5 de junio de 2020

LEPENIZACIÓN DE VOX Y ENVILECIMIENTO DE LA POLÍTICA ESPAÑOLA


Viñeta del dibujante árabe Osama Ayyach
Por Marat

A finales de abril de 2019 escribí en un artículo de La Barricada… lo siguiente:
“Cuando vuelvan mal dadas en la economía, la rabia social que ya no canaliza Podemos y que no puede organizar ni dar dirección política una opción de clase porque ya no hay comunistas, si tienen la habilidad para abandonar la línea liberal de la extrema derecha austriaca o brasileña que hoy les inspira, y optan por la social de Marine Le Pen, ahí sí que estaremos ante un auténtico problema porque, entonces lo que hoy es ultraderecha puede pasar a ser fascismo organizado y escuadrista realmente peligroso”. Me refería a VOX, obviamente.

Intentar hacer prospectiva política, anticipando posibles escenarios de futuro, a partir del análisis de unos cuantos datos, siempre subjetivos en su elección e interpretación, es algo arriesgado, especialmente en tiempos en los que la brutal aceleración histórica corrige de manera inmediata las previsiones que hicimos 5 minutos antes.  

Generalmente en unas hipótesis de marco general se acierta en unas cosas y se yerra en otras, casi siempre a partir de una combinación de azar y de una acertada o no elección de las variables que van a intervenir en el futuro y de cómo se comportarán.

Ejemplo de error fue en el mismo texto aludido afirmar la muerte política del PP y de su Presidente Casado. El clima de miedo ante las consecuencias económicas del confinamiento y de su larga y, en mi opinión, necesaria duración para aplanar la curva de muertes por la COVID-19, le ha dado alas para desplegar su estrategia de tensión y degradación del ambiente político español, en donde VOX ha jugado un papel decisivo. Y les ha funcionado a ambos, más allá de lo que digan las encuestas, que demuestran que el cliente que paga por ellas siempre tiene la razón, sea quien sea este cliente. Pero, ¿quién esperaba al coronavirus? Salvo algún conspiranoico que, como las sectas religiosas siempre están anunciando la peor calamidad, y alguna vez han de acertar, por aquello de que un reloj parado da la hora correcta 2 veces al día, Bill Gates, que es más listo que toda la humanidad junta y parte de la existencia extraterrestre y los Simpson, que desde que apareció esa serie de dibujos amarillos ha previsto todo lo sucedido en el mundo, nadie.

Las consecuencias económicas mundiales de la COVID-19 han impactado de lleno en una crisis capitalista que había experimentado una débil recuperación y que en los últimos años daba claros signos de agotamiento de dicha etapa expansiva. Evidentemente a esta recuperación de bríos del PP han contribuido los errores del propio gobierno de progres, no en el planteamiento y enfoque de las medidas para afrontar la pandemia sino en la gestión de su comunicación para hacerlo, sus propios bandazos y, por supuesto, su falta de capacidad de respuesta en forma de medidas mínimamente eficaces para paliar las consecuencias sociales y económicas de la paralización de la actividad económica del país para las clases populares en general y la trabajadora en particular.

En cambio, sí creo haber acertado en la cuestión de la “lepenización” de VOX. Pero ¿de qué estoy hablando cuando señalo que este partido se ha “lepenizado”?

Por lepenización entiendo el acercamiento a las posiciones “sociales” del antiguo Frente Nacional (FN) francés, hoy  Agrupación Nacional (Rassemblement National, RN) de Marine Le Pen, hija del fundador del partido y elemento central de del éxito electoral del fascismo francés.

Es necesario señalar que el fascismo “social” de Marine Le Pen, en Europa y en el mundo, es más una excepción que la regla. 

Rassemblement National, antes Frente Nacional, se presenta como la opción de las clases populares francesas, plantea supuestas políticas de protección social a éstas y defiende la recuperación de la soberanía nacional como mecanismo para lograr esa protección frente a “la UE de las oligarquías”, como si la economía francesa no estuviera conectada, como la española, con otras economías internacionales. Les funciona perfectamente en un país en el que la revolución burguesa de 1789 fundió los conceptos pueblo y nación, y en el que ya no existen ni el gaullismo ni la izquierda, por definición reformista por mucho que vocifere, de los social-liberales del PSF ni de los socialdemócratas del PCF. Tan solo queda, tambaleante y desnortada, como un boxeador sonado,  la versión francesa del anguitismo, también en lo histriónico y populista, representada por la Francia Insumisa de Melenchon, a quienes solo la suprema ignorancia puede confundir con el marxismo.

