Por Marat
Pero si la cosa se pone dura, la negociación podría llegar a ser a cara de perro
Porque Podemos habla claro y no se anda por las ramas
Ello no debe impedir nunca la voluntad negociadora ni el acuerdo final
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18 de junio de 2018
20 de mayo de 2018
CUANDO CAMBIAR DE CASA SIGNIFICA SALTAR DE BARCO Y CUANDO UN REFERÉNDUM ES UN PLEBISCITO
Por
Marat
Imagino
a algunos lectores de este texto con suficiente recorrido de vida y
memoria para evocar en la referencia al barco del título la imagen
en blanco y negro de cierto expresidente sentado en traje de baño en
la cubierta de un yate del extinto “señor a caballo que mandaba
en Madrid” (“De aquel tiempo pasado”. José Antonio
Labordeta).
No
era esa mi intención primera, quizá tampoco la última porque una y
otra pretenden señalar la gran farsa que representan políticos que,
encumbrados en el apoyo popular nacido de un discurso que condena la
desigualdad, la pobreza (más que sus causas profundas, que limitan al
IBEX, la mafia, la trama y la casta ¡Ay la casta!) y el estilo de
vida de los poderosos, cuando la representación política, los
programas de televisión y los libros -que le vienen por ser el
secretario general de la todavía tercera fuerza política del país y menguando, según las últimas cantadas, como se dice en el
fútbol- le da buenos dividendos, cambia una vivienda en la media de
millones de ellas por un chalé de 268 metros cuadrados en Galapagar;
zona residencial de la clase alta. Vivienda, por cierto, con gran
piscina y casa para invitados.
No se trata de un problema de coherencia, como pretenden señalar
algunos que critican este hecho con sordina, al indicar que no se
puede criticar la compra de un ático por un ministro del actual
gobierno y luego hacer lo mismo con la compra de un chalé de similar
valor.
Eso
significaría lo mismo que afirmar que si el personaje puesto ahora
en la picota por tirios y troyanos no hubiera escrito ese tuit,
cuando aún no era un político profesional sino un ambicioso
candidato a serlo y su partido aún no existía, su compra del famoso
chalé no fuese condenable.
Mucho
menos es algo que no deba criticarse porque no se usa para especular
o porque el dinero proviene de una pareja de muy conocidos políticos
del mismo partido que lo han ganado honradamente y no proviene de la
corrupción. Que se apele a la honradez económica de los flamantes
propietarios del chalé tiene guasa, sobre todo porque implica que el
hecho de no robar tiene un mérito extra. Por muy extendida que esté
la corrupción en España, no robar no es un mérito sino lo deseable
en cualquier político, por mucho que el capitalismo y el Estado como Consejo de Administración de los intereses de las burguesía, que
diría Marx, ponga esto de modo realmente difícil. Es evidente que
en la fase actual del capitalismo, de acumulación por desposesión,
no encontraremos gobernantes honrados porque a la legislación hay
que untarla con un buen aceite que mejore el engranaje de las
decisiones políticas en el Estado del Bienestar en extinción y la
privatización de los servicios públicos.
Me
interesa hablar del comentario en redes sociales de cierto profesor
de ¿¿¿¿Ciencias???? Políticas de la Universidad Complutense
ironizando, o eso creía él, acerca de comprar una
“vivienda” pagando 1.000 € al mes (luego hemos sabido que
serían 1.600 entre los dos políticos), en lugar de 500 € de
alquiler ¿En qué planeta vive este pelotillero fiel de su secretario
general que no sabe el precio al que están las viviendas en Madrid
para una pareja, con dos hijos a la vista? ¿Desconoce la brutal
especulación que se está produciendo en ciudades como Madrid y
Barcelona sobre el alquiler a manos de las SOCIMIs y fondos buitre o
es que cree que todos somos lo bastante ignorantes como para colarnos
un gol en defensa de su amo y de su miniyo política?
Prosigue
este poeta frustrado, ex
miembro de las Juventudes Socialistas y postulante a favor del SÍ en
el Referéndum de la OTAN con su ironía cuando afirma aquello de
“Malditos rojos que
no viven debajo de un puente. Terminarán por querer estudiar en la
universidad”.
En
primer lugar, de rojos los dirigentes de su partido nada de nada. La
socialdemocracia histórica, no la que vino después de los Felipe
González, los Blair o los Miterrand les quedan a ustedes, que
jaleaban al león de Atenas “bravo Alexis”, luego reconvertido en
corderito al servicio del FMI, la dictadura capitalista de la UE y la
OTAN, y que ahora han optado por el modelo ciudadano de un gobierno
portugués de izquierda que ha convertido el país en un paraíso
fiscal con más empelo precario aún que en España, lo que tiene
mérito porque es difícil.
En
segundo lugar, entre vivir debajo de un puente o en chalé de
Galapagar de 600.000 € seguro que tiene que haber soluciones
“dignas” e intermedias, ¿no cree usted, señor politólogo?
Sobre
estas reflexiones del cancerbero fiel a su secretario general se
articula el “relato” (que es un modo de contar cuentos),
expresión tan del gusto de los trinos posmodernos, de la moralina o
el culto a la pobreza y simplezas semejantes.
Las justificaciones del esforzado secretario de organización del partido respecto a las decisiones inmobiliarias de sus jefes resultan un tanto reveladoras de su ideología profunda:
Las justificaciones del esforzado secretario de organización del partido respecto a las decisiones inmobiliarias de sus jefes resultan un tanto reveladoras de su ideología profunda:
“Hay
un planteamiento que dice que es "incoherente" tener un
buen sueldo y una buena casa y querer un país mejor en el que nadie
lo pase mal. Es un planteamiento reaccionario que niega la
posibilidad de ser clase media y decente al mismo tiempo.”
Su
defensa de la clase media no es otra cosa que ese discurso de Albert
Rivera, de ni empresarios ni trabajadores, que busca el “justo”
término medio conciliador. De casta le viene al galgo ex Ciudadanos y
ahora inasequible al desánimo en el combate por su puesto de trabajo
político.
Ahora quiero explicar qué “significa saltar de barco”, a lo que
aludo en el título del presente artículo, para desmontar tanta
patraña.
En
la historia del movimiento obrero hay sobradas experiencias de
dirigentes (los líderes son un invento del parlamentarismo burgués)
que vivieron en condiciones muy parecidas a las de la clase social
que defendían. Desde Marx a Lenin en el exilio y en nuestras
latitudes desde Pablo Iglesias, el de verdad, el que fundó la UGT y
el PSOE, cuando eran organizaciones respetables, hasta Marcelino
Camacho, cuando CCOO no era un sarcasmo, que no salió de su piso sin
ascensor en Carabanchel a una vivienda horizontal hasta que al hombre
sus piernas ya no le permitían el lujo de subir escaleras. Y desde
luego, con muchos más méritos que los del chalé de quienes hablo,
no era una vivienda como la de ambos.
Quien
haya leído “La
verdad sobre el caso Savolta”,
de Eduardo Mendoza, habrá comprobado cómo era la vida de los
dirigentes y militantes anarcosindicalistas. No eran personas que quisieran medrar a costa de la caja di lel sindicato. Ni las convicciones de los militantes se lo hubieran permitido.
Todo esto no lo hacían por una mística cristiana sobre la pobreza
sino por la convicción de que, si no vives como la media de la clase
social a la que dices defender, te separarás de ella.
Una
de las explicaciones más claras de porqué las aristocracias obreras
han convertido sus sindicatos, hoy del sistema, es porque se separaron
de sus bases. Cuando estás más en contacto con tu enemigo de clase
en las negociaciones de fábrica y sector a nivel local, regional y nacional que de unos compañeros de empresa a los que cada vez ves
menos, salvo para elecciones sindicales y conflictos decisivos,
cuando vives en urbanizaciones de lujo, cuando tus hijos van a
colegios privados o concertados, cuando tu representación sindical
te permite viajar mucho más que a la gran mayoría de tus afiliados,
cuando negocias en restaurantes de lujo, cuando tienes tarjetas oro
del sindicato (no hablo siquiera de las black), tus vivencias sobre
lo que es el día a día de la clase trabajadora vienen de lo que te
cuentan los cargos intermedios del sindicato o del partido, menos
privilegiados que tú pero también por encima de la media del nivel
de tu clase. No la comprendes, no la conoces, tus vecinos son otros,
te vas de vacaciones con otra gente que no es la de origen de tu clase. De otro
modo no se entienden los Fidalgo, ni los Méndez, los Toxo o los
Felipe González. Eso independientemente de que los trabajadores sean
más o menos combativos o aspiren a vivir todos en Galapagar o en
Pozuelo.
