23 de enero de 2011

LA RECUPERACIÓN SE ALEJA, LA CONVULSIÓN AMENAZA



Lo que nos espera en 2011 y después es “una turbulencia excepcional cuando los días del orden económico global que conocimos se acaban, posiblemente de manera destructiva”


El estado de ánimo dominante en los círculos económicos liberales al aproximarse el fin de 2010, en contraste con los pronósticos cautelosamente optimistas sobre una continua recuperación a finales de 2009, fue la desmoralización, si no la desesperanza. Los halcones fiscales han salido ganando en la lucha política en EE.UU. y Europa, alarmando a propugnadores de los gastos como el premio Nobel Paul Krugman y el columnista del Financial Times Martin Wolf, quienes ven la restricción presupuestaria como una receta segura para matar la indecisa recuperación de las principales economías.

Pero incluso mientras EE.UU. y Europa parecen dirigirse hacia una crisis más profunda a corto plazo y al estancamiento a largo plazo, Asia del Este y otras áreas en desarrollo muestran señales de desconexión de las economías occidentales. Esta tendencia comenzó a principios de 2009 con la fuerza del masivo programa de estímulo chino, que no sólo posibilitó que China volviera a un crecimiento de dos dígitos, sino que además lanzó a varias economías vecinas, desde Singapur a Corea del Sur, de la recesión a la recuperación. En 2010, la producción industrial de Asia había recuperado su tendencia histórica, “casi como si la Gran Recesión nunca hubiera tenido lugar”, como dijo el Economist.
EE.UU., Europa y Asia parecen seguir caminos separados. ¿Realmente?
En las principales economías, la indignación por los excesos de las instituciones financieras que precipitaron la crisis financiera ha sido reemplazada por la preocupación por los masivos déficit creados por los gobiernos para estabilizar el sistema financiero, detener el colapso de la economía real y evitar el desempleo. En EE.UU., el déficit representa más de un nueve por ciento del producto interno bruto. No se puede decir que sea un déficit desbocado, pero la derecha estadounidense se las arregló para lograr que el temor al déficit y a la deuda federal fuera una mayor fuerza en la mente del público que el temor a un estancamiento más profundo y al crecimiento del desempleo. En Gran Bretaña y en EE.UU. los conservadores fiscales obtuvieron un claro mandato electoral en 2010 mientras que en la Europa continental, Alemania, más enérgica, advirtió al resto de la Eurozona de que ya no subvencionaría los déficit de las economías más débiles del sector sur como Grecia, Irlanda, España, y Portugal.
En EE.UU., la lógica de la razón cedió el paso a la lógica de la ideología. La impecable justificación de los demócratas de que los gastos al estímulo eran necesarios para salvar y crear empleos no pudo con el acalorado mensaje de los republicanos de que más gastos al estímulo, sumados al paquete de 787.000 millones de dólares del presidente Obama de 2009, constituirían otro paso hacia el “socialismo” y la “pérdida de la libertad individual”. En Europa, los keynesianos argumentaron que el aflojamiento fiscal no sólo ayudaría a las economías con problemas de Europa meridional e Irlanda, sino también a la propia maquinaria económica alemana, ya que esas economías absorben exportaciones alemanas.
Como en EE.UU., la justificación sólida salió perdiendo frente a la imagen provocadora, en este caso el retrato diseminado por los medios de alemanes ahorradores que subvencionan a mediterráneos hedonistas e irlandeses derrochadores. Alemania aprobó de mala gana paquetes de rescate para Grecia e Irlanda, pero sólo con la condición de que griegos e irlandeses sean sometidos a salvajes programas de austeridad descritos por nada menos que dos antiguos altos ministros alemanes, Frank-Walter Steinmeier y Peer Steinbrueck, en el Financial Times, como representantes de un grado de dolor social “desconocido en la historia moderna”.
Desconexión resucitada
El triunfo de la austeridad en EE.UU. y Europa seguramente eliminará esas dos áreas como máquinas de recuperación para la economía global. ¿Pero está Asia verdaderamente en otra línea, que permitiría aguantar, como Atlas, el peso del crecimiento global?
La idea de que el futuro económico de Asia se haya desconectado de las economías centrales no es nueva. Estuvo muy de moda antes de que la crisis financiera arrastrara a la economía de EE.UU. en 2007-2008. Pero resultó ser un espejismo ya que la recesión en EE.UU., de la cual dependían China y las otras economías del Este Asiático para absorber sus exportaciones, provocó una repentina y aguda caída en Asia desde finales de 2008 a mediados de 2009. Este período produjo imágenes en la televisión de millones de trabajadores itinerantes chinos, despedidos en zonas económicas costeras, que volvían al campo.
Para contrarrestar la contracción, China, presa del pánico, lanzó lo que Charles Duma, autor de Globalization Fractures, caracterizó como un “violento estímulo interno” de 4 billones de yuan (580.000 millones de dólares). Esto ascendió a cerca de un 13% del producto interno bruto en 2008 y constituyó “probablemente el mayor programa semejante en la historia, incluso en períodos de guerra”. El estímulo no sólo devolvió a China al crecimiento de dos dígitos, también impulsó a las economías del Este Asiático que habían llegado a depender de ese crecimiento a una fuerte recuperación, incluso mientras Europa y EE.UU. se quedaban estancados. Este notable cambio de rumbo condujo al renacimiento de la idea de la desconexión.
El gobernante Partido Comunista de China reforzó esta noción reivindicando un cambio de política fundamental hacia la priorización del consumo interno por sobre el crecimiento impulsado por las exportaciones. Pero esta afirmación es más retórica que real. De hecho, el crecimiento impulsado por las exportaciones sigue siendo el ímpetu estratégico, de ahí la continua negativa de China de permitir que el yuan suba de precio, a fin de mantener la competitividad de sus exportaciones. China, como señala Dumas, se encuentra “en el proceso de pasar masivamente del estímulo benevolente de la demanda interna a algo que se parece de cerca al negocio de costumbre entre los años 2005-2007: crecimiento impulsado por las exportaciones con un poco de sobrecalentamiento.”
No sólo analistas occidentales como Dumas han destacado este retorno al crecimiento basado en las exportaciones. Yu Yongding, un influyente tecnócrata que sirvió en el comité monetario del banco central de China, confirma que ciertamente es un retorno al negocio de costumbre: “Como la relación entre el comercio y el PIB y de las exportaciones con el PIB de China exceden respectivamente un 60% y un 30%, la economía no puede seguir dependiendo de la demanda externa para sustentar el crecimiento. Por desgracia, con un gran sector exportador que emplea a muchos millones de trabajadores esta dependencia se ha hecho estructural. Eso significa que la reducción de la dependencia del comercio de China y del excedente comercial es mucho más que un asunto de ajustar la política macroeconómica.”
La retirada hacia el crecimiento dirigido por las exportaciones, en lugar de ser simplemente un caso de dependencia estructural, refleja un conjunto de intereses del período de reforma que, como dice Yu: “se han transformado en intereses creados, que luchan enérgicamente por proteger lo que tienen”. El lobby de la exportación, que incluye empresarios privados, gerentes de empresas estatales, inversionistas extranjeros y tecnócratas del gobierno, es el lobby más fuerte en Pekín. Si la justificación de los gastos de estímulo ha sido superada por la ideología en EE.UU., en China la justificación igualmente impecable de un crecimiento centrado en el mercado interno ha sido derrotada por intereses materiales.
Deflación global
De modo que la desconexión no es una tendencia probable ya que los dirigentes chinos han preferido hacer que el futuro de la economía china dependa de la demanda estadounidense y, en cierta medida, europea. Pero el contexto ha cambiado desde la “cooperación” previa a la crisis entre el consumidor estadounidense y el productor chino. No sólo porque los estadounidenses están profundamente endeudados, sino porque las reducciones presupuestarias impulsadas por los halcones de la política fiscal reducirán aún más sus ingresos.
Por cierto, lo que analistas como Dumas describen como “reversión a lo usual”, la economía orientada a la exportación de China, entrará en conflicto con los esfuerzos de EE.UU. y Europa de acelerar la recuperación adoptando la propia fórmula de China: promover las exportaciones mientras aumentan las barreras a la afluencia de importaciones. El resultado probable de la promoción competitiva de esta mezcla volátil de impulso de la exportación y protección interna por los tres sectores principales de la economía global en una época de comercio mundial estancado, no constituye una expansión global sino deflación global.
Como ha escrito Jeffrey Garten, ex subsecretario de comercio bajo Bill Clinton: “Aunque tanta atención se ha concentrado en la demanda de consumo e industrial en EE.UU. y China, las políticas deflacionarias que envuelven a la UE, la mayor unidad económica del mundo, podrían socavar gravemente el crecimiento económico global… Las dificultades podrían llevar a Europa a redoblar su concentración en exportaciones al mismo tiempo que EE.UU., Asia y Latinoamérica también apuestan su economía a más ventas en el extranjero, exacerbando tensiones monetarias que ya son fuertes. Podría llevar a una resurrección de políticas industriales patrocinadas por el Estado, que ya crecen en todo el mundo. Y en conjunto, estos factores podrían avivar el virulento proteccionismo que todos temen.”
Lo que nos espera en 2011 y más allá, advierte Garten, es “una turbulencia excepcional cuando los días de decadencia del orden económico global que hemos conocido se acaban, posiblemente de manera destructiva”. Proyecta un pesimismo que captura cada vez más sectores de una elite global que otrora presagiaba la globalización pero que ahora ve como se desintegra ante sus ojos. Este estado de ánimo de fin de siglo no es monopolio de Occidente. Yu Yongding también afirma que “ahora el modelo de crecimiento [de China] casi ha agotado su potencial”. La economía que con más éxito se dejó llevar por la ola de la globalización, China “ha llegado a una coyuntura crucial: sin dolorosos ajustes estructurales, el impulso de su crecimiento económico podría desaparecer repentinamente. El rápido crecimiento de China se ha logrado a un coste extremadamente elevado. Sólo las futuras generaciones conocerán el verdadero precio.”
En contraste con la aprehensión de personajes del establishment como Garten y Yu, muchos progresistas ven turbulencia y conflicto como acompañantes necesarios del nacimiento de un nuevo orden. Los trabajadores han estado ciertamente en movimiento en China, donde las huelgas en compañías extranjeras seleccionadas en 2010 llevaron a importantes logros en los salarios. Por cierto, ha habido manifestantes en las calles en Irlanda, Grecia, Francia y Gran Bretaña.
A diferencia de China, sin embargo, marchan para preservar los derechos que les quedan. Y ni en China ni en Occidente ni en ningún otro sitio esta resistencia va acompañada por una visión alternativa al orden capitalista global. Una discusión de mayor alcance de condiciones económicas alternativas debería tener lugar mientras la crisis económica global entra a su cuarto año. Pero el debate todavía está atrapado entre la estéril posición de gasta-y-estimula y la de recortar el déficit. Lo que pasará en el futuro no es simplemente visible en los rescoldos de lo viejo. Todavía no, por lo menos.
…….
Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro de la Cámara de Representantes de las Filipinas, del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista sénior en Focus on the Global South. Es autor de The Food Wars.


Este artículo fue publicado originalmente en Foreign Policy In Focus.
 

