SUMAR Y PODEMOS JUNTOS A LAS GENERALES ¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?
PROPUESTA DE EXIGENCIAS AL POSIBLE PRÓXIMO GOBIERNO DE AMPLIAS ALIANZAS
HASTA LOS COJONES DEL ASUNTO LUIS RUBIALES Y DE TODO EL SHOW
TIEMPO DE PESIMISMO (NO EXAGERAR LOS ADJETIVOS), TIEMPO DE ESPERANZA
SUMAR Y PODEMOS JUNTOS A LAS GENERALES ¿QUÉ PUEDE SALIR MAL?
30 de abril de 2016
TELEGRAPH: “LA CIA SE HA METIDO EN LA UNIÓN EUROPEA HASTA EL CUELLO”
Librered.net
Los
intentos de EEUU de impedir la separación del Reino Unido de la UE
no deben sorprender a los euroescépticos, ya que la integración
europea siempre ha sido un proyecto norteamericano, manifiestan los
documentos de la CIA citados por Telegraph.
La
inteligencia de Estados Unidos ha “financiado secretamente”
la creación de la UE desde mediados del siglo XX, así como la
formación de institutos durante los gobiernos de Truman, Eisenhower,
Kennedy, Johnson y Nixon, afirma el diario, haciendo referencia a las
fuentes reveladas de la época de la Guerra Fría.
“Aunque
a veces irritado, EEUU se ha apoyado en la UE como un ancla de sus
intereses norteamericanos, aparte de la OTAN”.
El
motivo “evidente” del presidente Truman (1945 — 1953),
destaca el artículo, consistía en que el acuerdo de Yalta con la
URSS se estaba viniendo abajo, por lo cual “aspiraba a un frente
unido para disuadir al Kremlin de un mayor engrandecimiento”
más allá de Europa de Este.
Uno
de los memorandos del 26 de julio de 1950, firmado por Gen William J.
Donovan, exjefe de la Oficina de Servicios Estratégicos de EEUU,
revela la “campaña para promover el Parlamento Europeo de pleno
derecho”.
Cometieron
“errores horribles” en este camino, afirma el diario.
Entre otros tantos, se trata de las “instrucciones” de
1965 al vicepresidente de la Comunidad Europea para perseguir la
unión monetaria con sigilo, suprimiendo el debate hasta que la
“adopción de estas propuestas se hiciera prácticamente
inevitable”.
De
allí las “trampas” de la deuda y deflación, así como el
desempleo masivo en el sur de Europa en la época actual.
En
las filas de la administración de EEUU hubo bastantes
euroescépticos, en particular, a finales del siglo pasado. John
Kornblum, el jefe de los asuntos europeos del Departamento de Estado
en los 90, fue uno de ellos, calificó de “una pesadilla”
todos los intentos de establecer las relaciones con Bruselas:
“Terminé totalmente frustrado. Las áreas militares, de defensa
y seguridad fueron totalmente disfuncionales”.
Aquellas
“frustraciones” dieron lugar a un período de optimismo
estratégico con la primera ola de integración de los países de
Europa del Este en 2004.
De
momento, la conservación de la UE con su configuración actual y con
el garante de EEUU que es Londres, es vista por Washington como
prioridad frente a la “amenaza yihadista” y el gobierno de
Vladímir Putin con su potencial militar, apuntan los autores de
Telegraph.
Concluyen
que los papeles citados no son solo “antigua historia”,
sino también una evidencia de que la CIA se ha metido en la UE
“hasta el cuello”.
NOTA
DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Más información sobre la cuestión
en los siguientes enlaces:
https://www2.warwick.ac.uk/fac/soc/pais/people/aldrich/publications/oss_cia_united_europe_eec_eu.pdf
29 de abril de 2016
BOMBAS ATÓMICAS PARA ITALIA, ALEMANIA, BÉLGICA, HOLANDA Y TURQUÍA
Manlio
Dinucci. Il Manifesto
Cinco
Estados no nucleares violan en este momento el Tratado de No
Proliferación al recibir bombas atómicas estadounidenses. Esas
bombas serán incluso modernizadas, precisamente en momentos en que
Washington acaba de organizar una cumbre… contra las violaciones de
la no proliferación nuclear.
«Gracias,
presidente Obama. Italia mantendrá con gran determinación su
compromiso con la seguridad nuclear», escribió en Twitter el
primer ministro Matteo Renzi, después de participar, en abril, en la
cumbre de Washington sobre ese tema.
«La
proliferación y la potencial utilización de armas nucleares
constituyen la mayor amenaza para la seguridad mundial. Es por eso
que, hace 7 años, en Praga, me comprometí a que Estados Unidos
cesara de difundir el armamento nuclear», había escrito el
presidente Obama en su presentación del encuentro de Washington.
Y
precisamente mientras declara eso, la Federación de Científicos
Americanos (FAS, siglas en inglés) presenta nueva información sobre
las nuevas bombas nucleares estadounidenses B61-12, actualmente en
fase de desarrollo, que reemplazarán las B61 ya desplegadas por
Estados Unidos en Italia, Alemania, Bélgica, Holanda y Turquía.
Incluso se están realizando ensayos para dotar la B61-12 de
capacidades antibúnker, o sea de penetrar profundamente en el
subsuelo antes de explotar para destruir los centros de mando y otras
estructuras subterráneas mediante un primer golpe nuclear.
Para
la utilización de estas nuevas bombas nucleares, dotadas de sistemas
de guía de precisión y de potencia variable, Italia pone a la
disposición [de Estados Unidos y la OTAN] no sólo las bases aéreas
de Aviano y de Ghedi-Torre (Brescia) sino también pilotos que se
entrenan para la realización de bombardeos atómicos bajo las
órdenes de Estados Unidos. Así lo demuestra, señalan los
científicos estadounidenses, la presencia en Ghedi del 704th
Munitions Support Squadron, una de las cuatro unidades de la US Air
Force desplegadas en las 4 bases europeas «donde las armas
nucleares estadounidenses están destinadas al lanzamiento desde
aviones del país receptor».
Información
confirmada, desde Estados Unidos, por el Bulletin of Atomics
Scientists, una de las fuentes más confiables en materia de
armamento nuclear. El 2 de marzo de 2016 esta publicación escribe:
«Se
han asignado a la fuerza aérea italiana (con aviones Tornado PA-200)
varias misiones de ataque nuclear con armas nucleares
estadounidenses, mantenidas bajo control del personal de la US Air
Force hasta que el presidente de Estados Unidos autorice su
utilización.»
De
esta manera, Italia, Alemania, Bélgica, Holanda y Turquía,
oficialmente países no nucleares, se ven convertidos en territorio
de primera línea y, por ende, en posibles blancos, en el
enfrentamiento EEUU/OTAN contra Rusia. Ese enfrentamiento se hará
más peligroso aún con el despliegue en Europa de las nuevas bombas
nucleares estadounidenses. Interrogados al respecto por el New York
Times, varios expertos advierten:
«Las
armas nucleares de ese tipo, más precisas, incrementan la tentación
de recurrir a ellas, e incluso de ser los primeros en utilizarlas.»
Ante
el creciente peligro que nos amenaza, y que la mayoría desconoce
porque los medios de prensa y los políticos se cuidan muchísimo de
mencionarlo, ya no bastan los usuales llamados al desarme nuclear,
terreno propicio para la demagogia. Basta con recordar que el
presidente Obama, el mismo presidente que asignó 1 000 millardos de
dólares [1], dice que quiere «llevar a la realidad la visión de un
mundo sin armas nucleares».
Hay
que denunciar el hecho que, al recibir armamento nuclear y prepararse
para utilizarlo, Italia, Alemania, Bélgica, Holanda y Turquía están
violando el Tratado de No Proliferación, ratificado en 1975, donde
se estipula:
«Cada
Estado no poseedor de armas nucleares […]
se compromete a no recibir de nadie ningún traspaso de armas
nucleares u otros dispositivos nucleares explosivos ni el control
sobre tales armas o dispositivos explosivos, sea directa o
indirectamente […]»
(Artículo 2)
La
única manera concreta que tenemos de contribuir a impedir la
escalada nuclear y a que se haga realidad la eliminación total de
las armas nucleares es exigir que Italia, Alemania, Bélgica, Holanda
y Turquía no sigan violando el Tratado de No Proliferación y, sobre
la base de dicho Tratado, que esos países obliguen a Estados Unidos
a retirar todo armamento nuclear ya desplegado en sus territorios
nacionales respectivos e impidan el despliegue de las nuevas bombas
atómicas B61-12.
¿Habrá
en los Parlamentos de esos países alguien dispuesto a solicitar eso
sin andarse con medias tintas?
28 de abril de 2016
DAVID HARVEY Y EL CARÁCTER FETICHISTA DE LA MERCANCÍA
Francisco
Umpiérrez Sánchez. fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com.es
Cuando
se estudia El
Capital se
atraviesa distintas etapas teóricas. Primero hay que estudiar la
transformación de la mercancía en dinero, y después, la
transformación del dinero en capital. Estas son las dos primeras
etapas del conocimiento contenidas en El
Capital.
Es un error introducir conceptos y determinaciones de la segunda
etapa en la primera. No podemos pretender ver en la primera etapa
aspectos que solo pueden verse en la segunda etapa. Tampoco debemos
pretender que con uno solo concepto, como puede ser el carácter
fetichista de la mercancía, entender la totalidad de la naturaleza
de la mercancía. Todo concepto tiene sus limitaciones. Ir más allá
de los límites de cada concepto es un error teórico grave. Si
queremos llegar más lejos en la comprensión del objeto de estudio
necesitamos de otros conceptos. Cada cosa a su tiempo. Estas
consideraciones lógico teóricas no las tiene en cuenta Harvey,
provocando que su exposición no sea ordenada sino tortuosa.