Hoy, Rassemblement National es el primer partido de Francia, por delante del macronismo liberal y elitista, al que solo la unión de los demás partidos en apoyo del ex banquero pudo frenar en su día pero una operación política, organizada desde el propio Eliseo con el apoyo y financiación de élites económicas, difícilmente lo podría lograr hoy.

Solo la clase trabajadora francesa resiste desde unos sindicatos debilitados pero muy combativos, con la excepción de la “socialista” y pactista CFDT. Pero ha de atravesar, sin referencia política alguna, el estrecho  paso entre el Escila de Macron, que los reprime salvajemente en las calles, y el Caribdis del lepenismo que acabará con las pocas libertades que aún quedan en Francia cuando logre encaramarse al gobierno y asentarse en él, ya sin oponentes.  Entonces ya no necesitará el simulacro de su dimensión social y se homologará a los demás fascismos neoliberales. Hasta entonces, se disfrazará de lo que no es.

Por su parte, VOX, por mucho que recuerde al señorito parásito que no vive de su trabajo sino de lo que el oportunismo le procura (Abascal y Ortega Smith son buenos ejemplos de ello), tuvo en su refundación, una vez acabado el liderazgo del apolillado Vidal-Quadras, la extraña anotación de algunos detalles que dejaban abiertos varios escenarios posibles:

  • Si, por un lado, VOX tiene un programa económico ultraliberal, proponiendo la privatización de lo que dejó por privatizar el PP, el resto de la sanidad privada, dar la última estocada a las pensiones mediante sistemas de capitalización y potenciar aún más la educación privada, con el cheque escolar, por el otro, hizo un guiño en la campaña de las pasadas elecciones generales a sectores de la clase trabajadora con el lema “la España que madruga”. Se supone que las clases altas lo hacen también para ir al golf y volverse a la cama después de un duro partido de este sufrido “deporte”; lema que también utilizó el PP, y con anterioridad el partido de Marine Le Pen. 
  •   Si, por una parte, VOX, se presenta como defensor de la libertad frente a la “dictadura progre” del gobierno social (¿dónde?)- comunista (¿¿¿dónde???)-bolivariano (¿qué demonios tiene que ver el populismo bonapartista con ser socialista o comunista?), por otra, deja clara la importancia que otorga a al algunas de sus referencias ideológicas al citar, tanto en debates preelectorales como en redes sociales, al fundador de las JONS, Ramiro Ledesma Ramos, representante del sector más “obrerista” de Falange Española de las JONS, luego expulsado de Falange por diferencias con el señorito burgués  José Antonio. Hay que señalar que ninguno de los medios de comunicación que se hicieron eco de la mención de Abascal a Ledesma Ramos señala que éste se sentía ideológicamente próximo a las tesis del ala izquierda del NSDAP (partido nazi alemán), representado por los hermanos Otto y Gregor Strasser y por el jefe de las SA Ernst Röhm. No creo que esta omisión se deba solo a la casi generalizada ignorancia del sector periodístico sino, en gran medida, a una autocontención mediática en las críticas y el rechazo a lo que VOX es y representa. Al fin y al cabo, siempre conviene tener a mano a los encargados de hacer limpieza cuando se necesite y no es cosa de desprestigiarlos en exceso. 
Pero esa “lepenización”, o guiños a lo “social”, ha experimentado un acelerón oportunista con el escenario de paro y brutal extensión de la pobreza entre la clase trabajadora, proletarización de importantes sectores de las clases medias patrimoniales (la de negocios propios) y las de elevados salarios, que se verán abocadas al desempleo o, en gran medida, recortadas en sus niveles de vida; así como con las nuevas medidas de austeridad, recortes sociales y privatizaciones que no tardarán en llegar.