20 de enero de 2011

DE LA TRAICIÓN DE CLASE CONSIDERADA COMO UNA DE LAS BELLAS ARTES





Con licencia de Thomas de Quincey, que ha inspirado el título de este artículo. 

Marat


Historia de una infamia relatada por sus actores: Paganini (Gobierno, patronal, FMI) y sus asalariados de la traición de clase (CCOO y OGeTe):

"La historia se repite dos veces, la primera como tragedia (Huelga General del 29-S a la que los asalariados de la traición de clase fueron diciendo que era "una putada tener que convocar una Huelga General"), la segunda como farsa" (tras una Huelga General hecha para traicionar la lucha y lograr convertirse de nuevo en "interlocutor necesario").

La escenificación de "desacuerdos" de CCOO y OGeTe en sus escabrosas escenas del sofá con el Gobierno no es otra cosa que un intento de representar un sainete de púdica doncella esquiva a los requerimientos lúbricos de Don Juan (Gobierno, patronal, FMI) para su adocenada y apesebrada base de memos desmovilizados.

La conjura de los miserables daña del modo más indecente al auténtico sindicalismo de clase y abre las vías a la derecha PPera para que su futura cirugía de caballo golpee a los trabajadores como el mazo de Thor y lo haga entre la resignación social más desoladora que pueda imaginarse.

A menudo el caballo de Troya no es un regalo envenenado del enemigo declarado sino la traición de los que habitan dentro de la fortaleza sitiada.

Cubrir de salivazos el rostro de los canallas y a sus apologetas sería el acto más benévolo que podrían tener hacia ellos los trabajadores. Todo mi desprecio a esa caterva de pancistas y a sus apologetas con carné pero sin sangre.

Por insuficiente y mejorable que pueda ser el sindicalismo combativo de quienes sí se movilizan, hay en su voluntad de lucha infinitamente más dignidad que en las burocracias bienpagadas, en los delegados sindicales y las bases que callan, en los partidos de esa izquierda nominal que, desorientados y angustiados, se sorprenden de la traición de los mayoritarios pero no rompen con ellos, denunciando públicamente su ignominia. 

Roma sí paga a traidores y lo hace bien, sea en especie (locales), en dinero sucio (con frecuencia alrededor de los momentos de negociación o “conflicto” pactado), bien en sinecuras particulares pero a todo cerdo le llega su San Martín.

La vileza de la que están haciendo gala acabará teniendo sus consecuencias porque hasta los más serviles y rastreros de quienes justifican el engaño y el apuñalamiento de los derechos de los trabajadores a manos de estos esbirros liberados del capital, hasta quienes los critican fieramente en petit comitè pero suavizan calculadamente sus condenas en público, acabarán pagando las consecuencias de la vileza de estos sEndEcatos verticales.

Se puede ser imbécil y cómplice de la traición mientras salga gratis pero la represión social que nos espera a todos con las nuevas leyes del Dracón liberal y las que vendrán después les alcanzará también a ellos, incluso a esos “sindicaleros” de comités de empresa de la función pública. También allí habrá despidos cuando los indecentes “mercados” exijan nuevos sacrificios humanos al dios Moloch. No hay bastante pesebre para tanto cabestro.

Es hora de comprender que quienes han unido su propia supervivencia y sus destinos al de este sistema que nos masacra son tan destruibles como el propio sistema al que sirven entregando a quienes en otro tiempo fueron sus hermanos. Ellos no son de nuestra clase. Ellos no son nuestro instrumento de lucha sino uno más de los aparatos que sustentan el sistema, lo legitiman y nos amordazan, después de desarmarnos y ponernos a los píes de los caballos del capital.

Aducir que no debe llamarse a abandonarlos en masa porque en ellos está la mayor parte de los trabajadores organizados y no hay sindicatos alternativos lo bastante fuertes para sustituirlos es, consciente o inconscientemente, tan criminal como defenderlos o justificarlos. Hace tiempo que esos organismos están muertos, sin  sangre que circule por sus venas. En ellos sólo vegetan los que viven de parasitar a la clase trabajadora. No son organizaciones nuestras. Son otra cosa: nuestros enemigos, Actúan contra nosotros, nos apuñalan por la espalda, nos venden por 30 monedas no de plata, sino de cobre. Sus bases no son otra cosa que una burguesía mental y castrada para la lucha, mansos que ni siquiera los matadores al servicio del capital (gobiernos) quieren para un simulacro de lucha de clases porque deslucen la faena.

La lucha sindical y social ya no puede hacerse con ellos sino también contra ellos, los peores esquiroles.

COMPARSA LOS PARIAS. DEDICADO A LOS QUE TRAICIONAN A LA CLASE OBRERA

19 de enero de 2011

SÓLO HAY UN CAMINO PARA IMPEDIR LAS AGRESIONES SOCIALES: LA LUCHA Y ORGANIZAR LA HUELGA GENERAL


¿Qué ha ocurrido para que las direcciones de CCOO y UGT se hayan tragado tanto la provocación de Zapatero, como sus propias palabras y advertencias? ¿Qué sucedió en la aireada reunión “secreta”?



La inquietud se ha disparado entre amplios sectores de la izquierda social y política ante el curso de las negociaciones entre gobierno y sindicatos, ampliada posteriormente  a la patronal CEOE, y que pretende la complicidad de la mayoría de los grupos con representación parlamentaria.
El giro negociador ha provocado desconcierto, desconfianza, desmoralización y rechazo. No es para menos si tenemos en cuenta que pocos días antes, en el acto de cierre de la manifestación sindical de 18 de diciembre contra la reforma de las pensiones,    los dirigentes de CCOO y UGT reafirmaron la oposición sindical a cruzar las líneas rojas de la reforma, en particular el retraso de la jubilación a 67 años con carácter obligatorio, y Toxo amenazó con una nueva Huelga General en enero.
Apostar al proceso de negociación  para detener el proyecto de reforma de pensiones del gobierno es cuanto menos iluso y conlleva graves riesgos de todo tipo, sobre todo, cuando el propio Gobierno busca sin ambages la derrota y rendición de la oposición sindical a las reformas antisociales. Hasta la fecha el Presidente   Zapatero ha repetido machaconamente su determinación de reformar el sistema de pensiones y elevar la edad de jubilación a 67 años, es más, ante el nuevo foro que reúne la gran Banca y las grandes empresas, y que contó en la ocasión con la presencia de un representante del imperio, proclamó de manera servil que el gobierno llevará adelante la reforma haya o no acuerdo con los sindicatos… 
¡Que provocación de Zapatero a los sindicatos que en esos días se reunían con voluntad declarada de llegar a un acuerdo!
¿Qué ha ocurrido para que las direcciones de CCOO y UGT se hayan tragado tanto la provocación de Zapatero, como sus propias palabras y advertencias? ¿Qué sucedió en la aireada reunión “secreta”  entre Zapatero, Valeriano, Cándido y Toxo antes de finalizar 2010? ¿Qué amenazas y chantajes se realizaron para que se haya producido este cambio de actitud en Cándido y Toxo?
Que el Presidente del gobierno capitulara en la pasada primavera ante las presiones de los grandes poderes económicos europeos e internacionales, incluida la imperial llamada al orden de Obama, y en un giro de 180 grados se lanzase a un programa de ajuste antisocial y de reformas regresivas como es la reforma laboral, no impidió, a pesar de los titubeos iniciales, que CCOO y UGT convocaran y organizaran la Huelga General   del pasado 29 de septiembre.
¿Qué nuevos datos y circunstancias han surgido para aparcar tanto la Huelga general anunciada para Enero como la manifestación estatal prevista para el 22 del mismo mes en Madrid?  La explicación que en medio de una negociación no procede la movilización no es de recibo, y desde luego, la desconvocatoria de la manifestación no tiene justificación cuando además el Sr. Presidente ejerce su nuevo talante chantajista y provocador.
Entre las posibles “nuevas circunstancias” que circulan “vox populi” está la amenaza de retirada de los subsidios y ayudas del Estado a los sindicatos, pero ello no es nuevo y a su pesar se convocó la pasada Huelga General. En cualquier caso   es un factor disuasorio nada despreciable   en manos del Estado burgués, de sobras   conocido por un movimiento sindical que a lo largo de su historia ha defendido el principio de autonomía e independencia sindical, aunque en los últimos tiempos ha relajado su observancia y con ello se ha debilitado y expuesto a las presiones de los poderes del sistema. Conviene recordar que la fuerza de los sindicatos reside en el apoyo de los trabajadores/as, en su nivel de conciencia y capacidad de movilización,  y en consecuencia defraudar la confianza de la clase trabajadora tiene un coste mucho mayor que perder los subsidios estatales.
Entre las nuevas circunstancias hay quienes señalan la perspectiva del “rescate” de España por la Unión Europea ante la crisis de la deuda soberana, que afecta también a otros países de la periferia como Portugal y amenaza de manera creciente a Italia, Bélgica, etc., y que podría desencadenar un colapso de la propia Unión Europea.
Se especula que para evitar dicho “rescate” y la intervención de la Unión Europea sobre la economía española con un paquete de medidas de ajuste y recorte social todavía más duras, los sindicatos han entrado a negociar la reforma de las pensiones,   en un marco de negociación más amplio –reforma laboral, negociación colectiva (ultraactividad convenios), la cuestión energética, industrial, políticas activas de empleo, etc.
Conceder visos de fundamento a esta especulación rechina con los análisis y declaraciones que han realizado los propios sindicatos cuando cuestionan, con toda razón, que una reforma de pensiones que el gobierno justifica para garantizar su viabilidad en el futuro a largo plazo, 30 a 40 años, no tiene efectos para salir de la crisis ni a corto plazo ni a medio plazo.
En efecto, pero además, ninguno de los temas que se han situado en la mesa de negociaciones, tiene efectos inmediatos o significativos para superar la crisis económica. 
Así pues, las direcciones de UGT y CCOO deberían considerar las terribles consecuencias que sobre su propia credibilidad y la de sus organizaciones, así como los efectos desmoralizadores sobre la clase trabajadora,   y sobre la unidad de la izquierda   tendría  un “Pacto de Estado” trufado de renuncias y claudicaciones, y sazonado con algunas concesiones. Efectos  que se verían agravados si además no pudiera evitarse el “rescate” de España o el colapso de la UE como consecuencia  de la agudización y estallido  de la crisis  financiera española y europea, o por un rebrote de la crisis en EEUU o en otra región económica del planeta.  Tampoco las concesiones que pudieran obtenerse (mantener la ultraactividad en los convenios, etc.) estarían garantizados ante una nueva ofensiva antisocial de los poderes económicos y de la UE…
En las condiciones que se negocia, y tras los últimos vaivenes de los dirigentes de CCOO y UGT, es lógico que crezca el desasosiego sobre su comportamiento ante   tal cúmulo de presiones y chantajes desde tantos lugares y tan variopintas, en definitiva si serán capaces o no de conservar la lucidez y la lealtad a los intereses de la clase trabajadora.
Nadie espera que se comporten como salvadores, y menos de una crisis que ha sido provocada por el desorden neoliberal.
Nadie les exige un comportamiento de hombres de estado para el que no han sido elegidos.
Se espera y se les exige  que defiendan los intereses de la clase trabajadora, con el apoyo y participación de millones de trabajadores y trabajadoras, en activo y en paro, de numerosos ciudadanos/as y gentes solidarias.
El presidente Zapatero al enfatizar su giro antisocial con la frase “cueste lo que le cueste” expresaba  su disposición a inmolarse en beneficio de los objetivos del neoliberalismo económico. En ese suicidio político anunciado se dispone a arrastrar a la todo lo que pueda tras de sí, en primer lugar a su propio Partido al que las encuestas sitúan en caída libre. El Presidente se ha convertido en un sujeto peligroso que hace cenizas todo lo que toca y no repara en nada en su pretensión de parecer un gobernante responsable. El riesgo que la negociación del Pacto de Estado termine por arrastrar a CCOO y UGT a la pira de Zapatero no debe subestimarse.
Por ello, lo más razonable y honesto, cuando Zapatero  obediente a  Botín sigue con su mantra provocador de la jubilación obligada a los 67 años, es dar por rotas las negociaciones ante esa presidencial falta de voluntad negociadora, levantarse de la mesa y organizar de inmediato la movilización general   sostenida de la clase trabajadora y de la ciudadanía solidaria, convocar las manifestaciones y la Huelga General, para derrotar los planes antisociales del Gobierno, de la patronal, de la derecha política, y de la Unión Europea.
El Gobierno del PSOE debe saber que sus “contrarreformas no pasarán” y/o serán su tumba política por mucho tiempo. Las movilizaciones convocadas  para los próximos días en diversas ciudades del estado español  y las convocatorias de Huelga General el día 27 de enero, particularmente  en Euskadi y Galicia, deben señalar el camino.

