaló que la comercialización estaba siendo inadecuada. Ese informe le llegó a usted, pero en 2003 adoptó una medida, no para evitar lo que le estaba informando el Banco de España, sino, justamente, lo contrario: ampliar las desgravaciones fiscales para que se emitiesen muchísimas más preferentes”.

Al ministro se le atragantó el sapo. En la réplica, Hurtado se interesó por las buenas prácticas de De Guindos en el otro lado de la puerta giratoria, y le preguntó si siendo presidente ejecutivo de Lehman Brothers había avisado a las entidades que comercializaban sus preferentes de que la entidad iba a quebrar, y si él había perdido dinero en ese producto bancario. Unas preguntas molestas que tampoco merecieron la respuesta del ministro, cuyo objetivo fue presentar el decreto gubernamental para que una comisión de arbitraje examine, caso por caso, los depósitos de los ahorradores en participaciones preferentes y determine si les devuelven el dinero o solo una parte.

Los afectados que asistían al debate no pudieron contenerse y estallaron en gritos de protesta–“¡Queremos nuestro dinero!”–, lo que obligó al presidente Jesús Posada a ordenar a los ujieres y policías que los desalojaran. Dos que imprecaron a sus señorías y a los miembros del Gobierno presentes, llamándoles “chorizos, ladrones, sinvergüenzas”, fueron fichados y no podrán entrar en el Congreso en dos años. Pese a la aparente tranquilidad del ministro, muchos periodistas saben que los “escraches” de los estafados por el sistema financiero rescatado por Bruselas le molestan muchísimo. El martes pasado, un grupo de “preferentistas” le esperó a las 9 de la mañana ante el Hotel Ritz para manifestar su protesta. Después, los escoltas del ministro se emplearon a fondo en revisar los bolsos de las periodistas y en exigir el carné de identidad a los informadores en una sala del interior del hotel desde la que seguían su intervención y la de su colega de Agricultura, Miguel Árias Cañete, en un “desayuno informativo”, no fuera a ser que hubiera escrachadores entre ellos.
Una de las personas afectadas por las preferentes que
fueron desalojadas de la tribuna de público del Congreso
La sesión plenaria del jueves estuvo marcada por los desalojos; el presidente Posada también desalojó de la tribuna de oradores a los diputados de ERC Joan Tardà, Alfred Bosch y Teresa Jordà porque, uno tras otro, insistieron en hablar en su “lengua materna”, el catalán, “en lógica correspondencia” con la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña que obliga al sistema educativo catalán a impartir la clase en castellano si un alumno lo pide. Posada no aceptó “esa correspondencia” invocada por Tardà y pidió a los de ERC que intenten reformar el reglamento, como ya hicieron hace seis años sin ningún resultado.

Tampoco el Gobierno de Mariano Rajoy acepta la “correspondencia” del uso del catalán en la Administración General del Estado. El ejemplo más reciente es el de la viuda de un funcionario de Hacienda destinado en Barcelona que para solicitar su pensión remitió a la Delegación de Hacienda de Madrid el certificado de defunción de su cónyuge redactado en catalán y le fue rechazado. El diputado de CiU Carles Campuzano preguntó al Gobierno si “consideraba razonable” ese rechazo, máxime cuando las diferencias en este tipo de escritos son mínimas: “defunció por defunción, mort el día por muerto el día y tom por tomo”. Y el Gobierno le contestó el 21 de enero pasado: “La lengua de los procedimientos tramitados en la Administración General del Estado es y será el castellano”. O como diría Cristóbal Montoro, concernido en este caso: “¿Les queda claro?”

14 de abril de 2013

¿POR QUÉ FOUCAULT SE ESTUDIA TANTO EN LA ACADEMIA?


John Zerzan (* ). Grupo Antimilitarista Tortuga
En 1985, el sida se llevó a la influencia más ampliamente conocida del posmodernismo, Michel Foucault. Llamado a veces "el filósofo de la muerte del hombre" y considerado por muchos como el mayor de los discípulos modernos de Nietzsche, sus amplios estudios históricos (por ejemplo, sobre la locura, las practicas penales o la sexualidad), lo hicieron bien conocido, aparte de que éstos por sí mismos sugieren diferencias entre Foucault y el relativamente más abstracto y ahistórico Derrida. Como hemos dicho, el estructuralismo había devaluado con energía al individuo a partir de fundamentos mayormente lingüísticos, en tanto que Foucault caracterizaba al "hombre (como) sólo una invención reciente, una forma que no ha cumplido aún los doscientos años, un simple pliegue de nuestro conocimiento que pronto desaparecerá". Su énfasis está puesto en la explicación del "hombre" como aquello que se representa y se produce como un objeto, específicamente como una invención implícita de las modernas ciencias humanas. A pesar de su estilo personal, las obras de Foucault se hicieron mucho más populares que las de Horkheimer y Adorno (por ejemplo, la Dialéctica de la Ilustración) o las de Erving Goffman[1], en la misma línea de descubrir el programa secreto de la racionalidad burguesa. Foucault señaló que fueron las tácticas "individualizadoras" puestas en juego por las instituciones clave a comienzos del siglo XIX (la familia, el trabajo, la medicina, la psiquiatría, la educación), con sus roles disciplinarios y normalizadores dentro de la modernidad capitalista emergente, las que crearon al "individuo" por y para el orden dominante.

Típicamente posmodernista, Foucault rechaza el pensamiento originario y la noción de que hay una "realidad" detrás o por debajo del discurso prevaleciente de una época. Además, el sujeto es una ilusión creada esencialmente por el discurso, un "yo" constituido más allá de los usos lingüísticos imperantes. Y así, ofrece sus detalladas narraciones históricas, llamadas "arqueologías" del saber, en lugar de concepciones teóricas, como si ellas no llevaran consigo ninguna ideología o supuestos filosóficos. Para Foucault no hay fundamentos de lo social que puedan ser aprehendidos más allá del contexto de los variados períodos, o epistemes, como los denomina; los fundamentos cambian de una episteme a otra. El discurso dominante, que constituye a sus sujetos, aparentemente se da forma a sí mismo; es éste un planteamiento bastante inútil para la historia, que resulta sobre todo del hecho de que Foucault no hace referencia alguna a los grupos sociales, sino que se centra por completo en sistemas de pensamiento. Otro problema surge de su concepción de que la episteme de una época no puede ser conocida por aquellos que actúan dentro de ella. Si la conciencia es precisamente la que, según el propio Foucault, no logra ser consciente de su relativismo, o saber lo que podría tener en común con epistemes precedentes, entonces la propia conciencia elevada y abarcadora de Foucault resulta imposible. Esta dificultad es reconocida al final de La arqueología del saber (1972), pero permanece sin respuesta, como un problema inocultable y obvio.

