¿Qué ha pasado para que hayamos llegado a esto?
SUMAR Y PODEMOS JUNTOS A LAS GENERALES ¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?
PROPUESTA DE EXIGENCIAS AL POSIBLE PRÓXIMO GOBIERNO DE AMPLIAS ALIANZAS
HASTA LOS COJONES DEL ASUNTO LUIS RUBIALES Y DE TODO EL SHOW
TIEMPO DE PESIMISMO (NO EXAGERAR LOS ADJETIVOS), TIEMPO DE ESPERANZA
SUMAR Y PODEMOS JUNTOS A LAS GENERALES ¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?
30 de mayo de 2016
EL PLAN B DE VAROUFAKIS DIO EL GOLPE DE GRACIA A LAS MARCHAS POR LA DIGNIDAD
Por
Marat
Las
Marchas por la Dignidad del 28 de Mayo han sido un fracaso
estrepitoso. 1.000 personas en Madrid, 200 en Valladolid, 200 más en
Córdoba, aproximadamente 1.000 en Sevilla y lo que reste de otras
ciudades, no permiten otro calificativo más compasivo.
Estas
cifras nada tienen que ver con aquella impresionante manifestación
de alrededor de un millón y medio de personas de 2014 que
probablemente superase a las mayores manifestaciones antiOTAN de la
transición, las del NO a la Guerra y las del Prestige.
¿Qué ha pasado para que hayamos llegado a esto?
No
hay una única respuesta. La manifestación del 22 de Marzo de 2014
fue el último canto del cisne de una movilización contra las
medidas antisociales de los dos gobiernos de la crisis -PSOE y PP-
que venía dando síntomas de cansancio.
La
falta de claridad política en las propuestas, la ausencia de una
organización fuerte de la clase trabajadora en las luchas con una
radicalidad clara en su proyecto y en sus demandas, el ciudadanismo
interclasista y transversal nacido del 15M, disolvente de la
conciencia de clase entre los trabajadores, y su bucle permanente en
un viaje a ninguna parte, junto con la gestión claudicante y
pactista de las huelgas convocadas por CCOO y UGT, generaron un
sentimiento de frustración y posterior pasividad entre los sectores
populares golpeados por la crisis capitalista. Esto por lo que se
refiere a la protesta social en general.
En
el caso de las Marchas por la Dignidad hay además factores propios
que explican el hundimiento de las mismas.
La
finalización de la primera edición de las mismas con una
provocación
fascista que
sirvió a la policía de la ex Delegada del Gobierno en Madrid,
Cristina Cifuentes, para llevar a cabo una represión salvaje contra
los manifestantes que nada tenían que ver con la violencia ejercida
por el reducido grupo de los
Bandera Negra infiltrados en la manifestación.
Ello
seguramente produjo un fondo de temor entre un sector de personas que
probablemente no habían acudido con anterioridad a una
manifestación. El altísimo número de manifestantes, que en muchos
casos incluían familias con niños da, en mi opinión, fuerza a esta
hipótesis.
La
criminalización posterior de la protesta social a través de la
reforma del Código Penal y de la Ley de Protección de la Seguridad
Ciudadana, con penas de cárcel y multas de hasta 600.000 € sería
otro de los factores fuertemente disuasorios para las posteriores
Marchas de la Dignidad. Ello también afecto a otras movilizaciones,
como las reformistas, constituyentes y poco más que limitadas a
exigencias de cambios institucionales de las distintas convocatorias
de Rodea el Congreso. Éste además tuvo el añadido de verse
reprimido de manera brutal, como sucedió a la primera Marcha,
mediante golpes, cargas, detenciones multas y condenas.
Al
desinfle contribuiría también la sensación de que las
movilizaciones que, no olvidemos, fueron planteadas siempre como
meras luchas de resistencia, sin proyecto real de avance, no habían
logrado arrancar a ninguno de los dos gobiernos del capital
concesiones concretas, retiradas de leyes regresivas y mucho menos
dimisiones de ministros o de gobierno. Se amplificó este ambiente
interesadamente, difundiéndose un discurso de cesión de la
soberanía activa de la lucha a la delegación pasiva mediante el
voto a “opciones de cambio”. Como si cualquier gobierno,
independientemente del signo que diga tener, fuese a ser más
garantista de una política progresiva hacia las clases trabajadoras
sin presión que con presión. El objetivo del relato naciente sobre
la inutilidad de la movilización era el de desactivar ésta para
hacer cómoda la gestión de otros gobiernos por venir y dejarlos las
manos libres a futuro.
No
es necesario
un ejercicio intelectual excesivamente intenso para deducir que
aquella campaña de “las
manifestaciones no sirven para nada, lo que hace falta es votar”
estaba orquestada por sectores del reformismo claudicante que
ha convertido a sus insensatos apóstoles en propagandistas
fervorosos del poder mágico de las urnas. Todo
ello a pesar de
que el obsceno cambiazo, no
tan imprevisible en cualquier caso, de Syriza tras llegar al
gobierno, demostró
lo ilusorio de creer en
proyectos que conduzcan
al cacareo
parlamentario.
Mientras
tanto, llegó la segunda Marcha por la Dignidad, la de 2015, que fue
ya un primer fracaso, aunque algo menos rotundo que este último.
Por
entonces se notaban ya los efectos de la desmovilización con la que
los nuevos gatopardos del sistema regaban a la opinión pública. La
tensión que en la coordinación de las marchas se había manifestado
entre rupturistas y posibilistas en la primera de las marchas
(PCE/IU, Podemos y otros especímenes: ATTAC, EQUO,…).
La
consolidación de Podemos como partido tras las elecciones
municipales ( a través de sus marcas blancas) y autonómicas traería
el discurso de la “ilusión” política, el concepto más
irracional que pueda existir pues no se sustenta sobre ningún
argumento mínimamente racional ni sobre hechos probados. Todo lo
contrario, un año más tarde hemos podido ver en el comportamiento
prepotente en sus protagonistas (Kichi: “yo tengo una carrera y
usted no”), condescendiente con el capital (Carmena: “vamos
a convocar a corresponsales económicos extranjeros para hacer todo
lo posible por animar las inversiones”), insensible y despótico
con los débiles (Colau: manteros, huelga del metro de Barcelona).
Mientras
tanto, alguno de los grupos supuestamente rupturistas de las Marchas
empezaba a fraguar alianzas tácitas en ámbitos concretos como las
plataformas de parados, ciertos espacios pacifistas o las propias
marchas, con los nuevos gatopardos. El oportunismo de cierta supuesta
izquierda radical es algo tan viejo como la existencia del
reformismo.
Y
en esto apareció el esforzado campeón de la defensa de “otro
capitalismo es posible”,
Varoufakis
Tras
su salida intempestiva y teatral del gobierno Tsipras, Varoufakis
se presentó
en
un primer momento como
sacrificada víctima
en el altar de la Troika para pasar a representar durante unos
brevísimos instantes el papel de Tisífone vengadora de la tragedia
griega y, finalmente, se
destapó
como compinche de refresco del capitalismo europeo: “La
cuestión que concierne a los radicales es esta: ¿deberíamos darle
la bienvenida a esta crisis del capitalismo europeo como una
oportunidad para reemplazarlo por un mejor sistema? ¿o
deberíamos estar preocupados respecto a como embarcarnos en una
campaña para estabilizar al capitalismo europeo?").
Por si hubiera dudas, con un
mohín de repugnancia
de vieja beata ante
lo que supuestamente escandaliza a su moral, proclamó:
[Debemos]
"defender a
un repugnante capitalismo europeo cuya implosión, a pesar de sus
muchos males, debe ser evitada a toda costa".
Pero
el fariseo Varoufakis no nos explica cuáles son esos muchos males
del capitalismo y, de ser tantos, por qué se toma la hercúlea tarea
de salvarlo y,
sobre todo, por qué debemos creer que los males del capitalismo a
los que alude compensarán el sostenerlo, sobre
todo cuando no serán los políticos como él y sus secuaces quienes
los sufran sino las clases trabajadoras europeas.
