3 de abril de 2021

¿QUÉ SON LOS GRUPOS DE AFINIDAD?

Por Marat

Se trata de una expresión poco conocida.

Dicho en términos sencillos, los grupos de afinidad son ámbitos de confianza en los que se comparte pensamiento y acción de forma no jerárquica y basada en la mutua solidaridad interna al colectivo, la flexibilidad y la descentralización organizativa.

Aunque en su origen, el concepto proviene del mundo libertario -Murray Bookchin – hay antecedentes durante el período de formación del movimiento obrero europeo en Marx y Engels. Los procesos de toma de contacto con militantes obreros y revolucionarios de ambos, que van desde los inicios de la Liga de los Justos hasta la Asociación Internacional de Trabajadores (I Internacional) pasando por la Liga de los Comunistas tienen que ver mucho con la idea de los grupos de afinidad.

Desde las circunstancia de persecución del movimiento obrero y de los primeros comunistas, que obligaron a estos a organizarse en base a la confianza, hasta las necesidades de adaptarse a las circunstancias que les había tocado vivir, pasando por los sistemas de corresponsalías en el contacto dentro de Europa, todo marcó la necesidad de una nueva forma de organización basada en los grupos de afinidad.

La realidad es que estos pueden surgir de una filosofía respecto a las formas más adecuadas de organización de los militantes, que no activistas (estos son vedettes de sus propios narcisismos) o de la adecuación a la realidad que les ha tocado vivir a los colectivos resistentes de la clase trabajadora.

Soy partidario de la segunda posibilidad porque creo que nada enseña entre las posibilidades cuando éstas son más estrechas y los riesgos consecuentes respecto al éxito o el fracaso más arriesgados.

La experiencia política debiera habernos enseñado a los comunistas que lo que en un momento concreto es válido, cuando la coyuntura cambia, puede dejar de serlo, especialmente si la correlación entre miembros del Comité Central y la base militante es 1/1 es posible que el fracaso no se deba solo al mensaje político sino también a la forma organizativa.

Digo esto siendo muy consciente de que la retórica en defensa del comunismo, que no su proyecto, más necesario que nunca, es arcaico y caduco, pero creo que también es necesario que la forma tenga algo que ver con el fondo.

Soy consciente de que lo que aporto ahora como reflexión es la vuelta a un origen de lo que un día empezó muy bien y luego acabó muy mal.

Pero también lo soy de que proseguir por el viejo camino de la rigidez, la incapacidad de afrontar las dudas y los desafíos por el temor a salirse del recto camino de la ortodoxia, las camarillas y los hechos consumados solo conducen al desprestigio de una idea que a estas alturas de la historia ya no debiera pertenecer a los comunistas sino a la inmensa mayoría de la sociedad.

Mi experiencia con lo que yo creí grupos de afinidad no ha sido buena. Menos lo fue aún la de las organizaciones clásicas comunistas.

Soy consciente de que un grupo de afinidad, si no parte de la igualdad entre todos sus miembros, de la limpieza en las actitudes y los comportamientos políticos, de la no preexistencia de colectivo, más o menos organizados, previos a la conformación de los grupos de afinidad, de la absoluta transparencia en los debates, sin capillitas previas, y de la no conversión de los carismas en poderes fácticos, está condenada al fracaso.

Pero también sé que la parte de la humanidad potencialmente más comprometida con la transformación revolucionaria de la sociedad ya no está dispuesta a que le tomen más el pelo.

Así que, o bien experimentamos, a ver si esta vez nos sale mejor, o nos conformamos con volver a votar al que creemos menos hijo de puta que demostrará que es tan hijo de puta, o más, que los anteriores.

31 de marzo de 2021

LAS EXTREMAS DERECHAS DE AYUSO Y LA COALICIÓN DE GOBIERNO ALEMÁN CON LOS NAZIS

Por Marat

Dice Pablo Iglesias que Díaz Ayuso es la auténtica líder de VOX. Estoy totalmente de acuerdo con él.

A partir de esta frase un sector de mis decrecientes lectores es posible que estén dudando entre que me esté postulando para ver si pillo cacho en Podemos, Unidas Podemos o lo que acabe llamándose la cosa dentro de un tiempo no muy largo, o simplemente me esté haciendo mayor, viniendo de alguien que ha vapuleado al ex coleta y a su partido desde el minuto 0.

Mayor ya soy y las opiniones ajenas me importan tanto como la mirada de la Gioconda o lo que haya dicho Revilla sobre la situación de España.

Pero si algo creo cierto no me importa quien lo haya dicho. Habrá ocasión de volver sobre el señor Iglesias.

Lo que ahora me pregunto es por qué Díaz Ayuso abusa hasta la saciedad de las expresiones socialismo o libertad o, la que ya queda para la historia y la campaña madrileña del 4 de Mayo, comunismo o libertad

Que yo sepa en el gobierno de la nación nadie ha realizado una sola nacionalización, ni siquiera la de la industria de bicicletas y otros artefactos de desplazamiento “sosteniblecomo los patinetes eléctricos, todos ellos dedicados a que la clase trabajadora vuelva a emular la película neorrealista Ladrones de bicicletas”, de Vittorio de Sica. Y al trabajador que necesite el vehículo para trabajar, y no sea eléctrico, que le jodan y que aguante al imbécil del patinete delante de sus morros mientras intenta sortear al tonto de la bici -exceptuando al desgraciado que trabaja montado en ella para llevar una pizza a algún simpático ciudadano que prefiere que le llegue a casa al coste humano y peor pagado que sea- y el patinete.