El dilema del posmodernismo es este: ¿cómo es posible afirmar la categoría y validez de sus enfoques teóricos, si no se admiten ni la verdad ni los fundamentos del conocimiento? Si eliminamos la posibilidad de fundamentos o modelos racionales, ¿sobre qué base podemos operar? ¿Cómo podemos entender qué clase de sociedad es aquella a la que nos oponemos y, menos aún, llegar a compartir semejante entendimiento? La insistencia de Foucault en el perspectivismo nietzscheano nos traslada al pluralismo irreductible de la interpretación. Sin embargo, Foucault relativizó el conocimiento y la verdad sólo en cuanto estas nociones se vinculan a sistemas de pensamiento distintos a los suyos. Cuando se lo presionaba sobre este punto, admitía que era incapaz de justificar racionalmente sus propias opciones. De tal modo, el liberal Habermas declara que los pensadores modernos como Foucault, Deleuze o Lyotard son "neoconservadores", al no ofrecer ninguna argumentación coherente para orientarnos en una dirección social antes que en otra. La adopción posmodernista del relativismo (o "pluralismo") significa también que no hay nada que pueda impedir la perspectiva de que una tendencia social reclame el derecho a imponerse sobre otra, ante la imposibilidad de determinar los modelos.

El tema del poder, de hecho, fue central para Foucault y los modos en que lo trató son reveladores. Escribió sobre las instituciones significativas de la sociedad moderna como unidas por una intencionalidad de control, un "continuum carcelario" que expresa la lógica final del capitalismo, de la cual no hay escape. Pero el poder en sí mismo, determinó, es una red o campo de relaciones donde los sujetos son constituidos como los productos y los agentes de aquél. Todo participa así del poder, y de tal forma nada se obtiene intentando descubrir un poder opresivo, "fundamental", para luchar en contra de él. El poder moderno es insidioso y "viene de todas partes". Como Dios, está en todos los sitios y en ninguno a la vez.

Foucault no encuentra ninguna playa debajo de los adoquines, ningún orden "natural" en absoluto. Sólo existe la certeza de regímenes de poder sucesivos, a cada uno de los cuales se debe resistir de algún modo. Pero la aversión típicamente posmodernista de Foucault a la entera noción de sujeto humano hace muy difícil ver de dónde podría provenir esa resistencia, no obstante su concepción de que no hay resistencia al poder que no sea una variante del poder mismo. Respecto al último punto, Foucault alcanzó un callejón sin salida adicional, al considerar la relación del poder con el conocimiento. Llegó a verlos como inextricable y ubicuamente ligados, implicándose directamente el uno al otro. Las dificultades para seguir diciendo algo sustancial a la luz de esta interrelación hizo que renunciara a la larga a una teoría del poder. El determinismo implícito significó, en primer lugar, que su compromiso político se hiciera cada vez más superficial. No resulta difícil entender por qué el foucaltismo fue enormemente promovido por los medios, mientras que el situacionismo, por ejemplo, era ignorado.

Castoriadis se refirió una vez a las ideas de Foucault sobre el poder y la oposición a éste, como "Resistid si eso os divierte, pero sin una estrategia, porque entonces ya no seréis más proletarios, sino poder". El propio activismo de Foucault ha intentado encarnar el sueño empirista de una teoría -y una ideología- libre de teoría, la del "intelectual específico" que participa en luchas limitadas, particulares. Esta táctica considera a la teoría sólo en su uso concreto, como un maletín de herramientas ad hoc para campañas específicas. Sin embargo, a despecho de sus buenas intenciones, la circunscripción de la teoría a una serie de "herramientas" inconexas y perecederas no sólo rechaza una concepción general explícita de la sociedad, sino que también acepta la división general del trabajo que está en el corazón de la alienación y la dominación. El deseo de respetar las diferencias, el saber particular y demás rechaza la sobrevaluada tendencia totalitaria y reductiva de la teoría, pero sólo para aceptar la atomización del capitalismo avanzado con su fragmentación de la vida en las estrechas especialidades que son el ámbito de tantos expertos. Si "estamos atrapados entre la arrogancia de analizar el todo y la timidez de inspeccionar sus partes", como señalara adecuadamente Rebecca Comay, ¿de qué modo la segunda alternativa (la de Foucault) representa un avance sobre el reformismo liberal en general? Esta parece ser una cuestión especialmente pertinente cuando se recuerda hasta qué punto la empresa total de Foucault estuvo orientada a desengañarnos de las ilusiones de los reformadores humanistas a lo largo de la historia. De hecho, el "intelectual específico" viene a ser un intelectual más experto, un intelectual más liberal que ataca problemas específicos antes que la raíz de éstos. Y al contemplar el contenido de su activismo, que se desarrolló principalmente en el campo de la reforma penal, la orientación es casi demasiado tibia como para calificarla incluso de liberal. En los años 80, Foucault "intentó reunir, bajo la égida de su cátedra del Colegio de Francia, a historiadores, abogados, jueces, psiquíatras y médicos relacionados con la ley y el castigo", de acuerdo con Keith Gandal. A todos los policías. "El trabajo que hice sobre la relatividad histórica de la forma prisión", dijo Foucault, "fue una incitación para tratar de pensar en otras formas de castigo". Obviamente, aceptaba la legitimidad de esta sociedad y la del castigo; no más sorprendente fue su descalificación final de los anarquistas como seres infantiles por sus esperanzas en el futuro y su fe en las posibilidades humanas.

(*) Fragmento del Ensayo  La catásfrofe del posmodernismo (el título del artículo no es el original)

13 de abril de 2013

EL GOBIERNO PREPARA UNA LEY QUE PERMITA PRIVATIZAR TAREAS DE SEGURIDAD Y ORDEN PÚBLICO


Vigilante jurado y policía, equiparados en pie de igualdad

Manuel Arias.Diario Progresista        
                                                       
Después de privatizar la Sanidad, la Educación, los Servicios Sociales, ahora le llega turno al Orden Público y la Seguridad. El Consejo de Ministros ha aprobado el informe presentado por el ministro de Interior, Jorge Fernández, sobre el Anteproyecto de Ley de Seguridad Privada, que abre la puerta a transformar la seguridad ciudadana en un nuevo negocio privado. Además de permitir nuevas actividades a las empresas, el Gobierno establece la "complementariedad" entre seguridad pública y privada.