Como
todo tendero que alaba las excelencias
de sus
mercancías
caducadas,
Varoufakis se saca de la manga una de esas categorías abstractas
mitoflolklóricas: “la identidad europea”,
que el mismo reconoce que no existe. Objetivo: salvar a
la UE, que como la casa Usher amenaza ruina y hundimiento:
“Los problemas y las luchas de los europeos son tan
comunes que se puede crear una identidad paneuropea. Si no lo
hacemos, la UE se romperá. Somos la mejor oportunidad para que la UE
sobreviva”.
Y
tras tantos peregrinos
“argumentos” a favor de que otro capitalismo y otra UE son
posibles, como aquí afirman los cipayos IU y Podemos, Varoufakis
inventó su Plan B para Europa, algo así como un botiquín de
últimos recursos para contingencias mayores.
Conferencias
generosamente pagadas, viajes, entrevistas, actos de presentación
del nuevo divertimento varoufakiano, dejan la sensación de que
estamos ante una marca (Plan B para Europa) empleada como reclamo
publicitario pero carente de otro producto real que no sea la venta
de humo de artificio que oculte la realidad de la naturaleza
explotadora e irreformable del capitalismo europeo expresada en unas
siglas de dos letras: UE.
De
momento, una parte de los promotores del Plan B hablan de salir del
euro, mientras otros no aclaran su posición al respecto. Lo que
parece claro es que no muestran dudas sobre su permanencia en la UE,
otra UE dicen ellos, porque en cualquier caso, según afirman,
la UE ha impulsado el “internacionalismo”.
E invocan la “democracia”
como talismán salvador de todos los males; su democracia burguesa y
representativa, por supuesto. Tampoco
explican
cómo acabar con las políticas de austeridad, ni su hoja de ruta
para rechazar
el pago de la deuda. Lo fían
todo a un hipotético cambio de signo de unos cuantos gobiernos en
Europa, como si el capital necesitara pasar por las urnas o como si
el poder no residiese en él
sino en las instituciones políticas.
Este
brindis al sol es un señuelo para no ir a ningún lado y echar las
energías de la protesta social en saco roto.
No
insistiré sobre
los vínculos de algunos de los participantes en la reunión de
febrero pasado para presentar el Plan B de Varoufakis en Madrid con
fundaciones globalistas, algunas de ellas ligadas a George Soros,
dado que en su momento escribí
sobre ello. Sólo esta cuestión debiera ser ya causa de repudio
del Plan B desde una posición no ya revolucionaria sino simplemente
de izquierda, un concepto tan secuestrado en los últimos años. Eso
sin contar con la carencia absoluta de planes de algo que se hace
llamar Plan B para Europa, nombre que sugiere que aparece cuando un
Plan A ha fracasado.
No estaría de más preguntarse a
quiénes les ha fallado, a
quiénes interesa el Plan B que no sea
la
propia UE,
y si no está pensado para sacarle
las castañas del fuego a través de personajes, turbios unos,
vedettes otros, aventureros y arribistas todos ellos.
Merece
la pena que nos detengamos en dos acciones concretas que promueve el
Plan B para Europa para que comprendamos sus intenciones reales
respecto a los llamados “movimientos sociales”:
1.
“Reforzar y ampliar la red de movimientos europeos contra la
deudocracia y la austeridad”
4.
“Promover espacios de confluencia entre movimientos sociales,
técnicos y grupos políticos para compartir metodologías y
experiencias en realización de auditorías ciudadanas".
No
hace falta ser un lince para detectar en ellas
el deseo de influir e incluso de “orientar” a
los movimientos sociales en una determinada dirección,
algo legítimo para
cualquier grupo, si no fuera por las evidentes intenciones de
llevarlos
-es
el caso de las Marchas de la Dignidad- a un terreno que no es
el suyo.
A
tal fin, el Plan B para
Europa hacía coincidir la fecha de la manifestación en Madrid (28
de Mayo) con la convocatoria
de las Marchas en la misma ciudad, sabedores los primeros de que la
notoriedad del ex ministro griego y de su muy
publicitada nueva marca
eclipsarían, con la complicidad de los medios de desinformación del
capital, en buena medida a las propias Marchas. Al
ponerse el foco mediático sobre la capital de España la envolvente
sería perfecta.
La
alianza de una parte de los despojos del 15M, los minireformistas de
IU/PCE/UJCE, Frente
Cívico,
Podemos, Anticapitalistas y algún oportunista
convidado de piedra, que usa las luchas de los trabajadores para sus
propias orientaciones políticas, daría el golpe de gracia a las
Marchas.
Y
así fue. Les salió la jugada mejor de lo que creían. Dos días
antes de la manifestación del 28M, las
Marchas de la Dignidad de Madrid informaban en algún medio
alternativo de su desconvocatoria. Y se reafirmaba dicha
desconvocatoria en un comunicado
realizado en el propio blog de las mismas.
En
general se criticaba el oportunismo de los convocantes del Plan B
para Europa al
hacer coincidir ambas movilizaciones, se explicaba que el peso
mediático de algunos
participantes en la primera de ellas (en alusión indirecta a los dos
protagonistas del pacto Unidos Podemos) no garantizaba la
independencia de las Marchas respecto “al proceso
electoral en curso” y se
rechazaba su intento de salvar a la UE desde posiciones reformistas.
El
éxito del golpe de los promotores del Plan B estaba asegurado. No
sólo se había echado de la carretera a las Marchas en Madrid sino
que se las había dividido, pues en el resto de territorio español
se mantenía su
convocatoria, en ocasiones con la firma de los del Plan B. Peor
aún, la unidad de la
coordinadora de las Marchas de Madrid, siempre
muy frágil por la tensión entre rupturistas y posibilistas,
ha quedado rota.
A
esa tarea se han aplicado algunos medios indignos como Cuarto
Poder, una especie de voz de su amo mixta entre los medios
“alternativos”, de los que una parte cada vez lo son menos, y los
del capital.
Sería
un error pensar en que el propio Plan B para Europa ha fracasado
también en número de convocantes. Su objetivo no era llenar Sol. Es
evidente que aunque el poder movilizador de Podemos e IU haya caído
muchos enteros, no así su proyección electoral, son capaces de
juntar más de mil personas en Madrid. En realidad su objetivo era
dar la puntilla a las Marchas, con el fin de desacreditarlas a futuro
y de lograr que la calle sea
una balsa de aceite ante un posible gobierno de “cambio”. Lo irán
haciendo, o al menos lo intentarán, con todas las organizaciones,
plataformas y coordinadoras que consideren un obstáculo. En esta
ocasión lo han logrado precisamente porque las Marchas ya estaban
muy debilitadas. Pero que no se descuiden los del caballo de Troya
porque, si
llegan
al gobierno, su obediencia a la Troika, más que segura cuando les
toque continuar con los recortes que, de momento, ya son de más de
8.000 €, puede que deje los silbidos de hace 15 días en Sol en un
sutil
reproche.
Mientras
tanto no estaría de más pedirle a cierta organización, que se
dice comunista y de izquierda
radical, y a determinado sindicato pastoreado por Podemos y con algún
dirigente ambicioso
por
saltar a la política nacional, explicaciones por su doble juego de
reivindicaciones combativas y aproximaciones a los nuevos gatopardos.
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27 de mayo de 2016
LA ESTRATEGIA DEL GOLPE DE ESTADO GLOBAL
Danlio
Minucci. Il Manifesto
Si
bien Estados Unidos ha comenzado a tratar de economizar sus medios
militares bajo la presidencia de Barack Obama, no por ello ha cesado
de actuar militarmente en todo el mundo. La potencia imperial sigue
disponiendo de un amplio sistema, a la vez abierto y secreto, que le
permite intervenir casi en cualquier lugar del mundo, sistema que
pone en marcha cada vez que se le ofrece la menor ocasión.
¿Qué
relación existe entre sociedades geográfica, histórica y
culturalmente lejanas, desde Kosovo hasta Libia y Siria, desde Irak
hasta Afganistán, desde Ucrania hasta Brasil y Venezuela? Lo único
que tienen en común es el hecho de verse arrastradas por la
estrategia global de Estados Unidos, ejemplificada en la «geografía»
del Pentágono, que divide el mundo en «áreas de
responsabilidad». Cada una de esas áreas está «en manos»
de uno de los seis «mandos combatientes unificados» de
Estados Unidos:
-
el Mando Norte (NorthCom) cubre Norteamérica,
-
el Mando Sur (SouthCom) cubre Sudamérica [1],
-
el Mando para Europa (EuCom) cubre la región que incluye la Unión
Europea y Rusia,
-
el Mando para África (AfriCom) cubre el continente africano,
-
el Mando Central (CentCom) cubre el Medio Oriente y parte de Asia,
-
el Mando del Pacífico (PaCom) cubre la región Asia/Pacífico.