Es ese escenario el que explica el salto oportunista de VOX. La organización fascista ha difundido recientemente vídeos en las redes sociales y en su canal de Youtube en los que se presenta como heredero natural del espíritu del 15M, según señalan en ellos traicionado por Podemos . En un formato testimonial, dos hombres y una mujer establecen un vínculo entre la ilusión, luego rota, del 15M y la esperanza que sienten con VOX (“lo nuevo”, rellenable con salsas al gusto de cada comensal, actúa en los dos casos como fetiche que los dota de significado, como “lo nuevo” fue también el sagrado valor en el caso del ya viejo Podemos) y entre la rabia organizada que representaban los indignados de entonces y los de ahora. Podría llegar a funcionar hasta cierto punto porque la ignorancia que existía entre muchos de quienes participaron en el movimiento del 15M corre pareja a los que componen la hinchada de VOX y el grado de fanatismo y cerrazón es similar.

Sorprende, porque es antagónico con su programa ultraliberal que, entre sus medidas para "proteger España", hayan incluido la propuesta de que el Estado asuma el pago de la nómina, drante tres meses, de todos los trabajadores afectados por la inactividad económica derivada de la COVID-19 así como que, en el caso de los autónomos, el Estado cubra "el pago de una cantidad equivalente al ingreso medio de de su facturación en los tres meses anteriores". 

Esas medidas para "proteger España"  incluyen también la suspensión de todos los impustos que gravan el consumo de suministro de los hagares (agua, luz y gas). Llamativo que a estos ultraliberales en lo económico y fascistas en lo político lo que les preocupe es la parte de los impuestos del servicio y no la el pago del servicio en sí, cuyo abono dejan intacto, cuando estamos ante una situación de emergencia social, que deja a cientos de miles de hogares sin capacidad de pago de dichos servicios, cuyo suministro ya protege el gobierno prohibiendo su corte por impago. 

Y, para remate "popular", añaden en su Plan de Emergencia Nacional por los efectos de la pandemia la propuesta de que se suspenda el pago de la parte del capital en la cuota de amortización de los préstamos hipotecarios; moratoria que ya fue apobada por el gobierno para que fuera asumida por los bancos en los casos de afectados laboralmente por la COVID-19 que lo solicitasen. 

El supuesto apoyo a la existencia de algún tipo de Ingreso Mínimo Vital (IMV), que es ridículo e insultante en su menguada cuantía para las necesidades reales de cualquier candidato a percibirla, sea a nivel individual o familiar, ha sido otro de los giros “sociales” de VOX, que ha pasado del exabrupto despectivo de “la paguita” y de los subsidiados a los que se compra el voto a otro que admite que hay una situación de emergencia social nacional. En palabras de Jorge Buxadé, portavoz del Comité de Acción Política de estos fascistas, VOX “no está en contra” del mismo. Esta pirueta la ha dado después de calificar el citado portavoz hace más de un mes a este subsidio no contributivo de “solución venezolana” y de “paguita clientelar y para menas”. A ver cómo vas a incendiar de odio a los "cacerolos" de los barrios obreros cuando esos mismos "cacerolos" se vean ante la disyuntiva de aceptar tan exiguo subsidio o ser fieles cabestros obedientes al partido, renunciar a ello y comerse los mocos.  Pero como la cabra tira al monte, no pueden renunciar a segur intoxicando de odio y mentiras al desgraciado analfabeto político que ya había decidido hace mucho qué mentiras iba a comprar del conjunto de las  ofrecidas en el supermercado de marcas electorales. Y han decidido dar otro giro más en relación al asunto de la “paguita”, uniéndola a otro de sus chivos expiatorios, la emigración y, dentro de ella, la de los más desesperados, “los que llegan en patera”, según afirman el generalisímo Santiago Abascal y su cabo furriel Ignacio Garriga en las redes sociales.