Sin complejos, como le gustaba alardear al anterior jefe de la derecha, el siempre recordado José María Aznar. El Gobierno pretende reforzar el papel de las empresas privadas de seguridad, abriendo la puerta –de par en par- para la transformación de una actividad tan tradicionalmente pública, como garantizar la seguridad, la vida y las propiedades de los ciudadanos convirtiéndolo en un lucrativo negocio para que sea explotado a conciencia por grupos empresariales.

El primer paso para sentar las bases de esta privatización es alterar el status tradicional que ambas entidades, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, por una parte, y las compañías privadas de seguridad, por otra, mantenían desde 1992, cuando se aprobó  la normativa que regulaba los servicios privados de seguridad. En aquella Ley, se establecía la subordinación de lo privado a lo público. Ahora, el PP quiere poner en pie de igualdad los dos estamentos y establece la “complementariedad” en pie de igualdad, de un guarda jurado y un policía o guardia civil. Además, las empresas privadas tendrán acceso a las investigaciones y ficheros de la Policía, ‘en justa reciprocidad’ a que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado puedan acceder a las investigaciones que realicen estas empresas.

Por si quedaba alguna duda, la reseña del Consejo de Ministros establece que “el nuevo texto incorpora el principio de complementariedad entre la seguridad privada y pública, considerando aquélla un recurso externo de ésta, mientras que la normativa aún vigente pone el acento exclusivamente en el principio de subordinación de la seguridad privada a la pública. En este contexto, los principios de irrenunciable preeminencia de la seguridad pública sobre la privada y de complementariedad, cooperación y corresponsabilidad constituyen los ejes rectores de esta nueva norma”.

Además, una vez establecida la equiparación, el ministerio de Interior, en su informe, establece lo que, a todas luces, parece anticipar una amortización de funcionarios públicos. Así, tras felicitarse por el extraordinario crecimiento que en los últimos años ha experimentado el sector privado, el sector está compuesto por casi 1.500 compañías, con una plantilla de unas 90.000 personas y una facturación de 3.600 millones de euros, según los últimos datos disponibles correspondientes al ejercicio 2011 y citados en el informe.

Tras recordar que estas cifras sitúan a  “España como uno de los países que lidera este sector”, el informe lamenta que nuestro país es uno de los Estados de Europa con más policías por habitante (528 agentes por cada 100.000 habitantes, frente a los 385 de media de la Unión Europea). Mientras, el número de los vigilantes privados se sitúa en unos 200 por cada 100.000 habitantes, 71 menos que la media de la Unión Europea. Vamos, que blanco y en botella.

Nuevas "áreas de negocio"

Con la excusa de dotar de “mayor seguridad jurídica” a las empresas privadas, la nueva Ley, según el informe, fijará el ámbito material y la finalidad a la que sirve la seguridad privada y determina las actividades compatibles con las propias de la seguridad privada. Además, incorpora la investigación privada a las actividades de las empresas de seguridad y matiza el principio de exclusión de la seguridad privada en espacios públicos, excesivamente rígida y obsoleta. Traducido, los vigilantes jurados podrán actuar en cualquier lugar y podrán desarrollar labores de investigación, algo hasta ahora acotado a los servidores públicos.

Por si fuera poco, el informe señala, a título de ejemplo y no como enumeración exhaustiva, algunos de los nuevos negocios que se ofrecerán en bandeja de plata a las compañías privadas, detrayendo esta funciones, como parece obvio de unos Cuerpos y Fuerzas de Seguridad que el informe, recordemos, juzga como excesivamente dimensionados.

Así, entre las nuevas actividades que la Ley permitirá realizar a las empresas privadas, además del amplísimo y nebuloso cometido ya citado de labores de investigación policial, figura la gestión y respuesta a las alarmas en domicilios y empresas, hasta ahora atendido por la Policía o Guardia Civil cuando el incidente podía cobrar alguna importancia, la vigilancia integral de polígonos, urbanizaciones y zonas comerciales peatonales y, como guinda, la vigilancia perimetral de las prisiones. Gracias al ministro Fernández, los barrios y urbanizaciones exclusivas ya podrán contar con su propia y exclusiva policía privada y, además, los malhechores arrestados en estas privilegiadas zonas, también podrán ser vigilados –caso de ser condenados a prisión- por estos cuerpos de seguridad privados. 

12 de abril de 2013

LA “RECESIÓN PROLONGADA” CONDUJO A LA GRAN RECESIÓN


Barbara Garson. TomDispatch
Si tuviera que poner fecha a la Gran Recesión, podría decir que comenzó en septiembre de 2008 cuando Lehman Brothers se volatilizó en un fin de semana y un masivo esquema Ponzi comenzó a derrumbarse. Hasta 2008, sin embargo, la mayoría de los trabajadores estadounidenses ya había sufrido 40 años de pérdidas en salarios, seguridad y esperanza, su propia recesión prolongada.

En los años sesenta me entrevisté con un joven que estaba a punto de licenciarse del Ejército y, por casualidad, volví a hablar con él en cada una de las dos décadas siguientes. Aunque murió dos meses antes del colapso de Lehman Brothers, esos breves encuentros me enseñaron la forma en que la recesión prolongada condujo directamente a nuestra Gran Recesión.

A finales de los años sesenta yo estaba trabajando en un café contrario a la guerra cerca de una base del ejército de la cual los soldados salían hacia Vietnam. Un joven larguirucho, que hacía poco que había vuelto de “Nam”, era particularmente hábil y reparaba nuestro tocadiscos o hacía que nuestro viejo mimeógrafo funcionara correctamente. Pocas veces hablaba de la guerra, excepto para decir que su compañía estaba drogada todo el tiempo. “Nuestra consigna”, me dijo una vez, “era ‘no lo hagamos y digamos que lo hicimos’”. Duane no tenía la menor intención de convertirse en un veterano profesional de Vietnam como John Kerry cuando lo sacaran de las filas. Su plan era volver a su casa a Cleveland y compensar el tiempo perdido en la contracultura civil de esa era.

A menudo me sentaba con él durante mis descansos, disfrutando de su calor y de su sentido consciente de sí mismo del humor. Pero miles de soldados pasaron por ese café y, para decir la verdad, en realidad apenas me di cuenta cuando partió.

