16 de marzo de 2021

EL CANTO DEL CISNE DE PABLO IGLESIAS O EL VACÍO DE LA ALARMA ANTIFASCISTA ELECTORAL

Por Marat

El martes en el que conocimos la intención de presentar una moción de censura en Murcia toda la política institucional del país pareció corresponderse con lo que los medios titularon como terremoto político”. La respuesta de Ayuso en la Comunidad de Madrid, protegiéndose, mediante convocatoria a elecciones anticipadas autonómicas, contra lo que ella misma anunciaba como traición de Ciudadanos parecía corroborar ese “terremoto”, agrandado mediáticamente con una supuesta réplica del primero en Castilla-León y hasta con las dudas sobre la estabilidad del gobierno de la derecha en Andalucía.

Pero el souflé se vino abajo mediante la cooptación del PP a diputados de ese partido, gran parte de cuyos dirigentes nacionales habían sido incorporados mediante un proceso de selección de head hunters”.

De un partido como Ciudadanos, que nunca lo fue, con 6 diputados autonómicos, el presidente murciano, hombre de probada credibilidad moral, incorpora como consejeros de su gobierno autónomo de taifas, a 78.000 euros al año, a la mitad de ellos. A esta gente seguro que le tiemblan las piernas como las de un puber de 13 años a punto de echar un polvo. 

En esa alianza de intereses particulares que se hace llamar Ciudadanos hace tiempo se ha gritado maricón el último y el que quede que apague la luz

En un Madrid en el que la derecha extrema y la derecha fascista han hecho su bastión, envuelta en la bandera de los cojones, que ha pasado de los balcones a las mascarillas, en el que la batalla ideológica sobre la libertad ha logrado traspasar las trincheras de los miles de muertos para instalarse en la libertad de negocio por encima de la vida y en la que se ha tocado, con acierto evidente, tanto las necesidades de venta de los tenderos y dueños de bares como, y eso es jodido de asumir para los que se definen de izquierda, entre los desesperados de la clase trabajadora que en las autonómicas oscilarán entre PP, por Ayuso, y VOX, la moción de censura era imposible porque Ciudadanos la hubiera rechazado y las elecciones serán la derrota definitiva de esa izquierda.

Terremoto político”. Cambiar caras, siglas en los gobiernos y beneficiarios profesionales de esos cambios a tanto el kilo de nuevo aliado, y no políticas reales que mejoren la realidad de quienes están cansados de perder, no es un terremoto político. Es un insulto que, por repetido, acaba siendo cansino entre quienes se han acostumbrado a ser espectadores del reality”.

Si un efecto profundo ha tenido ese supuesto terremoto”, que refuerza a la derecha más reaccionaria, es el de un nuevo descuelgue de sectores de las clases trabajadoras y populares que venían abandonando a la izquierda desde hace decenios, y su deriva hacia las posiciones más contrarias a sus intereses, representadas por los sectores más ultras del PP y por VOX.

Claro, no hay nada más idiota que un obrero de derechas. Y se quedan tan anchos, tras tan brillante afirmación en la que se esconde un desprecio hacia el trabajador y el parado desclasadoe ignorante que no comprende la importancia de ser quien pague las subidas de los carburantes y de la energía en sus hogares, que soporta la vergüenza en las colas del hambre para recibir una docena de huevos y un kilo de garbanzos, que ha visto convertirse el Ingreso Mínimo Vital en una mala broma con escarnio y que se siente humillado y derrotado.

Ese trabajador precario desclasadoque no entiende qué coño es eso del relatoy de la lucha por la hegemonía”; esa madre, trabajadora por horas en un supermercado que desconoce qué es el heteropatriarcado o la discusión sobre identidades, el cisgénero o el feminismo de clase que solo es un lema, son quienes no os entienden, no porque sean tontos, ignorantes o reaccionarios, como en el fondo pensáis, sino porque saben que os importan un carajo. Están solo en vuestros programas electorales, en el mejor de los casos en vuestros demagógicos discursos, no en vuestra práctica del día a día, ni en vuestra procedencia de clase.

A esos sectores y clases no les ha traicionado tanto el PSOE como vosotros, los pijo-progres.

