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30 de junio de 2014

IZQUIERDA UNIDA A LOS PIES Y AL SERVICIO DE PODEMOS

Por Marat

1.-Paseo por el espíritu del tiempo 
Lo que algunos llaman “alta política”, como expresión de la búsqueda del bien de la res-publica, no es, desde hace mucho tiempo, más que el juego de representaciones, precesión de los simulacros, que diría Jean Baudrillard, en el que los intereses espurios, el cambio contínuo de posiciones, el juego de la silla vacía y el cortoplacismo oportunista sustituyen a la visión estratégica, a la acción política de acuerdo a valores y al debate de ideas.  

Del mismo modo, eso que en realidad es baja política y que sólo en momentos excepcionales alcanza niveles de cierta humanidad, constituyendo casi siempre la norma de la traición de Bruto y de la conjuración de Catilina, es hoy el lodazal más inmundo en el que a la intoxicación la llaman periodismo, al poder fáctico del capital que erige y humilla tronos, fábrica y derriba líderes a través de su brazo medático, se le rinde silenciosa aceptación, a la jauría de idólatras secuaces de los nuevos redentores “pret a porter” se le llama pueblo y al navajazo por la espalda renovación. 

La lealtad, que no es ciego ni acrítico acatamiento sino franqueza en las posturas y respeto al otro, se torna en los partidos puñalada trapera y calculada mudanza de mayorías según los termómetros fabricados desde fuera de ellos pero a menudo con la complicidad interna de  las capillitas y tendencias que buscan en el apoyo mediático el cambio de correlación de fuerzas cuando aún no les es favorable. 

A menor influencia y/o independencia mediática de un grupo político, la posibilidad de que éste sea interferido desde fuera por los poderes fácticos que dominan la galaxia post-Gutemberg es mayor. En el peor de los escenarios, se pueden teledirigir partidos desde fuera, fabricar disidencias, generar nuevas mayorías y hasta crear de la nada telepredicadores políticos y partiditos en tubos de ensayo TDT, en una prueba más de lo que es la ingeniería política. 

Cuando esto es así, la posibilidad de resistirse a la manipulación mediática que fabrica a partes iguales lidercitos marioneta e imbéciles y fanatizados secuaces de los mismos, es casi imposible. Para lograrlo hace falta una cohesión interna, una organización que sea algo más que una suma de alianzas imposibles, un proyecto -no basta un mero programa electoral, por progresista que pueda ser-, una conexión con su base social permanente que se retroalimente de modo enriquecedor, además de soportes comunicativos propios y una determinación de resistencia ideológica capaz de mantener firmes las propias convicciones sin concesiones a la intoxicación ideológica con la que los posibilitadores de consensos sistémicos envenenan a las fuerzas alternativas desde hace decenios. Eso hoy no existe en las organizaciones políticas de la izquierda, salvo que se tome por tal lo que es mero dogmatismo, sectarismo y miedo a dejar de ser una y otra cosa.

A quienes forman parte de la devoción mística que anula la razón y eleva los corazones hacia una “ilusión” que es eso, pura ilusión, puro humo carente de propuesta transformadora, tras las huellas del Maestro, del Mesías del Gran Poder que camina sobre las aguas, no les vendría mal ver otras perspectivas mucho más irónicas sobre la "vanitas vanitatis" que alimenta el sistema en sus hombres de paja, mientras se da la alternativa a sí mismo a través de lo que estos representan.

Hace algún tiempo, tras un artículo en el que denunciaba los riesgos del populismo como un mal que anula el entendimiento y encumbra salvadores peligrosos precisamente para ese pueblo en la que los líderes populistas tanto se escudan, un lumbreras de esos que se expresan desde el simplismo de sus “argumentos”, cuando no desde sus pezuñas, creyó haber respondido en una red social a mi crítica con la “afirmación” de que “populismo viene de pueblo” y se quedó más ancho que largo el nota.

En algunas ocasiones he aludido al populismo como la relación mística entre líder y seguidores, relación no mediada por ninguna otra instancia, en la que el líder se arroga la representación del propio pueblo (sin consideración alguna sobre las clases sociales que lo atraviesan o sobre las contradicciones de intereses entre ellas) y sus seguidores se sienten reforzados por él, al considerarse incluidos en la terminología oposicional “nosotros” vs. “los otros”. El componente carismático, real, imaginado o construido (carisma estereofónico nacido de los mass media) es uno de los cementos principales que unen dicha relación.

El objetivo no es formar personas con capacidad crítica sino soldados autómatas que reciten fielmente el mantra simplista del líder y que ataquen a cualquier otra opción como parte de “los otros” frente al autoproclamado “nosotros”, raya de delimitación en la que se pone como hito algún tipo de comodín “ideológico”. El concepto “casta política” que hoy enarbolan Marine Le Pen y el prefascista Beppe Grillo tienen aquí también sus exégetas. 

A menudo, cuando se critica desde esta definición de populismo ciertos liderazgos políticos surge una reacción visceral entre los fieles de esos grupos que dispara contra el cartero de las noticias no deseadas. Olvidan o quieren olvidar que fenómenos como el fascismo italiano y el nazismo alemán deben mucho a ese comportamiento de psicología de las masas. 

Si hubiera algún criterio de racionalidad, algo que permitiera creer en un punto de honestidad, por pequeño que éste fuera, alguna capacidad de pensar desde pautas independientes y no de secta, los seguidores de este tipo ingenierías políticas sentirían que un escalofrío les recorría la espalda al ver la película de 2008 realizada por Dennis Gansel y titulada “La Ola”, basada en hechos leales, y en la que un profesor realiza un experimento político con sus alumnos para estudiar el autoritarismo y el comportamiento disciplinado de horda.   

El mayor peligro de los populismos proviene de la ausencia de debate abierto con la sociedad, fuera del ya codificado previamente y del entramado conceptual cerrado de las cuatro banalidades en las que guardan la “esencia” de sus mensajes. Nada que resulte complejo. Todo ha de ser no sencillo sino simple. No se trata de convencer sino de adoctrinar. El consignazo debe ser repetido al menos 300 veces al día hasta convertirlo en “verdad revelada” que todos acepten y repitan, incluso aquellos que no son del rebaño. El populismo no debate ideas, no contrasta proyectos, no busca la elevación de la política sino la confirmación machacona de cada una de las “divinas palabras” del líder supremo.  

En el espíritu del tiempo (Zeitgeist) que ha traído el Podemos gestado por los medios del capital, el populismo que dicho partido-movimiento exhibe contamina al resto en mayor o menor medida.

La dirección IU acaba de nombrar a Alberto Garzón responsable de Proceso Constituyente y Convergencia, lo convierte en su superstar después de que en las pasadas semanas los medios de comunicación lo pasearan por platós, radios y redacciones de prensa, como hicieron previamente con  Pablo Iglesias. Es significativa la amistad entre ambos políticos profesionales, la simpatía del señor Garzón por converger con Podemos y el hecho de que el señor Iglesias le señalase como su preferido para ser elegido en unas hipotéticas elecciones primarias abiertas en IU, que éste exigió para no presentar su candidatura al Parlamento Europeo, cosas que finalmente hizo y que IU hace ahora ante la presión combinada de medios del capital, Podemos y oposición interna a la actual dirección.

El PSOE presenta a dos candidatos -Eduardo Madina y Pedro Sánchez- por parte de un aparato dividido, de otra candidatura de un miembro de Izquierda Socialista -la obediente y siempre callada-, el señor Pérez Tapias, y de la que finalmente no podrá presentarse por no reunir avales suficientes, la del señor Alberto Sotillos, hijo de Eduardo Sotillos, que realizó una asamblea abierta en plaza pública para saber qué le pedía la gente, emulando el asambleismo 15M, en lugar de poner en primer lugar sus propuestas políticas. Ignoro si en tal asamblea hubo también agitación compulsiva de manitas al sol. 

Irene Lozano, diputada en el Congreso por UPyD, el “alter ego” de Podemos, se proyecta ya como candidata alternativa a Rosa Díez por su partido para unas primarias internas que le catapulten como cabeza de cartel a las elecciones generales de 2015. Significativamente muestra su comprensión hacia Podemos, al considerar que este partido “contribuye a enriquecer el pluralismo del panorama político español”, en clara oposición a las posiciones de la señora Díez que ve en Podemos un peligro a su hasta hace poco liderazgo exclusivo en el territorio del populismo “patrio”.  

Cambian las caras pero no el paisaje. Se debate sobre personas pero no sobre ideas ni propuestas. ¿Han visto ustedes algunas primarias en las que los candidatos presenten papeles que permitan ver auténticas diferencias entre unos y otros, alternativas para contrastar, en las que expresen qué modelo de partido y de sociedad proponen y cómo lograr unas cuestiones y otras, y que estas diferencias sean discutidas en las agrupaciones, sedes locales o asambleas de afiliados de las organizaciones políticas? No. Ni las verán. 

El populismo es perfectamente compatible con la vaciedad del discurso, la política como espectáculo y la venta del candidato como si de un producto se tratase porque de eso es de lo que trata ese cuento chino que algunos llaman participación democrática. Y la televisión es su medio natural, mientras la red es el lugar en el que los hooligans descerebrados agitan las banderitas de “la gran fiesta democrática”, aplauden cerrilmente cada pedito que se tira su líder y desprestigian a aquellos que previamente han sido señalados para el derribo.  

En estos días el hombre a derribar se llama Cayo Lara. Estos días he leído todo tipo de infamias pretendidamente descalificadoras contra este dirigente de Izquierda Unida, vómitos vertidos en la red por canallas anónimos que no aportan ningún tipo de argumento en la exhibición de sus miserables insultos entre los que sobresalían los de “soporífero”, “antiguo”, “caduco” y demás lindezas. No cabe duda. Ese tipo de abyectos majaderos no buscan políticos sino monos que les diviertan desde el televisor.

Francia, que es una adelantada en tantas cuestiones, tuvo en 1981 a un payaso profesional que estuvo a punto de presentarse a las elecciones presidenciales; se llamaba Coluche. Finalmente, con un sentido del ridículo mucho mayor que el de tantos gregarios del líder moderno y divertido, no se presentó. Los partidarios de que les diviertan desde la política están de enhorabuena. Pronto tendrán no un payaso, sino varios. Los suficientes para ver el circo desde casa.

Ésta es hoy la realidad de la política española y europea. 