A principios de los años setenta, General Motors estableció la línea de montaje más rápida del mundo en Lordstown, Ohio, y la dotó de personal cuya edad promedio era de 24 años. La administración de GM esperaba que esos trabajadores saludables e inexpertos pudieran producir 101 coches por hora sin reclamar como lo harían trabajadores automovilísticos más experimentados. Lo que GM obtuvo en lugar de reclamos fue una serie de huelgas de celo y situaciones caóticas que la gerencia calificó de “sabotaje” sistemático hasta que se dio cuenta de que la palabra afectaba la venta de coches.

Visité Lordstown la semana antes de una votación para decidir una huelga, en medio de especulación en todo el país sobre si una generación de “trabajadores hippies” podría “humanizar la línea de montaje” y así cambiar para siempre la forma de trabajar en EE.UU. En un tour guiado de la planta me sorprendió ver a Duane colocando radios en coches con una pistola de aire. Me reconoció y me pasó una nota con su número de teléfono.

Lo llamé y más tarde esa noche, en su casa, me hizo un breve resumen de su vida desde  que dejó el ejército: “Recuerdas, el día que me desmovilizaron oficialmente me disteis un gigantesco banana split. Bueno, desde entonces las cosas han ido de mal en peor. Volví a Cleveland y me quedé con mi padre que estaba cesante. Te digo que fue una experiencia desalentadora. Pero me imaginé que las cosas iban a mejorar con ruedas, de modo que me compré un coche. Pero resultó que el coche no era humano y eso fue un problema. De modo que me imaginé, que necesitaba una chica. Pero resultó que la chica era humana y eso fue un problema. De modo que terminé trabajando en GM para pagar el coche y la chica”.

Me presentó a su esposa embarazada, a la que parecía querer mucho más de lo que sugería su historia. La joven pareja no tenía quejas sobre la paga de GM. A pesar de todo, Duane quería progresar una vez que su mujer tuviera el bebé. “Me quedo para poder usar el plan hospitalario”.

¿Y cuál pensaba que sería su siguiente paso? “Tal vez iremos a vivir en el campo”, me dijo. Si eso no resultaba buscaría trabajo en un sitio menos regimentado, algún sitio donde pudiera hacer algo “que valga la pena”. Para Duane, un trabajo que valiera la pena no significaba necesariamente lanzar un transbordador espacial o curar el cáncer. Significaba ver lo que había logrado –como esas reparaciones de nuestro mimeógrafo en el café– en lugar de hacer ajustes, retorceduras y retoques en los coches que pasaban cada 36 segundos.

Cuando Duane y sus amigos hablaban de abandonar trabajos bien pagados no solo se desahogaban. En aquellos había suficiente trabajo como para que si un amigo se mudaba a Atlanta o si había un grupo musical que te gustaba en Cincinnati, podías pedir un aventón y encontrar un trabajo en un día o dos que bastaba para pagar el arriendo y la comida.
Eso, por supuesto, hacía que fuera más difícil administrar una empresa. GM se hizo eco de muchos empleadores en sus quejas sobre absentismo y alto índice de rotación entre jóvenes trabajadores. En retrospectiva, ese fue probablemente el momento en que muchos fabricantes estadounidenses comenzar a buscar cómo encarar su problema laboral. Pero ni Duane ni yo teníamos alguna premonición sobre la subcontratación y la deslocalización que pronto iniciarían las décadas de la Gran Recesión para tantas familias de trabajadores. Para nosotros era todavía una época en la que abundaba el empleo y los estadounidenses no hablaban de encontrar trabajo, sino de “humanizarlo”.

A mediados de los años ochenta, hablé en una universidad en Michigan y volví a ver a Duane, esa vez entre el público. Después de la conferencia conversamos y lo invité a salir junto a los profesores que habían auspiciado mi conferencia, pero tenía que ir a buscar a sus hijos al colegio y dejarlos con la niñera a tiempo para llegar a su turno vespertino. Su esposa, me dijo, los iría a buscar cuando terminara su turno de día.
“¡Logística complicada!” dije.

“Es una maniobra más complicada que cualquiera realizada por mi compañía en Nam”, dijo sarcásticamente.

En el poco tiempo que teníamos, Duane me habló de su vida laboral. No había vuelto al campo, pero tampoco seguía trabajando en la industria automovilística. “Demasiados despidos” fue su resumen de los años pasados. A fin de “mantener la delantera”, había mejorado sus conocimientos y llegó a ser un maquinista capacitado. En realidad había seguido mejorado su habilidad hasta el punto en el que, como explicó, “programo las máquinas que programan a los otros maquinistas”. Se encogió de hombros como si quisiera decir: “¿Qué se le va a hacer?”

En esos días se estaban introduciendo los ordenadores en las tornerías y tuvieron el efecto de arrebatar la planificación a los operadores en sus bancos y centralizar gran parte de la preparación de la producción en una oficina de administración o departamento de planificación. Duane comprendió perfectamente que estaba “tomando la delantera” al utilizar su propia pericia para afectar la de otros, de ahí su encogimiento de hombros.
El trabajo de su mujer lo estaban automatizando de forma similar. Era procesadora de datos en una compañía aseguradora y regularmente volvía a casa con dolor de cabeza por mirar fijamente los monitores inmóviles parpadeantes de esa época. Pero tenían pocas alternativas. Entonces se necesitaban dos sueldos para mantener una casa de clase media.
En el verano de 2008, sonó el teléfono y la voz de un hombre comenzó a explicarme que él y sus hermanas estaban tomando contacto con personas cuyos nombres habían encontrado en el libro de direcciones de su padre para informarles de que había muerto. Duane había muerto repentinamente en Arizona. Se había mudado unos años antes para trabajar en un negocio que, me dijo su hijo, tenía algo que ver con láseres industriales (“tomando la delantera” hasta el fin).

El funeral estaba programado para un fin de semana y gracias al trabajo manual de Duane había mucho sitio para invitados de fuera de la ciudad, me dijo su hijo. En su casa en Arizona, “mi padre construyó esos hermosos dormitorios integrados”. Sus hermanas, mencionó, estaban jugando con la idea de mudarse a la casa porque no se podían imaginar que un extraño apreciara integralmente el trabajo de su padre. Incluso estaban explorando la situación laboral en el lugar. Una era recepcionista médica, la otra conductora de un camión de reparto.