Es cierto que se exceptúa de la exigencia de “tener residencia legal y efectiva en España y haberla tenido de forma continuada e ininterrumpida durante al menos el año inmediatamente anterior a la fecha de presentación de la solicitud” para ser perceptor del IMV a “las personas víctimas de trata de seres humanos y de explotación sexual, que acreditarán esta condición a través de un informe emitido por los servicios públicos encargados de la atención integral a estas víctimas o por los servicios sociales, así como por cualquier otro medio de acreditación que se desarrolle reglamentariamente” pero no estaría de más hacerse las siguientes preguntas:
  •          ¿Cómo se acredita que los de las pateras son “víctimas de trata de seres humanos”? ¿Se envían cuestionarios a los responsables de la red de trata de seres humanos en Libia, Mauritania, Marruecos o donde sea, pidiendo que faciliten el listado de nombres y apellidos de quienes han llegado a España en patera?
  •       ¿Saben ustedes que se habla explícitamente de “trata de seres humanos y de explotación sexual” pero que no se menciona, por lo que se excluye, a los que trafican con seres humanos, probablemente la mayoría de los casos de quienes llegan en patera? ¿Saben que la “trata” se refiere a redes de explotación laboral o sexual, mientras que el “tráfico ilegal” de personas se limita a facilitar que los sin papeles entren ilegalmente en un país extranjero sin otro vínculo posterior pero no están contemplados en la excepción de la exigencia de residencia legal en España durante al menos un año ?  
  •      ¿Se imaginan la diligencia con la que los funcionarios de las Comunidades gobernadas por el PP (Galicia) o en colaboración con VOX y Ciudadanos (Madrid, Andalucía, Murcia) o solo con VOX (Ceuta), o solo con Ciudadanos (Castilla-León) emitirán sus informes que demuestren la trata de seres humanos de los llegados en patera, toda vez que la gestión de la IMV corresponderá a las Comunidades Autónomas y no al Estado central? Yo no. Si usted sí lo imagina es que no ha vivido lo que pasó con la ley de dependencia durante todos estos años en las Comunidades, cuya gestión también les correspondió a estos niveles de la estructura del Estado, gobernadas por la derecha. A lo mejor es que usted no estaba en España porque acaba de llegar en patera.  
En esta contradicción entre atacar o admitir la existencia de un subsidio no contributivo, exiguo, insuficiente y meramente asistencial como es el IMV, se expresa la tensión interna de VOX entre sus vínculos con el franquismo sociológico, amplio en la sociedad española, pero programáticamente incapaz de proyecto político alguno, o la vía lepenista, que se ha demostrado triunfante en Francia. De cuál de las dos corrientes internas domine finalmente en VOX dependerá en buena medida su futuro.   
El escenario es absolutamente propicio para un fascismo lepenista en medio del gobierno de la izquierda –la única existente, la que se limita a reformar, si le dejan, cuando le dejan. Los comunistas que lo son no hablan de izquierda y derecha sino de lucha de clases, explotación capitalista y socialismo- que ya no gobierna nada, al que la geometría variable se le ha vuelto navajas en cada esquina, amistades peligrosas y amantes volubles cada vez más caras. Ese escenario se complica aún más con un gobierno de izquierda  que deja a 400.000 trabajadores, y sus familias, fuera de los ERTEs, que engaña con un IMV que es una mierda y consecuencia de un proceso de desvinculación del salario diferido (desempleo y pensiones) de los derechos conquistados por los trabajadores y ligados al trabajo . Y aún peor, con un IMV que centenares de miles de seres humanos de la economía formal (la que implica un contrato o una cotización social de autónomo) o de la sumergida (que ya no se elige porque se sabe que no hay futuro en ella ni tras ella, sino en la que se cae de modo sobrevenido) no cobrarán, dejándolos a los pies de los caballos de de la caridad religiosa o, en el mejor de los casos, de la solidaridad social.

Después de que un sujeto como Aznar se haya manifestado partidario del IMV, aunque con carácter temporal, deberían los más entusiastas del mismo preguntarse hasta qué punto la pérdida de conquistas sociales ligadas al trabajo y a una pensión contributiva, es decir, la que más les costará eliminar, no estará propiciando un camino abierto al asistencialismo sin derechos consolidados, al que tantos de nosotros deberemos recurrir para sobrevivir pero sin olvidar todo lo que perdemos por el camino con fórmulas como la aludida. 

El contexto ambiental, el clima político no puede ser peor. Como en las sucesivas ocasiones en las que la derecha española ha alcanzado el gobierno desde Aznar, los reaccionarios del PP intentan volver al gobierno mediante la defenestración del que temporalmente lo ocupa. Casado y sus compinches, la marquesa del Largo Periscopio y la virgen doliente y viuda de la Comunidad de Madrid, que dice que no tolerarará que se califique de "fascistas" a quienes considera sus socios principales, compiten con los fascistas de VOX en la intoxicación, el insulto, las acusaciones políticas y personales más abyectas, la grosera tergiversación de los hechos, la mentira y las medias verdades.