Pero
la realidad es la que es. Los trabajadores, salvo los espabiladillos
sin escrúpulos y con una inteligencia media, no hace falta que sea
muy elevada, si comprobamos el cociente intelectual medio de los
políticos, no pueden permitirse el ascenso social que conlleva la
representación política dentro del Estado burgués. Alejarse de
ellos, cuando dices representarlos, es perder tu identidad política.
Cierto
que los tiempos cambian, que la clase trabajadora ya no vive en los
niveles de miseria de principios del siglo XX -nadie pide tanto sacrificio- pero la realidad es que
un dirigente que pretenda representar a la clase trabajadora y gozar
del respeto y la credibilidad de buena parte de ella no debe
separarse demasiado de la misma.
Lo
que ha hecho la pareja del chalé es intentar de saltar de clase
social. Sospecho que porque no cree ya en que su proyecto llegue muy
lejos (desde luego no a asaltar los cielos, ya que nunca lo
intentaron) y que ellos, muy posiblemente, pronto no estén llamados
a liderar, que no dirigir, lo que quede del proyecto.
En
cualquier caso, no sirve ya como coartada poner por delante la
protección y la intimidad de sus futuros hijos, como
ha señalado la pareja del secretario general de su partido. Desde
luego, su intimidad nunca estaría asegurada entre los vecinos de una
burguesía que siempre les considerará unos “parvenus”. Mucho
más lo estaría entre sus próximos en un barrio popular. Pero si has hecho de tu vida un show y has defendido que lo
personal es político, al estilo de la ideología pequeñoburguesa,
tan del gusto del vodevil, ni siquiera ese argumento es creíble.
Solo
un último apunte antes de referirme al segundo punto que quiero
tratar aquí, el del referéndum.
La
famosa hipoteca concedida por la Caja de Ingenieros, una entidad
cercana al independentismo catalán, a la pareja es realmente
llamativa:
- El simulador hipotecario de la Caja de Ingenieros demuestra hasta qué punto las condiciones de la hipoteca son realmente ventajosas, para una pareja que no tiene tan asegurado si repetirá como representantes políticos en el futuro. Y ello afectaría al resto de sus ingresos políticos. Recordemos el caso de Rosa Díez, que ya no es dirigente y que, sin duda, se habrá visto afectada en sus ingresos,
- Lo de que su futura herencia actúe, como afirman los palmeros online de ambos políticos, como aval para la concesión del préstamo es muy discutible. Un aval familiar es eso, un aval, y una herencia es capital de respaldo para un préstamo cuando se ejecuta
Tras
esto mis dudas sobre la concesión de la hipoteca no vienen acerca de
por cuanto, ya lo sabemos, sino a cambio de qué.
Al final, en los tratos de favor, todo tiene una explicación y no siempre, cuando sale a la luz, es edificante.
Al final, en los tratos de favor, todo tiene una explicación y no siempre, cuando sale a la luz, es edificante.
Según informa el medio El Plural, Podemos ingresó 4,5 millones en la entidad que le concedió la hipoteca a Iglesias y Montero. El partido al servicio de la felicidad de su caudillito y de su miniyo. Llamadlo acoso a sus vidas privadas.
Pero, si quedaban dudas acerca de las posibles evoluciones de este culebrón podemita, cojan palomitas. Más allá de las referencias acerca de que el precio real del chalé fueran 1.240.000 € y no 600.000 o de que pudo haberse comprado en 2016, con lo que ello significaría de intento de ocultación, y salir ahora a la luz pública, lo mejor viene ahora: el genial "estratego" Echenique pide una participación masiva en el plebiscito para salvar a Iglesias y a Montero y que los círculos saquen urnas a la calle con el fin de que los inscritos en el "partido de la gente" puedan participar al máximo en la farsa. Va a ser de traca. Quizá se encuentren por respuesta alguna fresca o comentarios más o menos chuscos, en los mejores casos, y abiertamente hostiles en los peores. Si hay algo que me queda claro es que a estas alturas no hay nadie al mando de la nave intergaláctica podemita. O quizá un chimpancé.
Pero, si quedaban dudas acerca de las posibles evoluciones de este culebrón podemita, cojan palomitas. Más allá de las referencias acerca de que el precio real del chalé fueran 1.240.000 € y no 600.000 o de que pudo haberse comprado en 2016, con lo que ello significaría de intento de ocultación, y salir ahora a la luz pública, lo mejor viene ahora: el genial "estratego" Echenique pide una participación masiva en el plebiscito para salvar a Iglesias y a Montero y que los círculos saquen urnas a la calle con el fin de que los inscritos en el "partido de la gente" puedan participar al máximo en la farsa. Va a ser de traca. Quizá se encuentren por respuesta alguna fresca o comentarios más o menos chuscos, en los mejores casos, y abiertamente hostiles en los peores. Si hay algo que me queda claro es que a estas alturas no hay nadie al mando de la nave intergaláctica podemita. O quizá un chimpancé.
Para
ir finalizando, frente a los discursos que últimamente se han
propagado por ahí de que convocar el referéndum es una muestra de
democracia interna o una trampa que les ha impuesto el sistema para
dañar a su partido, niego ambas.
- La cabeza del secretario general ya venía siendo cuestionado de largo y cada vez con mayor osadía. La convocatoria del referéndum es la oportunidad para intentar cerrar, al menos de momento, su liderazgo. Ya veremos si se ve “obligado” a sacrificar a alguien para salvarse a sí mismo.
- No hay trampa que valga por parte del sistema hacia el líder: éste ha situado, a menos de un año de las elecciones autonómicas y locales, la cuestión de su permanencia en el máximo órgano de dirección como “o yo o el caos”. Y sus palmeros a sueldo están difundiendo este fantasma.
Lo
que está por ver es hasta cuando y si caerán juntos Macbeth y lady
Macbeth o por fases. En cualquier caso, están llegando más temprano
que tarde al final del camino. Y no hay consejos de administración
del IBEX para todo el mundo. Aún hay clases y niveles.
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19 de abril de 2018
PODEMOS Y LA CONSPIRACIÓN. AL FINAL PARIÓ LA ABUELA
Por Marat
Ha estallado la madre de
todas las crisis en Podemos dirá probablemente algún avispado
periodista ¿La madre de todas las crisis? Seguro que no. El culebrón
mediático tendrá muchos más capítulos antes de que la galaxia
podemita estalle en mil direcciones distintas al son de los versos
“he defraudado a todos/empezando por mí” de “lo
niego todo” de Joaquín Sabina, otro progre redimido hacia
la derecha, ahora que la serie “Perdidos” vuelve a una de
las cien mil televisiones digitales.
El documento de propuesta de acuerdo entre Bescansa y Errejón para derrocar al ya mustio Mesías podemita y repartirse entre ambos los girones de su túnica
puede ser un posado robado (me pillaron el documento los malvados
periodistas) o un robado posado (haz como que me has pillado y luego
hago como que lo niego o matizo). La cuestión es lo de menos, aunque
podría variar la intención dentro de la alianza de conspiradores
según se tratara de una u otra circunstancia. El lodazal de la
política parlamentaria española no debe sorprender ante cualquier
posible eventualidad.
Podemos, la “máquina
del amor” de la que habló en su día Monedero, ha sido declarada
oficialmente gripada el miércoles 18 de Marzo de 2018, 4 años casi
exactos (fue fundado el 11 de Marzo de 2014) después de nacer.
Pero Podemos ya nació
seriamente tocado en cuanto a su salud. Su primer paso nació de una
filtración del periodista Ignacio Escolar y su alusión a la
“operación coleta”, filtrada por Izquierda Anticapitalista al
diario del que es director.
Luego vino la puñalada a
Willy Meyer nacida del interior prepodemita de IU, en concreto de los
aledaños de la oficina europarlamentaria de esta formación y del
entorno de la familia del ex eurodiputado. Meyer, un socialdemócrata
honesto de la socialdemócrata IU, dimitió por la terrible falta
moral de tener un plan de pensiones que, de forma automática,
otorgaba el Parlamento Europeo a sus diputados, salvo que estos lo
rechazasen, cuestión que él dijo desconocer.
Después vendría el
enaltecimiento de Iglesias como Cristo resucitado en el logo inicial
de la inscripción de Podemos como partido político y en las
papeletas para las elecciones del Parlamento Europeo.
No tardarían en emerger
los primeros síntomas de lo que sería, a lo largo del tiempo, una
crisis larvada de podemos respecto a la cuestión de la democracia
interna y de la estructura organizativa del nuevo partido: se
enfrentaban, en un partido que se decía heredero del 15M, el
asambleismo en bucle antiorganización con la jerarquización
vertical de un partido tradicional. Y a la pelea asambleista jugó
un partido interno dentro de Podemos, que nunca dejó de ser su
fracción trotskista, con lo que ello significa, como Izquierda
Anticapitalista. De la pelea del perro de presa Monedero contra ellos
y de la respuesta posterior
de los anticapis nacería un ten con ten muy inestable entre
Iglesias y Urbán. Inestable porque los sucesivos comportamientos con
las listas electorales o con intentos de autonomía allí donde estos
conspiradores natos tienen peso (Andalucía) han jugado a minar la
autoridad del semidiós de la des-organización.