Firman:
Pedro Montes y Diosdado Toledano, miembros de la Coordinadora de Socialismo 21

18 de enero de 2011

LA CRISIS CAPITALISTA TAMBIÉN ES DE URBANIZACIÓN


Por Natalia Aruguete. Página 12

Mientras algunos expertos se esmeran en alegar que la actual es una crisis de las hipotecas subprime o el estallido de un capitalismo que se ha financiarizado, David Harvey prefiere hablar de “crisis urbanas”, provocadas por una fiebre de la construcción “sin importar qué”. Autor de Breve historia del neoliberalismo, Harvey no sólo acusa a la desregulación del sector financiero como uno de los factores que llevaron al descalabro actual, sino que advierte que la supremacía del capital concentrado sobre las decisiones políticas seguirá siendo un impedimento para salir de la crisis. En su paso por Buenos Aires, invitado por el Cemop, el geógrafo británico dialogó con Cash sobre las transformaciones del mercado inmobiliario en las últimas décadas, la orientación que tuvo la inversión en infraestructura y la consecuente “acumulación por desposesión”. Frente a un modelo que no es sustentable, Harvey propuso pensar “un nuevo tipo de urbanización”.

Desde su perspectiva como geógrafo, ¿qué conexiones encuentra entre urbanización y esta crisis?
–Una de las cosas que me gustaría enfatizar es la relación entre urbanización y formación de la crisis. En las décadas del ‘50 y ‘60, el capitalismo se estabilizó con una forma de masiva suburbanización: caminos, autos, un estilo de vida. Una de las preguntas es si son sostenibles a largo plazo. En el sur de California y Florida, que son epicentros de la crisis, estamos viendo que este modelo de suburbanización no sirve más. Algunos quieren hablar de las crisis subprime, yo quiero hablar de las crisis urbanas.

¿Qué piensa de las crisis urbanas?
–En la década del ‘80 se pensaba que Japón era una potencia y se cayó en los años ‘90 por la crisis de los precios de la tierra. Desde entonces, no se recuperó más. También existe una preocupación en Estados Unidos de que la crisis inmobiliaria impida la recuperación, pese a los intentos que se hacen. Otra cuestión es que la forma de uso intensivo de la energía requería muchas extensiones de terreno y creaba un estilo de vida de lugares dispersos. Esto está planteando, justamente, un nuevo tipo de urbanización. Lo llamativo es que China está copiando a Estados Unidos, lo que es muy tonto. Uno observa que no es sustentable bajo la crisis ambiental. Existe una alta conexión entre desarrollo capitalista, crisis capitalista y urbanización.

¿En qué medida influyó la transformación del mercado inmobiliario en la crisis de la urbanización?
–¿Dónde puso la gente rica su dinero en los últimos 30 años? Hasta los ‘80, poner dinero en la producción daba más dinero que ponerlo en el negocio inmobiliario. A partir de allí empezó a pensarse dónde poner el dinero para que dé una tasa de retorno más alta. Los mercados inmobiliarios y de la tierra son muy interesantes: si yo invierto, el precio sube, como el precio sube, más gente invierte, entonces sigue subiendo el precio. A mediados de la década del ‘70, en Manhattan (Nueva York), se podía vender por 200.000 dólares un tipo de edificio que ahora cuesta dos millones de dólares. Desde entonces, hubo burbujas de distintos tipos, que se van reventado una a una. Los mercados bursátiles se volvieron locos en los años ‘90. Si uno observa la participación de los distintos sectores en el producto bruto interno de los Estados Unidos, en 1994, el mercado accionario tenía una participación del 50 por ciento en el PBI. En el 2000 subió a un 120 por ciento y empezó a caer con la “crisis puntocom”. Mientras que la participación del mercado inmobiliario en el PBI empezó a crecer, y pasó del 90 al 130 por ciento en el mismo período.

¿Qué opina sobre la orientación que tuvo la inversión en infraestructura en las últimas décadas?
–El capitalismo no puede funcionar sin su infraestructura típica: carreteras, puertos y vías, edificios y fábricas. La gran pregunta es cómo se construyen estas infraestructuras y en qué medida contribuyen a la productividad en el futuro. En Estados Unidos se habla mucho de puentes que van a ninguna parte. Hay intereses muy grandes de los lobbistas de la construcción que quieren construir sin importar qué. Pueden corromper gobiernos para hacer obras que no van a ser de uso para nada.

Un ejemplo de lo que describe es lo que sucedió en España, con el boom de la construcción.
–Una parte de la explicación de la crisis en Grecia y España puede vincularse con estas malas inversiones en infraestructura. Grecia es también un caso típico con los Juegos Olímpicos, grandes obras de infraestructura que ahora no se usan. En los años ‘50 y ‘60, la red de caminos y autopistas, en Estados Unidos, fue muy importante para el mejoramiento de la productividad. Algo similar se observa actualmente en China, con caminos, ferrocarriles y nuevas ciudades, que en los próximos años van a tener un alto impacto en la productividad.

¿Cree qué China está enfrentando la crisis de manera distinta de Estados Unidos?
–Tiene mejores condiciones que otros países, sobre todo porque cuenta con grandes reservas de divisas. Estados Unidos tiene un gran déficit y China, un gran superávit. El otro problema en Estados Unidos es político.

¿Cuáles son los factores políticos que dificultan salir de la crisis?
–Quien intenta construir obras de infraestructura útiles es acusado inmediatamente de “socialista”, que es lo que está sufriendo Barack Obama. En China eso no importa porque tienen otras condiciones políticas. El gobierno en China es autoritario y puede poner las cosas en su lugar. En el caso del Congreso norteamericano está dominado por grupos republicanos y demócratas que manejan intereses económicos y las condiciones para tomar decisiones son otras.

Se deduce una diferencia en la relación entre el poder político y el poder económico en estos países.
–En China, por efecto de la crisis americana, la respuesta fue hacer grandes proyectos de infraestructura de inmediato. Además, el gobierno centralizado de China tiene enorme poder sobre los bancos. Dio la orden: “Den préstamos para estas obras a gobiernos municipales y a los privados que estaban haciéndolas”. El gobierno central de los Estados Unidos no puede hacer eso. Se mantiene diciéndoles a los bancos: “Presten” y los bancos dicen: “No”. China está creciendo a ritmos del 10 por ciento después de la crisis y Estados Unidos está por el piso.

¿Cuáles son las fallas institucionales que han llevado a esta crisis?
–Desde la década del ‘70 hubo una idea dominante de que la respuesta era privatizar. Hay muchas alternativas para que el sector público provea mejores servicios que el sector privado.


¿Cree que esta concepción también penetró en el sistema financiero?
–En Estados Unidos, en la década del ‘30, los bancos de inversión estaban separados de los bancos comerciales. En los últimos años se permitió que se unieran. Es un caso de cambio regulatorio, donde el Estado se retira del control.

¿Cómo evalúa el tipo de regulaciones que se propusieron implementar a partir de la crisis?
–Hay una teoría llamada “captura regulatoria”. Supone poner a las gallinas a ser controladas por los zorros. Si uno mira las formas regulatorias propuestas hasta ahora, se da cuenta de que los zorros están ganando y eso es porque los zorros controlan también el Congreso de los Estados Unidos.

¿Hay diferencias entre las políticas impulsadas en los Estados Unidos y en Europa?
–Sí, hay diferencias. Uno de los temas que estoy estudiando es justamente las diferencias que hay en distintos lugares. Por ejemplo, en América latina la reacción de los gobiernos fue mucho más sensible a la crisis que lo que se observa en los Estados Unidos y Europa. En Europa hay un gran conflicto entre los países más grandes y los más chicos. Alemania, que por razones históricas tiene una obsesión con el tema de la inflación, impone el tema de la austeridad. El triunfo de un gobierno conservador en Inglaterra también fortalece la idea de austeridad. Por eso, no sorprende que Europa esté estancada, mientras China está creciendo fuerte.

¿Qué impacto tienen las políticas de austeridad?
–La austeridad es algo totalmente erróneo. En primer lugar, por las diferencias de impacto entre clases sociales. En general, las clases más bajas son las más damnificadas. Además, las clases más bajas, cuando tienen dinero, lo gastan, mientras que las clases altas lo usan para generar más dinero y no necesariamente para hacer cosas productivas.

¿Por ejemplo?
–Muchos ricos de los Estados Unidos compraron tierras en América latina. Esto llevó al aumento del precio de la tierra. En el largo plazo, debemos pensar cómo puede vivir el mundo de acuerdo con sus recursos. Eso no significa austeridad, sino una forma más austera de vivir, que no es lo mismo.