Después
de haber expuesto la transformación de la mercancía en dinero
–advirtiendo que aquí hablamos del dinero-oro, esto es, del dinero
que todavía es un valor de uso– Marx pasa a exponer el carácter
fetichista de la mercancía. Les recuerdo que la mercancía es una
unidad doble: valor de uso y valor. Marx nos dice que en principio la
mercancía parece un objeto trivial, pero de su análisis resulta que
es una cosa muy complicada, llena de sutilizas metafísicas y de
caprichos teológicos. Y cuando algo es complicado y muy complejo, se
nos presenta inevitablemente como algo misterioso y enigmático. Lo
que hace a continuación Marx es decirnos primero dónde no está el
misterio de la mercancía.
Pero
antes de entrar en esta materia aclaremos la diferencia entre valor y
forma de valor. El lector me lo agradecerá. Comprenderá mejor lo
que sigue. Cuando un agricultor produce trigo, debemos distinguir dos
cosas: por un lado, realiza una actividad productiva conforme a un
fin, y por otro lado, gasta una determinada cantidad de fuerza de
trabajo en producir, por ejemplo, 2 kilos de trigos. En tanto
actividad productiva el agricultor produce valor de uso, y en cuanto
gasto de fuerza de trabajo el agricultor produce valor. El gasto de
la fuerza de trabajo se mide por la duración del trabajo. De manera
que diremos que para producir 2 kilos de trigo el agricultor empleó
2 horas de trabajo social medio. Pero cuando miramos los 2 kilos de
trigo, y por muchas vueltas que le demos, no tenemos manera de hallar
las dos horas de trabajo contenidas en los 2 kilos de trigo. Dicho de
otro modo: bajo el punto de vista sensible es imposible percibir el
valor de los dos kilos de trigo. Al valor considerado así se le
llama el valor en su forma natural. A esta forma de existir el valor
en la mercancía aislada Marx la califica de “objetividad
espectral”. Lo único que quiere indicar Marx con esta expresión
es el carácter imperceptible del valor en su forma natural.
La
situación cambia cuando en vez de considerar a la mercancía aislada
consideramos la relación de una mercancía con otra. Supongamos que
se establece una relación de intercambio entre 2 kilos de trigo y 1
metro de tela. Dice Marx que una mercancía por sí misma no puede
expresar el valor que tiene. Así que el trigo para expresar su valor
necesita de la tela. Y en esta relación el trigo se encontrará en
la forma relativa de valor, porque es la mercancía que expresa su
valor, y la tela estará en forma de equivalente, porque es la
mercancía que sirve de material de expresión del valor del trigo.
Si preguntáramos ¿cuál es el valor de 2 kilos de trigo?
Responderíamos: 1 metro de tela. Lo que nos dice Marx es que 1 metro
de tela es la forma del valor de 2 kilos de trigo. Así que,
concluyendo, una cosa es el valor en su forma natural, el valor
existiendo en la mercancía aislada y que no es perceptible, y otra
cosa es la forma del valor, el valor existiendo en la relación de
cambio entre dos mercancías, donde la mercancía que desempeña el
papel de equivalente, en nuestro caso 1 metro de tela, existe como
forma del valor de los 2 kilos de trigo. El estudio de las formas del
valor merece un estudio muy concienzudo, muy riguroso y muy
reflexivo. Aconsejo al lector que lea mi trabajo La
transformación de la mercancía en dinero , para que tome
nota de toda su complejidad y trascendencia. Sin embargo, en un gesto
ofensivo hacia la calidad teórica de El Capital ,
Harvey afirma que el estilo seguido por Marx en esa sección es
“aburridamente contable”. ¡Qué le vamos a hacer! Es propio de
mucha gente achacar al otro sus propias limitaciones. Y Harvey tiene
importantes limitaciones teóricas.
Pasemos
ahora a explicar dónde según Marx no está el misterio de la forma
mercantil.
Una.
El misterio de la mercancía no puede provenir del valor de uso, ya
se le mire, por una parte, como una cosa que por sus propiedades
satisface necesidades humanas, o por otra parte, como un producto del
trabajo útil o de la actividad conforme a un fin. Aquí no hay
oscuridad ni misterio. Todo está a la luz.
Segunda.
Nos advierte Marx que tampoco el misterio está en las
determinaciones del valor. El valor tiene tres determinaciones
fundamentales: su sustancia, su magnitud y su forma social.Hablemos
de su sustancia: por muy diferentes que sean las
actividades productivas o trabajos útiles, es una verdad fisiológica
que son funciones del organismo humano, esto es, gasto de cerebro,
músculos,... En tanto valores las mercancías son gasto de fuerza de
trabajo humano sin tener en cuenta la forma de su gasto. Esta
determinación es la que hace iguales a todas las mercancías. Es
obvio igualmente que esta determinación no tiene nada de misteriosa
ni enigmática.
Hablemos
de la magnitud del valor: Nos dice Marx que salta a la vista la
diferencia que hay entre la cantidad de trabajo y la calidad del
trabajo. Y añade que en todas las situaciones tuvo que interesarle a
los hombres saber cuánto tiempo empleaba en producir sus medios de
subsistencia. Luego en la magnitud de valor tampoco hay misterio.
Hablemos,
por último, de su forma social: dice Marx “en cuanto los
hombres trabajan de alguna manera los unos para los otros, su trabajo
recibe también una forma social”. En el esclavismo los esclavos
trabajaban para los esclavistas, en el feudalismo los siervos
trabajaban para los señores feudales, en el capitalismo la clase
obrera trabaja para los capitalistas, y en el socialismo de Estado la
clase obrera trabajaba para el Estado. Así que la forma social del
trabajo tampoco genera ninguna clase de misterio y enigma.
Llegados
a este punto Marx se pregunta: “¿De dónde nace, pues, el carácter
enigmático del producto del trabajo en cuanto adopta la forma de
mercancía?” Y responde: “Evidentemente de esa misma forma”. Ya
tenemos entonces la respuesta: el carácter misterioso y enigmático
del producto del trabajo proviene de su forma mercantil. Luego la
clave está en comprender bien la naturaleza de esa forma para
comprender por qué la mercancía tiene un carácter fetichista. Toda
esta exposición pormenorizada que he realizado, y que no es nada
extensa, no figura en el texto de David Harvey. Y, por rigor, no me
he saltado ningún paso. Vale más decir poco pero claro que mucho
pero turbio. Expongamos primero en qué consiste el enigma de la
forma mercantil según Marx: “La igualdad de los trabajos humanos
recibe la forma objetiva de la misma objetividad de valor de los
productos del trabajo, la medida del gasto de fuerza de trabajo
humano mediante su duración recibe la forma de la magnitud de valor
de los productos del trabajo, las relaciones de los productores en la
que actúan esas determinaciones sociales de sus trabajos reciben la
forma de una relación social de los productos del trabajo”. No se
me atragante el lector que ahora pasaré a explicar todo esto.
El
señor A de la comunidad A produce trigo, y el señor B de la
comunidad B produce telas. Desde hace décadas vienen intercambiando
sus productos del trabajo de forma regular. Los sucesivos
intercambios han establecido la siguiente relación de cambio: 2 kilo
de trigos se cambian por 1 metro de tela, o 2 kilos de trigo = 1
metro de tela. El trabajo del agricultor es un trabajo útil
cualitativamente diferente del trabajo del tejedor, pero como gasto
de fuerza de trabajo humano son iguales. En un caso se gasta fuerza
de trabajo humano en forma de agricultura y en el otro caso se gasta
en forma de tejeduría. Esta diferencia se objetiva en las mercancías
del siguiente modo: como valores de uso el trigo y la tela son
cualitativamente diferentes y como valores son iguales. Debemos
suponer también que el agricultor empleó 2 horas de trabajo social
medio en producir 2 kilos de trigo, y que el tejedor empleó
igualmente 2 horas de trabajo social medio en producir 1 metro de
tela. Y aunque el tejedor haya empleado 3 horas de trabajo, sus 3
horas de trabajo individual representan 2 horas de trabajo social
medio. Ya que hemos supuesto que las condiciones medias de
productividad en esta rama del trabajo se expresan en que por cada
metro de tela producida se emplean 2 horas de trabajo social medio.
Prefiero emplear la expresión “trabajo social medio” que la tan
socorrida expresión de “trabajo socialmente necesario”.
Ahora
preguntemos por las palabras de Marx a las cuáles prometí darles
una explicación. Primero: ¿Qué significa que “la igualdad de los
trabajos humanos recibe la forma objetiva de la misma objetividad de
valor de los productos del trabajo”? Pues eso: que la igualdad
entre el trabajo humano del agricultor y el trabajo humano del
tejedor se expresa –o recibe la forma– en la igualdad de sus
productos: el trigo y la tela en tanto valores, en tanto representan
gasto de fuerza de trabajo humano sin tener en cuenta la forma de su
gasto, son iguales. Segundo: ¿Qué significa que “la medida del
gasto de fuerza de trabajo humano mediante su duración recibe la
forma de la magnitud de valor de los productos del trabajo”? Lo
siguiente: que las 2 horas de trabajo social medio que costó
producir los 2 kilos de trigo se expresa –o recibe la forma– en 1
metro de tela. Y tercero: ¿Qué significa “que las relaciones de
los productores en la que actúan esas determinaciones sociales de
sus trabajos reciben la forma de una relación social de los
productos del trabajo”? Lo siguiente: que la relación
socio-económica entre el agricultor y el tejedor se expresa –o
recibe la forma –en la relación social de los 2 kilos de trigo con
1 metro de tela. En suma, en el mundo mercantil nada se dice
directamente de los trabajos y de los trabajadores: todo se dice por
medio de los productos del trabajo.