Dos meses después la economía colapsó. No era exactamente el momento adecuado para renunciar a empleos seguros. Para entonces, la burbuja inmobiliaria de Arizona había estallado totalmente dejando la casa, con todo el hermoso trabajo de su padre, “sumergida”. Incluso si pudieran venderla a un precio razonable posterior al crac, todavía deberían al banco más de 200.000 dólares.

Todo lo que Duane dejó como herencia fue esa casa, una prestación por fallecimiento de 15.000 dólares y una deuda en la tarjeta de crédito de 6.000 dólares. Sus hijos no tenían posibilidad alguna de seguir pagando la hipoteca y, por lo tanto, por consejo de un abogado, enviaron por correo las llaves al banco y se fueron.

Su hijo dijo sobre esa situación: “Mi padre habría hecho un comentario socarrón, ‘cuando estaba vivo una vez impedí que os fuerais de la casa, pero os enseñé a partir de una casa después de muerto’. Algo así. Solo habría parecido divertido”.

Volví a pensar en el café de los soldados y los chistes de Duane sobre su desventurada unidad militar. Sí, si hubiera estado vivo, podría ciertamente haber contado chistes sobre un desventurado trabajador estadounidense subiendo difícilmente una cuesta, quien, como su casa hipotecada, terminó en todo caso sumergido y probablemente también habría parecido divertido.

Esto no quiere decir que Duane haya vivido una vida indigna o de privaciones. Su propiedad ha sido víctima de la catástrofe económica de 2008, pero él había trabajado continuamente en tareas cada vez más capacitadas y posiblemente incluso más “meritorias”. Había criado tres hijos que todavía admiraban a su padre. Y parecía haber conservado hasta el final su humor consciente de sí mismo pero sin subestimarse.

Por otra parte, se trataba de un trabajador, parte de una familia con dos ingresos, que había previsto la subcontratación, la deslocalización, y la automatización y se fue adaptando regularmente. Trabajó duro durante cuatro décadas, pero murió sin ahorros, con un valor negativo de su casa y una deuda en la tarjeta de crédito.

A pesar de su creciente conjunto de habilidades, los ingresos de Duane parece que no aumentaron significativamente durante su vida. Estuvo, parece, siempre muy cerca del límite. Por cierto, no puedo pretender que lo conocí bien. Tal vez desperdició su dinero en vicios secretos, pero la probabilidad de que sus ingresos simplemente se estancaran durante cuatro décadas ciertamente corresponde a un modelo nacional.

Entre 1971 y 2007, los salarios por hora en EE.UU. solo aumentaron en un 4%. (¡No 4% por año, sino 4% en 36 años!) Durante esas mismas décadas, la productividad se duplicó esencialmente y aumentó 99%. En otras palabras, la productividad del trabajador promedio aumentó 25 veces más que el salario.

Fue, por cierto, una bonanza para las corporaciones y los estadounidenses más ricos. En 1976 el 1% de las familias estadounidenses poseía un 19% de la riqueza del país. En el año 2000, poseía el 40%. En los mismos años, el 58% de cada dólar de aumento de los ingresos lo percibió ese 1%.

Hubo, sin embargo, un pequeño problema: los estadounidenses se venden unos a otros más de un 70% de lo que producen. Si la mayoría de los trabajadores estadounidenses producían más, sin ganar más, ¿quién iba a comprarlo todo?

Los directores ejecutivos y los financistas estaban desesperados por responder a esa pregunta, porque durante esos años de alta productividad y bajos salarios, inmensos beneficios y “rendimientos” se acumularon en cuentas de corretaje y bancos. Pero un banco no puede conservar su dinero en el banco. Bajo la presión de esos crecientes cúmulos de capital, la respuesta que ofrecieron a trabajadores-consumidores como Duane fue: en lugar de pagaros lo suficiente para comprar lo que producís, os prestaremos el dinero.

Primero prestaron para cosas de valor: coches, casas, educación universitaria; luego, a través de las tarjetas de crédito, para los gastos diarios del hogar. Como llegamos a comprender después de la catástrofe de 2008, el máximo esquema Ponzi de la era involucraba la combinación y reventa de préstamos hipotecarios a gente que para empezar no podía permitirse una casa.

La respuesta a los que cada vez tenían menos dinero para gastar era: pedid más préstamos. La locura de prestar dinero a gente con salarios estancados o en disminución podrá parecer obvia ahora, pero como muchos castillos de naipes debió de parecer bastante sólida entonces. A pesar de todo no subestimemos a nuestros principales financistas. En un programa de CNBC preguntaron al expresidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, por qué nadie había previsto la llegada de la crisis hipotecaria y dijo a los banqueros: “¿Saben? Esto va a terminar mal”.

Greenspan respondió: “No es que no hayan sabido que los riesgos existían, quiero decir que hablé con ellos. No es que hayan sido tontos. Sabían precisamente lo que estaba sucediendo. La vasta mayoría pensaba que sabía cuándo retirarse”.

De hecho, la creatividad financiera había mantenido en pie ese vehículo desequilibrado durante un tiempo notablemente largo. A pesar de todo acabó colapsando como cualquier otro esquema Ponzi, y entonces la recesión prolongada de Duane se convirtió en la Gran Recesión del mundo.

11 de abril de 2013

FIESTA POR LAS LIBERTADES


CÓMO PREPARÓ EE.UU. LA “REVOLUCIÓN TWITTER" EN MOLDAVIA


NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:

Es llamativo que el término” revoluciones de colores”  sea admitido en los medios “alternativos” de la “izquierda” para referirse a lo ocurrido en muchos países en los que ha habido revueltas inducidas a través de Internet, con los jóvenes como masa activa (los menos formados políticamente y los más fáciles de manipular) y medios exteriores de apoyo pero no lo sea en el caso español.

Cualquiera con dos dedos de frente entenderá que ciertas reclamaciones en España de “democracia real”, cuando lo que soportábamos y soportamos principalmente es una crisis capitalista, por encima de la institucional, a la que las manifestaciones que se iniciaron hace casi 2 años pretendían afrontar con reformas cosméticas, se parecen mucho a las llamadas revoluciones de colores, iniciadas con la naranja de Ucrania y continuadas tanto en el Este de Europa como en los países árabes.

Da lo mismo. Muchas webs de la “izquierda alternativa” continuarán reproduciendo artículos (no muchos, para evitar que acaben surgiendo las comparaciones entre allí y aquí) como el que les presento sobre las “revoluciones de colores”, tanto del Este como del mundo árabe, pero evitarán hablar del caso español. Es lógico. En España, las falsas izquierdas han sido cómplices necesarias en unas “revoluciones” diseñadas por las élites globalistas USA y narradas en directo por los medios del capital. 