¿En qué se diferencian?
–Deberemos pensar qué es lo que realmente necesitamos para tener una buena vida, y muchas de las cosas que pensamos del consumo son una locura; es dilapidar recursos, naturales y humanos. Tenemos que pensar cómo hacemos en el largo plazo para que 6800 millones de personas puedan vivir, tener vivienda, salud, alimento para que tengan una vida razonable y feliz

17 de enero de 2011

SOBRE EL "PACTO GLOBAL DE CCOO...CARGARSE DE SINRAZÓN


Miguel Romero. anticapitalistas.org  
Desde comienzos de semana, se nos viene machacando con el señuelo del “pacto social” o “pacto global” como medio para lograr
“una salida justa y equilibrada de la crisis”. Suena parecido a la “gran coalición” en forma de gobierno PSOE-PP que algunos tertulianos proponen desde hace unos años para marear la perdiz, que es finalmente su oficio y su beneficio. La novedad, y la gravedad, del asunto es que ahora el principal valedor del “pacto global” sea el secretario general de CC OO y, lo que es peor, que esta política haya obtenido un apoyo prácticamente unánime en el Consejo Confederal (158 votos a favor, 1 en contra y 15 abstenciones).
Todo lo que se ha estado haciendo, y sobre todo no haciendo, desde el 29-S por parte de los sindicatos mayoritarios está debilitando las posibilidades abiertas por la huelga general para la reconstrucción del tejido sindical militante y de las capacidades de movilización y resistencia social a medio plazo, necesarias para hacer frente con posibilidades de éxito a la crisis capitalista.
Por ejemplo, no se ha respondido con fuerza  y convicción a la campaña político-mediática que condenaba a la huelga como un “fracaso”, con el fin de obstaculizar futuras movilizaciones. No se ha hecho nada para revitalizar los sectores en los que la huelga no alcanzó sus objetivos (banca, administración pública, sanidad…). No se ha creado opinión pública crítica de las reformas del Gobierno, capaz de comprender las trampas del viejo cuento sobre “los sacrificios de hoy son la prosperidad de mañana” e identificada con alternativas justas, aunque no se puedan conseguir inmediatamente. En fin, por no hacer la lista interminable, no se ha organizado un plan sostenido de acciones y movilización, que mantuviera activa a la gente que se movilizó el 29-S y animara a quien no lo hizo a reactivarse.
Tareas como éstas, razonables y posibles, han sido sustituidas por una actitud pasiva, que cedió toda la alternativa al gobierno, y que convirtió en el gran acontecimiento “social” del último trimestre el nombramiento del nuevo ministro de Trabajo.

Desde entonces, ha ido creciendo una calculada ambigüedad en la posición de CC OO y UGT ante las “reformas” del Gobierno (no retirada la “reforma laboral” sino de sus “aspectos más negativos”; no rechazo global de la reforma de las pensiones sino de la “línea roja” de los 67 años…) y unas advertencias de “movilización si no hay acuerdo” dichas cada vez con la boca más chica, salvo las calenturas programadas de los discursos al final de las manifestaciones. Manifestaciones, por cierto, convocadas muy tardíamente, con bastante flojera, con un lema absurdo (“En defensa del Estado social”: ¿dónde está aquí y ahora ese “Estado social”? ¿No saben que éste es uno de los países de la Unión Europea con menor gasto social y con una fiscalidad más injusta? Se trata de cambiar radicalmente esta situación, no de defender entelequias). Así no es de extrañar que los resultados de las manifestaciones del 18 de diciembre fueran, en general, malos. Y da la impresión de que, en una espiral negativa, esos malos resultados se han convertido en argumento, no para corregir errores y buscar las condiciones para que las movilizaciones futuras sean fuertes, sino para abandonar la vía de la movilización.

A la vuelta de las fiestas navideñas hemos entrado en una pendiente de despropósitos que nos están aproximando a una derrota cuyas consecuencias son duras hasta de imaginar.
Veamos un ejemplo. El secretario de Comunicación de CC OO Fernando Lezcano declaraba el pasado 9 de agosto: "El movimiento sindical debe combatir la dictadura de los mercados y defender el valor de la democracia". Pero el 11 de enero se despachaba diciendo: “CC OO aboga por ensayar la posibilidad de un acuerdo global, mas allá de la reforma de las pensiones, que daría más tranquilidad a la sociedad para afrontar la crisis y enviaría un mensaje más nítido a los mercados". ¿Qué pasa? ¿Han cambiado los mercados entre agosto y enero? ¿Ha cambiado Lezcano? ¿Qué historia es ésta de que el portavoz del mayor sindicato del país hable como un consultor de inversiones en Bolsa? Eso es lo que ha cambiado: desde la apertura de la negociación con el gobierno, CC OO y UGT no se dirigen a la gente trabajadora: hablan para los que mandan, para los poderes políticos, económicos y mediáticos.

Veamos otro ejemplo: a la hora de definir los perfiles del “pacto global” algunos periodistas han recordado a Toxo los Pactos de la Moncloa y éste no parece sentirse incómodo con la analogía. ¿No recuerda Toxo las consecuencias sociales y políticas de los Pactos de la Moncloa, instrumento clave de la Transición? Seguro que hay gente en su equipo que puede recordárselas. Nadie puede albergar ahora la menor duda de que los perdedores de entonces fueron las clases trabajadoras. Los sindicatos que apoyaron los pactos sufrieron una auténtica sangría en su afiliación, a la vez que  recibían elogios entusiastas de los poderes establecidos por su “sentido de la responsabilidad”. El “mensaje nítido” que envió el movimiento obrero a “los mercados” de entonces es que dejaba de luchar. Así nos fue.

¿Y ahora? Es muy improbable que llegue a existir algo parecido a los Pactos de la Moncloa, entre otras cosas, porque hoy no hacen falta instrumentos de ese calibre para desorganizar al movimiento obrero.
Los “mercados” pueden conseguir sus objetivos por procedimientos más simples, que además en este país les vienen funcionando muy bien desde hace años, tipo “diálogo social”. En eso parece que estamos.
Desde el comienzo de la negociación gobierno-sindicatos, ha caído sobre éstos una formidable presión política y mediática para empujarles  a evitar, por encima de todo, la convocatoria de una nueva huelga general y a buscar unos cuantos retales de cambios menores en las “reformas”, para tapar las vergüenzas de un acuerdo que ratifique básicamente la política gubernamental.
Es verdad que no existe una presión social potente en sentido contrario, que esté exigiendo a los sindicatos una defensa con firmeza de los objetivos básicos del 29-S, al menos. Pero, aunque sólo fuera por sentido de la autodefensa, los sindicatos deberían estar contribuyendo a que esa presión se cree y, en primer lugar, manteniendo en pie la convocatoria de una nueva huelga general si esos objetivos no se obtienen lo cual es hoy una certeza.
Pero están actuando al revés: Méndez habla de “aparcar las movilizaciones”; Toxo envía la HG a improbables calendas griegas. Ambos ensalzan la “flexibilidad” que estaría mostrando el Gobierno. ¿Flexibilidad del gobierno? Lo que se conoce es un cambio irrisorio en la reglamentación de la reforma laboral (no se podrá recurrir al despido barato por pérdidas… si son “meramente coyunturales”) y un calendario de aplicación del retraso en la edad de jubilación a los 67 años que, al menos hasta ayer, Toxo consideraba “disparatado”.

Es tan obvio que no habría ni que escribirlo: el gobierno está comprometido hasta el tuétano en su programa de “reformas”, no hará el menor cambio sustancial en él en una mesa de negociaciones y sólo podrían obtenerse esos cambios mediante un cambio de relación de fuerzas resultado de una movilización social sostenida a medio plazo.
“Aparcar” la Huelga General porque ahora tocaría, como dice Toxo, “elevar la mirada y ampliar el perímetro de las materias a negociar” es, por decirlo de un modo suave, una insensatez. En una situación de debilidad como la que están exhibiendo los sindicatos en la mesa de negociaciones, cuanto más se amplíe “el perímetro”, mayor será el riesgo de recibir compensaciones minúsculas a cambio de cesiones sustanciales. Y cuanto más “eleven” la mirada, mayor será el riesgo de que se caigan de bruces. En realidad, ese es el problema: los sindicatos están “elevando la mirada” y sólo se dirigen a quienes están arriba, o sea, las elites políticas y económicas y, por supuesto, los “mercados”. Por el contrario, tendrían que “bajar la mirada” y dirigirla hacia las víctimas de la crisis, que serían también las víctimas del “pacto global”.

Hay quien piensa que estamos solamente ante “maniobras tácticas” y que CC OO y UGT estarían buscando “cargarse de razón” ante la sociedad para convocar una nueva huelga general. Si así fuera, están consiguiendo justamente el objetivo contrario: se están cargando de sinrazón, especialmente hacia la gente que se partió el alma por sacar adelante la huelga general, confiando en que se iniciaba por fin una etapa de reconstrucción de la moral y de la fuerza social de la izquierda.

¿Es posible aún una rectificación? Pudiera ser: si CC OO y UGT se tomaran en serio incluso su “programa mínimo” de cambios respecto a las reformas, no habría acuerdo. Aún en ese caso, costaría trabajo recuperar la confianza perdida en estos días de desatinos.
No hay razones para confiar en que mantengan los arrestos necesarios para levantarse de la mesa de negociaciones, pero quizás no consigan ni esos mínimos resquicios que están buscando desesperadamente para poder no ya aparcar, sino mandar al desguace a la huelga general. En cualquier caso, si se decidieran, aún de mala gana a convocarla, sería una buena noticia. En los días que quedan hasta el 25 de enero, habría que intentar que se expresara una oposición, y una indignación, social, que efectivamente existe, frente a todo lo que representa el “pacto global” y se reclamara desde la calle una rectificación urgente a CC OO y UGT.

Dice John Berger que “pensar estratégicamente implica que uno se imagine en los zapatos del enemigo”. Parece que el Gobierno, y los mercados, conocen muy bien los zapatos de CC OO y UGT. Pero lamentablemente CC OO y UGT no piensan estratégicamente, ni siquiera saben identificar al enemigo.

Miguel Romero es editor de VIENTO SUR y militante de Izquierda Anticapitalista

ASÍ, SEGURO QUE NO. FRENTE AL PACTO CON LAS ÉLITES QUE PROPONEN CCOO Y UGT, FRAGUAR UN GRAN ACUERDO DE LA IZQUIERDA SINDICAL, SOCIAL Y POLÍTICA