A
los 6 mandos geográficos se agregan otros 3 que operan a escala
mundial:
-
el Mando Estratégico (StratCom) a cargo de las fuerzas nucleares,
-
el Mando de Operaciones Especiales (SoCom),
-
el Mando de Transporte (TransCom).
Al
frente del Mando Europeo [EuCom] se encuentra un general o un
almirante nombrado por el presidente de Estados Unidos. Este alto
jefe militar estadounidense asume automáticamente el cargo de
Comandante Supremo de las fuerzas de la OTAN en Europa. La OTAN se ve
así automáticamente incluida en la cadena de mando del Pentágono,
lo cual implica que opera fundamentalmente en función de la
estatregia de Estados Unidos. Esa estrategia consiste en la
eliminación de todo Estado o movimiento político-social que
constituya una amenaza para los intereses políticos, económicos y
militares de Estados Unidos, país que, aunque sigue siendo aún la
mayor potencia mundial, está perdiendo terreno ante la aparición de
nuevos actores estatales y sociales.
Son
numerosos los instrumentos de esta estrategia y van desde la guerra
abierta –como los ataques de fuerzas aeronavales y terrestres
contra Yugoslavia, Afganistán, Irak y Libia– hasta las operaciones
secretas realizadas en esos países y en otros, últimamente en Siria
y Ucrania. Para la realización de estas operaciones, el Pentágono
dispone de las fuerzas especiales, alrededor de 70 000 especialistas
que «cada día operan en más de 80 países a escala mundial».
Y también tiene a su disposición un ejército secreto de
mercenarios. En Afganistán, según documenta Foreign Policy [2], el
número de mercenarios del Pentágono se eleva a 29 000, o sea 3
mercenarios por cada soldado estadounidense. En Irak hay unos 8 000…
2 mercenarios por cada soldado estadounidense.
A
los mercenarios del Pentágono se agregan los de la tentacular
comunidad de inteligencia, que incluye, además de la CIA, otras 15
agencias federales. Los mercenarios son doblemente útiles ya que
pueden asesinar y torturar sin que tales actos se atribuyan a Estados
Unidos. Y cuando resultan muertos en acción, sus nombres no aparecen
en la lista de bajas. Además, el Pentágono y los servicios secretos
disponen de grupos a los que arman y entrenan, como los grupos
islamistas utilizados para atacar Libia y Siria desde adentro y los
neonazis utilizados en el golpe de Estado de Ucrania.
Otra
herramienta de esta misma estrategia son las «organizaciones no
gubernamentales» [ONGs] que, disponiendo de enormes medios, son
utilizadas por la CIA y el Departamento de Estado para montar
acciones de desestabilización interna en nombre de la «defensa
de los derechos ciudadanos». En ese marco se inscribe también
la acción del grupo de Bilderberg [3] –que el magistrado
Ferdinando Imposimato denuncia como «uno de los responsables de
la estrategia de la tensión y de las masacres» en Italia [4]–
y la de la Open Society del «inversionista y filántropo George
Soros», artífice de las «revoluciones de colores» [5].
En
la mira de la estrategia golpista de Washington están hoy Brasil,
para torpedear al grupo BRICS, y Venezuela, para socavar la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Para
desestabilizar Venezuela, indica el SouthCom en un documento
recientemente revelado [6], hay que crear «un escenario de
tensión que permita combinar acciones callejeras con el empleo
dosificado de la violencia armada».
NOTAS:
[1]
El SouthCom, United States Southern Command, es más conocido en
Latinoamérica bajo la denominación “Comando Sur”. Nota
de la Red Voltaire.
[2]
“Mercenaries
Are the Silent Majority of Obama’s Military”, Micah
Zenko, Foreign Policy, 18 de mayo de 2016.
[3]
«Lo que
usted no sabe sobre el Grupo de Bilderberg», por Thierry
Meyssan, Komsomolskaya Pravda (Rusia) , Red Voltaire, 15 de abril de
2011.
[4]
«Terrorismo:
el juez italiano Imposimato acusa al Grupo de Bilderberg»,
Red Voltaire, 31 de enero de 2013.
[5]
«George
Soros, especulador y filántropo», Red Voltaire, 3 de
febrero de 2004.
[6]
«Operación
Venezuela Freedom-2», Red Voltaire , 22 de mayo de 2016.
26 de mayo de 2016
LAS HUELGAS CONTRA LA REFORMA LABORAL PONEN EN JAQUE AL GOBIERNO FRANCÉS
Telam
El
gobierno francés reconoció que está utilizando las reservas
estratégicas de carburantes para tratar de garantizar el
aprovisionamiento frente a las huelgas y bloqueos en refinerías y
depósitos petrolíferos contra su reforma laboral, que han agotado
los tanques de centenares de estaciones de servicio en todo el país.
El
secretario de Estado de Transportes, Alain Vidalies, explicó que se
ha extraído el equivalente de tres días de consumo de esas reservas
estratégicas, que son de 115 días, pero insistió en que no hay
riesgo de agotamiento.
Vidalies,
en declaraciones a los medios al término del Consejo de Ministros,
se esforzó en señalar que se están utilizando esas reservas “de
forma marginal”, al tiempo que reconoció que la situación en
las gasolineras había empeorado en la región de París, donde un
40% se habían quedado sin carburante, mientras en el oeste del país
ha “mejorado”.
En
total, son más de 4.000 las estaciones de servicio en las que se
había agotado total o parcialmente la nafta, lo que equivale a un
tercio de las estaciones que hay en Francia, informó el funcionario,
quien vinculó la situación con el comportamiento de los
automovilistas, que realizan compras de combustible por precaución.
El
responsable de Transportes insistió en que el problema no es de
disponibilidad de carburante, sino de acceso a los depósitos donde
está almacenado -en muchos casos bloqueados por piquetes de
huelguistas-.
A
ese respecto, señaló que las fuerzas del orden han procedido hoy al
desbloqueo de 11 complejos petroleros y el vocero del gobierno,
Stéphane Le Foll, había indicado anteriormente que esas operaciones
van a continuar “con responsabilidad”.
El
primer ministro Manuel Valls afirmó hoy ante la prensa que van a
continuar las operaciones policiales para levantar los bloqueos, de
los que se habían llevado a cabo once hasta esta mañana.
Valls
reafirmó su posición de que no se retirará el proyecto de ley de
reforma laboral, ni se modificará sus artículos más polémicos, y
denunció la actitud de la Confederación General del Trabajo (CGT,
que lidera la protesta), “una organización minoritaria que
quiere hacer plegar al gobierno”, consignó la agencia de
noticias EFE.
“La
CGT no dicta la ley en este país”, advirtió el primer
ministro, que argumentó que si bien “el derecho de huelga y de
manifestación son derechos absolutos, esta radicalización (…)
es inaceptable”, como también sus amenazas con paralizar una
central nuclear.
Ante
las perturbaciones que la escasez de carburante está empezando a
causar en varios sectores económicos, y ante el riesgo de que las
protestas se extiendan a la electricidad -hay una convocatoria de
huelga desde hoy en, al menos, una central nuclear-, las
organizaciones patronales reclamaron al gobierno que garantice la
libertad de circular y trabajar.
En
un comunicado conjunto, seis de esas organizaciones empresariales
señalaron que “frente a esta situación, corresponde al Estado
velar por el respeto del derecho y tomar las medidas que garanticen
el interés general, la libertad de trabajar y de circular
libremente”.
Pierre
Gattaz, presidente de la principal de todas ellas, el Movimiento de
Empresas de Francia (Medef), calificó de “irresponsables”
a las centrales que bloquean los centros petroleros para tumbar la
ley de la reforma laboral, que a su juicio “no servirá para
nada” en su redactado actual.
Más
allá del sector petrolero, el paro en los ferrocarriles hoy tuvo un
seguimiento inferior al de la semana pasada, con un 10% de
huelguistas, frente al 15% el miércoles de la semana pasada, según
los datos presentados por la empresa SNCF.