A lo largo de gran parte
de este período el poder bonapartista de Iglesias se ha ejercido
contra sus críticos tanto externos como internos a través de un
comportamiento que sustituía el concepto de militante como
librepensador voluntariamente autodisciplinado por el de miembro de
una secta. Las respuestas a cualquier crítica hacia Podemos eran
acompañadas con anatemas como ser del PP, del PSOE, un fascista,
alguien pagado por el IBEX35 o un comunista rancio.
Un partido piramidal y
bonapartista en su dirección y tan cerrado a la crítica hacia el
exterior, a pesar de que esto último fuera en parte entendible
porque fueron encumbrados mediaticamente para ser ridiculizados por
esos mismos medios, tenía necesariamente que convertir su crisis
latente y, tantas veces, imposible de disimular en una crisis
creciente que, si no mantenía sus manipuladas intenciones de voto y
las hacía crecer, habría de provocar frustración, abandonos y una
enorme tristeza.
Hay algo que no se ha
entendido al encuadrar a Podemos como populista, que lo es. El modelo
de Podemos no ha sido Melenchón, un ex PSF que ha hecho de
Saint-Just (no da para más), ni Tsipras (de ese ya no sabe ni que
existe) sino Grillo, el del M5S. Ambos partidos han intentado unir la
crítica a las élites, antes que a la dictadura del capital, con un
patriotismo peligroso. Podemos haciendo dirigente de Madrid al ex
Jefe de la Junta del Estado Mayor del Ejército, Julio Rodríguez.
Pero al histérico Grillo le ha sustituido un gestor político,
Luigi di Maio. Alguien que, como Errejón, conspira quemando sus
naves contra Iglesias, es realista, dado a buscar salidas
institucionales y que sabe que oportunismo viene de oportunidad. Que
uno u otro logren salir de sus propios, y no reconocidos, laberintos
dependen de algo ajeno a ellos. Los actores económicos y políticos
que no juegan oficialmente en la liga pero que la dictan.
Y es desde estos
parámetros desde los que debemos entender que medios como Público,
el de Roures, que ha sido el gran valedor de Podemos tanto en su
periódico como en La Sexta, le haya abandonado ahora, después de
hacerlo el medio televisivo, distribuyendo el documento enviado por
Bescansa a Errejón.
A estas alturas de la
película no creo que nadie que conozca mínimamente Podemos pueda
creer que Bescansa y Errejón tengan la menor oportunidad interna.
Pero lo que se dirime no es en el interior de ese partido sino entre
sus votantes, gentes aún menos politizadas que los adheridos al
partido.
En cualquier caso, a
nadie de Podemos puedo considerarle militante. El militante es otra
cosa: alguien políticamente formado, con sentido crítico, capaz de
distinguir la fantasía de lo real, capaz de resistir bajo el fuego
más allá de la presión porque no necesita validar electoralmente
sus convicciones.
Podemos fue creado en un
momento en el que se daba un vacío político respecto, no nos
engañemos con lo del régimen del 78, en la estabilidad del sistema
parlamentario. Era necesario para el capital y su “sistema
democrático” encontrar alternativas críticas al mismo que le
fueran útiles.
Y lo encontraron:
- Con Podemos y su simplificación de que lo que la clase trabajadora soportaba no era una guerra de clases sino un abuso del IBEX35, lo que indica que muchos de sus dirigentes no trabajan por un salario, y que según ellos vivimos no en la pobreza sino en la energética, la infantil, la vegetal, la habitacional y cualquiera otra que niegue que somos pobres porque el capital y sus gobiernos nos han arruinado,
- Con Ciudadanos, que era aparentemente muy transparente y partidario de la honestidad pública de los políticos pero siempre ha mercadeado y calculado el momento en el que demostrar que lucha contra la corrupción. Solo que ahora no importan ni sus famosas mochilas (austriacas y otras) sino la oportunidad y el cálculo de lo que han de hacer mediante encuestas.
El momento de Podemos ya
pasó. El tapado ha sido, al menos hasta ahora, ya veremos,
Ciudadanos. Todo es cambiante, todo muda.
Solo los majaderos pueden creer
que es el "régimen del 78" el que está en crisis. Son todo el sistema político y sus actores de representación quienes lo están. Sume usted a los
imbéciles que creen que se producirá la independencia de Cataluña
y que ello hundirá al Estado español (cómo gozan algunos
independentismos). El resultado será cero.
El momento actual es el
del poder capitalista. El único poder real. Ese va a marcar la
evolución de los partidos del sistema parlamentario y de casi todos
los demás, ya que su lógica está en cómo sumar electores y no en
cómo viven los sectores más sobreexplotados de la clase trabajadora,
aquellos que más necesitan organizarse.
Aún vendrán tiempos en
los que quienes levantaron mediáticamente a Podemos, elevarán el
atractivo que antes negaron de una IU que fue en gran medida madre del propio Podemos.
Veremos cómo ayer los
que eran afiliados y ex afiliados muy ofendidos, se reincorporan, vuelven a las
riendas de quien pronto estará mucho ante los focos: Garzón. La
nueva vedette que sustituirá a Pablito pero...si levanta las
siglas...La política solo la conciben desde su mentalidad de urna.
Y sí, creo que ante
tanta broma la clase trabajadora necesita organizarse en torno a
ideas, de momento muy básicas: defender los salarios, el derecho al
contrato laboral en los sectores de la nueva economía, la defensa de
las conquistas sociales, la reconquista del empleo estable, la
defensa de unas pensiones que dependan, como la sanidad o la
educaión, de los Planes Generales del Estado y el derecho a una
vivienda que no sea negada, ni como alquiler ni como propiedad por
los fondos buitres
Si quieres saber más sobre Podemos:http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/p/una-mirada-alternativa-sobre-podemos.html
16 de enero de 2018
LA NECESARIA, Y DESEABLE, DESAPARICIÓN POLÍTICA DE LA IZQUIERDA (LOS PROGRES)
Por
Marat
Hablo
de desaparición porque muerta ya está. Solo que, como los zombies,
no lo sabe.
Aclararé
porqué creo que es una necesidad perentoria la desaparición
política de lo que tantos se empeñan en llamar la izquierda y que
prefiero llamar progre-liberales, porque eso es lo que son en la
práctica.
Son progre-liberales porque autodefiniéndose como izquierda (desde la radical de Syriza, hasta la transversal que ya no se reconoce en el concepto, o al menos no hasta hace dos años, como Podemos, pasando por el PSOE, que dice ser de centro-izquierda o por IU, que se autodenominaba hace tiempo como izquierda transformadora), allá donde han gobernado esas corrientes políticas lo han hecho traicionando sus programas (Syriza y el PSOE), aceptando la lógica de la austeridad del gasto, la privatización de la gestión de servicios municipales (el caso del Ayuntamiento de Córdoba no escapa a esta pauta) y la pérdida de soberanía de la institución en la aplicación del gasto (caso de Ahora Madrid en el Ayuntamiento de la capital de España). Conjugan una retórica progresista, o más o menos de izquierdas, con una gestión que no es transformadora en sentido progresivo sino en mayor o menor grado liberal o, en el mejor de los casos social-liberal (sometimiento a la lógica del capital conjugado con un clientelismo por cuotas o colectivos sociales, que no por clases).
Y
aquí no vale el consabido “esos no son de izquierdas. La izquierda
es otra cosa”.
Lo que aún se empeñan en llamar muchos izquierda es
plural y conforma un mundo complejo en el que están desde progresistas,
hasta quienes confunden República con izquierda, cuando el
republicanismo es ideológicamente polimorfo, pasando por ideas de
izquierda difusa, socialistas y socialdemócratas, algunas corrientes
libertarias que se sitúan dentro de dicho espectro o quienes
confunden ideología comunista e izquierda. No voy a volver sobre
este último punto, ya que lo he explicado en artículos anteriores.
En cualquier caso, ésta es una simplificación porque estamos ante
una categoría no solo política sino también, y muy especialmente,
sociológica, dentro de la cuál influyen aspectos de tipo cultural e
incluso otros sujetos a las tradiciones políticas de cada país.
La tendencia a negar que sea izquierda lo que en la
práctica es ésta bajo la aceptación tácita o expresa de las
condiciones de juego del parlamentarismo burgués es algo tramposo porque elude la aceptación de la autocrítica sobre la
práctica política y tiende siempre a descargar en el resto de las
corrientes, salvo en la propia, la carga de la prueba.