Izquierda Anticapitalista
ASÍ, SEGURO QUE NO. FRENTE AL PACTO CON LAS ÉLITES QUE PROPONEN CCOO Y UGT, FRAGUAR UN GRAN ACUERDO DE LA IZQUIERDA SINDICAL, SOCIAL Y POLÍTICA
Desde la Huelga General del 29-S  hemos asistido a grandes movilizaciones contra las políticas neoliberales en Francia, Grecia, Portugal y en menor escala en Irlanda y Reino Unido. A pesar de no haber logrado frenar las agresiones, han demostrado el rechazo social a estas políticas, así como la voluntad de amplios sectores de las clases trabajadoras y de jóvenes de movilizarse contra ellas. En estas protestas, fundamentalmente en Francia donde han sido prolongadas en el tiempo, se han acumulado las fuerzas necesarias para resistir  los ataques de unos enemigos que no van a cejar en su empeño hasta quedarse con todo. También han puesto en pie marcos de unidad de acción de todos los sindicatos y han incorporado a otros sectores (parados, estudiantes). Este combate es de largo aliento y no valen movilizaciones de un solo día, sino planes de movilización sostenidos en el tiempo que incluyan Huelgas Generales, paros sectoriales, manifestaciones, etc.
Esta es la tarea fundamental que tiene por delante  toda la izquierda social, sindical y política aquí. Y por eso es aún más incomprensible la actitud de los sindicatos mayoritarios en su búsqueda desesperada de un “pacto global” con el Gobierno la patronal e, incluso, con el PP. Las direcciones sindicales  de CCOO y UGT  han retomado de forma lamentable  una negociación que no va a conducir a ninguna conquista por parte de los trabajadores, más aún utilizando argumentos inaceptables y desmovilizadores como los de “dar tranquilidad a los mercados”, como ha manifestado el portavoz de CCOO Fernando Lezcano y el propio Toxo. El anuncio que hicieron en diciembre de una nueva Huelga a finales de enero o la prevista movilización estatal para el 22 de este mes han quedado olvidados en esta estrategia suicida emprendida por las direcciones sindicales, que esperamos tenga expresiones de rechazo firme entre las bases sindicales .En este sentido, el resultado de la votación en el Consejo Confederal de CCOO es muy decepcionante, no solo por el alto número de apoyos a la propuesta pactista de Toxo ( 154 a favor, 15 abstenciones y 2 votos en contra), sino porque el sector crítico ni siquiera votó contra la misma , salvo dos honrosas excepciones. La patronal y el gobierno sí tienen una estrategia clara frente a esta desorientación dramática de los sindicatos.  ZP anunció hace unos días delante, una vez más, de toda la elite empresarial que habrá reformas en cualquier caso, consensuadas o no. CCOO y UGT están perdiendo un tiempo precioso y  están desorientando a los y las trabajadoras, que en condiciones durísimas sacaron adelante la Huelga General del 29-S cuyos réditos ahora están siendo tirados por la borda. La crisis ha venido para quedarse y sólo de movilizaciones masivas saldrán los cambios posibles en las correlaciones de fuerza que puedan dar una salida de izquierdas a la crisis. De la mesa de negociación sólo van a salir derrotas. ¿A quién se dirigen las direcciones sindicales con estas declaraciones? . Ni a sus propios militantes, delegados y afiliados, ni mucho menos a los sectores más golpeados por la crisis. Las bases sindicales deben presionar a la dirección de CCOO para salir de la mesa de negociación de inmediato y pedirle que cite a todos los sindicatos alternativos y movimientos sociales para preparar otra huelga general cuanto antes y un plan sostenido de movilizaciones. De esta forma, desde Izquierda Anticapitalista creemos que es necesario levantar un gran acuerdo, pero con los y las de abajo y sus organizaciones sociales, sindicales y políticas, para defender un programa mínimo contra la dictadura de los mercados y por nuestro derecho a vivir dignamente  dentro de un plan de lucha, al que se puedan adherir entidades y personas, y que diseñe un calendario de actividades de todo tipo, que incluyan manifestaciones para presionar por otra Huelga General.
En este contexto, el papel de los sindicatos alternativos, de los movimientos sociales y de las plataformas locales que se crearon al calor de la convocatoria del 29-S va a ser fundamental, así como mantener una orientación unitaria hacia las bases de CCOO y UGT que rechacen la orientación suicida de sus direcciones.
Seguimos insistiendo: No hay nada que negociar. Es la hora de luchar

14 de enero de 2010

14 de enero de 2011

MANIFESTACIÓN EN SOLIDARIDAD CON LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA DE VENEZUELA. MADRID. SÁBADO 15 DE ENERO.12 HORAS


 ¡BASTA DE AGRESIONES IMPERIALISTAS CONTRA VENEZUELA!
¡SOLIDARIDAD CON LOS PUEBLOS QUE LUCHAN CONTRA LA EXPLOTACIÓN CAPITALISTA!


La campaña de calumnias y acoso contra la Revolución Bolivariana de Venezuela se enmarca en el intento del imperialismo de asfixiar a todos los pueblos latinoamericanos que tratan de cuestionar su hegemonía e intentan crear modelos diferentes al capitalismo que condena a decenas de millones de trabajadores al paro en los países capitalistas; es responsable del hambre en el mundo por su voracidad y provoca guerras para asegurarse el control de las materias primas (petróleo, gas, agua) en cualquier lugar del planeta bajo la excusa de la lucha internacional contra el terrorismo.
Los ataques contra la Revolución Bolivariana no se pueden ver de forma aislada. Ningún gobierno del imperialismo norteamericano ha tolerado jamás procesos soberanos y socialistas en lo que considera su patio trasero, intentando derrocarlos por todos los medios. Así el golpe de estado, del año pasado, en Honduras; el intento de golpe de estado este año en Ecuador o los intentos desestabilizadores en Bolivia. Todos estos países pertenecen al ALBA, Alternativa Bolivariana para Las Américas, que ha creado un nuevo modelo de relaciones entre los pueblos y estados basadas en el respeto mutuo y en la igualdad entre sus miembros.
Estos ataques contra los procesos de cambio en América Latina forman parte, además, de una criminalización permanente de cualquier movimiento político y social que plantee y luche por una transformación social real.
Para esta campaña de difamación y de criminalización, el imperialismo y sus secuaces se sirven de unos documentos aportados por el gobierno de Colombia, encontrados supuestamente en el ordenador de Raúl Reyes, dirigente de las FARC asesinado por el ejército colombiano en 2008, aunque numerosas organizaciones internacionales, como la INTERPOL, y de Derechos Humanos, han denunciado la manipulación de los archivos del susodicho ordenador y la nulidad por tanto de las presuntas pruebas obtenidas del mismo por parte del ejecutivo colombiano. Además, se apoyan en las ‘declaraciones’ de dos supuestos desmovilizados de las FARC que afirmaron haber estado entrenándose en Venezuela. Otro de los pilares de la acusación es la declaración de dos supuestos miembros de ETA, obtenidas en las dependencias de la Guardia Civil, en las que también decían haber recibido formación militar en Venezuela. Al ser presentados ante el juez, denunciaron que tales declaraciones fueron obtenidas bajo tortura.
Es decir, no existe ninguna base real ni legal para las acusaciones contra la Revolución Bolivariana.
Los únicos delitos de la Revolución Bolivariana son intentar crear en su país una sociedad justa y querer cambiar las estructuras capitalistas del Estado para crear una sociedad socialista en la que haya justicia social. Desde sus primeros pasos, la Revolución Bolivariana ha proporcionado al pueblo venezolano importantísimas conquistas sociales de las que anteriormente carecía por completo, se ha erradicado el analfabetismo en Venezuela, se ha organizado a la población en comités en los que tienen la posibilidad de influir en la política de su país más allá de las elecciones y se están eliminando las desigualdades sociales ofreciendo oportunidades a los más desfavorecidos, es decir a la mayoría de la población y, por otro lado, se está integrando a los países latinoamericanos alrededor del ALBA para hacer frente a la política de dominación del imperialismo norteamericano y europeo .
La defensa de la Revolución Bolivariana es también la defensa de nuestros derechos en el estado español, pues los ataques de la reacción no sólo tienen por objeto deslegitimarla, presentándola como un proyecto fallido para las masas, sino - a la vez - extrapolar esa lógica propagandística para transmitir a los trabajadores y trabajadoras de este país la idea de que la construcción de otro tipo de sociedad tendría unos resultados catastróficos. Se trata, por tanto, de un nuevo ataque del capitalismo contra la clase trabajadora, en un momento en el que – debido a la profunda crisis del mismo – el capital está intentando el desmantelamiento de las conquistas sociales que esta clase ha conseguido tras siglos de dura y en no pocas veces sangrienta lucha contra el capital. Por eso hoy, más que nunca, es necesario que alcemos nuestra voz contra los ataques imperialistas a la Revolución Bolivariana.


¡Solidaridad con la Revolución Bolivariana de Venezuela!
¡Por la soberanía de los Pueblos y el Socialismo!
¡Abajo el Imperialismo!
MOVIMIENTO DE SOLIDARIDAD CON LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Madrid a 06 de Diciembre de 2010 Los ataques a la Revolución Bolivariana no son gratuitos ni tienen como finalidad defender una democracia que los capitalistas secuestran impunemente cuando conviene a sus intereses, como ya sucedió en Honduras, y que en Venezuela goza de mejor salud que nunca. Las calumnias contra el gobierno venezolano tienen como fin desprestigiarlo frente a los ojos de las clases trabajadoras de todo el mundo, pues constituye un ejemplo de que la organización social, política y económica no tiene porqué estar basada en los privilegios escandalosos de unos cuantos, basados en la explotación de unos seres humanos por otros, el sistema capitalista, que condena a la mayoría de seres humanos al paro y la miseria como ya se está comprobando en el propio primer mundo desarrollado. Como ilustración de lo que puede conseguir un sistema económico solidario aquí tenemos algunos casos de conquistas sociales ganadas por el pueblo venezolano, en dura lucha contra la oligarquía y sus portavoces mediáticos, desde el triunfo revolucionario.

Desarrollo Humano
En 1998 el Índice Nacional de Desarrollo Humano de Venezuela se ubicaba en 0,6917. Gracias a las políticas sociales y a la s Misiones implementadas desde la llegada del Gobierno Bolivariano, en el año 2007 dicho índice se ha incrementado en un 27,7%, llegando a ubicarse en 0,8836. Según el Instituto Nacional de Estadísticas de Venezuela, en 1998 la pobreza en nuestro país era del 43,9% y la pobreza extrema alcanzaba el 17,1%. En 2006, la pobreza se había reducido al 30,4% y la pobreza extrema a 9,1%. Estos últimos índices de pobreza extrema siguen descendiendo de manera vertiginosa y ya para el cierre del primer trimestre de 2007 la pobreza extrema se ubicaba en 7,6%.
El Derecho a la Salud y la atención sanitaria…
Entre los grandes logros del Sistema Nacional de Salud venezolano está la construcción de 135 Centros de Rehabilitación Integral, 123 Salas de Rehabilitación Integral y 9 Centros de Alta Tecnología. La tasa de mortalidad infantil por cada mil disminuyó del 21,4% en 1998 a 13,8% en 2007. Un informe de estrategia de cooperación de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización Mundial de la Salud revela que hoy los hombres venezolanos viven 79,5 años y las mujeres 83,7 años, más que el resto del continente, e incluso, que en países desarrollados. En promedio, se vive 30 años más que en 1950, cuando la expectativa de vida era de 52,6 años para hombres y 53,3 para mujeres.
…unidos a la solidaridad internacionalista con los más desfavorecidos de América latina.
En principio se atendieron sólo pacientes venezolanos, pero en la actualidad está extendida por varios países de América Latina. Hasta mayo de 2006 el número de venezolanos operados fue de 14.976; el número de extranjeros operados llegó a 2.994, para un total de 17.970 personas atendidas por esta Misión. Más recientemente, el Gobierno venezolano decidió abrirle las puertas de la salud a más de 300 ciudadanos salvadoreños, chilenos y dominicanos, quienes han sido intervenidos por diversas anomalías visuales en la ciudad de Maracaibo. Gracias a esta Misión, fruto de la solidaridad entre los pueblos, miles de niños, jóvenes y adultos han podido recuperar su visión y serán muchos miles más en los años por venir, pues la peta es operar en un lapso de 10 años a más de 6 millones de pacientes con problemas oftalmológicos en América Latina.
La educación también es un derecho irrenunciable
El 28 de Octubre de 2005 la UNESCO declaró a Venezuela libre de analfabetismo.
1.482.543 de alfabetizados en toda Venezuela.
Se alfabetizaron 76.369 indígenas en 26 idiomas aborígenes.
Justo el día en que se conmemoraban 236 años del nacimiento de Simón Rodríguez (maestro del El Libertador Simón Bolívar), 28 de octubre de 2005 , la República Bolivariana de Venezuela, tras dos años de aplicación de la Misión Robinson, era declarada: Territorio Libre de Analfabetismo.
La Misión “Robinson”, por ser un seudónimo (Samuel Robinson) utilizado por el maestro de Bolívar una vez expulsado de Venezuela. Ahora, la revolución bolivariana se apoyó en el método cubano “Yo si puedo” y un par de años más tarde, liquidó una pesada carga del pueblo venezolano y abrió las puertas del conocimiento a los excluidos los cuales sumaban cerca de millón y medio de personas. La República Bolivariana de Venezuela, con el 0,10% de analfabetismo supera la meta exigida por la UNESCO, la cual es del 4 % para la declaración de un territorio libre de analfabetismo.
Todo esto junto con el mayor periodo de crecimiento económico vivido por Venezuela en toda su historia.