Tras
más de tres meses de protestas, mañana habrá una nueva
movilización nacional en decenas de ciudades de todo el país, una
jornada importante para las centrales sindicales que exigen la
retirada de la reforma laboral.
También
se han convocado huelgas intersectoriales, entre ellas en el control
aéreo, que va a obligar a las compañías que operan en el
aeropuerto parisino de Orly a cancelar un 15% de sus vuelos.
La
CGT ya ha preparado para la semana próxima una batería de paros
indefinidos en los ferrocarriles y en el transporte metropolitano de
París, a los que se sumará otro de tres días (el 3, el 4 y el 5 de
junio) de los controladores aéreos (en este caso por motivos propios
de su convenio colectivo).
El
inicio de la Eurocopa de fútbol, el 10 de junio, aparece como una
fecha clave, porque según una encuesta publicada hoy, si las
protestas tuvieran impacto en ese evento -con consecuencias negativas
para la imagen del país-, un 61% de los franceses considerarían
responsable al gobierno de Valls.
LA
OLA DE PROTESTAS PONE EN JAQUE A HOLLANDE
Eduardo
Febbro. Página12
En
Douchy-Les-Mines, los policías antidisturbios
rodean el piquete de
trabajadores de una refinería en
contra de la reforma laboral. Imagen: AFP
|
Las
protestas contra la reforma de la ley laboral desembocaron en Francia
en una crisis mayor que supera en mucho las manifestaciones que se
vienen llevando a cabo desde el pasado 31 de marzo e, incluso, el
nacimiento del movimiento de ocupación de las plazas NuitDebout. La
huelga en las refinerías y las trabas a la distribución de
combustible obligó al Estado a utilizar sus reservas estratégicas
al tiempo que, de manera inesperada, la CGT lanzó un amplio
movimiento de huelga en las centrales nucleares. Según Alain
Vidalies, Secretario de Estado para los transportes, poco más de 20%
de las estaciones de servicio de Francia tienen dificultades para
abastecerse. Además de la distribución de carburante y la energía
nuclear, los ferrocarriles, la aviación civil, el personal portuario
y los conductores de camiones se sumarán en los próximos días a
esta ola de huelgas convocada principalmente por la CGT y a la cual
se han asociado otros sindicatos potentes.
La
trama de la impugnación de la reforma de una ley que modifica
algunos puntos hasta ahora intocables del mundo laboral se complicó
cuando la misma CGT anunció que al menos 16 centrales nucleares de
las 19 que hay en Francia habían votado a favor de una huelga que
comenzará hoy 26 de mayo. La central sindical llamó a un movimiento
de acción “lo más fuerte posible”.
Desde
el pasado martes ya se advirtieron focos de paro en varias centrales
que dejaron sin luz a tres zonas del país. El primer ministro
francés, Manuel Valls, denunció en la Asamblea Nacional estos
llamados a la huelga como “chantajes” y dijo que no era la
CGT quien “establece las leyes en Francia”. Gobierno y
sindicatos juegan en este conflicto su propia partida. Con la reforma
de la ley laboral, el Ejecutivo zanja el antagonismo entre las dos
izquierdas que acompañó todo el mandato del socialista François
Hollande. Entre la llamada izquierda social y la izquierda reformista
liberal, el jefe del Estado y su primer ministro optaron por la
segunda. A su vez, los sindicatos, en plena crisis de
representatividad y con un pasivo de militantes cada vez más
elocuente, se meten en la pelea para demostrar que siguen vivos y con
un fuerte poder de movilización.
Como
lo resalta en un editorial el semanario de centro izquierda Le Nouvel
Observateur, “la tasa de adhesión sindical en Francia es una de
las más débiles de Europa y el patronato local sigue siendo sin
dudas uno de los más arcaicos”. El Ejecutivo navega entre la
debilidad de ambos y inserta su reforma en ese contexto. El mundo
sindical percibe sin embargo una oportunidad de llevar la bandera
opositora detrás de la cual buena parte de la sociedad cierra filas.
Un sondeo realizado por la consultora Elabe indica que 69 por ciento
de los franceses se pronuncia por un retiro de la reforma laboral
para evitar así “un bloqueo de todo el país”. La misma
encuesta aporta además un dato que los sindicatos han leído con
mucha atención:59% de los franceses designan a François Hollande y
a Manuel Valls como “los principales responsables de las
tensiones” debido a que “rehúsan introducir nueva modificaciones
al proyecto de ley”. Esta, sin embargo, ya fue aprobada de
forma expeditiva por el jefe del Ejecutivo. Valls recurrió al
artículo 49.3 que le permite hacer pasar una ley por decreto, es
decir, sin debate parlamentario. La división en el seno de los
Diputados socialistas es tal que era muy probable que la reforma de
la ley no obtuviera la mayoría. De ser haber sido así, el gobierno
hubiese quedado en minoría. Valls evitó la caída pero no acalló
las discordias que, cuando falta un año para las elecciones
presidenciales de 2017, han desfigurado a la izquierda francesa.
Entre reformistas que se autocalifican de modernos y socialistas
tratados por los primeros de vivir en un museo del pasado, las
relaciones se han empañado.
Ahora,
el conflicto ha pasado a mayores. La CGT y el otro sindicato
importante que respalda las huelgas, Fuerza Obrera, afirman al
unísono que no tienen la más mínima intención de “detener”
el movimiento. En cuanto a Philippe Martinez, el secretario general
de la CGT, éste promete que “irán hasta el final, y sin
límites”, es decir, hasta que el Ejecutivo retire o modifique
substancialmente la reforma laboral.
Lo
cierto es que la nueva batalla entre el gobierno y los sindicatos
empieza a amenazar a los sectores claves de la economía. Dos
terceras partes de las poco más de 12.000 estaciones de servicio con
que cuenta el país atraviesa serios problemas de suministro. El
hecho de que la CGT haya logrado implicar en las protestas al
personal de las centrales nucleares es tanto más decisivo cuanto que
la energía nuclear cubre el 75% de las necesidades eléctricas de
Francia. De las 12.000 estaciones de servicio, 4.000 han visto su
aprovisionamiento perturbado y han decidido limitar la venta de
combustible a 20 litros por vehículo. Hay que remontar a la reforma
del sistema de jubilaciones de Francia decidida por el entonces
presidente Nicolas Sarkozy (2207-2012) para encontrar una crisis
semejante y, sobre todo, el hecho de que se hayan tenido que tocar
las reservas estratégicas del país para cubrir las necesidades
vitales. Tal y como lo hubiese hecho la derecha, Valls calificó de
“ilegales” las trabas a la distribución de combustible y
los paros en las refinerías. El primer ministro advirtió que el
Estado actuaría con “firmeza” para estabilizar la
situación. El anuncio y las medidas de fuerzas decididas para
levantar las barreras en cerca de 19 refinerías y depósitos han
tenido el efecto contrario. La respuesta sindical fue una
insurrección aún mayor, con más problemas en la distribución. El
cuadro llegó a tal extremo que las distintas patronales de Francia
se dirigieron al gobierno advirtiéndole que se está llegando a un
extremo inadmisible y que ya hay varias fábricas que, por falta de
combustible, están “viendo su existencia amenazada”. La
confrontación social ingresó en una zona muy densa. Ante un
gobierno que repite que no cambiará la ley, la acción sindical hizo
pasar el antagonismo desde la calle, o sea, las manifestaciones y las
acciones testimoniales, a golpear con fuerza el corazón de la
economía.
25 de mayo de 2016
NEOLIBERALES Y “PROGRESISTAS”
José
Valenzuela Feijóo. alainet.org
1.-
Neoliberalismo: afanes de legitimación
El
modelo neoliberal genera un impacto en la distribución del ingreso
que es brutalmente regresiva: a los pobres los hace más pobres y a
los ricos más ricos. Por lo mismo, no puede extrañar que su
implantación vaya asociada a regímenes autoritarios o del todo
dictatoriales (caso de Pinochet). Estos fenómenos obviamente no
operan a favor de legitimar al sistema: muy pocos son los
beneficiados y, por lo mismo, muy pocos los que pueden estar
satisfechos. En consecuencia, una vez que las fuerzas de izquierda
han sido aniquiladas por la represión y dejan de ser un peligro, la
orden de mando ha sido la de ensayar una vuelta –bastante tímida–
a los cánones de la democracia formal.