2.-El hacha del verdugo ya está cayendo sobre la cabeza de Cayo Lara
Hace ahora dos semanas escribí un artículo en el que afirmaba que se iniciaba la caza de Cayo Lara desde fuera (televisiones, Infolibre, El Diario y sobre todo el panfleto del señor Roures, Público, al que algunos califican de periódico digital) y desde dentro de IU (llamazaristas de Izquierda Abierta y otros sectores de la organización). Por supuesto, Podemos estaba en esa jugada desde el principio y cada vez de un modo más descarado. Aduje las razones por las que, en mi opinión, Cayo Lara resultaba molesto a dichos sectores. Mi pronóstico no estaba equivocado. 

No denuncio el proceso de destitución de Cayo Lara como Coordinador Federal de IU y, previamente como candidato a las elecciones generales, por una simpatía de tipo personal. Nunca he rendido culto a la personalidad de ningún dirigente político español o extranjero. Las personas sólo son eso, personas. Y, como tal, imperfectas.

Pero, como expresaba en el mencionado artículo, Cayo Lara ha sido capaz durante su dirigencia de impedir que IU saltase hecha añicos en mil pedazos, después del desastre al que la condujo Gaspar Llamazares con su subordinación a Zapatero, siguiendo los consejos del señor Monedero, su asesor. También recuperó de un modo importante el voto de la organización hasta el punto de que en estas elecciones europeas ésta ganase un millón de votos, lo que luego ha sido vendido por los medios de comunicación del capital, promotores de Podemos, como un fracaso; fracasó que ha comprado en buena medida la mayoría de la organización, al interiorizar como verdad indiscutible que un partido que cuatro meses antes no existía casi le había alcanzado en votos y en representantes. ¡Coño, si no podía ser de otra manera, cuando a IU se le negó el pan y la sal mediáticos y a Podemos le metían a todas horas hasta en la sopa! 

Bajo la dirección de IU por Cayo Lara esta organización ha girado a la izquierda y hacia la lucha en la calle, por mucho que ambas se hayan dado, en mi opinión, de un modo insuficiente, entre otras cosas porque la afiliación de esta organización es limitada y no le es posible estar en todos los frentes de lucha, en cualquier caso en mayor medida que en el resto de las organizaciones.

He aquí la razón principal del plan destinado a deponerle de su responsabilidad en IU: 

“Para quitarle unos cuantos votos a la derecha yo no puedo llegar con ese discurso [refiriéndose a Podemos], yo no puedo ir a engañar a la gente como Izquierda Unida. Nosotros creemos en las clases sociales, en la lucha democrática de clases, entendemos que hay explotados y explotadores, que el proletariado forma parte de los explotados... no se pueden negar las clases. Ese discurso nosotros no lo podemos hacer porque no creemos en él, no es nuestro....La casta... yo no creo en la casta. Yo no puedo hacer un discurso de castas: aquí hay unos grupos de sinvergüenzas, de gente que tiene el poder económico, de capitalistas, del poder financiero, que están aprovechándose del sufrimiento de la gente, que todo lo convierten en dinero, que desprecian cada día más el factor humano, y que solo generan una economía especulativa que trae pobreza, miseria y hambre. Yo no puedo plantear un problema de castas y dentro del PP y del PSOE hay gente que se han supeditado a los intereses económicos, pero esos tienen nombre y apellidos y yo no puedo condenar a todos y meterlos en el mismo saco. No es justo.... Hay muchos elementos del discurso de Podemos que nosotros no podemos hacer porque no forman parte de nuestro ADN ni de nuestra hoja de ruta”

Lo que se ha producido este pasado sábado en el Consejo Político Federal de IU es la consagración de un giro hacia la subordinación de esta organización a Podemos, a un Podemos que la desprecia, no en parte, como afirma, sino en el todo que niega. Cuando Pablo Iglesias señala que el poder no teme a la izquierda sino a la gente -que gran servicio le hizo a Podemos el director de campaña de IU situando su eslogan interclasista y amorfo en el territorio referencial de Podemos- está claro que, en uno de tantos discursos contradictorios entre si, Podemos se sitúa fuera de los valores históricos de las izquierdas. Nadie se sorprenda entonces que hablen a la vez de patriotismo (rancio como lo que en el fondo son) y de derecho a decidir. Al fin y al cabo Euskadi y Cataluña son dos territorios que dan muchos escaños y en otras zonas de España hay que ganarse a los del pelo de la dehesa.

Ese giro hacia la subordinación de IU a Podemos se ha plasmado en la designación de Alberto Garzón, el más abiertamente pro-Podemos de la organización, junto con Tania Sánchez, pareja de Iglesias, que ahora le sustituye en los debates de La Sexta Columna (qué gran nombre de un programa que en realidad es La Quinta), como responsable de Convergencia política y social de IU o Tasio Oliver, cuya mayor virtud es estar en la Presidencia Federal de IU en base a la cuota de poder del chiringuito de Llamazares Izquierda Abierta, la cuál hubiera seguido los pasos de López Garrido y Almeida hacia el PSOE, de no ser porque en éste ya hay más culos que sillas. 

Ese giro pro-Podemos es también giro hacia el 15M -Cayo Lara, a pesar de apoyar a un movimiento  cuya vinculación con el mismo es uno de los mayores errores históricos de la organización, al menos lo compensaba con un giro hacia la izquierda desde que asumió su rol de Coordinador Federal- e, inevitablemente, hacia la derecha porque sólo desde ahí se puede converger con quienes afirman que “tras la caída del muro de Berlín -hay que ser un baboso anticomunista para afirmar tal cosa, vinculando izquierda con estalinismo-, ya no existe la lógica de la derecha y la izquierda”. No digamos ya si hay que buscar un punto de encuentro con quienes van al Ritz a hablarles a los empresarios de "casta política", mientras se les asegura que no hay intención de nacionalizarlo ni deben temer ni por los visones de sus esposas y amantes ni por sus relojes. 

Y vuelve a ser un giro a la derecha si atendemos a las categorías conceptuales, que son ideológicas, en las que se mueve Podemos, aunque en algunas de ellas, todo hay que decirlo, también se mueve IU.

Pero todo este proceso no ha surgido de la noche a la mañana. Respondía a un programa muy bien administrado.

Se inició cuando la dirección de IU, y dentro de ella una mayoría que se ha ido tornando exigua, no tuvo el valor de reivindicar el éxito logrado en unas elecciones europeas (triplicar su número de eurodiputados), éxito especialmente difícil en un momento en el que se fue haciendo luz de gas sobre la lista de IU en beneficio de Podemos y de otras opciones (lista de Elpidio Silva, de Primavera Valenciana, etc.)

Continuó cuando, en lugar de asumir colegiadamente unos resultados notables para la coalición, se dejaba a Cayo Lara que fuera el único dirigente que respondiese a la actitud inquisitorial de la prensa sobre un supuesto fracaso de la organización en dichos comicios.

Tuvo un momento farsante cuando Alberto Garzón, luego de haber afirmado a primeros de este año que no era partidario de las elecciones primarias abiertas -por la boca mueren el pez y el incoherente-, señalaba que si las hubiera, el se presentaría como candidato a las mismas por IU para encabezar la lista de las elecciones generales. Lección de honestidad donde las haya. Por cierto, sería interesante saber a qué juegan el Partido Comunista de Andalucía (PCA) e Izquierda Unida Los Verdes-Convocatoria por Andalucía (IULV-CA), ya que han sido ellos los primeros mentores de la elevación de Alberto Garzón hacia la candidatura europea y hacia las más altas responsabilidades del mismo en IU Federal. Algunos lo tenemos muy claro. 

Se acentuó cuando se dio bombo y platillo mediáticos al llamamiento a la renovación de la dirección realizado por varios dirigentes territoriales de IU, algunos de los cuáles habrían tenido mucho que callar con los resultados electorales de la coalición en sus respectivas zonas.    

Tuvo rasgos de entreguismo vergonzante cuando el PIE designó al señor Iglesias como su candidato para presidir el Parlamento Europeo.

Ha sido particularmente indecente cuando se ha aprovechado el caso Meyer para ajustar cuentas con Lara, pretendiendo que su elección como candidato a las europeas fue un empeño de éste como si hubiera existido una oposición interna abierta a dicho nombramiento.

Ha resultado esclarecedor cuando Eddy Sánchez, el hombre que puso la mano en el fuego por Moral Santín, y que es Coordinador de Izquierda Unida Comunidad de Madrid, insinuó que el cuestionamiento del Coordinador Federal se organizase de acuerdo a tiempos -muy en línea con los dinamiteros expertos en voladuras controladas- y más esclarecedor resulta que esa entrevista se realice en el diario de un anterior director de Público, Ignacio Escolar, un personaje amigo de Enrique Dans, el que enseñó a Rajoy los usos de las redes, y a Ricardo Galli, el dictadorcito del agregador de noticias menéame. El señor Sánchez haría mejor en callar cuando la organización territorial de IU en Madrid tuvo en las elecciones europeas los resultados que tuvo, tiene a la coalición bajo su dirección enfrentada y dividida en dos mitades todavía exactamente iguales y debe asumir la responsabilidad de no haber hecho nada por dar una salida positiva a la crisis interna en el municipio más importante que gobierna IU en toda España, Rivas Vaciamadrid Quizá la organización madrileña le agradeciese el servicio de irse a casa. 

Ha detonado el pasado sábado en una situación en la que Cayo Lara ha tenido que plantear con crudeza el estado de la cuestión al afirmar "Asumo que hemos hecho cosas mal. Pero, ¿queréis otra dirección? ¿Queréis otro coordinador general? Pues vayamos a una Asamblea extraordinaria. La Ejecutiva son 34 miembros, ¿a quién culpamos por encima de los demás? ¿Quién ha de irse? Yo creo que la ciudadanía y la y la militancia no están para esto, tengo dudas razonables de ello"

3.-Algunas consideraciones sobre las “críticas” a la IU dirigida por Cayo Lara
Resulta cínico que se acuse a la IU dirigida por Cayo Lara de burócrata e institucionalista cuando el Podemos del señor Iglesias aspira a ganar unas elecciones generales y Público, en una de sus delirantes encuestas, pregunta si sus lectores imaginan al Pablo Iglesias como Presidente del Gobierno. Una parte de los lectores de Público, en caliente y a un año de las elecciones generales, quizá sí pero las mayorías que dan gobiernos no se agotan, ni mucho menos, en Público, un medio que hace demasiado tiempo que compite en amarillismo con El Mundo. ¿Acaso pretenden hacernos creer Público y “su partidito” que un partido en el gobierno no se iba a institucionalizar y no un poco sino mucho? En todo caso, esa es una situación que no se va a dar ni en el más psicotrópico y psicodélico de los escenarios, salvo que sea como comparsa de un PSOE “modernizado”, algo que ya se está apadrinando desde los medios pseudoprogres. 