LA RELEVANCIA EUROPEA DE LA "VÍA MARCHIONNE" PARA LA CONTRARREFORMA LABORAL


Nota previa del editor de este blog: Este texto puede ser leído en clave italiana o extendido a nuestro espacio europeo y, particularmente, nacional. Y ahora yo me pregunto ingenuamente: ¿Existe alguna relación entre la voluntad de acabar con la negociación colectiva de los convenios laborales en Italia y en el resto de la UE con el entreguismo de CCOO y su comparsa, UGT, en estos reeditados Pactos de la Moncloa que ahora se perpetran contra la clase trabajadora? ¿Es el miedo a perder la representatividad social y la negociación de los convenios, es decir de la supervivencia del modelo sindical de concertación, lo que explica la actitud negociadora de CCOO y UGT? ¿Es casual que la revista “Sin Permiso” haya publicado este artículo? ¿Será la postura de un sector de la izquierda alternativa tan calculada como la de IU mientras se perpetra otra infamia por parte del sindicalismo mayoritario contra los trabajadores? De momento, en una y en otra, el silencio resulta atronador. ¿Entre lo viejo y caduco y lo nuevo, que necesita nacer, debe haber siempre tanta sutileza y medias tintas? Sinceramente, en la extrapolación española que puedo hacer, no me ha hecho feliz este artículo que comparto con vosotros. Os sugiero su lectura, por larga que os parezca.

Álvaro Rein / sinpermiso.info
“Fuera de Italia, la ofensiva radical de Marchionne contra el sindicalismo de clase es seguida desde hace tiempo con entusiasmo y minuciosa atención por los más destacados medios de información del capitalismo global como el Financial Times o The Economist. Es natural que sea así. La clase social a la que sirven estos medios tiene la suficiente visión como para comprender perfectamente que las luchas de clase que se están dando a nivel nacional, y que superficialmente pueden aparecer desconectadas entre sí, en realidad forman parte de una lucha global por reconfigurar las relaciones de clase. Ellos saben lo que anda en juego. ¿Lo sabemos nosotros?”
“Los derechos están basados ante todo en deberes. Estamos acostumbrados a exigir solo derechos y no nos acordamos nunca de nuestros deberes. Desde un punto de vista ético y moral, creo que la jerarquía entre estos dos conceptos es importante. Cuando se habla de derechos en este país, se esta creando una confusión enorme. Seamos sinceros; los derechos deben de estar basados ante todo en deberes” – Sergio Marchionne, gerente de FIAT
El capitalismo siempre ha salido de sus crisis con cambios substanciales, reconfiguradores de las relaciones de fuerza entre la clase trabajadora y el capital, cambios que, por lo general, han resultado favorables al segundo. A medida que el mercado mundial va recuperándose de esta última “gran recesión”, nada ejemplifica mejor esta tendencia histórica que los ataques radicales contra el marco existente de negociación colectiva que se vienen produciendo estos últimos meses en los diversos países del viejo continente europeo.
En España todo el mundo está al corriente de lo que se prepara con la reforma del marco de negociación colectiva propuesto por el gobierno “socialista”. Pero quizá sea menos conocida la reciente imposición por parte del triunvirato Comisión Europea-FMI-BCE de una reforma radical del marco de negociación colectiva en Grecia -permitiendo la adhesión prácticamente voluntaria de las empresas, frente a la obligatoriedad anterior, a los convenios colectivos-, como parte de las condiciones para que su gobierno socialdemócrata pueda seguir disfrutando de la ayuda financiera de sus vecinos de la UE.


En Italia...modelo FIAT-Marchionne‟ y la ofensiva contra el marco de negociación colectiva
En Italia, el ataque frontal contra el marco de negociación colectiva no viene liderado por un gobierno, sino por Sergio Marchionne, el director italo-canadiense que dirige simultáneamente la FIAT y la Chrysler. El año pasado, Marchionne condicionó los nuevos planes de inversión en las fabricas FIAT de Mirafiore (Turín) y Pomigliano (Nápoles) a la firma de dos convenios laborales de empresa distintos al margen del convenio nacional del metal italiano. Un ataque en toda regla contra el actual marco de negociación colectiva italiano por parte de la principal empresa del país que, como afirmó entusiasta el ministro de trabajo de Berlusconi, promete “crear escuela”. Si la ofensiva de Marchionne tiene éxito, muchos analistas consideran inevitable que la ruptura con los convenios nacionales por parte de las empresas se extienda, o que los convenios nacionales se “flexibilicen”, o que se vacíen hasta tal punto de contenido, que dejen de tener sentido.
El plan de Marchionne tiene otro objetivo no menos importante: marginar de una vez por todas a los “rojos” de la FIOM -federación del metal de la CGIL-, que desde hace tiempo es el sindicato de clase que más molestias le causa a la patronal italiana.
Nadie podría haber expresado mejor los sentimientos de la patronal sobre lo que hoy representa la FIOM que Giampaolo Galli, el director general de la Cofindustria (la asociación de la patronal italiana). En una entrevista del 30 diciembre en el diario de la Cofindustria Il Sole 24 Ore, Galli dice: “Sí; la FIOM representa un problema que hace daño a las empresas y a los trabajadores (…) En el sector del metal, y sobretodo en las grandes empresas, la FIOM opone una fuerte resistencia a la innovación y a la competitividad”. Todavía mas directo se mostró el vicepresidente de la Cofindustria, Alberto Bombassei, cuando en una entrevista del mismo 30 de diciembre en La Repubblica declaraba: “La FIOM tiene comportamientos extremistas. No saben lo que significa el trabajo. No han trabajado nunca. Estos señores viven en otra época”. Lo que no les conviene explicar a los señores de la patronal es por qué si la FIOM hace tanto daño a los trabajadores y si sus dirigentes viven totalmente desconectados del sentir de estos, es hoy la FIOM, con sus más de 363.000 afiliados, el sindicato del metal con más afiliados de Italia -más afiliados que la suma de los tres siguientes mayores sindicatos de metal- y por qué, además, desde 2009 ha empezado a crecer de nuevo en numero de afiliaciones después de cinco años de declive.


El plan Marchione, el sindicalismo corporativo de impronta norteamericana y el sindicalismo de clase europeo
Pero antes de adentrarme en las consecuencias colaterales para la política y el sindicalismo de clase en Italia del plan Marchionne, es necesario describir algo más el contexto. Hace aproximadamente un año, Marchionne anunció un ambicioso plan de futuro para las operaciones de producción de automóviles de la FIAT en Italia, que bautizó como el plan “Fabrica Italia”. El plan consiste en transformar la producción italiana, hasta ahora orientada principalmente al mercado interior nacional, en una plataforma flexible de exportación hacia el mercado exterior y, en particular, hacia el mercado norteamericano, gracias a una alianza con la Chrysler. La visión del proyecto “Fabrica Italia” es que la FIAT duplique la actual producción anual de vehículos en Italia, hasta llegar a los 1.4 millones de vehículos en 2014, de los cuales 1 millón serían producidos para la exportación.
Marchionne prometió que si los trabajadores italianos -a los que tildó de “improductivos”- mostraban disposición a cambiar su “ética de trabajo” y a seguirle en su visión de “Fabrica Italia”, “concedería” a cambio a las plantas Italianas de la FIAT la producción de nuevos modelos de automóviles, con inversiones de hasta 20.000 millones de euros a medio plazo, que garantizarían el futuro del empleo en todo el sector.
Para poner su visión en marcha, Marchionne condicionó la concesión de la producción del nuevo FIAT Panda a la fabrica de Pomigliano (que llevaría aparejados 700 millones de euros en nuevas inversiones) y de los nuevos modelos de Jeep y Alfa Romeo a la fabrica de Mirafiori (1,000 millones de euros en nuevas inversiones) a una reforma radical de las condiciones de trabajo y de las relaciones laborales en las dos fábricas.
Marchionne pretende crear dos nuevas empresas (“newcos”), con participación de la FIAT y la Chrysler, en las fábricas de Mirafiori (5.500 trabajadores) y Pomigliano (4.600 trabajadores), desvinculándolas de la Cofindustria. Al constituirse fuera de la Cofindustria, las dos “newcos” no estarán obligadas a aceptar el convenio nacional del metal italiano, firmado entre la Confindustria y las principales centrales sindicales del país, lo que les deja las manos libres para desarrollar convenios de empresa propios y crear su propio marco de representación sindical de empresa.
Al constituirse fuera de la Cofindustria, las dos “newcos” también se sitúan fuera del acuerdo de 1993 entre la Confindustria y las principales centrales sindicales del pais que regula el marco de representación sindical en las empresas. Este marco, conocido como RSU (Representación Sindical Unitaria), se basa en la elección de un comité de delegados sindicales por parte de los trabajadores de cada empresa, que es el único que tiene derecho de negociar los convenios de empresa y representar a los trabajadores. Los delegados en la RSU son elegidos proporcionalmente de acuerdo al número de votos obtenidos en la empresa, pero la tercera parte de los delegados lo son, también de manera proporcional, entre las candidaturas de los sindicatos firmantes del convenio nacional del sector.
El sistema RSU “molesta” a Marchionne - o hace la fábrica “ingobernable”, según afirma-, por dos razones fundamentales. Primero, porque le obliga a negociar también con sindicatos que no firmen sus convenios de empresa. Segundo, porque concede a los sindicatos que no son parte de sus convenios de empresa una libertad “ilimitada” de agitar a los trabajadores dentro de las fábricas contra los acuerdos.
Al sacar a sus dos “newcos” de la Cofindustria, la FIAT pretende sustituir el sistema de RSU por su interpretación del viejo sistema de representación sindical contenido en el Estatuto de los Trabajadores italiano, llamado RSA (Representación Sindical en las Empresas, de acuerdo con sus siglas en italiano). Según la interpretación de Marchionne, este sistema concede el derecho de representar a los trabajadores exclusivamente a los sindicatos que hayan firmado un convenio con la empresa.