Asimismo,
se empezaron a ensayar algunas políticas de gasto social con cargo a
las cuales se busca suavizar la situación de los grupos más pobres.
O sea, los ubicados en el escalón de la “pobreza extrema”.
Se trata de apagar los posibles incendios que puede provocar la
dureza neoliberal. Al final de cuentas cuando no existe ya una
oposición peligrosa para la estabilidad del sistema, seguir
aplicando la represión abierta, como lo dijera el astuto Talleyrand,
“más que un crimen sería una estupidez”.
En
cuanto a los movimientos “progresistas” y lo que antes
pudo ser una izquierda política, como regla apuntaron sus críticas
al aspecto distributivo del neoliberalismo. Y se olvidaron por
completo del aspecto producción (1).
Por
lo mismo, tuvo lugar una especie de convergencia entre las nuevas
políticas neoliberales (recomendadas por organismos internacionales
como el FMI, la OCDE, algunos segmentos de las clases dominantes y el
mismo Estados Unidos) y las políticas que empezó a enarbolar y
proponer la oposición. Más aún, cuando estos grupos lograron
acceder al gobierno (como Lula en Brasil, Bachelet en Chile, Mujica
en Uruguay), concentraron sus esfuerzos en políticas sociales de
corte redistribuido (2).
A
la vez, dejaron intocados los cimientos del modelo neoliberal: en el
plano de la producción, del relacionamiento externo y de la política
económica. O sea, aplican un esquema neoliberal con algunas
“aspirinas” o dosis de redistribución. De fondo, lo que se ha
perseguido, por la derecha y por la seudo-izquierda, ha sido la
legitimación del patrón neoliberal.
2.-
El gasto social
El
llamado gasto social es variado y multiforme. De él, deben restarse
el gasto que se aplica en educación y salud públicas.
Significativamente, este tipo de gastos, vis a vis las necesidades de
la población, se han des-privilegiado cediéndole espacio al sector
privado. O sea, hay un proceso de mercantilización acelerada de la
educación y de la salud. En estos rubros, empieza a imperar el lucro
capitalista y, por lo mismo, si el dinero no alcanza, la gente se
queda sin salud y sin educación.
Los
gastos que ahora nos preocupan, son de tipo diferente. Primero, son
gastos que buscan apoyar a los segmentos más pobres de la población.
Segundo, como regla no implican crear u ofrecer empleos productivos a
esos segmentos. Tercero, no exigen contrapartida, vg. en términos de
un trabajo equivalente.
Algunos
gastos operan como ayuda monetaria directa a personas y familias. En
otras, el apoyo se da en términos que favorecen a la llamada
“micro-empresa”: semillas, fertilizantes, créditos de
costo casi nulo, etc. El impacto que estos apoyos tienen en términos
de producción es prácticamente nulo y lo que sí consiguen es
ayudar a la subsistencia de los grupos que reciben su apoyo.
Una
segunda línea de acción apunta al manejo de precios subsidiados. Es
decir, se fijan precios que están incluso debajo de los costos de
operación. En México, un ejemplo muy conocido es el precio del
transporte por el metro de la ciudad. Aquí, el precio ha girado
entre la mitad o cuarta parte del costo de operación por pasajero.
En
otros rubros como electricidad, agua y otros servicios básicos, se
dan situaciones parecidas. Los problemas que acarrean estas políticas
son mayores: al no cubrir los costos de operación, estas empresas
deben endeudarse y pasar a pagar los intereses del caso. Además, si
tratan de expandirse, sólo lo pueden hacer con cargo a nuevos
endeudamientos. Con todo lo cual, se va avanzando a una carga
financiera que, a la larga, resulta imposible de solventar.
En
este marco, surge la obvia pregunta: ¿no sería más racional
generar ocupaciones productivas bien remuneradas, y aplicar una
política de salarios reales crecientes que le permitan a la
población trabajadora pagar los costos reales de los
correspondientes servicios? En realidad, no hay que ser muy avisado
para percatarse que esas políticas a la larga no se pueden mantener
y sólo buscan ocultar los males que va generando una estructura
económica que, por lo visto, no se puede o no se quiere modificar.
Al
final de cuentas, lo que tenemos es una gran limosna estatal. En la
cual se gastan fondos que no son menores y que, al final de cuentas,
nada importante resuelven. Para mejor dimensionar el problema no se
debe olvidar el telón que es estructural y de fondo: el estilo
neoliberal no genera empleos productivos y lo que se observa es el
incesante crecimiento de la población desplazada y marginal:
cesantes abiertos, precarios, ambulantes, ilegales, sectas
criminales, narcotraficantes, etc. Lo que antes pudo ser una mancha,
ahora es un océano gigantesco que ya abarca a más de la mitad de la
población económicamente activa (PEA).
El
gasto estatal de marras genera otras consecuencias que se deben
subrayar: a) en el personal que administra la distribución de los
fondos tienden a irrumpir prácticas corruptas y clientelares. Al
parecer, una parte nada despreciable de esos fondos no llega a las
familias de destino sino que va a parar a los bolsillos de los
funcionarios que administran la ayuda estatal; b) en los que reciben
esos fondos, claramente se genera una mentalidad servil, propia de
los que viven de limosnas.
En
otros tiempos, el espectáculo era más visible: los domingos, al
salir de misa, las señoras más empingorotadas y esposas de
hacendados, lanzaban al aire una buena cantidad de monedas. Los
pobres y lazaretos, arrodillados, peleaban por esas monedas y con la
cabeza agachada gritaban el “dios se lo pague, buena y santa
señora”. En breve, se asume la mentalidad del pordiosero y se
pasa a depender de la voluntad de otros. Los cuales, además, son los
mismos causantes de esa miseria de pordiosero.
La
pregunta obvia es: ¿no será mejor, más eficaz y más digno,
financiar desarrollos industriales que generen empleos productivos,
calificados y bien pagados? Pero, ¿es posible esa reorientación del
desarrollo sin alterar profundamente los parámetros centrales del
estilo neoliberal? Ciertamente no se puede y el que no se siga ese
camino es la confesión más prístina de que no se busca sepultar al
neoliberalismo sino respetarlo y, dentro de lo poco que se puede,
embellecerlo con una pequeña “manita de gato”.
En
lo anotado también se expresa un error teórico mayor: pensar que se
puede dar una transformación sustantiva en la distribución sin
alterar el espacio de la producción. Es lo que pasamos a discutir.
3.-
Un alcance teórico sobre una antigua controversia
La
ignorancia esgrime frases que, a veces, tienen un eco malsano. Por
ejemplo, cuando se dice, con gran desprecio, que “eso es pura
teoría”. De fondo, se manifiesta aquí un rechazo por la
teoría (por ende del pensamiento y la razón), que es propio de la
más crasa estupidez. La discusión no va por ahí sino por el
enfrentamiento entre las teorías correctas (verdaderas, profundas,
verificadas empíricamente) y las teorías erróneas (lógicamente
incongruentes y/o empíricamente falsas). Además, ese aserto es
también reaccionario pues ninguna transformación medianamente
importante puede darse sin el auxilio de una buena teoría (3).
¿Habrá que recordar, una vez más, eso de que sin una teoría
profunda no hay revolución posible? (4)
En
el caso que nos viene preocupando, resulta útil efectuar un breve
recordatorio teórico. Concentremos la atención en el sistema
económico, el que es parte del sistema social. En el sistema
económico se pueden distinguir cuatro grandes subsistemas: a) la
producción; b) la distribución; c) el cambio; d) el consumo
personal. Entre estos cuatro grandes espacios o subsistemas, tienen
lugar: i) relaciones de influencia mutua: un aspecto influye sobre
los otros y viceversa; ii) tales relaciones son asimétricas: la
influencia de un subsistema sobre los otros suele ser más potente
que el que opera en sentido inverso. O sea, hay espacios económicos
que son más importantes (poseen un poder regulador mayor) que otros;
iii) en el caso que nos preocupa, que es el del sistema económico:
la hipótesis más plausible y comprobable es la que sindica al
espacio de la producción como el más importante y decisivo.