Y resulta también cínico y delirante que se acuse a la IU que aún no ha terminado de defenestrar a Cayo Lara, de estalinista cuando el proceso de nombramiento de la lista que dirigirá Podemos hasta su Conferencia de otoño ha sido cualquier cosa menos democrática, a menos que por democracia se entienda el votar una lista cerrada desde esa wikidemocracia del votante cibernético, que elige sobre lo que ya le dan precocinado y digerido.      

Pero lo que ya ralla en una hipocresía surrealista es que desde una organización que no ha destacado precisamente en la lucha social, a la que los medios visten de republicana cuando sólo es partidaria de los “españoles decidan” y lo de la República les queda lejos (¿dónde estaban en las manifestaciones de Madrid?) se acuse a la IU de Cayo Lara de dirigista y manipuladora de los movimientos sociales. Liderar no es manipular. Liderar es compartir la lucha social, a través del compromiso combativo de los militantes, con quienes están en ella, llevando a la misma propuestas propias e intentar que éstas sean asumidas dentro de los movimientos, como hace todo quisque, lo admita a o no, por la corrección y la adecuación de dichas propuestas a las necesidades concretas de la lucha. En cualquier caso, esto es infinitamente más honesto que afirmar que “El protagonismo tiene que ser de los ciudadanos. Nosotros nos sentimos más cómodos detrás de las movilizaciones que poniéndonos delante” o que "quien piensa que tienen que ser partidos políticos con representación institucional los que tienen que liderar este proceso, se equivoca". "Ahora le toca el protagonismo a la ciudadanía. Las plazas están hablando y nosotros estaremos en las plazas". ¿Pero qué plazas están llenas, pedazo de imbécil con campanillas, si una de las características del momento político español es que la movilización no está a la altura de las agresiones del capital -perdón, de la casta política, que diría el “politólogo”- El problema de estos aventureros sin decencia política, y que en afirmaciones como ésta se miran en la informe teoría de las multitudes de Hardt y Negri, es que tienen muchos forofos pero muy poco militante comprometido dispuesto a sacrificar parte de su vida privada en las luchas sociales Prefieren estar en facebook y twitter haciendo de feroces revolucionarios del “empoderamiento social” en su mundo virtual mientras critican el trabajo ajeno. Ello no les impide intentar vender como propios los logros de la lucha ajena y decir que Podemos es consecuencia de ella y no de su manufactura por parte del señor Roures y de su socio José Manuel Lara (Grupo Planeta), dueño de Antena 3, La Sexta y de La Razón, en la que trabaja de director un tal Marhuenda, ese que hacía combates tongo a lo presing catch con el señor Iglesias para regocijo de ignorantes que disfrutan del espectáculo mientras se toman una cerveza. El día en que los de Podemos tuvieran suficientes militantes veríamos si se ponían delante o detrás de los movimientos, como ya hicieron sus iniciadores de Izquierda Anticapitalista en Sol desde el 15 de Mayo de 2011 hasta el finales del 2012, cuando se les murió el invento indignado. 

Por cierto, habría que preguntarse de dónde sacan algunas de sus críticas los Podemos hacia la IU que ha dirigido Cayo Lara porque a lo mejor tienen mucho que ver con las que hace un empresario del PSOE y miembro de la Trlateral, como el señor Luis Solana. Y a lo mejor eso encaja muy bien con la simpatía mostrada por el señor Iglesias hacia Zapatero, al que en su tesis doctoral consideró un referente de la izquierda mundial, con el pasado en las Juventudes Socialistas del señor Monedero, con la buena sintonía del señor Iglesias y Monedero con Beatriz Talegón, con el hecho de que tantos votos del PSOE se hayan guardado en Podemos en espera de mejores condiciones de futuro para los social-liberales, con los discursos anti-IU de Podemos y con la consideración de una posible alianza de Podemos con el PSOE. 

4.-Vayamos abreviando, que no es cosa de eternizarse
Es revelador que el llamamiento de Ada Colau, hacia cuyas propuestas de dación en pago me he declarado en diversas ocasiones contrario, al no resolver la cuestión de la pérdida de la vivienda, a una candidatura alternativa a la derecha en Barcelona infinitamente más respetuosa con la realidad de las organizaciones y los movimientos sociales que la chulesca realizada por Podemos, haya tenido mucha peor acogida que la del señor Iglesias. Debiera ser cosa de tomar nota y entender que lo que se premia es el chantaje político.

En relación con la convergencia de IU con Podemos creo que lo que sucederá es lo siguiente: los modernizadores de IU, en alianza con los “desinteresados” medios del capital -tengo diversos calificativos para personajes como los señores Maraña, Escolar y Bayo pero ninguno es el de periodista- debilitará a IU hasta lo indecible, situándole a rebufo de la estrategia endiabladamente caótica y oportunista de Podemos, lo que hará que, si finalmente, aquella se produce, IU recite el socorrido un “admirador, un amigo, un esclavo, un siervo”. Esta situación es prácticamente inevitable puesto que la coalición ha sido ya arrojada a los pies de los caballos y de Podemos desde hace meses y carece de la voluntad y la capacidad de resistir. Su futuro, de no cambiar la correlación de fuerzas entre ambos, y nada del empuje mediático hacia la organización del señor Iglesias me hace pensar que vaya a suceder algo distinto, es la subordinación, en la que ya está, la irrelevancia y posiblemente la desaparición a medio plazo. Ojalá me equivoque. 

En cualquier caso, la alianza de IU con Podemos, fuera la correlación de fuerzas entre ambas que fuese, me parecería una claudicación en lo ideológico y en lo político por parte de IU. Pero ya sabemos que, para muchos, la ideología es un lastre que divide, lo que no deja de ser un argumento puramente ideológico.

El pasado viernes me encontraba a 400 kms de Madrid con algunos miembros de una dirección regional de IU. Allí pude escuchar en vivo cómo las posiciones se iban matizando, “evolucionaban”, mostraban la “ingenuidad” de que en una serie de ayuntamientos sería posible establecer alianzas para las elecciones municipales con miembros de Podemos -como si las municipales y autonómicas no se leyeran en clave nacional, mucho más cuando el PP estudia hacer coincidir todas las previstas para 2015-, suavizaban las críticas hacia Iglesias, justificaban las incoherencias que he señalado de Garzón respecto a las primarias- Y estos eran los críticos hacia su dirección y hacia su entreguismo a Podemos. Menos mal.

A quienes creen que es posible un abrazo del oso de IU a Podemos debo decirles que sueñan o son deshonestos en sus justificaciones de una alianza con este grupo. IU ha sido condenada por el poder mediático desde la aparición de Podemos -¿acaso desconocen aquella frase de Alfonso Guerra de "Cambio 10.000 militantes por diez minutos de televisión"?- , está dividida y es ya incapaz de elaborar una estrategia política autónoma sin mirar al retrovisor. Los acuerdos tomados por su dirección el pasado sábado lo confirman.

Un detalle que quizá resulte irrelevante para muchos, no para mí que conozco el asunto más que de cerca. El pasado 26 de Junio se celebraba en la sede de Izquierda Abierta en Madrid, el partido de Gaspar Llamazares, un acto que con la excusa del rechazo al Código Penal presentaba la luna de miel entre el sector aludido de IU y Podemos

De entrada uno podría preguntarse ¿qué hace la Coordinadora Paremos la Criminalización de la Protesta Social realizando un acto público en la sede de un partido político y en el que la estrella de dicho acto es un parlamentario?. ¿Es ese el respeto a la independencia de los movimientos sociales que practica la corriente de derechas de IU? ¿Es ese el modo en el que la moribunda Coordinadora se hace respetar? Creo sinceramente que el noviazgo entre los llamazaristas y sus colegas de Podemos dice mucho del supuesto respeto a la independencia de los movimientos sociales y desnuda la falsedad de la frase del señor Iglesias: “El protagonismo tiene que ser de los ciudadanos. Nosotros nos sentimos más cómodos detrás de las movilizaciones que poniéndonos delante”. La miembro de Podemos era Belén Municio, en el pasado miembro de El Militante, y actualmente también de Izquierda Anticapitalista. Afortunadamente, para suavizar la cosa iba en nombre de Amnistía Internacional, de la que cabría decir algunas cosas, si no es porque ahora no toca. 

Llamativamente, Público, que en el pasado silenció acciones de calle mucho más importantes que este acto de dicha Coordinadora, exhibía para la cobertura del mismo el cartel, sin duda como un guiño a la militancia de ambos partidos, en lugar de reflejar el lugar -modelo de local para pijo-yuppies donde los haya. Les recomiendo que visiten la sede de Izquierda Abierta en la Ribera de Curtidores 37 de Madrid. Podrán tomar vino de marca y café de máquina de las que anuncian en la tele. Todo muy proletario, perdón muy ciudadano, como le gusta decir a don Gaspar- y la asistencia.

Como principal impulsor y portavoz de dicha Coordinadora desde su creación en Octubre de 2013 hasta finales de  Marzo de 2014, momento en el que presenté mi dimisión y me desvinculé de la misma por una sospechosa huelga de brazos caídos de organizaciones que la la componían -cosa que empecé a entender días después a través de alguna insinuante llamada telefónica-, se me podrá achacar mala leche ante la manipulación y utilización de la lucha en defensa de las libertades que algunos practican pero no el candor o la necedad de ignorar los hechos. 

Por otro lado, creo que esto contribuirá a despejar la mentalidad fisgona de huelebraguetas con la que algunos se empeñan en conocer quién está tras el apodo de Marat.