La
izquierda es lo que es, lo que quienes se definen tal creen ser y lo
que la práctica política hace de ella y de ellos mismos. Aquí la
normativa no vale. “Es en la práctica donde el hombre tiene que
demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la
terrenalidad de su pensamiento. El litigio sobre la realidad o
irrealidad de un pensamiento que se aísla de la práctica, es un
problema puramente escolástico.” (Karl Marx. II Tesis sobre
Feuerbach). Y en la práctica, la izquierda ha sido, en el mejor de
los casos, honestamente socialdemócrata y, casi siempre, cómplice
legitimadora del sistema capitalista. En el pasado con una posición
monjilmente bienintencionada pero con una cierta perspectiva de
clase. Hoy ya directamente negadora de la idea de clase, afirmadora
de un ciudadanismo de derechos políticos y sociales demandados al
Estado, como si éste fuese un aparato neutro dentro de una sociedad
de dominación capitalista, a pesar de la ocultación, dividida en intereses opuestos. En cualquier
caso, reivindicaciones hoy absolutamente desligadas de una
perspectiva de clase en el marco del escenario de la producción
capitalista en el que se produce la explotación, siempre
asociada a las relaciones sociales de producción asalariadas.
Para
la izquierda más consciente lo que los comunistas que, repito, no
somos izquierda, llamamos explotación es salario digno -es decir,
legitimación de la explotación nacida del plustrabajo, que se
convierte en plusvalía-, justificando a sus ojos el trabajo
asalariado, ligado siempre a la explotación. Lo que para los
comunistas es sobreexplotación -horas trabajadas no pagadas ni
declaradas por el patrón, incremento de la carga de trabajo y de la
intensidad del ritmo de producción, etc.- es lo que ellos llaman
simplemente explotación.
Para una parte de ese sector más consciente de
la izquierda, lo opuesto a la desposesión de las conquistas sociales
no es una sociedad socialista -quizá sí como liturgia nostálgica,
no como proyecto real- sino la “democracia”, sin adjetivos (al
menos en el pasado, cuando en su fuero interno su aspiración era el
modelo nórdico la apellidaban democracia socialmente avanzada, pura socialdemocracia). Pero la democracia sin más
connotaciones es lo que hay, democracia burguesa, mera representación de simulacro democrático en la esfera
exclusivamente política. Y eso con limitaciones notables.
Para
la menos consciente de lo que se llama la izquierda, y que en gran
medida coincide con la práctica política de sus organizaciones, la
perspectiva de clase es inexistente en sus postulados. La apelación
a una política autónoma desde la clase trabajadora y para la clase
trabajadora ha sido sustituida por la inclusiva ciudadanía o los
términos pueblo o gente. Los dos primeros representan un
concepto muy similar, que se triangula con la práctica totalidad de
la nación, a partir de la Revolución Francesa. El
discurso de la izquierda tiende a negar, dentro del todo
ciudadano/gente/pueblo, la existencia de clases sociales con
intereses antagónicos entre sí.
Pero
si ambas izquierdas, la más cercana a las tradiciones de la
socialdemocracia histórica, o con algunos rastros, casi del todo
apagados, de conciencia de clase, y la ciudadanista, ya sin pudor
interclasista e integradora en el sistema, son una evidencia de su
papel en el marco de la democracia capitalista, su infección por la
cultura política liberal post68 ha producido su plena degeneración.
Entre buena parte de esos sectores menos conscientes y entre un sector creciente de los más concienciados sobre la clase, dentro de quienes se revindican de izquierda, ha calado de manera profunda, sin que atisbemos a adivinar en dónde acabará su descomposición en permanente metamorfosis, el relato posmoderno de las múltiples identidades que se fracturan en otras menores, chocando progresivamente unas con otras en antagonismos crecientemente acelerados. Dentro del feminismo, puede haber escaramuzas, más aparentes que reales entre el feminismo de la corriente hegemónica, la del “genero”, con el llamado “feminismo de clase”; la identidad etno-religiosa puede chocar con la feminista, la feminista con la transexual, como está empezando a suceder en determinados foros y ambientes, un sector de la homosexual masculina con “las locas”, determinados sectores del ciudadanismo con el nacionalismo crecientemente identititarista; entre los ecologistas, los decrecentistas frente a los partidarios de la economía sostenible; los veganos considerarán impuros a los vegetarianos, y así hasta la extenuación de un proceso hacia más identidades que personas que se identifican con ellas. Es el todos contra todos.
Entre buena parte de esos sectores menos conscientes y entre un sector creciente de los más concienciados sobre la clase, dentro de quienes se revindican de izquierda, ha calado de manera profunda, sin que atisbemos a adivinar en dónde acabará su descomposición en permanente metamorfosis, el relato posmoderno de las múltiples identidades que se fracturan en otras menores, chocando progresivamente unas con otras en antagonismos crecientemente acelerados. Dentro del feminismo, puede haber escaramuzas, más aparentes que reales entre el feminismo de la corriente hegemónica, la del “genero”, con el llamado “feminismo de clase”; la identidad etno-religiosa puede chocar con la feminista, la feminista con la transexual, como está empezando a suceder en determinados foros y ambientes, un sector de la homosexual masculina con “las locas”, determinados sectores del ciudadanismo con el nacionalismo crecientemente identititarista; entre los ecologistas, los decrecentistas frente a los partidarios de la economía sostenible; los veganos considerarán impuros a los vegetarianos, y así hasta la extenuación de un proceso hacia más identidades que personas que se identifican con ellas. Es el todos contra todos.
Esta
izquierda, que ya se ha reconvertido literalmente en progre-liberal,
desprecia a la clase trabajadora, de la que solo se acuerda para
hacerle guiños elípticos en períodos electorales, mientras sus
mediocres pseudointelctuales posmodernos la insultan y acusan de
reaccionaria, al descubrir que no es como la habían fantaseado, sin
asumir que son unos y otros quienes la han traicionado y no la
representan.
El
proceso acelerado de descomposición del cadáver de la izquierda,
que da lugar a una ruptura metabólica en formas múltiples de
degradación ideológica, se origina en la ruptura política respecto
a la base social y material en la que se asienta. Al alejarse de la
producción, la izquierda negó la lucha de clases, nacida de la
realidad del trabajo asalariado que muestra la contradicción entre
el carácter colectivo del trabajo y la apropiación individual del
beneficio por el capital.
Frente
al eje vertebrador de la clase como elemento que aglutina a la
mayoría social de los asalariados, e incluso de otras formas
contractuales derivadas de la desregulación laboral de la fase
capitalista actual, como las del falso autónomo o el autónomo
dependiente, lo que se ha producido es una involución ideológica,
patrocinada y fomentada por la izquierda (a partir de aquí progres),
que se fragmenta en miles de identidades, cada vez más
individualizadas y contradictorias entre sí, sin que existan
elementos trasversales, por mucho que se predican, que les aglutinen
en una suerte de frente común. Es el paradigma de la
individualización liberal.
Si
estos argumentos no bastaran para explicar la muerte y desaparición
de la izquierda, el asalto progre a la razón, la renuncia de la
herencia de la Ilustración, al análisis materialista de la realidad
social y a la ciencia amplian el escenario de su degradación. Es lo que podríamos bautizar con el nombre
del progre
Pachamama.
Se
ha vuelto un reaccionario. Desconfía abiertamente del pensamiento y
el progreso científicos. Se apunta a cualquier cursillo de algún
charlatán disfrazado de chamán sobre crecimiento espiritual; le van
los cuencos
tibetanos; ha descubierto que en la pobreza de la India (siempre
la de otros) hay “gran sabiduría” difundida por algún santón
de nombre impronunciable, que hasta el año pasado trabajaba en un
call-center; está dispuesto a difundir cualquier delirante
conspiración de la mafia farmacéutica, siguiendo devotamente a la
monja antivacunas; hace saludos al sol en “Cusco”, tras visitar
las “Lineas de Nasca”, y busca ávidamente cualquier hierbajo por
las tiendas de parafarmacia, aunque a veces lo encuentra en el chino
del barrio, tipo la chia. Hace unos pocos años eran las bayas de
goji; le encanta la filosofía new age; es un iniciado en el
esoterismo y el ocultismo y cree firmemente que el cáncer hay que
tratarlo con medicina homeopática. Se ha montado su propia religión
mistérica “pret a porter”, a partir de un empacho de sándalo y
setas alucinógenas, que le han dejado más pallá que pacá. Entre
el reiki, la sofronización, la aromaterapia y las flores de bach
pasa la mayor parte de su tiempo libre; algo muy pacífico y
compatible con ser jefe de Recursos Humanos en una empresa en la que
se abusa de los becarios y raramente se alcanza el tercer contrato
temporal; desconfía radicalmente de la civilización y cree en el
mito del buen salvaje; sí un día jugó a revolucionario en los
fines de semana, porque durante los días laborales tampoco era cosa
de ser un héroe y jugársela en el trabajo, actualmente tiene
montado un huerto urbano por parcelas de jardineras en la terraza de
su casa.