El clima perfecto para la peor involución política es éste. Un momento en el que la izquierda demuestra una vez más que su reformismo intrínseco está ya agotado porque ya no dispone siquiera del recurso al keynesianismo capitalista de recuperación del consumo sino que se le impone a nivel mundial el salvamento de las empresas y corporaciones capitalistas, mediante grandes inversiones mancomunadas europeas y nuevas emisiones de deuda pública, que pagará de nuevo la clase trabajadora, y un fascismo que se irá presentando, cada vez más, como solidario "con toda la nación" (empresarios y trabajadores, explotadores y explotados). Y toda esa amenaza se presenta sin una organización alternativa de clase contra clase y de defensa de la independencia de los intereses de la clase trabajadora.
   
La violencia verbal de la Brunete mediática se ha unido al griterío de borrachos pendencieros de taberna del circo parlamentario. No es algo extraño al parlamentarismo burgués. Forma parte del espectáculo circense de artificio con el que sus señorías aparentan unas diferencias irreconciliables cuando, en realidad, ninguno de los bandos defiende sistemas económicos antagónicos sino que tan solo compiten por quiénes serán los esbirros políticos preferidos por el capitalismo.

Acusar a este gobierno de acobardados minisocialdemócratas de ser social-comunista es tan falso como afirmar que 462 € mensuales, para quien los cobre, desincentivará la búsqueda de empleo, cuando la realidad es que su absoluta insuficiencia obligará muchos parados a aceptar salarios aún más miserables que los que cobraban antes de la pandemia para alcanzar unos ingresos de mera supervivencia.

Pero toda esta sarta de mentiras, falsificaciones y calumnias enrarece el clima social, crispando a un país de desinformados que solo acuden al abrevadero más sensacionalista y previamente acorde con la opinión distorsionada que ya tenían. El envenenamiento de las conciencias se hace por compartimentos estancos en los que nunca se cruza al otro lado para contrastar las deformaciones que se degluten con fervor de fanático idiotizado e ignorante, y forjarse, de este modo, opiniones propias, comprobando las mentiras de unos y otros.

Hoy desde el circo parlamentario, hasta la calle, pasando, cómo no, por todos los medios de desinformación y redes anti“sociales” de propagación del odio, son un gigantesco estercolero del que solo es posible escapar encerrándose para siempre en casa y negándose a ver la televisión, escuchar la radio o conectarse a Internet, tansformándose en un Robinson absoluto.   

Pero eso es justamente lo que quieren tanto “progres”, como reaccionarios, como fascistas, que quienes no nos sentimos representados por ninguno de ellos –el parado que sabe lo que se le viene encima, el trabajador con contrato que ve en peligro su empleo, el precario, el autónomo que ya no puede pagar su cuota a la Seguridad Social, el sumergido hasta el cuello,… que son conscientes de que este fuego de artificio puede acabar por arrasar a la sociedad pero no resuelve su situación- cerremos la boca, nos quedemos en casa, asumamos pasivamente nuestro destino y nos neguemos a salir a la calle para defender primero, la protección de nuestras necesidades más elementales, y después, señalar que bajo un sistema económico que opone la explotación y la sobreexplotación laborales y la búsqueda del beneficio a la defensa de nuestras vidas, éstas carecen de valor y de futuro algunos.      

La pelea que ya toca es la pelea real. La defensa de la sanidad pública que salva vidas, junto a cada centro de salud y al lado de cada hospital, impedir que los ERTEs se conviertan en despidos libres de los EREs, exigir que cada parado, de la COVID-19 o no, tenga cobertura decente  de desempleo, vinculada al trabajo y no a un asistencialismo no contributivo para las pensiones, exigir que nadie pierda su vivienda, sea de alquiler o propia,… No hay otra lucha inmediata que merezca adquirir la importancia de ésta. Priorizar cualquier otra, o incluso ponerla a la misma altura que las anteriores, es un fraude en defensa de los intereses de cada chiringuito político; fraude que, de paso, da balones de oxígeno al capitalismo, que necesita para mantener su tasa de beneficio del sacrificio de nuestras vidas y de la eliminación de nuestras conquistas históricas como trabajadores.

Solo así se combate el fascismo. Solo así se desintoxica a los dopados por el odio y el fanatismo.