Se permiten ser antiimperialistas en la solidaridad internacional pero cuando les enredan en revoluciones de colores diseñadas desde el centro mismo del Imperialismo entran gustosas al enredo e incluso algunos de ellos, cínica o estúpidamente, se atreven a insinuar que, si ello es así, el propio movimiento puede volverse incontrolable para quienes lo diseñaron. Ya hemos visto en qué ha acabado y qué defiende. Ello explica que en sus movimientos indignados hayan existido también sus alas derechas, justo las que han impregnado de reformismo institucional sus propuestas, sin tocar el capitalismo, la propiedad y las relaciones sociales de producción, claro ésta. Mientras las falsas izquierdas ponían su militancia en la calle para defender las porquerías de la “democracia líquida”. Si no defendieron otras propuestas es porque tales “izquierdas”  están tan degeneradas que no reconocerían un programa de transición al socialismo ni aunque les estuviera mordiendo sus narices.

Sin más les dejo con este interesante artículo.

CÓMO PREPARÓ EE.UU. LA “REVOLUCIÓN TWITTER" EN MOLDAVIA

Simon de Beer. michelcollon.info

Hace exactamente cuatro años, miles de jóvenes moldavos manifestaban en las calles su oposición a la victoria de los comunistas en las elecciones. Estas manifestaciones fueron presentadas como un nuevo episodio de las “revoluciones de colores” que desde hacía diez años barrían a una serie de regímenes considerados “no democráticos“ en Europa del Este. Revoluciones cuyo terreno había sido preparado en todos los casos por los EE.UU. detrás de las bambalinas y que nada tenían de espontáneas. Una situación que también se dio en Moldavia, país ubicado en el límite entre Europa y Rusia.

En el momento de estos acontecimientos, en abril de 2009, Moldavia se hallaba gobernada desde hacía una decena de años por el Partido Comunista, que parecía predispuesto a ganar una vez más las elecciones. Este partido, que había adoptado la economía de mercado llevaba a cabo una política considerada por Washington demasiado independiente. Bajo su dirección Moldavia se negaba a unirse a la OTAN, mantenía profundos vínculos con Rusia y según la definición de Soros se limitaba a “una europeización solo de fachada”. De modo que los EE.UU. preferían poner a la cabeza del país la Alianza para la Integración europea (AIE) una coalición de partidos de derecha que le era absolutamente fiel.

Un año antes de las elecciones el embajador de los EE.UU. organizó una reunión para “debatir el tema de la ayuda de los EE.UU. en relación con las elecciones parlamentarias del 2009”. Asistían tres miembros eminentes de la USAID, los dirigentes de la fundación Eurasia del IREX, del Instituto Democrático internacional (NDI) y del Instituto republicano internacional (IRI). Luego de reconocer que “las elecciones nacionales de 2009 serían severamente disputadas” y que “el partido en el poder estaría tentado de disponer de todos los medios para perpetuarse”, se pusieron de acuerdo en una serie de medidas para “preparar” dichas elecciones. Esas medidas estaban dirigidas a favorecer a los partidos de la oposición (ayudar a la creación de una coalición, visualizar las preferencias de los electores indecisos, crear secciones locales, etc) o a formar observadores que “supervisaran” el escrutinio. El embajador se comprometió a hacerse cargo de la coordinación de toda la asistencia y prometió ofrecer becas a las ONG cuyas actividades se orientaran en el mismo sentido.

Las organizaciones estadounidenses se pusieron a trabajar durante los meses siguientes. El IREX con la ayuda de la USAID lanzó la campaña “Hai la vot!” (Vamos a votar) destinada a motivar a los indecisos y a los abstencionistas. Una camioneta llena de jóvenes activistas recorrió las carreteras de Moldavia para convencer a la gente de que fuera a votar y sobre todo de que votara reflexivamente. Presentada como no partidista, esta campaña priorizaba a los jóvenes, base electoral de la Alianza para la Integración Europea. Los partidos de la oposición tuvieron igualmente derecho a organizarse. De modo que en un encuentro privado ocurrido unos meses después de las elecciones, el presidente del Partido Liberal dio las gracias personalmente al embajador de los EE.UU. por la asistencia que había prestado a su equipo, en particular el Instituto Democrático Internacional y el Instituto Republicano Internacional.

Sin embargo, como era probable una nueva victoria de los comunistas, fue en la “supervisión” del proceso electoral donde los EE.UU. hicieron la mayor inversión. Su objetivo no era tanto verificar la validez de la elección como encontrar los errores a cualquier precio. De tal modo pensaban favorecer el desencadenamiento de una “revolución de colores” como había sucedido, con su apoyo, en Ucrania, Georgia y Kirzikistán.. En julio de 2008 un antiguo miembro del Instituto Republicano Internacional denunció a la prensa la preparación de esa revolución con el apoyo de la USAID, el IRI y el NDI, que ocasionó preocupación en la embajada de Estados Unidos. Sin embargo las organizaciones estadounidenses pudieron seguir normalmente su trabajo.

Un verdadero ejército de observadores la “Coalición Cívica 2009” se puso en marcha con el apoyo de la NED, la USAID y la Fundación Eurasia. Esta coalición totalmente financiada por Washington reunía un total de 70 ONG. Preveía controlar las elecciones con la participación de 2.000 observadores y tener informada a la opinión pública de las irregularidades que se comprobaran. Los EE.UU. distribuyeron también en toda Moldavia decenas de observadores internacionales escogidos por la USAID, muchos de los cuales fueron reenviados a las fronteras por haber estado implicados en las revoluciones ucraniana y kirguiza.

El 5 de abril, día de las elecciones, comenzaron a actuar los 2.000 observadores de la Coalición. Se publicaron cuatro comunicados de prensa dando cuenta de las más pequeñas irregularidades comprobadas. Aunque no culpaban solamente al Partido Comunista, los comunicados daban a entender una situación globalmente negativa. El 7 de abril, cuando los primeros resultados daban vencedor al Partido Comunista, se publicó un nuevo comunicado informando de que las elecciones no habían sido “equitativas” ni “libres en su conjunto”. No se volvieron a referir a ninguna crítica vinculada a los partidos de la oposición sino solamente a las que acusaban a los comunistas. Dicho comunicado fue ampliamente difundido por el conjunto de los medios que apoyaban la Alianza y ampliamente en las redes sociales.