O
sea, es el que tienen mayor poder causal. Por ejemplo, al revés de
lo que sostiene la teoría neoliberal, no es el consumidor individual
el que determina qué tipo de bienes se va a producir sino que, muy
al contrario, son las grandes empresas de producción, las que
definen qué se va a producir y luego, qué se va a consumir. La
Coca-Cola, por ejemplo, se consume no por una decisión primaria de
los consumidores sino por la presión de las grandes corporaciones
que producen esa bebida y por la vía de una propaganda que atosiga,
terminan por convencer (u “obligar”) al consumo de tal refresco.
Entre
producción y distribución también existen relaciones asimétricas.
Y que van, en el sentido del poder causal (o “poder de
determinación”), desde el espacio de la producción al espacio
de la distribución. Como bien apuntaba Marx, “es equivocado en
general, tomar como esencial la llamada distribución y hacer
hincapié en ella, como si fuera lo más importante.” (5)
Precisemos
los conceptos. Por esfera de la producción entendemos el conjunto de
relaciones sociales que organizan y regulan la actividad de los
hombres en el proceso de producción (6). Por distribución se
entiende la forma y proporción en que se reparten los resultados de
la producción, ente los diversos grupos sociales. Más precisamente,
entre las diferentes clases sociales. Por ejemplo, entre asalariados
y capitalistas. Marx, en este respecto, escribía que “por
relaciones de distribución se entiende aquí los distintos títulos
que autorizan a percibir la parte del producto destinado al consumo
individual”.(7) Contemporáneamente, se habla de distribución
del Ingreso Nacional.
Sobre
las relaciones de causalidad entre producción y distribución, valga
insistir sobre el punto, Marx es muy terminante. En su célebre
comentario al programa de los socialistas alemanes, escribía “la
distribución de los medios de consumo es, en todo momento, un
corolario de la distribución de las propias condiciones de
producción. Y esta distribución es una característica del modo
mismo de producción.
Por
ejemplo, el modo capitalista de producción descansa en el hecho de
que las condiciones materiales de producción le son adjudicadas a
los que no trabajan bajo la forma de propiedad del capital y
propiedad del suelo, mientras la masa es solo propietaria de la
condición personal de producción, la fuerza de trabajo.
Distribuidos de este modo los elementos de producción, la actual
distribución de los medios de consumo es una consecuencia natural.
Si
las condiciones materiales de producción fuesen propiedad colectiva
de los propios obreros, esto determinaría, por sí solo, una
distribución de los medios de consumo distinta de la actual. El
socialismo vulgar (y por intermedio suyo una parte de la democracia)
ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y tratar la
distribución como algo independiente del modo de producción, y, por
tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira
principalmente en torno a la distribución.” (8)
El
espejismo de la distribución ha contaminado a procesos de corte más
radical. En el Chile de Allende, por ejemplo, se empezó (fines de
1970 y a lo largo de 1971) con un fuerte impulso a la participación
salarial (salarios sobre Ingreso Nacional) y ya hacia 1972, surgieron
presiones inflacionarias y sobre el balance de pagos muy difíciles
de controlar.
La razón era muy clara: la oferta no respondió en la
medida necesaria.
Es
decir, la variable producción no se acomodó a la variable
distribución y se generaron desequilibrios inmanejables. Se desató
la inflación y un fuerte déficit en el balance de pagos. En este
contexto, el gobierno de Allende, que en plano político no fue más
allá de la ocupación del aparato estatal tradicional, no fue capaz
de controlar algunos centros de producción vitales y buscando
controlar la inflación, corto de cuajo la capacidad de acumulación
del incipiente sector productivo estatal.
La
moraleja que se pudo extraer parece nítida: la distribución se
puede mover sólo en la medida que lo hace la producción. Esta es la
que precede y regula. Si este principio no se respeta, emerge algo
parecido a un caos económico.
En
otras experiencias latinoamericanas, se han observado, en mayor o
menor grado, fenómenos parecidos. Señaladamente éste parece ser el
caso de Venezuela, la que en los últimos años (Chávez-Maduro)
viene experimentando un fuerte proceso inflacionario (que ya es
hiper-inflación). En este país, las políticas de gasto social
fueron muy fuertes. Pero, a la vez, se observa un fracaso total en
materias de desarrollo productivo, industrial y agrario.
Al
cabo, tenemos que no hubo ninguna sustitución de importaciones (no
se agilizó la oferta interna), se despilfarró el excedente
petrolero y hoy (mediados del 2016), el gobierno de Maduro aborda una
situación económica gravísima y que lo puede llevar a su
revocación. Con un más o un menos, y con los matices del caso,
estos afanes se repiten en otros países y muestran a una izquierda
muy contaminada por el reformismo distributivo e, incluso, con el
ideario neoliberal.
En
el modelo neoliberal, los afanes de legitimación, se traducen en los
conocidos programas de “superación de la pobreza”. Estos
afanes, pueden asumir alguna importancia en tanto la capacidad para
importar del país sea alta. Lo cual, va muy asociado a un eventual
boom en las exportaciones de bienes primarios.
Sea
por el lado de las cantidades (fuerte demanda internacional, vg.
impulsada por compras de China), o por el lado de los precios, lo que
para Brasil sí tuvo lugar durante el gobierno de Lula. En este caso,
el sector exportador, al generar las divisas que permiten importar
los bienes de consumo que reclaman trabajadores y capas medias
beneficiadas por los aumentos salariales, pasa a operar como si fuera
un sector productor de bienes de consumo. ¿Cuánto puede durar el
auge exportador? Como ya lo expusiera la antigua y clásica Cepal
(Prebisch, Pinto, etc.), el que se especializa en productos
primarios, más tarde o más temprano se hunde en el subdesarrollo y
la dependencia estructural que lo acompaña.
Esto,
es algo que Dilma, la sucesora de Lula, ha empezado a pagar con
creces. Y es también importante subrayar: en el Brasil de Lula,
mejoró la situación de algunos grupos en extrema pobreza, pero la
distribución del ingreso no se alteró. En Chile, sucede algo
parecido.(9)
Conviene
subrayar: cuando se elevan sustancialmente los salarios (y en
general, el ingreso de los segmentos populares), no sólo se eleva la
demanda en términos inusitados. También, se altera fuertemente su
composición. Luego, tenemos que la respuesta de la oferta no sólo
debe apuntar a fuertes y rápidos incrementos en la producción de
bienes-salarios. También es necesario que opere un cambio en la
composición del producto, el que debe pasar a corresponderse con la
nueva composición de la demanda. Ninguna de estas exigencias es
sencilla. Elevar la producción difícilmente tiene lugar de un día
para el otro: requiere elevar la inversión y que esta madure, algo
que es lento y difícil.
Cambiar
la composición exige fuertes traslados de recursos y también un
fuerte esfuerzo de acumulación. Nada que sea sencillo e inmediato.
Si
la capacidad para importar (disponibilidad de divisas) se expande
(vg. se dispara el precio del petróleo, suben precios de materias
primas, etc.) el problema se puede suavizar o, más bien, disimular.
Pero éstos no son más que cortos “veranitos de San Juan”.
Las dificultades crecen si se piensa que en el marco de un gobierno
popular y con masas radicalizadas, el sector privado difícilmente va
a impulsar y ejecutar las inversiones adecuadas. Lo que en realidad
hacen los capitalistas es incurrir en una especie de huelga
productiva. O, si se quiere, paralizan la inversión.
Por
lo mismo, si la dinamización de la oferta no la hace el Estado,
nadie la va a hacer. Como sea, el punto a subrayar es: si la variable
producción no se mueve y transforma de cuajo, todo intento por mover
la distribución con un mínimo de vigor, estará fatalmente
condenado al fracaso. Y claro está, los cambios estructurales
apuntados sólo pueden ser impulsados si existe un vigoroso y amplio
bloque popular, dirigido por la clase trabajadora. Es decir, lo que
debe realizar el Estado, también exige que éste sufra un reajuste
de fondo, que sea expulsado el actual bloque en el poder y que en su
reemplazo, surja una nueva clase hegemónica.
¿Qué
clases o fracciones de clase pueden asumir ese papel? ¿La burguesía
industrial nacional y no monopólica? ¿La clase trabajadora anclada
en la gran industria? ¿Otros grupos? Como vemos, esto abre una
problemática bastante compleja y que aquí no vamos a abordar.