La
última estupidez de estos progres Pachamama, versión pijos a lo
Silicon Valley, el modelo de empresa “diáfana”, “colaborativa”
y “humana”, es el “agua
cruda”, un agua que no se trata ni analiza, y que se vende a 6
€ el litro, con lo que podrían pillarse un bonito cólera de
diseño. Gente guay de la Era de Acuario.
El
progresismo practica el doble juego de epatar por la chorrada y la
bufonada y sorprender, al incauto y desclasado, con una política
directamente de derechas.
Entre
las primeras señalaré las relativas a dos medidas tomadas
recientemente:
-
“Suiza prohíbe cocinar langostas vivas en agua hirviendo” . Se propone en su lugar que sean “aturdidas” por un golpe o bien electrocutadas en su cerebro. No parece que el electroshock sea una medida que respete los derechos humanos de la langosta, aunque sí cabe que pueda curarles alguna depresión severa. Por mi parte, soy más partidario del aturdimiento mediante un disco de Los Pekos.
-
“Carmena paga 52.000 euros para un informe de impacto de género sobre el soterramiento de la M-30”. Dejando de lado que, como soy un machista heteropatriarcal, desconozco el término “impacto de género”, me pregunto cómo vincular dicho impacto “de género” y el soterramiento. Y no dudo que ha de haberlo porque, como ha dicho la mente clarividente de la concejal podemita Rita Maestre, "el soterramiento de M-30 tiene por supuesto impacto de género", aunque no ha concretado cuál. Me pregunto si buscará una relación entre hacer deporte en Madrid Río (con la peatonal y de recreo construida sobre parte de la M-30 soterrada) y ver cuál es el porcentaje de empoderamiento femenino que ello aporta o si, directamente, es una traslación de la metáfora sexual de la penetración representada por las escenas cinematográficas de trenes entrando en túneles que alguna mente aberrada puede ahora imaginar con los coches que circulan dentro de la M-30. En cualquier caso, puede que en realidad lo que esté mostrando son posibles corruptelas de financiar a amiguetes del 15-M, como parece sugerir la ampliación de la noticia. Esto ya lo han hecho con anterioridad en un Ayuntamiento tan grande como Alcalá de Henares, uno de los municipios de mayor población de la región de Madrid. De cualquier modo, y tras los recortes sociales que aceptaron de Montoro, tirar el dinero en tal gilipollez, cuando son tan evidentes las necesidades sociales que hay en Madrid en barrios populares y que no son atendidas por este equipo de progres, es del tamaño de la app para encontrar las bolsas de excrementos de perros en los barrios
Entre
las segundas, las que no se diferencian significativamente de la
política que aplicarían los representantes políticos del capital,
cabe mencionar otras dos recientes:
-
La propuesta por Ahora Madrid, y apoyada por el PSOE, de Carlos Granados, uno de los fundadores de la Asociación Francisco de Vitoria, la más ultraconservadora de la judicatura, como director de la Oficina Municipal Antifraude de Madrid. Pero, como fue Fiscal General del Estado con Felipe González, está garantizado su progresismo.
-
Los líos entre IU y Podemos por la exigencia del primero de mayor visibilidad dentro de la coalición, una vez que el segundo pierde fuelle. Añadamos cómo Carmena ha resuelto la crisis de Sánchez Mato, tras destituirle como concejal de Hacienda y darle el premio de consolación de la concejalía de un segundo distrito (Latina), además del que ya tenía (Vicálvaro). La suma demuestra que resuelven sus querellas internas en claves de intercambio de cromos, sillones y chalaneos que permitan a esta alianza de arribistas sin escrúpulos vivir del erario público, con las mismas malas artes de lo que ellos antes llamaban la “vieja política”. El debate político sobre proyectos no existe porque, además de no tenerlos, son intelectualmente mediocres.
A
estas alturas debiera quedar
claro que los progres son la quintacolumna contra la clase
trabajadora y sus conquistas sociales, a
los que han desdeñado
mientras se ocupaban de salvar
koalas, decidir qué cabalgata podría irritar más al carca del
barrio que, en algunos casos, es
un pobre desgraciado también explotado,
en lugar de organizar a los trabajadores contra el capital, soltar
alguna sandez en redes sociales y
esperar que el parlamentarismo burgués cayera rendido a sus pies y
les entregará al Ibex 35 (el capitalismo para ellos no es más que
unas cuantas marcas grandes y no las relaciones patrón-trabajador)
atado de pies y manos, como si fuera las murallas de Jericó.
El
progre de hoy es el que ha actuado de escudero
de un independentismo burgués catalán que, envuelto en su bandera,
ha intentado dividir a la clase trabajadora. El progre de hoy,
amparado en la ilusión de crear una crisis institucional en el
sistema político de la burguesía española, ha recibido el golpe de
lleno sobre su propia mollera y de sus organizaciones, tanto en
Cataluña como en España. En estos momentos, anda
dando vueltas intentando ver cómo se quita la patata de encima.
Desde España, pasando la responsabilidad de
cabalgar las contradicciones de período aquél del derecho a decidir
tan criticado desde dentro y
desde los aledaños del partido morado a
sus socios de En Común, Podemos
ha decidido hacer un mutis por el foro.
Del
mismo modo, muchas de esas organizaciones autodenominadas
“comunistas” consideraron una obligación “revolucionaria”
sustituir la lucha entre
capital y trabajo por la lucha entre burguesías centrales y
periféricas, esperando convertir un choque de trenes entre conceptos
de democracia burguesa enfrentados en una oportunidad para una
desestabilización del orden burgués y han acabado por comprobar que
ni tocaron un pelo del poder económico y social del capital ni
hicieron otra cosa que reforzar su hegemonía política.
A
estas alturas que nos
autoreivindiquemos quienes avisamos de las consecuencias que tendría
el juego de estos sucursalistas del
enfrentamiento interburgués
carece de sentido. Aquellos que quisieron conocerlo pudieron hacerlo. Como
cuando el 15-M o Podemos eran
invictus, progres y falsos
“commies” y mantenían su dictadura del “proGretariado” contra
quienes sosteníamos la eterna bandera comunista de ni guerra entre
pueblos ni paz entre clases, en esta ocasión también era
duro dar la cara y recibir los insultos de la troupe .
Éramos, según esos grandes pensadores de la revolución del nunca
jamás, nazbols, careciendo de todo conocimiento teórico y real
acerca de lo que significaba tal palabra, e “izquierda tricornio”.
Uno de esos partidarios de la
tiranía de lo que entonces era “políticamente correcto” dentro
de la fauna “izquierdista”, en el sentido que Lenin le dio al
término, ha terminado por admitir dónde ha acabado su
ensoñación, sin autocrítica alguna, por supuesto.
Aún
así, ha sido mucho más valiente, dado que no representa a nadie (es decir a
miles de seguidores twitter: nadie y nada en
el mundo real) que la fauna
progre que se dice de izquierdas y que incluso, en algunos casos,
secuestra el término comunista.
No
obstante, algún día habrá que analizar cómo la preeminencia del
discurso emocional de las patrias ha conducido a que dentro de
nuestra clase, y de sectores que se dicen comunistas, penetre la idea
irracional, primitiva y
nacionalista contra nuestra
clase. A día de hoy creo
que, como mínimo, hay que combatir contra dos: ésta
y ésta.
De la segunda diré que entiendo que en la lucha contra el fascismo
era necesario desplegar toda energía humana capaz de aplastarlo pero
también que emplearla dejó sus consecuencias posteriores y que
traicionar la idea comunista de la lucha de clases entonces sigue
significando algo hoy.
De
la mezcla de una y otra vías, nace
una corriente nacionalista, aquí falangista, allí defensora de
Pedro El Grande, que hoy
se encuentra con una idea de gloria representada en un caso por Blas
de Lezo y en el otro por Yuri Gagarin. Pero a las realidades de ambos países, lo que les ha
marcado en los siglos que hoy explican su devenir,
tuvieron más que ver con los maestros de la República española y
con los editores de la revista Iskra, con la primera CNT y con los
bolcheviques, a pesar de todas las diferencias ideológicas
entre ellos, que con visiones
exaltadas de una idea de pueblo que no era otra cosa que la
idealización de las élites
económicas y políticas que
las viejas y nuevas clases
usaron
en su momento en su provecho.
