26 de abril de 2022

PRESIDENCIALES FRANCESAS: CUANDO EL ABISMO SÓLO SE POSPONE

Por Marat

Podemos contar con Francia cinco años más”

(Tuit del Presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, tras conocer la victoria de Macron en las presidenciales francesas)

La cuestión no es si sucederá sino cuándo.

Hay frases como la del belga Charles Michel que delatan el temor premonitorio de la amenaza que se acerca en el horizonte europeo.

Si hace cinco años Macrón casi dobló en porcentaje electoral a Le Pen, el pasado domingo la distancia entre ambos se redujo casi a la mitad.

La desinflada victoria de Macron no se explica por las simplezas con las que algunos periodistas sentencian su figura. No es su soberbia, su prepotencia, su frialdad o su distanciamiento respecto a la realidad de los graves problemas de la sociedad francesa los que han menguado su apoyo electoral (hay que remontarse a 1969, 52 años atrás, cuando aún la familia Le Pen estaba iniciando su andadura política con un grupo más nazi que fascista absolutamente maeginal, para encontrar un nivel de abstención semejante).

El desencanto con Macron viene de lejos y es anterior a él. Es el desencanto primero con los partidos de la representación y hoy con la democracia liberal, lo más próximo a cualquier ficción democrática que hoy se represente en cualquier lugar del mundo. Viene al menos desde Sarkozy y Hollande, aunque el problema empezó a dar la cara con los acuerdos de Maastricht y del déficit 0 de la UE y con las políticas de recortes sociales y empobrecimiento de las clases trabajadora y populares en toda Europa.

Mucho antes Miterrand y su programa común de la izquierda con el PCF habían mostrado los límites de esa izquierda con el límite de campo de juego que le había marcado el orden jurídico constitucional del capital. Recuerdo una frase de la mujer, Danielle, de François Miterrand, ya Presidente: “si no podemos ser pan, seamos al menos levadura”. Para entendernos, si no vamos a hacer ninguna revolución, cantemos, mechero encendido, el “no nos moverán”. Consecuencia, un cuarto de siglo más tarde, Anne Hidalgo, alcaldesa de París, y candidata en la primera vuelta de las presidenciales francesas, obtiene un 2%; eso sí, con muchos carriles bici para posmodernos y obreros que no pueden pagar sus carburantes ni coches eléctricos y multitud de restaurantes veganos para neopijos progres. Eso es el PSF. Del PCF ya sólo queda un lejano recuerdo por su pasado peso en la CGTF.

Mientras la democracia liberal de Macron, que ha mantenido la deslocalización de empresas francesas, precarizado empleo, desempleo, pensiones y sanidad pública y ha penalizado con impuestos a los carburantes a las clases trabajadora y populares hace vías de agua, Marine Le Pen ofrece soluciones sencillas para sectores asustados: renacionalizar Francia, aunque ello signifique un discurso chauvinista hacia un enemigo que buscará primero fuera de Europa y luego en el continente, como en el período previo a las dos guerras mundiales, luego dentro de Francia contra los no nacidos en ella y contra los franceses hijos de inmigrantes, sin olvidar a aquellos franceses de pura cepa que se le opongan.

Marine Le Pen tiene un programa. Es el de envolverse en el patrioterismo francés excluyente, el de propagar el odio buscando al enemigo externo e interno y lograr una Francia en la que todos sospechen de todos y en la que la policía deje de estar sujeta a los derechos constitucionales del ciudadano.

Una vez logrado esto, veremos cómo sus políticas de protección social son tan falsas como las polacas, húngaras o rusas. No serán mejores que las de Macron pero sí aún más represivas sus actuaciones policiales porque las pocas garantías constitucionales que él no destruyó ya no existirán. Y no, la lucha contra el fascismo no es más fácil que contra el liberalismo de su Estado policía. El matiz diferencial puede ser el que está entre la vida y la muerte.

Cuando la resistencia casi no existe o está en las catacumbas, distinguir entre el grado de velocidad en la que el liberalismo se convierte en reaccionario y el fascismo asumido de los Le Pen y los Abascal es fundamental. Nos va la vida en ello.

Y ahora me toca comportarme como un traidor para algunos. Me importa una MIERDA su opinión. A estas alturas de como viene la cosa no me van a hacer ni concejal de Illán de Vacas (4 habitantes)

Parece que las posibilidades de que Mélenchon gane las generales francesas (tercera vuelta) es limitada pero no imposible.