Pero
hoy (2016) la situación de países como Argentina, Brasil, Chile,
Venezuela y otros, pareciera que obliga a plantear una exigencia
mayor: retomar el gran proyecto histórico de avanzar más allá del
capitalismo.
De
seguro, esto plantea otras interrogantes aún más complejas: ir más
allá del capitalismo, ¿qué significa en términos del modelo
socioeconómico que lo debe reemplazar? ¿Puede darse un proceso en
términos “aislados”, a nivel de tal o cual país
particular? ¿Se puede avanzar en el tercer mundo sin que se mueva el
primero?
De
momento baste decir: la profundidad de la crisis del capitalismo
contemporáneo, obliga a pensar con mayor profundidad, rigor y
radicalidad en los problemas de hoy y en las eventuales rutas que se
pudieran seguir.
Notas
1.
El partido Socialista en Chile, el PT en Brasil, el antiguo PRD (el
de hoy es pura basura de tránsfugas) en México, son claros ejemplos
de esta “adaptación”. Del chileno se dice que practica y
predica un “socialismo neoliberal”(!!!). Este
distanciamiento ha ido muy unido a otro que transcurre en el plano
ideológico: el olvido (y hasta repudio) de los fundamentos de la
teoría esgrimida por Marx.
2.
Ver artículos de Roberto Pizarro (sobre Chile), de Severo de Salles
y N. Ouriques (sobre Brasil) y de O. Mañán (sobre Uruguay), en V.
Palacios y J. Valenzuela, “Crisis neoliberal y alternativas de
izquierda en América Latina”, Ciestam (UACH), Escuela Superior
de Economía (IPN), INIFPCPP, PRD; México, 2013.
3.
“Aquel que bien pretende obrar / tiene que usar la mejor
herramienta”. J. W. Goethe, “Fausto”.
4.
López Obrador, el destacado dirigente mexicano, en mayo del 2016, ha
declarado que “ser de izquierda no es levantar el puño de esa
mano o leer a Carlos Marx, sino ser buena persona. Si no sientes el
sufrimiento del prójimo y de los que necesitan apoyo, de qué sirve
ser de izquierda. Hay que tenerle amor al pueblo para serlo”
Según La Jornada, 17/05/2016. Este tono de pastor evangélico o de
cura de aldea no es nuevo en este dirigente. Y adviértase: nos habla
de “apoyo” y de “amor” en vez de luchar por la
organización independiente y consciente del pueblo trabajador. Y nos
ofrece, como gran aporte teórico, su teoría: la sociedad se divide
entre “personas buenas” y “personas malas.” En
un dirigente que siempre ha manifestado gran temor ante la clase
obrera políticamente independiente anclada en la gran industria,
este llamado a “la caridad cristiana” y no a la lucha de
clases, amén de ridículo, es bastante revelador. En cuanto al
analfabetismo teórico que predica y practica este sedicente “cordero
de Dios”, si uno fuera una “mala persona” y por ende no
estuviera en el bando de los “buenos”, podría recordar
los planteos muy similares que en su tiempo hicieran algunos
generales franquistas. O los del cura Saturnino, párroco del pueblo
de Chiripungato, allá por las haciendas de Don Pancho Francisco: “no
lean, no lean, que por allí se nos llega Lucifer.”
5.
C. Marx, “Crítica al Programa de Gotha”, en Marx-Engels,
Obras Escogidas, Tomo 3, pág. 16. Edit. Progreso, Moscú, 1974.
6.
Producción = actividad que genera productos. Entendiendo por
productos los resultados que son útiles en cuanto son capaces de
reproducir la vida de los humanos y/o los medios de producción que
utilizan en su trabajo.
7.
C. Marx, “El Capital”, tomo 3, página 812. FCE, México,
1974.
8.
C. Marx, “Crítica al programa de Gotha”, pág. 16.
Edición citada.
9.
El coeficiente de Gini, calculado al modo tradicional (encuestas de
ingreso y gasto), a veces muestra una mejoría. Pero calculado con
más rigor (declaraciones tributarias), se altera en favor de una
peor distribución. En el caso de Brasil, recientes estudios muestran
que no se ha dado ningún cambio sustantivo y se mantiene la muy
regresiva distribución del ingreso. Para Chile y Uruguay, se da algo
similar. Según Cepal, “en el Brasil el coeficiente corregido
permaneció estable entre 2006 y 2012, con valores alrededor de 0.7
en todos los años, lo que contrasta con los resultados obtenidos
usando solamente las encuestas de hogares que muestran
una baja en la concentración del ingreso entre 2006 y 2011.”.Cf.
Cepal, “Panorama Social de América latina, 2015”, pág.
16. Santiago de Chile, 2016.
22 de mayo de 2016
SOROS Y GARZÓN, UNA MISMA PASIÓN
Por
Marat
Dice
Alberto Garzón que es comunista. George Soros tampoco. En realidad
estamos ante dos anticomunistas.
El
segundo, Soros, lo ha demostrado sobradamente, promoviendo en 1989, a
través de sus organizaciones “filantrópicas”, actividades
contrarias al sistema político y económico de países socialistas
como la RDA, Polonia y la ex Checoslovaquía . Lo mismo haría en el
2.000 en Serbia para provocar la caída de Milósevic financiando, en
colaboración con otras agencias injerencistas, al movimiento OTPOR
y, más recientemente, a través de su Fundación IRF (International
Renaissance Foundation)
y de otras organizaciones ligadas a la Open Society (matriz de
diversas franquicias que llevan la marca inicial)
al Maidan
de 2013, que dio lugar a un gobierno filonazi en Ucrania y a la
prohibición del Partido Comunista ucraniano.
El
primero, Garzón, lo ha evidenciado repetidamente marginando a
dirigentes comunistas en la cúpula de IU contrarios a la alianza con
el partido-movimiento neoperonista Podemos y a la absorción
definitiva de la citada coalición socialdemócrata (IU lo es aunque
haya en ella militantes y dirigentes que se declararan comunistas)
por los podemitas.
¿Qué
comunista aceptaría ir en coalición con un partido -Podemos- que
lleva en sus listas al exJefe del Estado Mayor de la Defensa del
Gobierno de Zapatero que diseñó en 2011 la intervención militar de
España, dentro de las operaciones militares de la OTAN, en Libia?
Cierto que desconozco que haya dirigentes comunistas de IU o
militantes de la misma que, ante tal villanía de Alberto Garzón,
hayan roto su carné y dado un portazo, abandonando tal organización,
lo que dice muy poco o nada de ellos como comunistas.
¿Qué
comunista se quedaría de brazos cruzados cuando el indigno mentecato
de Podemos, Pablo Echenique, ex militante de Ciudadanos, ex
neoliberal (según él)
y ex partidario de la
invasión de Irak, tres cuestiones que el mismo ha admitido, declaró
aquello de “el
comunismo es algo viejo, que se demostró que no funcionó, como la
OTAN, que se diseñó para un mundo que ya no existe",
después de que Garzón hubiese mezclado una mentira con una verdad
en su frase “yo
soy comunista. Unidos Podemos no lo es”
Era
obvio que la frase de Garzón estaba destinado a cubrir una parte del
espectro electoral, que no ideológico, del engendro-coalición
todoterreno Unidos Podemos, del mismo modo que Echenique, Julio
Rodríguez y Errejón cubren el lado “opuesto”.
De
igual modo, es también palmario que si Echenique no es tonto del
haba, lo disimula a la perfección, al poner en el mismo plano de la
comparación a la ideología comunista y a su archienemigo, la OTAN.
O al demostrar, si no su ignorancia política, la baba de mala fe que
destila cuando confunde ideología (comunismo) con sistema
político-económico-social (socialismo defendido por los comunistas)
porque, si tuviera el rigor científico del que suele alardear,
sabría que el comunismo es una sociedad sin Estado, algo de lo que
difícilmente puede decirse que no ha funcionado cuando no ha sido
puesto en práctica.
Pero
sobre todo ¿qué comunista hablaría de este modo tan respetuoso de
George Soros?:
“Soros
es también un filántropo, es decir, una persona que dona gran parte
de sus ingresos y riqueza a causas solidarias. Al estilo Bill Gates.