Votar para no votar nunca más
El modelo de relaciones laborales que Marchionne tiene en mente está en parte basado en el acuerdo que firmó con la United Auto Workers Union (UAW) en las fábricas de Chrysler de EE UU, cuando la empresa norteamericana salió de la bancarrota y FIAT adquirió el control sobre ella, tras obtener el 20% de sus acciones en julio del 2010.
En las plantas de Chrysler de EE UU el sistema de representación sindical implica que el sindicato con más votos adquiere automáticamente el monopolio de representación de los trabajadores ante la empresa. Esto significa que a Marchionne le basta negociar los contratos con un solo sindicato, la UAW, y que, después de firmarlos, tiene garantizado que todos los trabajadores los tienen que aceptar, a menos que quieran sufrir medidas disciplinarias. Nada ejemplifica mejor el sindicalismo de empresa en el que ha degenerado hoy la UAW que la definición que da este sindicato de cual es su principal objetivo:
“En el marco de la competencia global, la única vía que garantiza la seguridad del empleo es fabricar los productos de mejor calidad y ofrecer los mejores servicios al mejor precio para el consumidor. Para promover el éxito de nuestros empleadores, la UAW esta comprometida con la innovación, la flexibilidad, la producción eficazmente ajustada, los niveles más altos de calidad mundial y la reducción continua de costes. A través del trabajo en equipo y la solución imaginativa de los problemas, construimos nuestra relación con los empleadores sobre la base del respeto, objetivos compartidos y la vivencia de una misión común"
A cambio de sacar a Chrysler de su concurso de acreedores y de prometer proteger los niveles de empleo en sus fábricas, Marchionne consiguió que la UAW se comprometiese a no hacer huelgas hasta el 2015 y que aceptase reducciones radicales en las condiciones salariales (de hasta 50% para los nuevos empleados) y de trabajo. El acuerdo entre Marchionne y la UAW fue sometido a referéndum entre los trabajadores y obtuvo el 80% de votos a favor.
Aunque en Italia Marchionne se encontró también con sindicatos que aspiraban a jugar el mismo papel corporativo que la UAW, el gran problema es la existencia de un sindicato de clase como la FIOM, que por su peso y afiliación tiene la capacidad potencial de dinamitar cualquier intento de cooptación de los sindicatos mas colaboracionistas. Frente al “problema FIOM”, Marchionne simplemente ha decidido adoptar una estrategia para aislarla y expulsarla de sus fábricas.
Marchionne comenzó a llevar a la práctica esta estrategia firmando un acuerdo el 15 de junio con los sindicatos CISL, UIL, FISMIC y UGL en la fábrica FIAT de Pomigliano [1]. Los sindicatos firmantes de este acuerdo básicamente se comprometen a aceptar la creación de una “newco” en la fábrica, con un convenio de empresa desvinculado del convenio nacional del metal, a cambio de recibir 700 millones de euros en inversiones y arrebatarle la producción del nuevo FIAT Panda a la fábrica polaca de Tychy de la FIAT. Los firmantes también aceptaban sustituir el sistema de RSU por el de RSA. La FIOM y COBAS se negaron a firmar.
El 22 de junio la FIAT trató de legitimar el acuerdo, organizando un referéndum entre los trabajadores de Pomigliano en el que se les preguntaba si estaban dispuestos a abandonar “voluntariamente” el convenio nacional y adherirse individualmente a un nuevo convenio de empresa, a cambio de garantizar las nuevas inversiones y el futuro de sus puestos de trabajo.
He aquí un ejemplo inmejorable del significado del concepto de “libertad” en la economía de “mercado”, por el cual el trabajador es “libre” de escoger entre la pérdida de su puesto de trabajo o un acuerdo con el patrón que rebaja sus derechos. Para el “mercado”, los trabajadores son también “libres” para vender su libertad, ya que aceptando el nuevo acuerdo los trabajadores se negaban a sí mismos el derecho de protestar o ir a la huelga en contra de lo aceptado en tales condiciones y renunciaban al derecho de volver a poder elegir democráticamente a sus representantes bajo el sistema RSU. Se vota para no votar nunca más, como dijo el secretario de la FIOM, Maurizio Landini.
A pesar de que el 62% de los trabajadores votaron a favor del plan de Marchionne en su referéndum, este puso el grito en el cielo a los pocos días, ya que esperaba que al menos el 80% de los trabajadores hubiesen votado SÍ, como había sucedido en EEUU en la Chrysler. El 62% era una mayoría demasiado exigua para garantizar la paz social que exigía Marchionne antes de comprometer millones en inversiones. Durante algunos días, los dirigentes de los sindicatos firmantes se echaron a temblar, temiendo que, a pesar de su total flexibilidad en punto a renunciar a los derechos adquiridos de los trabajadores, Marchionne finalmente decidiese no cumplir con su parte del acuerdo.
Pero Marchionne finalmente optó por seguir adelante con el plan, y no solo eso, sino que decidió aplicar el modelo Pomigliano a la fabrica FIAT de Mirafiori, donde se decía que esta vez se conformaría con que un mero 51% de los trabajadores de Turín votasen a favor en un futuro referéndum. Contra aquellos que habían insistido en que Pomigliano era un caso “especial” e “irrepetible”, la FIOM siempre mantuvo que Pomigliano era solo el comienzo de un nuevo modelo, que se extendería como un reguero de pólvora.

El 23 de diciembre del 2010, la FIAT de Mirafiori firmó otra vez un acuerdo con la CISL, UIL, FISMIC y UGL que rompía con el acuerdo nacional de la industria del metal Italiana, excluyendo una vez más al sindicalismo “rojo” representado por la FIOM [2].
En respuesta a semejante agresión, el 29 de diciembre el Comité Central de la FIOM votó a favor de declarar una huelga general el 28 de enero en todo el sector del metal en Italia contra los acuerdos de Marchionne y hacer campaña activa en favor del NO en el referéndum “à la Pomigliano” que FIAT planea celebrar en la fábrica de Mirafiori entre el 18-20 de enero. La FIOM ha declarado formalmente que, aunque venza el SÍ en el referéndum de Mirafiori, no se sentirá vinculada al mismo. Para la FIOM es y será ilegitimo, porque hay derechos irrenunciables que no pueden estar a disposición de la patronal, por muchos referenda que organice ésta. Estas propuestas de acción de la dirección de la FIOM obtuvieron 102 votos a favor y ninguno en contra en el Comité Central, aunque hubo 29 abstenciones por parte de la minoría opositora liderada por Fausto Durante, con la que simpatiza la actual secretaria general de la CGIL, Susanna Camusso. La minoría de Durante está a favor de hacer campaña por el NO en el referéndum en Mirafiori, pero defiende que si ganase el SÍ, la FIOM debería aceptar el resultado para poder entrar de nuevo en los órganos de representación de la empresa y, así, no abandonar el deber de representar a los trabajadores, sean cuales sean las circunstancias.
La repuesta sindical a los planes de Marchionne ha profundizado aun más la división existente entre las tres principales centrales sindicales del pais. El presidente de la FIOM, Chremaschi, ha llegado a afirmar que los secretarios generales de la CISL y la UIL son la vergüenza del sindicalismo italiano y varios otros dirigentes del la FIOM han tachado a los sindicatos firmantes del acuerdo de Marchionne de sindicatos amarillos. El numero dos de la CISL ha replicado diciendo que Cremaschi instiga a la “violencia” y hace “terrorismo” con sus declaraciones.
Para comprender el alcance de los acuerdos cocinados por Marchionne es util separar el contenido del convenio firmado con la FIAT en dos grandes partes. La primera de estas se refiere a cambios en las condiciones de trabajo en si y la segunda se refiere a lo que a los patronos les gusta llamar cambios en la “gobernabilidad” de la fabrica, o cambios en el marco de la representación-libertad sindical y de libertad de huelga de los trabajadores.
Como explicaré más adelante, la izquierda política y sindical italiana más moderada ha centrado sus criticas por lo general en los cambios que conciernen a la gobernabilidad, y en muchos casos, han aceptado de buen grado los cambios en las condiciones de trabajo. En su mentalidad reformista y burocrática no hay problemas con el contenido de lo que se persigue, pero sí con las formas, como si los dos aspectos pudiesen separarse.
Pero antes de entrar en el debate político que ha suscitado el acuerdo dentro de la izquierda italiana, quisiera referirme al contenido concreto de las dos partes del acuerdo y tratar de ponerlo en su contexto.
El acuerdo Marchionne: qué significa “flexibilidad en el trabajo”
El objetivo principal de los cambios en las condiciones de trabajo que establece el acuerdo es básicamente aumentar la “flexibilidad” y la intensidad de los horarios de trabajo, más que reducir los costes salariales absolutos de producción. Lo cierto es que, en la práctica, los salarios de los trabajadores probablemente aumentarán debido al mayor recurso a las horas extras y a los turnos nocturnos en las nuevas modalidades de trabajo.
Como es sabido, los costes salariales en general no son la principal preocupación de la patronal del automóvil desde hace ya bastante tiempo. El automóvil es una industria caracterizada por altísimos niveles de productividad, intensiva en capital, materiales intermedios e I+D, con un exceso de capacidad productiva instalada considerable, donde la estimación típica es que los costes salariales representan entorno al 15-20% del coste total de producción. El hecho de que el primer productor automovilístico de Europa sea Alemania, donde se produce el 36% de los automóviles del continente, y donde los trabajadores del automóvil gozan de los salarios mas elevados, evidencia esta característica del sector [3].
La productividad del sector es tal, que un aumento en el uso de la capacidad productiva instalada enseguida reduce el peso relativo de los costes labores en relación con el de los costes totales y la facturación. Las cifras que suele dar la prensa, comparando el número de automóviles producidos al año con el número de trabajadores para establecer que los trabajadores son más o menos productivos, son totalmente engañosas. La productividad así medida depende totalmente de los modelos específicos que la empresa le ha asignado producir a cada fábrica y el consiguiente nivel de utilización de la capacidad instalada. Para los patrones, más importante que los costes laborales del automóvil es la capacidad que tienen de intensificar al máximo el uso de los distintos factores de producción cuando los pedidos aumentan o, dicho de otra manera, tener la fabrica trabajando 24 horas al dia al máximo de capacidad y al ritmo más veloz posible para poder rentabilizar los enormes costos fijos de producción.
Sin embargo, las máquinas no trabajan sin los trabajadores; de aquí la necesidad de total subordinación del tiempo de estos últimos a los cambiantes imperativos de la producción de la empresa (lo que la patronal llama “flexibilidad”), lo que constituye el objetivo prioritario de los patrones. En la planta de Mirafiori, por ejemplo, actualmente existe una sola modalidad de horario laboral que consiste en dos turnos de día de ocho horas cada uno, con una duración de cinco días a la semana (modalidad conocida como el 2x5).
El nuevo acuerdo del 23 de diciembre pretende añadir tres modalidades de trabajo nuevas. Dos de estas modalidades están compuestas de tres turnos diarios de ocho horas cada uno y, en ambos casos, uno de los tres turnos es de noche. Bajo la modalidad de los tres turnos diarios que se solapan durante el día, la fábrica está más o menos trabajando las 24 horas del día en los períodos de máxima demanda. En una de estas dos nuevas modalidades, los tres turnos diarios se realizan durante cinco días a la semana, y en la otra, durante seis días. La última de las tres modalidades nuevas establece dos turnos diarios de diez horas, cada uno durante seis días a la semana. El acuerdo detalla que los directivos de la fábrica podrán pasar de una a otra de estas cuatro modalidades de trabajo con un mero preaviso de 15 días a los trabajadores.
Para rematar, el nuevo acuerdo extiende el número máximo de horas extras que la patronal puede exigir a cada trabajador de 40 a 120 horas anuales, con la posibilidad de añadir otras 80 horas extras con el consentimiento de los sindicatos que hayan firmado el acuerdo y que, por lo tanto, tengan derecho a representar a los trabajadores.
Los 40 minutos de la pausa a que actualmente tienen derecho los trabajadores de Mirafiori, como parte de su jornada laboral diaria básica de ocho horas, serán reducidos a 30 minutos a cambio de un aumento salarial bruto mensual de 45 euros al mes. El patrón obviamente le saca mucho más valor durante esos 10 minutos extra al trabajador que el aumento que le paga por ello.
El acuerdo de Mirafiori también pretende reducir las tasas de absentismo laboral, aumentando las penalizaciones sobre los tabajadores que recurran “excesivamente” a las bajas por enfermedad, aunque estén justificadas por un médico. Es decir, en ocasiones serán los patrones y no el médico los que decidan si un trabajador esta capacitado para trabajar a pesar de estar enfermo.
Los cambios referentes al absentismo laboral encajan perfectamente con las demás modificaciones que persiguen aumentar la intensidad del trabajo, ya que los patronos - que no son tontos- anticipan que si exprimen aun más las vidas de sus trabajadores van a aumentar las probabilidades de que estos caigan enfermos o simplemente traten de salvaguardar algo de tiempo para recuperarse de la insufrible intensidad de su trabajo por turnos. Para contrarrestar este efecto indeseable de la imposición de su llamada “flexibilidad” horaria sobre los trabajadores, la empresa, lejos de aflojar alguna que otra tuerca, escoge apretarlas todas aún más.
Como sabe todo trabajador que haya sufrido en sus carnes un régimen laboral de turnos intensivos, el absentismo laboral, justificado o no por enfermedad, es una de las pocas válvulas de escape que tienen los trabajadores ocasionalmente cuando la intensidad de su trabajo se hace insoportable. A menudo, los patrones más pragmáticos lo toleran, precisamente porque saben que no conviene empujar al trabajador hasta límites insufribles cuando el trabajo es particularmente intenso. Los patrones saben que las válvulas de escape pueden también serles útiles para “gobernar” mejor sus centros de trabajo y, en ocasiones, escogen hacer la vista gorda, reservándose también la libertad de cerrarle esta válvula al trabajador e invocar el castigo disciplinario cuando le convenga a él por otras razones.
A la nueva FIAT multinacional de Marchionne, con sus métodos “científicos”de explotación del trabajo, todas estas consideraciones le tienen sin cuidado. Los trabajadores existen precisamente para llevarlos hasta el limite de sus fuerzas y desahacerse de ellos lo más rápidamente posible cuando sus vidas dejen de resultarle “rentables” a la empresa. En la FIAT, la tasa de absentismo es actualmente del 8%, y Marchionne pretende reducirla hasta el 6% en 2011, hasta el 4% en el 2012 y hasta el 3.5% en el 2013. Obviamente reducir las tasas de absentismo a esta velocidad, aumentando al mismo tiempo la intensidad del trabajo, solo puede conseguirse a base de aumentar la presión disciplinaria sobre los trabajadores de manera brutal.