Como reacción a la sospecha de fraudes difundida por los medios, miles de jóvenes moldavos salieron a las calles a reclamar nuevas elecciones. Los manifestantes se reunieron frente al Parlamento que fue saqueado por una pequeña minoría. Entre los saqueadores había nacionalistas pro rumanos y miembros bien conocidos de organizaciones de extrema derecha como Noua Dreapta. Estos últimos trataban visiblemente de provocar a las fuerzas del orden para incentivar la cólera de los manifestantes. Estas revueltas no prosperaron y al final solo quedó el nombre de una “revolución”. Luego del escrutinio nuevamente el partido Comunista fue declarado ganador Por su parte una misión de observación conducida por la OSCE, la Unión europea y el Consejo de Europa llegó a la conclusión de que las elecciones se habían llevado a cabo de modo satisfactorio y sin mayores incidentes quitando a la oposición sus principales motivos de protesta.

Solo luego de las elecciones anticipadas de 2010 –sin relación con los acontecimientos de 2009– el campo pro occidental logró encabezar el país, al final de una campaña otra vez con un gran apoyo de los EE.UU. Al año siguiente, cuando estuvo de visita el vicepresidente Joe Biden de los EE.UU. no podía ocultar su alegría: “¡Es realmente un privilegio estar aquí en este momento determinante de vuestra historia!, exclamó, ¡La libertad se siente en el aire!”. Después añadíó que Moldavia se hallaba en el buen camino pero que había aún mucho por hacer, agregó “Estaremos a vuestro lado hasta que el trabajo haya concluido”. Una buena prenda de libertad sin duda.

10 de abril de 2013

EL RESCATE 2.0 DE PORTUGAL ESCONDE EL PROBLEMA FRANCÉS


NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Más allá de las consideraciones técnicas subyacentes en el este artículo y que indican una redistribución del peso económico de la crisis -algo ya viejo- e invitan a la deslocalización de las inversiones fuera del área geográfica de las matrices empresariales de grandes grupos, fenómeno que hace ya mucho tiempo se está produciendo, lo cierto es que cabe detectar en el texto la evidencia de la crisis capitalista, lejos de arreciar, se intensifica.
Las amenazas sobre la económica francesa, ante el posible rescate de Portugal -caiga o no también Eslovenia,- deben hacer pensar a cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de economía que, si Francia llegase a caer, el fenómeno no se limitaría a un impacto demoledor y seguramente definitivamente fatal sobre Europa.
El peso de Francia en la economía mundial ya no es el que era hace 20 años pero históricamente ha sido una de las económicas más estables del mundo, su dimensión es realmente grande, no sólo como país sino en términos empresariales y financieros, y su economía es una de las más internacionalizadas del mundo.
Por más que quieran contarnos que USA es todavía una referencia estable, lo cierto es que, lejos de arrancar su crecimiento hay indicadores que indican que la atonía económica tras la inyección de crédito de la FED en años anteriores, no sólo se estanca sino que puede profundizar su crisis: recuperación demasiado lenta, empobrecimiento creciente de las familias trabajadoras, con su efecto negativo sobre la capacidad de consumo, paro que se está empezando a convertir en estructural,…
Por otro lado, el peso que le da la analista financiera a América Latina y Asia como áreas económicas más sólidas es más que discutible: Argentina está en el ojo del huracán del ataque de los fondos buitre, Venezuela acaba de devaluar su moneda, Brasil empieza a ver frenado su crecimiento –buena parte de América latina posee economías ligadas a la industria extractiva y ésta es especialmente sensible a la oscilación de los precios en los mercados internacionales- y Asia y sus bolsas acusan llevan semanas acusando en valores neutros de sus bolsas los seísmos internacionales en otras latitudes.
Decididamente, creo que la crisis capitalista, lejos de superarse se irá profundizando. Y que no cabe encapsularla regionalmente. Su alcance mundial es inevitable a medio plazo porque la propia globalización de la economía planetaria lo impone. 
En cualquier caso, los datos del análisis de Cotizalia están ahí para ustedes.
EL RESCATE 2.0 DE PORTUGAL ESCONDE EL PROBLEMA FRANCÉS
Isabel Mauricio. Cotizalia

 ¿Quién será el próximo país de la zona euro en necesitar un rescate? Es la pregunta del millón que se hace todo el mercado, y muchos apuntan a que podría ser Eslovenia. Sin embargo,  tras la decisión del Tribunal Constitucional luso de anular una parte clave de las medidas de ajuste, Portugal tiene, según Saxo Bank, muchas papeletas para tener que volver a ser rescatado. Una situación que, a juicio de la firma, permitiría seguir escondiendo uno de los principales peligros de Europa: la economía francesa.  
Francia ha conseguido mantenerse fuera del foco de atención, pero si se produce un nuevo problema en Europa puede saltar a la palestra”, afirma Manuel Andrade, director de Servicios de Inversión y Trading de Saxo Bank. A la entidad le preocupa la falta de reformas de la economía gala y que, debido a su tamaño, sería imposible rescatarla.
Andrade apunta a que Portugal podría ser el próximo país en necesitar un rescate, que en su caso sería el segundo, “aunque depende de cómo se desarrollen los acontecimientos”. Lo que sí tiene claro es que se necesitan reformas profundas porque los ciudadanos ya no pueden aguantar más recortes.
“Si los políticos no hacen nada al respecto, y el tiempo se les acaba, la tendencia en Europa es a empeorar y ya no bastará con las medidas que se están tomando, reconoce.  “Tienen que hacer algo que nunca se les ha dado bien: afrontar la realidad y buscar soluciones reales”.
En opinión de Andrade, Europa debe decidir cómo afronta el pasar de ser un país rico a uno pobre, ya que ahora quien dirige el mundo es Estados Unidos, América Latina y Asia. Por esta razón considera que los inversores deberían tener al menos el 60% de la cartera fuera del Viejo Continente.
Fuera del Ibex
“Hay que olvidarse de invertir en Vueling, Bankinter o Pescanova, subraya Andrade, que explica que para invertir se necesita visibilidad y ahora mismo los mercados europeos no la ofrecen. “No sabemos qué va a pasar al día siguiente o el fin de semana y con qué sorpresa nos vamos a encontrar. En ese sentido, Estados Unidos es más estable”.
Andrade cree que el Ibex puede subir, si la situación se mantiene estable, pero sólo lo hará porque ha caído más que el resto, no por fundamentales. Aunque reconoce que también hay buenas empresas y que Santander o Telefónica, si cotizaran en otros mercados y no estuvieran penalizadas por ser españolas, “valdrían alrededor de un 30% más”, destaca.
Apuesta por Estados Unidos
En Saxo apuestan en renta variable por las farmacéuticas y bancos de Estados Unidos y por las empresas pequeñas y medianas americanas, que suelen ser las “más creativas e innovadoras”. En el lado de la deuda, prefieren los bonos del Tesoro. “La economía de EEUU tiene mejores y perspectivas y creemos que la Reserva Federal va a mantener los estímulos hasta 2015, señala Andrade.
En Saxo Bank esperan que el S&P acabe el año en 1.640 puntos, aunque reconocen que a corto plazo pueden producirse bajadas, entre otros motivos porque es el mensaje que están transmitiendo los dirigentes de las empresas que “están ejecutando sus derechos de compras sobre acciones y posteriormente las están vendiendo en el mercado, dando a entender que van a perder valor”, apunta Andrade. 