Del PSOE nunca esperaron demasiado. Les bastaba con subsidios y ayudas sociales para saber que eran algo mejores que la derecha de toda la vida, la que había humillado y empobrecido a sus padres. No es que les haya traicionado después. Es que el socialismoal que ahora insulta Ayuso al denominar así a lo que hace el PSOE cuando gobierna, ya no tiene de dónde sacar dinero de los Presupuestos Generales del Estado porque hace mucho que asumió el fin del Estado del Bienestar y el principio del no hay más cera que la que arde”. El gasto social es opuesto al beneficio empresarial. Eso lo ordena todo.

De vosotros, los podemitas no esperaban mucho. Erais pijos de la universidad y de las clases medias (funcionarios, gente especialmente parasitaria, y profesionales, principalmente), niñatos de la generación Netflix, que interpreta el mundo como si fuera una de sus series de ficción preferidas, pero os montasteis sobre los últimos resquicios de clase que les quedaban a los reformistas de IU. Tenían un pedigrí de origen más creíble que el vuestro, aunque hacía mucho que venían deteriorados. En los barrios eso os funcionó un tiempo breve, hasta que os vieron las hechuras de aspirantes a políticos profesionales. 

Y ahora tú, Pablo Iglesias, que ibas romper el orden establecido, que fuiste rebajando tu programa hasta desde el peronismo (acusarte de comunista solo tiene sentido como espantajo que conjura al futuro porque nunca lo fuiste), a aceptar los límites de la acción política, nos ofreces una nueva alarma antifascista, una de las tuyas.

Ya no funciona. Has ido perdiendo toda la credibilidad que un día recibiste. Podemos eres tú y nadie más que tú. Una diarrea peor que la de Ribera con Ciudadanos.

De tu base social real, la de las clases medias en descomposición, quienes no se hayan ido al PSOE lo habrán hecho hacia VOX.

Entre la clase trabajadora, la confianza limitada que tenías cuando el PSOE estaba descabezado, en medio de la crisis de dirigencia y la que te prestó IU antes de terminar de degenerar del todo, ya no existe.

Has pasado de casi alcanzar en parlamentarios al PSOE, soñando con lo que los socialdemócratas del eurocomunismo llamaban el “sorpasso, a tener menos de la tercera parte de sus diputados. como si el número de diputados, o incluso alcanzar el gobierno, sirviera para hacer autónoma la gobernabilidad respecto al capital. Los hechos, siempre los hechos.

En los ayuntamientos y parlamentos autónomos has ido perdiendo representación tras representación. A nivel autonómico no eres nada.

Sales del gobierno después de hacer el ridículo. No hay en tu labor gubernamental una sola actuación que puedas vender como éxito. Eso sí, has gesticulado de vicepresi como un histrión de tercera regional.

Frente al fascismo, cualquier candidatura que no contemple romper en la práctica con el capital, organizar la solidaridad interna desde la clase, crear poder popular al margen de lo institucional, dar juego autónomo, no partidista ni pensado para un rédito inmediato, es repetir el viejo esquema fracasado. Lo que ata proyectos colectivos, pensados para una larga caminata, a los objetivos inmediatos del juego institucional está destinado a la manipulación del capital, por vía directa o indirecta.

Al fascismo se le combate desde el terreno de los hechos concretos, no desde las guerras culturales que él ha planteado como el escenario en el que se siente seguro. 

Desde mi punto de vista no te has vendido porque nunca he considerado que te pasases de un lado a otro. Jamás he creído que estuvieras en mi lado de la trinchera, el de la gente que las está pasando putas y que cree en otra realidad, en otro sistema que no consista en que alguien explote, o sobreexplote (la diferencia entre una cosa y otra no existe para vosotros los progres).Tu mentira no puede sostenerse durante mucho tiempo..

Te presentas ahora -tal vez mañana todo cambie- como candidato a las elecciones de la Comunidad de Madrid, con la intención de unir tu candidatura a la de tu peor enemigo, Errejón. Vended como altura de miras lo que solo es el miedo a desaparecer de dos miserias unidas por similar ambición personal. No habrá candidatura unitaria porque entre dos mezquindades, más preocupadas por sus enfermizos narcisismos y por la venganza contra el hasta ayer amigo, la condición de alacranes les lleva a destruirse mutuamente 

Dices que lo haces para frenar a la reacción y al fascismo. Me pregunto con qué crédito y qué, de lo que hayas hecho mientras has estado en el gobierno, puede sustentar tus razones. La clase a la que nunca has defendido en tu práctica política está desnuda. No cree en nada que no sean sus necesidades inmediatas. Hoy nadie la representa pero, dentro de ella, ha crecido la rabia. Una rabia inútil que irá contra si misma cuando apoye a su peor enemigo, el fascismo. Lo hace porque ningún político de izquierda fue parte de su realidad.