Cambio de tercio. A Cayo Lara le ha tocado bailar con la más fea desde el principio de su elección como Coordinador Federal de IU. Ha tenido que soportar deslealtades como los amagos de Izquierda Abierta cuestionándole una vez sí y otra también. Le ha tocado enfrentar crisis internas como las de Euskadi y Madrid. Ha tenido que defender posiciones en las que personalmente no creía en aras a la unidad de la organización y a la necesidad de buscar esa unidad desde el trabajo político, evitando la interiorización de IU en debates que pudieran desgastarla y crisparla internamente. Es el que ha tenido que salir a dar la cara cuando saltaban a los medios casos de corrupción en IU heredados de la época de Llamazares. Se ha visto solo en numerosas ocasiones en las que el resto de la dirección hacía el egipcio, poniéndose de perfil.

A pesar de que Cayo Lara se haya revuelto frente al intento de su defenestración, creo que este comportamiento es más un acto de comprensible irritación y de intento de que la bronca interna, que hasta ahora no ha llegado al nivel de cisma, se contenga dentro de cauces civilizados.

La realidad es que Cayo Lara es un hombre sin ambiciones políticas personales -algo que, lejos de ser un defecto, ha sido una virtud durante su mandato en IU- y alguien que no ha creado corriente propia. Los apoyos que le llevaron a la máxima dirección de la organización y que ha recibido durante este tiempo han sido circunstanciales, están mudando más que rápidamente y no eran de él sino de una mezcla de voluntades de giro a la izquierda y de intereses creados. 

Creo no equivocarme cuando afirmo que en el momento en el que se plantee abiertamente su sustitución como Coordinador Federal dentro de IU, su personalidad le llevará a comportarse como el minero Gerardo Iglesias, que fue capaz de irse casi en silencio para no dañar a su organización. Pero a veces me pregunto si algunos hombres buenos no debieran dejar de serlo porque entre el sacrificio personal y el cisma de la organización puede que diste la diferencia entre la razón de existir o de dejar de hacerlo de un grupo político.  

Para ir terminando, y con el ánimo de responder a alguna pregunta que se me ha planteado al correo electrónico del blog respecto a la necesidad de militar o no y donde, mi punto de vista sobre la cuestión es la siguiente:

A) Por mucho que a la izquierda de IU todo sea extraordinariamente débil, embarcarse ahora mismo en IU, tal y como están las cosas, es apostar por un viaje a ninguna parte. Esta organización va camino de convertirse en cualquier cosa. 

B) Respecto a las posibles opciones de otras militancias, PCE, PCPE, Corriente Roja, Izquierda Anticapitalista diré que:

  • El PCE es, en parte, aunque no la principal, una de las causas de la actual crisis de IU. En él ya se observan en muchas regiones interesados desplazamientos de posiciones y realineamientos de lo que se constituirá en nueva mayoría. Como partido sigue sin resolver adecuadamente la relación con sus homólogos de otros países en base a los compromisos de alianzas de la coalición en la que se integra.
  • Corriente Roja es directamente una secta, sucursal de otra secta argentina, llamada PRT. Como partido es irrelevante para el futuro de la izquierda.
  • El PCPE es un partido con voluntad de ser comunista pero ni su autoproclamada condición de vanguardia, reconocida sólo por él mismo, ni su ausencia de los frentes de masas, ni su posición respecto a cuestiones como las libertades democráticas hacen de él una opción de futuro para la defensa de los intereses de la clase trabajadora.
  • Izquierda Anticapitalista es la versión más cínica de Podemos, a cuya deficiencia habría que añadir un transfondo pequeñoburgués y desclasado, consecuencia de su composición social.
En consecuencia, haga cada uno lo que mejor entienda respecto a su conciencia política pero algunos tendremos que continuar nuestro viaje en soledad porque la espera a que aparezca el partido de la clase trabajadora muy bien puede convertirse en la espera a Godot.

NOTA DE EDITOR DE ESTE BLOG: Puede que también le interese: "Si en la dirección de Izquierda Unida hubiera inteligencia colectiva":http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/05/si-en-la-direccion-de-izquierda-unida.html

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5 de junio de 2014

“NI DE DERECHAS NI DE IZQUIERDAS”. O SEA, DE DERECHAS

Por Marat

A lo largo de mi vida he visto desfilar ante mis ojos a vendedores de burras viejas con albardas de segunda mano pero que parecen nuevas, a ilusionistas y trileros, a practicantes del timo del toco-mocho, a tahures con las cartas marcadas, a renovadores de la nada, a pirómanos que acaban en bomberos toreros, a comerciantes de botes de aire del Himalaya, a funambulistas con red, a cocineros del gato por liebre a las finas hierbas, a telepredicadores del marketing político, a utileros del sistema que juegan a parecer chicos malos para el mismo, a Césares que pretenden ser dioses sin un siervo que vaya detrás recordándoles que son hombres y mortales y a tenores que cantan operas con nuevos títulos pero letras demasiado ya viejas. Al primero lo vi y y escuché en la noche del 28 de Octubre de 1982. Al segundo le vi venir de lejos. Marx dijo aquello de la historia se repite dos veces, la primera como tragedia y la segunda como farsa. Se le olvidó decir que, en ocasiones, las dos veces es farsa. 

Pero vayamos al asunto que da título a este texto. Desde que detonó aquello del “no somos de izquierdas ni de derechas” hace tres años, se ha repetido hasta la saciedad eso de que “somos pueblo”- lo que no equivale en absoluto a clase porque pueblo es lo mismo que nación y que ciudadanos, un término global que esconde el hecho de que unos y otros están atravesados por las clases sociales y sus contradicciones- y que como pueblo, “las ideologías nos dividen, por lo que debemos unirnos todo el pueblo superando esas diferencias”, palabras más, palabras menos.   

Este tipo de afirmaciones las he escuchado y leído desde la extrema derecha hasta otros supuestamente de “izquierdas” pero que llamaban a superar el eje izquierda-derecha y sustituirlo por el de “los de abajo contra los de arriba”. Tomen nota de esta última expresión porque volveré sobre ella más tarde.

Antes de continuar el desarrollo del presente texto, creo necesario hacer un esquema mínimo de lo que representan las ideologías izquierda-derecha, aceptando que posiblemente sea tildado de simplificador, algo inevitable si lo que se pretende es resumir una idea focalizando de ella sus aspectos más relevantes. Pueden ustedes pinchar con el ratón sobre la imagen.



Soy consciente de que dejo fuera del eje aspectos como la relación del individuo y las clases sociales con el Estado, el concepto de libertades, los valores morales que fundamentan los criterios de ser de izquierdas o de derechas, el concepto de justicia y otros pero, con ser estos importantes, creo que el eje económico y, dentro de él, la visión sobre la propiedad marcan las diferencias clave izquierda-derecha, no digamos ya en el marco de las crisis capitalistas y sus consecuencias sociales.

No, no he caído en ningún reduccionismo economicista. Simplemente, cuando se niega la importancia de lo económico y de lo que sucede en su marco (explotación, lucha de clases,...), me veo como Bill Clinton en la necesidad de gritar: “Es la economía, estúpidos” 

El eje presentado es de carácter histórico y atiende a los orígenes de ambos conceptos. Si se fijan, se darán cuenta de que la derecha no ha cambiado demasiado desde su nacimiento. Especialmente en el contexto de esta crisis del capitalismo. 

Ahora bien, ¿qué pasa con lo que habitualmente entendemos por la izquierda? ¿Creen ustedes que los partidos que se definen como pertenecientes a ésta, especialmente los que tienen algún peso político, se sitúa dentro los atributos que definen la identidad de lo que ese esquema plantea que es la izquierda?

Si ustedes tuvieran tiempo y ganas y recurrieran a varios ejes de coordenadas cartesianas dónde las abcisas estuvieran en un extremo en la derecha y en el otro en la izquierda y las ordenadas representaran, atributo a atributo, la oposición derecha-izquierda, ¿dónde creen ustedes que se situarían los principales partidos de izquierdas en cuanto a cuestiones como lucha de clases, defensa (en la práctica) de lo público y de la propiedad social de los medios de producción o clases sociales a las que apelan? Sería un ejercicio entretenido y curioso, si nos atendemos a algo más que los programas electorales y vamos a cuestiones como el discurso expreso (la ideología que se defiende) o la práctica.

Quienes nos definimos de izquierda y queremos que ésta lo sea, no en base a ninguna pretendida pureza sino en consonancia con la claridad de la derecha, vemos que, cuando se llama a superar la dualidad izquierda- derecha en base a que exigir que la gente sea de izquierda para admitirla en los frentes de lucha es dividir y excluir o a que es una palabra gastada por las prácticas incoherentes de la izquierda, y se propone sustituirla por el archirrepetido arriba y abajo, se está falseando el debate. Y con ello se pretende borrar los últimos vestigios de lo que es el hilo rojo de las tradiciones históricas de la izquierda, al negar hasta el nombre que permite saber que hubo un día un pensamiento y una orientación de lucha que se  reclamaron de izquierda. 

Se falsea el debate porque se pretende confundir lo que son los frentes de lucha con lo que son las organizaciones políticas. ¡Pues claro que no hay porqué pedir filiación ideológica a la gente que participa en las luchas sociales con los partidos de izquierda y el movimiento sindical entre otros! Faltaría más. Lo que no quiere decir que, cuando en determinados movimientos se detecten posiciones reaccionarias, antipartidos y antipolíticos en general, no haya que denunciarlo y desenmascarar lo que hay detrás de esas posiciones.  Pero los partidos y las organizaciones políticas son otra cosa. Necesitan proyectos de sociedad compartidos, valores e ideologías que los aglutinen y les doten de un mínimo de sentido, lo que no es ni monolitismo ni sectarismo, porque de lo contrario o bien se convierten en partidos todoterreno o bien en populismos que dicen a cada sector social lo que éste quiere escuchar. 

Sostengo que la pretendida superación de la dualidad izquierda-derecha y las propuestas de que la primera abandone su ámbito terminológico no es un mero asunto de nominalismo en el que poco importe cómo se llame “la cosa”, sino “la cosa” en sí, como afirmó en su día el último secretario general del PCI, Aquille Ochetto, porque con su nombre se fueron los últimos vestigios del “reformismo fuerte”  que había significado el PCI desde los años 60 para acabar convertido hoy en un engendro que dirige el gobierno italiano a manos del aventurero democristiano Matteo Renzzi

Sostengo también que este intento, no ya de involución, sino de liquidar a la izquierda, ya sea a través de plataformas o nuevos partidos “ni-nis” (ni de izquierdas ni de derechas sino claramente de derechas) llega en el momento apropiado para asestar o, cuando menos, intentar asestar el golpe de gracia a lo que queda de las izquierdas, reales, supuestas o mediopensionistas.