Llegados
a este punto y esperando que el lector haya entendido mis
explicaciones, Marx concluye: “Lo misterioso de la forma de
mercancía consiste, pues, en el hecho de que les refleja a los
hombres los caracteres sociales de su propio trabajo como caracteres
objetivos de los productos del trabajo, como propiedades naturales
sociales de estas cosas, y, por tanto, también refleja la relación
social de los productores con el trabajo total como una relación
social de objetos, existente fuera de ellos”. Creo que en mis
palabras anteriores queda claro lo que concluye Marx. Los caracteres
sociales del trabajo del agricultor y del tejedor en tanto gasto de
fuerza de trabajo social medio se les refleja a ellos como caracteres
sociales de sus productos, como caracteres sociales de los 2 kilos de
trigo y el metro de tela. Y la relación social de los productores
con el trabajo total, esto es, con el trabajo de todas las ramas de
producción, se refleja como la relación social de todas las
mercancías entre sí. ¿Y cuáles son los caracteres sociales del
trabajo humano abstracto, esto es, del gasto de fuerza de trabajo
humano sin tener en cuenta la forma de su gasto, del agricultor y del
tejedor? Lo dijimos antes: uno, que en tanto valores son iguales,
dos, que en su producción han gastado una determinada cantidad de
trabajo social medido por su duración, y tres, que cada uno de ellos
satisface la necesidad del otro o que cada trabajo se ha confirmado
como eslabón necesario en la división social del trabajo. Creo que
con lo dicho hasta aquí basta.
Hablemos
ahora de cómo interpreta David Harvey el fetichismo. En la página
46 de su texto, Harvey explica el fetichismo de las mercancías en
los siguientes términos: “Si alguien va a un supermercado y quiere
comprar allí una lechuga, tiene que disponer de cierta cantidad de
dinero. La relación material entre el dinero y la lechuga expresa
una relación social porque el precio –el cuánto– está
socialmente determinado, y el precio es una representación monetaria
del valor. Oculto en el seno de ese intercambio en el mercado entre
cosas existe una relación entre el consumidor y los productores
directos que trabajaron para producir esa lechuga. Pero el trabajador
no solo no tiene por qué saber nada del trabajo o los trabajadores
que introdujeron valor en la lechuga; en sistemas muy complicados de
intercambios es imposible saber nada sobre el trabajo o los
trabajadores, y por eso el fetichismo es inevitable en el mercado
mundial. El resultado final es que nuestra relación social con las
actividades laborales de otros queda oculta bajo las relaciones entre
cosas”.
La
esencia de la explicación de David Harvey sobre qué es el
fetichismo de las mercancías es la siguiente: la relación entre
cosas en el mercado, entre mercancía y dinero, oculta la relación
entre productores y consumidores, resultando que los segundos no
saben nada de los primeros. ¿De dónde extrae Harvey esta
explicación? De El Capital puedo asegurarles que
no. ¿De dónde la extrae entonces? De sus propias conjeturas. ¿Tiene
sentido lo que afirma? Pues no. El en proceso de intercambio, en el
mercado, las personas figuran unas frente a otras como representantes
de mercancías, esto es, como compradores y como vendedores. Estos
son los dos únicos papeles que se desempeñan en el mercado:
vendedor y comprador. De hecho el capitalista en el mercado también
es un comprador y un vendedor, el hecho de que sea capitalista no le
hace desempeñar un papel distinto a los que rigen en el mercado, que
vuelvo y repito son el de comprador y el de vendedor. El dinero como
capital se diferencia del dinero como medio de compra por las
mercancías que se compran con él: medios de producción y fuerza de
trabajo. El dinero como capital no se diferencia del dinero como
medio de compra porque su propietario desempeñe un papel distinto a
los que rigen en el mercado. Quien va con dinero al mercado desempeña
el papel de comprador, mientras que quien va con mercancía desempeña
el papel de vendedor. –No hablamos ni tenemos en cuenta en esta
etapa del conocimiento el capital productor de interés. Advertí que
es un error incluir en una etapa del conocimiento aspectos que
pertenecen a una etapa de conocimiento posterior–.
Seguimos.
Una vez que el comprador se hace con la mercancía que necesita, por
ejemplo, la lechuga, abandona la esfera de la circulación e ingresa
en la esfera del consumo. La lechuga en el mercado funciona en
calidad de valor, mientras que en el consumo funciona en calidad de
valor de uso. En el mercado la lechuga se realiza como valor,
mientras que en el consumo se realiza como valor de uso. Así que no
tiene sentido alguno afirmar que la esfera de la circulación oculta
la esfera del consumo. La esfera del consumo está tan a la vista
como la esfera de la circulación. Veamos ahora el otro lado de la
relación económica. El agricultor una vez ha recolectado las
lechugas abandona la esfera de la producción e ingresa en la esfera
del mercado. Y en el mercado no figura como productor sino como
vendedor. Así que tampoco tiene sentido decir que la esfera de la
circulación oculta la esfera de la producción. La esfera de la
producción está tan a la vista como la esfera de la circulación.
Así que es un acto mental caprichoso y arbitrario de Harvey afirmar
que en el intercambio se ocultan las relaciones entre los productores
y los consumidores, cuando lo cierto es que la relación entre
producción y consumo está mediada por el mercado. Y mediación no
es lo mismo que ocultación. Además no solo es que la producción,
el intercambio y el consumo se diferencien espacialmente, sino
también temporalmente. Primero viene la producción, después el
intercambio, y por último, el consumo.
Podría
entrar aún en más detalles, pero no quiero cansar al lector. Creo
haber demostrado que la lectura de Harvey sobre la sección de El
Capital titulada el carácter fetichista de la
mercancía y su secreto carece de rigor conceptual e
interpreta de forma errónea la esencia de ese concepto.
23 de abril de 2016
TRES DESPACHOS SOBRE WALTER BENJAMIN
Maciek
Wisniewski. La Jornada
El
migrante. Benjamin (1892-1940), al parecer, nace siendo un migrante,
hecho solo para cambiarse de lugar. Nunca logra encontrarse uno fijo.
Estando en uno ya quiere irse al otro. Su Berlín natal es su
influencia principal. Aun así, no puede esperar a dejarlo atrás.
Sólo que al mismo tiempo no sabe dejar atrás la casa de sus padres
(una bien acomodada familia burguesa judío-alemana). Por años sigue
viviendo con ellos, obligando a su padre a que lo mantenga. En los
años 20/30 va y regresa. Primero del (auto)exilio en Suiza durante
la Primera Guerra Mundial (donde hace el doctorado), luego de sus
casas temporales en París, Capri o Moscú. La carrera académica que
anhela tanto –pero a la que no puede decidirse bien: “Trato de
agarrar el viento de todos lados”, anota en Capri ( Walter
Benjamin: a critical life, Harvard, 2014, p. 217)– lo
ataría a un lugar. Pero su habilitación es rechazada y queda
“libre”. Aprovechando el auge mediático en la joven
república de Weimar se vuelve un freelance writer: colabora
con la prensa, la radio, hace traducciones y trabajos de redacción.
Así puede “estar en movimiento”: siempre que logra juntar
un poco de dinero –su situación económica es muy precaria–
migra por toda Europa. El viaje –bien subrayan Eiland y Jennings,
autores de su nueva, ya citada biografía (satisfactoria como fuente
de información sobre su vida y entorno, pero decepcionante como
lectura...)– es para él una “medicina para las miserias”
(p. 335). Incluso la típica disyuntiva de los intelectuales judíos
de su generación (y “acto de rebelión contra sus familias
burguesas”): “sionismo o comunismo”, descrito así
por su amigo Gershom Sholem ( LRB, 3/8/95), se presenta para él como
una cuestión del destino migratorio. Aunque estudia las
posibilidades de emigrar tanto a Palestina como a la URSS, no puede
decidirse por ninguna (ni por rebelarse contra su familia...). Quiere
“evitar compromisos ideológicos” y “conservar su
libertad intelectual y personal” (p. 272). El hogar es donde
puedo gastar el dinero, escribe (p. 332).
El
exiliado. Con su precario modo de empleo, siempre está buscando un
lugar más barato para comer, dormir, leer y escribir; en 1932, en
plena bancarrota, quiere ir a vivir a una cueva en una isla en el
Mediterráneo (Esther Leslie, “Walter Benjamin: the refugee and
migrant”, en Verso blog, 14/10/15). Con la llegada de
Hitler al poder, pasa de migrante a exiliado (igual que otras 100 mil
personas que huyen de Alemania entre 1933-35). “Sacado de su
comodidad burguesa por las fuerzas de la historia y aventado al lado
de los desposeídos”, apunta Leslie, ve en el auge del nazismo
“la continuidad de la opresión y explotación capitalista”.
Exiliado en París con poco dinero y pocas oportunidades para
publicar, anota: “Hay lugares donde puedo ganar una cantidad
mínima y lugares donde puedo subsistir con una cantidad mínima,
pero no hay ninguno donde las dos cosas coincidan” (p. 392). La
atmósfera alrededor –los franceses tratando a los exiliados
alemanes peor que a los alemanes que los exiliaron, los exiliados
comiéndose a otros exiliados y los judíos humillando a otros judíos
(“Si estos dependerán sólo de sí mismos y de
los antisemitas, pronto no habrá muchos de ellos”, p. 495)–
profundiza su desesperación. Busca nuevas casas. En siete años
cambia de dirección 28 veces. Se va a Ibiza, a Dinamarca (a ver a
Brecht, quien lo tilda de “huidizo incapaz de alcanzar un
refugio”), a Italia... Cada vez después de un rato, de un
lugar ya quiere irse al otro. Cuando Adorno y Horkheimer –que junto
con su instituto, su principal fuente de empleo en estos años, ya
están en Nueva York– quieren traerlo a Estados Unidos, lo ve con
esperanza. Vacila –como con todo– pero sabe que ya se le acaba el
tiempo. A principios de 1939, la Gestapo descubre un artículo que
una vez publicó en Moscú, “transgresión” suficiente
para revocarle la ciudadanía alemana (p. 626). Del exiliado pasa al
apátrida y al refugiado.
El
refugiado. Cuando en septiembre estalla la guerra, el gobierno
francés ordena la internación de miles de enemy aliens
alemanes y austriacos. Benjamin queda encerrado por dos meses,
primero en el Estadio Olímpico en Colombes, al norte de París, y
luego en el campo en Nevers (p. 648-653). Aunque son campos de
internamiento, las condiciones son terribles y él no está hecho
para aguantarlas. Ya en libertad le escribe a Adorno: “En los
últimos meses vi tantas vidas cuya ‘existencia burguesa’ no sólo
se hundía, sino se ‘zambullía de cabeza’ de un día para el
otro” (p. 669). La suya incluida. Cuando en mayo de 1940 los
nazis invaden Francia, finalmente intenta huir del país. Tiene un
visado estadunidense, pero para poder tomar un barco en Marsella
necesitaría también uno francés. Siendo un apátrida, no puede
sacarlo. Con un grupo de otros refugiados logra cruzar a España a
través de los Pirineos. Pero la frontera en Port Bou está cerrada.