Tampoco es que este gobierno haya sido excesivamente social-liberal. No ha actuado demasiado recortando lo público y devolviendo, vía impuestos, algo de gasto social. De lo público ya no quedaba mucho que privatizar y del gasto social poco que dar. No hablemos del Ingreso Mínimo Vital, el gran éxito del exvicepresi. Sería cruel mencionar esos éxitos. Pero hay que reconocer al Ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, señor Escrivá Belmonte, que lo ha hecho de puta madre. Se ha quitado a más de 2 millones de personas de las estadísticas de la pobreza por la vía de ignorar su mierda de Ingreso Mínimo Vital. Como ha gestionado tal engendro, queda olvidado.

De comunismo más bien poco. No ha habido colectivizaciones. Las expropiaciones forzosas las desconozco. De tomas de fábricas por el proletariado no estoy informado. En cuanto al adoctrinamiento de los hijos quisiera que alguien de los segmentos ideológicos de VOX, PP y C´s me expliquen cuántos colegios concertados han dejado de pillar cacho por culpa de este gobierno social-comunista.

Si fuera de izquierda me avergonzaría de pensar en el magro éxito de este gobierno nacional.

Dejémoslo en que soy comunista y eso es algo muy diferente a ser de izquierda o de derecha. Otro día se lo explico, después de haberlo hecho unas cien veces.

Y ahora volvamos a Díaz Ayuso. Esta señora acusa a la izquierda de cosas que a los marxistas nos enorgullocerían y a la reacción le pondría en su peor presente y futuro.

La señora Díaz Ayuso representa la siembra del odio.

Es la repetición de Aznar, el payaso de la mascarilla. El acomplejado que nunca fue otra cosa que el que dijo aquello de "Los que idearon el 11-M no están ni en desiertos remotos ni en montañas lejanas" pero sostuvo que el atentado del 11M era ETA, después de haber llamado al engendro Movimiento Vasco de Liberación.

Ese personaje es el mismo que ha ido llevando su Fundación cada vez más hacia el fascismo, el mismo que dice que si el PP fuera lo bastante patriótico no haría falta VOX.

Esa señora ha recibido del gobierno español casi 1.500 millones del Fondo Covid-19 y ha destinado a ese objetivo 700 millones ¿Qué ha hecho con el resto?

Cuando la señora Ayuso habla de libertad se inventa un enemigo que no existe pero su libertad es la que crea enfermos en nombre del derecho a la libre empresa de la fiesta. Y los enfermos del bicho siguen subiendo.

Quizá haya que explicar que tanto ella como su alcalde (es su alcalde, su muñequito) han dependido de Vox durante todo el tiempo en el que se han dedicado a negar la pobreza en Madrid, a admitir que, si existía, era culpa del gobierno nacional, a atacar a los que venían de fuera antes y aprobarlos luego, a ser el fascismo que hace que en las próximas elecciones el oficial (Casado) quede por debajo del auténtico (Franco)

Ser de Vox es muy fácil. Basta con odiar a la izquierda. convertir lo que es la lucha de clases, que es el derecho de la clase a defenderse del capital, en una cosa llamado "marxismo culturalque nunca tuvo nada que ver con el marxismo. Y organizar el odio.

Eso significa, para esa gentuza, que no debemos hablar de lucha de clases sino de chorradas feministas estilo Montero -a lo Rociito- y sus identidades de género y de algún feminismo de clase que consiste en ver si se colocan las que otros llaman las nuestrasen algún sitio que mañana cobrará por ver sus noticias. Se puede empezar por cuestionar a Lidia Falcón, defenderla luego y acabar por rechazarla sin que nadie te pregunte a qué juegas y de qué modo eres incoherente.

Del mismo modo en el que la derecha alemana propició el ascenso del nazismo (von Papen)   , incluyendo sus alianzas, cabe preguntarse por el papel de Díaz Ayuso en la ideología que defiende, más allá de la velocidad a la que lo haga.

Ayuso es la inteligente (lo del borracho con accidentes automovilísticos, Miguel Ángel Rodríguez, es otra cosa) y los que no han entendido que Iglesias acertaba en algo, se equivocan mucho.

Y C´s es la putilla necesaria en el proceso de una descomposición hacia ninguna parte. De su origen hacia la locura de lo que han sido. Háganselo ver.

No voy a votar. Hace mucho que no lo hago. Lo necesario es otra cosa. Ustedes verán lo que hacen.

No les hablaré de defender nada. Me quedo con mi idea de abrir camino hacia la organización por afinidad. Cuando quieran.

PD:: Esto seguro que no va a determinadas páginas a las que no di permiso para publicar mi anterior artículo.