9 de abril de 2013

POBREZA, NEOLIBERALISMO Y AUSTERIDAD


NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: la tontuna reaccionario-ciudadanista sigue emponzoñando el lenguaje de los meapilas biempensantes que ponen sordina en su crítica al capitalismo. Cuando es la clase trabajadora la esquilmada por el capital, ellos se empeñan en seguir hablando de ciudadanía, de la que también forman parte los capitalistas que nos explotan y roban.

Ciudadanía es un término político, que sirve para que los oprimidos culpen sólo a los políticos títeres del capital y esconde, cínica, cómplice y criminalmente el carácter de clase del expolio y el empobrecimiento de la clase trabajadora. Y es que para autores como el que les expongo el problema es el neoliberalismo y la austeridad, no el capitalismo.

Aún así, las cifras del dolor hacen que sea interesante reproducir este artículo. 

POBREZA, NEOLIBERALISMO Y AUSTERIDAD

Xavier Caño Tamayo. Alainet 

Seis hombres se prendieron fuego en Bulgaria y otro lo intentó en las últimas semanas. Cuatro fallecieron, dos quedaron gravemente heridos y otro se salvó porque la policía impidió que se quemara. Por pura desesperación y por los sufrimientos e incertidumbres que la crisis y sus falsas soluciones causan a la población. Esos días, docenas de miles de personas salieron a la calle manifestándose contra la pobreza y la corrupción. Y derribaron al Gobierno.

A pesar de que el déficit es inferior al 2% del PIB, en Bulgaria se aplica férreamente la implacable austeridad que impone la Unión Europea. Una austeridad que ha desintegrado el sector público, recortado la atención hospitalaria, congelado salarios y pensiones y reducido ayudas al desempleo mientras el paro aumenta aceleradamente. El resultado es que, según Eurostat, el 49% de búlgaros vive en la pobreza.

2010 fue elegido por la Unión Europea como año límite para erradicar la pobreza del continente. Pero ese año había 80 millones de personas que vivían por debajo del umbral de pobreza. Peor aún, en 2012 ya eran 120 millones los europeos pobres con severas privaciones materiales.

Según el estudio de Eurostat, con Bulgaria, sufren considerable pobreza Rumanía y Letonia con un 40% de población empobrecida; Lituania 33%; Grecia y Hungría 31%, y España y Grecia casi 22%. Docenas de millones de personas solo sobreviven en Europa. Sobrevivir, que no es vivir. Incluso en Alemania se nota la pobreza. Una pobreza nada casual.

Un informe de 2011 sobre derechos sociales y económicos en Alemania, elaborado por veinte ONG (entre ellas Amnistía Internacional), muestra que el país se ha degradado. La Agenda 2010, definida por el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung como la mayor amputación de derechos sociales en Alemania desde el final de la Segunda Guerra Mundial, impuso los recortes y la austeridad que causó el retroceso.Las cifras oficiales dicen que hay unos 3 millones de parados. Cifra no escandalosa, pero más de 5 millones de personas con empleo necesitan ayuda social para vivir porque los sueldos no alcanzan para hacerlo con la dignidad mínima exigible. La precariedad laboral establecida ha creado una nueva categoría: pobre a pesar de tener trabajo.

Cruz Roja y Media Luna Roja han informado de que esos pobres nuevos aumentan en Europa. Más de 26 millones de personas no tienen empleo en esta Unión Europea en recesión y millones de personas sufren por falta de alimentos y de asistencia médica, pueden ser desahuciados o ya perdieron sus casas.

Oficialmente, ser pobre es disponer de menos del 60% del salario medio de un país. En el caso español, el umbral de pobreza para un adulto que viva solo está en 6.278 euros anuales. Y para una familia de padres y un hijo menor, el umbral de pobreza es 11.300 € anuales. Treinta euros diarios para pagar vivienda, luz, agua, calefacción, alimentarse, vestirse... Es decir, ser pobre.

La austeridad como respuesta falaz a la crisis ha conseguido que millones de europeos que antes vivían sin sobresaltos, ahora lo hagan de forma complicada y precaria. Tener trabajo y estar en riesgo de exclusión social ya no es un absurdo en Europa. Rebajas salariales, subidas de precios, pérdida de poder adquisitivo, disminución y empeoramiento de servicios públicos más aumento de inestabilidad laboral han aumentado el número de personas que, aún con empleo, roza la pobreza. En España, por ejemplo, la tasa de esa pobreza laboral pasó del 10,7% en 2007 al 12,7% en 2012, según un estudio de la Fundación Alternativas.

La impuesta austeridad que ha generado toda esa pobreza en Europa consiste en quitar dinero a la ciudadanía para rescatar bancos, financiar la crisis bancaria con deuda pública, aprobar reformas laborales para abaratar el despido, sustituir impuestos directos por indirectos, tolerar de hecho un fraude fiscal enorme, privatizar lo público... La austeridad es el medio de transferir rentas de las clases trabajadoras a la minoría rica dominante.

El resultado de la austeridad impuesta desde 2010 en Europa para afrontar la crisis es un innegable fracaso. Dos años después, los mercados no se han calmado, no hay crédito, no hay recuperación económica, hay recesión, no disminuye el déficit, crece la deuda pública, la privada es impagable, disminuye el consumo, se cierran empresas y aumenta aceleradamente el desempleo. Un descalabro. Esa pretendida austeridad despilfarra bienestar, destruye empleo y dinamita la actividad económica presente y futura. Eso es dilapidar, eso es derroche.