Le dicen que será retornado a Francia y, mientras tanto, junto con
otros, lo ponen en un hotelito bajo guardia. Temiendo ser enviado
otra vez al campo de internamiento, el 26 o 27 de septiembre –en
circunstancias poco claras, reconstruidas por Jeremy Harding ( LRB,
19/7/07)– decide suicidarse. Del refugiado pasa al náufrago y al
ahogado. Al día siguiente la frontera queda reabierta (p. 675).
Coda.
Para Benjamin la historia era una “lucha” entre el futuro
y el pasado, con el presente como “una viva imagen dialéctica
de los dos”; según él había momentos en que gracias a un
particular alineamiento político-histórico, un fragmento del
pasado, resonando con el presente, podía hablarnos directamente.
Este
momento es ahora, cuando:
1)
la suerte de los refugiados, como Benjamin, resuena con la vida y la
muerte de miles en las fronteras de Europa y en sus campos de
internamiento;
2)
la suerte de los exiliados por el fascismo, como Benjamin, resuena
con su actual renacimiento;
3)
la suerte de los migrantes y trabajadores precarios, como Benjamin,
resuena con la condición de millones de freelance workers.
Las
imágenes del pasado y del presente encajan tan bien en un nuevo
“rompecabezas dialéctico”, que simplemente parecen
intercambiables.
NOTA
DEL EDITOR DE ESTE BLOG:
Aunque
parece ya una batalla perdida, a algunos nos resulta especialmente
irritante la expresión de trabajadores precarios para referirse a
los hijos de la pequeña y mediana burguesía a los que les han
venido mal dadas en algún recodo de la historia. Lo que algunos
llaman “precariado” no ha sido otra cosa que la condición de
vida del proletariado (o clase trabajadora, si la expresión les
resulta menos “desfasada” a los “modernos de lo nuevo”) en la
mayor parte del tiempo de existencia de esta clase social. Así que
atenciones especiales hacia algún estrato de clase, que ni siquiera
ha alcanzado la condición de tal, ninguna.
22 de abril de 2016
TODO LO QUE USTED SIEMPRE QUISO SABER SOBRE EL ‘OFFSHORE’
Movimiento
Político de Resistencia Global
Una
empresa “offshore” es lo más opuesto a la noción
que hasta ahora habíamos conocido de empresa. No hay instalaciones,
ni maquinaria, ni trabajadores, ni actividad de ningún tipo. Todo es
virtual, como los antiguos apartados de correos o una dirección
electrónica de hoy.
Antes
las sociedades se llamaban “anónimas” porque sus
propietarios tenían un título al portador que se podía vender en
cualquier momento. Podríamos decir que la relación de producción
cambiaba pero la fuerza productiva seguía en su sitio. Ahora todo es
ficticio, fantasmagórico más bien.
El
origen de los paraísos fiscales se puede aclarar teniendo en cuenta
que la palabra inglesa “offshore” se debería traducir
como “extraterritorial”, una expresión jurídica
vinculada al feudalismo y al colonialismo.
Es
feudal porque antiguamente había potencias, como la Iglesia, que no
estaban sujetas a las normas del Estado. Las Iglesias eran como el
Vaticano, un Estado dentro de otro Estado. Por eso el Vaticano es el
paraíso fiscal más importante del mundo... aunque nadie lo
mencione.
Por
eso también durante el franquismo los obreros se refugiaban en las
iglesias. Era una especie de lugar “sagrado” en el que la
policía no podía entrar. Lo mismo ocurría en las universidades.
Para entrar en ellas la policía debía pedir autorización al
rector.
Hoy
las embajadas son extraterritoriales y por eso Julian Assange se ha
podido refugiar en una de ellas de la persecución a la que está
sometido.
En
China, para huir de la policía, el Partido Comunista se fundó en
una de las muchas zonas extraterritoriales que los imperialistas
tenían repartidas por todo el país, en donde disponían de sus
propias leyes, sus propios tribunales, sus propias cárceles, etc.
Los
paraísos fiscales surgen en los años sesenta por cuatro motivos
fundamentales. El primero de ellos es la descolonización, que creó
numerosos países tan “soberanos” como ficticios. A partir
de su “independencia” quedaron fuera de la jurisdicción
metropolitana y, por lo tanto, de su régimen fiscal.
El
segundo es que en aquellos años, las grandes potencias capitalistas
tuvieron que hacer muchas concesiones al movimiento obrero y para
financiar el “Estado de Bienestar” multiplicaron la
presión fiscal.
El
tercero es la gigantesca acumulación capitalista, que en muy pocos
años concentró enormes masas de capital en muy pocas manos, en las
de quienes ya no les gusta hacer ostentación tanto como antes.
Prefieren un poco más de discreción.
El
cuarto es la facilidad con la que se pudieron empezar a mover grandes
masas de dinero en muy poco tiempo y sin apenas controles de salida
ni de entrada.
Antes
de deslocalizar el aparato productivo real en maquilas, las empresas
comenzaron, pues, a deslocalizar su entramado formal societario,
creando un verdadero laberinto en el que nada es lo que parece.
Aunque
un paraíso fiscal tiene esas dos notas características, anonimato y
baja presión fiscal, no hay un listado de ellos. Estados Unidos
tiene su listado, la OCDE publica el suyo, la Unión Europea tiene
uno y España otro, que lo redacta el Ministerio de Hacienda.
Que
un país introduzca a otro en su listado de paraísos fiscales o le
saque de él, depende de la competencia capitalista mutua entre
ellos, de las relaciones diplomáticas y de numerosas intrigas y
chanchullos, más o menos sucios.
Por
ejemplo, Brasil considera que España es un paraíso fiscal por la
competencia que le hace en materia fiscal.
El
año pasado España consideraba como “paraísos” a 33
países, mientras que en 1991 la cifra era más elevada: 48 en total.
Como
consecuencia de acuerdos comerciales entre los países, cada vez
aparecen menos paraísos fiscales en los listados, pero cada vez
mueven masas más grandes de capitales, es decir, que el mundo
experimenta un proceso acelerado, tanto de concentración como de
centralización del capital.
La
concentración y centralización han llegado a tal extremo que los
capitales resultan imposibles de manejar, por lo que se crean
sociedades dedicadas especialmente a gestionar esos enormes flujos.
El
aluvión mediático sobre los paraísos fiscales es absolutamente
hipócrita. Los países no quieren que Panamá se homologue con
cualquier otro Estado perteneciente a la OCDE, con elevadas tasas
fiscales. Lo que quieren es convertirse ellos en Panamá para atraer
a los capitales que ahora huyen.
La
“amnistía fiscal” de Montoro es uno de esos intentos de
convertir a España en un paraíso fiscal. Gracias a medidas de ese
tipo más de la mitad de la inversión que entró en España entre
2012 y 2013 llegó procedente de paraísos fiscales.
Los
periodistas hablan de las salidas pero no dicen nada de las entradas
de capitales. Si se trata de “dinero negro”, como dicen,
¿a dónde han ido a parar esas inversiones?
21 de abril de 2016
ILUSIONES PROGRESISTAS DEVORADAS POR LA CRISIS
Jorge
Beinstein. Agencia APU
La
coyuntura global está marcada por una crisis deflacionaria
motorizada por las grandes potencias. La caída de los precios de las
commodities, cuyo aspecto más llamativo fue desde mediados del 2014
la de las cotizaciones del petróleo, descubre el desinfle de la
demanda internacional mientras tanto se estanca la ola financiera,
muleta estratégica del sistema durante las últimas cuatro décadas.
La crisis de la financierización de la economía mundial va
ingresando de manera zigzageante en un zona de depresión, las
principales economías capitalistas tradicionales crecen poco o
nada[1] y China se desacelera rápidamente. Frente a ello Occidente
despliega su último recurso: el aparato de intervención militar
integrando componentes armadas profesionales y mercenarias,
mediáticas y mafiosas articuladas como “Guerra de Cuarta
Generación” destinada a destruir sociedades periféricas para
convertirlas en zonas de saqueos. Es la radicalización de un
fenómeno de larga duración de decadencia sistémica donde el
parasitismo financiero y militar se fue convirtiendo en el centro
hegemónico de Occidente.
No
presenciamos la “recomposición”
política-económica-militar del sistema como lo fue la reconversión
keynesiana (militarizada) de los años 1940 y 1950 sino su
degradación general. La mutación parasitaria del capitalismo lo
convierte en un sistema de destrucción de fuerzas productivas, del
medio ambiente, y de estructuras institucionales donde las viejas
burguesías se van transformando en círculos de bandidos, novedoso
encumbramiento planetario de lumpenburguesías centrales y
periféricas.
La
declinación del progresismo
Inmersa
en este mundo se despliega la coyuntura latinoamericana donde
convergen dos hechos notables: la declinación de las experiencias
progresistas y la prolongada degradación del neoliberalismo que las
precedió y las acompaño desde países que no entraron en esa
corriente de la que ahora ese neoliberalismo degradado aparece como
el sucesor.
Los
progresismos latinoamericanos se instalaron sobre la base de los
desgastes y en ciertos casos de las crisis de los regímenes
neoliberales y cuando llegaron al gobierno los buenos precios
internacionales de las materias primas sumados a políticas de
expansión de los mercado internos les permitieron recomponer la
gobernabilidad.
El
ascenso progresista se apoyó en dos impotencias; la de la derechas
que no podían asegurar la gobernabilidad, colapsadas en algunos
casos (Bolivia en 2005, Argentina en 2001-2002, Ecuador en 2006,
Venezuela en 1998) o sumamente deterioradas en otros (Brasil,
Uruguay, Paraguay) y la impotencia de las bases populares que
derrocaron gobiernos, desgastaron regímenes pero que incluso en los
procesos más radicalizados no pudieron imponer revoluciones,
transformaciones que fueran más allá de la reproducción de las
estructuras de dominación existentes.