Aún recuerdo cuando un tipo que al que también votaron con “ilusión” dijo aquello de “gato negro o gato blanco, ¿qué importa? Lo importante es que cace ratones”. El héroe del momento se llamaba Felipe González y se hacía eco de la frase del conversor de China al capitalismo, Deng Xiao Ping. Hoy el gato  gordo cerdea en los consejos de administración, se ha convertido en especulador multimillonario y es asesor de alguno de los hombres más ricos del mundo. Eran tiempos precursores y hasta premonitorios de lo que algunos intentan vendernos ahora. 

Sostengo, en consecuencia, que esto de superar el eje izquierda-derecha llega en el momento más propicio: cuando el capitalismo da su batalla ideológica en todos los frentes, penetra con sus postulados y “teorías líquidas” en las izquierdas reformistas y éstas, algunas de las cuáles fueron tigres un día, se han convertido en mansos corderos, mientras sus aborregados hooligans venden la moto que antes compraron sus organizaciones políticas y después ellos, en un alarde de mansa ignorancia política de lo que se les viene encima frente a un fascismo de ideas fuertes y banderas al viento que conquistan las cabezas y los corazones de unas clases a los que esos partidos abandonaron hace tiempo.

No es sólo el nombre de la izquierda lo que se pretende que se abandone sino las categorías de pensamiento y de acción que conforman lo que es “ser de izquierdas” 
Una vez que la izquierda se acopló al capitalismo como mejillón a la roca y que la crisis sistémica de éste le cogió con el pie cambiado, la panza prominente y la falta de resuello y coraje para combatirlo con una idea fuerte y revolucionaria, vino el proceso de intoxicación de la misma desde ideas ajenas y, en general, opuestas al mismo. Objetivo: el derribo de un edificio aquejado de aluminosis.

Me propongo en esta segunda parte hacer un listado de conceptos -no meros términos- que a lo largo del tiempo fueron tradiciones de la izquierda, antes de que ésta se acomodase en el sofá-cama del capitalismo del Estado del Bienestar, el crecimiento y el desarrollo y el aplazamiento “sine die” de la “emancipación de la explotación del hombre por el hombre” (entendido en su expresión histórica y anticipándome a que alguien me quiera crucificar por machista).

A continuación iré exponiendo y analizando los principales de esos conceptos inoculados a la izquierda desde la derecha, si bien con frecuencia esos virus son transmitidos por agentes patógenos que suelen camuflarse como populares, democráticos e incluso de izquierda. 

a) Arriba y abajo: Sustituir las dualidades oposicionales empresario/capitalista vs. trabajador, o explotador vs. explotado, es un modo fullero de borrar las huellas de la opresión de clase, precisamente cuando la crisis económica y sus efectos sobre el mundo del trabajo desvelan, cada vez a más personas, una realidad que antes no les resultaba tan evidente de las relaciones entre las clases sociales. ¿Cuántos/as trabajadores/as no se han sentido en algún momento explotados en este tiempo de la crisis capitalista? ¿Cuántos/as de quienes han perdido su puesto de trabajo no se habrán dado cuenta de que no siempre es que la empresa no pueda mantenerles en nómina sino que les sustituyen porque ahorran costes sociales mientras la empresa sigue ganando dinero con menos empleados/as? 

Arriba y abajo tan sólo expresan un hecho: que hay quienes se encuentran en la parte superior de la pirámide social y quienes están en la base de la misma pero ocultan el porqué. No sólo no muestran la relación que existe entre las dos clases sociales principales, porque supongo que es a las clases sociales a lo que se alude con eso de arriba y abajo, sino que la esconde. Y lo que es peor, enmascara la injusticia misma de esa dualidad/relación entre unos y otros. Porque la explicación de la diferencia entre ese arriba y abajo y de la injusticia del “statu quo” social está en la explotación de unos seres humanos por otros a través de unas relaciones sociales de producción en las que unos imponen las condiciones laborales, de trabajo y contractuales y otros no tienen otro remedio que aceptarlas o pasar a engrosar las listas del paro. He ahí la razón de que unos sean poseedores y otros  desposeídos. 

Esta dualidad no se da sólo entre grandes empresarios/magnates y trabajadores. Por muchos pequeños y medianos empresarios que haya la relación laboral siempre es explotadores y explotados puesto que la relación contractual, sin hablar incluso del concepto plusvalía [concepto de plusvalía para no iniciados], no es entre dos agentes en igualdad de condiciones ¿Porqué emplear otras que ocultan la naturaleza de las relaciones entre los seres humanos en el mundo productivo capitalista en base a que puedan echar para atrás a quienes las escuchan por parecer anticuadas o demasiado ideológicas y radicales? ¿Acaso radical no viene de raíz? ¿Acaso las que se proponen como alternativas tienen más valor explicativo sobre la realidad? Se empieza siendo un “moderno” y se acaba siendo un cómplice de los capitalistas al desdibujar cómo son las cosas en realidad. 

Ese “raca-raca” con el que nos machaca a todas horas el partido-secta lanzado por la corporación Atresmedia, propiedad del empresario del PP, señor Lara, y en la que su socio Roures tiene participación a través La Sexta, de que hablar de capitalismo genera rechazo, de que hablar de explotación suena demasiado duro a la gente y de que hablar de izquierda echa para atrás a mucha gente es el discurso de la quinta columna del capital, de quienes buscan no ya desarmar ideológicamente a la izquierda política y sociológica española sino vaciarla de contenido, derechizarla aún más y destruirla. 

Si los conceptos resultan duros en una sociedad que se ha derechizado, entre otras cosas por la propia derechización de la izquierda y su renuncia a la didáctica política y la lucha ideológica, la solución no es vaciar de contenido a lo que es la izquierda, para que ésta corra detrás de la involución social hasta alcanzarla para ver si la acepta, sino recuperar la propia identidad de la izquierda y politizar las luchas sociales y económicas también desde la recuperación de esa lucha ideológica que fue abandonada. Mucho tergiversar a Gramsci con la simplificación penosa de su concepto de hegemonía para luego practicar un entreguismo ideológico repugnante. 

Es cierto que las expresiones “los de arriba” y “los de abajo” se emplean mucho en América Latina, precisamente donde la estructura de clases, en la mayoría de los países que la componen, es muy distinta que en España, ya que en ellos el papel del campesinado, y en concreto del campesinado pobre, propietario en unos casos de sus tierras y en otros no, es muy determinante. Pues bien, en esa estructura de clases y de propiedad de la tierra no siempre se da un tipo de relación dominador-dominado del tipo de la que se da entre empresario y trabajador. De ahí que en latitudes en las que esa relación no es tan evidente, salvo en los casos de los campesinos contratados en las plantaciones, la expresión arriba y abajo funcione de un modo distinto al que lo hace en nuestro contexto y exprese más bien la idea de ser poseedor o desposeído.   

En cualquier caso, es significativo que un personaje como Ollanta Humala, de quien las izquierdas latinoamericanas del socialismo del siglo XXI esperaban un hermano del movimiento bolivariano, el imperialismo USA temía tal cosa y al que pronto unos y otros hubieron de descartar como tal, declarase en 2011 (año 15M): “No soy ni de izquierda ni de derecha, soy de abajo y mi tarea es unir el país”. No debe sorprendernos que un personaje derechista como Vargas Llosa declarase en ese mismo año “Sin alegría y con muchos temores yo voy a votar por Humala”. Hoy la política de Humala podría calificarse de neoconservadurismo fujimorista y de mafia matonesca, aunque sin las salvajadas en derechos humanos de Fujimori.

A la innovación del “no somos de derechas ni de izquierdas” del 15M, Democracia Real Ya, los Monedero y los Iglesias -este último afirmó, apoyándose en un  politólogo (no, no es Monedero) como el desaparecido Norberto Bobbio, que tuvo una juventud fascista y posteriormente un pensamiento político social-liberal y anticomunista de pro, que “tras la caída del muro de Berlín ya no existe la lógica de la derecha y de la izquierda” -le salió pronto el añadido del “somos los de abajo y vamos a por los de arriba”. Cualquier gran empresario o el propio  Jiménez Losantos le aplaudirían hasta desollarse las manos.

Pero si ya José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange, fue un antecedente del “no somos de derechas ni de izquierdas” -"el movimiento de hoy, que no es de partido, sino que es un movimiento, casi podríamos decir un antipartido, sépase desde ahora, no es de derechas ni de izquierdas"-, la proposición final -"somos los de abajo y vamos a por los de arriba”- tiene su antecedente en en Ernesto Milà, teórico actual del fascismo español. Su aserto es también del primer año triunfal del 15M, el 2011. ¿Volvemos  al famoso gato negro o grato blanco...para justificar el uso de tales consignas y lo que hay debajo de ellas, que no es lo que algunos pretenden hacernos creer?

La tentación de ciertas izquierdas claudicantes de sus propias ideas de convertir en sinónimos de izquierda y derecha al “abajo y arriba” es una falacia que muestra ignorancia y oportunismo a dosis iguales. Esa equivalencia no existe porque arriba y abajo serían, en el mejor de los casos, categorías sociales, mientras que izquierda y derecha lo son políticas y los conceptos no son trasladables ya que no se da una correspondencia directa entre un tipo y otro de instancias.  

b) “Pobres y ricos”: Cabe decir sobre esta segunda dualidad algo muy parecido a buena parte de lo ya expresado para arriba y abajo. Enmascara, de nuevo, los motivos de esa pobreza y riqueza: la propiedad privada de los medios de producción y la relación desigual que se produce entre empresario y trabajador bajo el capitalismo porque enfatiza un hecho, el ser pobre y el ser rico, como realidades sin causa.