Has buscado una forma de salir del gobierno como si fuera un sacrificio antifascista, cuando tu práctica lo ha alimentado, aunque solo fuera por pasividad, para preparar tu próximo escenario de líder contra la traición histórica del PSOE y de un Sánchez paciente con quien es semejante en ambición pero no en inteligencia. No eres fiable ni has presionado en la práctica. Se presiona desde la calle, no desde los ministerios

Tu tramoya se descompone. A esa angustia responde tu candidatura, confiado aún en el supuesto magnetismo que ya no te funciona. . 

Vas a pasar a la historia reciente (afortunadamente no a la de largo plazo) como alguien que aprovechó el encumbramiento organizado de su persona para hundirse con más odio hacia sí mismo del que otros hayan podido tener hacia sí.

Cuando Ayuso haya abierto el camino de VOX hacia la gobernabilidad, pregúntate si tu hiperventilación ultramegarevolucionaria ha contribuido a que las clases populares sientan que has conectado con sus temores, problemas y preocupaciones. Ahí es donde el fascismo te comió la tostada, convirtiéndose en el canal de expresión de una indignación que ya no diriges sino que provocas.

Acabarás de candidato a Presidente de la Cofradía de la Santísima Virgen de la Soledad.

28 de febrero de 2021

DESAFECCIÓN SOCIAL HACIA EL SISTEMA POLÍTICO

Por Marat

Hay mil lecturas posibles sobre la violencia con aspecto político en las calles. Posiblemente la mayoría de ellas sean correctas, lo que no impide que sean incompletas.

Puede que haya mucho de parque temático de la violencia allá donde se dan acciones virulentas en las que se queman contenedores, puede que también mucho nacionalismo irrendento aproveche cualquier ocasión, incluso la de un tonto que no supo expresar la poesía de la ira más que a través del odio psicópata en lugar de decir todo a través de una mirada irónica, capaz de sortear las leyes reaccionarias aplicadas por jueces nazis, puede que haya una necesidad de desahogarse tras tanto tiempo de supuesto confinamiento. En España enfrentar al bicho ha sido un cachondeo de políticos y ciudadanos. A unos y a otros les suda la polla los muertos, incluidos los propios, mientras la economía no muera del todo y sea posible tomarse una caña en una terraza con más gente que en la celebración de un mundial de fútbol y con la mascarilla sobre una mesa llena de churretes. Este es un país en el que el ciudadano es tan gentuza, vote o no, como en Argentina y cuyos políticos están a la altura de Italia, Estados Unidos o Sudán. Ni uno ni otros merecen mayor respeto.

También podríamos hablar de esa generación de adolescentes-jóvenes con un 40% de paro que no parece tener futuro y, a partir de ahí repetir el cuento de ese grupo que se llamó Generación Sin Futuro, bien colocada hoy en las instuciones, que estuvo en la génesis del 15M y de volver a la misma película, con las variaciones nacidas de haber descubierto que eran gilipollas y que lo nuevo habría de traer la sensación de engaño que ahora tienen. Pero en los barrios nunca estuvo el 15M, salvo como promesa y eslogan, y los jóvenes son muchos y muy distintos en realidades, necesidades, esperanzas y posibilidades, Allá donde no hay barrios hay un futuro de másteres, relaciones, expectativas de herencias de negocio y mandangas limpias, de las que no te matan, sino que te ayudan a ser un hijo de puta con el empuje y sadismo necesarios para saber cómo mantenerte arriba, ya que levantar más allá el negocio de papá no es lo tuyo, si con conservarlo ya te va bien.

No se trata solo de jóvenes. Lo que está sucediendo es una animosidad contra las instituciones políticas, los medios de comunicación, el poder judicial, la representación electoral, el Estado, que no había alcanzado tal nivel de puesta en entredicho en estos 40 años de democracia burguesa.