En
los casos de Bolivia y Venezuela los discursos revolucionarios
acompañaron prácticas reformistas plagadas de contradicciones, se
anunciaban grandes transformaciones pero las iniciativas se
embrollaban en infinitas idas y venidas, amagos, desaceleraciones
“realistas” y otras astucias que expresaban el temor
profundo a saltar las vallas del capitalismo. Ello no solo posibilitó
la recomposición de las derechas sino también la proliferación a
nivel estatal de podredumbres de todo tipo, grandes corrupciones y
pequeñas corruptelas.
Venezuela
aparece como el caso más evidente de mezcla de discursos
revolucionarios, desorden operativo, transformaciones a medio camino
y autobloqueos ideológicos conservadores. No se consiguió encaminar
la transición revolucionaria proclamada (más bien todo lo
contrario) aunque si se logró caotizar el funcionamiento de un
capitalismo estigmatizado pero de pié, obviamente los Estados Unidos
promueven y aprovechan esa situación para avanzar en su estrategia
de reconquista del país. El resultado es una recesión cada vez más
grave, una inflación descontrolada, importaciones fraudulentas
masivas que agravan la escasez de productos y la evasión de divisas
que marcan a una economía en crisis aguda[2].
En
Brasil el zigzagueo entre un neolioberalismo “social” y un
keynesianismo light casi irreconocible fue reduciendo el espacio de
poder de un progresismo que desbordaba fanfarronería “realista”
(incluida su astuta aceptación de la hegemonía de los grupos
económicos dominantes). La dependencia de las exportaciones de
commodities y el sometimiento a un sistema financiero local
transnacionalizado terminaron por bloquear la expansión económica,
finalmente la combinación de la caída de los precios
internacionales de las materias primas y la exacerbación del pillaje
financiero precipitaron una recesión que fue generando una crisis
política sobre la que empezaron a cabalgar los promotores de un
“golpe blando” ejecutado por la derecha local y
monitoreado por los Estados Unidos.
En
Argentina el “golpe blando” se produjo protegido por una
máscara electoral forjada por una manipulación mediática
desmesurada, el progresismo kirchnerista en su última etapa había
conseguido evitar la recesión aunque con un crecimiento económico
anémico sostenido por un fomento del mercado interno respetuoso del
poder económico. También fue respetada la mafia judicial que junto
a la mafia mediática lo acosaron hasta desplazarlo políticamente en
medio de una ola de histeria reaccionaria de las clases altas y del
grueso de las clases medias.
En
Bolivia Evo Morales sufrió su primera derrota política
significativa en el referéndum sobre reelección presidencial, su
llegada al gobierno marcó el ascenso de las bases sociales
sumergidas por el viejo sistema racista colonial. Pero la mezcla
híbrida de proclamas antiimperialistas, postcapitalistas e
indigenistas con la persistencia del modelo minero-extractivista de
deterioro ambiental y de comunidades rurales y del burocratismo
estatal generador de corrupción y autoritarismo terminaron por
diluir el discurso del “socialismo comunitario”. Quedó así
abierto el espacio para la recomposición de las elites económicas y
la movilización revanchista de las clases altas y su séquito de
clases medias penetrando en un vasto abanico social desconcertado.
Ahora
las derechas latinoamericanas van ocupando las posiciones perdidas y
consolidan las preservadas, pero ya no son aquellas viejas camarillas
neoliberales optimistas de los años 1990, han ido mutando a través
de un complejo proceso económico, social y cultural que las ha
convertido en componentes de lumpenburguesías nihilistas embarcadas
en la ola global del capitalismo parasitario.
Grupos
industriales o de agrobusiness fueron combinando sus inversiones
tradicionales con otras más rentables pero también más volátiles:
aventuras especulativas, negocios ilegales de todo tipo (desde el
narco hasta operaciones inmobiliarias opacas pasando por fraudes
comerciales y fiscales y otros emprendimientos turbios) convergiendo
con “inversiones” saqueadoras provenientes del exterior
como la megaminería o las rapiñas financieras.
Dicha
mutación tiene lejanos antecedentes locales y globales, variantes
nacionales y dinámicas específicas, pero todas tienden hacia una
configuración basada en el predominio de élites económicas
sesgadas por la “cultura financiera-depredadora”
(cortoplacismo, desarraigo territorial, eliminación de fronteras
entre legalidad e ilegalidad, manipulación de redes de negocios con
una visión más próxima al videojuego que a la gestión productiva
y otras características propias del globalismo mafioso) que disponen
del control mediático como instrumento esencial de dominación
rodeándose de satélites políticos, judiciales, sindicales,
policiales-militares, etc.
¿Restauraciones
conservadoras o instauraciones de neofascismos coloniales?
Por
lo general el progresismo califica a sus derrotas o amenazas de
derrotas como victorias o peligros de regreso del pasado neoliberal,
también suele utilizarse el término “restauración
conservadora”, pero ocurre que esos fenómenos son sumamente
innovadores, tienen muy poco de “conservadores”. Cuando
evaluamos a personajes como Aecio Neves, Maurico Macri o Henrique
Capriles no encontramos a jefes autoritarios de élites oligárquicas
estables sino a personajes completamente inescrupulosos, sumamente
ignorantes de las tradiciones burguesas de sus países (incluso en
ciertos casos con miradas despreciativas hacia las mismas), aparecen
como una suerte de mafiosos entre primitivos y posmodernos
encabezando políticamente a grupos de negocios cuya norma principal
es la de no respetar ninguna norma (en la medida de lo posible).
Otro
aspecto importante de la coyuntura es el de la irrupción de
movilizaciones ultra-reaccionarias de gran dimensión donde las
clases medias ocupan un lugar central. Los gobiernos progresistas
suponían que la bonanza económica facilitaría la captura política
de esos sectores sociales pero ocurrió lo contrario: las capas
medias se derechizaban mientras ascendían económicamente, miraban
con desprecio a los de abajo y asumían como propios los delirios
neofascistas de los de arriba. El fenómeno sincroniza con tendencias
neofascistas ascendentes en Occidente, desde Ucrania hasta los
Estados Unidos pasando por Alemania, Francia, Hungría, etc.,
expresión cultural del neoliberalismo decadente, pesimista, de un
capitalismo nihilista ingresando en su etapa de reproducción
ampliada negativa donde el apartheid aparece como la tabla de
salvación.
Pero
este neofascismo latinoamericano incluye también la reaparición de
viejas raíces racistas y segregacionistas que habían quedado
tapadas por las crisis de gobernabilidad de los gobiernos
neoliberales, la irrupción de protestas populares y las primaveras
progresistas. Sobrevivieron a la tempestad y en varios casos
resurgieron incluso antes del comienzo de la declinación del
progresismo como en Argentina el egoísmo social de la época de
Menem o el gorilismo racista anterior, en Bolivia el desprecio al
indio y en casi todos los casos recuperando restos del anticomunismo
de la época de la Guerra Fría. Supervivencias del pasado,
latencias siniestras ahora mezcladas con las nuevas modas.
Una
observación importante es que el fenómeno asume características de
tipo “contrarrevolucionario”, apuntando hacia una política
de tierra arrasada, de extirpación del enemigo progresista, es lo
que se ve actualmente en Argentina o lo que promete la derecha en
Venezuela o Brasil, la blandura del contrincante, sus miedos y
vacilaciones excitan la ferocidad reaccionaria. Refiriéndose a la
victoria del fascismo en Italia Ignazio Silone la definía como una
contrarrevolución que había operado de manera preventiva contra una
amenaza revolucionaria inexistente[3]. Esa no existencia real de
amenaza o de proceso revolucionario en marcha, de avalancha popular
contra estructuras decisivas del sistema desmoronándose o quebradas,
envalentona (otorga sensación de impunidad) a las élites y su base
social.
La
marea contrarrevolucionaria es uno de los resultados posibles de la
descomposición del sistema imponiendo de manera exitosa en algunos
casos del pasado proyectos de recomposición elitista, en el caso
latinoamericano expresa descomposición capitalista sin recomposición
a la vista.
Si
el progresismo fue la superación fracasada del fracaso neoliberal,
este neofascismo subdesarrollado exacerba ambos fracasos inaugurando
una era de duración incierta de contracción económica y
desintegración social. Basta ver lo ocurrido en Argentina con la
llegada de Macri a la presidencia: en unas pocas semanas el país
pasó de un crecimiento débil a una recesión que se va agravando
rápidamente producto de un gigantesco pillaje, no es difícil
imaginar lo que puede ocurrir en Brasil o en Venezuela que ya están
en recesión si la derecha conquista el poder político.
La
caída de los precios de las commodities y su creciente volatilidad,
que la prolongación de la crisis global seguramente agravará, han
sido causas importantes del fracaso progresista y aparecen como
bloqueos irreversibles de los proyectos de reconversión
elitista-exportadora medianamente estables. Las victorias derechistas
tienden a instaurar economías funcionando a baja intensidad, con
mercados internos contraídos e inestables, eso significa que la
supervivencia de esos sistemas de poder dependerá de factores que
las mafias gobernantes pretenderán controlar. En primer término el
descontento de la mayor parte de la población aplicando dosis
variables de represión, legal e ilegal, embrutecimiento mediático,
corrupción de dirigentes y degradación moral de las clases bajas.
Se trata de instrumentos que la propia crisis y la combatividad
popular pueden inutilizar, en ese caso el fantasma de la revuelta
social puede convertirse en amenaza real.
La
estrategia imperial
Los
Estados Unidos desarrollan una estrategia de reconquista de América
Latina aplicándola de manera sistemática y flexible. El golpe
blando en Honduras fue el puntapié inicial al que le siguió el
golpe en Paraguay y un conjunto de acciones desestabilizadoras,
algunas muy agresivas, de variado éxito que fueron avanzando al
ritmo de las urgencias imperiales y del desgaste de los gobiernos
progresistas. En varios casos las agresiones más o menos abiertas o
intensas se combinaron con buenos modales que intentaban vencer sin
violencias militar o económica o sumando dosis menores de las mismas
con operaciones domesticadoras. Donde no funcionaba eficazmente la
agresión empezó a ser practicado el ablande moral, se implementaron
paquetes persuasivos de configuración variable combinando
penetración, cooptación, presión, premios y otras formas
retorcidas de ataque psicológico-político.