Al no aludir de modo directo al origen de la pobreza o de la riqueza cabe preguntarse si la riqueza es igualmente injusta en todas las circunstancias. ¿Es lo mismo la riqueza que nace de unas relaciones de producción que, bajo el capitalismo, siempre entrañan la explotación, que la proveniente de la herencia o de los caprichos de la fortuna (juegos de azar)? Parece que la herencia, incluso en los casos en los que el origen de la riqueza sea la propia explotación, no cabe calificarla de igualmente inmoral por parte de quien la recibe que por parte de quien la acumuló, a menos de que el heredero continúe ejerciéndola. Es obvio que el heredero contrae con la herencia una responsabilidad moral -acepte esa responsabilidad o no- cuál es el origen de su nueva riqueza (la explotación citada, el crimen, el tráfico de armas, personas, drogas,...) pero no entraña el proceso de acumulación de la fortuna sino su recepción. No son exactamente lo mismo una u otra. Cierto es, y éste es un asunto muy notable desde una perspectiva de emancipación e igualdad entre los seres humanos, que la herencia es esencialmente injusta por cuanto que perpetúa la propia desigualdad. El acaudalado siempre donará una herencia muy superior a la persona de renta baja. En cualquier caso, el rico heredero no se convierte en explotador en sí mismo si él a su vez no dedica esa herencia a perpetuar el mecanismo de producción empresarial de la misma.

En el caso de quien se ha convertido en rico, pongamos por caso, a través de alguna forma de lotería, es obvio que aquí no hay explotación y que, en consecuencia, en términos morales no es lo mismo que un empresario rico. 

Por este lado, parece que tampoco los conceptos pobre y rico ayudan en absoluto ni en términos explicativos sobre el origen de la riqueza/pobreza ni en términos morales acerca de la misma. 

Desde esa condición de foto fija que da la dualidad pobres-ricos hay algo reaccionario en la cultura que se mueve alrededor de ambos conceptos. En el campo connotativo de la pobreza entran otros términos como caridad, humildad y viejos refranes conservadores del tipo “siempre ha habido pobres y ricos y siempre los habrá” o del "arrímate al que tiene que por lo menos no te pedirá"

Pero es que además la dicotomía pobres y ricos plantea un manejo desventajoso desde una perspectiva de izquierdas porque activa el mecanismo defensivo del discurso de la derecha sobre “la envidia igualitaria” hacia la riqueza y la responsabilidad (culpa) personal del “pobre” respecto a su condición, a su éxito o a su fracaso. De ahí que, en realidad, hablar de pobres y ricos, en lugar de resultar explicativo es una idea que opera en connivencia con el estatu quo capitalista.


c) “Casta política”: Ya he aludido en otros artículos a cómo la expresión tiene su precedente en la de “clase política” elaborada por los teóricos prefascistas italianos Gaetano Mosca y Vilfredo Paretto, a quienes Mussolini nombró senadores vitalicios.
Uno de los primeros voceros del concepto de casta política fue el periodista Enric González, que el 25 de Mayo de 2007, pocos meses antes de que detonara la crisis capitalista mundial, escribe en El País -un periódico poco sospechoso de izquierdismo- un artículo titulado “La República italiana, en caída libre”. Llamativamente el neopoplismo de tendencias reaccionarios de Beppe Grillo y el M5E fueron notablemente influidos desde sus orígenes por el libro al que alude el citado artículo: “La casta”. El señor Enric González parece haberse resituado aún en una mejor plataforma periodística para defender sus ideas políticas ya que ahora escribe desde “El Mundo”. En uno de sus últimos artículos expresa desde este medio su simpatía por Podemos, gran difusor actual de la teoría de la “casta política”, que este partido recoge, a su vez, del 15M. 

Es indudable que en la política institucional existen enormes y numerosos casos de corrupción, abuso de poder, eternización en cargos políticos, y otros síntomas de esclerotización de la vida política y la representación institucional. ¿Quién duda de que la puerta giratoria de la política a los consejos de administración de las grandes compañías con grandes sueldos es una cuestión que irrita sobremanera a quienes están padeciendo las consecuencias de la crisis económica?

Pero ¿tiene sentido que el tema de la “casta política” sea el asunto central de un partido que dice que hay que superar la dicotomía terminológica izquierda-derecha y que, cuando le zurran la badana en las redes sociales y en un sector de la opinión pública más formada e informada y de izquierdas, se reivindica de ésta? Sí, si lo que le importa, en realidad, es limitar su acción política a la reforma de lo institucional ¿Debe serlo en un contexto social de 6 millones de parados, más de la mitad de ellos menores de 30 años, gran parte de ellos de larga duración y que han agotado sus prestaciones de desempleo. ¿Debe serlo en el marco de un proceso de regresión de los derechos laborales, de los salarios, de las conquistas de la clase trabajadora sin precedentes? 

Sin duda debe serlo,...siempre que lo que se busque no sea tanto la “regeneración” -concepto con algunas connotaciones ultraderechistas en la historia de España de principios del siglo XX- como la voladura del actual sistema de partidos, si lo que se busca es un quítate tú para ponerme yo. 

Podemos entró con el tema de la casta política en la carrera electoral generalizándolo desde sus redes sociales al conjunto de la representación institucional, sin matizar. Sus fervorosos y agresivos fieles en las redes sociales incluían en ella a partidos con los que a partir del día siguiente de los resultados electorales empezaron sus dirigentes a decir que sería bueno converger (IU). A los pocos días tanto Monedero como Iglesias como el eurodiputado liebre, Jiménez Villarejo, puesto en las listas para darles lustre y tirón entre el votante de mediana edad y que acaba de anunciar que cede su puesto al siguiente de la lista -viva la ética política- ya incluían al PSOE, siempre que "haga cambios profundos" -¿cuáles?-, pero a la vez matizaban y circunscribían luego la casta política al PP y al PSOE. Hasta que el señor Monedero, hombre del aparato de Podemos, jalea a las bases para que sigan hostigando a la organización a su izquierda -no por demasiado, todo hay que decirlo-, IU (a la que Podemos copió su programa de las elecciones europeas) , diciendo aquello de “un sector de Izquierda Unida se ha hecho régimen” . Si lo sabrá él que, cuando ejercía de asesor aúlico de Llamazares, entonces coordinador general de IU, ayudó a casi hundirlo, poniéndolo a las órdenes del zapaterismo. 

Estos vaivenes respecto a los límites de las organizaciones que conforman la casta política son una mezcla de improvisación, aventurerismo, falta de planteamiento estratégico y de cohesión en e discurso, parcheo sobre la marcha y oportunismo por parte de un grupo de jóvenes profesores universitarios, y de un partido que no se comía ni una rosca antes del invento de “la cosa” -Izquierda (Anti) Capitalista- con una desmedida ambición de pasar a ser parte de ella. 

Ya se comporta como tal.

¿O es que no son tretas de casta, siempre según las categorizaciones de la misma que hacen estos “indignados” del partido que ya les representa, el presentar a un anciano a unas elecciones a sabiendas de que, una vez logrado el tirón electoral que su adorno en la lista de las europeas pudiera depararles, permitir que se retire, para dar paso al siguiente? ¿Eso no es engañar a los electores?

¿O es que no es un comportamiento propio de esa casta de la que tanto hablan que el cabeza de lista de Podemos, una vez elegido europarlamentario, diga que no descarta presentarse a las generales en 2016, cuando todavía le quedarán 3 años como europarlamentario? ¿Eso tampoco es engañar a los electores?

¿O es que pretende que creamos que no serán parte de lo que este partido llama “casta” sus europarlamentarios en una sociedad en la que no todo el mundo puede ser, en realidad, elegido, que no compartirá parte de la información parlamentaria que no nos llegará, que el trato dado a sus miembros electos será el mismo que el dispensado a cualquier persona común?

¿O es que no es coquetear con la casta decir, como hizo el amigo Jiménez Villarejo recientemente, que contemplan sumar al PSOE a su frente amplio de izquierdas si hace “cambios profundos” que no especificó?  

¿Y díganme si no es una actitud de casta, pero de las de verdad, no simplemente política, sino de las que nos llama gilipollas al resto de los mortales que-no-somos-científicos-del CSIC-como-él, la prepotencia de jovencito soberbio de Pablo Echenique, eurodiputado de Podemos, de decir no sólo que es partidario de la experimentación con animales y llamarnos anticientíficos por este motivo a los que desde la izquierda lo rechazamos? Estos jovencitos universitarios de Podemos, sobradamente preparados porque son la generación más preparada de la historia, son tan impertinentemente fatuos que a uno le hacen pensar que en algo hemos fallado sus mayores a la hora de transmitirles no ya el hilo rojo del pensamiento de la izquierda sino la modestia necesaria que ayuda a no comportarse como botarates. Esa arrogancia la pagarán muy pronto, mucho antes que el clan de la tortilla del amigo Isodoro, de cuyo partido juegan a ser recambio.  

Por otro lado, estos politólogos -¡cómo les gusta pavonearse de serlo!- debieran plantearse si el concepto “casta política” es muy científico porque las castas, para serlo, son hereditarias. Se pertenece a ellas por nacimiento y son inmóviles y rígidas. A lo que ustedes llaman casta política se entra -es cierto que no se suele salir-, no se nace en ella, no es hereditaria más que en parte -como ascenso social derivado de las facilidades de acceso que da ser hijo de don fulano o de doña zutana- y no es una como estructura estamental rígida y cerrada porque fluctúan sus componentes y la proveniencia de los mismos.

d) El 99% contra el 1%: Alguien que afirmaba tener 28 años, ser universitario, vivir en Nueva York y llamarse Chris, sin apellido que lo identificase porque, según él, trabajaba en una empresa de comunicación y no deseaba sufrir represalias, hizo la propuesta al movimiento Occupy Wall Street, desde su blog en Tumblr, de que se lanzase la consigna de “somos el 99%”. La idea es que el lema fuese acompañado de carteles con fotografías personales a las que se añadiese, además, un pequeño texto escrito a mano. Finalmente se acompañaría de la dirección occupywallst.org.

La cuestión fue planteada por Internet el 23 de Agosto del 2011 y el 8 de Septiembre fue lanzado públicamente. Un mes después el movimiento Occupy Wall Street, con toda su maquinaria ciberactivista, lo había convertido en un lema de impacto viral y desde ahí se extendió, a través de todas las franquicias indignadas del mundo como idea fuerza que unificaba al movimiento a nivel global.   

Lo de menos era que el lema del supuesto 99% de oprimidos frente al que se encontraría el 1% de opresores, o más ricos del mundo, que le gusta decir a los indignados, fuese cierto. Lo importante era la contundencia y casi unanimidad de la cifra así como su capacidad de impacto, al referirse casi al 100% de la población. Nadie iba a cuestionar una cifra u otra y menos cuando su éxito se iba a ver ayudado por el impulso casi instantáneo que produce compartir y difundir lemas sencillos que apelen a las emociones y no al cerebro. ¿Acaso ha visto usted a algún ciberactivista de los que se limitan al copia y pega y al compartir de las redes sociales que se cuestione lo que está difundiendo? No les da el cerebro para hacer las dos cosas a la vez. 