28 de mayo de 2020

SER COMUNISTA HOY…Y SIEMPRE



Por Marat

1,.- ¿Qué es ser comunista?... en mi opinión personal
El papel que a los comunistas nos corresponde no es hacer la revolución social. Esa la hace la clase trabajadora. Nacimos para empujarla, sumar, elaborar las mejores propuestas, en función de cómo es el capitalismo mundial y nacional en cada país HOY y no en 1917, según es HOY la clase a la que pertenecemos, y presentarlas ante las clases subalternas para ser consideradas por éstas su referencia, sin proclamarnos vanguardia cuando aún estamos muy desconectados de la clase y no tenemos retaguardia alguna.

Pero para hacer tal cosa, hay que bajarse del pedestal de barro al que solo nosotros mismo nos subimos, nadie más, escuchar dónde le duele en lo inmediato y cada día a nuestra clase: una sanidad pública que solo se sostiene sobre la solidaridad de sus profesionales con el ser humano al que pone rostro cada día, no en las inversiones públicas necesarias, trabajadores amedrentados por conservar sus puestos de trabajo, si no los perdieron o pasaron a unos ERTE que aún no han cobrado, precarios que pueden perder la habitación que ocupan de alquiler, trabajadores sumergidos que se juegan el ser multados o desprotegidos por serlo, nuevos esclavos del teletrabajo a los que han dicho que serán los reyes del tiempo, viejos cuya dependencia han convertido en mercancía que muere en silencio,….

Los comunistas somos otra cosa. Somos parte de nuestra clase que tiene que pegarse a todas esas necesidades y estar en contacto con cada uno de sus miembros que lo está pasando mal y que quiere decir “estoy harto de estar harto pero no sé cómo gritarlo” y alentar su grito, intentar que tenga sentido tanto para él como para todos nosotros. Ser comunista es dejar de hacer el inútil y el frustrado en las redes sociales que trata de justificar el porqué de no meterse dentro del cada día de las “pequeñas cosas” y pegarse al vecino, incluso al más fascista, si lo está pasando mal económicamente por causa de este sistema, y siempre al compañero de trabajo o al vecino del barrio y demostrarle en la práctica que no está solo. Saber que hay gente a tu alrededor, unos de tu ideología que no quieren que camines solo, y otros que te miran solo como un ser humano, en medio de la vorágine del odio inducido, de la frustración sin otro camino que no te lleve a la soledad o el fascismo como respuesta, es dar una oportunidad a un mundo de seres autónomos solidarios que buscan juntos un mundo más decente.

Y después de eso explicarle que no hay soluciones particulares con demasiado futuro (si ayer la mentira del ascensor funcionaba, hoy está atascado entre el bajo y el primer piso) sino formas de ayudarnos mutuamente para intentar rechazar, con la protesta organizada, sus golpes pero que los que hoy paremos, porque lo necesitamos en lo inmediato, no pararán los que vendrán luego porque el capital solo puede crecer desposeyéndonos,  unas veces de manera abrupta (los recortes sociales de la crisis de 2007), otras con ayuda de la Comisión Europea, que ahora parece dispararnos con cientos de miles de millones de euros pero pronto veremos que será para salvar a grandes sectores productivos y para soltarnos alguna de esas migajas que tanto agradecemos los desesperados, que tanto necesitamos para sobrevivir, pagando esa fiesta la clase trabajadora en forma de nuevos recortes sociales, cuando las rodajas cortadas al salchichón nos han conducido hasta la cuerda y la etiqueta .

Luego hay que decirle al compañero, ese que las está pasando canutas: “¿has logrado un mes o dos de esperanza? Quiero brindar contigo por ello pero no bajes la guardia, sigue organizado porque no se trata de hacerlo por grandes principios sino porque no destruyan tu vida”. Y dejarle claro que no tardarán en recórtele un poco más sus posibilidades de supervivir hasta su extenuación.

No hay salidas dentro del capitalismo para la clase trabajadora. Construir una sociedad comunista pasa por acercarse al socialismo de un modo fraterno (a veces me sale el estilo francés). La solidaridad de clase teje cada día el mañana. 

2.- ¿Qué no es ser comunista? Como antes, una interpretación personal

No soy de izquierda/s. Creo que los comunistas no somos de izquierda, dado que ésta nació en la Revolución Francesa, y no ha cambiado esencialmente hasta hoy, para reformar el sistema de clases nacido del capitalismo, entonces incipiente, hoy universal. Reformar no es sustituir, reformar es adaptar, hacer más asumible un sistema de explotación, sobreexplotación y dominación concreto, el capitalismo. Los comunistas  pretendemos destruir, no reformar, el sistema de dominación sobre el trabajo que hace que lo que se produce en él sea una actividad social colectiva, mientras que el beneficio económico que genera es privado para el empresario. No hay términos intermedios entre capital y trabajo, como tampoco lo hay entre reforma y revolución o entre agua y aceite. Por mucho que se intenten mezclar no lo logran. 