El
resultado de ese despliegue complejo es una situación paradójica:
mientras los Estados Unidos retroceden a nivel global en términos
económicos y geopolíticos, van reconquistando paso a paso su patio
trasero latinoamericano. La caída de Argentina ha sido para el
Imperio una victoria de gran importancia trabajada durante mucho
tiempo a lo que es necesario agregar tres maniobras decisivas de su
juego regional: el sometimiento de Brasil, el fin del gobierno
chavista en Venezuela y la rendición negociada de la insurgencia
colombiana. Cada uno de estos objetivos tiene un significado
especial:
La
victoria imperialista en Brasil cambiaría dramáticamente el
escenario regional y produciría un impacto negativo de gran
envergadura al bloque BRICS afectando a sus dos enemigos estratégicos
globales: China y Rusia. La victoria en Venezuela no solo le
otorgaría el control del 20 % de las reservas petrolíferas del
planeta (la mayor reserva mundial) sino que tendría un efecto dominó
sobre otros gobiernos de la región como los de Bolivia, Ecuador y
Nicaragua y perjudicaría a Cuba sobre la que los Estados Unidos
están desplegando una suerte de abrazo de oso.
Finalmente
la extinción de la insurgencia colombiana además de despejar el
principal obstáculo al saqueo de ese país le dejaría las manos
libres a sus fuerzas armadas para eventuales intervenciones en
Venezuela. Desde el punto de vista estratégico regional el fin de la
guerrilla colombiana sacaría del escenario a una poderosa fuerza
combatiente que podría llegar a operar como un mega-multiplicador de
insurgencias en una región en crisis donde la generalización de
gobiernos mafioso-derechistas agravará la descomposición de sus
sociedades. Se trata tal vez de la mayor amenaza estratégica a la
dominación imperial, de un enorme peligro revolucionario
continental, es precisamente esa dimensión latinoamericana del tema
lo que ocultan los medios de comunicación dominantes.
Decadencia
sistémica y perspectivas populares
Más
allá de la curiosa paradoja de un imperio decadente reconquistando
su retaguardia territorial, desde el punto de vista de la coyuntura
global, de la decadencia sistémica del capitalismo, la
generalización de gobiernos pro-norteamericanos en América Latina
puede ser interpretada superficialmente como una gran victoria
geopolítica de los Estados Unidos aunque si profundizamos el
análisis e introducimos por ejemplo el tema del agravamiento de la
crisis impulsada por esos gobiernos tenderíamos a interpretar al
fenómeno como expresión específica regional de la decadencia del
sistema global.
El
alejamiento del estorbo progresista puede llegar a generar problemas
mayores a la dominación imperial, si bien las inclusiones sociales y
los cambios económicos realizados por el progresismo fueron
insuficientes, embrollados, estuvieron impregnados de limitaciones
burguesas y si su autonomía en materia de política internacional
tuvo una audacia restringida; lo cierto es que su recorrido ha dejado
huellas, experiencias sociales , dignificaciones (suprimidas por la
derecha) que serán muy difícil extirpar y que en consecuencia
pueden llegar a convertirse en aportes significativos a futuros (y no
tan lejanos) desbordes populares radicalizados.
La
ilusión progresista de humanización del sistema, de realización de
reformas “sensatas” dentro de los marcos institucionales
existentes, puede pasar de la decepción inicial a una reflexión
social profunda, crítica de la institucionalidad mafiosa, de la
opresión mediática y de los grupos de negocios parasitarios. Ello
incluye a la farsa democrática que los legitima. En ese caso la
molestia progresista podría convertirse tarde o temprano en huracán
revolucionario no porque el progresismo como tal evolucione hacia la
radicalidad anti-sistema sino porque emergería una cultura popular
superadora, desarrollada en la pelea contra regímenes condenados a
degradarse cada vez más.
En
ese sentido podríamos entender uno de los significados de la
revolución cubana, que luego se extendió como ola anticapitalista
en América Latina, como superación crítica de los reformismos
nacionalistas democratizantes fracasados (como el varguismo en
Brasil, el nacionalismo revolucionario en Bolivia, el primer
peronismo en Argentina o el gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala).
La memoria popular no puede ser extirpada, puede llegar a hundirse en
una suerte de clandestinidad cultural, en una latencia subterránea
digerida misteriosamente, pensada por los de abajo, subestimada por
los de arriba, para reaparecer como presente, cuando las
circunstancias lo requieran, renovada, implacable.
NOTAS
[1]
Si consideramos el último lustro (2010-2014) el crecimiento promedio
real de la economía de Japón ha sido del orden del 1,5 %, la de
Estados Unidos 2,2 % y la de Alemania 2 % (Fuente: Banco Mundial).
[2]
Un buen ejemplo es el de la “importación” de fármacos donde
empresas multinacionales como Pfizer, Merck y P&G hacen fabulosos
negocios ilegales ante un gobierno “socialista” que les
suministra dólares a precios preferenciales. Con un juego de
sobrefacturaciones, sobreprecios e importaciones inexistentes las
empresas farmacéuticas habían importado en 2003 unas 222 mil
toneladas de productos por los que pagaron 434 millones de dólares
(unos 2 mil dólares por tonelada), en 2010 las importaciones bajaron
a 56 mil toneladas y se pagaron 3410 millones de dólares (60 mil
dólares la tonelada) y en 2014 las importaciones descendieron aún
más a 28 mil toneladas y se pagaron 2400 millones de dólares (un
poco menos de 87 mil dólares la tonelada). Como bien lo señala
Manuel Sutherland de cuyo estudio extraigo esa información: “lejos
de plantearse la creación de una gran empresa estatal de producción
de fármacos, el gobierno prefiere darles divisas preferenciales a
importadores fraudulentos, o confiar en burócratas que realizan
importaciones bajo la mayor opacidad”. Manuel Sutherland,
“2016: La peor de las crisis económicas, causas, medidas y
crónica de una ruina anunciada”, CIFO, Caracas 2016.
[3]
Ignazio Silone, “L'École des dictateurs”, Collection Du
monde entier, Gallimard, París 1964.
19 de abril de 2016
LOS PARAÍSOS FINANCIEROS Y LA CORRUPCIÓN
Alejandro
Teitelbaum. Alainet
Fragmentos
de mi libro La armadura del capitalismo. El poder de las
sociedades transnacionales en el mundo contemporáneo. Editorial
Icaria, España, 2010).
I
.En pocos años los productos financieros derivados (futuros,
opciones, forwards, swaps, etc.) con fines especulativos o
supuestamente destinados a cubrir riesgos se multiplicaron
exponencialmente y su monto de hizo astronómico y totalmente
despegado de la economía real[1]. Todos esos productos financieros
circulan, en los hechos, como moneda, de manera que el papel de la
moneda de representar los valores creados en el proceso de producción
se ha distorsionado totalmente, pues la relación entre los valores
reales creados en el proceso productivo y los ficticios que circulan
en el mercado financiero es del orden de entre 10 a 1 y 20 a 1,
según diferentes estimaciones.
Existe
una sensación de euforia económica y circulan slogans tales como
“¿qué espera para hacerse rico?”, hasta que,
inevitablemente, estalla la crisis.
Es
en ese marco que se producen las crisis financieras, como la que
comenzó en 2007 y estalló a escala planetaria en 2008, que son
diferentes de las crisis cíclicas clásicas del capitalismo en las
que, después de un período más o menos largo de crecimiento
económico, la producción sobrepasa las posibilidades del mercado
(sobreproducción).
Esta
modalidad especial de crisis específicamente financieras, no son
crisis de sobreproducción pero producen graves “efectos
colaterales” sobre la industria y el comercio.
Estas
crisis tienen como centro de gravitación el capital-dinero y que,
por tanto, se mueven dentro de la órbita de los Bancos, de la Bolsa
y de las finanzas. Aunque las consecuencias son similares: las
empresas quiebran, los despidos se generalizan, aumenta la
desocupación y se acentúa la concentración monopolista hasta que
le economía se recompone sobre los escombros de la crisis que deja
un tendal de víctimas entre los trabajadores y los empresarios.
Los
actuales choques financieros, dice Chesnais (1) son el resultado de
una configuración específica del capitalismo en su etapa actual. No
es el resultado, como en las crisis capitalistas “clásicas”
hasta mediados del siglo XX, de una caída brutal de la producción
y del comercio.
Se
estaría en presencia -sigue diciendo Chesnais- de una interacción
particular entre la esfera de la producción y la esfera de las
finanzas. Por un lado existe una disminución regular y durante un
largo período de la tasa de crecimiento en los países más
industrializados, que se puede describir como una sobreproducción
crónica que los grandes grupos oligopólicos logran por lo general
controlar con medidas en la esfera de la producción e
hipertrofiando la esfera financiera.
Dicho
de otra manera: si la producción no aumenta a un ritmo elevado y el
desempleo aumenta, la tasa de ganancia que obtienen los capitalistas
en la esfera de la producción tiende a estancarse o a disminuir y si
la gente se empobrece (desocupación y salarios congelados) consume
menos, es decir que el mercado, donde los capitalistas realizan el
beneficio, se achica.
La
“solución” capitalista a estos dos problemas (descenso de
la tasa de ganancia y amenaza de crisis de sobreproducción por
achicamiento del mercado consumidor) consiste en la hipertrofia y
desregulación del sistema financiero que les permite, por un lado,
despojar a los trabajadores y a los pequeños ahorradores en la
esfera financiera compensando así el descenso de la tasa de ganancia
en la esfera productiva y, por otro lado, expandir enormemente el
crédito a fin de crear un poder adquisitivo artificial en las clases
más modestas que viven endeudadas y se endeudan cada vez más.