El acuerdo Marchionne: qué significa “gobernabilidad de las fábricas”
Como dicho, la segunda parte del acuerdo de Mirafiori concierne a la mejora de la “gobernabilidad” de la fábrica, dado que el aumento de la intensidad del trabajo naturalmente también lleva a los patrones a anticipar un importante aumento del descontento de sus trabajadores. Aquí la idea fuerte directriz de Marchionne sobre la gestión de este predecible aumento del descontento no pasa por hacer concesiones en otras áreas a fin de mitigarlo, sino que se centra básicamente en la forma de aumentar la represión dentro de la fábrica de quienquiera que ose recurrir a la protesta abierta contra el nuevo régimen laboral.
Lo que más temen Marchionne y los sindicatos que han firmado su acuerdo es que, conforme se aplique el nuevo sistema de trabajo, quede suelto un sindicato como la FIOM dentro de la fábrica que capitalice y pueda ofrecerle una plataforma de protesta al descontento que inevitablemente crecerá entre la plantilla con las nuevas prácticas laborales. De aquí que algunos de los sindicatos firmatarios insistan en que es imprescindible encontrar alguna forma de cooptar también a la FIOM o hacerla aceptar de una u otra manera el nuevo acuerdo.
En cualquier caso, cada trabajador individual de Mirafiori quedará vinculado a través de su contrato individual al nuevo acuerdo laboral de Marchionne, de modo que si cualquiera de ellos decide hacer huelga para protestar contra las condiciones de trabajo contenidas en el acuerdo, podrá ser despedido por infringir su contrato. Los sindicatos que no hayan firmado el acuerdo de Marchionne (es decir, la FIOM) no tendrán derecho a representantes ante la empresa. El sistema de elección de delegados de empresa queda sustituido por otro por el que solo los sindicatos que apoyen el acuerdo de Marchionne podrán nombrar delegados de empresa de manera paritaria. Si alguno de los sindicatos firmantes decide protestar contra el acuerdo en algún momento, según las condiciones de éste la FIAT puede negarle el derecho de convocar asambleas de fábrica, no reconocer las horas sindicales de sus delegados y dejar de recoger la cuota de afiliación de sus miembros a través de la nómina de los trabajadores afiliados.


La reacción de la izquierda italiana
Nada refleja mejor el estado actual de la izquierda italiana que la reacción de sus distintos componentes ante la ofensiva de Marchionne. Los dirigentes del principal partido de oposición, el Partido Democratico (PD), han hecho una vez más honor al carácter e ideología invertebrados de su partido expresando al menos cuatro posiciones políticas distintas sobre el tema.
Las distintas posiciones del PD sobre este tema en realidad son un reflejo de la inconsistente amalgama de ideologías e intereses contrapuestos que nutren a este partido. Lejos de reflejar una visión política de la realidad social, elaborada de manera independiente, las distintas posiciones de sus dirigentes no son más que ecos de las distintas posiciones ya expresadas por los verdaderos actores del conflicto social. Dicho de otra manera, los dirigentes del PD no han hecho más que plagiar las distintas declaraciones sobre el conflicto hechas ya por la Cofindustria, Marchionne, la direccion de la CGIL, CISL, UIL, FIOM, etc.
El ex-primer ministro y ex-comunista Massimo D´Alema, por ejemplo, ha pedido el voto a favor del acuerdo de Marchionne en el referéndum de Mirafiori del 18-20 de enero, ya que aunque no considere oportuno excluir a los sindicatos que se opongan al acuerdo de los órganos de representación sindical, las condiciones de trabajo que estipula el acuerdo sí le parecen positivas.
Otro ex-comunista y ex-ministro, Piero Fassino, candidato del PD a la alcaldía de Turín (donde está la fábrica de Mirafiori), también ha pedido el voto a favor de Marchionne en el referéndum. El ex-secretario general de la CGIL, Sergio Cofferati, hoy eurodiputado del PD (que como el mismo se apura en declarar, no es precisamente un “radical” ni un “rojo”), sin embargo ha apoyado la posición de la FIOM y se ha adherido a la recién creada asociación “Trabajo y Libertad”, junto a Bertinotti, Rossanda, Mario Tronti y otras personalidades de izquierda, para promover los intereses de la clase trabajadora contra la deriva autoritaria del capitalismo.
Entre los partidos de izquierdas que abiertamente apoyan las posiciones de la FIOM se encuentran la Italia de los Valores (IdV) del ex-juez Di Pietro, que declara directamente, por ejemplo, que Mirafiori ha vuelto a la época del fascismo con el acuerdo de Marchionne. El partido Socialismo y Libertad (SeL), del popular gobernador de la región de Puglia, Nichi Vendola -partido formado a partir de la escisión del sector “bertinottiano” de Refundación Comunista-, también se ha convertido en portavoz de la lucha de la FIOM. Vendola, cuya estrategia política se basa en proponerse todos los días al electorado de izquierdas como candidato alternativo a la direccion del PD para liderar un frente amplio de la izquierda italiana, ha declarado que el apoyo a la FIOM contra Marchionne debe de ser uno de los ejes irrenunciables sobre los que construir cualquier frente electoral de la izquierda italiana contra Berlusconi.
Los hoy extraparlamentarios partidos de la Refundación Comunista, el Partido de los Comunistas Italianos y los Verdes también hacen campaña abierta a favor de la FIOM aunque desde su última debacle electoral estas fuerzas han quedado considerablemente marginadas en la vida política italiana.


A modo de conclusión: la absoluta centralidad hoy del conflicto capital/trabajo
Para aquellos en la izquierda que desde hace tiempo hablan de la pérdida de la centralidad de la clase obrera industrial, el conflicto actual de la FIAT no puede sino romperle todos los esquemas. Si la clase obrera industrial en los países avanzados ha muerto, si ha dejado de ser relevante y por lo tanto solo falta que la izquierda se despida de ella (como pronosticaba Andre Gorz en su famoso libro de los años 80), ¿cómo es posible que el conflicto de un puñado de obreros en dos fábricas italianas esté monopolizando el debate político del país de esta manera y haya ya obligado a todas las fuerzas políticas a definirse en referencia a él? ¿No será más cierto el supuesto contrario? ¿No será que ha llegado la hora de que sea la clase trabajadora y sus sindicatos de clase los que se despidan de las fuerzas políticas de la izquierda mayoritaria, porque éstas han dejado de representar, siquiera remotamente, sus intereses en el debate político y ante la sociedad? Una pregunta no menos relevante para España que para Italia, ya que en los dos países la patronal desde hace tiempo cuenta con los dos partidos mayoritarios de derechas e „izquierdas‟ para representarles.
Fuera de Italia, la ofensiva radical de Marchionne contra el sindicalismo de clase es seguida desde hace tiempo con entusiasmo y minuciosa atención por los más destacados medios de información del capitalismo global como el Financial Times o The Economist. Es natural que sea así. La clase social a la que sirven estos medios tiene la suficiente visión como para comprender perfectamente que las luchas de clase que se están dando a nivel nacional, y que superficialmente pueden aparecer desconectadas entre sí, en realidad forman parte de una lucha global por reconfigurar las relaciones de clase. Ellos saben lo que anda en juego. ¿Lo sabemos nosotros?
NOTAS:
[1] La CISL, que es la segunda fuerza sindical en Italia después de la CGIL, es el viejo sindicato demócrata-cristiano. La UIL que es la tercera fuerza sindical en Italia, es el viejo sindicato socialista. La FISMIC es el viejo sindicato de empresa de la FIAT, y UGL es el heredero del antiguo sindicato fascista.
[2] El diario Liberazione publicó el 28 de diciembre que en la fábrica de FIAT-Mirafiori, la FIOM obtuvo en las últimas elecciones al RSU el 22% de los votos, situándose como el segundo sindicato con mayor representación, por detrás de la CISL (25%), pero por delante del FISMIC (19%), UIL (13%), la UGL (13%) y COBAS (7%). [3] Un trabajador medio de la planta emblemática de Volkswagen en Würzburg, por ejemplo, recibe un salario neto mensual de 1,700 euros o 500 euros más al mes que su homólogo en la FIAT de Mirafiori.
*Álvaro Rein es un analista económico que colabora regularmente con Sin Permiso en temas relacionados con política financiera e industrial europea, la Unión Europea y China.
9 de enero de 2011