Cabría esperar que, en cualquier caso, Soros fuera un fanático
defensor de un sistema y de una forma de concebir la economía que
tanto beneficio le ha proporcionado en las últimas décadas. Sin
embargo, en realidad Soros se declara adversario del pensamiento
económico convencional y de la desregulación financiera desmedida.
Pero sobre todo, Soros realza el valor explicativo de la teoría
económica marxista. Ni más ni menos.
Soros
no es comunista ni es mi ideal de economista, por supuesto, pero sabe
distinguir entre la herramienta para entender el sistema económico
capitalista (la teoría económica marxista) y la aplicación
práctica de políticas socialistas basadas en la crítica al
capitalismo (el comunismo real o como cada uno prefiera llamarlo).
Sorprende, de hecho, que como economista hable de “sistema
capitalista”, algo que hoy en día casi ningún economista no
heterodoxo hace (revisen los periódicos o los blogs de economistas
liberales y busquen el concepto en cuestión).
Quizás
todo esto debería hacernos reflexionar acerca de por qué el
marxismo dejó de ser estudiado como teoría económica válida en
las facultades de economía, y desapareció incluso de asignaturas
optativas o de libre elección, y sin embargo existen economistas
liberales que una vez se han hecho millonarios, aplicando las
enseñanzas de Marx, reclaman el estudio del marxismo como vía para
comprender mejor el mundo en el que vivimos. ¿No es por lo menos
paradójico?”
Para
que no digan que me invento la cita o que sólo aludo a la parte de
la declaración de Garzón sobre George Soros que me interesa, les
pongo enlace
a la entrada completa en el blog del primero. Llamativamente, la
parte filantrópica del señor Soros a la que el señor Garzón alude
no habla nada de las andanzas golpistas y anticomunistas del
archimillonario norteamericano de origen húngaro.
Este
texto de Alberto Garzón pertenece a una entrada en su blog de Junio
de 2011, cuando se desempeñaba en las plazas como “indignado 15M”
e iniciaba su carrera política dentro de IU. Del 15M y su conexión
con élites globalistas y sus fundaciones, tipo las que monta el
señor Soros, escribí
hace tiempo Llamativamente, en el texto al que hago referencia
aparece también la Open Society Institute de George Soros, entre
otras fundaciones globalistas.
Pero
si estos elogios acerca del especulador Soros- a Garzón se le
“olvidó” el papel de Soros en la crisis financiera de los
“tigres asiáticos” (Tailandia, Indonesia, Filipinas, Malasia,
Taiwan y Corea del Sur, teniendo sus repercusiones en Hong-Kong) en
los años 90 del pasado siglo, lo que provocó millones de nuevos
pobres en el continente asiático- fueran una “inocente” boutade
de bisoño líder juvenil, más cercanamente (abril de 2015), Garzón
volvía a hablar de Soros en términos casi “rehabilitadores” del
aludido.
A
ver si es que el señor Soros va a ser tan marxista como el señor
Garzón...y aplicando el método dialéctico de la contradicción
están promoviendo la revolución socialista por la vía de
combatirla. Es que a veces, algunos somos tan obtusos que se nos
escapan las sutilezas por falta de “finezza”, que diría algún
político italiano de los 80.
Al
final, detrás de tanta coincidencia “teórica” entre ambos acaba
por emerger algo más tangible, material diríamos: la economía en
forma de dinero.
Uno
se pregunta por qué Soros y Garzón acaban por defender una cuestión
tan concreta como la emisión de eurobonos por parte del BCE (Banco
Central Europeo).
El
diario La Vanguardia recogía en Septiembre de 2012 unas
declaraciones de Soros urgía a “Angela Merkel, a que
impulse una agenda por el crecimiento económico, acelere en el
establecimiento de una autoridad fiscal europea y que garantice
la creación de los eurobonos”
En el mismo año, aunque en
Enero, Garzón
expresaba en su facebook lo siguiente:
“Hasta el banco mundial
pide eurobonos, que aunque sea una medida claramente insuficiente...
algo es. http://t.co/9j4L27yf”
Por si al candidato a
Coordinador Federal de IU tuviese la tentación de borrar esta
entrada, se la pongo en captura de pantalla.
Se les olvidó tanto a Soros
como al economista Garzón explicar un pequeño detalle en relación
con los eurobonos, una cosa “sin importancia”: que la emisión de
eurobonos necesita el respaldo
de los “mercados privados”; esto es, de los especuladores que
compran deuda pública.
No hace falta ser un lince para
darse cuenta de que el objetivo de Soros cuando presionaba para la
edición de eurobonos era con el objetivo de, tras su aprobación,
dar otro de sus formidables pelotazos especulativos.
Y en relación con los eurobonos, el joven Garzón no duda en seguir aireando la importancia de las opiniones de uno de los mayores fabricantes de "revoluciones de colores" del mundo.
Y en relación con los eurobonos, el joven Garzón no duda en seguir aireando la importancia de las opiniones de uno de los mayores fabricantes de "revoluciones de colores" del mundo.
Si siguen ustedes el relato que hasta el momento va haciendo el político sobre el fabricante de disidencias controladas, verán que insiste tanto en destacar los "méritos" de Soros que su condición de "especulador", que siempre señala porque de lo contrario sería muy descarado, acaba pareciendo "peccata minuta". Quizá es de lo que se trata.
Cuando se hacen méritos en
favor de los intereses globalistas como los que ha estado haciendo el
señor Garzón, no debe uno sorprenderse de que le traten bien.
La web Acces Info, un
“influencer” mediático sobre otros medios, trata especialmente
bien al político español. Veamos algunas entradas que hablan de él:
- “El diputado
Alberto Garzón pide
al congreso la entrega de los presupuestos en formato abierto y
reutilizable”
- “Alberto
Garzón: "El puesto 64 no es la liga de campeones de la
transparencia”
- “Actualización sobre
destino de las donaciones
de la campaña de los 3.000 euros” (en la última parte del
artículo se alude a diversas iniciativas parlamentarias de Garzón)
Pero ¿quiénes están detrás
de la web Acces Info? Lo cuentan ellos mismos aquí.
Pero por si ustedes se
despistaran, les señalo yo algunas de ellas:
-Open Society Health Program
-Open Society Human Rights
Initiative
-Open Society Information
Program
-Open Society Media Program
Esas cuatro organizaciones
entre las más evidentes de la factoría globalista de George Soros
pero además debemos añadir otras como ALTER-EU o Transparency
International, ambas financiadas, entre otros, por la Open Society
Institute.
Si
se toman ustedes la molestia de continuar investigando verán más.
Un
caso particular es el de
la National
Endowment for Democracy (NED),
ligada
al
Partido Republicano de EE.UU, y con conexiones con la CIA.
Hay
formas más sutiles de impulsar la carrera de Alberto Garzón. Desde
los medios de la “progresía”, por
ejemplo, que
sólo un ignorante o un reaccionario tildarían de rojos o
comunistas.
Me
refiero a dos que son particularmente amables con el joven político:
a)
La Sexta: en cuyo accionariado participa el grupo inversor Gala
Capital, propiedad de George Soros.
b)
El Diario, cuyo subdirector Juan
Luis Sánchez, es
miembro
del Consejo Asesor Europeo de la Open Society Foundations.
También es colaborador de La Sexta.
¿Les sorprende a ustedes, que Jordi Vaquer, director de la Open Society Initiative for Europe de George Soros ayude a dar aires a la coalición organizada entre Garzón e Iglesias? A mí no
Tras todo lo anterior sólo me queda volver a hacer una pregunta muy similar a la que hice recientemente en relación con el señor Anguita: ¿Cómo es posible que el señor Garzón haya sido no ya diputado de IU, sino miembro de su Presidencia, candidato a la Presidencia del Gobierno por el mismo grupo, verdadero Coordinador Federal de IU, en lugar del pusilánime Coordinador nominal que ha permitido por acción y por omisión durante dos años este proceso, organizador del pacto IU-Podemos, alma mater de la expulsión de 5.000 afiliados de IU y preparador de la desaparición próxima de la misma dentro de Podemos sin que su militancia se haya levantado y expulsado de la organización a patadas? Tengo mi respuesta pero prefiero conocer la de ustedes.
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