Hasta
que no pueden responder por sus deudas y en ese momento las
“soluciones” capitalistas a las contradicciones
inherentes al sistema dejan de funcionar y se producen las crisis
financieras, porque el sistema real, es decir la esfera de la
producción y del intercambio y su contradicción fundamental (la
apropiación privada en forma de plusvalía que se interpone entre la
producción social y el consumo social) resurge: se acaba el
espejismo de la prosperidad y los pobres están más pobres que
antes.
El
2 de abril de 2009 se reunió en Londres el Grupo de los Veinte con
el objetivo proclamado de aportar soluciones para superar la crisis
pero en realidad con el doble propósito de distraer a la opinión
pública mundial con un show demagógico titulado “moralizar
al capitalismo” y ponerse de acuerdo sobre algunas medidas
destinadas a preservar al sistema y, dentro de él, la hegemonía
del capital financiero parasitario.
La
“moralización del capitalismo” consiste en los hechos en
señalar a la vindicta pública algunas ovejas negras demasiado
notorias, como Madoff y a algunos dirigentes de grandes empresas
transnacionales que perciben emolumentos desmesurados (en realidad
una gota de agua en el océano de las ganancias del gran capital) y
responsabilizarlos de todas las lacras y abusos inherentes al
sistema.
Y
relanzar la gran farsa del supuesto control de los paraísos
financieros.
El
resultado más concreto de la reunión de abril de 2009 del G20 fue
el billón 100.000 millones atribuidos al FMI, destinados a
apuntalar descalabros financieros locales que podrían propagar un
nuevo caos financiero a todo el planeta. Lo demás es puro
gatopardismo (cambiar algo para que todo siga igual). Por ejemplo se
mantuvo y se reforzó el papel del FMI y del Banco Mundial,
instrumentos de las grandes potencias y del poder económico
transnacional.
En
cuanto al control de los paraísos financieros, la famosa “lista
negra“ (ahora de diferentes tonalidades) de paraísos fiscales
fue elaborada por la OCDE hace diez años y no sirvió para nada. La
razón es muy simple: buena parte de los paraísos fiscales (que no
figuran en las listas) están en territorio de las grandes potencias
o controlados por éstas: la City de Londres, la isla de Jersey, la
isla de Man, el Estado de Delaware en Estados Unidos, Mónaco, Macao,
Hong Kong, las islas Caimán, etc., etc. Y quienes se sirven de los
paraísos fiscales son las grandes empresas transnacionales, los
grandes bancos y sus clientes y los grupos financieros, que son
intocados e intocables. Además, la “lista negra” o
“gris” es como una puerta giratoria. Así como se entra se
sale. Pero el G20 incluso dejó para más adelante el tema de las
sanciones a los paraísos fiscales.
Según
un autor, el profesor Michael Krätke [2], se estima que los más
ricos tienen alrededor de un 30% de su patrimonio colocado en plazas
financieras offshore. Más de un quinto (23%) de todos los depósitos
bancarios del mundo se halla en los paraísos fiscales, al menos 3
billones de dólares según cálculos conservadores. Casi el 50% de
las transacciones financieras transfronterizas mundiales pasan por
ellos. Dice Krätke que de acuerdo con los cautelosos análisis del
Tax Justice Network, los capitales disimulados en los paraísos
fiscales evaden impuestos por un monto de entre 250 y 300 mil
millones de dólares cada año.
Es
una buena parte del dinero que falta para reactivar la economía,
aumentar el poder de compra de los más pobres y en general para
mejorar la situación de las 3000 millones de personas que viven en
el mundo con menos de 2,5 dólares por día.
Como
señaló recientemente Eva Joly, más que controlar a los paraísos
fiscales habría que controlar directamente las finanzas de las
grandes empresas, los grupos financieros y los bancos que los
utilizan.
Eva
Joly, que fue hasta 2002 jueza de instrucción en Francia a cargo de
la investigación de grandes “affaires” y renunció a
causa de las presiones políticas que recibió destinadas a trabar su
acción, escribió: “...yo pensaba que estábamos ante una
criminalidad superficial, marginal, accidental, una especie de falta
de moral individual. Hoy tengo la certidumbre de que la criminalidad
financiera está incrustada en la economía y que ensombrece nuestro
porvenir” (nuestro el subrayado) [3].
El
G20 prometió la ayuda de los organismos financieros internacionales
para renovar la deuda, no para abolirla, se olvidó del calamitoso
cambio climático y de las políticas agrícolas, pese a que la
crisis alimentaria mundial recomienza después de una muy corta
pausa.
En
el G20 se habló de inyectar 5 billones de dólares en la economía
mundial, lo que implica, como con el plan Obama, fabricar dinero
desmesuradamente.
El
17 de junio de 2009 Obama anunció las modalidades de un plan de
regulación del mercado financiero, frente al cual la prensa
especializada como The Economist y el Financial
Times se mostraron escépticos. Ya la ley Corporate
Auditing Accountability aprobada en 2002 demostró en los
hechos ser totalmente ineficaz. En el plan de Obama la Reserva
Federal (FED) será directamente responsable de los grandes Bancos
denominados “too big to fail” (demasiado grandes para que
quiebren). Es decir la FED (formada por lo grandes Bancos) se
controlará a sí misma y en su propio beneficio.
Sumando
el plan Obama de marzo y los precedentes de Obama y de Bush de
salvataje del capital financiero se han puesto en juego –por lo
menos- dos billones de dólares.
El
plan Obama y las decisiones del G20 permiten prever una
profundización de la crisis económica y/o su repetición cada vez
más frecuente y la probabilidad de una fuerte inflación con
recesión (stagflación), con las graves consecuencias sociales
que ya se conocen.
II.
La corrupción es un fenómeno mundial, en el que las grandes
sociedades transnacionales ocupan un lugar importante como
corruptores activos. La corrupción es un delito que requiere dos
autores: el que corrompe (corrupción activa) y el que se deja
corromper (corrupción pasiva).Tiene graves consecuencias económicas
y sociales y es un justo motivo de preocupación para quienes se
interesan por una gestión honesta de la administración de los
Estados y porque haya un control democrático de dicha gestión.
Hay
formas de corrupción que no se contemplan en las definiciones
habituales ni se tratan en las conferencias internacionales, que
también distorsionan gravemente el funcionamiento de las
instituciones democráticas en la adopción de decisiones de política
económica y social, como son (tanto en los países pobres como en
los países ricos) el financiamiento abierto o encubierto de los
partidos políticos, de ONGs, de medios de comunicación de masas,
etc.
La
promoción de la lucha contra la corrupción no es siempre inocente y
a veces obedece también a intereses particulares bien definidos.
En
la lucha sin cuartel por los mercados nacionales e internacionales
(de servicios, de armamentos, de bienes de consumo industrial y
civil, etc.) hay empresas que están en posición ventajosa (por su
poderío económico, porque su oferta es mejor en precio y/o calidad,
porque el espionaje industrial y comercial les permite tener mejor
información para negociar los contratos [la red anglosajona de
espionaje Echelon] o porque simplemente cuentan con el respaldo
[económico, político y militar] de algunas grandes potencias).
Las
empresas que no cuentan con estas ventajas, para poder competir con
ciertas posibilidades de éxito, tienen que recurrir con más
frecuencia a la corrupción de los funcionarios públicos y de los
dirigentes de empresas privadas que representan a la contraparte en
sus negociaciones comerciales.
La
corrupción puede neutralizar así esas ventajas comparativas que
hemos mencionado, de que gozan grandes empresas transnacionales.
De
ahí que sobre todo las grandes empresas transnacionales de origen
estadounidense, con el apoyo del Gobierno de los Estados Unidos,
estén interesadas en imponer internacionalmente medidas
anticorrupción (aunque no es seguro que se propongan respetarlas
ellas mismas) para seguir beneficiándose de las aludidas ventajas
comparativas (véase Bernard Cassen, Arrière-pensées dans la
lutte anticorruption, en Le Monde Diplomatique, mayo 2001, pág.
8).
Es
sintomático que se interesen particularmente en la lucha contra la
corrupción el Banco Mundial y una ONG dedicada específicamente al
tema: Transparency International.
El
papel del Banco Mundial en la economía planetaria y qué intereses
sirve son temas suficientemente conocidos y no vale la pena
extenderse.
No
obstante, cabe comentar que el ex Director del Banco Mundial, Paul
Wolfowitz, obligado a renunciar el 17 de mayo de 2007 por haber
aumentado indebidamente el salario a su amiga funcionaria en el
Banco, antes de ocupar ese cargo en 2005, en su condición de
Secretario adjunto de defensa de Estados Unidos participó en la
política de Estados Unidos para la reconstrucción de Irak, que
incluía multimillonarios proyectos cuestionados por corrupción y
mala gestión.
Escribe
Emad Mekay, corresponsal en Washington de Inter Press Service
en un artículo difundido el 26 de abril de 2006 (« Corrupción:
las pocas nueces del ruidoso Wolfowitz ») : …« Desde que
asumió la presidencia del Banco Mundial, Wolfowitz evitó examinar
proyectos de la institución en Iraq, a pesar de la existencia de
numerosos informes sobre fraude en la nación ocupada y dentro de su
gobierno, patrocinado por Estados Unidos. Por ejemplo, un préstamo
del Banco Mundial por 100 millones de dólares destinado a la
construcción de 82 escuelas se resolvió en noviembre pasado sin las
debidas diligencias en materia de control de la corrupción. Lo
mismo ha sucedido con proyectos en los que el Banco está
involucrado, relativos al suministro de agua, los servicios
sanitarios, el desarrollo urbano y las emergencias de salud de Iraq,
al igual que otros de asistencia técnica, los que suman de 500
millones de dólares, según los críticos ».
En
cuanto a Transparency International, citamos a
continuación fragmentos de una nota aparecida en la página 23 de Le
Monde Diplomatique de noviembre del 2000 (nuestra la traducción)
:
"
Transparency International fue fundada en 1993 por el Sr. Peter
Eigen, un ex funcionario del Banco Mundial…Clasifica a los países
en función de la corrupción existente en las administraciones y en
los hombres políticos. La organización se ha fijado como regla no
denunciar por su nombre a las empresas corruptoras. Sus ataques se
dirigen exclusivamente contra los Estados. Es la principal debilidad
de su acción porque ciertas sociedades transnacionale no tienen
raíces nacionales y T.I. las elimina de entrada de sus estudios.