Defiende a la clase trabajadora, aunque también al mundo woke. Me quedo con lo primero.

He combatido desde 2011 a los agitamanitas del 15M. A Podemos le he abofeteado hasta agotarme. Hoy ya no dan ni pena. Sólo vergüenza ajena.

Pero mi pregunta es muy sencilla, la misma que cabe hacerles a quienes pensaron que abstenerse en la segunda vuelta  de las presidenciales francesas era una decisión digna: ¿Vais a dar una lección al PSOE o a Podemos favoreciendo que de su derrota salga el VOX imparable?

Y mi pregunta a los que van dando lecciones: ¿,creéis que es mejor experimentar el fascismo para que la gente aprenda lecciones? En ese caso creo que sois basura

Siempre tenemos la posibilidad de defender a la clase trabajadora mostrando que nuestra revolución es pura y que la haremos en. . .2570


23 de marzo de 2022

EUROPA EN LLAMAS. LA HORA DE LOS MISERABLES

Por Marat

No es fácil mantener el silencio cuando el silencio es una mentira”

(Victor Hugo)

A estas alturas de la degradación humana citar a Victor Hugo es como hacerlo a Tamerland el Grande o a Perico de los palotes. Sin duda la última frase evacuada por algún famoso por el hecho de serlo llegará con más potencia a la audiencia. Afortunadamente su genialidad permanecerá en la memoria colectiva lo que el próximo tuit genial: el tiempo necesario para que un medio de intoxicación colectiva afirme que hay otra genialidad aún más epatante. Y así hasta el infinito y más allá.

La estupidez del receptor - ya no se trata de la ignorancia sino del cómplice esquivo de los hechos – puede explicar, sólo en parte, el comportamiento humano tras la invasión de Ucrania por Rusia.

El resto es obra de miserables.Putin, Putin, Putin, Putin, Putin, Putin, Putin, Putin, Putin, Putin, Putin, Putin, Putin, Putin, Putin, Putin.Leyendo la democrática, objetiva y sincera prensa occidental tengo la sensación de que Putin es un monstruo formado por los restos de William Wallace, Atila, Vlad Teper, Stalin, Hitler y un superRambo, todo el engendro con el suficiente poderío y mala hostia como para controlar él solo el 20% del territorio ucraniano y atacar a la vez sus principales ciudades.. Concentrar en Putin todo el odio y el miedo inducido hacia las sociedades occidentales, dejando de lado al Estado ruso y a su sociedad, que mayoritariamente le apoya, es fetichizar al enemigo, como antes se hizo con Hitler, personaje con el que se le compara. Sirve al objetivo de focalizar el mal y es coherente con el intento de aislarle de sus apoyos oligárquicos y del parlamento ruso, con la intención de provocar el derrocamiento del presidente. Si esto no funciona, una vez establecidas las sanciones económicas desde semanas atrás, se pasará a la persecución de los ciudadanos rusos fuera de su país y a generar rusofobia hacia los mismos. Putin no es la causa. Es la consecuencia de siglos de ideología imperial rusa desde Pedro el Grande y Catalina I, también la Grande. Sus apelativos debieran indicar algo respecto a la psicología de la sociedad rusa.

Las naciones que han sido poderosas y han recibido la humillación de la historia pueden reaccionar de dos maneras: resituándose como España o Francia o actuando como Alemania o Rusia en distintos momentos de su historia. El caso británico, dando por el culo en la UE desde su origen es particular y no viene al caso en este momento.

No sé cómo se para una guerra ni qué decírles a las madres ucranianas que han perdido a sus hijos en esta guerra provocada por la agresión rusa, tampoco a esas madres a las que se les ha congelado el pecho tras la muerte de sus bebés bajo las bombas, ni a los ancianos que tiemblan aterrorizados.

Hoy, más allá de cómo se para una guerra falta un grito: russia out of ukraine.

Falta por parte de la izquierda. Falta desde los comunistas. Sé el porqué y me asqueaa, como me asquea saber que ni unos ni otros hayan convocado movilizaciones contra esta guerra dejando claro quien es el agresor

Y no hablo de una concentración para cubrir el expediente sino de movilizaciones multitudinarias en todo el país. Sin argumentos extraños: RUSIA FUERA DE UCRANIA.