Hay quien cree que la solución intermedia es redistribuir la riqueza vía impuestos, pero ya vemos que el capitalista tiene un millón de formas de evadirlos o simplemente de echar abajo los gobiernos que pretendan hacer reformas fiscales mínimamente progresivas. También hay quien cree que dando más representación a los sindicatos en el control de las decisiones que afectan a los trabajadores en las empresas privadas se logran mejoras que, acumulándose, nos pueden llevar a una sociedad más justa. Eso conduce a la burocratización sindical y a la compra de sus dirigentes por las propias empresas. La clase trabajadora, como clase organizada, siempre necesitará estar en la oposición dentro del capitalismo, sea con un gobierno de derechas o con otro de izquierdas, pero también en una sociedad socialista que no es lo que hacen los “socialistas” cuando están en el gobierno. No son lo mismo derecha e izquierda pero, en su práctica tampoco son tan distintos. Como tampoco es lo mismo el empresario o accionista del consejo de administración de una empresa capitalista que el burócrata de una autodenominada sociedad socialista. Es irritante tener que explicar, una y otra vez, en bucle,  estas cuestiones cuando ya no hay sociedades socialistas sino, acaso, alguna aberración que usurpa su nombre. Exaspera aún más que haya aún quienes no se preguntan el porqué. 

Si se entendiese bien esta cuestión no nos encontraríamos ante supuestos comunistas que defienden como sistema socialista una monarquía hereditaria con estatuas kilométricas de la saga de reyezuelos que confían tanto en sus ciudadanos que acaban diciendo eso de “controlamos lo que entra en el país y cuál es el objetivo” o “queremos evitar cualquier mal que entre en la sociedad" (joder, con el puto Shangri-La de los cojones) , más o menos lo que hacía el gobierno de Estados Unidos cuando preguntaba al viajero que pretendiera entrar en su país si había militado en un partido comunista u organización afín. Si no estás en la paranoia más absoluta del espionaje y las conspiranoias quizá debas preguntarte si esa es la sociedad en la que querrías vivar y aún más, qué leches tiene eso que ver con Marx. 

Quizá la sociedad humana este regresando hacia la animalidad de dejar de hacerse preguntas a cambio de una cierta sensación de seguridad material. Eso le está ofreciendo también el fascismo. Volvamos a la caverna, que en su oscuridad está la verdad.

Mención aparte de los defensores por interés económico de un sistema feudal como el norcoreano coloco a quienes defienden un régimen caudillista que nada ha hecho para favorecer el control social de las grandes empresas venezolanas (el sistema económico sigue siendo plenamente capitalista, después de 23 años de la revolución bolivariana) y extraigo una conclusión: los pseudocomunistas que confunden dictadura del proletariado que es de toda la clase trabajadora contra el capital, con dictadura de partido, y que son la nueva clase, buscan la supervivencia económica de sus 2 ó 3 liberados al amparo de un sistema que no tiene nada que ver con Marx sino con una autarquía absolutamente opuesta a la necesidad de que la globalización del capitalismo condujese a internacionalizar la lucha de la clase trabajadora. Del mismo modo, quienes han pillado en los años de vacas gordas de un bolivarianismo que hoy reprime a sindicalistas en Venezuela (no me hagan tirar de datos) provienen del populismo más reformista  o del estalinismo que, por su propia naturaleza histórica, acaba en lo mismo. 

Comprendo la sensación de desnudez que puede conllevar para algunos renunciar a tener sus particulares paraisos en la tierra pero ni el marxismo fue nunca una construcción ideológivca para esconderse del mundo hostil capitalista (solo el mejor arma para transformarlo) ni deformó nunca la realidad. Otra cosa muy distinta es lo que algunos defienden.

Este camino solo conduce a la secta, de mayor o menor tamaño, y a desprestigiar la más noble aspiración de la humanidad. La sociedad comunista.

No hay salidas dentro del capitalismo para la clase trabajadora. Construir una sociedad comunista pasa por acercarse al socialismo desde la solidaridad real de cada día.