…El
presupuesto de la organización en 1999 fue de 2 millones y medio de
dólares. Un tercio proviene de donaciones de grandes fundaciones
internacionales, otro tercio proviene de organismos para el
desarrollo y de organizaciones internacionales como el Banco Mundial
y el último tercio es cubierto por grandes empresas… (como IBM y
General Electric)… ".
General
Electric, uno de los "sponsors" de T.I., fue
condenada en 1997 a una multa de 25 millones de dólares por actos de
corrupción en Egipto (de la misma fuente).
Pero
con independencia de las intenciones de algunos promotores de las
campañas contra la corrupción, ésta es una lacra real que es
preciso denunciar y combatir y cuyas causas profundas y mecanismos es
necesario desentrañar.
La
corrupción de los funcionarios públicos es un delito en muchos
países, por lo menos formalmente.
Pero
en los países más ricos, aunque existe cierto rigor para sancionar
a los propios funcionarios públicos incursos en corrupción pasiva,
no se castiga a los propios nacionales que corrompen a funcionarios
extranjeros, es decir que incurren en corrupción activa.
Una
excepción a esto último son los Estados Unidos, donde se sancionó
en 1977 una ley sobre las prácticas de corrupción en el exterior,
bajo el impacto de los casos de sobornos pagados por las empresas
Lockheed, Northrop y Gulf Oil. Pero las legislaciones europeas
son mucho más "liberales" y no castigan el soborno
a funcionarios extranjeros. Más aún, en Alemania, en Suiza y en
Bélgica, entre otros países europeos, el fisco autoriza a deducir
de los impuestos tal clase de gastos, es decir que la corrupción de
funcionarios extranjeros está de hecho legalizada.
Hace
unos años, cuando se debatió en la Comisión de Derechos Humanos
de las Naciones Unidas el tema de la corrupción, los
representantes de los países ricos intentaron atribuir el fenómeno
exclusivamente a los países del Tercer Mundo, pero éstos se
opusieron a tal enfoque y la Comisión adoptó finalmente una
resolución indicando que la corrupción constituía un fenómeno
mundial.
En
los 8º y 9º Congresos de las Naciones Unidas sobre la Prevención
del Delito y Tratamiento del Delincuente se abordó el tema de la
corrupción. En el 9º Congreso, el ex juez italiano Antonio di
Pietro dijo que en materia de corrupción no cabía hacer la
diferencia entre países en desarrollo y países desarrollados, que
el análisis debía basarse en la "democracia de la
responsabilidad" y no la "democracia de la
prosperidad", que el fenómeno rebasaba las fronteras
nacionales y que afectaba no solo a los funcionarios sino al sector
privado. (Noveno Congreso de las Naciones Unidas sobre la Prevención
del Delito y Tratamiento del Delincuente, 29/4 al 8/5/95, Capítulo
V‑A, párrafo 248, A/CONF.169/16).
En
los últimos años se han aprobado convenios internacionales contra
la corrupción:
La
Convención Interamericana de 1996, la Convención de la OCDE de
1997, vigente desde 1999, la Convención Penal Europea sobre la
corrupción, aprobada por el Consejo de Europa el 27 de enero de
1999, abierta a la firma de los Estados en la misma fecha y en vigor
desde el 1º de julio de 2002 (esta última en: Serie de tratados
europeos Nº 173 – www.coe.int) y la Convención civil europea
contra la corrupción, en vigor desde el 1 de noviembre de 2003.
La
Convención Penal Europea sobre la corrupción de 1999 es, de los
cuatro instrumentos citados, el más completo, pues describe con
cierta minuciosidad los diferentes casos de corrupción :
a)
corrupción activa y pasiva de funcionarios públicos nacionales;
b)
corrupción de miembros de asambleas públicas nacionales,
c)
corrupción de funcionarios públicos extranjeros y de miembros de
asambleas públicas extranjeras;
d)
corrupción activa y pasiva en el sector privado;
e)
corrupción de funcionarios internacionales y de miembros de
asambleas parlamentarias internacionales,
f)
corrupción de jueces y funcionarios de cortes internacionales;
g)
tráfico de influencia y
h)
blanqueo del producto de los delitos de corrupción.
Otro
aspecto muy importante de la Convención Penal Europea sobre la
corrupción es que en su artículo 18 establece la responsabilidad
penal de las personas jurídicas. Dicha responsabilidad no figura en
la Convención Interamericana, en tanto que la Convención de la
OCDE deja a la decisión de los Estados la posibilidad de optar entre
la responsabilidad penal, civil o administrativa. El mismo artículo
18 establece la responsabilidad penal de las personas físicas que
tienen la representación de las personas jurídicas y la de los
instigadores y cómplices.
La
Convención europea puede ser una fuente de inspiración para
iniciativas y acciones, en los planos nacional y regional e
internacional.
La
Convención de la OCDE no es directamente aplicable en los Estados
signatarios y requiere una legislación interna de aplicación. No
incluye a las filiales instaladas en países no miembros de empresas
que tienen su sede principal en los Estados miembros, es decir se
acepta la ficción jurídica de la autonomía de la filial, sin
«levantar el velo» de la realidad económica de que dichas
filiales forman un todo con la sociedad matriz. Eso permite continuar
empleando prácticas de corrupción a través de las filiales
instaladas en países no miembros. Este sistema lo usan habitualmente
las sociedades transnacionales estadounidenses para eludir la
legislación de Estados Unidos contra la corrupción y, por cierto,
lo utilizan también las sociedades transnacionales basadas en otros
países.
Pero
a pesar de dichos convenios y aunque se advierten ligeros progresos,
la corrupción siguen gozando de buena salud, por ejemplo en la Unión
Europea.
Por
ejemplo la Comisión Europea trabaja en equipo con las grandes
sociedades transnacionales europeas (la Mesa Redonda de los
Industriales Europeos - ERT).
La
corrupción es muchas veces un factor determinante de las
privatizaciones y "desregulaciones" y de las
condiciones en que éstas se realizan.
La
faz internacional de esas privatizaciones con matices delictivos
incluye el asesoramiento técnico y la financiación del Banco
Mundial. Por ejemplo, éste aprobó en diciembre de 1992 un crédito
de 30 millones de dólares, al 7,6 por ciento de interés anual,
destinado al Perú, para financiar la asistencia técnica al programa
de privatizaciones de dicho país. El Banco Mundial no sólo organiza
el despojo del patrimonio nacional de diversos países, sino que se
hace pagar por las víctimas del despojo y además con intereses
usurarios.
En
Le Monde Diplomatique de julio de 2001, en un recuadro al pie
de la página 15 se cita a un funcionario del Gobierno francés que
habla de los «rapaces que en nombre de la libre empresa, por
ejemplo en ocasión de las privatizaciones, se apoderan con total
impunidad de sectores enteros de la economía ».
Un
cable de Interpress Service del 18 de octubre de 2005
dice :
“El
Índice de Percepción de la Corrupción de la organización
Transparencia Internacional vuelve a mostrar este año la
comprometida situación del Sur, que cuenta con una pequeña ayudita
de los bancos del Norte industrial.
"La
fuga total de capitales anual de África es de unos 150.000 millones
de dólares, mientras que el total del flujo de asistencia que recibe
el continente asciende a 25.000 millones", dijo
a IPS Chandrashekhar Krishnan, director ejecutivo de la filial de
Transparencia en Gran Bretaña.
"Esa
fuga de capitales representa, básicamente, la ruta de los bienes
estatales en manos de políticos corruptos", agregó
Krishnan. "Ese dinero es depositado en instituciones
financieras de Londres, de Zurich, de Nueva York."
"Sugiero
que los gobiernos occidentales hagan mucho más para asegurarse de
que sus sistemas financieros no sean utilizados para lavar dinero",
recomendó.
Pero
el hecho de que los bancos de Gran Bretaña, Suiza y Estados Unidos
reciban dinero sucio no queda marcado en el Índice de Percepción de
la Corrupción de Transparency International» (IPS,
18/10/2005).
NOTAS:
(1)
La mondialisation financière, (François Chesnais., editor)
ed. Syros, Paris, 1996, Cap. 8.
[2]
Michael Krätke, Paraísos fiscales. Publicado por Sin Permiso
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=1716. 2 de marzo de
2008.
[3]
Eva Joly, Notre affaire à tous, Ed. Les Arènes, Paris, junio
2000, pág. 183. En julio 2003 Eva Joly publicó otro libro: Est-ce
dans ce monde-là que nous voulons vivre?, Edición Les Arènes,
donde relata las persecuciones y amenazas que sufrió mientras
instruía la causa ELF. Véase también Christian de Brie, Dans
l’archipel planétaire de la criminalité financière, en Le
Monde Diplomatique, abril 2000). En febrero de 2002 la jueza Eva Joly
anunció su retiro de la función judicial. Su anuncio fue precedido
por algunos días por un anuncio similar del juez Eric Halphen y de
la noticia del traslado, a su pedido, de la jueza Laurence
Vichnievsky a otras funciones. Un año antes había abandonado la
carrera judicial la jueza Anne José-Fulguères. Todos ellos se
ocupaban de asuntos de corrupción y de negociados de gran
envergadura y todos denunciaron las fuertes presiones, provenientes
de los medios políticos y económicos, de que fueron objeto.
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Sobre Transparencia Internacional les sugiero vean cuáles son algunas de las fundaciones donantes de la misma: https://www.transparency.org/whoweare/accountability/who_supports_us/2/
La mano de George Soros que mece la cuna es alargada.
NOTA DEL EDITOR DE ESTE BLOG: Sobre Transparencia Internacional les sugiero vean cuáles son algunas de las fundaciones donantes de la misma: https://www.transparency.org/whoweare/accountability/who_supports_us/2/
La mano de George Soros que mece la cuna es alargada.
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