Quienes hoy aún seguís reivindicándooos de izquierda,
progres sin posibilidad de ser otra cosa, porque decís
que podéis cambiar algo que merezca la pena (un día discutimos qué
merece la pena), asumís que el cambio es que la Iglesia
Católica pague el IBI pero nunca la paga cuando gobiernan
los vuestros
(salen
en procesión), defendéis
el derecho a la palabra y os
parece que irrumpe cuando os ofende. En realidad, no tenéis nada que ofrecer a los trabajadores desde vuestros gobiernos de la nada.
Nada que la clase trabajadora
recibiera como homenaje o regalo vuestro. Nada que agradeceros y que
no hubiera que lograr sin amenaza de huelga o con ella. Como en el caso de cualquier gobierno burgués.
Lo
que hoy queda de vuestro paso por los parlamentos, los ayuntamientos
y alguna consejería autonómica, es un vacío superior al que dejó
Felipe González, padre de los tahúres y engañabobos desclasados. Votar bajo el régimen burgués es casi siempre error. Venís de la estupidez de un Presidente idiota y
oportunista, que solo actuaba con encuestas por delante, llamado Zapatero. Sois la
consecuencia ideológica del “algo
tiene que haber mejor que Aznar”. Pero Aznar solo era un sádico acomplejado. La opción estúpida de un capital
que pasaba al ataque sin la sutileza que hoy nos prestan los Macron y
los Rivera que ahora tocan. Finalmente, podemitas y progres de IU
sois tan inútiles a la idea de “progreso” que ya ha diseñado la
burguesía que os habéis quemado sin jugárosla políticamente. Al menos Tsipras tuvo el valor de atreverse a ser un traidor a los trabajadores. Vuestro asalto a los cielos solo es el de la rana que se queda en el charco sin intentar siquiera el brinco que simula acercarse a un gobierno que os atemoriza. Ese gobierno es sucio, es el que vende a los explotados pero, al menos, significa dar la cara. Os habéis rendido al capital antes que os insinuara siquiera la idea de compraros.
Estamos
ante el más formidable ataque a las pensiones de todo el período de
estabilidad democrática de la burguesía, Unos
600 hombres
y mujeres serán la cifra de muertos en accidentes laborales cuando
se contabilicen los datos de diciembre de 2017, sin que a casi
nadie le importe, porque ni tienen sindicatos que merezcan el nombre
ni lobbys mediáticos que se escandalicen por sus muertes y,
por supuesto, culpar al capitalismo es más duro profesionalmente que
culpar a asesinos individuales.
Puedes perder el puesto de
trabajo si lo haces. No es
moderno. Del mismo modo que no lo es que sepamos que 8
de cada 10 alemanes temen ser pobres por no poder pagar el alto
precio del alquiler de sus viviendas. No faltará el idiota que
crea que lo mejor es comprarla, aunque quizá no pueda pagarla y
acabe perdiendo el derecho a techo. Mientras tanto vemos en España
como el gas o la electricidad se comen las subidas miserables de las
pensiones o de los salarios mínimos interprofesionales o cómo cada
vez más empresas invitan a sus trabajadoras a congelar sus óvulos e
incluso ofrecen ayudas para retrasar su maternidad.
No
dejan de ser datos cogidos al azar entre los cientos que podrían ser
presentados pero que a los progres e izquierdas organizadas parece importarles nada, si no es con el
fin de lograr unos una interpelación parlamentaria o una entrada,
los extraparlamentarios, en
alguna web aún más desnortada ideológicamente que ellos.
Es
hora de enterrar los cadáveres. A la clase trabajadora no le le han
sido de utilidad ninguno de
ellos, ni los progres, ni los que supuestamente están a la izquierda
de tal izquierda.
La
respuesta de la clase trabajadora no vendrá de quienes la usan para medrar como forma de empleo ni de quienes creen que la respuesta
frente al momento político que le afecta sea seguir
organizando procesiones, como
tampoco antifascismos que degeneran en violencia de tribu urbana y
que carecen de vínculo alguno con la clase, allí donde se produce
la explotación y hay que pelear en la empresa cada día.
Organizar
a la clase trabajadora no lo harán ni de Podemos o sus próximos ex socios, IU,
ni los que sacralizaban la mani/concentración cuanto mas marginal mejor. La naftalina
y la pose no hacen
clase.
Organizar
a la clase trabajadora es otra cosa. Es ser con ella. Escucharla
antes de tener la osadía de soltarle la soflama rancia. Ser parte de
ella: vivir su propia historia en carne propia. No ser un liberado
profesional con sueldo generoso. Entender su propio lenguaje para no
decirle tonterías que no entiende ni tiene porqué entender
porque es jerga fosilizada. Tampoco idealizarla porque no es cierto
que la clase nunca se equivoque. Lo hace y mucho. Pero para que sus miembros más conscientes puedan estar siempre pegados a
ella es clave que sepan traducirse mutuamente. Es el militante más comprometido
el que debe ser capaz de extraer de la clase la explicación de lo que ésta pudiera llegar a entender por, su liberación. Es ahí donde debe producirse el diálogo entre clase y comunistas como parte de la misma.
Hoy
no existe la vanguardia comunista. Si existiera, el militante que os
habla no habría necesitado 8 páginas para aclararse a sí mismo y
compartir con otros militantes y con una parte de los sectores
conscientes de su clase su búsqueda de conclusiones que algunos
trabajadores, incluso escasamente conscientes, obtienen de forma más
directa.
La labor de un comunista es captar, como savia del
árbol, la esencia de la realidad, pero también la percepción de cada
trabajador sobre lo que es para él el trabajo, cómo lo vive, qué deposita en él y sobre cómo se evade de esa realidad, de las
miserias, de las cotidianeidades, de las pequeñas y grandes
esperanzas de nuestra clase y, pegados a ella, darle vida a su
proyección humana más allá de lo inmediato para entender, con
ella, qué significa, de verdad, la emancipación del ser humano del
reino de la necesidad, nacido de la realidad de la explotación, que
el trabajador no “siente” como tal.
A
partir de ahí, existe todo
un mundo de compromisos diarios, en el curro, en el
centro de salud como “pacientes” (nos llaman usuarios, con
mentalidad privatizadora), en la escuela/instituto/universidad (donde
toque como padres, donde sea como alumnos, siempre que podamos juntos
en ambas cosas), en el barrio, cuando peleamos por una cancha
deportiva para nuestros hijos o por un parque para andar nosotros, en
el centro de tercera edad, porque no hemos muerto y estamos muy vivos
y con ganas de decir que las cosas no son así, en...Y tratando de
organizar a nuestra clase porque lo que importa no es la victoria
inmediata, ni la que pudieran cedernos, sino que los trabajadores
sepamos que, si tomamos el poder en los centros de trabajo y en los
barrios, el universo es nuestro
29 de diciembre de 2017
DE 2017 A 2018: LA POLÍTICA-FICCIÓN EN BUCLE PERMANENTE
Por
Marat
1.-Hiperrealismo,
máscara que esconde el mundo de lo real
Seguramente
muchos de ustedes habrán pasado alguna vez delante de la fachada de
un edificio en rehabilitación, cubierto por una lona que representa
una escena, generalmente muy marcadamente “realista”, cuyo
objetivo es engañar a la vista, creando efectos ópticos de una
realidad intensificada, que sustituye la fealdad de la obra de
construcción en proceso que se oculta tras ella. Es lo que se conoce
como trampantojo.
El
simulacro, la creación de una ilusión a través de una realidad
virtual que sustituya a la real es hoy la práctica generalizada de
las redes sociales, los medios de íncomunicación y aislamiento
estanco de las opiniones, según se atienda a una audiencia de
derechas o de “izquierdas”, “facha” (hoy es fascista todo el
que no piensa y jalea lo que uno mismo cotorrea) o “progre”,
“indepe” o “unionista” -cada lector/espectador parece pensar
“mi medio me engaña muy bien”-.
Hace tiempo que lo importante ya no es la realidad; es
decir, las condiciones materiales que afectan a la vida de los seres
humanos y que determinan sus vidas, sino la opinión publicada por el
periodista mercenario de turno o por el “cuñao” más falsario de
cualquier red social de enajenación colectiva.
Lo
que los cursis llaman el imperio de la “posverdad”, o de las
noticias falsas, no necesita atiborrar de mentiras a una audiencia
cada vez más inerme para distinguir ficción de realidad sino que
basta con esconder ésta bajo montañas de “información” más o
menos veraz o distorsionada. La mentira más eficaz es la que no
se basa en un dato falso sino la que es capaz de esconder otras
realidades que al poder, siempre económico y siempre origen y
superior de todos los demás “pseudopoderes” que le son vicarios,
le interesa encubrir o reordenar dentro de la jerarquía de
importancias que construyen la percepción
social de un mundo de “realidades virtuales”.