Como en tantas cosas en las que el movimiento de los indignados creyó haber inventado la pólvora, en un lema como éste tampoco fue original sino simplemente ligeramente más exagerado. 

Liev Trotsky ya hace referencia a la cuestión de los 90 y tantos por ciento en un texto que no es precisamente de 2011 sino de mediados de abril de 1931:

 “El fascista Strasser dice que el 95 por ciento del pueblo está interesado en la revolución, que por lo tanto no es una revolución de clase sino una revolución popular. Thaelmann repite a coro. En realidad, el obrero comunista debería decirle al obrero fascista: por supuesto, el 95 por ciento de la población, si es que no es el 98 por ciento, está explotada por el capital financiero. Pero esta explotación está organizada de modo jerárquico: hay explotadores, subexplotadores, subsubexplotadores, etc. Sólo gracias a esta jerarquía pueden los superexplotadores mantener sujeta a la mayoría de la nación. Para que la nación sea efectivamente capaz de reconstruirse a sí misma alrededor de un nuevo núcleo de clase, deberá ser reconstruida ideológicamente, y esto sólo podrá conseguirse si el proletariado no se disuelve a sí mismo en el “pueblo”, en la “nación”, sino que, por el contrario, desarrolla un programa de su revolución proletaria y fuerza a la pequeña burguesía a elegir entre dos regímenes” (León Trotsky.“La lucha contra el fascismo en Alemania”)

Aclaro que “la lucha contra el fascismo es Alemania” es una compilación de textos de Trotsky escritos entre 1930 y 1933,

Creo que lo que está diciendo Trotsky acerca de esas configuraciones internas de los 90 y tantos por ciento es diáfano, algo que muchos trotskistas, tan leídos ellos, que se hacían eco del lema de Occupy Wall Street a nivel mundial, parecen haber olvidado o, simplemente, en una muestra de oportunismo ramplón prefieren hacer como que no conocen su significado. 

Es obvio que lo de menos es que haya un 1, un 0,5 o un 3% de magnates que concentren en sus manos una elevada proporción de las riquezas nacionales o mundiales porque el problema no es ese sino el origen de esa riqueza privada y en ese caso, la proporción de explotadores es mucho mayor que el cacareado 1%.

Una de las contradicciones fundamentales del capitalismo es que mientras la producción de bienes y riqueza es un acto colectivo (social) la apropiación del producto del trabajo (el beneficio) es un acto privado. Sean megaricos, sólo muy ricos, ricos sin más o muy acomodados, los empresarios extraen el beneficio de la actividad de sus trabajadores del mismo modo. La pequeña y mediana burguesías no están con una mano delante y otra detrás. Forman parte del mismo engranaje capitalista y, si bien, la tendencia a la concentración del capital tanto a niveles nacionales como mundiales tiende a laminarlas, ello no supone ni que estén en el mismo campo de la clase trabajadora ni que ésta deba considerarlas oprimidas ya que, en sus relaciones de producción con el trabajador, son opresores, pues no de otra forma obtienen el beneficio. 

Sólo en una situación revolucionaria en la que la clase trabajadora tuviera la iniciativa y un programa socialista, cabría situar a esas burguesías subordinadas al gran capital, ante la disyuntiva de elegir campo: el de los trabajadores o el de los capitalistas.

Hacerlo en una situación en la que la iniciativa la lleva el capital equivale a sacar las castañas del fuego a la pequeña y mediana burguesías mediante un programa y un conjunto de demandas interclasistas que pone los intereses de la clase trabajadora a la cola de los de las clases medias. No otra cosa ha sido el movimiento indignado en USA o en España, así como el resto de sus franquicias. 

e) Filosofía y economía del Bien Común: Es una variante del tipo de bazofia ideológica anteriormente mencionada. 

Pero ello no es un problema para el pseudoizquierdista medio que cree se adhiere al “bien común” porque la carga simbólica y hasta emocional que arrastra el nombre le nubla el interés por saber más sobre este concepto y cuando muestra algún interés no se preocupa en preguntarse porqué precisamente ahora, en medio de una crisis estructural del capitalismo como quizá no haya este sufrido con anterioridad, el señor Christian Felber y compañía se sacan de la mano una teoría del capitalismo ético, comprometido con la justicia social y la solidaridad, transparente y responsable, medioambientalmente sostenible y potenciador de la cooperación. Que el gran especulador mundial y agitador de decenas de fundaciones para la organización de la disidencia controlada, George Soros, sea partidario del mismo debiera decirles algo. Pero ¡qué va! Ni les preocupa. Suena bien. Es un nombre con fuerza, el gobierno de Rafael Correa parece partidario de promoverlo y tira “pa lante”.

La Economía del Bien Común se presenta como un proyecto abierto a las empresas y surgido desde fuera de ellas, planteado como un sistema cooperativo que funciona con un modelo abierto. La realidad es que son las empresas las primeras interesadas en crear  complicidades con su “capitalismo humano” en lo que representa una pretendida transposición del modelo de Estado del Bienestar, en proceso de muerte, a una especie de Corporaciones Privadas de Bienestar. Despierten. Los reyes son los padres y el capitalismo no funciona filantrópicamente sino mediante la explotación. Lo único que buscan con esta filosofía que tan bien da de comer al señor Felber es blindar una posible extensión de la critica al marco político al empresarial. 

El primer intento del capitalismo de vendernos esa moto se inició con la RSC (Responsabilidad social Corporativa) o RSE (Responsabilidad Social Empresarial). Luego han venido variantes desarrolladas del mismo engendro tales como el sistema B, que es el modo ligeramente más conservador de vender el mismo producto en algunos países de América Latina como Colombia, o la Economía/Filosofía del Bien Común, la versión para “progres” cándidos y descafeinados. En esencia, de lo que estamos hablando es de una evolución de la filantropía del empresario benevolente y caritativo de perfil dickensiano, que en la Inglaterra del siglo XIX tuvo uno de sus más notables representantes en John Stuart Mill y otros notables pensadores del social-liberalismo o del capitalismo compasivo. Los señores de la Economía del Bien Común les dirán que, aunque tiene que ver con la RSC, la primera es mucho más que eso. En efecto, es palabrería más evolucionada del mismo cuento.

Voy a referirme brevemente a los antecedentes de la Economía o Filosofía del Bien Común en la RSC o RSE porque es algo que conozco directamente ya que tuve un acercamiento profesional a la cuestión durante algún tiempo.  

La RSC o RSE es una práctica, especialmente de las grandes corporaciones, destinada a mejorar la valoración de las mismas, no ya desde la publicidad sino desde una estrategia que podríamos definir como de Relaciones Públicas.

El punto de arranque es que la empresa tiene un impacto en el entorno en el que se inserta, ya sea social o ambiental, y que ese impacto puede ser positivo o negativo.

El planteamiento teórico de la RSC implica una contribución de la empresa a la mejora social, económica y ambiental de tanto de su entorno (exterior) como de la comunidad que la conforma (interior). 

Así las empresas se implicarían en mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores,     un uso energético eficiente de la energía, gestión de recursos y residuos, implicación de la empresa en la vida de la comunidad en la que se inserta, la mejora de las oportunidades de dicha comunidad y un largo bla, bla, bla de buenos deseos.

En la práctica, la aplicación de la RSC en el interior de la empresa se aplica a reducir el potencial de conflicto laboral mientras en el exterior realiza alguna inversión puntual en  infraestructuras del entorno, algún proyecto social no muy costoso o la rehabilitación de una zona contaminada, a menudo por la misma empresa que ahora trata de lavar su imagen.

Ello a cambio de comprar -literalmente- las voluntades de líderes políticos y sindicales, ecológicos o vecinales, ONGs y a la prensa del entorno.

Un  ejemplo de este modo de proceder es el realizado por el la petrolera REPSOL en las ciudades en las que ubica sus refinerías. 

REPSOL ha acometido importantes esfuerzos de seguridad en el shoftware informático de sus refinerías pero sus infraestructuras son viejas y manifiestamente mejorables hasta el punto de que en todas ellas se han producido graves riesgos para la seguridad de las mismas y del entorno, habiéndose dado casos de heridos entre su personal. Pues bien, una de las partidas de RSC más importantes en los entornos de las refinerías de este operador energético es el acallamiento de las potenciales críticas mediante las subvenciones, dádivas, invitaciones a eventos, privilegios, etc. a los grupos de interés locales.  

Podría ponerles ejemplos de otras corporaciones pero creo que el botón expuesto es buen paradigma de cualquier otra gran corporación que aplique la RSC, el Bien Común o cualquier otro embuste de capitalismo ético.     

Este tipo de teorías funcionan muy bien cuando previamente se ha sometido al prisionero -la clase trabajadora- a una presión y un castigo tan brutales que cualquier cosa que signifique aligerar mínimamente el nudo que le ahoga, lo agradecerá de forma infinita. Es una suerte de ducha escocesa: neoliberalismo salvaje primero y capitalismo compasivo después. En mis tiempos lo llamábamos el reparto de papeles entre el poli malo y el poli bueno. Pero polis o capitalistas al fin y a la postre. Porque aunque pretende pasar por un planteamiento alternativo al capitalismo de mercado y al socialismo -ahí está la clave de la cuestión- lo cierto es que, a la corta y a la larga, es capitalismo sin más, de mismo modo en que no se puede estar un poco muerto o medio embarazada. Es el ideal del depredador -pero socialmente responsable y ambientalmente sostenible, of course- por la mañana y benefactor dialogante por la noche. 

El objetivo, obviamente, de la Economía del Bien Común no es el fin del sistema capitalista sino un remozamiento del mismo que le haga más aceptable por sus víctimas. A cambio, las migajas a repartir entre los pobretes serán un poquito más grandes y equitativas, siempre que ello suponga conciliación y paz sociales y renuncia a la lucha de clases. 

Para quien no crea en una sociedad socialista la Economía del Bien Común estará muy bien porque es un bonito sueño de una cálida noche de verano pero entonces no digan ustedes que son de izquierdas porque ¿cuándo el capitalismo ha sido así fuera de los países nórdicos por un breve período de tiempo en 400 años de existencia? Si ustedes están dispuestos a creer que es posible un capitalismo que no se mueva por un interés de lucro es que desconocen la historia del mismo de cabo a rabo. Las 1000 y pico empresas que ya se han adscrito a la economía del Bien Común del señor Felber firmarán lo que sea con tal de mejorar su valoración en un tiempo en el que el capitalismo tiene mala prensa.