Ya no estamos ante una crisis de representación sino ante una crisis de legitimación del sistema político, de la llamada democracia, que siempre fue burguesa. Qué gran oportunidad si existieran fuerzas revolucionarias opuestas al capitalismo pero lo que está enfrente es la amenaza del fascismo. Y eso no lo parará ni la blandenguería de los izquierdistas, a los que preocupa mucho más mantener sus cuotas de poder que la descomposición social y política que crece cada día.

En gran medida es la apuesta cínica de muchos que siempre fueron votantes, de abstencionistas por un millón de motivos no encuadrables, de gente que siempre pensó que ya le valía con la crítica en el bar sin mojarse en nada jamás.

Abordar la desafección hacia el sistema político ya no puede ser hecho desde una perspectiva de clase desde el momento en el que la clase se ha fragmentado, ya no al nivel que anunció Toni Ngri-ocurrió en los 70 y 80- ni en el que dio a entender E. O. Wright, sino en lo que el propio Marx definió cuando hablaba del lumpemproletariado

Bajo el pretexto de crear una sociedad de beneficencia, se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas y un general bonapartista a la cabeza de todas. Junto a roués arruinados, con equívocos medios de vida y de equívoca procedencia, junto a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos, en una palabra, toda esa masa informe, difusa y errante que los franceses llaman la bohème: con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora.

Quizá sea el momento de tomar de Marx tal estupendo análisis social y de trasladarlo al momento de hoy en el que alguien vive de guardar una fila delante de un cine, en el que tantos trabajadores NOS sobreexplotamos más allá de lo que haga nuestro empresario, en el que hay trabajadores que son subcontratados por trabajadores en red, en el que hay muchos asustados por si no reciben algún tipo de subsidio.

Cuanto más se descomponga estructuralmente la clase trabajadora, más se producirá su alineación, ya no como clase, que dejará de existir en los términos que históricamente conocimos, sino como seres humanos alejados de cualquier visión del futuro más igualitaria, justa, socialista. No es que la clase trabajadora fuese revolucionaria. Nunca lo fue. Pero en la lucha por su supervivencia expresó en múltiples ocasiones la contradicción trabajo-capital, en muchos casos no solo de modo objetivo sino subjetivo. 

Lo que viene ahora es la posibilidad de que esa clase, que pocas veces en la historia se vio como sujeto, se despeñe, en su propia descomposición, hacia una ira destructiva, hacia un odio que se alimenta de las bajas pasiones de la tribu, el enemigo más cercano, no el real, hacia algo tan simple como sus necesidades de supervivencia material, hacia el fascismo.   

Qué gran venganza clasista para esos pijo-progres de clase media que siempre despreciaron a la clase trabajadora por no cumplir el papel prometéico que imaginaron en sus ensoñaciones de revolucionarios de salón. Es el momento en el que insultarán a quienes bastante tenían con huir de la pobreza. Cuando el fascismo se imponga esos mismos pijo-progres se unirán a lo que éste pueda ofrecerles para mantener su status. Los más críticos y capaces de entre ellos elegirán el exilio dorado de alguna universidad extranjera, como siempre hicieron a lo largo de la historia. 

Quizá lo decreciente sea el salario y quizá lo que viene por delante sean las mil formas de supervivencia que no caben dentro de lo clásico.

Quizá haya mucho autónomo que se sienta engañado con la democracia porque, siendo alguien que se ha buscado la vida, sin que el Estado deba hacer mucho por él, aquella no le proteja en los tiempos malos.

Quizá haya mucha gente que no se sienta representada porque entienda que la democracia le engaña y que no protege sus necesidades de supervivencia

Quizá los desencantados con la democracia sean tan estúpidos que no entienden que la democracia, como la dictadura, es el medio a través del que el capitalismo, no el grande, sino el que siempre fue, va buscando cómo crecer a cuenta del resto.

Quizá habría que explicar a los idiotas que lo que ellos entienden como crítica hacia la falta de democracia social -sanidad, escuela pública, pensiones-que solo fue algo que ocurrió entre 1945 y 1973 , cuando el capitalismo tenía que combatir al comunismo. Nunca jamás la democracia significó otra cosa que el derecho al voto.

Si ustedes creen que hay una desigualdad suprema entre capital y el resto, llámenlo socialismo. 

Quizá lo que están negando alimente al fascismo de VOX