2.-Antecedentes
de la política-ficción
Hace ya unos cuantos años, el
mundo entró en el escenario de la representación virtual, del como
si, del cosmorama. El primer ejemplo que alcanza mi recuerdo es el
del debut de la guerrilla zapatista. Un hijo universitario de la
burguesía mejicana, enfundado en un pasamontañas, lanzó a un grupo
de guerrilleros, más
virtuales que reales, aunque el sacrificio mortal de una parte de
dicho grupo no lo fue en absoluto, a las noticias de alcance mundial.
El llamado “relato posmoderno” se había hecho carne y empezó a
habitar entre nosotros. En lugar de las explosiones revolucionarias,
se hizo teatro, mientras los esclavos modernos eran bautizados bajo
el fuego de artillería del neocapitalismo, ahora sin frenos ni
temores a la esperanza de los desheredados de la tierra, una vez
destruido a manos de sus dirigentes el principal enemigo del
capitalismo mundial en 1991. Fukuyama parecía tener razón con
aquello del “fin de la historia”.
El conflicto, la barricada, la
representación del clase contra clase en el cuerpo a cuerpo de un
proletariado organizado y consciente sería sustituida, a partir de
entonces, por la flashmob, y la propia representación, televisada,
guionizada, filmada e incluso grabada en vídeos de móviles por los
propios participantes, que se habían convertido, a sabiendas, en
“rebeldes empotrados” en los medios de comunicación.
La pretendida resistencia
mundializada vivió su Thermidor al pasar de Seattle, con sus bloques
negros, al Porto Alegre de un Lula colaborador del capital mundial,
donde los “antiglobalización” debatían abierta y amigablemente
con Fundaciones como la Open Society Foundations o la Ford. Entonces,
quienes tuvimos cierta sensación de que había algo que no era como
nos decían, que el concepto de explotación había sido escamoteado
para ocultarlo bajo el de cien mil menores opresiones y con antídotos
“empoderadores” y “economías colaborativas”, empezamos a
sospechar que la revolución, si lo era de verdad, no iba a ser
televisada.
Y llegaron, más tarde, las
revoluciones árabes, que luego darían lugar a los inviernos
yihadistas, con sus community manager financiados por fundaciones
globalistas. Y aún después un 15M y un Podemos convertidos en
grandes platós de televisión. Cuando estos últimos empezaron a
fallarles a ambos, el soufflé se vino abajo.
Toda forma de protesta o de
rebelión que no cuestiona la dominación capitalista, allí donde
ésta y su plusvalía se producen, perpetúa y legitima a la misma
como expresión de la democracia burguesa ligada a su orden, aún
cuando se vea más o menos reprimida. Son válvulas de escape y, casi
siempre, luchas entre fracciones de la propia burguesía.
3.-Danza
espectral de simulacros en cascada
Es
demasiado tedioso hacer un
resumen de todo este año
que acaba para dar paso a uno nuevo aún más vacío pero,
contradiciendo
a Machado, solo “pasajero” porque, con cada cambio de fecha,
nuestra realidad colectiva
se hará aún más
estomagante, dando vueltas
sobre sí mismo en un contínuo sin fin.
Debiera
bastar con un análisis
somero de algunas de las
últimas noticias-trampantojo de
estos días últimos para contraponer luego las realidades que en la
agenda política y mediática y el cacareo de los tontos amplifican.
Si
hace casi 3 meses la República catalana se declaró de forma
“simbólica”, proclamándose y desproclámandose - “levantándose
y sentándose”, que
dijo cierto político de cuyo nombre no quiero acordarme-, dejando
incólume la bandera española en el Palau de la Generalitat, yéndose
de fin de semana buena parte del Govern y la otra al dorado turismo
belga, todo el resto de lo que ha protagonizado la política del
corral de comedias ibérico con posterioridad, salvo el
encarcelamiento de un grupo de Consellers y de los Jordis, ha sido
pura y simplemente una
performance dentro de un mundo virtual, de ficción y pose.
En
torno a la convocatoria del 1-O vino el delirio del diario El País
con los hacker rusos que interferirían en el recuento de las
votaciones, y su correlato “indepe” de que habría pucharazo, a
pesar de que en varias ocasiones los gobiernos nacionalistas catalanes
habían recurrido a la empresa Indra, sobre la que ahora lanzaban
sus sospechas. La frase de Mao de que “cuando un Estado no tiene
enemigos, se los crea” se hacía realidad en sentido bidireccional.
O al menos, demostraba que los necesita, imaginarios o reales.
En
ese proceso, como afirmé en
un anterior artículo, la clase trabajadora había carecido de
representación política, toda vez que el debate electoral y previo,
durante los últimos meses del procés, había sido ocultado y hasta
rechazado tanto por los partidos burgueses (de las dos formaciones
nacionalistas catalanas, de las tres españolas, así como de la
progre de la CUP y de la transversal de los Comunes-Podemos, en cuyos
programas los intereses de la clase trabajadora estaban absolutamente
ocultados por el debate sobre el procés porque “esto
va de democracia”. Y
en relación a ese discurso en el que la pequeña burguesía catalana
llevaba la voz cantante, tomaron postura todos los partidos
parlamentarios españoles y catalanes.
Otra
cosa es que el procés fuera o no, de verdad, “de democracia” y
no de los intereses de una fracción de la pequeña y mediana
burguesía catalana en afirmarse sobre su idea del “mercado único”
de su territorio. Y sobre todo, otra cosa muy distinta es cómo
empieza a pintarles, por encima de la aritmética parlamentaria, en
la partida que juegan frente al Estado español.
“Pero
el demócrata, como representa a la pequeña burguesía, es decir, a
una clase de transición, en la que los intereses de dos clases se
embotan el uno contra el otro, cree estar por encima del antagonismo
de clases en general. Los demócratas reconocen que tienen que
enfrente a una clase privilegiada, pero ello, con todo el resto de la
nación que los circunda, forman el pueblo. Lo que ellos representan
es el interés del pueblo. Por eso, cuando se prepara una lucha, no
necesitan examinar los intereses y las oposiciones de las distintas
clases. No necesitan ponderar con demasiada escrupulosidad sus
propios medios. No tienen más que dar la señal, para que el pueblo,
con todos sus recursos inagotables, caiga sobre los opresores. Y si,
al poner en práctica la cosa, sus intereses resultan no interesar y
su poder ser impotencia, la culpa la tienen los sofistas perniciosos,
que escinden al pueblo indivisible en varios campos enemigos, o el
ejército, demasiado embrutecido y cegado para ver en los fines puros
de la democracia lo mejor para él, o bien ha fracasado por un
detalle de ejecución, o ha surgido una casualidad imprevista que ha
malogrado la partida por esta vez. En todo caso, el demócrata sale
de la derrota más ignominiosa tan inmaculado como inocente entró en
ella, con la convicción readquirida de que tiene necesariamente que
vencer, no de que él mismo y su partido tienen que abandonar la
vieja posición, sino de que, por el contrario, son las condiciones
las que tienen que madurar para ponerse a tono con él”.
(“El 18 Brumario
de Luis Bonaparte”.
Karl Marx)
Luego
vendría la resaca posterior, en la que todo
lo virtual se precipitó. Casi todos los actores principales se lanzaron como posesos a emitir gestos, por aquello de que la democracia
burguesa es no solo representación en cuanto a simbolización de un
supuesto pueblo-universo, del que se esconden los antagonismos de
clase, por una muestra de diputados, sino porque es pura
escenificación y apariencia.
Así
el PP, casi desaparecido del Parlament exigía a Arrimadas que se
postulase para Presidenta del Govern, a sabiendas de que a ésta solo
le quedaba “hacer un Rajoy”, al estilo de cómo éste hizo tras
las elecciones del 20 de Diciembre del 2015, dada la imposibilidad de
que los constitucionalistas sumaran los votos suficientes para formar
gobierno.
El
ex President Puigdemont, con
poco cuerpo de mártir, pero mucho
de turista de lujo, que
había mantenido curiosos rifirrafes con su ex vicepresident
Junqueras, que ocupaba una celda en la cárcel de Estremera, acerca
de la dignidad con la que cada uno afrontaba las consecuencias del
1-O y de quién debía ser President tras las elecciones del 21-D, a
pesar de ser el más votado de las candidaturas independentistas
demostraba una querencia por su “exilio” de pegote digna de mejor
causa.
El
ex portavoz del Govern, Jordi Turull, manifestaba recientemente la
posibilidad de que el candidato de los independentistas, Carles
Puigdemont fuera ungido “urbi
(a la ciudad sagrada de la
patria catalana) et
orbe” (y al mundo, en
Bruselas) President
de forma telemática o, en palabras de desaprobación de tal
despropósito del Lehendakari Urkullu, “por Internet”. Con un
Iphone de última generación, siempre se podrían hacer Consells de
Govern por whatsapp. Al fin y al cabo, la wikidemocracia o democracia
2.0 creó la frikada del Partido X y permite disponer de una app para
saber dónde hay bolsas para recoger excrementos caninos. Las
Carmenadas del cambio nunca defraudan… a las extravagancias de los
pijoprogres y animalistas.