Para quienes digan que esto es mejor que nada, sinceramente sólo cabe decirles que el autoengaño es la forma más eficaz de mentirse a uno mismo. 

Pues bien, el partido de profesores universitarios impulsado por los medios de comunicación del capital a un estrellato rápido -me refiero a Podemos, por si no he sido claro- es partidario de la Economía del Bien Común. IU tampoco está precisamente lejos del concepto, lo mismo que el grupo ATTAC. 

f) Ciudadanos: Es otro concepto que actúa como disolvente del antagonismo de clase entre trabajadores y burguesía-

Pero es que además, por tratarse de un concepto universal -ciudadanos son todos y cada uno de los miembros de una comunidad poseedores de derechos y deberes. Desde usted, que esta leyendo este texto, hasta los ciudadanos/as Emilio Botín, Esther y Alicia Koplowitz, Amancio Ortega, Florentino Pérez, la familia Entrecanales, José Manuel Lara (Corporación Atresmedia) y tantos otros- hace tabla rasa de la existencia de clases sociales en su interior.

El concepto ciudadanos es muy pertinente cuando se refiere a las relaciones de la persona con el Estado, sus instituciones.

Pero carece de sentido cuando alude a las relaciones sociales de producción entre esos ciudadanos. ¿Son acaso los ciudadanos los que hacen huelgas generales? ¿Los empresarios contratan a ciudadanos? ¿Los despedidos de una empresa son ciudadanos? ¿El antónimo de empresario/capitalista es ciudadano? No. La característica principal que define a todos ellos es ser trabajadores. Incluso la persona que busca su primer empleo lo hace en tanto que futura trabajadora, siempre que no lo haga como empresaria. 

Cuando dos personas mantienen entre sí relaciones salariales, una de ellas como realizadora de un trabajo y otra como empleadora, la primera es trabajadora y la segunda empleadora.

Carece de sentido, por tanto, hablar de ciudadanos cuando, en lo que los pensadores liberales llaman “sociedad civil”, existen relaciones sociales de producción entre empleados y empleadores, entre trabajadores y empresarios. Y éstas son claramente desiguales.

¿Por qué, entonces se habla tanto de ciudadanos/as y apenas de trabajadores/as? Sencillamente porque se intenta ocultar que las sociedades están divididas en clases sociales, que esas divisiones son, en esencia, irreconciliables en intereses y hay un interés no explícito de dirigir las demandas sólo hacia la esfera de lo político y no de lo socioeconómico. O dicho de otro modo porque, en el actual contexto de la crisis capitalista, lo que se intenta es ocultar la auténtica fuente de la desigualdad, la explotación de unos seres humanos por otros y quiénes son los auténticos responsables del paro y la brutal transferencia de las rentas del trabajo hacia las del capital. El plano de lo político acaba por convertirse en el señuelo para evitar que se cuestione el de lo económico.

Todo partido, organización o movimiento que aluda al término de ciudadanos como el colectivo al que apela actúa desde un discurso de derechas, se autocalifique a sí mismo como quiera, porque ocultar la existencia de clases sociales y de la lucha de clases y tratar de que nos olvidemos de lo que sucede en el marco de la actividad económica es, de facto, justificar la opresión de clase. 

Cuestiones finales
Después de todo este paquete infumablemente largo -no sé escribir más corto si tengo mucho que decir- quizá diga usted, con razón: ¡colega, para hablar de la lucha de clases y de que en la economía se libra la batalla contra el capitalismo, podrías haberlo hecho más corto!

Muy cierto. Pero si uno pretende desmontar todo el conjunto de heces que buscan legitimar a través de su palabrería hueca el capitalismo, hay que decir algo de cada una más allá del consabido y conciso "no soy partidario" que solemos decir por el norte.

La ofensiva sin precedentes por acabar con la dualidad política izquierda-derecha tiene en la involución ideológica su más decisiva arma de destrucción masiva.

Los motivos fundamentales de que ello esté sucediendo, por encima de la ofensiva de la derecha en el pensamiento político, se encuentran principalmente en la izquierda.

La crisis de marxismo de la que éste aún no se ha recuperado, por mucho que Marx y otros pensadores marxistas hayan regresado con gran fuerza editorial, explica mucho del brío con el que los fundamentos del pensamiento de la izquierda están siendo atacados y del modo con el que se intenta negar la dualidad, primero de la terminología izquierda-derecha, después de su oposición histórica fundamental.  

Hoy muy pocos teóricos políticos relevantes se consideran marxistas, en el mundo universitario esta corriente se encuentra en franca retirada y los pensadores marxistas actuales tienen un escaso nivel frente al de sus predecesores de hace tan sólo tres o cuatro décadas.

Aquellos supuestos marxistas que han sido puestos de moda por medio de editoriales, conferencias y aparatos ideológicos del capital lo son más bien de un marxismo esotérico (Žižek , Holloway,...), por no decir otra cosa, o bien están ya dentro de corrientes postmarxistas, lo admitan o no (Negri).

No hablemos ya del pedorreo que algunas corrientes políticas se traen con “pensadores” del tipo de Derrida, Foucault, Deleuze o Guattari, entre otros. La búsqueda de lo raro, lo incomprensible (apuesto a que la gran mayoría de sus fans no los entienden), “pour épater la bourgeoisie”,  no es más que la pataleta inocua del pensamiento middle class que se degrada cuanto más se aleja del “análisis concreto de la situación [y de la realidad] concreta”.

El caso contrario, el dogmatismo en el pensamiento que trata de encarcelar al marxismo en una colección de citas de autoafirmación para revolucionarios en horas bajas, lo ha esclerotizado, destruyendo su potencial transformador.

Por en medio, el gran grueso, del posibilismo, del oportunismo, del-llamémoslo-de otro-modo-para-que-no-asuste-la-gente-porque-al-fin-y-al-cabo-hablamos-de-lo-mismo, no es otra cosa que la forma vergonzante y ultrarreformista de negar los atributos configuradores de lo que es la identidad de la izquierda porque no se trata de una mera permutación de palabras sino de categorías del análisis de la realidad y un modo de ir borrando las huellas de lo que se fue en el pasado tras los pasos de a donde se va. 

En este cambio de escenario hacia, primero el populismo transversal, luego hacia la derecha porque es ésta la que niega que el motor de la historia es la lucha de clases, y luego, luego...hasta el infinito y más allá, que diría Buzz Light Year, el factor generacional ha hecho estragos. 

Mi generación, la que se encuentra alrededor de la cincuentena es la primera generación perdida para la izquierda. Vivió la transición y acabó transitando hacia el desclasamiento, la modorra, el desinterés por lo que no fuera vacuo, individual y socialmente aspiracional. Acabó creyéndose clase media porque vivía a crédito y trabajaba la pareja y ha despertado mal, el que lo ha hecho, en esta crisis del capitalismo. Su cabreo se amansaría cortándole los huevos a un político, no encarándose con su empresario que, al fin y al cabo, es el que le paga o espera que vuelva a contratarle, si salimos de esta crisis.

El mundo simbólico de la política que ha transmitido a sus hijos es un erial para el pensamiento y la voluntad de rebelión que necesita la izquierda para ser. 

La generación más joven, sin futuro de reintegración al sistema, vive la contradicción de creerse, ensoberbecida, lo que le han contado sus aduladores de que es la generación más preparada de la historia -como si el fracaso escolar o la inadaptación de los contenidos formativos a los requerimientos del capital no existiesen y la mayoría de los jóvenes tuviera educación superior-, que va a cambiar su mundo, pero la más desreferenciada políticamente porque si algo le ha transmitido mayoritariamente mi generación es el vacío y el mito de la caverna como metáfora.

Soy pesimista sobre lo que le espera a la izquierda como corriente, dividida en mil riachuelos, confusa y atolondrada ante el cambio de la película que le están sirviendo en plato de “nouvelle cuisine” y que ni acierta, ni tiene demasiado ánimo de combatir para no ser enviada a la papelera de reciclaje la historia.

Si una batalla decisiva debiera librar, para no ser arrollada por esta nueva derecha disfrazada de renovadora de la izquierda, es la de las ideas, la de denuncia del veneno que le están inoculando, la de la reconstrucción de un pensamiento para la praxis que debe pasar por la afirmación de la lucha de clases, de la igualdad de base económica (junto a otras igualdades, por supuesto), de la propiedad social de los medios de producción (y de distribución), de saberse conformada por trabajadores/as que saben lo que son y a quienes tienen  enfrente y de búsqueda de una sociedad más justa, que no puede ser la capitalista en ninguna de sus variantes, sino  aquella de la que se avergüenza de ponerle el nombre que tiene porque le han dicho que fracasó y que no es moderna: socialismo. Como si el capitalismo no lo hubiera hecho desde el primer día en las dos terceras partes del mundo.  

NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Puede que también le interese: "¿Cómo lograr que la izquierda trabaje para la derecha con éxito?...para la derecha": http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/05/como-lograr-que-la-izquierda-trabaje.html y 

"Pablo Napoleoncito Iglesias sacó la vara de mando": http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/06/pablo-napoleoncito-iglesias-saco-la.html

Efectos de la “Operación Coleta” (Podemos2):“Tráiganme la cabeza de Cayo Lara”: http://marat-asaltarloscielos.blogspot.com.es/2014/06/efectos-de-la-operacion-coleta.html

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PD: ya ven ustedes a lo que conduce el "ni-nismo" ideológico. A que aventureros, trepas, césares, iluminados, mesías, napoleoncitos y oportunistas políticos en su enésima pirueta (Izquierda Capitalista, estos últimos) acaben a hostia limpia como está pasando ahora en Podemos. 

Pero sí que han servido para algo: para frenar el ascenso enorme de IU que aventuraban las encuestas antes de la aparición de la operación coleta ¿De qué si no el capital le iba a poner la alfombra mágica de sus medios de comunicación? Incluso aquellos que parecían atacarle lo hacía para enfatizar un izquierdismo del que carecían y tratar de que ello sirviera para hacer luz de gas sobre la otra formación mencionada, que sí es de izquierda, aunque para mi gusto demasiado moderada. 

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