Pero
como todo lo que degenera tiende a empeorar aún más, el efecto
Arrimadas, asociado a la
tendencia del independentismo catalán a no respetar su propio
sentido del ridículo, dio alas a una iniciativa que, partiendo de lo
estrambótico, ha alcanzado altas cotas de popularidad. Me refiero a
la iniciativa Tabarnia
(Tarragona y Barcelona).
Ésta,
nacida años atrás, encontró, ante las vacaciones de los políticos
y la menor generación de ridiculeces mediáticas propias de ellos,
su oportunidad en las redes sociales. Sin duda, el triunfo de
Ciudadanos en Cataluña dio alas a los sectores españolistas para
relanzar la idea. Con la complicidad del renacido patriotismo español
fuera de la República Simbólica de Catalunya, la operación
Tabarnia alcanzó rápidamente una difusión inconcebible en otras
fechas.
A
través del simétrico juego de las ideas fuerza y los conceptos que
el propio independentismo catalán había acuñado a lo largo de
años: Barcelona
is not Catalonia/ Catalunya
is not Spanish, Catalunya ens roba/Espanya ens roba, Tabarnia da a
Cataluña mucho más de lo que recibe/Cataluña da a España mucho
más de lo que recibe,
etc.,
los
tabarneses plantearon una reivindicación autonómica al margen de Cataluña y dentro del
Estado español tan real como la República catalana, han puesto el
dedo en la llaga del soberanismo catalán y le ha dejado sin
discurso, hasta el punto de que algunos de ellos les acusan de
insolidarios, de ricos y privilegiados contra el resto de Cataluña y
de secesionistas ¿Quien
iba a decir a los “indepes” que iban a españolear tanto en sus
argumentos?
Sea
como sea, Tabarnia contra Cataluña, Cataluña contra Tabarnia,
constituyen la expresión más evidente de que un discurso
identitario en términos de pueblo y de patria conducen al absurdo de
olvidar que hay otras realidades no nacionales, constituidas por las
clases sociales, siempre antagónicas entre sí. Cuando las
organizaciones políticas “progres” (esa cosa que hoy siguen
reclamando muchos como la izquierda) abandonan la defensa de la clase
trabajadora, lo que encontramos es el discurso de una gran burguesía
que no quiere perder un mercado más amplio, el español y el
internacional asociado al mismo a través de la UE), que dan eco a
Tabarnia, contra una pequeña y mediana burguesías, potenciadas al
calor del dinero público de la Generalitat. Sus enfrentamientos
solo los puede pagar la clase trabajadora silenciada en dicha
confrontación.
Y
mientras tanto, si Ferreras, el reportero más dicharachero de toda
La Sexta, que se cayó de pequeño en el plató de Al Rojo Vivo, se
va a de vacaciones y no puede retransmitir la política del circo
parlamentario en plan “atención: minuto y resultado” del
“furbo”, siempre nos quedará el diputado de guardia “indepe”,
superRufián, haciendo honor a su nombre y, desde la máquina de
escribir a las esposas de sexo divertido (pudo haber sacado un pollo
de plástico de un maletín, ¿porqué no?), involucionar ahora hacia
la adolescencia de un “niño
rata” de los videojuegos
Pero
no hay culebrón que no sea eterno. Antes de brindar con cava, la
señora Colau seguirá poniendo en aprietos a sus socios podemitas,
que culparon a los indepes de romper el consenso del 78, poniendo un
lazo marillo gigante en el balcón del Ayuntamiento de Barcelona por
la libertad de los Jordis. Tampoco es cosa de encadenarse o convocar
una mani, que al fin y al cabo otros le han descubierto que es más
cómodo y sencillo, en lugar de salir a las calles frías y llenas de
gente que va en masa a terminar de hacer las compras para Nochevieja,
firmar en change.org la petición del premio Nobel de la Paz a los
dirigentes de dos entidades supersubvencionadas por la Generalitat,
como si fueran Nelson Mandela.
En
fin, puedo imaginarme todo lo que no ha sucedido, a partir de este
mundo de política virtual, incluido a Puigdemont dando las
campanadas de las 12 de la última noche del año para TV3.
4.-La
realidad que oculta el trampantojo catalán
Estoy
convencido de que ustedes me van a disculpar de que, llegados a este
punto, sea algo más parco en su extensión.
El
catalán que no haya leído La
Vanguardia, El
Periódico (impuesta o no la austeridad de la que se habla en en este segundo enlace por Montoro. Esto último importaba
poco a los patriotas pequeñoburgueses) a comprobar como el Govern de
Catalunya ha liderado los recortes sociales en el Estado español,
dato que también pueden encontrar en
otros medios, debe de pensar, sobre todo si va a colegios
privados y utiliza una sanidad de pago, que tiene el mejor de los
sistemas de protección pública posibles. Los trabajadores catalanes
no son de esa opinión.
Y
ahora hablemos de cómo el gobierno español ha usado el asunto de la
“amenaza independentista”, que veremos que acaba como rosario de
la aurora, para tapar golpe tras golpe contra la clase trabajadora. Y
solo me voy a referir a cuestiones muy cercanas en el tiempo.
Noticia
de hoy mismo: el
gobierno español endosa el pago de 96,38 millones de € a Castor,
la empresa de Florentino Pérez, a los consumidores a través del
recibo del gas. Si piensas que, porque "el Barça es
mes que un club", lo que está haciendo el gobierno español es apoyar
al Real Madrid y no al capitalismo, como hizo a Generalitat con Aguas
de Barcelona, el Banco
de Sabadell, o La
Caixa es que eres muy, muy parcial, amigo.
Seguimos:
Quinto
año en el que las pensiones suben el mínimo legal establecido, el
0,25%. Así van a quedar sus porquerías de pensiones, si ustedes no
ganaron lo suficiente para aspirar a una vejez digna. Culpa suya les
dirán. Ustedes saben que no y conocen a quienes señalar como
culpables: sus empresarios. Esos a los que los políticos protegen
¿No será hora de ir por el poder real a reclamar lo nuestro?
Continuamos:
La
subida del salario mínimo en 2018 será de 29 €. La de la luz al
inicio de 2018 se estima en un 2,6% (unos 10 euros) y la del 6,2%,
según la OCU entre un 7,1 y un 8,2%, Vean ustedes en qué se les
queda esos 29 euros.
CCOO
y UGT dicen que esto abre el camino a un cambio de tendencia, el de
ir subiendo el resto de los salarios. Están convencidos de que el interés de
las empresas porque consumamos justificará los ascensos salariales
que necesitamos y merecemos ¿Sin luchas? ¿Dijeron algo de las horas que nos
obligaban a trabajar gratis? ¿Han planteado alguna lucha, fuera de
las que imponen sus afiliados en alguna empresa porque les va la vida en ello? ¿Creéis que no
han merecido estos años de silencio del sindicalismo vertical algo más que la esperanza
de que caigan las migajas que necesita repartir el patrón para mantener el consumo sin
movilizarnos?
5.-¿Y
ahora qué?
Si
no eres un tonto a las tres, de los que siguen creyéndose lo de que
va a caer “el régimen del 78”, pasando de cuestiones como
correlación de fuerzas, organización política, compromiso
militante y cuestiones que no atañen al mero cambio de cosmética
política sino que van al fondo de la dominación de una clase por
otra, creo que es el momento de plantearse qué hacer.
En
realidad, proponer esto es muy cansado en medio de tanto Che Guevara
del twitter y de tanto niñato desclasado que cree que meterse con
Carrero Blanco o con Franco, hoy 40 y tantos años después de que uno de ellos reventará en la cama y el otro alcanzase altos vuelos, es
revolucionario.
Tú,
que sustituyes los gritos del bar de antaño por tus tonterías en
las redes sociales, ¿qué has hecho para comprometerte? ¿Cuándo
has dicho a la empresa que te estaban escamitando incluso el salario
de convenio? ¿Qué has hecho, más allá de ir a una de esas manis
“ciudadanistas” que pedían democracia, sin mayor riesgo; desde
luego no para organizar un grupo sindical alternativo y de clase a
las porquerías
de CCOO y UGT?
Si
lo has hecho: gracias tovarich, eres de los míos.
No
pido imposibles. Solo la coherencia necesaria para no subir los
decibelios si eres un puñetero cuñao desclasado o un cibercapullo
de los que se pasa el día tomando el poder o perdiendo su vida en un
mundo virtual que no cambiará jamás nada.
COMPROMISO
COTIDIANO EN EL MUNDO REAL.
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